El guisante quería ser diferente, así que tomó prestadas partes del pavo real, el tigre y el elefante para copiarlos. Cuando regresó a casa, sus amigos y familia se rieron de él porque tenía una mezcla extraña de características. El guisante aprendió que era mejor aceptarse a sí mismo y creció para convertirse en una planta de guisantes feliz y colorida.