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El Residente
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Síndrome nefrótico
Sergio O Hernández-Ordóñez*
* Departamento de Nefrología y Metabolismo Mineral. Instituto
Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición «Salvador Zubirán».
Dirección para correspondencia:
Sergio O Hernández Ordóñez
Luis G. Inclán No. 94–2.
Toriello Guerra. Tlalpan D.F.
C.P. 14050. Tel. 01 (55) 56659409.
E-mail: soho@soho-md.com
Recibido: 25-09-08
Aceptado con modificaciones: 26-09-08
De entre los síndromes glomerulares, sin duda el
nefrótico es el de mayor frecuencia, no sólo en el
grupo de glomerulopatías primarias, sino también en
las patologías sistémicas; esto último debido a la pan-
demia de diabetes mellitus y la nefropatía diabética
en etapa avanzada.
El síndrome nefrótico primario incluye una am-
plia lista de etiologías con un rango de edad de pre-
RESUMEN. De los síndromes glomerulares, el nefrótico tiende a ser el más frecuente y en la población adulta la ne-
fropatía diabética es con mucho la principal causa. En la población no diabética, las glomerulopatías primarias como
enfermedad de cambios mínimos, nefropatía por IgA, glomerulopatía membranosa o glomeruloesclerosis focal o seg-
mentaria, son responsables, en la mayoría de los casos, de síndrome nefrótico y su frecuencia varía de acuerdo al grupo
etario. En la mayoría de los casos de síndrome nefrótico, el abordaje diagnóstico concluye con la realización de biopsia
renal. El tratamiento en parte es sintomático y va dirigido a contrarrestar no sólo el edema y la proteinuria sino tam-
bién las alteraciones metabólicas asociadas como la dislipidemia procurando, siempre que sea posible, corregir la causa
desencadenante mediante el tratamiento específico.
Palabras clave: Síndrome nefrótico, proteinuria, edema, dislipidemia.
ABSTRACT. The nephrotic syndrome is a frequent clinical condition and diabetic nephropathy the most common
cause. In non diabetic population primary glomerular diseases (minimal change disease, IgA nephropathy, membranous
glomerulopathy, focal segmental glomerulosclerosis, etc.) are responsible for the nephrotic syndrome and it’s frequen-
cy depends on the age at presentation. The diagnostic approach includes a renal biopsy which guides the specific thera-
py in almost all cases of primary glomerular diseases. Symptomatic treatment is focused on each component of the
nephrotic syndrome: edema, dyslipidemia, and proteinuria.
Key words: Nephrotic syndrome, proteinuria, edema, dyslipidemia.
sentación que va desde la niñez hasta la edad adulta.
Si bien ocasionalmente éste se autolimita, la gran
mayoría sigue un curso crónico con afección varia-
ble de la función renal. Igualmente presenta diferen-
tes grados de respuesta al tratamiento: desde una
sensibilidad «exquisita» (vg. enfermedad de cambios
mínimos) hasta la refractariedad que culmina en in-
suficiencia renal crónica terminal (algunos casos de
nefropatía membranosa y/o glomerulosclerosis fo-
cal y segmentaria, así como glomerulonefritis mem-
branoproliferativa).
Independientemente de si existe afección renal o
no, las alteraciones metabólicas asociadas a este sín-
drome condicionan morbilidad significativa (estado
procoagulante, susceptibilidad a infecciones, desnutri-
ción proteica y/o riesgo cardiovascular elevado). Es
importante señalar que no toda la proteinuria nefróti-
ca se acompaña del espectro clínico completo y por
lo tanto las morbilidades antes mencionadas no siem-
pre se manifiestan en conjunto, es decir, puede existir
Artemisa
medigraphic enlínea
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Hernández OSO.
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un estado de proteinuria nefrótica con albúmina séri-
ca normal y edema imperceptible.
Definición
El síndrome nefrótico es una entidad clínica definida
por cinco características:1,2
1. Proteinuria (> 3.5 g/24 h)
2. Hipoalbuminemia (< 3.5 g/dL)
3. Edema
4. Hipercolesterolemia
5. Lipiduria
La proteinuria mayor a 3.5 g/24 h es el principal
componente de este síndrome, sin embargo el térmi-
no proteinuria nefrótica no es sinónimo de síndrome
nefrótico ya que dependiendo de factores diversos
como el tiempo de evolución, estado nutricio, fun-
ción hepática, etc. la hipoalbuminemia y el edema
pueden estar ausentes.3,4
Inicialmente, la función renal
se encuentra conservada y con excepción de la enfer-
medad de cambios mínimos ésta tiende a deteriorar-
se a un ritmo variable que depende del grado de pro-
teinuria (mientras mayor ésta, el deterioro de la
función renal es más rápido), el tiempo de evolución
de la misma y la patología subyacente.1,3
En condiciones normales, la excreción urinaria de
proteínas es menor a 150–300 mg/24 h (< 30 mg/
24 h de albúmina, < 10 mg/24 h de proteínas de
bajo peso molecular que se filtran libremente y < 60
mg/24 h de proteínas tubulares [Tamm–Horsfall e
inmunoglobulinas]).2,3,5
Diversas situaciones No pato-
lógicas pueden ocasionar proteinuria «Fisiológica» que
se caracteriza por ser Transitoria y de poca Magnitud
(usualmente < 1 g/24 h) en Ausencia de hipertensión y/o
hematuria; tal es el caso de la proteinuria ortostática y la
funcional observada durante episodios de fiebre o ejer-
cicio intenso.2–6
Por lo tanto, la proteinuria persistente
mayor a 150–300 mg/24 h se considera patológica y
constituye el sello distintivo del daño glomerular.5,6
Patogenia
En la actualidad, se considera a la barrera de filtra-
ción glomerular como la membrana biológica más
compleja con una impermeabilidad casi total a la al-
búmina y demás proteínas de alto peso molecular
(> 40 kD).2,6
Tal permeabilidad selectiva para el ta-
maño, carga y configuración molecular es el resulta-
do de la interacción compleja entre las células epite-
liales viscerales (podocitos), los diafragmas en
hendidura de éstos, la membrana basal glomerular y
los glucosaminoglicanos en la superficie de las fenes-
tras propias del endotelio vascular del capilar glo-
merular.6
Así pues, el daño o disfunción de alguno de
estos componentes da como resultado proteinuria,
aun cuando el resto de la barrera de filtración se en-
cuentre íntegra. Esto explica el por qué diferentes
mecanismos de lesión glomerular en patologías muy
distintas se manifiestan como proteinuria: la microan-
giopatía diabética o la endoteliosis de la preeclampsia,
las podocitopatías que dañan específicamente a las
células epiteliales viscerales, defectos genéticos del
diafragma en hendidura como en el síndrome nefró-
tico congénito de la variedad finlandesa, y/o las pa-
tologías del colágeno que afectan la membrana basal
glomerular (Enfermedad de Alport).6
La proteinuria mayor a 3.5 g/24 h es el evento
desencadenante de las alteraciones descritas del sín-
drome nefrótico: edema, dislipidemia, estado de hi-
percoagulabilidad y mayor susceptibilidad a infeccio-
nes (Figura 1).
Edema
El edema en el síndrome nefrótico por lo menos tie-
ne dos mecanismos distintos. Uno atribuible a la hi-
poalbuminemia, que es más frecuente en niños y se
asocia a un estado de «depleción de volumen plasmá-
tico» y otro en adultos donde predomina la disfun-
ción tubular, pérdida de la natriuresis, retención de
sodio y «expansión del volumen plasmático». Ambos
casos se muestran en la figura 1. En el primer caso, la
hipoalbuminemia condiciona un descenso de la pre-
sión oncótica plasmática y la consecuente fuga de lí-
quido al intersticio, así como disminución del volu-
men circulante efectivo. Este «infrallenado» conduce
a la retención de sodio y agua mediados por la acti-
vación del sistema renina – angiotensina – aldostero-
na (SRAA) y la hormona antidiurética. En vista de la
baja presión oncótica del plasma sanguíneo, el agua
retenida vuelve a fugarse al intersticio manteniendo
así un estado constante de «depleción de volumen»,
92
Síndrome nefrótico.
Vol. 3 Número 3. Septiembre-Diciembre 2008 pp 90-96
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cerrando así el círculo vicioso.7
En el segundo mecanis-
mo o del «sobrellenado» existe un estado de resisten-
cia tubular al efecto de los péptidos natriuréticos,
lo que favorece la retención de sodio con la conse-
cuente expansión de volumen e inhibición SRAA.
Esta expansión de volumen en asociación con la baja
presión oncótica condiciona fuga de líquido al in-
tersticio y la formación de edema.7
Dislipidemia
En el síndrome nefrótico existe una depuración exce-
siva de diferentes proteínas plasmáticas como son las
lipoproteínas de alta densidad (HDL) y la Lecitin Co-
lesterol Aciltranferasa (LCAT), la cual se encuentra
involucrada en la síntesis de las primeras. Además,
debido al efecto de la baja presión oncótica del plas-
ma la síntesis hepática de lipoproteínas de baja densi-
dad (LDL) se encuentra incrementada,8
lo mismo
que la actividad de la 3–hidroxi, 3–metilglutaril Co A
reductasa (HMGCoAr), enzima limitante en la sínte-
sis de colesterol. Contrariamente, la actividad de la
lipoprotein lipasa (LPL) endotelial disminuye, por
lo que la tasa de degradación de VLDL y quilomi-
crones es mucho menor, favoreciéndose el cúmulo
de triglicéridos9
(Figura 1). En la actualidad existe evi-
dencia sobre el impacto negativo de la dislipidemia re-
sultante no sólo en el desarrollo de enfermedad cardio-
vascular sino también en la progresión de la enfermedad
renal crónica. Así pues, hay evidencia que relaciona de
manera independiente los niveles séricos de colesterol y
triglicéridos con el desarrollo y progresión de la enfer-
medad renal crónica.9,10
Estado de hipercoagulabilidad
Al igual que el resto de las proteínas plasmáticas
filtradas y eliminadas por vía renal, aquéllas invo-
lucradas en la cascada de la coagulación se ven tam-
bién afectadas (Figura 1). Conforme evoluciona el
síndrome nefrótico, se establece desequilibrio entre
los factores procoagulantes y anticoagulantes debido
a la filtración de antitrombina III y factor de von
Willebrand (entre otros), así como niveles elevados
de fibrinógeno (ya que éste, debido a su peso mole-
cular, no se filtra libremente). Además, existe una ma-
yor tendencia a la agregación plaquetaria que puede
verse agravada por la hemoconcentración secundaria
a la depleción de volumen (véase apartado de edema
y figura 1).11
En general se habla de que hasta el 10%
Deficiencia hormonal
Hormonas (Vit. D, tiroxina)
Metales (Zn, Cu, Fe)
Eritropoyetina
Factores IX, XI, XII
Inhibidor de kalicreína
Activador de plasminógeno
Antitrombina III
Estado
procoagulante
Proteínas
transportadoras
Proteinuria
IgG g
Complemento
(C1q, C2, C3, C8) Hipoalbuminemia Fibrinógeno
Agregación plaquetaria
Inmovilización
hemoconcentración
Susceptibilidad a infecciones
Presión oncótica
plasmática
Síntesis hepática
Catabolismo
Colesterol total
Apolipoproteína B
HMGCoA reductasa
Lipoproteín lipasa
Lipasa hepática
LCAT
C - LDL
Colesterol total
Triglicéridos
C - HDL
Dislipidemia
Riesgo cardiovascular
Progresión de daño renal
Edema
Retención de Na y H O
+ 2
VCE
VCE
SRAA
SRAA PNA
PNA ADH
ADH
Na+
Na+ H O
2
H O
2
Teoría infrallenado
Teoría suprallenado
Defecto tubular
Defecto tubular
VCE
VCE
Aldosterona
Aldosterona
-ADH
-ADH
PNA
PNA
Figura 1. Patogenia del
síndrome nefrótico. Las
complicaciones asociadas se
resaltan en negrita y se en-
marcan. En itálica se descri-
ben factores independientes
de la proteinuria. Los cua-
dros sombreados describen
las teorías acerca de la for-
mación de edema.
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Hernández OSO.
Vol. 3 Número 3. Septiembre-Diciembre 2008 pp 90-96
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de los adultos y el 2% de los niños presentan un epi-
sodio de trombosis durante el curso del síndrome
nefrótico, pudiendo ser tanto arterial como venosa, y
se presenta con mayor frecuencia en la glomerulopa-
tía membranosa (hasta en el 30% de los casos).1,3,12
Actualmente, el único marcador que habla de un ries-
go incrementado para desarrollar un evento trombó-
tico que justifique anticoagulación profiláctica es la al-
búmina sérica menor a 2 g/dL.11,12
Susceptibilidad a infecciones
La mayor susceptibilidad a infecciones tiene diversas
causas. La pérdida significativa de inmunoglobulinas
(principalmente IgG) y proteínas del complemento
(factores B y D) limitan la opsonización y capacidad
fagocítica, haciendo más frecuente los procesos infec-
ciosos por gérmenes encapsulados, como es el caso
de la peritonitis por neumococo, frecuente en la po-
blación infantil. Igualmente, la depleción de proteínas
transportadoras de oligoelementos como el Fe y Zn
condiciona disfunción linfocitaria. Las infecciones de
tejidos blandos por estreptococo beta hemolítico son
más frecuentes en adultos, principalmente en áreas
con demasiado edema.1,3
Etiología
De los síndromes glomerulares el nefrótico tiende a
ser el más frecuente y en la población adulta la nefro-
patía diabética es con mucho la principal causa de
éste.1,6
Diferentes glomerulopatías primarias son res-
ponsables en la mayoría de los casos de síndrome
nefrótico en población no diabética y su frecuencia
varía de acuerdo al grupo etario. Así pues, la glo-
merulopatía membranosa tiende a ser más frecuente
a partir de los 60 años y es rara en la población infan-
til;13
por el contrario, es en este grupo etario donde la
enfermedad de cambios mínimos se presenta con
mayor frecuencia.1,3,14
En los últimos 20 años se ha
observado un aumento en el número de casos de
glomeruloesclerosis focal y segmentaria, superando
incluso en frecuencia a la glomerulopatía membrano-
sa, la cual ha seguido un comportamiento contra-
rio.13–17
Las causas más frecuentes de síndrome ne-
frótico primario y secundario en adultos, junto con
otras menos frecuentes, se enlistan en el cuadro I.
Cuadro clínico
La manifestación principal la constituye el edema. Ini-
cialmente, éste se presenta sólo en zonas declive
como en las extremidades inferiores y se extiende de
manera ascendente hasta el área genital, la pared ab-
dominal e incluso periorbitario. En casos de edema
significativo se pueden observar vesículas y flictenas
por cúmulo de líquido intradérmico. De igual forma,
el desarrollo de ascitis produce sensación de disten-
sión abdominal y saciedad temprana y en situaciones
extremas disnea. Igualmente, puede haber derrame
pleural y en casos graves edema de pulmón. Con hi-
poalbuminemia profunda hay compromiso del creci-
miento de las uñas, lo cual se manifiesta como discre-
tas bandas horizontales de color blanco que van de
un extremo a otro de la uña (signo de Muehrcke). La
dislipidemia grave del síndrome nefrótico favorece el
depósito de lípidos en el área periorbitaria, lo que se
denomina xantelasma.
Diagnóstico
La evaluación inicial del paciente con síndrome nefró-
tico incluye diferentes estudios de laboratorio cuya fi-
nalidad es establecer una causa primaria o secundaria
(enfermedad sistémica, fármacos, drogas, etc.).
Como se ha mencionado ya, la proteinuria es la ma-
nifestación cardinal del síndrome nefrótico y, por
tanto, el primer dato a investigar ante la sospecha
diagnóstica. La recolección de orina de 24 horas
constituye el estándar de oro para la evaluación cuan-
titativa de proteinuria;18–20
desafortunadamente, con
frecuencia la recolección de orina representa una mo-
lestia para el paciente y/o su cuidador y, al no ser
raro encontrar especímenes mal recolectados, el mé-
dico tratante debe determinar si la muestra es adecua-
da o no mediante el contenido de creatinina de la
muestra§
. Es por esto que la determinación de pro-
§
Un método rápido para evaluar si la recolección de orina ha
sido la adecuada consiste en calcular el cociente de la creatini-
na medida en orina de 24 h entre el resultado de la siguiente
ecuación ((140 – edad) x peso (kg) x 0.2) x 0.85 si se trata de
género femenino). Un valor < 0.75 y > 1.25 sugiere una re-
colección inadecuada, por lo que su empleo para determinar
proteinuria y depuración de creatinina no es recomendable.20
94
Síndrome nefrótico.
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teinuria y creatinuria en una muestra aislada o índice
proteinuria/creatinuria constituye un marcador útil
(pero no sustituto) para cuantificar la proteinuria con
una confiabilidad cercana a la recolección de 24 ho-
ras.19,20
El análisis microscópico del sedimento urina-
rio de un paciente con síndrome nefrótico puro se
caracteriza por la presencia de cuerpos «ovales» o go-
tas de grasa propios de la lipiduria. La intensidad de
la hipoalbuminemia varía en función de la capacidad
sintética del hígado y su estado nutricio, de tal forma
que no es raro encontrar pacientes con albúmina séri-
ca normal o ligeramente baja en etapas tempranas.4
A
medida que la magnitud de proteinuria incrementa, la
dislipidemia tiende a empeorar. El perfil lipídico re-
sultante se caracteriza por un incremento de coleste-
rol total, principalmente a expensas de LDL, hipertri-
gliceridemia con aumento de IDL y VLDL, y niveles
reducidos de HDL.
Dependiendo de la presentación clínica y antece-
dentes médicos, otros estudios complementarios de-
berán ser solicitados, como la determinación de anti-
cuerpos antinucleares, ANCA’s, medición de niveles
de complemento, serología para hepatitis viral y VIH,
electroforesis de proteínas, etc.
La biopsia renal se reserva para pacientes con síndrome
nefrótico de causa no precisada y de reciente inicio. En la
gran mayoría de los casos, esto es suficiente para distinguir
entre una glomerulopatía primaria o secundaria y definir el
tratamiento adecuado. Igualmente, de acuerdo a los hallaz-
gos histopatológicos, es posible establecer el pronóstico de
lafunciónrenal.
Los especímenes obtenidos son procesados para su
análisis por microscopia de luz e inmunofluorescencia
y, dependiendo de la sospecha diagnóstica, mi-
croscopia electrónica.21
Tratamiento sintomático
Como se ha mencionado ya, en la patogenia de
la producción del edema no sólo se encuentra la
Cuadro I. Causas de síndrome nefrótico en adultos.
Causas frecuentes de síndrome nefrótico en adultos
Glomerulopatías primarias Enfermedad de cambios mínimos
Glomeruloesclerosis focal y segmentaria
Glomerulopatía membranosa
Glomerulonefritis membranoproliferativa
Glomerulopatías secundarias Diabetes mellitus, amiloidosis
Crioglobulinemia (infección crónica por hepatitis
viral B y C)
Otras causas de síndrome nefrótico en adultos
Fármacos AINE’s, sales de oro, mercurio, litio, bismuto, plata,
penicilamina, probenecid, captopril, pamidronato,
rifampicina, heroína
Enfermedades autoinmunes Lupus eritematoso sistémico, enfermedad mixta del
tejido conectivo, dermatomiositis, artritis reumatoidea,
síndrome de Sjögren, Púrpura de Henoch – Schönlein,
vasculitis sistémicas
Patología obstétrica Preeclampsia o asociada al embarazo
Infecciones VIH, glomerulonefritis postestreptocócica
Sx. hereditarios Síndrome de Alpont, enfermedad de Fabry, GS F y
S familiar, anemia de células falciformes, síndrome
nefrótico congénito
Otras patologías CUCI, sarcoidosis, amiloidosis, reflujo vesicoureteral,
necrosis papilar, obesidad mórbida, nefropatía
crónica del injerto renal
* AINE’s: antiinflamatorios no esteroideos, VIH: virus de la inmunodeficiencia humana, GS F y S: glomeruloesclerosis focal y seg-
mentaria, CUCI: colitis ulcerativa crónica inespecífica.
95
Hernández OSO.
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ESTE DOCUMENTO ES ELABORADO POR MEDIGRA-
PHIC
hipoalbuminemia sino también la retención de so-
dio y agua; por lo tanto, la restricción dietética de
sal es un punto fundamental (menos de 3 g de
NaCl en 24 h).4
Para edema de grado leve, el em-
pleo de diuréticos «leves» como las tiazidas es
más que suficiente y en casos de edema modera-
do – grave (ascitis, anasarca) los diuréticos de asa
(furosemida o bumetanida), cada 12–8 horas, son
considerados como de primera elección. Para ca-
sos refractarios se puede lograr una inhibición
completa de la reabsorción tubular distal de so-
dio mediante la combinación de tiazida y diuréti-
co de asa. Una vez iniciado el tratamiento, es im-
portante evaluar los niveles de electrólitos séricos
y evitar la depleción abrupta de volumen que
condicione daño renal agudo, en cuyo caso la
suspensión del diurético y reposición de volumen
generalmente es suficiente.4
Debido al incremento en el riesgo cardiovascu-
lar, la dislipidemia siempre deberá ser tratada de
acuerdo a los lineamientos ya conocidos, incluyen-
do modificación de la dieta y tratamiento farma-
cológico con estatinas, fibratos y/o resinas (coles-
tiramina o colestipol).22
Actualmente NO se recomienda la anticoagula-
ción profiláctica de rutina en el síndrome nefróti-
co; en su lugar, una evaluación «individualizada»
principalmente en casos de hipoalbuminemia gra-
ve (< 2.0-2.5 g/dL), con pacientes que presentan
diagnóstico de glomerulopatía membranosa o
cuentan con factores de riesgo (vg. inmovilidad),
siempre y cuando no exista contraindicación
para la administración de anticoagulantes ora-
les. El tratamiento deberá continuarse hasta lo-
grar la remisión del síndrome nefrótico.12
Como se ha mencionado ya, el grado de protei-
nuria correlaciona de manera directa con el ritmo de
progresión de daño renal,23
por lo que una de las
principales metas del tratamiento consiste en la reduc-
ción «sintomática» de ésta, la cual comienza con la
restricción dietética de proteínas a razón de 1–0.6 g/
kg/d dependiendo de la función renal.24
En la actua-
lidad, existen diferentes ensayos clínicos que respal-
dan el tratamiento farmacológico con inhibidores de
la enzima convertidora de angiotensina (IECA’s) y/o
antagonistas de los receptores de angiotensina II
(ARA’s). Esto ha dado origen al concepto de «blo-
queo dual» del SRAA ya que la combinación de am-
bos grupos de fármacos produce mejores resultados
que la monoterapia.23
Sin embargo, se recomienda su
empleo con precaución e incluso su suspensión en
caso de que el potasio sérico se encuentre mayor a
5.3–5.5 mEq/L, principalmente por el riesgo de de-
sarrollar o agravar la hiperkalemia. Igualmente se re-
comienda su suspensión en caso de que se presente
una elevación de la creatinina sérica mayor al 30%, ya
que ambos grupos de fármacos disminuyen la resis-
tencia de la arteriola eferente, la presión hidrostática y
tasa de filtración glomerular. En todo caso, estas alte-
raciones tienden a ser transitorias y desaparecen una
vez suspendido el fármaco en cuestión.23,25
La respuesta terapéutica (reducción de la protei-
nuria) se observa en promedio a los 2 meses de ini-
ciado el tratamiento, aunque puede retrasarse hasta
los 6–8 meses.25
Tratamiento específico
Como ha quedado en claro, existen diversas causas
de síndrome nefrótico que requieren tratamientos
diferentes. En el caso de las glomerulopatías pri-
marias, por ejemplo, se requiere del empleo de
una combinación de esteroides (prednisona o me-
tilprednisolona) e inmunosupresores (azatioprina,
mofetil micofenolato, inhibidores de calcineurina,
etc.) por periodos largos; la infección crónica por
virus de la hepatitis «C», el tratamiento indicado
de la administración de interferón alfa y ribavirina.
Igualmente, cuando la causa es la exposición a fárma-
cos (sales de oro, probenecid, pamidronato, etc.) par-
te del tratamiento consiste en su retiro.
En todo caso, el abordaje del síndrome ne-
frótico de reciente inicio requiere de la interven-
ción pronta de un equipo médico especializado
(medicina interna, nefrología, nutrición) para un
diagnóstico temprano y tratamiento oportuno
que evite el desarrollo de complicaciones cróni-
cas y de enfermedad renal crónica.
96
Síndrome nefrótico.
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  • 1. Vol. III Número 3-2008: 90-96 El Residente www.medigraphic.com Síndrome nefrótico Sergio O Hernández-Ordóñez* * Departamento de Nefrología y Metabolismo Mineral. Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición «Salvador Zubirán». Dirección para correspondencia: Sergio O Hernández Ordóñez Luis G. Inclán No. 94–2. Toriello Guerra. Tlalpan D.F. C.P. 14050. Tel. 01 (55) 56659409. E-mail: soho@soho-md.com Recibido: 25-09-08 Aceptado con modificaciones: 26-09-08 De entre los síndromes glomerulares, sin duda el nefrótico es el de mayor frecuencia, no sólo en el grupo de glomerulopatías primarias, sino también en las patologías sistémicas; esto último debido a la pan- demia de diabetes mellitus y la nefropatía diabética en etapa avanzada. El síndrome nefrótico primario incluye una am- plia lista de etiologías con un rango de edad de pre- RESUMEN. De los síndromes glomerulares, el nefrótico tiende a ser el más frecuente y en la población adulta la ne- fropatía diabética es con mucho la principal causa. En la población no diabética, las glomerulopatías primarias como enfermedad de cambios mínimos, nefropatía por IgA, glomerulopatía membranosa o glomeruloesclerosis focal o seg- mentaria, son responsables, en la mayoría de los casos, de síndrome nefrótico y su frecuencia varía de acuerdo al grupo etario. En la mayoría de los casos de síndrome nefrótico, el abordaje diagnóstico concluye con la realización de biopsia renal. El tratamiento en parte es sintomático y va dirigido a contrarrestar no sólo el edema y la proteinuria sino tam- bién las alteraciones metabólicas asociadas como la dislipidemia procurando, siempre que sea posible, corregir la causa desencadenante mediante el tratamiento específico. Palabras clave: Síndrome nefrótico, proteinuria, edema, dislipidemia. ABSTRACT. The nephrotic syndrome is a frequent clinical condition and diabetic nephropathy the most common cause. In non diabetic population primary glomerular diseases (minimal change disease, IgA nephropathy, membranous glomerulopathy, focal segmental glomerulosclerosis, etc.) are responsible for the nephrotic syndrome and it’s frequen- cy depends on the age at presentation. The diagnostic approach includes a renal biopsy which guides the specific thera- py in almost all cases of primary glomerular diseases. Symptomatic treatment is focused on each component of the nephrotic syndrome: edema, dyslipidemia, and proteinuria. Key words: Nephrotic syndrome, proteinuria, edema, dyslipidemia. sentación que va desde la niñez hasta la edad adulta. Si bien ocasionalmente éste se autolimita, la gran mayoría sigue un curso crónico con afección varia- ble de la función renal. Igualmente presenta diferen- tes grados de respuesta al tratamiento: desde una sensibilidad «exquisita» (vg. enfermedad de cambios mínimos) hasta la refractariedad que culmina en in- suficiencia renal crónica terminal (algunos casos de nefropatía membranosa y/o glomerulosclerosis fo- cal y segmentaria, así como glomerulonefritis mem- branoproliferativa). Independientemente de si existe afección renal o no, las alteraciones metabólicas asociadas a este sín- drome condicionan morbilidad significativa (estado procoagulante, susceptibilidad a infecciones, desnutri- ción proteica y/o riesgo cardiovascular elevado). Es importante señalar que no toda la proteinuria nefróti- ca se acompaña del espectro clínico completo y por lo tanto las morbilidades antes mencionadas no siem- pre se manifiestan en conjunto, es decir, puede existir Artemisa medigraphic enlínea
  • 2. 91 Hernández OSO. Vol. 3 Número 3. Septiembre-Diciembre 2008 pp 90-96 www.medigraphic.com un estado de proteinuria nefrótica con albúmina séri- ca normal y edema imperceptible. Definición El síndrome nefrótico es una entidad clínica definida por cinco características:1,2 1. Proteinuria (> 3.5 g/24 h) 2. Hipoalbuminemia (< 3.5 g/dL) 3. Edema 4. Hipercolesterolemia 5. Lipiduria La proteinuria mayor a 3.5 g/24 h es el principal componente de este síndrome, sin embargo el térmi- no proteinuria nefrótica no es sinónimo de síndrome nefrótico ya que dependiendo de factores diversos como el tiempo de evolución, estado nutricio, fun- ción hepática, etc. la hipoalbuminemia y el edema pueden estar ausentes.3,4 Inicialmente, la función renal se encuentra conservada y con excepción de la enfer- medad de cambios mínimos ésta tiende a deteriorar- se a un ritmo variable que depende del grado de pro- teinuria (mientras mayor ésta, el deterioro de la función renal es más rápido), el tiempo de evolución de la misma y la patología subyacente.1,3 En condiciones normales, la excreción urinaria de proteínas es menor a 150–300 mg/24 h (< 30 mg/ 24 h de albúmina, < 10 mg/24 h de proteínas de bajo peso molecular que se filtran libremente y < 60 mg/24 h de proteínas tubulares [Tamm–Horsfall e inmunoglobulinas]).2,3,5 Diversas situaciones No pato- lógicas pueden ocasionar proteinuria «Fisiológica» que se caracteriza por ser Transitoria y de poca Magnitud (usualmente < 1 g/24 h) en Ausencia de hipertensión y/o hematuria; tal es el caso de la proteinuria ortostática y la funcional observada durante episodios de fiebre o ejer- cicio intenso.2–6 Por lo tanto, la proteinuria persistente mayor a 150–300 mg/24 h se considera patológica y constituye el sello distintivo del daño glomerular.5,6 Patogenia En la actualidad, se considera a la barrera de filtra- ción glomerular como la membrana biológica más compleja con una impermeabilidad casi total a la al- búmina y demás proteínas de alto peso molecular (> 40 kD).2,6 Tal permeabilidad selectiva para el ta- maño, carga y configuración molecular es el resulta- do de la interacción compleja entre las células epite- liales viscerales (podocitos), los diafragmas en hendidura de éstos, la membrana basal glomerular y los glucosaminoglicanos en la superficie de las fenes- tras propias del endotelio vascular del capilar glo- merular.6 Así pues, el daño o disfunción de alguno de estos componentes da como resultado proteinuria, aun cuando el resto de la barrera de filtración se en- cuentre íntegra. Esto explica el por qué diferentes mecanismos de lesión glomerular en patologías muy distintas se manifiestan como proteinuria: la microan- giopatía diabética o la endoteliosis de la preeclampsia, las podocitopatías que dañan específicamente a las células epiteliales viscerales, defectos genéticos del diafragma en hendidura como en el síndrome nefró- tico congénito de la variedad finlandesa, y/o las pa- tologías del colágeno que afectan la membrana basal glomerular (Enfermedad de Alport).6 La proteinuria mayor a 3.5 g/24 h es el evento desencadenante de las alteraciones descritas del sín- drome nefrótico: edema, dislipidemia, estado de hi- percoagulabilidad y mayor susceptibilidad a infeccio- nes (Figura 1). Edema El edema en el síndrome nefrótico por lo menos tie- ne dos mecanismos distintos. Uno atribuible a la hi- poalbuminemia, que es más frecuente en niños y se asocia a un estado de «depleción de volumen plasmá- tico» y otro en adultos donde predomina la disfun- ción tubular, pérdida de la natriuresis, retención de sodio y «expansión del volumen plasmático». Ambos casos se muestran en la figura 1. En el primer caso, la hipoalbuminemia condiciona un descenso de la pre- sión oncótica plasmática y la consecuente fuga de lí- quido al intersticio, así como disminución del volu- men circulante efectivo. Este «infrallenado» conduce a la retención de sodio y agua mediados por la acti- vación del sistema renina – angiotensina – aldostero- na (SRAA) y la hormona antidiurética. En vista de la baja presión oncótica del plasma sanguíneo, el agua retenida vuelve a fugarse al intersticio manteniendo así un estado constante de «depleción de volumen»,
  • 3. 92 Síndrome nefrótico. Vol. 3 Número 3. Septiembre-Diciembre 2008 pp 90-96 www.medigraphic.com cerrando así el círculo vicioso.7 En el segundo mecanis- mo o del «sobrellenado» existe un estado de resisten- cia tubular al efecto de los péptidos natriuréticos, lo que favorece la retención de sodio con la conse- cuente expansión de volumen e inhibición SRAA. Esta expansión de volumen en asociación con la baja presión oncótica condiciona fuga de líquido al in- tersticio y la formación de edema.7 Dislipidemia En el síndrome nefrótico existe una depuración exce- siva de diferentes proteínas plasmáticas como son las lipoproteínas de alta densidad (HDL) y la Lecitin Co- lesterol Aciltranferasa (LCAT), la cual se encuentra involucrada en la síntesis de las primeras. Además, debido al efecto de la baja presión oncótica del plas- ma la síntesis hepática de lipoproteínas de baja densi- dad (LDL) se encuentra incrementada,8 lo mismo que la actividad de la 3–hidroxi, 3–metilglutaril Co A reductasa (HMGCoAr), enzima limitante en la sínte- sis de colesterol. Contrariamente, la actividad de la lipoprotein lipasa (LPL) endotelial disminuye, por lo que la tasa de degradación de VLDL y quilomi- crones es mucho menor, favoreciéndose el cúmulo de triglicéridos9 (Figura 1). En la actualidad existe evi- dencia sobre el impacto negativo de la dislipidemia re- sultante no sólo en el desarrollo de enfermedad cardio- vascular sino también en la progresión de la enfermedad renal crónica. Así pues, hay evidencia que relaciona de manera independiente los niveles séricos de colesterol y triglicéridos con el desarrollo y progresión de la enfer- medad renal crónica.9,10 Estado de hipercoagulabilidad Al igual que el resto de las proteínas plasmáticas filtradas y eliminadas por vía renal, aquéllas invo- lucradas en la cascada de la coagulación se ven tam- bién afectadas (Figura 1). Conforme evoluciona el síndrome nefrótico, se establece desequilibrio entre los factores procoagulantes y anticoagulantes debido a la filtración de antitrombina III y factor de von Willebrand (entre otros), así como niveles elevados de fibrinógeno (ya que éste, debido a su peso mole- cular, no se filtra libremente). Además, existe una ma- yor tendencia a la agregación plaquetaria que puede verse agravada por la hemoconcentración secundaria a la depleción de volumen (véase apartado de edema y figura 1).11 En general se habla de que hasta el 10% Deficiencia hormonal Hormonas (Vit. D, tiroxina) Metales (Zn, Cu, Fe) Eritropoyetina Factores IX, XI, XII Inhibidor de kalicreína Activador de plasminógeno Antitrombina III Estado procoagulante Proteínas transportadoras Proteinuria IgG g Complemento (C1q, C2, C3, C8) Hipoalbuminemia Fibrinógeno Agregación plaquetaria Inmovilización hemoconcentración Susceptibilidad a infecciones Presión oncótica plasmática Síntesis hepática Catabolismo Colesterol total Apolipoproteína B HMGCoA reductasa Lipoproteín lipasa Lipasa hepática LCAT C - LDL Colesterol total Triglicéridos C - HDL Dislipidemia Riesgo cardiovascular Progresión de daño renal Edema Retención de Na y H O + 2 VCE VCE SRAA SRAA PNA PNA ADH ADH Na+ Na+ H O 2 H O 2 Teoría infrallenado Teoría suprallenado Defecto tubular Defecto tubular VCE VCE Aldosterona Aldosterona -ADH -ADH PNA PNA Figura 1. Patogenia del síndrome nefrótico. Las complicaciones asociadas se resaltan en negrita y se en- marcan. En itálica se descri- ben factores independientes de la proteinuria. Los cua- dros sombreados describen las teorías acerca de la for- mación de edema.
  • 4. 93 Hernández OSO. Vol. 3 Número 3. Septiembre-Diciembre 2008 pp 90-96 www.medigraphic.com de los adultos y el 2% de los niños presentan un epi- sodio de trombosis durante el curso del síndrome nefrótico, pudiendo ser tanto arterial como venosa, y se presenta con mayor frecuencia en la glomerulopa- tía membranosa (hasta en el 30% de los casos).1,3,12 Actualmente, el único marcador que habla de un ries- go incrementado para desarrollar un evento trombó- tico que justifique anticoagulación profiláctica es la al- búmina sérica menor a 2 g/dL.11,12 Susceptibilidad a infecciones La mayor susceptibilidad a infecciones tiene diversas causas. La pérdida significativa de inmunoglobulinas (principalmente IgG) y proteínas del complemento (factores B y D) limitan la opsonización y capacidad fagocítica, haciendo más frecuente los procesos infec- ciosos por gérmenes encapsulados, como es el caso de la peritonitis por neumococo, frecuente en la po- blación infantil. Igualmente, la depleción de proteínas transportadoras de oligoelementos como el Fe y Zn condiciona disfunción linfocitaria. Las infecciones de tejidos blandos por estreptococo beta hemolítico son más frecuentes en adultos, principalmente en áreas con demasiado edema.1,3 Etiología De los síndromes glomerulares el nefrótico tiende a ser el más frecuente y en la población adulta la nefro- patía diabética es con mucho la principal causa de éste.1,6 Diferentes glomerulopatías primarias son res- ponsables en la mayoría de los casos de síndrome nefrótico en población no diabética y su frecuencia varía de acuerdo al grupo etario. Así pues, la glo- merulopatía membranosa tiende a ser más frecuente a partir de los 60 años y es rara en la población infan- til;13 por el contrario, es en este grupo etario donde la enfermedad de cambios mínimos se presenta con mayor frecuencia.1,3,14 En los últimos 20 años se ha observado un aumento en el número de casos de glomeruloesclerosis focal y segmentaria, superando incluso en frecuencia a la glomerulopatía membrano- sa, la cual ha seguido un comportamiento contra- rio.13–17 Las causas más frecuentes de síndrome ne- frótico primario y secundario en adultos, junto con otras menos frecuentes, se enlistan en el cuadro I. Cuadro clínico La manifestación principal la constituye el edema. Ini- cialmente, éste se presenta sólo en zonas declive como en las extremidades inferiores y se extiende de manera ascendente hasta el área genital, la pared ab- dominal e incluso periorbitario. En casos de edema significativo se pueden observar vesículas y flictenas por cúmulo de líquido intradérmico. De igual forma, el desarrollo de ascitis produce sensación de disten- sión abdominal y saciedad temprana y en situaciones extremas disnea. Igualmente, puede haber derrame pleural y en casos graves edema de pulmón. Con hi- poalbuminemia profunda hay compromiso del creci- miento de las uñas, lo cual se manifiesta como discre- tas bandas horizontales de color blanco que van de un extremo a otro de la uña (signo de Muehrcke). La dislipidemia grave del síndrome nefrótico favorece el depósito de lípidos en el área periorbitaria, lo que se denomina xantelasma. Diagnóstico La evaluación inicial del paciente con síndrome nefró- tico incluye diferentes estudios de laboratorio cuya fi- nalidad es establecer una causa primaria o secundaria (enfermedad sistémica, fármacos, drogas, etc.). Como se ha mencionado ya, la proteinuria es la ma- nifestación cardinal del síndrome nefrótico y, por tanto, el primer dato a investigar ante la sospecha diagnóstica. La recolección de orina de 24 horas constituye el estándar de oro para la evaluación cuan- titativa de proteinuria;18–20 desafortunadamente, con frecuencia la recolección de orina representa una mo- lestia para el paciente y/o su cuidador y, al no ser raro encontrar especímenes mal recolectados, el mé- dico tratante debe determinar si la muestra es adecua- da o no mediante el contenido de creatinina de la muestra§ . Es por esto que la determinación de pro- § Un método rápido para evaluar si la recolección de orina ha sido la adecuada consiste en calcular el cociente de la creatini- na medida en orina de 24 h entre el resultado de la siguiente ecuación ((140 – edad) x peso (kg) x 0.2) x 0.85 si se trata de género femenino). Un valor < 0.75 y > 1.25 sugiere una re- colección inadecuada, por lo que su empleo para determinar proteinuria y depuración de creatinina no es recomendable.20
  • 5. 94 Síndrome nefrótico. Vol. 3 Número 3. Septiembre-Diciembre 2008 pp 90-96 www.medigraphic.com teinuria y creatinuria en una muestra aislada o índice proteinuria/creatinuria constituye un marcador útil (pero no sustituto) para cuantificar la proteinuria con una confiabilidad cercana a la recolección de 24 ho- ras.19,20 El análisis microscópico del sedimento urina- rio de un paciente con síndrome nefrótico puro se caracteriza por la presencia de cuerpos «ovales» o go- tas de grasa propios de la lipiduria. La intensidad de la hipoalbuminemia varía en función de la capacidad sintética del hígado y su estado nutricio, de tal forma que no es raro encontrar pacientes con albúmina séri- ca normal o ligeramente baja en etapas tempranas.4 A medida que la magnitud de proteinuria incrementa, la dislipidemia tiende a empeorar. El perfil lipídico re- sultante se caracteriza por un incremento de coleste- rol total, principalmente a expensas de LDL, hipertri- gliceridemia con aumento de IDL y VLDL, y niveles reducidos de HDL. Dependiendo de la presentación clínica y antece- dentes médicos, otros estudios complementarios de- berán ser solicitados, como la determinación de anti- cuerpos antinucleares, ANCA’s, medición de niveles de complemento, serología para hepatitis viral y VIH, electroforesis de proteínas, etc. La biopsia renal se reserva para pacientes con síndrome nefrótico de causa no precisada y de reciente inicio. En la gran mayoría de los casos, esto es suficiente para distinguir entre una glomerulopatía primaria o secundaria y definir el tratamiento adecuado. Igualmente, de acuerdo a los hallaz- gos histopatológicos, es posible establecer el pronóstico de lafunciónrenal. Los especímenes obtenidos son procesados para su análisis por microscopia de luz e inmunofluorescencia y, dependiendo de la sospecha diagnóstica, mi- croscopia electrónica.21 Tratamiento sintomático Como se ha mencionado ya, en la patogenia de la producción del edema no sólo se encuentra la Cuadro I. Causas de síndrome nefrótico en adultos. Causas frecuentes de síndrome nefrótico en adultos Glomerulopatías primarias Enfermedad de cambios mínimos Glomeruloesclerosis focal y segmentaria Glomerulopatía membranosa Glomerulonefritis membranoproliferativa Glomerulopatías secundarias Diabetes mellitus, amiloidosis Crioglobulinemia (infección crónica por hepatitis viral B y C) Otras causas de síndrome nefrótico en adultos Fármacos AINE’s, sales de oro, mercurio, litio, bismuto, plata, penicilamina, probenecid, captopril, pamidronato, rifampicina, heroína Enfermedades autoinmunes Lupus eritematoso sistémico, enfermedad mixta del tejido conectivo, dermatomiositis, artritis reumatoidea, síndrome de Sjögren, Púrpura de Henoch – Schönlein, vasculitis sistémicas Patología obstétrica Preeclampsia o asociada al embarazo Infecciones VIH, glomerulonefritis postestreptocócica Sx. hereditarios Síndrome de Alpont, enfermedad de Fabry, GS F y S familiar, anemia de células falciformes, síndrome nefrótico congénito Otras patologías CUCI, sarcoidosis, amiloidosis, reflujo vesicoureteral, necrosis papilar, obesidad mórbida, nefropatía crónica del injerto renal * AINE’s: antiinflamatorios no esteroideos, VIH: virus de la inmunodeficiencia humana, GS F y S: glomeruloesclerosis focal y seg- mentaria, CUCI: colitis ulcerativa crónica inespecífica.
  • 6. 95 Hernández OSO. Vol. 3 Número 3. Septiembre-Diciembre 2008 pp 90-96 www.medigraphic.com ESTE DOCUMENTO ES ELABORADO POR MEDIGRA- PHIC hipoalbuminemia sino también la retención de so- dio y agua; por lo tanto, la restricción dietética de sal es un punto fundamental (menos de 3 g de NaCl en 24 h).4 Para edema de grado leve, el em- pleo de diuréticos «leves» como las tiazidas es más que suficiente y en casos de edema modera- do – grave (ascitis, anasarca) los diuréticos de asa (furosemida o bumetanida), cada 12–8 horas, son considerados como de primera elección. Para ca- sos refractarios se puede lograr una inhibición completa de la reabsorción tubular distal de so- dio mediante la combinación de tiazida y diuréti- co de asa. Una vez iniciado el tratamiento, es im- portante evaluar los niveles de electrólitos séricos y evitar la depleción abrupta de volumen que condicione daño renal agudo, en cuyo caso la suspensión del diurético y reposición de volumen generalmente es suficiente.4 Debido al incremento en el riesgo cardiovascu- lar, la dislipidemia siempre deberá ser tratada de acuerdo a los lineamientos ya conocidos, incluyen- do modificación de la dieta y tratamiento farma- cológico con estatinas, fibratos y/o resinas (coles- tiramina o colestipol).22 Actualmente NO se recomienda la anticoagula- ción profiláctica de rutina en el síndrome nefróti- co; en su lugar, una evaluación «individualizada» principalmente en casos de hipoalbuminemia gra- ve (< 2.0-2.5 g/dL), con pacientes que presentan diagnóstico de glomerulopatía membranosa o cuentan con factores de riesgo (vg. inmovilidad), siempre y cuando no exista contraindicación para la administración de anticoagulantes ora- les. El tratamiento deberá continuarse hasta lo- grar la remisión del síndrome nefrótico.12 Como se ha mencionado ya, el grado de protei- nuria correlaciona de manera directa con el ritmo de progresión de daño renal,23 por lo que una de las principales metas del tratamiento consiste en la reduc- ción «sintomática» de ésta, la cual comienza con la restricción dietética de proteínas a razón de 1–0.6 g/ kg/d dependiendo de la función renal.24 En la actua- lidad, existen diferentes ensayos clínicos que respal- dan el tratamiento farmacológico con inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (IECA’s) y/o antagonistas de los receptores de angiotensina II (ARA’s). Esto ha dado origen al concepto de «blo- queo dual» del SRAA ya que la combinación de am- bos grupos de fármacos produce mejores resultados que la monoterapia.23 Sin embargo, se recomienda su empleo con precaución e incluso su suspensión en caso de que el potasio sérico se encuentre mayor a 5.3–5.5 mEq/L, principalmente por el riesgo de de- sarrollar o agravar la hiperkalemia. Igualmente se re- comienda su suspensión en caso de que se presente una elevación de la creatinina sérica mayor al 30%, ya que ambos grupos de fármacos disminuyen la resis- tencia de la arteriola eferente, la presión hidrostática y tasa de filtración glomerular. En todo caso, estas alte- raciones tienden a ser transitorias y desaparecen una vez suspendido el fármaco en cuestión.23,25 La respuesta terapéutica (reducción de la protei- nuria) se observa en promedio a los 2 meses de ini- ciado el tratamiento, aunque puede retrasarse hasta los 6–8 meses.25 Tratamiento específico Como ha quedado en claro, existen diversas causas de síndrome nefrótico que requieren tratamientos diferentes. En el caso de las glomerulopatías pri- marias, por ejemplo, se requiere del empleo de una combinación de esteroides (prednisona o me- tilprednisolona) e inmunosupresores (azatioprina, mofetil micofenolato, inhibidores de calcineurina, etc.) por periodos largos; la infección crónica por virus de la hepatitis «C», el tratamiento indicado de la administración de interferón alfa y ribavirina. Igualmente, cuando la causa es la exposición a fárma- cos (sales de oro, probenecid, pamidronato, etc.) par- te del tratamiento consiste en su retiro. En todo caso, el abordaje del síndrome ne- frótico de reciente inicio requiere de la interven- ción pronta de un equipo médico especializado (medicina interna, nefrología, nutrición) para un diagnóstico temprano y tratamiento oportuno que evite el desarrollo de complicaciones cróni- cas y de enfermedad renal crónica.
  • 7. 96 Síndrome nefrótico. Vol. 3 Número 3. Septiembre-Diciembre 2008 pp 90-96 www.medigraphic.com 1. Orth SR, Ritz E. The nephrotic syndrome. N Engl J Med 1998; 338(17): 1202-1211. 2. Waller KV, Ward KM, Mahan JD, Wismatt DK. Current concepts in proteinuria. Clin Chem 1989; 35(5): 755-765. 3. Feehally J, Floege J, Johnson R. Comprehensive Clinical Nephrology. Philadelphia, Mosby Elsevier. 2007. 4. Kaysen GA, Gambertoglio J, Felts J, Hutchison FN. Albu- min synthesis, albuminuria and hyperlipemia in nephrotic patients. Kidney Int 1987; 31(6): 1368-1376. 5. Venkat KK. Proteinuria and microalbuminuria in adults: significance, evaluation, and treatment. South Med J 2004; 97(10): 969-979. 6. Haraldsson B, Nyström J, Deen WM. Properties of the glo- merular barrier and mechanisms of proteinuria. Physiol Rev 2008; 88(2): 451-487. 7. Rose BD, Post TW. Clinical physiology of acid–base and electrolyte disorders. New York. McGraw–Hill. 2001. 8. Yamauchi A, Fukuhara Y, Yamamoto S, Yano F, Take- naka M, Imai E, Noguchi T, Tanaka T, Kamada T, Ueda N. Oncotic pressure regulates gene transcriptions of albu- min and apolipoprotein B in cultured rat hepatoma cells. Am J Physiol 1992; 263(2 Pt 1): C397-404. 9. Trevisan R, Dodesini AR, Lepore G. Lipids and renal di- sease. J Am Soc Nephrol 2006; 17(4 Suppl 2): S145-7. 10. Ordónez JD, Hiatt RA, Killebrew EJ, Fireman BH. The in- creased risk of coronary heart disease associated with ne- phrotic syndrome. Kidney Int 1993; 44: 638-642. 11. Rabelink TJ, Zwaginga JJ, Koomans HA, Sixma JJ. Throm- bosis and hemostasis in renal disease. Kidney Int 1994; 46(2): 287-296. 12. Glassock RJ. Prophylactic anticoagulation in nephrotic syndrome: a clinical conundrum. J Am Soc Nephrol 2007; 18(8): 2221-2225. 13. Ponticelli C. Membranous nephropathy. J Nephrol 2007; 20(3): 268-287. 14. Braden GL, Mulhern JG, O’Shea MH, Nash SV, Ucci AA Jr, Germain MJ. Changing incidence of glomerular diseases in adults. Am J Kidney Dis 2000; 35(5): 878-883. 15. Rivera F, López-Gómez JM, Pérez-García R. Spanish re- gistry of glomerulonephritis. Frequency of renal patho- logy in Spain 1994-1999. Nephrol Dial Transplant 2002; 17(9): 1594-1602. 16. Schena FP. Survey of the Italian registry of renal biopsies. Frequency of the renal diseases for 7 consecutive years. The Italian Group of Renal Immunopathology. Nephrol Dial Transplant 1997; 12(3): 418-426. 17. Swaminathan S, Leung N, Lager DJ, Melton LJ 3rd , Bergs- tralh EJ, Rohlinger A, Fervenza FC. Changing incidence of glomerular disease in Olmsted County, Minnesota: a 30- year renal biopsy study. Clin J Am Soc Nephrol 2006; 1(3): 483-487. 18. Xin G, Wang M, Jiao LL, Xu GB, Wang HY. Protein-to- creatinine ratio in spot urine samples as a predictor of quantitation of proteinuria. Clin Chim Acta 2004; 350(1- 2): 35-39. 19. Shidham G, Hebert LA. Timed urine collections are not needed to measure urine protein excretion in clinical prac- tice. Am J Kidney Dis 2006; 47(1): 8-14. 20. Wilmer WA, Rovin BH, Hebert CJ, Rao SV, Kumor K, Hebert LA. Management of glomerular proteinuria: A com- mentary. J Am Soc Nephrol 2003; 14(12): 3217-3232. 21. Fogo AB. Approach to renal biopsy. Am J Kidney Dis 2003; 42(4): 826-836. 22. Expert panel on detection evaluation and treatment of high blood cholesterol in adults. Executive summary of the third report of the National Cholesterol Education Pro- gram (NCEP) expert panel on detection, evaluation, and treatment of high blood cholesterol in adults (Adult Treat- ment Panel III). JAMA 2001; 285(19): 2486-2497. 23. Fernández-Juárez G, Barrio V, de Vinuesa SG, Goicoechea M, Praga M, Luño J. Dual blockade of the renin-angioten- sin system in the progression of renal disease: the need for more clinical trials. J Am Soc Nephrol 2006; 17(12 Suppl 3): S250-4. 24. National Kidney Foundation. NKF – KDOQI Guidelines. http://www.kidney.org/professionals/KDOQI/ guidelines_ckd/toc.htm 25. Chrysostomou A, Pedagogos E, MacGregor L, Becker GJ. Double-blind, placebo-controlled study on the effect of the aldosterone receptor antagonist spironolactone in pa- tients who have persistent proteinuria and are on long- term angiotensin-converting enzyme inhibitor therapy, with or without an angiotensin II receptor blocker. Clin J Am Soc Nephrol 2006; 1(2): 256-262. Bibliografía