3. La encíclica se divide en 8 partes:
Introducción
1ª Parte La fe es esperanza.
2ª Parte El concepto de esperanza basada en
la fe en el Nuevo Testamento y en la
Iglesia primitiva.
3ª Parte La vida eterna – ¿qué es?
4ª Parte ¿Es individualista la esperanza
cristiana?
4. 5ª Parte La transformación de la fe-esperanza
cristiana en el tiempo moderno.
6ª Parte La verdadera fisonomía de la
esperanza cristiana.
7ª Parte «Lugares» de aprendizaje y del
ejercicio de la esperanza.
8ª Parte María, estrella de la esperanza.
Estructura y partes de la encíclica
6. «SPE SALVI facti sumus»– Según la Carta de
san Pablo a los Romanos, en esperanza fuimos
salvados (Rm 8,24).
Con la salvación «se nos
ha dado la esperanza, una
esperanza fiable, gracias a
la cual podemos afrontar
nuestro presente».
Introducción n.1
7. «¿De qué género ha de ser esta esperanza
para poder justificar la afirmación de que a
partir de ella, y simplemente porque hay
esperanza, somos redimidos por ella?»
«Y, ¿de qué tipo de certeza se trata?»
Introducción n.1
9. 1ª Parte: La fe es esperanza
A. El testimonio de la Biblia
sobre la esperanza
La «esperanza» es una palabra
central de la fe bíblica, hasta el
punto de que en muchos pasajes
las palabras «fe» y «esperanza»
parecen intercambiables (cf n. 2).
10. 1ª Parte: La fe es esperanza
Un elemento distintivo de los cristianos es
el hecho de que ellos tienen un futuro, saben
que su vida no acaba en el vacío.
El Evangelio no es solamente una
comunicación de cosas que se pueden saber,
sino una comunicación que cambia la vida.
11. 1ª Parte: La fe es esperanza
B. ¿En qué consiste esta esperanza que,
en cuanto esperanza, es redención?
La esperanza es
un encuentro con
el Dios de
Jesucristo.
12. «Llegar a conocer a Dios,
al Dios verdadero,
eso es lo que significa
recibir esperanza» (n. 3).
1ª Parte: La fe es esperanza
13. 1ª Parte: La fe es esperanza
El Papa propone el ejemplo de santa
Giuseppina Bakhita quien decía:
«Yo soy definitivamente amada,
suceda lo que suceda; este gran
Amor me espera». (n.3)
14. SEGUNDA PARTE:
EL CONCEPTO DE ESPERANZA BASADA EN
LA FE EN EL NUEVO TESTAMENTO
Y EN LA IGLESIA PRIMITIVA (nn. 4 – 9)
15. 2ª Parte: El concepto de esperanza
A. El testimonio de la Iglesia primitiva
sobre la esperanza
El cristianismo no trajo: «un mensaje
socio-revolucionario». Jesús «no era un
combatiente por una liberación política»
(n. 4).
Jesús nos trajo: «el encuentro con el
Dios vivo y, así, el encuentro con una
esperanza más fuerte que los
sufrimientos de la esclavitud, y que por
ello transforma desde dentro la vida y el
mundo» (n. 4).
16. La novedad de lo ocurrido aparece en (n. 4):
Flm 10-16: los hombres, en cuanto
miembros de la única Iglesia, se han
convertido en hermanos y hermanas unos
de otros.
Heb 11,13-16: dice que los cristianos son
peregrinos en la tierra; ellos pertenecen a
una sociedad nueva, hacia la cual están en
camino.
17. 2ª Parte: El concepto de esperanza
Situación a la llegada del cristianismo (n. 5):
El mito había perdido su credibilidad.
La religión de Estado romana se había
esclerotizado convirtiéndose en simple
ceremonial reducido sólo a una “religión política”.
El racionalismo filosófico había relegado a los
dioses al ámbito de lo irreal.
Se veía lo divino de diversas formas en las
fuerzas cósmicas, pero no existía un Dios al que
se pudiera rezar.
18. 2ª Parte: El concepto de esperanza
Conclusión:
Se concluye que no son los elementos del
cosmos, las leyes de la materia, lo que en
definitiva gobierna el mundo y el hombre,
sino que es un Dios personal quien
gobierna el universo.
La última instancia es el amor:
una Persona.
19. 2ª Parte: El concepto de esperanza
Cristo «nos dice quién es en realidad
el hombre y qué debe hacer para ser
verdaderamente hombre». (n. 6).
20. 2ª Parte: El concepto de esperanza
B. Una definición de la fe que une
estrechamente esta virtud con la
esperanza.
1) Heb 11, 1:
«La fe es hypostasis de lo que se espera
y prueba de lo que no se ve». (n. 7)
21. 2ª Parte: El concepto de esperanza
Explicación:
La fe es un habitus, una constante disposición
del ánimo, gracias a la cual comienza en
nosotros la vida eterna.
Por la fe, de manera incipiente, ya están
presentes en nosotros las realidades que se
esperan.
No tiene valor subjetivo de «convicción», sino el
significado objetivo de «prueba».
Aplicación: La fe otorga a la vida
una base nueva.
22. 2ª Parte: El concepto de esperanza
2) En Heb 10, 34:
«Compartisteis el sufrimiento de
los encarcelados, aceptasteis con
alegría que os confiscaran los
bienes (hyparchonton), sabiendo
que teníais bienes mejores y
permanentes». (n. 8).
23. 2ª Parte: El concepto de esperanza
Explicación:
Hyparchonta son las propiedades, lo que en la
vida terrenal constituye el sustento.
Hay una relación entre la base material y la
afirmación de la fe como «base», como
«sustancia» que perdura.
Aplicación: La fe otorga un nuevo
fundamento de tal manera que la confianza
en la renta material, queda relativizado.
24. 2ª Parte: El concepto de esperanza
3) En Heb 10, v. 36 y v.39, el autor usa las palabras
hypomone (10,36) e hypostole (10,39). (n. 9).
Explicación:
Hypomone: se traduce normalmente por paciencia,
perseverancia, constancia.
Hypostole: se traduce normalmente como «el retraerse
de quien no se arriesga a decir abiertamente y con
franqueza la verdad quizás peligrosa» (n.9).
Aplicación: «Dios no nos ha dado un espíritu cobarde, sino
un espíritu de energía, amor y buen juicio» (2 Tim 1,7)
26. La fe cristiana
¿Es para nosotros una
esperanza que
transforma y sostiene
nuestra vida?
27. ¿Es «performativa», un
mensaje que plasma de
modo nuevo la vida misma, o
es sólo «información» que
hemos dejado arrinconada?
28. Para dar respuesta a estas preguntas el
Papa parte del rito del Bautismo.
- El sacerdote pregunta a los padres:
«¿Qué pedís a la Iglesia?».
- ¿Qué nos da la fe? La vida eterna.
(cf n. 10).
- Se responde: «La fe».
29. La fe es la llave para la vida eterna.
El Bautismo no es un
acto de socialización
dentro de la comunidad
ni solamente de acogida
en la Iglesia.
La fe es la sustancia
de la esperanza.
30. ¿De verdad queremos esto:
vivir eternamente?
La realidad actual: (n. 11)
Muchas personas rechazan hoy la
fe porque la vida eterna no les
parece algo deseable.
Por un lado, no queremos morir.
Por otro lado, tampoco deseamos
existir ilimitadamente.
31. San Agustín describe la
situación del hombre:
Deseamos la verdadera vida
que no se vea afectada
ni siquiera por la muerte,
pero al mismo tiempo,
no conocemos eso hacia lo
que nos sentimos
impulsados (cf n. 12).
32. «Eterno» suscita en nosotros la idea de lo
interminable, y eso nos da miedo.
«Vida» nos hace pensar en la que conocemos y
que no queremos perder, pero que a la vez es
más fatiga que satisfacción.
No pensemos en la eternidad como un continuo
sucederse de días del calendario, sino como el
momento del sumergirse en el océano del
amor infinito de Dios.
3ª Parte: La vida eterna – ¿qué es?
¿Qué significa verdaderamente
«eternidad?»
34. Crítica que recibe el cristianismo:
Refutación: la esperanza tiene un aspecto
comunitario.
La vida bienaventurada «presupone dejar de
estar encerrados en el propio “yo”». Nos abre
hacia el amor, hacia Dios (cf n. 14)
se critica la
esperanza que consistiría en un individualismo,
porque se abandonaría el mundo a su miseria y se
habría amparado en una salvación eterna privada.
36. La época moderna ha desarrollado la
esperanza de la instauración de un
mundo perfecto que parecía poder
lograrse gracias a los conocimientos de
la ciencia y a una política fundada
científicamente.
5ª Parte: La transformación de la fe-esperanza
cristiana en el tiempo moderno
A. Desilusiones vividas por la
humanidad en los últimos tiempos.
37. Representante: Francis Bacon.
El cambio de época «se basa
en la nueva correlación entre
experimento y método, que hace
al hombre capaz de lograr una
interpretación de la naturaleza
conforme a sus leyes y conseguir
así, finalmente, “la victoria del
arte sobre la naturaleza”» (n. 16.)
1ª Desilusión:
La fe ciega en el progreso
38. La idea que se tiene del progreso:
«Es la superación de todas las dependencias, es
la libertad perfecta».
«Razón» y «libertad», se presentan en contraste
con la fe y de la Iglesia.
La «fe eclesiástica», es superada por la fe
racional (n. 19).
Esta visión influye en la «crisis actual de la
fe» que «es sobre todo una crisis de la
esperanza cristiana» (n. 17).
39. Representante: Marx.
Con el avance técnico y la
industrialización se formó la
clase del proletariado en
terribles condiciones de vida.
Tras la revolución burguesa
de 1789, llegó la proletaria.
2ª Desilusión: El Marxismo
40. «Ha olvidado que el hombre es siempre
hombre. Ha olvidado al hombre y ha
olvidado su libertad. Ha olvidado que la
libertad es siempre libertad, incluso
para el mal. Creyó que, una vez
solucionada la economía, todo quedaría
solucionado. Su verdadero error es el
materialismo». (n. 21).
Error fundamental de Marx:
41. Representante: Francis Bacon.
Consideraba «que el hombre sería
redimido por la ciencia» (cf n. 25).
«Se pide demasiado a la ciencia; esta
especie de esperanza es falaz»
«La ciencia puede contribuir mucho a la
humanización del mundo y de la
humanidad. Pero también puede destruir
al hombre y al mundo».
3ª Desilusión: La ciencia
42. 5ª Parte: La transformación de la fe-esperanza
cristiana en el tiempo moderno
«No es la ciencia la que
redime al hombre.
El hombre es redimido
por el amor».
43. No podemos esperar en el progreso acumulativo:
éste «sólo es posible en lo material» (n. 24).
5ª Parte: La transformación de la fe-esperanza
cristiana en el tiempo moderno
Tampoco podemos esperar en el progreso
indefinido a nivel moral: por el simple hecho de que la
libertad del ser humano es siempre nueva y tiene que
tomar siempre de nuevo sus decisiones.
Consecuencia: la búsqueda «de rectos ordenamientos
para las realidades humanas es una tarea de cada
generación» (n. 25).
4ª Desilusión:
El mundo mejor del mañana
44. A lo largo de su existencia, el hombre tiene muchas
esperanzas diferentes según los períodos de su vida.
En la juventud puede ser la
esperanza del amor grande, la
profesión, cuando estas
esperanzas se cumplen, se ve
claramente que esto, en realidad,
no lo era todo. (cf n. 30).
5ª Parte: La transformación de la fe-esperanza
cristiana en el tiempo moderno
5ª Desilusión:
La experiencia misma de la vida
45. 5ª Parte: La transformación de la fe-esperanza
cristiana en el tiempo moderno
«Está claro que el hombre
necesita una esperanza
que vaya más allá.
Es evidente que sólo puede
contentarse con algo infinito,
algo que será siempre más
de lo que nunca podrá
alcanzar».
46. Los cristianos «tienen
también que aprender de
nuevo en qué consiste
realmente su esperanza,
qué tienen que ofrecer al
mundo y qué es, por el
contrario, lo que no
pueden ofrecerle» (n. 22)
B. ¿Qué podemos esperar?
47. «Es el gran don de Dios al hombre» (n. 23).
La razón se convierte en realmente humana cuando
se integra mediante la apertura de la razón a la
fe, al discernimiento entre el bien y el mal.
«La situación del hombre, en el desequilibrio
entre la capacidad material, por un lado,
y la falta de juicio del corazón, por otro,
se convierte en una amenaza para sí mismo
y para la creación».
1. Razón:
C. Los dos grandes temas de
la «razón» y «libertad»
48. «El hombre
necesita a Dios,
de lo contrario
queda sin
esperanza»
(n. 23)
2. Libertad:
50. «El hombre es redimido por el amor»
Dios no es una lejana
«causa primera» del mundo,
porque su Hijo unigénito se
ha hecho hombre y cada uno
puede decir de Él: “Vivo de
la fe en el Hijo de Dios, que
me amó hasta entregarse
por mí” (Gal 2,20). (cf n. 26).
6ª Parte: La verdadera fisonomía
de la esperanza cristiana.
A. ¿Qué podemos esperar?
51. «La gran esperanza sólo
puede ser Dios»
6ª Parte: La verdadera fisonomía
de la esperanza cristiana.
«Quien no conoce a Dios,
aunque tenga múltiples
esperanzas, en el fondo está
sin esperanza, sin la gran
esperanza que sostiene toda
la vida» (n. 27).
B. Fisonomía de la
esperanza cristiana
52. ¿No hemos recaído quizás en el
individualismo de la salvación?
¿En la esperanza sólo para mí
que precisamente por eso,
no es una esperanza verdadera
porque olvida y descuida a los demás?
6ª Parte: La verdadera fisonomía
de la esperanza cristiana.
53. «El amor de Dios
se manifiesta en la
responsabilidad por
el otro»
6ª Parte: La verdadera fisonomía
de la esperanza cristiana.
Estar en comunión con Jesucristo nos hace
participar en su ser «para todos», hace que
éste sea nuestro modo de ser.
55. «Cuando ya nadie me
escucha, Dios todavía me
escucha.
Cuando ya no puedo hablar
con ninguno, ni invocar a
nadie, siempre puedo hablar
con Dios» (n. 32).
7ª Parte: «Lugares» de aprendizaje
y del ejercicio de la esperanza.
A. La oración
como escuela de la esperanza
56. «El hombre ha de aprender qué es lo que
verdaderamente puede pedirle a Dios»:
Pedir lo que es digno de Dios.
Aprender que no se puede
rezar contra el otro.
No pedir cosas superficiales
y banales que se desean en el
momento.
57. El encuentro con Dios despierta nuestras
conciencias:
Para que nos transforme y nos
dé la «capacidad para
escuchar el Bien mismo».
«El modo apropiado de orar es
un proceso de purificación
interior que nos hace capaces
para Dios y, precisamente por
eso, capaces también para
los demás».
58. Para que la oración produzca una fuerza
purificadora debe ser:
«Muy personal, una
confrontación de mi yo con Dios,
con el Dios vivo».
Ha de estar guiada por las
grandes oraciones de la Iglesia
y de los santos, por la oración
litúrgica, en la cual el Señor nos
enseña constantemente a rezar
correctamente.
59. 1) El obrar:
«Toda actuación seria y recta del hombre es
esperanza en acto». (n. 35)
7ª Parte: «Lugares» de aprendizaje
y del ejercicio de la esperanza.
«No “podemos construir” el Reino de Dios con
nuestras fuerzas» «El Reino de Dios es un don».
B. El actuar y el sufrir como lugares
de aprendizaje de la esperanza
60. 2) El sufrir
«El sufrimiento forma parte
de la existencia humana»
(cf n. 36)
7ª Parte: «Lugares» de aprendizaje
y del ejercicio de la esperanza.
«Debemos hacer todo lo
posible para superar el
sufrimiento, pero extirparlo
del mundo por completo no
está en nuestras manos».
61. Lo que cura al hombre no es esquivar el
sufrimiento y huir ante el dolor, sino la
capacidad de aceptar la tribulación,
madurar en ella y encontrar un sentido
mediante la unión con Cristo, que ha
sufrido con amor infinito.
62. «La grandeza de la humanidad está
determinada esencialmente por su relación
con el sufrimiento y con el que sufre» (n. 38)
63. El hombre vale tanto para Dios que
Él mismo se hizo hombre para
poder «com-padecer» con aquél.
Podemos «ofrecer» las
pequeñas dificultades
cotidianas, dándoles un
sentido.
64. 7ª Parte: «Lugares» de aprendizaje
y del ejercicio de la esperanza.
1.La imagen del juicio.
2. Argumentos a favor de la vida eterna.
3. La doctrina del purgatorio.
4. La intercesión por los difuntos.
C. El juicio como lugar de aprendizaje
y ejercicio de la esperanza
65. 1) La imagen del juicio
«La perspectiva del Juicio ha
influido en los cristianos,
también en su vida diaria,
como criterio para ordenar la
vida presente» (n. 41).
66. Breve recorrido histórico
En los edificios sagrados cristianos «se hizo
habitual representar en el lado oriental al Señor
que vuelve como rey –imagen de la esperanza–
mientras en el lado occidental estaba el Juicio
final como imagen de la responsabilidad
respecto a nuestra vida».
Al inicio del cristianismo
67. La idea del Juicio final se ha
desvaído:
7ª Parte: «Lugares» de aprendizaje
y del ejercicio de la esperanza.
En la época moderna
Se difunde la idea de que Dios
no hace justicia.
«Y puesto que no hay un Dios que
crea justicia, parece que ahora es el
hombre mismo quien está llamado
a establecer la justicia».
«Un mundo que tiene que crear su justicia
por sí mismo es un mundo sin esperanza».
68. ¿Qué respuesta da Dios
al sufrimiento del mundo?
Su respuesta es hacerse «imagen»
visible para nosotros, en su Hijo
Jesucristo que se hace hombre.
Ésta es nuestra esperanza: «Dios sabe
crear la justicia de un modo que nosotros
no somos capaces de concebir y que, sin
embargo, podemos intuir en la fe» (n. 43).
De esta manera, «la imagen del Juicio final
no es en primer lugar una imagen terrorífica,
sino una imagen de esperanza»
69. 2) Argumentos a favor de la fe en
la vida eterna (n. 43)
Argumento esencial: La cuestión de la
justicia.
«La necesidad meramente individual de
una satisfacción plena que se nos niega en
esta vida, de la inmortalidad del amor que
esperamos, es ciertamente un motivo
importante para creer que el hombre esté
hecho para la eternidad».
70. 3) La doctrina del purgatorio
El hombre muere habiendo hecho su opción de
vida: La opción de vida del hombre se hace en
definitiva con la muerte.
Purgatorio:
La gracia «no es un cepillo que borra todo, de
modo que cuanto se ha hecho en la tierra acabe
por tener siempre igual valor» (n. 44).
«Para salvarse es necesario atravesar el
“fuego” en primera persona para llegar a ser
definitivamente capaces de Dios» (n. 46).
71. 4) La intercesión por los difuntos
«Se puede dar a las almas de los
difuntos “consuelo y alivio” por medio
de la Eucaristía, la oración y la
limosna» (n. 48).
«¿Cómo puede intervenir una tercera persona, por más
que sea cercana a la otra?» (n. 48).
«Nadie vive solo. Ninguno peca solo. Nadie se
salva solo…Mi intercesión en modo alguno es
algo ajeno para el otro…ni siquiera después de
la muerte» (n. 48).
72. «Como cristianos, nunca deberíamos
preguntarnos solamente: ¿Cómo puedo
salvarme yo mismo?
«Deberíamos
preguntarnos también:
¿Qué puedo hacer para
que otros se salven y
para que surja también
para ellos la estrella de
la esperanza?» (n. 48).