Antes de la revolución industrial, la arquitectura barroca se caracterizó por la construcción excesivamente ornamentada de templos religiosos. La revolución industrial trajo el uso de nuevos materiales como el hierro, permitiendo formas más ortogonales y estructuras más ligeras y eficientes. Esto llevó a un enfoque en la arquitectura industrial, viviendas obreras y diseño de ciudades alrededor de las fábricas.