La entropía es una medida del desorden en un sistema termodinámico. Surge del griego "en" y "cambio" y permite distinguir la energía útil de la inútil. Mide el grado de desorden y homogeneidad en un sistema. La desigualdad de Clausius establece que la variación de entropía siempre es positiva en procesos irreversibles.
Definición de Entropía: Medida del desorden en Termodinámica
1. Definición de Entropía
Etimológicamente “entropía”, asociada a la termodinámica, surgió como
palabra acuñada del griego, de em (en: en, sobre, cerca de...)
y sqopg (tropee: mudanza, giro, alternativa, cambio, evolución).
La termodinámica, por definirla de una manera muy simple, fija su atención
en el interior de los sistemas físicos, en los intercambios de energía en forma
de calor que se llevan a cabo entre un sistema y otro y tiene sus propias
leyes.
Uno de los soportes fundamentales de la Segunda Ley de la Termodinámica
es la función denominada entropía que sirve para medir el grado de
desorden dentro de un proceso y permite distinguir la energía útil, que es la
que se convierte en su totalidad en trabajo, de la inútil, que se pierde en el
medio ambiente
La entropía puede ser la magnitud física termodinámica que permite medir la
parte no utilizable de la energía contenida en un sistema. Esto quiere decir
que dicha parte de la energía no puede usarse para producir un trabajo. Se
entiende por entropía también a la medida del desorden de un sistema. En
este sentido, está asociada a un grado de homogeneidad.
2. Desigualdad de Clausius
La igualdad y la desigualdad anteriores son válidas para el caso de que haya
sólo dos focos térmicos. Pero, ¿qué ocurre si tenemos más de dos?
Si el sistema evoluciona variando su temperatura en varios pasos, a base de
ponerse en contacto con distintos ambientes a diferentes temperaturas,
intercambiará calor con cada uno de ellos, y ya no podremos hablar
simplemente de Qc y Qf, sino que tendremos una serie de
calores Q1, Q2, Q3,… que entran en el sistema desde focos a
temperaturas T1, T2, T3,….
En este caso, demostraremos más adelante que la desigualdad
correspondiente, conocida como desigualdad de Clausius, es
Donde de nuevo, la igualdad corresponde a ciclos reversibles y la
desigualdad a irreversibles.
Podemos generalizar aun más este resultado: supongamos que la
temperatura del ambiente no cambia a saltos, sino que va variando
gradualmente de forma continua. Podemos modelar esto como un conjunto
infinito de baños térmicos, situados a temperaturas que varían en una
cantidad diferencial (por ejemplo, que en un momento está en contacto con
un baño a 25.00°C y posteriormente con uno a temperatura 24.99°C).
La cantidad de calor que entrará en el sistema desde cada uno de estos
baños será una cantidad diferencial dQ. La razón es que si el punto por el
que entra el calor ha alcanzado el equilibrio con un baño a 25.00°C y
posteriormente se pone en contacto con uno a temperatura 24.99°C, la
cantidad de calor que fluirá como consecuencia de la diferencia de
temperaturas será minúscula.
La suma de una cantidad infinita de pasos diferenciales no es más que una
integral, por lo que la desigualdad de Clausius se escribe para un proceso
continuo como Donde la igualdad corresponde a ciclos reversibles y la
desigualdad a irreversibles.
3. Cambios de entropía
La variación de entropía nos muestra la variación del orden molecular
ocurrido en una reacción química. Si el incremento de entropía es positivo,
los productos presentan un mayor desorden molecular (mayor entropía) que
los reactivos. En cambio, cuando el incremento es negativo, los productos
son más ordenados. Hay una relación entre la entropía y la espontaneidad
de una reacción química, que viene dada por la energía de Gibbs.
Cuando un sistema termodinámico pasa, en un proceso reversible e
isotérmico, del estado 1 al estado 2, el cambio en su entropía es igual a la
cantidad de calor intercambiado entre el sistema y el medio dividido por su
temperatura absoluta.
Sólo se pueden calcular variaciones de entropía. Para calcular la entropía de
un sistema es necesario fijar la entropía del mismo en un estado
determinado. La Tercera ley de la termodinámica fija un estado estándar:
para sistemas químicamente puros, sin defectos estructurales en la red
cristalina, de densidad finita, la entropía es nula en el cero absoluto (0 K).
4. Proceso Adiabático
En termodinámica se designa como proceso adiabático a aquel en el cual
el sistema termodinámico (generalmente, influido que realiza un trabajo) no
intercambia calor con su entorno. Un proceso adiabático que es además
reversible se conoce como proceso isoentrópico. El extremo opuesto, en el
que tiene lugar la máxima transferencia de calor, causando que
la temperatura permanezca constante, se denomina proceso isotérmico.
El término adiabático hace referencia a elementos que impiden la
transferencia de calor con el entorno. Una pared aislada se aproxima
bastante a un límite adiabático. Otro ejemplo es la temperatura adiabática de
llama, que es la temperatura que podría alcanzar una llama si no hubiera
pérdida de calor hacia el entorno. En climatización los procesos de
humectación (aporte de vapor de agua) son adiabáticos, puesto que no hay
transferencia de calor, a pesar que se consiga variar la temperatura del aire y
su humedad relativa.
El calentamiento y enfriamiento adiabático son procesos que comúnmente
ocurren debido al cambio en la presión de un gas. Esto puede ser
cuantificado usando la ley de los gases ideales.
En otras palabras se considera proceso adiabático a un sistema especial en
el cual no se pierde ni tampoco se gana energía calorífica. Esto viene
definido según la primera ley de termodinámica describiendo que Q=0
Si se relaciona el tema del proceso adiabático con las ondas, se debe tener
en cuenta que el proceso o carácter adiabático solo se produce en las ondas
longitudinales