La inmunidad humoral es mediada por los linfocitos B y anticuerpos. Incluye la respuesta primaria que toma 5-10 días y produce principalmente anticuerpos IgM, y la respuesta secundaria que ocurre más rápido en 3 días y produce altos niveles de anticuerpos IgG. El sistema del complemento forma complejos que lisan células y causan inflamación.
El primer contacto entre el sistema inmunitario y un antígeno se denomina suceso preparador, y va precedido de una respuesta considerada relativamente débil y que no tiene mucha duración denominada respuesta inmunitaria primaria
El primer contacto entre el sistema inmunitario y un antígeno se denomina suceso preparador, y va precedido de una respuesta considerada relativamente débil y que no tiene mucha duración denominada respuesta inmunitaria primaria
La inmunidad humoral es el mecanismo principal de defensa contra los microorganismos extracelulares y sus toxinas, en el cual, los componentes del sistema inmune que atacan a los antígenos no son las células directamente sino los anticuerpos secretados por activación antigénica
Estado de reactividad inmunológica específica que es producido por un contacto previo con el Ag y que esta limitado solo a este antígeno o a otro que reaccione con este de forma cruzada
La inmunidad humoral es el mecanismo principal de defensa contra los microorganismos extracelulares y sus toxinas, en el cual, los componentes del sistema inmune que atacan a los antígenos no son las células directamente sino los anticuerpos secretados por activación antigénica
Estado de reactividad inmunológica específica que es producido por un contacto previo con el Ag y que esta limitado solo a este antígeno o a otro que reaccione con este de forma cruzada
INMUNIDAD
La inmunidad es un estado de resistencia que puede ser natural o adquirida de cierto individuo frente a antígenos, las células y moléculas responsables de la inmunidad constituyen el sistema inmunitario, y a su respuesta conjunta y coordinada a la introducción de sustancias extrañas se le llama respuesta inmunitaria, de esta manera aquel individuo que tenga inmunidad estará protegido contra ciertas enfermedades y otros cargos.
Las capacidades sociomotrices son las que hacen posible que el individuo se pueda desenvolver socialmente de acuerdo a la actuación motriz propias de cada edad evolutiva del individuo; Martha Castañer las clasifica en: Interacción y comunicación, introyección, emoción y expresión, creatividad e imaginación.
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2. El término inmunidad deriva de la palabra latina immunitas, que se refiere a la protección
frente a procesos legales de que disfrutaban los senadores romanos mientras permanecían
en el ejercicio de su cargo. Históricamente, el término inmunidad ha hecho referencia a
la protección frente a la enfermedad y, de forma más específica, frente a las enfermedades
infecciosas. Las células y las moléculas responsables de la inmunidad constituyen
el sistema inmunitario. La función fisiológica del sistema inmunitario es la defensa contra
los microbios infecciosos; sin embargo, sustancias extrañas no infecciosas y productos de
células dañadas pueden desencadenar respuestas inmunitarias. La defensa contra los
microbios está mediada por las respuestas secuenciales y coordinadas que se denominan
inmunidad innata y adaptativa.
La inmunidad humoral es el principal mecanismo de defensa contra
los microorganismos extracelulares y sus toxinas, en el cual, los componentes del sistema
inmunitario que atacan a los antígenos, no son las células directamente sino
son macromoléculas, como anticuerpos o proteínas del sistema del complemento.
La respuesta humoral primaria o respuesta inmune primaria es la cantidad de anticuerpo
secretado por células plasmáticas y la clonación de estas mismas células la primera vez
que entra en contacto el receptor con el antígeno encuentra su máximo aproximadamente
a los 7 días de la primera infección (5-10 días).
En la respuesta humoral secundaria es una respuesta inducida por antígenos proteicos y
sólo son requeridas bajas dosis de antígenos infectantes, sin necesidad de adyuvantes.
Los anticuerpos no sólo son específicos en cuanto al tipo de antígeno que reconocen, sino
también en cuanto al tipo de respuesta que inducen.
PALABRAS CLAVES
Mecanismo de defensa, microorganismos extracelular y sus toxinas, inmunitario que
ataca a los antígenos.
INTRODUCCIÓN
3. En este trabajo haremos algunas veces de guías de un viaje a través del complejo sistema
inmunológico. Un viaje destinado a brindar una mayor comprensión a algunos de los
mecanismos más interesantes de nuestro sistema de defensa., haciendo un breve y
sistemático resumen de la respuesta inmunidad humoral. Nuestro viaje comienza con la
descripción de la Respuesta mediada por linfocito B, y ofrecer una exposición detallada
de sus mecanismos efectores. La siguiente parada consiste en analizar las Respuesta
humoral primaria y secundaria y sus diferencias. La última estación del viaje a través del
sistema inmunidad humoral, trata de realizar una descripción del principal efecto del
sistema del complemento es la formación de un complejo de ataque a membrana Lisis e
inflamación.
DESARROLLO
La inmunidad humoral es la respuesta específica del sistema inmune en la que interviene
el reconocimiento de antígenos y la producción de anticuerpos. A diferencia de la
inmunidad celular, en la que los microorganismos y sus toxinas son atacados directamente
por células, en la inmunidad humoral el ataque se produce con anticuerpos que inactivan
y/o marcan los agentes potencialmente peligrosos para que sean destruidos.
La inmunidad humoral es parte de la inmunidad adquirida, también llamada adaptativa,
y se activa en respuesta a un ataque específico. Al contrario que la inmunidad innata que
es inespecífica y, aunque está activa de forma continua, es menos efectiva. La otra parte
de la inmunidad adquirida es la inmunidad celular, o medida por células, en la que
determinadas células del sistema inmunitario liberan toxinas para matar a los invasores
sin la intervención de anticuerpos.
El término «humoral» se debe a que en este tipo de inmunidad intervienen células que se
encuentran en la sangre y la linfa, dos de los cuatro humores de la teoría humoral adoptada
por filósofos y médicos de las antiguas civilizaciones griega y romana. Cuándo se
comenzó a investigar sobre las respuestas inmunológicas en el siglo XIX aún había cierta
influencia de estas teorías antiguas en la concepción de la enfermedad y la salud.
Respuesta mediada por linfocito B
4. La primera fase de la inmunidad humoral, es el reconocimiento de antígenos extraños
dentro del organismo por células B a través de su receptor de membrana. Sin embargo, a
pesar de la interacción con antígeno, la célula B no se activa hasta ser estimulada por una
línea de linfocitos T llamados linfocitos T cooperadores. Esa unión, célula B-linfocito
cooperador, estimula la expansión clonal y diferenciación de los linfocitos B, los cuales:
• Secretan anticuerpos primeramente de tipo IgM;
• Cambian de isotipo, bien sea IgG, IgA o IgE, dependiendo del estímulo adecuado;
• Maduran a anticuerpos de alta afinidad por el antígeno inicial;
• Remanentes de la línea producida permanecerán como linfocitos B de memoria.
La respuesta de anticuerpos en contra de los antígenos no proteicos
(lípidos, polisacáridos) no requiere la participación de linfocitos T cooperadores, por lo
que son llamados antígenos T-independientes.
Las células que producen los anticuerpos son las células plasmáticas, un tipo especial
de linfocito B que se especializa en la producción de un anticuerpo particular y específico.
Respuesta humoral primaria
La respuesta humoral primaria o respuesta inmune primaria es la cantidad de anticuerpo
secretado por células plasmáticas y la clonación de estas mismas células la primera vez
que entra en contacto el receptor con el antígeno encuentra su máximo aproximadamente
a los 7 días de la primera infección (5-10 días). Habitualmente, la respuesta máxima de
anticuerpos es del isotipo IgM, por encima de IgG,2
inducida por todo tipo
de inmunógeno. La dosis necesaria para la inmunización generalmente debe ser
relativamente alta, óptimamente con la presencia de adyuvantes para los antígenos
proteicos.
Respuesta humoral secundaria
Una infección repetida por un mismo antígeno activa los linfocitos de memoria creados
como consecuencia de la respuesta humoral primaria. La respuesta, entonces, se
inicia más rápidamente, al cabo de unos 3 días. Por su parte, la respuesta máxima de
anticuerpos es mayor, con una intensidad de 100 a 1000 veces la respuesta primaria, y es
principalmente del isotipo IgG (en ciertas situaciones de los isotipos IgA e IgE). También
dura más tiempo, haciendo que su declive sea más lento. Es una respuesta inducida por
5. antígenos proteicos y sólo son requeridas bajas dosis de antígenos infectantes, sin
necesidad de adyuvantes.
Respuesta humoral primaria vs. secundaria
Respuesta primaria Respuesta secundaria
Dura 5-10 días para instalarse Habitualmente 3 días para instalarse
Respuesta máxima de anticuerpos
menor
Respuesta máxima de anticuerpos mayor
Generalmente IgM > IgG
Aumento relativo de IgG y de IgA e IgE en
ciertos casos
Menor afinidad media por
anticuerpos
Afinidad madurada y mayor por anticuerpos
Inducida por cualquier inmunógeno Inducida solo por antígenos proteicos
Dosis de inmunización
relativamente alta
Inducida por baja dosis de antígenos
Adyuvantes requeridos
óptimamente
Adyuvantes no necesarios usualmente
Funciones
Además de reconocer a los antígenos, los anticuerpos pueden inutilizar la capacidad de
infectar de los microorganismos y marcar a los patógenos, opsonizarlos, para facilitar su
reconocimiento y eliminación.
Los anticuerpos no sólo son específicos en cuanto al tipo de antígeno que reconocen, sino
también en cuanto al tipo de respuesta que inducen. Algunos promueven la fagocitosis y
6. otros dificultan la secreción de mediadores químicos que participan en la respuesta
inflamatoria y en la activación del complemento, por ejemplo.
Vacunación
Las células B de memoria son la base de funcionamiento de las vacunas. Con la
vacunación se inoculan virus y bacterias que producen enfermedades pero se inoculan
muertos o en formas inactivadas que no representan un ataque real pero que siguen
teniendo la capacidad de estimular la respuesta humoral. De esta forma, si alguna vez en
el futuro la persona vacunada se expone al agente virulento real, habrá una respuesta
humoral secundaria rápida y eficaz que permita eliminar al patógeno antes de que pueda
producir un daño serio.
Sin embargo, la vacunación no es igual de efectiva para todos los tipos de infecciones,
bien por qué no se haya conseguido fabricar la vacuna de forma óptima o bien debido a
la propia naturaleza del patógeno y la respuesta inmune que desencadena. Por ejemplo,
la vacunación contra la viruela a nivel mundial consiguió eliminar esta enfermedad y
actualmente es considerada una enfermedad erradicada. Para algunos virus y bacterias
que sufren mutaciones frecuentes, por el contrario, es muy difícil encontrar una vacuna
realmente efectiva. La gente vacunada contra estos virus puede no estar inmunizada
contra nuevas cepas que, al mutar, tengan antígenos diferentes que ya no sean reconocidos
por las células B de memoria; esto es lo que ocurre, por ejemplo, con las vacunas contra
la gripe.
Lisis e inflamación
El principal efecto del sistema del complemento es la formación de un complejo de ataque
a membrana, al estar C5b unido a membrana, este puede unir tanto C6, como C7 y C8 y
se forma un gran complejo que recluta proteínas C9. Estas últimas se organizan formando
un poro en la membrana que producirá la muerte de la célula implicada. Por otra parte,
C3a, el fragmento que no participaba directamente, inducirá la inflamación localizada, el
fragmento C5a en cambio activará la secreción de los gránulos de los mastocitos.
El sistema del complemento también participa en la activación de la inmunidad celular.
Los fragmentos C3a y C5a se unen a la superficie del patógeno. Cuando un linfocito T
citotóxico reconoce C5a, provocará la lisis de la célula si lleva unido C3a. El hecho de
requerir los dos fragmentos aumenta la especificidad del sistema.
CONCLUSIONES
7. La inmunidad humoral esta mediada por los linfocitos B, quienes son los encargados de
fabricar anticuerpos que defienden de la infección de agentes patógenos en ese momento
se transforman en otras células que son especializadas para generar anticuerpos. Algunos
Linfocitos B se diferencian en células memoria, y estas permanecerán por un largo tiempo
en el organismo.
Solo si se produce un posterior contacto con el mismo antígeno tendrán capacidad para
desarrollar una respuesta inmediata contra el mismo, produciendo anticuerpos de
inmediato. Tanto los linfocitos T como los B tienen una enorme cantidad de receptores
en sus membranas que son capaces de reconocer millones de antígenos. Pero no todos los
linfocitos los presentan todas a la vez, sino que unos presentan unos receptores y otros
linfocitos otros distintos.
Se originan de manera aleatoria, durante nuestro desarrollo embrionario. Los linfocitos T
y B, con sus millones de receptores, están en alerta, sin activarse, hasta que un antígeno
se pone en contacto con su receptor específico y desencadena una respuesta inmune,
generando más linfocitos del mismo tipo. Es lo que se conoce como selección clonal.
Los linfocitos B se consideran uno de los mejores arsenales de defensa del anfitrión, por
ende una buena respuesta inmunitaria desarrollara de forma eficaz un buen ataque contra
microorganismos patógenos, microbios, toxinas, etc.
RECOMENDACIONES
• Recopilar más datos sobre la inmunidad humoral en las enfermedades y en las
mujeres embarazadas
• Reconocer de antígenos extraños dentro del organismo por células B.
• Estimular la expansión clonal y diferenciación de los linfocitos B.
• Debe ser relativamente alta la dosis necesaria para la inmunización, en la primera
respuesta humoral.
• Inducida por antígenos proteicos y sólo son requeridas bajas dosis de antígenos
infectantes, sin necesidad de adyuvantes, en la segunda respuesta humoral.
• Vacunarse si alguna vez en el futuro la persona se expone al agente virulento real
que le permita eliminar al patógeno antes de que pueda producir un daño serio.
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