El trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad se caracteriza por la falta de decisión y dudas excesivas, una preocupación excesiva por los detalles y la organización, y un perfeccionismo que interfiere con la actividad práctica y las relaciones personales. Las personas con este trastorno también tienden a ser rígidas, obstinadas y pedantes, insistiendo en que los demás sigan sus rutinas y resistiéndose a dejar que los demás hagan lo suyo.