Lecturas de la semana del 30 de noviembre al 4 de diciembre de 2015 ciclo seg...
Un elefante ocupa mucho espacio .
1. MINISTERIO DE EDUCACIÓN, CIENCIA, CULTURA Y TECNOLOGÍA
INSTITUTO DE NIVEL TERCIARIO VILLA BERTEHET – CHACO.
Materia: Taller de Literatura Infantil y Juvenil.
Profesora: HOffler, Helga.
Alumnas: Arce, Lidia
Kolakovich, Laura.
Ramírez, Lilián
Sánchez, Rosana
Sosa, Laura
Curso: 4 año. Profesorado en Educación
Primaria
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ELSA BORNEMANN- Biografía
Nació el 20 de febrero de 1952, en Parque Patricios, provincia de Buenos Aires.
*Hija de wilhelm Karl Henri Bornemann y Blancanieves Fernández.
*Maestra nacional, Ejerció la docencia en todos los niveles.
*Profesora en Letras en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de
Buenos Aires.
*Compositora musical y autora de varias piezas teatrales.
*Se doctoró y obtuvo varios diplomas de estudio en idioma inglés, alemán, italiano,
latín, griego clásico y hebreo.
*Dictó numerosos cursos y conferencias literarias en Argentina, América, Europa y
Japón.
*Integró variedad de mesas redondas y jurados en diversos congresos y ferias del libro
de todo el mundo.
*Comenzó a publicar libros para niños y adolescentes en los años 70, y su Literatura
sigue vigente.
*Formó parte de la lista de autores prohibidos durante la dictadura militar argentina, y
su cuento “Un elefante ocupa mucho espacio” fue censurado.
*Recibió por su labor un amplio reconocimiento nacional e internacional y numerosos
premios.
Participó en un libro llamado Caramelos surtidos de la editorial ―Ediciones Orión‖ con
el cuento ―UNO MÁS UNO (cuento para chicos enamorados)‖. Esta obra es una
recopilación de cuentos de varios escritores/as populares,
Sus obras:
*Un elefante ocupa mucho espacio. *La edad del pavo. * El libro de los chicos
enamorados. * El libro de los chicos enamorados 2. *Queridos monstruos.
* Los desmaravilladores. *Disparatario. *Los Grendelines. * Sol de noche
*Corazonadas. *No hagan olas. *¡Socorro 1! doce cuentos para caerse de miedo.
*¡Socorro 10! doce cuentos para caerse de miedo. *El Último mago o bilembambudín.
*El niño envuelto. *Un amor Disparatado. *Cuadernos de un delfín. *¡Nada de tucanes!
*Cuentos a salto de canguro. *El Pasaje de la Oca. *Las brujas. *Tinke – tinke.
*Amorcitos sub – 14. *Mini – antología de cuento. *Lisa de los paraguas.
Obras seleccionadas:
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Libro: Un Elefante Ocupa Mucho Espacio
http://www.taringa.net/posts/info/1123021/Un-Elefante-Ocupa-Mucho-Espacio-
_cuento_-Elsa-Bornemann.html
Que un elefante ocupa mucho espacio lo sabemos todos. Pero que Víctor, un elefante de
circo, se decidió una vez a pensar "en elefante", esto es, a tener una idea tan enorme
como su cuerpo... ah... eso algunos no lo saben, y por eso se los cuento:
Verano. Los domadores dormían en sus carromatos, alineados a un costado de la gran
carpa. Los animales velaban desconcertados. No era para menos: cinco minutos antes
el loro había volado de jaula en jaula comunicándoles la inquietante noticia. El elefante
había declarado huelga general y proponía que ninguno actuara en la función del día
siguiente.
-¿Te has vuelto loco, Víctor?- le preguntó el león, asomando el hocico por entre los
barrotes de su jaula. -¿Cómo te atreves a ordenar algo semejante sin haberme
consultado? ¡El rey de los animales soy yo!
La risita del elefante se desparramó como papel picado en la oscuridad de la noche:
-Ja. El rey de los animales es el hombre, compañero. Y sobre todo aquí, tan lejos de
nuestras selvas...
- ¿De qué te quejas, Víctor? -interrumpió un osito, gritando desde su encierro. ¿No son
acaso los hombres los que nos dan techo y comida?
- Tú has nacido bajo la lona del circo... -le contestó Víctor dulcemente. La esposa del
criador te crió con mamadera... Solamente conoces el país de los hombres y no puedes
entender, aún, la alegría de la libertad...
- ¿Se puede saber para qué hacemos huelga? -gruñó la foca, coleteando nerviosa de aquí
para allá.
- ¡Al fin una buena pregunta! -exclamó Víctor, entusiasmado, y ahí nomás les explicó a
sus compañeros que ellos eran presos... que trabajaban para que el dueño del circo se
llenara los bolsillos de dinero... que eran obligados a ejecutar ridículas pruebas para
divertir a la gente... que se los forzaba a imitar a los hombres... que no debían soportar
más humillaciones y que patatín y que patatán. (Y que patatín fue el consejo de hacer
entender a los hombres que los animales querían volver a ser libres... Y que patatán fue
la orden de huelga general...)
- Bah... Pamplinas... -se burló el león-. ¿Cómo piensas comunicarte con los hombres?
¿Acaso alguno de nosotros habla su idioma?
- Sí -aseguró Víctor. El loro será nuestro intérprete -y enroscando la trompa en los
barrotes de su jaula, los dobló sin dificultad y salió afuera. En seguida, abrió una tras
otra las jaulas de sus compañeros.
Al rato, todos retozaban en los carromatos. ¡hasta el león!
Los primeros rayos de sol picaban como abejas zumbadoras sobre las pieles de los
animales cuando el dueño del circo se desperezó ante la ventana de su casa rodante. El
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calor parecía cortar el aire en infinidad de líneas anaranjadas... (los animales nunca
supieron si fue por eso que el dueño del circo pidió socorro y después se desmayó,
apenas pisó el césped...)
De inmediato, los domadores aparecieron en su auxilio:
- Los animales están sueltos!- gritaron acoro, antes de correr en busca de sus látigos.
- ¡Pues ahora los usarán para espantarnos las moscas!- les comunicó el loro no bien los
domadores los rodearon, dispuestos a encerrarlos nuevamente.
- ¡Ya no vamos a trabajar en el circo! ¡Huelga general, decretada por nuestro delegado,
el elefante!
- ¿Qué disparate es este? ¡A las jaulas! -y los látigos silbadores ondularon
amenazadoramente.
- ¡Ustedes a las jaulas! -gruñeron los orangutanes. Y allí mismo se lanzaron sobre ellos
y los encerraron. Pataleando furioso, el dueño del circo fue el que más resistencia
opuso. Por fin, también él miraba correr el tiempo detrás de los barrotes.
La gente que esa tarde se aglomeró delante de las boleterías, las encontró cerradas por
grandes carteles que anunciaban: CIRCO TOMADO POR LOS TRABAJADORES.
HUELGA GENERAL DE ANIMALES.
Entretanto, Víctor y sus compañeros trataban de adiestrar a los hombres:
- ¡Caminen en cuatro patas y luego salten a través de estos aros de fuego! ¡Mantengan el
equilibrio apoyados sobre sus cabezas!
- ¡No usen las manos para comer! ¡Rebuznen! ¡Maúllen! ¡Ladren! ¡Rujan!
- ¡BASTA, POR FAVOR, BASTA! - gimió el dueño del circo al concluir su vuelta
número doscientos alrededor de la carpa, caminando sobre las manos-. ¡Nos damos por
vencidos! ¿Qué quieren?
El loro carraspeó, tosió, tomó unos sorbitos de agua y pronunció entonces el discurso
que le había enseñado el elefante:
- ... Con que esto no, y eso tampoco, y aquello nunca más, y no es justo, y que patatín y
que patatán... porque... o nos envían de regreso a nuestras selvas... o inauguramos el
primer circo de hombres animalizados, para diversión de todos los gatos y perros del
vecindario. He dicho.
Las cámaras de televisión transmitieron un espectáculo insólito aquel fin de semana: en
el aeropuerto, cada uno portando su correspondiente pasaje en los dientes (o sujeto en el
pico en el caso del loro), todos los animales se ubicaron en orden frente a la puerta de
embarque con destino al África.
Claro que el dueño del circo tuvo que contratar dos aviones: En uno viajaron los tigres,
el león, los orangutanes, la foca, el osito y el loro. El otro fue totalmente utilizado por
Víctor... porque todos sabemos que un elefante ocupa mucho, mucho espacio...
5. MINISTERIO DE EDUCACIÓN, CIENCIA, CULTURA Y TECNOLOGÍA
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Libro: La edad del pavo
http://es.scribd.com/doc/2886146/BORNEMANN-ELSA-La-Edad-Del-Pavo
El Besuqueador
Le decían «El Besuqueador» o «El Besuquero». ¡Y bien merecido por cierto! Aquel muchacho tenía
una costumbre rarísima. ¿Saben cuál? Pues besar a personajes famosos. Se lo pasaba
viajando de un lado a otro, en compañía de su fotógrafa particular. Iba llevado —tan
sólo— por su deseo de
estampar s o n o r o s b e s o s e n l a s m e j i l l a s d e p r e s i d e n t e s , a c t o r e s , d e p o r t
i s t a s e s c r i t o r e s , m ú s i c o s , bailarines...A cuanto personaje muy conocido lograba
acercarse... ¡CHUIC!... le daba un beso. Su fotógrafa particular apresaba aquel momento
en su maquinita: ¡CLIC!¡Qué feliz se sentía entonces «El Besuquero»! Tanto como
cuando —ya de regreso en su casa— contemplaba su colección de fotografías
que tapizaban todas las paredes de la vivienda. Ah... En cada una de ellas podía vérselo
besando a algún famoso...(La mayoría de las veces el muchacho no salía muy favorecido
que digamos; tales eran las contorsiones que debía hacer para dar sus «besos a la
fuerza»... tantos eran los codazos que propinaba para abrirse paso entre el gentío y los
guardaespaldas que suelen rodear a lo grandes personajes... En síntesis: salía mal
en las fotos... por lo general aparecía como un chiflado... pero ese detalle no
empequeñecía su felicidad.) —¿Se da cuenta de la cantidad de gente importante que llevo
besada? —le dijo un día a su fotógrafa panicular—. ¡Soy tan importante como ellos! Y
se puso a cantar:
De mi boquita nadie se escapa. Besé a una reina, también al Papa...
—¡Bah, bah!, ¡más le convendría hacerse gárgaras de talco, en vez de decir
tamañas pavadas! —exclamó –de repente– la fotógrafa, mientras revelaba la última
instantánea que le había tomado al Besuqueador, besuqueando al más publicitado futbolista de
Mongonesia. El muchacho se quedó mudo al escucharla. Aquella joven lo habla
acompañado desde el comienzo de sus viajes a través del mundo... Jamás le había hecho
ningún comentario... ¿Qué le pasaría? —¡Qué le pasa? —le preguntó entonces.
—Pasa
que estoy harta, harrrta de trabajar para usted, un hombre tan pavo... —¿Pavo yo? —
¡Pavísimo! ¡Con esa manía de besar porque sí... y jamás un besito para alguien que
loquiera! Además... ¿a usted quién lo besa? ¡Nadie, nunca, le dio un simple
besito de amor! ¡Renuncio a mi empleo! ¡No lo soporto más! Adiós. La joven se fue
llorando. ¿Por qué lloraría? Durante varios meses, el Besuqueador no salió a besuquear,
tal era su confusión debido a las palabras de la fotógrafa. Encerrado en su casa, pensaba en
ellas una y otra vez. ¡Ah...! pero también pensaba
en ella una y otra vez.
6. MINISTERIO DE EDUCACIÓN, CIENCIA, CULTURA Y TECNOLOGÍA
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Libro: EL NIÑO ENVUELTO
http://es.scribd.com/doc/6622678/Borne-Mann-Elsa-El-Nino-Envuelto
Nací de un repollo
(Cuentos sin cuento para chicos de 8 a 13 años)
Cuando era chiquito, durante un tiempo me creí una especie de verdura de carne y
huesos, un raro vegetal rosado que —a diferencia de los demás vegetales— podía
hablar, saltar, reír y jugar.
Miraba con cariño a las radichetas, a los espárragos y a los rabanitos, tan bien ubicados
en sus respectivos cajones de los puestos del supermercado y un estremecimiento me
recorría cada vez que debía morder el pétalo de una lechuga o la tajada de un tomate...
¡Era como comerme a un pariente!
La causante de tan extraña fantasía fue mi abuela. Mejor dicho, una respuesta de mi
abuela a la pregunta que una tarde le formulé:
—¿Cómo nací?
Recuerdo que abuelita carraspeó, me miró de reojo y continuó pegando un botón
durante media hora, como quien no quiere la cosa. ¡Aquel botón parecía tener
doscientos agujeritos en vez de cuatro!
No me desanimé. Yo sabía que ese era su modo de distraerme, de hacerme olvidar el
tema de mi interés cuando no deseaba contestarme. Por eso, esperé pacientemente que
acomodara hilos, dedal y aguja en el costurero y volví a la carga:
—Abuela... ¿Cómo nací?
Mi paciencia dio su fruto; ella comprendió que nada me apartaría en esta oportunidad de
mi objetivo y no tuvo más remedio que responderme:
—Pues... creo que ya te lo conté, querido. Saliste de un repollo...
—¡Si no tenemos huerta! —grité, algo angustiado, a la par que miraba las tímidas
azaleas alineadas en el balcón de casa.
—En... en aquella época... tus padres cultivaban repollos en esas mismas macetas. Y de
uno de esos... el más grandote... el más lozano... ¡ZÁCATE!... apareciste. Sus hojas se
abrieron de repente y entre ellas, colorado y arrugadito, estaba mi primer nieto... —y la
abuela me acarició la cabeza antes de alejarse, costurero en mano, hacia la cocina.
Evidentemente, toda su información se había agotado allí mismo. Pero mi intriga no. Y
ahora estaba más confundido que antes: ¡yo era hijo de un repollo! ¿Tendría tierra en
mis venas en vez de sangre? ¿Por qué decía la gente, entonces, que yo era igualito a mi
papá, que mi pelo era negro como el de mi mamá? ¡Ellos se habían limitado a
cosecharme de una maceta! Ah... pero si en mis ojos estaba la marca vegetal, el
innegable parecido con el repollo: ¡eran tan verdes como sus hojas! Así fue como —
durante un año— me torturé pensando que —en cualquier momento— ZIP ZIP ZIP...
algún brote surgiría a través de mis orejas y me cubriría de hojitas y mi cuerpo se
afinaría hasta convertirse en un tallo y —por fin— mis dedos de los pies echarían
raíces... ¡y listo!... un repollo hecho y derecho tomaría mi lugar.
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de mi hermanita!
Además, yo vivo en una casa hecha
para gigantes: si me paro junto a la mesa
de la sala, la tabla me tapa la nariz…
63Para sentarme en una silla de la cocina debo treparme como
un mono, y una vez sentado, necesito dos almohadones
debajo de la cola para comer cómodamente.
No puedo encender la luz en ningún cuarto, porque no
alcanzo los interruptores. Ni siquiera puedo tocar el timbre de
entrada. Y por más que me ponga de puntillas, ¡no veo mi cara
en el espejo del baño!
Por eso, ¡cómo me gusta cuando mi papi me
lleva montado sobre sus hombros! ¡Hasta puedo
arrancar ramitas de los árboles con sólo estirar
el brazo!
Por eso, ¡cómo me gustaba ir al jardín de
infantes! Allí hay mesas, sillas, armarios,
construidos especialmente para los nenes.
Las mesas son ―mesitas‖; las sillas son
―sillitas‖; los armarios son ―armaritos‖…
¡Hasta los cubiertos son pequeños y mis
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manos pueden manejarlos fácilmente!
También hay una casita edificada de acuerdo con nuestro
tamaño. Si me subo a un banco, ¡puedo tocar el techo!
Sí. Ya sé que también yo voy a ser un gigante: cuando
crezca. ¡Pero falta tanto tiempo!
64Entre tanto, quiero que las personas mayores
se den cuenta de que hoy soy chico, chiquito,
chiquitito.
¡Chico, chiquito, chiquitito, en un mundo tan
grande!
De gigantes. Hecho por gigantes. Y para
gigantes
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