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[RP] Veneno en la piel
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                                      Índice del Foro -> Plaza Hispana

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Lisena                                  Publicado: 14 Jul 2012 00:03   Título del mensaje: [RP] Veneno en la piel
                                      Valencia no era tan concurrida como Roma, sin embargo, era igual de fácil hacer que te perdieran la pista. Las gentes, el bullicio, el ruido... Y la desespe
                                      Maldita Lisena. Maldita mil veces.

                                      Huesca era una ciudad de olores. Los sabores quedaban reservados para el noblerío, al igual que otros tantos placeres y mundanos vicios, pero aquello
                                      que poco o nada pudiera interesarle a la ahora castellana.
                                      ¿Que cómo llegó a Huesca? Tuvo que dar muchas vueltas, a decir verdad, y ninguna de ellas fue sencilla en absoluto. Resumámoslo con que huyó de Val
                                      resuelta ante los acontecimientos, atravesó Cataluña y Aragón, descubriendo su parentesco con cierto Marqués y asentándose después en Castilla, dent
                                      servidumbre de la Marquesa de Santillana, con la certeza de que jamás volvería a pasar mayores penurias de las que podría haber pasado a lo largo en
                                      y en especial en La Toscana. Era la costurera de la Duquesa y con afanes de que ésta mejorara, doña Urania de Winter la había confinado a los reinos t
                                      nuevo, para que aprendiera a manejar mejor los brocados y, cómo no, saber tratar los caros damascos de Venezia entre sus torpes manos de niña. Cier
                                      que la joven flor de Lis tenía un don para la costura y que muchas veces complacía a su nueva señora, así como había adoptado mayor delicadeza en el
                                      sus manos, pero ésta gustaba siempre de mejorar, tanto sus enseres como servidumbre y gustos, y no había dudado ni un solo momento en enviarla a lo
                                      confines del mundo si hacía falta, haciendo ademanes de buscarla buena fortuna de aquel modo.

                                      Lisena aceptó. Lisena no sabía decirle que no a la Marquesa. Por ello, se hallaba allí, en Huesca, de paso para arribar a territorios franceses, queriendo
                                      conocerla al menos para poder contarle algo a la de Santillana mientras cuando la estuviera probando los caros y lujosos vestidos que le hacía, siempre
                                      como excusa aquellas distracciones al clavarle los alfileres. Y ella, que gustaba además de hacer agasajo de sus nuevas adoptadas excentricidades, la ex
                                      una bolsa llena de monedas de oro al tiempo que le decía “Toma, niña, compra telas, que en la Corte de Castilla ahora soy yo la que impone moda, ¡y ten
                                      que importar, que hay que mover la economía, que me lo ha dicho mi tito!”.
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                                      Por todo esto, más aquello, la morena se dispuso a vagar entre las calles empedregadas de la ciudad antes de abandonarla para transcurrir por la sigu
                                      mismo modo que seguía divagando en sus asuntos, banales o no, pero que siempre desencadenaban nuevas ideas a cada cual más maquiavélica y rebus
                                      se preguntaba, cómo aún tras pasar un año, podía acordarse del rudo e insensato valenciano.

                                      “Ingenuo...” –pensó, y riendo entre dientes se dispuso a imaginar cuál habría sido la cara que se la habría quedado. Amarga, ¿tal vez? Eso esperaba.
                                      por maltratarla. O quizás mejor... De furia. Una niña le había burlado. Y no sería ni la primera ni la última vez.

                                      Pero tampoco podía negar el hecho de que, a pesar de cuantas ofensas había sufrido por su causa y de otros tantos disturbios ocasionados a su cuenta, e
                                      Mallister se había hecho querer, al menos un poquito, en cuestión de afectos nada decorosos. Fue el primero en su vida, y pensaba que, ojalá, tampoco fu
                                      último. De cualquier modo tampoco le deseaba la buena ventura que ella misma se disponía en buscar, por lo que asiendo sus caderas en sinuosos movi
                                      más marcadas que en el anterior año, continuó pensando en que se merecía un poco de mal y desgracia. Valoró entonces que quizá le hubiera ocasionad
                                      alguna ante tanto entregado y poco recibido. ¿Pero qué iba a hacer ella, más que aprovechar? La vida estaba llena de perros en busca de comida y en su
                                      mayoría mordían la mano que les daba de comer. No iba a ser ella menos.

                                      Entre aquellos pensamientos y otros tantos más, se acercó a la plaza mayor en donde se concentraba mayor bullicio y algarabía en comparación con el
las calles de la villa. Debía de haber algo en especial, una función o por el estilo, pues se había edificado un escenario a base de tablones y cubierto su rev
telones. Y se escuchaban risas, y aplausos, y gritos y una cabra a lo lejos. Animada por su naturaleza curiosa, se aventuró hacia el centro del público y f
tratando de coger el hilo al diálogo entre los personajes. Un hombre, el amigo de éste y una cabra en escenario, y al cambiar de cuadro, aparecían una m
su padre junto a un cura. Eran diálogos animados, con la sagacidad como protagonista, y por lo que parecía, causaba gran impresión entre el populach
excitado, provocaba aquel jolgorio de risas ante el llanto desconsolado y exagerado de la mujer.
La muchacha, Lisena, no fue menos. También rió acompañando al resto, más abstraída por la cabra que había escapado al entablado a embestir al cur
la actuación del padre, llevándose ambas manos a la boca y apenas cubriendo la comisura de los labios, fingiendo angustia. Fue en aquella ocasión cua
entre la confusión de risas y gritos alegres, escuchó una carcajada que la llamó bastante la atención: más por lo familiar que por lo brusca de ésta; se v
hacia atrás, desde la diestra, buscando su procedencia, y al no hallar nada, hizo lo mismo hacia poniente.

Estaba allí, como si fuera una invocación lo que profiriera desde el pensamiento momentos antes, el jodido Mallister,... y horrorizada por lo engorroso d
situación, tragó saliva y por fin pudo observar el rostro que se le pudo haber quedado al condenado de la Vega en cuanto ésta marchó: se reía, a carcaja
limpia, como si no importase nada más, ¡y al Diablo con el resto!, era el hijo de una condesa y el resto de plebeyos ya quisieran tener la mitad de cuna q

Se le heló la sangre en el pecho y su aliento se convertía en una aliteración de sonidos, nerviosos e inquietos que buscaban cobijo bajo las carcajadas de l
multitud, confiando plenamente en que podrían ocultarla lo estrictamente necesario para abrirse paso y salir airosa del lugar, preparar sus cosas y... p
¿Qué hacer, sino?
Y antes de que él sintiera que alguien le observaba, una sensación que todos solemos tener en algún determinado momento de nuestras vidas a pesar de
la certeza de ello, se giró rauda y presta en dirección contraria a él, separados por una distancia de diez varas y media y aumentando aquella longitud
metros que se sucedían cada vez más. Volvió el rostro atrás.

¡No, no mires que te va a ver! – Se dijo, en voz alta, pensando que sólo se escuchaba a sí misma, pero la cruda realidad era que eran los lugareños q
miraban raro; se apartaban ante su paso y alguno que otro pegaba un aullido entre quejidos nada moderados en lenguaje. No la importó en absoluto, e
cambio. Pero más cierto era que no podía evitar chocarse con alguien en su intento desesperado de huída. Volvía la mirada continua e insistentemente,
y muy alterada, teniendo la sensación que avanzaba más lento de lo esperado.
Y continuó haciéndose camino, abandonado ya el interior del bullicio y cada vez más rápido, cuando de pronto chocó contra algo y cayó al suelo
estrepitosamente sucedido por un grito, más parecido a un quejido y una injuria.


Mientras tanto, todo oscense allí presente era testigo de las hazañas de una cabra que, resuelta a lidiar con quien fuera, se enfrentaba ora contra los alg
de la ciudad, descontrolada.
_________________
Las mentes privilegiadas tienden a pensar igual
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Adelaine                    Publicado: 14 Jul 2012 01:36   Título del mensaje:
                          -¡Qué me arrastre el mismo demonio al infierno!

                          Blasfemia tras blasfemia salían de sus inocentes labios rosados. Olivia, su reciente mascota adquirida, se sacudía el lodo de su pelaje rojizo, arruinando
                          vestido decente que Adelaine poseía. Sabía que le costaría horas extras para poder conseguir otro parecido, o al menos que no tenga manchas de lodo m
                          toda la falda blanca. Observo a través de la ventana buscando un alivio.

                          -No llegaré a tiempo si me quiero cambiar…

                          Y no. Los burdeles de Huesca no hincaban la rodilla en cuando a dar tiempo se trataba. Y mucho menos cuando de entretenimiento exótico se involucrab
                          cual servia para deleitar a los clientes y animarlos a consumir los diversos productos del lugar, abarcando mujeres de piel chocolate o leche, cuyo cabell
                          variaba entre las llamas del fuego, una cascada de seda amarilla o la misma noche reflejándose. Cada una tenía su rol, pero ni una llegaba a envidiar e
                          le tocó Adela en aquel lugar, o al menos eso le hacía creer.
Registrado: 28 Jul 2010   Dio un paso hacía afuera de la vivienda, y su pequeña zorra colorada se escabullo entre sus piernas, para ubicarse unos escasos metros frente a ella, an
Mensajes: 115
                          recorrer las calles de Huesca hasta las afueras del Vergel. Por más que a Adela no le gustaba que fuera, no le quedaba otra. La última vez que la dejo so
                          precaria vivienda casi le destruyo la mitad de los muebles entre mordiscos.

                          -Al menos allá la tengo vigilada… -reflexiono cuando la llevo por primera vez a su lugar de trabajo. Creyó que no la dejarían, pero sorprendentem
                          accedió la madame, siempre y cuando no destruya los muebles de la casa de muchas habitaciones. Por alguna razón no le negaban las pocas y nada ocu
                          que tenía.

                          Cerró la puerta detrás de ella y cruzo su mirada azur con los ojos de miel de Olivia. Sólo unos instantes se mantuvieron en esa posición, heladas, hasta q
                          impaciente animal se puso en posición juguetona, largando un suave ladrido. Y ahí fue cuando Adela echo a correr. Y correr, correr, correr. Corriendo p
                          calles volátiles de Huesca, esquivando con destreza las personas que se cruzaba por su camino. Giro a la izquierda, nuevamente a la izquierda y luego tr
                          a la derecha. La única que le llevaba el paso era su animal. Y volvió a girar a la derecha. Sintió el bullicio de la Plaza, pero no le dio importancia, aunqu
cruzarla. Corría derecho. Corría en zig-zag. Corría… corría… corría…

                Y chocó.

                Se vio tirada en el suelo gracias al fuerte impacto con aquel cuerpo. Le dolía todo y no comprendía nada. Olivia por suerte logró detenerse antes de tiem
                ahora se encontraba ladrando aquella desconocida con su ladrido áspero e inquebrantable y el pelaje erizado. La rubia le chisto para que callase, lo últi
                quería era ser taladrada por su potente ladrido.

                -Lo lamento mucho. ¿Le hice daño alguno? –se disculpo con una suave melodía mientras se incorporaba como resorte. De fondo, la zorra continu
                ladrando. -¡Olivia calla ya!

                Rugió Adela, haciendo callar abruptamente al animal. Le tendió la mano a la muchacha para ayudarla a incorporarse. Debía ser turista, nunca la habí
                antes transitar por las calles de la ciudad oscense.

                Y a su alrededor la gente comenzó a observar los movimientos de las dos. Los ojos de azur se mostraron impacientes y vivos.

                -¡Por que no metéis sus narices en otra parte! ¡Esto no es un jodi’o espectáculo!

                La mala leche de Adela pudo lograr que la gente mirara hacía otro lado. No soportaba las miradas injuriosas. Suspiró.

                -Perdón si la he incomodado, –le dijo a la joven de pelo azabache, -es que aquí la gran mayoría sólo mira, pero no forma parte de la acción
                iban a ayudarnos, mejor que se larguen.

                Olivia mostró sus pequeños colmillos a los transeúntes que se quedaban mirando, mientras que Adela esperaba la reacción de la joven la cual mostraba
                mirar una inquietud poco de lo normal. ¿Por qué estaba tan inquieta?

                _________________




                Lis ♥


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Cesar             Publicado: 14 Jul 2012 16:16   Título del mensaje:
                Valencia no era tan concurrida como Roma, sin embargo, era igual de fácil hacer que te perdieran la pista. Las gentes, el bullicio, el ruido... Y la desespe
                Maldita Lisena. Maldita mil veces.
Huesca era una ciudad bonita, situada en una depresión conocida como La Hoya o La Plana, estaba rodeada por cerros y al norte, comenzaba el Pirine
                               aragonés. Sus tejados, de arcilla seca se tostaban al sol, dotándolas de un color rojizo, típicas del interior peninsular. Su catedral se elevaba sobre el res
                               edificios, solemne, monumento que representaba el poder del Altísimo en la vida terrenal. Y allí abajo, en el cobijo que ofrecía sus muros ante el Astro Re
                               encontraba él. Disfrutando de aquello que había escrito durante aquel último año.
                               Tras perder la pista a Lisena había acabado abandonando toda esperanza de atraparla de nuevo. Mejor para ella, hubiera sido ajusticiada con severid
                               madre se mostró agradecida por aquella visita de cortesía, y no supo nada de aquella última aventura en Italia. No quería que supiera que su hijo vend
                               espada para ganarse el sustento, pagarse sus fulanas y derrocharlo en vino. El manirroto del Mallister gustaba de vivir a todo trapo, sin negarse cualq
                               de lujo, y eso hacía que cada vez tuviera más problemas con las rentas, con los administradores corruptos y con sus deudores.
                               Por tal de recibir algunos florines, escudos, ducados o cualquier tipo de oro acuñado había decido escribir teatro, tan de moda que estaba. Al principio a
                               que otra tragedia, en verso, que se había estrenado con muy poco éxito y no había servido para suplir todas las deudas. Y seguía derrochando. Finalme
                               decidió estrenar en Huesca aquella obra, ya que sólo una compañía se había interesado. Trataba de un hombre, un comerciante arruinado, que engaña
                               familia acaudalada de mercaderes para que casara a una hija, que era horrible, con él. Sin embargo, el amigo del protagonista, deseoso de contraer él n
                               con la muchacha, a través de una treta hacía que el pardillo se enamorara de una cabra, liando la historia de amoríos, traiciones, y cabras. A medida q
Registrado: 15 Feb 2010        historia avanzaba el absurdo se iba apoderando y las carcajadas resonaban en aquella plaza junto a la catedral. Él también lo hacía aunque se supiera
Mensajes: 915                  aquellos versos salidos de su pluma.
Ubicación: Ahora mismo no me
encuentra ni el tontón.
                               De pronto un alborotador hacía de las suyas. Allá por donde pasaba iba dando golpes y pisotones, llamando la atención de todo el mundo. Se alejaba de
                               que le llamó la atención, pero al fijar la vista, la sorpresa fue mayúscula. Aquel rostro angelical, aquellas finas hebras azabache que resbalan por su esp
                               aquella mirada maldita sólo podían ser de una persona. Zorra… masculló entre dientes, mientras la ira afloraba bajo su piel.
                               Lo que viene a continuación, aunque el joven Mallister que acababa de superar las veinte primaveras no lo reconozca, sucedió. Sucedió que a su mente v
                               aquellos recuerdos enterrados, aquellos recuerdos de cuando tornó a sus tierras natales le martirizaron. La Toscana era diferente, Agostino le irritaba y
                               primeras semanas, los besos de Elisabetta no le calmaban. Con el temple convulso su vida zozobraba tras el temprano recuerdo de la de Toledo. Aunque
                               reconociera, la primera mujer que se había negado, más tarde accedido, y seguramente utilizado le había dejado mella en su altivo carácter. Para bien
                               mal. Más para lo segundo, pues desde entonces su tiranía se había acentuado para con sus criados y subordinados. Había sido necesario mucho tiempo
                               esfuerzo de sus allegados para calmarle los ánimos y reconducir su humor a la normalidad. A menudo, y para que se hagan vuestras mercedes una idea
                               estado del de la Vega, la cortesana, Elisabetta, con normalidad salía llorando de la habitación del signorino, con la cara marcada, y no fueron pocos los
                               moratones que tuvo que esconder.
                               Por suerte, la ira había dado paso al odio, y este, al olvido. Hasta que aquella mujer no fue más que una anécdota, un mero apunte de a pie de página de
                               la vida de aquel hombre.

                               Y Huesca, aquella ciudad, los juntaba de nuevo. Iba a recobrar lo que le pertenecía, y a darle una lección. Pero él era más sabio en cuanto a pasar desap
                               se refiere, y confundiéndose con el gentío, a una distancia prudencial de la Álvarez la siguió, hasta la colisión con una rubia. Una bionda*, tonta tenía q
                               encima llevaba un zorro que iba ladrando a cualquier cosa que se moviera. Observó, desde la distancia y como buenamente pudo el accidente, pues pron
                               formó a su alrededor un corro. Tuvo que acercarse, temeroso de ser descubierto. Quería saber dónde se alojaba la mujer de los oscuros cabellos. En cua
                               pudiera le haría una visita. Por el momento aguardó, intentando escuchar la conversación que mantenían ambas.

                               *rubia
                               _________________
Soooooooooooy mineroooooooooooo...

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Asdrubal1                                   Publicado: 15 Jul 2012 18:11   Título del mensaje:
                                          Estaba en camino hacia el Norte, atrás quedaban Urgell y Catalunya, la herida se le había vuelto a abrir y el médico le había aconsejado no tomar part
                                          ningún otro combate so pena de enfermar gravemente, el caspolino lo meditó profundamente, pero al fin el sentido común le ganó, y pidiendo los permi
                                          pertinentes salió del Campamento, rumbo a los Pirineos, el de la Vigna había protestado de mil y una formas ante el último extravagante deseo de su se

                                          -Pero, ¿Cómo se os ocurre tal cosa? Un viaje a Francia...

                                          Y así estuvo durante varios minutos hasta que una mano imperiosa del de la Barca le calló, no había vuelta atrás, lo había decidido, aunque para regoc
                                          italiano, esta vez sí que le había dejado a él llevar los mapas, hacía un calor de mil demonios, el Astro Rey pegaba de plano sobre los dos viajeros, llegar
                                          medio día a los Pirineos, fue un largo ascenso y aún mayor penoso descenso, Asdrubal veía con horror que le costaba más mantenerse a salvo en la baja
                                          en la subida, había que evitar a toda costa coger demasiada velocidad y que se le rompiera alguna pata al equino... Hacer el trayecto a pie no era algo q
                                          agradara en demasía.

                                          Al anochecer ya habían recorrido medio camino, a una velocidad asombrosa, y sin pasar ningún control francés, eso sorprendió especialmente a Druso
                                          al de Caspe le pareció absolutamente normal, ¿Qué peligro iban a tener dos honrados ciudadanos? Hicieron un alto en una posada, de muy mala catego
Registrado: 14 Feb 2010                   opinión de Asdrubal, quien no paró de soltar maldiciones a cada cual más malsonante, que a ciencia cierta no debieron entender los presentes pues no h
Mensajes: 1544                            caso, suerte que el italiano chapurreaba algunas palabras en francés, porque lo que era el de la Barca... Al final consiguieron sendas habitaciones;
Ubicación: Ducado Libre e Independiente
de Caspe
                                          -¡Una estafa Druso! Nos han estafado, si ya sabía yo, que vas a saber tu de francés si eres italiano, ¡doy gracias para que hables castell
                                          Pero bueno lo hecho, hecho está, aunque claro bien pródigo que eres con mi dinero malandrín, no sé porque no te he despedido ya...

                                          Cerró la puerta iracundo en las narices del de la Vigna, quien mostró una sonrisa y unos ojos resignados e hizo lo propio dirigiéndose a sus habitacione
                                          y meditabundo quedó Asdrubal sonriendo, había que dejar en su sitio a ese italiano orgulloso, bien que le apreciaba, pero no podía permitirse traslucirl
                                          señor, cada uno en su papel, y así con un orgullo y alegría de quien sabe que ha hecho un gran trabajo, se durmió.

                                          A la mañana siguiente tras despertarse, ni que decir tiene que muy temprano, se dirigió a levantar al de Italia y bajaron, les sirvieron sendos platos de u
                                          mejunje que el tabernero decía ser leche con pan, pero que me aspen pensó el de Caspe, si me creo que esta bazofia es tal, pagó al tabernero lo debido y s
                                          por la puerta, para primera y única alegría del de la Barca, estaban ensillados, alimentados y limpios, por fín daban una. Subiendo a los caballos retom
                                          camino en dirección a Foix, en el Condado de Toulouse, llegaron al anochecer, aunque por suerte, no como para que los portones estuvieran atrancados
canto, traspasaron las puertas, antes eso sí, tuvieron que dar cuenta a los guardias que custodiaban las puertas, eso se lo dejó a Druso, que para algo de
                          sabía mencionado idioma.

                          Entraron en un hostal y nuevamente pidieron habitaciones para pasar la noche, tras pagar, esta vez por adelantado, que desconfiados, pensó el de Casp
                          fueron a sus respectivos lares, en los que pasaron la noche, a la mañana siguiente, sin desayunar, pues en algo se habían puesto de acuerdo, tomar algo
                          fuera cerveza en aquellos lugares de mala muerte, era exponerse a un envenenamiento, emprendieron un paseo por las calles de la ciudad...
                          _________________




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Lisena                      Publicado: 15 Jul 2012 20:57   Título del mensaje:
                          Reaccionó tarde en cuanto a levantarse del suelo, y tras un corto bramido cayó en la cuenta de que la cabeza le daba vueltas tras aquel fuerte golpe. Tar
                          en lo referente a apreciar si continuaba la figura del Mallister donde estaba anteriormente, por lo que, aún en el suelo, volvió el rostro atrás y buscó los
                          se movían desde aquella altura. No lograba entender nada, ni tampoco lo requería, y cogiendo en un desprovisto la mano de la otra hizo fuerza para alz
                          con o sin su permiso. Después, y casi al instante, volvió a mirar hacia atrás, aturdida.
                          No le hallaba. Supuso que era porque había demasiada gente a su alrededor. Se puso de puntillas y volvió a mirar, pero en cambio notó un ladrido muy
                          una bola de pelo áspero y duro. Agachó la mirada y pegó un brinco. ¿Un zorro?, perdón. ¿Una zorra?, ¡vaya! Así le llamaba el Mallister. Y de pronto tod
                          había vuelto en excusa por la que recordar al italiano.

                          A todo esto, ¿y el Mallister? Buscó a su alrededor. Le pareció haberlo visto, mas había desaparecido de ahí al volver a arrastrar la mirada hacia el inter
                          jolgorio de aplausos y risas. Más confundida que antes echó a correr, presa del pánico, sin apenas valorar que podría estar más cerca aún de lo que ella
                          pudiera imaginar; y corría, corría y corría, con el pulso acelerado, dando brincos por sobre los obstáculos que se hallaba en su camino y alzando las fal
                          que no la estorbase en el movimiento de las piernas. Tras de sí, la continuaban Olivia y Adelaine.

                          ¡Espera, espera! - Chillaba desde atrás la rubia. Debió de haberle causado gran impresión, pues confusa como estaba había echado a correr de aquel
                          corrillo de gente para perderse después por unas galerías abandonadas del arrabal muy próximas a donde se hospedaba, dando el esquinazo primero y
                          volviendo a aparecer entre los pilares.
                          La humedad y el hedor a orina se concentraban en ellas, pero era una zona muy ventilada, abierta y extensa que servía de pasadizo entre callejones; ell
                          parte, había pedido hospedaje en una de las habitaciones de un burdel que se encontraba a apenas pocos metros tras atravesar las galerías y torcer la e
                          hacia la derecha, e iba con intenciones de allegar a él para recoger todo cuanto antes y salir hacia Jaca y de la misma atravesar los pirineos. Pero las pi
Registrado: 31 Ago 2011   fallaban y los nervios la traicionaron y tuvo que verse obligada a reposar apoyada a uno de los pilares, con el corazón desbocado y el miedo cabalgando
Mensajes: 156             venas. Adelaine se aproximó a ella intimidada, temerosa por hacerla huir de nuevo. Olivia, mientras tanto, olía el miedo.- ¿Se encuentra bien?
Lisena la miró absorta, sin saber bien qué decir y recuperando el aliento aún. La miró de arriba abajo y dibujó después una mueca en su rostro al ver a
                tras ella, que la miraba curiosa e intentando atrapar su olor con su hocico. Se sostuvo con las manos al pilar como si fueran garras, y dejando que su pe
                subiera y bajase ante su acelerada respiración, procuró sostenerse a pesar de la flaqueza de sus piernas.

                Tengo que irme de Huesca, ¡tengo que irme ya! Consígueme un rocín o un caballo. ¡Me da igual!, pero que sea ya por favor, no puedo
                aquí ni un minuto más. - Le fue diciendo mientras llevaba su mano al escote y de él sacaba dos monedas de oro que le diera la Duquesa. Los ojos vidr
                voz quebrada, la tez pálida. Había visto un fantasma.- Ten, para el animal, y lo que sobre para ti. ¿Podrás? Cuando lo tengas, ve a la posada
                Maña" y pregunta por Lisena.

                Le miró con ojos de súplica queriendo saber si ésta accedería, y como antaño hubiera hecho, encandiló a la muchacha para que accediera. Se hallaba en
                verdadera necesidad y, agradeciendo aquella improvisada ayuda, volvió a echar a correr, recuperada ya y con la mente más fría. No transcurrieron ni
                minutos cuando ya se encontraba en la que iba a ser su habitación, desorganizando todo y guardando todo en el petate que había utilizado durante el v
                los anteriores días.
                Una única ropa de abrigo por si había la necesidad de ello, pan endurecido por los días, un poco de tocino con lo que condimentar las comidas, queso, ag
                una bota y la bolsa de dinero repleta, era todo lo que poseía, además de una capa de viaje para resguardarse de la lluvia ocasional. Y ahora adquiriría
                un animal al que tendría que mantener. Al menos no volvería a caminar y avanzaría con más rapidez, motivo por el que había rogado a aquella joven r
                la ayudara en conseguir uno. Se hallaba aún muy alarmada a pesar de todo y no sabía bien la razón por la que Adelaine le había inspirado confianza en
                momento tan crucial, pero había reservado todas sus esperanzas en aquella huída y estaba segura de que Césare no podría atraparla. Tanto, que inclus
                se le cayó el saquito de monedas al suelo y éstas se desperdigaron por él, no contuvo la respiración como habría hecho momentos ha y habría soltado un
                blasfemia. Pero se encontraba más tranquila ahora, y aunque sus movimientos continuaban siendo torpes no había vacilado en arrodillarse al suelo y
                disponerse a recoger una por una todas las monedas para devolverlas a su lugar.

                Estaba por recoger las cinco últimas que quedaban cuando escuchó unos pasos y vio unas botas marrones, llenas de hebillas. Alzó la mirada y, sorprend
                alzó, con las últimas monedas en mano y retrocediendo varios pasos hasta chocar contra la pared.
                _________________
                Las mentes privilegiadas tienden a pensar igual




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Cesar                            Publicado: 16 Jul 2012 18:57   Título del mensaje:
                               Bajo sus botas crujían las maderas, ese sonido era una sentencia para Lisena que, con la cara desencajada le observaba. Todo color había huido de su r
                               ojos, antaño agradables para él y ahora hostiles, mostraban el profundo miedo que dominaba a la joven. Su tersa piel había perdido cualquier rastro de
                               pálida como si de un cadáver se tratase, más por el fantasma que acababa de ver que por naturaleza. Retrocedió hasta la pared de aquella habitación d
                               Maña”. Lentamente, con pesadez, sin prisas, el Mallister adelantó su posición hasta apenas rebasar las monedas que yacían en el suelo, ajenas al mund
                               suerte de los allí presentes. Cogió una y observó sus cantos desgastados, mellados por el ir y venir, el cambiar de manos. La lanzó un par de veces al air
                               sopesando su peso. ¿Qué más daba su peso pensarán vuestras mercedes? Pues yo les respondo: no era más que un simple juego para martirizar a la de
                               (que del temor, sus piernas habían flaqueado) mientras pensaba qué decir. Finalmente optó por algo sencillo.
                               -Al fin os encuentro, miei fiore…-lanzó una última vez el oro para cogerlo y no soltarlo. Las monedas compartían una característica con la Álvarez
                               mismo ambas tenían un futuro incierto-.



                               Estuvo a punto de ser descubierto, cuando Lisena se había levantado de sopetón y él había reaccionado por los pelos, girándose un poco y vigilándola d
                               Ya no tenía ninguna duda de que huía de él. Sus miradas nerviosas, oteando las calles, buscándole donde poco antes se encontraba no dejaban duda alg
Registrado: 15 Feb 2010        Salió corriendo y la perdió, pero para su fortuna la rubia fue a su estela, y este a la de la desconocida. No corría para no llamar la atención, pero la rap
Mensajes: 915                  paso ya daba a entender sus prisas haciendo que la gente se apartara. Finalmente, como un perro de caza siguió a la presa hasta que esta se cansó. Las
Ubicación: Ahora mismo no me   de lejos, desde la distancia, como si de un halcón se tratase. Respiraba agitada y hablaba con un hilillo de voz. No la oía, pero su pecho la delataba. Subí
encuentra ni el tontón.        bajaba con cada respiración, desbocado. Se había llevado una mano al costado, allí donde el bazo hace de las suyas con el flato.
                               Le dio unas monedas a la rubia y esta marchó.

                               El Mallister se encontraba junto a otros hombres, muy próximo, pero no en demasía. Charlaban sobre fueros y Cortes que hacía poco se habían reunido
                               habían sido tildadas de alegales. Aragoneses y sus mundos legislativos. Siempre igual. Pero a él ya poco le importaba, pues la castellana se movía de nu
                               lentamente aun sin bajar la guardia. Entró en una posada que por nombre tenía “La Maña”. Estaba regentada por una mujer cuyo rostro no habría da
                               trabajar en un burdel y ofrecía sus servicios a cualquiera que requiriera de un lecho seco, comida caliente y la compañía de una mujer ya entrada en añ
                               Accedió al lugar tras la de Toledo, que había desaparecido escaleras arriba. Nadie le hizo ni una pregunta, nadie le miró. Para el resto era alguien más
                               hospedaba en aquel lugar. Otro Don Nadie. Y pasó completamente desaparecido.
                               Una vez arriba diferentes puertas cerradas le daban la bienvenida. No sabía cual era la correcta, así que poco a poco, e intentando no hacer ruido, fue p
                               la oreja para oír lo que al otro lado había. Una vez halló la correcta entró.

                               Bajo sus botas crujían las maderas, ese sonido era una sentencia para Lisena que, con la cara desencajada le observaba. Todo color había huido de su r
                               ojos, antaño agradables para él y ahora hostiles, mostraban el profundo miedo que dominaba a la joven. Su tersa piel había perdido cualquier rastro de
                               pálida como si de un cadáver se tratase, más por el fantasma que acababa de ver que por naturaleza. Retrocedió hasta la pared de aquella habitación d
                               Maña”. Lentamente, con pesadez, sin prisas, el Mallister adelantó su posición hasta apenas rebasar las monedas que yacían en el suelo, ajenas al mund
                               suerte de los allí presentes. Cogió una y observó sus cantos desgastados, mellados por el ir y venir, el cambiar de manos. La lanzó un par de veces al air
                               sopesando su peso. ¿Qué más daba su peso pensarán vuestras mercedes? Pues yo les respondo: no era más que un simple juego para martirizar a la de
                               (que del temor, sus piernas habían flaqueado) mientras pensaba qué decir. Finalmente optó por algo sencillo.
                               -Al fin os encuentro, miei fiore…-lanzó una última vez el oro para cogerlo y no soltarlo. Las monedas compartían una característica con la Álvarez
                               mismo ambas tenían un futuro incierto-.

                               Se llevó la mano al cinto queriendo quitar el fiador, sin embargo no halló el acero. Quizás esa fue la suerte de Lisena: que el Mallister no encontrara hier
                               que atravesarla en aquellos momentos de ira y odio mezclados con recuerdos y sensaciones contradictorios. Aquel gesto no pasó desapercibido para ella
                               entre pena y alegría, dejó escapar unas lágrimas que resbalaron por su rostro, formando surcos. Así pues, volvió a avanzar, hacia la mujer, quitándose
                               guante de cuero. La Álvarez se cubrió como buenamente pudo implorando la bondad de Aristóteles y llorando y suplicando y gritando.

                               El de la Vega se quedó a gusto marcando de cardenales aquello que de ahora en adelante iba a ser suyo.
                               _________________
Soooooooooooy mineroooooooooooo...
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Adelaine                    Publicado: 16 Jul 2012 20:34   Título del mensaje:
                          El nerviosismo de Lisena pudo ser capaz de nublar la razón de Adela, ya que por lo general no era de tratar esa súbita confianza mucho menos con algu
                          acababa de cruzar (mejor dicho, chocar) por las agitadas calles de Huesca. Con las monedas de oro a mano, asintió y emprendió camino, pero, ¿hacía d
                          Estaba bastante claro que debía actuar rápido, aunque no debía dejarse llevar por aquellos sentimientos atropelladores. Si no se apaciguaba y pensaba
                          probablemente no cumpliría con su cometido.

                          Cuando la perdió de vista, dio media vuelta y volvió a encontrarse con aquellas calles saturadas, al igual con la incógnita de qué hacer y cómo hacerlo.
                          a la primera posada que se cruzo por el camino. Una fachada de madera que rendía honor a los años que se encontraba situada en ese sitio. No ingreso
Registrado: 28 Jul 2010   hablar con el posadero, pero busco los establos que estaban al fondo de edificio. Ordenó a Olivia que se quedara a un lado, una tarea difícil para un anim
Mensajes: 115             inquieto, salvaje y rebelde cuando se lo proponía; lo último que querría es que los caballos se enloquezcan con el olor de la zorra.

                          Se deslizo en silencio intuitivamente, analizando el terreno, aunque no sabía el por qué de su reacción, si no se trataba de un robo planificado. Dinero pa
                          caballo tenía, ¿y para dos?
                          No se dio el lujo de pensarlo dos veces. En un atisbo de su mirada vio a los animales sin nadie quién los cuidara. El hedor de los establos penetraba sus f
                          nasales, logrando que una mueca se le dibujara en el rostro. Tomando coraje, se acercó a los dos primeros que tenía a mano, o mejor dicho, con las rien
                          puestas ya que se habían encargado de quitarle las pesadas monturas. Los observó más analizando la decisión que la propia contextura física de los ani
                          No supo deducir cuanto tiempo estuvo observándolos, pero si lo suficiente para percatarse que alguien se acercaba por el mismo callejón dónde ella hab
                          ingresado.

                          El corazón se le aceleró al tiempo que la decisión floreció en sus acciones. De la adrenalina pura logró conseguir montar de un salto al caballo negro, mi
                          que de alazán aún seguía sosteniéndolo de las riendas. El resto de los equinos olieron el miedo, y el aire se volvió tenso, pesado para respirar o al menos
                          sentía Adelaine. Pateo. Un muchacho salió tras las sombras de aquél callejón, pero el grito quedo ahogado con el miedo al ver un par de cascos brillante
                          danzando sobre él. El caballo alazán que encabritó sólo logró eso, el miedo y que el lugar se llenara olor a orina. Salió por el callejón y el dueño de la po
                          había asomado a la puerta para que sucedía. En un ademán de su mano, tiro las dos monedas de oro sobre él.

                          -¡Gracias! -las palabras se la llevaron el viento, literalmente, galopando como podía con los dos animales. Extrañamente recordó la primera vez que m
                          animal de semejante majestuosidad, y volvió a saborear los aires de libertad de aquel entonces. Giro la cabeza, a todo esto se había olvidado de Olivia, p
                          seguía ahí, corriendo con la lengua al viento, jadeante. Oía gritos detrás de ella, y empezó a correr la voz de su supuesto acto de vandalismo, aunque ces
                          ver que efectivamente las monedas eran de oro, y ahí la guerra comenzó entre ellos.
Llegó a su destino, se bajo del animal de un salto y los ato entre el espeso vergel, intentando de esconderlos. No había tiempo que perder, tarde o tempra
                          buscarían por ella también. Alzó a la jadeante y cansada zorra en sus brazos y corrió a preguntar por Lisena. Simultáneamente, se oyó un grito que mo
                          burdel y el corazón de la rubia. ¿Había llegado tarde?

                          La sangre se le heló y se volvió corriendo hacía los caballos cuando vio unos hombres subiendo las escaleras. Y esperó, sabía bien lo que esperaba pero n
                          cual sería su final.
                          _________________




                          Lis ♥

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Lisena                       Publicado: 16 Jul 2012 21:53   Título del mensaje:
                          "Cuando me paro a contemplar mi estado
                          y a ver los pasos por dó me ha traído,
                          hallo, según por dó anduve perdido,
                          que a mayor mal pudiera haber llegado;

                          mas cuando del camino he olvidado,
                          a tanto mal no sé por dó he venido:
                          sé que me acabo, y mas he yo sentido
                          ver acabar conmigo mi cuidado.

                          [...]"

                          Gritaba en un principio, con el miedo calado hasta el alma y el fuego en sus mejillas, ardiendo incesante como aquella llama que hubiese latido tiempo h
                          venas del Mallister. Y en un descuido saboreó su veneno, veneno que en la piel dormía guardándola de los males. Pero aquel mal era ya inmune a cuant
                          ponzoña pudiese caber en su descarriada alma y, propiciándole cuanto dolor él había soportado en sí, la dio un último golpe que ella paró con el brazo.
                          Quiso verle la cara después, y cogiéndola desde el cabello que manaba por la nuca la zarandeó hasta él, de manera embarazosa y tropezando con el pet
                          cayó momentos antes al suelo. Se aferró a su pecho por no verse arrastrada por el entarimado, aún en muestras de honor y sobretodo orgullo, e irguió e
                          alzando la barbilla, con la siniestra sujetando la mano que la cogía desde el pelo y la diestra secándose las lágrimas. "No cambiarás" le pareció oírle
                          al valenciano, y con otra nueva lágrima manando de sus vidriosos ojos almendra, como las que comían en La Toscana, volvió a secarse el rostro con la
Registrado: 31 Ago 2011   de su vestimenta.
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                          No sabía bien por qué, pero seguía atreviéndose a mirarle con su orgullo y soberbia en los ojos, vidriosos y muy a pesar de los golpes recibidos. Fue ento
                          momento en el que ella creyó desfallecer y nublarsele la vista ante el dolor, las mejillas sonrosadas y un hilo de sangre corriendo por sus labios más rojo
nunca y con las piernas tendidas casi, habiendo perdido toda fuerza que en ellas hubiera. Césare la sostenía, glorioso por su venganza que aún parecía
poco pero que a pesar de ello se regocijaba.
Ella, con los ojos entreabiertos, observaba cómo él sonreía y después mantenía el semblante serio, como sopesando en las circunstancias y retornando a
tiempo pasado. Intentó abrirlos un poco más y le miró, tan fijamente, que el tiempo se detuvo en ese instante. Y pudo, con apenas un atisbo de tiempo, o
flaqueza en ellos.

El hombre siempre se doblegaría ante la debilidad de la mujer.

Tú... - Susurró sin fuerzas. Dejó caer su brazo, desfallecida de nuevo pero intentando aferrarse a aquel desgraciado mundo de pesares y haciéndose de
corazón por hallarse sus últimas fuerzas en ella. Buscó algo con la mano y no dio con nada más que unas cortinas, sucias y destartaladas por polillas. Y
ellas, con fuerza. Cayó el barrote metálico que las sostenía y dio en la cabeza del Mallister, que aturdido cayó al suelo llevándose consigo a Lisena. Se se
rapidez arrastrándose por el suelo y falta de un arma, se hizo con el mismo barrote que había caído sobre él, a modo de lanza. Le miró con reproche,
retrocediendo, las piernas temblándole.- Tú... -le repitió, acongojada- ...jamás vuelvas a ponerme una mano encima. O te juro, ¡te juro Mallis
...que aunque sea lo último que haga, te llevo conmigo al Infierno.

Se agachó rauda y aferró el petate con todas sus cosas a su brazo, yendo después por la bolsa de dinero y dejando, a modo de propina, las últimas mone
no le había dado tiempo a recoger. Iba rápida, aprovechando el vaivén confuso y oportunista de Césare que, de rodillas, intentaba alzarse para detener
ella ya estaba saliendo de la habitación, con los movimientos torpes y el cuerpo dolorido, cerrando después la puerta y atrancándola con el barrote entr
quicios de ésta y sobre el pomo. No aguantaría mucho tiempo pero sería el suficiente para escapar.
Corrió escaleras abajo sorprendiendo a los pocos huéspedes que apenas habían podido reparar en su rostro enrojecido y, al salir a la puerta, se halló co
por la luz del día. Buscó a uno y otro lado y después echó a correr doblando la esquina.
Buscó una cabellera rubia y confundió a Adelaine con otra mujer, la cual retrocedió al verla, pero pronto la liberó y volvió a salir en busca de Adela. Per
propia Adela quien la halló a ella y guiándola hasta los equinos aprisa, le preguntó acerca los golpes en su rostro. Tenía un ojo rojo que pronto tornaría
las mejillas sonrosadas y el labio inferior roto, y su jovial y dulce rostro comenzó a hincharse en poco tiempo. Frenó abrupta ante el alazán que, revuelto
sobre sus patas traseras y relinchó asustado y nervioso, sin dejar montarse.

Aprovechó para terminar de cerrar el petate y guardar el dinero, y una vez tranquilizado el corcel, montó sobre él. No llevaba silla, pero era mejor que
corriendo, sobretodo tras aquella paliza. Arreó al animal, que se revolvió unos segundos, y después avanzó cinco palmos hasta que Adelaine la detuvo.

¡Espera! ¡Voy contigo!

No juzgó necesario preguntarla, sólo se volvió hacia ella, ya montada, y ambas féminas salieron al galope del vergel, como dos sombras negras. Un gri
desesperación a lo lejos, lágrimas en las mejillas de Lisena y mucho, mucho dolor en el cuerpo, sobre un caballo de gran carácter recién domado. Hacía
con las rodillas para aferrarse sobre el lomo del caballo y agachaba el cuerpo pegándose a él, dejando que sus ojos retornasen atrás, sintiéndose parte d
hombre que la acababa de maltratar.
Fue después, cuando se sintió más segura por el camino y a dos millas de Jaca, cuando se detuvo a pensar en qué hacía Adelaine con ella.


"[...]

Yo acabaré, que me entregué sin arte
a quien sabrá perderme y acabarme,
si quisiere, y aun sabrá quererlo:

que pues mi voluntad puede matarme,
la suya, que no es tanto de mi parte,
pudiendo, ¿qué hará sino hacerlo? "
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Adelaine                    Publicado: 17 Jul 2012 02:11   Título del mensaje:
                          Hacía tiempo que no galopaba de tal manera, donde lamentaba con el alma no haberlos ensillado. Pero no había tiempo para los negocios y recorrer. S
                          llegado tiempo después...

                          Ahora se encontraban a escasas millas de Jaca, o al menos eso le contesto otro viajero que iba por el camino contrario. A esa altura la marcha había am
                          el sol ya comenzaba a emprender su camino hacía el horizonte, y la razón volvía en sí.

                          Lisena, detuvo su caballo y se dirigió hacía la rubia. La sangre estaba seca y su rostro hinchado y rojizo de los golpes recibidos, aunque su mirar parecí
                          procesado todo lo sucedido.

                          -¿Por qué decidiste acompañarme?

                          La incredulidad la sintió Adela en el tono de voz de Lis, la cual ahora permanecía firme y serena.
Registrado: 28 Jul 2010   -Por que quería hacer lo mismo que tu. Huir.
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                          -... huir, bien lejos de aquel lugar y aquel burdel. -hubiera terminado la oración aunque pareció lo mas sensato callar. Al fin y al cabo eran sólo
                          desconocidas que buscaron un mismo común. Salir de aquella ciudad.
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Lis ♥

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Lisena                       Publicado: 17 Jul 2012 02:34   Título del mensaje:
                          Por su parte, se le antojó misterioso el tono con el que Adelaine la trataba. En cambio, la observó detenidamente y asintió. Se hallaban ora a un lado del
                          arropadas bajo los árboles y entre los matorrales en donde se habían hecho un sitio para sentarse, comer y descansar hasta llegar a Jaca y, tras la villa
                          pirineo.

                          Mientras iba hablando, buscó algo metálico en lo que verse el rostro, entre sollozos agónicos, y poder limpiarse la sangre con agua de su bota.

                          ¿Y tú de qué huyes? -le preguntó, indiscreta, siseando con la lengua en muestra del dolor que sufría al tocarse el rostro. Por suerte, no tardaría dema
                          sanar y, hasta que lo hiciera, decidió en aquel momento que ocultaría su rostro.-Imagino que no dirás nada hasta que no lo diga yo. Pero,... bue
                          Yo huyo del pasado. Podrás suponer que ha sido el mismo pasado quien me ha hecho esto. Ayúdame por favor.

                          Le pidió de pronto, entregándole la bota de agua y pidiéndole que la vertiera sobre el paño con el que intentaba aliviar los golpes. Estaba fría, le sentaba
                          Era una sensación bastante agradable tras aquella furia torrencial de puñetazos.

                          Ahora, dime... ¿Puede ser que huyeses de algo peor que lo mío?, supongo que sí. Si quieres continuar deberías hacerte con comida, e
Registrado: 31 Ago 2011   Y no seré yo quien te obligue a permanecer a mi lado. -inquirió de nuevo, mirándola con desdén, todo el que podía. Pero de pronto se sintió conm
Mensajes: 156             por el rostro de la muchacha y, considerando que estaba siendo una desagradecida, teniendo en cuenta que, si no fuera por ella, no estaría allí con aque
                          cambió el tono por uno más sumiso y considerado hacia Adelaine.- Bueno, quiero decir... Mañana si quieres, vamos al mercado y compramos
                          unas mantas, supongo. Ya no me fío de los hostales. Por cierto... Gracias. Me llamo Lisena.

                          Fue todo cuanto dijo, y tras un largo silencio, volvió a contemplar su rostro. Era un monstruo. Un monstruo rojo, de sangre, de la ira aplacada en su ro
                          Cogió su humilde capa y se cubrió con ella, escondiendo tanto rostro como lágrimas bajo la capucha y, entre sollozos acongojados, bromeó diciendo que
                          muy agradecida por ser mora y tener que cubrirse la cara.
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Adelaine                    Publicado: 17 Jul 2012 17:37   Título del mensaje:
                          Aquel desdén puso en duda si lo que había echo valía realmente la pena. Y aquello parece que se vio reflejado en su mirar, pues la actitud de Lisena cam
                          que dijera ni una palabra. Al final se termino presentando formalmente y ante al agradecimiento se limito a sonreír y asentir.

                          -Yo me llamo Adelaine. -le dijo antes que haga Lis la broma de ser mora. Rió con ella, pero más por la gracia sino por la complicidad en sí.

                          -¡Eso lo podemos arreglar! Si me permites...

                          No espero respuesta alguna y le quito de un movimiento la capa que tenía puesta, dejando al descubierto aquel rostro congestionado. Con movimientos
                          ya que no quería hacerle daño, le hizo un velo improvisado donde sólo aquellos ojos hinchado de lágrimas era lo único que exponía.

                          -¡Tarán! -exclamo con cierta gracia. Detrás de ella, Olivia contemplaba el espectáculo, mientras rodaba y se estiraba entre en la tierra, feliz de haber b
                          ese caballo.
Registrado: 28 Jul 2010   Adela volvió a sentarse en el suelo con las piernas abiertas, doloridas, en especial la cara interna de los muslos, por la tensión ejercida mientras galopab
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                          Recordó que tenía una pregunta pendiente, así que medio sus palabras antes de contestarle.

                          -No se si peor a lo que te enfrentaste, aunque a esta altura no sabría juzgar que me hubiera deparado. -pronuncio en una voz serena y tra
                          con una pequeña pausa para un suspiro. Prosiguió. -Me iban a subastar.

                                   En aquel contexto era más que claro a qué tipo de subasta se refería. El ritual consistía en juntar la mejor clientela del burdel, y aquel que ofrecí
                                   por ella, se quedaba con su virginidad. Claro que la idea la atemorizo.

                                   -¿No puedo seguir con los bailes? -le suplicó a su Madame la noche anterior, casi de rodillas después de su espectaculo. Bailar como odalisc
                                   motivo el cual había ingresado, y era el único motivo lo cual le gustaría seguir en el burdel. Pero no como una fulana, no, eso no.

                                   -Ya circularon los rumores que sigues siendo doncella. ¿Crees que eso es bueno para mí y la reputación del local? ¡Claro que n
                                   Vístete con tu mejor vestido, y si es blanco, ¡mejor! Nosotras te maquillaremos. Si te mueves en la alcoba como lo haces en el
                                   escenario, la fortuna será grandiosa. Oh vamos, no llores, sabías bien que este día llegaría.

                                   Le tomo la barbilla con delicadeza obligando a mirarle los ojos, mientras ella yacía en el suelo de rodillas. Implorar no le serviría de nada, y las
lágrimas menos. Sí, sabía que ese día llegaría, pero no lo deseaba. Cuando su Madame salió de la habitación, Olivia se acerco hacía ella, limpiá
                          lágrimas de las mejillas. Se limito a abrazarla, sintiendo el calor y suavidad de su pelaje por su vientre desnudo. En aquel momento se sentía mi
                          sola.



                Recordó esos eventos después de pronunciar la palabra "subasta", pero no los mencionó, irrelevantes a la situación. Sólo le comento que durante esos m
                bailaba como odalisca y es por eso que había ingresado a trabajar.

                -No te asombres. -le dijo. -¿Viste el fuego de las chimeneas? Cálidos, ardientes y las llamas bailando sensuales consumiendo la leña, pe
                puedes tocar. Básicamente, era el fuego que calentaba mientras que las demás hacían su labor.

                Le sonrío cordial, mientras volvían a recaer en un silencio no incomodo, pero esencial. Por parte de ella, disfrutaba oír aquellos cantos de libertad que la
                naturaleza le regalaba. Lleno sus pulmones de aire y cerro los ojos. Olivia se acerco y se recostó entremedio de ellas, moviendo la cola de un lado al otro
                deberían partir, así que el tiempo lo aprovechaba para aminorar el ardor.
                _________________




                Lis ♥

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Lisena             Publicado: 17 Jul 2012 23:31   Título del mensaje:
                Comenzó a reír ante la viva alegría de Adelaine. Hacía mucho tiempo que nadie la trataba con esa naturalidad innata y esa simpatía que, a pesar de
                amedrentar tensiones entre ellas, siempre provocaba cierta desconfianza en Lisena. Pero pronto rehusó de aquellas ideas: la muchacha que se hallaba e
                suyo la había ayudado y, en cierta manera, salvado, por lo que pensó que no hubiera estado mal compartir su alegría.
                Tampoco se pudo imaginar que Adelaine le ayudaría con algo así como su rostro marcado por los golpes que le profiriera el Mallister y, tras buscar qui
                qué en su equipamiento, sacó de él una tela de un color muy brillante. Vaya, no recordaba que estuviese allí, entre sus cosas de viaje. Recordaba aquel p
                comprado en los mercados tanos, y por la bolsa del Mallister. ¿Aún no la había tirado?, pero ¿por qué tirarla? Era tan bonita... Y fue el único detalle
                desinteresado de aquel hombre. ¡Ah, por Fortuna, aquel hombre sabía ceder aunque no lo supiese reconocer! Y si no fuera porque la había golpeado, ya
                vuelto a enamorarle.

                Tomó la tela entre sus delicadas manos y envolviéndola en ella hizo que su belleza no se viera eclipsada por el dolor en sus mejillas, dejando sólo un surc
                aquellos ojos llorosos y que tanto contaban a cada pestañeo, que arrancaba una brisa desgarrada por sollozos de las horas anteriores. Y cubierto el rost
                ocultado el problema, volvió a sacar de su petate una hogaza grande de pan, además del tocino y el queso que lo acompañaban. Tendrían una cena gen
                mitad del camino para dos personas.
No tengo mucho más... Pero prometo invitarte a comer caliente mañana. - Fue cuanto la dijo, ofreciéndole la comida como cena de aquel día.
Registrado: 31 Ago 2011   verano y, aunque tardase en anochecer, la hora quedaba marcada por el Sol que ya comenzaba a ocultarse, así como sus estómagos reclamaban una
Mensajes: 156
                          recompensa por el esfuerzo cometido.

                          Se recostaron entre las pocas ropas de abrigo que llevaban y las que portaba Lisena sobre su nuevo caballo, al cual aún no habría nombrado, y utilizán
                          Adelaine como lecho, se tumbó mirando cómo la morena prendía una pequeña hoguera con la que espantar los animales del bosque. Se sentaron despué
                          alrededor de ésta y comenzaron a intercambiar discursos sobre sus vidas. La rubia, ella, hablaba sobre sus razones de huída. Lisena, avergonzada, no s
                          cómo confesarle lo que realmente ocurría.

                          La paliza hizo que su conciencia se amordazase.

                          ¿Sabes bailar? -Prefirió interrogar, cambiando de tema y tomando impulso a partir de la información que la odalisca le diera. Si ese era su trabajo, su
                          que sabría asir sus caderas provocando el deseo y la envidia. Como el fuego, la dijo. El fuego arde, y arder en llamas era, entre otras muchas cosas... Un
                          digno para un condottiero.- ¡Enséñame, por favor te lo ruego! -Y alzándose ambas entre risas, transcurrió la noche, moviendo las caderas una y
                          aprendiendo la otra; después los brazos, aprender a abrazar el aire sin apenas rozarlo, con sensualidad... Y por último la pierna, mostrarla con eleganc
                          público imaginario. Era muy divertido.

                          Pero Morfeo se adueñó de ellas después, y durmieron, soñando con danzarinas de rostro cubierto y envueltas en llamas hasta que la hoguera ardió una
                          vez durante la noche.

                          A la mañana siguiente, todo quedaba recogido. Los corceles habían pastado y bebido también, y ya más frescos todos para continuar el camino, avanza
                          hasta lo que quedaba de ruta hasta Jaca. Una vez en Jaca, se perdieron por sus calles, tan llenas de gente como las de Huesca, y buscaron el mercado m
                          intercambiaban palabras animadas y sonrisas de rostros descansados, a pesar de estar cubiertos, como el de Lisena. Compraron más pan, un poco de c
                          para aquella misma noche y algo de vino para acompañar. No supieron qué más podrían comprar y, sabiendo que aún así aquello iba a ser un festín,
                          abandonaron el mercado y prefirieron conservar el resto del dinero para futuras necesidades.

                          Continuaron el camino, tras haber hurtado unas sillas de montar en otros establos de la villa y sustraído unas alforjas con ellas, en una de las cuales ha
                          más comida y en otra misivas y correspondencia que fueron leyendo durante el camino entre risas y sofocadas carcajadas. Pronto estarían cruzando el
                          y ora atravesaban el puerto de montaña de Navasa.

                          _________________
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Adelaine                    Publicado: 18 Jul 2012 23:09   Título del mensaje:
                          No era raro aquel entusiasmo cuando se presentaba como odalisca, por lo cual accedió a enseñarle sin problema alguno, aunque le advirtió que el día si
                          le dolería todo el cuerpo, en especial la cintura y caderas. Olivia, mientras tanto, devoraba una rata que acababa de casar a escasos metros de ellas.

                          -No me quiere contar el motivo de esos golpes... -pensó mientras movía las manos en el aire cual serpientes deslizándose, sin cambiar aquel sem
                          cálido de su rostro. -... no la culpo.

                          Pero de alguna forma u otra iba a enterarse, si era necesario, incluso forjaría amistad con ella. Y de esa forma juzgar si sería necesaria su ayuda para p
                          alguna clase de venganza o no, sin acceder a la fuerza o las armas. Bueno, las armas sí, después de todo, ¡las caderas no mienten!

                          Cuando terminaron con el pequeño aprendizaje, no pudo evitar destacar lo bien que lo hizo, ya que no todas las mujeres tenían la soltura del cuerpo. De
                          por el cansancio, se tiraron sobre los improvisados lechos y tomó a Olivia como improvisada almohada.

                          Antes del alba Adela ya estaba de pie, el suelo no era un buen colchón pero aunque lo fuera no podrían bajar la guardia. Cualquier transeúnte podría lle
Registrado: 28 Jul 2010   hacía ellas y quitarles todo y más sin siquiera preguntar. Al poco tiempo, mientras Adela se colocaba el velo para cubrir su identidad, Lis se levantó que
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                          del dolor que tenía por todo su cuerpo.

                          -Te advertí que te dolería -le sonrió, recodando aquel dolor que había quedado en el pasado cuando aprendía el arte de la danza. De desayuno se lim
                          comer las sobras de la noche anterior y volvieron a emprender camino hacía Jaca. No tardaron mucho yendo a galope, pero lo que estaba más que clar
                          seguir cabalgando sin las sillas no.

                          Cuando empezaron a compenetrarse a las turbias calles de Jaca, se vieron obligadas a desmontar sus caballos y llevarlos de las riendas. Olivia se deleit
                          olfateando por tierra y aire los diversos aromas y hedores que la ciudad desprendía. De vez en cuando les mostraba los colmillos a perros que se les cru
                          el camino, pero la rubia enseguida la corregía ya que lo último que quería era malgastar dinero en curar heridas que podrían haber sido evitadas.

                          Ya al final del mercado sintió mareos. No quería seguir permaneciendo en aquel lugar, se lo transmitió a Lis y ella accedió una vez que salieron del mer
                          la carne recién comprada. Volvieron a partir de aquella ciudad, respetando la premisa de Lisena de no querer permanecer en cualquier posada por
                          desconfianza. Montaron unas cuantas millas, hasta que divisaron unas tierras abandonadas.

                          -¡Vayamos a ver! -exclamó Adelaine, quien contemplaba la inseguridad de su compañera si entrar o no. -Por ahí encontremos algo que nos pued
                          interesaaaaar...

                          El énfasis de sus palabras logró convencerla, así que cruzaron las tierras desnudas de pastizales. La rubia fue la primera en aterrizar en el caballo y se
                          con suma cautela, siendo Olivia más que sus ojos. Lisena, en cambio, decidió quedarse cuidando a los animales
                          ____

                          Lisena quedo esperando hasta la preocupación sí algo hubiera sucedido a aquella rubia quien ahora aparentemente era su única compañía. Desmontó c
                          preocupación retratando su mirar. Los caballos comenzaron a inquietarse y el suspenso comenzó a domar los corazones. Escucho pasos, rápidos y torp
                          dirigían hacía ella, y se volteo en dirección a la casa abandonada, llevando sus manos a la frente para ver mejor.

                          Entonces la vio. Olivia corriendo como si hubiera visto un fantasma y detrás de ella alguien intentaba de llevarle el paso. El correr de aquella mujer gra
                          tocando el limite de lo ridículo, dando zancadas y bamboleándose de un lado al otro, con unas sillas de montar y una bolsa sobre ellas.

                          -¡Venga, venga, venga! ¡Ayúdame que pesa! -le grito la voz de la rubia.

                          ____
Adelaine había ingresado a los establos abandonados, llenos no sólo del hedor de los animales sino también aquel inconfundible olor a muerte. Sobre la
yacía un cuerpo putrefacto e irreconocible. No portaba muchos objetos de valor, pero había tirado a escasos metros de él un zurrón con que parecía ser
correspondencias. Lo tomo con asco y lo tiro a un lado, reservándolo para más adelante. Divisó unas sillas de montar y un par de mantas, ¡ideal para e
aunque el único problema es que tomar dos y encima siendo pesadas, le tomo su tiempo. Tiempo que se vio limitado cuando le pareció oír el crujir de la
ahí fue utilizo toda la fuerza que poseía y salio corriendo de la forma que visualizo Lisena.

Tiro las sillas al suelo para que cada cual agarrara la suya para sus respectivos caballos. Tarea que se le dificulto a Adela por que jamás había colocado
montura a uno. Mientras se acomodaba, le comento su siniestro hallazgo.

-Ni idea quién habrá sido ¡Pero mira que tenía! ¡Cartas!

Le dijo entusiasmada sacudiendo el zurrón con sus manos dejando caer al suelo unas cinco cartas, algunas selladas con lacre y otras no. Montaron los c
prendieron camino hacía la montaña Navassa. Le entrego las correspondencias a Lisena mientras Adela se hacía ama y señora del zurrón medio maltr
de ojos de almendra comenzó la lectura en voz alta, primero la de un sobre que parecía de la alta nobleza. Era una invitación para la coronación de la R
Valencia.

-¡Allá festejando y nosotras acá yendo en sentido contrario! ¡Desdicha es la vida! -se quejó Adela burlona, provocando carcajadas y rompien
tensiones. La siguiente carta parecía una declaración de amor, donde fue imposible que a dúo imitaran aquella escena absurdamente romántica. Y así c
resto de las cartas, Lisena las leía en voz alta mientras que Adela realizaba la mímica.

Gracias a las cartas permitió que el tiempo se vuelva más ameno. Llegaron a su destino justo mientras el sol comenzaba a ocultarse por el oeste, así que
apresuraron en recoger leña y prender una fogata para asar la carne. Olivia daba vueltas por la fogata, atraída por el jugoso olor de la carne. En un m
hizo ademán de saltar para arrebatar el trozo de carne, pero la de ojos azur la agarro en el aire y la aprisiono en sus brazos, abrazándola con fuerza y
diciéndole cursiladas banales mientras Lis pinchaba la carne para ver si estaba lista.

Por lo general, Olivia se dejaba mimar, pero entonces se volvió más inquieta de lo normal.

-Anda tú, ¿no me quieres más verdad? –le hizo puchero a su zorra quién la ignoraba. Estaba alerta mirando hacía Lisena, o al menos eso creía. Se
sus brazos y salio corriendo en dirección a la cocinera. Adela, dramática, le dice: -¡Veteee, olvídate de mi zorra!

Pero paso de largo a la de pelo castaño quien se reía detrás del velo. Olfateo el aire, ignorando la carne asada y enseño los colmillos a los arbustos con e
erizado. Y ahí fue donde comprendió, que no estaban solas…
_________________




Lis ♥
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Cesar                            Publicado: 20 Jul 2012 08:12   Título del mensaje:
                                                                                                         “Caminante, no hay camino,
                                                                                                         se hace camino al andar.”




                               Aquella manta llena de chinches no le protegía del frío matinal que azotaba las tierras del rey de Francia. Había llegado a Saint Liziers el día anterior s
                               a Lisena y aquella rubia, aún desconocida para él. Las había seguido varios días desde que retomara su pista en el puerto de montaña de Navalas, paso
                               obligatorio para cruzar aquella cordillera, y desde entonces no les había vuelto a perder el rastro. Al principio habían sido cautas, intentando pasar
                               desapercibidas sin dejarse ver, pero a medida que transcurrían las jornadas iban perdiendo esa cualidad, hasta creerse completamente seguras. Él por
                               aguardaba una buena oportunidad, la ocasión perfecta para abordarlas sin darles de nuevo la opción de escapar. Aquel golpe recibido en Huesca le dol
                               orgullo.
Registrado: 15 Feb 2010
Mensajes: 915                  El Mallister se hallaba en un establo, lugar donde la nariz se embota con todo tipo de olores desagradables y el oído se vuelve más sensible ante la amen
Ubicación: Ahora mismo no me   ratas y otros animales. Al menos podía decir que había dormido seco sobre aquel heno. Con la misma ropa que en días anteriores y exhausto por la cont
encuentra ni el tontón.        vigilia, se levantó y desperezó un poco. Había dormido mal y estaba hambriento.
                               El de la Vega tenía la mente en blanco, las tripas le rugían y era cuanto necesitaba saber. Así pues, acabó el poco de pan duro que le quedaba y algo de q
                               Además le pegó un buen viaje al vino que bajó directo al estómago saciando su sed. Una vez acabado el festín volvió a lo suyo. Las jóvenes.

                               Cada cosa en su sitio. La florentina (una especie de vizcaína pero a la italiana), la espada envuelta convenientemente para evitar ruidos innecesarios y
                               sombrero, bien calado, ocultando al máximo su rostro.
                               Césare sabía en que habitación se hospedaban aquellas dos, la noche anterior, tras que salieran las incautas, un par de florines se habían deslizado, com
                               no quiere la cosa, hasta la mano de la regenta, quien había cantado cuanto sabía. De esta forma, a una hora muy temprana, hora en la que sólo los ebri
                               alguaciles y asesinos están despiertos se dirigió hasta el hostal. Este estaba frente aquellas cuadras en las que había pasado la noche y era de dos planta
                               baja, un comedor donde la gente gastaba el dinero que tenía en alcohol y mujeres que se acercaban al anochecer, y la de arriba, las habitaciones. De est
                               subió los peldaños haciendo el mínimo ruido posible, como otrora en Huesca. Sólo que esta vez iba preparado a conciencia.

                               Una vez frente a la puerta deseada la abrió tal y como le dijo que hiciera aquella mujer escuálida, de piel amarillenta y cuerpo huesudo. La cerradura es
                               rota por el trajín, el ir y venir de visitantes, portazos, el tiempo iba pasando factura. Y cedió con un golpe seco.
                               Rezó, rezó para que no se hubieran despertado, pero parecía que aquellas dos también estaban exhaustas, cansadas del largo viaje y no se oyó ningún r
                               desde dentro. Abrió la puerta suavemente y se introdujo en la habitación. La estancia era cálida y fuera quedaba aquel helor matutino. Cerrando de nue
                               algo sobre lo que sentarse, una silla cualquier cosa. Cuando lo encontró, tomó asiento frente a la puerta, mirando al lecho. Bloqueando la salida.

                               La habitación era pequeña, les habría costado poco y no estaba muy decorada, sólo una pequeña mesa, a modo de repisa y la cama. Ahí se encontraba l
                               buscaba. En el lecho estaban las dos mujeres, una al lado de la otra. La rubia dormía en posición fetal, dejando los cabellos sueltos, cayendo por el bord
                               cama. Al otro lado, pegada a la pared se encontraba Lisena. Seguía con el rostro marcado, pero en vez de cardenales e hinchazones, su faz ya mostraba
                               de recuperación, el color violáceo había ido dejando paso a pequeñas costras.
                               Sus vestidos se encontraban apoyados sobre la mesilla. Así que dormirían con lo imprescindible, bajo aquella manta.

                               El recuerdo de aquella noche bajo la magia del vino toscano hizo que aflorara una sonrisa bajo aquel gorro. Las curvas de la de Toledo, el olor de su cab
                               tacto de su piel, el color de sus ojos, la sensación de sus besos, todo, todo era cada vez un recuerdo más difuso, pero que con gusto repetiría. Se mesó la b
recordando aquellos días en los que Gaviolo aún vivía. Por aquel entonces, ¿quién le hubiera dicho que acabaría así?
                          _________________




                          Soooooooooooy mineroooooooooooo...
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Lisena                      Publicado: 20 Jul 2012 15:34   Título del mensaje:
                          Dormía boca arriba, el rostro echado hacia un lado, mirando hacia la pared y sin apenas ropa. Una bola de pelo y pelusa, pequeña y de tacto suave, se
                          entre las sábanas y desde los pies hasta el pecho de la joven, en donde decidió tumbarse mirando hacia la puerta; se movía una figura.
                          Olivia dormía a los pies de su dueña, y el otro pequeño animal, silvestre aún, empezaba a morder la mano de Lisena, mirando con ojos de súplica al Ma
                          muy quedo en la silla.
                          Se desveló de pronto ante los mordiscos insistentes del pequeño lobezno y lo primero que hizo fue verificar que el animal no había meado la cama. Lo co
                          sus manos y lo levantó, mirándole. "Querrá comer", pensó. Fue en ese momento cuando vio a Césare y se incorporó sobre el lecho, alerta y atenta a lo qu
                          pudiera hacer, acomodando el largo pelo y haciendo alarde de su aparente desnudez al recolocarse el corpiño bien.

                          El silencio se mantenía en la habitación, y ésta, caldeada, solo se veía interrumpida por el llanto del cachorro que, con rebeldía, intentaba acercarse al
                          valenciano para olerle, pero ella no le dejaba. Temía más por el propio animal que por lo que pudiese pasar con ella.
                          Le mantuvo la mirada todo lo que pudo hasta que la bajó, asumiendo su derrota y final y dejando que su mente vagase a cuando adquirió aquel pequeñ
                          Olivia le había enseñado los dientes dos días atrás en el puerto de montaña, cuando acampaban, y éste, entre las sombras de la maleza, se acercó con la
                          apuntando hacia el cielo, muy juntas sobre su cabeza, el hocico arrastrándolo por el suelo y la cola entre las patas, atraído por el sabroso olor de la cena
                          ambas viajeras; y con la indiscreción de la juventud e, incauta, la cría de lobo se aproximó hasta ellas dando un rodeo a la hoguera, sin temerla, aunque
Registrado: 31 Ago 2011   perdiendo de vista tras ésta al aviso de la zorra que, inquieta, marcaba el territorio con sus gruñidos. Se sentó frente a ellas, pidiendo comida, algo que
Mensajes: 156             resultó gracioso a ambas y enternecidas por la cara del lobezno, accedieron a hacerle partícipe de aquel ágape de montaña. Siempre estaba pidiendo m
                          y en una ocasión incluso llegó a morder a Lisena a causa del último trozo de carne. Pero era un lobo y no le culpaba, ella habría hecho lo mismo. En cam
                          sometió a su voluntad con dos golpes que volvieron más sumiso al lobezno y, aunque aún con arranques salvajes -como el de aquella mañana al morder
                          mano-, el animal se dejó tratar. Debía de haber sido una cría perdida o incluso el huérfano de una camada.

                          Como ella, perdida y encontrada por una mano más poderosa y dominante. Quizás fue ese el motivo por el que lo acogió y, desde entonces y hasta que a
                          a Saint Liziers, le rieron las gracias que protagonizaba sobre la montura alazán de la Álvarez, buscando cobijo.


                          En aquella mañana también le hubiera reído las gracias, pero se hallaba lo suficientemente nerviosa como para ello, y volviendo a alzar la vista hacia e
                          Mallister le escrutó con la mirada. ¿Qué vería él?, ¿una muchacha joven y fuerte o una niña desamparada a la que poder aplastar con un dedo? Creía su
                          lo bastante incierto como para cometer cualquier acto desesperado, por lo que alzándose del lecho descubrió su cuerpo, cubierto bajo el apretado corpiñ
vendajes que ocultaban sus vergüenzas más aparentes. Se aproximó hasta él con el lobo a sus pies, al que había apodado como "Suda" pues no obedecía
                lo que Lisena pudiera decirle, y apartándolo con un pie lo detuvo mientras observaba cómo ella avanzaba hasta la figura, un hombre sentado que le mir
                también con un halo amenazador.

                Desmayarse, atreverse, estar furioso,
                áspero, tierno, liberal, esquivo,
                alentado, mortal, difunto, vivo,
                leal, traidor, cobarde y animoso;

                no hallar fuera del bien centro y reposo,
                mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,
                enojado, valiente, fugitivo,
                satisfecho, ofendido, receloso.

                Recitó, arrodillada a sus pies y mirándole al rostro con el alma en vilo y la voluntad corrompida. Aún recordaba aquellos versos de cuando sus señoras

                Huir el rostro al claro desengaño,
                beber veneno por licor süave,
                olvidar el provecho, amar el daño;

                creer que un cielo en un infierno cabe,
                dar la vida y el alma a un desengaño;
                esto es amor,... quien lo probó lo sabe.

                Fue todo cuanto dijo. El lobo los miró, torciendo la cabeza extrañado y sentado tras Lisena. Ella, por su parte, procuraba hacer el mínimo ruido y, no su
                qué momento de su miserable existencia se atrevió, que llevó su diestra hasta su mejilla y le acarició, el corazón galopante.
                _________________
                Las mentes privilegiadas tienden a pensar igual




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Adelaine                    Publicado: 22 Jul 2012 23:01   Título del mensaje:
                          Hacía tiempo que no se deleitaba dormir sobre una cama, que entre el suelo y el montón de paja que tenía en su hogar, se sentía dichosa. Sintió movimie
                          a su alrededor, pero decidió hace caso omiso, lo último que quería era abrir los ojos.


                          -No veo la hora de dormir en una cama. -le confesó a Lisena mientras arribaban al hostal. Su cuerpo se había vuelto una piedra, sobretodo sus
                          hombros, cuello y espalda. El sueño y los sentidos al vilo no le ofrecían un descanso reparador, más las horas cabalgando. Cómo era de esperar, el franc
                          era la única lengua que se manejaba, haciendo sentir Adela incomoda, vulnerable e irritable.
Registrado: 28 Jul 2010
Mensajes: 115             Para su sorpresa, Lisena se las pudo ingeniar con el idioma para hacerse entender, no hablaba fluido, pero le sirvió para el dueño del lugar acceder a d
                          una habitación. Ni bien se acomodaron en los aposentos, Adela empezó a quitarse su vestido, donde la blancura quedo de antaño, cubierto con motas
                          verdes y marrones. Quedando en ropa interior se escabullo entre frías y húmedas sabanas mientras Olivia se subía a los pies de la cama.

                          -No me siento en ánimos para bajar a cenar. -dijo casi como un ronroneo. -A estas alturas se me parte la cabeza del dolor.

                          Lo último que quería era oír el bullicio incompresible de los demás que se hospedaban. Y con respecto a la comida, con sólo pensarlo se le cerraba el
                          estomago. ¿Acaso se estaba enfermando? Sí, estaba enferma, del agotamiento, del cansancio y de la fatiga. Lo único que necesitaba era un buen descan
                          y un buen despertar. Bueno, lo último podríamos decir que dejo mucho que desear...

                          Esa mañana Olivia no la despertó lavando su cara con su lengua áspera como solía hacerlo. Al contrario, se estaba moviendo de un lado al otro en los p
                          de la cama casi pisándose sus cuatro patas. Abrió un ojo y vio que Lisena se había levantado.

                          -Cómo si hubiera visto un fantasma. -la rubia se pudo haber incorporado, pero su cuerpo no le respondía. Sus músculos se habían relajado de tal
                          forma que maniobrar con ellos parecía un desafió.

                                  Desmayarse, atreverse, estar furioso,
                                  áspero, tierno, liberal, esquivo,
                                  alentado, mortal, difunto, vivo,
                                  leal, traidor, cobarde y animoso;

                          -¿Qué esta pasando?

                                  no hallar fuera del bien centro y reposo,
                                  mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,
                                  enojado, valiente, fugitivo,
                                  satisfecho, ofendido, receloso.


                          Adela giró la cabeza intentando de mirar por encima de su hombro. Olivia le obstruía la vista con su cola.

                                  Huir el rostro al claro desengaño,
                                  beber veneno por licor süave,
                                  olvidar el provecho, amar el daño;
Le dio un empujón a Olivia con su pie. Ésta se sobresalto e hizo ademán con sus fauces abiertas para morderla. Le dio otra patada, esta vez más fuerte
                para corregirla.

                        creer que un cielo en un infierno cabe,
                        dar la vida y el alma a un desengaño;
                        esto es amor,... quien lo probó lo sabe.


                Se sentó mostrando su torso semi-desnudo. Su semblante siempre cálido y amigable se torno gélido e inquisitorio. No hacía falta palabras para sacar
                conclusiones, ni conocer historias para saber que estaba sucediendo. Permaneció en aquella postura, con las manos sosteniendo su torso, las piernas
                enroscadas en las sabanas y sus labios rosados entreabiertos. La mirada azur clavada en la puerta, esperando. "Quiero salir", pudo haber dicho, "quier
                salir", pudo haber gritado. Pero hasta la persona más valiente sabría cuando callar.


                Si aquel fue el hombre quien hirió los pétalos de la flor de Lis, probablemente, allí se encontraba el final del viaje.
                _________________




                Lis ♥


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Asdrubal1         Publicado: 23 Jul 2012 13:20   Título del mensaje:
                Al de la Barca le habría gustado decir que se había manejado a la perfección por las calles de Foix, que se había hecho entender por los habitantes, pero
                sería faltar a la verdad, y aunque él en alguna ocasión posterior a su estancia en la ciudad dijera que había hablado a la perfección el francés, la verdad
                era muy distinta, iba a regañadientes siguiendo a Druso, que sí sabía mencionada lengua, para mayor enfado del de Caspe, a quien le irritaba en
                profundidad verse sometido a la guía de otro que no fuera él mismo.

                Lo llano no caracterizaba precísamente a esa ciudad, había dos partes, una zona alta y otra baja, el castillo dominaba la ciudad que era la capital del
                Condado del mismo nombre, Asdrubal se hospedaba en una taberna de mala muerte de la zona baja, donde había estado dando gracias durante varios
                minutos por haber encontrado una habitación medianamente limpia, su plan inicial era abandonar Foix rápidamente para poner rumbo a la Península
                Itálica, preferentemente una ciudad sureña, que allí por lo menos se hablaba, relativamente, castellano, la cuestión es que tenía que aprovisionarse, y es
                le llevaba ya varios días, entre una cosa y la otra, se demoraba ya demasiado en ese maldito Condado, que si herraduras para los caballos, que sí brida
                sin desgastar, y luego el avituallamiento, quebraderos de cabeza... Y de bolsillo para el de Caspe, me habrán visto cara de rico, pensaba, esto es una
                conspiración para arruinarme, si todo es culpa del de la Vigna, por no prevenirme de hacer este viaje de locos.
Dirigió una mirada furibunda al mencionado italiano, aunque se despejó al oir un grito al que se había acostumbrado;

                                       -l'eau!

                                       Ambos se apresuraron a separarse de la ventana de donde provenía el maldito grito, momentos más tarde una tromba de un líquido marrón, que en otr
                                       tiempo pretérito había sido agua, caía desde la ventana, que pasó a bajar calle abajo por lo empinado de la calle, anegando todo de barro y mugre;


                                       -¡No lo aguanto más! Nos vamos ahora mismo a los barrios más altos, un segundo más aquí y me voy a morir del asco.

                                       Empujando y despachando a quienes se ponían por delante, se abrió paso el de la Barca, con leves disculpas por parte del italiano, llegados ya a la zona
                                       alta, se apreciaba cierta diferencia, por lo menos las calles estaban más limpias, y al ser una zona céntrica, la guardia tenía una presencia más visible, p
                                       lo menos ya no tendrían que estar palpando sus bolsas de dinero cada dos por tres... Y no es que llevaran gran cantidad de dinero, pero sí suficiente par
Registrado: 14 Feb 2010
                                       copar los numerosos gastos del viaje, que no iban a ser pocos.
Mensajes: 1544
Ubicación: Ducado Libre e Independiente L'eau--->El agua.
de Caspe
                                       _________________




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Cesar                                     Publicado: 23 Jul 2012 23:24   Título del mensaje:
                                       El contacto de aquella cálida mano con su rostro le apaciguó. Las caricias otrora fueron más abundantes y largas, sin miedo, buscando otro propósito q
                                       el de salvarse. ¿O quizás no? Ya le daba igual, había llevado su zurda sobre el dorso de la de Lisena. Arrastrando su mano hasta la altura de los labios d
                                       Mallister, con los que la besó mientras no apartaba sus ojos de los de ella. Sus ojos del color del caramelo, dulces, se fundían con los suyos, más claros.
                                       Volvió a besar aquella mano.

                                       Algo le había sucedido. Había entrado en la estancia deseando ajustar cuentas con la de Toledo, y, sin embargo, ya no le dolía el orgullo como un rato
                                       antes. Su mente ya no era un bullicio de infames torturas, de geniales palabras de venganza. La desnudez de la mujer le había vuelto a atrapar,
                                       implacable, con aquellas palabras envenenadas. Versos malditos. Sin embargo el amor no era el motivo de su descortés visita.

                                       Con la otra mano, la diestra, la cogió del mentón y elevó su rostro. Aquel que días atrás había herido, aquel que un año antes había besado. Lo examinó
                                       intentando leer los pensamientos, que ahí aguardaban, tras los luceros de la castellana. De algo no tenía duda. Estaba asustada, se leía el miedo en su
rostro, pero seguía ahí, impasible, esperando el fallo a los pies de aquel juez. Ya había hecho su alegato, ahora él deliberaba.
                               El pulgar de Césare se elevó hasta los labios de la Álvarez, que seguía aguantando la mirada que él desvió hacia aquel carmesí. Con suavidad le acarició
                               belfo.

                               -Vine para…

                               ¿Le iba a decir para qué había venido? No iba a ser tan idiota, la tenía a sus pies, doblegada, sin posibilidad de escapar. No se había percatado de la rub
                               que atrás estaba despierta, ni que había elevado el torso. No se percataba de nada, su mente era un enjambre de ideas, caos. Hasta que una finalmente
                               le mostró clara, y no era del todo una locura.
                               Asiándola por el talle la elevó hasta él. Ambos se pusieron en pie. Frente a frente, mirándose de nuevo, esta vez, sin embargo, las manos del Mallister no
                               hirieron aquel cuerpo. Los dedos iban desatando el corpiño hasta liberar aquel torso. Entonces sí. Sí que tenía sentido decirle para que había venido.

                               -Vine para perdonarte.-y la besó.
                               _________________
Registrado: 15 Feb 2010
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encuentra ni el tontón.




                               Soooooooooooy mineroooooooooooo...
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Adelaine                         Publicado: 26 Jul 2012 22:45   Título del mensaje:
                               El alba se dibujaba a sus espaldas mientras cabalgaban por los senderos franceses. Durante el día cruzaban las ciudades francesas, y durante la noche,
                               dormitan entre la naturaleza con un improvisado campamento. "Estamos por llegar a Foix" dedujo ante las palabras que intercambiaban sus
                               acompañantes, aquella madrugada donde el cielo aún seguía oscuro.

                               La marcha era lenta y constante, aunque para ella era una agonía larga y perturbadora. A estas alturas tenía durezas en los dedos debido a las riendas
                               ampollas se habían formado y reventado por toda la cara interna de los muslos, dejándolas a tal punto que tardaron varias noches para que sanaran.

Registrado: 28 Jul 2010        -Ya hemos llegado. -anuncio alguien, no supo precisar quien había sido por que estaba dormitando sobre el caballo. Cuando se despabila se dio cuent
Mensajes: 115                  que ya era hora pasada el mediodía. ¿Cuanto tiempo estuvieron cabalgando a ese ritmo? Dirigió su mirada hacia su derecha y vio a Lisena, se la veía
                               cansada igual que Adela, pero por alguna razón aguantaba más que la rubia. Detrás del perfil de ella estaba el Mallister, compañía que le sentaba como
                               piedra en el estomago, aunque sin motivo concreto aparente.

                               Volviendo su mirada hacía el frente, sí, efectivamente habían llegado. Su entorno comenzó a cambiar, de vegetación frondosa a extensos campos de
                               cultivos en plena etapa de crecimiento, hasta las primeras viviendas signo de urbanización. Foix era igual a las que habían pasado anteriormente, no
                               cambiaba mucho. Seguían hablando de forma incomprensible a sus oídos y todas las ciudades, salvo alguna variación en las fachadas de las casas, no
variaba mucho de Aragón.

                Llego el turno de la actividad que más ansiaba Adela. Elegir un sitio para dormir. Ella no resulto demasiado pretenciosa a la hora de la elección, aunqu
                tampoco iba a permitir un lugar equivalente o peor que dormir con el cielo de techo. Cuando decidieron, acomodaron los caballos en sus establos y se
                fueron a instalar a la habitación.

                La rubia aprovecho para cambiarse de ropa. Se situo en un rincón de la habitación y empezó a maniobrar. Saco de aquel zurrón que se había apropiado
                trozo de tela de baja calidad que compro en el camino, se quito el vestido que se encontraba desgarrado y quedó en ropa interior. De la misma habilidad
                que le había echo el velo a Lisena, se hizo un híbrido entre toga y vestido que cubría todo su cuerpo, dejando sólo sus brazos y sus pies al descubierto.
                Después de eso, no pudo evitar tirarse encima de la cama y al fin sintió el cuerpo como se iban las contracturas musculares.

                -¿Tenemos algo para beber? Me entro sed.

                Olivia se acomodo sobre el vientre de Adela, nuevamente obstruyendo la mirada a sus alrededores. Parecía una maña nueva que adquirió. Se sentó,
                moviendo a la zorra a su regazo y quedo a la espera de una respuesta, la garganta le ardía de la sequedad y un buen trago de vino o agua no le vendría
                mal.
                _________________




                Lis ♥

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Lisena             Publicado: 28 Jul 2012 14:43   Título del mensaje:
                Se estremeció ante el contacto de aquella cálida mano. Aún lo recordaba, sus labios sobre los suyos, acariciándolos, mordiéndolos, deseándolos tanto co
                a su cuerpo... Y de nuevo aquella volátil mano, que la había descubierto ante él y la asía ora sobre la montura.

                Despertó de aquel sueño en el que había mantenido un ojo abierto. Aún sostenía las riendas de su cabalgadura a pesar de que era el Mallister quien las
                guiaba, tras ella, abrazándola con sus fuertes brazos. Esos brazos que la habían golpeado atrás en el tiempo y más anteriormente la habían hecho suya
                algo que volvería a repetirse, y la mantuvieron bajo su recaudo una buena jornada durante sus andanzas en la Toscana.
                Se recostó sobre su pecho, cansada del viaje, hastiada del tiempo. Desde que se reconciliaran no habían vuelto a mantener conversación alguna salvo la
                las caricias y miradas fortuitas, que se volvían en conversaciones fugaces y elocuentes que jamás hallaban fin hasta que Adelaine les espetaba que era la
                hora de cenar. O de comer. No sabía bien, incluso confundía el tiempo. Ya no sabía si el Sol salía desde oriente o desde poniente, o si las estrellas cubrían
                camino como un manto o si su camino se escondía bajo ellas. Y todo se había vuelto en una constante burla al desdén de los tiempos pasados y en motivo
                por los que recordarlos, día tras día, noche tras noche, hasta Foix. La desconfianza aún mellaba en ella y sin embargo en ocasiones sentía la repentina
                fuerza de la desesperación corriendo por sus venas, empujándola a armarse ante él, temerosa por su mano. Que si quería la reclamaba, que si quería la
                amansaba, y poco importaba el método a utilizar.
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  • 1. [RP] Veneno en la piel Ir a página 1, 2, 3, 4, 5 Siguiente Índice del Foro -> Plaza Hispana - Ver tema anterior :: Ver siguie Autor Mensaje Lisena Publicado: 14 Jul 2012 00:03 Título del mensaje: [RP] Veneno en la piel Valencia no era tan concurrida como Roma, sin embargo, era igual de fácil hacer que te perdieran la pista. Las gentes, el bullicio, el ruido... Y la desespe Maldita Lisena. Maldita mil veces. Huesca era una ciudad de olores. Los sabores quedaban reservados para el noblerío, al igual que otros tantos placeres y mundanos vicios, pero aquello que poco o nada pudiera interesarle a la ahora castellana. ¿Que cómo llegó a Huesca? Tuvo que dar muchas vueltas, a decir verdad, y ninguna de ellas fue sencilla en absoluto. Resumámoslo con que huyó de Val resuelta ante los acontecimientos, atravesó Cataluña y Aragón, descubriendo su parentesco con cierto Marqués y asentándose después en Castilla, dent servidumbre de la Marquesa de Santillana, con la certeza de que jamás volvería a pasar mayores penurias de las que podría haber pasado a lo largo en y en especial en La Toscana. Era la costurera de la Duquesa y con afanes de que ésta mejorara, doña Urania de Winter la había confinado a los reinos t nuevo, para que aprendiera a manejar mejor los brocados y, cómo no, saber tratar los caros damascos de Venezia entre sus torpes manos de niña. Cier que la joven flor de Lis tenía un don para la costura y que muchas veces complacía a su nueva señora, así como había adoptado mayor delicadeza en el sus manos, pero ésta gustaba siempre de mejorar, tanto sus enseres como servidumbre y gustos, y no había dudado ni un solo momento en enviarla a lo confines del mundo si hacía falta, haciendo ademanes de buscarla buena fortuna de aquel modo. Lisena aceptó. Lisena no sabía decirle que no a la Marquesa. Por ello, se hallaba allí, en Huesca, de paso para arribar a territorios franceses, queriendo conocerla al menos para poder contarle algo a la de Santillana mientras cuando la estuviera probando los caros y lujosos vestidos que le hacía, siempre como excusa aquellas distracciones al clavarle los alfileres. Y ella, que gustaba además de hacer agasajo de sus nuevas adoptadas excentricidades, la ex una bolsa llena de monedas de oro al tiempo que le decía “Toma, niña, compra telas, que en la Corte de Castilla ahora soy yo la que impone moda, ¡y ten que importar, que hay que mover la economía, que me lo ha dicho mi tito!”. Registrado: 31 Ago 2011 Mensajes: 156 Por todo esto, más aquello, la morena se dispuso a vagar entre las calles empedregadas de la ciudad antes de abandonarla para transcurrir por la sigu mismo modo que seguía divagando en sus asuntos, banales o no, pero que siempre desencadenaban nuevas ideas a cada cual más maquiavélica y rebus se preguntaba, cómo aún tras pasar un año, podía acordarse del rudo e insensato valenciano. “Ingenuo...” –pensó, y riendo entre dientes se dispuso a imaginar cuál habría sido la cara que se la habría quedado. Amarga, ¿tal vez? Eso esperaba. por maltratarla. O quizás mejor... De furia. Una niña le había burlado. Y no sería ni la primera ni la última vez. Pero tampoco podía negar el hecho de que, a pesar de cuantas ofensas había sufrido por su causa y de otros tantos disturbios ocasionados a su cuenta, e Mallister se había hecho querer, al menos un poquito, en cuestión de afectos nada decorosos. Fue el primero en su vida, y pensaba que, ojalá, tampoco fu último. De cualquier modo tampoco le deseaba la buena ventura que ella misma se disponía en buscar, por lo que asiendo sus caderas en sinuosos movi más marcadas que en el anterior año, continuó pensando en que se merecía un poco de mal y desgracia. Valoró entonces que quizá le hubiera ocasionad alguna ante tanto entregado y poco recibido. ¿Pero qué iba a hacer ella, más que aprovechar? La vida estaba llena de perros en busca de comida y en su mayoría mordían la mano que les daba de comer. No iba a ser ella menos. Entre aquellos pensamientos y otros tantos más, se acercó a la plaza mayor en donde se concentraba mayor bullicio y algarabía en comparación con el
  • 2. las calles de la villa. Debía de haber algo en especial, una función o por el estilo, pues se había edificado un escenario a base de tablones y cubierto su rev telones. Y se escuchaban risas, y aplausos, y gritos y una cabra a lo lejos. Animada por su naturaleza curiosa, se aventuró hacia el centro del público y f tratando de coger el hilo al diálogo entre los personajes. Un hombre, el amigo de éste y una cabra en escenario, y al cambiar de cuadro, aparecían una m su padre junto a un cura. Eran diálogos animados, con la sagacidad como protagonista, y por lo que parecía, causaba gran impresión entre el populach excitado, provocaba aquel jolgorio de risas ante el llanto desconsolado y exagerado de la mujer. La muchacha, Lisena, no fue menos. También rió acompañando al resto, más abstraída por la cabra que había escapado al entablado a embestir al cur la actuación del padre, llevándose ambas manos a la boca y apenas cubriendo la comisura de los labios, fingiendo angustia. Fue en aquella ocasión cua entre la confusión de risas y gritos alegres, escuchó una carcajada que la llamó bastante la atención: más por lo familiar que por lo brusca de ésta; se v hacia atrás, desde la diestra, buscando su procedencia, y al no hallar nada, hizo lo mismo hacia poniente. Estaba allí, como si fuera una invocación lo que profiriera desde el pensamiento momentos antes, el jodido Mallister,... y horrorizada por lo engorroso d situación, tragó saliva y por fin pudo observar el rostro que se le pudo haber quedado al condenado de la Vega en cuanto ésta marchó: se reía, a carcaja limpia, como si no importase nada más, ¡y al Diablo con el resto!, era el hijo de una condesa y el resto de plebeyos ya quisieran tener la mitad de cuna q Se le heló la sangre en el pecho y su aliento se convertía en una aliteración de sonidos, nerviosos e inquietos que buscaban cobijo bajo las carcajadas de l multitud, confiando plenamente en que podrían ocultarla lo estrictamente necesario para abrirse paso y salir airosa del lugar, preparar sus cosas y... p ¿Qué hacer, sino? Y antes de que él sintiera que alguien le observaba, una sensación que todos solemos tener en algún determinado momento de nuestras vidas a pesar de la certeza de ello, se giró rauda y presta en dirección contraria a él, separados por una distancia de diez varas y media y aumentando aquella longitud metros que se sucedían cada vez más. Volvió el rostro atrás. ¡No, no mires que te va a ver! – Se dijo, en voz alta, pensando que sólo se escuchaba a sí misma, pero la cruda realidad era que eran los lugareños q miraban raro; se apartaban ante su paso y alguno que otro pegaba un aullido entre quejidos nada moderados en lenguaje. No la importó en absoluto, e cambio. Pero más cierto era que no podía evitar chocarse con alguien en su intento desesperado de huída. Volvía la mirada continua e insistentemente, y muy alterada, teniendo la sensación que avanzaba más lento de lo esperado. Y continuó haciéndose camino, abandonado ya el interior del bullicio y cada vez más rápido, cuando de pronto chocó contra algo y cayó al suelo estrepitosamente sucedido por un grito, más parecido a un quejido y una injuria. Mientras tanto, todo oscense allí presente era testigo de las hazañas de una cabra que, resuelta a lidiar con quien fuera, se enfrentaba ora contra los alg de la ciudad, descontrolada. _________________ Las mentes privilegiadas tienden a pensar igual
  • 3. Volver arriba Adelaine Publicado: 14 Jul 2012 01:36 Título del mensaje: -¡Qué me arrastre el mismo demonio al infierno! Blasfemia tras blasfemia salían de sus inocentes labios rosados. Olivia, su reciente mascota adquirida, se sacudía el lodo de su pelaje rojizo, arruinando vestido decente que Adelaine poseía. Sabía que le costaría horas extras para poder conseguir otro parecido, o al menos que no tenga manchas de lodo m toda la falda blanca. Observo a través de la ventana buscando un alivio. -No llegaré a tiempo si me quiero cambiar… Y no. Los burdeles de Huesca no hincaban la rodilla en cuando a dar tiempo se trataba. Y mucho menos cuando de entretenimiento exótico se involucrab cual servia para deleitar a los clientes y animarlos a consumir los diversos productos del lugar, abarcando mujeres de piel chocolate o leche, cuyo cabell variaba entre las llamas del fuego, una cascada de seda amarilla o la misma noche reflejándose. Cada una tenía su rol, pero ni una llegaba a envidiar e le tocó Adela en aquel lugar, o al menos eso le hacía creer. Registrado: 28 Jul 2010 Dio un paso hacía afuera de la vivienda, y su pequeña zorra colorada se escabullo entre sus piernas, para ubicarse unos escasos metros frente a ella, an Mensajes: 115 recorrer las calles de Huesca hasta las afueras del Vergel. Por más que a Adela no le gustaba que fuera, no le quedaba otra. La última vez que la dejo so precaria vivienda casi le destruyo la mitad de los muebles entre mordiscos. -Al menos allá la tengo vigilada… -reflexiono cuando la llevo por primera vez a su lugar de trabajo. Creyó que no la dejarían, pero sorprendentem accedió la madame, siempre y cuando no destruya los muebles de la casa de muchas habitaciones. Por alguna razón no le negaban las pocas y nada ocu que tenía. Cerró la puerta detrás de ella y cruzo su mirada azur con los ojos de miel de Olivia. Sólo unos instantes se mantuvieron en esa posición, heladas, hasta q impaciente animal se puso en posición juguetona, largando un suave ladrido. Y ahí fue cuando Adela echo a correr. Y correr, correr, correr. Corriendo p calles volátiles de Huesca, esquivando con destreza las personas que se cruzaba por su camino. Giro a la izquierda, nuevamente a la izquierda y luego tr a la derecha. La única que le llevaba el paso era su animal. Y volvió a girar a la derecha. Sintió el bullicio de la Plaza, pero no le dio importancia, aunqu
  • 4. cruzarla. Corría derecho. Corría en zig-zag. Corría… corría… corría… Y chocó. Se vio tirada en el suelo gracias al fuerte impacto con aquel cuerpo. Le dolía todo y no comprendía nada. Olivia por suerte logró detenerse antes de tiem ahora se encontraba ladrando aquella desconocida con su ladrido áspero e inquebrantable y el pelaje erizado. La rubia le chisto para que callase, lo últi quería era ser taladrada por su potente ladrido. -Lo lamento mucho. ¿Le hice daño alguno? –se disculpo con una suave melodía mientras se incorporaba como resorte. De fondo, la zorra continu ladrando. -¡Olivia calla ya! Rugió Adela, haciendo callar abruptamente al animal. Le tendió la mano a la muchacha para ayudarla a incorporarse. Debía ser turista, nunca la habí antes transitar por las calles de la ciudad oscense. Y a su alrededor la gente comenzó a observar los movimientos de las dos. Los ojos de azur se mostraron impacientes y vivos. -¡Por que no metéis sus narices en otra parte! ¡Esto no es un jodi’o espectáculo! La mala leche de Adela pudo lograr que la gente mirara hacía otro lado. No soportaba las miradas injuriosas. Suspiró. -Perdón si la he incomodado, –le dijo a la joven de pelo azabache, -es que aquí la gran mayoría sólo mira, pero no forma parte de la acción iban a ayudarnos, mejor que se larguen. Olivia mostró sus pequeños colmillos a los transeúntes que se quedaban mirando, mientras que Adela esperaba la reacción de la joven la cual mostraba mirar una inquietud poco de lo normal. ¿Por qué estaba tan inquieta? _________________ Lis ♥ Volver arriba Cesar Publicado: 14 Jul 2012 16:16 Título del mensaje: Valencia no era tan concurrida como Roma, sin embargo, era igual de fácil hacer que te perdieran la pista. Las gentes, el bullicio, el ruido... Y la desespe Maldita Lisena. Maldita mil veces.
  • 5. Huesca era una ciudad bonita, situada en una depresión conocida como La Hoya o La Plana, estaba rodeada por cerros y al norte, comenzaba el Pirine aragonés. Sus tejados, de arcilla seca se tostaban al sol, dotándolas de un color rojizo, típicas del interior peninsular. Su catedral se elevaba sobre el res edificios, solemne, monumento que representaba el poder del Altísimo en la vida terrenal. Y allí abajo, en el cobijo que ofrecía sus muros ante el Astro Re encontraba él. Disfrutando de aquello que había escrito durante aquel último año. Tras perder la pista a Lisena había acabado abandonando toda esperanza de atraparla de nuevo. Mejor para ella, hubiera sido ajusticiada con severid madre se mostró agradecida por aquella visita de cortesía, y no supo nada de aquella última aventura en Italia. No quería que supiera que su hijo vend espada para ganarse el sustento, pagarse sus fulanas y derrocharlo en vino. El manirroto del Mallister gustaba de vivir a todo trapo, sin negarse cualq de lujo, y eso hacía que cada vez tuviera más problemas con las rentas, con los administradores corruptos y con sus deudores. Por tal de recibir algunos florines, escudos, ducados o cualquier tipo de oro acuñado había decido escribir teatro, tan de moda que estaba. Al principio a que otra tragedia, en verso, que se había estrenado con muy poco éxito y no había servido para suplir todas las deudas. Y seguía derrochando. Finalme decidió estrenar en Huesca aquella obra, ya que sólo una compañía se había interesado. Trataba de un hombre, un comerciante arruinado, que engaña familia acaudalada de mercaderes para que casara a una hija, que era horrible, con él. Sin embargo, el amigo del protagonista, deseoso de contraer él n con la muchacha, a través de una treta hacía que el pardillo se enamorara de una cabra, liando la historia de amoríos, traiciones, y cabras. A medida q Registrado: 15 Feb 2010 historia avanzaba el absurdo se iba apoderando y las carcajadas resonaban en aquella plaza junto a la catedral. Él también lo hacía aunque se supiera Mensajes: 915 aquellos versos salidos de su pluma. Ubicación: Ahora mismo no me encuentra ni el tontón. De pronto un alborotador hacía de las suyas. Allá por donde pasaba iba dando golpes y pisotones, llamando la atención de todo el mundo. Se alejaba de que le llamó la atención, pero al fijar la vista, la sorpresa fue mayúscula. Aquel rostro angelical, aquellas finas hebras azabache que resbalan por su esp aquella mirada maldita sólo podían ser de una persona. Zorra… masculló entre dientes, mientras la ira afloraba bajo su piel. Lo que viene a continuación, aunque el joven Mallister que acababa de superar las veinte primaveras no lo reconozca, sucedió. Sucedió que a su mente v aquellos recuerdos enterrados, aquellos recuerdos de cuando tornó a sus tierras natales le martirizaron. La Toscana era diferente, Agostino le irritaba y primeras semanas, los besos de Elisabetta no le calmaban. Con el temple convulso su vida zozobraba tras el temprano recuerdo de la de Toledo. Aunque reconociera, la primera mujer que se había negado, más tarde accedido, y seguramente utilizado le había dejado mella en su altivo carácter. Para bien mal. Más para lo segundo, pues desde entonces su tiranía se había acentuado para con sus criados y subordinados. Había sido necesario mucho tiempo esfuerzo de sus allegados para calmarle los ánimos y reconducir su humor a la normalidad. A menudo, y para que se hagan vuestras mercedes una idea estado del de la Vega, la cortesana, Elisabetta, con normalidad salía llorando de la habitación del signorino, con la cara marcada, y no fueron pocos los moratones que tuvo que esconder. Por suerte, la ira había dado paso al odio, y este, al olvido. Hasta que aquella mujer no fue más que una anécdota, un mero apunte de a pie de página de la vida de aquel hombre. Y Huesca, aquella ciudad, los juntaba de nuevo. Iba a recobrar lo que le pertenecía, y a darle una lección. Pero él era más sabio en cuanto a pasar desap se refiere, y confundiéndose con el gentío, a una distancia prudencial de la Álvarez la siguió, hasta la colisión con una rubia. Una bionda*, tonta tenía q encima llevaba un zorro que iba ladrando a cualquier cosa que se moviera. Observó, desde la distancia y como buenamente pudo el accidente, pues pron formó a su alrededor un corro. Tuvo que acercarse, temeroso de ser descubierto. Quería saber dónde se alojaba la mujer de los oscuros cabellos. En cua pudiera le haría una visita. Por el momento aguardó, intentando escuchar la conversación que mantenían ambas. *rubia _________________
  • 6. Soooooooooooy mineroooooooooooo... Volver arriba Asdrubal1 Publicado: 15 Jul 2012 18:11 Título del mensaje: Estaba en camino hacia el Norte, atrás quedaban Urgell y Catalunya, la herida se le había vuelto a abrir y el médico le había aconsejado no tomar part ningún otro combate so pena de enfermar gravemente, el caspolino lo meditó profundamente, pero al fin el sentido común le ganó, y pidiendo los permi pertinentes salió del Campamento, rumbo a los Pirineos, el de la Vigna había protestado de mil y una formas ante el último extravagante deseo de su se -Pero, ¿Cómo se os ocurre tal cosa? Un viaje a Francia... Y así estuvo durante varios minutos hasta que una mano imperiosa del de la Barca le calló, no había vuelta atrás, lo había decidido, aunque para regoc italiano, esta vez sí que le había dejado a él llevar los mapas, hacía un calor de mil demonios, el Astro Rey pegaba de plano sobre los dos viajeros, llegar medio día a los Pirineos, fue un largo ascenso y aún mayor penoso descenso, Asdrubal veía con horror que le costaba más mantenerse a salvo en la baja en la subida, había que evitar a toda costa coger demasiada velocidad y que se le rompiera alguna pata al equino... Hacer el trayecto a pie no era algo q agradara en demasía. Al anochecer ya habían recorrido medio camino, a una velocidad asombrosa, y sin pasar ningún control francés, eso sorprendió especialmente a Druso al de Caspe le pareció absolutamente normal, ¿Qué peligro iban a tener dos honrados ciudadanos? Hicieron un alto en una posada, de muy mala catego Registrado: 14 Feb 2010 opinión de Asdrubal, quien no paró de soltar maldiciones a cada cual más malsonante, que a ciencia cierta no debieron entender los presentes pues no h Mensajes: 1544 caso, suerte que el italiano chapurreaba algunas palabras en francés, porque lo que era el de la Barca... Al final consiguieron sendas habitaciones; Ubicación: Ducado Libre e Independiente de Caspe -¡Una estafa Druso! Nos han estafado, si ya sabía yo, que vas a saber tu de francés si eres italiano, ¡doy gracias para que hables castell Pero bueno lo hecho, hecho está, aunque claro bien pródigo que eres con mi dinero malandrín, no sé porque no te he despedido ya... Cerró la puerta iracundo en las narices del de la Vigna, quien mostró una sonrisa y unos ojos resignados e hizo lo propio dirigiéndose a sus habitacione y meditabundo quedó Asdrubal sonriendo, había que dejar en su sitio a ese italiano orgulloso, bien que le apreciaba, pero no podía permitirse traslucirl señor, cada uno en su papel, y así con un orgullo y alegría de quien sabe que ha hecho un gran trabajo, se durmió. A la mañana siguiente tras despertarse, ni que decir tiene que muy temprano, se dirigió a levantar al de Italia y bajaron, les sirvieron sendos platos de u mejunje que el tabernero decía ser leche con pan, pero que me aspen pensó el de Caspe, si me creo que esta bazofia es tal, pagó al tabernero lo debido y s por la puerta, para primera y única alegría del de la Barca, estaban ensillados, alimentados y limpios, por fín daban una. Subiendo a los caballos retom camino en dirección a Foix, en el Condado de Toulouse, llegaron al anochecer, aunque por suerte, no como para que los portones estuvieran atrancados
  • 7. canto, traspasaron las puertas, antes eso sí, tuvieron que dar cuenta a los guardias que custodiaban las puertas, eso se lo dejó a Druso, que para algo de sabía mencionado idioma. Entraron en un hostal y nuevamente pidieron habitaciones para pasar la noche, tras pagar, esta vez por adelantado, que desconfiados, pensó el de Casp fueron a sus respectivos lares, en los que pasaron la noche, a la mañana siguiente, sin desayunar, pues en algo se habían puesto de acuerdo, tomar algo fuera cerveza en aquellos lugares de mala muerte, era exponerse a un envenenamiento, emprendieron un paseo por las calles de la ciudad... _________________ Volver arriba Lisena Publicado: 15 Jul 2012 20:57 Título del mensaje: Reaccionó tarde en cuanto a levantarse del suelo, y tras un corto bramido cayó en la cuenta de que la cabeza le daba vueltas tras aquel fuerte golpe. Tar en lo referente a apreciar si continuaba la figura del Mallister donde estaba anteriormente, por lo que, aún en el suelo, volvió el rostro atrás y buscó los se movían desde aquella altura. No lograba entender nada, ni tampoco lo requería, y cogiendo en un desprovisto la mano de la otra hizo fuerza para alz con o sin su permiso. Después, y casi al instante, volvió a mirar hacia atrás, aturdida. No le hallaba. Supuso que era porque había demasiada gente a su alrededor. Se puso de puntillas y volvió a mirar, pero en cambio notó un ladrido muy una bola de pelo áspero y duro. Agachó la mirada y pegó un brinco. ¿Un zorro?, perdón. ¿Una zorra?, ¡vaya! Así le llamaba el Mallister. Y de pronto tod había vuelto en excusa por la que recordar al italiano. A todo esto, ¿y el Mallister? Buscó a su alrededor. Le pareció haberlo visto, mas había desaparecido de ahí al volver a arrastrar la mirada hacia el inter jolgorio de aplausos y risas. Más confundida que antes echó a correr, presa del pánico, sin apenas valorar que podría estar más cerca aún de lo que ella pudiera imaginar; y corría, corría y corría, con el pulso acelerado, dando brincos por sobre los obstáculos que se hallaba en su camino y alzando las fal que no la estorbase en el movimiento de las piernas. Tras de sí, la continuaban Olivia y Adelaine. ¡Espera, espera! - Chillaba desde atrás la rubia. Debió de haberle causado gran impresión, pues confusa como estaba había echado a correr de aquel corrillo de gente para perderse después por unas galerías abandonadas del arrabal muy próximas a donde se hospedaba, dando el esquinazo primero y volviendo a aparecer entre los pilares. La humedad y el hedor a orina se concentraban en ellas, pero era una zona muy ventilada, abierta y extensa que servía de pasadizo entre callejones; ell parte, había pedido hospedaje en una de las habitaciones de un burdel que se encontraba a apenas pocos metros tras atravesar las galerías y torcer la e hacia la derecha, e iba con intenciones de allegar a él para recoger todo cuanto antes y salir hacia Jaca y de la misma atravesar los pirineos. Pero las pi Registrado: 31 Ago 2011 fallaban y los nervios la traicionaron y tuvo que verse obligada a reposar apoyada a uno de los pilares, con el corazón desbocado y el miedo cabalgando Mensajes: 156 venas. Adelaine se aproximó a ella intimidada, temerosa por hacerla huir de nuevo. Olivia, mientras tanto, olía el miedo.- ¿Se encuentra bien?
  • 8. Lisena la miró absorta, sin saber bien qué decir y recuperando el aliento aún. La miró de arriba abajo y dibujó después una mueca en su rostro al ver a tras ella, que la miraba curiosa e intentando atrapar su olor con su hocico. Se sostuvo con las manos al pilar como si fueran garras, y dejando que su pe subiera y bajase ante su acelerada respiración, procuró sostenerse a pesar de la flaqueza de sus piernas. Tengo que irme de Huesca, ¡tengo que irme ya! Consígueme un rocín o un caballo. ¡Me da igual!, pero que sea ya por favor, no puedo aquí ni un minuto más. - Le fue diciendo mientras llevaba su mano al escote y de él sacaba dos monedas de oro que le diera la Duquesa. Los ojos vidr voz quebrada, la tez pálida. Había visto un fantasma.- Ten, para el animal, y lo que sobre para ti. ¿Podrás? Cuando lo tengas, ve a la posada Maña" y pregunta por Lisena. Le miró con ojos de súplica queriendo saber si ésta accedería, y como antaño hubiera hecho, encandiló a la muchacha para que accediera. Se hallaba en verdadera necesidad y, agradeciendo aquella improvisada ayuda, volvió a echar a correr, recuperada ya y con la mente más fría. No transcurrieron ni minutos cuando ya se encontraba en la que iba a ser su habitación, desorganizando todo y guardando todo en el petate que había utilizado durante el v los anteriores días. Una única ropa de abrigo por si había la necesidad de ello, pan endurecido por los días, un poco de tocino con lo que condimentar las comidas, queso, ag una bota y la bolsa de dinero repleta, era todo lo que poseía, además de una capa de viaje para resguardarse de la lluvia ocasional. Y ahora adquiriría un animal al que tendría que mantener. Al menos no volvería a caminar y avanzaría con más rapidez, motivo por el que había rogado a aquella joven r la ayudara en conseguir uno. Se hallaba aún muy alarmada a pesar de todo y no sabía bien la razón por la que Adelaine le había inspirado confianza en momento tan crucial, pero había reservado todas sus esperanzas en aquella huída y estaba segura de que Césare no podría atraparla. Tanto, que inclus se le cayó el saquito de monedas al suelo y éstas se desperdigaron por él, no contuvo la respiración como habría hecho momentos ha y habría soltado un blasfemia. Pero se encontraba más tranquila ahora, y aunque sus movimientos continuaban siendo torpes no había vacilado en arrodillarse al suelo y disponerse a recoger una por una todas las monedas para devolverlas a su lugar. Estaba por recoger las cinco últimas que quedaban cuando escuchó unos pasos y vio unas botas marrones, llenas de hebillas. Alzó la mirada y, sorprend alzó, con las últimas monedas en mano y retrocediendo varios pasos hasta chocar contra la pared. _________________ Las mentes privilegiadas tienden a pensar igual Volver arriba
  • 9. Cesar Publicado: 16 Jul 2012 18:57 Título del mensaje: Bajo sus botas crujían las maderas, ese sonido era una sentencia para Lisena que, con la cara desencajada le observaba. Todo color había huido de su r ojos, antaño agradables para él y ahora hostiles, mostraban el profundo miedo que dominaba a la joven. Su tersa piel había perdido cualquier rastro de pálida como si de un cadáver se tratase, más por el fantasma que acababa de ver que por naturaleza. Retrocedió hasta la pared de aquella habitación d Maña”. Lentamente, con pesadez, sin prisas, el Mallister adelantó su posición hasta apenas rebasar las monedas que yacían en el suelo, ajenas al mund suerte de los allí presentes. Cogió una y observó sus cantos desgastados, mellados por el ir y venir, el cambiar de manos. La lanzó un par de veces al air sopesando su peso. ¿Qué más daba su peso pensarán vuestras mercedes? Pues yo les respondo: no era más que un simple juego para martirizar a la de (que del temor, sus piernas habían flaqueado) mientras pensaba qué decir. Finalmente optó por algo sencillo. -Al fin os encuentro, miei fiore…-lanzó una última vez el oro para cogerlo y no soltarlo. Las monedas compartían una característica con la Álvarez mismo ambas tenían un futuro incierto-. Estuvo a punto de ser descubierto, cuando Lisena se había levantado de sopetón y él había reaccionado por los pelos, girándose un poco y vigilándola d Ya no tenía ninguna duda de que huía de él. Sus miradas nerviosas, oteando las calles, buscándole donde poco antes se encontraba no dejaban duda alg Registrado: 15 Feb 2010 Salió corriendo y la perdió, pero para su fortuna la rubia fue a su estela, y este a la de la desconocida. No corría para no llamar la atención, pero la rap Mensajes: 915 paso ya daba a entender sus prisas haciendo que la gente se apartara. Finalmente, como un perro de caza siguió a la presa hasta que esta se cansó. Las Ubicación: Ahora mismo no me de lejos, desde la distancia, como si de un halcón se tratase. Respiraba agitada y hablaba con un hilillo de voz. No la oía, pero su pecho la delataba. Subí encuentra ni el tontón. bajaba con cada respiración, desbocado. Se había llevado una mano al costado, allí donde el bazo hace de las suyas con el flato. Le dio unas monedas a la rubia y esta marchó. El Mallister se encontraba junto a otros hombres, muy próximo, pero no en demasía. Charlaban sobre fueros y Cortes que hacía poco se habían reunido habían sido tildadas de alegales. Aragoneses y sus mundos legislativos. Siempre igual. Pero a él ya poco le importaba, pues la castellana se movía de nu lentamente aun sin bajar la guardia. Entró en una posada que por nombre tenía “La Maña”. Estaba regentada por una mujer cuyo rostro no habría da trabajar en un burdel y ofrecía sus servicios a cualquiera que requiriera de un lecho seco, comida caliente y la compañía de una mujer ya entrada en añ Accedió al lugar tras la de Toledo, que había desaparecido escaleras arriba. Nadie le hizo ni una pregunta, nadie le miró. Para el resto era alguien más hospedaba en aquel lugar. Otro Don Nadie. Y pasó completamente desaparecido. Una vez arriba diferentes puertas cerradas le daban la bienvenida. No sabía cual era la correcta, así que poco a poco, e intentando no hacer ruido, fue p la oreja para oír lo que al otro lado había. Una vez halló la correcta entró. Bajo sus botas crujían las maderas, ese sonido era una sentencia para Lisena que, con la cara desencajada le observaba. Todo color había huido de su r ojos, antaño agradables para él y ahora hostiles, mostraban el profundo miedo que dominaba a la joven. Su tersa piel había perdido cualquier rastro de pálida como si de un cadáver se tratase, más por el fantasma que acababa de ver que por naturaleza. Retrocedió hasta la pared de aquella habitación d Maña”. Lentamente, con pesadez, sin prisas, el Mallister adelantó su posición hasta apenas rebasar las monedas que yacían en el suelo, ajenas al mund suerte de los allí presentes. Cogió una y observó sus cantos desgastados, mellados por el ir y venir, el cambiar de manos. La lanzó un par de veces al air sopesando su peso. ¿Qué más daba su peso pensarán vuestras mercedes? Pues yo les respondo: no era más que un simple juego para martirizar a la de (que del temor, sus piernas habían flaqueado) mientras pensaba qué decir. Finalmente optó por algo sencillo. -Al fin os encuentro, miei fiore…-lanzó una última vez el oro para cogerlo y no soltarlo. Las monedas compartían una característica con la Álvarez mismo ambas tenían un futuro incierto-. Se llevó la mano al cinto queriendo quitar el fiador, sin embargo no halló el acero. Quizás esa fue la suerte de Lisena: que el Mallister no encontrara hier que atravesarla en aquellos momentos de ira y odio mezclados con recuerdos y sensaciones contradictorios. Aquel gesto no pasó desapercibido para ella entre pena y alegría, dejó escapar unas lágrimas que resbalaron por su rostro, formando surcos. Así pues, volvió a avanzar, hacia la mujer, quitándose guante de cuero. La Álvarez se cubrió como buenamente pudo implorando la bondad de Aristóteles y llorando y suplicando y gritando. El de la Vega se quedó a gusto marcando de cardenales aquello que de ahora en adelante iba a ser suyo. _________________
  • 10. Soooooooooooy mineroooooooooooo... Volver arriba Adelaine Publicado: 16 Jul 2012 20:34 Título del mensaje: El nerviosismo de Lisena pudo ser capaz de nublar la razón de Adela, ya que por lo general no era de tratar esa súbita confianza mucho menos con algu acababa de cruzar (mejor dicho, chocar) por las agitadas calles de Huesca. Con las monedas de oro a mano, asintió y emprendió camino, pero, ¿hacía d Estaba bastante claro que debía actuar rápido, aunque no debía dejarse llevar por aquellos sentimientos atropelladores. Si no se apaciguaba y pensaba probablemente no cumpliría con su cometido. Cuando la perdió de vista, dio media vuelta y volvió a encontrarse con aquellas calles saturadas, al igual con la incógnita de qué hacer y cómo hacerlo. a la primera posada que se cruzo por el camino. Una fachada de madera que rendía honor a los años que se encontraba situada en ese sitio. No ingreso Registrado: 28 Jul 2010 hablar con el posadero, pero busco los establos que estaban al fondo de edificio. Ordenó a Olivia que se quedara a un lado, una tarea difícil para un anim Mensajes: 115 inquieto, salvaje y rebelde cuando se lo proponía; lo último que querría es que los caballos se enloquezcan con el olor de la zorra. Se deslizo en silencio intuitivamente, analizando el terreno, aunque no sabía el por qué de su reacción, si no se trataba de un robo planificado. Dinero pa caballo tenía, ¿y para dos? No se dio el lujo de pensarlo dos veces. En un atisbo de su mirada vio a los animales sin nadie quién los cuidara. El hedor de los establos penetraba sus f nasales, logrando que una mueca se le dibujara en el rostro. Tomando coraje, se acercó a los dos primeros que tenía a mano, o mejor dicho, con las rien puestas ya que se habían encargado de quitarle las pesadas monturas. Los observó más analizando la decisión que la propia contextura física de los ani No supo deducir cuanto tiempo estuvo observándolos, pero si lo suficiente para percatarse que alguien se acercaba por el mismo callejón dónde ella hab ingresado. El corazón se le aceleró al tiempo que la decisión floreció en sus acciones. De la adrenalina pura logró conseguir montar de un salto al caballo negro, mi que de alazán aún seguía sosteniéndolo de las riendas. El resto de los equinos olieron el miedo, y el aire se volvió tenso, pesado para respirar o al menos sentía Adelaine. Pateo. Un muchacho salió tras las sombras de aquél callejón, pero el grito quedo ahogado con el miedo al ver un par de cascos brillante danzando sobre él. El caballo alazán que encabritó sólo logró eso, el miedo y que el lugar se llenara olor a orina. Salió por el callejón y el dueño de la po había asomado a la puerta para que sucedía. En un ademán de su mano, tiro las dos monedas de oro sobre él. -¡Gracias! -las palabras se la llevaron el viento, literalmente, galopando como podía con los dos animales. Extrañamente recordó la primera vez que m animal de semejante majestuosidad, y volvió a saborear los aires de libertad de aquel entonces. Giro la cabeza, a todo esto se había olvidado de Olivia, p seguía ahí, corriendo con la lengua al viento, jadeante. Oía gritos detrás de ella, y empezó a correr la voz de su supuesto acto de vandalismo, aunque ces ver que efectivamente las monedas eran de oro, y ahí la guerra comenzó entre ellos.
  • 11. Llegó a su destino, se bajo del animal de un salto y los ato entre el espeso vergel, intentando de esconderlos. No había tiempo que perder, tarde o tempra buscarían por ella también. Alzó a la jadeante y cansada zorra en sus brazos y corrió a preguntar por Lisena. Simultáneamente, se oyó un grito que mo burdel y el corazón de la rubia. ¿Había llegado tarde? La sangre se le heló y se volvió corriendo hacía los caballos cuando vio unos hombres subiendo las escaleras. Y esperó, sabía bien lo que esperaba pero n cual sería su final. _________________ Lis ♥ Volver arriba Lisena Publicado: 16 Jul 2012 21:53 Título del mensaje: "Cuando me paro a contemplar mi estado y a ver los pasos por dó me ha traído, hallo, según por dó anduve perdido, que a mayor mal pudiera haber llegado; mas cuando del camino he olvidado, a tanto mal no sé por dó he venido: sé que me acabo, y mas he yo sentido ver acabar conmigo mi cuidado. [...]" Gritaba en un principio, con el miedo calado hasta el alma y el fuego en sus mejillas, ardiendo incesante como aquella llama que hubiese latido tiempo h venas del Mallister. Y en un descuido saboreó su veneno, veneno que en la piel dormía guardándola de los males. Pero aquel mal era ya inmune a cuant ponzoña pudiese caber en su descarriada alma y, propiciándole cuanto dolor él había soportado en sí, la dio un último golpe que ella paró con el brazo. Quiso verle la cara después, y cogiéndola desde el cabello que manaba por la nuca la zarandeó hasta él, de manera embarazosa y tropezando con el pet cayó momentos antes al suelo. Se aferró a su pecho por no verse arrastrada por el entarimado, aún en muestras de honor y sobretodo orgullo, e irguió e alzando la barbilla, con la siniestra sujetando la mano que la cogía desde el pelo y la diestra secándose las lágrimas. "No cambiarás" le pareció oírle al valenciano, y con otra nueva lágrima manando de sus vidriosos ojos almendra, como las que comían en La Toscana, volvió a secarse el rostro con la Registrado: 31 Ago 2011 de su vestimenta. Mensajes: 156 No sabía bien por qué, pero seguía atreviéndose a mirarle con su orgullo y soberbia en los ojos, vidriosos y muy a pesar de los golpes recibidos. Fue ento momento en el que ella creyó desfallecer y nublarsele la vista ante el dolor, las mejillas sonrosadas y un hilo de sangre corriendo por sus labios más rojo
  • 12. nunca y con las piernas tendidas casi, habiendo perdido toda fuerza que en ellas hubiera. Césare la sostenía, glorioso por su venganza que aún parecía poco pero que a pesar de ello se regocijaba. Ella, con los ojos entreabiertos, observaba cómo él sonreía y después mantenía el semblante serio, como sopesando en las circunstancias y retornando a tiempo pasado. Intentó abrirlos un poco más y le miró, tan fijamente, que el tiempo se detuvo en ese instante. Y pudo, con apenas un atisbo de tiempo, o flaqueza en ellos. El hombre siempre se doblegaría ante la debilidad de la mujer. Tú... - Susurró sin fuerzas. Dejó caer su brazo, desfallecida de nuevo pero intentando aferrarse a aquel desgraciado mundo de pesares y haciéndose de corazón por hallarse sus últimas fuerzas en ella. Buscó algo con la mano y no dio con nada más que unas cortinas, sucias y destartaladas por polillas. Y ellas, con fuerza. Cayó el barrote metálico que las sostenía y dio en la cabeza del Mallister, que aturdido cayó al suelo llevándose consigo a Lisena. Se se rapidez arrastrándose por el suelo y falta de un arma, se hizo con el mismo barrote que había caído sobre él, a modo de lanza. Le miró con reproche, retrocediendo, las piernas temblándole.- Tú... -le repitió, acongojada- ...jamás vuelvas a ponerme una mano encima. O te juro, ¡te juro Mallis ...que aunque sea lo último que haga, te llevo conmigo al Infierno. Se agachó rauda y aferró el petate con todas sus cosas a su brazo, yendo después por la bolsa de dinero y dejando, a modo de propina, las últimas mone no le había dado tiempo a recoger. Iba rápida, aprovechando el vaivén confuso y oportunista de Césare que, de rodillas, intentaba alzarse para detener ella ya estaba saliendo de la habitación, con los movimientos torpes y el cuerpo dolorido, cerrando después la puerta y atrancándola con el barrote entr quicios de ésta y sobre el pomo. No aguantaría mucho tiempo pero sería el suficiente para escapar. Corrió escaleras abajo sorprendiendo a los pocos huéspedes que apenas habían podido reparar en su rostro enrojecido y, al salir a la puerta, se halló co por la luz del día. Buscó a uno y otro lado y después echó a correr doblando la esquina. Buscó una cabellera rubia y confundió a Adelaine con otra mujer, la cual retrocedió al verla, pero pronto la liberó y volvió a salir en busca de Adela. Per propia Adela quien la halló a ella y guiándola hasta los equinos aprisa, le preguntó acerca los golpes en su rostro. Tenía un ojo rojo que pronto tornaría las mejillas sonrosadas y el labio inferior roto, y su jovial y dulce rostro comenzó a hincharse en poco tiempo. Frenó abrupta ante el alazán que, revuelto sobre sus patas traseras y relinchó asustado y nervioso, sin dejar montarse. Aprovechó para terminar de cerrar el petate y guardar el dinero, y una vez tranquilizado el corcel, montó sobre él. No llevaba silla, pero era mejor que corriendo, sobretodo tras aquella paliza. Arreó al animal, que se revolvió unos segundos, y después avanzó cinco palmos hasta que Adelaine la detuvo. ¡Espera! ¡Voy contigo! No juzgó necesario preguntarla, sólo se volvió hacia ella, ya montada, y ambas féminas salieron al galope del vergel, como dos sombras negras. Un gri desesperación a lo lejos, lágrimas en las mejillas de Lisena y mucho, mucho dolor en el cuerpo, sobre un caballo de gran carácter recién domado. Hacía con las rodillas para aferrarse sobre el lomo del caballo y agachaba el cuerpo pegándose a él, dejando que sus ojos retornasen atrás, sintiéndose parte d hombre que la acababa de maltratar. Fue después, cuando se sintió más segura por el camino y a dos millas de Jaca, cuando se detuvo a pensar en qué hacía Adelaine con ella. "[...] Yo acabaré, que me entregué sin arte a quien sabrá perderme y acabarme, si quisiere, y aun sabrá quererlo: que pues mi voluntad puede matarme, la suya, que no es tanto de mi parte, pudiendo, ¿qué hará sino hacerlo? " _________________
  • 13. Las mentes privilegiadas tienden a pensar igual Volver arriba Adelaine Publicado: 17 Jul 2012 02:11 Título del mensaje: Hacía tiempo que no galopaba de tal manera, donde lamentaba con el alma no haberlos ensillado. Pero no había tiempo para los negocios y recorrer. S llegado tiempo después... Ahora se encontraban a escasas millas de Jaca, o al menos eso le contesto otro viajero que iba por el camino contrario. A esa altura la marcha había am el sol ya comenzaba a emprender su camino hacía el horizonte, y la razón volvía en sí. Lisena, detuvo su caballo y se dirigió hacía la rubia. La sangre estaba seca y su rostro hinchado y rojizo de los golpes recibidos, aunque su mirar parecí procesado todo lo sucedido. -¿Por qué decidiste acompañarme? La incredulidad la sintió Adela en el tono de voz de Lis, la cual ahora permanecía firme y serena. Registrado: 28 Jul 2010 -Por que quería hacer lo mismo que tu. Huir. Mensajes: 115 -... huir, bien lejos de aquel lugar y aquel burdel. -hubiera terminado la oración aunque pareció lo mas sensato callar. Al fin y al cabo eran sólo desconocidas que buscaron un mismo común. Salir de aquella ciudad. _________________
  • 14. Lis ♥ Volver arriba Lisena Publicado: 17 Jul 2012 02:34 Título del mensaje: Por su parte, se le antojó misterioso el tono con el que Adelaine la trataba. En cambio, la observó detenidamente y asintió. Se hallaban ora a un lado del arropadas bajo los árboles y entre los matorrales en donde se habían hecho un sitio para sentarse, comer y descansar hasta llegar a Jaca y, tras la villa pirineo. Mientras iba hablando, buscó algo metálico en lo que verse el rostro, entre sollozos agónicos, y poder limpiarse la sangre con agua de su bota. ¿Y tú de qué huyes? -le preguntó, indiscreta, siseando con la lengua en muestra del dolor que sufría al tocarse el rostro. Por suerte, no tardaría dema sanar y, hasta que lo hiciera, decidió en aquel momento que ocultaría su rostro.-Imagino que no dirás nada hasta que no lo diga yo. Pero,... bue Yo huyo del pasado. Podrás suponer que ha sido el mismo pasado quien me ha hecho esto. Ayúdame por favor. Le pidió de pronto, entregándole la bota de agua y pidiéndole que la vertiera sobre el paño con el que intentaba aliviar los golpes. Estaba fría, le sentaba Era una sensación bastante agradable tras aquella furia torrencial de puñetazos. Ahora, dime... ¿Puede ser que huyeses de algo peor que lo mío?, supongo que sí. Si quieres continuar deberías hacerte con comida, e Registrado: 31 Ago 2011 Y no seré yo quien te obligue a permanecer a mi lado. -inquirió de nuevo, mirándola con desdén, todo el que podía. Pero de pronto se sintió conm Mensajes: 156 por el rostro de la muchacha y, considerando que estaba siendo una desagradecida, teniendo en cuenta que, si no fuera por ella, no estaría allí con aque cambió el tono por uno más sumiso y considerado hacia Adelaine.- Bueno, quiero decir... Mañana si quieres, vamos al mercado y compramos unas mantas, supongo. Ya no me fío de los hostales. Por cierto... Gracias. Me llamo Lisena. Fue todo cuanto dijo, y tras un largo silencio, volvió a contemplar su rostro. Era un monstruo. Un monstruo rojo, de sangre, de la ira aplacada en su ro Cogió su humilde capa y se cubrió con ella, escondiendo tanto rostro como lágrimas bajo la capucha y, entre sollozos acongojados, bromeó diciendo que muy agradecida por ser mora y tener que cubrirse la cara. _________________ Las mentes privilegiadas tienden a pensar igual
  • 15. Volver arriba Adelaine Publicado: 17 Jul 2012 17:37 Título del mensaje: Aquel desdén puso en duda si lo que había echo valía realmente la pena. Y aquello parece que se vio reflejado en su mirar, pues la actitud de Lisena cam que dijera ni una palabra. Al final se termino presentando formalmente y ante al agradecimiento se limito a sonreír y asentir. -Yo me llamo Adelaine. -le dijo antes que haga Lis la broma de ser mora. Rió con ella, pero más por la gracia sino por la complicidad en sí. -¡Eso lo podemos arreglar! Si me permites... No espero respuesta alguna y le quito de un movimiento la capa que tenía puesta, dejando al descubierto aquel rostro congestionado. Con movimientos ya que no quería hacerle daño, le hizo un velo improvisado donde sólo aquellos ojos hinchado de lágrimas era lo único que exponía. -¡Tarán! -exclamo con cierta gracia. Detrás de ella, Olivia contemplaba el espectáculo, mientras rodaba y se estiraba entre en la tierra, feliz de haber b ese caballo. Registrado: 28 Jul 2010 Adela volvió a sentarse en el suelo con las piernas abiertas, doloridas, en especial la cara interna de los muslos, por la tensión ejercida mientras galopab Mensajes: 115 Recordó que tenía una pregunta pendiente, así que medio sus palabras antes de contestarle. -No se si peor a lo que te enfrentaste, aunque a esta altura no sabría juzgar que me hubiera deparado. -pronuncio en una voz serena y tra con una pequeña pausa para un suspiro. Prosiguió. -Me iban a subastar. En aquel contexto era más que claro a qué tipo de subasta se refería. El ritual consistía en juntar la mejor clientela del burdel, y aquel que ofrecí por ella, se quedaba con su virginidad. Claro que la idea la atemorizo. -¿No puedo seguir con los bailes? -le suplicó a su Madame la noche anterior, casi de rodillas después de su espectaculo. Bailar como odalisc motivo el cual había ingresado, y era el único motivo lo cual le gustaría seguir en el burdel. Pero no como una fulana, no, eso no. -Ya circularon los rumores que sigues siendo doncella. ¿Crees que eso es bueno para mí y la reputación del local? ¡Claro que n Vístete con tu mejor vestido, y si es blanco, ¡mejor! Nosotras te maquillaremos. Si te mueves en la alcoba como lo haces en el escenario, la fortuna será grandiosa. Oh vamos, no llores, sabías bien que este día llegaría. Le tomo la barbilla con delicadeza obligando a mirarle los ojos, mientras ella yacía en el suelo de rodillas. Implorar no le serviría de nada, y las
  • 16. lágrimas menos. Sí, sabía que ese día llegaría, pero no lo deseaba. Cuando su Madame salió de la habitación, Olivia se acerco hacía ella, limpiá lágrimas de las mejillas. Se limito a abrazarla, sintiendo el calor y suavidad de su pelaje por su vientre desnudo. En aquel momento se sentía mi sola. Recordó esos eventos después de pronunciar la palabra "subasta", pero no los mencionó, irrelevantes a la situación. Sólo le comento que durante esos m bailaba como odalisca y es por eso que había ingresado a trabajar. -No te asombres. -le dijo. -¿Viste el fuego de las chimeneas? Cálidos, ardientes y las llamas bailando sensuales consumiendo la leña, pe puedes tocar. Básicamente, era el fuego que calentaba mientras que las demás hacían su labor. Le sonrío cordial, mientras volvían a recaer en un silencio no incomodo, pero esencial. Por parte de ella, disfrutaba oír aquellos cantos de libertad que la naturaleza le regalaba. Lleno sus pulmones de aire y cerro los ojos. Olivia se acerco y se recostó entremedio de ellas, moviendo la cola de un lado al otro deberían partir, así que el tiempo lo aprovechaba para aminorar el ardor. _________________ Lis ♥ Volver arriba Lisena Publicado: 17 Jul 2012 23:31 Título del mensaje: Comenzó a reír ante la viva alegría de Adelaine. Hacía mucho tiempo que nadie la trataba con esa naturalidad innata y esa simpatía que, a pesar de amedrentar tensiones entre ellas, siempre provocaba cierta desconfianza en Lisena. Pero pronto rehusó de aquellas ideas: la muchacha que se hallaba e suyo la había ayudado y, en cierta manera, salvado, por lo que pensó que no hubiera estado mal compartir su alegría. Tampoco se pudo imaginar que Adelaine le ayudaría con algo así como su rostro marcado por los golpes que le profiriera el Mallister y, tras buscar qui qué en su equipamiento, sacó de él una tela de un color muy brillante. Vaya, no recordaba que estuviese allí, entre sus cosas de viaje. Recordaba aquel p comprado en los mercados tanos, y por la bolsa del Mallister. ¿Aún no la había tirado?, pero ¿por qué tirarla? Era tan bonita... Y fue el único detalle desinteresado de aquel hombre. ¡Ah, por Fortuna, aquel hombre sabía ceder aunque no lo supiese reconocer! Y si no fuera porque la había golpeado, ya vuelto a enamorarle. Tomó la tela entre sus delicadas manos y envolviéndola en ella hizo que su belleza no se viera eclipsada por el dolor en sus mejillas, dejando sólo un surc aquellos ojos llorosos y que tanto contaban a cada pestañeo, que arrancaba una brisa desgarrada por sollozos de las horas anteriores. Y cubierto el rost ocultado el problema, volvió a sacar de su petate una hogaza grande de pan, además del tocino y el queso que lo acompañaban. Tendrían una cena gen mitad del camino para dos personas.
  • 17. No tengo mucho más... Pero prometo invitarte a comer caliente mañana. - Fue cuanto la dijo, ofreciéndole la comida como cena de aquel día. Registrado: 31 Ago 2011 verano y, aunque tardase en anochecer, la hora quedaba marcada por el Sol que ya comenzaba a ocultarse, así como sus estómagos reclamaban una Mensajes: 156 recompensa por el esfuerzo cometido. Se recostaron entre las pocas ropas de abrigo que llevaban y las que portaba Lisena sobre su nuevo caballo, al cual aún no habría nombrado, y utilizán Adelaine como lecho, se tumbó mirando cómo la morena prendía una pequeña hoguera con la que espantar los animales del bosque. Se sentaron despué alrededor de ésta y comenzaron a intercambiar discursos sobre sus vidas. La rubia, ella, hablaba sobre sus razones de huída. Lisena, avergonzada, no s cómo confesarle lo que realmente ocurría. La paliza hizo que su conciencia se amordazase. ¿Sabes bailar? -Prefirió interrogar, cambiando de tema y tomando impulso a partir de la información que la odalisca le diera. Si ese era su trabajo, su que sabría asir sus caderas provocando el deseo y la envidia. Como el fuego, la dijo. El fuego arde, y arder en llamas era, entre otras muchas cosas... Un digno para un condottiero.- ¡Enséñame, por favor te lo ruego! -Y alzándose ambas entre risas, transcurrió la noche, moviendo las caderas una y aprendiendo la otra; después los brazos, aprender a abrazar el aire sin apenas rozarlo, con sensualidad... Y por último la pierna, mostrarla con eleganc público imaginario. Era muy divertido. Pero Morfeo se adueñó de ellas después, y durmieron, soñando con danzarinas de rostro cubierto y envueltas en llamas hasta que la hoguera ardió una vez durante la noche. A la mañana siguiente, todo quedaba recogido. Los corceles habían pastado y bebido también, y ya más frescos todos para continuar el camino, avanza hasta lo que quedaba de ruta hasta Jaca. Una vez en Jaca, se perdieron por sus calles, tan llenas de gente como las de Huesca, y buscaron el mercado m intercambiaban palabras animadas y sonrisas de rostros descansados, a pesar de estar cubiertos, como el de Lisena. Compraron más pan, un poco de c para aquella misma noche y algo de vino para acompañar. No supieron qué más podrían comprar y, sabiendo que aún así aquello iba a ser un festín, abandonaron el mercado y prefirieron conservar el resto del dinero para futuras necesidades. Continuaron el camino, tras haber hurtado unas sillas de montar en otros establos de la villa y sustraído unas alforjas con ellas, en una de las cuales ha más comida y en otra misivas y correspondencia que fueron leyendo durante el camino entre risas y sofocadas carcajadas. Pronto estarían cruzando el y ora atravesaban el puerto de montaña de Navasa. _________________ Las mentes privilegiadas tienden a pensar igual Volver arriba
  • 18. Adelaine Publicado: 18 Jul 2012 23:09 Título del mensaje: No era raro aquel entusiasmo cuando se presentaba como odalisca, por lo cual accedió a enseñarle sin problema alguno, aunque le advirtió que el día si le dolería todo el cuerpo, en especial la cintura y caderas. Olivia, mientras tanto, devoraba una rata que acababa de casar a escasos metros de ellas. -No me quiere contar el motivo de esos golpes... -pensó mientras movía las manos en el aire cual serpientes deslizándose, sin cambiar aquel sem cálido de su rostro. -... no la culpo. Pero de alguna forma u otra iba a enterarse, si era necesario, incluso forjaría amistad con ella. Y de esa forma juzgar si sería necesaria su ayuda para p alguna clase de venganza o no, sin acceder a la fuerza o las armas. Bueno, las armas sí, después de todo, ¡las caderas no mienten! Cuando terminaron con el pequeño aprendizaje, no pudo evitar destacar lo bien que lo hizo, ya que no todas las mujeres tenían la soltura del cuerpo. De por el cansancio, se tiraron sobre los improvisados lechos y tomó a Olivia como improvisada almohada. Antes del alba Adela ya estaba de pie, el suelo no era un buen colchón pero aunque lo fuera no podrían bajar la guardia. Cualquier transeúnte podría lle Registrado: 28 Jul 2010 hacía ellas y quitarles todo y más sin siquiera preguntar. Al poco tiempo, mientras Adela se colocaba el velo para cubrir su identidad, Lis se levantó que Mensajes: 115 del dolor que tenía por todo su cuerpo. -Te advertí que te dolería -le sonrió, recodando aquel dolor que había quedado en el pasado cuando aprendía el arte de la danza. De desayuno se lim comer las sobras de la noche anterior y volvieron a emprender camino hacía Jaca. No tardaron mucho yendo a galope, pero lo que estaba más que clar seguir cabalgando sin las sillas no. Cuando empezaron a compenetrarse a las turbias calles de Jaca, se vieron obligadas a desmontar sus caballos y llevarlos de las riendas. Olivia se deleit olfateando por tierra y aire los diversos aromas y hedores que la ciudad desprendía. De vez en cuando les mostraba los colmillos a perros que se les cru el camino, pero la rubia enseguida la corregía ya que lo último que quería era malgastar dinero en curar heridas que podrían haber sido evitadas. Ya al final del mercado sintió mareos. No quería seguir permaneciendo en aquel lugar, se lo transmitió a Lis y ella accedió una vez que salieron del mer la carne recién comprada. Volvieron a partir de aquella ciudad, respetando la premisa de Lisena de no querer permanecer en cualquier posada por desconfianza. Montaron unas cuantas millas, hasta que divisaron unas tierras abandonadas. -¡Vayamos a ver! -exclamó Adelaine, quien contemplaba la inseguridad de su compañera si entrar o no. -Por ahí encontremos algo que nos pued interesaaaaar... El énfasis de sus palabras logró convencerla, así que cruzaron las tierras desnudas de pastizales. La rubia fue la primera en aterrizar en el caballo y se con suma cautela, siendo Olivia más que sus ojos. Lisena, en cambio, decidió quedarse cuidando a los animales ____ Lisena quedo esperando hasta la preocupación sí algo hubiera sucedido a aquella rubia quien ahora aparentemente era su única compañía. Desmontó c preocupación retratando su mirar. Los caballos comenzaron a inquietarse y el suspenso comenzó a domar los corazones. Escucho pasos, rápidos y torp dirigían hacía ella, y se volteo en dirección a la casa abandonada, llevando sus manos a la frente para ver mejor. Entonces la vio. Olivia corriendo como si hubiera visto un fantasma y detrás de ella alguien intentaba de llevarle el paso. El correr de aquella mujer gra tocando el limite de lo ridículo, dando zancadas y bamboleándose de un lado al otro, con unas sillas de montar y una bolsa sobre ellas. -¡Venga, venga, venga! ¡Ayúdame que pesa! -le grito la voz de la rubia. ____
  • 19. Adelaine había ingresado a los establos abandonados, llenos no sólo del hedor de los animales sino también aquel inconfundible olor a muerte. Sobre la yacía un cuerpo putrefacto e irreconocible. No portaba muchos objetos de valor, pero había tirado a escasos metros de él un zurrón con que parecía ser correspondencias. Lo tomo con asco y lo tiro a un lado, reservándolo para más adelante. Divisó unas sillas de montar y un par de mantas, ¡ideal para e aunque el único problema es que tomar dos y encima siendo pesadas, le tomo su tiempo. Tiempo que se vio limitado cuando le pareció oír el crujir de la ahí fue utilizo toda la fuerza que poseía y salio corriendo de la forma que visualizo Lisena. Tiro las sillas al suelo para que cada cual agarrara la suya para sus respectivos caballos. Tarea que se le dificulto a Adela por que jamás había colocado montura a uno. Mientras se acomodaba, le comento su siniestro hallazgo. -Ni idea quién habrá sido ¡Pero mira que tenía! ¡Cartas! Le dijo entusiasmada sacudiendo el zurrón con sus manos dejando caer al suelo unas cinco cartas, algunas selladas con lacre y otras no. Montaron los c prendieron camino hacía la montaña Navassa. Le entrego las correspondencias a Lisena mientras Adela se hacía ama y señora del zurrón medio maltr de ojos de almendra comenzó la lectura en voz alta, primero la de un sobre que parecía de la alta nobleza. Era una invitación para la coronación de la R Valencia. -¡Allá festejando y nosotras acá yendo en sentido contrario! ¡Desdicha es la vida! -se quejó Adela burlona, provocando carcajadas y rompien tensiones. La siguiente carta parecía una declaración de amor, donde fue imposible que a dúo imitaran aquella escena absurdamente romántica. Y así c resto de las cartas, Lisena las leía en voz alta mientras que Adela realizaba la mímica. Gracias a las cartas permitió que el tiempo se vuelva más ameno. Llegaron a su destino justo mientras el sol comenzaba a ocultarse por el oeste, así que apresuraron en recoger leña y prender una fogata para asar la carne. Olivia daba vueltas por la fogata, atraída por el jugoso olor de la carne. En un m hizo ademán de saltar para arrebatar el trozo de carne, pero la de ojos azur la agarro en el aire y la aprisiono en sus brazos, abrazándola con fuerza y diciéndole cursiladas banales mientras Lis pinchaba la carne para ver si estaba lista. Por lo general, Olivia se dejaba mimar, pero entonces se volvió más inquieta de lo normal. -Anda tú, ¿no me quieres más verdad? –le hizo puchero a su zorra quién la ignoraba. Estaba alerta mirando hacía Lisena, o al menos eso creía. Se sus brazos y salio corriendo en dirección a la cocinera. Adela, dramática, le dice: -¡Veteee, olvídate de mi zorra! Pero paso de largo a la de pelo castaño quien se reía detrás del velo. Olfateo el aire, ignorando la carne asada y enseño los colmillos a los arbustos con e erizado. Y ahí fue donde comprendió, que no estaban solas… _________________ Lis ♥
  • 20. Volver arriba Cesar Publicado: 20 Jul 2012 08:12 Título del mensaje: “Caminante, no hay camino, se hace camino al andar.” Aquella manta llena de chinches no le protegía del frío matinal que azotaba las tierras del rey de Francia. Había llegado a Saint Liziers el día anterior s a Lisena y aquella rubia, aún desconocida para él. Las había seguido varios días desde que retomara su pista en el puerto de montaña de Navalas, paso obligatorio para cruzar aquella cordillera, y desde entonces no les había vuelto a perder el rastro. Al principio habían sido cautas, intentando pasar desapercibidas sin dejarse ver, pero a medida que transcurrían las jornadas iban perdiendo esa cualidad, hasta creerse completamente seguras. Él por aguardaba una buena oportunidad, la ocasión perfecta para abordarlas sin darles de nuevo la opción de escapar. Aquel golpe recibido en Huesca le dol orgullo. Registrado: 15 Feb 2010 Mensajes: 915 El Mallister se hallaba en un establo, lugar donde la nariz se embota con todo tipo de olores desagradables y el oído se vuelve más sensible ante la amen Ubicación: Ahora mismo no me ratas y otros animales. Al menos podía decir que había dormido seco sobre aquel heno. Con la misma ropa que en días anteriores y exhausto por la cont encuentra ni el tontón. vigilia, se levantó y desperezó un poco. Había dormido mal y estaba hambriento. El de la Vega tenía la mente en blanco, las tripas le rugían y era cuanto necesitaba saber. Así pues, acabó el poco de pan duro que le quedaba y algo de q Además le pegó un buen viaje al vino que bajó directo al estómago saciando su sed. Una vez acabado el festín volvió a lo suyo. Las jóvenes. Cada cosa en su sitio. La florentina (una especie de vizcaína pero a la italiana), la espada envuelta convenientemente para evitar ruidos innecesarios y sombrero, bien calado, ocultando al máximo su rostro. Césare sabía en que habitación se hospedaban aquellas dos, la noche anterior, tras que salieran las incautas, un par de florines se habían deslizado, com no quiere la cosa, hasta la mano de la regenta, quien había cantado cuanto sabía. De esta forma, a una hora muy temprana, hora en la que sólo los ebri alguaciles y asesinos están despiertos se dirigió hasta el hostal. Este estaba frente aquellas cuadras en las que había pasado la noche y era de dos planta baja, un comedor donde la gente gastaba el dinero que tenía en alcohol y mujeres que se acercaban al anochecer, y la de arriba, las habitaciones. De est subió los peldaños haciendo el mínimo ruido posible, como otrora en Huesca. Sólo que esta vez iba preparado a conciencia. Una vez frente a la puerta deseada la abrió tal y como le dijo que hiciera aquella mujer escuálida, de piel amarillenta y cuerpo huesudo. La cerradura es rota por el trajín, el ir y venir de visitantes, portazos, el tiempo iba pasando factura. Y cedió con un golpe seco. Rezó, rezó para que no se hubieran despertado, pero parecía que aquellas dos también estaban exhaustas, cansadas del largo viaje y no se oyó ningún r desde dentro. Abrió la puerta suavemente y se introdujo en la habitación. La estancia era cálida y fuera quedaba aquel helor matutino. Cerrando de nue algo sobre lo que sentarse, una silla cualquier cosa. Cuando lo encontró, tomó asiento frente a la puerta, mirando al lecho. Bloqueando la salida. La habitación era pequeña, les habría costado poco y no estaba muy decorada, sólo una pequeña mesa, a modo de repisa y la cama. Ahí se encontraba l buscaba. En el lecho estaban las dos mujeres, una al lado de la otra. La rubia dormía en posición fetal, dejando los cabellos sueltos, cayendo por el bord cama. Al otro lado, pegada a la pared se encontraba Lisena. Seguía con el rostro marcado, pero en vez de cardenales e hinchazones, su faz ya mostraba de recuperación, el color violáceo había ido dejando paso a pequeñas costras. Sus vestidos se encontraban apoyados sobre la mesilla. Así que dormirían con lo imprescindible, bajo aquella manta. El recuerdo de aquella noche bajo la magia del vino toscano hizo que aflorara una sonrisa bajo aquel gorro. Las curvas de la de Toledo, el olor de su cab tacto de su piel, el color de sus ojos, la sensación de sus besos, todo, todo era cada vez un recuerdo más difuso, pero que con gusto repetiría. Se mesó la b
  • 21. recordando aquellos días en los que Gaviolo aún vivía. Por aquel entonces, ¿quién le hubiera dicho que acabaría así? _________________ Soooooooooooy mineroooooooooooo... Volver arriba Lisena Publicado: 20 Jul 2012 15:34 Título del mensaje: Dormía boca arriba, el rostro echado hacia un lado, mirando hacia la pared y sin apenas ropa. Una bola de pelo y pelusa, pequeña y de tacto suave, se entre las sábanas y desde los pies hasta el pecho de la joven, en donde decidió tumbarse mirando hacia la puerta; se movía una figura. Olivia dormía a los pies de su dueña, y el otro pequeño animal, silvestre aún, empezaba a morder la mano de Lisena, mirando con ojos de súplica al Ma muy quedo en la silla. Se desveló de pronto ante los mordiscos insistentes del pequeño lobezno y lo primero que hizo fue verificar que el animal no había meado la cama. Lo co sus manos y lo levantó, mirándole. "Querrá comer", pensó. Fue en ese momento cuando vio a Césare y se incorporó sobre el lecho, alerta y atenta a lo qu pudiera hacer, acomodando el largo pelo y haciendo alarde de su aparente desnudez al recolocarse el corpiño bien. El silencio se mantenía en la habitación, y ésta, caldeada, solo se veía interrumpida por el llanto del cachorro que, con rebeldía, intentaba acercarse al valenciano para olerle, pero ella no le dejaba. Temía más por el propio animal que por lo que pudiese pasar con ella. Le mantuvo la mirada todo lo que pudo hasta que la bajó, asumiendo su derrota y final y dejando que su mente vagase a cuando adquirió aquel pequeñ Olivia le había enseñado los dientes dos días atrás en el puerto de montaña, cuando acampaban, y éste, entre las sombras de la maleza, se acercó con la apuntando hacia el cielo, muy juntas sobre su cabeza, el hocico arrastrándolo por el suelo y la cola entre las patas, atraído por el sabroso olor de la cena ambas viajeras; y con la indiscreción de la juventud e, incauta, la cría de lobo se aproximó hasta ellas dando un rodeo a la hoguera, sin temerla, aunque Registrado: 31 Ago 2011 perdiendo de vista tras ésta al aviso de la zorra que, inquieta, marcaba el territorio con sus gruñidos. Se sentó frente a ellas, pidiendo comida, algo que Mensajes: 156 resultó gracioso a ambas y enternecidas por la cara del lobezno, accedieron a hacerle partícipe de aquel ágape de montaña. Siempre estaba pidiendo m y en una ocasión incluso llegó a morder a Lisena a causa del último trozo de carne. Pero era un lobo y no le culpaba, ella habría hecho lo mismo. En cam sometió a su voluntad con dos golpes que volvieron más sumiso al lobezno y, aunque aún con arranques salvajes -como el de aquella mañana al morder mano-, el animal se dejó tratar. Debía de haber sido una cría perdida o incluso el huérfano de una camada. Como ella, perdida y encontrada por una mano más poderosa y dominante. Quizás fue ese el motivo por el que lo acogió y, desde entonces y hasta que a a Saint Liziers, le rieron las gracias que protagonizaba sobre la montura alazán de la Álvarez, buscando cobijo. En aquella mañana también le hubiera reído las gracias, pero se hallaba lo suficientemente nerviosa como para ello, y volviendo a alzar la vista hacia e Mallister le escrutó con la mirada. ¿Qué vería él?, ¿una muchacha joven y fuerte o una niña desamparada a la que poder aplastar con un dedo? Creía su lo bastante incierto como para cometer cualquier acto desesperado, por lo que alzándose del lecho descubrió su cuerpo, cubierto bajo el apretado corpiñ
  • 22. vendajes que ocultaban sus vergüenzas más aparentes. Se aproximó hasta él con el lobo a sus pies, al que había apodado como "Suda" pues no obedecía lo que Lisena pudiera decirle, y apartándolo con un pie lo detuvo mientras observaba cómo ella avanzaba hasta la figura, un hombre sentado que le mir también con un halo amenazador. Desmayarse, atreverse, estar furioso, áspero, tierno, liberal, esquivo, alentado, mortal, difunto, vivo, leal, traidor, cobarde y animoso; no hallar fuera del bien centro y reposo, mostrarse alegre, triste, humilde, altivo, enojado, valiente, fugitivo, satisfecho, ofendido, receloso. Recitó, arrodillada a sus pies y mirándole al rostro con el alma en vilo y la voluntad corrompida. Aún recordaba aquellos versos de cuando sus señoras Huir el rostro al claro desengaño, beber veneno por licor süave, olvidar el provecho, amar el daño; creer que un cielo en un infierno cabe, dar la vida y el alma a un desengaño; esto es amor,... quien lo probó lo sabe. Fue todo cuanto dijo. El lobo los miró, torciendo la cabeza extrañado y sentado tras Lisena. Ella, por su parte, procuraba hacer el mínimo ruido y, no su qué momento de su miserable existencia se atrevió, que llevó su diestra hasta su mejilla y le acarició, el corazón galopante. _________________ Las mentes privilegiadas tienden a pensar igual Volver arriba Ir Mostrar mensajes anteriores:
  • 23. Ver tema anterior :: Ver siguie Autor Mensaje Adelaine Publicado: 22 Jul 2012 23:01 Título del mensaje: Hacía tiempo que no se deleitaba dormir sobre una cama, que entre el suelo y el montón de paja que tenía en su hogar, se sentía dichosa. Sintió movimie a su alrededor, pero decidió hace caso omiso, lo último que quería era abrir los ojos. -No veo la hora de dormir en una cama. -le confesó a Lisena mientras arribaban al hostal. Su cuerpo se había vuelto una piedra, sobretodo sus hombros, cuello y espalda. El sueño y los sentidos al vilo no le ofrecían un descanso reparador, más las horas cabalgando. Cómo era de esperar, el franc era la única lengua que se manejaba, haciendo sentir Adela incomoda, vulnerable e irritable. Registrado: 28 Jul 2010 Mensajes: 115 Para su sorpresa, Lisena se las pudo ingeniar con el idioma para hacerse entender, no hablaba fluido, pero le sirvió para el dueño del lugar acceder a d una habitación. Ni bien se acomodaron en los aposentos, Adela empezó a quitarse su vestido, donde la blancura quedo de antaño, cubierto con motas verdes y marrones. Quedando en ropa interior se escabullo entre frías y húmedas sabanas mientras Olivia se subía a los pies de la cama. -No me siento en ánimos para bajar a cenar. -dijo casi como un ronroneo. -A estas alturas se me parte la cabeza del dolor. Lo último que quería era oír el bullicio incompresible de los demás que se hospedaban. Y con respecto a la comida, con sólo pensarlo se le cerraba el estomago. ¿Acaso se estaba enfermando? Sí, estaba enferma, del agotamiento, del cansancio y de la fatiga. Lo único que necesitaba era un buen descan y un buen despertar. Bueno, lo último podríamos decir que dejo mucho que desear... Esa mañana Olivia no la despertó lavando su cara con su lengua áspera como solía hacerlo. Al contrario, se estaba moviendo de un lado al otro en los p de la cama casi pisándose sus cuatro patas. Abrió un ojo y vio que Lisena se había levantado. -Cómo si hubiera visto un fantasma. -la rubia se pudo haber incorporado, pero su cuerpo no le respondía. Sus músculos se habían relajado de tal forma que maniobrar con ellos parecía un desafió. Desmayarse, atreverse, estar furioso, áspero, tierno, liberal, esquivo, alentado, mortal, difunto, vivo, leal, traidor, cobarde y animoso; -¿Qué esta pasando? no hallar fuera del bien centro y reposo, mostrarse alegre, triste, humilde, altivo, enojado, valiente, fugitivo, satisfecho, ofendido, receloso. Adela giró la cabeza intentando de mirar por encima de su hombro. Olivia le obstruía la vista con su cola. Huir el rostro al claro desengaño, beber veneno por licor süave, olvidar el provecho, amar el daño;
  • 24. Le dio un empujón a Olivia con su pie. Ésta se sobresalto e hizo ademán con sus fauces abiertas para morderla. Le dio otra patada, esta vez más fuerte para corregirla. creer que un cielo en un infierno cabe, dar la vida y el alma a un desengaño; esto es amor,... quien lo probó lo sabe. Se sentó mostrando su torso semi-desnudo. Su semblante siempre cálido y amigable se torno gélido e inquisitorio. No hacía falta palabras para sacar conclusiones, ni conocer historias para saber que estaba sucediendo. Permaneció en aquella postura, con las manos sosteniendo su torso, las piernas enroscadas en las sabanas y sus labios rosados entreabiertos. La mirada azur clavada en la puerta, esperando. "Quiero salir", pudo haber dicho, "quier salir", pudo haber gritado. Pero hasta la persona más valiente sabría cuando callar. Si aquel fue el hombre quien hirió los pétalos de la flor de Lis, probablemente, allí se encontraba el final del viaje. _________________ Lis ♥ Volver arriba Asdrubal1 Publicado: 23 Jul 2012 13:20 Título del mensaje: Al de la Barca le habría gustado decir que se había manejado a la perfección por las calles de Foix, que se había hecho entender por los habitantes, pero sería faltar a la verdad, y aunque él en alguna ocasión posterior a su estancia en la ciudad dijera que había hablado a la perfección el francés, la verdad era muy distinta, iba a regañadientes siguiendo a Druso, que sí sabía mencionada lengua, para mayor enfado del de Caspe, a quien le irritaba en profundidad verse sometido a la guía de otro que no fuera él mismo. Lo llano no caracterizaba precísamente a esa ciudad, había dos partes, una zona alta y otra baja, el castillo dominaba la ciudad que era la capital del Condado del mismo nombre, Asdrubal se hospedaba en una taberna de mala muerte de la zona baja, donde había estado dando gracias durante varios minutos por haber encontrado una habitación medianamente limpia, su plan inicial era abandonar Foix rápidamente para poner rumbo a la Península Itálica, preferentemente una ciudad sureña, que allí por lo menos se hablaba, relativamente, castellano, la cuestión es que tenía que aprovisionarse, y es le llevaba ya varios días, entre una cosa y la otra, se demoraba ya demasiado en ese maldito Condado, que si herraduras para los caballos, que sí brida sin desgastar, y luego el avituallamiento, quebraderos de cabeza... Y de bolsillo para el de Caspe, me habrán visto cara de rico, pensaba, esto es una conspiración para arruinarme, si todo es culpa del de la Vigna, por no prevenirme de hacer este viaje de locos.
  • 25. Dirigió una mirada furibunda al mencionado italiano, aunque se despejó al oir un grito al que se había acostumbrado; -l'eau! Ambos se apresuraron a separarse de la ventana de donde provenía el maldito grito, momentos más tarde una tromba de un líquido marrón, que en otr tiempo pretérito había sido agua, caía desde la ventana, que pasó a bajar calle abajo por lo empinado de la calle, anegando todo de barro y mugre; -¡No lo aguanto más! Nos vamos ahora mismo a los barrios más altos, un segundo más aquí y me voy a morir del asco. Empujando y despachando a quienes se ponían por delante, se abrió paso el de la Barca, con leves disculpas por parte del italiano, llegados ya a la zona alta, se apreciaba cierta diferencia, por lo menos las calles estaban más limpias, y al ser una zona céntrica, la guardia tenía una presencia más visible, p lo menos ya no tendrían que estar palpando sus bolsas de dinero cada dos por tres... Y no es que llevaran gran cantidad de dinero, pero sí suficiente par Registrado: 14 Feb 2010 copar los numerosos gastos del viaje, que no iban a ser pocos. Mensajes: 1544 Ubicación: Ducado Libre e Independiente L'eau--->El agua. de Caspe _________________ Volver arriba Cesar Publicado: 23 Jul 2012 23:24 Título del mensaje: El contacto de aquella cálida mano con su rostro le apaciguó. Las caricias otrora fueron más abundantes y largas, sin miedo, buscando otro propósito q el de salvarse. ¿O quizás no? Ya le daba igual, había llevado su zurda sobre el dorso de la de Lisena. Arrastrando su mano hasta la altura de los labios d Mallister, con los que la besó mientras no apartaba sus ojos de los de ella. Sus ojos del color del caramelo, dulces, se fundían con los suyos, más claros. Volvió a besar aquella mano. Algo le había sucedido. Había entrado en la estancia deseando ajustar cuentas con la de Toledo, y, sin embargo, ya no le dolía el orgullo como un rato antes. Su mente ya no era un bullicio de infames torturas, de geniales palabras de venganza. La desnudez de la mujer le había vuelto a atrapar, implacable, con aquellas palabras envenenadas. Versos malditos. Sin embargo el amor no era el motivo de su descortés visita. Con la otra mano, la diestra, la cogió del mentón y elevó su rostro. Aquel que días atrás había herido, aquel que un año antes había besado. Lo examinó intentando leer los pensamientos, que ahí aguardaban, tras los luceros de la castellana. De algo no tenía duda. Estaba asustada, se leía el miedo en su
  • 26. rostro, pero seguía ahí, impasible, esperando el fallo a los pies de aquel juez. Ya había hecho su alegato, ahora él deliberaba. El pulgar de Césare se elevó hasta los labios de la Álvarez, que seguía aguantando la mirada que él desvió hacia aquel carmesí. Con suavidad le acarició belfo. -Vine para… ¿Le iba a decir para qué había venido? No iba a ser tan idiota, la tenía a sus pies, doblegada, sin posibilidad de escapar. No se había percatado de la rub que atrás estaba despierta, ni que había elevado el torso. No se percataba de nada, su mente era un enjambre de ideas, caos. Hasta que una finalmente le mostró clara, y no era del todo una locura. Asiándola por el talle la elevó hasta él. Ambos se pusieron en pie. Frente a frente, mirándose de nuevo, esta vez, sin embargo, las manos del Mallister no hirieron aquel cuerpo. Los dedos iban desatando el corpiño hasta liberar aquel torso. Entonces sí. Sí que tenía sentido decirle para que había venido. -Vine para perdonarte.-y la besó. _________________ Registrado: 15 Feb 2010 Mensajes: 915 Ubicación: Ahora mismo no me encuentra ni el tontón. Soooooooooooy mineroooooooooooo... Volver arriba Adelaine Publicado: 26 Jul 2012 22:45 Título del mensaje: El alba se dibujaba a sus espaldas mientras cabalgaban por los senderos franceses. Durante el día cruzaban las ciudades francesas, y durante la noche, dormitan entre la naturaleza con un improvisado campamento. "Estamos por llegar a Foix" dedujo ante las palabras que intercambiaban sus acompañantes, aquella madrugada donde el cielo aún seguía oscuro. La marcha era lenta y constante, aunque para ella era una agonía larga y perturbadora. A estas alturas tenía durezas en los dedos debido a las riendas ampollas se habían formado y reventado por toda la cara interna de los muslos, dejándolas a tal punto que tardaron varias noches para que sanaran. Registrado: 28 Jul 2010 -Ya hemos llegado. -anuncio alguien, no supo precisar quien había sido por que estaba dormitando sobre el caballo. Cuando se despabila se dio cuent Mensajes: 115 que ya era hora pasada el mediodía. ¿Cuanto tiempo estuvieron cabalgando a ese ritmo? Dirigió su mirada hacia su derecha y vio a Lisena, se la veía cansada igual que Adela, pero por alguna razón aguantaba más que la rubia. Detrás del perfil de ella estaba el Mallister, compañía que le sentaba como piedra en el estomago, aunque sin motivo concreto aparente. Volviendo su mirada hacía el frente, sí, efectivamente habían llegado. Su entorno comenzó a cambiar, de vegetación frondosa a extensos campos de cultivos en plena etapa de crecimiento, hasta las primeras viviendas signo de urbanización. Foix era igual a las que habían pasado anteriormente, no cambiaba mucho. Seguían hablando de forma incomprensible a sus oídos y todas las ciudades, salvo alguna variación en las fachadas de las casas, no
  • 27. variaba mucho de Aragón. Llego el turno de la actividad que más ansiaba Adela. Elegir un sitio para dormir. Ella no resulto demasiado pretenciosa a la hora de la elección, aunqu tampoco iba a permitir un lugar equivalente o peor que dormir con el cielo de techo. Cuando decidieron, acomodaron los caballos en sus establos y se fueron a instalar a la habitación. La rubia aprovecho para cambiarse de ropa. Se situo en un rincón de la habitación y empezó a maniobrar. Saco de aquel zurrón que se había apropiado trozo de tela de baja calidad que compro en el camino, se quito el vestido que se encontraba desgarrado y quedó en ropa interior. De la misma habilidad que le había echo el velo a Lisena, se hizo un híbrido entre toga y vestido que cubría todo su cuerpo, dejando sólo sus brazos y sus pies al descubierto. Después de eso, no pudo evitar tirarse encima de la cama y al fin sintió el cuerpo como se iban las contracturas musculares. -¿Tenemos algo para beber? Me entro sed. Olivia se acomodo sobre el vientre de Adela, nuevamente obstruyendo la mirada a sus alrededores. Parecía una maña nueva que adquirió. Se sentó, moviendo a la zorra a su regazo y quedo a la espera de una respuesta, la garganta le ardía de la sequedad y un buen trago de vino o agua no le vendría mal. _________________ Lis ♥ Volver arriba Lisena Publicado: 28 Jul 2012 14:43 Título del mensaje: Se estremeció ante el contacto de aquella cálida mano. Aún lo recordaba, sus labios sobre los suyos, acariciándolos, mordiéndolos, deseándolos tanto co a su cuerpo... Y de nuevo aquella volátil mano, que la había descubierto ante él y la asía ora sobre la montura. Despertó de aquel sueño en el que había mantenido un ojo abierto. Aún sostenía las riendas de su cabalgadura a pesar de que era el Mallister quien las guiaba, tras ella, abrazándola con sus fuertes brazos. Esos brazos que la habían golpeado atrás en el tiempo y más anteriormente la habían hecho suya algo que volvería a repetirse, y la mantuvieron bajo su recaudo una buena jornada durante sus andanzas en la Toscana. Se recostó sobre su pecho, cansada del viaje, hastiada del tiempo. Desde que se reconciliaran no habían vuelto a mantener conversación alguna salvo la las caricias y miradas fortuitas, que se volvían en conversaciones fugaces y elocuentes que jamás hallaban fin hasta que Adelaine les espetaba que era la hora de cenar. O de comer. No sabía bien, incluso confundía el tiempo. Ya no sabía si el Sol salía desde oriente o desde poniente, o si las estrellas cubrían camino como un manto o si su camino se escondía bajo ellas. Y todo se había vuelto en una constante burla al desdén de los tiempos pasados y en motivo por los que recordarlos, día tras día, noche tras noche, hasta Foix. La desconfianza aún mellaba en ella y sin embargo en ocasiones sentía la repentina fuerza de la desesperación corriendo por sus venas, empujándola a armarse ante él, temerosa por su mano. Que si quería la reclamaba, que si quería la amansaba, y poco importaba el método a utilizar.