Alberto Teisaire fue el vicepresidente de Juan Domingo Perón entre 1954 y 1958. Teisaire tuvo una larga carrera naval donde alcanzó el rango de contralmirante. Fue elegido vicepresidente en 1954 a través de las primeras elecciones específicas para ese cargo. Teisaire tuvo un rol importante dentro del gobierno peronista hasta que cayó en desgracia antes del derrocamiento de Perón en 1955. Luego del golpe de estado de 1955, Teisaire se reunió con el presidente provisional Eduardo Lonardi.
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Presidente: Juan Domingo Perón
Período: Mayo 1954-Mayo 1958
Partido o Coalición:
Partido Peronista
Alberto Teisaire:
Vicepresidente de la Nación.
Marino-Contralmirante
Nacido en Mendoza el 20 de mayo de 1891
Estudios:
Escuela Naval (1908-1912). Escuela de Submarinos y
Escuela de Torpedos de los Estados Unidos de América.
Actuación: Prestó servicios en los cruceros "San Martin", "Pa-
tria'', "9 de Julio", “Almirante Brown” y "Buenos Aires";
cañonera "Independencia"; torpedero "La Plata";
transportes "Chaco" y "Pampa"; acorazados "Rivadavia" y
"Moreno"; petrolero "Ezcurra"; exploradores "Catamarca" y
"Mendoza” y corbeta "Uruguay".
Fue comandante de la Fragata "Presidente Sarmiento" en su
XXXV viaje de instrucción. Profesor en la Escuela de
Aplicación para Oficiales; Miembro de Comisiones Navales
en Europa y en los Estados Unidos de América; Miembro de
la Comisión de Adquisición de Armamentos; Jefe de la
Secretaría del Ministerio del Mar. Jefe de Escuela de
Mecánica de la Escuadra de Ríos (1938- 40); Comandante
interino de dicha Escuadra (1938-39); Comandante del
acorazado "Rivadavia" (1940); Subjefe de la Escuela de
Mecánica de la Armada (1940-43); Director General de
Navegación, Hidrología, Faros y Balizas (1943). Se retiró
del servicio activo en 1945.
Posee el distintivo de Oficial de Escuela Mecánica del
Ejército, otorgado en 1944.
Durante la Guerra Mundial de 1914-18 fue comisionado
para formar parte de la Escuadra Norteamericana, donde
prestó servicios en destroyers y submarinos.
Ha sido Prefecto General Marítimo (1944); Ministro de
Marina (1944-45); Ministro Interino del Interior (1944-45)
2. 2
y de Justicia e Instrucción Pública (1944); Senador
Nacional por la Capital Federal (1946-52 y 1952-54);
Presidente Provisional del Senado hasta 1954. En este
carácter desempeñó la Presidencia de la Nación durante las
ausencias acordadas al general Perón (20 de febrero a 9 de
marzo y 26 de septiembre al 12 de octubre de 1953). Fue
convencional por la Capital Federal para la reforma de la
Constitución Nacional (1949). En la actualidad,
Vicepresidente de la Nación por el período 1954-58.
Secretario del Poder Ejecutivo en la Secretaría de Acción
Política desde 1954.
Formó parte de la Embajada Especial para la trasmisión del
mando en el Brasil (1951) y fue Vicepresidente de la
Embajada a Chile, también con motivo de la trasmisión
presidencial en 1952y asistió asimismo a la coronación de
la Reina Isabel II de Gran Bretaña, con el rango de
Embajador Extraordinario y Plenipotenciario en Misión
Especial (1953).
La Asociación Internacional de Clubs de Leones le otorgó la
condecoración de la Orden de Mérito Leonístico; Gran Cruz
de la Orden al Mérito de Alemania.
Pertenece a la Liga Naval
Distinciones: Cruz del Sagrado Tesoro del Japón; Comenda-
dor de la Orden de la Espada, de Suecia; Cruz del Mérito
Naval, blanca de España; Comendador de la Orden de la
Rosa Blanca de Finlandia; Cruz del Cruzeiro do Sul, del
Brasil; Orden del Mérito del Paraguay; Orden del Mérito,
Bernardo O'Higgins, de Chile; Gran Cordón de la Orden, de
El Líbano; Gran Cruz de la Orden al Mérito, de Italia; Gran
Cruz de la Orden del Cóndor de los Andes, de Bolivia"
Alberto Teisaire fue el único vicepresidente de la historia
argentina surgido de una elección específica para ese cargo,
y sin la menor rivalidad fue el único que pasó algunos años
de su juventud bajo el agua en un submarino
norteamericano. La vice-presidencia había quedado
vacante en 1952, tras la muerte, el 3 de abril de 1952, del
vicepresidente reelecto Hortensio Quijano a quien Evita
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apodaba "Mar Caspio", por la densa caspa que poblaba su
cabellera. Perón gobernó durante dos años sin vicepre-
sidente, y la decisión de cubrir el cargo por medio de una
elección perseguía el objetivo reforzar la legitimidad de su
gobierno. Era, también, una muestra de la confianza que
tenía el peronismo en su mayoría electoral. La elección,
pues, se realizó el domingo 25 de abril de 1954. La
campaña fue un trámite simple para el oficialismo. Dada la
gran participación de artistas, los actos proselitistas se
parecían más a recitales que a actos de campaña. Además,
en ellos se debía cumplir una regla implícita, a rajatabla: la
de sacarse el saco. Quien no lo hacía corría el riego de ser
tomado como un enemigo.
El periodista Antonio Carrizo recuerda así uno de esos
actos en la plaza San Martín de la ciudad de La Plata:
"Al subir al escenario la orquesta de Francisco Cañar o,
los que estaban cerca del palco empezaron a gritar: ¡El
saco, hay que sacarse el saco! Entonces Canaro les pidió a
sus músicos que se apuraran y les dijo: ¡Muchachos, vamos
con Sentimiento antes de que terminemos tocando en
bolas! Se refería, naturalmente, a "Sentimiento gaucho", el
tema característico con el que abría sus actuaciones".
La convocatoria a elecciones profundizó los conflictos que
aquejaban a los partidos de la oposición. La gran división se
producía entre los que estaban a favor de participar de los
comicios y aquellos que sostenían la abstención. La Unión
Cívica Radical no escapaba a esa disyuntiva. Por un lado
estaban los unionistas, que eran abstencionistas, y por el
otro, el Movimiento de Intransigencia y Renovación que era
concurrencista. Esta línea interna de la UCR, que tenía el
dominio del partido, le propuso ser candidato a Ricardo
Balbín quien no aceptó la postulación debido a que venía
4. 4
de perder en las elecciones presidenciales de noviembre de
1951. Se barajaron otros nombres, como los de Agustín
Rodríguez Araya y David Michel Torino, quienes también
rechazaron el ofrecimiento. Finalmente la candidatura
recayó sobre Crisólogo Larralde.
La elección se disputó entre los siguientes candidatos:
Alberto Teisaire Partido Peronista
Crisólogo Larralde UCR
Alcira de la Peña Partido Comunista
José F. Penelón Concentración Obrera
Guillermo Bonaparte Partido Socialista
Luciano F. Molinas Partido Demócrata
Progresista
Benito de Miguel Partido Demócrata Nacional
El gobierno decidió, a su vez, que en esa elección se
eligieran los diputados y senadores para la renovación
parcial de ambas Cámaras del Congreso. Estaban en juego
75 bancas en la Cámara Baja y 18 en la Cámara Alta.
Entonces, en la Capital Federal sucedió algo muy particular.
El oficialismo quería obtener la totalidad de las 14
diputaciones de ese distrito. Por lo tanto, el ministro de
Asuntos Políticos, Román Alfredo Su-biza, produjo una
modificación del mapa electoral de la ciudad de Buenos
Aires, la que, en vez de 28 circunscripciones, quedó
dividida en 14. En la redistribución se buscó, además, que
aquellos barrios que en las elecciones presidenciales del 51
habían votado en contra de Perón, quedaran mezclados con
los barrios en los cuales se había impuesto el peronismo. La
explicación de Subiza, en una exposición hecha el 23 de fe-
brero fue increíble, la Capital Federal, que elige 28
diputados, se tuvo que dividir en 28 circunscripciones
pero, en esta oportunidad, sólo se eligen 14. En
consecuencia, había que reducir las circunscripciones a la
mitad. De lo entrarlo nos íbamos a encontrar con el
5. 5
problema de que la mitad de la población de la capital iba a
votar y la otra mitad no".
En consecuencia, el peronismo ganó en todas las circuns-
cripciones.
La elección marcó un triunfo rotundo del oficialismo. Al-
berto Teisaire logró 4. 994. 106 (62,4%) votos contra
2. 493. 422 de Crisólogo Larralde.
•
Teisaire fue uno de los dos directores y fundadores del
Partido Independiente. El otro, fue el general Filomeno
Velazco.
El Partido Independiente fue una agrupación política,
conocida también como Centros Independientes o Centros
Cívicos Coronel Perón, que se creó en 1945. Fue uno de los
partidos constitutivos del Partido Justicialista con el que se
fusionó en 1947.
El peso político de Teisaire fue enorme.
Cuando el coronel Domingo Mercante, apodado "el corazón
de Perón" fue desplazado de la presidencia del Consejo
Superior del Partido Peronista, quien ocupó su lugar fue
Teisaire.
Poco antes del derrocamiento de Perón, Teisaire cayó en
desgracia con el líder.
Sucedió luego de las duras acusaciones contra el gobierno
producidas después del asesinato del médico rosarino Juan
Inga-linella, quien era un militante comunista. Un panfleto
en que se leía "¡Así tortura la policía de Perón!" produjo
fuerte impacto en el gobierno. Según cuenta el periodista
Bernardo Rabinovitz, citado por Gambini, "la recia posición
de las agrupaciones democráticas causó efectos tremendos
en el seno del Partido Peronista. "Hay que contestar" gritó
Perón y encargó las réplicas a Alejandro Leloir, John
William Cooke y José Alonso. Pero las cosas fueron mucho
más allá. Atribuyéndose haber manifestado que "uno de
estos días me voy
6. 6
a tener que hacer cargo de la conducción del barco". Perón
eliminó a Teisaire de la presidencia del Consejo del Partido
Peronista. Un día antes de ser suprimido, Teisaire reunió
una conferencia de prensa declaró: "Queremos oposición,
no obstrucción. Queremos adversarios, no enemigos". Sos-
tuvo que la pacificación era una necesidad nacional y que
debía efectuarse con acuerdo o no de los partidos
opositores.
Per+on fue derrocado. En la mañana del 1° de octubre de
1955, Teisaire entra con paso seguro y decidido en la Casa
Rosada. Va a verlo al general Eduardo Lonardi, presidente
provisional de la Argentina.
La entrevista comienza a las 10 de la mañana. En la
cabecera de la mesa está Lonardi; a su derecha, el
vicepresidente provisional, almirante Isaac Rojas, el
ministro de Ejército, el ministro de Marina y el ministro la
Aeronáutica. A la izquierda de Lonardi se sientan Teisaire,
el ministro de Interior y Justicia y el secretario de Prensa y
Actividades Culturales. La entrevista es filmada por
técnicos de la Dirección General de Difusión del Ejército. La
filmación será luego emitida en una sesión especial para
periodistas realizada en el cine Trocadero y, a posteriori,
en todos los cines del país.
Teisaire lleva consigo una carpeta llena de documentos
confidenciales firmados por Perón, que el ex vicepresidente
había guardado celosamente. La revelación causa un
profundo impacto.
Esto fue lo que escribió Teisaire:
"Al Excelentísimo Señor Presidente Provisional de la
República Argentina, general de división D. Eduardo
Lonardi.
7. 7
Memorándum para información del Excelentísimo Señor
Presidente Provisional:
La conducta de Perón como gobernante, su deslealtad para
los que creyeron en él, su cobarde y vergonzosa deserción
frente al adversario, abandonando el gobierno y a sus
colaboradores ¡y no digo sus amigos porque jamás abrigó
semejantes sentimientos de amistad para nadie! me
habilitan para la actitud que asumo. No tengo por qué
guardar consideraciones para quien no las tuvo con nadie,
ni aún con el país, de cuyos destinos dispuso a su antojo.
Algunos podrán preguntarse cómo fue que, advirtiendo
alrededor tanta podredumbre moral e infamia, no acusase
en su momento al responsable directo de ese estado de
cosas. Pero el sistema creado por Perón cerraba toda
posibilidad de rebeldía, crítica o disentimiento para los que
no comulgaban incondicionalmente con sus ideas y sus
planes.
Porque quien lo hiciera, quien se atreviese a levantar la voz
contra las directivas impuestas o las sirviera con tibieza era
instantáneamente marcado como traidor, vende patrias u
otras infamias por el estilo y perseguido en todos los
terrenos, juntamente con toda su familia. No importa que el
disidente tuviera un prontuario limpio; no importa que su
vida pública y privada resplandeciera de honor y pureza.
Presentar las cosas al revés, fabricando las pruebas
difamatorias para demostrar que el "alzado" era un
delincuente, un corrompido, un traidor, era cosa fácil en un
régimen sin escrúpulos ni conciencia. Adviértase que no
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sólo estaba en juego el riesgo físico, que cualquier hombre
que se precie de tal lo afronta con entereza. No, era algo
mucho más grave y tremendo; era quedar expuesto a la
cárcel y el deshonor y desencadenar la persecución más
despiadada sobre amigos y familiares. Discrepar con Perón
fuera del peronismo, implicaba sus riesgos; pero disentir
con él dentro del partido, o del gobierno, era exponerse a
todos los males y perjuicios que la razón humana pudiera
imaginar.
Cuando se lucha contra un adversario leal, por duro e
implacable que sea, rigen las leyes de juego que se
respetan. Pero frente a Perón, que sólo sabe utilizar golpes
prohibidos, valiéndose de recursos de maldad, la lucha
dentro de sus propias filas resultaba una empresa suicida.
Se explica así que muchos hombres que ocuparon po-
siciones prominentes en el régimen y fueron arrojados por
la borda sin explicaciones, guardasen prudente y cauteloso
silencio acerca de sus experiencias del gobierno sin
atreverse a abrir la boca frente a los ataques e
insinuaciones de los voceros oficiales.
Por los conceptos que dejo expuestos es que, al hacerse
cargo de la Presidencia de la Nación el señor general D.
Eduardo Lonardi en la Capital Federal, me presenté
voluntariamente para ponerme a sus órdenes y ser
sometido si así lo estimara el nuevo gobierno conveniente a
la investigación que se deseara realizar sobre mis actos, ya
que no tenía nada que ocultar.
9. 9
Fui detenido e incomunicado, y dejo constancia de que
durante los días que permanecí en esa situación, fui tratado
con toda consideración, por lo cual expreso mi
agradecimiento. Pude ausentarme del país o asilarme en
cualquier embajada extranjera, para lo cual recibí
sugestiones e invitaciones, pero yo he preferido quedarme
aquí y no seguir el desgraciado ejemplo dado por Perón en
ese sentido, quien después de utilizarnos, engañarnos y
entregarnos, se fuga en un barco de guerra extranjero, lo
que equivale a una traición a sus partidarios, a sus
compatriotas y al país.
Me considero obligado a denunciar la conducta de Perón,
que hizo derramar sangre argentina de obreros, soldados y
ciudadanos, para huir en el momento más álgido de los
acontecimientos y cuando todavía las cosas no estaban
decididas. Huyó mientras los trabajadores gritaban y daban
"la vida por Perón"; pero Perón no supo, no fue capaz, tuvo
miedo de exponer la suya por los obreros. Abandonó al
partido Peronista, su propio partido, que siempre lo
acompañó con lealtad y sacrificio, pero él no supo ser leal
ni sacrificarse por su partido. También abandonó a las
mujeres partidarias, que tanto creían en él; pero él nunca
creyó en ellas.
Se ha asilado bajo bandera extranjera; hecho único en la
historia nacional puesto que los dos únicos presidentes
constitucionales derrocados por revolución, Yrigoyen y
Castillo, no obstante su avanzada edad, afrontaron la
situación con entereza y asumieron la responsabilidad de
10. 10
su magistratura, frente a quienes encabezaron aquellas
sediciones. Perón, en cambio, contra todas sus manifesta-
ciones de hombría de bien, de coraje, de valor, no ha sido
capaz de afrontar la responsabilidad que le corresponde;
¡ha tenido miedo! ¡Bonito ejemplo nos ha dejado el famoso
"Conductor", el "Líder", el “Libertador", a quienes nosotros
hemos idealizado y ensalzado con un candor y buena fe
increíbles!
Digo todo esto, para que no existan en el futuro, en un
pueblo sano, puro y bien intencionado como el nuestro,
ídolos tan falsos como Perón.
Frente al silencio y la deserción de Perón, considero que
hablar es para mí un deber inexcusable. No eludo ninguna
responsabilidad, ni busco atenuar las que puedan
alcanzarme. Pero tampoco eludiré manifestar la verdad,
aunque las cosas que se digan resulten duras y amargas.
Para someter al pueblo, las instituciones y los hombres a su
arbitrio, Perón creó e impuso valido de su preponderancia
de jefe de Estado un sistema que está calcado de los peores
regímenes totalitarios, organizando un aparato de
represión de alcances inauditos. Es decir que, fingiendo
ideas democráticas y bajo la apariencia de una estructura
democrática, construyó un sistema de dominación personal
que no tiene precedentes. La verdad es que Perón no
compartió el poder con nadie y, por lo tanto, la
responsabilidad de su gobierno es exclusivamente suya y
de los que pueden haberse prestado por sumisión,
ignorancia o complicidad a fraudes y a dolos
administrativos.
Pero nadie puede llamarse a equívoco; hay un solo
responsable de todo: Perón. Hay uno solo que inspiraba y
ordenaba: Perón. No consentía ni admitió a nadie que lo
aconsejase o ayudase, y por lo tanto, a nadie puede
culparse del desastre, sino a él Mucha gente humilde y de
buena fe creyó en su lealtad hacia el pueblo, en su
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sinceridad, en su honradez. Es a esa gente a la que me dirijo
para advertirlos del error en que viven, de la mentira en
que creyeron, del engaño del que han sido víctimas.
Algunos ya lo saben, lo han percibido a través de su fuga, de
su traición cuando estábamos en medio de la batalla,
defendiéndolo a él a costa de nuestra reputación y de
nuestras vidas. Pero todavía puede haber quienes duden,
porque la comedia ha durado varios años, y en tan largo
plazo cualquier mito, cualquier cuento prende en el
espíritu siempre crédulo e inocente del pueblo.
Es para esclarecer la conciencia de ese pueblo, para que
sepan la verdad sobre Perón dicha por quien siente como
un imperativo la obligación de abrir los ojos y la mente de
sus compatriotas.
Comenzaré por referirme a mi retiro de la dirección
partidaria, impuesto por Perón, que se resistía a
comprender que la falta de fervor de sus adictos obedecía a
los desaciertos de su gobierno, atribuyéndole, en cambio, a
la falta de adhesión a su persona. Pensaba seguramente
que la política de "brazos caídos" de sus amigos era obra de
un "sabotaje'' mío, cuando era la simple consecuencia de la
pérdida de fe, por los descalabros de su gestión pública.
La crisis partidaria fue, como es lógico, una consecuencia
de la crisis política argentina. Se origina principalmente en
la inmoralidad administrativa y culmina con la agresión
contra la Iglesia, cuya iniciación nace del despecho que le
produjeron a Perón, los éxitos de público en los actos
estudiantiles secundarios en Córdoba, frente al fracaso de
12. 12
los motines organizados por la U.E.S. (Unión de Estudiantes
Secundarios), creada por él como instrumento político.
Pero como Perón no podía arrastrarnos a la lucha
anticatólica con ese pobre argumento, fabricó la leyenda de
la intromisión clerical en la política, a cuyo efecto inventó
hechos imaginarios, exhibiéndonos elementos de juicio
totalmente falsos. Embaucados de esa manera, se produjo
el acto del Luna Park, donde algunos oradores haciendo fe
en su palabra y en sus afirmaciones censuramos esa
intromisión de la Iglesia en la política, sin advertir hasta
días después que todo era un fraude cuidadosamente
preparado por el ex presidente, cuya fingida indignación
era parte de la comedia representada.
Posteriormente, Perón intentó arrancar de las cámaras
legislativas una ley de expropiación del templo de la
Catedral, a cuyo efecto le hizo presentar un proyecto a su
ministro Méndez San Martín, que se empeñó
personalmente en prestigiarlo. Pero varios nos opusimos
terminantemente a ese propósito, evitando que se
consumara otro atropello contra la Iglesia. Ya estábamos en
antecedentes de la verdad del problema y esta vez Perón
no pudo sorprendernos con otro engaño.
En lo referente a su desaprensión por la verdadera vida
democrática, basta mencionar la circunstancia de querer
eliminar el Partido Conservador y el Partido Socialista del
panorama cívico argentino, por el solo hecho de no haber
concurrido a las elecciones de 1954.
Su entusiasmo por este cercenamiento cívico fue enorme, y
tan sólo por la intervención mía y de otros integrantes del
Poder Ejecutivo, tal propósito no se llevó a cabo.
Con respecto al caso de la bandera quemada, verdadero
estigma del gobierno ejercido por Perón, debo claramente
13. 13
determinar las siguientes circunstancias: las banderas del
Congreso Nacional no se encuentran izadas mientras no
hay sesiones, por lo tanto dichas banderas se encontraban
a buen recaudo. Las banderas argentinas y del Vaticano
izadas eran evidentemente llevadas a tal fin y luego de iza-
das fueron retiradas encontrándose actualmente en mi
poder y en el del doctor Benítez (presidente de la Cámara
de Diputados de la Nación). En consecuencia, la verdadera
bandera quemada fue otra, llevada ex profeso al lugar de
los hechos y luego quemada. Considerando el cúmulo de
circunstancias existentes, es mi convicción más profunda
que dicha felonía se ejecutó no sólo con la autorización de
Perón, sino bajo su inspiración. Este hecho, de por sí
incalificable, se vio agravado por el verdadero sacrilegio de
tener que rendirse homenajes de desagravio en todos los
organismos, instituciones y reparticiones nacionales,
constituyendo dichos actos una verdadera tortura
espiritual para la ciudadanía que presentía esta patraña de
Perón.
Con respecto a la dedicación de Perón a las funciones de
gobierno, debo expresar que desde hace un año había
prácticamente abandonado los asuntos de Estado para
dedicarse a pintorescas actividades deportivas, artísticas,
etc. Además, desde el año 1952 prácticamente se extinguió
el impulso del gobierno, decayendo la conducción del
Estado.
En cuanto a la Alianza Libertadora Nacionalista,
constituía una verdadera fuerza de choque, totalmente
ajena en su naturaleza y finalidad, a lo que debe ser una
agrupación o partido político. Tal organismo o fuerza de
choque, era utilizado para emplear la violencia, no sólo
contra sus adversarios políticos, sino como tribuna
14. 14
insolente contra sus propios correligionarios. Dicha Alianza
Nacionalista era subvencionada y dirigida por el propio
Perón. Además, debo agregar, en este orden de cosas que
era verdadera intención de Perón armar a la CGT, y no sólo
eso sino convocar a una movilización militar, no por clases,
sino por llamados individuales, eligiendo por supuesto a
ciudadanos totalmente incondicionales a su persona.
En cuanto a la forma en que Perón ejercía el poder, debo
significar que él conocía absolutamente todo y manejaba
todo, hasta cosas muy chicas y generalmente, de mala fe.
Nada de lo que el gobierno de Perón ha ejecutado, sea cual
fuere la naturaleza de los hechos ocurridos, se ha llegado a
concretar sin el consentimiento directo de Perón. En
consecuencia, hemos asistido a un ejercicio del poder con
el que no se gobernaba sino que se ordenaba. Por lo tanto,
al dedicarse Perón a la UES, el deporte, los artistas, etc.,
nadie se ocupaba de los asuntos trascendentales de
gobierno, nada se resolvía, todo se rechazaba, todo se
dejaba para largo ya que nada podía resolverse sin su visto
bueno.
En homenaje a la más estricta verdad, por muchos
presentida y por mi muy bien conocida, debo destacar que
Perón carecía absolutamente de sentimientos. Sin
sentimientos para la madre, para la esposa, para el
hermano, para nadie: sólo tenía el sentimiento de odio,
sentimiento sensualista y codicioso. No quería al país. Por
lo tanto, Perón ha cometido la más grande estafa a su
pueblo: lo ha estafado en sus sentimientos, en sus ilusiones
y hasta en su decoro. Cuando tuvo todo no fue capaz de
defender nada y el pueblo puede tener la seguridad de que
Perón no volverá.
Todas estas verdades deben ser tenidas muy en cuenta por
toda la ciudadanía, y en lo referente a los obreros, deben
estar persuadidos de que las mejoras obtenidas
15. 15
constituyen un derecho que todo gobierno reconocerá, no
fueron favores de Perón sino conquistas merecidas y
legítimas de la clase trabajadora.
Los permisos de importación y exportación, por ejemplo,
estaban casi exclusivamente en manos de un monopolio de
tres personas: Jorge Antonio, Tricerri y Amar, cuya
investigación conducirá sin duda alguna al verdadero
culpable, a través de un intrincado dédalo de
complicidades concordantes y coincidentes. También se
premiaba con permisos de exportación a gente totalmente
ajena al comercio y la industria: actores y actrices;
deportistas paniaguados del ex presidente, que recibían
esas órdenes en pago de sus elogios a Perón,
revendiéndolas a los verdaderos interesados que debían
luego recargar los precios de sus mercaderías para
resarcirse de los gastos en perjuicio del pueblo
consumidor.
Cuando los acontecimientos estrechan su cerco
alrededor de Perón y siente los impactos de la opinión
pública agraviada por la quema de la bandera y de los
templos, proyecta su penúltima farsa; el ofrecimiento de su
renuncia al partido y la CGT, en un documento que es
modelo de hipocresía y simulación. Su actitud precipitó la
mía y la de otros altos funcionarios y magistrados que
advertimos que con ello se evitarían al país los trágicos
dios subsiguientes y creíamos en la sinceridad de su
resolución, de la que nos dio cuenta por anticipado y con
aparente lealtad
Horas más tarde y en medio del estupor, Perón rectificaba
su actitud y pronunciaba la vociferante arenga del 31 de
agosto, desde los balcones de la Casa Rosada. Nos había
hecho creer que iba a decir otra cosa, a justificar su
renuncia y declarar que si la gente estaba de acuerdo iba a
16. 16
continuar. Pero nos quedamos fríos cuando habló, cuando
dijo que había “que matar a cinco adversarios por cada uno
de nosotros" y pensamos: esto, ¿qué es?
En esa circunstancia, preparé y redacté mi renuncia
indeclinable, y dispuesto a sostenerme en la actitud
públicamente asumida. Declaraba en ese documento, que
no llegué a presentar porque el pudor me impedía
abandonar un gobierno en plena bancarrota, que si Perón
se desdecía de su ofrecimiento, yo mantenía lo dicho. La
intervención de algunos amigos, su insistencia en
advertirme las circunstancias poco propicias para una
resolución de esta naturaleza que sólo agravaba las cosas,
me disuadieron, a última hora, de esta decisión.
No he de terminar estas palabras sin formular un llamado
de advertencia a aquellos espíritus fanáticos que se
empeñan en seguir aferrados a un ídolo. A ellos deseo
dirigirme, especialmente, para que luego de estas palabras
mediten, reflexionen y arriben a la conclusión de que nada
puede ser superior a la Patria misma, y que todos los
argentinos, como exponentes de una ciudadanía, deben ex-
traer de esta dura lección la firme decisión de mirar hacia
el futuro feliz de la Nación, sin idolatrías de ninguna
especie.
Finalmente, estas declaraciones involucran mi renuncia
a formar parte del partido Peronista, renuncia que ha sido
enviada por la vía correspondiente.
Buenos Aires, I o de octubre de 1955. Fdo: A. Teisaire,
contralmirante. "
17. 17
La exhibición de esta declaración de Teisaire produjo un
alto impacto en la opinión pública.
Ese hombre que fue Teisaire, que al final se desencontró
con Perón, al ver Perón que podía contar sus secretos,
mandó a un grupo de sus secuaces a la casa de su familia
para sacar toda documentación que le comprometiera,
recurrieron a la violencia pegando a su hermano y a su
cuñada, a sus padres ancianos.
Teisaire por su compromiso con Perón de premio recibió la
degradación y la prisión en la Isla Martín García, allí
enfermó y falleció por falta la atención adecuada a su salud
deteriorada. Su familia, esposa e hijos quedaron en la mas
horrenda de las miserias.
Podía haber escapado como lo hizo Perón, pero prefirió
enfrentar el castigo que le impongan. Mientras Perón
disfrutó del exilio político, para luego volver al país electo
como Presidente.
Su nombre fue al olvido, nadie lo recuerda, salvo en este
relato de la historia.