Este libro describe la revuelta popular que ocurrió en Barcelona y otras ciudades catalanas en julio de 1909, conocida como la Semana Trágica. La revuelta comenzó con una huelga general para impedir el embarque de reservistas a la guerra en Marruecos y llevó a enfrentamientos en las calles y quema de iglesias y conventos. Un factor clave fue la pérdida de poder de la Iglesia católica y el avance de ideas seculares. La propuesta educativa laica de Francisco Ferrer fue un punto central
1. DOSSIER DE PRENSA
LA SEMANA TRÁGICA
Barcelona en llamas, la escuela
moderna y la revuelta popular
Dolors Marín
A partir de la huelga general convocada para impedir el embarque de los reservistas con
destino a la guerra de Marruecos, en julio de 1909, hace cien años, en Barcelona y otras
poblaciones catalanas estalla una revuelta popular en la que se quemaron iglesias, centros
escolares y conventos.
En una ciudad literalmente en llamas, se enfrentaron en las calles dos formas de entender la
vida, el trabajo, la ciencia, la guerra y las relaciones entre las personas, consecuencia de la
tensión acumulada durante largo tiempo y de la lucha del pueblo por disfrutar de un espacio
propio.
Un factor determinante en esta historia es el progresivo proceso de descomposición del poder
que durante siglos había detentado la Iglesia española. En aquel momento, la laicidad
penetraba en España con las ideas enciclopedistas del Siglo de las Luces y el darwinismo,
fomentando así el establecimiento de centros obreros, logias masónicas, cooperativas, centros
espiritistas o grupos pacifistas, todos ellos con sus correspondientes bibliotecas y escuelas
anexas.
Y en el centro de la tensión aparece la propuesta educativa de racionalistas y anarquistas, con
Ferrer Guardia y su Escuela Moderna a la cabeza, que sería sacrificada después de los sucesos
de aquella semana revolucionaria.
Aparecen en este estudio nuevos rostros de los protagonistas de aquellos hechos en un intento
por comprender parte de la historia de España. Una historia, la de los librepensadores y
racionalistas, poco explicada y olvidada dentro del indispensable proceso de recuperación de
memoria histórica en el que nos hallamos inmersos.
En este año en el que se cumple el centenario de los sucesos de la Semana Trágica y que
Cataluña va a dedicar a Ferrer Guardia, La Esfera de los Libros publica la gran obra sobre el
tema.
Para más información: www.esferalibros.com
Dpto. Comunicación: Mercedes Pacheco (mercedes.pacheco@esferalibros.com) Silvia Díaz (silvia.diaz@esferalibros.com)
La Esfera de los Libros - Avda. de Alfonso XIII, 1, bajos - 28802 Madrid - Tel.: 912960200 Fax: 912960206
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2. DOSSIER DE PRENSA
INTRODUCCIÓN
Esta obra intenta explicar los orígenes y las consecuencias de la revuelta popular que se
desarrolló en Barcelona y otras poblaciones catalanas hace cien años. A partir de la huelga
general convocada para impedir el embarque de los reservistas con destino a las guerras
africanas, se quemaron las iglesias y conventos de varias poblaciones.
En las calles se enfrentaron dos formas diferentes de entender la vida, la sociedad, el trabajo,
la ciencia y hasta la guerra. De una parte, la burguesía, respaldada por la Iglesia católica y la
monarquía borbónica, que apostaban por la industrialización; de otra, las clases medias y los
sectores más populares, organizados a partir de los pasos de la Internacional y de las
asociaciones obreras, que buscan el camino del conocimiento.
Un factor determinante en esta historia fue el progresivo proceso de descomposición del poder
que, desde siglos atrás, había detentado la Iglesia española. Ahora, siguiendo los pasos de
Inglaterra y Francia, el Estado burgués avanzaba hacia la laicidad y este avance era
contemplado con pavor por el Vaticano y la alta jerarquía eclesial unida por los ricos
empresarios catalanes. Desde la lenta penetración de las ideas enciclopedistas en 1808, a la
traducción e introducción en el país de la literatura relacionada con «las luces », al
establecimiento de centros obreros, logias masónicas, cooperativas de consumo y producción,
todas ellas con sus correspondientes bibliotecas y escuelas, tan sólo habían pasado unos pocos
años.
La revolución de julio de 1909 en Cataluña estalló a consecuencia de la tensión acumulada en
estos años. También evidenció los límites que por un lado la nueva clase obrera y por otro la
derecha y la Iglesia se habían fijado. La enseñanza en manos de la clase obrera no supuso tan
sólo un importante esfuerzo de autogestión y madurez, sino la amenaza al monopolio
educativo e ideológico que la Iglesia había ostentado durante tanto tiempo. Y no sólo eso. La
propuesta educativa de Ferrer Guardia fue más allá, ya que planteaba peligrosamente la
emancipación ideológica del Estado burgués.
Las revueltas, las huelgas y la segunda quema de conventos en Barcelona tuvieron como
consecuencia un duro castigo: el sacrificio del maestro laico. Pero Ferrer no era un maestro
laico más, como los que habían proliferado desde 1882 en pueblos y ciudades. Él fue un
anarquista que cuestionaba la propiedad, que organizó y difundió una editorial para sembrar
nuevas ideas, y que aglutinó a su alrededor a personalidades, grupos, periódicos y sociedades
obreras anteriormente dispersas.
Hace cien años de la revolución de julio, en una época en la que el darwinismo se abría paso
ante el oscurantismo. Las sociedades fraternales y solidarias se oponían a la caridad de aquel
que se lucraba a costa de la plusvalía obrera, las mujeres se alzaban contra todas las
discriminaciones, y la enseñanza libre se imponía sobre la formación elitista de unos pocos.
Aparecían nuevas ideas, como el pacifismo, las lenguas planificadas, el naturismo o los
métodos anticonceptivos, y se retomaban algunas antiguas, como el espiritismo o las
sociedades iniciáticas, ahora con nuevas características. El nacionalismo era usado por
católicos y laicos como moneda de cambio, y una revuelta contra la guerra colonial en África
levantó las protestas de la población, harta de las guerras de Ultramar. Hace cien años de esta
historia y parece que todas estas causas están aún de rabiosa actualidad. La intransigencia y
la intolerancia no partieron nunca de este maltrecho país.
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3. DOSSIER DE PRENSA
La revuelta obrera de 1909 no se centró sólo en Barcelona, lugar de embarque de las tropas
hacia África. En varias poblaciones cercanas se cortaron las vías férreas para impedir el paso
de las fuerzas policíacas a la ciudad, en muestra de solidaridad. Se declaró una huelga
general, algo que se pasa por alto al hacer referencia a los incendios sacros de aquella
semana, y lo que fue peor: se ocuparon ayuntamientos, se quemaron registros de la propiedad
y se organizaron juntas ciudadanas que asumieron el poder. Y eso fue precisamente lo que le
dio carácter de revolución.
Esta toma del poder duró una semana, de lunes a domingo, y la desinformación —que no es
una idea tan actual— hizo creer a los obreros del resto de España que en Cataluña se había
declarado una revuelta separatista, lo que evitó movimientos solidarios.
Los protagonistas fueron hombres y mujeres que provenían de núcleos organizados en torno al
librepensamiento, de las escuelas laicas, del movimiento cooperativo, y las luchas obreras que
tenían otro proyecto. Entonces realizaron un paso más, uniéndose alrededor del que sería uno
de los sindicatos más potentes de la historia del proletariado europeo, Solidaridad Obrera.
Este libro trata de rescatar del olvido a los que fueron los principales colaboradores de Ferrer
Guardia en su proyecto escolar. Sin todos y cada uno de ellos, y sobre todo sin la red anterior
de escuelas laicas, racionalistas o sencillamente emancipadas del Estado, quizá la represión no
se hubiera personificado en la figura del maestro laico implicado en las luchas sociales. La gran
red de escuelas laicas establecida en Cataluña antes de 1900 fue erradicada con las constantes
represiones que sufrió el movimiento anarquista después de las últimas bombas del Liceo y
Cambios Nuevos, y con el atentado a Martínez Campos. La reorganización de estas escuelas y
la creación de una nueva red, a partir de la propuesta organizativa de Ferrer Guardia, que
además comportaba la implicación directa del movimiento obrero, hizo que la escuela se
convirtiera en parte importante de la amenaza al poder establecido. Y Ferrer pagó con su vida
el miedo que tenían a la revuelta obrera aquellos que creían dominarla con paternalismo, y
cuando éste fallara, con las armas.
El proceso judicial contra Ferrer resultó muy ilustrativo para conocer la intención de sus
acusadores. Se buscó más al ideólogo, al organizador, que a los causantes de los disturbios. Y
tuvo mucho que ver ahí la complicidad de Ferrer con el movimiento obrero organizado y
estructurado alrededor de la naciente y potente Solidaridad Obrera, germen de la futura
Confederación Nacional del Trabajo (CNT), que desde la prensa de la época empezaba a
formar federaciones de oficios.
Ciertamente, se puede añadir a la figura de Ferrer su amistad con Mateo Morral y su
implicación en el atentado real de 1906. También su adscripción, más tangencial que intensa,
a la francmasonería. Y por qué no, sus prácticas personales, enteramente libres, que
escandalizaban incluso a sus colaboradores, como al puritano Joan Montseny.
También conviene revisar hoy el proyecto educativo de Ferrer, muy criticado por detractores
franquistas, católicos, nacionalistas, y también por marxistas ortodoxos que, en los años
setenta, buscaban plaza universitaria y no querían saber nada del ideario anarquista. No se
trata de ver si la escuela que planteaban Ferrer y su círculo resultaría viable hoy, sino de
analizar el contexto de su época y comprobar hasta qué punto innovó e importó en España el
modelo francés de Paul Robin y Sebastien Faure. De igual forma merece la pena examinar el
efecto que tuvo la introducción del pacifismo, el darwinismo, el racionalismo y el libre examen
como materias escolares, así como el método innovador basado en el respeto al niño y en un
modelo de educación que prescindía del premio y el castigo. Y por último, ver cómo este
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4. DOSSIER DE PRENSA
proyecto buscaba una implicación a escala social real, con la creación de una escuela de
maestros, una línea editorial propia y un pequeño museo. Es decir, pretendía crear un proyecto
autónomo y expansivo lejos de la tutela del Estado, en el que no confiaba.
No hay duda de que el estallido antimilitarista catalán tuvo que ver, y mucho, con el
descontento popular de las clases medias y proletarias. La lucha se entabló contra una clase
burguesa que los trataba con un paternalismo que rayaba la inmoralidad, con fuertes
componentes caritativos que suplían los salarios dignos o la atención médica necesaria. Una
burguesía, al fin y al cabo, que se defendió con uñas y dientes contra los intentos
organizativos de los internacionalistas españoles, transformados pronto en sindicalistas
revolucionarios.
La Iglesia catalana jugó el papel de consorte y cómplice de esta burguesía emprendedora e
industrializadora. Su área de influencia se expandía por fábricas, colonias industriales,
compañías navieras, minas o escuelas instaladas en parroquias. En el momento del estallido
popular fue una de las primeras instituciones en verse atacada, quizá porque las clases
populares la veían, no como la Iglesia de los humildes —según pregonaban algunos—, sino
como un impedimento a la libre instrucción y al progreso social.
Una Iglesia que fue cómplice también del nacionalismo interesado, que bendecía a los
reservistas que marchaban a morir en guerras coloniales por intereses de la corona y de las
oligarquías, pero a la que no dudaron en sacrificar si carecía de poder o si criticaba
abiertamente la desviación del camino. Jacint Verdaguer personificó esta deriva católica en
contra del marqués de Comillas y de los obispos, convirtiéndose en portavoz de los
descontentos, por lo que fue castigado de forma ejemplar.
Éste es un estudio de historia social, muy compleja, ya que nada suele ocurrir sólo por una
causa, y mucho menos una revolución como la que tuvo lugar en julio de 1909 en Barcelona.
Esta obra trata de arrojar un poco de luz sobre el tema, iluminar los rostros de mujeres y
hombres que participaron en estas luchas ciudadanas y observar sus prácticas. Ver como su
lucha para alcanzar el conocimiento les llevó al conocimiento de la libertad. Conocer mejor a
todos aquellos que educaron a generaciones de españoles olvidados por el Estado y
condenados a la peor de las pobrezas: la ignorancia. Maestros y maestras laicos, coeducadores
y nacionalistas que se establecieron por toda España antes y después del proceso que condenó
a uno de ellos, Ferrer Guardia, y del destierro de sus colaboradores. A los últimos maestros
que en 1939 marcharían al exilio, se ocultarían, o terminarían siendo fusilados está dedicado
este libro.
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5. DOSSIER DE PRENSA
LA AUTORA
Dolors Marín es doctora en Historia Contemporánea por la Universidad de Barcelona con una
tesis sobre la formación de la cultura libertaria en Cataluña y la organización de grupos de
afinidad anarquista.
Ha ejercido como profesora de técnicas de documentación audiovisual en el Máster de Nuevas
Profesiones de la Universidad de Barcelona desde 2000 hasta 2005, y ha trabajado como
documentalista y comisaria de distintas exposiciones: L’Hospitalet, 100 anys d’Ajuntament;
Collblanc-La Torrassa, història d’un barri (2001), Surrealisme i Etnografia: la trobada fecunda
(2000); Ètnic (2004) y Gitanos, sis segles de cultura rom a Catalunya (2005).
Además, ha colaborado como asesora en el campo audiovisual y de documentalista en
distintos reportajes y películas. Es autora de Surrealisme i Etnografia, con Lluís Calvo (2000);
Clandestinos: el maquis contra el franquismo (2001 y 2005); Cornellà: 25 anys de
Democràcia, con Àngels Marín (2004); La Barcelona rebelde : guía de una ciudad silenciada
(2004); 1958-1978, un referent, con Agnès Ramírez (2004); Francesca Bonnemaison:
educadora de ciutadanes (2004); Els Montseny-Mañé: un laboratori de les idees y Ministros
anarquistas (2005), así como de diversos artículos de divulgación histórica.
Colabora en distintos encuentros sobre la recuperación de la memoria histórica (La Gavilla
Verde de Cuenca y Asociación de Jóvenes de la Comarca del Jerte de Extremadura) y es
miembro de la Marxa dels Maquis de Catalunya.
FICHA TÉCNICA
Título: La Semana Trágica
Subtítulo: Barcelona en llamas, la escuela moderna y la revuelta popular
Autora: Dolors Marín
Colección: Historia siglo XX
Páginas: 464
Precio: 29 euros
Fecha de publicación: 20/01/2009
Para más información: www.esferalibros.com
Dpto. Comunicación: Mercedes Pacheco (mercedes.pacheco@esferalibros.com) Silvia Díaz (silvia.diaz@esferalibros.com)
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