Las 10 decisiones estrategicas en administracion de operaciones
Pan Diario 31 De Mayo De 2009
1. Multa por exceso de velocidad Lectura: Romanos 3:9-20 “ No hay justo, ni aun uno.” — Romanos 3:10
2. Llevaba 34 años conduciendo en Singapur, ¡cuando recibí mi primera multa por exceso de velocidad! No era la primera vez que excedía el límite de velocidad, pero sí la primera en que me multaban por hacerlo. Mi primera reacción fue de indignación. Pero, al contemplar la lección espiritual, me di cuenta de que, sin importar cuánto tiempo había estado conduciendo sin una multa, seguía siendo responsable. Si puedo quebrantar una ley tan claramente definida como un límite de velocidad, piensa en lo fácil que es quebrantar la ley perfecta de Dios, la cual abarca cada aspecto de la vida. Nadie, sin importar lo moral o fervientemente religioso que sea, puede guardarla perfectamente. Pablo escribió: «Ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de Él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado» (Romanos 3:20). Guardar la ley no puede salvarnos; más bien, por medio de la ley llegamos a estar conscientes de nuestro pecado (3:7-12). Esa es la razón por la que Dios envió a Su Hijo a salvarnos. Necesitamos la justicia de Jesús, porque no podemos ser justificados por medio de nuestras buenas acciones. Pablo concluyó que somos «justificado[s] por fe sin las obras de la ley» (v. 28). Si has puesto tu fe en Cristo, puedes decir junto con Pablo: «Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades son perdonadas, y cuyos pecados son cubiertos. Bienaventurado el varón a quien el Señor no inculpa de pecado» (Romanos 4:7-8).
3. La Ley de Dios Nos Muestra una Necesidad que Solo la Gracia de Dios Puede Proveer
4. Lectura Bíblica: Romanos 3 No hay justo 9 ¿Qué, pues? ¿Somos nosotros mejores que ellos? En ninguna manera; pues ya hemos acusado a judíos y a gentiles, que todos están bajo pecado. 10 Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; 11 No hay quien entienda, No hay quien busque a Dios. 12 Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno. 13 Sepulcro abierto es su garganta; Con su lengua engañan. Veneno de áspides hay debajo de sus labios; 14 Su boca está llena de maldición y de amargura. 15 Sus pies se apresuran para derramar sangre; 16 Quebranto y desventura hay en sus caminos; 17 Y no conocieron camino de paz. 18 No hay temor de Dios delante de sus ojos. 19 Pero sabemos que todo lo que la ley dice, lo dice a los que están bajo la ley, para que toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios; 20 ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado. Reina Valera Revisada (1960). 1998 (electrónica ed.) . Sociedades Bíblicas Unidas: Miami
5. Biblia del diario vivir . 3.10–12 Pablo hace referencia al Salmo 14.1–3 . «No hay justo» significa «nadie es inocente». Cada persona es valiosa ante los ojos de Dios porque Él nos ha creado a su imagen y nos ama, pero no hay un solo justo (o sea, no hay persona que se haya ganado el estar a bien con Dios). A pesar de ser valiosos, hemos caído en pecado. Pero Dios, a través de Jesús su Hijo, nos ha redimido y nos ofrece perdón si nos volvemos a Él en fe. 3.10-18 Pablo usa estas referencias del Antiguo Testamento para mostrar que la humanidad en general, en su actual condición pecadora, es inaceptable ante Dios. ¿Ha dicho alguna vez: «No soy tan malo. Soy buena persona»? Medite estos versículos y vea si se ajustan a usted. ¿Ha mentido alguna vez? ¿Ha herido los sentimientos de alguien a través de sus palabras o el tono de su voz? ¿Es rudo con alguien? ¿Se enfurece con sus más duros contrarios? En pensamientos, palabra y obra, como cualquier persona en este mundo, tiene culpa delante de Dios. Debemos recordar lo que somos ante Él: pecadores alejados. No niegue que es pecador. Más bien permita que su gran necesidad lo guíe a Cristo.