La dinastía Julio-Claudia mantuvo la continuidad del Principado establecido por Augusto entre los años 14 d.C. y 68-69 d.C. Siguieron una política interior de conciliación con el Senado aunque ejercían un control cada vez mayor. En política exterior prefirieron la administración antes que la expansión territorial, excepto la conquista de Britania por Claudio. Ideológicamente se presentaron como herederos de Augusto y buscaron satisfacer al pueblo de Roma a través de donaciones y espectáculos.
1. LOS JULIO-CLAUDIOS
ASPECTOS BÁSICOS DE POLÍTICA Y ADMINISTRACIÓN
La continuidad del Principado:
aspectos básicos de los Julio-
Claudios.
Generalidades sobre la política
interior.
Política exterior y de fronteras
Julio-Claudia.
Aspectos ideológicos y
religiosos de los Julio-Claudios.
2. DE AUGUSTO A TIBERIO
LOS JULIO-CLAUDIOS Y LA CONTINUIDAD DEL
PRINCIPADORASGOS GENERALES DE LA POLÍTICA JULIO-CLAUDIA
Desde los historiadores antiguos (de modo especial Suetonio), se ha incidido mucho en el carácter unitario de los
emperadores (Tiberio, Calígula, Claudio y Nerón) que se extienden desde el 14 d. C. (muerte de Augusto) al 68-69 d. C.
(guerra civil por la sucesión), no en vano son los responsables de la cimentación del Principado y de la administración, a
todos los niveles, de la obra política de Augusto.
• En los Julio-Claudios llama la atención el carácter gentilicio de su poder. Todos
son herederos del nombre y de la labor política de Augusto. Éste estuvo
buscando un heredero casi desde el 23 a. C. en que adoptó a Tiberio y al marido de
su nieta, Germánico, a quien hizo adoptar por Tiberio. Incluso a nivel
propagandístico, todos los Julio-Claudios fueron fieles a la memoria de Augusto,
aunque también Calígula y Nerón adoptaron algunos elementos propios de la
política de Antonio.
• Carácter carismático de su mandato. Los Julio-Claudios, como había sucedido
con Augusto respecto de César, manifiestan siempre su vinculación con el diuus
Augustus, pero también con Rómulo, con Eneas o con Marte, según constaba en
los programas decorativos del Foro de Augusto, en Roma. Ese carácter carismático
se tradujo siempre en una especie de sacrosantitas de estos emperadores que
sólo duró hasta la muerte de Nerón en la que el imperium militar pudo por encima
de la potestas tribunitia, forzando el cambio de dinastía, ya totalmente militar: los
Flavios.
• Política de conciliación con la plebs. Todos los Julio-Claudios (tal vez Nerón, de
un modo especial) practicaron una activa liberalitas orientada a tener satisfecha a
la plebe, todo fruto de una ideología política en la que Roma es una monarquía
divina, liderada por un emperador que es un dios que gobierna el mundo en
colaboración y respeto, eso sí, con las instituciones tradicionales (los praefecti
y el Senado).
• Generosidad en la extensión de privilegios, al modo como había hecho Augusto.
Así, tanto Tiberio como Claudio, Calígula o Nerón se mostraron respetuosos y
sincréticos respecto de las religiones de los pueblos peregrini, al tiempo que
extendieron la ciuitas Romana y Latina a muchas prouinciae, medida también de
clara vocación estatalista.
3. POLÍTICA INTERIOR Y SENATORIAL
RASGOS BÁSICOS DE LA POLÍTICA INTERIOR JULIO-
CLAUDIA
ASPECTOS CONTINUISTAS CAMBIOS E INNOVACIONES
a) Política Senatorial. Desde Tiberio, los Julio-Claudios
siempre contaban con el apoyo del Senado, al que, en
cualquier caso, solían manejar. Éste ejercía simplemente una
labor casi burocrática en la que sólo unos pocos privilegiados
–asociados a la Domus Augusta– tenían poder de decisión
(consilium Principis). Tiberio fue respetuoso con el ordo
senatorius, mientra que Calígula y Claudio fueron más
partidarios de privilegiar a los equites y a los provinciales. La
Tabula Siarensis (ép. Tiberio) y los deseos de Claudio de
promocionar a los Gali manifiestan ambas realidades. La
presión con la que éste era controlado unido al carácter
unipersonal y tiránico de los últimos años de Nerón (esp. 62-68
d. C.) hará que proliferen las tensiones y conjuraciones
internas contra el emperador como respuesta senatorial a
dicha manipulación.
b) Aparato Administrativo. Toda la estructura burocrática
creada por Augusto se mantuvo inerme durante los Julio-
Claudios, sólo que las prouinciae del Princeps fueron
aumentando al ritmo de las campañas militares y de la
necesidad de contar con legiones dada la inestabilidad de
algunas regiones. Sólo cambió, con el paso del tiempo y la
sucesión de los distintos emperadores, el papel que tenían
dentro de la gestión política de Roma unos y otros de los
officia augústeos.
a) Política Religiosa. Pese a que todos los Julio-Claudios
mantienen el prisma político de su condición de herederos de
un diuus, cada uno manifestó un talante religioso diferente.
Así, Tiberio, sin recusar el culto imperial tributado a Augusto,
prohibió su divinización en vida y fue poco dado a la
construcción y restauración de templos, según dice Suetonio.
Calígula, en cambio, hizo todo lo contrario, perdiendo el respeto
a las religiones orientales y obligando a su veneración incluso
en el templo de Jerusalén, línea seguida por Nerón tras el
respeto religioso manifiesto por Claudio.
b) Burocratización. Aunque, como hemos dicho, el aparato
burocrático fue el mismo que el creado por Augusto, fue
Claudio el que consiguió la actividad administrativa más
eficaz. Su estrategia fue la de conceder mucha importancia a
los libertos imperiales especializados en la gestión de
correspondencia (ab epistullis), en la gestión de encargos (a
libellis), en el asesoramiento jurídico y político (a studiis), en las
finanzas (a rationibus)…
c) Política Económica. Prácticamente estable durante toda la
dinastía, la bancarrota neroniana le obligó a incrementar
algunos impuestos indirectos: peajes, confiscaciones, reforma
monetaria, impuestos sobre los bienes entregados en herencia
a los libertos…
4. POLÍTICA EXTERIOR Y DE FRONTERA
RASGOS BÁSICOS DE LA POLÍTICA EXTERIOR JULIO-
CLAUDIA
RASGOS BÁSICOS
a) Equilibrada preferencia por la
administración antes que por la
anexión. Los Julio-Claudios, en
términos generales, siempre prefirieron
la pacificación de sus tierras (se llegó a
cerrar el templo de Jano en época de
Nerón) que la búsqueda de nuevas
aventuras en política fronteriza e
internacional, con la única excepción de
la conquista de Britannia por Claudio.
b) Tendencia a la
internacionalización. Todos los Julio-
Claudios, siguiendo el hábito de
Augusto, llevaron a cabo donaciones
particulares y generales de ciudadanía
a comunidades o a prouinciae completas
en un deseo de integrar a los
provinciales en las tareas de la
gestión del gobierno central, algo que
–tras la concesión del ius Latii por los
Flavios a Hispania– dejará ver sus
huellas a partir de Trajano, con la
entrada de provinciales en el trono
imperial.b) Respeto con Oriente. Con excepción
de las pretensiones religiosas de
Calígula y una vez superada la idea de
un carácter antijudío de Tiberio, esta
dinastía se mostró respetuosa con
Orienta, al que otorgó privilegios
fiscales, inmunidades,
desmilitarizaciones…
TIBERIO
CALÍGULA
CLAUDIO
NERÓN
El único acontecimiento
destacable de su reinado en
materia de política exterior
fue la revuelta de las
legiones de Germania y
Panonia, que tuvieron que
gestionar Germánico y Druso
y que carecía de cualquier
carácter antiestatalista. Sólo
los medios empleados por
Germánico para volver a
motivar a dichas legiones
provocó la apertura de una
guerra en Germania, que le
encumbró.
Preocupado por sí mismo y
totalmente excéntrico,
Calígula quiso acompañar
dichos caracteres personales
de una política exterior
agresiva planeando una
segunda guerra en
Germania y la invasión de
Britannia, que se saldó con
una tímida victoria. Con
Oriente manejó como quiso a
los Ptolomeos y también
gestionó puntualmente bien
la crisis Palestina (destitución
de Herodes).
El acontecimiento capital de
su política fue la conquista
de Britannia. Se inició con el
pretexto de proteger los
intereses comerciales
romanos y, también,
aprovechando las
disensiones internas de las
tribus. En pocos meses se
hizo realidad. Claudio fue,
por tanto, responsable de la
gestión de las intenciones
de Calígula (división de
Mauritania, e intervenciones
en Tracia y Judea).
La política internacional –que
frenaba las aspiraciones
militares de los legati en
aras de un deseo neroniano
de vivir de las rentas de sus
predecesores– estuvo
salpicada en su fase final de
contínuas sublevaciones en
esa línea como la de Vindex,
en la Galia y la de Galba, en
la Hispania Citerior, que fue
apoyada por los pretorianos
y que motivó los inicios de
la Guerra Civil del 68-69 d.
C. por la sucesión.
5. IDEOLOGÍA Y PROPAGANDA
EL PENSAMIENTO RELIGIOSO DE LOS JULIO-CLAUDIOS
En la historia de la dinastía Julio-Claudia, ciertamente son varios los elementos que definen el contenido ideológico de sus mandatos
y que, en líneas generales, están en consonancia con la condición que reúnen estos Principes de herederos del nuevo sistema
inaugurado por Augusto:
CLAVES DEL PENSAMIENTO JULIO-CLAUDIO
• Deseo de satisfacción permanente del pueblo de Roma. El pueblo de Roma veía al
emperador, desde Augusto, como el primer y fundamental liberalis, en el sentido de que
se esperaba de él que fuera el intermediario entre el pueblo y la riqueza de las arcas
estatales. Con mayor (Calígula y Nerón) o menor espectacularidad (Tiberio y Claudio), los
emperadores Julio-Claudios se preocuparon por las políticas de reparto annonario, de
organización de ludi festivos, de construcción pública…
• Carácter pro-oriental para las monarquías de Calígula y de Nerón. Así, Calígula se
presentaba a sí mismo como un dios vivo en una clara recreación de la monarquía
helenística. Eso le llevó a –frente a actitudes más conciliadoras con las religiones locales
vertidas por Tiberio y, de modo especial por Claudio– buscar siempre la presentación de su
esfera religiosa incluso en ambientes religiosos hostiles (judaísmo). Nerón, por su parte,
también se presentaba como los reyes del Egipto helenístico, no en vano el propio Nerón
había ordenado la rehabilitación cultural de Antonio. Su viaje a Grecia, además, le aportó un
gran gusto por una cultura marcadamente agónica en la que los combates, los ludi, los
certamina, las recitaciones poéticas, las naumachiae, los concursos de lira… impregnaban la
vida cortesana.
• Las uirtutes que manifestaban el eje de la actuación de los Julio-Claudios fueron
básicamente la fides y la pietas, que habían sido elementos centrales de la propaganda
augústea. Esto se percibió sobre todo en los reinados de Tiberio y de Claudio, mucho más
atemperados en sus fórmulas propagandísticas y religiosas que los de Nerón y Calígula, por
estar, los primeros, más cerca de los ideales de Augusto.
• La vida pública de estos emperadores fue la manifestación clara de la impotencia de
quien se sabe heredero y sin méritos para engrandecer dicha herencia. El resultado
lógico será que los descendientes de los vencidos en las guerras civiles, los propios hijos de
los vencedores, que perciben que al frente de Roma están unos imperatores que no actúan
como tales para ganarse su autoridad militar empiecen a mirar al ejército como cuerpo de
élite y como base para la oposición imperial. De ese modo se forjan una serie de clientelas en
torno de Galba, Otón y Vitelio que se hacen fuertes en distintas prouinciae y que se sublevan,
luchando por el poder entre el 68 y el 69 d. C. y provocando el ascenso de Vespasiano.
6. IDEOLOGÍA Y PROPAGANDA
EL PENSAMIENTO RELIGIOSO DE LOS JULIO-CLAUDIOS
En la historia de la dinastía Julio-Claudia, ciertamente son varios los elementos que definen el contenido ideológico de sus mandatos
y que, en líneas generales, están en consonancia con la condición que reúnen estos Principes de herederos del nuevo sistema
inaugurado por Augusto:
CLAVES DEL PENSAMIENTO JULIO-CLAUDIO
• Deseo de satisfacción permanente del pueblo de Roma. El pueblo de Roma veía al
emperador, desde Augusto, como el primer y fundamental liberalis, en el sentido de que
se esperaba de él que fuera el intermediario entre el pueblo y la riqueza de las arcas
estatales. Con mayor (Calígula y Nerón) o menor espectacularidad (Tiberio y Claudio), los
emperadores Julio-Claudios se preocuparon por las políticas de reparto annonario, de
organización de ludi festivos, de construcción pública…
• Carácter pro-oriental para las monarquías de Calígula y de Nerón. Así, Calígula se
presentaba a sí mismo como un dios vivo en una clara recreación de la monarquía
helenística. Eso le llevó a –frente a actitudes más conciliadoras con las religiones locales
vertidas por Tiberio y, de modo especial por Claudio– buscar siempre la presentación de su
esfera religiosa incluso en ambientes religiosos hostiles (judaísmo). Nerón, por su parte,
también se presentaba como los reyes del Egipto helenístico, no en vano el propio Nerón
había ordenado la rehabilitación cultural de Antonio. Su viaje a Grecia, además, le aportó un
gran gusto por una cultura marcadamente agónica en la que los combates, los ludi, los
certamina, las recitaciones poéticas, las naumachiae, los concursos de lira… impregnaban la
vida cortesana.
• Las uirtutes que manifestaban el eje de la actuación de los Julio-Claudios fueron
básicamente la fides y la pietas, que habían sido elementos centrales de la propaganda
augústea. Esto se percibió sobre todo en los reinados de Tiberio y de Claudio, mucho más
atemperados en sus fórmulas propagandísticas y religiosas que los de Nerón y Calígula, por
estar, los primeros, más cerca de los ideales de Augusto.
• La vida pública de estos emperadores fue la manifestación clara de la impotencia de
quien se sabe heredero y sin méritos para engrandecer dicha herencia. El resultado
lógico será que los descendientes de los vencidos en las guerras civiles, los propios hijos de
los vencedores, que perciben que al frente de Roma están unos imperatores que no actúan
como tales para ganarse su autoridad militar empiecen a mirar al ejército como cuerpo de
élite y como base para la oposición imperial. De ese modo se forjan una serie de clientelas en
torno de Galba, Otón y Vitelio que se hacen fuertes en distintas prouinciae y que se sublevan,
luchando por el poder entre el 68 y el 69 d. C. y provocando el ascenso de Vespasiano.