1. TEMA 11: LOS FENICIOS (PÁG. 403)
RESUMEN REALIZADO POR SILVIA PÉREZ VÁZQUEZ CURSO 2012/2013 Página 1
1.- INTRODUCCIÓN
Desde el punto de vista arqueológico M.E.Aubet ha establecido dos grandes fases: una denominada
horizonte arcaico que va desde el siglo VIII al VII a.C., siendo el siglo VI una fase de transición hacia una segunda
fase o período púnico (siglo VI-III a.C.), coincidiendo con el momento en que Cartago se hace con los viejos
territorios de la población fenicia occidental.
2.- ASENTAMIENTOS Y PRIMERAS
FUNDACIONES
A partir del siglo IX a.C. se produce una insólita actividad comercial marítima en el Mediterráneo central y
occidental, con la denominada cultura del Bronce atlántico. Este desarrollo comercial sobre todo de metales, es
la causa principal de la venida de los fenicios a la Península Ibérica, ayudado por otros factores como la
superpoblación, la escasez de materias primas agropecuarias y la presión política y militar ejercida por Siria, que
forzaron el éxodo de los habitantes de Tiro a Occidente.
La colonización fenicia en el sur peninsular, se caracteriza por una concentración de asentamientos en la
costa mediterránea de Andalucía, organizados en poblados o instalaciones portuarias, aunque también se
conocen fundaciones fenicias en la costa levantina y atlántica (Pág. 405). Los establecimientos se ubican en
promontorios costeros próximos a la desembocadura de los ríos o en islotes cercanos a la costa. Como
novedades hay que resaltar el ordenamiento urbano de sus asentamientos, donde las viviendas de planta
cuadrada o rectangular, se levantan a los lados de calles o vías.
Este momento de la llegada de los fenicios a la Península Ibérica marca el fin de la Prehistoria y el inicio de
la Protohistoria.
2.1 GADIR Y SU RADIO DE ACCIÓN
Gadir, que significa en lengua fenicia recinto fortificado, es la colonia más importante de la Península
Ibérica. Desde el primer momento monopolizó el comercio con la metrópolis al hacerse con el control de las
rutas marítimas comerciales, aprovechando la infraestructura de los grandes asentamientos locales, gracias a
pactos y alianzas con la élite indígena.
La elección de Gadir como primer enclave tiene su justificación en el desarrollo de un intenso comercio del
pueblo tartésico, que domina un amplio territorio y en la riqueza minera de la zona.
La colonia se localiza bajo el casco antiguo de la actual ciudad de Cádiz, lo que explica la escasez de restos
frente a la abundancia de citas y descripciones existentes en las fuentes antiguas escritas.
En la época fenicia la península que hoy conocemos era una isla principal y diversos islotes y escollos
secundarios. (Pág. 407). Las excavaciones realizadas ofrecen fechas en torno al 750 a.C.
El acceso a los recursos mineros y agropecuarios mediante el intercambio por baratijas y vienen exóticos de
prestigio (joyas, esencias, marfil) con las élites indígenas, convierte a Gadir en un gran centro comercial y le
permite erigirse en la gran metrópoli que organiza y monopoliza el comercio peninsular con Tiro.
A partir del siglo VII a.C. cuenta con una amplia infraestructura de centros de distribución y de intercambio,
tanto costeros como en el interior, desempeñando en la misma un papel fundamental las poblaciones indígenas,
que desde el Bronce Final controlaban las principales rutas comerciales y contaban con un amplio territorio sobre
el que ejercer su dominio.
2. TEMA 11: LOS FENICIOS (PÁG. 403)
RESUMEN REALIZADO POR SILVIA PÉREZ VÁZQUEZ CURSO 2012/2013 Página 2
La caída del imperio asirio, su cliente principal, a finales del siglo VII a.C., marca el comienzo del declive de
Tiro, que sucumbe ante el asedio persa en el año 539 a.C., afectando al comercio con Occidente y Gadir, que
perderá su papel hegemónico, pasando a manos de Cartago a mediados del siglo VI a.C. Esta crisis política y
económica supone un cambio en la organización de las colonias, incrementándose la producción de bienes
alimenticios para el consumo de los centros occidentales y la intensificación comercial con las colonias del
Mediterráneo central y norteafricanas.
2.2 CASTILLO DE DOÑA BLANCA
Está emplazado en un montículo artificial (tell) de 34 metros sobre el nivel del mar, en Puerto de Santa
María, Cádiz; en un principio se hallaba en plena línea de costa, pero la sedimentación aluvial ha ido alejándolo.
Es probable que no se trate de un poblado fenicio sino de indígenas que allegaron al lugar al reclamo de
Cádiz, estableciendo rápidos contactos comerciales con Gadir.
Uno de los aspectos mejor conocidos es su urbanismo. Estaba rodeado de un sistema de fortificaciones
constituido por una muralla y un foso (Pág. 409). La muralla se fabricó a base de pequeños sillares y argamasa,
articulándose en espacios rectangulares o fortines. Durante el siglo V a.C. se producen una serie de cambios en el
sistema defensivo, siendo los sillares más grandes con un trazado diferente al anterior.
Las viviendas mejor conocidas son las del siglo VIII a.C., de planta rectangular, se alzan sobre zócalo de
piedra con paredes de adobe enlucidas con cal y a veces, pintadas de rojo. Se subdividen en varias habitaciones
rectangulares o cuadradas, con pavimentos de arcilla compacta, que pueden llevar bancos adosados, hornacinas y
hogares. Su acceso se realiza a través de unos escalones, que pueden estar decorados con conchas marinas.
Suelen estar acompañadas de pequeños hornos circulares y se distribuyen formando calles estrechas.
Entre sus actividades económicas destaca el comercio portuario de productos derivados del mar, como la
salazón del pescado, unido al vino, cebada, garbanzos, lentejas, habas y guisantes. Se detecta tanto fauna
doméstica como salvaje.
Se ha encontrado cerámica fenicia de barniz rojo: platos, jarros de boca de seta y trilobulada, cuencos,
quemaperfumes, pithois, ánforas, lucernas. También joyas, cuchillos afalcatados y cerámicas de Samaria y Grecia.
En el primer nivel dominaban las cerámicas hechas a mano, propias del Bronce final. A partir del siglo VII
a.C. la mayoría están realizadas a torno. El inicio de la cerámica gris data de finales del siglo VIII a.C. y aumenta
durante los siglos VII y VI a.C.
La necrópolis del Castillo de Doña Blanca se encuentra ubicada en Las Cumbres, con una extensión de 100
Ha, de la que sólo se ha excavado un túmulo. En su interior acoge 63 enterramientos de incineración, los cuales
se dispone en torno a un ustrinum central de planta rectangular, sellado mediante piedras bien ajustadas y
rodeado de un muro de adobe. El cadáver era incinerado con sus objetos de uso personal. El material
arqueológico recuperado engloba tanto cerámicas hechas a mano: ollas, cuencos, vasos, como otras hechas a
torno: trípodes, quemaperfumes, cuencos, ungüentarios, etc., así como pequeñas joyas, pequeños vasos de
alabastro para contener perfumes, cuchillos de hierro, fíbulas de doble resorte y broches de cinturón.
2.3 TOSCANOS
Es el yacimiento fenicio mejor conocido de la Península Ibérica. Situado en un pequeño promontorio en la
desembocadura del río Vélez (Málaga), su fundación está documentada en el último tercio del siglo VIII a.C., con
varias viviendas de gran tamaño. Una nueva oleada de colonos a comienzos del siglo VII a.C. origina una
aglomeración urbana dentro del recinto fortificado. De esta época se conoce un gran edificio de tres naves y dos
pisos, interpretado como almacén de mercancías. Asociadas a éste existen diversas viviendas, destinadas al
personal y a servicios del almacén.
3. TEMA 11: LOS FENICIOS (PÁG. 403)
RESUMEN REALIZADO POR SILVIA PÉREZ VÁZQUEZ CURSO 2012/2013 Página 3
La actividad comercial se amplía durante el siglo VII a.C., creándose un barrio industrial dedicado a
manufacturar objetos de bronce y hierro. La población de Toscanos estaría en torno a 1.500 habitantes, lo que
obliga a la construcción de un nuevo recinto amurallado. A principios del siglo VI a.C. el gran almacén es
abandonado, al igual que las viviendas residenciales del centro urbano, decreciendo drásticamente la actividad
del poblado, abandonado definitivamente hacia el año 550 a.C. (Pág. 412).
La cerámica hecha a mano es escasa y constituye una manifestación del elemento indígena, probando las
relaciones comerciales y culturales que hubo dentro del asentamiento. La cerámica hecha a torno es la más
característica y abundante, se decora a bandas rojas y líneas negras (decoración policromada), o con engobe rojo.
Las formas más numerosas son los platos de engobe rojo, vasos tipo Cruz del Negro, páteras, lucernas, botellas,
ánforas para el transporte, etc. También se han hallado copas protocorintias como en Almuñecar, anillos,
alfileres, huesos de avestruz y varios escritos en fenicio y griego.
Las especies consumidas son, en su mayor parte oveja y cabra, también buey, y el cerdo aparece muy poco.
Hay restos de gallina, lo que demuestra que fue traída por los fenicios, peces y moluscos, algunos de gran
tamaño; los fenicios fueron grandes consumidores de marisco.
Su necrópolis parece ser que tuvo dos áreas de enterramiento, de un lado la necrópolis de Vega de Mena
en Cerro del Mar, que se ubica en la vertiente o puerta del río, y de otro la necrópolis Jardín, al menos en sus
momentos iniciales.
2.4 MORRO DE MEZQUITILLA
Está situado al este de la desembocadura del río Algarrobo (Málaga), en la cima de una colina de unos 30
metros sobre el nivel del mar.
En la parte más antigua se encuentran restos de un poblado de la Edad del Cobre, del III milenio a.C., con
viviendas en cabañas, cerámica tosca hecha a mano, útiles de sílex y vestigios de uso del cobre; por encima se
encuentran los restos de un establecimiento fenicio en el que se advierten varias fases bien definidas. Las
construcciones más recientes pertenecen a la ocupación romana, de la época más tardía de la República.
Las últimas excavaciones han dado a conocer un trazado regular del poblado en calles y viviendas
compartimentadas en habitaciones, construidas con zócalos de mampostería y paredes de tapial.
La cronología estudiada por la forma de los platos fundamentalmente, sugiere que su comienzo debe
situarse en la primera mitad del siglo VIII a.C., anterior a Toscanos.
En la cerámica hay variedad de formas propias del mundo fenicio como los platos de engobe rojo, los
soportes, cuencos, páteras, jarros de boca de seta y trilobulada, lucernas, vasos tipo Cruz del Negro, ánforas,
quemaperfumes, pithoi, jarras y ungüentarios, así como cerámica griega (protocoríntias y ática de barniz negro).
También se hallaron terracotas en forma de animales, restos de marfil, vasos de alabastro y cáscaras de huevos
de avestruz.
Una de las actividades económicas mejor conocidas aquí es la metalúrgica, que se realizó desde los mismos
inicios de su fundación. Constatada por el descubrimiento de hornos y del tráfico comercial inherente a estos
establecimientos. Los hornos poseen paredes de barro y piedras, con la cara interior revestida de barro, cerca de
éstos se hallan toberas que contenían restos de metal, junto a vasijas con señales de haber contenido metales.
A establecimiento se vincula la necrópolis de Trayamar, emplazada en la otra orilla del río Algarrobo.
2.5 CHORRERAS
A unos 800 metros al este del anterior se halla el cerro de las Chorreras, formado por dos promontorios de
52 y 61 metros de altura, separados por una vaguada, dista del mar unos 200 metros.
Por la cantidad de ánforas y jarras de gran tamaño encontradas, podemos pensar que se dedicó a las
actividades de almacenamiento industrial y mercantil, y posiblemente agrícola.
4. TEMA 11: LOS FENICIOS (PÁG. 403)
RESUMEN REALIZADO POR SILVIA PÉREZ VÁZQUEZ CURSO 2012/2013 Página 4
La estructura urbana se caracteriza por la construcción de grandes casas aisladas dispuestas a ambos lados
de calles anchas, de trazado regular y excelente técnica constructiva, alzados con grandes canto rodados unidos
con arcilla y grandes losas encuadradas o sillares, dispuestas en ángulos o accesos a las casas (Pág. 414). Se
diferencia de Toscanos en el uso de grandes espacios abiertos entre los edificios, con una densidad de población
similar a la de éste.
En Chorreras no hay fortificaciones y tampoco casas pequeñas. La cerámica tiene formas similares a las de
Morro de Mezquitilla y Toscanos, característica de los poblados fenicios del estrecho de Gibraltar y la costa de
Marruecos. Destacan los platos de engobe rojo de bordes estrechos, lucernas de una o dos mechas o picos,
cuencos de cerámica de pasta gris, trípodes, botellas, ollas de una sola asa, urnas globulares con decoración
policromada, páteras de engobe rojo y ánforas pintadas de dos o cuatro asas.
Su necrópolis de Lagos, comienza su actividad en la segunda mitad del siglo VII a.C., quizás como resultado
de una reorganización espacial de los asentamientos de la zona, sin que se reocupe en época romana o medieval.
2.6 ALMUÑECAR
Situada en la costa granadina fue según Estrabón, el primer punto de contacto de los fenicios con la costa
peninsular.
El asentamiento primitivo pudo ser una guarnición poco poblada, ubicada en el espolón rocoso situado
entre los cerros de San Cristóbal y Velilla. Es posible que estuviera ocupada por indígenas hasta la llegada de los
colonizadores semitas, como se ve en la Cueva de los Siete Palacios. La necrópolis se halla entre los cerros
mencionados, separados del asentamiento por dos ríos: el Seco y el Verde.
Se ha encontrado cerámica hecha a mano del Bronce Final y fenicia, como platos, oinocoes, lucernas, urnas,
fechadas en el siglo VIII a.C.
Destaca la factoría de salazones, El Majuelo, aunque en su mayor parte es de época romana. Esta factoría
puede ser indicativa de los aspectos más florecientes de la vida económica de este enclave.
2.7 VILLARICOS
Yacimiento fenicio-púnico de Almería, correspondiente a la antigua Baria, mencionada por Plutarco, Valerio
Máximo y Aulio Gelio, con ocupación fenicia, púnica, romana, visigoda y bizantina. Tal como discurría el cauce del
río Almanzora, formaba una amplia bahía, de forma que Baria dominaba su entrada.
Dentro del yacimiento, erigido sobre una colina de unos 30 metros, podemos distinguir dos zonas: el
asentamiento y la necrópolis. Sus casas fueron edificadas sobre gruesos muros de piedra y suelos de pizarra,
ladrillo, tierra o mortero, hecho a base de cal y barro. Para mejorar su defensa, los habitantes cavaron profundos
fosos en sus lados más vulnerables, y es posible que existiera un recinto amurallado. Se fundó en torno al siglo
VII a.C. en época fenicia, no cartaginesa.
Hay que resaltar la metalurgia debido a la privilegiada situación cerca de las minas de Herrerías,
encontrándose restos de plomo y plata. A esto hay que añadir la pesca, como lo confirman las piletas de salazón
halladas en el asentamiento.
2.8 CERRO DEL VILLAR
Se asienta en una antigua isla que dominada la desembocadura original del Guadalhorce, situada junto al
actual aeropuerto de Málaga. Estuvo ocupada por los fenicios desde finales del siglo VIII hasta principios del VI
a.C., y fue abandonada por las crecidas del río.
Existen grandes viviendas con muros de adobes y delimitadas por calles; se practicó la pesca (abunda el
murex y atún), ganadería (bóvidos, ovicápridos y cerdos), agricultura (cebada, trigo, vid, guisantes y almendro –
este último es el vestigio más antiguo conocido en la Península-)
5. TEMA 11: LOS FENICIOS (PÁG. 403)
RESUMEN REALIZADO POR SILVIA PÉREZ VÁZQUEZ CURSO 2012/2013 Página 5
2.9 LA FONTETA
Es el asentamiento portuario más septentrional de la Península, situado en la desembocadura del río
Segura. La existencia de una mezquita islámica sobre el asentamiento nos impide conocer la magnitud del
mismo, con una cronología del siglo VII-VI a.C., con sistema defensivo y una serie de edificaciones construidas con
sillares. La existencia de un santuario y de un pequeño asentamiento metalúrgico, sugieren que la actividad
comercial del poblado debió de ser grande, y su radio de acción se extendía a un amplio territorio, que se adentra
a lo largo del río Segura, cuyo mejor exponente es Peña Negra (Alicante). (Pág. 417 y 418).
2.10 IBIZA
La llegada de los fenicios a la isla, en la primera mitad del siglo VII a.C., supone para esta el comienzo de
una nueva etapa, pues Ibiza se convertirá en uno de los centros comerciales más activos e influyentes del
Mediterráneo durante varios siglos. El motivo es su posición estratégica en las rutas marítimas de los circuitos
comerciales establecidos por Gadir.
Se pensaba que fue fundada por los cartagineses, pero el estudio de la necrópolis de Puig des Molins y el
poblado de Sa Caleta con sus enterramientos de incineración, no dejan lugar a dudas sobre la colonización de la
isla, a mediados del siglo VII a.C., por los fenicios, pasando tras la pérdida de Cádiz, a depender de Cartago.
3.- NECRÓPOLIS
Cada poblado fenicio contaba con una necrópolis, siempre separada de aquel y que normalmente, se
encontraba situada en la orilla opuesta de la bahía o río.
Las necrópolis de los siglos VIII y VII a.C., que pertenecen a la fase de las fundaciones, suelen presentar
pocas sepulturas, que aumentarán a partir del finales del siglo VII a.C.
Hay que distinguir en primer término entre las sepulturas colectivas e individuales, siendo las últimas las
más abundantes. Sepulturas colectivas son los hipogeos subterráneos que contienen varios enterramientos. Las
individuales suelen consistir en una fosa, cista de sillares, sarcófagos o sepulturas pozo.
Características entre las sepulturas fenicias son las tumbas de pozo, dispuestos en urnas colocadas al final
del pozo, a veces ligeramente insertas en la roca, otras veces cubiertas con piedras. Tanto los hipogeos como las
tumbas de pozo, son características de la época más temprana de los asentamientos fenicios.
En los enterramientos individuales, la forma más sencilla, es la simple fosa excavada en el suelo, sin
construcciones adicionales. Frente a estas, las cistas constituyen un tipo evolucionado, reservado a
personalidades de más categoría social. El sarcófago es una cista sencilla trabajada de una sola pieza, es una
forma poco habitual, que no tuvo importancia hasta después del siglo VI a.C.
En cuanto a los ritos funerarios, son dos las formas más habituales, la incineración y la inhumación, que
pueden darse de forma única en una necrópolis o a la vez.
En el curso de los siglos las incineraciones van superando a las inhumaciones. En Almuñecar los restos
incinerados estaban recogidos en lujosas urnas de alabastro. En los hipogeos de Trayamar prevalecen las
incineraciones pero también hay inhumaciones; los restos incinerados estaban recogidos en grandes urnas
tapadas, de cerámica roja. En las tumbas de fosa y en las cista, como sugiere su forma, el esqueleto se halla en
postura tendida. En las necrópolis con suelo de pizarra, los esqueletos estaban tan mal conservados que es
imposible reconocer su posición original.
El rito incinerador fue el más antiguo de los empleados por los colonizadores orientales, remontándose al
siglo VIII a.C.; sólo a fines del siglo VII a.C. coexiste con inhumaciones, empezando a disminuir a partir del siglo VI
a.C. en beneficio de las inhumaciones. No será hasta el siglo III a.C. cuando este rito vuelve a extenderse.
6. TEMA 11: LOS FENICIOS (PÁG. 403)
RESUMEN REALIZADO POR SILVIA PÉREZ VÁZQUEZ CURSO 2012/2013 Página 6
Los ajuares junto a las sepulturas, indican el status del difunto. Los hipogeos con su costosa construcción
se diferenciaban de las sencillas sepulturas de fosa desprovistas de todo lujo. En las necrópolis más antiguas
suele ser habitual la presencia de cerámicas de engobe rojo, como jarros de boca de seta, que contendrían
sustancia perfumadas, jarros de boca trilobulada, contenedores de algún líquido, lucernas y platos, así como
cáscaras de huevo de avestruz, etc. Además se añadirían piezas de oro u otro metal, que en ningún caso
aparecen quemados.
A partir del siglo VI a.C. desaparece la cerámica de engobe rojo, y es sustituida por tipos pintados y sin
decorar: platos de pocillo central, jarras, ánforas. Destacar a partir de este momento las joyas localizadas en las
necrópolis, presentan señales de la acción del fuego sobre ellas.
La riqueza del ajuar se manifiesta también en la presencia de objetos de importancia, como las dos cotilas
protocorintias de la tumba del Cerro de San Cristóbal (Almuñecar), cuya suntuosidad distingue al muerto como
personaje importante (Pág. 423 y 424).
En el exterior de las sepulturas se han encontrado una especie de monumentos, cuya función pudiera ser la
de indicar el lugar de las sepulturas. Tan solo están contactadas dos formas de señalizar los enterramientos: los
monumentos torriformes y las estelas funerarias.
Del primero sólo se conoce un caso procedente de Puente de Noy, consistente en dos esculturas de leones,
de los siglos VII y VI a.C., realizado en arenisca de procedencia no local, la misma que se usó en la cámara, con las
patas delanteras levantadas, la cabeza hacia el frente y la parte posterior en vertical, cuya superficie estuvo
estucada con yeso y en la que pueden apreciarse aún, restos de pintura roja.
Las estelas se han hallado en Cádiz y Villaricos, algunas son simples piedras con un extremo ovalado, otras
presentan forma triangular, elíptica o con pequeños altares. También pueden mostrar a partir del siglo V a.C.,
inscripciones en caracteres púnicos y neopúnicos, aludiendo a nombres propios.
4.- SANTUARIOS
No se hallaban vinculados a las ciudades, estaban ubicados en los cabos, promontorios e islas, que los
fenicios consagraban a sus divinidades: Astarté, Melqart y Baal. Al mismo tiempo funcionaban como referencia
para el tráfico marítimo y donde los marineros acudían a pedir el favor de la divinidad o dar gracias, a la vez que
se refugiaban o abastecían para continuar su navegación.
Los templos no se consideran únicamente puntos de devoción, sino que su emplazamiento en las rutas
principales, implica una significación económica, utilizándose como centros religiosos que coordinaban los tratos
comerciales.
Al tiempo de la fundación de Gadir, se alzó el templo de Melqart, el centro religioso más importante y
famoso de Occidente, que supuso un foco de irradiación de ideas religiosas y divinidades, asimiladas por las
poblaciones indígenas tartésicas muy pronto. Del que arqueológicamente se dispone de pocos datos.
La Cueva de Gorham, situada al pie de un acantilado en la vertiente oriental de Gibraltar, es una galería
alargada que se divide en dos por una columna estalactítica, y que se estrecha hacia el fondo, donde apenas hay
luz. Los hallazgos escalonan su datación desde finales del siglo VII hasta el II a.C., siendo diferentes en las etapas.
Durante los siglos VII y VI a.C. destacan escarabeos y los amuletos, algunos egipcios, con apenas cerámica. A
partir del siglo V a.C. el repertorio material es más variado, además de los escarabeos fenicios, se encuentran
nuevas formas cerámicas, incorporándose materiales como los pequeños recipientes de vidrio, terracotas,
cuentas de collar y fíbulas.
Se deduce su carácter sagrado por los restos localizados, algunos de carácter personal como los exvotos
ofrecidos para obtener el favor de la divinidad, y objetos cerámicos que corresponden a las ofrendas de alimentos
7. TEMA 11: LOS FENICIOS (PÁG. 403)
RESUMEN REALIZADO POR SILVIA PÉREZ VÁZQUEZ CURSO 2012/2013 Página 7
o a las comidas y libaciones rituales, realizados en la parte externa de la cueva, mientras que en el interior se
depositaban los exvotos. Las divinidades fueron posiblemente Melqart y Tanit.
Otros lugares de culto se han descubierto en las recientes excavaciones de el Cerro de San Juan (Sevilla),
con arquitectura del siglo VII a.C.; en el centro de una estancia rectangular, pavimentado de arcilla roja, se halló
un altar de barro en forma de piel de toro extendida y orientado hacia la salida del sol durante el solsticio de
verano, identificado con el Mons Cassius de Avieno, promontorio dedicado a Baal, situado en la desembocadura
del río de Tartessos, que servía de orientación para la navegación.
En la zona del Carambolo Bajo se ha localizado otro santuario fenicio, dedicado a Astarté, en el siglo VIII
a.C.; una pequeña escultura femenina de bronce con la dedicatoria “Astarté hr, nuestra señora”, un altar y un
betilo de obsidiana cubierto por una estructura de piedras y varios objetos más, nos dan indicios para
interpretarlo como un templo.
5.- CULTURA MATERIAL
5.1 CERÁMICA
La máxima contribución fenicia es la introducción del torno de alfarero. La cerámica es el objeto material
más abundante en los restos fenicios encontrados. La más característica es la de engobe rojo, que cubría toda la
superficie o en bandas decorativas. Otros tipos son las grises.
Las formas son muy variadas, platos de poca profundidad y bordes muy resaltados, oinocoes de boca de
seta, trilobulada, lucernas de uno o dos picos, ungüentarios y pithoi como grandes contenedores, etc.
La cerámica de engobe rojo, tan característica en la primera fase de ocupación fenicia en los siglos VIII-VII
a.C., es muy importante por su frecuencia y por la diversidad de sus formas, para la identificación de los
establecimientos (Pág. 429 y 430).
Los oinocoes, característicos de la cerámica roja, presentan dos tipos:
El de boca de seta. Su cronología abarca los siglos VIII hasta principios del VI a.C. En el ámbito fenicio
estos jarros aparecen generalmente en enterramientos, si bien a veces aparecen también en poblados.
Debieron contener bálsamos u otras sustancias perfumadas.
El de boca trilobulada. Su cronología se inicia en el siglo VIII perdurando hasta el V a.C., y al igual que las
anteriores aparecen en necrópolis y a veces en poblados. Debieron contener agua o vino.
Las lucernas, es una forma sumamente difundida, tanto en los yacimientos fenicios como en los indígenas,
desde el siglo VIII a.C. en adelante. Parece ser que las formas más antiguas son de un solo pico, aunque con el
tiempo se fueron imponiendo las bicornes. Las lucernas se han encontrado tanto en zonas de hábitats como en
las sepulturas, donde en épocas tardías llegan a formar parte de los ajuares.
Durante los siglos VIII-VI a.C. predominan los platos cubiertos de engobe o barniz rojo, que según su forma
y decoración permiten un ordenamiento cronológico.
Al grupo de la cerámica polícroma pertenecen sobre todo los recipientes cerrados. La decoración suelen
ser franjas anchas de pintura marrón rojiza, hasta anaranjada, acompañadas por líneas estrechas de color marrón
negruzco, hasta negro grisáceo: ollas, anillos de soporte y los trípodes, pero sobre todo las ánforas, muy usadas
en la vida diaria y como material de transporte y conservación de géneros sólidos o líquidos.
La cerámica gris aparece con mucha frecuencia en estadios tardíos de los establecimientos fenicios, y tanto
por su forma, color y técnica, tiene un origen autóctono.
La cerámica realizada a mano también aparece en yacimientos fenicios y presenta tipos claramente
enraizados en el mundo indígena del Bronce Final.
8. TEMA 11: LOS FENICIOS (PÁG. 403)
RESUMEN REALIZADO POR SILVIA PÉREZ VÁZQUEZ CURSO 2012/2013 Página 8
También tenemos la cerámica etrusca, que sin ser muy abundante, ha sido utilizada como fósil guía que
permite, junto con los materiales de origen griego, obtener datos cronológicos. Se trata de cerámicas de lujo,
como los cántaros, o de transporte (ánforas), relacionadas con el consumo de vino y cuyas fechas oscilan entre
finales del siglo VII y VI a.C.
5.2 MARFILES
Se han encontrado algunos ejemplares tanto en necrópolis fenicias como en sus poblados, junto a piezas
más tardías (un peine, un brazalete…), datadas entre los siglos V-IV a.C. El repertorio en época orientalizante
contempla una amplia gama de utensilios como las cajas o arquetas, cucharas y paletas cosméticas con cazoleta
central, píxides, punzones, pines y cuentas de collar.
En la iconografías de estas piezas se incluyen temas marinos, como peces, vegetales (flores de loto, papiro,
etc.), antropomorfos (representaciones masculinas y femeninas) y sobre todo zoomorfos, tanto animales reales
como mitológicos (grifos o esfinges), además de otros motivos geométricos.
5.3 METALURGIA
Es la actividad económica ya existente que más impulsó a los fenicios a colonizar el sur de la Península.
Aportaron la metalurgia del hierro, metal que se utilizó en la fabricación de espadas, cuchillos afalcatados, fíbulas
y broches de cinturón, y algunas técnicas de fabricación y decoración de objetos suntuarios: filigrana, repujado,
granulado y el tratamiento del bronce en hueco.
5.4 PASTA VÍTREA
El vidrio fue difundido por los fenicios por todo el Mediterráneo occidental y desde el siglo VIII a.C. se halla
en sus necrópolis y en las de los pueblos indígenas. Se realizan escarabeos, amuletos, cuentas de collar y
ungüentarios. Los elementos más antiguos son las cuentas de collar y los escarabeos, que se remontan al siglo
VIII a.C. Las cuentas, que para algunos autores pudieron tener un valor mágico, se fabricaron siguiendo la técnica
del núcleo de arena o enrollando hilos de vidrio en un alambre. Son de color negro, verdoso sin ninguna
decoración, pero sumamente translúcidos, o azules con motivos circulares, a modo de ojos, de colores blancos o
amarillos (Pág. 433).
5.5 TERRACOTAS
Aparecen en áreas de enterramiento, poblados o lugares de culto, pueden dividirse entre zoomorfas,
antropomorfas y elementos arquitectónicos, sin olvidar las máscaras. Se inscriben dentro de las corrientes
artísticas egiptizantes (Pág. 434 y 435), fenicio-púnicas o helénicas. Podían fabricarse a mano, a torno o con
moldes, y solían pintarse.
5.6 ORFEBRERÍA
La joyería fenicio-púnica comprende arracadas y pendientes de formas muy diversas, anillos, amuletos en
forma de V, cuentas de collar, estuches para amuletos y medallones, bien fabricados en cobre y bronce, o más
comúnmente, con metales nobles, como la plata y el oro. Suele aparecen en poblados y necrópolis, según si su
uso es personal o funerario, este último es el más abundante. El inicio de esta actividad se sitúa en el siglo VIII
a.C., con una fase de máximo esplendor que abarca los siglos V y IV a.C. Las técnicas usadas fueron la filigrana, el
granulado y el repujado.
Se ha planteado la existencia de un taller en Cádiz, que comenzó su producción en oro en los siglos VII-VI
a.C., que se dedico de forma exclusiva a las piezas de adorno personal, a veces fabricado ex profeso para ser
depositadas en las necrópolis. Destacan los anillos, los estuches para amuletos, las arracadas y pendientes, los
colgantes, medallones, aros y elementos de collares, todos de estilo oriental (Pág. 436).