2. • Los fósiles son los restos o señales de la actividad
de organismos pretéritos. Dichos restos,
conservados en las rocas sedimentarias, pueden
haber sufrido transformaciones en su
composición o deformaciones más o menos
intensas. La ciencia que se ocupa del estudio de
los fósiles es la Paleontología. Dentro de la
Paleontología, la Paleobiología se ocupa de los
organismos del pasado que dieron lugar a los
fósiles, la Biocronología de cuándo vivieron
dichos organismos y la Tafonomía de los procesos
de fosilización.
3. Tipos de fosiles
• Hay muchas clases de fósiles. Los más comunes son
restos
de ammonoidea, caracoles o huesos transformados en
piedra. Muchos de ellos muestran todos los detalles
originales del caracol o del hueso, incluso examinados
al microscopio. Los poros y otros espacios pequeños en
su estructura se llenan de minerales.
• microfósiles (visibles al microscopio óptico).
• nanofósiles (visibles al microscopio electrónico).
• macrofósiles o megafósiles (aquellos que vemos a
simple vista).
4. • Los fósiles por lo general sólo muestran las partes
duras del animal o planta: el tronco de un árbol,
el caparazón de un caracol o los huesos de
un dinosaurio o un pez. Algunos fósiles son más
completos: registran una mayor cantidad de
información paleobiológica. Si una planta o
animal queda enterrado en un tipo especial de
lodo que no contenga oxígeno, algunas de las
partes blandas también pueden llegar a
conservarse como fósiles.
5. fosilización
• Para que un resto corporal o una señal de un organismo
merezca la consideración de fósil es necesario que se haya
producido un proceso físico-químico que le afecte,
conocido como fosilización. En este proceso se pueden
producir transformaciones más o menos profundas que
pueden afectar a su composición y estructura. Este proceso
va en función del tiempo, por lo que debe haber
transcurrido un determinado intervalo a partir del
momento de producción del resto para que llegue a la
consideración de fósil. La fosilización es un fenómeno
excepcionalmente raro, ya que la mayoría de los
componentes de los seres vivos tienden a descomponerse
rápidamente después de la muerte.