3. Un volcán activo ilustra
vívidamente muchas de las
características de la persona
enojada. Sus erupciones
externas son el resultado de
tensión y calor interno. Las
erupciones son imprevisibles, y
dañan a los que están más
cerca del volcán.
4. Las erupciones también
causan daño de largo
alcance, mucho tiempo
después de que el volcán se
apaga.
La ira del hombre no obra la
justicia de Dios” (Santiago
1:20). Los cristianos han de
dejar todo enojo e ira. (Efesios
4:31).
5. También hemos de evitar
amistad íntima con personas
iracundas, para no llegar a ser
como ellas. (Proverbios 22:24-
25).
“Deja la ira, y desecha el
enojo; no te excites en
manera alguna a hacer lo
malo” (Salmo 37:8).
6.
7. La riqueza y el esplendor del
cielo no pueden ser
imaginados por nuestras
mentes finitas.
8. Para que Cristo pudiera
redimirnos del pecado,
tuvo que dejar la gloria,
belleza y majestad del
cielo.
9.
10. En el cielo Cristo es adorado
continuamente, y su Nombre es
altamente honrado. Él es el Rey
de reyes, y Señor de señores,
pero cuando vino al mundo “se
despojó a sí mismo.”
11. En lugar de nacer en la
riqueza, nació en la pobreza.
La manera en que Jesús fue
concebido también arrojó
sospechas acerca de su
reputación.
12. Por el hecho de que Cristo
sacrificó su reputación por
nosotros, al obedecer la
dirección de su Padre Celestial,
nosotros somos redimidos, y
Cristo recibió un nombre que es
sobre todo nombre.
13. Uno de los deseos más fuertes
que tenemos, es el de ser
aceptados por otros. Estamos
muy concientes de lo que otros
piensan de nosotros, de quién
nos quiere, y de quién no nos
quiere.
14. Dios desea que lleguemos
a la decisión madura de
entregarle a Él todos los
derechos de nuestras
reputaciones.
15. De allí en adelante, no estaremos
preocupados por lo que la gente
piense de nosotros, sino más bien,
por representar adecuadamente a
Cristo ante los que están a nuestro
alrededor, y por lo que ellos
piensen de Cristo.
16. Cristo es el Creador de todo ser
viviente. Como tal, tiene
derecho de que otros le sirvan a
Él.
El tiene el poder sobrenatural
para imponer y su voluntad a
todo el que Él quiera.
17. Pero, Él eligió ceder sus
derechos a sus discípulos, y
servirles a ellos.
Una de las tareas más
humillantes del tiempo de Jesús
era el de lavar los pies de los
invitados.
18. Dios ha establecido el
principio de que la
humildad ha de preceder a
la honra. (Prov. 15:33).
19. Las disciplinas
personales practicadas
por nuestro Señor para
cumplir con un horario
diario pesado.
20. Aun cuando Cristo sí se
valió ocasionalmente de
los placeres de la
hospitalidad que se le
ofreciera por el camino,
22. Vivió sin hogar y sin un medio
de transporte, a fin de poder
cumplir con la voluntad de su
Padre Celestial, y asegurar la
máxima productividad de su
ministerio.
23. “… Las zorras tienen guaridas,
y las aves del cielo nidos;
mas el Hijo del Hombre no
tiene dónde recostar su
cabeza” (Mateo 8:20).
24. Cuando entregamos nuestro derecho
a la comodidad y confort al Señor,
podremos aprender las disciplinas que
nos harán buenos soldados del Señor
Jesucristo. “Tú, pues, sufre
penalidades como buen soldado de
Jesucristo” (2ª Tim. 2:3).
26. Sin embargo este
derecho, si no lo
cedemos totalmente,
destruirá el espíritu de
mansedumbre.
27. Durante sus años de
ministerio no tomó ninguna
decisión por su propia
cuenta, sino que hizo
únicamente lo que le
ordenaba su Padre Celestial.
28. Su actitud
continuamente era,
“No se haga mi
voluntad, sino la tuya.”
29. La actitud que más destruye la
mansedumbre y acarrea el juicio
de Dios es el orgullo. El orgullo es
retener para nosotros el derecho a
tomar la decisión final. Al ceder
este derecho, conquistamos la raíz
del orgullo.
30. Un derecho es una exigencia
legal que una persona puede
hacer a otra con la confianza de
recibirla. Un padre puede exigir
que sus hijos le honren, porque
la Ley de Dios dice, “Honra a tu
padre y a tu madre…” (Ef. 6:2).
31. La esposa tiene derecho a
que su marido le muestre a
ella el amor de Cristo,
porque la Escritura ordena.
33. Los hijos tienen la
responsabilidad de honrar a sus
padres, los jóvenes tienen la
responsabilidad de honrar a los
mayores, y los esposos tienen
la responsabilidad de amar a su
mujeres.
34. Cuando nos concentramos
en nuestras
responsabilidades para con
otros, les permitimos a ellos
experimentar y disfrutar los
derechos que les fueron
dados por Dios.
35. Una expectativa es una obligación
que mentalmente le asignamos a otra
persona. Es un beneficio que nosotros
creemos que se nos debe,
basándonos en suposiciones que
hemos hecho por lo que esa persona
ha dicho, o por lo que son las
responsabilidades de esa persona.
36. Cuando una persona cumple
con una expectativa,
frecuentemente el
beneficiado por el servicio no
lo agradece, porque
considera que se le debía.
37. Por otra parte, cuando una
expectativa no se cumple, el
que lo esperaba tiende a
sentir amargura y
resentimiento, creyendo que
se le ha privado de un
derecho.
39. Las expectativas
convierten a nuestros
seres amados en
prisioneros. Eliminan el
gozo de dar y de servir.
40. Hacen que fijemos nuestra
atención en las personas
más que en Dios, al
esperar de ellos lo que
sólo Dios puede dar.
41. El reposo del padre
después del trabajo.
Descansar después de
trabajar era una
expectativa inapropiada.
42. Dios diseñó, para la noche,
el derecho de dormir, y, para
el día de Él, el derecho al
descanso. Después de su
trabajo, la responsabilidad
del padre es suplir las
necesidades de la familia.
43. Ver la televisión no
logra este objetivo, ni
tampoco propicia el
descanso.
44. El aprecio para la madre.
Este es un verdadero derecho.
La Escritura ordena que los
hijos sean agradecidos con los
padres, y que hagan todo sin
murmuraciones.
45. La privacidad que exige el hijo
mayor.
El término “derecho a la privacidad” se
está usando en la actualidad para
permitir que los adolescentes tomen
decisiones inmorales, sin el
conocimiento ni consentimiento de sus
padres.
46. La privacidad que exige el
hijo mayor.
La escritura no concede tal
inmunidad. De hecho, Dios
advierte que todo lo que se
haga en secreto será expuesto
abiertamente. (Lucas 8:17.)
47. El segundo hijo, vestir como le
plazca.
El vestir es un derecho y una
responsabilidad Escritural. ¡Vestir
como nos plazca no lo es! Los hijos
deben obedecer a sus padres en
todo, incluyendo el vestir
apropiadamente.
48. El segundo hijo, vestir como le
plazca.
El vestido inmodesto nunca es
apropiado.
Cuando difieren los gustos, el que
está bajo autoridad debe sujetarse.
49. El segundo hijo, escuchar su música.
Es un derecho y una responsabilidad cantar
y alabar al Señor en nuestros corazones. Sin
embargo, la música que usamos no debe ser
la que nos agrade a nosotros, sino la que
agrada al Señor.
Cuando uno se convierte a Cristo, Dios pone
en su corazón y en su boca “un cántico
nuevo.” (Salmos 40:3; 86:12.)
50. El tercer hijo, recibir
comidas con variedad.
Los hijos tienen derecho a
ser alimentados, y los padres
tienen la responsabilidad de
proveerles alimento nutritivo.
51. El tercer hijo, recibir comidas
con variedad.
Sin embargo, los hijos no
tienen derecho a exigir variedad
en el menú. Tienen la
responsabilidad de mostrar
gratitud por lo que se les dé.
52. La mansedumbre es
precisamente lo contrario
de la ira. Cuando una
persona es mansa, no
puede estar airada;
cuando está airada no
puede ser mansa.
53. La mansedumbre es ceder
todos mis derechos
personales y posesiones a
Dios, a fin de darle a Él
libertad para hacer su
voluntad en mí, y a través
de mí.
54. La palabra mansedumbre
significa “amabilidad,
benignidad, suavidad.” Sin
embargo, también ha
asumido el significado de
pasivo o dejado, y esto está
muy lejos de la verdad.
55. La palabra mansedumbre en
griego es (pra-ús). Significa
“fuerza controlada.” Una
persona mansa en el sentido
griego es una persona de
carácter fuerte, una persona
fuerte, con su fuerza bajo
control.
56. Moisés es el principal ejemplo de
mansedumbre en el Antiguo
Testamento. (Números 12:3.) La
fuerza del carácter de Moisés es
indiscutible. Cualquiera que
pudiera conducir a
aproximadamente 1 millón de
personas desde Egipto.
57. “Llevad mi yugo sobre vosotros…”
Dos bueyes unidos por un
yugo aprenden a trabajar en
equipo. El primer miembro de la
yunta fija la dirección y marca el
paso; el segundo tiene que
ceder el derecho de hacer
como le plazca.
58. La alternativa triste para quien rechaza el yugo
de Cristo, es estar en yugo desigual.
Cuando llevamos el yugo de
Cristo sobre nosotros,
cedemos nuestro derecho de
hacer como nos plazca, y
aprendemos los deseos y las
órdenes de Cristo, nuestro
líder.
59. La declaración de Cristo
de que su yugo es fácil y
ligera su carga es una
clara referencia al dolor y
la presión del yugo
desigual.
60. El mismo principio lo utilizó
el Apóstol Pablo en el Nuevo
Testamento cuando advirtió
a los creyentes en contra de
estar “…unidos en yugo
desigual con los incrédulos…”
(2ª Cor. 6:14).
61. El entendimiento del
principio de la propiedad,
comienza por aceptar el
hecho de que tú le
perteneces a Dios por
creación, por redención, y
por su poder sustentador.
62. DEFINICIÓN OPERATIVA
DE PROPIEDAD:
Reconocer que todo lo que
tengo pertenece a Dios, y
que ha de usarse para lograr
los propósitos de Él.
63. Colosenses 1:16-17 subraya
que toda la creación es
propiedad de Cristo: “Porque
en Él fueron creadas todas
las cosas, las que hay en los
cielos y las que hay en la
tierra, visibles e invisibles;
64. sean tronos, sean dominios,
sean principados, sean
potestades; todo fue creado
por medio de Él y para Él. Y
Él es antes de todas las
cosas, y todas las cosas en
Él subsisten”.
65. Una parte fundamental
del principio de la
propiedad es el concepto
de la mayordomía. Un
mayordomo es aquel que
administra la propiedad de
otro.
66. La realidad de nuestra
mayordomía es muy clara
cuando lo vemos desde la
perspectiva de que no
trajimos nada a este
mundo, y no sacaremos
nada de él.
67. Job entendía el concepto de
propiedad cuando dijo,
“…Desnudo salí del vientre de
mi madre, y desnudo volveré
allá, Jehová dio, y Jehová
quitó; sea el nombre de
Jehová bendito” (Job 1:21).
68. El enojo es una señal de
advertencia a tu alma, así
como el dolor es una
advertencia a tu cuerpo.
Por tanto, el enojo no es
malo en sí mismo;
69. sin embargo, si no se
atiende rápidamente
puede tornarse en ira, la
cual es condenada por
Dios como pecado.
70. El enojo señala que hay
algún derecho, expectativa
o posesión que aún no has
creído a Dios. Cuando
hemos identificado el
enojo como una señal de
alarma,
71. se aclaran las órdenes
dadas en Efesios 4:26 y
4:31. En Efesios 4:26
leemos, “Airaos, pero no
pequéis….”
72. Las fuentes de irritación
son agentes productores
de frustración, sobre las
cuales tienes poco o
ningún control.
73. Si está en tus manos
resolverlo, entonces no
califica como fuente de
irritación. De modo que si
un mosquito te está
picando, mátalo.
74. La respuesta correcta a
una fuente de irritación
será como un grano de
arena en el ostión-
finalmente se convierte en
una valiosa perla.
76. 1. Tratar de defenderte
Hay un lugar adecuado para
responder a las preguntas;
sin embargo, no es prudente
tratar de defenderte en una
situación fuertemente
emotiva.
77. 2. Acusar a otros
Culpar a otros pareciera ser
un reflejo involuntario de la
naturaleza humana. Cuando
se le confrontó con su
pecado, Adán culpó a Eva,
luego Eva a la serpiente.
78. 2. Acusar a otros
Cuando culpas a otros
simplemente te
conviertes en una fuente
de irritación para ellos.
79. 3. Guardártelo
Dios nunca quiso que te
guardaras tu enojo; si lo haces,
experimentarás consecuencias
físicas y espirituales, y en
última instancia tu enojo se
manifestará en palabras y
acciones destructivas para con
otros.
81. 1. Dale gracias a Dios por
la irritación.
La primera reacción ante
cualquier irritación debe
ser dar gracias a Dios por
ello.
82. 1. Dale gracias a Dios por la
irritación.
Esto siempre será difícil. Pero
es posible, ya que has dedicado
al Señor todo lo que tienes. Tú
y tus prioridades le pertenecen
a Él.
83. 2. Determina si tú ocasionaste la
irritación.
Uno de los beneficios importantes
de dar gracias a Dios por una
irritación, es el tener luego la
capacidad para evaluar la irritación
objetivamente, y buscar soluciones
o beneficios de una manera
creativa.
84. 3. Usa la irritación para
desarrollar carácter.
Cuando respondemos
correctamente, cada irritación
fortalecerá una o más de las
ocho cualidades de carácter
enumeradas en Mateo 5:3-12.