1. El diario de la princesa
(The Princess Diaries)
Estados Unidos, 2001
Dirigida por Garry Marshall, con Julie Andrews, Anne Hathaway, Hector
Elizondo, Heather Matarazzo, Mandy Moore, Caroline Goodall y Robert
Schwartzman.
¿El diario de la princesa tiene algo de Cenicienta, Mi bella dama, El patito feo y
La novicia rebelde? Tal vez, pero del espíritu de aquellos cuentos y películas
que marcaron nuestra infancia o adolescencia sólo sobrevivió en el film de
Marshall la repetida historia de la joven que, de la noche a la mañana, se
trasforma en una princesa, una dama, un cisne o una condesa. La misma Julie
Andrews tuvo a cargo ese rol, que ahora invierte para ser la encargada de
“adiestrar” a su nieta, Mia Thermopolis (Anne Hathaway).
Mia vive en San Francisco con su bohemia madre, asiste al colegio con su
mejor amiga Lilly pero sus compañeros viven burlándose de ella y su único
sueño es comprarse un viejo Mustang. Además de ser una chica de 15 años
torpe, afeada y tímida, Mia es la heredera natural al trono de Genovia. La reina
Clarisse Renaldi (Andrews) es su abuela y la encargada de comunicarle que ha
llegado la hora de hacerse cargo de su responsabilidad. Entrenamiento
mediante, claro está. Así es como se desencadena el conflicto, bastante pobre
por cierto, por el que debe atravesar la protagonista.
El director Garry Marshall ya había incursionado en una variante similar con su
éxito Mujer bonita. Pero allí, el romance e inclusive la transformación física eran
más atractivos porque Julia Roberts pasaba de prostituta a millonaria
enamorada. Uno de los problemas en El diario... es que el personaje de Mia
realmente no tiene motivaciones para aceptar el rol de princesa, pero tampoco
para rechazarlo. Su única ambición en el mundo era “ser invisible” y de repente
se ve atraída por la novedad y el interés que su nueva faceta despierta en los
demás. También quiere conformar a su padre muerto y a su abuela, a quienes
nunca ha visto. Todo es de una ligereza y superficialidad enorme. La mayor
parte del film pasa por la transformación física de Mia: debe alisar sus rulos,
tirar sus anteojos, usar tacos altos, aprender a comer, a bailar, a saludar.
Personajes estereotipados, romances y situaciones más que previsibles y un
tono de comedia en la que no sobresale un sólo chiste que no suene tonto, se
suman a las fallas de este film de dos largas horas de duración.
Aún así, Julie Andrews, Hector Elizondo (como el guardia de seguridad de la
princesa) y Anne Hathaway logran salir airosos a fuerza de sus buenas
actuaciones. Lástima que tanto presupuesto de la Disney sólo haya servido
para los imponentes decorados y vestuarios de El diario de la princesa y no
para enriquecer un relato que tenga algo nuevo que decir o que mostrar. Nos
seguiremos preguntando eternamente tantos millones de dólares en función de
qué. Es un lujo que Hollywood se puede dar, pero que nunca nos terminará de
convencer.