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ZULLETTE ANDRADE GONZÁLEZ
Universidad de Guadalajara
Tiburones zorro:
coletazos de supervivencia
Si el tiburón blanco se caracteriza por
su dorso gris oscuro y torso blanco,
dientes en forma de “V” y ojos oscuros; el
tiburón martillo por su cabeza en forma
de la herramienta que le da nombre; el
tigre por sus barras en línea; el toro por su
morro achatado; y el tiburón ballena por
sus manchas blancas que nos recuerdan
al juego de dominó, hay otro grupo de
escualos que al igual que los demás, tiene
una peculiaridad que lo distingue. Me re-
fiero a los tiburones zorro que poseen una
prolongada aleta caudal que recuerda la
forma de una cola de zorro.
Los tiburones zorro se puede decir que cazan con sus colas; tienen la aleta caudal más larga que la mayoría de los tiburones y la
utilizan como látigo para aturdir a sus presas a coletazos certeros y rápidos
Estos elasmobranquios (peces cartila-
ginosos) pertenecen a la familia Alopiidae
que comprende tres especies: el tiburón
coludo o pelágico (Alopias pelagicus), que
se encuentra en la franja tropical y sub-
tropical del planeta y su distribución en
nuestro país abarca el Pacífico oriental en
las aguas que rodean las Islas Marías; el
tiburón grillo u ojón (Alopias superciliosu),
cuyo rango es más reducido y comprende
en el Atlántico occidental desde Nueva York
al norte del Golfo de México y en el Pacífi-
co oriental desde las costas de California,
EE.UU. hasta el sur del Golfo de California;
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ZULLETTE ANDRADE GONZÁLEZ
Universidad de Guadalajara
Tiburones zorro:
coletazos de supervivencia
Si el tiburón blanco se caracteriza por
su dorso gris oscuro y torso blanco,
dientes en forma de “V” y ojos oscuros; el
tiburón martillo por su cabeza en forma
de la herramienta que le da nombre; el
tigre por sus barras en línea; el toro por su
morro achatado; y el tiburón ballena por
sus manchas blancas que nos recuerdan
al juego de dominó, hay otro grupo de
escualos que al igual que los demás, tiene
una peculiaridad que lo distingue. Me re-
fiero a los tiburones zorro que poseen una
prolongada aleta caudal que recuerda la
forma de una cola de zorro.
Los tiburones zorro se puede decir que cazan con sus colas; tienen la aleta caudal más larga que la mayoría de los tiburones y la
utilizan como látigo para aturdir a sus presas a coletazos certeros y rápidos
Estos elasmobranquios (peces cartila-
ginosos) pertenecen a la familia Alopiidae
que comprende tres especies: el tiburón
coludo o pelágico (Alopias pelagicus), que
se encuentra en la franja tropical y sub-
tropical del planeta y su distribución en
nuestro país abarca el Pacífico oriental en
las aguas que rodean las Islas Marías; el
tiburón grillo u ojón (Alopias superciliosu),
cuyo rango es más reducido y comprende
en el Atlántico occidental desde Nueva York
al norte del Golfo de México y en el Pacífi-
co oriental desde las costas de California,
EE.UU. hasta el sur del Golfo de California;
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y por último el más conocido, el tiburón
zorro común (Alopias vulpinus) que es
una especie de amplia distribución –aun-
que se localiza más en latitudes altas–
por lo que es considerada cosmopolita,
y cerca de nuestras aguas marinas se
le encuentra en el Atlántico occidental
desde Florida al Golfo de México y en
el Pacífico oriental desde la Columbia
Británica hacia el Ecuador.
Sorprendentes
coincidencias y diferecias
Como lo mencioné al principio, estos
tiburones tienen una fisonomía carac-
terística: el lóbulo superior de su aleta
caudal es muy prolongado, en forma de
guadaña, la cual nos recuerda a un látigo
o cola de zorro, que llega a medir casi la
mitad de su longitud total. Esta elongada
cola les sirve para acorralar, desorientar
y aturdir a sus presas usándola a modo de
látigo con el cual las golpea.
Este grupo también comparte otros
rasgos anatómicos pues son tiburones
grandes que llegan a medir hasta seis me-
tros de longitud, de cuerpo cilíndrico hi-
drodinámico, tienen cinco pares de aber-
turas branquiales, cabeza corta y ojos sin
membrana nictitante (también llamada
“tercer párpado”) situados delante de las
comisuras bucales, además del tamaño
de la aleta caudal.
A pesar de sus coincidencias, cada
especie cuenta con rasgos morfológicos
distintivos. El tiburón zorro pelágico tiene
flancos oscuros, la región abdominal es
blanca pero el color no se extiende por en-
cima de las bases de las aletas pectorales,
las cuales son casi rectas, su largo hocico
no es aplanado y su boca es pequeña y
curveada, tiene ojos grandes, sus branquias
no tienen branquiespinas, su primera aleta
dorsal es alta, grande y vertical y sus aletas
segunda dorsal y anal son diminutas.
El tiburón grillo u ojón, es el que ofrece
un diseño corporal más extravagante, par-
ticularmente de la cabeza, pues el adulto
y el embrión tienen un surco horizontal
prominente, que se prolonga hacia atrás
desde las aberturas branquiales, y care-
cen de surco labial. Diversos estudios de
telemetría han demostrado que pasa gran
parte de las horas diurnas en las profundi-
dades marinas donde el agua ronda los 6 a
12 ºC, por lo que sus enormes ojos están
adaptados para ver en estas zonas, y su
peculiar disposición –extendidos hacia la
parte superior de la cabeza–, le permite
detectar a sus presas desde abajo, recor-
tadas contra la superficie, y mientras nada
lentamente camuflado en el fondo del
mar, el color oscuro de su dorso (pardo
oscuro de juvenil y grisáceo de adulto) con
el blanco crema en la parte del abdomen,
En general los tiburones zorro son pelágicos, es decir, nadan en mar abierto,
pudiéndose acercar a la costa en busca de fondos coralínos, plantas o algas
marinas, con el fin de alimentarse
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Estos escualos practican la migración vertical, es decir, pasan el día en aguas
profundas camuflados por su color oscuro o gris en la parte superior del cuerpo
y suben a la superficie en la noche a comer peces pequeños y calamares. De día,
a contraluz, pueden confundirse desde abajo por el color crema en su abdomen
lo hacen prácticamente invisible. Sus
aletas pectorales son grandes y anchas,
y su boca pequeña.
Al tiburón zorro lo distingue una colora-
ción café oscuro a azul grisáceo con brillo
metálico, en su dorso y flancos, hasta el
blanco en su vientre. Aunque se encuentra
tanto en aguas costeras como oceánicas,
es más abundante a distancias de hasta
40 o 50 millas de la costa; sin embargo,
los juveniles generalmente permanecen
cerca de la costa después del parto y
durante sus primeros años.
Una familia en peligro,
pero con esperanza
Los tiburones zorro están sometidos a la
sobrepesca y esto no permite la recupera-
ción de sus poblaciones, debido a su lento
crecimiento, su madurez tardía (entre 4 y
14 años), su período de gestación largo
(de 2 a 9 meses) y a que paren un núme-
ro reducido de crías que oscila entre las
dos y cuatro por camada. Todos son
ovovivíparos, es decir, crecen en el
interior de un huevo que permanece
dentro de la madre hasta que el embrión
está completamente desarrollado. La
eclosión puede darse antes del parto o
posterior a la puesta. Este grupo practica
la oofagia, que es el canibalismo entre
los embriones producidos por el ovario
materno mientras aún están alojados
en el útero materno, lo cual al parecer
favorece el nacimiento de embriones más
grandes o los prepara para su estilo de
vida depredador.
También la destrucción de hábitats
clave para el tiburón zorro, principalmente
la franja costera de cría, otorga un riesgo
para la salud de las poblaciones.
La población de esta familia según el
Grupo de Especialistas en Tiburones (SSG)
de la Unión Internacional para la Conser-
vación de la Naturaleza (IUCN por sus
siglas en inglés), está clasificada como
Vulnerable a la extinción, siendo catalogada
como la segunda familia más amenazada
entre todos los tiburones y la séptima entre
todos los elasmobranquios. Es captura-
da de forma incidental en las pesquerías
pelágicas y costeras de todos los mares
del mundo; se tiene noticia de desembar-
cos con altos índices en Asia. Este factor,
combinado con su baja tasa de natalidad
y unos límites de capturas inadecuados,
han propiciado que se vea mermada. Sin
embargo, la carencia de reportes en el
océano Índico, retrasa la realización de
un diagnóstico adecuado del estado
de salud de las poblaciones mundiales
de tiburón zorro.
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Este grupo de tiburones alcanza profundidades de hasta 500 metros, en donde
pueden estar solitarios o nadar en pequeños grupos
Es por eso que los científicos asocia-
dos a la Comisión Internacional para la
Conservación del Atún Atlántico (CICAA)
y la Comisión del Atún para el Océano
Índico (CAOI) han realizado una evalua-
ción del riesgo ecológico (ERA) para los
tiburones capturados en las pesquerías
de palangre (pesca artesanal que utiliza
una línea con varios miles de anzuelos).
En cuanto a términos de vulnerabilidad
a la sobrepesca, el zorro ojón fue clasifi-
cado en primera posición de un total de
16 especies de elasmobranquios en las
evaluaciones realizadas en el Atlántico,
mientras que los restantes ocuparon
respectivamente, el segundo y tercer
lugar de la clasificación de un total de
17 especies estudiadas en el océano Índico.
Pero no todo está perdido. Los zorros
comunes se encuentran en un estado favo-
rable en la costa oeste de Estados Unidos.
Debido a gestiones pesqueras consolida-
das, la población se está recuperando de
la sobrepesca que sufrieron en la década
de los ochenta y principios de los noventa
del siglo pasado. La Polinesia francesa y las
Bahamas, han prohibido la pesca comercial,
así como sus productos obtenidos. España
y Filipinas ya los protegen mientras que en
Croacia protegen al zorro común. Las flotas
restantes de Europa no pueden capturar de
manera selectiva al zorro común ni retener
ejemplares de zorro ojón. En los Estados
Unidos está prohibido el almacenamiento
de zorro ojón en la zona del Atlántico y
cuenta con restricciones de captura para
el zorro común en el Atlántico y el Pacífico.
Esto podría calificarse como un respiro
para esas poblaciones. FOTOGRAFÍAS: DAVID MIZRAHI
Es por eso que la Convención sobre la
Conservación de las Especies Migratorias
recomienda propiciar un mayor grado de
cumplimiento respecto de las protecciones
existentes, facilitar la cooperación regional
para velar por la conservación de las pobla-
ciones compartidas y los hábitats críticos
para las especies, y ampliar los esfuerzos
nacionales para garantizar la recuperación
de las especies a unos niveles sostenibles
de mortalidad por pesca.
Como podemos darnos cuenta, estas
especies, en conjunto con otras que se
encuentran en gran riesgo, necesitan que
gestiones pesqueras se lleven a cabo de
manera pronta con ellos, de lo contrario
estaremos viendo los últimos coletazos de
los tiburones zorro.