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Violencia y Seguridad Ciudadana
GUBERNAMENTALIDAD Y SEGURIDAD EN FOUCAULT
Un enfoque para pensar el ‘gobierno de la violencia doméstica’
en Panamá
Briseida Allard O.
12 de febrero de 2013
2
Índice
I. Introducción, 3
II. Reseña sobre gubernamentalidad y seguridad en Foucault…… 6
1. ¿Qué es la gubernamentalidad?...... 6
2. ¿Cuál método para el estudio de la gubernamentalidad?...... 7
3. ¿Qué es un dispositivo de seguridad?...... 10
i. Dispositivo de seguridad y tratamiento del ‘acontecimiento’…… 10
ii. Disciplina, seguridad y normalización…… 13
iii. Agamben y Deleuze sobre el concepto foucaultiano de ‘dispositivo’...…. 16
III. Palabras finales…… 17
IV. Gubernamentalidad en Foucault. Sistematización de términos básicos……. 18
Referencias bibliográficas…… 24
3
I. Introducción
Desde inicios de la década del noventa del siglo XX, la mayor parte de las organizaciones de mujeres
del país en distintos escenarios, junto a otros actores locales e internacionales, dialogando o
enfrentando discursos que se sustentaban en marcos interpretativos contrarios a la equidad de
género, impulsaron un conjunto de estrategias y acciones colectivas que permitieron, entre otros
avances, convertir la cuestión de la violencia doméstica contra la mujer en un problema público, el
ingreso del problema a la agenda institucional y, por último, su traducción a las distintas lógicas
político-institucionales.
Ese proceso de incidencia política se convirtió en normativas legales, programas y servicios públicos
a través de la Ley Nº 27 de 16 de junio 1995, por la cual se tipificaron por vez primera los delitos de
violencia intrafamiliar y maltrato de menores, se ordenó el establecimiento de dependencias para la
atención de víctimas de estos delitos, se reformaron y adicionaron artículos al Código Penal y
Judicial y se adoptaron otras medidas, y de la Ley Nº 4 de 29 de enero 1999, por la cual se instituyó
la igualdad de oportunidades para las mujeres en Panamá.
Después de casi dos décadas de aquel dinámico y complejo proceso, mucho ha cambiado el clima
político-cultural y el entramado organizacional que impulsaron las entusiastas y esperanzadoras
experiencias iniciales de la institucionalización del género en las políticas de desarrollo en el Istmo.
Hasta ahora, los resultados de las políticas públicas para la equidad de género permanecen en
‘números rojos’, sobre todo las que tienen como objetivo contrarrestar las violencias domésticas.
Otra dimensión de ese pasivo en equidad genérica que tiene el país, se expresa en el reducido
número de estudios sobre las violencias de género. Con todo, la mayor parte de esas
investigaciones identifican al incumplimiento del ordenamiento jurídico que la regula, esto es, la Ley
Nº 38 de 23 de julio de 20011
, como uno de los principales obstáculos y dificultades.
El Informe Nacional (2006) habla no sólo del “general desconocimiento de la población” (p. 11)
acerca de esa normativa, sino también del “funcionariado que gerencia y atiende situaciones de este
tipo” (p. 13). No hay que insistir demasiado en que tanto el incumplimiento como el desconocimiento
de la norma y sus correlativas consecuencias, profundizan el problema, de por sí grave, de violencia
doméstica, dado el nivel de juridificación (Aragón, 1991; Lebrón, 2011) y judicialización (Sousa
Santos, 2009) que tiene el mismo, expresiones del ‘centralismo jurídico’ característico de nuestra
sociedad.
La otra cuestión que subrayan los estudios es la falta o, en el mejor de los casos, la mala calidad de
la información y el registro de los incidentes de violencia doméstica. Ungo (2008), refiriéndose a los
homicidios de mujeres, afirma que “Son diversas las instituciones que históricamente han construido
información, cada una de las cuales la elabora a partir de distintos criterios y enfoques, con lo que a
la carencia de datos se suma la dificultad de ubicarlos y compararlos” (23).
Pero no sólo existen estas falencias. El 2 de julio de 2012, el presidente R. Martinelli y el jefe del
MSP (2) habían lamentado los altos niveles de violencia doméstica que se registran en el país, a
pesar de que, según su informe, “los índices generales de criminalidad han mantenido una tendencia
a la baja, en los casos de homicidios” e indicaban que la tasa de homicidios bajó de 24 a 15 por cada
100 mil habitantes, desde 2009 a la fecha.” Al reconocer “que en los primeros meses del 2012, en el
1
Reformó y adicionó artículos al Código Penal y Judicial sobre violencia doméstica y maltrato a niño, niña y adolescente, derogó
artículos de la Ley 27 de 1995, además de dictar otras disposiciones.
2
PanamáAmérica.com.pa, 2 de julio de 2012.
4
Ministerio Público se han registrado cerca de 2 mil denuncias por violencia doméstica”, el Ministro
advirtió ese día, que “Aunque esta situación [la violencia doméstica] escapa de la cartera de
Seguridad,… hay que hacer un esfuerzo conjunto para rescatar a la sociedad que tiene un problema
de violencia” (Cursivas mías, B. A.).
El señalamiento de Mulino obliga a inquirir por qué la violencia doméstica “escapa de la cartera de
Seguridad” si es justamente la Ley Nº 15, del 14 de abril de 2010, por la cual se crea el MSP, la que
establece entre sus funciones y objetivos el “velar por la seguridad, la tranquilidad y el orden público
en el país, así como proteger la vida, honra y bienes de sus nacionales y de los extranjeros que
estén bajo su jurisdicción”.
Entiendo que estas funciones se ratifican en la Resolución Nº 102, de 28 de diciembre de 2011, por
la cual se adopta el Reglamento Interno de Personal del MSP, que enumera los objetivos de esa
entidad, contándose entre ellos, precisamente: coordinar los servicios de seguridad pública;
promover políticas y acciones de prevención del delito; establecer políticas y acciones de protección
y seguridad de quienes se encuentren en el territorio nacional, etc.
Además, la citada Ley Nº 15 de 2010, determina que la Policía Nacional (PN) y su Dirección de
Investigación Judicial (DIJ), son componentes del nivel operativo del MSP, así como el Sistema
Integrado de Estadísticas Criminales (SIEC) del nivel técnico. Es indiscutible que la PN, la DIJ y el
SIEC son tres dispositivos clave para el cumplimiento del ordenamiento jurídico sobre atención y
prevención de la violencia doméstica, así como para la construcción del conocimiento pertinente al
problema.
De modo que ante el virtual limbo jurídico-institucional en que se encuentra la cuestión de la violencia
doméstica en Panamá, surgen algunos cuestionamientos, entre ellos: ¿La violencia doméstica es hoy
un problema público de seguridad? ¿Es suficiente la juridificación para gobernar ese tipo de
violencia? Si bien el artículo 2, numeral 8, de la Ley 38 de 2001, define el concepto ‘violencia
doméstica’ de un modo que limita ese patrón de conducta a relaciones de pareja, es indiscutible que
son distintos los vocablos con los que comúnmente algunas autoridades, los medios y la población
en general se refieren al problema, entendiéndolo como violencia intrafamiliar, violencia de género,
femicidio, violencia contra la niñez, violencia contra las personas adultas mayores, etc., ¿de qué
modo esta polisemia incide en la determinación del campo de la violencia doméstica como un
problema de seguridad?3
Con este propósito, estimo necesario empezar a indagar los paradigmas y enfoques relevantes que
han contribuido a roturar el campo teórico de la seguridad en las ciencias sociales y políticas
contemporáneas en Occidente. Precisamente, uno de los más reconocidos es el que el filósofo
francés Michel Foucault desarrolló en los cursos que dictó en el Collège de France, en donde
justamente se propuso mostrar “lo que puede haber de específico, de particular, de diferente en los
dispositivos de seguridad si se los compara con los mecanismos disciplinarios… en la oposición o la
distinción, en todo caso, entre seguridad y disciplina” (p. 73).
En lo que sigue, reseño algunas puntualizaciones del enfoque foucaultiano sobre la
gubernamentalidad, la seguridad y el método para conocerlas, contenidas en las lecciones del 11, 18
3
A mi modo de ver, se trata de una cuestión fundamental si se tiene en cuenta que el 23 de enero de 2013, en un conversatorio con
periodistas realizado en la sede ministerial, “el ministro [de Seguridad Pública] aclaró que la violencia de la vida en sociedad son las
rencillas personales, femicidios, violencia intrafamiliar y no tiene nada que ver con delincuencia ni crimen organizado”. (Negritas y
cursivas mías, B. A.). De este modo, el ministro Mulino ofrecía una categoría nueva, extraña a la Ley 38 de 2001, para referirse a la
violencia doméstica, entendiéndola como un tipo de violencia que no es competencia del ministerio que dirige y negando, por tanto, a
la violencia doméstica la naturaleza de problema de seguridad.
5
y 25 de enero y del 1 y 8 de febrero de 1978, cuyo conocimiento puede ser útil para retomar el modo
de conocer la violencia doméstica y, por tanto, el examen de los principales nudos que en nuestro
medio enfrenta el marco jurídico que regula la gestión de la violencia doméstica, específicamente la
violencia contra la mujer, con el propósito de repolitizar el debate y proponer sendas institucionales
más eficaces que logren contrarrestar este flagelo social en el siglo XXI. 4
4
Exceptuando las referencias a Agamben (2011) y Deleuze (s. f.), la segunda parte del trabajo intenta sistematizar algunos de los
planteamientos de Foucault (2011). Al lado del señalamiento (textual o referencial), aparece la página de la edición consultada; si el
texto no tiene indicación numérica quiere decir que se desprende del argumento inmediatamente anterior y de la página
correspondiente; y también se utiliza el entrecomillado para subrayar giros discursivos propios del autor. Para atenuar su constante
repetición, utilizaré F/ al referirme a Foucault. A menos que se diga lo contrario, las negritas, cursivas y otros énfasis son míos.
6
II. Reseña sobre gubernamentalidad y seguridad en Foucault
1. ¿Qué es la ‘gubernamentalidad’?
Foucault5
se propone en 1978, en sus Cursos correspondientes al ciclo lectivo 1977-1978, en el
Collège de France, comenzar el estudio de lo que hacía un tiempo llamaba biopoder, esto es, “el
conjunto de mecanismos por medio de los cuales aquello, que en la especie humana, constituye sus
rasgos biológicos fundamentales podrá ser parte de una política, una estrategia política, una
estrategia general de poder; en otras palabras, cómo, a partir del siglo XVIII, la sociedad, las
sociedades modernas, tomaron en cuenta el hecho biológico fundamental de que el hombre
constituye una especie humana” (p. 15).
La Figura 1 precisa el concepto biopoder a través de cuyos mecanismos la población se convierte en
blanco y objeto de poder, y su gobierno, cuestión de Estado.
Después del largo recorrido que realiza en sus investigaciones previas sobre el poder, el saber, las
instituciones y los procesos de subjetivación, F/ desarrolla la noción de gubernamentalidad, en el
cual entrelaza procesos epistémicos, morales y tecnologías de poder. Quizá por esto mismo, F/
estime que la gubernamentalidad es “un dominio inconsistente, brumoso,…, una noción que es
absoluta y completamente oscura” (p. 140).
Es hasta la cuarta clase sobre la historia de la gubernamentalidad en Europa, cuando introduce el
problema del gobierno. Se trata, según F/, de un problema que “estalla en el siglo XVI, de manera
simultánea, acerca de muchas cuestiones diferentes y con múltiples aspectos… (pp. 110-111).
De acuerdo a F/, el arte de gobierno se desbloquea hacia finales del siglo XVII, en conexión con la
emergencia del problema de la población y la desaparición de la familia como modelo del gobierno.
De modo que…, “a partir del momento en que la población aparece como absolutamente irreductible
a la familia, ésta se situará en un nivel inferior con respecto a ella y como un elemento en su interior.
Deja entonces de ser un modelo; es un segmento simplemente privilegiado porque, cuando se quiera
conseguir algo de la población en materia de conducta sexual, demografía, cantidad de hijos,
consumo, habrá que pasar por ella” (pp. 130-132).
5
De ahora en adelante, F/.
Se trata simplemente de saber por dónde pasa
la cosa, cómo pasa, entre quiénes, entre qué
puntos, de acuerdo con qué procedimientos y
con qué efectos.
MICHEL FOUCAULT
7
En todo caso, “la población será…, en consecuencia, el objeto que el gobierno deberá tener en
cuenta en sus observaciones y su saber para lograr gobernar de manera racional y meditada” (p.
133).
Con el término gubernamentalidad, F/ alude, en términos generales, a tres problemáticas (p. 136):
1. El conjunto constituido por las instituciones, los procedimientos, análisis y reflexiones, los
cálculos y las tácticas que permiten ejercer esa forma bien específica, aunque muy compleja,
de poder que tiene por blanco principal la población, por forma mayor de saber la economía
política y por instrumento técnico esencial los dispositivos de seguridad.
2. La tendencia, la línea de fuerza que, en todo Occidente, no dejó de conducir, y desde hace
mucho, hacia la preeminencia del tipo de poder que podemos llamar “gobierno” sobre todos
los demás: soberanía, disciplina, y que indujo, por un lado, el desarrollo de toda una serie de
aparatos específicos de gobierno y también el desarrollo de toda una serie de saberes.
3. El resultado del proceso en virtud del cual el Estado de justicia de la Edad Media, convertido
en Estado administrativo durante los siglos XV y XVI, se “gubernamentalizó” poco a poco.
Esa gubernamentalidad es a la vez exterior e interior al Estado, son tácticas de gobierno que
permiten definir en todo momento lo que debe y no debe estar en la órbita del Estado, lo que es
público y lo que es privado, lo que es estatal y lo que no lo es. (Ver Figura 2)
F/ propone el término “gubernamentalidad” - para abordar el problema de la relación del Estado y la
población. Califica a ese conglomerado específico que denomina “población” como un sujeto político,
como un nuevo sujeto político colectivo, absolutamente ajeno al pensamiento jurídico y político de los
siglos previos. (Ver Figura 3)
A través de la gubernamentalidad, la población comienza a aparecer en su complejidad y con sus
cortes, segmentos: en cuanto objeto o el blanco al cual apuntan los mecanismos para obtener de ella
determinado efecto, como en cuanto sujeto, al solicitársele que se conduzca de tal o cual manera.
Y resume: “lo importante para nuestra modernidad, es decir, para nuestra actualidad, no es entonces
la estatización de la sociedad sino más bien lo que yo llamaría “gubernamentalización” del Estado.
Vivimos en la era de la gubernamentalidad” (p. 137).
2. ¿Cuál es el método para estudiar la gubernamentalidad?
Para comenzar a estudiar la “gubernamentalidad”, en aquella clase inicial del 11 de enero de 1978,
propone “ante todo… una serie de proposiciones, en el sentido de indicadores de elecciones”, y
aclara que “no se trata de principios, ni de reglas, ni de teoremas” (p. 16).
A su juicio, dos de estos “indicadores”, ambos ligados al problema del poder, alumbran el modo de
conocer la problemática de la gubernamentalidad:
1. En primer lugar, el señalamiento que el análisis que propone “no es en modo alguno una
teoría general del poder. No es una parte y ni siquiera un esbozo de una teoría semejante….”.
Sostiene: “…no podría ser a lo sumo, ni querría ser, más que el bosquejo de una teoría, no de
lo que es el poder, sino del poder, con la condición de admitir que éste no es justamente una
sustancia, un fluido, algo que mana de esto o de aquello, sino un conjunto de mecanismos y
8
procedimientos cuyos papel o función y tema, aun cuando no lo logren, consisten
precisamente en asegurar el poder. Es un conjunto de procedimientos, y en este sentido, y
sólo en ese sentido, podríamos entender que el análisis de los mecanismos de poder pone en
marcha algo susceptible de definirse como una teoría del poder”.
2. El segundo indicador de elecciones tiene que ver con “las relaciones, ese conjunto… de
procedimientos cuyo papel es establecer, mantener, transformar los mecanismos de poder,
pues bien, no son relaciones autogenéticas, no son autosubsistentes, no se fundan en sí
mismas. El poder no se funda en sí mismo y no se da a partir de sí mismo…. [Los
mecanismos de poder] son parte intrínseca de todas esas relaciones [relaciones de
producción, relaciones familiares, relaciones sexuales, etc.], [aunque] sea posible constatar
coordinaciones laterales, subordinaciones jerárquicas, isomorfismos, identidades o analogías
técnicas, efectos de arrastre que permiten recorrer de una manera a la vez lógica, coherente y
válida el conjunto de esos mecanismos de poder y aprehenderlos en lo que pueden tener de
específico en un momento dado, durante un período dado, en un campo determinado” (pp. 16-
17).
Luego de esta delimitación, F/ explicita el problema general a través de una serie de interrogantes
que intentará desarrollar en sus clases de 1977-1978:
“... ¿Es posible resituar al Estado moderno en una tecnología general de poder, que haya
asegurado sus mutaciones, su desarrollo, su funcionamiento? o ¿se puede hablar de una
“gubernamentalidad”, que sería para el Estado lo que las técnicas de segregación eran para
la psiquiatría, lo que las técnicas de disciplina eran para el sistema penal, lo que la biopolítica
era para las instituciones médicas? Ese es, sucintamente, el objetivo de este curso” (p. 146).
Es en el marco de este objetivo que propone la noción de gubernamentalidad como un concepto que
le permite dar cuenta de las transformaciones sociales y políticas que se producen desde el siglo
XVII y que, según el autor, supusieron un proceso de gubernamentalización del Estado, esto es, de
la emergencia paulatina de un conjunto de mecanismos y procedimientos cuya función y tema, aun
cuando no lo logren, consiste precisamente en asegurar el poder estatal. (Ver Figura 4)
Desde esta perspectiva aborda la cuestión del Estado como parte de un campo de preocupaciones
más general ligado con las formas de la vida moderna, que entre otros aspectos, supusieron una
transformación general tanto de los sujetos de gobierno como de las tecnologías de poder.
De este modo, en las lecciones de 1978, cuando F/ habla de método se refiere al modo cómo se
rotura el espacio de las nuevas tecnologías de poder. En realidad, donde apunta su interés es a
indicar cómo tiene lugar la ampliación de ese espacio campo. Veamos cómo.
F/ estima que, en general, las “grandes economías de poder” de Occidente podrían ser
categorizadas de la siguiente manera: (p. 136):
a. Un Estado de justicia (o legal) nacido en una territorialidad de tipo feudal y que
correspondería a grandes rasgos a una sociedad de la ley –leyes consuetudinarias y leyes
escritas, con todo un juego de compromisos y litigios;
b. Un Estado administrativo (o disciplinario), nacido en una territorialidad de tipo fronterizo y ya
no feudal, en los siglos XV y XVI, que corresponde a una sociedad de reglamentos y
disciplina; y por último,
9
c. Un Estado de gobierno (o de seguridad) que ya no se define en esencia por su territorialidad,
por la superficie ocupada, sino por una masa: la masa de la población, con su volumen, su
densidad y, por supuesto, el territorio sobre el cual se extiende, pero que en cierto modo sólo
es uno de sus componentes.
Y ese Estado de gobierno, que recae esencialmente sobre la población y se refiere a la
instrumentación del saber económico y la utiliza, correspondería a una sociedad controlada
por los dispositivos de seguridad.
Este esquema histórico “totalmente descarnado” le permite subrayar tres aspectos que estima
fundamentales:
a. El sistema legal es el funcionamiento penal arcaico, que rigió desde la Edad Media hasta los
siglos XVII-XVIII;
b. El segundo sistema es el que podríamos llamar moderno, disciplinario, introducido a partir
del siglo XVIII; y
c. El tercero es el sistema contemporáneo de seguridad, cuya problemática hoy se organiza en
torno de las nuevas formas de penalidad y el cálculo de sus costos.
Cuando F/ caracteriza como antiguo (estado de justicia), moderno (estado administrativo) y
contemporáneo (estado de gobierno) a los modos fundamentales como se expresa históricamente el
poder del Estado en Occidente (lo que llama “economías del poder occidentales”), la taxonomía tiene
para él un propósito meramente didáctico. (Ver Figura 5)
En efecto, F/ insiste que las modalidades antiguas implican las que aparecen como más novedosas y
no se cuenta con una serie en la cual los elementos se sucedan unos a otros y los que aparecen
nuevos provoquen la desaparición de los precedentes. Señala que, por el contrario, si se toman los
mecanismos de seguridad tal como se intenta desarrollarlos en la época contemporánea, es
absolutamente evidente que la actitud no constituye en modo alguno una puesta entre paréntesis o
una anulación de las estructuras jurídico- legales o de los mecanismos disciplinarios.
Deja claro, pues, que no hay una era de lo legal, una era de lo disciplinario, una era de la
seguridad. No se tienen mecanismos de seguridad que tomen el lugar de los mecanismos jurídicos
legales, por el contrario, reitera que las tecnologías de seguridad contemporáneas consisten en gran
medida en la reactivación y la transformación de las técnicas jurídico-legales y las técnicas
disciplinarias, abordadas por el autor en estudios anteriores (p. 25).
A juicio de F/ ¿qué es lo que cambia?
Sostiene que lo que hay es “una serie de edificios complejos en los cuales el cambio afectará, desde
luego, las técnicas mismas que van a perfeccionarse o en todo caso a complicarse, pero lo que va a
cambiar es sobre todo la técnica dominante, o más exactamente, el sistema de correlación entre
los mecanismos jurídico legales, los mecanismos disciplinarios y los mecanismos de
seguridad” (23).
Señala que en el caso de la evolución contemporánea cuando la cuestión se plantea esencialmente
en términos de seguridad, en el fondo, el asunto fundamental es la economía y la relación
económica entre el costo de la represión y el costo de la delincuencia, por tanto cambia no sólo la
problemática, la manera cómo se piensa la penalidad, sino también la manera cómo se la ejerce. (24)
10
Por tanto, un método como éste consiste en buscar detrás de la institución para tratar de encontrar,
no sólo detrás de ella sino en términos más globales, lo que denomina una tecnología de poder. (Ver
Figura 6)
Por lo tanto, el primer paso del método de F/ para estudiar el biopoder y específicamente los
procesos de gubernamentalización en Occidente, implica salir de la institución para sustituirla por el
punto de vista global de la tecnología de poder6
(142).
“Pero hasta qué punto –se pregunta- esas tecnologías generales de poder que se procuró
reconstituir al margen de la institución, ¿no dependen en definitiva de una institución global,
una institución totalizadora que es precisamente el Estado? ¿No sucede acaso que, al salir
de esas instituciones locales, regionales y puntuales que son los hospitales, las prisiones, las
familias, nos limitamos a encaminarnos hacia otra institución, de modo que sólo nos
apartaríamos del análisis institucional para ser conminados a entrar a otro tipo de análisis
institucional u otro registro o nivel del análisis institucional, justamente aquel en que se trata
del Estado?
Consigna, entonces, al Estado como el origen, la raíz de la tecnología de poder. De ahí que
proponga un segundo desfase, un segundo paso al exterior, con respecto a la función: sustituir el
punto de vista interior de la función por el punto de vista exterior de las estrategias y tácticas para
gobernar que pone en práctica el Estado.
Por último, el tercer descentramiento, el tercer paso al exterior, es el que se da con respecto al
objeto. Tomar el punto de vista de las disciplinas significa negarse a aceptar un objeto prefabricado,
trátese de la enfermedad mental, la delincuencia o la sexualidad; negarse a medir las instituciones,
las prácticas y los saberes con la vara y la norma de ese objeto dado de antemano.
La tarea consiste, por el contrario, en captar el movimiento por el cual se constituye, a través de esas
tecnologías móviles, un campo de verdad con objetos de saber.
En síntesis, el método que propone F/ consiste en (p. 144):
a. Extraer las relaciones de poder de la institución, para analizarlas desde la perspectiva de las
tecnologías,
b. Extraerlas también de la función para retomarlas en un análisis estratégico y liberarlas del
privilegio del objeto,
c. Resituarlas desde el punto de vista de la constitución de los campos, dominios y objetos de
saber.
6
Ya desde el curso de 1973-1974, El poder psiquiátrico, F/, al volver a tocar algunos puntos a su juicio discutibles de su Historia de la
locura, pone en cuestión por primera vez la crítica del poder psiquiátrico en términos de institución y le opone la crítica fundada en el
análisis de las relaciones de poder, o microfísica del poder. En su clase del 7 de noviembre de 1976, dice: “ya no creo que la noción de
institución sea muy satisfactoria. Según mi criterio, oculta cierta cantidad de peligros, porque a partir del momento en que se habla de
institución se habla, en el fondo, a la vez de individuos y de colectividad, ya se descuenta la existencia del individuo, la colectividad y
las reglas que los gobiernan y, por ende, se pueden meter ahí adentro todos los discursos psicológicos o sociológicos… Lo
importante… no son las regularidades institucionales, sino, mucho más, las disposiciones del poder, las redes, las corrientes, los
relevos, los puntos de apoyo, las diferencias de potencial que caracterizan una forma de poder y que son, creo, precisamente
constitutivos a la vez del individuo y de la colectividad”. Y en su clase de 14 de noviembre de 1973: “Seamos muy
antiinstitucionalistas”. En Surveiller et punir (1975) [Vigilar y castigar], sostiene: “La ‘disciplina’ no puede identificarse ni con una
institución ni con un aparato”. (N. del E., infra 142)
11
3. ¿Qué es un dispositivo de seguridad?
Atendiendo al objetivo de estas notas enfatizo dos aspectos -el tratamiento del ‘acontecimiento’ y el
problema de la normalización- que, a mi juicio, son fundamentales para delimitar el término
“dispositivo de seguridad”:
i. Dispositivo de seguridad y tratamiento del ‘acontecimiento’
En su clase del 18 de enero de 1978, F/ expone que disciplina y seguridad se ocupan de modo
diferente del ‘acontecimiento’.
De los varios ejemplos que analiza F/ para comparar los ejes disciplina y seguridad, sintetizaré el de
la escasez en Francia en los siglos XVII y XVIII (ver pp. 46-48), por considerar que su
problematización es útil a los fines de estas notas.
En efecto, F/ estudia la forma de algunos dispositivos importantes de seguridad a través del tema de
la escasez. Nuestro autor propone delimitar la relación del gobierno con ese ‘acontecimiento’ y
sus correlativos -la escasez, con respecto al flagelo que es la penuria más la carestía con su
consecuencia eventual, la revuelta.
Busca remarcar de modo mucho más preciso e institucional, en las técnicas de gobierno y gestión
política y económica de una sociedad.
Según F/, con Quesnay y los fisiócratas tiene lugar una fase de gran cambio en las técnicas de
gobierno y de lo que él llama dispositivos de seguridad. Ocurre una “mutación de las tecnologías de
poder” y el establecimiento de la “técnica de los dispositivos de seguridad”, que desde su punto de
vista es una de las características de las sociedades modernas. (p. 51)
F/ califica la gestión contra la escasez que existía desde hacía mucho tiempo en Francia, a la vez de
jurídico y disciplinario, un sistema de legalidad y un sistema de reglamentos cuya función esencial
era impedir el ‘acontecimiento’, es decir, “no sólo detenerlo cuando se produce, no sólo erradicarlo,
sino literalmente prevenirlo dada la masividad de sus efectos”.
La escasez y la carestía, que en el sistema jurídico disciplinario eran males cuya aparición era
preciso impedir, evitarse a como diera lugar y antes de que se produjeran, para los fisiócratas ese
acontecimiento se concibe de otro modo, sin descalificarlo en términos morales: es lo que es, ni
bueno ni malo.
Con los fisiócratas, la unidad de análisis se desplaza del mercado al grano; de este modo, el
‘acontecimiento’ sobre el cual se intentará influir será justamente la realidad del grano. Y en esa
realidad, los fisiócratas tratarán de injertar un dispositivo tal que las oscilaciones de la abundancia y
el buen precio, la escasez y la carestía, no van a verse impedidas de antemano y tampoco impedidas
por el sistema jurídico y disciplinario que, al impedir esto y forzar aquello, busca evitar los problemas
de escasez y la carestía. (p. 57)
En otras palabras, hay un trabajo sobre el elemento mismo de esa realidad que es la oscilación
abundancia/escasez, carestía/baratura, y al intervenir en ella pero sin tratar de impedirla por
anticipado, se introducirá un dispositivo que es, precisamente, el dispositivo de seguridad y ya no un
sistema jurídico disciplinario (penalizar el acaparamiento, el alza de precios, etc.).
¿Cuál es el dispositivo que al conectarse con esa realidad oscilante, permitirá regularla? ¿En qué
consiste ese dispositivo? De acuerdo a F/, cuatro condiciones parecen caracterizarlo:
12
a. Es preciso que el análisis se amplíe de manera considerable, es decir, una concepción ampliada
del problema de la escasez. F/ recuerda que es con los fisiócratas cuando empieza a aparecer la
intervención, o el “gobierno económico”, principalmente en los ámbitos del mercado tanto interno
como externo, así como en los protagonistas económicos.
b. La intervención de ese modo ampliada, disociará el acontecimiento en dos niveles de
fenómenos. No un nivel colectivo y un nivel individual como antes ocurría, sino un corte
absolutamente fundamental entre el nivel pertinente para la acción económico-política del
gobierno, el nivel de la población. El otro nivel, el de la serie, la multiplicidad de individuos, no será
pertinente, excepto cuando, manejado como es debido, mantenido como es debido, alentado como
corresponde, permita lo que se procura en el nivel que sí es pertinente. La multiplicidad de
individuos ya no es pertinente, la población sí lo es. (p. 63)
Es claro que este corte no entraña una división real; físicamente no habrá unos y otros. Pero sí lo
contempla el propio saber-poder, la propia tecnología y gestión económica fisiócrata, que construye
analíticamente un corte fundamental entre el nivel pertinente de la población y el nivel no
pertinente, o bien el nivel simplemente instrumental.
c. El objetivo final será la población. La población es pertinente como objetivo y los individuos, las
series de individuos, los grupos de individuos, la multiplicidad de individuos, por su parte, no van a
serlo como objetivo. Lo serán sencillamente como instrumento, relevo o condición para obtener algo
en el plano de la población.
d. Por último, para F/ un dispositivo de seguridad sólo puede funcionar bien con la condición de que
se dé algo que es justamente la libertad, en el sentido moderno que ya esta palabra adoptaba en el
siglo XVIII: la posibilidad de movimiento, desplazamiento, proceso de circulación de la gente y las
cosas. (p. 71)
De ahí que sea la libertad de circulación, la facultad de circulación, lo que es necesario “entender
cuando se habla de libertad, y comprender como una de las facetas, uno de los aspectos, una de las
dimensiones de la introducción de los dispositivos de seguridad.” No es verdadera, fundamental ni
primordialmente una ideología. Es en primer lugar y ante todo una tecnología de poder; en todo
caso, puede leérsela en ese sentido. (Ver Figura 7)
La idea de un “gobierno de los hombres” que piense ante todo en la realidad efectiva de las cosas y
ya no en la mala índole de los seres humanos, la idea de una administración de las cosas que tome
en cuenta en primer lugar la libertad humana, lo que éstos quieren hacer, lo que están interesados en
hacer, lo que piensan hacer, todo eso, son elementos correlativos.
De este modo se llega, según F/, “a un punto que es esencial y en el cual están comprometidos todo
el pensamiento y toda la organización de las sociedades políticas modernas, la idea de que la política
no debe extender hasta el comportamiento de los hombres el conjunto de reglas que son las
impuestas por Dios al hombre o resultan necesarias por la mera existencia de su mala índole. La
política tiene que actuar en el elemento de una realidad que los fisiócratas llaman precisamente
física; y a causa de ello éstos van a decir que la política es una física, la economía es una física” (p.
69).
La Figura 9 trata de captar la distinción entre los mecanismos disciplinarios y los nuevos dispositivos
de seguridad que los economistas del siglo XVIII concibieron con respecto a la escasez.
13
ii. Disciplina, seguridad y normalización
En este punto el autor aborda las distintas maneras por medio de las cuales disciplina y seguridad se
ocupan de lo que llama normalización. (p. 74)
F/ reconoce que, intrínseco a todo imperativo de la ley, hay algo que se puede llamar una
normatividad pero que “esa normatividad inherente a la ley, fundadora tal vez de la ley, no puede
confundirse en ningún caso con lo que se trata de identificar aquí con el nombre de procedimientos,
métodos, técnicas de normalización” (p. 75).
Enfatiza que aunque es cierto que la ley se refiere a una norma, su papel y función consisten en
codificar una norma, efectuar con respecto a ésta una codificación, mientras que el problema que se
trata de mostrar es cómo “a partir y por debajo, en los márgenes e incluso a contrapelo de un sistema
de la ley, se desarrollan técnicas de normalización”.
Más allá de establecer que lo que intenta observar es una normalización que se expresa a través de
procedimientos, métodos y técnicas, F/ no define el término ‘normalización’, sino que lo caracteriza
de acuerdo a si responden a sistemas disciplinarios o dispositivos de seguridad.
La Figura 10 sintetiza las características de la normalización en el marco de mecanismos
disciplinarios.
Para F/, la normalización disciplinaria “consiste en plantear ante todo un modelo, un modelo óptimo
que se construye en función de determinado resultado, y la operación de normalización disciplinaria
pasa por intentar que la gente, los gestos y los actos se ajusten a ese modelo”.
En este modelo, lo normal es, precisamente, lo que es capaz de adecuarse a esa norma, y lo
anormal, lo que es incapaz de hacerlo. “En otras palabras, lo primero y fundamental en la
normalización disciplinaria no es lo normal y lo anormal, sino la norma...” (p. 76)
Ahora bien, ¿cómo se normaliza si se toma el conjunto de dispositivos de seguridad? F/ ilustra este
proceso refiriéndose al fenómeno de la epidemia, y en particular a la viruela como enfermedad
endemoepidémica en el siglo XVIII. (Ver pp. 76-80)
Este análisis le permite identificar cuatro nociones que considera fundamentales para la extensión
posterior de los dispositivos de seguridad en general, como se puede apreciar en la Figura 11.
Caso, riesgo, peligro, crisis: se trata, estima F/, de cuatro nociones novedosas, al menos en su
campo de aplicación y en las técnicas que exigen, que van a generar precisamente toda una serie de
formas de intervención cuya meta no será la misma que antes, esto es, anular lisa y llanamente la
enfermedad en todos los sujetos en los cuales ésta se presenta. Y aquí vuelve a comparar sistemas
disciplinarios con dispositivos de seguridad.
Por su parte, la Figura 12 permite distinguir a qué aspira el sistema disciplinario, o esos mecanismos
de disciplina cuya aplicación se comprueba en los reglamentos de epidemia e incluso en los
reglamentos establecidos para acontecimientos endémicos como la lepra.
14
Según F/, va emergiendo un sistema que es exactamente la inversa del sistema disciplinario. En éste
se partía de una norma y a continuación era posible distinguir lo normal de lo anormal en relación con
el ordenamiento efectuado por ella.
Ahora, al contrario, habrá un señalamiento de lo normal y lo anormal, un señalamiento de las
diferentes curvas de normalidad, y la operación de normalización consistirá en hacer interactuar
esas diferentes atribuciones de normalidad y procurar que las más desfavorables se asimilen a las
más favorables. (p. 84)
En la naciente tecnología de la seguridad que F/ perfila en sus lecciones de 1978, la norma es un
juego dentro de las normalidades diferenciales. Lo normal es lo primero y la norma se deduce de
él, o se fija y cumple su papel operativo a partir del estudio de las normalidades. (p. 84)
En resumen, F/ destaca tres características relevantes que a su juicio se desprenden de los
nacientes mecanismos de poder que denomina “dispositivos de seguridad” (ver Figura 8):
En primer lugar, tienen entre ellos un lazo muy notorio: están vinculados al fenómeno mismo de la
ciudad como foco infeccioso, como lugar de revueltas.
“Sea como fuere –escribe F/- creo que en el centro de estos diferentes ejemplos de mecanismos de
seguridad está el problema de la ciudad. Y si es cierto que el esbozo de la muy compleja tecnología
de las seguridades aparece hacia mediados del siglo XVIII, me parece que lo hace en cuanto la
ciudad planteaba problemas económicos y políticos, problemas de técnica de gobierno que eran, a la
vez, novedosos y específicos” (p. 84). Y más adelante añade: “…[el cambio] que la llevó a
convertirse en el problema primordial,…, es un fenómeno, un vuelco característico de lo sucedido
entre el siglo XVII y principios del siglo XIX. Problema al que fue necesario dar respuesta por medio
de nuevos mecanismos de poder cuya forma debe encontrarse, sin duda, en lo que llamo los
mecanismos de seguridad…” (p. 85).
Segundo, F/ llama la atención sobre la naturaleza de los tres problemas analizados en las
lecciones de 1978, para discutir los nacientes dispositivos de seguridad -esto es, la calle, el
grano, y el contagio o la ciudad, la escasez y la epidemia-. No son casos fortuitos, contingentes,
desligados unos de otros. Por el contrario:
“Tienen en común lo siguiente: todas las cuestiones planteadas por ellos giran en definitiva, y en
mayor o menor medida, alrededor del problema de la circulación. Circulación entendida desde
luego en un sentido muy amplio como desplazamiento, intercambio, contacto, forma de dispersión y
también de distribución… A través de los fenómenos obviamente muy parciales que traté de indicar
vemos aparecer [un nuevo] problema: ya no [se trata prioritariamente de] marcar o fijar un territorio,
sino dejar fluir las circulaciones, controlarlas, seleccionar las buenas y las malas, permitir que la cosa
se mueva siempre, se desplace sin cesar, vaya perpetuamente de un punto a otro, pero de manera
tal que los peligros inherentes a esa circulación queden anulados. Ya no [solo] la seguridad del
príncipe y su territorio, sino la seguridad de la población y, por consiguiente, de quienes la gobiernan.
Otro cambio, entonces, que a mi juicio es muy importante” (pp. 85-86).
Y, por último, la especificidad de los mecanismos de seguridad en relación al sistema
disciplinario, que es el punto central de todo su planteo. Para F/,
Esos mecanismos [de seguridad]… no tienden, como los de la ley o los de la disciplina a
imponer de la manera más homogénea y continua, la manera más exhaustiva posible, la
15
voluntad de uno a los otros. Se trata de poner de relieve cierto nivel en que la acción de
quienes gobiernan es necesaria y suficiente. Ese nivel de pertinencia para la acción de un
gobierno no es la totalidad concreta y puntual de los [habitantes del territorio], sino la
población con sus fenómenos y sus procesos propios. Puede decirse que la idea del
panóptico, moderna en cierto sentido, es también una idea muy arcaica… En cambio, ahora
vemos aparecer… el conjunto de mecanismos que incorporarán a la jurisdicción del gobierno
y de quienes gobiernan unos fenómenos muy específicos que no son exactamente los
fenómenos individuales, aunque los individuos… figuren en ellos de cierta manera y los
procesos de individualización sean uno de sus rasgos específicos. [Se trata de] otra manera
de poner en juego la relación colectivo/individuo, totalidad del cuerpo social/fragmentación
elemental, otra manera que va a actuar en lo que llamamos población. Y el gobierno de las
poblaciones es, creo, algo completamente diferente del ejercicio de una soberanía hasta en
el grano más fino de los comportamientos individuales. Tenemos aquí dos economías de
poder que me parecen muy distintas (p. 87).
iii. Agamben y Deleuze sobre el concepto foucaultiano de ‘dispositivo’
Agamben (2011) señala que “la palabra dispositivo es un término decisivo en la estrategia del
pensamiento de Foucault. Sobre todo, lo utiliza a partir de los años setenta, cuando comienza a
ocuparse de la “gubernamentalidad” o “gobierno de hombres”. Añade que aunque F/ “no ofrece
jamás una definición en sentido propio, sí se acerca en una entrevista de 1977” (pp. 1-2):
Aquello sobre lo que trato de reparar con este nombre es […] un conjunto resueltamente
heterogéneo que compone los discursos, las instituciones, las habilitaciones arquitectónicas,
las decisiones reglamentarias, las leyes, las medidas administrativas, los enunciados
científicos, las proposiciones filosóficas, morales, filantrópicas. En fin, entre lo dicho y lo no
dicho, he aquí los elementos del dispositivo. El dispositivo mismo es la red que tendemos
entre estos elementos. […] Por dispositivo entiendo una suerte, diríamos, de formación que,
en un momento dado, ha tenido por función mayoritaria responder a una urgencia. De este
modo, el dispositivo tiene una función estratégica dominante […]. He dicho que el dispositivo
tendría una naturaleza esencialmente estratégica; esto supone que allí se efectúa una cierta
manipulación de relaciones de fuerza, ya sea para desarrollarlas en tal o cual dirección, ya sea
para bloquearlas, o para estabilizarlas, utilizarlas. Así, el dispositivo siempre está inscrito en un
juego de poder, pero también ligado a un límite o a los límites del saber, que le dan nacimiento
pero, ante todo, lo condicionan. Esto es el dispositivo: estrategias de relaciones de fuerza
sosteniendo tipos de saber, y [son] sostenidas por ellos.
Atendiendo a este señalamiento, Agamben enfatiza tres dimensiones del dispositivo:
a. Trata de un conjunto heterogéneo que incluye virtualmente cada cosa, sea discursiva o no:
discursos, instituciones, edificios, leyes, medidas policíacas, proposiciones filosóficas; el
dispositivo, tomado en sí mismo, es la red que se tiende entre estos elementos.
b. El dispositivo siempre tiene una función estratégica concreta, que está inscrita en una relación
de poder.
c. Como tal, el dispositivo resulta del cruzamiento de relaciones de poder y de saber.
Por su parte, Deleuze (s. f.) sostiene que la seguridad en F/ se presenta dentro del proyecto de la
gubernamentalidad, “como un análisis de ‘dispositivos’ concretos”, tal como ocurre en el conjunto de
16
su filosofía. Y se pregunta ¿qué es un dispositivo?: “En principio, es una madeja, un conjunto
multilineal. Se compone de líneas de diferente naturaleza. Y estas líneas del dispositivo no delimitan
ni acotan sistemas homogéneos en sí mismos -el objeto, el sujeto, el lenguaje—, sino que siguen
direcciones y trazan procesos siempre desequilibrados que unas veces se reúnen y otras se alejan
entre ellos. Cada línea está quebrada, sometida a variaciones de dirección, bifurcaciones y
ramificaciones, a derivaciones. Los objetos visibles, los enunciados formidables, las fuerzas vigentes,
los sujetos posicionados son como vectores o tensores” (s.n.).
Deleuze enumera los componentes o dimensiones de los dispositivos: 1) las líneas de visibilidad; 2)
líneas de enunciación; 3) líneas de fuerza; 4) líneas de subjetivación; 5) líneas de hendidura; 6)
líneas de fisura; 7) de fractura. Todas ellas se entrecruzan y se entremezclan, surgiendo unas de
otras o suscitándose a partir de otras, a través de variaciones o incluso de mutaciones del
agenciamiento (agencement).
En los dispositivos, recuerda Deleuze,”hay líneas de sedimentación”, dice F/, pero también “líneas de
"fisura", de "fractura".
A juicio de Deleuze, “las dos primeras dimensiones de un dispositivo, o las que Foucault perfiló en
primer lugar, son las curvas de visibilidad y las curvas de enunciación. De este modo, los
dispositivos son como… máquinas de hacer ver y de hacer hablar”, con los siguientes
componentes, dimensiones o líneas:
a. Líneas de visibilidad no remite a la luz en general, que vendría a iluminar objetos
preexistentes, sino que está hecha de líneas de luz que forman figuras variables, inseparables
de tal o cual dispositivo. Cada dispositivo tiene su régimen de luz, la manera como la luz
penetra en él, como se difumina y se propaga, distribuyendo lo visible y lo invisible, haciendo
nacer o desaparecer un objeto que no existe sin ella.
b. Enunciados, los cuales remiten a líneas de enunciación en las que se distribuyen las
posiciones diferenciales de sus elementos; una ciencia, un género literario, un estado de
derecho o un movimiento social se definen precisamente mediante los regímenes de
enunciados a los que dan lugar.
c. Líneas de fuerzas que producen vaivenes del ver al decir y viceversa, actúan como flechas
que no paran de entretejer las cosas y las palabras, que mantienen un combate incesante. La
línea de fuerzas se produce "en toda relación de un punto con otro" y atraviesa todos los
lugares del dispositivo. Es la "dimensión del poder", interna al dispositivo y variable según los
dispositivos. Como poder, se compone con el saber.
d. Líneas de subjetivación. Es la dimensión del Sí Mismo no es en absoluto una determinación
preexistente que nos encontraríamos ya hecha del todo. Es un proceso, una producción de
subjetividad en un dispositivo: hay que hacerla, en la medida en que el dispositivo lo permita o
lo haga posible. Implica el gobierno de sí mismo.
Deleuze afirma que el descubrimiento de las líneas de subjetivación “surge de una crisis generada en
el pensamiento de Foucault, como si se hubiera visto obligado a reconfigurar el mapa de los
dispositivos, encontrarles nuevas orientaciones posibles para no dejar que se cierren simplemente
sobre líneas de fuerzas infranqueables que podrían imponerles contornos definitivos.”
17
En todo caso, dentro de los dispositivos de seguridad, las tres grandes instancias que Foucault
distinguirá sucesivamente: saber, poder y subjetividad, no alcanzan de ningún modo un perfil
definitivo, sino que son cadenas variables que rivalizan entre sí.
En consecuencia, concluye Deleuze, “En todo dispositivo hay que distinguir lo que somos (que es lo
que ya no somos) y aquello en que nos estamos convirtiendo: la parte de la historia y la parte de lo
actual. La historia es el archivo, el contorno de lo que somos y dejamos de ser, mientras que lo actual
es el esbozo de aquello en que nos convertimos. Mientras que la historia o el archivo es lo que aún
nos separa de nosotros mismos, lo actual es ese Otro con quien ya estamos coincidiendo… En todo
dispositivo, hemos de separar las líneas del pasado reciente y las del futuro próximo: la parte del
archivo y la de lo actual, la parte de la historia y la del devenir, la parte de la analítica y la del
diagnóstico.”
III. Palabras finales
Desde la última década se observan cambios significativos en los modos de gobernar la seguridad
en Panamá, sobre todo después del 14 de abril de 2010 cuando se crea el Ministerio de Seguridad
Pública y empieza un profundo reordenamiento institucional que todavía continúa. Ha sido un largo
proceso tramado “desde arriba” que no ha contado con la participación activa de las distintas
agrupaciones ciudadanas. En otras palabras, es un modelo de “seguridad ciudadana” sin ciudadanos
ni ciudadanas que participen en la toma de decisiones relativa a su hacer y quehacer.
Al ritmo de estas transformaciones tiene lugar el debilitamiento general del campo de las políticas
públicas para la equidad de género. Este agotamiento se expresa, p. e., en el incumplimiento
sostenido de la normativa sobre violencia doméstica contra la mujer, así como en el achatamiento de
los mecanismos para la prevención y atención de las violencias de género; normativa y mecanismos
que han sido producto de la movilización e incidencia política de los movimientos de mujeres en el
país.
Las sedimentaciones, sesgos y transformaciones que ha sufrido el gobierno de la seguridad,
particularmente la de género, sugieren la necesidad de replantear las tradicionales maneras de
entender esta temática o, al menos, obligan a poner en discusión algunos supuestos que se dan por
obvios.
Los aportes de Foucault sobre la gubernamentalidad constituyen un valioso marco de estudio para
mejor comprender al Estado contemporáneo y sus técnicas de poder en nuestras sociedades, en la
medida en que, para decirlo con palabras de Harcourt (2010: 20) permiten “apreciar las
contradicciones, comprender las lagunas, detener[s]e otra vez en lo obvio para descubrir los detalles
en las prácticas capaces de explicar las dificultades que las políticas corporales plantean para el
género y el desarrollo”.
18
GUBERNAMENTALIDAD EN FOUCAULT
SISTEMATIZACIÓN DE TÉRMINOS BÁSICOS
19
FIGURA 1
BIOPODER
Conjunto de mecanismos por medio de los cuales aquello que en la especie humana
constituye sus rasgos biológicos fundamentales, podrá ser parte de una política, una
estrategia política, una estrategia general de poder.
En el concepto biopoder la población se convierte en blanco y objeto de poder, y su
gobierno, cuestión de Estado.
FIGURA 2
GUBERNAMENTALIDAD
ALUDE A TRES
PROBLEMÁTICAS
a. El conjunto constituido por las instituciones, los procedimientos, análisis y
reflexiones, los cálculos y las tácticas que permiten ejercer esa forma bien
específica y compleja de poder que tiene por blanco principal la población, por
forma mayor de saber la economía política y por instrumento técnico esencial los
dispositivos de seguridad.
b. La tendencia, la línea de fuerza, que en todo Occidente ha conducido hacia la
preeminencia del tipo de poder que podemos llamar “gobierno” sobre todos los
demás: soberanía, disciplina, y que indujo el desarrollo de toda una serie de
aparatos específicos de gobierno y también el desarrollo de toda una serie de
saberes.
c. El resultado del proceso en virtud del cual el Estado de justicia de la Edad Media,
convertido en Estado administrativo durante los siglos XV y XVI, se
“gubernamentalizó” poco a poco.
Construcción propia. Fuente: Foucault, ob. cit.
FIGURA 3
CONCEPTO DE
GUBERNAMENTALIDAD
a) Son tácticas de gobierno que permiten definir en todo momento lo que debe y
no debe estar en la órbita del Estado, lo que es público y lo que es privado, lo
que es estatal y lo que no lo es.
b) Es a la vez exterior e interior al Estado.
c) Aborda el problema de la relación del Estado y la población. El conglomerado
específico llamado “población” es un nuevo sujeto político colectivo,
desconocido al pensamiento jurídico y político de los siglos previos.
d) Permite dar cuenta de las transformaciones sociales y políticas que se
producen en Occidente a partir del siglo XVII.
Construcción propia. Fuente: Foucault, ob. cit.
FIGURA 4
PROCESO DE GUBERNAMENTALIZACIÓN
DEL ESTADO
Emergencia paulatina de un conjunto de mecanismos y
procedimientos cuya función y tema, aun cuando no lo logren,
consiste precisamente en asegurar el poder estatal.
Supone una transformación general tanto de los sujetos de gobierno
como de las tecnologías de poder.
Construcción propia. Fuente: Foucault, ob. cit.
20
FIGURA 5
FASES DEL ESTADO
MODERNO
(‘GRANDES ECONOMÍAS DE
PODER’ DE OCCIDENTE)
a. Estado de justicia (o legal) nacido en una territorialidad de tipo feudal y que
correspondería a grandes rasgos a una sociedad de la ley –leyes
consuetudinarias y leyes escritas, con todo un juego de compromisos y
litigios. El sistema legal es el funcionamiento penal arcaico, que rigió desde la
Edad Media hasta los siglos XVII-XVIII.
b. Estado administrativo (o disciplinario), nacido en una territorialidad de tipo
fronterizo y ya no feudal, en los siglos XV y XVI, que corresponde a una
sociedad de reglamentos y disciplina. Es el sistema que podríamos llamar
moderno, disciplinario, introducido a partir del siglo XVIII.
c. Estado de gobierno (o de seguridad) que ya no se define por su
territorialidad, por la superficie ocupada, sino por una masa de población, con
su volumen, su densidad y el territorio sobre el cual se extiende, que sólo es
ahora uno de sus componentes. Recae esencialmente sobre la población, se
refiere a la instrumentación del saber económico, y correspondería a una
sociedad controlada por dispositivos de seguridad.
Es el sistema contemporáneo de seguridad, cuya problemática hoy se
organiza en torno de las nuevas formas de penalidad y el cálculo de sus
costos.
Construcción propia. Fuente: Foucault, ob. cit.
FIGURA 6
MÉTODO PARA ESTUDIAR LOS
PROCESOS DE
GUBERNAMENTALIZACIÓN DEL
ESTADO
Primer paso: implica salir de la institución para sustituirla por el punto de
vista global de la tecnología de poder. Consiste en descentrar, buscar detrás
de la institución para tratar de encontrar, no sólo detrás de ella sino en
términos más globales, lo que podemos denominar una tecnología de poder.
Segundo desfase: implica un segundo paso al exterior, ahora con respecto a
la función, esto es, sustituir el punto de vista interior de la función por el punto
de vista exterior de las estrategias y tácticas para gobernar que pone en
práctica el Estado.
Tercer descentramiento, implica el tercer paso al exterior, con respecto al
objeto. La tarea consiste en captar el movimiento por el cual se constituye, a
través de esas tecnologías móviles, un campo de verdad con objetos de
saber.
En síntesis, el método consiste en:
a. Extraer las relaciones de poder de la institución, para analizarlas desde la perspectiva de las tecnologías.
b. Extraer las relaciones de poder de la función para retomarlas en un análisis estratégico y liberarlas del privilegio
del objeto.
c. Resituar las relaciones de poder desde el punto de vista de la constitución de los campos, dominios y objetos de
saber.
Construcción propia. Fuente: Foucault, ob. cit.
21
FIGURA 7
CONDICIONES QUE
CARACTERIZAN UN
DISPOSITIVO DE
SEGURIDAD
a) Se basa en una concepción ampliada del problema.
b) La intervención estatal ampliada disociará el problema hará un corte fundamental,
en dos niveles de fenómenos: entre el nivel pertinente para la acción económico-
política del gobierno (el nivel de la población) y el otro nivel, el de la serie, la
multiplicidad de individuos, que no será pertinente.
La multiplicidad de individuos ya no es pertinente, la población sí lo es.
c) El objetivo final será la población. La población es pertinente como objetivo y los
individuos, las series de individuos, los grupos de individuos, la multiplicidad de
individuos, por su parte, no van a serlo como objetivo.
Lo serán sencillamente como instrumento, relevo o condición para obtener algo en
el plano de la población.
d) Por último, un dispositivo de seguridad sólo puede funcionar bien con la condición
de la libertad, en el sentido moderno que ya esta palabra adoptaba en el siglo XVIII:
la posibilidad de movimiento, desplazamiento, proceso de circulación de la gente y
las cosas.
La idea de una administración de las cosas que tome en cuenta en primer lugar la
libertad humana, lo que las personas quieren hacer, lo que están interesadas en
hacer, lo que piensan hacer, todo eso son elementos correlativos.
Construcción propia. Fuente: Foucault, ob. cit.
FIGURA 8
CARACTERÍSTICAS
RELEVANTES DE LOS
MECANISMOS DE PODER
DENOMINADOS
“DISPOSITIVOS DE
SEGURIDAD”
En primer lugar, están vinculados al fenómeno mismo de la ciudad como ‘foco
infeccioso’. Tienen en común que todas las cuestiones planteadas por ellos giran
en definitiva, y en mayor o menor medida, alrededor del problema de la
circulación. Circulación entendida como desplazamiento, intercambio, contacto,
forma de dispersión y también de distribución.
Segundo, vemos aparecer un nuevo problema: se trata prioritariamente de dejar
fluir las circulaciones, controlarlas, seleccionar las buenas y las malas, permitir
que la cosa se mueva siempre, se desplace sin cesar, vaya perpetuamente de
un punto a otro, pero de manera tal que los peligros inherentes a esa circulación
queden anulados.
Por último, la especificidad de los mecanismos de seguridad en relación al
sistema disciplinario. Los mecanismos de seguridad no tienden, como los de la
ley o los de la disciplina, a imponer de la manera más homogénea y continua, de
la manera más exhaustiva posible, la voluntad de uno a los otros.
Los mecanismos de seguridad enfatizan cierto nivel en que la acción de quienes
gobiernan es necesaria y suficiente. Ese nivel de pertinencia para la acción de
un gobierno no es la totalidad concreta y puntual de los habitantes del territorio,
sino la población con sus fenómenos y sus procesos propios.
Construcción propia. Fuente: Foucault, ob. cit.
22
FIGURA 9: COMPARACIÓN ENTRE MECANISMOS DISCIPLINARIOS Y DISPOSITIVOS DE SEGURIDAD
MECANISMO DISCIPLINARIO DISPOSITIVO DE SEGURIDAD
Es esencialmente centrípeta funciona aislando un espacio,
determinando un segmento. Concentra, centra, encierra. Su
primer gesto radica en circunscribir un espacio dentro del cual
su poder y los mecanismos de éste actuarán a pleno y sin
límites.
Tendencia constante a ampliarse: son centrífugos. Se
integran sin cesar nuevos elementos: la producción, la
psicología, los comportamientos, las maneras de actuar de los
individuos implicados y del mundo exterior. Se trata de
organizar o permitir el desarrollo de circuitos cada vez más
grandes.
Reglamenta todo. No deja escapar nada. No sólo no deja hacer
sino que su principio reza que ni siquiera las cosas más
pequeñas deben quedar libradas a sí mismas.
Deja hacer. No deja hacer todo, pero hay un nivel en el cual la
permisividad es indispensable.
¿Cómo procede la disciplina? ¿Y cómo lo hacen además los
sistemas de legalidad? Distribuyen todas las cosas según un
código que es el de lo permitido y lo prohibido. Y dentro de esos
dos campos especifican, determinan con exactitud qué es lo
prohibido y qué es lo permitido o lo obligatorio.
Trata de no adoptar ni el punto de vista de lo que se impide ni
el punto de vista de lo que es obligatorio, y toma en cambio la
distancia suficiente para poder captar el punto donde las
cosas van a producirse, sean deseables o indeseables. Se
intentará aprehenderlas en el plano de su realidad efectiva (su
naturaleza, en el lenguaje de la época).
La función del sistema de legalidad, del sistema de la ley, es en
esencia la determinación de las cosas, y tanto más cuando
están prohibidas. El orden es lo que queda una vez que se ha
impedido todo lo que está prohibido.
Funciona a partir de esa realidad efectiva, de tratar de
utilizarla como punto de apoyo y hacerla actuar, hacer actuar
sus elementos en relación recíproca.
Este pensamiento negativo es el elemento característico de un
código legal. Pensamiento y técnica negativos. Codifica en
forma permanente lo obligatorio y lo prohibido. El punto al que
se aplica un mecanismo disciplinario, entonces, no es tanto lo
que no debe hacerse como lo que debe hacerse. Una buena
disciplina es la que nos dice en todo momento lo que debemos
hacer.
Mientras que la ley prohíbe, la disciplina prescribe y la
seguridad, sin prohibir ni prescribir, y aunque eventualmente
se dé algunos instrumentos vinculados con la interdicción y la
prescripción, tiene la función esencial de responder a una
realidad de tal manera que la respuesta la anule, la limite, la
frene o la regule. Esta dimensión de regulación de la realidad
es lo fundamental en los dispositivos de la seguridad.
La ley trabaja en el ámbito imaginario, pues imagina y sólo
puede formularse al imaginar todas las cosas que podrían
hacerse pero no hay que hacer. Imagina lo negativo. En cierto
modo, la disciplina trabaja en lo complementario de la realidad
que concibe al hombre como malvado, malo, tiene malas
tendencias, etc. Dentro del espacio disciplinario se construirá el
elemento complementario de esa realidad, prescripciones y
obligaciones tanto más artificiales y apremiantes cuanto que la
realidad es lo que es, insistente y difícil de vencer.
La seguridad (a diferencia de la ley que trabaja en lo
imaginario y de la disciplina que trabaja en lo complementario
de la realidad), va a trabajar también en la realidad, para lo
cual intentará, en virtud y a través de toda una serie de
análisis y disposiciones específicas, hacer que sus elementos
actúen unos con respecto a otros.
La política tiene que actuar en el elemento de una realidad
que los fisiócratas llaman precisamente física; y, a causa de
ello, éstos van a decir que la política es una física, la
economía es una física. Esto es, no situarse nunca sino en
ese juego de la realidad consigo misma, e una técnica
profundamente ligada al principio general del liberalismo
(dejar hacer, dejar pasar…).
Esa libertad, a la vez ideología y técnica de gobierno, debe
comprenderse en el interior de mutaciones y transformaciones
de las tecnologías de poder. La libertad no es otra cosa que el
correlato de la introducción de los dispositivos de seguridad.
Construcción propia. Fuente: Foucault, ob. cit.
23
FIGURA 10. NORMALIZACIÓN DISCIPLINARIA
Analiza, descompone a los individuos, los lugares, los tiempos, los gestos, los actos, las operaciones. Los descompone
en elementos que son suficientes para percibirlos, por un lado, y modificarlos, por otro.
Clasifica los elementos en función de objetivos determinados.
Establece las secuencias o las coordinaciones óptimas: cómo encadenar los gestos unos con otros, cómo repartir a los
soldados para una maniobra, cómo distribuir a los niños escolarizados en jerarquías y dentro de clasificaciones.
Fija los procedimientos de adiestramiento progresivo y control permanente y por último, a partir de ahí, distingue
entre quienes serán calificados como ineptos e incapaces y los demás.
Sobre la base de los elementos anteriores, hace una partición entre lo normal y lo anormal.
Construcción propia. Fuente: Foucault, ob. cit.
FIGURA 11
NOCIONES PROPIAS A LOS DISPOSITIVOS DE SEGURIDAD MODERNOS
CASO. No es el caso individual sino una manera de individualizar el fenómeno colectivo del acontecimiento
o de colectivizar, pero según la modalidad de la cuantificación y lo racional e identificable, los fenómenos
individuales, para integrarlos a un campo colectivo.
RIESGO. Si el acontecimiento es accesible en el nivel del grupo y de cada individuo, en la noción, en el
análisis de la distribución de casos, se podrá señalar, con referencia a cada individuo o cada grupo
individualizado, cuál es el riesgo para cada uno (de contagiarse, de morir, de curarse). Para cada
individuo, según su edad, cada ciudad, cada profesión, se va a poder determinar el riesgo de morbilidad y
el riesgo de mortalidad. Se trata de una noción crucial.
PELIGRO. El cálculo de los riesgos muestra enseguida que tales riesgos no son los mismos para todos los
individuos, a todas las edades, en todas las condiciones y todos los lugares o medios. Hay, por lo tanto
riesgos diferenciales, que ponen de manifiesto, de algún modo, zonas de mayor riesgo y otras, por el
contrario, donde éste es menor, más bajo. De esa manera, entonces, se pueden identificar las
características peligrosas.
CRISIS. Es el fenómeno de intensificación circular que sólo puede ser detenido por un mecanismo natural
o superior que va a frenarlo, o por una intervención artificial. Al margen de la categoría general del
acontecimiento, tipos de fenómenos de aceleración, de escalada, de multiplicación que hacen que el
mismo, en un momento y un lugar dados, amenace –por la vía del contagio- multiplicar los casos, que a su
vez multiplicarán otros casos, según una tendencia, una pendiente que corre el riesgo de no detenerse a
menos que, mediante un mecanismo artificial, resulte posible enfrentar el fenómeno y hacerlo con
eficacia. Estos fenómenos de escalada constituyen una crisis.
Construcción propia. Fuente: Foucault, ob. cit.
24
FIGURA 12. OBJETIVOS DE LA DISCIPLINA Y LA SEGURIDAD EN LA MODERNIDAD
OBJETIVOS DE LOS MECANISMOS DISCIPLINARIOS OBJETIVOS DE LOS DISPOSITIVOS DE SEGURIDAD
Tratar la enfermedad en el enfermo, en todos los enfermos
que aparezcan, siempre que pueda curársela.
Anular el contagio mediante el aislamiento de los
individuos enfermos con respecto a los no enfermos.
Ya no en distinguir entre enfermos y no enfermos, sino en
tomar en cuenta el conjunto sin discontinuidad, sin ruptura,
de unos y otros –la población, en suma-, y ver en esa
población cuáles son los coeficientes de morbilidad o de
mortalidad probables, es decir, lo que se espera
normalmente en materia de afectados por la enfermedad,
en materia de muerte ligada a ésta en esa población.
Aparece entonces la idea de una morbilidad o una
mortalidad “normales”. Eso es lo primero.
Con respecto a la morbilidad o mortalidad calificada de
normales, consideradas normales, se realiza un análisis
más fino que permita discriminar las distintas normalidades
(normalidades diferenciales). Se obtendrá entonces la
curva normal, global, las distintas curvas consideradas
como normales.
La técnica consiste en tratar de reducir las normalidades
más desfavorables, más desviadas con respecto a la curva
normal, general.
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Gubernamentalidad y Violencia Contra la Mujer

  • 1. Programa FLACSO – Panamá Coordinación Académica Seminarios de Investigación Violencia y Seguridad Ciudadana GUBERNAMENTALIDAD Y SEGURIDAD EN FOUCAULT Un enfoque para pensar el ‘gobierno de la violencia doméstica’ en Panamá Briseida Allard O. 12 de febrero de 2013
  • 2. 2 Índice I. Introducción, 3 II. Reseña sobre gubernamentalidad y seguridad en Foucault…… 6 1. ¿Qué es la gubernamentalidad?...... 6 2. ¿Cuál método para el estudio de la gubernamentalidad?...... 7 3. ¿Qué es un dispositivo de seguridad?...... 10 i. Dispositivo de seguridad y tratamiento del ‘acontecimiento’…… 10 ii. Disciplina, seguridad y normalización…… 13 iii. Agamben y Deleuze sobre el concepto foucaultiano de ‘dispositivo’...…. 16 III. Palabras finales…… 17 IV. Gubernamentalidad en Foucault. Sistematización de términos básicos……. 18 Referencias bibliográficas…… 24
  • 3. 3 I. Introducción Desde inicios de la década del noventa del siglo XX, la mayor parte de las organizaciones de mujeres del país en distintos escenarios, junto a otros actores locales e internacionales, dialogando o enfrentando discursos que se sustentaban en marcos interpretativos contrarios a la equidad de género, impulsaron un conjunto de estrategias y acciones colectivas que permitieron, entre otros avances, convertir la cuestión de la violencia doméstica contra la mujer en un problema público, el ingreso del problema a la agenda institucional y, por último, su traducción a las distintas lógicas político-institucionales. Ese proceso de incidencia política se convirtió en normativas legales, programas y servicios públicos a través de la Ley Nº 27 de 16 de junio 1995, por la cual se tipificaron por vez primera los delitos de violencia intrafamiliar y maltrato de menores, se ordenó el establecimiento de dependencias para la atención de víctimas de estos delitos, se reformaron y adicionaron artículos al Código Penal y Judicial y se adoptaron otras medidas, y de la Ley Nº 4 de 29 de enero 1999, por la cual se instituyó la igualdad de oportunidades para las mujeres en Panamá. Después de casi dos décadas de aquel dinámico y complejo proceso, mucho ha cambiado el clima político-cultural y el entramado organizacional que impulsaron las entusiastas y esperanzadoras experiencias iniciales de la institucionalización del género en las políticas de desarrollo en el Istmo. Hasta ahora, los resultados de las políticas públicas para la equidad de género permanecen en ‘números rojos’, sobre todo las que tienen como objetivo contrarrestar las violencias domésticas. Otra dimensión de ese pasivo en equidad genérica que tiene el país, se expresa en el reducido número de estudios sobre las violencias de género. Con todo, la mayor parte de esas investigaciones identifican al incumplimiento del ordenamiento jurídico que la regula, esto es, la Ley Nº 38 de 23 de julio de 20011 , como uno de los principales obstáculos y dificultades. El Informe Nacional (2006) habla no sólo del “general desconocimiento de la población” (p. 11) acerca de esa normativa, sino también del “funcionariado que gerencia y atiende situaciones de este tipo” (p. 13). No hay que insistir demasiado en que tanto el incumplimiento como el desconocimiento de la norma y sus correlativas consecuencias, profundizan el problema, de por sí grave, de violencia doméstica, dado el nivel de juridificación (Aragón, 1991; Lebrón, 2011) y judicialización (Sousa Santos, 2009) que tiene el mismo, expresiones del ‘centralismo jurídico’ característico de nuestra sociedad. La otra cuestión que subrayan los estudios es la falta o, en el mejor de los casos, la mala calidad de la información y el registro de los incidentes de violencia doméstica. Ungo (2008), refiriéndose a los homicidios de mujeres, afirma que “Son diversas las instituciones que históricamente han construido información, cada una de las cuales la elabora a partir de distintos criterios y enfoques, con lo que a la carencia de datos se suma la dificultad de ubicarlos y compararlos” (23). Pero no sólo existen estas falencias. El 2 de julio de 2012, el presidente R. Martinelli y el jefe del MSP (2) habían lamentado los altos niveles de violencia doméstica que se registran en el país, a pesar de que, según su informe, “los índices generales de criminalidad han mantenido una tendencia a la baja, en los casos de homicidios” e indicaban que la tasa de homicidios bajó de 24 a 15 por cada 100 mil habitantes, desde 2009 a la fecha.” Al reconocer “que en los primeros meses del 2012, en el 1 Reformó y adicionó artículos al Código Penal y Judicial sobre violencia doméstica y maltrato a niño, niña y adolescente, derogó artículos de la Ley 27 de 1995, además de dictar otras disposiciones. 2 PanamáAmérica.com.pa, 2 de julio de 2012.
  • 4. 4 Ministerio Público se han registrado cerca de 2 mil denuncias por violencia doméstica”, el Ministro advirtió ese día, que “Aunque esta situación [la violencia doméstica] escapa de la cartera de Seguridad,… hay que hacer un esfuerzo conjunto para rescatar a la sociedad que tiene un problema de violencia” (Cursivas mías, B. A.). El señalamiento de Mulino obliga a inquirir por qué la violencia doméstica “escapa de la cartera de Seguridad” si es justamente la Ley Nº 15, del 14 de abril de 2010, por la cual se crea el MSP, la que establece entre sus funciones y objetivos el “velar por la seguridad, la tranquilidad y el orden público en el país, así como proteger la vida, honra y bienes de sus nacionales y de los extranjeros que estén bajo su jurisdicción”. Entiendo que estas funciones se ratifican en la Resolución Nº 102, de 28 de diciembre de 2011, por la cual se adopta el Reglamento Interno de Personal del MSP, que enumera los objetivos de esa entidad, contándose entre ellos, precisamente: coordinar los servicios de seguridad pública; promover políticas y acciones de prevención del delito; establecer políticas y acciones de protección y seguridad de quienes se encuentren en el territorio nacional, etc. Además, la citada Ley Nº 15 de 2010, determina que la Policía Nacional (PN) y su Dirección de Investigación Judicial (DIJ), son componentes del nivel operativo del MSP, así como el Sistema Integrado de Estadísticas Criminales (SIEC) del nivel técnico. Es indiscutible que la PN, la DIJ y el SIEC son tres dispositivos clave para el cumplimiento del ordenamiento jurídico sobre atención y prevención de la violencia doméstica, así como para la construcción del conocimiento pertinente al problema. De modo que ante el virtual limbo jurídico-institucional en que se encuentra la cuestión de la violencia doméstica en Panamá, surgen algunos cuestionamientos, entre ellos: ¿La violencia doméstica es hoy un problema público de seguridad? ¿Es suficiente la juridificación para gobernar ese tipo de violencia? Si bien el artículo 2, numeral 8, de la Ley 38 de 2001, define el concepto ‘violencia doméstica’ de un modo que limita ese patrón de conducta a relaciones de pareja, es indiscutible que son distintos los vocablos con los que comúnmente algunas autoridades, los medios y la población en general se refieren al problema, entendiéndolo como violencia intrafamiliar, violencia de género, femicidio, violencia contra la niñez, violencia contra las personas adultas mayores, etc., ¿de qué modo esta polisemia incide en la determinación del campo de la violencia doméstica como un problema de seguridad?3 Con este propósito, estimo necesario empezar a indagar los paradigmas y enfoques relevantes que han contribuido a roturar el campo teórico de la seguridad en las ciencias sociales y políticas contemporáneas en Occidente. Precisamente, uno de los más reconocidos es el que el filósofo francés Michel Foucault desarrolló en los cursos que dictó en el Collège de France, en donde justamente se propuso mostrar “lo que puede haber de específico, de particular, de diferente en los dispositivos de seguridad si se los compara con los mecanismos disciplinarios… en la oposición o la distinción, en todo caso, entre seguridad y disciplina” (p. 73). En lo que sigue, reseño algunas puntualizaciones del enfoque foucaultiano sobre la gubernamentalidad, la seguridad y el método para conocerlas, contenidas en las lecciones del 11, 18 3 A mi modo de ver, se trata de una cuestión fundamental si se tiene en cuenta que el 23 de enero de 2013, en un conversatorio con periodistas realizado en la sede ministerial, “el ministro [de Seguridad Pública] aclaró que la violencia de la vida en sociedad son las rencillas personales, femicidios, violencia intrafamiliar y no tiene nada que ver con delincuencia ni crimen organizado”. (Negritas y cursivas mías, B. A.). De este modo, el ministro Mulino ofrecía una categoría nueva, extraña a la Ley 38 de 2001, para referirse a la violencia doméstica, entendiéndola como un tipo de violencia que no es competencia del ministerio que dirige y negando, por tanto, a la violencia doméstica la naturaleza de problema de seguridad.
  • 5. 5 y 25 de enero y del 1 y 8 de febrero de 1978, cuyo conocimiento puede ser útil para retomar el modo de conocer la violencia doméstica y, por tanto, el examen de los principales nudos que en nuestro medio enfrenta el marco jurídico que regula la gestión de la violencia doméstica, específicamente la violencia contra la mujer, con el propósito de repolitizar el debate y proponer sendas institucionales más eficaces que logren contrarrestar este flagelo social en el siglo XXI. 4 4 Exceptuando las referencias a Agamben (2011) y Deleuze (s. f.), la segunda parte del trabajo intenta sistematizar algunos de los planteamientos de Foucault (2011). Al lado del señalamiento (textual o referencial), aparece la página de la edición consultada; si el texto no tiene indicación numérica quiere decir que se desprende del argumento inmediatamente anterior y de la página correspondiente; y también se utiliza el entrecomillado para subrayar giros discursivos propios del autor. Para atenuar su constante repetición, utilizaré F/ al referirme a Foucault. A menos que se diga lo contrario, las negritas, cursivas y otros énfasis son míos.
  • 6. 6 II. Reseña sobre gubernamentalidad y seguridad en Foucault 1. ¿Qué es la ‘gubernamentalidad’? Foucault5 se propone en 1978, en sus Cursos correspondientes al ciclo lectivo 1977-1978, en el Collège de France, comenzar el estudio de lo que hacía un tiempo llamaba biopoder, esto es, “el conjunto de mecanismos por medio de los cuales aquello, que en la especie humana, constituye sus rasgos biológicos fundamentales podrá ser parte de una política, una estrategia política, una estrategia general de poder; en otras palabras, cómo, a partir del siglo XVIII, la sociedad, las sociedades modernas, tomaron en cuenta el hecho biológico fundamental de que el hombre constituye una especie humana” (p. 15). La Figura 1 precisa el concepto biopoder a través de cuyos mecanismos la población se convierte en blanco y objeto de poder, y su gobierno, cuestión de Estado. Después del largo recorrido que realiza en sus investigaciones previas sobre el poder, el saber, las instituciones y los procesos de subjetivación, F/ desarrolla la noción de gubernamentalidad, en el cual entrelaza procesos epistémicos, morales y tecnologías de poder. Quizá por esto mismo, F/ estime que la gubernamentalidad es “un dominio inconsistente, brumoso,…, una noción que es absoluta y completamente oscura” (p. 140). Es hasta la cuarta clase sobre la historia de la gubernamentalidad en Europa, cuando introduce el problema del gobierno. Se trata, según F/, de un problema que “estalla en el siglo XVI, de manera simultánea, acerca de muchas cuestiones diferentes y con múltiples aspectos… (pp. 110-111). De acuerdo a F/, el arte de gobierno se desbloquea hacia finales del siglo XVII, en conexión con la emergencia del problema de la población y la desaparición de la familia como modelo del gobierno. De modo que…, “a partir del momento en que la población aparece como absolutamente irreductible a la familia, ésta se situará en un nivel inferior con respecto a ella y como un elemento en su interior. Deja entonces de ser un modelo; es un segmento simplemente privilegiado porque, cuando se quiera conseguir algo de la población en materia de conducta sexual, demografía, cantidad de hijos, consumo, habrá que pasar por ella” (pp. 130-132). 5 De ahora en adelante, F/. Se trata simplemente de saber por dónde pasa la cosa, cómo pasa, entre quiénes, entre qué puntos, de acuerdo con qué procedimientos y con qué efectos. MICHEL FOUCAULT
  • 7. 7 En todo caso, “la población será…, en consecuencia, el objeto que el gobierno deberá tener en cuenta en sus observaciones y su saber para lograr gobernar de manera racional y meditada” (p. 133). Con el término gubernamentalidad, F/ alude, en términos generales, a tres problemáticas (p. 136): 1. El conjunto constituido por las instituciones, los procedimientos, análisis y reflexiones, los cálculos y las tácticas que permiten ejercer esa forma bien específica, aunque muy compleja, de poder que tiene por blanco principal la población, por forma mayor de saber la economía política y por instrumento técnico esencial los dispositivos de seguridad. 2. La tendencia, la línea de fuerza que, en todo Occidente, no dejó de conducir, y desde hace mucho, hacia la preeminencia del tipo de poder que podemos llamar “gobierno” sobre todos los demás: soberanía, disciplina, y que indujo, por un lado, el desarrollo de toda una serie de aparatos específicos de gobierno y también el desarrollo de toda una serie de saberes. 3. El resultado del proceso en virtud del cual el Estado de justicia de la Edad Media, convertido en Estado administrativo durante los siglos XV y XVI, se “gubernamentalizó” poco a poco. Esa gubernamentalidad es a la vez exterior e interior al Estado, son tácticas de gobierno que permiten definir en todo momento lo que debe y no debe estar en la órbita del Estado, lo que es público y lo que es privado, lo que es estatal y lo que no lo es. (Ver Figura 2) F/ propone el término “gubernamentalidad” - para abordar el problema de la relación del Estado y la población. Califica a ese conglomerado específico que denomina “población” como un sujeto político, como un nuevo sujeto político colectivo, absolutamente ajeno al pensamiento jurídico y político de los siglos previos. (Ver Figura 3) A través de la gubernamentalidad, la población comienza a aparecer en su complejidad y con sus cortes, segmentos: en cuanto objeto o el blanco al cual apuntan los mecanismos para obtener de ella determinado efecto, como en cuanto sujeto, al solicitársele que se conduzca de tal o cual manera. Y resume: “lo importante para nuestra modernidad, es decir, para nuestra actualidad, no es entonces la estatización de la sociedad sino más bien lo que yo llamaría “gubernamentalización” del Estado. Vivimos en la era de la gubernamentalidad” (p. 137). 2. ¿Cuál es el método para estudiar la gubernamentalidad? Para comenzar a estudiar la “gubernamentalidad”, en aquella clase inicial del 11 de enero de 1978, propone “ante todo… una serie de proposiciones, en el sentido de indicadores de elecciones”, y aclara que “no se trata de principios, ni de reglas, ni de teoremas” (p. 16). A su juicio, dos de estos “indicadores”, ambos ligados al problema del poder, alumbran el modo de conocer la problemática de la gubernamentalidad: 1. En primer lugar, el señalamiento que el análisis que propone “no es en modo alguno una teoría general del poder. No es una parte y ni siquiera un esbozo de una teoría semejante….”. Sostiene: “…no podría ser a lo sumo, ni querría ser, más que el bosquejo de una teoría, no de lo que es el poder, sino del poder, con la condición de admitir que éste no es justamente una sustancia, un fluido, algo que mana de esto o de aquello, sino un conjunto de mecanismos y
  • 8. 8 procedimientos cuyos papel o función y tema, aun cuando no lo logren, consisten precisamente en asegurar el poder. Es un conjunto de procedimientos, y en este sentido, y sólo en ese sentido, podríamos entender que el análisis de los mecanismos de poder pone en marcha algo susceptible de definirse como una teoría del poder”. 2. El segundo indicador de elecciones tiene que ver con “las relaciones, ese conjunto… de procedimientos cuyo papel es establecer, mantener, transformar los mecanismos de poder, pues bien, no son relaciones autogenéticas, no son autosubsistentes, no se fundan en sí mismas. El poder no se funda en sí mismo y no se da a partir de sí mismo…. [Los mecanismos de poder] son parte intrínseca de todas esas relaciones [relaciones de producción, relaciones familiares, relaciones sexuales, etc.], [aunque] sea posible constatar coordinaciones laterales, subordinaciones jerárquicas, isomorfismos, identidades o analogías técnicas, efectos de arrastre que permiten recorrer de una manera a la vez lógica, coherente y válida el conjunto de esos mecanismos de poder y aprehenderlos en lo que pueden tener de específico en un momento dado, durante un período dado, en un campo determinado” (pp. 16- 17). Luego de esta delimitación, F/ explicita el problema general a través de una serie de interrogantes que intentará desarrollar en sus clases de 1977-1978: “... ¿Es posible resituar al Estado moderno en una tecnología general de poder, que haya asegurado sus mutaciones, su desarrollo, su funcionamiento? o ¿se puede hablar de una “gubernamentalidad”, que sería para el Estado lo que las técnicas de segregación eran para la psiquiatría, lo que las técnicas de disciplina eran para el sistema penal, lo que la biopolítica era para las instituciones médicas? Ese es, sucintamente, el objetivo de este curso” (p. 146). Es en el marco de este objetivo que propone la noción de gubernamentalidad como un concepto que le permite dar cuenta de las transformaciones sociales y políticas que se producen desde el siglo XVII y que, según el autor, supusieron un proceso de gubernamentalización del Estado, esto es, de la emergencia paulatina de un conjunto de mecanismos y procedimientos cuya función y tema, aun cuando no lo logren, consiste precisamente en asegurar el poder estatal. (Ver Figura 4) Desde esta perspectiva aborda la cuestión del Estado como parte de un campo de preocupaciones más general ligado con las formas de la vida moderna, que entre otros aspectos, supusieron una transformación general tanto de los sujetos de gobierno como de las tecnologías de poder. De este modo, en las lecciones de 1978, cuando F/ habla de método se refiere al modo cómo se rotura el espacio de las nuevas tecnologías de poder. En realidad, donde apunta su interés es a indicar cómo tiene lugar la ampliación de ese espacio campo. Veamos cómo. F/ estima que, en general, las “grandes economías de poder” de Occidente podrían ser categorizadas de la siguiente manera: (p. 136): a. Un Estado de justicia (o legal) nacido en una territorialidad de tipo feudal y que correspondería a grandes rasgos a una sociedad de la ley –leyes consuetudinarias y leyes escritas, con todo un juego de compromisos y litigios; b. Un Estado administrativo (o disciplinario), nacido en una territorialidad de tipo fronterizo y ya no feudal, en los siglos XV y XVI, que corresponde a una sociedad de reglamentos y disciplina; y por último,
  • 9. 9 c. Un Estado de gobierno (o de seguridad) que ya no se define en esencia por su territorialidad, por la superficie ocupada, sino por una masa: la masa de la población, con su volumen, su densidad y, por supuesto, el territorio sobre el cual se extiende, pero que en cierto modo sólo es uno de sus componentes. Y ese Estado de gobierno, que recae esencialmente sobre la población y se refiere a la instrumentación del saber económico y la utiliza, correspondería a una sociedad controlada por los dispositivos de seguridad. Este esquema histórico “totalmente descarnado” le permite subrayar tres aspectos que estima fundamentales: a. El sistema legal es el funcionamiento penal arcaico, que rigió desde la Edad Media hasta los siglos XVII-XVIII; b. El segundo sistema es el que podríamos llamar moderno, disciplinario, introducido a partir del siglo XVIII; y c. El tercero es el sistema contemporáneo de seguridad, cuya problemática hoy se organiza en torno de las nuevas formas de penalidad y el cálculo de sus costos. Cuando F/ caracteriza como antiguo (estado de justicia), moderno (estado administrativo) y contemporáneo (estado de gobierno) a los modos fundamentales como se expresa históricamente el poder del Estado en Occidente (lo que llama “economías del poder occidentales”), la taxonomía tiene para él un propósito meramente didáctico. (Ver Figura 5) En efecto, F/ insiste que las modalidades antiguas implican las que aparecen como más novedosas y no se cuenta con una serie en la cual los elementos se sucedan unos a otros y los que aparecen nuevos provoquen la desaparición de los precedentes. Señala que, por el contrario, si se toman los mecanismos de seguridad tal como se intenta desarrollarlos en la época contemporánea, es absolutamente evidente que la actitud no constituye en modo alguno una puesta entre paréntesis o una anulación de las estructuras jurídico- legales o de los mecanismos disciplinarios. Deja claro, pues, que no hay una era de lo legal, una era de lo disciplinario, una era de la seguridad. No se tienen mecanismos de seguridad que tomen el lugar de los mecanismos jurídicos legales, por el contrario, reitera que las tecnologías de seguridad contemporáneas consisten en gran medida en la reactivación y la transformación de las técnicas jurídico-legales y las técnicas disciplinarias, abordadas por el autor en estudios anteriores (p. 25). A juicio de F/ ¿qué es lo que cambia? Sostiene que lo que hay es “una serie de edificios complejos en los cuales el cambio afectará, desde luego, las técnicas mismas que van a perfeccionarse o en todo caso a complicarse, pero lo que va a cambiar es sobre todo la técnica dominante, o más exactamente, el sistema de correlación entre los mecanismos jurídico legales, los mecanismos disciplinarios y los mecanismos de seguridad” (23). Señala que en el caso de la evolución contemporánea cuando la cuestión se plantea esencialmente en términos de seguridad, en el fondo, el asunto fundamental es la economía y la relación económica entre el costo de la represión y el costo de la delincuencia, por tanto cambia no sólo la problemática, la manera cómo se piensa la penalidad, sino también la manera cómo se la ejerce. (24)
  • 10. 10 Por tanto, un método como éste consiste en buscar detrás de la institución para tratar de encontrar, no sólo detrás de ella sino en términos más globales, lo que denomina una tecnología de poder. (Ver Figura 6) Por lo tanto, el primer paso del método de F/ para estudiar el biopoder y específicamente los procesos de gubernamentalización en Occidente, implica salir de la institución para sustituirla por el punto de vista global de la tecnología de poder6 (142). “Pero hasta qué punto –se pregunta- esas tecnologías generales de poder que se procuró reconstituir al margen de la institución, ¿no dependen en definitiva de una institución global, una institución totalizadora que es precisamente el Estado? ¿No sucede acaso que, al salir de esas instituciones locales, regionales y puntuales que son los hospitales, las prisiones, las familias, nos limitamos a encaminarnos hacia otra institución, de modo que sólo nos apartaríamos del análisis institucional para ser conminados a entrar a otro tipo de análisis institucional u otro registro o nivel del análisis institucional, justamente aquel en que se trata del Estado? Consigna, entonces, al Estado como el origen, la raíz de la tecnología de poder. De ahí que proponga un segundo desfase, un segundo paso al exterior, con respecto a la función: sustituir el punto de vista interior de la función por el punto de vista exterior de las estrategias y tácticas para gobernar que pone en práctica el Estado. Por último, el tercer descentramiento, el tercer paso al exterior, es el que se da con respecto al objeto. Tomar el punto de vista de las disciplinas significa negarse a aceptar un objeto prefabricado, trátese de la enfermedad mental, la delincuencia o la sexualidad; negarse a medir las instituciones, las prácticas y los saberes con la vara y la norma de ese objeto dado de antemano. La tarea consiste, por el contrario, en captar el movimiento por el cual se constituye, a través de esas tecnologías móviles, un campo de verdad con objetos de saber. En síntesis, el método que propone F/ consiste en (p. 144): a. Extraer las relaciones de poder de la institución, para analizarlas desde la perspectiva de las tecnologías, b. Extraerlas también de la función para retomarlas en un análisis estratégico y liberarlas del privilegio del objeto, c. Resituarlas desde el punto de vista de la constitución de los campos, dominios y objetos de saber. 6 Ya desde el curso de 1973-1974, El poder psiquiátrico, F/, al volver a tocar algunos puntos a su juicio discutibles de su Historia de la locura, pone en cuestión por primera vez la crítica del poder psiquiátrico en términos de institución y le opone la crítica fundada en el análisis de las relaciones de poder, o microfísica del poder. En su clase del 7 de noviembre de 1976, dice: “ya no creo que la noción de institución sea muy satisfactoria. Según mi criterio, oculta cierta cantidad de peligros, porque a partir del momento en que se habla de institución se habla, en el fondo, a la vez de individuos y de colectividad, ya se descuenta la existencia del individuo, la colectividad y las reglas que los gobiernan y, por ende, se pueden meter ahí adentro todos los discursos psicológicos o sociológicos… Lo importante… no son las regularidades institucionales, sino, mucho más, las disposiciones del poder, las redes, las corrientes, los relevos, los puntos de apoyo, las diferencias de potencial que caracterizan una forma de poder y que son, creo, precisamente constitutivos a la vez del individuo y de la colectividad”. Y en su clase de 14 de noviembre de 1973: “Seamos muy antiinstitucionalistas”. En Surveiller et punir (1975) [Vigilar y castigar], sostiene: “La ‘disciplina’ no puede identificarse ni con una institución ni con un aparato”. (N. del E., infra 142)
  • 11. 11 3. ¿Qué es un dispositivo de seguridad? Atendiendo al objetivo de estas notas enfatizo dos aspectos -el tratamiento del ‘acontecimiento’ y el problema de la normalización- que, a mi juicio, son fundamentales para delimitar el término “dispositivo de seguridad”: i. Dispositivo de seguridad y tratamiento del ‘acontecimiento’ En su clase del 18 de enero de 1978, F/ expone que disciplina y seguridad se ocupan de modo diferente del ‘acontecimiento’. De los varios ejemplos que analiza F/ para comparar los ejes disciplina y seguridad, sintetizaré el de la escasez en Francia en los siglos XVII y XVIII (ver pp. 46-48), por considerar que su problematización es útil a los fines de estas notas. En efecto, F/ estudia la forma de algunos dispositivos importantes de seguridad a través del tema de la escasez. Nuestro autor propone delimitar la relación del gobierno con ese ‘acontecimiento’ y sus correlativos -la escasez, con respecto al flagelo que es la penuria más la carestía con su consecuencia eventual, la revuelta. Busca remarcar de modo mucho más preciso e institucional, en las técnicas de gobierno y gestión política y económica de una sociedad. Según F/, con Quesnay y los fisiócratas tiene lugar una fase de gran cambio en las técnicas de gobierno y de lo que él llama dispositivos de seguridad. Ocurre una “mutación de las tecnologías de poder” y el establecimiento de la “técnica de los dispositivos de seguridad”, que desde su punto de vista es una de las características de las sociedades modernas. (p. 51) F/ califica la gestión contra la escasez que existía desde hacía mucho tiempo en Francia, a la vez de jurídico y disciplinario, un sistema de legalidad y un sistema de reglamentos cuya función esencial era impedir el ‘acontecimiento’, es decir, “no sólo detenerlo cuando se produce, no sólo erradicarlo, sino literalmente prevenirlo dada la masividad de sus efectos”. La escasez y la carestía, que en el sistema jurídico disciplinario eran males cuya aparición era preciso impedir, evitarse a como diera lugar y antes de que se produjeran, para los fisiócratas ese acontecimiento se concibe de otro modo, sin descalificarlo en términos morales: es lo que es, ni bueno ni malo. Con los fisiócratas, la unidad de análisis se desplaza del mercado al grano; de este modo, el ‘acontecimiento’ sobre el cual se intentará influir será justamente la realidad del grano. Y en esa realidad, los fisiócratas tratarán de injertar un dispositivo tal que las oscilaciones de la abundancia y el buen precio, la escasez y la carestía, no van a verse impedidas de antemano y tampoco impedidas por el sistema jurídico y disciplinario que, al impedir esto y forzar aquello, busca evitar los problemas de escasez y la carestía. (p. 57) En otras palabras, hay un trabajo sobre el elemento mismo de esa realidad que es la oscilación abundancia/escasez, carestía/baratura, y al intervenir en ella pero sin tratar de impedirla por anticipado, se introducirá un dispositivo que es, precisamente, el dispositivo de seguridad y ya no un sistema jurídico disciplinario (penalizar el acaparamiento, el alza de precios, etc.). ¿Cuál es el dispositivo que al conectarse con esa realidad oscilante, permitirá regularla? ¿En qué consiste ese dispositivo? De acuerdo a F/, cuatro condiciones parecen caracterizarlo:
  • 12. 12 a. Es preciso que el análisis se amplíe de manera considerable, es decir, una concepción ampliada del problema de la escasez. F/ recuerda que es con los fisiócratas cuando empieza a aparecer la intervención, o el “gobierno económico”, principalmente en los ámbitos del mercado tanto interno como externo, así como en los protagonistas económicos. b. La intervención de ese modo ampliada, disociará el acontecimiento en dos niveles de fenómenos. No un nivel colectivo y un nivel individual como antes ocurría, sino un corte absolutamente fundamental entre el nivel pertinente para la acción económico-política del gobierno, el nivel de la población. El otro nivel, el de la serie, la multiplicidad de individuos, no será pertinente, excepto cuando, manejado como es debido, mantenido como es debido, alentado como corresponde, permita lo que se procura en el nivel que sí es pertinente. La multiplicidad de individuos ya no es pertinente, la población sí lo es. (p. 63) Es claro que este corte no entraña una división real; físicamente no habrá unos y otros. Pero sí lo contempla el propio saber-poder, la propia tecnología y gestión económica fisiócrata, que construye analíticamente un corte fundamental entre el nivel pertinente de la población y el nivel no pertinente, o bien el nivel simplemente instrumental. c. El objetivo final será la población. La población es pertinente como objetivo y los individuos, las series de individuos, los grupos de individuos, la multiplicidad de individuos, por su parte, no van a serlo como objetivo. Lo serán sencillamente como instrumento, relevo o condición para obtener algo en el plano de la población. d. Por último, para F/ un dispositivo de seguridad sólo puede funcionar bien con la condición de que se dé algo que es justamente la libertad, en el sentido moderno que ya esta palabra adoptaba en el siglo XVIII: la posibilidad de movimiento, desplazamiento, proceso de circulación de la gente y las cosas. (p. 71) De ahí que sea la libertad de circulación, la facultad de circulación, lo que es necesario “entender cuando se habla de libertad, y comprender como una de las facetas, uno de los aspectos, una de las dimensiones de la introducción de los dispositivos de seguridad.” No es verdadera, fundamental ni primordialmente una ideología. Es en primer lugar y ante todo una tecnología de poder; en todo caso, puede leérsela en ese sentido. (Ver Figura 7) La idea de un “gobierno de los hombres” que piense ante todo en la realidad efectiva de las cosas y ya no en la mala índole de los seres humanos, la idea de una administración de las cosas que tome en cuenta en primer lugar la libertad humana, lo que éstos quieren hacer, lo que están interesados en hacer, lo que piensan hacer, todo eso, son elementos correlativos. De este modo se llega, según F/, “a un punto que es esencial y en el cual están comprometidos todo el pensamiento y toda la organización de las sociedades políticas modernas, la idea de que la política no debe extender hasta el comportamiento de los hombres el conjunto de reglas que son las impuestas por Dios al hombre o resultan necesarias por la mera existencia de su mala índole. La política tiene que actuar en el elemento de una realidad que los fisiócratas llaman precisamente física; y a causa de ello éstos van a decir que la política es una física, la economía es una física” (p. 69). La Figura 9 trata de captar la distinción entre los mecanismos disciplinarios y los nuevos dispositivos de seguridad que los economistas del siglo XVIII concibieron con respecto a la escasez.
  • 13. 13 ii. Disciplina, seguridad y normalización En este punto el autor aborda las distintas maneras por medio de las cuales disciplina y seguridad se ocupan de lo que llama normalización. (p. 74) F/ reconoce que, intrínseco a todo imperativo de la ley, hay algo que se puede llamar una normatividad pero que “esa normatividad inherente a la ley, fundadora tal vez de la ley, no puede confundirse en ningún caso con lo que se trata de identificar aquí con el nombre de procedimientos, métodos, técnicas de normalización” (p. 75). Enfatiza que aunque es cierto que la ley se refiere a una norma, su papel y función consisten en codificar una norma, efectuar con respecto a ésta una codificación, mientras que el problema que se trata de mostrar es cómo “a partir y por debajo, en los márgenes e incluso a contrapelo de un sistema de la ley, se desarrollan técnicas de normalización”. Más allá de establecer que lo que intenta observar es una normalización que se expresa a través de procedimientos, métodos y técnicas, F/ no define el término ‘normalización’, sino que lo caracteriza de acuerdo a si responden a sistemas disciplinarios o dispositivos de seguridad. La Figura 10 sintetiza las características de la normalización en el marco de mecanismos disciplinarios. Para F/, la normalización disciplinaria “consiste en plantear ante todo un modelo, un modelo óptimo que se construye en función de determinado resultado, y la operación de normalización disciplinaria pasa por intentar que la gente, los gestos y los actos se ajusten a ese modelo”. En este modelo, lo normal es, precisamente, lo que es capaz de adecuarse a esa norma, y lo anormal, lo que es incapaz de hacerlo. “En otras palabras, lo primero y fundamental en la normalización disciplinaria no es lo normal y lo anormal, sino la norma...” (p. 76) Ahora bien, ¿cómo se normaliza si se toma el conjunto de dispositivos de seguridad? F/ ilustra este proceso refiriéndose al fenómeno de la epidemia, y en particular a la viruela como enfermedad endemoepidémica en el siglo XVIII. (Ver pp. 76-80) Este análisis le permite identificar cuatro nociones que considera fundamentales para la extensión posterior de los dispositivos de seguridad en general, como se puede apreciar en la Figura 11. Caso, riesgo, peligro, crisis: se trata, estima F/, de cuatro nociones novedosas, al menos en su campo de aplicación y en las técnicas que exigen, que van a generar precisamente toda una serie de formas de intervención cuya meta no será la misma que antes, esto es, anular lisa y llanamente la enfermedad en todos los sujetos en los cuales ésta se presenta. Y aquí vuelve a comparar sistemas disciplinarios con dispositivos de seguridad. Por su parte, la Figura 12 permite distinguir a qué aspira el sistema disciplinario, o esos mecanismos de disciplina cuya aplicación se comprueba en los reglamentos de epidemia e incluso en los reglamentos establecidos para acontecimientos endémicos como la lepra.
  • 14. 14 Según F/, va emergiendo un sistema que es exactamente la inversa del sistema disciplinario. En éste se partía de una norma y a continuación era posible distinguir lo normal de lo anormal en relación con el ordenamiento efectuado por ella. Ahora, al contrario, habrá un señalamiento de lo normal y lo anormal, un señalamiento de las diferentes curvas de normalidad, y la operación de normalización consistirá en hacer interactuar esas diferentes atribuciones de normalidad y procurar que las más desfavorables se asimilen a las más favorables. (p. 84) En la naciente tecnología de la seguridad que F/ perfila en sus lecciones de 1978, la norma es un juego dentro de las normalidades diferenciales. Lo normal es lo primero y la norma se deduce de él, o se fija y cumple su papel operativo a partir del estudio de las normalidades. (p. 84) En resumen, F/ destaca tres características relevantes que a su juicio se desprenden de los nacientes mecanismos de poder que denomina “dispositivos de seguridad” (ver Figura 8): En primer lugar, tienen entre ellos un lazo muy notorio: están vinculados al fenómeno mismo de la ciudad como foco infeccioso, como lugar de revueltas. “Sea como fuere –escribe F/- creo que en el centro de estos diferentes ejemplos de mecanismos de seguridad está el problema de la ciudad. Y si es cierto que el esbozo de la muy compleja tecnología de las seguridades aparece hacia mediados del siglo XVIII, me parece que lo hace en cuanto la ciudad planteaba problemas económicos y políticos, problemas de técnica de gobierno que eran, a la vez, novedosos y específicos” (p. 84). Y más adelante añade: “…[el cambio] que la llevó a convertirse en el problema primordial,…, es un fenómeno, un vuelco característico de lo sucedido entre el siglo XVII y principios del siglo XIX. Problema al que fue necesario dar respuesta por medio de nuevos mecanismos de poder cuya forma debe encontrarse, sin duda, en lo que llamo los mecanismos de seguridad…” (p. 85). Segundo, F/ llama la atención sobre la naturaleza de los tres problemas analizados en las lecciones de 1978, para discutir los nacientes dispositivos de seguridad -esto es, la calle, el grano, y el contagio o la ciudad, la escasez y la epidemia-. No son casos fortuitos, contingentes, desligados unos de otros. Por el contrario: “Tienen en común lo siguiente: todas las cuestiones planteadas por ellos giran en definitiva, y en mayor o menor medida, alrededor del problema de la circulación. Circulación entendida desde luego en un sentido muy amplio como desplazamiento, intercambio, contacto, forma de dispersión y también de distribución… A través de los fenómenos obviamente muy parciales que traté de indicar vemos aparecer [un nuevo] problema: ya no [se trata prioritariamente de] marcar o fijar un territorio, sino dejar fluir las circulaciones, controlarlas, seleccionar las buenas y las malas, permitir que la cosa se mueva siempre, se desplace sin cesar, vaya perpetuamente de un punto a otro, pero de manera tal que los peligros inherentes a esa circulación queden anulados. Ya no [solo] la seguridad del príncipe y su territorio, sino la seguridad de la población y, por consiguiente, de quienes la gobiernan. Otro cambio, entonces, que a mi juicio es muy importante” (pp. 85-86). Y, por último, la especificidad de los mecanismos de seguridad en relación al sistema disciplinario, que es el punto central de todo su planteo. Para F/, Esos mecanismos [de seguridad]… no tienden, como los de la ley o los de la disciplina a imponer de la manera más homogénea y continua, la manera más exhaustiva posible, la
  • 15. 15 voluntad de uno a los otros. Se trata de poner de relieve cierto nivel en que la acción de quienes gobiernan es necesaria y suficiente. Ese nivel de pertinencia para la acción de un gobierno no es la totalidad concreta y puntual de los [habitantes del territorio], sino la población con sus fenómenos y sus procesos propios. Puede decirse que la idea del panóptico, moderna en cierto sentido, es también una idea muy arcaica… En cambio, ahora vemos aparecer… el conjunto de mecanismos que incorporarán a la jurisdicción del gobierno y de quienes gobiernan unos fenómenos muy específicos que no son exactamente los fenómenos individuales, aunque los individuos… figuren en ellos de cierta manera y los procesos de individualización sean uno de sus rasgos específicos. [Se trata de] otra manera de poner en juego la relación colectivo/individuo, totalidad del cuerpo social/fragmentación elemental, otra manera que va a actuar en lo que llamamos población. Y el gobierno de las poblaciones es, creo, algo completamente diferente del ejercicio de una soberanía hasta en el grano más fino de los comportamientos individuales. Tenemos aquí dos economías de poder que me parecen muy distintas (p. 87). iii. Agamben y Deleuze sobre el concepto foucaultiano de ‘dispositivo’ Agamben (2011) señala que “la palabra dispositivo es un término decisivo en la estrategia del pensamiento de Foucault. Sobre todo, lo utiliza a partir de los años setenta, cuando comienza a ocuparse de la “gubernamentalidad” o “gobierno de hombres”. Añade que aunque F/ “no ofrece jamás una definición en sentido propio, sí se acerca en una entrevista de 1977” (pp. 1-2): Aquello sobre lo que trato de reparar con este nombre es […] un conjunto resueltamente heterogéneo que compone los discursos, las instituciones, las habilitaciones arquitectónicas, las decisiones reglamentarias, las leyes, las medidas administrativas, los enunciados científicos, las proposiciones filosóficas, morales, filantrópicas. En fin, entre lo dicho y lo no dicho, he aquí los elementos del dispositivo. El dispositivo mismo es la red que tendemos entre estos elementos. […] Por dispositivo entiendo una suerte, diríamos, de formación que, en un momento dado, ha tenido por función mayoritaria responder a una urgencia. De este modo, el dispositivo tiene una función estratégica dominante […]. He dicho que el dispositivo tendría una naturaleza esencialmente estratégica; esto supone que allí se efectúa una cierta manipulación de relaciones de fuerza, ya sea para desarrollarlas en tal o cual dirección, ya sea para bloquearlas, o para estabilizarlas, utilizarlas. Así, el dispositivo siempre está inscrito en un juego de poder, pero también ligado a un límite o a los límites del saber, que le dan nacimiento pero, ante todo, lo condicionan. Esto es el dispositivo: estrategias de relaciones de fuerza sosteniendo tipos de saber, y [son] sostenidas por ellos. Atendiendo a este señalamiento, Agamben enfatiza tres dimensiones del dispositivo: a. Trata de un conjunto heterogéneo que incluye virtualmente cada cosa, sea discursiva o no: discursos, instituciones, edificios, leyes, medidas policíacas, proposiciones filosóficas; el dispositivo, tomado en sí mismo, es la red que se tiende entre estos elementos. b. El dispositivo siempre tiene una función estratégica concreta, que está inscrita en una relación de poder. c. Como tal, el dispositivo resulta del cruzamiento de relaciones de poder y de saber. Por su parte, Deleuze (s. f.) sostiene que la seguridad en F/ se presenta dentro del proyecto de la gubernamentalidad, “como un análisis de ‘dispositivos’ concretos”, tal como ocurre en el conjunto de
  • 16. 16 su filosofía. Y se pregunta ¿qué es un dispositivo?: “En principio, es una madeja, un conjunto multilineal. Se compone de líneas de diferente naturaleza. Y estas líneas del dispositivo no delimitan ni acotan sistemas homogéneos en sí mismos -el objeto, el sujeto, el lenguaje—, sino que siguen direcciones y trazan procesos siempre desequilibrados que unas veces se reúnen y otras se alejan entre ellos. Cada línea está quebrada, sometida a variaciones de dirección, bifurcaciones y ramificaciones, a derivaciones. Los objetos visibles, los enunciados formidables, las fuerzas vigentes, los sujetos posicionados son como vectores o tensores” (s.n.). Deleuze enumera los componentes o dimensiones de los dispositivos: 1) las líneas de visibilidad; 2) líneas de enunciación; 3) líneas de fuerza; 4) líneas de subjetivación; 5) líneas de hendidura; 6) líneas de fisura; 7) de fractura. Todas ellas se entrecruzan y se entremezclan, surgiendo unas de otras o suscitándose a partir de otras, a través de variaciones o incluso de mutaciones del agenciamiento (agencement). En los dispositivos, recuerda Deleuze,”hay líneas de sedimentación”, dice F/, pero también “líneas de "fisura", de "fractura". A juicio de Deleuze, “las dos primeras dimensiones de un dispositivo, o las que Foucault perfiló en primer lugar, son las curvas de visibilidad y las curvas de enunciación. De este modo, los dispositivos son como… máquinas de hacer ver y de hacer hablar”, con los siguientes componentes, dimensiones o líneas: a. Líneas de visibilidad no remite a la luz en general, que vendría a iluminar objetos preexistentes, sino que está hecha de líneas de luz que forman figuras variables, inseparables de tal o cual dispositivo. Cada dispositivo tiene su régimen de luz, la manera como la luz penetra en él, como se difumina y se propaga, distribuyendo lo visible y lo invisible, haciendo nacer o desaparecer un objeto que no existe sin ella. b. Enunciados, los cuales remiten a líneas de enunciación en las que se distribuyen las posiciones diferenciales de sus elementos; una ciencia, un género literario, un estado de derecho o un movimiento social se definen precisamente mediante los regímenes de enunciados a los que dan lugar. c. Líneas de fuerzas que producen vaivenes del ver al decir y viceversa, actúan como flechas que no paran de entretejer las cosas y las palabras, que mantienen un combate incesante. La línea de fuerzas se produce "en toda relación de un punto con otro" y atraviesa todos los lugares del dispositivo. Es la "dimensión del poder", interna al dispositivo y variable según los dispositivos. Como poder, se compone con el saber. d. Líneas de subjetivación. Es la dimensión del Sí Mismo no es en absoluto una determinación preexistente que nos encontraríamos ya hecha del todo. Es un proceso, una producción de subjetividad en un dispositivo: hay que hacerla, en la medida en que el dispositivo lo permita o lo haga posible. Implica el gobierno de sí mismo. Deleuze afirma que el descubrimiento de las líneas de subjetivación “surge de una crisis generada en el pensamiento de Foucault, como si se hubiera visto obligado a reconfigurar el mapa de los dispositivos, encontrarles nuevas orientaciones posibles para no dejar que se cierren simplemente sobre líneas de fuerzas infranqueables que podrían imponerles contornos definitivos.”
  • 17. 17 En todo caso, dentro de los dispositivos de seguridad, las tres grandes instancias que Foucault distinguirá sucesivamente: saber, poder y subjetividad, no alcanzan de ningún modo un perfil definitivo, sino que son cadenas variables que rivalizan entre sí. En consecuencia, concluye Deleuze, “En todo dispositivo hay que distinguir lo que somos (que es lo que ya no somos) y aquello en que nos estamos convirtiendo: la parte de la historia y la parte de lo actual. La historia es el archivo, el contorno de lo que somos y dejamos de ser, mientras que lo actual es el esbozo de aquello en que nos convertimos. Mientras que la historia o el archivo es lo que aún nos separa de nosotros mismos, lo actual es ese Otro con quien ya estamos coincidiendo… En todo dispositivo, hemos de separar las líneas del pasado reciente y las del futuro próximo: la parte del archivo y la de lo actual, la parte de la historia y la del devenir, la parte de la analítica y la del diagnóstico.” III. Palabras finales Desde la última década se observan cambios significativos en los modos de gobernar la seguridad en Panamá, sobre todo después del 14 de abril de 2010 cuando se crea el Ministerio de Seguridad Pública y empieza un profundo reordenamiento institucional que todavía continúa. Ha sido un largo proceso tramado “desde arriba” que no ha contado con la participación activa de las distintas agrupaciones ciudadanas. En otras palabras, es un modelo de “seguridad ciudadana” sin ciudadanos ni ciudadanas que participen en la toma de decisiones relativa a su hacer y quehacer. Al ritmo de estas transformaciones tiene lugar el debilitamiento general del campo de las políticas públicas para la equidad de género. Este agotamiento se expresa, p. e., en el incumplimiento sostenido de la normativa sobre violencia doméstica contra la mujer, así como en el achatamiento de los mecanismos para la prevención y atención de las violencias de género; normativa y mecanismos que han sido producto de la movilización e incidencia política de los movimientos de mujeres en el país. Las sedimentaciones, sesgos y transformaciones que ha sufrido el gobierno de la seguridad, particularmente la de género, sugieren la necesidad de replantear las tradicionales maneras de entender esta temática o, al menos, obligan a poner en discusión algunos supuestos que se dan por obvios. Los aportes de Foucault sobre la gubernamentalidad constituyen un valioso marco de estudio para mejor comprender al Estado contemporáneo y sus técnicas de poder en nuestras sociedades, en la medida en que, para decirlo con palabras de Harcourt (2010: 20) permiten “apreciar las contradicciones, comprender las lagunas, detener[s]e otra vez en lo obvio para descubrir los detalles en las prácticas capaces de explicar las dificultades que las políticas corporales plantean para el género y el desarrollo”.
  • 19. 19 FIGURA 1 BIOPODER Conjunto de mecanismos por medio de los cuales aquello que en la especie humana constituye sus rasgos biológicos fundamentales, podrá ser parte de una política, una estrategia política, una estrategia general de poder. En el concepto biopoder la población se convierte en blanco y objeto de poder, y su gobierno, cuestión de Estado. FIGURA 2 GUBERNAMENTALIDAD ALUDE A TRES PROBLEMÁTICAS a. El conjunto constituido por las instituciones, los procedimientos, análisis y reflexiones, los cálculos y las tácticas que permiten ejercer esa forma bien específica y compleja de poder que tiene por blanco principal la población, por forma mayor de saber la economía política y por instrumento técnico esencial los dispositivos de seguridad. b. La tendencia, la línea de fuerza, que en todo Occidente ha conducido hacia la preeminencia del tipo de poder que podemos llamar “gobierno” sobre todos los demás: soberanía, disciplina, y que indujo el desarrollo de toda una serie de aparatos específicos de gobierno y también el desarrollo de toda una serie de saberes. c. El resultado del proceso en virtud del cual el Estado de justicia de la Edad Media, convertido en Estado administrativo durante los siglos XV y XVI, se “gubernamentalizó” poco a poco. Construcción propia. Fuente: Foucault, ob. cit. FIGURA 3 CONCEPTO DE GUBERNAMENTALIDAD a) Son tácticas de gobierno que permiten definir en todo momento lo que debe y no debe estar en la órbita del Estado, lo que es público y lo que es privado, lo que es estatal y lo que no lo es. b) Es a la vez exterior e interior al Estado. c) Aborda el problema de la relación del Estado y la población. El conglomerado específico llamado “población” es un nuevo sujeto político colectivo, desconocido al pensamiento jurídico y político de los siglos previos. d) Permite dar cuenta de las transformaciones sociales y políticas que se producen en Occidente a partir del siglo XVII. Construcción propia. Fuente: Foucault, ob. cit. FIGURA 4 PROCESO DE GUBERNAMENTALIZACIÓN DEL ESTADO Emergencia paulatina de un conjunto de mecanismos y procedimientos cuya función y tema, aun cuando no lo logren, consiste precisamente en asegurar el poder estatal. Supone una transformación general tanto de los sujetos de gobierno como de las tecnologías de poder. Construcción propia. Fuente: Foucault, ob. cit.
  • 20. 20 FIGURA 5 FASES DEL ESTADO MODERNO (‘GRANDES ECONOMÍAS DE PODER’ DE OCCIDENTE) a. Estado de justicia (o legal) nacido en una territorialidad de tipo feudal y que correspondería a grandes rasgos a una sociedad de la ley –leyes consuetudinarias y leyes escritas, con todo un juego de compromisos y litigios. El sistema legal es el funcionamiento penal arcaico, que rigió desde la Edad Media hasta los siglos XVII-XVIII. b. Estado administrativo (o disciplinario), nacido en una territorialidad de tipo fronterizo y ya no feudal, en los siglos XV y XVI, que corresponde a una sociedad de reglamentos y disciplina. Es el sistema que podríamos llamar moderno, disciplinario, introducido a partir del siglo XVIII. c. Estado de gobierno (o de seguridad) que ya no se define por su territorialidad, por la superficie ocupada, sino por una masa de población, con su volumen, su densidad y el territorio sobre el cual se extiende, que sólo es ahora uno de sus componentes. Recae esencialmente sobre la población, se refiere a la instrumentación del saber económico, y correspondería a una sociedad controlada por dispositivos de seguridad. Es el sistema contemporáneo de seguridad, cuya problemática hoy se organiza en torno de las nuevas formas de penalidad y el cálculo de sus costos. Construcción propia. Fuente: Foucault, ob. cit. FIGURA 6 MÉTODO PARA ESTUDIAR LOS PROCESOS DE GUBERNAMENTALIZACIÓN DEL ESTADO Primer paso: implica salir de la institución para sustituirla por el punto de vista global de la tecnología de poder. Consiste en descentrar, buscar detrás de la institución para tratar de encontrar, no sólo detrás de ella sino en términos más globales, lo que podemos denominar una tecnología de poder. Segundo desfase: implica un segundo paso al exterior, ahora con respecto a la función, esto es, sustituir el punto de vista interior de la función por el punto de vista exterior de las estrategias y tácticas para gobernar que pone en práctica el Estado. Tercer descentramiento, implica el tercer paso al exterior, con respecto al objeto. La tarea consiste en captar el movimiento por el cual se constituye, a través de esas tecnologías móviles, un campo de verdad con objetos de saber. En síntesis, el método consiste en: a. Extraer las relaciones de poder de la institución, para analizarlas desde la perspectiva de las tecnologías. b. Extraer las relaciones de poder de la función para retomarlas en un análisis estratégico y liberarlas del privilegio del objeto. c. Resituar las relaciones de poder desde el punto de vista de la constitución de los campos, dominios y objetos de saber. Construcción propia. Fuente: Foucault, ob. cit.
  • 21. 21 FIGURA 7 CONDICIONES QUE CARACTERIZAN UN DISPOSITIVO DE SEGURIDAD a) Se basa en una concepción ampliada del problema. b) La intervención estatal ampliada disociará el problema hará un corte fundamental, en dos niveles de fenómenos: entre el nivel pertinente para la acción económico- política del gobierno (el nivel de la población) y el otro nivel, el de la serie, la multiplicidad de individuos, que no será pertinente. La multiplicidad de individuos ya no es pertinente, la población sí lo es. c) El objetivo final será la población. La población es pertinente como objetivo y los individuos, las series de individuos, los grupos de individuos, la multiplicidad de individuos, por su parte, no van a serlo como objetivo. Lo serán sencillamente como instrumento, relevo o condición para obtener algo en el plano de la población. d) Por último, un dispositivo de seguridad sólo puede funcionar bien con la condición de la libertad, en el sentido moderno que ya esta palabra adoptaba en el siglo XVIII: la posibilidad de movimiento, desplazamiento, proceso de circulación de la gente y las cosas. La idea de una administración de las cosas que tome en cuenta en primer lugar la libertad humana, lo que las personas quieren hacer, lo que están interesadas en hacer, lo que piensan hacer, todo eso son elementos correlativos. Construcción propia. Fuente: Foucault, ob. cit. FIGURA 8 CARACTERÍSTICAS RELEVANTES DE LOS MECANISMOS DE PODER DENOMINADOS “DISPOSITIVOS DE SEGURIDAD” En primer lugar, están vinculados al fenómeno mismo de la ciudad como ‘foco infeccioso’. Tienen en común que todas las cuestiones planteadas por ellos giran en definitiva, y en mayor o menor medida, alrededor del problema de la circulación. Circulación entendida como desplazamiento, intercambio, contacto, forma de dispersión y también de distribución. Segundo, vemos aparecer un nuevo problema: se trata prioritariamente de dejar fluir las circulaciones, controlarlas, seleccionar las buenas y las malas, permitir que la cosa se mueva siempre, se desplace sin cesar, vaya perpetuamente de un punto a otro, pero de manera tal que los peligros inherentes a esa circulación queden anulados. Por último, la especificidad de los mecanismos de seguridad en relación al sistema disciplinario. Los mecanismos de seguridad no tienden, como los de la ley o los de la disciplina, a imponer de la manera más homogénea y continua, de la manera más exhaustiva posible, la voluntad de uno a los otros. Los mecanismos de seguridad enfatizan cierto nivel en que la acción de quienes gobiernan es necesaria y suficiente. Ese nivel de pertinencia para la acción de un gobierno no es la totalidad concreta y puntual de los habitantes del territorio, sino la población con sus fenómenos y sus procesos propios. Construcción propia. Fuente: Foucault, ob. cit.
  • 22. 22 FIGURA 9: COMPARACIÓN ENTRE MECANISMOS DISCIPLINARIOS Y DISPOSITIVOS DE SEGURIDAD MECANISMO DISCIPLINARIO DISPOSITIVO DE SEGURIDAD Es esencialmente centrípeta funciona aislando un espacio, determinando un segmento. Concentra, centra, encierra. Su primer gesto radica en circunscribir un espacio dentro del cual su poder y los mecanismos de éste actuarán a pleno y sin límites. Tendencia constante a ampliarse: son centrífugos. Se integran sin cesar nuevos elementos: la producción, la psicología, los comportamientos, las maneras de actuar de los individuos implicados y del mundo exterior. Se trata de organizar o permitir el desarrollo de circuitos cada vez más grandes. Reglamenta todo. No deja escapar nada. No sólo no deja hacer sino que su principio reza que ni siquiera las cosas más pequeñas deben quedar libradas a sí mismas. Deja hacer. No deja hacer todo, pero hay un nivel en el cual la permisividad es indispensable. ¿Cómo procede la disciplina? ¿Y cómo lo hacen además los sistemas de legalidad? Distribuyen todas las cosas según un código que es el de lo permitido y lo prohibido. Y dentro de esos dos campos especifican, determinan con exactitud qué es lo prohibido y qué es lo permitido o lo obligatorio. Trata de no adoptar ni el punto de vista de lo que se impide ni el punto de vista de lo que es obligatorio, y toma en cambio la distancia suficiente para poder captar el punto donde las cosas van a producirse, sean deseables o indeseables. Se intentará aprehenderlas en el plano de su realidad efectiva (su naturaleza, en el lenguaje de la época). La función del sistema de legalidad, del sistema de la ley, es en esencia la determinación de las cosas, y tanto más cuando están prohibidas. El orden es lo que queda una vez que se ha impedido todo lo que está prohibido. Funciona a partir de esa realidad efectiva, de tratar de utilizarla como punto de apoyo y hacerla actuar, hacer actuar sus elementos en relación recíproca. Este pensamiento negativo es el elemento característico de un código legal. Pensamiento y técnica negativos. Codifica en forma permanente lo obligatorio y lo prohibido. El punto al que se aplica un mecanismo disciplinario, entonces, no es tanto lo que no debe hacerse como lo que debe hacerse. Una buena disciplina es la que nos dice en todo momento lo que debemos hacer. Mientras que la ley prohíbe, la disciplina prescribe y la seguridad, sin prohibir ni prescribir, y aunque eventualmente se dé algunos instrumentos vinculados con la interdicción y la prescripción, tiene la función esencial de responder a una realidad de tal manera que la respuesta la anule, la limite, la frene o la regule. Esta dimensión de regulación de la realidad es lo fundamental en los dispositivos de la seguridad. La ley trabaja en el ámbito imaginario, pues imagina y sólo puede formularse al imaginar todas las cosas que podrían hacerse pero no hay que hacer. Imagina lo negativo. En cierto modo, la disciplina trabaja en lo complementario de la realidad que concibe al hombre como malvado, malo, tiene malas tendencias, etc. Dentro del espacio disciplinario se construirá el elemento complementario de esa realidad, prescripciones y obligaciones tanto más artificiales y apremiantes cuanto que la realidad es lo que es, insistente y difícil de vencer. La seguridad (a diferencia de la ley que trabaja en lo imaginario y de la disciplina que trabaja en lo complementario de la realidad), va a trabajar también en la realidad, para lo cual intentará, en virtud y a través de toda una serie de análisis y disposiciones específicas, hacer que sus elementos actúen unos con respecto a otros. La política tiene que actuar en el elemento de una realidad que los fisiócratas llaman precisamente física; y, a causa de ello, éstos van a decir que la política es una física, la economía es una física. Esto es, no situarse nunca sino en ese juego de la realidad consigo misma, e una técnica profundamente ligada al principio general del liberalismo (dejar hacer, dejar pasar…). Esa libertad, a la vez ideología y técnica de gobierno, debe comprenderse en el interior de mutaciones y transformaciones de las tecnologías de poder. La libertad no es otra cosa que el correlato de la introducción de los dispositivos de seguridad. Construcción propia. Fuente: Foucault, ob. cit.
  • 23. 23 FIGURA 10. NORMALIZACIÓN DISCIPLINARIA Analiza, descompone a los individuos, los lugares, los tiempos, los gestos, los actos, las operaciones. Los descompone en elementos que son suficientes para percibirlos, por un lado, y modificarlos, por otro. Clasifica los elementos en función de objetivos determinados. Establece las secuencias o las coordinaciones óptimas: cómo encadenar los gestos unos con otros, cómo repartir a los soldados para una maniobra, cómo distribuir a los niños escolarizados en jerarquías y dentro de clasificaciones. Fija los procedimientos de adiestramiento progresivo y control permanente y por último, a partir de ahí, distingue entre quienes serán calificados como ineptos e incapaces y los demás. Sobre la base de los elementos anteriores, hace una partición entre lo normal y lo anormal. Construcción propia. Fuente: Foucault, ob. cit. FIGURA 11 NOCIONES PROPIAS A LOS DISPOSITIVOS DE SEGURIDAD MODERNOS CASO. No es el caso individual sino una manera de individualizar el fenómeno colectivo del acontecimiento o de colectivizar, pero según la modalidad de la cuantificación y lo racional e identificable, los fenómenos individuales, para integrarlos a un campo colectivo. RIESGO. Si el acontecimiento es accesible en el nivel del grupo y de cada individuo, en la noción, en el análisis de la distribución de casos, se podrá señalar, con referencia a cada individuo o cada grupo individualizado, cuál es el riesgo para cada uno (de contagiarse, de morir, de curarse). Para cada individuo, según su edad, cada ciudad, cada profesión, se va a poder determinar el riesgo de morbilidad y el riesgo de mortalidad. Se trata de una noción crucial. PELIGRO. El cálculo de los riesgos muestra enseguida que tales riesgos no son los mismos para todos los individuos, a todas las edades, en todas las condiciones y todos los lugares o medios. Hay, por lo tanto riesgos diferenciales, que ponen de manifiesto, de algún modo, zonas de mayor riesgo y otras, por el contrario, donde éste es menor, más bajo. De esa manera, entonces, se pueden identificar las características peligrosas. CRISIS. Es el fenómeno de intensificación circular que sólo puede ser detenido por un mecanismo natural o superior que va a frenarlo, o por una intervención artificial. Al margen de la categoría general del acontecimiento, tipos de fenómenos de aceleración, de escalada, de multiplicación que hacen que el mismo, en un momento y un lugar dados, amenace –por la vía del contagio- multiplicar los casos, que a su vez multiplicarán otros casos, según una tendencia, una pendiente que corre el riesgo de no detenerse a menos que, mediante un mecanismo artificial, resulte posible enfrentar el fenómeno y hacerlo con eficacia. Estos fenómenos de escalada constituyen una crisis. Construcción propia. Fuente: Foucault, ob. cit.
  • 24. 24 FIGURA 12. OBJETIVOS DE LA DISCIPLINA Y LA SEGURIDAD EN LA MODERNIDAD OBJETIVOS DE LOS MECANISMOS DISCIPLINARIOS OBJETIVOS DE LOS DISPOSITIVOS DE SEGURIDAD Tratar la enfermedad en el enfermo, en todos los enfermos que aparezcan, siempre que pueda curársela. Anular el contagio mediante el aislamiento de los individuos enfermos con respecto a los no enfermos. Ya no en distinguir entre enfermos y no enfermos, sino en tomar en cuenta el conjunto sin discontinuidad, sin ruptura, de unos y otros –la población, en suma-, y ver en esa población cuáles son los coeficientes de morbilidad o de mortalidad probables, es decir, lo que se espera normalmente en materia de afectados por la enfermedad, en materia de muerte ligada a ésta en esa población. Aparece entonces la idea de una morbilidad o una mortalidad “normales”. Eso es lo primero. Con respecto a la morbilidad o mortalidad calificada de normales, consideradas normales, se realiza un análisis más fino que permita discriminar las distintas normalidades (normalidades diferenciales). Se obtendrá entonces la curva normal, global, las distintas curvas consideradas como normales. La técnica consiste en tratar de reducir las normalidades más desfavorables, más desviadas con respecto a la curva normal, general. Construcción propia. Fuente: Foucault, ob. cit. Referencias bibliográficas Agamben, G. (2011). ¿Qué es un dispositivo? Recuperado el día 15 de enero de 2013, en http://www.revistasociologica.com.mx/pdf/7310.pdf Aragón, M. (1991). La democracia como forma jurídica. Recuperado el día 15 de enero de 2013, en http://www.recercat.net/bitstream/handle/2072/1451/ICPS32.pdf?sequence=1 Deleuze, G. (s. f.). ¿Qué es un dispositivo? Recuperado el día 15 de enero de 2013, en http://publicaciones.fba.unlp.edu.ar/wp-content/uploads/2011/08/Qu%C3%A9-es-un- dispositivo_GD.pdf Foucault, M. (2011). Seguridad, territorio, población. Curso en el Collège de France (1977-1978). 4ª. Reimpr. México: Fondo de Cultura Económica. Harcourt, W. (2011). Desarrollo y políticas corporales. Debates críticos en género y desarrollo. Barcelona: Bellaterra. Lebrón, A. (2011). La juridificación de “la familia” y su construcción como ente apolítico. Recuperado el 15 de enero de 2013, en http://www.derecho.uba.ar/revistagioja/articulos/R000E01A005_0062_p-d-politica-y- filosofia.pdf
  • 25. 25 Red Nacional contra la Violencia y otros (2006). Informe Nacional. Audiencia Regional del CIDH sobre Violencia Doméstica. Recuperado el 15 de enero de 2013, en http://bdigital.binal.ac.pa/bdp/artpma/violencia%20conyugal.pdf Sousa Santos, B. (2009). Sociología jurídica crítica. Para un nuevo sentido común en el derecho. Madrid: Trotta. Ungo, U. (2008). Femicidio en Panamá 2000-2006. San José, C. R.: Asociación Centro Feminista de Información y Acción.