A raíz de las críticas sobre la existencia del equinoccio en Chichén Itzá, se hizo una revisión de datos y evidencias para la elaboración de una propuesta distinta pero que no sólo resuelva la discusión, sino que reinvindica la relación de la estructura con su simbolismo calendárico
La Estructura de las Revoluciones Científicas Thomas-Kuhn Ccesa007.pdf
El Castillo de Chichén itzá (o Templo de Kukulcán), una nueva propuesta arqueoastronómica
1. ¿Equinoccio o Calendario?
Una propuesta
arqueoastronómica
con explicaciones breves
Orlando Josué Casares Contreras
Elaborado en
Octubre de 2017
2. Avisos previos a la lectura y aclaraciones
• El presente material surge como una respuesta a las constantes peticiones y preguntas expuestas
posterior a pláticas del autor de la misma.
• Lo que a continuación leerá, es un resumen de material presentado en conferencias, simposios y
artículos del autor, tanto publicados como en prensa.
• Si desea citar alguna parte o la totalidad del mismo, le sugerimos use la siguiente información
(según APA 2015):
Casares Contreras, Orlando (2016) ¿Equinoccio o calendario? nuevas lecturas sobre el
signiNicado astronómico de la estructura 2d5 o “El Castillo” de Chichén Itzá. En Góngora A. III
Simposio de Cultura Maya Ichkaantijoo, realizado en el Centro INAH Yucatán del 5 al 9 de
diciembre del 2016.
ó
Casares Contreras, Orlando (en prensa) Los estudios arqueoastronómicos del Castillo de
Chichén Itzá, nuevas propuestas para su interpretación. En Arqueología, Segunda Época.
Revista de la Coordinación Nacional de Arqueología. No. 54, México, CDMX.
3. La problemática
El conocimiento arqueológico sufre constantes cambios en función de los hallazgos
nuevos y las nuevas interpretaciones de viejos paradigmas. Es decir, como muchas
otras áreas de la ciencia, está en constante cambio y debate, siendo que las propuestas
que tienen más evidencias que las apoyen, son aquellas que suelen ocupar con el nuevo
paradigma.
En lo que nos ocupa, un ambicioso proyecto
arqueológico realizado en el 2010 de los
investigadores Iván Sprajc y Pedro Sánchez Nava se
ocuparon de medir y/o volver a medir estructuras
arqueológicas en el área de Mesoamérica en
búsqueda de nuevas alineaciones y así mismo,
reevaluar otras que ya anteriormente habían sido
medidas con sus respectivas propuestas.
Ivan Sprajc en la selva campechana
8. Es lo que llamamos una Hierofanía, un término usado para describir cuando un elemento considerado
sagrado se manifiesta de una u otra forma. Y acá es donde comienza lo mejor del debate…
Existe una iluminación en la alfarda norte de la Estructura 2D5, la que popularmente se le conoce como
El CasEllo o Templo de Kukulcán. Pero tal como los polémicos invesEgadores señalan, el evento no
ocurre durante el día astronómico del equinoccio (el varía un poco año con año), ni en primavera (19, 20
o 21 de marzo) ni en otoño (20, 21 o 22 de sepEembre).
Plantean que el día que se ve a plenitud es en promedio 5 días antes (en marzo) y 5 días después (en
sepEembre) pero que sin llegar a su plenitud, es posible ver esos triángulos de luz mucho antes y
después del evento mencionado. Estrictamente hablando, no ocurre en días equinocciales sino en un
período mucho mayor, por lo que acertadamente se cumple su afirmación.
FotograNía tomada el 18 de marzo de 2014
Y es a parEr de éste momento que el significado
astronómico de la estructura mencionada entra en
crisis, ya que la promoción turísEca masificada y las
explicaciones sobre su función equinoccial han sido
exageradamente esparcidas, tanto que aceptar
éstas evidencias implica cambiar discursos
académicos, turísEcos y de millones de personas
que así se les ha dicho y/o enseñado.
Vaya lío, ¿no?
9. ¿Y las respuestas?
Por supuesto que la comunidad académica no esperó para responder, ya sea reinvindicando el discurso
señalado como falso (aún con las evidencias en su contra) y otros con propuestas nuevas pero que
defendían parcialmente su función equinoccial. Y todas estas propuestas iban por parte de académicos
con gran renombre en el área, así como de guías, matemáEcos y públicos en general.
Una de las más contundentes realizada por académicos del
mismo renombre que sus detractores, se publicó en la
revista Arqueología Mexicana en el año 2014 (No. 127).
Elaborada por Jesús Galindo, Arturo Montero y David Wood,
se plantea que la discordancia de las fechas del equinoccio
con la observación a plenitud del mismo es porque se
trataba de un equinoccio calculado, que acorde con la
geometría de la pirámide, se basó en la división del año en
partes iguales, la cual no necesariamente coincidiría con el
día astronómico.
A pesar de la contundencia y su propuesta cercana al uso del
calendario, quedaba sin responder porqué se seguía
observando otros días anteriores y posteriores, incluso a la
fecha calculada que proponían. Una respuesta clara, pero
con detalles que no terminaban de responder
adecuadamente, pero les adelanto, estaban muy cerca de la
respuesta.
10. Conflictos académicos y la idea que culminó
en la presente propuesta
El debate no terminó con ambas propuestas, ni con la respuesta de un equinoccio
calculado ni tampoco con la negación tajante del equinoccio. Mesas redondas, escritos
y charlas generaban posturas más distantes entre ambos puntos, mismos autores
enfrentados académicamente en cada encuentro, cada uno en su trinchera.
Un servidor, quien orgullosamente presumo de Jesús Galindo como mi mentor en
los estudios arqueoastronómicos, alguien a quien le debo mi formación en dicha área
desde mi licenciatura hasta la fecha, por lo que en el año de 2014, decidí ver que podía
aportar a la presente discusión entre colegas de la misma área.
11. LA REVISIÓN DE LOS DATOS
Uno de los primeros pasos, es revisar todo lo que se ha dicho hasta el momento de la
discusión. Desde los primeros informes del trabajo de reconstrucción del monumento
elaborados por la Carnegie Institution of Washington (1927) hasta Manuel Cirerol
Sansores y Enrique Juan Palacios Mendoza, quienes en la década de los años 30’s del siglo
mencionado, dieron una de las primeras interpretaciones cientíNicas de la pirámide,
relacionando su arquitectura con el calendario de 365 días, debido al número de escalones
y peldaños que contenía
12. LA REVISIÓN DE LOS DATOS
Otra de las propuestas de Cirerol y Palacios recidía en la subestructura hallada, la cual
contenía una sola escalinata en dirección al norte (la misma que la alfarda donde se
proyectan los triángulos de luz), la cual contiene 63 escalones y dicha cifra la relacionan
con el ciclo de 819 días descrito en esos tiempos por Thompson, mismo que dependía de
los múltiplos de 13 y el calendario de 260 días llamado Tzolkín.
En ésta primera parte, recordemos que las
primeras interpretaciones sobre la estructura
giraban en torno al calendario mesoamericano
(compuesto por un ciclo civil de 365 días y otro
sagrado de 260 días).
Esta primera interpretación no ha sido motivo del
presente debate, por lo que la podemos integrar
como un elemento que es bastante evidente en la
función de la estructura de El Castillo.
13. El Viaje de Laura Glipin
La primera referencia fotográfica de la hierofanía mencionada vino de la
mano de esta viajera que con su cámara comenzó a fotografiar pueblos
indígenas de Norteamérica y en su empresa que la llevó a México se
aventuro hasta el sureste del país.
Justamente en una expedición a Yucatán, lugar donde se quedó un poco
más del Eempo programado en el año de 1932 (específicamente en
Chichén Itzá), no solo nos dejó un gran legado fotográfico, sino que entre
el mismo, una de sus fotos resalta el evento mencionado. Pero el libro
nos dice el año (1948) sin especificar las fechas.
Es el primer registro que hasta hoy se Eene del evento, pero como se
dijo, sin ninguna interpretación escrita por parte de la fotógrafa.
14. El paradigma del equinoccio en el Castillo de
Chichén ITzá
Ya conocido el evento a través del lente de Laura Glipin, el francés Jean Jaques Rivard publicó en
1969 un artículo donde mencionó la primera interpretación astronómica, situando el evento para el
equinoccio, haciendo la comparación con la celebración del río Ganges en la India durante la misma
fecha, situando por misma razón a Chichén Itzá como un sitio de peregrinación.
Al poco tiempo, el abogado Luis Arochi realizó una descripción mucho más detallada de la
geometría de la estructura en relación al Sol y el calendario en su libro La Pirámide de Kukulcán:
su simbolismo solar. Tan detallada que contenía comparaciones con su pirámida homónima en
Mayapán, incluso siendo el primero en escribir sobre el mismo evento, pero éste no ocurría durante
el “equinoccio” sino hasta el solsticio de invierno.
Aquí es donde se instituye el paradigma
equinoccial, hoy puesto en duda, debatido y como
veremos más adelante, está por cambiar a otra
explicación.
15. Problemas arqueológicos con el
equinoccio entre los mayas
A raíz de los nuevos hallazgos en la arqueología maya, tales como que ahora no sólo ya se puede leer, sino que cada día
se insEtuyen academias para aprender a leer y escribir en maya prehispánico. Arqueoastronómicamente también
tenemos un mayor conocimiento de lo que son las orientaciones de pirámides, templos, palacios y otras estructuras
precolombinas. Tomando en consideración lo anterior, éstos son algunos problemas:
1. En materia de epigraga, donde se registraba lo más importante que acontecía con la clase políEca y sus principios
religiosos, relacionando a menudo uno con el otro, los equinoccios ni figuran y los solsEcios con menor regularidad.
Esto nos plantea dos escenarios, o no era prioritario el equinoccio o simplemente no les importaba.
2. Desde la arqueoastronomía encontramos menos detractores pero, revisando los úlEmos reportes elaborados con
metodologías claras y apegadas al método cienhfico (ya que las explicaciones fantasiosas e idealizadas son
abundantes) han reportado que una canEdad significaEva de estructuras estaban orientadas hacia fechas cuya
importancia calendárica era más evidente. Éstas a menudo usaban de pivote (o punto ancla) algún evento
astronómico solsEcial.
3. En cuesEones del calendario, aunque el equinoccio como evento astronómico nos sirve para determinar el inicio de
la primavera y del otoño, no Eene mucha fuerza con los principios calendáricos mesoamericanos ni mayas. Y si de
algo estamos seguros con lo que hoy conocemos, es que la importancia del calendario era significaEva en todos los
planos de la vida entre la población prehispánica.
Aunque nos parezca obvio, hay que resaltar que la astronomía pracEca en Eempos prehispánicos era a simple vista y
como tal, es mucho más fácil detectar un evento solsEcial, ya sea al sur o al norte del recorrido solar anual que un punto
medio. Incluso los Grupos E han generado la misma controversia si el centro era realmente equinoccial o apuntaban a
eventos del calendario y/o del paso del Sol por el cenit del lugar.
16. CAMBIANDO LA PERSPECTIVA DEL PROBLEMA
Tenemos un elemento crucial, el calendario como punto de partida y la negación de que el
evento no es equinoccial.
¿Cómo entonces elaborar un modelo que responda correctamente los principios calendáricos
plasmados en la arquitectura de la estructura, con el evento de iluminación de triángulos de
luz y sombras en su alfarda norte?
Iniciada la duda en 2013 y la dedicación completa en el 2014 a resolver el problema. Fue
justo después de hacer unas mediciones un 4 de marzo de 2014 en Acanceh (fecha de
importancia calendárica explicada más adelante), en la que al día siguiente y sólo por
curiosidad decidí viajar a Chichén Itzá (viviendo en Mérida, son sólo dos horas). Llegando
la tarde de ese día, encontré lo siguente:
18. La sorpresa no podía ser mayor, con las tenues formaciones de sólo 5 triángulos
y la cabeza iluminada, parecía que el enfoque del problema comenzaba
apuntando hacia otro lado la posible solución, pero el planteamiento debía ser
diferente, por lo que con algunos meses revisando informes, artículos, reportes,
fotos y otras fuentes documentales, se elaboró estructuradamente la siguiente
pregunta:
¿Qué tal si en lugar de buscar encajar un evento astronómico hacia un
período de iluminación mayor (antes o después del mismo) lo que en
realidad está plasmado es eso mismo, un período donde comienza a
iluminarse la alfarda y por coincidente otro donde deja de iluminarse la
misma?
Si bien no me atrevo a atribuirme el logro de ser el primero en detectar el inicio
de la iluminación, si me inclino a ser el primero en usar esa perspectiva para
elaborar una propuesta más compleja del signiNicado de la hierofanía. Y es que la
fecha mencionada, es parte de otro complejo sistema de alineamientos
astronómicos en mesoamérica, uno elaborado por Jesús Galindo Trejo a Ninales
de la década de los ochentas, las familias de alineaciones calendárico –
astronómicas.
19. ALINEACIONES CALENDÁRICO – ASTRONÓMICAS EN
MESOAMÉRICA
(otro Paréntesis
explicativo)
Jesús Galindo Trejo
Astrónomo de formación, es uno de los principales representantes de
la arqueoastronomía mexicana y de la ciencia en el país, amplias
disEnciones así como importantes aportaciones como la que veremos
a conEnuación:
Por muchos años después de iniciada la arqueoastronomía en todo
México y Mesoamérica, muchas fechas comenzaron a aparecer con
cierta recurrencia en las alineaciones, fechas que no se correspondían
con ningún evento astronómico, tales como un 9 de abril, 17 de abril,
29 de abril, 12 de febrero, 25 de febrero, 4 de marzo (como la
señalada), 13 de agosto y así sucesivamente. Estos reportes venían de
invesEgadores como Anthony Aveni, Horst Hartung, etc.
Muchas de éstas fechas, se presentaban en pares, es decir, si el Sol
señalaba a su salida o puesta en una fecha dada, ésta se repeEría en
el ciclo anual del Sol (así como sucede en los equinoccios). Un
ejemplo, para las que apuntan al 4 de marzo, es hasta el 9 de octubre
que se volvería a ver al Sol en la misma posición hasta terminar el
ciclo y volver con la fecha inicial, lo mismo para con 12 de febrero y
29 de octubre o con el 25 de febrero y 16 de octubre, así, van
presentándose estos pares de fechas en diferentes siEos de
diferentes temporalidades a lo largo de toda Mesoamérica.
20. ALINEACIONES CALENDÁRICO – ASTRONÓMICAS EN
MESOAMÉRICA
Las explicaciones que se le daban a éstas fechas eran (y en algunos casos siguen siendo) relacionadas
con actividades agrícolas contemporáneas, presuponiendo que la memoria histórica y la tradición
oral han preservado las mismas aún con la conquista hasta nuestros días. Y no es que estuviera mal,
pero la recurrencia en áreas distintas y distantes, espacial y temporalmente hablando dejaba más
interrogantes que respuestas.
Ante ésta información que no era ni equinoccio, ni solsticio, ni pasos del Sol por el cenit pero cuya
recurrencia no parecía casual, Jesús Galindo propuso un orden e interpretación basada en la
conmemoración de principios relacionados con el calendario usado en Mesoamérica (cada calendario
tiene especiNicidades en cada región, pero una base general). ¿En qué consistía la propuesta? En
términos muy resumidos en lo siguiente:
• Cada par de fechas está determinado por un evento astronómico usado de “pivote”, en éste caso,
puede ser el solsticio de invierno o el solsticio de verano, eventos solares de fácil determinación
visual, sin uso alguno de ningún instrumento.
• Según la fecha, les denomina familias porque comparten un sistema similar.
• El número de días transcurridos a partir de la fecha señalada por el Sol hacia uno de los solsticios
se relaciona directamente múltiplos del calendario mesoamericano, sea el 52, 65 o 73 hasta donde
se tienen registrados.
• Las fechas presentadas a continuación se establecieron como un promedio, pues en algunos casos
pueden variar un día más un día menos en la alineación que se trate. Es decir, cuando se habla de
un 29 de abril por ejemplo, nos referimos que algún año podrá verse un día 28, 29 o un día 30, por
eso se usa el promedio que es el día 29.
21. ALINEACIONES CALENDÁRICO – ASTRONÓMICAS EN
MESOAMÉRICA
Antes de seguir, aclaramos que el nombre de calendárico
astronómico se debió a que, el sol señala una fecha en un día que
no es astronómico, pero que se relaciona directamente con los
principios del calendario. Para ello, recordemos algunos puntos
básicos del calendario mesoamericano y el maya:
• Consta de varios ciclos, el sagrado de 13 días combinados con
20 días que dan un total de 260 días y otro que funciona al
mismo tiempo pero que consta de 18 meses de 20 días y un
agregado de 5 días más (wayeb) considerados “aciagos” para
completar un año solar de 365 días.
• Al ser simultáneos, se reencuentran cada 52 años (o ciclos) de
365 días o su equivalente, 73 años (o ciclos) de 260 días.
• Están compuestos por otros ciclos más extensos,
especialmente en el uso de la cuenta larga (kin, winal, tun,
baktun, katun, etc.).
Justamente en los múltiplos anteriormente mencionados es que
funcionan éstas alineaciones, pues las cantidades expresadas en
cifras como el 52, 73, 65, 13, 260, etc. son representadas en el
número de días que hay de una fecha hacia un evento solar de
pivote como el solsticio de verano o invierno.
Imagen de Arqueología Mexicana / Raíces
22. ALINEACIONES CALENDÁRICO – ASTRONÓMICAS EN
MESOAMÉRICA
El siguiente cuadro resume (espero se entienda) como se clasiNicaron estas familias de alineaciones
con respecto al año solar.
23. ALINEACIONES CALENDÁRICO – ASTRONÓMICAS EN
MESOAMÉRICA
Estas fechas no sólo han sido reportadas por Jesús Galindo, repetimos, antes de su propuesta ya
habían aparecido pero sin que nadie hilara un modelo que explicase la relación entre si mismas y con
los principios del calendario. Estas mismas fechas se han reportado hasta en las nuevas
investigaciones de Ivan Sprajc y Pedro Sánchez Nava.
Estos son algunos de los ejemplos
en donde se han podido detectar
algunas de las fechas en estructuras
prehispánicos tanto del área maya
como de las culturas que componen
el bajío mexicano.
24. 9 de octubre / 4 de marzo, implicaciones de la
familia de 73 días
Ya con la perspectiva anterior, si la aplicamos al caso de El Castillo o Templo de Kukulcán en Chichén
Itzá (o la Estructura 2D5 como nos gusta decirle siendo arqueólogos), entonces por simetría en el
moviento anual del Sol, la fecha promedio sería un 4 de marzo el período en el cual comienza a
iluminarse la alfarda norte, por coincidente, éste dejará de hacerlo a partir del 9 de octubre. En éste
gran período vemos unos 219 días de iluminación y otros 146 días de oscuridad, éstos últimos
contando del 9 de octubre unos 73 días hacia el solsticio de invierno (en promedio ocurre el 21 de
diciembre) y de ahí, otros 73 días para llegar al 4 de marzo.
¿Porqué su relación con el calendario mesoamericano?
73 es un número primo, pero también un múltiplo que ayuda a establecer la sincronía del calendario
de 260 días (Tzolkín en maya) con el de 365 días (Haab en maya).
¿Cómo ayuda un múltiplo a sincronizar ambos calendarios?
Porque 73 ciclos (o vueltas) necesita dar el calendario de 260 días para alcanzar en la misma fecha al
calendario de 365 días. Además de que 73 es un múltiplo capaz de dividir al año solar de 365 días en
cinco partes.
Incluso podemos ir más allá de la sincronización de los ciclos internos del calendario e integrar el
movimiento de Venus visto desde la Tierra, ¿cómo? Si los 73 días los extendemos de cinco (365) a
ocho períodos tendríamos 584 días, el período sinódico de Venus visto desde la Tierra.
26. Primer modelo de una nueva interpretación
Arqueoastronómica integral
Retomando los argumentos ya expuestos de Cirerol y Palacios sobre la relación del calendario con
la arquitectura de la pirámide y el conjunto presentado anteriormente por Arturo Montero (otro
destacado investigador en el área) en un trabajo presentado sobre El Castillo de Chichén Itzá en su
libro Con el sello del Sol en Chichén Itzá y anteriormente por la National Geographic.
Ismael Arturo Montero García
Tanto en la propuesta que elaboró con Guillermo de Anda como
las expuestas en su libro, la relación espacial y geográNica que
tienen las fuentes de agua conocidas como cenotes con las
direcciones señaladas por las escalinatas y esquinas del Templo
de Kukulcán no destaca que la estructura no se limitaba a
señalar un solo evento astronómico, ya que la dirección de la
esquina nororiente y la escalinata poniente apuntan a la salida y
puesta respectivamente del Sol en las fechas que pasa por el
cenit del lugar.
A esto, es junto añadirle la integración que tanto Arturo
Montero, Jesús Galindo y David Wood habían propuesto sobre
las relaciones geométricas con el simbolismo calendárico de la
pirámide en cada una de sus representaciones arquitectónicas.
Básicamente tuvieron a un paso de llegar a lo que un servidor
está proponiendo.
27. Propuesta de interpretación astronómica a
el Castillo de Chichén Itzá 2.0
Ante las reiteradas apelaciones de los iniciadores de la controversia, no sólo de que no es equinoccio (repito, este
punto con toda razón bien señalado con evidencias) sino de las posteriores propuestas a un equinoccio calculado y
el desconocimiento de lo que un servidor venía trabajando, surgen añadidos a la propuesta.
1. Al revisar el material fotográNico para un conjunto
de conferencias sobre el tema, junto con los
recientes y constantes señalamientos de Sprajc y
Sánchez – Nava de que el evento de luces y
sombras fue un posible producto de una mala
restauración, surgió otra idea que complementa
de mejor forma el modelo anterior, el número de
triángulos formado.
2. Y aunado a éste punto, la propia arquitectura del
lugar también rectiNica otras funciones de la
misma familia encontrada, es decir, siguiendo el
patrón externo y contexto urbanístico de la zona,
la alfarda norte donde ocurre señala a la
Plataforma de Venus y al cenote sagrado*.
* Este último punto ya lo había tratado por separado en un artículo publicado
por la Revista de Ciencias Espaciales de Honduras publicado a inicios del 2016
Que se denominó Astronomía y arquitectura en el norte de la península de
Yucatán: Análisis comparativo entre Chichén Itzá y Dzibilchaltún (Vol. 9, No.1)
28. Propuesta de interpretación astronómica a el Castillo de
Chichén Itzá 2.0
¿Recuerdan la primera foto del “equinoccio” que en realidad se tomó en fechas anteriores al mismo
(18 de marzo)? En ella se ve muy claro la formación de 7 triángulos de luz, por lo que sabemos a con
claridad que inicialmente el ciclo comienza con 5 triángulos de luz a principios de marzo y al llegar
cerca del “equinoccio” de primavera pasa a ser 7. Entonces ¿qué suceden con los mismos triángulos
el resto del ciclo de 219 días?
1
2
3
4
5
6
7
29. Propuesta de interpretación astronómica a el Castillo de
Chichén Itzá 2.0
En el seguimiento anual de los días que seguí registrando y comenzando septiembre del 2017
apareció esto: Un noveno triángulo de luz comenzó a desaparecer, por lo tanto, deberá comenzar a
verse, por simetría, en un 9 de abril.
1 3 de sepEembre
2
3
4
5
6
7
8
9
30. Propuesta de interpretación astronómica a el Castillo de
Chichén Itzá 2.0
Desde esta perspectiva, podemos hacer un
pequeño calculo sobre las posibles fechas de
observación si la alfarda norte está iluminada al
atardecer. Es así, como en la primer foto del
evento, tomada por Laura Glipin, aunque no se
nos especiNicó la época en la que se tomó, como
aparecen 8 triángulos de luz, podemos inferir
que ocurrió a Ninales de marzo o mediados de
septiembre.
Entonces, partiendo que la máxima iluminación
que puede alcanzar en cuanto a número de
triángulos (nueve) comienza un 9 de abril y
termina un 2 de septiembre (fechas promedio),
siguiendo el patrón de la familia del 73, tenemos
ese mismo número de días usando como pivote
al solsticio de verano usando la referencia del
máximo número de triángulos visibles.
1
2
3
4
5
6
7
8
32. Propuesta de interpretación astronómica a el Castillo de
Chichén Itzá 2.0
Y a esa propuesta no sólo se adjunta la
plataforma de Venus, sino que también la
iconograNía ahí presente. Recordemos que ésta
estructura con cuatro escalinatas tiene en sus dos
imágenes de estrella en referencia a Venus, que si
sumamos el total, tenemos una cuenta de ocho
representaciones. A ludiendo que la
representación de estrella (Venus) tuviera un
valor de 73, entonces obtendríamos de las
representaciones un total de 584.
Esta propuesta sólo amplia una anterior, realizada por Jesús Galindo
Trejo, en la que enfatizaba que una estela desprendida de la misma
plataforma podía ser leída como una fórmula matemática para
determinar el período sinódico de Venus. La banda transversal a la
estrella representaría al 5, mientras que cada voluta un valor numérico
de 1, pero conteniendo 8 en total rodeando el símbolo de “atado de
cañas” (petatillo) y en su parte superior el glifo mesoamericano del año
de 365 días. Es decir, Venus equivale dividir 5 (la barra) entre el año
solar (365) dando un valor de 73, que si se multiplicara por cada voluta
habría un total de 584.
33. Otros casos del área maya con la misma fecha (4-03/9-10)
Acanceh
Dzibilchaltún
Copán
Oxkintok
34. AGRADECIMIENTOS
A las autoridades del Instituto Nacional de Antropología e Historia,
especialmente a mi centro de trabajo, el Centro INAH Yucatán por el apoyo
otorgado.
A Jesús Galindo Trejo, aunque con una propuesta que se alejo de la suya, pero
en sus ideas y propuestas está basada la misma.
Al equipo de Divulgación INAH Yucatán (antes Divulgación Antropológica
Yucatán) por los espacios otorgado para su publicación y difusión.
Y a todo el público que lee, comenta, debate y difunde la información
arqueológica y antropológica generada por quienes nos dedicamos a ello.