Este documento describe el proyecto de una escuela rural en Colombia para promover la soberanía alimentaria y territorial a través de la educación. El proyecto involucra proyectos de aula que investigan las prácticas alimenticias locales y plantas nativas. El objetivo es educar a los estudiantes para que valoren su identidad y territorio y se empoderen como ciudadanos. La escuela promueve el cultivo y consumo de alimentos sanos producidos localmente.
Entretejiendo realidades campesinas hacia una escuela rural pertinente 2012
1. Entretejiendo realidades campesinas
hacia una escuela rural pertinente
De la lectura de los contextos vereda, escuela y actores, que viene
haciendo el Programa de Formación Complementaria desde el año 2003
en el sector rural, nos encontramos con la verificación de actuaciones
locales que requieren transformaciones para mejorar el lugar donde se vive
y las relaciones que se establecen con los otros y consigo mismo. Si bien
se avanza en los propósitos de la escuela en el reconocimiento del entorno
y sus sujetos, de la necesidad de reforestar, de darle un manejo adecuado
a las basuras, de proteger las especies nativas de flora y fauna
inventariándolas, no basta…, no es suficiente. La carga cultural manifiesta
en la caza de animales, las quemas, el uso de tóxicos y abonos químicos
para los cultivos…, sumado a esto, desde los medios de comunicación, el
avasallamiento perverso del mercado global nos inquiere ir más allá.
Aquí el problema es de hambre y desnutrición…
En los dos últimos años las pesquisas se centran más en desentrañar,
desde las relaciones, las maneras como pensamos y nos relacionamos en
el territorio.
El territorio entendido “como lugar donde se concreta y habita lo sagrado,
lo simbólico y lo mítico. En el territorio habita el tiempo de la historia que se
manifiesta y representa en el espacio. Allí se enraízan la memoria, el
tiempo y todas las metáforas de la sociedad, para dar existencia física a los
sentidos de identidad y pertenencia. La identidad siempre se refiere a la
multiplicidad de relaciones territoriales en las que tenemos que movernos a
cada segundo de nuestra existencia”1.
Lo enunciado es la lectura del etos, del comportamiento en la actuación
manifiesta y en este caso es la del desequilibrio, la desarmonía, la del
hombre en las relaciones hombre-naturaleza: aquí, él se excluye de ésta,
su pretensión es de dominio, lo que pone en peligro la vida; “hoy se ha
llegado a un extremo en el que casi copamos la capacidad de carga
ecosistémica del planeta. Cada vez se hace más imperativo que revisemos
nuestras ideas acerca de la relación entre la sociedad y la naturaleza para
1
Gerardo Ardila. Cultura y desarrollo territorial. Julio , 2006
1
2. que podamos “negociar” el acceso a la naturaleza con base en el
establecimiento de reglas claras2 que delimiten los derechos y deberes de
cada individuo, de cada comunidad, y de cada una de las sociedades”3,
pero sobre todo, que le ponga fin a las políticas macroeconómicas del
mercado injusto que deambula campante deteriorando a ritmos acelerados
las posibilidades de vida del planeta.
Es la idea del mercado como lucro, no como entidad vital de relaciones
entre los pueblos. La globalización vista como oportunidad de expansión
desde una cultura de acumulación de riqueza perversa, no ética. Son
ejemplos de depredación de este marco ideológico el ingreso de las
multinacionales con proyectos para la producción de energías, “la limpia”4 y
la de las hidroeléctricas, sumadas las de la minería sobre los territorios de
los países en vías de desarrollo. El impacto ambiental es de tal tamaño,
que provoca rupturas políticas, socioeconómicas y culturales en las
comunidades, tan graves como los daños ecológicos, irreversibles.
La perversión de esta economía global no para en la depredación de los
recursos naturales de estos países, también lo hace en sus culturas y
prácticas locales para generar las cadenas del consumo propias del
mercado y que las proyecta a su muerte progresiva. Los tratados de libre
comercio son la máscara más perversa de intervención extranjera y del
mercado en las culturas locales, para no hablar de territorios nacionales
que también contradicen las lógicas del concepto de territorio como unidad
sagrada.
El uso y abuso de la tierra conlleva una actitud de sometimiento que
provoca la crisis ambiental, alimentaria, social, política, cultural, religiosa
que trae consigo la exclusión y condena a millones de seres humanos a
morir de hambre.
Un estudio del Programa de Enfermería de la Universidad Surcolombiana,
en el 2009, sobre el estado de salud de la población escolar entre 5 y 12
años, vinculada a las sedes rurales de La Cuenca del Rio Las Ceibas,
2 Sobre estas reglas se establece el conjunto de normas que definen las interrelaciones que tenemos con las
otras especies (animales y vegetales) y con el mundo físico (abiótico) restante. A este proceso, que tiene
que ver con la biología, la religión, la política, la historia y, en general, con todas las dimensiones del
espacio y del tiempo, lo denominamos territorialidad.
3
Idem
4
Sin pan para el aceite. Documental Comisión Intereclesial de Justicia y Paz.
2
3. muestra índices de desnutrición aguda del 10, 11,15 y 19% en las veredas
de Pueblo Nuevo, El Centro, Motilón y Platanillal, respectivamente.
¿Dónde vamos? …El proyecto hoy….
En el 2010 se compartía, en este mismo escenario, la ponencia rural, "El
ritual es la cosecha", donde en una de las conclusiones se planteaba que,
"el acto de enseñar debe ser un acto liberador” y que el ritual permite
trascender lo corpóreo para alcanzar la esencia de la acción humana; el
espíritu que intervenga la existencia para mejorarla; de ahí deviene el
imperativo de… ritualizar la escuela.
En el 2011 el proyecto rural, en sus dos semestres, permitió concluir que,
"las relaciones con el territorio: las del mercado, la vida y el hombre; las del
agua, la vida y la naturaleza…" han de configurarse como unidad única,
sagrada e indisoluble, "la belleza unificadora suprema"... "No es justo
separar la acción de la psique, el socius, y el medio ambiente... La
gravedad de la contaminación y de la destrucción no radican tan solo en la
desaparición de las especies biológicas, en la disminución de la diversidad
biológica, sino también en la desaparición de “las palabras, las frases, los
gestos de solidaridad humana...” Pensamos mal y actuamos en
consecuencia (Bateson).5
¿Desde dónde pensamos?, ¿cuál es el discurso y la práctica que nos
expresa?, ¿dónde las ubicamos para ser eficaces a la hora de transformar
las relaciones que permitan otros mundos posibles: incluyentes,
sustentables, solidarios, justos y en paz?
En el 2012 afirmamos que: si el problema es el hambre… lo resolvemos si
somos soberanos.
La lucha contra el hambre es mucho más que una simple cuestión de
aumento de la producción de alimentos. Esta está enmarcada en la
soberanía alimentaria, entendida como: “el derecho de los pueblos,
comunidades y países a definir sus propias políticas agrícolas, pesqueras,
alimentarias y de tierra que sean ecológica, social, económica y
culturalmente apropiadas a sus circunstancias únicas. Esto incluye el
5
Gregory Bateson, en el documento de Gerardo Ardila, Cultura y desarrollo territorial. Julio , 2006
3
4. verdadero derecho a la alimentación y a producir los alimentos, lo que
significa que todos los pueblos tienen el derecho a una alimentación sana,
nutritiva y culturalmente apropiada, y a la capacidad para mantenerse a sí
mismos y a sus sociedades. No se trata sólo de una cuestión de asegurar
que se produzca una cantidad suficiente de alimentos, sino también qué
alimento se produce, cómo y en qué escala” (Foro de Roma, 2002).
¿Cuál es el papel de la escuela y el maestro para ser coherentes con, “El
educar en y para la vida”6?, aquí, hoy, en el proyecto rural, lo ubicamos en
el “Educar para la soberanía territorial y alimentaria”.
Las experiencias que hemos tenido en el campo y los aprendizajes
construidos en los semestres anteriores, sumado a las oportunidades que
tuvimos en esta última etapa de formación: de conocer las producciones
que sobre la educación rural se han hecho en la Normal; de abordar textos
de autores como Gerardo Ardila, William Fernando Torres, Angel Ramírez,
Paulo Freire, Jesús Martín Barbero, Roberto Restrepo, Tatiana Roa.. ; de
estar en San Agustín, Patrimonio Universal de la Humanidad, leyendo el
concepto de territorio y las relaciones con el cosmos expresas en este
lugar; de compartir documentales como: “Sin pan para el aceite7”, “El
silencio no perdona”8 y “ Lo quiere el gobierno Colombiano no quiere que
veamos”9, se constituyen en parte del equipaje con el que nos vamos, por
más de un mes a la práctica docente rural con las pregunta ¿Cómo educar
para la soberanía alimentaria y territorial?.
Los proyectos de aula desarrollados en las escuelas El Centro, Platanillal,
Floragaita, Los Cauchos, El Vergel, Pueblo Nuevo, El Triunfo y Normandía,
del municipio de Neiva, indagaron sobre las prácticas alimenticias de las
familias de los niños y niñas. Los de las sedes: El Guadual, La Honda, El
Salado y Viso Mesitas, del Municipio de Rivera, investigaron sobre las
plantas nativas de las veredas. De estas experiencias de trabajo con los y
6
Eslogan de identificación de la Escuela Normal Superior de Neiva.
7
Op., cit., Comisión Intereclesial de Justicia y Paz.
8
Olmo Torres. Documental “El silencio no perdona” que acompaña el libro: “Para vencer el miedo. Respuestas a los
impactos de la guerra en el centro sur de Coplombia entre 1980 y 2010”, Universidades Surcolombiana, Tolima,
Javeriana, Caldas, Colciencias, 2012
9
Bladimir Sánchez Espitia. Colectivo de comunicación COM UNIDAD, 2012
4
5. las niñas, los maestros y maestras, los padres y madres se derivan
elementos sobre el papel de la escuela y el maestro en la construcción de
la soberanía territorial y alimentaria para seguir avanzando en este
propósito.
“Si desde la escuela no se sientan las bases de una educación para
salvaguardar la vida, lo más probable es que nuestras interacciones
humanas se vean mediadas por normas tan frágiles como las del mercado
que concibe las aguas, la flora, la fauna, la tierra, el aire y a las personas
como instrumento para obtener ganancias”10.
La responsabilidad social que tiene la escuela en la construcción de una
verdadera identidad territorial no puede quedar a merced de las ideologías
dominantes; aquí es donde tenemos que preguntarnos: ¿al servicio de qué
o de quiénes está el Proyecto Educativo Rural?, ¿cuál es el currículo que
se viene desarrollando?
Si la apuesta es por la soberanía, nos confirmamos en la pertinencia de
proyectos pedagógicos de aula; porque desinstalan la secuencialidad
fragmentada de contenidos, para dar paso a objetos de conocimiento
cercanos a la vida de los sujetos, a la problemática que se está viviendo;
las que despiertan el interés en los niños y las niñas por indagar; donde
desarrollan la curiosidad crítica, construyen solidaridades, recuperan las
voces, y en suma, empoderan al promover el reconocimiento de lo que se
es y lo que se tiene como sujetos de derechos y deberes, esto es, se forma
para la ciudadanía.
“El niño niña campesino tiene esa experiencia mágica de su relación con el
mundo como un todo. Es la escuela quien los saca de esta experiencia y lo
hace con el propósito de aprender o memorizar unos contenidos que el
maestro sólo relaciona en la mayoría de los casos con un currículo”11.
Con la curiosidad…, el asombro…, la fantasía…; el juego que los lleva a
explorar y todo es un hallazgo… Desde los diálogos permanentes se
convocan para reconocer, para cambiar esto y aquello; todo y todos para
10
Ponencia Proyecto rural 2011: Las relaciones con el territorio: las del mercado, la vida y el hombre; las
del agua, la vida y la naturaleza.
11
Reflexión a propósito de los informes de avance. Ciclo V Bachilleres. Gloria E. Martin. Coord. de
práctica. 2012
5
6. vivir todos mejor. Al asumirse el niño y la niña como sujetos investigadores
es ganar en, y con ellos, personas, ambientalistas, demócratas.
Acompañando sus tareas, resultan en las escuelas papás, mamás, líderes
y demás pobladores entusiasmados ayudando a confirmar iniciativas que
los reconoce, pero que también los interpela12.
La escuela debe educar para la vida, para la soberanía alimentaria. Una
manera de hacerlo es promoviendo el cultivo, intercambio y consumo de
productos sanos, mediante la construcción de huertas; fortaleciendo los
restaurantes escolares y la comercialización en las tiendas, al interior de
las mismas, de jugos, frutas, tortas, dulces, entre otros, de fabricación
casera, a cambio de “comida chatarra” como viene ocurriendo, para no ir
más lejos, en instituciones como la nuestra.
La maestra y el maestro como formadora y formador para la construcción
de soberanía alimentaria y territorial empieza por autoformarse. Por
desaprender para aprender. Por despertar en sí la curiosidad crítica, la
capacidad de asombro, la sensibilidad por el entorno natural, ganando
sentido de pertenencia e identidad terrenal. En palabras de la profesora
Gloria Esther Martín, “… educarse para percibir la realidad. Y aquí es
donde hay que producir una fractura con respecto a la tradicional forma de
reconocernos a nosotros mismos y al mundo que nos rodea”13. “Saberes y
virtudes deben ser creados, inventados por nosotros. Nadie nace
generoso, crítico o responsable. Nosotros nacemos con esas posibilidades
pero tenemos que crearlas, desarrollarlas y cultivarlas en nuestra práctica
cotidiana. Somos lo que estamos siendo. La condición para que yo sea es
que esté siendo. Cada uno es un proceso y un proyecto, y no un destino.
Es preciso que en mi propia práctica, yo descubra los caminos para hacer
mejor lo que quiero hacer (Paulo Freire).”14
La maestra y el maestro es sujeto de deberes y derechos; agentes de
políticas públicas comunitarias, como tal, es conocedor de las tendencias
12
Ponencia Proyecto rural, 2012: El ritual es la cosecha. http://ensnespirales.blogspot.com/2010/11/el-ritual-es-la-
cosecha.html
13
idem
14
Freire Paulo. El Grito manso. siglo XXI editores.argentina.2009
6
7. de desarrollo, avizora amenazas y promueve estrategias que consolidan y
construyen ciudadanía.
El maestro que se conoce a sí mismo y cuida de sí, el que indaga y formula
problemas; el provocador de nuevas preguntas y quien coordina equipos
de investigación; el que sistematiza experiencias y va tejiendo lecturas y
nuevas realidades, educa para la construcción de soberanía territorial y
alimentaria.
En esta línea han avanzado los procesos de formación vividos durante
estos cuatro semestres de formación, y el último, como lo hemos relatado
en correspondencia con la pregunta: ¿Cuál es el maestro que requieren las
comunidades campesinas para construir la escuela pertinente a sus
realidades?
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PROGRAMA DE FORMACION COMPLEMENTARIA. Proyecto de
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PROGRAMA DE FORMACION COMPLEMENTARIA. Proyecto de
Educación Rural. Ponencia “Las relaciones con el territorio: las del
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Sin pan para el aceite,. Comisión Intereclesial. Colombia.
8
9. El silencio no perdona. Olmo Torres. Documental “El silencio no perdona”
que acompaña el libro: “Para vencer el miedo. Respuestas a los impactos
de la guerra en el centro sur de Coplombia entre 1980 y 2010”,
Universidades Surcolombiana, Tolima, Javeriana, Caldas, Colciencias,
2012.
Lo que el gobierno colombiano no quiere que veamos. Bladimir Sánchez
Espitia. Colectivo de comunicación COM UNIDAD, 2012.
http://www.youtube.com/watch?v=FAOIdidZx4k&feature=related
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