Tema 35.la pintura barroca española, ribera, zurbarán, murillo
1. DEPARTAMENTO DE GEOGRAFÍA E HISTORIA
MATERIA: HISTORIA DEL ARTE
PROFESORA: TERESA FERNÁNDEZ DIEZ
I.E.S. ALDONZA LORENZO (LA PUEBLA DE ALMORADIEL)
TEMA 35. LA PINTURA BARROCA ESPAÑOLA: RIBERA, ZURBARÁN, MURILLO
ÍNDICE
1- INTRODUCCIÓN.
2- RASGOS GENERALES DE LA PINTURA BARROCA ESPAÑOLA
3- RIBERA
4- ZURBARÁN
5- MURILLO
6- BIBLIOGRAFÍA
1- INTRODUCCIÓN.
En el siglo XVIII español, el predominio de la escultura y la pintura, como creaciones realmente originales, es
patente sobre la arquitectura, anclada en antiguas formas o imitativa de estilos exteriores. La pobreza de medios,
en un país en crisis, influyó de forma notable sobre los materiales, así como en las dimensiones y programas de las
obras, hecho que se traduce en la utilización de la madera en escultura y el óleo en pintura, mucho más asequible
que las grandes composiciones al fresco. Esta situación de crisis, evidente en la nobleza y en la Iglesia, unida al
escaso peso de la burguesía, hizo que las obras fueran encargadas por determinados conventos, iglesias locales o
cofradías religiosas. Solo la Corte, a través de sus pintores reales, ejerció un notable mecenazgo.
2- RASGOS GENERALES DE LA PINTURA BARROCA ESPAÑOLA
1.- Predominio de la temática religiosa y de su expresión mística, con la representación de numerosas vidas de
santos, que fueron ornato de iglesias y conventos.
2.- Ausencia de rasgos que fueron habituales del Renacimiento, como por ejemplo lo heroico. Predomina una
cierta intimidad y un sabor de humanidad poco o nada teatral. Se prefiere un equilibrado naturalismo y una
composición sencilla.
3.- Tenebrismo. Técnica que expresa el sentir del pintor barroco y no solo una técnica importada de Italia.
4.-Gusto por el realismo, partiendo del naturalismo, aunque a veces detrás de los objetos hay numerosos
símbolos. Rompe los moldes de lo español, para sobresalir en el panorama europeo. Se trata de un arte que,
partiendo del naturalismo/tenebrismo, llega a fundir el estudio de tipos concretos con altos grados de misticismo.
Pero, al tratarse de un arte naturalista, se van a representar cosas tanto bellas como horrendas, desde la gracia de
los niños, hasta cadáveres en descomposición. Es el triunfo de la realidad, que es a la vez bella y horrible. En este
gusto por el realismo, el pintor español barroco, además de la temática religiosa, se recrea en:
• Los retratos, abundantes en el ámbito real y de la aristocracia, poniendo de manifiesto la psicología del
retratado así como su condición social.
• Tipos populares, tomando como modelos de personajes religiosos, gentes del pueblo.
• Bodegones, austeros frente a la opulencia de los flamencos.
• Escasez de temas mitológicos, solo reducido a ámbitos cortesanos. Se contrapone la prevención de la
Iglesia sobre el desnudo, al gusto de la nobleza y altas jerarquías eclesiásticas, que lo demandaban para la
decoración de sus palacios.
• Escasez de pintura de género, bodegón, paisaje y pintura de Historia, aunque también los hubo.
5.- Gusto por los efectos lumínicos. Los pintores españoles barrocos se rinden al estudio de la luz.
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6.- La pintura española no fue un arte movido, sino todo lo contrario, de gran estatismo y serenidad, aunque esta
falta de movilidad física excluye un dinamismo compositivo que proviene de la tensión de su estructura
(diagonales, escorzos) o de los contrastes, bien lumínicos o temáticos, donde se oponen modelos, actitudes o
mundos distintos.
7.- Etapas. Se suele agrupar a los pintores barrocos españoles por escuelas, en función a su procedencia
(valenciana, madrileña y andaluza), aunque también se pueden clasificar por orden cronológico y por las
influencias italianas:
- 1ª generación que surge del naturalismo (influencia de Caravaggio): Ribera y Zurbarán. El caso excepcional de
Velázquez.
2ª generación de pintores (Murillo, Valdés Leal) que desarrollan una pintura personal de calidad
3- RIBERA (1591-1652)
Se formó con Ribalta pero viajó tempranamente a Italia, donde realizó toda su obra y donde se impregnó de la
influencia de Caravaggio, siendo allí conocido por “Lo Spagnoletto”, el pequeño español. Sus primeras obras tienen
marcado carácter tenebrista, con figuras que se recortan violentamente sobre un fondo oscuro; en una segunda
etapa su pincelada se hace menos densa, la luz más dorada y se van aclarando los fondos. Ribera trabajaba en
ambientes humildes, llegando a utilizar como modelos a mendigos, inclinándose principalmente por cuerpos
arruinados por la vejez o el hambre, representando con extremo naturalismo la piel, la delgadez y otros rasgos de
las figuras, cuyo misticismo es reforzado además por los intensos claroscuros empleados en las composiciones. Es
el pintor de las frentes arrugadas, los dedos ásperos, los muslos delgados, que permiten la visión de los huesos.
Culto al color, de raigambre veneciana, y fuerza escultórica en los personajes, siguiendo aquí la línea de la pintura
barroca de representar todo aquello que se da en la naturaleza, aunque sea desagradable, raro o feo.
OBRAS:
San Andrés.
El sueño de Jacob.
El martirio de San Felipe.
El patizambo.
4- ZURBARÁN (1598-1664)
Perteneció a la misma generación que Ribera, pero desarrolló un estilo muy distinto, basado en una pintura que
tuvo presente el tenebrismo en casi toda su producción. Aprendió en Sevilla, pero volvió a su lugar natal, Fuente de
Cantos (Badajoz), donde realizó numerosos encargos, sobre todo series monacales, que habían de constituir su
especialidad. Por recomendación Velázquez viaja a Madrid en 1634 con el fin de tomar parte en la ornamentación
del famoso Salón de Reinos, para el que pinta El Socorro de Cádiz. Su producción desciende hacia 1640, y se
observa también un cambio en la estética de su pintura, que evoluciona hacia formas más blandas, delicadas y
coloristas, con temas más amables por influencia de Velázquez y de Murillo. El tema de los bodegones es también
clave en su obra, utiliza una composición sobria y sencilla, distribuyendo los objetos representados en fila sobre
una mesa; sigue la línea iniciada por Sánchez Cotán en la representación de naturalezas muertas. Muestra su
facilidad para realizar composiciones sencillas en las que puede centrarse en el estudio de la expresión de los
personajes, en la reproducción de las texturas de las telas y en el juego de la infinita gama de los blancos y los
grises. Tuvo sus mejores clientes en los conventos sevillanos y extremeños. Es el mejor intérprete de las ideas de la
Contrarreforma, ya que consiguió la plasmación de la máxima intensidad mística, sublimando estados anímicos
próximos al éxtasis. La expresión, tanto de rostros como de manos, irradia un fervor sin igual al espectador devoto.
Sin embargo es un pintor deficiente en la composición, de escenas casi siempre en interiores inspirados en la
escenografía teatral, sin dominio de la profundidad y con personajes colocados en filas paralelas.
OBRAS
Aparición del Apóstol San Pedro a San Pedro Nolasco.
San Hugo en el refectorio de los Cartujos.
Defensa de Cádiz contra los ingleses.
Bodegón.
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5- MURILLO (1617-1682)
Nacido en Sevilla, se formó en el taller del pintor Juan del Castillo, y completó su formación con el estudio de las
obras de Herrera el viejo y Zurbarán. Sus primeros cuadros seguros son de la década de los 40, aunque no
alcanzará el éxito hasta la década siguiente. En 1660 se fundó la Academia de Sevilla de la que fue presidente junto
con Herrera el Mozo. Estaba trabajando en la iglesia de los Capuchinos de Cádiz cuando se desplomó el andamio en
el que trabajaba.
Murillo se inclina por la gracia y la delicadeza, dirigiéndose a los fieles con un lenguaje grato y sencillo que
conmueva sus sentimientos y atraiga su simpatía. Se adaptó al gusto imperante y plasmó una religiosidad familiar y
tierna que “prefiere las seducciones de la religión en detrimento de sus rigores”.
Tenebrista al principio, evolucionará hacia la riqueza cromática y lumínica que, en muchas ocasiones, expresa con
aparatosos rompimientos de gloria, propio del barroco decorativo y triunfalista del final de la centuria. En su
juventud se inició en la técnica tenebrista; a esta época pertenecen obras que reflejan el ambiente de golfillos y
mendigos de los bajos barrios sevillanos. En las décadas centrales del siglo conoce un éxito grande, desplazando y
acopiando innumerables encargos.
OBRAS
Niños comiendo fruta.
Inmaculadas.
Niño Jesús pastor.
BIBLIOGRAFÍA
Antonio Fernández y otros. ARTIS Historia del Arte. Ed. Vicens Vives (Bachillerato Segundo Curso)
VVAA. Historia del Arte. Edit. ECIR. 2008
VVAA. Historia del Arte. Edit. SM. 2009
TAPIE, V.: Barroco y clasicismo. Madrid, Cátedra. 1978
GALERÍA DE IMÁGENES
EL SUEÑO DE JACOB. Ribera
SAN ANDRÉS. Ribera EL PATIZAMBO. Ribera
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EL MARTIRIO DE SAN FELIPE. Ribera NIÑOS COMIENDO FRUTA. Murillo
INMACULADA. Murillo NIÑO ESPULGÁNDOSE. Murillo
EL REFECTORIO DE LOS CARTUJOS. Zurbarán BODEGÓN. Zurbarán
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