1. Aide Ortega
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“Reporte del libro ‘Homo Videns’”
Marzo 31, 2014
El hombre o vive en un universo puramente físico si no en un universo simbólico.
El hombre es un animal parlante que continuamente está hablando consigo
mismo.
Desde el comienzo de la televisión, los cambios en la educación de un niño han
cambiado severamente y para siempre.
Cualquier innovación molesta porque cambia los órdenes constituidos.
Por años la forma de informarse fue por medio de periódicos y radio hasta que
llego la televisión.
El cambio de agujas se produjo por el hecho de informarse viendo.
La televisión no es un anexo; es sobre todo una sustitución que modifica la
relación entre entender y ver.
La televisión está produciendo una permutación, que revierte en la naturaleza del
homo sapiens.
El niño es una esponja que registra y absorbe indiscriminadamente todo lo que
ve.
“Al principio fue la palabra”, así dice el evangelio de Juan. Hoy se tendría que decir
<al principio fue la imagen>.
El video-niño es un adulto marcado durante toda su vida por una atrofia cultural a
causa de la televisión.
Los tan aclamados progresos de los últimos siglos han contribuido al
empobrecimiento de la capacidad de entender.
Los pueblos se consideran avanzados porque han adquirido un lenguaje
abstracto.
La televisión atrofia nuestra capacidad de abstracción y con ella toda nuestra
capacidad de entender.
Lo que nosotros vemos o percibimos concretamente no produce ideas.
En el homo videns el lenguaje conceptual (abstracto) es sustituido por el lenguaje
perceptivo (concreto).
El hecho de que el cambio que ha ocasionado la televisión sea inevitable no
significa que deba aceptarse a ciegas.
El hombre que lee y el hombre que ve, la cultura escrita y la cultura audio-visual,
dan lugar a una síntesis armoniosa.
Tenemos el hecho de que la imagen no da, por si misma, casi ninguna
inteligibilidad.
El televisor es un instrumento monovalente con un espectador pasivo, mientras
que el mundo multimedia es un mundo interactivo y polivalente.
2. La máquina superior es, sin duda alguna, el ordenador.
Ya que estos instrumentos ofrecen productos diferentes, el televisor y el internet,
no se trata de superación, sino de protagonismo.
Hay tres usos que se le puede dar al internet: 1) utilización estrictamente práctica,
2) utilización para el entretenimiento y 3) utilización educativo-cultural.
El punto débil de la televisión es que generaliza.
El internet es una diversión, un entretenimiento, la televisión resultara vencedora
con aquellos perezosos o cansados a la hora de interactuar.
El niño de tres o cuatro años, que inicia en la televisión, cuando llega a internet su
interés cognoscitivo no está sensibilizado para la abstracción.
Los verdaderos estudiosos seguirán leyendo libros, sirviéndose de internet para
completar datos.
Las posibilidades del internet son infinitas, para bien y para mal.
El internet es sobre todo un espléndido modo de perder tiempo, invirtiéndolo en
futilidades.
Si los cibernautas “comunes” toman muy en serio la navegación por el internet,
corren el riesgo de perder el sentido de la realidad.
La facilidad de la era digital representa la facilidad de la droga.
Ver pasivamente es más fácil y más cómodo que el acto de ver activamente.
El homo sapiens ha entrado en crisis, una crisis de pérdida de conocimiento y de
capacidad de saber.