Este documento describe el surgimiento de los cuerpos académicos en la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS) y su impacto en la institución. En la primera sección, se presentan artículos que analizan el surgimiento de los cuerpos académicos en la UAS, su funcionamiento y desarrollo. La segunda sección contiene ponencias sobre la integración y mecanismos de los cuerpos académicos. El documento concluye expresando la esperanza de que contribuya al desarrollo de los cuerpos acadé
Nueva gestion univ. america latina norberto lamarra
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Cuerpos
y desempeño
2. Alonso Bajo y Ramón Martínez Huerta
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La obra que hoy ponemos en sus manos es producto del trabajo colectivo del
cuerpo académico Economía de la educación, la ciencia y la tecnología de la
Dependencia de Educación Superior formada por la Escuela de Economía, Instituto
de Investigaciones Económicas y Sociales y el Doctorado en Ciencias Sociales de la
Universidad autónoma de Sinaloa (UAS). Tiene sus orígenes en el encuentro de líderes
de cuerpos académicos, organizado en el mes de abril del año 2005.
El libro se divide en dos seccione s: en la primera se encuentran artículos que
versan sobre el surgimiento de los cuerpos académicos, sus formas y mecanismos de
operación, así como su desarrollo en la UAS. En la segunda, se retoman los principales
planteamientos hechos en el evento mencionado anteriormente en ponencias
presentadas por los responsables de algunos cuerpos académicos de la Universidad
Autónoma de Sinaloa.
2
5.
Cuerpos académicos
y desempeño institucional.
El caso de la Universidad Autónoma de Sinaloa
6.
7.
Cuerpos académicos
y desempeño institucional.
El caso de la Universidad Autónoma de Sinaloa
Alonso Bajo
Ramón Martínez Huerta
Coordinadores
Universidad Autónoma de Sinaloa
9. Presentación
L a obra que hoy ponemos en sus manos es producto del trabajo colectivo del cuerpo académico
Economía de la educación, la ciencia y la tecnología de la Dependencia de Educación Superior formada
por la Escuela de Economía, Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales y el Doctorado en
Ciencias Sociales de la Universidad autónoma de Sinaloa (UAS). Tiene sus orígenes en el encuentro de
líderes de cuerpos académicos, organizado en el mes de abril del año 2005.
El libro se divide en dos secciones: en la primera se encuentran artículos que versan sobre el
surgimiento de los cuerpos académicos, sus formas y mecanismos de operación, así como su desarrollo en
la UAS. En la segunda, se retoman los principales planteamientos hechos en el evento mencionado
anteriormente en ponencias presentadas por los responsables de algunos cuerpos académicos de la
Universidad Autónoma de Sinaloa.
La primera sección inicia con el artículo: “Cuerpos académicos y nuevas tendencias en la producción
de conocimiento. El caso de la Universidad Autónoma de Sinaloa”, de Santos López Leyva, y tiene como
objetivo llevar a cabo una revisión acerca de la importancia de la formación de cuerpos académicos,
además pretende llamar la atención sobre la relevancia que tiene la formación de equipos de trabajo para
la atención de las diferentes tareas en el campo concreto del quehacer institucional en la UAS.
Por su parte, José Bastidas Morales desarrolla el trabajo: “Cuerpos académicos y dependencia de
educación superior. El caso de la DES: EE‐IIES‐DCS”, donde trata básicamente de la Dependencia de
Educación Superior (DES) que integran la Escuela de Economía, el Instituto de Investigaciones
Económicas y Sociales y el Doctorado en Ciencias Sociales, de la Universidad Autónoma de Sinaloa. Se
analizan aquí los criterios de planeación estratégica y se discuten sus límites y alcances al calor de los
resultados obtenidos.
En el artículo: “Los cuerpos académicos en la UAS. Un análisis de su irrupción, desarrollo y
perspectivas”, de Benjamín Castañeda Cortés, se hace una reflexión centrada en analizar el significado,
importancia y trascendencia que en la UAS ha tenido la adopción de las líneas generales del PROMEP,
concebido por la SEP como su principal instrumento de política pública para enfrentar la problemática de
falta de habilitación del personal de carrera de las IES del país, centrando su estrategia en el impulso y
desarrollo de cuerpos académicos.
“Cuerpos académicos y desempeño institucional. El caso de la Universidad Autónoma de Sinaloa”, de
Alonso Bajo y Ramón Martínez Huerta, tiene como objetivo central evaluar el impacto de la formación de
los cuerpos académicos en el desempeño de la UAS. Los temas son: el desarrollo de los cuerpos
académicos, cómo están constituidos y cómo han venido funcionando. De igual forma, el impacto de
éstos en el propio cuerpo académico, así como en la dependencia de educación superior a la cual están
adscritos. La forma y mecanismos de financiamiento y los problemas que han enfrentado para su
desarrollo en la institución.
Jorge Ernesto Quintero Félix desarrolla el ensayo denominado: “Planeación de la educación superior y
los cuerpos académicos”, donde aborda el tema de la formación y desarrollo de los cuerpos académicos y
su relación con la planeación de la educación superior en México, como parte de las acciones relacionadas
con el objetivo de alcanzar una educación de calidad en las instituciones de educación superior,
valorando los alcances y sus limitaciones operativas, al igual que la percepción que tienen los
académicos de la Universidad Autónoma de Sinaloa involucrados en dicho proceso.
10. Alonso Bajo y Ramón Martínez Huerta
“UAS: planeación y restructuración organizacional”, es el artículo presentado por Norberto Gaxiola
Carrasco y Liberato Terán Olguín, quienes, a partir de diversos enfoques y conceptos sobre el cambio y
desarrollo organizacional, ofrecen una panorámica general de los esfuerzos de planeación y
reestructuración universitaria (académica, administrativa y financiera) e intentan una descripción de
algunos períodos de la Universidad Autónoma de Sinaloa y la universidad mexicana durante los últimos
treinta años.
La segunda sección está dedicada a algunas de las ponencias que se presentaron en el evento Cuerpos
Académicos y Desempeño Institucional. En ellas podemos observar la forma cómo se han venido
integrando los cuerpos académicos y sus formas y mecanismos de funcionamiento. Asimismo las
propuestas y sugerencias de cómo se pueden solucionar los principales problemas que se han presentado
para un mejor funcionamiento y consolidación de los cuerpos académicos en la Universidad Autónoma
de Sinaloa.
Finalmente queremos expresar nuestra gratitud a todos aquellos académicos que participaron en el
encuentro de Cuerpos Académicos y a las personas y dependencias que hicieron posible la edición de este
libro. Esperando que esta obra pueda contribuir al mejor desarrollo de los cuerpos académicos y a
enriquecer la percepción que de los mismos se tiene en las instituciones de educación superior en Sinaloa
y en nuestro país.
Alonso Bajo
Ramón Martínez Huerta
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11. Cuerpos académicos y nuevas tendencias en la producción de
conocimiento.
El caso de la Universidad Autónoma de Sinaloa
Santos López Leyva∗
Introducción
V arios autores establecen que a partir de los años ochenta del siglo pasado, es posible observar una
serie de cambios en las instituciones de educación superior como principales organismos
productores de conocimiento codificado. Estos cambios tienen su origen en las instituciones de
los países desarrollados; pero en los noventa del siglo XX y en lo que va del XXI se trasladan hacia las
instituciones de los países en vías de desarrollo, por lo que resulta interesante revisar el comportamiento
de nuestras universidades ante ese nuevo contexto.
En México, una de las políticas más recientes ha sido el impulso a la creación de cuerpos académicos
en las instituciones públicas de educación superior con la finalidad de promover las nuevas formas de
producción y aplicación del conocimiento a través del trabajo en equipo.
El presente artículo tiene como objetivo llevar a cabo una revisión acerca de la importancia de la
formación de cuerpos académicos, pero, más allá, llamar la atención sobre la relevancia que tiene la
formación de equipos de trabajo para la atención de las diferentes tareas en el campo concreto del
quehacer institucional en la Universidad Autónoma de Sinaloa.
Los cuerpos académicos fueron creados, principalmente, para fortalecer las tareas de producción y
aplicación del conocimiento ya que se definen como:
un conjunto de profesores‐investigadores que comparten una o más líneas de investigación (estudio), cuyos
objetivos y metas están destinados a la generación y/o aplicación de nuevos conocimientos, además de que a
través de su alto grado de especialización, los miembros del conjunto ejerzan docencia para lograr una
educación de buena calidad (http://promep.sep.gob.mx)
Como se puede ver, la tarea fundamental de los cuerpos académicos es la producción de conocimiento
y la aplicación del mismo. De ahí la importancia de llevar cabo una revisión de las principales
características que presenta este proceso en la actualidad y en el espacio de una universidad.
Para algunos autores lo más adecuado es manejar el concepto de “comunidades académicas”, al
referirse a grupos de expertos que tienen como misión resolver una serie de problemas a través de la
aplicación del conocimiento científico (Maldonado 2005). Partiendo de esta idea resulta interesante revisar
el concepto de cuerpo académico, ya que existen diferencias y visiones alternativas a las planteadas e
impulsadas desde los organismos oficiales en México.
La Universidad Autónoma de Sinaloa ha asumido la tarea de promover la formación y afianzamiento
de los cuerpos académicos mediante la creación de una oficina especial que alberga la coordinación del
Programa de Mejoramiento del Profesorado (PROMEP), pero esta tarea ha sido enfocada en mayor grado
∗
Profesor e investigador del Doctorado en Ciencias Sociales y de la Escuela de Economía de la UAS. Miembro del Sistema
Nacional de Investigadores nivel II. Responsable del cuerpo académico “Economía de la educación, la ciencia y la tecnología”.
12. Santos López Leyva
desde la perspectiva administrativa, aplicada a la difusión de las convocatorias, recibir las propuestas de
conformación de cuerpos académicos y las iniciativas de investigación impulsadas por éstos. También se
ha encargado de atender todo lo relacionado con el control de los recursos entregados a los proyectos,
haciendo las comprobaciones de rigor ante las instancias correspondientes. No se observa la participación
para ofrecer derroteros académicos de manera que la conformación de equipos fortalezca las funciones
sustantivas de la institución. En tal sentido, nuestro Cuerpo Académico propuso y llevó a cabo, en
coordinación con la oficina institucional del PROMEP, el Primer Encuentro de Cuerpos Académicos, el cual
se convirtió en un espacio de propuestas en la idea de fortalecer esta forma de trabajo al interior de la
Universidad.
Resulta muy pertinente que la institución revise su quehacer en este aspecto y pueda impulsar
acciones que privilegien el fortalecimiento académico de este tipo de equipos sobre su atención a lo
administrativo.
El trabajo que aquí se desarrolla está encaminado, además de realizar una revisión teórica de las
nuevas formas en la producción de conocimiento, a analizar las políticas en la conformación de cuerpos
académicos; ofrecer algunas experiencias que, como integrantes de cuerpos académicos, hemos tenido, y
a brindar algunas sugerencias para tener en consideración el impulso a los cuerpos académicos como una
política estratégica de fortalecimiento a la academia universitaria.
Objetivos
1. Caracterizar los mecanismos de producción y difusión del conocimiento en la época actual y la
importancia de la formación de equipos de trabajo en el desarrollo de las tareas académicas.
2. Analizar las formas en que las políticas de impulso a los cuerpos académicos se han asumido por
parte de la UAS.
3. Definir los ajustes y trasformaciones que son necesarias para que los cuerpos académicos de esta
institución puedan tener una mayor participación en las actividades de producción y difusión del
conocimiento tanto en el contexto regional como nacional e internacional.
Para el logro de los anteriores objetivos se revisa la literatura más actualizada sobre los mecanismos
utilizados en la producción de conocimiento; con base en la información proporcionada por PROMEP y por
la UAS, intentamos un análisis en la conformación de los cuerpos académicos. También, atendiendo al
trabajo cotidiano, buscamos rescatar algunas experiencias que puedan apoyar a otros compañeros en las
tareas de superación académica. Para la obtención de información fueron de gran interés los informes
rectorales y la consulta a la página oficial del PROMEP.
Los cambios en la producción de conocimiento
Algunos autores manejan la idea de que los procesos de producción de conocimiento se han orientado en
forma considerable hacia el mercado. Señalan que las actividades de investigación están cada vez más
determinadas por los valores del mercado y desarrolladas a través de mecanismos de comercialización,
desplazando los imperativos académicos manejados por Merton (1996). Existe una nueva cultura post‐
académica que está reemplazando el modo tradicional de hacer investigación. Ylojoki (2003), retomando a
Ziman (1996), establece que los valores establecidos por Merton son sustituidos por otros nuevos, por
ejemplo: la propiedad intelectual desplaza al comunalismo en la apropiación de los resultados de
investigación; el universalismo en la investigación se substituye por la solución de problemas en un
contexto local; el desinterés cede el paso al interés comercial, político y económico; el contexto
12
13. Cuerpos académicos y nuevas tendencias en la producción de conocimiento.
disciplinario toma el camino de la multidisciplina y el trabajo individual se trasforma en trabajo en
equipos y construcción de redes donde intervienen investigadores de las empresas y universidades.
En la obra mencionada, Merton identifica como imperativos institucionales de la ciencia: el
comunalismo, el universalismo, el desinterés y el escepticismo organizativo. El comunismo asume que los
hallazgos de la ciencia son producto de la colaboración social y deben ser asignados a la comunidad. El
universalismo encuentra su expresión en la idea de que las pretensiones de la verdad tienden a ser
universales, sin importar los tipos de creencias, los principios, las leyes descubiertas no deben estar
signadas por las posiciones personales del investigador. No se debe buscar a través del trabajo en la
ciencia más que el beneficio por la satisfacción de las metas logradas y el haber servido a la comunidad, a
esto se refiere el desinterés. Por último, en el escepticismo organizado el científico no debe abrir abismos
entre sus aportaciones y la de sus colegas, o entre sus creencias y las de sus semejantes (López 2001:184‐
185).
Se pueden contar varios autores cuyas aportaciones han insistido en este fenómeno. Entre ellos se
encuentran los trabajos de Slaughter y Leslie, quienes, en su libro de 1997 presentan un estudio acerca de
los procesos de producción de conocimiento y transferencia de tecnología en cuatro países: Estados
Unidos, Inglaterra, Canadá y Australia; en él se reporta la transformación experimentada por las
universidades y centros de investigación como producto de su interés por comercializar los resultados de
la actividad investigativa. De esa inclinación hacia los valores del mercado introducen la categoría de
capitalismo académico.
En las visiones de “triple hélice” de Etzkowitz y colegas (1997 y 1998), universidad, empresa y
gobierno aparecen como tres instituciones separadas que buscan establecer relaciones de trabajo para el
impulso del desarrollo de una región a través de la producción y aplicación del conocimiento. Los tres
son organismos que cuentan con principios y valores propios, sin embargo, a través de la creación de
instancias de vinculación llegan a acuerdos y convenios para el impulso de innovaciones que inciden en
el desarrollo de una región. Las aportaciones de estos autores se engloban en lo que se denomina la
Segunda revolución académica. La primera sería cuando la investigación se incluye como una función
sustantiva de las universidades.
A partir de la Primera revolución académica, la universidad no sólo se encarga de trasmitir el
conocimiento sino que otra tarea central es la producción del mismo.
Por otra parte, Gibbons y colegas (1997) se refieren al modo 2 de producción de conocimiento, donde
señalan que en la actualidad este factor se produce en un contexto de aplicación y tiene las características
de ser transdisciplinar, heterogéneo, heterojerárquico, asume una responsabilidad social y es producto de
una reflexión colectiva. En el mismo sentido, Stokes (1997) en su modelo de Cuadrante de Pasteur insiste
en la presencia de un nuevo esquema de producción de conocimiento basado en la investigación aplicada
destinada a cubrir necesidades de mercado. El estudio de las relaciones entre universidad‐empresa y
gobierno presentado como un triángulo se observa en los trabajos de Burton Clark desde 1983, donde la
autoridad del Estado, la educación superior y el mercado actúan bajo lo que él denominó un Triángulo en
tensión, debido al tipo de negociaciones y la especificidad de relaciones que se establecen entre estas
instancias. En América Latina, con anterioridad, es posible encontrar las aportaciones de Ernesto Sábato y
Natalio Botana (1968), quienes desarrollaron el llamado Triángulo de Sábato donde a cada vértice de la
figura corresponde una de las instituciones en cuestión. En todos estos estudios, universidad, gobierno y
mercado son tres entidades con motivaciones y objetivos diferentes, pero que se conjuntan con el
propósito de promover la producción de conocimiento en la idea de hacer más competitivas las empresas,
las regiones y los países.
13
14. Santos López Leyva
Otro enfoque, Slaughter y Rhoades (2004), observa que la universidad como un todo está siendo
penetrada por los valores del mercado. De ahí desarrollan elementos que les permiten concluir que la
mayor parte de las funciones de las instituciones de educación superior de los Estados Unidos presentan
signos que marcan su orientación hacia la comercialización. A través de este enfoque, los autores
continúan desarrollando la idea de Capitalismo académico, propuesta desde 1997. Para ellos la nueva
economía trata al conocimiento avanzado como un recurso material que puede ser asegurado a través de
instrumentos legales, apropiado y comercializado como cualquier producto o servicio. Construyen su
marco de análisis utilizando un grupo de categorías donde sobresalen: la existencia de una nueva
economía que tiene como principal factor de producción el uso del conocimiento; las actividades se
atienden a una dimensión global, modificando los conceptos de soberanía y relaciones internacionales; el
conocimiento es tratado como un recurso material que puede ser comercializado bajo las leyes del
mercado; se asiste a la superación del modelo fordista de producción en línea para la organización en el
trabajo; es posible contar con trabajadores educados y consumidores adiestrados en el uso de las nuevas
tecnologías y además, deseosos de usarlas; la existencia de un Estado neoliberal que trasfiere recursos
del bienestar social hacia la función de producción permitiendo a las universidades diseñar los
instrumentos que las involucran en actividades de carácter pecuniario convirtiéndolas así en generadoras
de ganancia; en la evaluación de los nuevos circuitos de conocimiento participan cada vez menos los
académicos, los hombres de negocios definen y dirigen las acciones en los comités calificadores de
iniciativas y proyectos, la investigación y el trabajo académico no es juzgado sólo por los pares
académicos sino por los hombres de empresa y funcionarios del sector público quienes se encargan de
evaluar el trabajo de los investigadores y académicos.
Siguiendo la propuesta de Slaughter y Rhoades en la investigación universitaria los profesores se
consideran líderes de proyectos o de líneas de investigación. La investigación básica permite a los
profesores controlar sus agendas y dirigir sus equipos, en la investigación para el mercado; los plazos y
ritmos ya no son definidos al interior del proyecto de investigación sino por factores externos
determinados por las variables del mercado.
Ylijoki (2003) encuentra que incluso se cambia el lenguaje y la cultura de los académicos al incluir
elementos como la administración del aprendizaje, considerarse así mismo como empleadores de
estudiantes, trabajar en la idea de desarrollar productos y servicios para atender una demanda, obtención
de financiamiento mediante mecanismos de mercadeo y manejar sus propios recursos mediante criterios
empresariales. Esto ya lo había notado Slaughter (1993), al señalar que, en la década de los 80s, los
discursos de los rectores cambiaron en forma significativa al incluir en ellos palabras relacionadas con la
comercialización de la investigación.
Alexander (2001) menciona que en las instituciones de educación superior se están experimentando
tres cambios que son sustanciales: a) por motivos de la globalización, la calidad académica de una
institución no está limitada a un estado, región o país, sus parámetros están referidos al contexto
internacional; b) se presenta una competencia en el mercado de la educación superior entre universidades
públicas y privadas y c) al menos en los Estados Unidos e Inglaterra algunas de las universidades
públicas están en serio peligro de que su trabajo académico se vea disminuido al emigrar sus mejores
profesores hacia las universidades privadas por motivos salariales. El estudio de este autor demuestra
que las instituciones privadas han incrementado en forma considerable los salarios de sus profesores por
la vía del incremento a las cuotas de los estudiantes y otro tipo de fondos obteniendo marcadas ventajas
sobre las universidades públicas, las cuales no tienen posibilidades de incrementar sus colegiaturas,
dando origen a lo que denomina brain drain.
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15. Cuerpos académicos y nuevas tendencias en la producción de conocimiento.
Heydinger (1997:107), señala que en los 90s los cambios fundamentales en la educación superior
provienen de: a) educación para todas las edades, no sólo los jóvenes en las edades de 18 a 24 años son los
demandantes de este tipo de educación, la nueva composición de los estudiantes comprende todas las
edades; b) enseñanza en todos los lugares, los programas ya no se ofrecen sólo en los salones de las
universidades, sino en cualquier lugar, llegan hasta los sitios de trabajo de los estudiantes; c) la formación
de empresas para la educación, principalmente consorcios, asociaciones con empresas, etc; d) servicios
atendiendo las variables del mercado; e) formación de agentes de aprendizaje y asesores tanto para
estudiantes como para programas y universidades; f) las tecnologías informatizadas trasforman todas las
funciones de las instituciones.
Por otra parte Weiss (Maldonado 2005) apunta la existencia de siete modelos en la realización y
utilización de la investigación: a) modelo lineal, asume que la investigación básica conduce a la
investigación aplicada, siguiendo su desarrollo e implementación; b) modelo de resolución de problemas, el
conocimiento es utilizado para definir una acción focalizada; c) modelo interactivo, relaciona investigadores
y tomadores de decisiones en plena colaboración; d) modelo táctico, la necesidad de investigación es usada
como una excusa para no dar curso a una acción; e) modelo político, investigación es usada para justificar
una política; f) modelo iluminador, la investigación se imagina escenarios y recomienda soluciones, g)
modelo intelectual, la actividad de investigación amplía los horizontes del conocimiento. De hecho no se
puede decir que un ejercicio de investigación tome sólo un modelo de los anteriores, sino que se puede
ubicar en varios de ellos a la vez, según la naturaleza de este ejercicio, aunque es cierto que ya poco se
habla y se practica el denominado modelo lineal.
Todas las explicaciones anteriores hablan de que se han introducido nuevas formas de organización en
las instituciones involucradas en los procesos de producción de conocimiento, la más significativa de ellas
es la formación de equipos de trabajo y de redes entre investigadores de las universidades, del gobierno y
de las empresas. En el caso de México, esto constituye una política impulsada a través del Programa de
Mejoramiento del Profesorado (PROMEP), promoviendo la formación de “cuerpos académicos” y redes
con la finalidad de fortalecer los procesos de producción y aplicación de nuevos conocimientos.
La formación de equipos de trabajo
Maldonado (2005) insiste en que en la academia lo que debe prevalecer para una mayor calidad en el
trabajo son las comunidades epistémicas, las cuales tienen siete características: a) agenda común, sus
integrantes mantienen puntos coincidentes en la agenda de investigación; b) está integrada por redes,
relaciones formales e informales que se establecen entre los diferentes actores; c) sistema de creencias y
valores compartidos, se mantienen juntos por propósitos comunes, comparten normas y creencias sin
necesidad de tener lazos familiares o políticos; d) tamaño compacto, son relativamente pequeñas, pero lo
que importa es el prestigio académico y su habilidad de influir en el campo disciplinario; e) dan mayor
peso a las relaciones informales que formales, lo fuerte está constituido por las relaciones entre los
actores, más que por los convenios establecidos entre las instituciones; f) prestigio y credenciales
académicas, tanto el prestigio como sus méritos académicos son el capital más importante con que cuenta
la comunidad epistémica y que permite distinguirse de otras redes y grupos, y g) diversidad profesional,
este tipo de comunidad no puede ser confundida con una profesión, sino que atraviesa fronteras
profesionales.
Una de las causas de la formación de grupos académicos es el surgimiento de nuevos campos en las
ciencias, las disciplinas científicas han evolucionado y se trabaja más bien en campos híbridos de las
15
16. Santos López Leyva
ciencias que en las disciplinas como un todo. Esto ha llevado a las instituciones a organizar de manera
diferente los conocimientos, por ejemplo en la UNAM se tienen programas del ambiente, de estudios de
género y otros. En la Universidad Autónoma de Sinaloa el programa de alimentos y el grupo de estudios
sobre Estados Unidos y Canadá. El grupo de estudios sobre la corrosión en la UABC. Y así, en cada
institución se pueden encontrar grupos de trabajo relacionados con temáticas muy específicas y que no
pertenecen a una misma área de conocimiento. De estos equipos se derivan, incluso, programas
académicos sobre todo a nivel de posgrado. Generalmente este tipo de grupos de trabajo se forman
alrededor de un líder en el conocimiento en determinado campo.
La creación de campos de investigación está en constante movimiento como establecen unos autores:
“hoy en día, el proceso más importante no consiste en la creación de disciplinas nuevas, sino en la
formación de dominios híbridos nuevos”, estos dominios sólo pueden ser creados y desarrollados por
equipos de investigación (Dogan y Pahre 1993:80). Más adelante señalan que: “No puede haber una
hibridación sin una fragmentación que le preceda, si bien no todos los fragmentos se llegan a hibridar”
(Ibid., p. 82). Estos híbridos constituyen los espacios donde surgen nuevos equipos de trabajo que tienen
mayor posibilidad de innovar, porque los núcleos de las disciplinas se encuentran muy congestionados
de investigadores y de teorías. Bajo este principio, los autores anteriores desarrollan lo que denominan la
paradoja de la densidad. Cuanto más congestionado se encuentra un núcleo epistémico menores
posibilidades de innovación existen.
Otra característica en la producción de conocimiento es el trabajo en redes. Powell y Koput (1996)
señalan que este hecho es más visible en las denominadas nuevas tecnologías: tal es el caso de la
biotecnología, donde los procesos de innovación se desarrollan dentro de redes de relaciones
interorganizacionales que sostienen el fluido de conocimientos y envuelven a una comunidad. Esta nueva
visión de redes es desde la perspectiva de las ciencias económicas y de la administración, porque, como
dice Fukuyama: “Los sociólogos han utilizado el concepto de red desde hace mucho tiempo y en la
actualidad los profesores de administración que introducen este concepto a su campo, lo que están
haciendo es reinventando la rueda” (Fukuyama 1999:199). Lo que pasa es que esta nueva forma de
entender las redes se refiere a organizaciones formales y no como capital social. En el concepto social se
concibe la red como un grupo de agentes individuales que comparten normas informales y valores más
allá de las transacciones ordinarias del mercado (Ibid.)
La diferencia es que en economía este tipo de redes se han formado más en la idea de satisfacer una
demanda del mercado, facilitando la comercialización de un producto, prestación de algún servicio o
atención a problemas específicos. Por eso, una de las fuentes más importantes para la formación de
equipos es con el propósito de atender el tratamiento a cuestiones concretas donde intervienen elementos
de diferentes áreas de conocimiento. Ejemplo, el combate a la mosca blanca en Sinaloa; el problema de la
sequía en Sonora; el combate a la lepra en Sinaloa, la protección de patrimonio cultural en Mazatlán.
Constituyen sólo algunos ejemplos de equipos de trabajo académico.
Existen equipos que se forman alrededor de infraestructura de las universidades; por ejemplo: para el
uso de ciertos equipos de laboratorio. Tal es el caso del uso de microscopios electrónicos de barrido,
cromatógrafos, telescopios, etcétera.
La integración de personas por la vía de tareas académicas, por ejemplo: la publicación de un libro o
revista es un buen motivo para la formación de equipos de trabajo, así como la revisión de planes y
programas de estudio de una unidad académica; la planeación e instrumentación de los planes de trabajo
de una dependencia universitaria, etcétera.
Las nuevas tecnologías informatizadas hacen que se formen equipos de trabajo virtuales. Por ejemplo,
los estudiantes de la Maestría en Ingeniería Económica de la UAS compartían entre sí todos los apuntes y
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17. Cuerpos académicos y nuevas tendencias en la producción de conocimiento.
opiniones en torno a las clases a través de la red. La formación de un grupo interinstitucional para la
contratación de bancos de información, por ejemplo la contratación de Proquest por varias dependencias
de la UAS. La implementación de programas académicos en línea, etcétera.
En México se han formado muchos colectivos académicos alrededor de aquellos programas de
posgrado que desean mejorar su calidad, tal es el caso del Doctorado en Ciencias Sociales y el de
Biotecnología en la región noroeste de México. La reestructuración de dependencias que hizo la UNAM
para fortalecer sus programas de posgrado, acción que le ha traído muchos beneficios, sobre todo en la
acreditación de sus programas, donde muchos de ellos han adquirido prestigio internacional.
Hill (1997:97), señala que la formación de equipos de trabajo y redes institucionales permite: a) mejores
condiciones para lograr una comunicación horizontal entre las diferentes dependencias universitarias; b)
una mayor integración vertical entre departamentos académicos y oficinas de la conducción central de la
institución; c) impulsa a las unidades académicas a introducir cambios ya que las responsabilidades son
compartidas; d) el trabajo en equipo requiere una mayor comunicación y compartir la información, por lo
que los resultados tendrán más legitimidad.
La formación y empoderamiento de equipos académicos funciona también para contrarrestar las
políticas de dependencia de los recursos, ayudando a la formación de otro tipo de liderazgo. En el caso
concreto de la UAS, la formación de este tipo de equipos resulta muy necesaria ya que el panorama de
toma de decisiones ha estado dominado por otro tipo de colectividades.
Pero si bien la formación de equipos de trabajo en la academia resulta provechosa, existen factores que
pueden atentar contra esta forma de trabajo, principalmente en el campo de la investigación. Con la
implementación de políticas de patentamiento y venta de conocimiento en las IES, la desconfianza entre
miembros de equipo de trabajo se ha incrementado. Algunos miembros de los cuerpos de investigación
buscan mantener en secreto sus resultados ya que, potencialmente, pueden conducir a una patente; por
otra parte, los propios estudiantes de posgrado mantienen ciertos recelos de manejar en forma abierta los
resultados de investigación con sus propios profesores, ya que pueden ser comunicados por diversos
medios a otras comunidades académicas o bien con intereses comerciales y así transmitir ciertos
resultados que prefieren mantenerse en secreto.
Una enorme barrera que es imperativo vencer en estas políticas es la tendencia de algunos
investigadores a trabajar en forma individual y no querer compartir con nadie sus resultados, ni sus
formas de trabajo. Hay que recordar que los métodos de investigación y las técnicas de trabajo también se
convierten en aportaciones.
Las grandes compañías han estructurado redes de trabajo, algunas de carácter internacional, en la idea
de desarrollar un nuevo producto, los equipos de investigación de cada institución sólo alcanzan a
conocer una etapa de ese proceso, por lo que no logran apropiarse de todo el proceso de investigación.
Esto los hace depender de las exigencias de investigación de tal compañía, postrando a los investigadores
en cierta desventaja en cuanto a su objeto de estudio, pues desconocen realmente la composición total del
mismo, esta acción hace que las agendas de investigación sean definidas fuera de las instituciones de
educación superior.
La formación de cuerpos académicos constituye, sin duda, una política diferente a las instrumentadas
desde la SEP en el campo de la formación académica de los profesores, Para notar la diferencia sólo
tenemos que recordar la evaluación que se hace en el Sistema Nacional de Investigadores, las diferentes
convocatorias del PROMEP, los proyectos de investigación y las becas al desempeño académico, las cuales
se asumen con un enfoque de tipo individualista. La formación de cuerpos académicos ofrece una
17
18. Santos López Leyva
consolidación más integral al profesor pues tiene la necesidad de poner en práctica un mayor número de
habilidades que sólo son posibles de instrumentar cuando se trabaja en equipo.
En el impulso de esta política el gobierno federal empieza por reconocer que
Algunos de los programas organizados por la SEP y por las propias IES públicas en la última década han
tenido como resultado una mejor preparación del personal académico de tiempo completo, reflejada en una
creciente proporción de profesores de posgrado. Sin embargo, el número de cuerpos académicos consolidados
es aún pequeño y su distribución en el país insuficiente y desigual. A ello se agrega la escasez de políticas
institucionales y programas para habilitarlos en las tareas docentes (SEP 2001).
Atendiendo al anterior diagnóstico la SEP impulsó en las universidades públicas la creación de cuerpos
académicos a través del PROMEP, que para 2005 reconoce 105 cuerpos académicos consolidados a nivel
nacional, lo que significa que están produciendo conocimiento de frontera. Éstos están ubicados en las
áreas de Ciencias Agropecuarias, 7 cuerpos; Sociales y Administrativas, 6; Ciencias de la Salud, 14;
Ingeniería y Tecnología, 20; Naturales y Exactas, 55; y Educación, Humanidades y Artes, 3; Por otra parte,
en el contexto nacional, se reconocen 323 cuerpos académicos en proceso de consolidación.
Lo anterior demuestra que, para 2005, seguía siendo válido el diagnóstico presentado en el Programa
Nacional de Educación en cuanto al reducido número de investigadores que trabajan en forma colectiva,
pues entre las dos categorías de cuerpos académicos sólo alcanzan la cifra de 428 equipos. Considerando
que en promedio un cuerpo académico está compuesto por 5 profesores, esto hace una cifra de 2140
académicos registrados en proyectos de trabajo colectivos.
La formación de cuerpos académicos en la UAS
Como se ha señalado arriba, el objetivo central de un cuerpo académico es la producción y aplicación de
conocimientos nuevos. De todos es sabido que en la actualidad la producción científica ha alcanzado una
institucionalización basada en tres elementos principales: los mecanismos de regulación, la normatividad
y los aspectos cognitivos (Gornitzka 2003:54; Merton 1996).
En el campo de la regulación, la UAS ha creado la Coordinación General de Investigación y Posgrado
(CGIP) para el impulso y manejo de la investigación. Pero en el campo de los cuerpos académicos su
participación ha sido débil, puesto que este proceso se ha atendido principalmente desde una perspectiva
administrativa, lo cual dificulta la participación de esta dependencia en la definición de políticas
atendiendo las áreas de conocimiento a nivel de las diferentes escuelas y facultades. Para la obtención de
mejores logros en la producción de conocimiento, la institución debió, desde un principio, definir una
serie de acciones donde se involucraran varias dependencias de la administración central, esto en
atención de que en el presente sexenio del gobierno federal la instrumentación de varios de sus
programas está basada en el fortalecimiento de los equipos académicos. Al revisar los cuerpos académicos
aceptados por el PROMEP y la planta académica de las escuelas y facultades, se puede dar cuenta que
existen equipos de investigación fuertes en la institución pero que no aparecen registrados como cuerpos
consolidados, lo cual quiere decir que no todas las facultades y escuelas se aplicaron de igual manera en
la instrumentación de este ejercicio, o bien no se interesaron en hacerlo de la forma más cuidadosa o no
tuvieron la suficiente motivación para su realización.
La actual política del PROMEP de formación de cuerpos académicos pertenece más al campo de la
regulación que a la formación de equipos académicos basados en elementos epistémicos. Los
investigadores observan que la formación de estas agrupaciones constituye un mecanismo para acceder a
recursos, entonces optan por organizarse bajo este esquema; pero además, desde la propia dirección del
18
19. Cuerpos académicos y nuevas tendencias en la producción de conocimiento.
PROMEP en la UAS, se ejercen presiones para que los académicos asuman esta forma de trabajo, usando
como motivación principal la necesidad de participar en la diferentes convocatorias que permitan allegar
recursos a la institución. Ejemplo de ello es el aseguramiento de recursos en los propios fondos del
PROMEP. El Conacyt, en algunas convocatorias para proyectos de investigación promueve el
establecimiento de alianzas entre académicos, y entre éstos con actores ubicados en las empresas privadas
y organismos gubernamentales. También, para el caso de considerar un programa de posgrado de
calidad, el primer requisito es contar con una planta académica organizada en cuerpos académicos y que
pertenezcan al Sistema Nacional de Investigadores o al Sistema Nacional de Creadores. El propio Conacyt
cuenta con un programa que se denomina “Centros, Grupos y Redes de Investigación”, que su objetivo
es buscar la participación de los diferentes sectores en el impulso de la ciencia y la tecnología.
La convocatoria 2004 para investigación básica de ese organismo establecía en tres de sus seis
modalidades el trabajo en cuerpos académicos: a) apoyo a iniciativas presentadas por redes de cuerpos
académicos y/o grupos de investigación; b) apoyo a iniciativas de colaboración entre un cuerpo académico
o grupo de investigación consolidado y otro en consolidación, y c) apoyo a iniciativas presentadas por un
cuerpo académico o un grupo de investigación.
Algunas universidades por recomendaciones de organismos evaluadores mantienen una serie de
cuerpos que desarrollan actividades de planeación y evaluación institucional, estos equipos reciben
diferentes denominaciones tales como comités, consejos o comisiones de planeación y de evaluación. Lo
cierto es que aquellas instituciones que cuentan con esta figura han realizado acciones de mayor éxito en
este tipo de funciones. Una de las 10 reglas que ofrecen Julius, Baldridge y Pfeffer (1999) para lograr una
organización académica exitosa es sustentar el trabajo en equipos, que ellos denominan comités. Estos
cuerpos funcionan de manera permanente y apoyan a la institución en la realización de investigaciones
para conocerse a sí misma, lo que ayuda en gran medida en los procesos de planeación y evaluación de
las funciones de la universidad. Ejemplos de ello son la Universidad Autónoma de Baja California, la
Universidad Autónoma de San Luís Potosí y otras. En cambio, existen instituciones que forman estos
cuerpos de manera circunstancial para ofrecer soluciones a ciertos problemas ocasionales; esto hace que
se encuentren con dificultades de ubicación institucional de los equipos, carencia de información para la
toma de decisiones, pero sobre todo con la falta de compromiso y formación disciplinaria de los
participantes, por lo que el éxito no se alcanza.
En lo que se refiere a la normatividad, la UAS, cuenta con el Reglamento de Investigación y Posgrado el
cual debería reformarse para incorporar aspectos relacionados con los cuerpos académicos. No pueden
manejarse este tipo de equipos solamente con lo pocos lineamientos que vienen dados desde el PROMEP, la
idea es que cada institución realice las adecuaciones que considere pertinentes para sacar el mayor
provecho posible de esta política. Este reglamento también exige que cada programa esté sustentado en
un cuerpo académico que garantice, además de la docencia del programa, la realización de los trabajos de
investigación para que los estudiantes puedan obtener su grado y así contar con una buena eficiencia
terminal.
En el aspecto cognitivo, la institución ha mejorado considerablemente el número de académicos que
cuentan con el grado de doctor y lo han hecho en instituciones de prestigio. Ha aumentado el número de
investigadores en el SNI. A pesar de todo, se puede tener una política más agresiva en este aspecto, por
ejemplo: gran parte de los profesores que están realizando estudios de posgrado lo están haciendo en la
propia institución o en instituciones cuya calidad es muy baja y no tienen como prioridad enseñar a sus
estudiantes a investigar y por ende, formar investigadores.
19
20. Santos López Leyva
En el tercer informe de labores del rector (Monárrez 2004), correspondiente al periodo 2003‐2004, se
señala que la institución cuenta con 222 profesores que tienen el reconocimiento del perfil PROMEP, pero
también se reconoce la existencia de 133 académicos que tienen sobrados requisitos para acceder a este
perfil y no cuentan con él. Se manifiesta que estos académicos no han tenido ningún interés de buscar
reconocimiento por esta vía. Si no buscan obtener el perfil PROMEP tampoco se pueden integrar a estos
colectivos, pues uno de los mecanismos para formar el cuerpo académico es que los profesores integren
su currículo en línea en los formatos correspondientes.
Otro dato a tomar en consideración es que de los 222 perfiles PROMEP, el 64.86% cuenta con el nivel de
maestría, que son 144 académicos y 78 son doctores, que corresponde al 35.14%. Por otra parte, en el
reporte de PROMEP de 2004 sólo reconocía 6 cuerpos académicos a la institución: 5 en proceso de
consolidación y uno consolidado. Aquí cabe hacer una reflexión: si se cuenta con 222 académicos con
perfil deseable para la conformación de los cuerpos académicos y sólo 36 de ellos están en los cuerpos
académicos reconocidos, ¿qué pasa con los restantes? Esto demuestra que en la formación de estos
equipos académicos no se ha conjuntado todos los esfuerzos necesarios.
En el mismo documento se establece que, con el propósito de mejorar esta situación, el primero de los
diez ejes fundamentales de transformación de la institución lo constituye “Mejorar el perfil del
profesorado y consolidar los cuerpos académicos”. Sin duda, caminando en este sentido y haciendo
realidad este eje, de manera automática se pueden lograr los siguientes ocho ejes. De ahí la importancia
de promover la consolidación de los cuerpos académicos a través de lograr un mayor nivel en la planta
académica.
Al revisar las estadísticas del tercer informe rectoral (Monárrez 2004) nos encontramos con una buena
noticia, pues de los 297 becados que tenía la institución, 133 eran en el nivel de Doctorado y 21 estaban
escribiendo su tesis doctoral, lo que sobrepasa el 50% del total. Otra aparente buena noticia era que 72
estaban estudiando en el extranjero, sin embargo, al continuar revisando estadísticas la sorpresa es que 48
de los estudiantes de doctorado en el extranjero estaban inscritos en The World Association of Eclectic
Hypnotherapy, organismo con poco o nulo reconocimiento en el campo de la investigación científica, que
tiene una de sus sedes en Brownswille, Texas, pero que mayormente sus congresos y actividades
académicas las lleva a cabo en México, donde extiende el grado de “doctor” a profesores de instituciones,
lo perjudicial no es que otorgue el grado sino que se reconozca como nivel doctorado por las instituciones
académicas donde trabajan profesores allí graduados.
Si la cantidad de becados se considera por áreas de conocimiento, se encuentra que el 44% está en el
área de Educación y Humanidades y el 14% en Ciencias Sociales y Administrativas. De nueva cuenta: la
peor crítica no es lo desproporcionado con las otras áreas sino en qué tipo de instituciones se están
cursando estos posgrados porque las instituciones sin reconocimiento académico se ubican, precisamente,
en estas dos áreas.
Los fenómenos anteriores se presentan porque la realización de estudios de posgrado se ha atendido
sólo desde la perspectiva del contrato colectivo de trabajo y no como una medida de la institución para el
fortalecimiento de sus programas académicos: está muy bien que los profesores estudien doctorado, pero
en la idea de formarse como investigadores y no sólo para tener el documento y así poder alcanzar otra
categoría en el escalafón universitario.
En este aspecto, tampoco la Secretaría de Educación Pública y Cultura (Sepyc) del gobierno del Estado
de Sinaloa, ha tenido el más mínimo cuidado, pues ha promovido la formación de instituciones o
extendido el llamado RVOE para que impartan el nivel de doctorado, sin contar con los requisitos mínimos
necesarios para el funcionamiento de una institución de este tipo.
20
21. Cuerpos académicos y nuevas tendencias en la producción de conocimiento.
Bajo este esquema resulta difícil que la UAS pueda contar con cuerpos académicos consolidados, pero,
además, que pueda acreditar sus diferentes programas académicos.
Al intentar una revisión de los cuerpos académicos que tiene registrados la Universidad, la cifra
difiere de las estadísticas ofrecidas por el PROMEP: mientras este último organismo considera 1 cuerpo
académico consolidado, 5 en consolidación y 113 en formación, lo que alcanza una cifra de 119 equipos;
la institución señala que cuenta con 166. Quizá la diferencia no ha sido registrada ante PROMEP.
De los cinco cuerpos académicos en consolidación sólo 4 cuentan con posibilidades de llegar a ser
consolidados, de acuerdo con sus integrantes y sus proyectos de investigación. 2 en Ciencias Sociales, 1 en
Humanidades y 1 en Ingeniería. La pregunta sería ¿porqué los investigadores de Ciencias Químicas,
Física, Matemáticas y Agronomía no han logrado consolidar ningún cuerpo académico?
Por otra parte, de los 113 cuerpos en la etapa de formación, al revisar la composición de sus integrantes
se observa que: 3 de ellos tienen potencialidades para aparecer en la categoría de consolidados, 2 en la
disciplina de Educación y 1 en Ciencias Químicas; 23 pueden aparecer en proceso de consolidación y los
restantes sí tendrían que sufrir una reorganización y mejorar el perfil de sus integrantes para pasar a la
categoría de cuerpos en consolidación. Para este logro es necesaria la existencia de un buen apoyo por
parte de las autoridades académicas de la institución y de las facultades, pero, además, una buena
disposición por parte de los profesores.
Algunas experiencias de nuestro trabajo
A tres años de trabajo en el cuerpo académico Economía de la educación, la ciencia y la tecnología, se pueden
compartir algunas experiencias que resultan por demás provechosas en esta perspectiva de atender la
producción de conocimiento.
En primer lugar, hemos logrado sistematizar una serie de propuestas de investigación que cada uno
teníamos por separado. La articulación de estas experiencias ha fortalecido nuestra Dependencia de
Educación Superior, tanto en la docencia como en la investigación, lo que en un principio nos parecía
demasiado amplio. De ahí también lo abarcativo del nombre del Cuerpo Académico “Economía de la
educación, la ciencia y la tecnología”, ahora está tomando forma y focalizando su quehacer con base en el
trabajo cotidiano. Esto nos ha servido para lograr una mayor precisión en nuestros objetos de
investigación. Hay que considerar que “la sistematización implica reconstrucción, análisis, interpretación
y trasformación de una realidad institucional concreta” (Muñoz 2005).
Este ejercicio nos brinda la enseñanza de que un equipo académico es no sólo un agregado de
investigadores que se reúnen para departir en ciertos momentos. Es un grupo especial en términos de que
cuenta con objetivos definidos; tiene la posibilidad de compartir intereses, se congrega bajo propósitos
semejantes, lo cohesionan las ideas y trabaja bajo mecanismos y procedimientos preestablecidos. Un
agrupamiento de esta naturaleza cumple con lo que Krueger y Casey (2000) establecen para la formación
de grupos focales: sus integrantes tienen algo en común que los congrega, y donde el moderador o el
liderazgo no es una posición de poder, pero en nuestra consideración, en el caso de cuerpos académicos
las credenciales y el liderazgo académico sí ejercen algún tipo de influencia sobre los miembros del grupo.
En un trabajo de campo realizado por nuestro equipo con profesores de tres universidades,
encontramos que una preocupación central de los profesores es que el cuerpo de administración de las
instituciones marcha en ruta distinta a los deseos y aspiraciones de los profesores; pero, además, en
ocasiones la gestión de la administración se convierte en limitante para el trabajo académico. Con la
iniciativa de trabajar en equipos hemos logrado atraer de mejor manera la atención de las autoridades de
21
22. Santos López Leyva
nuestra institución, lo cual es un gran logro, pues tradicionalmente nuestras autoridades, como producto
de dinámicas institucionales, consumen más su tiempo en atender otro tipo de problemáticas que las
meramente académicas. Éste constituye un logro central para nuestro Cuerpo Académico.
El trabajo institucional con visión hacia los equipos académicos hace que las políticas de la
Universidad no sean diseñadas sólo en lo general, a niveles abstractos de impulso a las funciones
institucionales, sino que obliga a precisar la atención a temáticas específicas donde la institución presenta
posibilidades de desarrollo. Permite el diseño e instrumentación de una planeación no sólo en el contexto
estratégico, sino contextual y puntual con atención a iniciativas enfocadas al desarrollo de puntos precisos
en atención a las prioridades institucionales.
Con la estructuración y trabajo del Cuerpo Académico ha permitido estrechar y fortalecer nuestras
relaciones con equipos al interior de la institución, tal es el caso de las acciones puestas en práctica con
profesores de la Escuela de Administración Agropecuaria y Desarrollo Rural (ESCAADER) y con profesores
de la Facultad de Contabilidad y Administración (FCA). También las relaciones con el exterior han
mejorado, pues en la actualidad estamos asesorando un cuerpo académico de la Universidad Autónoma
de Yucatán y firmamos un convenio con la Red de Investigación y Docencia en Innovación Tecnológica
(RIDIT), donde asumimos el compromiso de realizar tanto el congreso nacional como el internacional de
esta Red. Cada uno de nosotros mantenía relaciones de trabajo con equipos académicos de diferentes
instituciones. La integración del Cuerpo Académico nos ha permitido compartir este tipo de relaciones.
Por ejemplo: algunos de nosotros no conocíamos a los equipos que estaban trabajando los temas relativos
a la educación superior en México. También nos ha permitido compartir información sobre diversos
congresos científicos.
Las funciones sustantivas de docencia e investigación permiten una mejor vinculación mediante el
abordaje de trabajo en equipo. El definir de mejor manera los ejes temáticos también permite el
acotamiento de nuestras relaciones y actividades y tender puentes entre estas dos actividades sustantivas.
Esto se manifiesta en las constantes invitaciones para que alguno de nosotros comparta las experiencias
académicas en nuestro campo de trabajo.
Otra ventaja brindada por este esquema de trabajo es la mayor facilidad para el acopio de materiales,
ya que cada uno de nosotros contamos con diferentes fuentes de información las cuales estamos
dispuestos a compartir, situación que sería más difícil trabajando de manera individual.
La evaluación del trabajo académico tiene que ser un ejercicio permanente, lo cual se facilita en un
esquema como el presente que permite la práctica de la autoevaluación. Lo anterior se lleva cabo en dos
frentes: por un lado, los artículos escritos por cada uno de nosotros son revisados por otros miembros del
Cuerpo Académico; por otra parte, de manera constante realizamos reuniones que nos permitan evaluar
el quehacer del equipo en lo general y planear nuestras actividades.
Para un trabajo de esta naturaleza es necesario que exista la disposición de compartir y se promueva
un liderazgo colectivo donde esté ausente el afán de la apropiación individualista de resultados. Cada
uno de los integrantes tiene la libertad del trabajo individual, pero sin perder la perspectiva de la
necesidad de abonar a las tareas colectivas.
Algunas propuestas
Una de las debilidades de la formación de cuerpos académicos consiste en que presenta pocos rasgos
característicos de una comunidad epistémica (Maldonado 2005), donde un grupo de individuos comparte
una agenda común, el grupo está integrado a redes, sistema de creencias y valores compartidos, tamaño
compacto, dar mayor paso a las relaciones informales que formales, prestigio y credenciales académicas
22
23. Cuerpos académicos y nuevas tendencias en la producción de conocimiento.
de sus componentes y diversidad profesional. Gran parte de los cuerpos académicos, hablando de la
experiencia de nuestra institución, sólo existen en el papel y desarrollan poco o nulo trabajo colectivo, lo
cual no les permite pasar de la categoría de cuerpos académicos en formación.
Un elemento esencial para que rinda mejores frutos una política de este tipo es que las autoridades
académicas de la institución puedan percatarse y asuman que la formación de cuerpos académicos
constituye una acción de central importancia para el mejoramiento de la Universidad.
En la institución ha actuado la teoría de la dependencia de los recursos, la cual explica que el manejo
de los grupos y equipos de trabajo está muy condicionado al poder de aquellos grupos y dependencias
universitarias que tienen el control de los recursos (Van Vught 1997:324). Un camino que tenemos los
profesores e investigadores es la creación e impulso de las organizaciones que fortalezcan el trabajo
académico para que, de esta forma, podamos reorientar los recursos de la institución hacia propósitos
relacionados con las actividades sustantivas de la Universidad.
Una orientación necesaria para la política de investigación debe ser hacia la práctica de modelos
interactivos. Promover acciones donde la producción de conocimiento sea el mecanismo central en el
acercamiento de los diferentes grupos y cuerpos universitarios. La perspectiva regional es otra dimensión
que debe tomar en cuenta la institución para el impulso a sus programas, de hecho existen experiencias
muy ilustrativas, tal es el caso de algunos programas de posgrado.
Para el seguimiento y control de estas políticas es imprescindible la creación de comités internos de
evaluación y seguimiento de actividades, los cuales deben contar con el apoyo de organismos externos
especializados en estas tareas.
Existe la necesidad de continuar con los ejercicios de acercamiento entre los diferentes cuerpos
académicos, sin importar su área de procedencia, lo que se busca es compartir experiencias organizativas
y de investigación en colectivo. Nuestro Cuerpo Académico, en coordinación con el PROMEP inició esta
actividad, ahora lo importante es ofrecer continuidad y resultados aprovechables de estos ejercicios.
Las experiencias nos indican que en el cambio en la administración pública federal se abandonan unas
políticas y se instrumentan otras. De parte de muchos académicos existe el deseo de que, antes de
desechar una política, se pueda llevar a cabo una evaluación seria de ésta y continuar con los elementos
que han arrojado resultados positivos. También existe el gran deseo de que se ponga una mayor atención
a las diferentes formas de investigación científica, dedicando sustanciales recursos a la realización de
estas actividades.
23
24.
25. Referencias
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26
27. Cuerpos académicos y dependencia de educación superior. El caso
de la DES: EE‐IIES‐DCS
∗
José Bastidas Morales
Presentación
E
ste trabajo trata básicamente de la Dependencia de Educación Superior (DES) que integran la
Escuela de Economía, el Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales y el Doctorado en
Ciencias Sociales, de la Universidad Autónoma de Sinaloa. Se analizan aquí los criterios de
planeación estratégica y se discuten sus límites y alcances al calor de los resultados obtenidos.
Existen razones para aseverar que los cambios e innovaciones que viven las IES nacionales definen un
proceso de diferenciación funcional. Fácil de comprenderlo bajo los criterios de eficiencia y calidad; no
obstante, de difícil concreción y traducción, que puntualizan el lugar de registro de las instituciones
educativas y equipos académicos mejor adaptados al entorno. Perspectiva externa, en todo caso, basada
en imperativos económicos y sistémicos vía el financiamiento extraordinario para planes y programas
específicos, donde el dinero como mecanismo de control reemplaza al poder interno de las organizaciones
educativas e impacta sobremanera la actividad de los sujetos de la acción formativa.
Es una realidad que bajo el interés del financiamiento extraordinario, en un ambiente de recursos
escasos, la Universidad asume por necesidad el discurso de la planeación y de la evaluación. Discurso
impuesto y cerrado que se adjudica la calidad, la eficiencia y la productividad educativa en vínculo
estrecho con la competitividad que considera al entorno, la demanda y el mercado. El usuario visto como
cliente o consumidor tiene la prerrogativa de los cambios educativos aunque ello, en la visión
mercantilista que conlleva el diseño, se concreta a la libre elección del centro educativo. Ante la
indiferencia entre lo público y lo privado, el usuario puede preferir la institución educativa que mejor
convenga a sus intereses utilitarios. El sistema de becas‐crédito favorece esta definición y el Estado está
más que obligado a su respaldo.
Si atendemos a una definición concreta, ésta se esclarece como neoliberalismo educativo que, en la
supuesta libertad de pensamiento y acción individual, condiciona la actividad sustantiva de la institución.
Es lo que llamamos reforma educativa silenciosa; mecanismo burdo, a todas luces, que avanza a pasos
atropellados en el reemplazo de la definición interna de las IES, sustentado en la tradición humanista del
mundo occidental.
Paradójicamente, hoy cuesta trabajo comprender que lo sustantivo no siempre es sinónimo de lo
funcional. Puede llegar a serlo, lo que justifica en cierta medida la orientación del éxito de algunas
unidades académicas de la Universidad. No obstante, es preciso entender que, en el caso educativo, no
siempre lo disfuncional deba estar condenado a desaparecer. Aún en la globalización importa reconocer
el valor general del conocimiento universitario.
Recreando la sociopolítica de los cambios educativos, en esta configuración, el movimiento social
universitario tiene ante sí el reto de propiciar un proceso de modernización reflexiva, ejercer la reflexión
crítica y realizar una reestructuración alternativa.
∗
Profesor e investigador de tiempo completo del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales (IIES) de la Universidad
Autónoma de Sinaloa. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores (Conacyt).
28. José Bastidas Morales
I. APUNTE SOBRE PLANEACIÓN Y EVALUACIÓN
Enmarcado en la perspectiva de la planeación, para analizar el caso de la universidad pública y su
racionalidad procedimental, hace tiempo reconocíamos el sentido objetivante de las propuestas de cambio
universitario (Bastidas 1994). Derivado principalmente de revisiones diagnósticas, en el marco de una
autonomía universitaria cada vez más relativa, allí se proponían los criterios de planeación y evaluación;
la libertad de cátedra e investigación universitaria supuestamente se garantizaban, no obstante,
llamábamos la atención del contraste vivido por los académicos y la organización educativa en la medida
de que tales estudios y propuestas institucionales representaban básicamente la visión estratégica e
instrumental de quienes las realizaban: vale decir, de los especialistas o expertos de la educación en clara
concordancia con los nuevos criterios de la administración universitaria y política educativa. En este
sentido, los expertos no reunían del todo las características básicas del académico participante, al
contrario, llevaban a cabo una orientación básica al plantear una diferenciación de la estructura funcional
de la universidad (criterios sistémicos). Por tanto, destacábamos el contraste entre una racionalidad más
preocupada por el procedimiento que por los resultados y la racionalidad de los actores académicos
universitarios, ampliamente cuestionada por tradicionalista y disfuncional. Dos perspectivas de acción,
dos procedimientos y dos propuestas de reestructuración funcional.
Son los tiempos iniciales de la planeación estratégica y de la evaluación, de la emergencia de los
programas de financiamiento extraordinario y programas educativos de calidad en atención a la demanda
económica y el usuario. La investigación, como actividad sustantiva de la universidad, pasa a asumir las
características externas del entorno, empero, poco se preocupa por la emergencia y calidad del nuevo
modelo neoliberal, ni atiende la crisis del paradigma establecido. Esta reforma silenciosa, como después le
llamaríamos, contó escasamente con un proceso de modernización crítica y reflexiva.
Recientemente, en esta temática educativa, hemos realizado una valoración de los procesos de cambio
en la Universidad, la cual nos permite puntualizar lo siguiente:
• Con la emergencia de los programas de apoyo extraordinario, en el ámbito de las políticas
educativas, respecto de lo habitual, usos y costumbres universitarias, sobrevienen la planeación y la
evaluación como medios de control sistémico (nuevo instrumentalismo)
• En este sentido, prevalece en la Universidad un sistema de relaciones impersonales que da cabida a
prácticas individualistas, baja calidad educativa y falta de criterios autogestionarios en el proceso de
toma de decisiones.
• En el proceso general de los cambios se insiste que la educación debe realizarse de forma menos
burocrática, pero la decisión racional formal continúa siendo burocrática, instrumental y sistémica.
• La planeación y la evaluación, como mecanismos políticos de control externo, propician una serie de
incongruencias ideológicas entre los actores universitarios bajo el supuesto de modificar esquemas
de trabajo, generar apoyos financieros y superar la baja efectividad organizacional de la
Universidad.
• Esta definición institucional, caracterizada por una racionalidad procedimental de índole
administrativa o contable, asume la legalidad inmanente a las nuevas tecnologías. De esta forma, se
sobrepone a la práctica cotidiana de los universitarios e impulsa una reforma educativa silenciosa de
importantes consecuencias estructurales, normativas y formativas.
• La mejor evidencia, entre los actores universitarios, es la falta de un proceso de modernización
reflexiva, respuesta crítica y reestructuración alternativa.
28
29. Cuerpos académicos y dependencia de educación superior.
• En este contexto, desde la perspectiva de la educación superior, la UAS aparece como una de las IES
más rezagadas ante los procesos de cambio institucional, no precisamente porque admita procesos
de cambio sociopolíticos.
• La UAS opera como una institución de educación docente al servicio de las causas sociales de Sinaloa,
reafirmada en su misión y visión, pero ensimismada ante los procesos de cambio y acumulando una
serie de problemas estructurales: continúa presentándose tradicionalista, de escasa revisión
curricular, deficiente actualización docente, limitada investigación y posgrado. El proceso de toma
de decisiones se considera centralista, burocrático y politizado, donde el Rector aparece como la
figura principal.
• Las escuelas profesionales de la UAS, en su mayoría DES, operan al nivel de sobrevivencia financiera,
escasa vinculación con el entorno y poca capacidad de gestión. Con serias dificultades las escuelas se
encuentran insertas en una estrategia de planeación del desarrollo universitario.
• Si el interés académico se cifra en la investigación y el postgrado, como ejes del desarrollo educativo,
es preciso mantener una distancia inteligente ante los riesgos de integrarse puntualmente a las
necesidades del mercado. Igualmente, en la claridad de generación y gestión del conocimiento,
cuidar caer en la formación de profesionales técnicamente capaces pero con escaso conocimiento
teórico, baja cultura y limitado razonamiento crítico (Bastidas 2005).
En atención al tema, de forma más puntual, hace tiempo Godet (1991) señaló que la prospectiva y la
planeación estratégica estaban de moda. No obstante, el éxito relativo de estos planteamientos se
presentaba dislocado: por una parte la reflexión prospectiva, que tuvo su mejor momento después de la
crisis de la previsión clásica, no ha respondido a todas las expectativas que se habían puesto en ella. La
creciente incertidumbre respecto al porvenir revela al mismo tiempo la necesidad de un mayor esfuerzo
de prospectiva y los limites de este esfuerzo. Los resultados de la prospectiva suelen presentarse más en
forma de preguntas que de respuestas, de dudas que de certezas, cuando se proponen diferentes
escenarios probables. Por otra parte, los métodos de planificación estratégica se basan en el análisis de un
pasado mas o menos extrapolado y, en general, no integran bien los riesgos de rupturas de tendencias
políticas, tecnológicas, económicas y sociales que son fundamentales en un análisis prospectivo.
En este sentido, frente a las mutaciones del mundo, el acercamiento necesario entre la alerta
prospectiva y la voluntad no resulta suficiente para que las organizaciones ingresen en el terreno de la
competitividad y la excelencia. A juicio del autor antes citado falta una tercera dimensión: la movilización
colectiva (grupo humano) frente a las amenazas y oportunidades del entorno y alrededor de los objetivos
de un proyecto colectivo. En esta empresa del tercer tipo, cada cual, desde su propio nivel, participa en la
alerta prospectiva y recibe el estímulo de la voluntad estratégica del liderazgo ejercido.
Miklos y Tello (1991), no obstante, reflexionan sobre el tema de la planeación prospectiva. De acuerdo
con la metodología propuesta, teniendo en el centro una visión matricial y la evaluación, ésta consta de
seis pasos principales: reconstrucción histórica, inducción a la planeación estratégica de la institución,
diagnóstico de problemas, elaboración de escenarios futuros, formulación de decisiones estratégicas y
elaboración de proyectos.
Se señala que la metodología es participativa en tanto que utiliza las aportaciones de los enfoques que
analizan los acontecimientos desde el punto de vista de su estructura; análisis vivencial, experiencia
personal y colectiva como fuente de reflexión, aprendizaje y reconstrucción histórica. Igualmente, con
base en la actuación de las personas, se toma en cuenta la visión, misión y valores de la organización. La
identificación de las fortalezas y debilidades, oportunidades y amenazas en los distintos ciclos históricos
de la organización permiten el realismo necesario para la visión de futuro.
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