2. • Nace en el pueblo de Tagaste, ubicado en el norte de
África, en lo que hoy es Algeria. Este territorio formaba
parte del Imperio romano ya desde el siglo I.
• De padre pagano y madre cristiana, se vio expuesto desde
temprana edad a ambas culturas, la pagana y la
cristiana, que coexistían en la vida cotidiana del Imperio.
• Agustín recibe, y se da a sí mismo, la educación más
sofisticada disponible en la época, con el objeto de
satisfacer su ambición original de convertirse en un
maestro de retórica y en un intelectual de renombre; de
hecho, estaba bien encaminado en esta dirección al
momento de su conversión (387).
• y es ordenado sacerdote en el año 391. Cinco años más
tarde, fue nombrado obispo de Hipona, actualmente
Annaba en Algeria. Permaneció como tal durante los
siguientes 35 años hasta su muerte en 430, a la edad de
76 años.
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3. La naturaleza de la
sociedad civil
• El hombre es por naturaleza un animal social, el único dotado
de habla, por medio de cual se comunica y entabla diversas
relaciones con otros hombres.
• Sólo asociándose con sus congéneres y formando con ellos
una comunidad política, puede alcanzar el hombre su
perfección.
• La justicia es la virtud que caracteriza al ciudadano como tal y
que ordena a todos los ciudadanos hacia el fin común de la
ciudad.
• La justicia es la piedra angular de la sociedad civil. De ella
dependen la unidad y la nobleza de toda sociedad humana.
• La “paz” es el bien común intrínseco de la sociedad y requisito
de todos los demás beneficios que la sociedad procura. Sin
“paz” ninguna sociedad subsiste.
3
4. • El orden exige la universal y completa subordinación de
lo inferior a lo superior (cuerpo gobernado por el
alma, apetitos más bajos dominados por la razón, la
razón gobernada por Dios).
• La misma jerarquía es o debe ser observada en una
sociedad y se le encuentra cuando unos súbditos
virtuosos obedecen a gobernantes sabios, cuyos espíritus
están cada vez más sujetos a la ley divina.
• Lo anterior lleva a la armonía, en su estado de justicia
original.
• ¿Se puede romper dicha armonía? 4
5. • La salvación del hombre no llegará por medio de la
filosofía, tal como lo puede sostener Platón, sino desde Dios.
• La gracia divina, y no la justicia humana, es el nexo de la
sociedad y la auténtica fuente de la bienaventuranza.
• En el estado actual, en la Iglesia recae la tarea de conseguir la
vida buena, como instrumento debidamente instituido y
visible de la gracia de Dios.
• La sociedad civil, por sí misma, es incapaz de conducir a la
virtud.
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6. Ley eterna vs. Ley temporal
• Ley eterna:
• Norma suprema de justicia.
• Es la ley en virtud del cual es justo que todas las
cosas estén perfectamente ordenadas, y es
identificada con la voluntad o sabiduría de Dios
que dirige todas las cosas hacia su propio fin.
• Es la fuente universal de justicia y equidad.
• De ella fluye todo lo que es justo o bueno en otras
leyes.
• Todos lo buenos son recompensados y los malos son
castigados.
6
7. Ley temporal
• Ley temporal o humana:
• Se adapta los principios comunes de la ley eterna a las
necesidades cambiantes de sociedades particulares.
• Varía de acuerdo con las circunstancias de tiempo y
lugar.
• Es promulgada para el bien común.
• Es una ley justa
• Puede ser contraria con otras leyes temporales.
• Su eficacia se debe directamente al apego del hombre
a los bienes terrenales, y sólo porque los hombres son
esclavos de estos bienes, la ley tiene algún poder
sobre ellos. 7
8. Las dos ciudades
• Las Sagradas Escrituras sólo distinguen dos tipos de
sociedades: la ciudad de Dios y la ciudad terrena.
• La ciudad de Dios no es una ciudad separada, que exista
al lado de otras ciudades, y fundada sobre una ley divina.
• La ciudad de Dios y la ciudad terrenal se extienden más
allá de los límites de las ciudades individuales, y ninguna
de las dos es identificada con una ciudad en particular.
• La distinción entre ellas, radica en la diferencia entre
virtud y vicio, donde la auténtica virtud es la cristiana.
• Sólo en la ciudad de Dios, puede encontrase la verdadera
justicia. 8
9. • La ciudad terrena es guiada por el amor propio y vive de
acuerdo con lo que las Escrituras llaman “carne”
(placer, caer en vicios, buscar la sabiduría por el amor a
uno mismo y no por el afán de verdad).
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