2. Obras
Obras en donde plantea su pensamiento político:
La Ciudad de Dios- Escrito durante la caída de Roma
ante Alarico (aprox. 410)
De libre albedrío
Epístolas 91 y 138, escritos contra los donatistas
particularmente contra Nectario y Marcelino: la
cuestión del uso del poder secular, el patriotismo y
la ciudadanía.
3. Influencias principales
Sagradas Escrituras
Platón a través de Cicerón y también parte del
neoplatonismo que se estaba desarrollando.
En menor medida la filosofía política de Aristóteles
Marco Tulio Cicerón a través de sus obras:
De re publica
De Legibus
4. La naturaleza de la sociedad civil
El hombre es un animal social por naturaleza:
Capaz de comunicarse y entablar relaciones con otros
hombres.
La perfección del hombre se encuentra en su
asociación con los demás hombres, formando una
comunidad.
Esta idea se puede ver desarrollada en Aristóteles
5. Justicia
Regula las relaciones que hay entre los hombres
Conserva la paz < “el orden de la tranquilidad” (La
Ciudad de Dios, XIX, 13).>
Conserva el bien común intrínseco de la sociedad y
requisito de todos los demás beneficios que la sociedad
procura.
Sin ella no se entiende a la sociedad civil.
Equiparado con el “derecho” y no con “ley” porque la ley
remite al mero cumplimiento de normas.
6. Derecho
Donde hay derecho hay justicia. El derecho no es
por ley como pensaban los paganos porque las
ciudades reúnen por “un acuerdo común sobre los
objetos de su amor” y no por un conocimiento
común del derecho. <La Ciudad de Dios , XIX,24.>
Sin justicia no hay república. El imperio romano no
tenía justicia lo cual se ve en sus relaciones con
otros pueblos. Sin paz (justicia) exterior tampoco
hay justicia interior.
7. Ley en Cicerón y San Agustín
Cicerón San Agustín
• Ley divina (razón divina) • Ley eterna (plan divino, razón
• Ley natural: dada bajo la y voluntad divina)
forma de recta razón • Ley natural (derecho de
gentes)
• Ley positiva (de gentes)
Adaptación a las
circunstancias particulares
8. Crítica a la filosofía política pagana
Parten de ciudades reales.
Dejan de lado los límites de los hombres y su
capacidad de obrar mal.
Plantea modelos de la “ciudad mejor” utópicos, por
tanto irrealizables.
Reconocen la justicia como condición de las
ciudades, pero no logran aplicarla.
9. Crítica a la filosofía política pagana
Los filósofos se encuentran ante una paradoja:
buscando la justicia y la ciudad perfecta se hallan
ante su imposibilidad práctica. La filosofía revela su
propia limitación.
Conclusión: La misma filosofía tiene implícita la
necesidad de complementar la justicia humana
mediante una forma superior de justicia.
10. El fracaso de la filosofía
Las demandas de la filosofía política clásica son
razonables, pero no conoce el remedio a la flaqueza
del hombre. El hombre no puede vivir con los
meros dictados de la razón.
El problema está en el pecado original, que
corrompe el estado de justicia original. La salvación
del hombre no está en el hombre, no está en la
filosofía, sino en Dios.
11. La ciudad terrena
Por la naturaleza caída del hombre:
- Toda sociedad práctica se vuelve por naturaleza
punitiva y correctiva. Así es como entiende Cicerón
las leyes y por tanto la justicia.
- Su papel es esencialmente negativo, no fomenta
relaciones entre las personas que conforman la
sociedad. Tampoco induce a virtud.
- Por lo mismo se necesita la Iglesia como institución
divina
12. La ley (De libre albedrío, I)
Ley eterna: la norma suprema de justicia, que es
igual en todo momento y en todo lugar.
Dios ha impreso la ley eterna en el espíritu humano: es
decir, todos tienen la capacidad de conocerla.
Ley temporal: deriva de la ley eterna, puede variar
según las circunstancias. Gobiernan y unen grupos
de seres humanos. Es producto del pecado original
y de la incapacidad del hombre de escuchar a su
razón y voluntad.
13. Limitaciones de la ley humana
Tiene poder sobre los hombres por su apego a las
cosas materiales.
Muchas veces no alcanza el fin para el que fue
creada.
Sólo tiene poder sobre los actos externos: los
internos salen de su ámbito.
La obediencia a la ley temporal no garantiza la
rectitud moral. El conocimiento de las leyes no
garantiza el desarrollo de los miembros de la
sociedad.
14. La ley de Dios
Por lo tanto, la ley humana debe ser complementada por
una “ley superior y más secreta” (De libre albedrío, I. 3,
8).
La ley eterna abarca todos los actos del hombre y es la
única capaz de producir la virtud y no sólo su apariencia.
Implica una vida después de esta vida, en donde se
restaure el orden perfecto de la justicia.
Implica la existencia de un dios justo, providente y
omnisciente.
15. Problema de la libertad
Si Dios no cambia y es omnisciente y providente, lo
conoce todo: ¿los actos de los hombres siguen
siendo libres?
Aunque Cicerón habla de una vida gloriosa después
de la muerte pone mayor énfasis en la vida política,
en el desarrollo de virtudes (cuyo germen puede
encontrarse en Platón y en Aristóteles)
San Agustín: “deseando hacerlos hombres libres, los
hace sacrílegos” (La Ciudad de Dios, V. 9, 10).
16. El problema de la libertad
El conocimiento de Dios no limita la libertad
humana, pues Él conoce fuera el tiempo, y el
hombre ejerce su libertad en el tiempo.
San Agustín: la política no sólo debe buscar que los
hombres vivan bien, sino que “crean bien” (La
Ciudad de Dios, V. 10).
17. Roma
Cicerón: buscando una filosofía política práctica, no
crea una república utópica, sino que utiliza a Roma
como modelo de una ciudad justa (en su etapa de
república).
San Agustín: expone los vicios de Roma en el trato
que le da a otras naciones: ninguna nación que no
esté en paz con sus vecinas, está en paz consigo
misma. Si no hay justicia externa, tampoco interna.
“Roma nunca fue una república porque la verdadera
justicia y la ley no estuvieron en ella”. (La Ciudad de
Dios, II. 21). +
18. Monoteísmo y religión
San Agustín divide la teología pagana en:
- Mítica: teología de los poetas. Atrae multitudes que
buscan bienes temporales.
- Natural (filosófica): monoteísta. Es superior, pero
no influye en las grandes masas.
- Cívica (política): la teología oficial de la ciudad. Es
politeísta, pero difiere de la mítica porque busca
bienes para la vida después de la muerte.
19. Monoteísmo y religión
Parecería que el filósofo es el que más se acerca al
cristianismo por su noción monoteísta de la
teología, y por la búsqueda de la salvación del alma,
y no sólo de bienes mundanos.
Sin embargo:
- El filósofo busca un conocimiento independiente
- Su deber de salvación es para consigo mismo
20. La doctrina de las dos ciudades
De dos amores surgieron dos ciudades:
- La Ciudad de Dios
- La Ciudad Terrena
La distinción entre ellas corresponde a la distinción
entre la virtud y el vicio. (La auténtica virtud, es la
cristiana).
¿Forzosamente tiene uno que pertenecer a la
Iglesia o ser cristiano para pertenecer a la Ciudad
de Dios?
21. La doctrina de las dos ciudades
Sí, sólo los miembros de la Ciudad de Dios pueden
alcanzar la paz y la felicidad.
Pero no basta ser miembro de la Ciudad de Dios, es
necesario estar dentro de la sociedad civil, relacionarse
con las demás personas que lo conforman. Así como no
basta la Revelación para entender algo, sino que se debe
acudir a la razón.
La Ciudad de Dios no reemplaza la necesidad de una
ciudad civil terrena, la complementa. San Agustín es una
figura conciliadora de dos elementos hasta entonces sin
relacionar: las Escrituras y la filosofía clásica.
22. Matrimonio, Ciudad de Dios, XIV. 21,24
Dios bendijo al hombre antes del pecado para que
creciese y se multiplicara. Antes del pecado esto no
respondía al apetito sensual. Se da por voluntad, no
por líbido.
La bendición del matrimonio quedó para que se
conociese que la generación de los hijos
corresponde a la honra del matrimonio y no a la
pena del pecado.
23. Matrimonio, La Ciudad de Dios, XIV. 21,24
Dios hizo al varón y a la mujer para que se
multiplicasen y llenaran la tierra. Se unen como una
sola carne y esta unión sólo puede deshacerla Dios.
Se dice que son un solo hombre ya sea por el origen
de la mujer o por el matrimonio.
Los hijos son la bendición del matrimonio antes de
que sucediera el pecado
24. Matrimonio, La Ciudad de Dios, XVI. 23,31
Isaac es la bendición que reciben Abraham y Sara
por Gracia divina.
Dios cambia los nombres tanto de Abraham como
de Sara. “Abraham” se entiende como: padre de
muchas gentes. “Sara” se entiende como: virtud.
La promesa de Dios de hacerlos padres “de muchas
gentes” y de renovar sus nombres no es una
generación del hombre sino una regeneración
señala San Agustín con ayuda de la interpretación
del Apóstol.
25. Matrimonio, La Ciudad de Dios, XVI. 23,31
Aunque el hijo procreado con Agar fuera concebido sin
responder al apetito sensual no era fruto del matrimonio
unido por Dios.
Isaac es fruto de la Gracia divina y muestra de la regeneración
del hombre.
La circuncisión de Abraham simboliza esta regeneración o
renovación de los hombres.
“Mú
danse también los nombres de los padres, todo suena
novedad, y en el Viejo Testamento se entiende que está
figurado en Nuevo…”
26. Influencias de San Agustín
En tanto a su pensamiento político y social, San
Agustín influyó principalmente a:
Juan de Salisbury (Alta Edad Media)
Santo Tomás de Aquino (Finales del feudalismo)
Dante, Marsilio de Padua y Ockham (Edad Media
Tardía)