3. Consejos de higiene
Desde pequeños debemos crear hábitos de higiene, incorporando el aseo personal a la
rutina diaria y cuando hacemos alguna actividad física.
Igual que sabemos que nada más levantarse nos tenemos que asear, que después de
cada comida habrá que cepillarse los dientes y que antes de comer tenemos que
lavarnos las manos, también hay que tener en cuenta una serie de consejos prácticos
para llevar a cabo unos correctos hábitos de higiene y aseo cuando realices alguna
actividad física:
Dúchate después de la práctica deportiva.
Cámbiate de ropa después de la actividad.
La ropa que esté en contacto con la piel nunca será de nailon ni de materiales
sintéticos puros, para permitir la transpiración del cuerpo durante el ejercicio físico.
Utiliza zapatillas de goma para ducharte y andar por los vestuarios de instalaciones
deportivas públicas, evitando el contagio de enfermedades (hongos...).
4. 24 horas de energía
La vitalidad del cuerpo varía a lo largo del día.
Después de comer, el cuerpo es completamente distinto a como es por la
noche. Esto explica las variaciones del rendimiento cuando hacemos ejercicio
físico o tareas de la vida cotidiana.
Los cambios tiene que ver con los ritmos circadianos y las secreciones de
hormonas que estimulan o frenan el ritmo de nuestro organismo
Recuerda que la vitalidad el cuerpo varia a lo largo del día. ¡ es una montaña
rusa!
5. A las 11 de la mañana alcanzamos el tope de
rendimiento, pero al mediodía notamos un
desfallecimiento, porque cae el nivel de azúcar en
sangre.
El sueño que nos entra tras la comida no es
casualidad. La sangre está asistiendo a la digestión
dejando desatendido el cerebro.
A las 5 de la tarde se produce el segundo momento
de máximo rendimiento. A partir de este
momento comienza la cuesta abajo: aparece fatiga
visual y muscular.
El organismo se prepara de forma progresiva para
irse a dormir: desciende la presión sanguínea y el
número de pulsaciones, porque baja el nivel de
noradrenalina, la hormona que las regula
6. El descanso
Los deportistas de élite dedican muchas horas al descanso para
"asimilar" el entrenamiento y ayudar a los tejidos a regenerarse y
evitar lesiones.
La principal forma de
descanso es el
dormir, el sueño
7. El descanso
A medida que te desarrollas, cambian tanto la distribución como las
necesidades totales de sueño durante un periodo de 24 horas:
El recién nacido necesita dormir entre 16 y 18 horas, tiempo que
disminuye a unas 14 o 15 horas cuando alcanza el año y entre 10 y 12
horas a los cuatro años.
En edad escolar debes dormir, al menos, entre 8 y 10 horas.
En la adolescencia la necesidad de sueño sigue disminuyendo, hasta
estabilizarse en 7 u 8 horas en la madurez.
En la ancianidad suele perderse la capacidad de sueño prolongado. Es
normal dormir poco por la noche y dormitar durante el día, según una
pauta multifásica propia de la infancia.
8. Consejos prácticos
Debes acostarte pronto.
No realices una cena muy abundante. Tampoco lo hagas justo antes
de ir a dormir, hay que reposar.
No tomes ninguna bebida estimulante antes de dormir: “Coca-
cola”, café...
Donde mejor se duerme es en la cama. No te duermas en el sofá.
Ninguna película merece perder horas de sueño.
En verano tu cuerpo agradecerá una buena siesta (máximo 1 hora).
No lo hagas justo después de comer, hay que reposar.
Si tienes problemas con el sueño (si duermes poco, si duermes
mucho, si tienes pesadillas…) consulta con tu médico.
10. El estrés
El estrés es el proceso físico, químico o emocional que nos va a producir una
tensión que puede llevarnos a una enfermedad física y mental.
Consejos Anti-Estrés:
Programa bien tus actividades y dedícales el tiempo suficiente. Así no
tendrás que ir con prisas a todas partes.
No quieras hacer todo a la vez. Cada cosa a su tiempo. Prioriza las tareas.
No olvides descansar entre tareas.
Si ves que tu estrés va en aumento, deja lo que estás haciendo y relájate.
Cerrar los ojos y respirar profundamente varias veces da resultado.
Hacer ejercicio ayuda a eliminar las tensiones acumuladas. Es bueno
realizarlo a última hora de la tarde.
Si tienes problemas con el estrés consulta con tu médico: si estás muy
nervioso, no puedes concentrarte.... Recuerda, es mejor prevenir que
curar, lo mejor es llevar una vida sosegada, eliminando de nuestros hábitos
toda actividad estresante.