2. Había una vez un Dragón, que estaba cansado que todos los
niños del pueblo le temieran y corrieran a esconderse toda
vez que aparecía.
Se trataba de un Dragón muy bueno y juguetón y esta
situación no hacía más que entristecerle.
3. Resuelto a cambiar las cosas, se sentó en medio de la plaza
del pueblo y grito: no me voy a ir de aquí hasta que alguien
hable conmigo!
Nadie se atrevía a salir y así todas las familias del pueblo se
quedaron encerradas en sus casas esperando que sucediese
algún milagro.
4. Un niño muy pequeño, que se aburría un montón de tanto
estar encerrado en casa, se armó de valor, salió de la casa y se
fue a la plaza.
Oye Dragon, le dijo, por qué no nos dejas salir de las casas?
5. El Dragón, feliz a que alguien acudiera le contesto: bueno, en
realidad yo sólo quiero jugar con vosotros. hace tiempo sabéis
que no os voy a hacer daño. Por qué no queréis que
juguemos?
A lo que el niño respondió: nos encantaría jugar contigo....,
que nos lleves volando a la montaña y provocar algunos
incendios.... pero tu aliento huele tan mal!!!
6. Y añadió: yo he podido venir a verte porque estoy resfriado...
pero el olor a azufre que sale de tu boca es tan desagradable
que no podemos pensar en acercarnos.
Al principio, el Dragón se sintió herido...., pero luego
reflexionó un poco y llegó a la conclusión que sería buena
idea lavarse los dientes. Y asi pues, a partir de ese día el
Dragón se lavó los dientes todos los días y los niños pudieron
jugar con él