1. Caminaban juntos un hombre y un león, cada cual hablando bien de sí mismo y
Exagerando su fortaleza. Muy astutamente, el hombre condujo al león hasta
un lugar del camino donde encontraron una estatua de piedra que representaba
a un hombre con un gran león.
- Ya ves cómo los hombres somos más poderosos que vosotros, este monumento
bien lo representa.
A lo que la fiera, sonriente, respondió:
- Si los leones supiéramos hacer estatuas como sabéis hacerlas ustedes, verías
también a tus semejantes caídos y atemorizados bajo las garras del león.
De modo que no presumas más y sigamos el camino en paz.
Moraleja:
Si dos fanfarrones se ponen a charlar el más exagerado más mentiras dirá.
2. En la rama de un árbol cantaba un ruiseñor su bella melodía. Por allí pasó volando
un gavilán hambriento, que al verlo, se dijo:
No hay bocado mejor que un ruiseñor cantor.
Y veloz como el rayo se lanzó en picado sobre él, atrapándolo entre sus afiladas
garras. El pajarillo, viendo próxima su muerte, suplicó su libertad.
-Amigo gavilán -imploró-, soy un animalillo insignificante, y no podré calmar tu
hambre. Hay pájaros mucho más grandes y sabrosos, suélteme y atrápalos a ellos.
El gavilán, tras reflexionar un poco, contesto.
-¡Tonto sería yo si te soltara para perseguir a unos pájaros que ni siquiera he visto.
Moralejas: La Moraleja Es mejor tener algo seguro que promesas para el futuro.
3. En el mismo corral vivían varias gallinas: unas gordas y otras flacas.
Las gallinas gordas se burlaban continuamente de las flacas. -¡Huesudas!
¡Esqueléticas! ¡Feas!.
Pero un buen día, deseando el cocinero preparar unos platos sabrosos para el
banquete del Año Nuevo, entró en el gallinero para elegir las más apetitosas.
Viendo entonces las gallinas gordas el fatal destino que les aguardaba, envidiaron la
buena suerte de sus compañeras flacas.
La Moraleja Harás bien en no burlarte por lo que pueda pasarte.