3. Vittorio Messori (2006), citando la
Sagrada Escritura, nos recuerda
que «jugar al escondite» parece ser
la enigmática estrategia de Dios,
al que es preciso buscar a través
de sombras y enigmas:
«Palpamos la pared como ciegos y andamos a tientas
como sin ojos; tropezamos a mediodía como de noche;
estamos en lugares oscuros como muertos»
(Isaías 59, 10).
«Dios señaló de antemano a cada pueblo sus épocas
y sus fronteras, para que ellos lo busquen, aunque sea
a tientas, y puedan encontrarlo» (Hechos 17, 26-27).
Introducción
4. En esta búsqueda de la verdad sobre Dios,
el hombre encuentra indicios o
«huellas digitales» dejadas por Aquel que
«ha arrojado la suficiente luz
a los que quieren creer en Él,
pero también la suficiente oscuridad
a los que no quieren creer»
como expresó aquel «detective»
excepcional que fue Blaise Pascal,
el cual intuyó muchos de los
secretos del «Deus absconditus».
Introducción
5. Respecto a los Evangelios,
el enigma es especialmente evidente.
Parece entreverse una mano que
ordena todo con una especie de sublime ironía,
respetando la libertad de los que quieren rechazarla
y confirmando la certeza de los que quieren aceptarla.
Trataremos de arrojar luz nueva sobre la historicidad
e inspiración de los Evangelios, desde el punto de vista
de la Fenomenología científica, aunque ésta no excluya
de manera absoluta las sombras del enigma que la
Escritura supone para la razón y la voluntad humana.
Introducción
7. ¿Conspiración?
Leyendas negras sobre los Evangelios
A nivel popular
• Se afirma que en el siglo I había más
de 80 evangelios sobre la vida de Jesús
y sus discípulos (Brown, 2003).
• La mayoría de estos evangelios fueron
declarados «apócrifos» o falsos por el emperador
romano Constantino en el año 325, el cual los hizo
desaparecer, perseguir y ocultar porque no convenían
a sus intereses políticos, por presentar a Jesús como
un hombre común, casado y con hijos, que no hizo
milagros, ni instituyó ninguna iglesia o sacramentos.
8. • Sólo los cuatro evangelios que hoy conocemos (Mateo, Marcos,
Lucas y Juan) fueron editados y declarados «canónicos» o
verdaderos por el mismo Constantino y los obispos de la Iglesia
católica, puestos de acuerdo en el concilio de Nicea (325),
para lograr el poder político - religioso en el imperio romano,
presentando a Jesús como Dios, fundador de una nueva religión,
una Iglesia sobre Pedro y unos medios de salvación o sacramentos.
Conspiración
¿Conspiración?
Leyendas negras sobre los Evangelios
9. Esta leyenda negra popular
sobre los Evangelios ha sido
difundida desde el siglo II
hasta la actualidad por
la secta cristiana gnóstica
a través de los evangelios
«apócrifos gnósticos»,
escritos entre los siglos II y V,
y actualmente por libros
y medios de comunicación
que difunden las antiguas
creencias de esta secta
(A propósito del códico da Vinci...
Una novela de la “New Age”, s/f).
12. A nivel científico
• Autores de la corriente filosófico - teológica racionalista,
sobre todo en Alemania, por influencia del teólogo y
exegeta luterano Rudolf Bultmann (1884-1976),
pero también en países de mayoría
protestante, como Francia (Ernest Renan),
Reino Unido (Colin Roberts),
Estados Unidos (John Crossan), etc,
afirman que el hombre sólo puede conocer
con certeza científica lo material o natural
(Orell, T. J. (2009).
¿Conspiración?
Leyendas negras sobre los Evangelios
13. Según el racionalismo,
Dios no puede ser conocido
por la razón humana.
Por ello, al aplicar estos autores
la Crítica histórica a los Evangelios,
concluyen que es necesario negar
el valor histórico o de verdad científica
a todo lo que aparece como sobrenatural
(milagros, profecías, sacramentos, etc),
calificándolo de «ficción» o «mito».
Ésta es la opinión más común en la comunidad
científica mundial desde el siglo XX a la fecha.
¿Conspiración?
Leyendas negras sobre los Evangelios
14. Algunas de razones racionalistas que «explican»
el origen de los eventos sobrenaturales
mencionados en los Evangelios son:
o Jesús era un mago o ilusionista
que aparentaba realizar milagros,
explotando el poder de sugestión
de sus seguidores y de los enfermos.
o Los evangelistas atribuyen profecías a Jesús sobre hechos ya
sucedidos, como la destrucción de Jerusalén en el año 70.
o Le atribuyen la institución de ritos sagrados tomados de otras
religiones (baño de purificación, banquete sagrado, etc).
¿Conspiración?
Leyendas negras sobre los Evangelios
15. Pero el racionalismo no sólo niega el valor histórico de los
elementos sobrenaturales contenidos en los Evangelios.
Basándose en la datación realizada
hasta 1972 de los textos evangélicos
más antiguos, que los situaba en el siglo II,
niega cualquier posibilidad de conocer
la verdad histórica sobre Jesús a través
de los Evangelios, por considerar que fueron
escritos al menos cien años después
de la muerte de Jesús.
¿Conspiración?
Leyendas negras sobre los Evangelios
16. Los textos evangélicos, para los racionalistas, sólo muestran
lo que algunos autores de la comunidad cristiana del siglo II
interpretaron como verdad sobre la vida de Jesús,
siendo ellos los creadores del MITO DEL CRISTIANISMO:
de la creencia en que Jesús es Dios,
en que realizó milagros, hizo profecías,
fundó una Iglesia sobre Pedro,
instituyó los sacramentos, resucitó, etc.
Conspiración
¿Conspiración?
Leyendas negras sobre los Evangelios
17. Otro argumento que dan los autores racionalistas es
que la Crítica histórica ha detectado en los Evangelios
«incoherencias históricas irreconciliables»,
que confirman su invalidez (Rodríguez, 1997):
o Mateo duplica a veces el número
de personas curadas por Jesús
(dos endemoniados gadarenos,
dos ciegos de Jericó, dos asnos
utilizados para entrar en Jerusalén);
o número diverso de panes y peces
utilizados para el milagro de la multiplicación;
o errores geográficos, cronológicos, etnográficos, etc.
¿Conspiración?
Leyendas negras sobre los Evangelios
18. Harald Riesenfeld, profesor de Nuevo
Testamento en la Universidad de Uppsala,
amigo y discípulo de Bultmann,
convertido al catolicismo, declaró sobre
los biblistas protestantes racionalistas:
«Para ellos la Sagrada Escritura es un libro antiguo
cualquiera, un amasijo de palabras para conservar
en un museo, de acuerdo con unos métodos que
consideran infalibles y que únicamente se basan
en teorías de los investigadores» (Messori, 2006).
¿Conspiración?
Leyendas negras sobre los Evangelios
19. En definitiva, estos autores rechazan la veracidad
histórica de los Evangelios basándose en que
las copias más antiguas
de éstos datan del siglo II,
la referencia a eventos sobrenaturales
es inadmisible para la historia,
y existen incoherencias
insalvables en ellos.
Por ello sostienen que el Cristianismo es una CONSPIRACIÓN
político-religiosa creada por la Jerarquía de la Iglesia.
¿Conspiración?
Leyendas negras sobre los Evangelios
22. Según la Etimología, la palabra «Evangelio»
procede del griego «éu»: «buena» y
«angelíon»: «noticia, anuncio».
La Literatura, en su estudio de los géneros
literarios, define Evangelio como un
subgénero de la Historia que relata
«la vida, doctrina y milagros de Jesucristo,
contenida en los cuatro relatos que llevan el nombre
de los cuatro evangelistas y que componen el primer
libro canónico del Nuevo Testamento»
(Real Academia de la Lengua, 2001).
¿Historicidad? Pruebas científicas
sobre la autenticidad de los Evangelios
23. La Teología define Evangelio como
«testimonio de la Buena Noticia y
predicación misionera para
suscitar la fe en Jesús»
(Catecismo de la Iglesia Católica, 1997).
«Testimonio principal
de la vida y doctrina de la Palabra
hecha carne, nuestro Salvador»
(Constitución dogmática sobre la Divina Revelación «Dei Verbum», 1965).
«Documento que transmite la historia (hechos)
y el mensaje (dichos) de Jesús» (Herrasti, 1998).
¿Historicidad? Pruebas científicas
sobre la autenticidad de los Evangelios
25. La ciencia responde a la leyenda negra
popular sobre los Evangelios afirmando que
no hay pruebas que demuestren en el siglo I
la existencia de más de 80 evangelios
(A propósito del códico da Vinci...Una novela de la “New Age”, s/f).
En este siglo, y concretamente entre los años 50 y 100,
la Escriturística (ciencia que estudia la Sagrada Escritura
desde todos los aspectos posibles) sólo registra la redacción
de los cuatro evangelios canónicos (Mateo, Marcos, Lucas y
Juan) y un documento fuente que contenía los dichos de Jesús,
llamado «Q» por los exegetas alemanes, haciendo referencia
a la palabra «Quelle», en alemán «fuente» (Pereira, 2009).
¿Historicidad? Pruebas científicas
sobre la autenticidad de los Evangelios
26. ¿Cuál es la cronología
de los Evangelios
y la relación entre ellos?
27. La cronología de los Evangelios (Pereira, 2009)
confirmada por la Escriturística es:
• Del 35 al 40: Evangelio de Marcos
en arameo y fuente «Q».
• Del 40 al 50: traducción al griego del
Evangelio de Marcos.
• Del 50 al 60: Evangelios de Mateo y Lucas,
con referencias al de Marcos e incorporación
de todos los datos presentes en la fuente «Q»,
la cual se perdió al ser absorbida.
• Del 70 al 100: Evangelio arameo y griego de Juan.
¿Historicidad? Pruebas científicas
sobre la autenticidad de los Evangelios
28. Marcos: para romanos Q: para cristianos
Mateo: para judíos
Juan para efesios, narra lo que complementa
a los sinópticos
Sinópticos:
con visión
y contenido
semejante
Relación de complementariedad entre los Evangelios (Pereira, 2009):
Lucas: para gentiles
o no judíos
¿Historicidad? Pruebas científicas
sobre la autenticidad de los Evangelios
30. La Historia de la redacción de los Evangelios
desde 1950 demuestra que
los evangelistas no fueron cronistas,
preocupados por establecer
una secuencia o una relación exacta
sobre los hechos y dichos de Jesús.
Más bien eran discípulos y apóstoles
de la fe cristiana, preocupados
por conservar lo esencial de la historia
y el mensaje de Jesús, para darlo
a conocer en todo el mundo (Pitta, s/f).
¿Historicidad? Pruebas científicas
sobre la autenticidad de los Evangelios
31. «Los autores sagrados escribieron los cuatro Evangelios
escogiendo algunas cosas de las muchas que ya se trasmitían
de palabra o por escrito, sintetizando otras, o explicándolas
atendiendo a la condición de las Iglesias, reteniendo por fin
la forma de proclamación de manera que siempre nos
comunicaban la verdad sincera acerca de Jesús.
Escribieron, pues, sacándolo ya de su memoria o recuerdos,
ya del testimonio de quienes ‘desde el principio fueron testigos
oculares y ministros de la palabra’ para que conozcamos
‘la verdad’ de las palabras que nos enseñan (cf. Lc, 1,2-4)»
(Constitución dogmática sobre la Divina Revelación «Dei Verbum», 1965; n. 19).
¿Historicidad? Pruebas científicas
sobre la autenticidad de los Evangelios
33. Sobre la composición del Evangelio
de Marcos, Papías, discípulo de Juan
evangelista y obispo de Hierápolis,
en el 110 testimonió que Juan Marcos
«intérprete de Pedro, puso por escrito
cuantas cosas recordaba de lo que Cristo
había dicho y hecho, con exactitud,
pero no con orden. No es que él hubiera
oído al Señor... De una cosa tenía cuidado:
de no omitir nada de lo que había oído
o de no fingir cosa falsa»
(Nácar y Colunga, 1979).
¿Historicidad? Pruebas científicas
sobre la autenticidad de los Evangelios
34. Sobre los destinatarios de este Evangelio,
la Lingüística concluye que eran romanos, por
• contener la traducción de vocablos arameos;
• explicar costumbres judías;
• usar latinismos (palabras en latín).
La Crítica histórica está de acuerdo con
la Lingüística, porque el Evangelio
• alude a Rufo (Mc 15, 21), personaje citado también
en la Carta de Pablo a los Romanos (16,13);
• deja entrever un ambiente de amenazada por
persecución, como el que había en Roma (Lago, 2007).
¿Historicidad? Pruebas científicas
sobre la autenticidad de los Evangelios
35. Del Evangelio de Mateo se conservan citas
de Ignacio de Antioquía, discípulo de Pablo
y Juan evangelista, en torno al año 100,
en su Carta a los Efesios (13-15).
En el 110 Papías afirma que Mateo puso
en orden e interpretó los dichos de Jesús
en arameo (De Cesarea, s/f. Libro III, 39,16).
Ireneo de Lyon en el 180 atestigua que
este Evangelio fue escrito cuando Pedro
y Pablo estaban predicando en Roma
(De Lyon, I. s/f. Libro III; I,I).
¿Historicidad? Pruebas científicas
sobre la autenticidad de los Evangelios
36. Las observaciones realizadas
por la Exégesis (ciencia que investiga
y expresa la interpretación crítica
y completa de las Sagradas Escrituras)
coinciden con lo expresado
por las referencias documentales:
este Evangelio fue escrito para judíos
conocedores de la Escritura,
con el fin de facilitar su conversión,
motivo por el cual incorpora numerosas
citas del Antiguo Testamento que señalan
a Jesús como el Mesías esperado (Lago, 2007).
¿Historicidad? Pruebas científicas
sobre la autenticidad de los Evangelios
37. Se conservan testimonios históricos del
Evangelio de Lucas, como la segunda
epístola de Pablo a los Corintios, fechada
entre el 54 y 57, donde se alude a que Pablo
envió a Corinto «al hermano, cuyo renombre
a causa del Evangelio se ha extendido
por todas las Iglesias» (8, 18).
El Canon de Muratori, del 150, dice:
«Después de la ascensión de Cristo, Lucas el médico, el cual Pablo
había llevado consigo como experto jurídico, escribió en su propio
nombre concordando con la opinión de [Pablo]. Sin embargo,
él mismo nunca vio al Señor en la carne y, por lo tanto, según pudo
seguir..., empezó a contarlo desde el nacimiento de Juan [bautista]»
(Canon de Muratori, s/f).
¿Historicidad? Pruebas científicas
sobre la autenticidad de los Evangelios
38. La Crítica histórica afirma que este Evangelio fue dirigido
a gentiles o no judíos de todas las provincias romanas
(Lago, 2007).
Es por eso que
• utiliza un vocabulario muy rico,
con numerosas palabras griegas
relativas a la medicina;
• no presta la atención de Mateo
y Marcos a la Ley de Moisés;
• pero sí lo hace al papel de la mujer en la Iglesia,
a la necesidad de la pobreza para alcanzar la riqueza
espiritual y al amor de Cristo por los pecadores.
¿Historicidad? Pruebas científicas
sobre la autenticidad de los Evangelios
39. Del Evangelio de Juan testimonió
su discípulo Papías en el 110
revelando que él fue empleado
por el Apóstol como escriba
de este Evangelio
(De Cesarea, s/f. Libro III, 39,16).
El Canon de Muratori, en el 150,
calificó a Juan como
«uno que escuchó, y también uno
que escribía de forma ordenada
los hechos maravillosos acerca de
nuestro Señor» (Canon de Muratori, s/f).
¿Historicidad? Pruebas científicas
sobre la autenticidad de los Evangelios
40. La Lingüística concluye que Juan escribió su Evangelio
para los habitantes de la ciudad de Éfeso,
donde vivió el Apóstol hasta su muerte.
por el uso del lenguaje helenístico
del siglo I empleado en esta ciudad.
Esto lo demuestra
• el vocabulario característico de
noventa palabras que no se
encuentran en ningún otro evangelista;
• el uso gramatical de las partículas,
pronombres, preposiciones, verbos;
• el uso de recursos estilísticos como el asíndeton,
reduplicación, repetición, etc (Lago, 2007).
¿Historicidad? Pruebas científicas
sobre la autenticidad de los Evangelios
42. La Arqueología, la Historia y la Papirología
(ciencia auxiliar de la Historia que estudia
e interpreta los documentos antiguos escritos
sobre papiro) demuestran que los cuatro
Evangelios fueron escritos en el siglo I.
Gracias a las excavaciones y
descubrimientos realizados
desde 1900 a la fecha,
se han encontrado fragmentos
de los cuatro Evangelios,
datados en el siglo I (Rucki, 2011).
¿Historicidad? Pruebas científicas
sobre la autenticidad de los Evangelios
43. En 1947 unos pastores beduinos descubrieron centenares
de vasijas de barro con manuscritos antiguos dentro,
en una cueva cercana al Mar Muerto, en Qunram.
En 1948 llegó este descubrimiento a conocimiento de
arqueólogos al venderse los manuscritos en tiendas
de anticuarios en Jerusalén.
Pero fue de1951 a 1956
cuando el gobierno israelí
permitió al Padre dominico
Roland Guérin de Vaux
investigar a profundidad
las 37 cuevas de la zona
(Israel Ministry of Foreign Office, 2001).
Los rollos del Mar Muerto
44. En 11 de estas cuevas se encontraron más de 820
manuscritos, pergaminos y papiros, en 20.000 fragmentos,
datados por el Dr. Norman Golb, profesor de Historia Hebrea
en la Universidad de Chicago, entre el 68 y el 69 (Sievers, 2001).
Los rollos del Mar Muerto
45. Interior de la cueva 4 de Qumran, en la que se
encontraron 200 rollos en 15.000 fragmentos
(Las cuevas de Qunram, 2012).
Los rollos del Mar Muerto
46. La mayoría de los rollos estaban
guardados dentro de vasijas de barro
cilíndricas de diferentes tamaños.
Una minoría se encontró fuera
de las vasijas (Iglesias, 2012).
Los rollos del Mar Muerto
47. La Arqueología y Papirología atribuyen la conservación
de los rollos a la secta judía esenia que habitaba cerca
de las cuevas, y quiso proteger estos documentos de la
destrucción romana sucedida en el año 69 (Iglesias, 2012).
Los rollos del Mar Muerto
48. De los 820 manuscritos encontrados, cerca de 220 contienen
textos de la Biblia Hebrea, ¡la colección de textos bíblicos
más antigua y completa que se ha encontrado!
El resto son documentos que describen la regla que regía
a la comunidad esenia, comentarios bíblicos, oraciones,
textos litúrgicos, astronómicos y sapienciales.
Los rollos del Mar Muerto
49. La cueva 7 fue un caso especial (IMessori, 2006):
Mientras en las demás se
encontraron numerosos
pergaminos escritos en hebreo
y arameo (elementos típicos
del Antiguo Testamento),
en la cueva 7, la cual se
derrumbó poco después de
guardar en ella los rollos,
sólo se hallaron 18 pequeños
fragmentos de papiro escritos
en griego (aspectos novedosos
que introdujo el Cristianismo
en el Nuevo Testamento).
Los rollos del Mar Muerto
50. En esta pequeña y derruida cueva se encontraron 9 jirones de
papiro, que en 1972 el Dr. José O’Callaham, catedrático de
Papirología y decano del Pontificio Instituto Bíblico de Roma
descubrió que reproducen textos del Nuevo Testamento
(O’Callaghan, 1972).
Los rollos del Mar Muerto
7Q4 con 1 Tim 4, 1-3.
7Q5 con Mc 6, 52-53.
7Q6, 1 con Mc 4,28.
7Q6, 2 con Hech 27, 38.
7Q7 con Mc 12, 17.
7Q8 con Sant 1, 23-24.
7Q9 con Rom 5, 11-12.
7Q10 con 2 Pe 1, 15.
7Q12 con 1Tim 3,16.
7Q15 con Mc 6, 48.
51. O'Callaghan no pretendía
encontrar papiros neotestamentarios
en esta cueva, sino identificar
los fragmentos que no habían sido
determinados por los editores.
Publicó el resultado
de sus investigaciones
en 1972 en su obra
«¿Papiros neotestamentarios
en la cueva 7 de Qumrân?».
Los rollos del Mar Muerto
52. De los 9 fragmentos,
4 son del Evangelio de Marcos:
El 7Q5 alude a Mc 6, 52-53:
«Pues no habían entendido
lo de los panes, ya que sus
corazones estaban obcecados.
Terminada la travesía,
tomaron tierra en Genesaret
y atracaron. Y cuando ellos
(…)».
Los rollos del Mar Muerto
53. Sobreposición del texto griego de Marcos 6, 52–54
sobre el papiro 7Q5.
Los rollos del Mar Muerto
54. El 7Q6,1 refiere a Mc 4,28:
«La tierra por sí misma produce
primero un tallo, luego una espiga,
y al fin grano abundante en la espiga».
El 7Q7 contiene a Mc 12, 17:
«Entonces Jesús les dijo: Den al César
lo que es del César, y a Dios,
lo que es de Dios. Y ellos quedaron
sorprendidos por la respuesta».
Los rollos del Mar Muerto
El 7Q15 alude a Mc 6, 48:
«Al ver que remaban muy penosamente, porque tenían
viento en contra, cerca de la madrugada fue hacia ellos
caminando sobre el mar, e hizo como si pasara de largo».
55. Los fragmentos de la cueva 7 han sido datados por papirólgos,
como Norman Golb, Jean Carmignac, Herbert Hunger,
Enrico Galbiati, Carlo Maria Martini, Ferdinand Rohrhirschetc,
y sobre todo por Carsten Peter Thiede,
experto de la Universidad de Wuppertal,
profesor en Oxford y Ginebra,
¡entre los años 50 y 68!
Esto lleva a los expertos a pensar
que los textos hallados en la cueva 7
de Qunram son copias de originales
escritos entre el 35 y 50 (IMessori, 2006).
Los rollos del Mar Muerto
56. Herbert Hunger,
Director de la colección
de papiros de la Biblioteca
Nacional de Austria, afirmó:
«No soy religioso,
ni soy biblista;
soy científico.
Y como científico
puedo decir que,
desde el punto de vista
estrictamente papirológico,
no hay debate posible:
O´Callaghan tiene razón».
Los rollos del Mar Muerto
57. En la cueva 7 se encontró
además un ánfora muy distinta
de las halladas en las demás cuevas.
Estaba hecha pedazos
y en su cuello se leen tres
letras hebreas «RWM»: «ROMA»,
que según el destacado hebraísta
J. A. Fittzmyer, es la contraseña
de origen y el título del derecho
de propiedad del ánfora:
pertenecía a la comunidad
de Roma, de donde había venido.
Los rollos del Mar Muerto
58. Según menciona Tácito (55-117),
el mejor historiador romano, por esos años,
concretamente en el 64, el emperador
romano Nerón
«comenzó a castigar a una multitud infinita
de cristianos con exquisitos géneros
de tormentos» (Tácito, 1993. Libro XV, 44).
En el año 67 dio muerte en Roma
a los Apóstoles Pedro y Pablo.
Sin duda estos hechos motivaron a
los cristianos de la capital del imperio
a preservar sus escritos enviándolos
a comunidades foráneas.
Los rollos del Mar Muerto
59. Los especialistas deducen que el
ánfora de la cueva 7 y los documentos
que contuvo fueron enviados por
los cristianos de Roma a los de
Jerusalén entre los años 50 y 68.
Los rollos del Mar Muerto
Según Norman Golb la cueva 7 fue utilizada
por cristianos de Jerusalén como depósito
de documentos neotestamentarios que querían
salvar del asedio y destrucción de Jerusalén
por el emperador romano Tito en el 70
(Messori, 2006).
60. Se confirma con esto la suposición de los Escrituristas,
los testimonios históricos y las referencias de la tradición cristiana
sobre los Evangelios y demás escritos neotestamentarios,
de que fueron compuestos entre el 40 y el 68.
El Evangelio de Marcos se estima
que se compuso en arameo antes del 45,
dictado en Roma por Pedro a su traductor,
intérprete y secretario Marcos.
Entre el 45 y 50 este Evangelio
fue traducido al griego,
y entre el 50 y 60 fue copiado
y enviado a otras comunidades
cristianas, como la de Jerusalén.
Los rollos del Mar Muerto
61. El papiro P64, encontrado en Luxor (Egipto) en 1901
y conservado en la biblioteca del Magdalen College de
Oxford, contiene fragmentos del Evangelio de Mateo
en griego, y fue datado por Thiede en el año 66.
Este papiro es «una prueba
material de que este Evangelio
es un relato de un testigo ocular,
y que fue escrito por un
contemporáneo de Cristo»
(Thiede, 1994).
El papiro P64: Evangelio de Mateo
63. Contiene parte del relato de la Unción
de Jesús en Betania y el anuncio de
la traición de Judas (Mateo 26, 7-8; 10;
14-15; 20-23; 31-33):
«Se lo derramó sobre la cabeza mientras estaba sentado a la mesa
(…). Pero Jesús, advirtiéndolo, les dijo: ¿Por qué la molestáis? (…).
Entonces uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, se dirigió a
los Sumos Sacerdotes diciéndoles: ¿Cuánto me queréis dar...? (…).
Uno de ustedes me va a traicionar. Y ellos, muy doloridos,
comenzaron a preguntarle uno a uno: ¿Acaso soy yo, Señor?
Él respondió: Aquel que mete conmigo la mano en el plato (…).
Jesús les dijo: Todos vosotros os escandalizaréis por causa mía
esta noche (…). Os precederé en Galilea (…)».
El papiro P64: Evangelio de Mateo
64. Thiede comprobó además, que siguiendo la tradición
cristiana de los primeros siglos de inventar abreviaturas
para los nombres de Dios y de los santos,
se puede ver en el papiro P64: en vez de «Iésus: Jesús» las
letras IS, y en vez de «Kýrie»: Señor» las letras KE.
El papiro P64: Evangelio de Mateo
65. En su libro «The Jesus Papyrus»,
Carsten Peter Thiede
y Matthew D’Ancona (1986)
concluyen rotundamente que
podemos estar absolutamente
seguros de que los testigos
oculares de Jesús leyeron
el documento cuyos trazos
están almacenados en Oxford.
El papiro P64: Evangelio de Mateo
66. El fragmento 4Q246 encontrado en la cueva 4 de Qunram,
escrito en arameo y datado entre el 62 y 68, conserva la
citación más antigua realizada de un documento del Nuevo
Testamento, en este caso, del Evangelio de Lucas (Rucki, 2011).
El pergamino 4Q246: citación de Lucas
67. Se trata de una cita del episodio
de la Anunciación del Ángel Gabriel
a María (Lucas 1, 32), en donde se
habla del Mesías empleando los
mismos términos del Evangelio de Lucas:
«Será grande sobre la tierra (…).
[Será llamado el Hijo d]el [g]ran [Dios]
y por su nombre será aclamado
Hijo de Dios y lo llamaran Hijo del Altísimo».
Por tratarse de una cita, los escrituristas sitúan el
Evangelio de Lucas un poco antes, entre el 50 y el 60.
El papiro 4Q246: citación de Lucas
68. El fragmento más antiguo del
Evangelio de Juan es el P52,
encontrado en Egipto en 1920,
y conservado en la Biblioteca
John Ryland de Manchester
(Inglaterra),
datado en el año 100
(Rucki, 2011).
El papiro P52: Evangelio de Juan
69. Contiene fragmentos del texto de Juan (18, 31-33 y 37 y 38):
«Los judíos replicaron: Nosotros no podemos dar muerte a nadie.
Así se cumpliría lo que había dicho Jesús cuando indicó de qué muerte
iba a morir. Entonces Pilato entró de nuevo al pretorio y llamó a Jesús
y le dijo: «¿Eres tú el Rey de los judíos?
Sí, como dices, soy Rey. Yo para esto
he nacido y para esto he venido al mundo:
para dar testimonio de la verdad.
Todo el que es de la verdad, escucha mi voz.
Le dice Pilato: ¿Qué es la verdad?
Y, dicho esto, volvió a salir donde los judíos
y les dijo: Yo no encuentro ningún delito en él».
El papiro P52: Evangelio de Juan
71. Sobre los evangelios «apócrifos»,
la Escriturística afirma que son
«relatos comprobados como
históricamente falsos,
escritos entre los siglos II y V,
que intentan explicar lo no descrito por
los Evangelios canónicos
sobre Jesús y sus discípulos,
pero con un contenido oscuro,
dudoso y a veces contrario
al mensaje cristiano».
Los evangelios apócrifos
72. Aún así, la Iglesia nunca los ha
ocultado, perseguido o destruido,
sino que los conserva en sus bibliotecas,
permite a los cristianos leerlos
e incluso a veces acepta como veraces
las tradiciones que mencionan
y son respetuosas y coherentes
con los Evangelios canónicos:
tradición sobre San Joaquín y Santa Ana
(contenida en el «Protoevangelio de
Santiago», s. II), sobre San José
(«Historia de José el Carpintero», s. IV),
sobre Jesús Niño («Evangelio del Pseudo
Tomás»), etc.
Los evangelios apócrifos
El bastón florecido
de San José:
tradición del
«Protoevangelio
de Santiago.
74. ¿Inspiración? Razones teológicas sobre
la intervención divina en los Evangelios
Las tres fuentes de la Teología (Escritura, Tradición y Magisterio)
reconocen la inspiración divina en los Evangelios.
En primer lugar, la Escritura, en numerosas ocasiones,
da razones teológicas en favor de la inspiración divina,
como en el texto de la 2ª Carta de Pablo a Timoteo 3,10-17:
«Toda la Escritura está inspirada por Dios,
y es útil para enseñar y para argüir,
para corregir y para educar en la justicia,
a fin de que el hombre de Dios
sea perfecto y esté preparado
para hacer siempre el bien».
75. ¿Inspiración? Razones teológicas sobre
la intervención divina en los Evangelios
La Tradición, presente ante todo en las obras de los Santos
Padres de la Iglesia, ha defendido constantemente la inspiración
divina de los Evangelios frente a las dudas y errores que
surgieron a través de la historia (Izquierdo, 1999).
El tercer Papa, Clemente Romano (1994)
escribió: «Cumplamos lo que está escrito,
pues lo dice el Espíritu Santo».
Orígenes demuestra que la Biblia es
inspirada porque sus profecías se realizan.
San Jerónimo añade que las Escrituras
fueron escritas y publicadas por el Espíritu Santo.
76. El Magisterio de la Iglesia, por medio de sus declaraciones
papales, obispales y conciliares, siempre ha reconocido
la inspiración e incluso la ha definido como dogma:
«La Iglesia considera estos libros sagrados y canónicos,
no como compuestos por obra meramente humana
y luego aprobados por su autoridad,
no sólo porque contienen la revelación
sin error, sino porque, escritos bajo la
inspiración del Espíritu Santo,
tienen a Dios como su autor,
y han sido transmitidos
a la Iglesia como tal»
(Concilio Vaticano I (1870). Constitución Dogmática
«De Fide catholica». Cap. II. En Denzinger, 1787).
¿Inspiración? Razones teológicas sobre
la intervención divina en los Evangelios
78. Vivimos en una época en la que la duda y la sospecha se
fomentan, y se buscan desesperadamente certezas.
Los descubrimientos científicos realizados desde 1900
confirman la certeza histórica de los Evangelios,
impugnan las teorías contrarias o leyendas negras,
y suponen para la mayoría de los estudiosos
una revolución respecto a su interpretación teológica.
Aún así, resulta irónico que
a estos hallazgos tan significativos
no se les haya dado la importancia
científica que merecen.
Conclusiones
79. La historicidad de los Evangelios
es un tema importante para
la ciencia y para la fe cristiana,
un puente o punto de unión
en el que pueden dialogar
para comprender su relación.
Si lo que narran estos escritos
es verdad, entonces el hombre
posee una respuesta fundamental
a sus interrogantes sobre
la historia y su sentido.
Conclusiones
80. Si todo forma parte de un «plan» previsto por Alguien,
la lógica lleva a creer que no son casuales los
descubrimientos de estos papiros desgarrados,
que no permiten ver todo lo que contenían.
¿Hay quizás en estos fenómenos
algún mensaje que discretamente
nos ha querido dejar?
Ésta es una cuestión que no
puede eludir la «scientia cordis»
(ciencia del corazón) que es la fe.
Conclusiones
81. Liberados de los prejuicios racionalistas
y abiertos a los datos científicos,
es necesario que leamos los Evangelios
sin excluir que Dios pueda intervenir
en la historia y hablar al mundo
con palabras humanas.
No se debe negar al hombre
la capacidad de escuchar
y de trascender hacia la infinita
y abierta verdad del ser
(Messori, 2006).
Conclusiones
82. Referencias
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