La leche se somete a procesos de termoización y homogenización para ampliar su vida útil y romper los glóbulos grasos. Es importante mantener la higiene durante el ordeño y procesamiento para evitar la contaminación por gérmenes patógenos. La leche también se conserva a bajas temperaturas para permitir la fermentación pero prevenir el desarrollo de microorganismos no deseados.