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LA PASTORAL EDUCATIVA ANTE LOS NUEVOS RETOS DE LA
                         IGLESIA.




          JUAN GUILLERMO RAMIREZ OROZCO




          UNIVERSIDAD CATOLICA DE ORIENTE

               FACULTAD DE TEOLOGIA

                RIONEGRO ANTIOQUIA

                        2011

2
LA PASTORAL EDUCATIVA ANTE LOS NUEVOS RETOS DE LA
                                   IGLESIA.




                 JUAN GUILLERMO RAMIREZ OROZCO




Trabajo de grado presentado como requisito parcial para optar al título de
                                Teólogo




                            Asesor Temático

                      María Eugenia Echavarría A.

                        (Religiosa de Jesús María)

                            Asesor de Campo

                       Angel David Agudelo Mesa

                     (Religioso del Sagrado Corazón)




                 UNIVERSIDAD CATOLICA DE ORIENTE

                       FACULTAD DE TEOLOGÍA

                         RIONEGRO ANTIOQUIA

                                  2009


   3
NOTA DE ACEPTACIÓN




                                      _____________________________




                                      _____________________________




                                      _____________________________




                                       ____________________________
                                                Presidente de Jurado


                                       ____________________________
                                                             Jurado


                                       ____________________________
                                                             Jurado




Rionegro, junio de 2011

     4
AGRADECIMIENTOS


Sincera gratitud con nuestros asesores de investigación, a la hermana María
Eugenia Echavarría, quien ha dedicado toda su vida a la labor educativa y quien
ha sido mi Maestra en el ejercicio docente, en especial con sus llamados de
atención, los cuáles cada día encaminan mi vocación para asemejarla a Cristo
Maestro; al hermano Ángel David Agudelo, quien me ha abierto las puertas del
Colegio Seminario Corazonistas para conocer la excelente experiencia de trabajo
allí desarrollada.


Agradezco a mis compañeros de labor en la Institución educativa Fe y Alegría
Popular 1, con quienes he aprendido a comprender la dimensión y el alcance del
ejercicio docente, de quienes he alimentado mi dinámica didáctica y quienes me
motivan a consagrarme cada vez más a la educación.


Agradezco a mis estudiantes, quienes han encaminado mi vocación y han
desnudado mis falencias en el ejercicio     de tan linda labor en la formación y
educación.


Agradezco a mi familia, quien ha animado mi trabajo docente, siendo un paño en
donde deposito las tristezas y alegrías de mi vocación


Agradezco a los docentes de la Universidad, quienes con su enseñanza nos han
preparado como teólogos idóneos para asumir nuestro reto profesional.


Agradezco a la Universidad Católica de Oriente, Alma Mater de la región del
oriente antioqueño, Institución de prestigio, el haber inculcado en mí el espíritu
científico crítico pero sobre todo el amor a la Fe, con orgullo, mi lema de vida es:
“A la Verdad por la Fe y la Ciencia”.




      5
TABLA DE CONTENIDO


1.JUSTIFICACIÓN.........................................................7

2. OBJETIVOS............................................................9
  2.1 OBJETIVO GENERAL..................................................9
  2.2 OBJETIVOS ESPECÌFICOS.............................................9

3. ANTECEDENTES........................................................10

4. EDUCACION Y EL DIÁLOGO CON LA CULTURA...............................12
   4.2 La persona como fundamento de la cultura........................17
   4.3 El ámbito escolar como fundamento cultural......................24
   4.4 La pastoral educativa como una propuesta de formación en la fe, la
  esperanza y la caridad...............................................27

5. JESÚS, MAESTRO DE LA VIDA...........................................46

6. LA VIDA Y ANIMACIÓN PASTORAL EN LOS CENTROS EDUCATIVOS..............64
   6.1 La pastoral dentro del proyecto educativo institucional.........65
   6.2 La pastoral dentro de la función directiva .....................66
   ....................................................................67
    6.3 Los docentes como elemento crucial de la Pastoral Educativa. . . .67
   6.4 Las tutorías espirituales de los estudiantes....................69
   6.5 Los empleados y el personal de apoyo de los centros al servicio de
       la pastoral educativa...........................................70
   6.6 El grupo de pastoral o consejo de pastoral, órgano motor:.......71
   6.7 La enseñanza educativa escolar (ERE), elemento esencial de la      73
             pastoral educativa........................................73
   6.8 Las familias, claves en la Pastoral Educativa...................76
   6.9 Los estudiantes centro de la pastoral Educativa ................77

CONCLUSIÓN.............................................................80

BIBLIOGRAFÍA...........................................................83




     6
1. JUSTIFICACIÓN

Educar es capacitar al hombre y a la mujer para ser más humanos, es construir
personas completas, integradas en sus diferentes aspectos (físico, psíquico,
espiritual, social). Enseñar es mucho más que instruir: La educación es cosa del
corazón, y todo el trabajo arranca de aquí; y si no hay corazón, el trabajo es difícil
y el éxito problemático, en otras palabras la labor educativa es un acto de entera
vocación, tanto del maestro comprometido con su trabajo como del estudiante que
dispone su corazón para dejarse formar según el ejemplo de los buenos
educadores. “La función de enseñar está tan estrechamente enraizada en la
condición humana que resulta obligado admitir que cualquiera puede enseñar” 1

En este sentido, la pastoral educativa, como una pastoral dinámica y en comunión
con el sentir de la Iglesia Misterio, Comunión y Misión, desplegará su acción en
los múltiples escenarios de la comunidad educativa: los estudiantes, las familias,
los consejos de padres, los educadores, el personal administrativo, entendiendo
que la educación es un compromiso de todos al interior de la Institución.

Nuestra educación debe caracterizarse por la sensibilidad por quienes sufren, lo
cual implica integrar toda la persona en nuestra acción pastoral, viendo siempre a
la persona de nuestro Señor Jesucristo en cada uno los destinatarios de esta
hermosa función. Es tarea de la Educación ayudarle al niño, al adolescente, al
joven, al adulto a descubrir el sentido de su vida, con su originalidad irrepetible y
personal, como respuesta al plan creador de Dios. La orientación vocacional ha de
estar presente en toda la labor educativa. “La educación está pensada como una
acción central del hombre, mediada por el conocimiento acumulado de la
humanidad, que busca estructurar pautas comportamentales de los individuos, a
través de unos valores y normas que la sociedad ha establecido en su defensa y
beneficio, la educación que se requiere hoy debe ser pertinente, contextualizada,


1 Savater, Fernando. El valor de educar. Barcelona: Ariel, 1997. Impreso
      7
no instrumental, creativa, integral, intensa, interdisciplinaria y anclada en los
valores”2

El acompañarlos en el fortalecimiento de la vida cristiana y su crecimiento en la fe,
el conocimiento de las diferentes opciones que puede tomar en su vida.
Nuestra misión con los niños, jóvenes y adultos, es fundamentalmente, orientarlos
hacia el encuentro con Jesucristo amigo personal de ellos, hacerles sentir una
mano amiga, sincera y confiable; una presencia cercana, amable y estimulante
para ayudarles a descubrir sus valores y potencialidades: Humanas, Espirituales,
Psicológicas, Sociales. Acompañarlos en el proceso de autoconocimiento para
que puedan descubrir y asumir la vocación a la cual el Señor se digne llamarlos.

Con todo lo anterior se hace necesario que la pastoral Educativa retome su
importancia, y pase de la mera actividad celebrativa a la que la han reducido a ser
parte integral de la vida de numerosos centros educativos, los cuáles promulgando
la formación de un ser integral, en ningún momento pueden despreciar la
dimensión trascendental. En consecuencia, la pastoral educativa “lleva a la
escuela a revisar los valores que desarrolla en sus estudiantes, porque de no
reflexionarlos con cuidado se puede caer en su antilógica y por hacer bonito
resulta bendiciéndole almas al diablo”3

Por eso este trabajo pretende ser un acercamiento a la verdadera Pastoral
Educativa como un elemento fundamental de la vida de los establecimientos
académicos realizando un referenciamiento doctrinal a la Pedagogía de Jesús,
enseñada a la Iglesia y que se debe vivir en los centros educativos, tengan o no el
carácter confesional, a través de diversas estrategias de animación pastoral
implicando todos los entes presentes en un centro educativo, y teniendo como
base el principio de libertad religiosa promulgado en la Constitución Política de
Colombia, el cual en vez de ser un impedimento para el crecimiento de lo
trascendente es la oportunidad para mostrar la riqueza de esta y la forma como se
potencializa a través del ejercicio pastoral.
2 Cañón R, José. Escuela y marginalidad. Bogotá: Universidad Distrital, 2005. Impreso
3 Mayo Arango, Pedro. La educación como esperanza. Envigado: Susaeta, 2000. Impreso
      8
2. OBJETIVOS

2.1 OBJETIVO GENERAL


Identificar los grandes desafíos de la educación en la sociedad del conocimiento
como elementos fundamentales en la construcción de un proyecto de pastoral
educativa a través de la pedagogía de Jesús enseñada por la Iglesia.

2.2 OBJETIVOS ESPECÌFICOS


   • Determinar el alcance de la pastoral educativa dentro del proyecto
         educativo institucional como horizonte de referencia para afianzar la
         educación integral del ser humano.
   • Identificar el enfoque teológico de la Pastoral Educativa, descubriendo la
         pedagogía de Jesús, presente en la Iglesia,       como gran desafío de la
         evangelización en el nuevo milenio al servicio del ser humano.
   • Generar pautas de intervención pastoral, como herramientas y estrategias
         de crecimiento en la fe y ejercicio de la dimensión trascendente que se
         orienta en la educación a nivel de las Instituciones Educativas.




     9
3. ANTECEDENTES


Hasta hace 50 años el tema de la pastoral educativa, no era trascendente para la
Iglesia, pues la educación se impartía por antonomasia en centros educativos
regidos por religiosos, y sólo había que creer. Con el desarrollo de los derechos
humanos, la educación pasó a formar parte de un derecho esencial de la persona,
adquiriendo un carácter incluyente, para todos, en todas las edades, en nuestra
lengua y sin castigos. La situación se agudiza cuando con la Constitución política
del año 1991 proclama abiertamente la libertad de culto, en otras palabras, la
Iglesia perdía la primacía que en este tema mantenía hasta acá por varios siglos,
“se da una pérdida de legitimidad de la Iglesia que dominó la orientación de la
enseñanza en este país desde la colonia y se extendió a lo largo de todo el siglo
XIX, pero que tomó su forma de duración mediante la firma del Concordato con la
Santa Sede después de 1887”4.


Frente a los anteriores hitos históricos, hay que sumarle la infinidad de
circunstancias que envuelven a nuestros estudiantes, como la violencia de su
entorno, la procedencia familiar, la violencia escolar, el sentido de incredulidad en
que se educan numerosas personas, surgiendo con esto la cuestión fundamental
sobre el Dios que se debe enseñar en una época de continuos cambios , y la
mejor forma de acercarnos a los estudiantes, quienes expresan infinitud de
problemáticas y por ende diferentes rostros, recordando el principio de la
encarnación, en la cual Dios salvó al hombre, pero haciéndose hombre, “se
reconoce así que la escuela es una comunidad donde cada persona es un
miembro necesario y valioso con una función para apoyar a los otros” 5.


Muchas de las labores de la pastoral educativa han estado pobres en cuanto a sus
estrategias, pues erróneamente se entendió esta como la celebración de la


4 Ocampo, José Fernando. La educación colombiana. Bogotá: Editorial delfín, 2002.
Impreso
5 Moriña Diez, Anibal. Teoría y práctica de la educación inclusiva. Málaga: Ediciones
aljibe, 2004. Impreso.
    10
Eucaristía en un centro de educación, cuando la parte celebrativa debe ser el
momento culminante de todo un proceso pastoral.


A nivel de pastoral educativa los que han dado las pautas de un excelente trabajo
han sido las comunidades religiosas, quienes asumiendo esta como su carisma,
han organizado una serie de líneas estratégicas de animación que tienden a
potencializar la fe de sus estudiantes. Estas comunidades centrando su trabajo en
la pedagogía de Jesús han orientado su labor en cuatro aspectos esenciales la
convivencia, el sentido de solidaridad, la vida de oración y por último la
celebración de los sacramentos.


Con relación a lo anterior, la iglesia universal ha visto la necesidad de mantener un
continuo diálogo con todos los centros de educación que no son confesionales,
respondiendo a los retos pastorales que estos demandan y viendo en estos unos
centros donde el mensaje de Cristo reclama su presencia, pero lastimosamente ha
habido muy pobre contacto, debido a razones como la falta de agentes de
pastoral, el desconocimiento del sector educativo o en muchos caso el simple
temor a enfrentarse a otros públicos donde aparentemente el mensaje de Cristo
no es aceptado.




    11
4. EDUCACION Y EL DIÁLOGO CON LA CULTURA


Las Instituciones de enseñanza, son uno de los sitios dedicados a la educación,
después de la familia y la misma sociedad, que se convierte en forma de ayudar al
crecimiento del ser humano. La cual se basa no solo en la transmisión de una
serie de contenidos, sino en el fortalecimiento de la propia cultura forjando la
identidad personal, a través de educadores que enseñan por su testimonio y estilo
de vida. Todo esto ayudará a que la persona se inserte de modo creativo en el
interior de la sociedad. “La educación es una ciencia multidisciplinar, su
complejidad exige una permanente revisión de los principios y métodos, las
necesidades de los educandos, los entornos familiares, sociales, afectivos,
normativos entre otros”6


Toda actividad educativa debe llevar a la persona a su fortalecimiento ético-moral,
con la consecuente edificación de una civilización amparada por principios y
respeto de la condición humana. Cada Institución, es poseedora de una serie de
valores, que custodia como su mayor riqueza y en el transcurso de los años los
alimenta y fortalece para luego       inculcar en cada integrante de la comunidad
académica quienes a su vez los proyectan en la sociedad. Por tanto en este
proceso de acercamiento de la Institución a la Sociedad, hay que tener en cuenta
aquellos elementos que configuran la cultura en la que se enmarca la vida de las
personas y los grupos: Las creencias y los valores, las normas de conducta como
pautas del actuar social, los estilos de vida reflejadas en los modos de producción.


Lo anterior nos lleva a afirmar que los educadores y educandos, los entes políticos
y sociales considerados en la totalidad de sus dimensiones, deben mantener una
actitud de diálogo con la cultura que respete tanto la identidad específica de cada
persona y cada grupo, como la posibilidad de modificar el marco socio-cultural en
que se mueven y la dinámica interna de las estructuras en que desarrollan su
acción. Con relación a lo expuesto anteriormente el documento de Aparecida es
6 Tebar Belmonte, Lorenzo. El perfil del profesor mediador. Madrid: Santillana, 2003.
Impreso.
    12
claro al afirmar: “La Iglesia está llamada a promover en sus escuelas una
educación centrada en la persona humana que es capaz de vivir en la comunidad,
aportando lo suyo para su bien. Ante el hecho de que muchos se encuentran
excluidos, la Iglesia deberá impulsar una educación de calidad para todos, formal
y no-formal, especialmente para los más pobres. Educación que ofrezca a los
niños, a los jóvenes y a los adultos el encuentro con los valores culturales del
propio país, descubriendo o integrando en ellos la dimensión religiosa y
trascendente. Para ello, necesitamos una pastoral de la educación dinámica y que
acompañe los procesos educativos, que sea voz que legitime y salvaguarde la
libertad de educación ante el Estado y el derecho a una educación de calidad de
los más desposeídos”7.


   4.1 La sociedad actual:
Para desarrollar una adecuada acción pastoral, y en especial la pastoral
educativa, que en última instancia de su proceso busca formar seres humanos
más comprometidos con las necesidades de la sociedad y transformante de la
misma, se deben conocer algunos aspectos que encierra la cultura en la que
muchos de los estudiantes viven.


De manera superficial, algunos rasgos sobresalientes de la cultura actual son:
cultura del placer, es decir, estar bien antes que formar un ser auténtico; una
cultura de la masificación, donde las redes sociales son más importantes que el
verdadero contacto rostro a rostro con el otro; una cultura de la crítica a los valores
permanentes, abogando por el predominio de los valores relativos y cambiantes,
es decir la complejidad y la indeterminación que presentan la ciencia; la cultura de
la ambigüedad y del sinsentido frente al horizonte, ocultamiento de la esperanza
frente a la vivencia del ahora; cultura de la pérdida de valores trascendentales,


7 Celam. V Conferencia Episcopal Latinoamericana Aparecida. Vicaría episcopal de
pastoral,   arquidiócesis    de    México.    Web.        10   de    abril.       2011.
<http://www.vicariadepastoral.org.mx/5-aparecida/aparecida_12.htm#010>


    13
marcando de modo acérrimo las tendencias de incredulidad y el deseo de borrar el
nombre de Dios de cualquier relación humana; una cultura marcada por la
pluralidad, que aboga por la diferencia de género y la equidad de género.


Para realizar la verdadera confrontación entre auténtica educación y diálogo
cultural, la pastoral educativa debe propender por afianzar en el ambiente escolar
lo que la Conferencia de Puebla ha llamado la civilización del amor 8, la cual en
rasgos generales apunta a lo siguiente: El amor cristiano sobrepasa las categorías
de todos los regímenes y sistemas, porque trae consigo la fuerza insuperable del
Misterio pascual, el valor del sufrimiento de la cruz y las señales de victoria y
resurrección. El amor produce la felicidad de la comunión e inspira los criterios de
la participación. La justicia, como se sabe, es un derecho sagrado de todos los
hombres, conferido por el mismo Dios. Está insertada en la esencia misma del
mensaje evangélico. La verdad, iluminada por la fe, es fuente perenne de
discernimiento para nuestra conducta ética. Expresa las formas auténticas de una
vida digna. La libertad es un don precioso de Dios. Consecuencia de nuestra
condición humana y factor indispensable para el progreso de los pueblos. “Los
cambios sociales son más complejos de lo que se cree, y para moverse en ellos
con inteligencia se debe descifrar sus códigos, es necesario tomar cierta distancia
de aquellas verdades que aparecen como incuestionables, no se puede aceptar
de manera acrítica la premisa según la cuál la velocidad de los cambios nos exige
estar prestos a adaptarnos a ellos con la misma rapidez”9

La civilización del amor repudia la violencia, el egoísmo, el derroche, la
explotación y los desatinos morales. A primera vista, parece una expresión sin la
energía necesaria para enfrentar los graves problemas de nuestra época. Sin


8 Celam. (1978). Conferencia Episcopal latinoamericana de Puebla. Vicaría episcopal de
pastoral,   arquidiócesis    de    México.    Web.        10   de    abril.      2011.
<http://www.vicariadepastoral.org.mx/5-aparecida/aparecida_12.htm#010>


9 Alvarez G, Alejandro. Los medios de comunicación y la sociedad educadora. Bogotá:
Cooperativa editorial del magisterio, 2003. Impreso
    14
embargo, os aseguramos: no existe palabra más fuerte que ella en el diccionario
cristiano. Se confunde con la propia fuerza de Cristo. Si no creemos en el amor,
tampoco creemos en aquel que dice: “Un mandamiento nuevo os doy, que os
améis los unos a los otros como yo os he amado” (Jn 15,12). La civilización del
amor propone a todos la riqueza evangélica de la reconciliación nacional e
internacional. No existe gesto más sublime que el perdón. Quien no sabe perdonar
no será perdonado. En la balanza de las responsabilidades comunes, hay mucho
que poner de renuncia y de solidaridad, para el correcto equilibrio de las
relaciones humanas. La meditación de esta verdad llevaría a nuestros países a la
revisión de su comportamiento frente a los expatriados con su secuela de
problemas, de acuerdo con el bien común, en caridad y sin detrimento de la
justicia. Existen en nuestro continente innumerables familias traumatizadas.

La civilización del amor condena las divisiones absolutas y las murallas
psicológicas que separan violentamente a los hombres, a las instituciones y a las
comunidades nacionales. Por eso, defiende con ardor la tesis de la integración de
América Latina. En la unidad y en la variedad, hay elementos de valor continental
que merecen apreciarse y profundizarse mucho más que los intereses meramente
nacionales. Conviene recordar a nuestros países de América Latina la urgente
necesidad de conservar e incrementar el patrimonio de la paz continental, porque
sería, de hecho, tremenda responsabilidad histórica el rompimiento de los vínculos
de la amistad latinoamericana, cuando estamos convencidos de que existen
recursos jurídicos y morales para la solución de los problemas de interés común.

La civilización del amor repele la sujeción y la dependencia perjudicial a la
dignidad de América Latina. No aceptamos la condición de satélite de ningún país
del mundo, ni tampoco de sus ideologías propias. Queremos vivir fraternalmente
con todos, porque repudiamos los nacionalismos estrechos e irreductibles. Ya es
tiempo de que América Latina advierta a los países desarrollados que no nos
inmovilicen; que no obstaculicen nuestro propio progreso; no nos exploten; al
contrario, nos ayuden con magnanimidad a vencer las barreras de nuestro
subdesarrollo, respetando nuestra cultura, nuestros principios, nuestra soberanía,

    15
nuestra identidad, nuestros recursos naturales. En ese espíritu, creceremos juntos,
como hermanos de la misma familia universal.

Otro punto que nos hace estremecer las entrañas y el corazón es la carrera
armamentista que no cesa de fabricar instrumentos de muerte. Ella entraña la
dolorosa ambigüedad de confundir el derecho a la defensa nacional con las
ambiciones de ganancias ilícitas. No es apta para construir la paz. Deseamos la
Paz y para alcanzarla, es necesario eliminar los elementos que provocan las
tensiones entre el tener y el poder; entre el ser y sus más justas aspiraciones.
Trabajar por la justicia, por la verdad, por el amor y por la libertad, dentro de los
parámetros de la comunión y de la participación, es trabajar por la paz universal.

     4.2 La persona como fundamento de la cultura
Con lo expuesto hasta ahora es fácil comprender la relación inseparable que
existe entre ser humano y cultura, relaciones que en muchos casos son
beneficiosas para ambos y en otros generan gran perjuicio, pues muchas veces la
cultura trata de distorsionar la identidad personal para masificar un patrón de
conducta en muchos de los casos alejada de los valores evangélicos que esta
debe poseer.


La formación de la persona se desarrolla al interior de una cultura, y en última
instancia el crecimiento personal está condicionado por la cultura, al igual que la
cultura, la persona también influye en la cultura con su inteligencia, es decir el ser
humano desarrolla un proceso de inculturación, el cual se mueve el doble nivel de
la cultura transformante del hombre y el hombre que afianza la cultura. Por eso, el
nuevo concepto de educación basado en competencias, la cual pretende dar
respuesta a la sociedad del conocimiento o la información que se origina en las
necesidades laborales y por tanto demanda de las escuelas que se acerquen al
mundo del trabajo”10. Pero para que este proceso se lleve a cabo con grandes
beneficios, tanto el ser humano deben ser poseedores de valores cristianos.

10 Cortés, Carlos. Educación por competencias. Bogotá: Cooperativa editorial del
magisterio, 2008. Impreso
    16
Pero, según lo afirma el documento de Santo Domingo 11: En nuestros días se
percibe una crisis cultural de proporciones insospechadas. Es cierto que el
sustrato cultural actual presenta un buen número de valores positivos, muchos de
ellos fruto de la evangelización; pero, al mismo tiempo, ha eliminado valores
religiosos fundamentales y ha introducido concepciones engañosas que no son
aceptables desde el punto de vista cristiano.

La ausencia de esos valores cristianos fundamentales en la cultura de la
modernidad no solamente ha ofuscado la dimensión de lo transcendente,
abocando a muchas personas hacia el indiferentismo religioso —también en
América Latina—, sino que, a la vez, es causa determinante del desencanto social
en que se ha gestado la crisis de esta cultura. Tras la autonomía introducida por el
racionalismo, hoy se tiende a basar los valores sobre todo en consensos sociales
subjetivos que, no raramente, llevan a posiciones contrarias incluso a la misma
ética natural. Piénsese en el drama del aborto, los abusos en Ingeniería genética,
los atentados a la vida y a la dignidad de la persona.

Frente a la pluralidad de opciones que hoy se ofrecen, se requiere una profunda
renovación pastoral mediante el discernimiento evangélico sobre los valores
dominantes, las actitudes, los comportamientos colectivos, que frecuentemente
representan un factor decisivo para optar tanto por el bien como por el mal. En
nuestros días se hace necesario un esfuerzo y un tacto especial para inculturar el
mensaje de Jesús, de tal manera que los valores cristianos puedan transformar los
diversos núcleos culturales, purificándolos, si fuera necesario, y haciendo posible
el afianzamiento de una cultura cristiana que renueve, amplíe y unifique los
valores históricos pasados y presentes, para responder así en modo adecuado a
los desafíos de nuestro tiempo. Uno de estos retos a la evangelización es el de
intensificar el diálogo entre las ciencias y la fe, en orden a crear un verdadero


11 Celam. Conferencia Episcopal latinoamericana de Santo Domingo. Multimedios. Web. 10
de abril. 2011. <http://multimedios.org/docs/d000420/p000002.htm#1-p0.1.4>




    17
humanismo cristiano. Se trata de mostrar que la ciencia y la técnica contribuyen a
la civilización y a la humanización del mundo en la medida en que están
penetradas por la sabiduría de Dios.

En este proceso de integración entre cultura y ser humano, se puede hablar de
varios momentos, cada uno dependiente del otro y no menos importante. Un
primer momento es aquel en el que el ser humano adquiere conciencia de su
dignidad y vocación como persona, el cual lo lleva a comprender la realidad como
el espacio para humanizarse continuamente. Aquí la vida escolar y en especial la
pastoral educativa juega un papel crucial, pues a través de la reflexión que
encamina en los estudiantes los lleva a que decidan en las grandes cuestiones de
la vida humana. Dentro de esta acción de la pastoral educativa estás: la actitud de
un equipo de educadores que sabe escuchar la cultura actual para ofrecer
alternativas personalizadoras, exige tener una visión diferente del progreso, la
técnica, los saberes humanos, el cuadro de valores regulador de los criterios
éticos de la personan en el que la libertad ocupa un lugar fundamental, y
permanecer abiertos a nuevos lenguajes de la experiencia, el silencio, la
sensibilidad, la interiorización capaces de potenciar una relación personalizada
con la cultura.

Un segundo momento de la integración entre persona y cultura está dado por la
socialización así lo anota el Catecismo de la Iglesia Católica 12: La persona humana
necesita la vida social. Esta no constituye para ella algo sobreañadido sino una
exigencia de su naturaleza. Por el intercambio con otros, la reciprocidad de
servicios y el diálogo con sus hermanos, el hombre desarrolla sus capacidades;
así responde a su vocación. Una sociedad es un conjunto de personas ligadas de
manera orgánica por un principio de unidad que supera a cada una de ellas.
Asamblea a la vez visible y espiritual, una sociedad perdura en el tiempo: recoge

12 Congregación para la Doctrina de la Fe. Catecismo de la Iglesia Católica. Vatican:
the        holy         see.        Web.         1        de       abril.        2011

<http://www.vatican.va/archive/catechism_sp/p3s1c2a1_sp.html>



      18
el pasado y prepara el porvenir. Mediante ella, cada hombre es constituido
‘heredero’, recibe ‘talentos’ que enriquecen su identidad y a los que debe hacer
fructificar (cf Lc 19, 13.15). En verdad, se debe afirmar que cada uno tiene
deberes para con las comunidades de que forma parte y está obligado a respetar
a las autoridades encargadas del bien común de las mismas.

Cada comunidad se define por su fin y obedece en consecuencia a reglas
específicas, pero ‘el principio, el sujeto y el fin de todas las instituciones sociales
es y debe ser la persona humana. Algunas sociedades, como la familia y la
ciudad, corresponden más inmediatamente a la naturaleza del hombre. Le son
necesarias. Con el fin de favorecer la participación del mayor número de personas
en la vida social, es preciso impulsar, alentar la creación de asociaciones e
instituciones de libre iniciativa ‘para fines económicos, sociales, culturales,
recreativos, deportivos, profesionales y políticos, tanto dentro de cada una de las
naciones como en el plano mundial. Esta socialización expresa igualmente la
tendencia natural que impulsa a los seres humanos a asociarse con el fin de
alcanzar objetivos que exceden las capacidades individuales. Desarrolla las
cualidades de la persona, en particular, su sentido de iniciativa y de
responsabilidad.

En este momento la familia adquiere un papel fundamental, y debe convertirse en
elemento fundamental de la pastoral educativa, con una adecuada capacitación a
los padres a través de fructíferas escuelas de padres. El ambiente vital donde la
persona aprende a controlar sus emociones y pasiones, no es otro que el seno
familiar, de ahí que la Iglesia haya dado varios calificativos a esta estructura
fundamental de la sociedad y de la educación.


Con relación al papel de la familia, el Concilio Vaticano II ha dicho: “La familia es
escuela del más rico humanismo. Para que pueda lograr la plenitud de su vida y
misión se requieren un clima de benévola comunicación y unión de propósitos
entre los cónyuges y una cuidadosa cooperación de los padres en la educación de
los hijos. La activa presencia del padre contribuye sobremanera a la formación de

    19
los hijos; pero también debe asegurarse el cuidado de la madre en el hogar, que
necesitan principalmente los niños menores, sin dejar por eso a un lado la legítima
promoción social de la mujer. La educación de los hijos ha de ser tal, que al llegar
a la edad adulta puedan, con pleno sentido de la responsabilidad, seguir la
vocación, aun la sagrada, y escoger estado de vida; y si éste es el matrimonio,
puedan fundar una familia propia en condiciones morales, sociales y económicas
adecuadas. Es propio de los padres o de los tutores guiar a los jóvenes con
prudentes consejos, que ellos deben oír con gusto, al tratar de fundar una familia,
evitando, sin embargo, toda coacción directa o indirecta que les lleve a casarse o
a elegir determinada persona”13.


En la función educadora de la familia, la Lumen Gentium, en el numeral 11,
recuerda el lugar privilegiado de esta como Iglesia Doméstica: “Finalmente, los
cónyuges cristianos, en virtud del sacramento del matrimonio, por el que significan
y participan el misterio de unidad y amor fecundo entre Cristo y la Iglesia (cf. Ef
5,32), se ayudan mutuamente a santificarse en la vida conyugal y en la
procreación y educación de la prole, y por eso poseen su propio don, dentro del
Pueblo de Dios, en su estado y forma de vida. De este consorcio procede la
familia, en la que nacen nuevos ciudadanos de la sociedad humana, quienes, por
la gracia del Espíritu Santo, quedan constituidos en el bautismo hijos de Dios, que
perpetuarán a través del tiempo el Pueblo de Dios. En esta especie de Iglesia
doméstica los padres deben ser para sus hijos los primeros predicadores de la fe,
mediante la palabra y el ejemplo, y deben fomentar la vocación propia de cada
uno, pero con un cuidado especial la vocación sagrada” 14.


Ante la definición de Iglesia Doméstica de la Familia, el Papa Juan Pablo II, en la
exhortación Familiaris Consortio dice: “La tarea educativa tiene sus raíces en la
vocación primordial de los esposos a participar en la obra creadora de Dios; ellos,
engendrando en el amor y por amor una nueva persona, que tiene en sí la
vocación al crecimiento y al desarrollo, asumen por eso mismo la obligación de

13 Concilio vaticano II. Gaudium et Spes. Madrid: Ediciones BAC, 1990. Impreso.
14 Concilio vaticano II. Lumen Gentium. Madrid: Ediciones BAC, 1990. Impreso.
    20
ayudarla eficazmente a vivir una vida plenamente humana. Como ha recordado el
Concilio Vaticano II: «Puesto que los padres han dado la vida a los hijos, tienen la
gravísima obligación de educar a la prole, y por tanto hay que reconocerlos como
los primeros y principales educadores de sus hijos. Este deber de la educación
familiar es de tanta transcendencia que, cuando falta, difícilmente puede suplirse.
Es, pues, deber de los padres crear un ambiente de familia animado por el amor,
por la piedad hacia Dios y hacia los hombres, que favorezca la educación íntegra
personal y social de los hijos. La familia es, por tanto, la primera escuela de las
virtudes sociales, que todas las sociedades necesitan”15.


Confrontando la realidad familiar con los aspectos religiosos recibidos en la
escuela, la familia muestra a los estudiantes elementos para una mayor
comprensión de la fe y la vivencia eclesial como son: padre, hermanos,
comunidad, servicio, amor, las cuáles constituyen experiencias que resultarán
fundamentales para la apertura a los conocimientos religiosos y la experiencia de
transcendencia en la vida de los educandos.


Dentro de la socialización, la misma escuela, es el lugar donde las personas van
adquiriendo en forma secuencial una gran variedad de conocimientos, hábitos de
trabajo, criterios morales, que en la medida del compromiso de la Institución
ayudarán al crecimiento integral de la persona.         “entre todos los medios de
educación, el de mayor importancia es la escuela, que, en virtud de su misión, a la
vez que cultiva con asiduo cuidado las facultades intelectuales, desarrolla la
capacidad del recto juicio, introduce en el patrimonio de la cultura conquistado por
las generaciones pasadas, promueve el sentido de los valores, prepara a la vida
profesional, fomenta el trato amistoso entre los alumnos de diversa índole y
condición, contribuyendo a la mutua comprensión; además, constituye como un
centro de cuya laboriosidad y de cuyos beneficios deben participar a un tiempo las
familias, los maestros, las diversas asociaciones que promueven la vida cultural,
cívica y religiosa, la sociedad civil y toda la comunidad humana” 16.

15 Juan pablo II. Familiaris Consortio. Madrid: BAC, 1981. Impreso
16 Concilio vaticano II. Declaración Gravissimum educationem. Madrid: Ediciones BAC,
    21
Dentro de la vivencia escolar los educadores convencidos del valor humanizador
de la propuesta religiosa cristiana, encontrarán muchas oportunidades para
descubrir elementos críticamente positivos en la cultura actual y cauces de diálogo
con un Proyecto Educativo que tiene en cuenta algunos valores y criterios más
específicamente evangélicos.


En este proceso de conformación de la identidad personal del ser humano al
interior de una cultura, no hay que descuidar los medios de comunicación, los
cuáles refuerzan o deterioran los elementos que se asumen en la familia o en la
escuela. Teniendo en cuenta el uso a veces excesivo de las tecnologías de la
información y la comunicación, la fuerte influencia de las redes sociales como el
facebook, el skype, Messenger entre otros, la tarea de la escuela, siguiendo las
orientaciones de la Iglesia será educar en el uso de los mismos de manera que,
aunque la capacidad crítica de muchos alumnos no sea grande, puedan llegar a
establecer una relación adecuada en el manejo ético de estos y su catalogación
como poderosas herramientas al servicio de la evangelización.


Los medio de comunicación con un carácter fuertemente cristiano ayudarán a que
la persona afiance los rasgos de la personalidad que se construyen con los otros,
como son el la decisión, la cual tiene su expresión máxima cuando hay un
contacto con otras personas, aún la propia dignidad es reconocible y valorada
cuando hay una adecuada comunicación con las otras personas, pues se ve la
importancia trascendental del otro para mí.


Por tanto al interior de la vida escolar y como objetivo de la pastoral educativa se
deben cumplir las palabras de la Inter Mirifica: “Para el recto uso de estos medios
es absolutamente necesario que todos los que los utilizan conozcan las normas
del orden moral en este campo y las lleven fielmente a la práctica. Consideren,
pues, las materias que se difunden según la naturaleza peculiar de cada medio; al

1990. Impreso


    22
mismo tiempo, tengan en cuenta todas las condiciones y circunstancias, es decir,
el fin, las personas, el lugar, el momento y los demás elementos con los que se
lleva a cabo la comunicación misma y que pueden modificar su honestidad o
cambiarla por completo; entre éstas se encuentra la naturaleza propia de cada
medio, es decir, su fuerza, que puede ser tan grande que los hombres, sobre todo
si no están preparados, difícilmente sean capaces de advertirla, de dominarla y, si
llega el caso, de rechazarla”17.


Siendo realistas, y sin importar la oferta de formación específica de cada centro
educativo, su proyecto de educación integral debe ayudar a los alumnos a
establecer criterios de valoración y claves de aproximación a un tipo concreto de
conducta, que marque el camino a lo que en los renglones anteriores se llama la
civilización del amor, pues la educación es la mejor herramienta para construir
nuestro futuro, ella nos resulta indispensable para identificar y perfilar
colectivamente nuestro destino, para que se decida lo que se quiere ser como
nación”18.

      4.3 El ámbito escolar como fundamento cultural
Siendo precisos la vida escolar o educativa, es una organización netamente
creadora y receptora del sentir cultural. Es creadora en cuanto forma seres
humanos que con su forma de vida instaurarán nuevos elementos al interior de la
cultura y es receptora pues ella misma está inserta en una cultura, la cual en
muchos casos es perjudicial por los antivalores que esta puede poseer. “Es
evidente que a través de la escuela se entra en contacto con una cultura
determinada, y que en ese sentido, se contribuye a su conservación, la
preocupación por una escuela alienada y estática ha sido una constante entre
pensadores de diversas disciplinas, que han llamado la atención sobre este
peligro”19.

17 Concilio vaticano II. Declaración Inter Mirifica. Madrid: Ediciones BAC,
1990.Impreso.
18 Niño Diez, Jaime. Hacia una nueva educación. Bogotá: Convenio Andrés Bello, 1998.
Impreso.
19 Grao Coll, C. El constructivismo en el aula. Barcelona: Ariel, 2007. Impreso.
     23
Muchos desligando la pastoral educativa de la vida escolar ven a la escuela como
un centro donde se transmiten de forma vertical saberes teóricos, los cuáles no
trascienden el aula; una burbuja que aleja de los problemas reales que aquejan a
la sociedad, o simplemente el instrumento del que se vale el estado para seguir
conservando las estructuras de poder adiestrando pobremente a sus miembros,
sin embargo no desconociendo estos problemas, la escuela ayudada en gran
medida por una fuerte pastoral educativa, cada día más se preocupa por su
calidad, quiere ser más democrática, y ser el sitio donde se integren las distintas
clases sociales. A este sentido apunta la congragación para la educación cuando
afirma: “La escuela católica se configura como escuela para la persona y de las
personas. La persona de cada uno, en sus necesidades materiales y espirituales,
es el centro del magisterio de Jesús: por esto el fin de la escuela católica es la
promoción de la persona humana. Tal afirmación, poniendo en evidencia la
relación del hombre con Cristo, recuerda que en su persona se encuentra la
plenitud de la verdad sobre el hombre. Por esto, la escuela católica, empeñándose
en promover al hombre integral, lo hace, obedeciendo a la solicitud de la Iglesia,
consciente de que todos los valores humanos encuentran su plena realización y,
también su unidad, en Cristo. Este conocimiento manifiesta que la persona ocupa
el centro en el proyecto educativo de la escuela católica, refuerza su compromiso
educativo y la hace idónea para formar personalidades fuertes” 20.
En medio de las circunstancias, la vida escolar, animada por la pastoral educativa,
debe ser fiel a la misión de mantener una relación dinámica con la cultura, es decir
un agente evangelizador que trate de permear con el Evangelio todos los
elementos que se alejan del dato revelado, por tanto la Institución debe configurar
su proyecto como comunidad que asume la identidad cristiana, que alimenta a la

20 Congregación para la Educación Católica. La escuela católica en los umbrales del
tercer   milenio.   Vatican:     the   holy   see.   Web.    2      de   febrero.   2011
<http://www.vatican.va/roman_curia/congregations/ccatheduc/documents/rc_con_ccatheduc_do
c_27041998_school2000_sp.html>



    24
sociedad con relaciones humanizantes cimentadas en los valores enseñados por
Jesús, que afiance la identidad personal y el sentido fuerte de comunidad,
orientando el auténtico sentido crítico. “El proceso educativo es aquel proceso de
relaciones sociales que se dan con el objetivo de formar los rasgos más
trascendentales de la personalidad de los hombres y las mujeres, y prepararlos
para el trabajo, para la vida; mediante la educación se asegura la herencia cultural
del hombre y, al mismo tiempo, la transformación de esa cultura para el bien de la
comunidad”21.


Profundizando en lo anterior, la escuela debe convertirse en un elemento
fundamental para el proceso de inculturación del Evangelio. Hablar hoy de
Inculturación de la fe es hablar de la posibilidad de poder experimentar a
Jesucristo plenamente dentro de la propia cultura. El Evangelio tiene una fuerza
regeneradora, en grado de rectificar, cuando no son compatibles con él, no pocos
elementos de las culturas en las cuales penetra. Hemos de recordar que la cultura,
al ser producto de los hombres, está expuesta al pecado y a sus consecuencias.
De modo que la Iglesia, al asumir las culturas, las purifica, fortalece y eleva. El
mismo Evangelio es fermento de cultura, ya que interpela al hombre en lo más
íntimo de su ser y de su actuar: la Iglesia, al proclamar el misterio de Cristo que
revela la verdad profunda del hombre, tiene la firme convicción de que el contacto
del Evangelio con el hombre, con la sociedad, crea cultura auténtica; sabe que la
cultura que nace de ese encuentro con el Evangelio es humana y humanizadora,
capaz de llegar hasta las profundidades del corazón e irradiarse benéficamente a
todos los ámbitos de la sociedad, a los campos del pensamiento, del arte, de la
técnica, de todo lo que constituye verdadera cultura.

Dentro de este proceso de inculturación que ejerce la pastoral educativa en la vida
escolar deben estar presentes los siguientes elementos, según lo afirma el
Directorio General para la Catequesis 22 : conocer en profundidad la cultura de las


21 Alvarez de Zayas, Carlos M. Lecciones de didáctica general. Bogotá: Cooperativa
editorial del magisterio, 2002. Impreso
22 Congregación para el Clero. Directorio General para la catequesis. Vatican: the holy
    25
personas y el grado de penetración en su vida; reconocer la presencia de la
dimensión cultural en el mismo Evangelio; afirmando por una parte que éste no es
fruto de ningún humus cultural humano, pero admitiendo, por otra parte, que el
Evangelio no puede aislarse de las culturas en las que se inscribió al principio y en
las que después se ha expresado a lo largo de los siglos; anunciar el cambio
profundo, la conversión, que el Evangelio, como fuerza               transformadora y
regeneradora , opera en las culturas; dar testimonio de que el Evangelio
transciende toda cultura y no se agota en ella y, a la vez, discernir las semillas del
Evangelio que pueden estar presentes en cada una de las culturas; promover al
interior de cada una de las culturas a evangelizar una nueva expresión del
Evangelio, procurando un lenguaje de la fe que sea patrimonio común de los
fieles, y por tanto factor fundamental de comunión. Mantener íntegros los
contenidos de la fe de la Iglesia; y procurar que la explicación y la clarificación de
las fórmulas doctrinales de la Tradición sean presentadas teniendo en cuenta las
situaciones culturales e históricas de los destinatarios y evitando, en todo caso,
mutilar o falsificar los contenidos.

        4.4 La pastoral educativa como una propuesta de formación en la fe, la
esperanza y la caridad
Como premisa fundamental la pedagogía de Jesús fue enseñar las realidades de
la fe a través de parábolas sencillas, expresando lo incomprensible de las
realidades eternas, invitando a un crecimiento continuo en la fe, tal como lo
muestra el Evangelio de San Juan, el cual desarrolla un itinerario desde los
signos hasta la gloria en Jesucristo. De igual forma la vida escolar no debe ser
otro que la propuesta formativa para afianzar la vida de sus miembros, no sólo
en el campo espiritual, sino en la orientación hacia un mañana mejor a través de
un compromiso moral de sus miembros, recordando las palabras bíblicas de la

see.         Web.                      5                 de         enero.          2011
<http://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cclergy/documents/rc_con_ccatheduc_doc_
17041998_directory-for-catechesis_sp.html>




       26
primera carta a San Juan, nadie ama a Dios, sino ama a sus hermanos, pues de
lo contrario sería un mentiroso por no amar a alguien que ve y amar algo que no
ve (1 Juan 4,20).


Para descifrar el sentido de la pastoral como fe, esperanza y caridad, es
necesario, realizar todo un recorrido a través del nuevo testamento encontrando
diferentes momentos que pueden iluminar nuestra acción. Un primer momento lo
muestra el Evangelio de San Juan en el capítulo 1, 35-49: “Al día siguiente, Juan
se encontraba de nuevo allí con dos de sus discípulos. Fijándose en Jesús que
pasaba, dice: «He ahí el Cordero de Dios.» Los dos discípulos le oyeron hablar
así y siguieron a Jesús. Jesús se volvió, y al ver que le seguían les dice: «¿Qué
buscáis? Ellos le respondieron: “Rabbí”      que quiere decir, "Maestro"      ¿dónde
vives?» Les respondió: «Venid y lo veréis.» Fueron, pues, vieron dónde vivía y se
quedaron con él aquel día. Era más o menos la hora décima. Andrés, el hermano
de Simón Pedro, era uno de los dos que habían oído a Juan y habían seguido a
Jesús. Este se encuentra primeramente con su hermano Simón y le dice: «Hemos
encontrado al Mesías» - que quiere decir, Cristo. Y le llevó donde Jesús. Jesús,
fijando su mirada en él, le dijo: Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas
que quiere decir, "Piedra". Al día siguiente, Jesús quiso partir para Galilea. Se
encuentra con Felipe y le dice: «Sígueme.» Felipe era de Betsaida, de la ciudad
de Andrés y Pedro. Felipe se encuentra con Natanael y le dice: Ese del que
escribió Moisés en la Ley, y también los profetas, lo hemos encontrado: Jesús el
hijo de José, el de Nazaret.» Le respondió Natanael: ¿De Nazaret puede haber
cosa buena?» Le dice Felipe: «Ven y lo verás.»         Vio Jesús que se acercaba
Natanael y dijo de él: «Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay
engaño.» Le dice Natanael: ¿De qué me conoces?» Le respondió Jesús: Antes
de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi. Le respondió
Natanael: «Rabbí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel”.


Este pasaje muestra la experiencia gozosa que los primeros discípulos sienten al
encontrar al Señor, a quien reconocen como el Mesías de las promesas, y cómo,


    27
de inmediato comunican esta Buena Noticia a los demás. En este texto se
descubre en los discípulos un interesante proceso de acercamiento a la persona
de Jesús y en su progresivo conocimiento. En este encuentro sorprendente
hallamos la clave de todo encuentro con Jesús, de todo recorrido de la fe. Es el
Señor quien siempre toma la iniciativa. Este relato evangélico nos revela en la
actitud de Andrés y Juan, el espíritu ansioso y curioso de los estudiantes que
buscan la razón de sus vidas. En ésta búsqueda necesitamos de otros que nos
ayuden, nos orienten y, sobre todo, nos acompañen. No es nada fácil buscar
solos. Juan Bautista supo ser excelente acompañante, un buen formador, de ahí la
importancia de ser buenos educadores de los estudiantes, siendo un testimonio
vivo de Jesús. La pastoral educativa ha de llevar a los jóvenes al encuentro con el
Señor Jesús, del mismo modo que Andrés y Felipe, después de encontrarse con
Cristo, llevaron a Pedro y Natanael ante Jesús.

La vida escolar es un tiempo de preguntas y búsqueda, como lo muestra San
Mateo en 19, 16-22: “En esto se le acercó uno y le dijo: «Maestro, ¿qué he de
hacer de bueno para conseguir vida eterna?». El le dijo: «¿Por qué me preguntas
acerca de lo bueno? Uno solo es el Bueno. Mas si quieres entrar en la vida,
guarda los mandamientos.» «¿Cuáles?» - le dice él. Y Jesús dijo: «No matarás,
no cometerás adulterio, no robarás, no levantarás falso testimonio, = honra a tu
padre y a tu madre, y amarás a tu prójimo como a ti mismo. Dícele el joven:
«Todo eso lo he guardado; ¿qué más me falta?» Jesús le dijo: «Si quieres ser
perfecto, anda, vende lo que tienes y dáselo a los pobres, y tendrás un tesoro en
los cielos; luego ven, y sígueme.» Al oír estas palabras, el joven se marchó
entristecido, porque tenía muchos bienes”.

En este pasaje el Señor quiere proponerle un camino que trascienda el nivel
mínimo de la ley, le pide entrar en una etapa más exigente: el desprendimiento de
todo lo que posee, dejarlo todo para acceder a la categoría de discípulos por
medio del seguimiento. Al joven le pareció que la propuesta que le hace Jesús es
demasiado exigente y no tuvo la valentía de aceptarla. En la vida escolar se
genera fuertemente la búsqueda del sentido de la vida y se intenta encontrar

    28
respuesta a las preguntas fundamentales que desde siempre se ha planteado el
ser humano. Todo hombre en algún momento de su vida se topa con preguntas
fundamentales: ¿Quién soy?, ¿Para qué vivo?, ¿Qué haré con mi vida? Entre
muchas otras, son preguntas que conducen a la verdadera realización de la
persona, cuando son asumidas con madurez y responsabilidad. En esta tarea de
descubrir la vocación a la cual se está llamado, tiene un papel muy importante la
pastoral educativa que acompaña el proceso escolar del estudiante, ayudarle a
desarrollar esa capacidad de cuestionarse y de preguntarse sobre todo aquello
que pueda comprometer y afectar su vida, suscitar en el interior del estudiante esa
preocupación por la búsqueda profunda del sentido último de la vida, abrirlo a la
dimensión trascendente que le dé la posibilidad de plantearse aquellas preguntas
fundamentales de la vida. La pastoral educativa debe ayudar a los jóvenes a
descubrir el seguimiento de Jesús, como vocación y estilo de vida.

La pastoral educativa debe forjar en el ser humano un compromiso con la cultura
de la vida, idea central de Lucas 7, 11-17: “Después de esto se dirigió Jesús a un
pueblo llamado Naín. Iba acompañado de sus discípulos y de mucha otra gente.
Al acercarse al pueblo vio que llevaban a enterrar a un muerto, hijo único de su
madre, que era viuda. Mucha gente del pueblo la acompañaba. Al verla, el Señor
tuvo compasión de ella y le dijo: –No llores. En seguida se acercó y tocó la
camilla, y los que la llevaban se detuvieron. Jesús dijo al muerto: –Muchacho, a ti
te digo, ¡levántate! Entonces el muerto se sentó y comenzó a hablar, y Jesús se lo
entregó a la madre. Al ver esto, todos tuvieron miedo y comenzaron a alabar a
Dios diciendo: –Un gran profeta ha aparecido entre nosotros. También decían: –
Dios ha venido a ayudar a su pueblo. Y por toda Judea y sus alrededores corrió la
noticia de lo que había hecho Jesús”.

La actitud de Jesús es especial, del encuentro primero con la madre, va al
encuentro del hijo. Jesús no conocía a éste joven. El único conocimiento que tiene
de éste joven es a través de su madre, y por ella por su dolor, por su soledad, lo
devuelve a la vida. Jesús se dirige al joven en su particular singularidad: “a ti te
digo”. Esta expresión recalca la importancia que Jesús le da a la persona

    29
particularísima de aquel joven. La pastoral educativa, interpelada e iluminada por
el testimonio y la actitud de Jesucristo frente al joven de Naín, está llamada a
levantar de la muerte, el pesimismo, la postración y la destrucción a tantos
jóvenes. Los jóvenes están llamados a ser testigos y profetas de la vida,
protagonistas y constructores de la nueva civilización del amor, en oposición a la
cultura de la muerte. Comprometer a los estudiantes en la transformación de la
realidad ha sido siempre uno de los grandes desafíos de la pastoral educativa.

La pastoral educativa debe consolidarse en clave de misión, que vaya en busca de
la oveja perdida, como lo testimonia Jesús en Lucas 15, 1-7: “Todos los que
cobraban impuestos para Roma, y otras gentes de mala fama, se acercaban a
escuchar a Jesús. Y los fariseos y maestros de la ley le criticaban diciendo: Este
recibe a los pecadores y come con ellos. Entonces Jesús les contó esta parábola:
“¿Quién de vosotros, si tiene cien ovejas y pierde una de ellas, no deja las otras
noventa y nueve en el campo y va en busca de la oveja perdida, hasta
encontrarla? Y cuando la encuentra la pone contento sobre sus hombros, y al
llegar a casa junta a sus amigos y vecinos y les dice: ‘¡Felicitadme, porque ya he
encontrado la oveja que se me había perdido! Os digo que hay también más
alegría en el cielo por un pecador que se convierte, que por noventa y nueve
justos que no necesitan convertirse”.


Cristo cuenta esta parábola ante la continua crítica y presión que le hacían los
fariseos y los maestros de la ley. En esta se manifiesta la voluntad salvífica del
Padre, a través de la figura del pastor que sale a la búsqueda de la oveja que se
pierde del rebaño. Jesús sale al encuentro de cada persona. En ese encuentro,
Jesús acoge y acepta a cada persona con su realidad concreta, con su historia
singular. La pastoral educativa no puede conformarse con el simpático círculo de
sus jóvenes creyentes y más comprometidos, olvidando a tantísimos que están
por fuera. Es necesario que la pastoral educativa, sin abandonar sus esfuerzos por
ser orgánica, articulada, estructurada y representativa, salga como el pastor al
campo, en busca de las noventa y nueve que se han alejado. La pastoral
educativa debe experimentar la misma alegría contagiosa del padre cuando se
    30
reencuentra con la vida de tantos jóvenes, con frecuencia llena de dudas y
contradicciones, pero también llena de sueños y esperanzas.


La pastoral educativa invita a vivir desde la solidaridad al interior del centro
educativo, situación que es iluminada a través del Evangelio de San Marcos 10,
46-52: “Llegaron a Jericó. Al salir Jesús de allí con sus discípulos y con bastante
más gente, un ciego que pedía limosna se encontraba a la orilla del camino. Se
llamaba Bartimeo (hijo de Timeo). al enterarse de que era Jesús de Nazaret el
que pasaba, empezó a gritar: «¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí!»
Muchas personas trataban de hacerlo callar. Pero él gritaba con más fuerza:
«¡Hijo de David, ten compasión de mí!» Jesús se detuvo y dijo: «Llámenlo.»
Llamaron, pues, al ciego diciéndole: «Vamos, levántate, que te está llamando.» él,
arrojando su manto, se puso en pie de un salto y se acercó a Jesús. Jesús le
preguntó: «¿Qué quieres que haga por ti?» El ciego respondió: «Maestro, que
vea.» Entonces Jesús le dijo: «Puedes irte, tu fe te ha salvado.» Y al instante pudo
ver y siguió a Jesús por el camino.


En los Evangelios hallamos numerosas curaciones de ciegos realizadas por
Jesús, los cuáles se nombran como uno de los signos de la llegada del Reino de
Dios. La curación de un ciego es uno de los milagros más significativo por la
fuerza simbólica que contiene. La ceguera y la vista en el Evangelio son símbolos
de las tinieblas y la luz, de la incredulidad y la fe. Se resalta en este episodio la
actitud de Bartimeo que no desiste en el encuentro tan deseado con Jesús. En
algún segundo de silencio, los desesperados gritos de aquel hombre penetraron
en los oídos de Jesús y captaron su atención, deteniendo su marcha y
mandándolo a llamar. Después de curado Bartimeo comienza una nueva vida,
pues no sólo recupera la visión, sino que abandona el manto de la limosna, el
manto de la miseria, pues seguir a Jesús con aquella misma fe que lo condujo a la
curación y a la restitución de su dignidad humana perdida. Iluminados por el
texto, la pastoral educativa se ve retada, por una parte, a concientizar y
sensibilizar los corazones de los jóvenes ante el sufrimiento y la marginación de la

    31
gran mayoría de los hombres y mujeres del continente. Los estudiantes
latinoamericanos, también pobres en su gran mayoría, están invitados a
comprometerse y solidarizarse con sus hermanos más pobres. Hacer de la
pastoral educativa, una pastoral atenta y comprometida con las situaciones de
dolor, una pastoral solidaria, situada y vivida en la perspectiva del don, de la
entrega total, del amor al prójimo será una tarea permanente. La pastoral
educativa, debe imitar esta actitud amorosa, acogedora, de un Dios que sale al
encuentro de todos, pero muy especialmente al encuentro de los que más sufren,
de los marginados y olvidados, de los más pobres.

La pastoral educativa debe tener como centralidad la persona, así como lo
recuerda el Evangelio de San Juan en la figura de María Magdalena en 20, 11-18:
“María se había quedado afuera, llorando junto al sepulcro. Mientras lloraba, se
asomó al sepulcro       12
                             y vio a dos ángeles vestidos de blanco, sentados uno a la
cabecera y otro a los pies del lugar donde había sido puesto el cuerpo de Jesús.          13


Ellos le dijeron: «Mujer, ¿por qué lloras?». María respondió: «Porque se han
llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto».          14
                                                               Al decir esto se dio vuelta y
vio a Jesús, que estaba allí, pero no lo reconoció.        15
                                                                Jesús le preguntó: «Mujer,
¿por qué lloras? ¿A quién buscas?». Ella, pensando que era el cuidador de la
huerta, le respondió: «Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo
iré a buscarlo».   16
                        Jesús le dijo: «¡María!». Ella lo reconoció y le dijo en hebreo:
«¡Raboní!», es decir, «¡Maestro!».         17
                                                Jesús le dijo: «No me retengas, porque
todavía no he subido al Padre. Ve a decir a mis hermanos: “Subo a mi Padre, el
Padre de ustedes; a mi Dios, el Dios de ustedes”».              18
                                                                     María Magdalena fue a
anunciar a los discípulos que había visto al Señor y que él le había dicho esas
palabras”.


Los Evangelios nos presentan varios relatos de las apariciones de Cristo
resucitado, sin duda uno de los más hermosos es el de la aparición a maría
Magdalena, allí Cristo se nos muestra en un encuentro personal, muy familiar, en
medio de un cuadro lleno de sentimientos y afectos. María llora porque su Señor
está muerto y porque no encuentran su cuerpo en el sepulcro. María tiene los ojos
    32
tan llenos de lágrimas y el corazón de dudas que no puede reconocer al Señor
que le sale al encuentro. La mujer sólo pudo reconocer al Señor cuando la llama
por su nombre: María. El ser llamada por su nombre revela el misterio de la
resurrección de Jesús. Y la primera palabra que sale de los labios de María, de
forma espontánea, al identificar su voz no fue Jesús, sino Maestro. Ella buscaba a
su Maestro que le había salvado de la vida y a quien la muerte se la había
arrebatado.


María Magdalena, se convierte en una imagen clara de nosotros mismos, los
seres humanos, mejor aún, de los cristianos   que    tardamos     tanto   en   ver,
reconocer y comprender los signos de la presencia resucitada y resucitadora del
Señor en medio de nuestras vidas. El acompañante de la pastoral educativa en su
afán de conocer a su acompañado debe dejarse iluminar por esta actitud
pedagógica y amorosa de Jesús que penetra el corazón de cada persona, la
respeta, la atiende y la considera única. El acompañamiento personal es un
elemento propio e imprescindible de la pastoral educativa. La pastoral con
estudiantes acaba cuando éstos dejan de serlo y comienza su vida de profesional,
y la vida profesional debe estar perfilada por opciones, compromisos, valores y
criterios que no se construyen en unos cuantos días. Por eso los estudiantes
necesitan y demandan la presencia de maestros que les acompañen y orienten,
les ayuden y estimulen, les presenten y propongan nuevas formas de vida. Así
como Jesús hizo con María debemos ayudar a los jóvenes a llegar a lo más
profundo de su corazón para que conozcan que están buscando y conozcan cuál
es el objeto de su búsqueda sin fín: Jesucristo, muerto y resucitado.


Una última clave para comprender la educación como un proceso de Fe,
Esperanza y Caridad, es el reto de una pastoral educativa de llegar a todos, así
como Jesús enseño a las multitudes y calmó el hambre, según lo enseña Marcos
6, 30-44: “Los Apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que habían
hecho y enseñado. Él les dijo: «Vengan ustedes solos a un lugar desierto, para
descansar un poco». Porque era tanta la gente que iba y venía, que no tenían


    33
tiempo ni para comer. Entonces se fueron solos en la barca a un lugar desierto.
Al verlos partir, muchos los reconocieron, y de todas las ciudades acudieron por
tierra a aquel lugar y llegaron antes que ellos. Al desembarcar, Jesús vio una gran
muchedumbre y se compadeció de ella, porque eran como ovejas sin pastor, y
estuvo enseñándoles largo rato. Como se había hecho tarde, sus discípulos se
acercaron y le dijeron: «Este es un lugar desierto, y ya es muy tarde. Despide a la
gente, para que vaya a los campos y pueblos cercanos a comprar algo para
comer».   Él respondió: «Denles de comer ustedes mismos». Ellos le dijeron:
«Habría que comprar pan por valor de doscientos denarios para dar de comer a
todos».   Jesús preguntó: «¿Cuántos panes tienen ustedes? Vayan a ver».
Después de averiguarlo, dijeron: «Cinco panes y dos pescados». Él les ordenó
que hicieran sentar a todos en grupos, sobre la hierba verde, y la gente se sentó
en grupos de cien y de cincuenta. Entonces él tomó los cinco panes y los dos
pescados, y levantando los ojos al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y
los fue entregando a sus discípulos para que los distribuyeran. También repartió
los dos pescados entre la gente. Todos comieron hasta saciarse, y se recogieron
doce canastas llenas de sobras de pan y de restos de pescado. Los que comieron
eran cinco mil hombres”.


En los cuatro Evangelios, son muchos los momentos en los que Jesús se
encuentra con las multitudes, con frecuencia, vemos a Cristo rodeado, buscado y
seguido por mucha gente, muchas veces para escuchar sus enseñanzas, otras
para llevarle enfermos. Jesús no huye a éste contacto con la gente, sólo en
ocasiones cuando siente la necesidad de estar sólo para orar con su padre, o
descansar un poco con sus discípulos. Cada versículo del texto evangélico resalta
la imagen, la presencia, y la importancia de la muchedumbre congregada
alrededor de Jesús, quien preocupado también por su bienestar, la acomoda, la
agrupa, va formando con aquella multitud un pueblo ordenado, para realizar el
gran signo de la multiplicación de los panes y los pescados. Pero Jesús no realiza
el signo sólo. Ante la necesidad de aquella gente, el Señor le dice a sus apóstoles
denles ustedes de comer. Ellos querían despedir a la multitud, sin embargo Jesús


    34
quiere comunicarles su sensibilidad hacia la gente, involucrándolos en su gesto
mesiánico. Es una invitación a la solidaridad con aquella multitud hambrienta del
pan de Dios. Es una propuesta a aprender a multiplicar y compartir con los demás,
desde la propia pobreza, desde lo que hay, como se hizo con los cinco panes y los
dos peces. En este encuentro Jesús hace que la masa se convierta en pueblo. El
encuentro con Jesús hace que la muchedumbre pase de ser una masa amorfa,
desordenada y desorientada a ser un pueblo reunido, fraterno, alimentado y
orientado por la Palabra y el Pan de Jesús.


Ante esta tendencia masificadora de los actuales sistemas de vida donde la
persona es vista y considerada como un número, un dato estadístico, un
ciudadano anónimo, un expediente, una dirección electrónica, será trabajo de
todos realizar esfuerzos gigantes de humanización, de la recuperación de la
conciencia de nuestra dignidad de personas y de la rehabilitación de la dimensión
relacional del ser humano. Enseñar y acompañar a nuestros estudiantes a
organizarse, a construir y formar comunidad académica en medio de la gran
comunidad social, a crecer en la corresponsabilidad y en el sentido comunitario.


La actitud de Jesús frente a la multitud y esta realidad de masificación que afecta
especialmente al heterogéneo mundo estudiantil, desafían a la organización de la
pastoral educativa. Además de conocer esta realidad estudiantil y los desafíos que
plantea, la pastoral educativa debe tomar en cuenta diversos niveles de acción,
acordes con los grados de incorporación de los mismos estudiantes a la Iglesia. La
pastoral educativa considera desde sus mismos niveles de acción el nivel masivo.
Es una preocupación evangelizadora de la pastoral educativa llegar a la gran
masa que no tiene contacto con los ambientes eclesiales y crear espacios,
momentos y formas para que conozca la propuesta liberadora y esperanzadora de
Jesucristo.


Jesús apuesta a la posibilidad de transformar el corazón de la masa de forma que
se convierta en pueblo creyente. Jesús supo equilibrar la atención a la persona


    35
concreta, al grupo de sus discípulos y a la masa del pueblo, sin que esta relación
multitudinaria   se   convirtiese   en   populismo   o   en   una   acción   masiva
despersonalizadora. La pastoral educativa, como acción organizada de la Iglesia
al servicio de los estudiantes, se ve, hoy más que nunca, fuertemente retada y
comprometida a acercarse con valentía, espontaneidad y creatividad al mundo
estudiantil, con los problemas y realidades que les caracteriza en esta sociedad
contemporánea, para llevarlos al encuentro con Jesucristo vivo.


Llegar a configurar nuestra vida como personas autónomas y con capacidad de
decisión en los múltiples aspectos de la vida, implica un conjunto de elementos
personales, interpersonales, colectivos, ambientales que al entrecruzarse van
conformando el ser y el hacer de la persona en un "proceso" educativo
permanente que exige una intencionalidad. Decir, por tanto, que tratamos de
educar en la fe implica toda una serie de acciones con características comunes de
gradualidad, interconexión, organización temporal. En definitiva, para transformar
nuestra vida con la educación se debe interiorizar los parámetro que presenta el
Evangelio a lo largo de sus páginas, en las cuáles de una forma gradual, la
persona pasa de un simple encuentro, en muchos de los casos muy casual a la
adhesión en la fe del mensaje, para compartir la esperanza que él da y la vivencia
de la caridad centro de su mensaje.


Un encuentro que tiene como primer elemento la voluntad de Dios, quien toma la
iniciativa, como lo recuerda el Papa Benedicto XVI, en la Exhortación Apostólica
Verbum Domini: “El misterio de la Alianza expresa esta relación entre Dios que
llama con su Palabra y el hombre que responde, siendo claramente consciente de
que no se trata de un encuentro entre dos que están al mismo nivel; lo que
llamamos Antigua y Nueva Alianza no es un acuerdo entre dos partes iguales, sino
puro don de Dios. Mediante este don de su amor, supera toda distancia y nos
convierte en sus «partners», llevando a cabo así el misterio nupcial de amor entre
Cristo y la Iglesia. En esta visión, cada hombre se presenta como el destinatario
de la Palabra, interpelado y llamado a entrar en este diálogo de amor mediante su


    36
respuesta libre. Dios nos ha hecho a cada uno capaces de escuchar y responder a
la Palabra divina. El hombre ha sido creado en la Palabra y vive en ella; no se
entiende a sí mismo si no se abre a este diálogo. La Palabra de Dios revela la
naturaleza filial y relacional de nuestra vida. Estamos verdaderamente llamados
por gracia a conformarnos con Cristo, el Hijo del Padre, y a ser transformados en
Él”23.


En este proceso de crecimiento en la fe, la esperanza y la caridad, al cual se
quiere llevar a cada uno de los participantes de la pastoral educativa implica varios
pasos, los cuáles se analizarán a continuación. En primera instancia la pastoral
educativa, debe estar alejada de todo conocimiento utópico de la realidad, por el
contrario se debe conocer el contexto propio de cada estudiante, quien es en sí la
imagen de Cristo que se encarna en una realidad específica, que en ningún
momento debe de ser desconocido. Después de conocer la realidad en la cual se
inserta el estudiante, se hace necesario un encuentro personal con testigos fieles
del mensaje evangélico, es decir personas que refuercen la motivación del
estudiante en el seguimiento de Cristo, sin que esté el peligro de alejarse del
verdadero camino por no encontrar ayudas o adultos significativos. Al instante que
hay testigos, el Evangelio debe ser anunciado pues estos demostraran que el
Evangelio conduce a la felicidad, y al ejercicio activo de una vida con compromiso
que se vive en una comunidad, la cual debe apoyar decididamente el proceso de
quien quiere seguir a Jesús.


Partir de la propia realidad, implica reconocer la identidad de la persona,
determinar su rostro, que en muchos de los casos son los rostros sufrientes,
representando otros rostros de dolor, como los muestra la Conferencia Episcopal
de Aparecida24:

23 Benedicto XVI. Verbum Domini. Bogotá: Ediciones paulinas, 2010. Impreso.
24 Celam. V Conferencia Episcopal Latinoamericana Aparecida. Vicaría episcopal de
pastoral,    arquidiócesis     de     México.     Web.    11     de     enero.   2011<
http://www.vicariadepastoral.org.mx/5-aparecida/aparecida_12.htm#010>


     37
• En las grandes urbes es cada vez mayor el número de las personas que
   viven en la calle. Requieren especial cuidado, atención y trabajo
   promocional por parte de la Iglesia, de modo tal que mientras se les
   proporciona ayuda en lo necesario para la vida, se los incluya en proyectos
   de participación y promoción en los que ellos mismos sean sujetos de su
   reinserción social.
• Es expresión de caridad, también eclesial, el acompañamiento pastoral de
   los migrantes. Hay millones de personas concretas que por distintos
   motivos están en constante movilidad. En América Latina y El Caribe
   constituyen un hecho nuevo y dramático los emigrantes, desplazados y
   refugiados sobre todo por causas económicas, políticas y de violencia.
• La Iglesia ha hecho una opción por la vida. Esta nos proyecta
   necesariamente hacia las periferias más hondas de la existencia: el nacer y
   el morir, el niño y el anciano, el sano y el enfermo. San Ireneo nos dice que
   “la gloria de Dios es el hombre viviente”, aun el débil, el recién concebido, el
   gastado por los años y el enfermo. Cristo envió a sus apóstoles a predicar
   el Reino de Dios y a curar a los enfermos, verdaderas catedrales del
   encuentro con el Señor Jesús.
• El problema de la droga es como una mancha de aceite que invade todo.
   No reconoce fronteras ni geográficas ni humanas. Ataca por igual a países
   ricos y pobres, a niños, jóvenes, adultos y ancianos, a hombres y mujeres.
   La Iglesia no puede permanecer indiferente ante este flagelo que está
   destruyendo a la humanidad, especialmente a las nuevas generaciones. Su
   labor   se   dirige   especialmente     en   tres   direcciones:   prevención,
   acompañamiento y sostén de las políticas gubernamentales para reprimir
   esta pandemia. En la prevención insiste en la educación en los valores que
   deben conducir a las nuevas generaciones, especialmente el valor de la
   vida y del amor, la propia responsabilidad y la dignidad humana de los hijos
   de Dios. En el acompañamiento, la Iglesia está al lado del drogadicto para
   ayudarle a recuperar su dignidad y vencer esta enfermedad. En el apoyo a

 38
la erradicación de la droga, no deja de denunciar la criminalidad sin nombre
       de los narcotraficantes que comercian con tantas vidas humanas teniendo
       como meta el lucro y la fuerza en sus más bajas expresiones.
   • Los detenidos en las cárceles, una realidad que golpea a todos los sectores
       de la población, pero principalmente al más pobre, es la violencia producto
       de las injusticias y otros males que durante largos años se ha sembrado en
       las comunidades. Esto induce a una mayor criminalidad y, por ende, a que
       sean muchas las personas que tienen que cumplir penas en recintos
       penitenciarios inhumanos, caracterizados por el comercio de armas,
       drogas, hacinamiento, torturas, ausencia de programas de rehabilitación,
       crimen organizado que impide un proceso de reeducación y de inserción en
       la vida productiva de la sociedad. Hoy por hoy, las cárceles son con
       frecuencia, lamentablemente, escuelas para aprender a delinquir.


Frente a estos rostros de los estudiantes y sus acudientes se puede establecer
unas bases de acercamiento a la que Jesucristo puede ofrecer alternativas. Como
anota el Papa Juan pablo II en la Encíclica Redemptor Hominis 25: “aquí se trata
por tanto del hombre en toda su verdad, en su plena dimensión. No se trata del
hombre «abstracto» sino real, del hombre «concreto», «histórico». Se trata de
«cada» hombre, porque cada uno ha sido comprendido en el misterio de la
Redención y con cada uno se ha unido Cristo, para siempre, por medio de este
ministerio. Todo hombre viene al mundo concebido en el seno materno, naciendo
de madre y es precisamente por razón del misterio de la Redención por lo que es
confiado a la solicitud de la Iglesia. Tal solicitud afecta al hombre entero y está
centrada sobre él de manera del todo particular. El objeto de esta premura es el
hombre en su única e irrepetible realidad humana, en la que permanece intacta la
imagen y semejanza con Dios mismo. El Concilio indica esto precisamente,
cuando, hablando de tal semejanza, recuerda que «el hombre es en la tierra la
única criatura que Dios ha querido por sí misma». El hombre tal como ha sido
«querido» por Dios, tal como Él lo ha «elegido» eternamente, llamado, destinado a


25 Juan Pablo II. Redemptor Hominis. Bogotá: Ediciones paulina, 1979. Impreso
    39
la gracia y a la gloria, tal es precisamente «cada» hombre, el hombre «más
concreto», el «más real»; éste es el hombre, en toda la plenitud del misterio, del
que se ha hecho partícipe en Jesucristo, misterio del cual se hace partícipe cada
uno de los cuatro mil millones de hombres vivientes sobre nuestro planeta, desde
el momento en que es concebido en el seno de la madre”.


Por su propia naturaleza, la actividad escolar se convierte en un sitio privilegiado
de acercamiento a la realidad del rostro preciso de cada estudiante, pues, si éste
aspecto faltase al interior de la pastoral educativa y de la misma educación, la
enseñanza sería una simple instrucción desencarnada del mismo hombre, ajena a
la unidad que debe existir entre teoría y práctica, sin ninguna significación y
trascendencia. El objetivo es ayudar a vivir la propia realidad de una forma
consciente y esperanzadora, es decir es una propuesta que encarne la propia vida
del ser humano concreto a ejemplo de Jesús que asumió su corporeidad para
redimir al mismo hombre, pues vista en este sentido, la educación tiene una
dimensión redentora, en cuanto toma personas concretas, con problemas
singulares, para transformar sus vidas, lo cual lleva a ver como “la Escuela
Católica entra de lleno en la misión salvífica de la Iglesia y particularmente en la
exigencia de la educación a la fe. Sabiendo que «la conciencia psicológica y moral
son llamadas por Cristo a una simultánea plenitud como condición para que el
hombre reciba convenientemente los dones divinos de la verdad y de la gracia», la
Iglesia se siente comprometida a promover en sus hijos la plena conciencia de que
han sido regenerados a una vida nueva. El proyecto educativo de la Escuela
Católica se define precisamente por su referencia explícita al Evangelio de
Jesucristo, con el intento de arraigarlo en la conciencia y en la vida de los jóvenes,
teniendo en cuenta los condicionamientos culturales de hoy” 26.



26 Congregación para la Educación . (2007) La Escuela Católica. Vatican: the holy see.
Web.                       28            de           enero.                        2011
<http://www.vatican.va/roman_curia/congregations/ccatheduc/documents/rc_con_ccatheduc_do
c_19770319_catholic-school_sp.html>


       40
En sí en el reconocimiento de la propia realidad del estudiante, la pastoral
educativa al interior del centro de formación y vida académica debe conducir a sus
miembros a reconocer su vida procedente de Dios y lugar para la realización de su
ser, ayudarle a comprender las diferentes realidades en clave de esperanza, pues
de lo contrario sería negar la justicia social que propone el Evangelio, afianzar la
actitud de análisis de la persona frente a las propuestas que le hace el medio
como son las adiciones a las drogas, la vida delincuencial. El día en que estas
cosas se interioricen en el corazón del hombre reconoceremos el auténtico sentido
liberador de la educación.

El encuentro con Jesús exige testigos de vida, “ante todo, y sin necesidad de hay
que subrayar esto: para la Iglesia el primer medio de evangelización consiste en
un testimonio de vida auténticamente cristiana, entregada a Dios en una comunión
que nada debe interrumpir y a la vez consagrada igualmente al prójimo con un
celo sin límites. "El hombre contemporáneo escucha más a gusto a los que dan
testimonio que a los que enseñan o si escuchan a los que enseñan es porque dan
testimonio". San Pedro lo expresaba bien cuando exhortaba a una vida pura y
respetuosa, para que si alguno se muestra rebelde a la palabra, sea ganado por la
conducta. Será sobre todo mediante su conducta, mediante su vida, como la
Iglesia evangelizará al mundo, es decir, mediante un testimonio vivido de fidelidad
a Jesucristo, de pobreza y despego de los bienes materiales, de libertad frente a
los poderes del mundo, en una palabra : de santidad” 27 . Las palabras del Papa
son claras al expresar la necesidad del testimonio para hacer fructífero el trabajo
pastoral al interior del centro educativo, pues lo que se expresa es una vivencia
auténtica y no sólo un dato simple y sin ninguna confrontación con la realidad.

Una Escuela que, en este contexto social, intente ofrecer claves aceptables para
la educación en la fe deberá ayudar a sus alumnos a entrar en contacto con
personas y ambientes de fe a través, no sólo de la oferta explícitamente religiosa,
sino también de estímulos de acogida, escucha, alegría, esperanza de futuro,
respeto a las personas, profesionalidad, vitalismo,         testimoniados en la vida

27 Pablo VI Evangelii Nuntiandi. Bogotá: Ediciones Paulinas, 1994. Impreso.
    41
escolar ordinaria. Actitudes de este tipo vividas, día a día, por creyentes concretos
harán surgir en algunos de nuestros destinatarios la pregunta sobre el sentido de
vida. Este aspecto es el que ayudará a que la enseñanza de la pastoral educativa
se vuelva atrayente para los estudiantes, y más si se entiende que en la época de
educación el ser humano va adquiriendo un sentido crítico, que muchas veces se
forma a través del resentimiento por el antitestimonio de los agentes de la pastoral
educativa


Este encuentro con Jesús, a través de la realidad concreta del joven, y con el
testimonio fuerte de los adultos significantes, debe producir una auténtica
respuesta de conversión, es decir una metanoia que lleve a un cambio de
mentalidad, así como lo enseña la exhortación apostólica Ecclesia in America:
“Para hablar de conversión, el Nuevo Testamento utiliza la palabra metanoia, que
quiere decir cambio de mentalidad. No se trata sólo de un modo distinto de pensar
a nivel intelectual, sino de la revisión del propio modo de actuar a la luz de los
criterios evangélicos. A este respecto, san Pablo habla de la fe que actúa por la
caridad (Ga 5, 6). Por ello, la auténtica conversión debe prepararse y cultivarse
con la lectura orante de la Sagrada Escritura y la recepción de los sacramentos de
la Reconciliación y la Eucaristía. La conversión conduce a la comunión fraterna,
porque ayuda a comprender que Cristo es la cabeza de la Iglesia, su Cuerpo
místico; mueve a la solidaridad, porque nos hace conscientes de que lo que
hacemos a los demás, especialmente a los más necesitados, se lo hacemos a
Cristo. La conversión favorece, por tanto, una vida nueva, en la que no haya
separación entre la fe y las obras en la respuesta cotidiana a la universal llamada
a la santidad. Superar la división entre fe y vida es indispensable para que se
pueda hablar seriamente de conversión. En efecto, cuando existe esta división, el
cristianismo es sólo nominal. Para ser verdadero discípulo del Señor, el creyente
ha de ser testigo de la propia fe, pues, el testigo no da sólo testimonio con las
palabras, sino con su vida . Hemos de tener presentes las palabras de Jesús: No
todo el que me diga: “Señor, Señor”, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que
haga la voluntad de mi Padre celestial (Mt 7, 21). La apertura a la voluntad del


    42
Padre supone una disponibilidad total, que no excluye ni siquiera la entrega de la
propia vida: El máximo testimonio es el martirio”28.


La conducta de una comunidad y de sus miembros como "testigos" coherentes de
los valores del Evangelio, ponen interrogantes a los modos de vida y al cuadro de
valores que presenta en el día a día la sociedad en que vivimos, por consiguiente,
un signo de conversión es confrontar la vida con la propuesta que realizan otras
opciones en cuanto a la consecución de la felicidad.


En este proceso de crecimiento que experimenta el estudiante en su camino de fe,
tiene como elemento fundamental la escucha de la Buena Nueva, es decirla
interiorización del Evangelio de Jesús, del Kerigma fundamental de la fe,
reconocer a Jesucristo, muerto y resucitado como esperanza para todo hombre.
Un mensaje que es vida, que tiene una fuerza intrínseca dada por el mismo
Jesús, como lo afirma la Catechesi Tradendae: “Jesús enseñó. Este es el
testimonio que Él da de sí mismo: «Todos los días me sentaba en el Templo a
enseñar». Esta es la observación llena de admiración que hacen los evangelistas,
maravillados de verlo enseñando en todo tiempo y lugar, y de una forma y con una
autoridad desconocidas hasta entonces: De nuevo se fueron reuniendo junto a Él
las multitudes y de nuevo, según su costumbre, les enseñaba; y se asombraban
de su enseñanza, pues enseñaba como quien tiene autoridad, Eso mismo hacen
notar sus enemigos, aunque sólo sea para acusarlo y buscar un pretexto para
condenarlo. Subleva al pueblo, enseñando por toda Judea, desde Galilea, donde
empezó, hasta aquí”29 y prosigue el mismo documento: “la majestad de Cristo que
enseña, la coherencia y la fuerza persuasiva únicas de su enseñanza, no se
explican sino porque sus palabras, sus parábolas y razonamientos no pueden
separarse nunca de su vida y de su mismo ser. En este sentido, la vida entera de
Cristo fue una continua enseñanza: su silencio, sus milagros, sus gestos, su
oración, su amor al hombre, su predilección por los pequeños y los pobres, la
aceptación del sacrificio total en la cruz por la salvación del mundo, su

28 Juan Pablo II, Ecclesia in America. Bogotá: Ediciones Paulinas, 2000. Impreso
29 Juan Pablo II. Catechesi Tradendae. Bogotá: Ediciones Paulinas, 1994. Impreso
    43
resurrección son la actuación de su palabra y el cumplimiento de la revelación. De
suerte que para los cristianos el Crucifijo es una de las imágenes más sublimes y
populares de Jesús que enseña”30, señalando la fuerza que debe poseer la
escucha atenta de la palabra de Dios.


Sin desvirtuar la auténtica imagen de Jesús mostrada en los Evangelios, la
Institución educativa, superando la figura falaz de Jesús como un promotor social
o líder comunitario, cercano a los más oprimidos de la sociedad, milagrero, víctima
de las violencias políticas, o simplemente como muchos lo han querido llamar “el
Man”, debe ser el Verdadero Maestro que invita a un estilo y referencia de valores
distintos a los que están expuestos nuestros estudiantes en los medios de
comunicación.


En conclusión la educación es un diálogo permanente con la cultura, un díalogo
que exige fe, y no sólo la fe como un añadido o simple palabra, sino una fe que se
forma en el estudiante a través de un proceso gradual, la cual ayuda a que el
estudiante asuma un criterio para transformar la cultura con la fuerza del mensaje
enseñado por Jesús a través de la pastoral educativa.




30 Ibidem.
    44
5. JESÚS, MAESTRO DE LA VIDA


Uno de los títulos más hermosos con el que se llama a Jesús, y que es mucho
más comprensible para nuestra mentalidad occidental es el de Maestro o Rabbí,
tal vez no sea necesario hacer un análisis literario de la palabra, pero cabe anotar,
que la palabra en sí denota prestigio, respeto, pero nunca orgullo, pues el título de
Jesús Maestro apunta a la ratificación de su mesianismo, contrario a otros
maestros que entrañaban actitudes de soberbia y desprecio de sus otros
hermanos, pues los consideraban ignorantes. En Cristo, Maestro por excelencia,
los maestros adquieren gran relevancia, pues el enseña cómo ser auténticos en la
docencia, viviendo el servicio y la entrega. Maestro, ¿qué he de hacer de bueno
para conseguir la vida eterna?" (Mt 19, 16) fue la pregunta que un joven hizo a
Jesús, y que hoy día a día se hace a miles de maestros, que son la imagen de
Cristo, las cuáles son reflexionadas por el Papa Juan Pablo II 31, y que bellamente
se plasman a continuación:

“Desde la profundidad del corazón surge la pregunta que el joven rico dirige a
Jesús de Nazaret: una pregunta esencial e ineludible para la vida de todo hombre,
pues se refiere al bien moral que hay que practicar y a la vida eterna. El
interlocutor de Jesús intuye que hay una conexión entre el bien moral y el pleno
cumplimiento del propio destino. El es un israelita piadoso que ha crecido,
diríamos, a la sombra de la Ley del Señor. Si plantea esta pregunta a Jesús,
podemos imaginar que no lo hace porque ignora la respuesta contenida en la Ley.
Es más probable que la fascinación por la persona de Jesús haya hecho que
surgieran en él nuevos interrogantes en torno al bien moral. Siente la necesidad
de confrontarse con aquel que había iniciado su predicación con este nuevo y
decisivo anuncio: "El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca;
convertíos y creed en la Buena Nueva" (Mc 1, 15)”.

“Es necesario que el hombre de hoy se dirija nuevamente a Cristo para obtener de
El la respuesta sobre lo que es bueno y lo que es malo. El es el Maestro, el

31 Juan Pablo II. Veritatis Splendor. Bogotá: Ediciones Paulinas, 2000. Impreso
    45
Resucitado que tiene en si mismo la vida y que está siempre presente en su
Iglesia y en el mundo. Es El quien desvela a los fieles el libro de las Escrituras y,
revelando plenamente la voluntad del Padre, enseña la verdad sobre el obrar
moral. Fuente y culmen de la economía de la salvación, Alfa y Omega de la
historia humana (cf. Ap 1, 8; 21, 6; 22, 13), Cristo revela la condición del hombre y
su vocación integral. Por esto, "el hombre que quiere comprenderse hasta el fondo
a sí mismo --y no sólo según pautas y medidas de su propio ser, que son
inmediatas, parciales, a veces superficiales e incluso aparentes--, debe, con su
inquietud, incertidumbre e incluso con su debilidad y pecaminosidad, con su vida y
con su muerte, acercarse a Cristo. Debe, por decirlo así, entrar en El con todo su
ser, debe "apropiarse" y asimilar toda la realidad de la Encarnación y de la
Redención para encontrarse a sí mismo. Si se realiza en él este hondo proceso,
entonces da frutos no sólo de adoración a Dios, sino también de profunda
maravilla de sí mismo”.

El Magisterio de Jesús se caracteriza por el servicio, un maestro que se preocupa
por la vida de los discípulos, siente compasión de ellos y enseña, no como
muchos falsos maestros que viven para sí, ejemplo de ello son los numerosos
momentos evangélicos en el que Jesús muestra la cercanía hacia sus seguidores,
no llamándolos siervos, sino amigos. Nuestra labor como docentes, unidos en
amistad al auténtico Maestro, es una expresión de amor y de entrega por otros a
través de la enseñanza.


La enseñanza como expresión del amor, en la cual el maestro como un Padre,
desea que su discípulo o hijo crezca, nunca considera que el está por encima de
él. En esta labor de maestro imagen de Cristo y padre, debe comunicar sin
menguar nada el gran poder de Dios y la historia de salvación de la cual somos
partícipes. Otra expresión de la actividad educativa, a ejemplo de Cristo debe
conducir a cada hombre a reconocer su carácter de sacerdote, profeta y rey dado
durante el bautismo. La función sacerdotal del maestro imagen de Cristo debe
enseñar a descubrir la vocación de su discípulo.


    46
5.1 La pedagogía de Jesús:
Dentro de la pedagogía de Jesús que muestra la Sagrada escritura, se reconoce
que enseñar no es sólo un proceso intelectual de transmitir, sino que el enseñar
también encierra la dimensión de aprender. Es decir entre Maestro y discípulo se
da una relación de dependencia y reciprocidad. Un Maestro que no considere a su
discípulo como lo más importante queda condenado al olvido. En el centro de
Jesús y su predicación, siempre estuvo presente la centralidad del seguidor. La
enseñanza de Jesús se convierte en algo más que contenidos, es a la vez Camino
y Vida, es decir adquiere cierta practicidad en cuanta coloca normas y criterios de
orientación con el fin de lograr la felicidad.


Jesús es un hombre que habla en público, utiliza los caminos y lugares donde se
congregaban varias personas como las sinagogas, las plazas, los templos, tiene
su escuela de discípulos más firmes. Utiliza ciertas ayudas didácticas para ser
más claro en su mensaje como las parábolas con las cuáles habla de realidades
incomprensibles en un lenguaje sencillo. En su actividad itinerante va eligiendo a
sus discípulos, contrario a lo que hacen otros maestros que venden sus
enseñanzas a estudiantes que los buscan, por eso son tan resonantes las
palabras del Evangelio de San Juan: “No me elegiste vosotros a mí, os elegí yo a
vosotros” (Juan 15,16), expresando la verdad fundamental de la revelación, la cual
es para todos, y no sólo para unos cuantos elegidos que tienen dinero para pagar
un maestro.


La pedagogía de Jesús se fundamenta              en la autoridad y claridad de sus
mensajes, el cual por ser atractivo y convincente atrae a muchos a él. Es un
Maestro que no enseña según sus conveniencias, sino siempre en la autenticidad
que genera el verdadero conocimiento. El conocimiento que viene del padre,
mostrando como toda enseñanza debe ser trascendente, venir de Dios y a él
regresar, el Evangelio es claro al afirmar: “Pero ustedes obran como su padre».
Ellos le dijeron: «Nosotros no hemos nacido de la prostitución; tenemos un solo
Padre, que es Dios». Jesús prosiguió: «Si Dios fuera su Padre, ustedes me


    47
amarían, porque yo he salido de Dios y vengo de él. No he venido por mí mismo,
sino que él me envió. ¿Por qué ustedes no comprenden mi lenguaje? Es porque
no pueden escuchar mi palabra. Ustedes tienen por padre al demonio y quieren
cumplir los deseos de su padre. Desde el comienzo él fue homicida y no tiene
nada que ver con la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando miente, habla
conforme a lo que es, porque es mentiroso y padre de la mentira. Pero a mí no me
creen, porque les digo la verdad. ¿Quién de ustedes probará que tengo pecado?
Y si les digo la verdad. ¿por qué no me creen? El que es de Dios escucha las
palabras de Dios; si ustedes no las escuchan, es porque no son de Dios». Los
judíos le replicaron: «¿No tenemos razón al decir que eres un samaritano y que
estás endemoniado?». Jesús respondió: «Yo no estoy endemoniado, sino que
honro a mi Padre, y ustedes me deshonran a mí. Yo no busco mi gloria; hay
alguien que la busca, y es él el que juzga. Les aseguro que el que es fiel a mi
palabra, no morirá jamás». Los judíos le dijeron: «Ahora sí estamos seguros de
que estás endemoniado. Abraham murió, los profetas también, y tú dices: «El que
es fiel a mi palabra, no morirá jamás». ¿Acaso eres más grande que nuestro padre
Abraham, el cual murió? Los profetas también murieron. ¿Quién pretendes ser
tú?» Jesús respondió: «Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría nada.
Es mi Padre el que me glorifica, el mismo al que ustedes llaman «nuestro Dios», y
al que, sin embargo, no conocen. Yo lo conozco y si dijera: «No lo conozco»,
sería, como ustedes, un mentiroso. Pero yo lo conozco y soy fiel a su palabra.
Abraham, el padre de ustedes, se estremeció de gozo, esperando ver mi Día: lo
vio y se llenó de alegría». Los judíos le dijeron: «Todavía no tienes cincuenta años
¿y has visto a Abraham». Jesús respondió: «Les aseguro que desde antes que
naciera Abraham, Yo Soy».      Entonces tomaron piedras para apedrearlo, pero
Jesús se escondió y salió del Templo”. En toda la perícopa evangélica se observa
el convencimiento de Jesús al enseñar lo que se fundamenta en el Padre; el
auténtico maestro que enseñe convencido en la pedagogía de Jesús, no debe
sentir miedo ante los públicos tan diversos y desmotivados que puede encontrar
continuamente.



    48
Cristo, el maestro por excelencia encierra una infinidad de cualidades, las cuáles
como agentes de la pastoral educativa debemos asimilar en nuestras vidas, estas
cualidades de Jesús se transforman en acción. La pedagogía de Jesús se pone al
servicio de la enseñanza del Reino, “el testimonio que el Señor da de Sí mismo y
que San Lucas ha recogido en su Evangelio "Es preciso que anuncie también el
reino de Dios en otras ciudades" (Lucas 4,43), tiene sin duda un gran alcance, ya
que define en una sola frase toda la misión de Jesús: "porque para esto he sido
enviado". Estas palabras alcanzan todo su significado cuando se las considera a
la luz de los versículos anteriores en los que Cristo se aplica a Sí mismo las
palabras del Profeta Isaías: "El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ungió
para evangelizar a los pobres". Proclamar de ciudad en ciudad, sobre todo a los
más pobres, con frecuencia los más dispuestos, el gozoso anuncio del
cumplimiento de las promesas y de la Alianza propuestas por Dios, tal es la misión
para la que Jesús se declara enviado por el Padre; todos los aspectos de su
Misterio —la misma Encarnación, los milagros, las enseñanzas, la convocación de
sus discípulos, el envío de los Doce, la cruz y la resurrección, la continuidad de su
presencia en medio de los suyos— forman parte de su actividad evangelizadora” 32.

Continúa la Evangelii Nuntiandi, comentando como Jesús como pedagogo nos
muestra el Reino, “Cristo, en cuanto evangelizador, anuncia ante todo un reino, el
reino de Dios, tan importante que, en relación a él, todo se convierte en "lo
demás", que es dado por añadidura. Solamente el reino es pues absoluto y todo el
resto es relativo. El Señor se complacerá en describir de muy diversas maneras la
dicha de pertenecer a ese reino, una dicha paradójica hecha de cosas que el
mundo rechaza, las exigencias del reino y su carta magna , los heraldos del reino,
los misterios del mismo , sus hijos , la vigilancia y fidelidad requeridas a quien
espera su llegada definitiva”33.

La pedagogía del Reino enseñada por Jesús, muestra la cercanía de éste, el cual
siempre se actualiza a través de la lectura de la Palabra de Dios y en los


32 Pablo VI. Evangelii Nuntiandi. Bogotá: Ediciones Paulinas, 1994. Impreso
33 Ibidem.
    49
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  • 1. 1
  • 2. LA PASTORAL EDUCATIVA ANTE LOS NUEVOS RETOS DE LA IGLESIA. JUAN GUILLERMO RAMIREZ OROZCO UNIVERSIDAD CATOLICA DE ORIENTE FACULTAD DE TEOLOGIA RIONEGRO ANTIOQUIA 2011 2
  • 3. LA PASTORAL EDUCATIVA ANTE LOS NUEVOS RETOS DE LA IGLESIA. JUAN GUILLERMO RAMIREZ OROZCO Trabajo de grado presentado como requisito parcial para optar al título de Teólogo Asesor Temático María Eugenia Echavarría A. (Religiosa de Jesús María) Asesor de Campo Angel David Agudelo Mesa (Religioso del Sagrado Corazón) UNIVERSIDAD CATOLICA DE ORIENTE FACULTAD DE TEOLOGÍA RIONEGRO ANTIOQUIA 2009 3
  • 4. NOTA DE ACEPTACIÓN _____________________________ _____________________________ _____________________________ ____________________________ Presidente de Jurado ____________________________ Jurado ____________________________ Jurado Rionegro, junio de 2011 4
  • 5. AGRADECIMIENTOS Sincera gratitud con nuestros asesores de investigación, a la hermana María Eugenia Echavarría, quien ha dedicado toda su vida a la labor educativa y quien ha sido mi Maestra en el ejercicio docente, en especial con sus llamados de atención, los cuáles cada día encaminan mi vocación para asemejarla a Cristo Maestro; al hermano Ángel David Agudelo, quien me ha abierto las puertas del Colegio Seminario Corazonistas para conocer la excelente experiencia de trabajo allí desarrollada. Agradezco a mis compañeros de labor en la Institución educativa Fe y Alegría Popular 1, con quienes he aprendido a comprender la dimensión y el alcance del ejercicio docente, de quienes he alimentado mi dinámica didáctica y quienes me motivan a consagrarme cada vez más a la educación. Agradezco a mis estudiantes, quienes han encaminado mi vocación y han desnudado mis falencias en el ejercicio de tan linda labor en la formación y educación. Agradezco a mi familia, quien ha animado mi trabajo docente, siendo un paño en donde deposito las tristezas y alegrías de mi vocación Agradezco a los docentes de la Universidad, quienes con su enseñanza nos han preparado como teólogos idóneos para asumir nuestro reto profesional. Agradezco a la Universidad Católica de Oriente, Alma Mater de la región del oriente antioqueño, Institución de prestigio, el haber inculcado en mí el espíritu científico crítico pero sobre todo el amor a la Fe, con orgullo, mi lema de vida es: “A la Verdad por la Fe y la Ciencia”. 5
  • 6. TABLA DE CONTENIDO 1.JUSTIFICACIÓN.........................................................7 2. OBJETIVOS............................................................9 2.1 OBJETIVO GENERAL..................................................9 2.2 OBJETIVOS ESPECÌFICOS.............................................9 3. ANTECEDENTES........................................................10 4. EDUCACION Y EL DIÁLOGO CON LA CULTURA...............................12 4.2 La persona como fundamento de la cultura........................17 4.3 El ámbito escolar como fundamento cultural......................24 4.4 La pastoral educativa como una propuesta de formación en la fe, la esperanza y la caridad...............................................27 5. JESÚS, MAESTRO DE LA VIDA...........................................46 6. LA VIDA Y ANIMACIÓN PASTORAL EN LOS CENTROS EDUCATIVOS..............64 6.1 La pastoral dentro del proyecto educativo institucional.........65 6.2 La pastoral dentro de la función directiva .....................66 ....................................................................67 6.3 Los docentes como elemento crucial de la Pastoral Educativa. . . .67 6.4 Las tutorías espirituales de los estudiantes....................69 6.5 Los empleados y el personal de apoyo de los centros al servicio de la pastoral educativa...........................................70 6.6 El grupo de pastoral o consejo de pastoral, órgano motor:.......71 6.7 La enseñanza educativa escolar (ERE), elemento esencial de la 73 pastoral educativa........................................73 6.8 Las familias, claves en la Pastoral Educativa...................76 6.9 Los estudiantes centro de la pastoral Educativa ................77 CONCLUSIÓN.............................................................80 BIBLIOGRAFÍA...........................................................83 6
  • 7. 1. JUSTIFICACIÓN Educar es capacitar al hombre y a la mujer para ser más humanos, es construir personas completas, integradas en sus diferentes aspectos (físico, psíquico, espiritual, social). Enseñar es mucho más que instruir: La educación es cosa del corazón, y todo el trabajo arranca de aquí; y si no hay corazón, el trabajo es difícil y el éxito problemático, en otras palabras la labor educativa es un acto de entera vocación, tanto del maestro comprometido con su trabajo como del estudiante que dispone su corazón para dejarse formar según el ejemplo de los buenos educadores. “La función de enseñar está tan estrechamente enraizada en la condición humana que resulta obligado admitir que cualquiera puede enseñar” 1 En este sentido, la pastoral educativa, como una pastoral dinámica y en comunión con el sentir de la Iglesia Misterio, Comunión y Misión, desplegará su acción en los múltiples escenarios de la comunidad educativa: los estudiantes, las familias, los consejos de padres, los educadores, el personal administrativo, entendiendo que la educación es un compromiso de todos al interior de la Institución. Nuestra educación debe caracterizarse por la sensibilidad por quienes sufren, lo cual implica integrar toda la persona en nuestra acción pastoral, viendo siempre a la persona de nuestro Señor Jesucristo en cada uno los destinatarios de esta hermosa función. Es tarea de la Educación ayudarle al niño, al adolescente, al joven, al adulto a descubrir el sentido de su vida, con su originalidad irrepetible y personal, como respuesta al plan creador de Dios. La orientación vocacional ha de estar presente en toda la labor educativa. “La educación está pensada como una acción central del hombre, mediada por el conocimiento acumulado de la humanidad, que busca estructurar pautas comportamentales de los individuos, a través de unos valores y normas que la sociedad ha establecido en su defensa y beneficio, la educación que se requiere hoy debe ser pertinente, contextualizada, 1 Savater, Fernando. El valor de educar. Barcelona: Ariel, 1997. Impreso 7
  • 8. no instrumental, creativa, integral, intensa, interdisciplinaria y anclada en los valores”2 El acompañarlos en el fortalecimiento de la vida cristiana y su crecimiento en la fe, el conocimiento de las diferentes opciones que puede tomar en su vida. Nuestra misión con los niños, jóvenes y adultos, es fundamentalmente, orientarlos hacia el encuentro con Jesucristo amigo personal de ellos, hacerles sentir una mano amiga, sincera y confiable; una presencia cercana, amable y estimulante para ayudarles a descubrir sus valores y potencialidades: Humanas, Espirituales, Psicológicas, Sociales. Acompañarlos en el proceso de autoconocimiento para que puedan descubrir y asumir la vocación a la cual el Señor se digne llamarlos. Con todo lo anterior se hace necesario que la pastoral Educativa retome su importancia, y pase de la mera actividad celebrativa a la que la han reducido a ser parte integral de la vida de numerosos centros educativos, los cuáles promulgando la formación de un ser integral, en ningún momento pueden despreciar la dimensión trascendental. En consecuencia, la pastoral educativa “lleva a la escuela a revisar los valores que desarrolla en sus estudiantes, porque de no reflexionarlos con cuidado se puede caer en su antilógica y por hacer bonito resulta bendiciéndole almas al diablo”3 Por eso este trabajo pretende ser un acercamiento a la verdadera Pastoral Educativa como un elemento fundamental de la vida de los establecimientos académicos realizando un referenciamiento doctrinal a la Pedagogía de Jesús, enseñada a la Iglesia y que se debe vivir en los centros educativos, tengan o no el carácter confesional, a través de diversas estrategias de animación pastoral implicando todos los entes presentes en un centro educativo, y teniendo como base el principio de libertad religiosa promulgado en la Constitución Política de Colombia, el cual en vez de ser un impedimento para el crecimiento de lo trascendente es la oportunidad para mostrar la riqueza de esta y la forma como se potencializa a través del ejercicio pastoral. 2 Cañón R, José. Escuela y marginalidad. Bogotá: Universidad Distrital, 2005. Impreso 3 Mayo Arango, Pedro. La educación como esperanza. Envigado: Susaeta, 2000. Impreso 8
  • 9. 2. OBJETIVOS 2.1 OBJETIVO GENERAL Identificar los grandes desafíos de la educación en la sociedad del conocimiento como elementos fundamentales en la construcción de un proyecto de pastoral educativa a través de la pedagogía de Jesús enseñada por la Iglesia. 2.2 OBJETIVOS ESPECÌFICOS • Determinar el alcance de la pastoral educativa dentro del proyecto educativo institucional como horizonte de referencia para afianzar la educación integral del ser humano. • Identificar el enfoque teológico de la Pastoral Educativa, descubriendo la pedagogía de Jesús, presente en la Iglesia, como gran desafío de la evangelización en el nuevo milenio al servicio del ser humano. • Generar pautas de intervención pastoral, como herramientas y estrategias de crecimiento en la fe y ejercicio de la dimensión trascendente que se orienta en la educación a nivel de las Instituciones Educativas. 9
  • 10. 3. ANTECEDENTES Hasta hace 50 años el tema de la pastoral educativa, no era trascendente para la Iglesia, pues la educación se impartía por antonomasia en centros educativos regidos por religiosos, y sólo había que creer. Con el desarrollo de los derechos humanos, la educación pasó a formar parte de un derecho esencial de la persona, adquiriendo un carácter incluyente, para todos, en todas las edades, en nuestra lengua y sin castigos. La situación se agudiza cuando con la Constitución política del año 1991 proclama abiertamente la libertad de culto, en otras palabras, la Iglesia perdía la primacía que en este tema mantenía hasta acá por varios siglos, “se da una pérdida de legitimidad de la Iglesia que dominó la orientación de la enseñanza en este país desde la colonia y se extendió a lo largo de todo el siglo XIX, pero que tomó su forma de duración mediante la firma del Concordato con la Santa Sede después de 1887”4. Frente a los anteriores hitos históricos, hay que sumarle la infinidad de circunstancias que envuelven a nuestros estudiantes, como la violencia de su entorno, la procedencia familiar, la violencia escolar, el sentido de incredulidad en que se educan numerosas personas, surgiendo con esto la cuestión fundamental sobre el Dios que se debe enseñar en una época de continuos cambios , y la mejor forma de acercarnos a los estudiantes, quienes expresan infinitud de problemáticas y por ende diferentes rostros, recordando el principio de la encarnación, en la cual Dios salvó al hombre, pero haciéndose hombre, “se reconoce así que la escuela es una comunidad donde cada persona es un miembro necesario y valioso con una función para apoyar a los otros” 5. Muchas de las labores de la pastoral educativa han estado pobres en cuanto a sus estrategias, pues erróneamente se entendió esta como la celebración de la 4 Ocampo, José Fernando. La educación colombiana. Bogotá: Editorial delfín, 2002. Impreso 5 Moriña Diez, Anibal. Teoría y práctica de la educación inclusiva. Málaga: Ediciones aljibe, 2004. Impreso. 10
  • 11. Eucaristía en un centro de educación, cuando la parte celebrativa debe ser el momento culminante de todo un proceso pastoral. A nivel de pastoral educativa los que han dado las pautas de un excelente trabajo han sido las comunidades religiosas, quienes asumiendo esta como su carisma, han organizado una serie de líneas estratégicas de animación que tienden a potencializar la fe de sus estudiantes. Estas comunidades centrando su trabajo en la pedagogía de Jesús han orientado su labor en cuatro aspectos esenciales la convivencia, el sentido de solidaridad, la vida de oración y por último la celebración de los sacramentos. Con relación a lo anterior, la iglesia universal ha visto la necesidad de mantener un continuo diálogo con todos los centros de educación que no son confesionales, respondiendo a los retos pastorales que estos demandan y viendo en estos unos centros donde el mensaje de Cristo reclama su presencia, pero lastimosamente ha habido muy pobre contacto, debido a razones como la falta de agentes de pastoral, el desconocimiento del sector educativo o en muchos caso el simple temor a enfrentarse a otros públicos donde aparentemente el mensaje de Cristo no es aceptado. 11
  • 12. 4. EDUCACION Y EL DIÁLOGO CON LA CULTURA Las Instituciones de enseñanza, son uno de los sitios dedicados a la educación, después de la familia y la misma sociedad, que se convierte en forma de ayudar al crecimiento del ser humano. La cual se basa no solo en la transmisión de una serie de contenidos, sino en el fortalecimiento de la propia cultura forjando la identidad personal, a través de educadores que enseñan por su testimonio y estilo de vida. Todo esto ayudará a que la persona se inserte de modo creativo en el interior de la sociedad. “La educación es una ciencia multidisciplinar, su complejidad exige una permanente revisión de los principios y métodos, las necesidades de los educandos, los entornos familiares, sociales, afectivos, normativos entre otros”6 Toda actividad educativa debe llevar a la persona a su fortalecimiento ético-moral, con la consecuente edificación de una civilización amparada por principios y respeto de la condición humana. Cada Institución, es poseedora de una serie de valores, que custodia como su mayor riqueza y en el transcurso de los años los alimenta y fortalece para luego inculcar en cada integrante de la comunidad académica quienes a su vez los proyectan en la sociedad. Por tanto en este proceso de acercamiento de la Institución a la Sociedad, hay que tener en cuenta aquellos elementos que configuran la cultura en la que se enmarca la vida de las personas y los grupos: Las creencias y los valores, las normas de conducta como pautas del actuar social, los estilos de vida reflejadas en los modos de producción. Lo anterior nos lleva a afirmar que los educadores y educandos, los entes políticos y sociales considerados en la totalidad de sus dimensiones, deben mantener una actitud de diálogo con la cultura que respete tanto la identidad específica de cada persona y cada grupo, como la posibilidad de modificar el marco socio-cultural en que se mueven y la dinámica interna de las estructuras en que desarrollan su acción. Con relación a lo expuesto anteriormente el documento de Aparecida es 6 Tebar Belmonte, Lorenzo. El perfil del profesor mediador. Madrid: Santillana, 2003. Impreso. 12
  • 13. claro al afirmar: “La Iglesia está llamada a promover en sus escuelas una educación centrada en la persona humana que es capaz de vivir en la comunidad, aportando lo suyo para su bien. Ante el hecho de que muchos se encuentran excluidos, la Iglesia deberá impulsar una educación de calidad para todos, formal y no-formal, especialmente para los más pobres. Educación que ofrezca a los niños, a los jóvenes y a los adultos el encuentro con los valores culturales del propio país, descubriendo o integrando en ellos la dimensión religiosa y trascendente. Para ello, necesitamos una pastoral de la educación dinámica y que acompañe los procesos educativos, que sea voz que legitime y salvaguarde la libertad de educación ante el Estado y el derecho a una educación de calidad de los más desposeídos”7. 4.1 La sociedad actual: Para desarrollar una adecuada acción pastoral, y en especial la pastoral educativa, que en última instancia de su proceso busca formar seres humanos más comprometidos con las necesidades de la sociedad y transformante de la misma, se deben conocer algunos aspectos que encierra la cultura en la que muchos de los estudiantes viven. De manera superficial, algunos rasgos sobresalientes de la cultura actual son: cultura del placer, es decir, estar bien antes que formar un ser auténtico; una cultura de la masificación, donde las redes sociales son más importantes que el verdadero contacto rostro a rostro con el otro; una cultura de la crítica a los valores permanentes, abogando por el predominio de los valores relativos y cambiantes, es decir la complejidad y la indeterminación que presentan la ciencia; la cultura de la ambigüedad y del sinsentido frente al horizonte, ocultamiento de la esperanza frente a la vivencia del ahora; cultura de la pérdida de valores trascendentales, 7 Celam. V Conferencia Episcopal Latinoamericana Aparecida. Vicaría episcopal de pastoral, arquidiócesis de México. Web. 10 de abril. 2011. <http://www.vicariadepastoral.org.mx/5-aparecida/aparecida_12.htm#010> 13
  • 14. marcando de modo acérrimo las tendencias de incredulidad y el deseo de borrar el nombre de Dios de cualquier relación humana; una cultura marcada por la pluralidad, que aboga por la diferencia de género y la equidad de género. Para realizar la verdadera confrontación entre auténtica educación y diálogo cultural, la pastoral educativa debe propender por afianzar en el ambiente escolar lo que la Conferencia de Puebla ha llamado la civilización del amor 8, la cual en rasgos generales apunta a lo siguiente: El amor cristiano sobrepasa las categorías de todos los regímenes y sistemas, porque trae consigo la fuerza insuperable del Misterio pascual, el valor del sufrimiento de la cruz y las señales de victoria y resurrección. El amor produce la felicidad de la comunión e inspira los criterios de la participación. La justicia, como se sabe, es un derecho sagrado de todos los hombres, conferido por el mismo Dios. Está insertada en la esencia misma del mensaje evangélico. La verdad, iluminada por la fe, es fuente perenne de discernimiento para nuestra conducta ética. Expresa las formas auténticas de una vida digna. La libertad es un don precioso de Dios. Consecuencia de nuestra condición humana y factor indispensable para el progreso de los pueblos. “Los cambios sociales son más complejos de lo que se cree, y para moverse en ellos con inteligencia se debe descifrar sus códigos, es necesario tomar cierta distancia de aquellas verdades que aparecen como incuestionables, no se puede aceptar de manera acrítica la premisa según la cuál la velocidad de los cambios nos exige estar prestos a adaptarnos a ellos con la misma rapidez”9 La civilización del amor repudia la violencia, el egoísmo, el derroche, la explotación y los desatinos morales. A primera vista, parece una expresión sin la energía necesaria para enfrentar los graves problemas de nuestra época. Sin 8 Celam. (1978). Conferencia Episcopal latinoamericana de Puebla. Vicaría episcopal de pastoral, arquidiócesis de México. Web. 10 de abril. 2011. <http://www.vicariadepastoral.org.mx/5-aparecida/aparecida_12.htm#010> 9 Alvarez G, Alejandro. Los medios de comunicación y la sociedad educadora. Bogotá: Cooperativa editorial del magisterio, 2003. Impreso 14
  • 15. embargo, os aseguramos: no existe palabra más fuerte que ella en el diccionario cristiano. Se confunde con la propia fuerza de Cristo. Si no creemos en el amor, tampoco creemos en aquel que dice: “Un mandamiento nuevo os doy, que os améis los unos a los otros como yo os he amado” (Jn 15,12). La civilización del amor propone a todos la riqueza evangélica de la reconciliación nacional e internacional. No existe gesto más sublime que el perdón. Quien no sabe perdonar no será perdonado. En la balanza de las responsabilidades comunes, hay mucho que poner de renuncia y de solidaridad, para el correcto equilibrio de las relaciones humanas. La meditación de esta verdad llevaría a nuestros países a la revisión de su comportamiento frente a los expatriados con su secuela de problemas, de acuerdo con el bien común, en caridad y sin detrimento de la justicia. Existen en nuestro continente innumerables familias traumatizadas. La civilización del amor condena las divisiones absolutas y las murallas psicológicas que separan violentamente a los hombres, a las instituciones y a las comunidades nacionales. Por eso, defiende con ardor la tesis de la integración de América Latina. En la unidad y en la variedad, hay elementos de valor continental que merecen apreciarse y profundizarse mucho más que los intereses meramente nacionales. Conviene recordar a nuestros países de América Latina la urgente necesidad de conservar e incrementar el patrimonio de la paz continental, porque sería, de hecho, tremenda responsabilidad histórica el rompimiento de los vínculos de la amistad latinoamericana, cuando estamos convencidos de que existen recursos jurídicos y morales para la solución de los problemas de interés común. La civilización del amor repele la sujeción y la dependencia perjudicial a la dignidad de América Latina. No aceptamos la condición de satélite de ningún país del mundo, ni tampoco de sus ideologías propias. Queremos vivir fraternalmente con todos, porque repudiamos los nacionalismos estrechos e irreductibles. Ya es tiempo de que América Latina advierta a los países desarrollados que no nos inmovilicen; que no obstaculicen nuestro propio progreso; no nos exploten; al contrario, nos ayuden con magnanimidad a vencer las barreras de nuestro subdesarrollo, respetando nuestra cultura, nuestros principios, nuestra soberanía, 15
  • 16. nuestra identidad, nuestros recursos naturales. En ese espíritu, creceremos juntos, como hermanos de la misma familia universal. Otro punto que nos hace estremecer las entrañas y el corazón es la carrera armamentista que no cesa de fabricar instrumentos de muerte. Ella entraña la dolorosa ambigüedad de confundir el derecho a la defensa nacional con las ambiciones de ganancias ilícitas. No es apta para construir la paz. Deseamos la Paz y para alcanzarla, es necesario eliminar los elementos que provocan las tensiones entre el tener y el poder; entre el ser y sus más justas aspiraciones. Trabajar por la justicia, por la verdad, por el amor y por la libertad, dentro de los parámetros de la comunión y de la participación, es trabajar por la paz universal. 4.2 La persona como fundamento de la cultura Con lo expuesto hasta ahora es fácil comprender la relación inseparable que existe entre ser humano y cultura, relaciones que en muchos casos son beneficiosas para ambos y en otros generan gran perjuicio, pues muchas veces la cultura trata de distorsionar la identidad personal para masificar un patrón de conducta en muchos de los casos alejada de los valores evangélicos que esta debe poseer. La formación de la persona se desarrolla al interior de una cultura, y en última instancia el crecimiento personal está condicionado por la cultura, al igual que la cultura, la persona también influye en la cultura con su inteligencia, es decir el ser humano desarrolla un proceso de inculturación, el cual se mueve el doble nivel de la cultura transformante del hombre y el hombre que afianza la cultura. Por eso, el nuevo concepto de educación basado en competencias, la cual pretende dar respuesta a la sociedad del conocimiento o la información que se origina en las necesidades laborales y por tanto demanda de las escuelas que se acerquen al mundo del trabajo”10. Pero para que este proceso se lleve a cabo con grandes beneficios, tanto el ser humano deben ser poseedores de valores cristianos. 10 Cortés, Carlos. Educación por competencias. Bogotá: Cooperativa editorial del magisterio, 2008. Impreso 16
  • 17. Pero, según lo afirma el documento de Santo Domingo 11: En nuestros días se percibe una crisis cultural de proporciones insospechadas. Es cierto que el sustrato cultural actual presenta un buen número de valores positivos, muchos de ellos fruto de la evangelización; pero, al mismo tiempo, ha eliminado valores religiosos fundamentales y ha introducido concepciones engañosas que no son aceptables desde el punto de vista cristiano. La ausencia de esos valores cristianos fundamentales en la cultura de la modernidad no solamente ha ofuscado la dimensión de lo transcendente, abocando a muchas personas hacia el indiferentismo religioso —también en América Latina—, sino que, a la vez, es causa determinante del desencanto social en que se ha gestado la crisis de esta cultura. Tras la autonomía introducida por el racionalismo, hoy se tiende a basar los valores sobre todo en consensos sociales subjetivos que, no raramente, llevan a posiciones contrarias incluso a la misma ética natural. Piénsese en el drama del aborto, los abusos en Ingeniería genética, los atentados a la vida y a la dignidad de la persona. Frente a la pluralidad de opciones que hoy se ofrecen, se requiere una profunda renovación pastoral mediante el discernimiento evangélico sobre los valores dominantes, las actitudes, los comportamientos colectivos, que frecuentemente representan un factor decisivo para optar tanto por el bien como por el mal. En nuestros días se hace necesario un esfuerzo y un tacto especial para inculturar el mensaje de Jesús, de tal manera que los valores cristianos puedan transformar los diversos núcleos culturales, purificándolos, si fuera necesario, y haciendo posible el afianzamiento de una cultura cristiana que renueve, amplíe y unifique los valores históricos pasados y presentes, para responder así en modo adecuado a los desafíos de nuestro tiempo. Uno de estos retos a la evangelización es el de intensificar el diálogo entre las ciencias y la fe, en orden a crear un verdadero 11 Celam. Conferencia Episcopal latinoamericana de Santo Domingo. Multimedios. Web. 10 de abril. 2011. <http://multimedios.org/docs/d000420/p000002.htm#1-p0.1.4> 17
  • 18. humanismo cristiano. Se trata de mostrar que la ciencia y la técnica contribuyen a la civilización y a la humanización del mundo en la medida en que están penetradas por la sabiduría de Dios. En este proceso de integración entre cultura y ser humano, se puede hablar de varios momentos, cada uno dependiente del otro y no menos importante. Un primer momento es aquel en el que el ser humano adquiere conciencia de su dignidad y vocación como persona, el cual lo lleva a comprender la realidad como el espacio para humanizarse continuamente. Aquí la vida escolar y en especial la pastoral educativa juega un papel crucial, pues a través de la reflexión que encamina en los estudiantes los lleva a que decidan en las grandes cuestiones de la vida humana. Dentro de esta acción de la pastoral educativa estás: la actitud de un equipo de educadores que sabe escuchar la cultura actual para ofrecer alternativas personalizadoras, exige tener una visión diferente del progreso, la técnica, los saberes humanos, el cuadro de valores regulador de los criterios éticos de la personan en el que la libertad ocupa un lugar fundamental, y permanecer abiertos a nuevos lenguajes de la experiencia, el silencio, la sensibilidad, la interiorización capaces de potenciar una relación personalizada con la cultura. Un segundo momento de la integración entre persona y cultura está dado por la socialización así lo anota el Catecismo de la Iglesia Católica 12: La persona humana necesita la vida social. Esta no constituye para ella algo sobreañadido sino una exigencia de su naturaleza. Por el intercambio con otros, la reciprocidad de servicios y el diálogo con sus hermanos, el hombre desarrolla sus capacidades; así responde a su vocación. Una sociedad es un conjunto de personas ligadas de manera orgánica por un principio de unidad que supera a cada una de ellas. Asamblea a la vez visible y espiritual, una sociedad perdura en el tiempo: recoge 12 Congregación para la Doctrina de la Fe. Catecismo de la Iglesia Católica. Vatican: the holy see. Web. 1 de abril. 2011 <http://www.vatican.va/archive/catechism_sp/p3s1c2a1_sp.html> 18
  • 19. el pasado y prepara el porvenir. Mediante ella, cada hombre es constituido ‘heredero’, recibe ‘talentos’ que enriquecen su identidad y a los que debe hacer fructificar (cf Lc 19, 13.15). En verdad, se debe afirmar que cada uno tiene deberes para con las comunidades de que forma parte y está obligado a respetar a las autoridades encargadas del bien común de las mismas. Cada comunidad se define por su fin y obedece en consecuencia a reglas específicas, pero ‘el principio, el sujeto y el fin de todas las instituciones sociales es y debe ser la persona humana. Algunas sociedades, como la familia y la ciudad, corresponden más inmediatamente a la naturaleza del hombre. Le son necesarias. Con el fin de favorecer la participación del mayor número de personas en la vida social, es preciso impulsar, alentar la creación de asociaciones e instituciones de libre iniciativa ‘para fines económicos, sociales, culturales, recreativos, deportivos, profesionales y políticos, tanto dentro de cada una de las naciones como en el plano mundial. Esta socialización expresa igualmente la tendencia natural que impulsa a los seres humanos a asociarse con el fin de alcanzar objetivos que exceden las capacidades individuales. Desarrolla las cualidades de la persona, en particular, su sentido de iniciativa y de responsabilidad. En este momento la familia adquiere un papel fundamental, y debe convertirse en elemento fundamental de la pastoral educativa, con una adecuada capacitación a los padres a través de fructíferas escuelas de padres. El ambiente vital donde la persona aprende a controlar sus emociones y pasiones, no es otro que el seno familiar, de ahí que la Iglesia haya dado varios calificativos a esta estructura fundamental de la sociedad y de la educación. Con relación al papel de la familia, el Concilio Vaticano II ha dicho: “La familia es escuela del más rico humanismo. Para que pueda lograr la plenitud de su vida y misión se requieren un clima de benévola comunicación y unión de propósitos entre los cónyuges y una cuidadosa cooperación de los padres en la educación de los hijos. La activa presencia del padre contribuye sobremanera a la formación de 19
  • 20. los hijos; pero también debe asegurarse el cuidado de la madre en el hogar, que necesitan principalmente los niños menores, sin dejar por eso a un lado la legítima promoción social de la mujer. La educación de los hijos ha de ser tal, que al llegar a la edad adulta puedan, con pleno sentido de la responsabilidad, seguir la vocación, aun la sagrada, y escoger estado de vida; y si éste es el matrimonio, puedan fundar una familia propia en condiciones morales, sociales y económicas adecuadas. Es propio de los padres o de los tutores guiar a los jóvenes con prudentes consejos, que ellos deben oír con gusto, al tratar de fundar una familia, evitando, sin embargo, toda coacción directa o indirecta que les lleve a casarse o a elegir determinada persona”13. En la función educadora de la familia, la Lumen Gentium, en el numeral 11, recuerda el lugar privilegiado de esta como Iglesia Doméstica: “Finalmente, los cónyuges cristianos, en virtud del sacramento del matrimonio, por el que significan y participan el misterio de unidad y amor fecundo entre Cristo y la Iglesia (cf. Ef 5,32), se ayudan mutuamente a santificarse en la vida conyugal y en la procreación y educación de la prole, y por eso poseen su propio don, dentro del Pueblo de Dios, en su estado y forma de vida. De este consorcio procede la familia, en la que nacen nuevos ciudadanos de la sociedad humana, quienes, por la gracia del Espíritu Santo, quedan constituidos en el bautismo hijos de Dios, que perpetuarán a través del tiempo el Pueblo de Dios. En esta especie de Iglesia doméstica los padres deben ser para sus hijos los primeros predicadores de la fe, mediante la palabra y el ejemplo, y deben fomentar la vocación propia de cada uno, pero con un cuidado especial la vocación sagrada” 14. Ante la definición de Iglesia Doméstica de la Familia, el Papa Juan Pablo II, en la exhortación Familiaris Consortio dice: “La tarea educativa tiene sus raíces en la vocación primordial de los esposos a participar en la obra creadora de Dios; ellos, engendrando en el amor y por amor una nueva persona, que tiene en sí la vocación al crecimiento y al desarrollo, asumen por eso mismo la obligación de 13 Concilio vaticano II. Gaudium et Spes. Madrid: Ediciones BAC, 1990. Impreso. 14 Concilio vaticano II. Lumen Gentium. Madrid: Ediciones BAC, 1990. Impreso. 20
  • 21. ayudarla eficazmente a vivir una vida plenamente humana. Como ha recordado el Concilio Vaticano II: «Puesto que los padres han dado la vida a los hijos, tienen la gravísima obligación de educar a la prole, y por tanto hay que reconocerlos como los primeros y principales educadores de sus hijos. Este deber de la educación familiar es de tanta transcendencia que, cuando falta, difícilmente puede suplirse. Es, pues, deber de los padres crear un ambiente de familia animado por el amor, por la piedad hacia Dios y hacia los hombres, que favorezca la educación íntegra personal y social de los hijos. La familia es, por tanto, la primera escuela de las virtudes sociales, que todas las sociedades necesitan”15. Confrontando la realidad familiar con los aspectos religiosos recibidos en la escuela, la familia muestra a los estudiantes elementos para una mayor comprensión de la fe y la vivencia eclesial como son: padre, hermanos, comunidad, servicio, amor, las cuáles constituyen experiencias que resultarán fundamentales para la apertura a los conocimientos religiosos y la experiencia de transcendencia en la vida de los educandos. Dentro de la socialización, la misma escuela, es el lugar donde las personas van adquiriendo en forma secuencial una gran variedad de conocimientos, hábitos de trabajo, criterios morales, que en la medida del compromiso de la Institución ayudarán al crecimiento integral de la persona. “entre todos los medios de educación, el de mayor importancia es la escuela, que, en virtud de su misión, a la vez que cultiva con asiduo cuidado las facultades intelectuales, desarrolla la capacidad del recto juicio, introduce en el patrimonio de la cultura conquistado por las generaciones pasadas, promueve el sentido de los valores, prepara a la vida profesional, fomenta el trato amistoso entre los alumnos de diversa índole y condición, contribuyendo a la mutua comprensión; además, constituye como un centro de cuya laboriosidad y de cuyos beneficios deben participar a un tiempo las familias, los maestros, las diversas asociaciones que promueven la vida cultural, cívica y religiosa, la sociedad civil y toda la comunidad humana” 16. 15 Juan pablo II. Familiaris Consortio. Madrid: BAC, 1981. Impreso 16 Concilio vaticano II. Declaración Gravissimum educationem. Madrid: Ediciones BAC, 21
  • 22. Dentro de la vivencia escolar los educadores convencidos del valor humanizador de la propuesta religiosa cristiana, encontrarán muchas oportunidades para descubrir elementos críticamente positivos en la cultura actual y cauces de diálogo con un Proyecto Educativo que tiene en cuenta algunos valores y criterios más específicamente evangélicos. En este proceso de conformación de la identidad personal del ser humano al interior de una cultura, no hay que descuidar los medios de comunicación, los cuáles refuerzan o deterioran los elementos que se asumen en la familia o en la escuela. Teniendo en cuenta el uso a veces excesivo de las tecnologías de la información y la comunicación, la fuerte influencia de las redes sociales como el facebook, el skype, Messenger entre otros, la tarea de la escuela, siguiendo las orientaciones de la Iglesia será educar en el uso de los mismos de manera que, aunque la capacidad crítica de muchos alumnos no sea grande, puedan llegar a establecer una relación adecuada en el manejo ético de estos y su catalogación como poderosas herramientas al servicio de la evangelización. Los medio de comunicación con un carácter fuertemente cristiano ayudarán a que la persona afiance los rasgos de la personalidad que se construyen con los otros, como son el la decisión, la cual tiene su expresión máxima cuando hay un contacto con otras personas, aún la propia dignidad es reconocible y valorada cuando hay una adecuada comunicación con las otras personas, pues se ve la importancia trascendental del otro para mí. Por tanto al interior de la vida escolar y como objetivo de la pastoral educativa se deben cumplir las palabras de la Inter Mirifica: “Para el recto uso de estos medios es absolutamente necesario que todos los que los utilizan conozcan las normas del orden moral en este campo y las lleven fielmente a la práctica. Consideren, pues, las materias que se difunden según la naturaleza peculiar de cada medio; al 1990. Impreso 22
  • 23. mismo tiempo, tengan en cuenta todas las condiciones y circunstancias, es decir, el fin, las personas, el lugar, el momento y los demás elementos con los que se lleva a cabo la comunicación misma y que pueden modificar su honestidad o cambiarla por completo; entre éstas se encuentra la naturaleza propia de cada medio, es decir, su fuerza, que puede ser tan grande que los hombres, sobre todo si no están preparados, difícilmente sean capaces de advertirla, de dominarla y, si llega el caso, de rechazarla”17. Siendo realistas, y sin importar la oferta de formación específica de cada centro educativo, su proyecto de educación integral debe ayudar a los alumnos a establecer criterios de valoración y claves de aproximación a un tipo concreto de conducta, que marque el camino a lo que en los renglones anteriores se llama la civilización del amor, pues la educación es la mejor herramienta para construir nuestro futuro, ella nos resulta indispensable para identificar y perfilar colectivamente nuestro destino, para que se decida lo que se quiere ser como nación”18. 4.3 El ámbito escolar como fundamento cultural Siendo precisos la vida escolar o educativa, es una organización netamente creadora y receptora del sentir cultural. Es creadora en cuanto forma seres humanos que con su forma de vida instaurarán nuevos elementos al interior de la cultura y es receptora pues ella misma está inserta en una cultura, la cual en muchos casos es perjudicial por los antivalores que esta puede poseer. “Es evidente que a través de la escuela se entra en contacto con una cultura determinada, y que en ese sentido, se contribuye a su conservación, la preocupación por una escuela alienada y estática ha sido una constante entre pensadores de diversas disciplinas, que han llamado la atención sobre este peligro”19. 17 Concilio vaticano II. Declaración Inter Mirifica. Madrid: Ediciones BAC, 1990.Impreso. 18 Niño Diez, Jaime. Hacia una nueva educación. Bogotá: Convenio Andrés Bello, 1998. Impreso. 19 Grao Coll, C. El constructivismo en el aula. Barcelona: Ariel, 2007. Impreso. 23
  • 24. Muchos desligando la pastoral educativa de la vida escolar ven a la escuela como un centro donde se transmiten de forma vertical saberes teóricos, los cuáles no trascienden el aula; una burbuja que aleja de los problemas reales que aquejan a la sociedad, o simplemente el instrumento del que se vale el estado para seguir conservando las estructuras de poder adiestrando pobremente a sus miembros, sin embargo no desconociendo estos problemas, la escuela ayudada en gran medida por una fuerte pastoral educativa, cada día más se preocupa por su calidad, quiere ser más democrática, y ser el sitio donde se integren las distintas clases sociales. A este sentido apunta la congragación para la educación cuando afirma: “La escuela católica se configura como escuela para la persona y de las personas. La persona de cada uno, en sus necesidades materiales y espirituales, es el centro del magisterio de Jesús: por esto el fin de la escuela católica es la promoción de la persona humana. Tal afirmación, poniendo en evidencia la relación del hombre con Cristo, recuerda que en su persona se encuentra la plenitud de la verdad sobre el hombre. Por esto, la escuela católica, empeñándose en promover al hombre integral, lo hace, obedeciendo a la solicitud de la Iglesia, consciente de que todos los valores humanos encuentran su plena realización y, también su unidad, en Cristo. Este conocimiento manifiesta que la persona ocupa el centro en el proyecto educativo de la escuela católica, refuerza su compromiso educativo y la hace idónea para formar personalidades fuertes” 20. En medio de las circunstancias, la vida escolar, animada por la pastoral educativa, debe ser fiel a la misión de mantener una relación dinámica con la cultura, es decir un agente evangelizador que trate de permear con el Evangelio todos los elementos que se alejan del dato revelado, por tanto la Institución debe configurar su proyecto como comunidad que asume la identidad cristiana, que alimenta a la 20 Congregación para la Educación Católica. La escuela católica en los umbrales del tercer milenio. Vatican: the holy see. Web. 2 de febrero. 2011 <http://www.vatican.va/roman_curia/congregations/ccatheduc/documents/rc_con_ccatheduc_do c_27041998_school2000_sp.html> 24
  • 25. sociedad con relaciones humanizantes cimentadas en los valores enseñados por Jesús, que afiance la identidad personal y el sentido fuerte de comunidad, orientando el auténtico sentido crítico. “El proceso educativo es aquel proceso de relaciones sociales que se dan con el objetivo de formar los rasgos más trascendentales de la personalidad de los hombres y las mujeres, y prepararlos para el trabajo, para la vida; mediante la educación se asegura la herencia cultural del hombre y, al mismo tiempo, la transformación de esa cultura para el bien de la comunidad”21. Profundizando en lo anterior, la escuela debe convertirse en un elemento fundamental para el proceso de inculturación del Evangelio. Hablar hoy de Inculturación de la fe es hablar de la posibilidad de poder experimentar a Jesucristo plenamente dentro de la propia cultura. El Evangelio tiene una fuerza regeneradora, en grado de rectificar, cuando no son compatibles con él, no pocos elementos de las culturas en las cuales penetra. Hemos de recordar que la cultura, al ser producto de los hombres, está expuesta al pecado y a sus consecuencias. De modo que la Iglesia, al asumir las culturas, las purifica, fortalece y eleva. El mismo Evangelio es fermento de cultura, ya que interpela al hombre en lo más íntimo de su ser y de su actuar: la Iglesia, al proclamar el misterio de Cristo que revela la verdad profunda del hombre, tiene la firme convicción de que el contacto del Evangelio con el hombre, con la sociedad, crea cultura auténtica; sabe que la cultura que nace de ese encuentro con el Evangelio es humana y humanizadora, capaz de llegar hasta las profundidades del corazón e irradiarse benéficamente a todos los ámbitos de la sociedad, a los campos del pensamiento, del arte, de la técnica, de todo lo que constituye verdadera cultura. Dentro de este proceso de inculturación que ejerce la pastoral educativa en la vida escolar deben estar presentes los siguientes elementos, según lo afirma el Directorio General para la Catequesis 22 : conocer en profundidad la cultura de las 21 Alvarez de Zayas, Carlos M. Lecciones de didáctica general. Bogotá: Cooperativa editorial del magisterio, 2002. Impreso 22 Congregación para el Clero. Directorio General para la catequesis. Vatican: the holy 25
  • 26. personas y el grado de penetración en su vida; reconocer la presencia de la dimensión cultural en el mismo Evangelio; afirmando por una parte que éste no es fruto de ningún humus cultural humano, pero admitiendo, por otra parte, que el Evangelio no puede aislarse de las culturas en las que se inscribió al principio y en las que después se ha expresado a lo largo de los siglos; anunciar el cambio profundo, la conversión, que el Evangelio, como fuerza transformadora y regeneradora , opera en las culturas; dar testimonio de que el Evangelio transciende toda cultura y no se agota en ella y, a la vez, discernir las semillas del Evangelio que pueden estar presentes en cada una de las culturas; promover al interior de cada una de las culturas a evangelizar una nueva expresión del Evangelio, procurando un lenguaje de la fe que sea patrimonio común de los fieles, y por tanto factor fundamental de comunión. Mantener íntegros los contenidos de la fe de la Iglesia; y procurar que la explicación y la clarificación de las fórmulas doctrinales de la Tradición sean presentadas teniendo en cuenta las situaciones culturales e históricas de los destinatarios y evitando, en todo caso, mutilar o falsificar los contenidos. 4.4 La pastoral educativa como una propuesta de formación en la fe, la esperanza y la caridad Como premisa fundamental la pedagogía de Jesús fue enseñar las realidades de la fe a través de parábolas sencillas, expresando lo incomprensible de las realidades eternas, invitando a un crecimiento continuo en la fe, tal como lo muestra el Evangelio de San Juan, el cual desarrolla un itinerario desde los signos hasta la gloria en Jesucristo. De igual forma la vida escolar no debe ser otro que la propuesta formativa para afianzar la vida de sus miembros, no sólo en el campo espiritual, sino en la orientación hacia un mañana mejor a través de un compromiso moral de sus miembros, recordando las palabras bíblicas de la see. Web. 5 de enero. 2011 <http://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cclergy/documents/rc_con_ccatheduc_doc_ 17041998_directory-for-catechesis_sp.html> 26
  • 27. primera carta a San Juan, nadie ama a Dios, sino ama a sus hermanos, pues de lo contrario sería un mentiroso por no amar a alguien que ve y amar algo que no ve (1 Juan 4,20). Para descifrar el sentido de la pastoral como fe, esperanza y caridad, es necesario, realizar todo un recorrido a través del nuevo testamento encontrando diferentes momentos que pueden iluminar nuestra acción. Un primer momento lo muestra el Evangelio de San Juan en el capítulo 1, 35-49: “Al día siguiente, Juan se encontraba de nuevo allí con dos de sus discípulos. Fijándose en Jesús que pasaba, dice: «He ahí el Cordero de Dios.» Los dos discípulos le oyeron hablar así y siguieron a Jesús. Jesús se volvió, y al ver que le seguían les dice: «¿Qué buscáis? Ellos le respondieron: “Rabbí” que quiere decir, "Maestro" ¿dónde vives?» Les respondió: «Venid y lo veréis.» Fueron, pues, vieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día. Era más o menos la hora décima. Andrés, el hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que habían oído a Juan y habían seguido a Jesús. Este se encuentra primeramente con su hermano Simón y le dice: «Hemos encontrado al Mesías» - que quiere decir, Cristo. Y le llevó donde Jesús. Jesús, fijando su mirada en él, le dijo: Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas que quiere decir, "Piedra". Al día siguiente, Jesús quiso partir para Galilea. Se encuentra con Felipe y le dice: «Sígueme.» Felipe era de Betsaida, de la ciudad de Andrés y Pedro. Felipe se encuentra con Natanael y le dice: Ese del que escribió Moisés en la Ley, y también los profetas, lo hemos encontrado: Jesús el hijo de José, el de Nazaret.» Le respondió Natanael: ¿De Nazaret puede haber cosa buena?» Le dice Felipe: «Ven y lo verás.» Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: «Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño.» Le dice Natanael: ¿De qué me conoces?» Le respondió Jesús: Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi. Le respondió Natanael: «Rabbí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel”. Este pasaje muestra la experiencia gozosa que los primeros discípulos sienten al encontrar al Señor, a quien reconocen como el Mesías de las promesas, y cómo, 27
  • 28. de inmediato comunican esta Buena Noticia a los demás. En este texto se descubre en los discípulos un interesante proceso de acercamiento a la persona de Jesús y en su progresivo conocimiento. En este encuentro sorprendente hallamos la clave de todo encuentro con Jesús, de todo recorrido de la fe. Es el Señor quien siempre toma la iniciativa. Este relato evangélico nos revela en la actitud de Andrés y Juan, el espíritu ansioso y curioso de los estudiantes que buscan la razón de sus vidas. En ésta búsqueda necesitamos de otros que nos ayuden, nos orienten y, sobre todo, nos acompañen. No es nada fácil buscar solos. Juan Bautista supo ser excelente acompañante, un buen formador, de ahí la importancia de ser buenos educadores de los estudiantes, siendo un testimonio vivo de Jesús. La pastoral educativa ha de llevar a los jóvenes al encuentro con el Señor Jesús, del mismo modo que Andrés y Felipe, después de encontrarse con Cristo, llevaron a Pedro y Natanael ante Jesús. La vida escolar es un tiempo de preguntas y búsqueda, como lo muestra San Mateo en 19, 16-22: “En esto se le acercó uno y le dijo: «Maestro, ¿qué he de hacer de bueno para conseguir vida eterna?». El le dijo: «¿Por qué me preguntas acerca de lo bueno? Uno solo es el Bueno. Mas si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos.» «¿Cuáles?» - le dice él. Y Jesús dijo: «No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no levantarás falso testimonio, = honra a tu padre y a tu madre, y amarás a tu prójimo como a ti mismo. Dícele el joven: «Todo eso lo he guardado; ¿qué más me falta?» Jesús le dijo: «Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes y dáselo a los pobres, y tendrás un tesoro en los cielos; luego ven, y sígueme.» Al oír estas palabras, el joven se marchó entristecido, porque tenía muchos bienes”. En este pasaje el Señor quiere proponerle un camino que trascienda el nivel mínimo de la ley, le pide entrar en una etapa más exigente: el desprendimiento de todo lo que posee, dejarlo todo para acceder a la categoría de discípulos por medio del seguimiento. Al joven le pareció que la propuesta que le hace Jesús es demasiado exigente y no tuvo la valentía de aceptarla. En la vida escolar se genera fuertemente la búsqueda del sentido de la vida y se intenta encontrar 28
  • 29. respuesta a las preguntas fundamentales que desde siempre se ha planteado el ser humano. Todo hombre en algún momento de su vida se topa con preguntas fundamentales: ¿Quién soy?, ¿Para qué vivo?, ¿Qué haré con mi vida? Entre muchas otras, son preguntas que conducen a la verdadera realización de la persona, cuando son asumidas con madurez y responsabilidad. En esta tarea de descubrir la vocación a la cual se está llamado, tiene un papel muy importante la pastoral educativa que acompaña el proceso escolar del estudiante, ayudarle a desarrollar esa capacidad de cuestionarse y de preguntarse sobre todo aquello que pueda comprometer y afectar su vida, suscitar en el interior del estudiante esa preocupación por la búsqueda profunda del sentido último de la vida, abrirlo a la dimensión trascendente que le dé la posibilidad de plantearse aquellas preguntas fundamentales de la vida. La pastoral educativa debe ayudar a los jóvenes a descubrir el seguimiento de Jesús, como vocación y estilo de vida. La pastoral educativa debe forjar en el ser humano un compromiso con la cultura de la vida, idea central de Lucas 7, 11-17: “Después de esto se dirigió Jesús a un pueblo llamado Naín. Iba acompañado de sus discípulos y de mucha otra gente. Al acercarse al pueblo vio que llevaban a enterrar a un muerto, hijo único de su madre, que era viuda. Mucha gente del pueblo la acompañaba. Al verla, el Señor tuvo compasión de ella y le dijo: –No llores. En seguida se acercó y tocó la camilla, y los que la llevaban se detuvieron. Jesús dijo al muerto: –Muchacho, a ti te digo, ¡levántate! Entonces el muerto se sentó y comenzó a hablar, y Jesús se lo entregó a la madre. Al ver esto, todos tuvieron miedo y comenzaron a alabar a Dios diciendo: –Un gran profeta ha aparecido entre nosotros. También decían: – Dios ha venido a ayudar a su pueblo. Y por toda Judea y sus alrededores corrió la noticia de lo que había hecho Jesús”. La actitud de Jesús es especial, del encuentro primero con la madre, va al encuentro del hijo. Jesús no conocía a éste joven. El único conocimiento que tiene de éste joven es a través de su madre, y por ella por su dolor, por su soledad, lo devuelve a la vida. Jesús se dirige al joven en su particular singularidad: “a ti te digo”. Esta expresión recalca la importancia que Jesús le da a la persona 29
  • 30. particularísima de aquel joven. La pastoral educativa, interpelada e iluminada por el testimonio y la actitud de Jesucristo frente al joven de Naín, está llamada a levantar de la muerte, el pesimismo, la postración y la destrucción a tantos jóvenes. Los jóvenes están llamados a ser testigos y profetas de la vida, protagonistas y constructores de la nueva civilización del amor, en oposición a la cultura de la muerte. Comprometer a los estudiantes en la transformación de la realidad ha sido siempre uno de los grandes desafíos de la pastoral educativa. La pastoral educativa debe consolidarse en clave de misión, que vaya en busca de la oveja perdida, como lo testimonia Jesús en Lucas 15, 1-7: “Todos los que cobraban impuestos para Roma, y otras gentes de mala fama, se acercaban a escuchar a Jesús. Y los fariseos y maestros de la ley le criticaban diciendo: Este recibe a los pecadores y come con ellos. Entonces Jesús les contó esta parábola: “¿Quién de vosotros, si tiene cien ovejas y pierde una de ellas, no deja las otras noventa y nueve en el campo y va en busca de la oveja perdida, hasta encontrarla? Y cuando la encuentra la pone contento sobre sus hombros, y al llegar a casa junta a sus amigos y vecinos y les dice: ‘¡Felicitadme, porque ya he encontrado la oveja que se me había perdido! Os digo que hay también más alegría en el cielo por un pecador que se convierte, que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse”. Cristo cuenta esta parábola ante la continua crítica y presión que le hacían los fariseos y los maestros de la ley. En esta se manifiesta la voluntad salvífica del Padre, a través de la figura del pastor que sale a la búsqueda de la oveja que se pierde del rebaño. Jesús sale al encuentro de cada persona. En ese encuentro, Jesús acoge y acepta a cada persona con su realidad concreta, con su historia singular. La pastoral educativa no puede conformarse con el simpático círculo de sus jóvenes creyentes y más comprometidos, olvidando a tantísimos que están por fuera. Es necesario que la pastoral educativa, sin abandonar sus esfuerzos por ser orgánica, articulada, estructurada y representativa, salga como el pastor al campo, en busca de las noventa y nueve que se han alejado. La pastoral educativa debe experimentar la misma alegría contagiosa del padre cuando se 30
  • 31. reencuentra con la vida de tantos jóvenes, con frecuencia llena de dudas y contradicciones, pero también llena de sueños y esperanzas. La pastoral educativa invita a vivir desde la solidaridad al interior del centro educativo, situación que es iluminada a través del Evangelio de San Marcos 10, 46-52: “Llegaron a Jericó. Al salir Jesús de allí con sus discípulos y con bastante más gente, un ciego que pedía limosna se encontraba a la orilla del camino. Se llamaba Bartimeo (hijo de Timeo). al enterarse de que era Jesús de Nazaret el que pasaba, empezó a gritar: «¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí!» Muchas personas trataban de hacerlo callar. Pero él gritaba con más fuerza: «¡Hijo de David, ten compasión de mí!» Jesús se detuvo y dijo: «Llámenlo.» Llamaron, pues, al ciego diciéndole: «Vamos, levántate, que te está llamando.» él, arrojando su manto, se puso en pie de un salto y se acercó a Jesús. Jesús le preguntó: «¿Qué quieres que haga por ti?» El ciego respondió: «Maestro, que vea.» Entonces Jesús le dijo: «Puedes irte, tu fe te ha salvado.» Y al instante pudo ver y siguió a Jesús por el camino. En los Evangelios hallamos numerosas curaciones de ciegos realizadas por Jesús, los cuáles se nombran como uno de los signos de la llegada del Reino de Dios. La curación de un ciego es uno de los milagros más significativo por la fuerza simbólica que contiene. La ceguera y la vista en el Evangelio son símbolos de las tinieblas y la luz, de la incredulidad y la fe. Se resalta en este episodio la actitud de Bartimeo que no desiste en el encuentro tan deseado con Jesús. En algún segundo de silencio, los desesperados gritos de aquel hombre penetraron en los oídos de Jesús y captaron su atención, deteniendo su marcha y mandándolo a llamar. Después de curado Bartimeo comienza una nueva vida, pues no sólo recupera la visión, sino que abandona el manto de la limosna, el manto de la miseria, pues seguir a Jesús con aquella misma fe que lo condujo a la curación y a la restitución de su dignidad humana perdida. Iluminados por el texto, la pastoral educativa se ve retada, por una parte, a concientizar y sensibilizar los corazones de los jóvenes ante el sufrimiento y la marginación de la 31
  • 32. gran mayoría de los hombres y mujeres del continente. Los estudiantes latinoamericanos, también pobres en su gran mayoría, están invitados a comprometerse y solidarizarse con sus hermanos más pobres. Hacer de la pastoral educativa, una pastoral atenta y comprometida con las situaciones de dolor, una pastoral solidaria, situada y vivida en la perspectiva del don, de la entrega total, del amor al prójimo será una tarea permanente. La pastoral educativa, debe imitar esta actitud amorosa, acogedora, de un Dios que sale al encuentro de todos, pero muy especialmente al encuentro de los que más sufren, de los marginados y olvidados, de los más pobres. La pastoral educativa debe tener como centralidad la persona, así como lo recuerda el Evangelio de San Juan en la figura de María Magdalena en 20, 11-18: “María se había quedado afuera, llorando junto al sepulcro. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro 12 y vio a dos ángeles vestidos de blanco, sentados uno a la cabecera y otro a los pies del lugar donde había sido puesto el cuerpo de Jesús. 13 Ellos le dijeron: «Mujer, ¿por qué lloras?». María respondió: «Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto». 14 Al decir esto se dio vuelta y vio a Jesús, que estaba allí, pero no lo reconoció. 15 Jesús le preguntó: «Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?». Ella, pensando que era el cuidador de la huerta, le respondió: «Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo iré a buscarlo». 16 Jesús le dijo: «¡María!». Ella lo reconoció y le dijo en hebreo: «¡Raboní!», es decir, «¡Maestro!». 17 Jesús le dijo: «No me retengas, porque todavía no he subido al Padre. Ve a decir a mis hermanos: “Subo a mi Padre, el Padre de ustedes; a mi Dios, el Dios de ustedes”». 18 María Magdalena fue a anunciar a los discípulos que había visto al Señor y que él le había dicho esas palabras”. Los Evangelios nos presentan varios relatos de las apariciones de Cristo resucitado, sin duda uno de los más hermosos es el de la aparición a maría Magdalena, allí Cristo se nos muestra en un encuentro personal, muy familiar, en medio de un cuadro lleno de sentimientos y afectos. María llora porque su Señor está muerto y porque no encuentran su cuerpo en el sepulcro. María tiene los ojos 32
  • 33. tan llenos de lágrimas y el corazón de dudas que no puede reconocer al Señor que le sale al encuentro. La mujer sólo pudo reconocer al Señor cuando la llama por su nombre: María. El ser llamada por su nombre revela el misterio de la resurrección de Jesús. Y la primera palabra que sale de los labios de María, de forma espontánea, al identificar su voz no fue Jesús, sino Maestro. Ella buscaba a su Maestro que le había salvado de la vida y a quien la muerte se la había arrebatado. María Magdalena, se convierte en una imagen clara de nosotros mismos, los seres humanos, mejor aún, de los cristianos que tardamos tanto en ver, reconocer y comprender los signos de la presencia resucitada y resucitadora del Señor en medio de nuestras vidas. El acompañante de la pastoral educativa en su afán de conocer a su acompañado debe dejarse iluminar por esta actitud pedagógica y amorosa de Jesús que penetra el corazón de cada persona, la respeta, la atiende y la considera única. El acompañamiento personal es un elemento propio e imprescindible de la pastoral educativa. La pastoral con estudiantes acaba cuando éstos dejan de serlo y comienza su vida de profesional, y la vida profesional debe estar perfilada por opciones, compromisos, valores y criterios que no se construyen en unos cuantos días. Por eso los estudiantes necesitan y demandan la presencia de maestros que les acompañen y orienten, les ayuden y estimulen, les presenten y propongan nuevas formas de vida. Así como Jesús hizo con María debemos ayudar a los jóvenes a llegar a lo más profundo de su corazón para que conozcan que están buscando y conozcan cuál es el objeto de su búsqueda sin fín: Jesucristo, muerto y resucitado. Una última clave para comprender la educación como un proceso de Fe, Esperanza y Caridad, es el reto de una pastoral educativa de llegar a todos, así como Jesús enseño a las multitudes y calmó el hambre, según lo enseña Marcos 6, 30-44: “Los Apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. Él les dijo: «Vengan ustedes solos a un lugar desierto, para descansar un poco». Porque era tanta la gente que iba y venía, que no tenían 33
  • 34. tiempo ni para comer. Entonces se fueron solos en la barca a un lugar desierto. Al verlos partir, muchos los reconocieron, y de todas las ciudades acudieron por tierra a aquel lugar y llegaron antes que ellos. Al desembarcar, Jesús vio una gran muchedumbre y se compadeció de ella, porque eran como ovejas sin pastor, y estuvo enseñándoles largo rato. Como se había hecho tarde, sus discípulos se acercaron y le dijeron: «Este es un lugar desierto, y ya es muy tarde. Despide a la gente, para que vaya a los campos y pueblos cercanos a comprar algo para comer». Él respondió: «Denles de comer ustedes mismos». Ellos le dijeron: «Habría que comprar pan por valor de doscientos denarios para dar de comer a todos». Jesús preguntó: «¿Cuántos panes tienen ustedes? Vayan a ver». Después de averiguarlo, dijeron: «Cinco panes y dos pescados». Él les ordenó que hicieran sentar a todos en grupos, sobre la hierba verde, y la gente se sentó en grupos de cien y de cincuenta. Entonces él tomó los cinco panes y los dos pescados, y levantando los ojos al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y los fue entregando a sus discípulos para que los distribuyeran. También repartió los dos pescados entre la gente. Todos comieron hasta saciarse, y se recogieron doce canastas llenas de sobras de pan y de restos de pescado. Los que comieron eran cinco mil hombres”. En los cuatro Evangelios, son muchos los momentos en los que Jesús se encuentra con las multitudes, con frecuencia, vemos a Cristo rodeado, buscado y seguido por mucha gente, muchas veces para escuchar sus enseñanzas, otras para llevarle enfermos. Jesús no huye a éste contacto con la gente, sólo en ocasiones cuando siente la necesidad de estar sólo para orar con su padre, o descansar un poco con sus discípulos. Cada versículo del texto evangélico resalta la imagen, la presencia, y la importancia de la muchedumbre congregada alrededor de Jesús, quien preocupado también por su bienestar, la acomoda, la agrupa, va formando con aquella multitud un pueblo ordenado, para realizar el gran signo de la multiplicación de los panes y los pescados. Pero Jesús no realiza el signo sólo. Ante la necesidad de aquella gente, el Señor le dice a sus apóstoles denles ustedes de comer. Ellos querían despedir a la multitud, sin embargo Jesús 34
  • 35. quiere comunicarles su sensibilidad hacia la gente, involucrándolos en su gesto mesiánico. Es una invitación a la solidaridad con aquella multitud hambrienta del pan de Dios. Es una propuesta a aprender a multiplicar y compartir con los demás, desde la propia pobreza, desde lo que hay, como se hizo con los cinco panes y los dos peces. En este encuentro Jesús hace que la masa se convierta en pueblo. El encuentro con Jesús hace que la muchedumbre pase de ser una masa amorfa, desordenada y desorientada a ser un pueblo reunido, fraterno, alimentado y orientado por la Palabra y el Pan de Jesús. Ante esta tendencia masificadora de los actuales sistemas de vida donde la persona es vista y considerada como un número, un dato estadístico, un ciudadano anónimo, un expediente, una dirección electrónica, será trabajo de todos realizar esfuerzos gigantes de humanización, de la recuperación de la conciencia de nuestra dignidad de personas y de la rehabilitación de la dimensión relacional del ser humano. Enseñar y acompañar a nuestros estudiantes a organizarse, a construir y formar comunidad académica en medio de la gran comunidad social, a crecer en la corresponsabilidad y en el sentido comunitario. La actitud de Jesús frente a la multitud y esta realidad de masificación que afecta especialmente al heterogéneo mundo estudiantil, desafían a la organización de la pastoral educativa. Además de conocer esta realidad estudiantil y los desafíos que plantea, la pastoral educativa debe tomar en cuenta diversos niveles de acción, acordes con los grados de incorporación de los mismos estudiantes a la Iglesia. La pastoral educativa considera desde sus mismos niveles de acción el nivel masivo. Es una preocupación evangelizadora de la pastoral educativa llegar a la gran masa que no tiene contacto con los ambientes eclesiales y crear espacios, momentos y formas para que conozca la propuesta liberadora y esperanzadora de Jesucristo. Jesús apuesta a la posibilidad de transformar el corazón de la masa de forma que se convierta en pueblo creyente. Jesús supo equilibrar la atención a la persona 35
  • 36. concreta, al grupo de sus discípulos y a la masa del pueblo, sin que esta relación multitudinaria se convirtiese en populismo o en una acción masiva despersonalizadora. La pastoral educativa, como acción organizada de la Iglesia al servicio de los estudiantes, se ve, hoy más que nunca, fuertemente retada y comprometida a acercarse con valentía, espontaneidad y creatividad al mundo estudiantil, con los problemas y realidades que les caracteriza en esta sociedad contemporánea, para llevarlos al encuentro con Jesucristo vivo. Llegar a configurar nuestra vida como personas autónomas y con capacidad de decisión en los múltiples aspectos de la vida, implica un conjunto de elementos personales, interpersonales, colectivos, ambientales que al entrecruzarse van conformando el ser y el hacer de la persona en un "proceso" educativo permanente que exige una intencionalidad. Decir, por tanto, que tratamos de educar en la fe implica toda una serie de acciones con características comunes de gradualidad, interconexión, organización temporal. En definitiva, para transformar nuestra vida con la educación se debe interiorizar los parámetro que presenta el Evangelio a lo largo de sus páginas, en las cuáles de una forma gradual, la persona pasa de un simple encuentro, en muchos de los casos muy casual a la adhesión en la fe del mensaje, para compartir la esperanza que él da y la vivencia de la caridad centro de su mensaje. Un encuentro que tiene como primer elemento la voluntad de Dios, quien toma la iniciativa, como lo recuerda el Papa Benedicto XVI, en la Exhortación Apostólica Verbum Domini: “El misterio de la Alianza expresa esta relación entre Dios que llama con su Palabra y el hombre que responde, siendo claramente consciente de que no se trata de un encuentro entre dos que están al mismo nivel; lo que llamamos Antigua y Nueva Alianza no es un acuerdo entre dos partes iguales, sino puro don de Dios. Mediante este don de su amor, supera toda distancia y nos convierte en sus «partners», llevando a cabo así el misterio nupcial de amor entre Cristo y la Iglesia. En esta visión, cada hombre se presenta como el destinatario de la Palabra, interpelado y llamado a entrar en este diálogo de amor mediante su 36
  • 37. respuesta libre. Dios nos ha hecho a cada uno capaces de escuchar y responder a la Palabra divina. El hombre ha sido creado en la Palabra y vive en ella; no se entiende a sí mismo si no se abre a este diálogo. La Palabra de Dios revela la naturaleza filial y relacional de nuestra vida. Estamos verdaderamente llamados por gracia a conformarnos con Cristo, el Hijo del Padre, y a ser transformados en Él”23. En este proceso de crecimiento en la fe, la esperanza y la caridad, al cual se quiere llevar a cada uno de los participantes de la pastoral educativa implica varios pasos, los cuáles se analizarán a continuación. En primera instancia la pastoral educativa, debe estar alejada de todo conocimiento utópico de la realidad, por el contrario se debe conocer el contexto propio de cada estudiante, quien es en sí la imagen de Cristo que se encarna en una realidad específica, que en ningún momento debe de ser desconocido. Después de conocer la realidad en la cual se inserta el estudiante, se hace necesario un encuentro personal con testigos fieles del mensaje evangélico, es decir personas que refuercen la motivación del estudiante en el seguimiento de Cristo, sin que esté el peligro de alejarse del verdadero camino por no encontrar ayudas o adultos significativos. Al instante que hay testigos, el Evangelio debe ser anunciado pues estos demostraran que el Evangelio conduce a la felicidad, y al ejercicio activo de una vida con compromiso que se vive en una comunidad, la cual debe apoyar decididamente el proceso de quien quiere seguir a Jesús. Partir de la propia realidad, implica reconocer la identidad de la persona, determinar su rostro, que en muchos de los casos son los rostros sufrientes, representando otros rostros de dolor, como los muestra la Conferencia Episcopal de Aparecida24: 23 Benedicto XVI. Verbum Domini. Bogotá: Ediciones paulinas, 2010. Impreso. 24 Celam. V Conferencia Episcopal Latinoamericana Aparecida. Vicaría episcopal de pastoral, arquidiócesis de México. Web. 11 de enero. 2011< http://www.vicariadepastoral.org.mx/5-aparecida/aparecida_12.htm#010> 37
  • 38. • En las grandes urbes es cada vez mayor el número de las personas que viven en la calle. Requieren especial cuidado, atención y trabajo promocional por parte de la Iglesia, de modo tal que mientras se les proporciona ayuda en lo necesario para la vida, se los incluya en proyectos de participación y promoción en los que ellos mismos sean sujetos de su reinserción social. • Es expresión de caridad, también eclesial, el acompañamiento pastoral de los migrantes. Hay millones de personas concretas que por distintos motivos están en constante movilidad. En América Latina y El Caribe constituyen un hecho nuevo y dramático los emigrantes, desplazados y refugiados sobre todo por causas económicas, políticas y de violencia. • La Iglesia ha hecho una opción por la vida. Esta nos proyecta necesariamente hacia las periferias más hondas de la existencia: el nacer y el morir, el niño y el anciano, el sano y el enfermo. San Ireneo nos dice que “la gloria de Dios es el hombre viviente”, aun el débil, el recién concebido, el gastado por los años y el enfermo. Cristo envió a sus apóstoles a predicar el Reino de Dios y a curar a los enfermos, verdaderas catedrales del encuentro con el Señor Jesús. • El problema de la droga es como una mancha de aceite que invade todo. No reconoce fronteras ni geográficas ni humanas. Ataca por igual a países ricos y pobres, a niños, jóvenes, adultos y ancianos, a hombres y mujeres. La Iglesia no puede permanecer indiferente ante este flagelo que está destruyendo a la humanidad, especialmente a las nuevas generaciones. Su labor se dirige especialmente en tres direcciones: prevención, acompañamiento y sostén de las políticas gubernamentales para reprimir esta pandemia. En la prevención insiste en la educación en los valores que deben conducir a las nuevas generaciones, especialmente el valor de la vida y del amor, la propia responsabilidad y la dignidad humana de los hijos de Dios. En el acompañamiento, la Iglesia está al lado del drogadicto para ayudarle a recuperar su dignidad y vencer esta enfermedad. En el apoyo a 38
  • 39. la erradicación de la droga, no deja de denunciar la criminalidad sin nombre de los narcotraficantes que comercian con tantas vidas humanas teniendo como meta el lucro y la fuerza en sus más bajas expresiones. • Los detenidos en las cárceles, una realidad que golpea a todos los sectores de la población, pero principalmente al más pobre, es la violencia producto de las injusticias y otros males que durante largos años se ha sembrado en las comunidades. Esto induce a una mayor criminalidad y, por ende, a que sean muchas las personas que tienen que cumplir penas en recintos penitenciarios inhumanos, caracterizados por el comercio de armas, drogas, hacinamiento, torturas, ausencia de programas de rehabilitación, crimen organizado que impide un proceso de reeducación y de inserción en la vida productiva de la sociedad. Hoy por hoy, las cárceles son con frecuencia, lamentablemente, escuelas para aprender a delinquir. Frente a estos rostros de los estudiantes y sus acudientes se puede establecer unas bases de acercamiento a la que Jesucristo puede ofrecer alternativas. Como anota el Papa Juan pablo II en la Encíclica Redemptor Hominis 25: “aquí se trata por tanto del hombre en toda su verdad, en su plena dimensión. No se trata del hombre «abstracto» sino real, del hombre «concreto», «histórico». Se trata de «cada» hombre, porque cada uno ha sido comprendido en el misterio de la Redención y con cada uno se ha unido Cristo, para siempre, por medio de este ministerio. Todo hombre viene al mundo concebido en el seno materno, naciendo de madre y es precisamente por razón del misterio de la Redención por lo que es confiado a la solicitud de la Iglesia. Tal solicitud afecta al hombre entero y está centrada sobre él de manera del todo particular. El objeto de esta premura es el hombre en su única e irrepetible realidad humana, en la que permanece intacta la imagen y semejanza con Dios mismo. El Concilio indica esto precisamente, cuando, hablando de tal semejanza, recuerda que «el hombre es en la tierra la única criatura que Dios ha querido por sí misma». El hombre tal como ha sido «querido» por Dios, tal como Él lo ha «elegido» eternamente, llamado, destinado a 25 Juan Pablo II. Redemptor Hominis. Bogotá: Ediciones paulina, 1979. Impreso 39
  • 40. la gracia y a la gloria, tal es precisamente «cada» hombre, el hombre «más concreto», el «más real»; éste es el hombre, en toda la plenitud del misterio, del que se ha hecho partícipe en Jesucristo, misterio del cual se hace partícipe cada uno de los cuatro mil millones de hombres vivientes sobre nuestro planeta, desde el momento en que es concebido en el seno de la madre”. Por su propia naturaleza, la actividad escolar se convierte en un sitio privilegiado de acercamiento a la realidad del rostro preciso de cada estudiante, pues, si éste aspecto faltase al interior de la pastoral educativa y de la misma educación, la enseñanza sería una simple instrucción desencarnada del mismo hombre, ajena a la unidad que debe existir entre teoría y práctica, sin ninguna significación y trascendencia. El objetivo es ayudar a vivir la propia realidad de una forma consciente y esperanzadora, es decir es una propuesta que encarne la propia vida del ser humano concreto a ejemplo de Jesús que asumió su corporeidad para redimir al mismo hombre, pues vista en este sentido, la educación tiene una dimensión redentora, en cuanto toma personas concretas, con problemas singulares, para transformar sus vidas, lo cual lleva a ver como “la Escuela Católica entra de lleno en la misión salvífica de la Iglesia y particularmente en la exigencia de la educación a la fe. Sabiendo que «la conciencia psicológica y moral son llamadas por Cristo a una simultánea plenitud como condición para que el hombre reciba convenientemente los dones divinos de la verdad y de la gracia», la Iglesia se siente comprometida a promover en sus hijos la plena conciencia de que han sido regenerados a una vida nueva. El proyecto educativo de la Escuela Católica se define precisamente por su referencia explícita al Evangelio de Jesucristo, con el intento de arraigarlo en la conciencia y en la vida de los jóvenes, teniendo en cuenta los condicionamientos culturales de hoy” 26. 26 Congregación para la Educación . (2007) La Escuela Católica. Vatican: the holy see. Web. 28 de enero. 2011 <http://www.vatican.va/roman_curia/congregations/ccatheduc/documents/rc_con_ccatheduc_do c_19770319_catholic-school_sp.html> 40
  • 41. En sí en el reconocimiento de la propia realidad del estudiante, la pastoral educativa al interior del centro de formación y vida académica debe conducir a sus miembros a reconocer su vida procedente de Dios y lugar para la realización de su ser, ayudarle a comprender las diferentes realidades en clave de esperanza, pues de lo contrario sería negar la justicia social que propone el Evangelio, afianzar la actitud de análisis de la persona frente a las propuestas que le hace el medio como son las adiciones a las drogas, la vida delincuencial. El día en que estas cosas se interioricen en el corazón del hombre reconoceremos el auténtico sentido liberador de la educación. El encuentro con Jesús exige testigos de vida, “ante todo, y sin necesidad de hay que subrayar esto: para la Iglesia el primer medio de evangelización consiste en un testimonio de vida auténticamente cristiana, entregada a Dios en una comunión que nada debe interrumpir y a la vez consagrada igualmente al prójimo con un celo sin límites. "El hombre contemporáneo escucha más a gusto a los que dan testimonio que a los que enseñan o si escuchan a los que enseñan es porque dan testimonio". San Pedro lo expresaba bien cuando exhortaba a una vida pura y respetuosa, para que si alguno se muestra rebelde a la palabra, sea ganado por la conducta. Será sobre todo mediante su conducta, mediante su vida, como la Iglesia evangelizará al mundo, es decir, mediante un testimonio vivido de fidelidad a Jesucristo, de pobreza y despego de los bienes materiales, de libertad frente a los poderes del mundo, en una palabra : de santidad” 27 . Las palabras del Papa son claras al expresar la necesidad del testimonio para hacer fructífero el trabajo pastoral al interior del centro educativo, pues lo que se expresa es una vivencia auténtica y no sólo un dato simple y sin ninguna confrontación con la realidad. Una Escuela que, en este contexto social, intente ofrecer claves aceptables para la educación en la fe deberá ayudar a sus alumnos a entrar en contacto con personas y ambientes de fe a través, no sólo de la oferta explícitamente religiosa, sino también de estímulos de acogida, escucha, alegría, esperanza de futuro, respeto a las personas, profesionalidad, vitalismo, testimoniados en la vida 27 Pablo VI Evangelii Nuntiandi. Bogotá: Ediciones Paulinas, 1994. Impreso. 41
  • 42. escolar ordinaria. Actitudes de este tipo vividas, día a día, por creyentes concretos harán surgir en algunos de nuestros destinatarios la pregunta sobre el sentido de vida. Este aspecto es el que ayudará a que la enseñanza de la pastoral educativa se vuelva atrayente para los estudiantes, y más si se entiende que en la época de educación el ser humano va adquiriendo un sentido crítico, que muchas veces se forma a través del resentimiento por el antitestimonio de los agentes de la pastoral educativa Este encuentro con Jesús, a través de la realidad concreta del joven, y con el testimonio fuerte de los adultos significantes, debe producir una auténtica respuesta de conversión, es decir una metanoia que lleve a un cambio de mentalidad, así como lo enseña la exhortación apostólica Ecclesia in America: “Para hablar de conversión, el Nuevo Testamento utiliza la palabra metanoia, que quiere decir cambio de mentalidad. No se trata sólo de un modo distinto de pensar a nivel intelectual, sino de la revisión del propio modo de actuar a la luz de los criterios evangélicos. A este respecto, san Pablo habla de la fe que actúa por la caridad (Ga 5, 6). Por ello, la auténtica conversión debe prepararse y cultivarse con la lectura orante de la Sagrada Escritura y la recepción de los sacramentos de la Reconciliación y la Eucaristía. La conversión conduce a la comunión fraterna, porque ayuda a comprender que Cristo es la cabeza de la Iglesia, su Cuerpo místico; mueve a la solidaridad, porque nos hace conscientes de que lo que hacemos a los demás, especialmente a los más necesitados, se lo hacemos a Cristo. La conversión favorece, por tanto, una vida nueva, en la que no haya separación entre la fe y las obras en la respuesta cotidiana a la universal llamada a la santidad. Superar la división entre fe y vida es indispensable para que se pueda hablar seriamente de conversión. En efecto, cuando existe esta división, el cristianismo es sólo nominal. Para ser verdadero discípulo del Señor, el creyente ha de ser testigo de la propia fe, pues, el testigo no da sólo testimonio con las palabras, sino con su vida . Hemos de tener presentes las palabras de Jesús: No todo el que me diga: “Señor, Señor”, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial (Mt 7, 21). La apertura a la voluntad del 42
  • 43. Padre supone una disponibilidad total, que no excluye ni siquiera la entrega de la propia vida: El máximo testimonio es el martirio”28. La conducta de una comunidad y de sus miembros como "testigos" coherentes de los valores del Evangelio, ponen interrogantes a los modos de vida y al cuadro de valores que presenta en el día a día la sociedad en que vivimos, por consiguiente, un signo de conversión es confrontar la vida con la propuesta que realizan otras opciones en cuanto a la consecución de la felicidad. En este proceso de crecimiento que experimenta el estudiante en su camino de fe, tiene como elemento fundamental la escucha de la Buena Nueva, es decirla interiorización del Evangelio de Jesús, del Kerigma fundamental de la fe, reconocer a Jesucristo, muerto y resucitado como esperanza para todo hombre. Un mensaje que es vida, que tiene una fuerza intrínseca dada por el mismo Jesús, como lo afirma la Catechesi Tradendae: “Jesús enseñó. Este es el testimonio que Él da de sí mismo: «Todos los días me sentaba en el Templo a enseñar». Esta es la observación llena de admiración que hacen los evangelistas, maravillados de verlo enseñando en todo tiempo y lugar, y de una forma y con una autoridad desconocidas hasta entonces: De nuevo se fueron reuniendo junto a Él las multitudes y de nuevo, según su costumbre, les enseñaba; y se asombraban de su enseñanza, pues enseñaba como quien tiene autoridad, Eso mismo hacen notar sus enemigos, aunque sólo sea para acusarlo y buscar un pretexto para condenarlo. Subleva al pueblo, enseñando por toda Judea, desde Galilea, donde empezó, hasta aquí”29 y prosigue el mismo documento: “la majestad de Cristo que enseña, la coherencia y la fuerza persuasiva únicas de su enseñanza, no se explican sino porque sus palabras, sus parábolas y razonamientos no pueden separarse nunca de su vida y de su mismo ser. En este sentido, la vida entera de Cristo fue una continua enseñanza: su silencio, sus milagros, sus gestos, su oración, su amor al hombre, su predilección por los pequeños y los pobres, la aceptación del sacrificio total en la cruz por la salvación del mundo, su 28 Juan Pablo II, Ecclesia in America. Bogotá: Ediciones Paulinas, 2000. Impreso 29 Juan Pablo II. Catechesi Tradendae. Bogotá: Ediciones Paulinas, 1994. Impreso 43
  • 44. resurrección son la actuación de su palabra y el cumplimiento de la revelación. De suerte que para los cristianos el Crucifijo es una de las imágenes más sublimes y populares de Jesús que enseña”30, señalando la fuerza que debe poseer la escucha atenta de la palabra de Dios. Sin desvirtuar la auténtica imagen de Jesús mostrada en los Evangelios, la Institución educativa, superando la figura falaz de Jesús como un promotor social o líder comunitario, cercano a los más oprimidos de la sociedad, milagrero, víctima de las violencias políticas, o simplemente como muchos lo han querido llamar “el Man”, debe ser el Verdadero Maestro que invita a un estilo y referencia de valores distintos a los que están expuestos nuestros estudiantes en los medios de comunicación. En conclusión la educación es un diálogo permanente con la cultura, un díalogo que exige fe, y no sólo la fe como un añadido o simple palabra, sino una fe que se forma en el estudiante a través de un proceso gradual, la cual ayuda a que el estudiante asuma un criterio para transformar la cultura con la fuerza del mensaje enseñado por Jesús a través de la pastoral educativa. 30 Ibidem. 44
  • 45. 5. JESÚS, MAESTRO DE LA VIDA Uno de los títulos más hermosos con el que se llama a Jesús, y que es mucho más comprensible para nuestra mentalidad occidental es el de Maestro o Rabbí, tal vez no sea necesario hacer un análisis literario de la palabra, pero cabe anotar, que la palabra en sí denota prestigio, respeto, pero nunca orgullo, pues el título de Jesús Maestro apunta a la ratificación de su mesianismo, contrario a otros maestros que entrañaban actitudes de soberbia y desprecio de sus otros hermanos, pues los consideraban ignorantes. En Cristo, Maestro por excelencia, los maestros adquieren gran relevancia, pues el enseña cómo ser auténticos en la docencia, viviendo el servicio y la entrega. Maestro, ¿qué he de hacer de bueno para conseguir la vida eterna?" (Mt 19, 16) fue la pregunta que un joven hizo a Jesús, y que hoy día a día se hace a miles de maestros, que son la imagen de Cristo, las cuáles son reflexionadas por el Papa Juan Pablo II 31, y que bellamente se plasman a continuación: “Desde la profundidad del corazón surge la pregunta que el joven rico dirige a Jesús de Nazaret: una pregunta esencial e ineludible para la vida de todo hombre, pues se refiere al bien moral que hay que practicar y a la vida eterna. El interlocutor de Jesús intuye que hay una conexión entre el bien moral y el pleno cumplimiento del propio destino. El es un israelita piadoso que ha crecido, diríamos, a la sombra de la Ley del Señor. Si plantea esta pregunta a Jesús, podemos imaginar que no lo hace porque ignora la respuesta contenida en la Ley. Es más probable que la fascinación por la persona de Jesús haya hecho que surgieran en él nuevos interrogantes en torno al bien moral. Siente la necesidad de confrontarse con aquel que había iniciado su predicación con este nuevo y decisivo anuncio: "El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena Nueva" (Mc 1, 15)”. “Es necesario que el hombre de hoy se dirija nuevamente a Cristo para obtener de El la respuesta sobre lo que es bueno y lo que es malo. El es el Maestro, el 31 Juan Pablo II. Veritatis Splendor. Bogotá: Ediciones Paulinas, 2000. Impreso 45
  • 46. Resucitado que tiene en si mismo la vida y que está siempre presente en su Iglesia y en el mundo. Es El quien desvela a los fieles el libro de las Escrituras y, revelando plenamente la voluntad del Padre, enseña la verdad sobre el obrar moral. Fuente y culmen de la economía de la salvación, Alfa y Omega de la historia humana (cf. Ap 1, 8; 21, 6; 22, 13), Cristo revela la condición del hombre y su vocación integral. Por esto, "el hombre que quiere comprenderse hasta el fondo a sí mismo --y no sólo según pautas y medidas de su propio ser, que son inmediatas, parciales, a veces superficiales e incluso aparentes--, debe, con su inquietud, incertidumbre e incluso con su debilidad y pecaminosidad, con su vida y con su muerte, acercarse a Cristo. Debe, por decirlo así, entrar en El con todo su ser, debe "apropiarse" y asimilar toda la realidad de la Encarnación y de la Redención para encontrarse a sí mismo. Si se realiza en él este hondo proceso, entonces da frutos no sólo de adoración a Dios, sino también de profunda maravilla de sí mismo”. El Magisterio de Jesús se caracteriza por el servicio, un maestro que se preocupa por la vida de los discípulos, siente compasión de ellos y enseña, no como muchos falsos maestros que viven para sí, ejemplo de ello son los numerosos momentos evangélicos en el que Jesús muestra la cercanía hacia sus seguidores, no llamándolos siervos, sino amigos. Nuestra labor como docentes, unidos en amistad al auténtico Maestro, es una expresión de amor y de entrega por otros a través de la enseñanza. La enseñanza como expresión del amor, en la cual el maestro como un Padre, desea que su discípulo o hijo crezca, nunca considera que el está por encima de él. En esta labor de maestro imagen de Cristo y padre, debe comunicar sin menguar nada el gran poder de Dios y la historia de salvación de la cual somos partícipes. Otra expresión de la actividad educativa, a ejemplo de Cristo debe conducir a cada hombre a reconocer su carácter de sacerdote, profeta y rey dado durante el bautismo. La función sacerdotal del maestro imagen de Cristo debe enseñar a descubrir la vocación de su discípulo. 46
  • 47. 5.1 La pedagogía de Jesús: Dentro de la pedagogía de Jesús que muestra la Sagrada escritura, se reconoce que enseñar no es sólo un proceso intelectual de transmitir, sino que el enseñar también encierra la dimensión de aprender. Es decir entre Maestro y discípulo se da una relación de dependencia y reciprocidad. Un Maestro que no considere a su discípulo como lo más importante queda condenado al olvido. En el centro de Jesús y su predicación, siempre estuvo presente la centralidad del seguidor. La enseñanza de Jesús se convierte en algo más que contenidos, es a la vez Camino y Vida, es decir adquiere cierta practicidad en cuanta coloca normas y criterios de orientación con el fin de lograr la felicidad. Jesús es un hombre que habla en público, utiliza los caminos y lugares donde se congregaban varias personas como las sinagogas, las plazas, los templos, tiene su escuela de discípulos más firmes. Utiliza ciertas ayudas didácticas para ser más claro en su mensaje como las parábolas con las cuáles habla de realidades incomprensibles en un lenguaje sencillo. En su actividad itinerante va eligiendo a sus discípulos, contrario a lo que hacen otros maestros que venden sus enseñanzas a estudiantes que los buscan, por eso son tan resonantes las palabras del Evangelio de San Juan: “No me elegiste vosotros a mí, os elegí yo a vosotros” (Juan 15,16), expresando la verdad fundamental de la revelación, la cual es para todos, y no sólo para unos cuantos elegidos que tienen dinero para pagar un maestro. La pedagogía de Jesús se fundamenta en la autoridad y claridad de sus mensajes, el cual por ser atractivo y convincente atrae a muchos a él. Es un Maestro que no enseña según sus conveniencias, sino siempre en la autenticidad que genera el verdadero conocimiento. El conocimiento que viene del padre, mostrando como toda enseñanza debe ser trascendente, venir de Dios y a él regresar, el Evangelio es claro al afirmar: “Pero ustedes obran como su padre». Ellos le dijeron: «Nosotros no hemos nacido de la prostitución; tenemos un solo Padre, que es Dios». Jesús prosiguió: «Si Dios fuera su Padre, ustedes me 47
  • 48. amarían, porque yo he salido de Dios y vengo de él. No he venido por mí mismo, sino que él me envió. ¿Por qué ustedes no comprenden mi lenguaje? Es porque no pueden escuchar mi palabra. Ustedes tienen por padre al demonio y quieren cumplir los deseos de su padre. Desde el comienzo él fue homicida y no tiene nada que ver con la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando miente, habla conforme a lo que es, porque es mentiroso y padre de la mentira. Pero a mí no me creen, porque les digo la verdad. ¿Quién de ustedes probará que tengo pecado? Y si les digo la verdad. ¿por qué no me creen? El que es de Dios escucha las palabras de Dios; si ustedes no las escuchan, es porque no son de Dios». Los judíos le replicaron: «¿No tenemos razón al decir que eres un samaritano y que estás endemoniado?». Jesús respondió: «Yo no estoy endemoniado, sino que honro a mi Padre, y ustedes me deshonran a mí. Yo no busco mi gloria; hay alguien que la busca, y es él el que juzga. Les aseguro que el que es fiel a mi palabra, no morirá jamás». Los judíos le dijeron: «Ahora sí estamos seguros de que estás endemoniado. Abraham murió, los profetas también, y tú dices: «El que es fiel a mi palabra, no morirá jamás». ¿Acaso eres más grande que nuestro padre Abraham, el cual murió? Los profetas también murieron. ¿Quién pretendes ser tú?» Jesús respondió: «Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría nada. Es mi Padre el que me glorifica, el mismo al que ustedes llaman «nuestro Dios», y al que, sin embargo, no conocen. Yo lo conozco y si dijera: «No lo conozco», sería, como ustedes, un mentiroso. Pero yo lo conozco y soy fiel a su palabra. Abraham, el padre de ustedes, se estremeció de gozo, esperando ver mi Día: lo vio y se llenó de alegría». Los judíos le dijeron: «Todavía no tienes cincuenta años ¿y has visto a Abraham». Jesús respondió: «Les aseguro que desde antes que naciera Abraham, Yo Soy». Entonces tomaron piedras para apedrearlo, pero Jesús se escondió y salió del Templo”. En toda la perícopa evangélica se observa el convencimiento de Jesús al enseñar lo que se fundamenta en el Padre; el auténtico maestro que enseñe convencido en la pedagogía de Jesús, no debe sentir miedo ante los públicos tan diversos y desmotivados que puede encontrar continuamente. 48
  • 49. Cristo, el maestro por excelencia encierra una infinidad de cualidades, las cuáles como agentes de la pastoral educativa debemos asimilar en nuestras vidas, estas cualidades de Jesús se transforman en acción. La pedagogía de Jesús se pone al servicio de la enseñanza del Reino, “el testimonio que el Señor da de Sí mismo y que San Lucas ha recogido en su Evangelio "Es preciso que anuncie también el reino de Dios en otras ciudades" (Lucas 4,43), tiene sin duda un gran alcance, ya que define en una sola frase toda la misión de Jesús: "porque para esto he sido enviado". Estas palabras alcanzan todo su significado cuando se las considera a la luz de los versículos anteriores en los que Cristo se aplica a Sí mismo las palabras del Profeta Isaías: "El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ungió para evangelizar a los pobres". Proclamar de ciudad en ciudad, sobre todo a los más pobres, con frecuencia los más dispuestos, el gozoso anuncio del cumplimiento de las promesas y de la Alianza propuestas por Dios, tal es la misión para la que Jesús se declara enviado por el Padre; todos los aspectos de su Misterio —la misma Encarnación, los milagros, las enseñanzas, la convocación de sus discípulos, el envío de los Doce, la cruz y la resurrección, la continuidad de su presencia en medio de los suyos— forman parte de su actividad evangelizadora” 32. Continúa la Evangelii Nuntiandi, comentando como Jesús como pedagogo nos muestra el Reino, “Cristo, en cuanto evangelizador, anuncia ante todo un reino, el reino de Dios, tan importante que, en relación a él, todo se convierte en "lo demás", que es dado por añadidura. Solamente el reino es pues absoluto y todo el resto es relativo. El Señor se complacerá en describir de muy diversas maneras la dicha de pertenecer a ese reino, una dicha paradójica hecha de cosas que el mundo rechaza, las exigencias del reino y su carta magna , los heraldos del reino, los misterios del mismo , sus hijos , la vigilancia y fidelidad requeridas a quien espera su llegada definitiva”33. La pedagogía del Reino enseñada por Jesús, muestra la cercanía de éste, el cual siempre se actualiza a través de la lectura de la Palabra de Dios y en los 32 Pablo VI. Evangelii Nuntiandi. Bogotá: Ediciones Paulinas, 1994. Impreso 33 Ibidem. 49