1. Liceo de Aplicación
Instrucciones
- Este módulo tiene por objetivo el que realices un proceso de estudio del tema de la Percepción,
y una vez, reanudadas las clases los contenidos expuestos serán trabajados en conjunto con la
docente.
- Para facilitar el estudio sugiero realices las siguientes actividades que NO TENDRÁN NOTA; queda
a juicio del estudiante la realización de estas.
- Mapas conceptuales, esquemas por párrafos, resúmenes, glosario, estudiar en grupo, etc.
“La verdad es que son precisamente los animales quienes sólo
emplean el sexo para procrear, lo mismo que sólo utilizan la
comida para alimentarse o el ejercicio físico para conservar la
salud; los humanos, en cambio, hemos inventado el erotismo, la
gastronomía y el atletismo.” (Savater, F).
La Percepción
LA PERCEPCiÓN ES UN PROCESO BIPOLAR
Espontáneamente pensamos que al percibir algo -este libro, esta mesa, este ruido que
llega de la calle- somos totalmente pasivos y receptivos. Pensamos, quizá, que las cosas
emiten «copias» suyas a través del espacio, que son recibidas por nuestros órganos
sensoriales: así conocemos el mundo tal cual es (esta explicación -que es la más natural-
fue dada por algunos filósofos presocráticos, los llamados «atomistas»). Nada más falso: las
cosas no emiten «copias» y nosotros no somos pasivos receptores de las mismas. Decía
William James: «Parte de lo que percibimos proviene, a través de los sentidos, del objeto
que tenemos delante; otra parte procede siempre de nuestra propia mente». Es decir, la
percepción es un proceso bipolar que depende, en parte, de las características de los
estímulos que activan los órganos de los sentidos y, por otra parte, de la actividad del
sujeto perceptor. Y este último, además, utiliza “esquemas perceptivos" y está determinado
al percibir por su aprendizaje, sus experiencias, motivaciones, expectativas, aptitudes,
personalidad, etc. Por ello mismo, no somos puro «espectadores» pasivos cuando
percibimos: la percepción es un fenómeno activo en el que interviene toda la persona,
aunque no nos demos cuenta de ello.
Las teorías de la percepción -como veremos más adelante- han dado mayor o menor
importancia a cada uno de los dos polos -objetivo y subjetivo- de la percepción. La
psicología cognitiva utiliza un «modelo» explicativo muy aclaratorio: la mente es como un
ordenador. El que escribe envía una información en forma de impulsos eléctricos a través
del teclado; el ordenador interpreta esa información y la procesa mediante el programa
que está activado. Aunque la mente humana no sea exactamente un ordenador, todo
parece suceder de la misma manera.
Filosofía plan común tercero medio
Unidad
El individuo como sujeto de procesos
psicosociales: La Percepción
¿Una copa o dos perfiles?
Aprendizaje esperado:
1. Entienden la identidad personal como el resultado de una biografía que les da
unicidad, a la vez que como proceso social que los hacer ser parte de diferentes
categorías sociales.
2. Reconocen la dimensión moral como constitutiva del ser humano y reconocen
distintas teorías que explican la formación de la conducta moral.
1
2. La información que recibimos del mundo son estímulos (o
«estimulaciones») de carácter físico. La respuesta del organismo son
las sensaciones o impresiones sensoriales, que son elementos muy
simples que se incluyen en la percepción y que sólo analizando esta
última pueden ser aisladas. El hecho primitivo e inmediato para
nosotros es la percepción. Las sensaciones son la respuesta del
organismo a los estímulos exteriores. Pero en realidad no hay
estímulos elementales, sino que se encuentran organizados de
acuerdo con la realidad que representan. Por eso hay que hablar
más bien de «cosas-estímulo» y «respuesta-percepción».
«Físicamente, las estimulaciones que desencadenan la actividad de
los sentidos no son, claro es, sino formas de energía que inciden
sobre ellos -sobre la retina, el tímpano o la pituitaria-, pero que en sí
mismas son psicológicamente «mudas», por decirlo de alguna
manera. Esto es, ni las vibraciones del aire son sonoras ni las ondas
electromagnéticas tienen color alguno. El sonido o el color son
cualidades que surgieron o cobraron realidad tan sólo cuando unos
impulsos nerviosos suscitados por la estimulación del tímpano o la
retina alcanzaron las correspondientes zonas de proyección de una
corteza cerebral sana y con el tono vital necesario para que en el
sujeto existieran procesos de conciencia».(.L. Pinillos, La menta
humana. Madrid, Salvat 1969. Pp. 65 – 67)
Numerosas teorías han intentado explicar el modo como percibimos. Algunas de ellas han
sido ya abandonadas; otras pueden conciliarse entre sí, al poner en evidencia aspectos no
incompatibles.
1. Las teorías asociacionistas (WUNDT) consideran la percepción como un "mosaico de
sensaciones», de tal manera que la sensación viene a ser una especie de «átomo
cognoscitivo» anterior a la percepción, la cual surge cuándo el sujeto asocia posteriormente
las sensaciones entre sí. En esta teoría la percepción se explica íntegramente por la suma de
sus elementos (sensaciones), y no es un proceso realmente activo: las sensaciones se
asocian entre sí de un modo casi «mecánico».
2. La Escuela de la Forma (Gestalt, en alemán) (KÓHLER, KOFFKA, WERTHEIMER) defiende,
contra el asociacionismo, que lo que percibimos inmediatamente es un todo organizado (una
«forma» o Gestalt), y no sus elementos constitutivos, El todo contiene así más que la suma de
las partes (las sensaciones) y es anterior a ellas. Por ejemplo, una melodía es algo más que
una suma de notas musicales, puede mantenerse como la misma aunque cambien las notas,
y no es percibida «después» de las notas, La «forma» es un dato inmediato de la conciencia
y resulta de la organización del «campo perceptivo» según leyes propias e independientes
del sujeto perceptivo. En consecuencia, las sensaciones son sólo «condición» de la
percepción; siempre se encuentran integradas en una percepción y sólo pueden ser aisladas
por análisis de la percepción, Por lo demás, esta Escuela concibe la capacidad de percibir
como algo innato y, por tanto, no determinado por la experiencia.
3. La teoría funcionalista (JAMES) destaca los aspectos subjetivos de toda percepción
(motivaciones, interés, etc,).
4. Finalmente, las teorías cognitivas (por ejemplo, NEISSER) destacan la actividad estructurante
del sujeto, que se basa en sus experiencias previas, Tenemos que aprender a percibir, y
percibimos utilizando esquemas cognitivos almacenados en la memoria.
Configuración DEL «CAMPO PERCEPTIVO»
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3. Fue la Escuela de la Forma (GESTALT) la que destacó este aspecto al insistir en el carácter de «totalidad»
de lo percibido: lo percibido es una Gestalt, es decir una forma, una figura estructurada. Pero la Escuela de
la Forma (uno de cuyos fundadores, K6hler, era también físico) interpreta la percepción desde la teoría
física del «campo de fuerzas» (un campo electromagnético, por ejemplo): el campo perceptivo se organiza
por sí mismo, según leyes propias, prescindiendo de la actividad del sujeto. Lo que percibimos es una
figura (o «forma», Gestalt) que se destaca sobre un fondo. La figura se impone -generalmente- por sí
misma, pero su constitución se explica por ciertas leyes de agrupación de los estímulos.
a) Fondo-Figura
¿Qué percibimos en este dibujo (conocido como «copa de Rubin»)? O bien una figura en
blanco (una copa) sobre un fondo negro, o bien dos caras en negro sobre fondo blanco.
No es posible percibir ambas cosas al tiempo: siempre tiene que haber una figura y un
fondo (sobre el cual se destaca la figura).
La copa de Rubin es un caso de reversibilidad de fondo-figura, pero es un caso poco
frecuente. Lo normal es que se imponga la que suele llamarse buena figura, caracterizada
por su simetría, continuidad, simplicidad, regularidad, proximidad de sus elementos, etc.
(cfr. leyes de agrupación).
En algunos casos la figura puede ser ambigua, admitiendo diversas interpretaciones
(aunque pudiera suceder que una configuración se imponga de tal manera que sea difícil
verla de otro modo):
¿Una joven o una
anciana?
¿Cuántos cubos hay?
Cubo de Necker.
Si se fija la vista
largamente, la figura
puede cambiar de
orientación.
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Copa de Rubin.
4. Ilusiones ópticas comunes
Para las ilusiones de abajo puedes utilizar una regla para comprobar lo que realmente sucede y
recordar que el cerebro pretende reconocer lo que estas viendo.
¿Son las dos líneas de la misma longitud?
¿ Es la parte de arriba o la de abajo la que está más próxima a tí?
¿Tiene la caja realmente los bordes curvados?
¿Cuál de los círculos interiores tiene el mismo tamaño?. Midelos y comprueba por tí mismo?
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5. ¿Es una espiral o círculos
concéntricos? Con tu dedo índice
sigue la figura que parece espiral.
¿A qué conclusión llegas?
Observa la figura central ¿cuántas figuras ves?
Fijate en el centro de la figura ¿ves un labio o una
escalinata?. ¿qué figura es?
Observa detenidamente la figura al centro podrás
ver una nariz aguileña o el perfil de una persona.
¿qué ves?
¿Puedes ver los puntos grises en los que las
líneas negras se cortan?
¿Puedes ver los puntos grises donde las líneas
blancas se cortan?
¿Cuál de las dos líneas entre las marcas es más
larga?
¿Existe realmente un triángulo dibujado en la
figura?.
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6. En general, la distinción entre fondo y figura puede establecerse de la siguiente manera:
Figura
- Tiene forma y contornos acusados
- Tiene carácter de cosa dura,
sólida, compacta, densa y firme.
- Aparece como cerrada en sí
misma.
- Se presenta como muy
estructurada y tendiendo a la
buena figura.
- Parece que se adelanta hacia el
sujeto.
- Posee color de superficie.
- El área figural es más brillante.
- El área es más pequeña.
- Es más acusada y llamativa.
- Está influida, en sus
características por el campo que
la envuelve.
F o n d o
- Carece de ellos.
- Posee un carácter más vago y
difuminado.
- Aparece como envolvente.
- Parece más uniforme, primitivo, carente de
estructura.
- Tiene un carácter más bien cóncavo;
aparece como detrás de la figura.
- Los colores son más transparentes.
- Es más apagado y mate.
- El área del fondo es mayor.
- Pasa como más inadvertido.
- Es marco condicionante de las
características de la figura.
ESQUEMAS PERCEPTIVOS
Volvamos a la, metáfora del ordenador. Todo el mundo sabe que si el ordenador no posee un
«programa» (por ejemplo, de procesamiento de textos), no sabe hacer nada con la información
que se le introduce mediante el teclado. Algo así sucede con la mente: necesitamos esquemas
cognitivos para poder interpretar la información que envía el mundo. Mediante estos esquemas
nosotros «construimos» el mundo de nuestra percepción. Por eso, las teorías cognitivas que han
desarrollado esta cuestión reciben el nombre de constructivismo.
El concepto de esquema fue desarrollado independientemente por PIAGET (1926) 95 y BARTLETT
(1932), y retomado a partir de 1975 por los investigadores en Inteligencia Artificial. Estos últimos
observaron que no bastaba con dotar a los programas de destrezas sintácticas y de un léxico:
necesitaban algún tipo de «conocimiento del mundo», de tal modo que el programa podía
«comprender» sólo mediante un producto construido a partir de la información recibida y el
conocimiento previo.
En general se puede decir que un esquema es un conjunto organizado de conocimientos en el
que se integran las nuevas experiencias y conocimientos, de tal modo que adquieran
significación. Un esquema suele incluir unidades más pequeñas (ejemplo el esquema «estudiar»
incluye objetos, como libros, papel; acciones, como leer, subrayar, resumir. ). Los esquemas se
obtienen por la experiencia y se actualizan en el momento adecuado (por ejemplo, cuando uno
piensa «¡Voy a estudiar! », adaptándose y modificándose según las circunstancias, y pudiendo
conectarse con otros esquemas (por ejemplo, para estudiar en grupo se combinan los esquemas
de «estudiar» y «colaborar con un grupo»). Porque hay diversidad de es quemas: sociales (como
«asistir a una fiesta»), de autoconcepto (o «esquema personal»), etc. Si se carece del esquema
adecuado, uno no sabe qué hacer (está «como un pulpo en un garaje»), no entiende nada
(«iEsto me rompe los esquemas!
») o emplea un esquema equivocado («no saber estar» y «mete la
pata»).
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7. Veamos cómo funcionan los esquemas en la percepción visual. Si se nos invita a visitar una
casa, se activan los esquemas visuales -llamados marcos (inglés frames ) «habitación», «cuarto
de baño», "dormitorio»"..., que generan expectativas (sabemos qu é vamos a ver al abrir la puerta
del baño) y facilitan la información necesaria para interpretar lo que vemos y suplir lo que no
vemos (sabemos lo que hay detrás de una cortina de plástico). No necesitamos que se nos
explique nada (caso contrario si visitamos una central nuclear o un templo egipcio). Buñuel jugó
ingeniosamente en El discreto encanto de la burguesía alterando los marcos y los guiones (se
come privadamente en una especie de WC, y lo que se haría en éste se realiza sentados en
torno una mesa).
Neisser indica que los esquemas se encargan de dirigir la exploración perceptiva del medio
en el que se encuentra la información potencial, la cual, a su vez, puede determinar una
modificación del esquema. Tal sería el caso de quien fuera invitado a la casa del filme de
Buñuel. Es decir, que el proceso perceptivo tiene una carácter circular.
Es evidente que los esquemas se aprenden, y que se mejoran con la experiencia .Además,
cada esquema lleva su «etiqueta», es decir, puede y suele ser representado con una palabra,
o un conjunto de palabras. Si cuando nos enseñan la casa, antes de abrir una puerta nos dicen:
«La cocina», se activa el esquema «cocina», que nos adelanta lo que esperamos ver. Esto es muy
importante: percibir supone otorgar significado a un objeto, y ello se realiza justamente
cuando un objeto es reconocido mediante un esquema y designado con una palabra. La
palabra es parte esencial de la percepción, lo cual muestra hasta qué punto la
percepción es un acto humano que contiene mucho más que las sensaciones.
Esto se realiza muy claramente en el reconocimiento de un objeto. Un caso muy sencillo es el
reconocimiento de letras, ¿Cómo aprende un niño a leer? Debe primero aprender a reconocer las
letras del alfabeto, Hasta que no lo ha hecho, se puede decir que su percepción de las letras es
muy imperfecta, ya que no es capaz de diferenciarlas. Del mismo modo que percibe mejor el azul
un pintor que un profano, ya que es capaz de diferenciar el tono y de darle su nombre.
El niño aprende la "a", por ejemplo, y la experiencia le enseña, a reconocerla en una «a» y una
"A". ¿Cómo lo hace? Debe suponerse que adquiere el "esquema de la a", que actuará como
patrón de reconocimiento. Este problema se ha planteado en el momento de hacer programas de
reconocimiento de letras para un ordenador. ¿Cómo hace un ordenador para reconocer diversos
tipos de «a», mayores o menores, inclinadas o verticales, gruesas o finas ... ? Se podría intentar
dotarle de un patrón para cada caso, pero harían falta casi infinitos patrones. Es más sencillo que
el ordenador realice un procesamiento previo: «Antes de intentar reconocer la forma, se hace
girar la letra de forma que su eje central esté orientado verticalmente, Después se regula su
tamaño hasta conseguir la altura y el ancho predeterminados. Finalmente, este signo ya
elaborado se compara con un conjunto típico de modelos o patrones», (P. H. LINDSAY Y D. A.
NORMAN, Introducción a la psicología cognitiva Madrid, Tecnos, 1986, p. 30.)
Sin embargo, parece poco probable que este procedimiento a base de patrones de comparación
-se trata de un procedimiento guiado por los datos- explique el modo como percibe el hombre,
que es capaz de reconocer también nuevas versiones de formas para las que no tiene patrón
alguno. Lindsay y Norman indican que existe otro procedimiento: el guiado por conceptos, en el
cual se «comienza por la conceptualización de lo que puede estar presente y luego se buscan
indicios confirmatorios» (ibíd, , p. 32), Aunque, en la práctica, ambos procedimientos suelen
combinarse.
SÓLO EL HOMBRE TIENE «MUNDO»
Ernst Cassirer escribía en 1944:
«Las experiencias (y, por tanto, las realidades) de los organismos diferentes son
inconmensurables entre sí. En el mundo de una mosca, dice Uexkull, encontramos sólo "cosas
de mosca"; en el mundo de un erizo de mar encontramos sólo "cosas de un erizo de mar" [ ... ].
Cada organismo, hasta el más ínfimo, no sólo se halla adaptado en un sentido vago, sino que
está enteramente coordinado con su ambiente. A tenor de su estructura anatómica, posee un
determinado sistema "receptor" y un determinado sistema "efector". El organismo no podría
sobrevivir sin la cooperación" y equilibrio de estos dos sistemas. El receptor, por el cual una
especie biológica recibe los estímulos externos, y el efector, por el cual reacciona ante los
7
8. mismos, se hallan siempre estrecharnente entrelazados. Son eslabones de una misrna cadena,
que es descrita por Uexkull corno "círculo funcional", (E. CASSIRER, Antropología filosófica.
México, FCE, 1971, pp. 45-46.)
Los animales poseen una percepción muy especializada, totalmente adaptada a las
necesidades de su existencia y al medio en que debe desarrollarse su vida. Uexkull
pensaba que bastaba estudiar la anatomía de un animal para poder reconstruir el tipo de
experiencias y percepciones que le correspondían. He aquí uno de los más conocidos
ejemplos de Uexkull (narrado, esta vez, por el antropólogo A Gehlen):
«La garrapata espera en las ramas de cualquier arbusto para caer sobre
cualquier animal de sangre caliente Careciendo de ojos, posee en la piel un
sentido general lurnínico, al parecer, para orientarse en el camino hacia arriba
cuando trepa hacia su punto de espera. La proximidad de la presa se la indica
a ese animal ciego y mudo el sentido del olfato, que está deterrninado sólo al
único olor que exhalan todos los mamíferos: el ácido butírico. Ante esa señal se
deja caer, y cuando cae sobre algo caliente y ha alcanzado su presa, prosigue
por su sentido del tacto y de la temperatura hasta encontrar el lugar rnás
caliente, es decir, el que no tiene pelos, donde perfora el tejido de la piel y
chupa la sangre.
Así pues, el mundo de la garrapata consta solamente de percepciones de luz y
de calor y de una sola cualidad odorífera. Está probado que no tiene sentido
del gusto. Una vez que ha llegado a su fin su primera y única comida, se deja
caer al suelo, pone sus huevos y muere.
Naturalmente, sus posibilidades son escasas. Para asegurar la conservación de
la especie, un gran número de esos animales espera sobre los arbustos, y
además cada uno de ellos puede esperar largo tiempo sin alimento. En el
Instituto Zoológico de Rostock se han conservado con vida garrapatas que
estuvieron dieciocho años sin comer ... » (A. GEHLEN, El hombre. Su naturaleza y
su lugar en el mundo. Salamanca, Sígueme, 1980, pp. 84-85.)
Por esta razón, los animales, más que «mundo», poseen «medio vital» o «medio ambiente»,
al que están perfectamente adaptados, pero en el que viven también cerrados
. Sólo el hombre está abierto al mundo. Aunque no salgamos de nuestra ciudad o nuestro
pueblo, «sabemos» que ese lugar nuestro no es sino una parte del ancho mundo. Por medio
de telescopios, microscopios y otros instrumentos ampliamos nuestra capacidad perceptiva
hasta lo infinitamente grande o lo infinitamente pequeño. Satélites artificiales surcan el
espacio y nos envían información. Investigamos en el pasado y hacemos prospectivas
hacia el futuro. «Para la ardilla no existe la hormiga que sube por- el mismo árbol -dice
Gehlen-. Para el hombre no sólo existen ambas, sino también las lejanas montañas y las
estrellas, cosa que desde el punto de vista biológico es totalmente superfluo.»
EL CUERPO HUMANO Y EL MUNDO PERCEPTIVO
Con todas estas reflexiones nos hemos alejado un poco del terreno propio de la psicología
científica para adentrarnos en problemas más bien filosóficos. Entremos un poco más
todavía.
Mi cuerpo se convierte para mí en cierto sentido, en el centro del mundo. La percepción no
crea el mundo naturalmente. El mundo está ahí sin necesitarme para existir. Pero este
mundo que percibo lo percibe mi cuerpo; y al percibirlo se llena de sonidos, colores, olores
y, sobre todo, significaciones de que carece el mundo físico. Veamos lo que dice un filósofo
francés que ha estudiado el tema de la percepción muy a fondo:
«En el momento en que percibo una cosa, experimento que ya estaba allí antes de mí, más allá
de mi campo de visión. Un horizonte infinito de cosas disponibles rodea el reducido número de
8
9. las que yo puedo de hecho percibir. El silbido de la locomotora en la noche, la sala de teatro
vacía en que penetro, hacen parecer, como en un relámpago, cosas dispuestas para la
percepción, espectáculos de nadie, tinieblas plagadas de seres ... [Pero al mismo tiempo] caigo
en la cuenta de que cada cosa, después de todo, tiene necesidad de mí para existir. Cuando,
descubro un paisaje oculto hasta entonces detrás de una colina, es solamente entonces cuando
llega a ser plenamente paisaje, y no es posible concebir lo que sería una cosa sin la inminencia
o la posibilidad de mi mirada sobre ella. Este mundo que tenía todo el aire de existir sin mí, de
envolverme y superarme, soy yo quien le hace existir. Yo soy una conciencia, una presencia
inmediata en el mundo, y nada puede pretender existir sin estar incluido de alguna manera en el
tejido de mi experiencia.» (M. MERLEAU-PONTY, Sens et nonsens. Paris, Nagel, 1948, pp. 50-51.)
LA PERSPECTIVA VISUAL
La percepción humana se basa en el predominio del sentido de la vista. Este predominio se
debe, probablemente, a la evolución de la especie humana a lo largo de los siglos. La vista
tiene una innegable ventaja sobre los demás sentidos: distingue mejor, llega a mayor
distancia, da una información mucho más rica ... No tendríamos un mundo perceptivo tan
inconmensurable si no fuéramos animales fundamentalmente ópticos. Pero con ello se nos
escapan muchas informaciones útiles o perturbadoras:
«Si la nariz de los humanos fuera como la de las ratas, las personas
estarían ligadas para siempre a toda la gama de cambios
emocionales que se produjeran en los demás que estuvieran cerca de
ellos. Podríamos oler la cólera de los otros. La identidad del que visita
una casa y las connotaciones emotivas de todo cuanto en la casa
sucedió estarían públicamente registradas mientras durase el olor. Los
psicóticos nos irían volviendo locos a todos, y los ansiosos aún nos
pondrían más ansiosos. Por lo menos podría decirse que la vida sería
mucho más intensa y llena de preocupaciones. Podríamos
controlarmos menos de un modo consciente, porque los centros
olfativos del cerebro son más antiguos y primitivos que los visuales. La
transición de la confianza en la nariz a la confianza en la vista,
redefinió completamente la situación del hombre.» (E. T. HALL, La
dimensión oculta. Enfoque antropológico del uso del espacio. Madrid,
Siglo XXI, 1979, p. 55.)
Ahora bien, el hecho de que contemplemos el mundo desde nuestro cuerpo -más aún,
desde un supuesto punto situado entre nuestros dos ojos- determina que toda percepción
del mundo sea perspectivista: nunca contemplamos «desde todas partes», sino únicamente
desde el lugar en el que estamos situados. Por ello, en cada momento sólo percibimos un
lado de las cosas. Claro está, podemos movernos y cambiar de perspectiva, y además
utilizamos inconscientemente nuestras experiencias anteriores.
9
10. las que yo puedo de hecho percibir. El silbido de la locomotora en la noche, la sala de teatro
vacía en que penetro, hacen parecer, como en un relámpago, cosas dispuestas para la
percepción, espectáculos de nadie, tinieblas plagadas de seres ... [Pero al mismo tiempo] caigo
en la cuenta de que cada cosa, después de todo, tiene necesidad de mí para existir. Cuando,
descubro un paisaje oculto hasta entonces detrás de una colina, es solamente entonces cuando
llega a ser plenamente paisaje, y no es posible concebir lo que sería una cosa sin la inminencia
o la posibilidad de mi mirada sobre ella. Este mundo que tenía todo el aire de existir sin mí, de
envolverme y superarme, soy yo quien le hace existir. Yo soy una conciencia, una presencia
inmediata en el mundo, y nada puede pretender existir sin estar incluido de alguna manera en el
tejido de mi experiencia.» (M. MERLEAU-PONTY, Sens et nonsens. Paris, Nagel, 1948, pp. 50-51.)
LA PERSPECTIVA VISUAL
La percepción humana se basa en el predominio del sentido de la vista. Este predominio se
debe, probablemente, a la evolución de la especie humana a lo largo de los siglos. La vista
tiene una innegable ventaja sobre los demás sentidos: distingue mejor, llega a mayor
distancia, da una información mucho más rica ... No tendríamos un mundo perceptivo tan
inconmensurable si no fuéramos animales fundamentalmente ópticos. Pero con ello se nos
escapan muchas informaciones útiles o perturbadoras:
«Si la nariz de los humanos fuera como la de las ratas, las personas
estarían ligadas para siempre a toda la gama de cambios
emocionales que se produjeran en los demás que estuvieran cerca de
ellos. Podríamos oler la cólera de los otros. La identidad del que visita
una casa y las connotaciones emotivas de todo cuanto en la casa
sucedió estarían públicamente registradas mientras durase el olor. Los
psicóticos nos irían volviendo locos a todos, y los ansiosos aún nos
pondrían más ansiosos. Por lo menos podría decirse que la vida sería
mucho más intensa y llena de preocupaciones. Podríamos
controlarmos menos de un modo consciente, porque los centros
olfativos del cerebro son más antiguos y primitivos que los visuales. La
transición de la confianza en la nariz a la confianza en la vista,
redefinió completamente la situación del hombre.» (E. T. HALL, La
dimensión oculta. Enfoque antropológico del uso del espacio. Madrid,
Siglo XXI, 1979, p. 55.)
Ahora bien, el hecho de que contemplemos el mundo desde nuestro cuerpo -más aún,
desde un supuesto punto situado entre nuestros dos ojos- determina que toda percepción
del mundo sea perspectivista: nunca contemplamos «desde todas partes», sino únicamente
desde el lugar en el que estamos situados. Por ello, en cada momento sólo percibimos un
lado de las cosas. Claro está, podemos movernos y cambiar de perspectiva, y además
utilizamos inconscientemente nuestras experiencias anteriores.
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