El documento habla sobre la tradición apostólica, las sagradas escrituras y el magisterio de la Iglesia. Explica que los apóstoles establecieron obispos para continuar su misión y transmitir fielmente su enseñanza. A través de los siglos, la Iglesia ha mantenido la sucesión apostólica a través de la línea episcopal que se remonta a los apóstoles.
24. «Primogénito»
En efecto, a los que Dios conoció de antemano,
los predestinó a reproducir la imagen de su Hijo,
para que él fuera el Primogénito entre muchos
hermanos.
Rom. 8, 29
Él es la Imagen del Dios invisible, el Primogénito
de toda la creación.
Col. 1, 15
El Señor habló a Moisés en estos términos:
Conságrame a todos los primogénitos. Porque las
primicias del seno materno entre los israelitas, sean
hombres o animales, me pertenecen. Éx. 13,
1-2
25. Tomó a su esposa Sarai, a su sobrino Lot, con todos los bienes
que habían adquirido y todas las personas que habían reunido en
Jarán, y se encaminaron hacia la tierra de Canaán.
«Hermanos»
Gn. 12, 5
Por eso, se produjo un altercado entre los pastores de Abrám
y los de Lot. En ese tiempo, los cananeos y los perizitas
ocupaban el país. Abrám dijo a Lot: "No quiero que haya
altercados entre nosotros dos, ni tampoco entre tus pastores
y los míos, porque somos hermanos..
Gn. 13, 7-8
¿No es acaso el carpintero, el hijo de María, hermano de
Santiago, de José, de Judas y de Simón? ¿Y sus
hermanas no viven aquí entre nosotros? Mc. 6,
3
Entonces la madre de los hijos de Zebedeo se acercó
a Jesús, junto con sus hijos, y se postró ante él para
pedirle algo.
Mt. 20, 20
Al ver a la madre y cerca de ella al discípulo a quien él
amaba, Jesús le dijo: «Mujer, aquí tienes a tu hijo». Luego
dijo al discípulo: «Aquí tienes a tu madre». Y desde
aquella hora, el discípulo la recibió en su casa.
Jn. 19, 26-27
26. María conservó su virginidad hasta el fin, para que el
cuerpo que estaba destinado a servir a la Palabra no
conociera una relación sexual con un hombre, desde el
momento que sobre ella había bajado el Espíritu Santo
y la fuerza del Altísimo como sombra. Creo que está
bien fundado decir que Jesús se ha hecho para los
hombres la primicia de la pureza que consiste en la
castidad y María a su vez para las mujeres. No sería
bueno atribuir a otra la primicia de la virginidad.
¿Cómo hubiera sido posible
que aquella que fue morada
del Espíritu, que estuvo cu-bierta
con la sombra del po-der
de Dios, se convirtiera en
una mujer de un mortal y
diese a luz en el dolor, según
la primera maldición? Una
mujer que da a luz con dolo-res
no podría ser llamada
bienaventurada. El Señor que
entró con las puertas cerra-das,
salió así del seno virgi-nal,
porque esta virgen dio a
luz realmente pero sin dolor.
27. La unión de la Madre con el Hijo en la obra de la salvación
se manifiesta desde el momento de la concepción virginal
de Cristo hasta su muerte; en primer término, cuando María
se dirige a toda prisa a visitar a Isabel, es saludada por ella
a causa de su fe en a salvación prometida, y el precursor
saltó de gozo (cf. Lc. 1,41-45) en el seno de su Madre; y en
la Natividad, cuando la Madre de Dios, llena de alegría,
muestra a los pastores y a los Magos a su Hijo primogénito,
que lejos de disminuir consagró su integridad virginal.
LG, 57.
28.
29. Cuando vieron la estrella se llenaron de alegría, y al
entrar en la casa, encontraron al niño con María, su
madre, y postrándose, le rindieron homenaje. Luego,
abriendo sus cofres, le ofrecieron dones: oro, incienso
y mirra. Mt. 2, 10-
11
30. Me extraña en gran manera, que
haya alguien que tenga duda de
si la Santísima Virgen ha de ser
llamada Madre de Dios. Si
nuestro Señor Jesucristo es Dios,
¿Por qué razón la Santísima
Virgen, que lo dio a luz, no ha de
ser llamada Madre de Dios? Esta
es la fe que nos transmitieron los
discípulos del Señor. Así nos lo
han enseñado los Santos Padres.
Pero el Ángel le dijo: «No temas, María, porque Dios te ha favorecido. Concebirás
y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; él será grande y será
llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre,
reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin». María dijo
al Ángel: «¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relaciones con ningún
hombre?». El Ángel le respondió: «El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el
poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y será
llamado Hijo de Dios. Lc. 1, 30-35
Cuando Jesús terminó de hablar, una mujer levantó la voz
en medio de la multitud y le dijo: «¡Feliz el seno que te
llevó y los pechos que te amamantaron!». Jesús le
respondió: «Felices más bien los que escuchan la Palabra
de Dios y la practican». Lc. 11, 27-28
31.
32.
33.
34.
35.
36.
37.
38.
39.
40.
41.
42.
43.
44.
45.
46.
47.
48.
49.
50. L O S O B I S P O S
encima que observa
En efecto, no sólo tuvieron diversos colaboradores en el ministerio, sino que a fin
de que la misión a ellos confiada se continuase después de su muerte, los
Apóstoles, a modo de testamento, confiaron a sus cooperadores inmediatos el
encargo de acabar y consolidar la obra por ellos comenzada, encomendándoles
que atendieran a toda la grey en medio de la cual el Espíritu Santo, los había
puesto para apacentar la Iglesia de Dios (cf. Hch. 20,28). Establecieron, pues, tales
colaboradores y les dieron la orden de que, a su vez, otros hombres probados, al
morir ellos, se hiciesen cargo del ministerio.
LG 20
51.
52.
53. «Los apóstoles fueron constituidos por el
Señor Jesucristo los predicadores del
Evangelio para nosotros... Y así, a medida
que iban predicando por lugares y
ciudades, iban estableciendo –después de
probarlos en el espíritu– a las primicias de
ellos, como obispos y diáconos de los que
habían de creer. Y también nuestros
apóstoles conocieron por nuestro Señor
Jesucristo que habría de haber emulación
por el episcopado. Por esta razón, con
pleno conocimiento de lo que había de
suceder, establecieron a los susodichos y
dieron para lo sucesivo la norma de que
cuando ellos murieran, otros hombres
probados les sucedieran en el ministerio.
Así pues, los hombres establecidos por
ellos, o después por otros varones
eximios, en comunidad de sentimientos
con toda la Iglesia; hombres que han
servido irreprochablemente al rebaño de
Cristo con espíritu de humildad, pacífica y
desinteresadamente; que durante mucho
tiempo han gozado de la aprobación de
todos; estos hombres creemos que en
justicia no pueden ser apartados de su
ministerio».
54. «Es necesario, por lo tanto y eso es lo que ya
hacen que no hagan nada sin el obispo, y que
sean sumisos también al presbiterio, como si fuera
a los apóstoles de Jesús, nuestra esperanza, en el
cual seremos encontrados, supuesto que vivamos
con Él... Del mismo modo, que todos respeten a los
diáconos como respetarían a Jesucristo, del mismo
modo como respetan al obispo como una imagen
del Padre, y a los presbíteros como al consejo de
Dios y al colegio de los Apóstoles. Sin éstos, no
puede llamarse “iglesia”. Estoy seguro que
entenderán estas cosas, ya que he recibido el buen
ejemplo de su amor, y lo tengo conmigo en la
persona de su obispo...».
55. «Testimonio de Egesipo (ca. 180 dC.): Egesipo,
sin duda, en los cinco libros de Memorias que
nos han llegado, ha dejado clara cuál fue su
opinión. En estos libros él muestra que viajó
hasta Roma, y se encontró con muchos obispos,
y que de todos ellos escuchó siempre la misma
y única doctrina. Es interesante ver lo que dice,
luego de hacer algunos comentarios sobre la
carta de Clemente a los Corintios; dice: Y la
iglesia en Corinto ha continuado en la sana
doctrina hasta el tiempo de Primus, que es el
obispo de Corinto, y con el cual he conversado
prolongadamente en mi camino a Roma, cuando
pasé unos días con los de Corinto; durante esas
conversaciones nos animábamos mutuamente
en la doctrina verdadera. Cuando llegué a Roma
hice una lista de la sucesión (de obispos de
Roma) hasta Aniceto, cuyo diácono fue
Eleuterio. Y después de Aniceto le sucedió
Soler, y luego de él Eleuterio. En cada sucesión
y en cada ciudad hay una continuación en lo que
se proclama en la Ley, los Profetas y el Señor».
56. «Si aparece cualquier herejía que pretenda tener sus
orígenes en el tiempo apostólico, de modo que parezca
una doctrina entregada por los mismos apóstoles
porque son dicen ellos de aquel tiempo, podemos
decirles: que nos muestren los orígenes de sus iglesias,
que nos muestren el orden de sus obispos en sucesión
desde los comienzos, de tal modo que su primer obispo
tenga como su autor y predecesor a uno de los
apóstoles o de los hombres apostólicos que trabajaron
codo a codo con los apóstoles. Porque es así que las
iglesias apostólicas transmiten sus listas: como la iglesia
de Esmirna, que sabe que Policarpo fue puesto allí por
Juan; como la iglesia de Roma, donde Clemente fue
ordenado por Pedro. Es así que todas las demás
iglesias muestran quiénes han tenido ellas como brotes
de las raíces apostólicas, habiendo recibido el cargo
episcopal de manos de los apóstoles. Tal vez los herejes
quieran inventar listas ficticias: después de todo, si han
sido capaces de blasfemar, ¿qué les parecerá ya
pecaminoso?... Por lo tanto, que le hagan esta prueba,
incluso las iglesias que son de origen posterior en el
tiempo -surgen nuevas iglesias todos los días- y que no
tienen como fundador inmediato un apóstol o un varón
apostólico, ya que los que tienen la misma doctrina que
las iglesias de origen apostólico son consideradas
también ellas apostólicas, por el estrecho parentesco de
sus doctrinas».
57. «La Iglesia es una sola, y así como ella es una,
no se puede estar a la vez dentro y fuera de la
Iglesia. Porque si la Iglesia está con doctrina
del (hereje) Novaciano, entonces está en contra
del (Papa) Cornelio. Pero si la Iglesia está con
Cornelio, el cual sucedió en su oficio al obispo
(de Roma) Fabián mediante una ordenación
legítima, y al cual el Señor, además del honor
del sacerdocio concedió el honor del martirio,
entonces Novaciano está fuera de la Iglesia; ni
siquiera puede ser considerado como obispo,
ya que no sucedió a ninguno, y despreciando la
Tradición evangélica y apostólica, surgió por su
propia cuenta. Porque ya sabemos que quien
no fue ordenado en la Iglesia no pertenece a
ella de ningún modo».
58. «Lejos de mí el hablar contra uno sólo de estos
clérigos que, perteneciendo a la sucesión que
viene desde los apóstoles, confeccionan por sus
santas palabras el Cuerpo de Cristo, y por cuyos
esfuerzos hemos llegado a ser cristianos».
San Jerónimo, año 396
«Hay muchas otras cosas que pueden
hacer que con toda propiedad permanezca
yo en su seno (dentro de la Iglesia)... Y la
sucesión de los sacerdotes, desde la misma
sede de Pedro, a quien el Señor, después
de su resurrección, encomendó la tarea de
alimentar a sus ovejas (Jn 21,15-17) hasta
el presente orden episcopal, esto también
me mantiene en su seno. Finalmente, el
mismo nombre de "Católica" que, no sin
razón, se aplica única y exclusivamente a
esta Iglesia, siendo que hay tantos y tantos
herejes...».
San Agustín de Hipona, año 397
59. «La Iglesia es apostólica porque está fundada sobre los
apóstoles, y esto en un triple sentido:
– Fue y permanece edificada sobre “el fundamento de los
apóstoles” (Ef 2, 20; Hch 21, 14), testigos escogidos y
enviados en misión por el mismo Cristo (cf Mt 28, 16-20;
Hch 1, 8; 1 Co 9, 1; 15, 7-8; Ga 1, 1; etc.).
– Guarda y transmite, con la ayuda del espíritu Santo que
habita en ella, la enseñanza (cf Hch 2, 42), el buen
depósito, las sanas palabras oídas a los apóstoles (cf 2 Tm
1, 13-14).
– Sigue siendo enseñada, santificada y dirigida por los
apóstoles hasta la vuelta de Cristo gracias a aquellos que
les suceden en su ministerio pastoral: el colegio de los
obispos, “a los que asisten los presbíteros juntamente con
el sucesor de Pedro y Sumo Pastor de la Iglesia” (AG 5):
“Porque no abandonas nunca a tu rebaño, sino que, por
medio de los santos pastores, lo proteges y conservas, y
quieres que tenga siempre por guía la palabra de aquellos
mismos pastores a quienes tu Hijo dio la misión de anunciar
el Evangelio (MR, Prefacio de los apóstoles)”».
CIC, 857
60.
61.
62.
63.
64. «¡Qué sorprendente misterio! Hay un solo Padre
del universo, un solo Logos del universo y
también un solo Espíritu Santo, idéntico en todas
partes; hay también una sola virgen hecha
madre, y me gusta llamarla Iglesia».
65. «La Iglesia, cuyo misterio expone este sagrado Concilio,
creemos que es indefectiblemente santa, ya que Cristo, el
Hijo de Dios, a quien con el Padre y el Espíritu llamamos "el
solo Santo", amó a la Iglesia como a su esposa,
entregándose a sí mismo por ella para santificarla (cf. Ef.,
5,25-26), la unió a sí mismo como su propio cuerpo y la
enriqueció con el don del Espíritu Santo para gloria de Dios.
Por eso, todos en la Iglesia, ya pertenezcan a la jerarquía,
ya pertenezcan a la grey, son llamados a la santidad, según
aquello del Apóstol "Porque ésta es la voluntad de Dios,
vuestra santificación" (1 Tes. 4,3; Ef., 1,4)».
«Mientras que la Iglesia en la Beatísima Virgen ya llegó a la
perfección, por la que se presenta sin mancha ni arruga (cf.
Ef., 5,27), los fieles, en cambio, aún se esfuerzan en crecer
en la santidad venciendo el pecado; y por eso levantan sus
ojos hacia María, que brilla ante toda la comunidad de los
elegidos, como modelo de virtudes».
LG 65.
LG 39.
66. «Todos los hombres están invitados al Pueblo de Dios. Por
eso este pueblo, uno y único, ha de extenderse por todo el
mundo a través de todos los siglos, para que así se cumpla
el designio de Dios, que en el principio creó una única
naturaleza humana y decidió reunir a sus hijos dispersos...
Este «Por carácter doquier de aparezca universalidad, el obispo, que ahí distingue esté el al pueblo; pueblo de
lo
Dios, mismo es que un don donde del quiera mismo que Señor. Jesucristo Gracias está a este también carácter, está
la
Iglesia la Iglesia Católica Católicatiende ».
siempre y eficazmente a reunir a la
humanidad entera con todos sus valores bajo Ad Cristo smyrn. como
8, 2.
Cabeza, en la unidad de su Espíritu (LG 13)».
CIC 831.
67.
68. Yo no estaba seguro, pero sabía que la respuesta no
era jugar a “seguir al líder” y basar las creencias sólo
en sentimientos, como parecían hacer ellos. De modo
que les dije:
bautizaos en el nombre de Jesucristo, para remisión
En la residencia, algunos de mis amigos empezaron a
de vuestros pecados, y recibiréis el don del Espíritu
hablar de ser “rebautizados”. Todos estábamos
Santo. Porque para vosotros es esta promesa y para
creciendo juntos en la fe y asistíamos a la
vuestros hijos…” (Hch 2,38-39).
congregación local. El ministro –un orador fantástico–
estaba En otras enseñando palabras, Dios que quería aquellos que que los fuimos
niños
estuvieran bautizados en de alianza niños nunca con Él fuimos y puesto verdaderamente
que en el
bautizados, Nuevo Testamento y mis amigos sólo figura parecían el bautismo seguirle como en signo
todo
para cuanto entrar decía. en la Al Nueva día siguiente Alianza, ¿nos por reunimos qué no debían
para
acordar ser bautizados la fecha los en niños que de nos los creyentes? “sumergiríamos No era,
de
pues, verdad”. de Pero extrañar antes yo les –como di mi opinión:
descubrí en mi
investigación– que la Iglesia practicase el bautismo
Por aquel entonces, ya había leído la Biblia tres o
cuatro veces y estaba convencido de que la clave
para comprenderla era el concepto de Alianza. Está
en cada página y Dios establece una en cada época.
Estudiar la Alianza me dejó clara una cuestión:
–durante No sé lo dos que mil harán años, ustedes, desde el pero tiempo yo voy de a Abraham
estudiar
hasta la Biblia la venida detenidamente de Cristo, Dios antes había de mostrado lanzarme a su
a
pueblo bautizarme que de quería nuevo.
que los niños estuvieran en alianza
con Él. El modo era sencillo: bastaba darles el signo
de A la alianza.
semana siguiente, ellos se “rebautizaron”.
Mientras tanto, yo fui a ver a uno de mis profesores
En el Antiguo Testamento el signo de entrada a la
de los Biblia niños y le desde expliqué que lo fue que instituida.
estaba sucediendo, pero
alianza con Dios era la circuncisión. En el Nuevo
no –¿No quiso creen darme que su deberíamos opinión. En cambio, estudiar me la instó Biblia
a
Testamento, Cristo había sustituido ese signo por el
nosotros que estudiara mismos el tema para más asegurarnos a fondo:
de que él está en
Bautismo. Pero en ningún sitio leí que Cristo dijera
lo cierto?
que los niños debían ser excluidos de la alianza; de
hecho, le encontré diciendo prácticamente lo
contrario: “Dejad que los niños se acerquen a mí y no
se lo impidáis, porque de [los que son como] ellos es
el reino de los cielos” (Mt 19,14).
También hallé a los Apóstoles imitándole. Por
ejemplo, en Pentecostés, cuando Pedro acabó su
primer sermón, llamó a todos a aceptar a Cristo,
entrando en la Nueva Alianza: “Arrepentíos y
Mostré a mis amigos los resultados de mi
investigación bíblica, pero no quisieron escucharme y
mucho menos discutirlo. De hecho, percibí que el solo
hecho de que yo estudiara el tema no les había
gustado nada.
Ese día hice dos descubrimientos: Por un lado,
comprobé que muchos de los llamados “cristianos de
la Biblia” prefieren basar sus creencias en
sentimientos, sin rezar ni leer detenidamente la
Escritura. Por otro lado, descubrí también que la
alianza era verdaderamente la clave para comprender
toda la Biblia.
–Scott, ¿por qué no tratas el tema del bautismo de
los niños en tu trabajo de investigación escrito?
Parecía que no me escuchaban.
–¿Cuál es el problema con lo que dice el ministro,
Scott? Después de todo, ¿te acuerdas de tu
Bautismo? ¿De qué les vale el Bautismo a los bebés
si aún no pueden creer?
Me vi en un aprieto. Para ser honesto, no quería
estudiar el tema tan a fondo, pero supongo que el
Señor sabía que necesitaba un pequeño empujón.
Así que durante los meses siguientes leí todo lo que
pude encontrar al respecto.
69. «El que vive en Cristo es una nueva criatura: lo
antiguo ha desaparecido, un ser nuevo se ha hecho
presente. Y todo esto procede de Dios, que nos
reconcilió con él por intermedio de Cristo y nos confió
el ministerio de la reconciliación. Porque es Dios el
que estaba en Cristo, reconciliando al mundo
consigo, no teniendo en cuenta los pecados de los
hombres, y confiándonos la palabra de la
reconciliación. Nosotros somos, entonces,
embajadores de Cristo, y es Dios el que exhorta a los
hombres por intermedio nuestro. Por eso, les
suplicamos en nombre de Cristo: Déjense reconciliar
con Dios».
2 Cor. 5, 17-20.
«Y yo te digo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra
edificaré mi Iglesia, y el poder de la Muerte no
prevalecerá contra ella. Yo te daré las llaves del
Reino de los Cielos. Todo lo que ates en la tierra,
quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la
tierra, quedará desatado en el cielo».
Mt. 16, 19.
«Les aseguro que todo lo que ustedes aten en la
tierra, quedará atado en el cielo, y lo que desaten en
la tierra, quedará desatado en el cielo».
Mt. 18, 18.
70. «Al atardecer de ese mismo día, el primero de la semana,
estando cerradas las puertas del lugar donde se
encontraban los discípulos, por temor a los judíos, llegó
Jesús «Las y poniéndose palabras atar en y medio desatar de significan: ellos, les dijo: aquel “¡La a
paz
esté quien con ustedes!”. excluyáis Mientras de vuestra decía comunión, esto, les mostró será
sus
manos excluido y su costado. de la comunión Los discípulos con Dios; se aquel llenaron a quien
de alegría
cuando que vieron recibáis al Señor. de nuevo Jesús en les vuestra dijo de comunión,
nuevo: “¡La paz
esté Dios con ustedes! lo acogerá Como también el Padre en me la envió suya. a La
mí, yo
también reconciliación los envío a con ustedes”. la Iglesia Al es decirles inseparable esto, sopló de la
sobre
ellos reconciliación y añadió: “Reciban con Diosel ».
Espíritu Santo. Los pecados
serán perdonados a los que ustedes se los perdonen, y
serán retenidos a los que ustedes se los retengan”CIC 1445.
».
Jn. 20, 19-23.
71. «Y volvieron a preguntarle: “¿Qué signos haces para que
veamos y creamos en ti? ¿Qué obra realizas? Nuestros
padres comieron el maná en el desierto, como dice la
Escritura: Les dio de comer el pan bajado del cielo”.
Jesús respondió: “Les aseguro que no es Moisés el que les
dio el pan del cielo; mi Padre les da el verdadero pan del
cielo; porque el pan de Dios es el que desciende del cielo y
da Vida al mundo”.
Ellos le dijeron: “Señor, danos siempre de ese pan”.
Jesús les respondió: “Yo soy el pan de Vida. El que viene a mí
jamás tendrá hambre; el que cree en mí jamás tendrá sed. Pero ya
les he dicho: ustedes me han visto y sin embargo no creen. Todo lo
que me da el Padre viene a mí, y al que venga a mí yo no lo
rechazaré, porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad,
sino la de aquel que me envió. La voluntad del que me ha enviado
es que yo
no pierda nada de lo que él me dio, sino que lo
resucite en el último día. Esta es la voluntad de mi
Padre: que el que ve al Hijo y cree en él, tenga Vida
eterna y que yo lo resucite en el último día”».
Jn. 6, 30-40
72.
73. «Llegada la hora, Jesús se sentó a la mesa con los
Apóstoles y les dijo: “He deseado ardientemente comer esta
Pascua con ustedes antes de mi Pasión, porque les aseguro
que ya no la comeré más hasta que llegue a su pleno
cumplimiento en el Reino de Dios”. Y tomando una copa, dio
gracias y dijo: “Tomen y compártanla entre ustedes. Porque
les aseguro que desde ahora no beberé más del fruto de la
vid hasta que llegue el Reino de Dios”. Luego tomó el pan,
dio gracias, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo:
«Esto es mi Cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan
esto en memoria mía”. Después de la cena hizo lo mismo
con la copa, diciendo: “Esta copa es la Nueva Alianza
sellada con mi Sangre, que se derrama por ustedes […]”».
Lc. 22, 14-20.
«Lo que yo recibí del Señor, y a mi vez les he transmitido, es lo
siguiente: El Señor Jesús, la noche en que fue entregado, tomó el pan,
dio gracias, lo partió y dijo: “Esto es mi Cuerpo, que se entrega por
ustedes. Hagan esto en memoria mía”. De la misma manera, después
de cenar, tomó la copa, diciendo: “Esta copa es la Nueva Alianza que
se sella con mi Sangre. Siempre que la beban, háganlo en memoria
mía”. Y así, siempre que coman este pan y beban esta copa,
proclamarán la muerte del Señor hasta que él vuelva».
1 Cor. 11, 23-26.
74. «[Los que profesan doctrinas ajenas a la gracia de
Jesucristo, 6,2] Se apartan también de la Eucaristía y de
la oración, porque no confiesan que la Eucaristía es la
carne de nuestro Salvador Jesucristo, la misma que
padeció por nuestros pecados, la misma que, por su
bondad, la resucitó el Padre. Así, pues, los que
contradicen al don de Dios, mueren y perecen entre sus
disquisiciones. ¡Cuánto mejor les fuera celebrar la
Eucaristía, a fin de que resucitaran!».
«¿Para qué embrollar a la gente con sutilezas, cuando
puede ser dirigida por una fe sana y segura, la que cree
que bajo las especies del pan se halla el cuerpo de aquel
que es verdadero Dios y verdaderamente hombre?... La fe
quiere saber esto: bajo las especies del pan se halla el
cuerpo de Cristo, y bajo las especies del vino la sangre de
Cristo que vive y reina. Que persevere en esta
simplicidad, despreciando las cuestiones ociosas».
«Quisiera hallar un hombre bastante hábil para probarme
que no hay sino pan y vino en la eucaristía, me haría un
gran servicio. He sudado estudiando esta cuestión, pero
me siento encadenado. El texto del evangelio es claro. Yo
desafío a que me presenten una biblia donde se hallen
estas palabras: Este es el signo de mi cuerpo».
A Pablo Speratus.
Ad smyrn. 7, 1.
Martín Lutero
año 1522
75.
76.
77. «Los once discípulos fueron a Galilea, a la montaña donde
Jesús los había citado. Al verlo, se postraron delante de él;
sin embargo, algunos todavía dudaron. Acercándose, Jesús
les dijo: “Yo he recibido todo poder en el cielo y en la tierra.
Vayan, entonces, y hagan que todos los pueblos sean mis
discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y
del Espíritu Santo, y enseñándoles a cumplir todo lo que yo
les he mandado. Y yo estoy con ustedes hasta el fin del
mundo”».
Mt. 28, 16-20.
«Todo el pueblo se hacía bautizar, y también fue bautizado Jesús. Y
mientras estaba orando, se abrió el cielo y el Espíritu Santo
descendió sobre él en forma corporal, como una paloma. Se oyó
entonces una voz del cielo: “Tú eres mi Hijo muy querido, en quien
tengo puesta toda mi predilección”».
Lc. 3, 21-22.
«La gracia del Señor Jesucristo, el
amor de Dios y la comunión del Espíritu
Santo permanezcan con todos
ustedes».
2 Cor. 13, 13.
78. «Ante todo, guardadme este buen depósito,
por el cual vivo y combato, con el cual quiero
morir, que me hace soportar todos los males y
despreciar todos los placeres: quiero decir la
profesión de fe en el Padre y el Hijo y el
Espíritu Santo. Os la confío hoy. Por ella os
introduciré dentro de poco en el agua y os
sacaré de ella. Os la doy como compañera y
patrona de toda vuestra vida. Os doy una sola
Divinidad y Poder, que existe Una en los Tres,
y contiene los Tres de una manera distinta.
Divinidad sin distinción de substancia o de
naturaleza, sin grado superior que eleve o
grado inferior que abaje...Es la infinita
connaturalidad de tres infinitos. Cada uno,
considerado en sí mismo, es Dios todo
entero...Dios los Tres considerados en
conjunto...No he comenzado a pensar en la
Unidad cuando ya la Trinidad me baña con su
esplendor. No he comenzado a pensar en la
Trinidad cuando ya la unidad me posee de
nuevo...».
Orationes 40, 41.
79. Estaba Agustín caminando por una playa
pensando en cómo entender el Misterio de la
Santísima Trinidad, y entonces se encontró
un niñito jugando en esa playa. El niño corría
del mar a la arena, echando poquitos de
agua en un huequito que había abierto en la
arena. Agustín se distrae de su pensamiento
sobre la Santísima Trinidad y se pone a
hablar con el hermoso niñito. Le pregunta:
“Oye, ¿qué estás tratando de hacer con esos
poquitos de agua del mar?”. Le dice el niño:
“Estoy tratando de meter todo el mar en este
hoyito”. Agustín se ríe y le trata de explicar al
niño que eso no es posible. Y el niño le
responde: “Agustín, esto que trato de hacer
es más posible que tratar de meter el
Misterio de la Santísima Trinidad en tu
cabeza”.
80.
81. «Pocas acusaciones habrá más injustas y que se hayan
hecho más de mala fe, que la que se dirige contra los
católicos, culpándolos de idolatría por su dogma y prácticas
en el culto de los santos. Basta abrir, no diré las obras de los
teólogos, sino el más pequeño de los catecismos, para
convencerse de que semejante acusación es altamente
calumniosa. Jamás, en ningún escrito católico, se ha
confundido el culto de los santos con el de Dios: quien
cayese en tamaño error, sería desde luego condenado por la
Iglesia.
El culto que se tributa a los santos es un
homenaje rendido a sus eminentes virtudes; pero
éstas son reconocidas expresamente como
dones de Dios. Honrando a los santos, honramos
al que los ha santificado. De esta manera,
aunque el objeto inmediato sean los santos, el
último fin de este culto es el mismo Dios. En la
santidad que veneramos en el hombre,
veneramos un reflejo de la santidad infinita».
Cartas a un Escéptico en Materia de Religión.
Jaime Balmes
año 1862
84. «Así que la unión de los peregrinos con los
hermanos que durmieron en la paz de
Cristo, de ninguna manera se interrumpe;
antes bien, según la constante fe de la
Iglesia, se fortalece con la comunicación de
los bienes espirituales. Por lo mismo que los
bienaventurados están más íntimamente
unidos a Cristo, consolidan más
eficazmente a toda la Iglesia en la santidad,
ennoblecen el culto que ella misma ofrece a
Dios en la tierra y contribuyen de múltiples
maneras a su más dilatada edificación (cf. 1
Cor., 12,12-27). Porque ellos llegaron ya a
la patria y gozan "de la presencia del Señor"
(cf. 2 Cor., 5,8); por Él, con Él y en Él no
cesan de interceder por nosotros ante el
Padre, presentando por medio del único
Mediador de Dios y de los hombres, Cristo
Jesús ( 1 Tim., 2,5), los méritos que en la
tierra alcanzaron; sirviendo al Señor en
todas las cosas y completando en su propia
carne, en favor del Cuerpo de Cristo que es
la Iglesia lo que falta a las tribulaciones de
Cristo (cf. Col., 1,24). Su fraterna solicitud
ayuda, pues, mucho a nuestra debilidad».
LG 49.
85.
86. «Porque vino a salvar a todos: y digo a todos,
es decir a cuantos por él renacen para Dios,
sean bebés, niños, adolescentes, jóvenes o
adultos».
San Ireneo de Lyon
Ad. Her., 22,4.
«La Iglesia ha recibido de los Apóstoles la
tradición de bautizar aun a los niños».
Orígenes
In. Ep. Rom., 5
Año 200
«Por lo que se refiere al bautismo de los
niños, hemos de juzgar que la gracia de Dios
no debe negarse a ningún ser humano desde
el momento que nace».
Concilio de Cartago
África
Año 253
87. «Y después de haber recolectado entre sus hombres unas dos
mil dracmas, las envió a Jerusalén para que se ofreciera un
sacrificio por el pecado. Él realizó este hermoso y noble gesto
con el pensamiento puesto en la resurrección, porque si no
hubiera esperado que los caídos en la batalla iban a resucitar,
habría sido inútil y superfluo orar por los difuntos. Además, él
tenía presente la magnífica recompensa que está reservada a
los que mueren piadosamente, y este es un pensamiento
santo y piadoso. Por eso, mandó ofrecer el sacrificio de
expiación por los muertos, para que fueran librados de sus
pecados.».
2 Mac. 12, 43-45.
«El que no está conmigo, está contra
mí; y el que no recoge conmigo,
desparrama. Por eso les digo que todo
pecado o blasfemia se les perdonará a
los hombres, pero la blasfemia contra el
Espíritu no será perdonada. Al que diga
una palabra contra el Hijo del hombre,
se le perdonará; pero al que hable
contra el Espíritu Santo, no se le
perdonará ni en este mundo ni en el
futuro».
Mt. 12, 30-32.
88. «El fundamento ya está puesto y nadie puede poner otro,
porque el fundamento es Jesucristo. Sobre él se puede
edificar con oro, plata, piedras preciosas, madera, pasto o
paja: la obra de cada uno aparecerá tal como es, porque el
día del Juicio, que se revelará por medio del fuego, la pondrá
de manifiesto; y el fuego probará la calidad de la obra de
cada uno. Si la obra construida sobre el fundamento resiste
la prueba, el que la hizo recibirá la recompensa; si la obra es
consumida, se perderá. Sin embargo, su autor se salvará,
como quien se libra del fuego».
1 Cor. 3, 11-15.
89.
90. Denominación: Ortodoxa
Año: 1054
Lugar: Constantinopla
La Iglesia Católica reconoce como válidos tanto la sucesión
apostólica como los sacramentos de los hermanos ortodoxos.
Ambas partes están buscando la reconciliación. Compartimos
unos mil años de historia con ellos.
Ortodoxos
Valdenses
Luteranos
200 400 600 800 1000 1200 1400 1600 1800 2000
100 300 500 700 900 1100 1300 1500 1700 1900
HOY
Nombre: Iglesia Católica
Año: 33 d.C.
Lugar: Jerusalén
El catolicismo no es una denominación, sino la
antítesis de todas ellas. Contrasta con el resto de
las denominaciones cristianas en el hecho de que
no fue fundada por hombres como respuesta a un
cristianismo ya establecido.
Iglesia Católica
33
34
Judaizantes
125
Gnósticos
156
Montanistas
244
Maniqueos
251
Novacianos
312
Donatistas
425
Nestorianos
657
Paulicanos
1150
1160 Cátaros
Albigenses
1054
Denominación: Valdenses
Año: 1177
Fundador: Valdo di Lione
Lugar: Italia
Declarados heréticos por el papa Lucio
III en 1184 y por el cuatro concilio de
Letrán en 1215. Arguyen orígenes
antiguos, pero son falsos.
1177
Denominación: Luteranos
Año: 1517
Fundadores: Martin Luther y
Philipp Melanchthon
Lugar: Alemania
El 31 de octubre de 1517, Lutero clavó sus 95 tesis
en las puertas de la capilla del Castillo de
Wittenberg, pero hoy se duda de la historicidad de
este acto. Consideraba que el papa era el anticristo
y que el fin del mundo estaba cerca, Fue
excomulgado por el papa León X en 1521.
1517