El documento resume las características fundamentales de un cristiano. Un cristiano es un discípulo de Jesús que lo sigue, aprende de él y lo obedece. También es un templo del Espíritu Santo que vive de acuerdo a los frutos del Espíritu como el amor, la paz y la bondad. Además, un cristiano es una nueva creación de Dios que ha sido renovado por completo y vive en una relación nueva con Dios, los demás y el mundo. Finalmente, un cristiano es un hijo
1. ¿QUÉ ES UN
CRISTIANO?
“Miren que amor tan singular nos ha tenido el Padre:
que no solo nos llamamos hijos de Dios, sino que lo
somos”.
1 de Juan 3, 1
Preparado por
Humberto E. Corrales M.
Enero 2014
2. ¿Qué es lo que nos distingue
de cualquier otra persona?
• Hay varios aspectos que tenemos que considerar y
examinar y que surgen de nuestra condición de
cristianos.
• Hay ciertas decisiones que no podemos evitar tomar.
• Y ciertas responsabilidades que no podemos evadir.
• Nuestra vida cristiana en general va a depender de la
manera como la concebimos.
• Por eso es necesario que conozcamos algunas
características que son propias del cristiano.
3. Lo que significa seguir a
Cristo hoy
“Se trata de un cambio interior de la existencia. Exige
que ya no me cierre en mi yo, considerando mi
autorrealización como la razón principal de mi vida...
Se trata de la decisión fundamental de dejar de
considerar la utilidad, la ganancia, la carrera y el
éxito como el objetivo último de mi vida, para
reconocer sin embargo como criterios auténticos la
verdad y el amor. Se trata de optar entre vivir sólo
para mí o entregarme a lo más grande. Hay que
tener en cuenta que verdad y amor no son valores
abstractos; en Jesucristo se han convertido en una
Persona. Al seguirle a Él, me pongo al servicio de la
verdad y del amor. Al perderme, vuelvo a
encontrarme”. -Benedicto XVI a los jóvenes el Domingo de Ramos, 2007.
6. ¿Y qué se necesita
para ser discípulo
de Jesús?
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7. Jesús mismo nos lo dice…
(Del Evangelio según San Lucas)
En aquel tiempo, caminaba con Jesús un gran
gentío. Se volvió hacia ellos y les dijo:
• “Si alguno quiere seguirme y no me prefiere a su
padre y a su madre, a su esposa y a sus hijos, a
sus hermanos y a sus hermanas, más aún, a sí
mismo, no puede ser mi discípulo.
• Y el que no cargue su cruz y me sigue, no puede
ser mi discípulo”.
• Así pues, cualquiera de ustedes que no renuncie
a todos sus bienes, no puede ser mi discípulo”.
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9. QUE DEBEMOS PREFERIRLO POR
SOBRE CUALQUIER RELACIÓN
HUMANA.
Si el Señor no es más importante que
cualquiera de nuestras relaciones humanas de
familia, de amistad, de trabajo, etc., no
podemos ser sus discípulos
10. QUE DEBEMOS PREFERIRLO AUN
POR SOBRE NOSOTROS MISMOS
Eso significa que Jesús debe ser siempre más
importante que todos nuestros derechos, todos
nuestros planes y proyectos.
La persona tiene que tener una referencia
importante hacia Dios y hacia su reino. Por eso
Jesús exige que quien lo siga, se niegue a sí
mismo, no en el desprecio masoquista, sino en la
valoración real, dándole a Dios su verdadero lugar.
11. QUE DEBEMOS ESTAR
DISPUESTOS A CARGAR UNA
CRUZ
• Pero recordemos…en tiempos de Jesús la cruz no
era un adorno para lucir, sino un madero donde
colgaban a los criminales, un instrumento de
tortura.
• Llevar la cruz significa aceptar todo aquello que
tenemos que sufrir por ser luz para el mundo,
sabiendo que el mundo va a oponerse siempre al
Plan de Dios.
• Aceptar la cruz significa además estar dispuestos a
morir a nosotros mismos, a rendirnos a él sin
condiciones haciéndolo el Señor de nuestra vida.
12. QUE DEBEMOS DE PREFERIRLO
SOBRE CUALQUIER POSESIÓN
MATERIAL.
Si no estamos dispuestos a someter a su
control todo lo que poseemos, incluso el
dinero, no podemos ser sus discípulos.
Cuando se entra en la dinámica del amor de
Dios, lo propio deja de ser de uno y es de
quien lo necesita y se ofrece con gusto. Sólo
desde la libertad que da el desprendimiento
se puede hablar de justicia, sólo desde la
pobreza se puede luchar contra ella, sólo
desde el amor se puede construir una nueva
sociedad: el Reino de Dios.
14. • El mismo espíritu de Dios que creó el universo y
que resucitó a Jesús, es el que recibimos el día
de nuestro bautismo, desde entonces somos
templos vivos del Espíritu Santo.
• Esto tiene implicaciones morales: el templo de
Dios debe ser puro y santo. Es nuestra
responsabilidad mantenernos dignos del que
mora en nosotros.
• Si Dios habita en nosotros deben haber cambios
positivos en nuestras vidas que den como
resultado lo que llamamos los frutos del
Espíritu.
15. Los frutos del Espíritu Santo
1.
2.
3.
4.
5.
6.
Caridad
Gozo
Paz
Paciencia
Mansedumbre
Bondad
7. Benignidad
8. Longanimidad
9. Fe
10.Modestia
11.Templanza
12.Castidad
16. Caridad
Es el primero, fundamento y raíz de todos los
demás. Siendo Dios, la infinita caridad, o sea,
el Amor Infinito, es lógico que lo comunique a
nuestra alma, haciéndola amarlo por sobre
todas las cosas y al prójimo como a nosotros
mismos.
Donde falta este amor no puede encontrarse
ninguna acción sobrenatural, ningún mérito
para la vida eterna, ninguna verdadera y
completa felicidad.
17. Gozo
Es aquella profunda alegría espiritual que el
Espíritu Santo infunde en los corazones de
quienes son poseídos por Dios.
No es resultado de circunstancias externas,
depende únicamente de la actividad del
Espíritu Santo en la vida de una persona, así
pues las circunstancias aunque adversas no
influyen en el ánimo de las personas que
tienen una relación profunda con Dios.
18. Paz
La verdadera alegría lleva en sí la paz que es su
perfección, porque supone y garantiza el
tranquilo goce del objeto amado. El objeto
amado, por excelencia, no puede ser otro sino
Dios, y de ahí, la paz es la tranquila seguridad de
tenerlo y estar en su gracia.
Esta es la paz del Señor, que supera todo sentido,
como dice San Pablo (Fil. 4,7) pues es una alegría
que supera todo goce fundado en la carne o en
las cosas materiales.
19. Paciencia
Siendo la vida una permanente lucha contra
enemigos visibles del mundo e invisibles del
espíritu maligno, es necesaria mucha paciencia
para superar las confusiones que estas luchas
producen en nosotros.
Es un rasgo de personalidad madura de quienes
saben sufrir y tolerar las contrariedades y
adversidades con fortaleza y sin lamentarse.
20. Mansedumbre
Es el término medio entre la irascibilidad y la
impasibilidad. Se opone a la ira y al rencor que
quiere vengarse por las ofensas recibidas de
los demás. La mansedumbre hace al cristiano
una persona mansa de corazón, incapaz de la
ira descontrolada y de maltratar con la
prepotencia a los demás.
21. Bondad
Es la que nos mueve a ayudar al prójimo que
sufre y necesita auxilio. La bondad, efecto de
la unión del alma con Dios, bondad infinita,
infunde el espíritu cristiano hacia el prójimo,
haciendo el bien a imitación de Jesucristo.
22. Benignidad
Es tener una disposición constante a la
afabilidad en el hablar, en el responder y en el
actuar a pesar de la rudeza y aspereza de
algunas personas. Se puede ser bueno sin ser
benigno teniendo un trato grosero con los
demás; la benignidad nos vuelve sociables y
amables en las palabras y en el trato.
Es una gran señal de la santidad de un alma y
de la acción en ella del Espíritu Santo.
23. Longanimidad
Llamada también perseverancia, nos ayuda a
mantenernos fieles al Señor en el largo plazo.
Impide el desgano y la tristeza que provienen
de esperar infructuosamente el bien que se
desea con ansias, o de la lentitud del
resultado del bien que se hace, o de la
duración del mal que se sufre.
24. Fe (Fidelidad)
Es tener una fe profunda y perfecta, aceptando con
facilidad todo lo que hay que creer, firmeza para
afianzarnos en ello, seguridad de la verdad que
creemos sin sentir dudas.
Pero cuando nuestro corazón esta dominado por otros
intereses y afectos, nuestra voluntad no responde o
está en pugna con la creencia del entendimiento.
Creemos pero no como una realidad viva a la que
debemos responder. Hacemos una dicotomía entre la
"vida espiritual" (algo solo mental) y nuestra "vida real"
(lo que domina el corazón y la voluntad). Ahogamos con
nuestros vicios los afectos piadosos.
25. Modestia
Como lo dice su nombre, establece el modo
apropiado y conveniente de todas nuestras
acciones externas: de vestir, de hablar, de
caminar, de reír, de jugar, haciéndonos
humildes, en vez de vanidosos y engreídos
evitando lastimar al prójimo con un
desplante.
Por medio de ella restamos importancia a
nuestras propias virtudes y logros y
reconocemos nuestros defectos y errores.
26. Templanza (Continencia)
Mantiene el orden en el interior del hombre, y
como indica su nombre, contiene en los justos
límites la concupiscencia, no sólo en lo que
atañe a los placeres sensuales, sino también
en lo que concierne al comer, al beber, al
dormir, al divertirse y en los otros placeres de
la vida material. La satisfacción de todos estos
instintos que asemejan al hombre a los
animales, es ordenada por la continencia que
tiene como energía, el amor a Dios.
27. Castidad
Gobierna y modera el deseo del placer sexual
según los principios de la fe y la razón.
Por la castidad la persona adquiere dominio
de su sexualidad y es capaz de integrarla en
una sana personalidad, en la que el amor de
Dios reina sobre todo. Por lo tanto no es una
negación de la sexualidad.
29. • El discípulo de Cristo tiene que ser un hombre
nuevo.
• El Espíritu Santo es el que ayuda al cristiano a
una renovación total.
• El plan de Dios es crear un pueblo nuevo, con
hombres y mujeres semejantes a Cristo.
• El discípulo de cristo debe vivir por eso una
nueva relación con Dios, con sus semejantes y
con todo cuanto lo rodea, fundamentada en el
Amor.
31. • Todos los hombres son criaturas de Dios,
pero no todos son hijos de Dios.
• No somos hijos de Dios por haber nacido, ni
por esfuerzo propio, ni de otra persona.
• Nos volvemos hijos de Dios por voluntad de
Dios, por medio del bautismo instituido por
Cristo, el que nos hace nuevas criaturas.
• El ser hijos de Dios supone grandes
privilegios pero también tremendas
responsabilidades.
33. • El título de santo se da a todos los hijos de
Dios porque han sido separados del mundo
para pertenecer a Dios.
• Debemos por tanto ser santos en todo
nuestro actuar.
• El Espíritu Santo que se nos ha dado, trabaja
en nosotros para ayudarnos a alcanzar la
santidad, pero debemos colaborar con él
comprometiéndonos a una vida digna del
llamado que Dios nos ha hecho.
35. • Ser soldado es vivir en un mundo
completamente diferente al mundo “normal”.
• El soldado acepta una manera de vivir diferente:
no decide donde reside, en qué trabaja, cuánto
trabaja, ni dispone siempre de su tiempo libre.
• Debe estar siempre listo para el combate,
conocer sus armas y como usarlas.
• Así debe ser el cristiano, como un soldado,
porque estamos en una guerra espiritual contra
las fuerzas del mal que rechazan a Dios y a su
plan de salvación para la humanidad.
37. • El atleta disciplina su vida, entrena durante
muchas horas, se alimenta adecuadamente,
no tiene vicios, y dedica todas sus energías a
conseguir el triunfo.
• Así mismo debe ser el cristiano: controlar su
vida, orar diariamente, alimentarse de la
eucaristía, si es posible diariamente, y poner
todos sus talentos a trabajar para hacer
realidad el Reino de Dios en la tierra.
38. CRISTIANISMO
"No tenemos que pensar que se trata de un
paquete de reglas, que cargamos sobre los
hombros como una mochila pesada en el
camino de la vida. Al final la fe es sencilla y
rica: ¿creemos que Dios existe, que Dios
cuenta? ¿Pero de qué Dios hablamos? Un Dios
con un rostro, un rostro humano, un Dios que
reconcilia, que vence el odio y da esa fuerza de
la paz que nadie más puede dar. Necesitamos
dar a entender que en realidad el cristianismo
es muy sencillo y por consiguiente muy rico."
-Benedicto XVI, 28 Julio, 2005