1. Brucelosis
La brucelosis, también llamada fiebre malta o fiebre ondulante, es una enfermedad que ataca a varias especies de
mamíferos dentro de los cuales se encuentra el hombre, causando la brucelosis humana. También infecta a otros
mamíferos dentro de los cuales se encuentran algunos con alta relevancia económica como pueden ser los ganados
bovino, equino, porcino, ovino y caprino y a otras especies silvestres. La relación causal entre el organismo y la
enfermedad fue establecida por Dr. David Bruce (microbiólogo) en 1887.1
Etiología
El género Brucella está compuesto por 10 especies, las cuales se han diferenciado con base en sus características
antigénicas y su hospedero intermediario: B. abortus (bovinos), B. canis (perros), B. ceti 2 (mamíferos marinos), B.
melitensis (caprinos), B. microti3 (zorros), B. neotomae (ratas salvajes), B. ovis (bovinos), B. pinnipedialis4
(mamíferos marinos), B. suis (porcinos),y B. inopinata5 , recientemente descrita (2009), aislada de una infección en
implante mamario de una paciente de 71 años.
La infección en humanos por B. melitensis, B. abortus, B. suis y B. canis está ampliamente documentada, siendo B.
suis la especie que causa el cuadro clínico más grave, y B. canis la menos virulenta; las otras 3 especies son muy
virulentas. B. neotomae es específica de roedores, no infecta al humano; Brucella ovis tampoco infecta a humanos.
B. microti sólo se ha descrito en zorros rojos, aunque la secuenciación de su genoma revela que posee alta similitud
con B. suis, la cual es una bacteria de gran importancia médica; en contraste con otras especies de Brucella, ésta es
de rápido crecimiento y muy activa bioquímicamente, y posee un fenotipo similar a Ochrobactrum, un patógeno
humano facultativo.6
Epidemiología
Algunos de los reservorios naturales son los bovinos, caprinos, ovinos, cerdos y mamíferos marinos, pero se han
encontrado brucellas en una inmensa cantidad de mamíferos tan dispares como pequeños roedores, cánidos,
camélidos y cetáceos. Cabe destacar que la bacteria en los animales también causa la enfermedad, aunque puede
que con distinta sintomatología, dependiendo del huésped y la especie de Brucella en cuestión.
La vías de contagio suelen ser: mucosas, heridas en la piel y la vía digestiva. La bacteria puede incluso entrar por
las vías respiratorias mediante aerosoles. Muchas infecciones provienen de la manipulación de animales
contaminados, por ingesta de leche o de sus productos no pasteurizados y de carnes poco cocidas. En países
desarrollados es una enfermedad típicamente ocupacional donde las personas más expuestas son veterinarios,
peones de campo y trabajadores de la industria de la carne.
Patogenia
Varias circunstancias hacen a Brucella especial desde el punto de vista patogénico. En primer lugar, la virulencia de
Brucella no va ligada a los factores de virulencia clásicos de otros gérmenes: exotoxinas o endotoxinas; en segundo
lugar, Brucella consigue invadir y persistir en el interior de las células mediante la inhibición de los mecanismos
celulares de muerte celular programada (apoptosis). La infección tiene lugar por contacto, consumo o inhalación de
material infectado. La contaminación de las mucosas se sigue de su fagocitosis, dos componentes de su superficie
relacionados con los receptores histidina kinasa (BvrS/BvrR) se relacionan con el proceso de internalización de
Brucella.
Estructura antigénica. Las envolturas celulares bacterianas (membrana interna, espacio periplásmico y membrana
externa) se distinguen de las de otras bacterias gramnegativas por se más resistentes a la acción de detergentes, al
EDTA, a la acción de polimixina B, a la proteólisis de enzimas, así como a la digestión de la lisozima.
Lipopolisacárido. El LPS está compuesto de una cadena polisacárida o antígeno “O” específico, un polisacárido
central y el lípido A. La molécula de LPS contiene los antígenos A y M, que tradicionalmente han sido
considerados como la característica diferencial entre las diferentes cepas de Brucella.
2. Polisacárido B. El llamado poli B o PB es un carbohidrato de bajo peso molecular, el análisis estructural lo ha
identificado como un polímero cíclico que contiene entre 17 y 24 residuos de glucosa. Aparentemente forma parte
de todas las especies de Brucella y en forma pura no muestra ser antigénico.
Proteínas de membrana externa. Las mejor estudiadas son la porina y la lipoproteína; se considera que son
inmunógenos ideales por su conservación evolutiva entre todas las especies de Brucella, así como por su capacidad
de inducir respuesta inmune celular y humoral durante el curso natural de la infección.
Manifestaciones clínicas
El periodo de incubación dura de 1 a 6 semanas. El inicio de las manifestaciones clínicas se caracteriza por fiebre,
artralgias, mialgias y diaforesis. Las manifestaciones clínicas dependen de la vía de transmisión del organismo: si es
respiratoria, el paciente cursa con neumonía, si entra por la piel las manifestaciones incluyen celulitis y
linfadenopatía regional. Los microorganismos pueden luego diseminarse a otros tejidos vía sanguínea. Las bacterias
también pueden entrar al organismo a través del tracto gastrointestinal, por la ingestión de alimentos contaminados,
principalmente leche y sus derivados; inicialmente se presentan síntomas gastrointestinales y posteriormente
sistémicos. La evolución de la enfermedad dependerá de la respuesta inmune del hospedero, principalmente de la
respuesta inmune celular.
La forma aguda de la brucelosis se caracteriza por fiebre que en la mayoría de los casos es alta e intermitente
(ondulante), presentándose generalmente por la tarde/noche acompañada de cefalea intensa frontal y occipital, y
diaforesis. En bazo, hígado, ganglios linfáticos aparecen nódulos granulomatosos que pueden evolucionar hasta
convertirse en abscesos.
En la forma crónica, las manifestaciones más comunes son:
• Síndrome febril: habitualmente de poca intensidad en la mayoría de los casos;
• Osteoarticulares: poli o monoartritis, gránulos óseos, abscesos.
• Psíquicas: síndrome depresivo, nerviosismo, irratibilidad.
• Digestivas: esplenopatomegalía, hepatitis.
• Neurológicas: meningobrucelosis, polineuritis, síndrome ciático, síndrome radicular.
• Hematológicas: anemia hemolítica, anemia ferropriva.
• Respiratorias: bronquitis, neumonía.
• Genitourinarias: orquiepididimitis, cistitis, amenorrea.
Diagnóstico
Se diagnostica generalmente mediante la detección de anticuerpos específicos contra Brucella en sangre por
seroaglutinación. También por aislamento del patógeno mediante hemocultivo. Con el advenimiento de las
tecnologías del ADN en las últimas décadas se está utilizando para diagnóstico la PCR (Polymerase Chain
Reaction) la cual es altamente especifica e incluso sirve para distinguir entre las diferentes especies de Brucella,
pero su costo hace que la seroaglutinación siga siendo la técnica más utilizada.
Tratamiento
La tetraciclina en general es efectiva contra la mayoría de las cepas de Brucella, sin embargo dado que este fármaco
es bateriostático, resultan frecuentes las recidivas después del tratamiento inicial. La combinación de tetraciclina
con estreptomicina o gentamicina ha mostrado ser más eficaz. Las terapias a largo plazo con dosis altas de
trimetropim-sulfametoxazol han mostrado ser buena alternativa, y la adición de rimfapicina tiene utilidad en casos
de enfermedad del sistema nervioso central.
3. Prevención y control
El control de la brucelosis humana se basa en la erradicación de la enfermedad en los reservorios; esto exige la
identificación sistémica y eliminación de los rebaños afectados, así como la vacunación de los animales
susceptibles. Actualmente no existe una vacuna aprobada para uso en humanos 7 ; el control de la brucelosis animal
y la reducción en la exposición humana a ésta ha limitado el desarrollo de vacunas contra la brucelosis humana, sin
embargo, el uso potencial de Brucella como agente de bioterrorismo sugiere que las estrategias directas de
intervención deben estar garantizadas.8