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[Columna] La Invisibilidad de la Mano Invisible
1. LA INVISIBILIDAD DE LA MANO INVISIBLE
De la literatura clásica se desprende este concepto metafórico en el cual existe una fuerza natural que ajusta el mercado, de manera automática, a la opción más eficiente alcanzable. Sin embargo, muchos juzgan dicha fuerza, sin realmente comprender el significado ético moral que hay detrás.
El problema surge cuando buscamos probar la existencia de una “algo” conceptual en el mundo real y vemos que funciona poco o nada. Automáticamente pensamos, esto no es real. Pero, ¿cómo podríamos probar la existencia de la fuerza de gravedad estando en el espacio?, lo más probable es que rápidamente la desecharíamos y negaríamos su presencia, de igual manera sucede cuando buscamos en el mercado esta mano invisible y realmente no la vemos. Sin embargo, ¿implica que no existe?
Vamos a lo que nos atañe, primero hay que descartar la definición anterior, puesto que es errónea. Cuando Adam Smith habla de la mano invisible, se está refiriendo a una consecuencia involuntaria o imprevista – lo cual no quiere decir que siempre sea así– de la búsqueda de mi propio bien estar, es decir, en la medida que existan ciertos principios como la simpatía y el amor propio que son regulados por la conciencia humana, se logra beneficiar a terceros como resultado de mis propias decisiones. Siempre y cuando exista un Estado que garantice la paz y la justicia, ¿es en este sentido malo la existencia de individuos que, en busca de su propio beneficio, alcanzaron grandes fortunas de manera justa y pacífica? Es decir, los Alexis Sanchez, Stefan Kramer, Steve Jobs, Sam Walton, etc. no deberían existir, puesto que su mera presencia en la sociedad contribuye a la inequidad y la desigualdad. Claramente, nadie podrá negar el increíble beneficio en la vida de cada persona, que significó la creación de la computadora personal. Hoy gran parte de la sociedad se ve beneficiada, supongamos, por “esta acción egoísta de los fundadores de IBM” de buscar su propio beneficio. Sin embargo, es justamente en ese amor propio de buscar el interés personal –de manera justa y pacífica– lo que permite la existencia de nuevos emprendedores que benefician a la sociedad, creando desarrollo económico y prosperidad general, que no siempre se genera de manera voluntaria o prevista, más bien es el resultado incondicional hacia la sociedad, de los Sanchez, Kramer, Jobs y Walton.
Finalmente es importante entender que nadie pagaría por ver a Alexis si el beneficio percibido por verlo no fuese mayor a lo que se está pagando. Por lo tanto, en esa dirección, Sanchez obtiene sólo una proporción muy pequeña en comparación al bienestar generado en la sociedad. Sucede exactamente lo mismo con Apple, Jobs creó un bienestar inmensamente mayor al que por su interés obtuvo.
Raffaello Criscuoli