1. COVID 19
INTRODUCCIÓN
Los coronavirus se descubrieron en los años 60 siendo importantes los
patógenos humanos y animales, provocando distintas enfermedades que
pueden ir desde un resfriado hasta una neumonía. Hasta diciembre del 2019,
se habían identificado seis tipos de coronavirus que pudieran generar
enfermedad en humanos, entre ellos los causantes de los dos brotes
epidémicos anteriores: el SARS coronavirus que apareció por primera en el año
2002 y el MERS-CoV, que se identificó por primera vez en el año 2012 en el
medio oriente. A finales de diciembre del 2019, se identificó un nuevo
coronavirus como el agente causal de un grupo de casos de neumonías en
Wuhan, capital de la provincia de Hubei en China, denominándolo la
Organización Mundial de la Salud (OMS) en febrero de 2020, coronavirus 2 del
síndrome respiratorio agudo severo (SARS-CoV-2) y a la enfermedad que
origina COVID-19, que significa enfermedad por coronavirus 2019. Desde
Wuhan se extendió rápidamente, dando como resultado al inicio una epidemia
en toda China, seguida de un número creciente de casos en todo el mundo,
generado la pandemia y emergencia sanitaria actual. Al ser una patología
reciente aún se desconoce mucho de su epidemiología, transmisión,
tratamiento, etc. Se están realizando continuos estudios para profundizar en su
conocimiento e incluso se dio a conocer que reino unido fue el primer país del
mundo en aprobar la vacuna.
El brote de la enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19), causado por el
virus del síndrome respiratorio agudo severo tipo-2 (SARS-CoV-2), fue
declarado como una pandemia en marzo de 2020 a nivel mundial. Las tasas de
letalidad están, afectando principalmente a los adultos mayores y a aquellos
con comorbilidades, como hipertensión, diabetes, enfermedad cardiovascular y
cáncer. El periodo de incubación promedio es de 5 días, pero puede ser hasta
de 14 días. Muchos pacientes infectados son asintomáticos; sin embargo,
debido a que liberan grandes cantidades de virus, son un desafío permanente
para contener la propagación de la infección, causando el colapso de los
sistemas de salud en las áreas más afectadas. La vigilancia intensa es vital
para controlar la mayor propagación del virus, y el aislamiento sigue siendo el
medio más efectivo para bloquear la transmisión. Esta monografía tiene como
objetivo revisar el virus causante de esta nueva pandemia COVID-19 que
afecta al mundo, mayor aún que la de influenza A H1N1 en 2009, la cual
significó la muerte de cientos de miles de personas en todo el mundo. Se
explicarán temas como el patógeno, la epidemiología, las manifestaciones
clínicas, el diagnóstico, los posibles tratamientos y los cuidados de enfermería.
2. VIROLOGÍA
Los coronavirus se clasifican como una familia dentro del orden Nidovirales,
que son virus que se replican usando un conjunto anidado de ARNm. Están
muy extendidos entre las aves y los mamíferos, incluidos camellos, vacas,
gatos y murciélagos, siendo los murciélagos los mamíferos que albergan la
mayor variedad de genotipos. En raras ocasiones, los coronavirus animales
pueden infectar a las personas y luego propagarse entre ellas, como ha
ocurrido con el MERS-CoV,SARS-CoV y ahora con el SARS-CoV-2.
Son virus de ARN de hebra positiva con envoltura de tamaño mediano cuyo
nombre deriva de su aspecto característico similar a una corona en
microfotografías electrónicas. Tienen los genomas de ARN virales más grandes
conocidos, con una longitud de 27 a 32 kb. La replicación del ARN viral ocurre
en el citoplasma del huésped por un mecanismo único en el que la ARN
polimerasa se une a una secuencia líder y luego se separa y vuelve a unir en
múltiples ubicaciones, lo que permite la producción de un conjunto anidado de
moléculas de ARNm con extremos 3 comunes.
La subfamilia de coronavirus animales y humanos se dividen en cuatro géneros
distintos: alfa, beta, gamma y delta. Los coronavirus humanos (HCoV) se
encuentran en dos de estos géneros, el género alfa y el beta coronavirus. El
virus SARS-CoV-2 es un beta coronavirus, al igual que el MERS-CoV y el
SARS-CoV y los tres virus tienen su origen en los murciélagos.
EPIDEMIOLOGÍA
DISTRIBUCIÓN
A nivel mundial, se han informado más de 1.000.000 casos confirmados de
COVID-19, hasta la fecha. Desde los primeros casos en Wuhan, a finales del
mes de diciembre del 2019, hasta la actualidad se han contabilizado más de
80.000 casos de COVID-19 en este país. Desde China se ha extendido por
todo el mundo con un número creciente de casos en países de todos los
continentes, excepto en la Antártida, siendo en la actualidad la tasa de casos
nuevos fuera de China superior que la del país de origen de la pandemia. Estos
casos inicialmente se produjeron principalmente entre viajeros de China y
aquellos que habían tenido contacto con viajeros procedentes de esa zona
geográfica. Sin embargo, la transmisión local en curso ha provocado los brotes
fuera de China, como ha ocurrido en Italia, Irán o en nuestro país. Europa en
estos momentos, según la OMS, es el epicentro de la pandemia con más de
100.000 contagiados en Italia, donde han muerto más de 14.000 personas,
superando en número de fallecidos a China.
VÍAS DE TRANSMISIÓN
Aún no se conoce totalmente el modo de transmisión. Se cree que el inicio del
brote tuvo lugar en el mercado de mariscos Wuhan, ya que se identificó una
asociación inicial con este mercado que vendía animales vivos, con la mayoría
de los primeros pacientes. Dos estudios muy recientes han sugerido a
murciélagos o serpientes como el potencial reservorio natural del este
coronavirus, sin embargo, según la última declaración de la OMS, la fuente aún
se desconoce. El SARS-CoV-2 parece ser capaz de propagarse de persona a
3. persona, según los últimos estudios publicados, convirtiéndose en el principal
modo de transmisión.
Se piensa que la propagación de persona a persona del SARS-CoV-2 se
produce principalmente a través de gotitas respiratorias, similar al modo de
transmisión habitual en la gripe. Además de por gotas, el contagio puede
ocurrir al tocar una superficie infectada y luego toca sus ojos, nariz o boca.
Las gotas generalmente no viajan más de unos dos metros y no está aún claro
si puede permanecer en el aire, ya que, aunque en un principio se pensaba que
el virus no permanecía en el aire, un estudio reciente ha podido demostrar
como el SARS-CoV-2 permaneció viable en aerosoles en condiciones
experimentales durante al menos tres horas.
Igualmente se desconoce cuánto tiempo sobrevive el virus en una superficie. El
tiempo puede variar en función de las condiciones (por ejemplo, el tipo de
superficie, la temperatura o la humedad del ambiente). Según un reciente
estudio publicado en New England Journal of Medicine, el SARS-CoV-2 puede
sobrevivir hasta tres días en superficies de plástico y acero inoxidable y hasta
24 horas en cartón. Los resultados sugieren que el virus podría permanecer
con capacidad de infección durante ese tiempo en picaportes, teclados de
ordenador, elementos del transporte público, teléfonos móviles, o juguetes. En
cambio, en superficies de cobre el virus apenas dura cuatro horas.
En cuanto a la infectividad del virus, los niveles de ARN viral parecen ser más
altos poco después del inicio de los síntomas de enfermedad. Esto plantea la
posibilidad de que la transmisión sea más probable en la etapa más temprana
de la infección, pero se necesitan datos adicionales para confirmar esta
hipótesis. Se ha descrito que puede haber contagio a través de individuos
asintomáticos. Sin embargo, el grado en que esto ocurre sigue siendo
desconocido.
Ante este hecho anteriormente descrito, el cribado serológico a gran escala
puede proporcionar una mejor idea del número de enfermos asintomáticos, y
obtener así estudios epidemiológicos más fiables de las infecciones
asintomáticas e informar del análisis epidemiológico. Esto puede ser un punto
importante a tener en cuenta a la hora de planificar estrategias para contener la
epidemia, cobrando importancia combinar la identificación de portadores del
coronavirus y sus contactos, además siendo de vital importancia medidas de
distanciamiento social como las que se están priorizando en la actualidad en
nuestro país, ante el hecho de desconocer la existencia de portadores
asintomáticos. El ARN del SARS-CoV-2 se ha detectado en muestras de
sangre y heces. El virus vivo se ha cultivado a partir de heces en algunos
casos, pero según un informe conjunto de la OMS y China, la transmisión fecal-
oral no parece ser un factor significativo en la propagación de la infección.
Parece que la inmunidad se desarrolla poco después de la infección, pero
disminuye gradualmente con el tiempo. La reinfección es común,
presumiblemente debido a la inmunidad menguante, aunque es más probable
que se encuentre en relación con la variación antigénica dentro de las
especies.
4. ASPECTOS CLÍNICOS
MANIFESTACIONES
Además de las vías respiratorias superiores, el coronavirus SARS-CoV-2
puede infectar el tracto respiratorio inferior. Los signos y síntomas más
frecuentes de la COVID-19 incluyen:
Fiebre o historia reciente de fiebre (su tasa de incidencia oscila en los
distintos estudios entre el 47% y el 90% de los pacientes)
tos seca o productiva (25-68%)
disnea - dificultad para respirar o sensación de falta de aire (19-31%)
astenia (6-38%)
dolor de garganta (14-24%)
cefalea (14%)
mialgias o artralgias (5-15%)
escalofríos (11-27%)
otras manifestaciones minoritarias: náuseas o vómitos (5-6%), diarrea
(4-14%) o congestión nasal o conjuntival (5%).
En los casos más severos, la infección puede causar bronquitis o neumonía
(bien neumonía viral directa o neumonía bacteriana secundaria), hipoxia,
síndrome respiratorio agudo severo, fallo o insuficiencia renal e incluso la
muerte. Según las principales series de casos descritas a nivel nacional e
internacional, los síntomas más frecuentes (> 40%) en el momento del ingreso
hospitalario suelen ser: fiebre, astenia y tos. La aparición de infiltrados
alveolares bilaterales en radiografía de tórax es también un singo muy común
al ingreso (52-64%). Numerosos estudios han descrito otras manifestaciones
relacionadas con distintos sistemas diferentes al respiratorio:
› Neurológicos: mareo (6-17%), alteración del nivel de conciencia (7-20%) y, en
menor proporción (<3%), accidente cerebrovascular, ataxia, epilepsia y
neuralgia. Un reciente estudio llevado a cabo por la Sociedad Española de
Neurología en base al registro español de casos ALBACOVID pone de
manifiesto que un 57% de los pacientes hospitalizados por COVID-19 durante
el mes de marzo (N= 841) desarrollaron algún síntoma neurológico, los cuales
supusieron la causa principal de muerte en el 4% de los fallecidos por
coronavirus. Entre ellos, se destaca que casi un 20% de los pacientes
hospitalizados sufrió algún trastorno de la conciencia, con mayor incidencia en
pacientes de mayor edad y en formas más severas de la enfermedad.
› Cardiológicos (Zheng et al., 2020): la COVID-19 puede presentarse con
síntomas relacionados con el fallo cardiaco o el daño miocárdico agudo, incluso
en ausencia de fiebre y síntomas respiratorios. La alta incidencia de los
síntomas cardiovasculares por daño agudo de células miocárdicas puede estar
probablemente relacionada
con la respuesta inflamatoria sistémica, el efecto de la desregulación de ACE-2
y la propia disfunción pulmonar e hipoxia.
› Oftalmológicos: puede cursar (≈10%) con ojo seco, visión borrosa o sensación
de cuerpo extraño.
5. › Otorrinolaringológicos: además de dolor facial y obstrucción nasal, se ha
descrito una frecuencia variable según el estudio. (5-65%) de disfunción
olfatoria (hipoosmia/anosmia) y del gusto (hipogeusia/disgeusia), siendo en
muchos casos los primeros síntomas en aparecer (Lechien et al., 2020); en el
estudio de seroprevalencia de España, la prevalencia media de las personas
que habían tenido anosmia fue del 43%.
› Dermatológicos: se han observado manifestaciones muy variadas, desde
erupciones tipo rash (sobre todo, en el tronco), erupciones urticarianas
vesículosas similares a varicela o púrpura; también pequeñas lesiones tipo
sabañones en dedos de manos y pies en niños y adolescentes sin otros
síntomas.
› Hematológicos: se han notificado fenómenos trombóticos tales como infarto
cerebral, isquemia cardiaca, muerte súbita, embolismos, trombosis venosa
profunda y hemorragias. Se ha descrito que tener antecedentes de ictus
aumenta en 3 veces el riesgo de fallecer por COVID-19, siendo los ictus
asociados a la COVID-19 más graves (conllevan mayor discapacidad y mayor
mortalidad). Grosso modo, el tiempo medio desde el inicio de los síntomas
hasta la recuperación es de 2 semanas cuando la enfermedad es leve y de 3-6
semanas cuando es grave o crítica. En estos últimos, el tiempo entre el inicio
de síntomas hasta la instauración de complicaciones como la hipoxemia o el
síndrome de distrés respiratorio agudo (SDRA) es de 7-8 días, y de 2-8
semanas hasta que se produce el fallecimiento. Una significativa proporción de
pacientes refieren síntomas prolongados y recurrentes, durante meses (con
periodos libres de síntomas), aunque de momento no hay cohortes de casos
que describan claramente la evolución de la enfermedad. Cabe destacar que la
proporción de infectados por SARS-CoV-2 que desarrollan las manifestaciones
propias de la COVID-19 es ampliamente variable entre países y en función de
la capacidad diagnóstica y de vigilancia en distintos momentos de la epidemia.
Es difícil conocer exactamente la tasa de infectados asintomáticos, habiéndose
reportado valores del 1,2% en una serie de casos en China (N > 72.000) al
inicio de la epidemia, del 18% en un barco puesto en cuarentena en Japón o
hasta del 33% en el estudio de seroprevalencia desarrollado en España, si bien
los métodos diagnósticos difieren. Otros estudios muestran que los casos
asintomáticos son más frecuentes en niños. Todos ellos coinciden en que los
infectados asintomáticos pueden presentar una alta proporción de alteraciones
radiológicas pulmonares (opacidades multifocales hasta en un 70% de los
casos) pero los marcadores de inflamación están al mismo nivel que las
personas sanas, descartando que generen respuesta inflamatoria detectable.
En cuanto a los pacientes sintomáticos (de proporción también variable), según
patrón general observado en diversos países, aproximadamente el 80% de los
casos detectados se presentan con una sintomatología leve-moderada, un 15%
precisa ingreso hospitalario y un 5% requiere ingreso en la UCI. El hecho de
que en el momento actual se observe un curso aparentemente más benigno de
la enfermedad, con un mayor porcentaje de personas asintomáticas y de curso
leve, puede relacionarse con que en el pico de la epidemia estas personas no
eran detectadas. De acuerdo con los datos disponibles para los brotes surgidos
en España entre finales de junio y principios de julio de 2020,
aproximadamente el 85% eran asintomáticos y un 15% presentaron síntomas,
precisaron estancia hospitalaria el 8,5% y solo un 1% fueron ingresados en
6. UCI. Sin embargo, no parece existir una relación directa entre los nuevos casos
diagnosticados y el pronóstico (enfermedad grave o crítica), sino que podría
estar más relacionada con el tipo de transmisión de la enfermedad que esté
teniendo lugar: cuando la transmisión se limita a brotes y agrupaciones de
casos controlables y en población mayoritariamente joven y sana, es probable
que el curso clínico sea más benigno. Esto dependerá de que la población
vulnerable esté más protegida, incluyendo centros sanitarios o socio-sanitarios
de mayores, en los que se han observado altas tasas de contagios secundarios
y de mortalidad.
DISCUSIÓN:
En el cuadro observado por las estadísticas se identifican que el grupo de un
adulto de 30 hacia más de 60 años son el grupo vulnerable para
sintomatologías y distribución del virus. Así mismo se identifican que la
letalidad esta en el grupo de adultos mayores de 60 años que son asosiados a
diversas enfermedades tanto cardio paticas, respiratoria, neurológicas y
cardiovasculares. Otra causa asociada a esta enfermedad es la salud mental
del paciente ya que el sistema inmunológico de los pacientes tiene que ver
mucho con el estado anímico del paciente y de sus familiares de su alrededor.
Es por ello que muchas personas al comienzo de la pandemia por estar con
toda la tensión generada por espacios publicitarios, por revista o noticiero
alarmaban muchas más a las personas.
ETIOPATOGENIA
Los coronavirus (CoV) constituyen un amplio grupo de virus que se encuadran
taxonómicamente en la subfamilia Orthocoronavirinae dentro de la familia
Coronaviridae (order Nidovirales); se designan bajo el término coronavirus
todas las especies pertenecientes a cuatro géneros: Alphacoronavirus,
7. Betacoronavirus, Gammacoronavirus y Deltacoronavirus. Se trata de virus
esféricos (de 100-160 nm de diámetro) y con envuelta, cuyo genoma está
formado por una única cadena de ARN con polaridad positiva (+será, del inglés
singlestranded positive-sense RNA) y de aproximadamente 30.000 pares de
bases (entre 26 y 32 kilobases); presenta una capucha metilada en el extremo
5’ y una cola poliadenilada (poli-A) en el extremo 3’ que le aporta un gran
parecido al ARN mensajero del hospedador. En líneas generales, los
coronavirus inician su replicación con la entrada de los viriones – forma
infecciosa del virus– cuando pierden su envoltura y depositan su ARN viral en
el citoplasma de la célula eucariota, donde el parecido con el ARNm del
hospedador le permite adherirse directamente a los ribosomas para su
traducción. Allí, se emplea como plantilla para traducirse directamente en la
poliproteína 1a/1ab, en la cual están unidas todas las proteínas que formarán el
complejo de replicación-transcripción en vesículas de doble membrana. A partir
de dicho complejo, se sintetizan diversos ARN subgenómicos codificantes para
los polipéptidos y proteínas (estructurales y no estructurales) que determinan la
biología del virus y la simetría helicoidal de su nucleocápsida. Por microscopía
electrónica, los viriones se reconocen por una pequeña “corona” que presentan
a su alrededor y que justifica su nombre Los coronavirus son virus zoonóticos,
esto es, pueden transmitirse entre animales y humanos. En líneas generales,
se acepta que los alfacoronavirus y los betacoronavirus son capaces de
infectar a mamíferos, mientras que los gammacoronavirus y los
deltacoronavirus pueden infectar a pájaros (aunque algunos de ellos también a
mamíferos). Así, se ha descrito que muchos coronavirus pueden usar a los
mamíferos como reservorios u hospedadores intermediarios, destacando entre
ellos los murciélagos, en los que se facilita la recombinación y los eventos
mutagénicos conducentes a una mayor diversidad genética de los virus. En la
infección a mamíferos, los coronavirus infectan fundamentalmente células del
tracto respiratorio y el tracto gastrointestinal. Existen diferentes especies de
coronavirus que circulan entre animales pero que aún no han dado el salto a
humanos. En la década de 1960 se describieron por primera vez en las
cavidades nasales de pacientes con resfriado común y, hasta ahora, solo se
conocían 6 especies de coronavirus que podían infectar a humanos (HCoV) y
causar enfermedades respiratorias.
PERIODO DE INCUBACION
El período de incubación medio (rango intercuartílico) (el tiempo desde la
exposición hasta el inicio de los síntomas) para COVID-19 es de
aproximadamente 5 (2-7) días. Aproximadamente el 97,5% de las personas
que desarrollan síntomas lo harán dentro de los 11,5 días posteriores a la
infección. El intervalo mediano (rango intercuartílico) desde el inicio de los
síntomas hasta el ingreso hospitalario es de 7 (3-9) días. La mediana de edad
de los pacientes hospitalizados varía entre 47 y 73 años, y la mayoría de las
cohortes tienen una preponderancia masculina de aproximadamente el 60%.
Entre los pacientes hospitalizados con COVID-19, del 74% al 86% tienen al
menos 50 años.
COVID-19 tiene varias manifestaciones clínicas ( Cuadro 1 y Cuadro 2 ). En un
estudio de 44672 pacientes con COVID-19 en China, el 81% de los pacientes
tuvo manifestaciones leves, el 14% tuvo manifestaciones graves y el 5% tuvo
manifestaciones críticas (definidas por insuficiencia respiratoria, choque séptico
8. y / o disfunción multiorgánica) Un estudio de 20 133 personas hospitalizadas
con COVID-19 en el Reino Unido informó que el 17,1% ingresaron en unidades
de cuidados intensivos o de alta dependencia (UCI)
Evaluación y diagnóstico
El diagnóstico de COVID-19 generalmente se realiza mediante la prueba de
reacción en cadena de la polimerasa a través de un hisopo nasal . Sin
embargo, debido a las tasas de resultados falsos negativos de la prueba de
PCR del SARS-CoV-2 de los hisopos nasales, los hallazgos clínicos, de
laboratorio y de imagen también pueden usarse para hacer un diagnóstico
presuntivo.
Pruebas de diagnóstico: reacción en cadena de la polimerasa y serología
La detección de ARN del SARS-CoV-2 basada en la reacción en cadena de la
polimerasa con transcripción inversa a partir de muestras respiratorias (p. Ej.,
Nasofaringe) es el estándar para el diagnóstico. Sin embargo, la sensibilidad de
las pruebas varía con el momento de la prueba en relación con la
exposición. Un estudio de modelado estimó la sensibilidad en 33% 4 días
después de la exposición, 62% el día del inicio de los síntomas y 80% 3 días
después del inicio de los síntomas. 61 - 63Los factores que contribuyen a los
resultados falsos negativos incluyen la idoneidad de la técnica de recolección
de muestras, el tiempo desde la exposición y la fuente de la muestra. Las
muestras de las vías respiratorias inferiores, como el líquido de lavado
broncoalveolar, son más sensibles que las muestras de las vías respiratorias
superiores. Entre 1070 muestras recolectadas de 205 pacientes con COVID-19
en China, las muestras de líquido de lavado broncoalveolar tuvieron las tasas
positivas más altas de resultados de la prueba de PCR del SARS-CoV-2 (93%),
seguidas de esputo (72%), hisopos nasales (63%) ) y frotis faríngeos
(32%). SARS-CoV-2 también se puede detectar en las heces, pero no en la
orina. La saliva puede ser una fuente alternativa de muestras que requiere
menos equipo de protección personal y menos hisopos, pero requiere una
mayor validación.
Varias pruebas serológicas también pueden ayudar en el diagnóstico y la
medición de respuestas a nuevas vacunas. Sin embargo, la presencia de
anticuerpos puede no conferir inmunidad porque no todos los anticuerpos
producidos en respuesta a la infección son neutralizantes. Se desconoce si se
producen segundas infecciones por SARS-CoV-2 y con qué frecuencia. Se
desconoce si la presencia de anticuerpos cambia la susceptibilidad a una
infección posterior o cuánto dura la protección de los anticuerpos. Los
anticuerpos IgM son detectables dentro de los 5 días posteriores a la infección,
con niveles más altos de IgM durante las semanas 2 a 3 de la enfermedad,
mientras que la respuesta de IgG se observa por primera vez
aproximadamente 14 días después del inicio de los síntomas. Los títulos de
anticuerpos más altos ocurren con la enfermedad más grave. Los ensayos
serológicos disponibles incluyen ensayos en el lugar de atención e
inmunoensayos enzimáticos de alto rendimiento. Sin embargo, el rendimiento,
la precisión y la validez de la prueba son variables.
DESCUBRIMIENTOS DE LABORATORIO
Una revisión sistemática de 19 estudios de 2874 pacientes que eran en su
mayoría de China (edad media, 52 años), de los cuales el 88% fueron
9. hospitalizados, informó el rango típico de anomalías de laboratorio observadas
en COVID-19, incluida la proteína C reactiva sérica elevada ( aumenta en>
60% de los pacientes), lactato deshidrogenasa (aumenta en aproximadamente
50% -60%), alanina aminotransferasa (aumenta en aproximadamente 25%) y
aspartato aminotransferasa (aproximadamente 33%). Aproximadamente el 75%
de los pacientes tenían albúmina baja. La anomalía hematológica más común
es la linfopenia (recuento absoluto de linfocitos <1,0 × 10 9 / L), que está
presente hasta en el 83% de los pacientes hospitalizados con COVID-
19. 44 , 50Junto con la coagulopatía, son frecuentes la prolongación moderada
de los tiempos de protrombina (prolongada en> 5% de los pacientes), la
trombocitopenia leve (presente en aproximadamente el 30% de los pacientes) y
los valores elevados de dímero D (presente en 43% -60% de los pacientes).
Sin embargo, la mayoría de estas características de laboratorio son
inespecíficas y son comunes en la neumonía. Las anomalías de laboratorio
más graves se han asociado con una infección más grave. El dímero D y, en
menor grado, la linfopenia parecen tener las mayores asociaciones pronósticas.
IMÁGENES
Las anomalías características de las imágenes de tomografía computarizada
de tórax para el COVID-19 son las opacidades difusas en vidrio deslustrado
periférica. Las opacidades en vidrio deslustrado tienen márgenes mal definidos,
broncogramas aéreas, engrosamiento interlobulillar o septal liso o irregular y
engrosamiento de la pleura adyacente. Al comienzo de la enfermedad, los
hallazgos de las imágenes de tomografía computarizada de tórax en
aproximadamente el 15% de los individuos y los hallazgos de la radiografía de
tórax en aproximadamente el 40% de los individuos pueden ser normales. La
evolución rápida de las anomalías puede ocurrir en las primeras 2 semanas
después del inicio de los síntomas, después de lo cual desaparecen
gradualmente.
Los hallazgos de la imagen por tomografía computarizada de tórax son
inespecíficos y se superponen con otras infecciones, por lo que el valor
diagnóstico de la imagen por tomografía computarizada de tórax para COVID-
19 es limitado. Algunos pacientes ingresados en el hospital con una infección
confirmada por la prueba de reacción en cadena de la polimerasa por SARS-
CoV-2 tienen hallazgos de imágenes de tomografía computarizada normales,
mientras que los hallazgos de imágenes de tomografía computarizada de tórax
anormales compatibles con COVID-19 ocurren días antes de la detección del
ARN del SARS-CoV-2 en otros pacientes.
TRATAMIENTOS
En este momento hay solo un medicamento aprobado para tratar la COVID-19.
No hay disponible ninguna cura para la COVID-19. Los antibióticos no son
eficaces contra las infecciones virales como la COVID-19. Los investigadores
están probando una variedad de posibles tratamientos.
La FDA ha aprobado el fármaco antiviral llamado remdesivir (Veklury) para
tratar la COVID-19 en adultos y niños de 12 años y mayores que estén
internados en el hospital. La FDA ha autorizado el uso de emergencia del
fármaco baricitinib (Olumiant) para la artritis reumatoide para tratar la COVID-
19 en algunos casos. El baricitinib es una píldora que parece funcionar contra
la COVID-19 porque reduce la inflamación y tiene actividad antiviral. La FDA
10. indica que el baricitinib puede utilizarse en combinación con el remdesivir para
las personas hospitalizadas con COVID-19 que están con respiradores
mecánicos o necesitan oxígeno suplementario.
La FDA ha autorizado el uso de emergencia de un anticuerpo monoclonal
llamado bamlanivimab para tratar la COVID-19 de leve a moderada en adultos
y niños de 12 años y mayores. Se usa en el caso de las personas que corren
un mayor riesgo de sufrir enfermedades graves debido a la COVID-19.
Los Institutos Nacionales de Salud (NIH, por sus siglas en inglés) de EE. UU.
recientemente recomendaron la dexametasona corticosteroide para las
personas con COVID-19 grave que requieren oxígeno suplementario o
ventilación mecánica.
La FDA también ha dado autorización de emergencia para la terapia con el
plasma de personas convalecientes para tratar la COVID-19. El plasma de
personas convalecientes es sangre donada por personas que se han
recuperado de la COVID-19. Este plasma se usa para tratar a las personas que
están gravemente enfermas con COVID-19 en el hospital.
La atención médica complementaria apunta a aliviar los síntomas y puede
incluir:
Analgésicos (ibuprofeno o acetaminofén)
Jarabe o medicamentos para la tos
ReposoIngesta de líquidos. No hay evidencia de que se deba evitar el
ibuprofeno, u otros fármacos antiinflamatorios no esteroides. Si tienes síntomas
leves, el médico puede recomendarte que te recuperes en tu casa. Él o ella
pueden darte instrucciones especiales para controlar los síntomas y evitar la
propagación de la enfermedad a otros. Probablemente te pida que te aísles
cuanto sea posible de la familia y de las mascotas mientras estés enfermo, que
uses una mascarilla cuando estés con otras personas y las mascotas, y que
uses un dormitorio y un baño separados. Es probable que el médico te
recomiende que permanezcas en aislamiento en casa durante un período de
tiempo, excepto para recibir atención médica. Es probable que el médico te
haga un seguimiento regular. Sigue las pautas del médico y del departamento
de salud local sobre cuándo puedes terminar con el aislamiento en casa. Si
estás muy enfermo, es posible que debas recibir tratamiento en el hospital.
Cuidados enfermeros
Los casos de COVID-19 pueden presentar cuadros leves, moderados o graves,
incluyendo neumonía, síndrome de distrés respiratorio agudo (SDRA), sepsis y
shock séptico. La identificación temprana de aquellos casos con
manifestaciones graves permite la realización de tratamientos de apoyo
optimizados de manera inmediata y un ingreso seguro y rápido en la Unidad de
Cuidados Intensivos (UCI) de acuerdo con los protocolos existentes.
11. El reconocimiento de los signos y los síntomas de mal pronóstico,
empeoramiento respiratorio y agravamiento clínico, favorece que las
enfermeras actúen de forma más eficiente y precoz, notificándolo al médico
responsable, aplicando los tratamientos pautados en esos casos y ejecutando
las intervenciones que garanticen la estabilización de los pacientes.
Control de signos y síntomas
En relación al control de signos y síntomas:
– Es fundamental medir y registrar las constantes vitales del paciente:
temperatura, frecuencia respiratoria (FR), saturación de oxígeno (SaO2),
presión arterial, frecuencia cardiaca y dolor.
– Se realizará de forma programada, mínimo cada 8 h, en función del estado
clínico del paciente3.
– Las enfermeras, cada vez que entran en la habitación, deberán observar
otros signos/síntomas asociados al empeoramiento clínico del paciente:
cambios en el nivel de consciencia, progresión de la disnea, aparición de
ortopnea o disnea paroxística nocturna, habla entrecortada, respiración
abdominal, dolor torácico, limitación funcional, escalofríos, cefalea, dolor
faríngeo, tos, síntomas digestivos (vómitos, diarrea)7, 8.
– Si el paciente presenta fiebre persistente con temperatura superior a 38 °C se
deberán administrar los antitérmicos pautados y controlar la eficacia del
tratamiento. La enfermedad cursa con fiebre durante varios días, por lo que
solo se realizarán hemocultivos en aquellos casos que sean prescritos por el
médico.
Monitorización de la saturación de oxígeno y administración de oxigenoterapia
En este apartado hay que tener en cuenta que:
– La oxigenoterapia se inicia si la SaO2 baja de 90-92% en aire ambiente, en
función de las características clínicas del paciente, con el objetivo de mantener
SaO2 superior o igual a 90-95% (comorbilidades o embarazo)3, 7.
– Inicialmente, administrar oxígeno mediante gafas nasales (2-5 l/min)
evaluando la efectividad.
– Si persiste la SaO2 baja, valorar la posibilidad de usar mascarilla facial simple
(5-8 l/min) para aportar FiO2 de 0,40-0,60.
– Si no se consiguen los resultados esperados, administrar oxígeno a flujos
altos con una mascarilla equipada con bolsa reservorio (10-15 l/min para
mantener el reservorio inflado) y FiO2 entre 0,60-0,957, 9.
– Los sistemas de oxigenoterapia de flujo alto mediante cánula nasal pueden
administrar un flujo de 60 l/min a una FiO2 de hasta 100%7.
Detección precoz de agravamiento clínico y actuación
12. Es fundamental saber reconocer la insuficiencia respiratoria hipoxémica grave
en los pacientes con disnea que no respondan a la oxigenoterapia
convencional. Hay que tener en cuenta que incluso cuando se administra
oxígeno a flujos altos con una mascarilla equipada con bolsa reservorio, es
posible que los pacientes sigan presentando hipoxemia o un mayor trabajo
respiratorio. La insuficiencia respiratoria hipoxémica en el SDRA suele requerir
ventilación mecánica.
Si aparece un agravamiento brusco de la disnea, con incremento del trabajo
respiratorio, FR > 25 rpm y SaO2 < 90%, se avisará de manera urgente al
médico. En esa situación crítica, colocar al paciente en decúbito prono10, 11,
monitorizar de forma continua la SaO2 de oxígeno y no dejarlo solo en ningún
momento. Alertar de la preparación del carro de parada cardiorrespiratoria,
mientras llega el médico, para su valoración y posible ingreso en la UCI.
Tratamientos disponibles para el manejo de la infección respiratoria por SARS-
CoV-2
Las enfermeras deben conocer los tratamientos farmacológicos que se
prescriben en estos casos, el manejo y la administración adecuada de los
mismos, las recomendaciones de dosis, advertencias y precauciones, posibles
reacciones adversas e interacciones.
Antes de la administración de determinados fármacos, es necesario contar con
el consentimiento del paciente, quedando constancia en la historia clínica
electrónica. Asimismo, se suele realizar un electrocardiograma para referencia
basal y tras el inicio del tratamiento, se realiza diariamente para control del
tiempo QT y otras alteraciones.
Dentro de las estrategias terapéuticas puestas en marcha con relación a la
infección respiratoria por SARS-CoV-2 se pueden encontrar los siguientes
fármacos12: remdesivir, lopinavir/ritonavir, cloroquina/hidroxicloroquina,
tocilizumab, sarilumab, interferón beta-1B e interferón alfa-2B. Distintos
aspectos se tendrán en cuenta en cuanto a la administración de tratamiento
sintomático, nutrición/hidratación y actividad, descanso y sueño:
Administración de tratamiento sintomático
– Los tratamientos sintomáticos se pueden prescribir en la mayoría de los
pacientes, atendiendo a las alergias y al perfil de efectos adversos e
interacciones.
– Se suelen prescribir antipiréticos, analgésicos, antieméticos y antidiarreicos.
– Si fuera necesario administrar broncodilatadores, se recomienda aplicarlos en
cartucho presurizado asociado a cámara espaciadora (evitar nebulizaciones).
– Es aconsejable un manejo conservador de la sueroterapia en pacientes con
insuficiencia respiratoria aguda cuando no existe evidencia de shock3, 7.
13. Nutrición/hidratación
– El estado clínico del paciente y la aparición de determinados signos y
síntomas (anosmia, pérdida de apetito, náuseas, vómitos, diarrea), asociados a
la enfermedad o como efecto secundario de algún tratamiento antiviral,
supondrá la necesidad de adaptar la alimentación/hidratación a la situación
clínica y tolerancia del paciente.
– Valorar la necesidad de realizar controles en el balance hidroelectrolítico.
– Administrar fármacos antieméticos o antidiarreicos, según pauta establecida y
evaluar efectividad. Comentar al médico la necesidad de cambiar tratamiento
farmacológico oral por pauta intravenosa.
Actividad, descanso y sueño
– Recomendar al paciente que debe dormir/descansar en posición de decúbito
prono, siempre que sea posible. Preferiblemente, se aconseja permanecer en
esta postura por lo menos 12 h al día, de forma continua o alternando con
decúbito lateral, si no lo tolera bien11.
– Durante el día, en función de la actividad que realice, es preferible que el
paciente permanezca en posición de Fowler o semi-Fowler.
– Favorecer el descanso nocturno del paciente.
– La actividad se deberá adaptar al estado clínico del paciente. Deberá
limitarse al mínimo si el paciente está comprometido a nivel respiratorio y
desciende la SaO2 con la actividad.
– Se recomienda el trabajo interdisciplinar con fisioterapeutas para la selección
de pacientes que puedan beneficiarse de la realización de ejercicios de
prevención primaria (respiratorios y musculoesqueléticos)13.
Cuidados paliativos
El equipo de cuidados paliativos se encargará de proporcionar el máximo
comodidad, bienestar para el paciente y familia, en la etapa final. Para la
planificación de cuidados paliativos en pacientes con COVID-19 se recomienda
tener en cuenta determinados aspectos del paciente (salud física y mental
previa, conocer sus deseos, existencia de documento de últimas voluntades) y
familia (opinión sobre la limitación del esfuerzo terapéutico), siempre que haya
sido posible disponer de dicha información.
Se recomienda ofrecer la posibilidad de que un familiar (menor 60 años, no
embarazada, sin enfermedad crónica o inmunocomprometido) acompañe al
paciente en casos de situación preagónica.
14. CONCLUCIONES
Al 1 de julio de 2020, más de 10 millones de personas en todo el mundo
habían sido infectadas con SARS-CoV-2. Muchos aspectos de la
transmisión, la infección y el tratamiento siguen sin estar claros. Los
avances en la prevención y el manejo efectivo de COVID-19 requerirán
investigación básica y clínica e intervenciones clínicas y de salud
pública. Por ello se dio a conocer las vacunas, pero un tratamiento
específico aún está en descubrimientos.
Si bien esta pandemia tiene características propias en muchos
aspectos, conclusiones útiles sobre crisis económicas anteriores (por
ejemplo, la crisis financiera mundial), y otras epidemias (por ejemplo, las
gripes aviar y porcina, el síndrome respiratorio agudo severo (SARS), el
síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS) o la enfermedad del
virus del ébola (EVD), con respecto a las cuales cabe destacar la gran
importancia que reviste el empleo, la protección social y el diálogo social
en el marco de las políticas de mitigación y recuperación. El país fue uno
de los mas afectados en lo que es economía y salud
El desarrollo y la producción de vacunas tras la aparición de una
pandemia de causa viral no puede hacerse de forma inmediata. Además
del desarrollo y experimentación de la vacuna, una vez establecida su
dosis, seguridad y eficacia es necesario disponer de la infraestructura
logística para la fabricación, distribución y administración de miles de
millones de dosis en forma rápida.
El costo de esta clase de intervención de inmunización pasiva es
elevado y debe ser asumido por los gobiernos, sin que exista seguridad
alguna en cuanto al resultado final de suprimir la propagación.
Enfermedades para las que se dispone de vacuna eficaz y de bajo costo
desde hace más 30 años, como el sarampión o la parotiditis, todavía
originan brotes epidémicos permanentes y de gran magnitud, pese a que
no existe reservorio viral fuera del ser humano, lo cual muestra
las limitaciones de la inmunización pasiva en la eliminación de una
enfermedad.
El brote de esta enfermedad nos lleva a la conclusión que la manera de
cuidarnos puede salvar a nuestra familia y a evitar la propagación del
virus. el mejor medicamento para este virus somos nosotros mismos con
nuestro cuidados utilizar bien las mascarillas ,una buena higuiene,recibir
todas nuestras vacunas e informarnos bien sobre la pandemia.