Young Unforgiven Forever 1916. Poemario de Antonio Mejía.
Si desea reproducir parcial o totalmente esta publicación, debe establecer contacto con el autor en: antoniomejiao@hotmail.com
1. A N T O N I O M E J Í A O R T I Z
P O E S Í A
Y o u n g U n f o r g i v e n F o r e v e r
2. ANTONIO MEJÍA ORTIZ
YuF 196
1
______________________________________________________________________________________________________________
______________________________________________________________________________________________________________
P O E S Í A
A N T O N I O M E J Í A O R T I Z
YUF 1916
4. ANTONIO MEJÍA ORTIZ
YuF 196
3
______________________________________________________________________________________________________________
______________________________________________________________________________________________________________
P O E S Í A
5. ANTONIO MEJÍA ORTIZ
YuF 196
4
______________________________________________________________________________________________________________
______________________________________________________________________________________________________________
P O E S Í A
6. ANTONIO MEJÍA ORTIZ
YuF 196
5
______________________________________________________________________________________________________________
______________________________________________________________________________________________________________
P O E S Í A
1
SEGUNDO NOMBRE
Me detengo. Observo a la Creación asentarse
en una realidad que se reconoce ficticia,
recuerdo un sueño que tuve en el que mi madre muere
y no puedo hacer nada.
Las nubes se acumulan y ennegrecen; eléctricas sucesiones
de fractales suben al cielo como rayones de blanca tiza
partiendo momentáneamente el firmamento.
Escinde mis ojos el sonido del viento,
abro mis parpados a la naturaleza: los árboles,
las hojas secas, el vuelo de las pequeñas aves, la llovizna;
y entro en armonía con estos breves tumbos de aire
que arrecian intensamente y desaparecen de la nada
marcando el compás de un mal presentimiento que se intensifica
hacia una certeza inexorable;
y aunque las partículas de la materia lo estremecen todo,
no hay movimiento realmente;
y aunque me doblo apenas con el pensamiento
mi espíritu no se rompe frente al abatimiento de los días.
El aire trae una voz oculta y un significado que sin comprender
acepto como invitación a la vida,
una invitación que fractura el paradigma de la dualidad y los contrarios.
Este trozo de entorno y yo somos un mismo accidente,
el signo contemplativo del amor y el dolor propio.
Es calidez tu respiración en mi cabello, tu aliento en mis labios:
jadeo interrumpido por la risa de otros cuerpos también lacios.
Me detengo ante la conciencia de mi estar abandonado,
saboreo el olor de la lluvia en la tierra mojada del bosque;
mañana el sol naranja y enorme seguirá habitando edades reservadas,
momentos contigo inaccesibles para mi pasión recelosa.
Un agudo sonar de campana me regresa a la inútil forma
en que se extasía mi tiempo, el frío del norte se queda en la neblina
y es terrible y devastador como el cariño imposible
que durante amargas estaciones se consume a sí mismo
y con todo
recuerdo otro sueño que tuve en el que venías sutil y sin límites,
llena de esperanza como tu segundo nombre.
7. ANTONIO MEJÍA ORTIZ
YuF 196
6
______________________________________________________________________________________________________________
______________________________________________________________________________________________________________
P O E S Í A
2
GENEROSIDAD
Te necesito como a Dios, pero ninguno llega;
te doy esta emoción y estos mis pensamientos.
La única voluntad que me funciona la utilizo
obligándome a tener paciencia.
Por ahora no me queda más que el desgaste,
seguir y repetirme empecinadamente,
vaciarme de resignación para abrirme camino.
Entiendo que a estas horas ya te diluiste en otras ganas,
que si te busco hasta debajo de las piedras no podría hallarte.
A pesar de todo sé que no descorazono
esta convicción imperceptible, esta necedad etérea,
con todo lo cursi que pueda parecerte si niego mi fe
para abarcarte y así me abrazo a las peripecias de mi mala fortuna,
esperando que tu risa y tu llanto sean intimidad conmigo.
Recién te conocí pensé: ella tiene que ser la madre
que colme de sentido este correr de la sangre;
ella es la densidad y el volumen, la esencia y la forma,
que me llaman a resistir esta monstruosa prolongación
de circunstancias convenencieras, que pienso demasiado.
Ella es el destino que espero.
Y de algún modo por siempre quiero besar, acariciar,
aprehender la fascinante narrativa de tu cuerpo;
morder tu identidad como tu cuello, irme por tu garganta
y llegar hasta esa feminidad inagotable; yacer allí
y de algún modo por siempre hacerte el amor y la paz,
la transgresión y la locura; conocer cada semblante,
cada aspecto de tu alegría y tu tristeza; toda sonoridad
de tus lágrimas y la furia de tu carne embravecida.
Hazme ascender sobre las trampas de la vida, reconfórtame,
llueve tus labios sobre mi boca para emerger en la felicidad compasiva,
para decir que algo luminoso y bueno hice con el tiempo en mis manos
antes de convertirnos en sólo dos almas intrascendentes.
Quiero buscarte y declararme en el tierno influjo del deseo,
que sin envejecer pulsa transparente,
porque eres el despertar culminante y duradero
de una sustancia generosa que está suspirando.
8. ANTONIO MEJÍA ORTIZ
YuF 196
7
______________________________________________________________________________________________________________
______________________________________________________________________________________________________________
P O E S Í A
3
ME QUEDO EN LAS FANTASÍAS QUE ARDEN…
Me quedo en las fantasías que arden como lámpara de petróleo
en una noche que se va quedando sordomuda.
Me quedo en las horas largas desperdiciadas que se le buscan
al horario de trabajo en una oficina;
miro las letras a mi alcance, el color negro de la tinta
y cada fuente de los caracteres se derrite o combustiona
para formar una imagen tuya y un fantasma mío
que se nulifican al juntarse,
como acontece en alguna dinámica del universo;
y según la ceniza de las palabras y la densidad al mezclarse
es el verbo que arrebata y anega un gesto, un estremecimiento.
Al final se trata de un instante luminoso
en una tarde nublada pero calurosa,
que aletarga el alma perturbando la limadura de viejos errores,
de pasados amores que no se dieron o se echaron a perder
como una fruta olvidada en el bolsillo de un abrigo extraviado.
A veces pienso que voy a pudrirme con todo esto,
que si te lo dijera acabaría con el azar y el objetivo
porque sin necesidad me estaría precipitando
-como antes ha sucedido también conmigo-.
Pero si no viene pronto el empuje necesario nunca más
habrá días tan propicios;
y a veces me digo que toda esta coincidencia parcial es un sarcasmo,
que tú seguirás haciendo tuyas las victorias que te esperan
-porque incluso es uno de tus caprichos-,
mientras yo seguiré observando el mundo del tiempo
a través del hambriento fuego de mis fantasías.
9. ANTONIO MEJÍA ORTIZ
YuF 196
8
______________________________________________________________________________________________________________
______________________________________________________________________________________________________________
P O E S Í A
4
LOS DÍAS
Los días sin verte me han revelado
tu rostro limpio de cualquier liviandad
de cualquier intención subliminal que mi ansiedad
hubiera podido acumular sin darme cuenta.
El tiempo me ha traído a ti
a la gracia de tus gestos
al estallido de emoción que es como
un día de fiesta pagana
cuando nuestros ojos son vistazos que se buscan
esperando luego reconstruir en calma una mirada.
Como si todo esto lo hubiera previsto
y tuviera el rumbo de la historia en mis manos
el “ahora” se abre y abarca todas mis edades.
La vida ya no me enferma y mi ceguera cede
al reflejo del universo en cada cosa.
Tu imagen no es catástrofe ni locura
es en cambio
una mano tierna en la mejilla durante los días aciagos
cuando parece que nadie recuerda
los antiguos cuentos de falsa magia y enamorados.
Eres un cuerpo transparente hecho de tristeza
que sonríe a los accidentes del tiempo
y así reafirma cada fibra y cada vena
que vibra en la frecuencia de una corazonada.
Y después de todo me he puesto triste
mientras escribo esto
como si no fuera suficiente saberlo
como si me fuera extraña y definitiva
la suerte
la herida
la distancia.
10. ANTONIO MEJÍA ORTIZ
YuF 196
9
______________________________________________________________________________________________________________
______________________________________________________________________________________________________________
P O E S Í A
5
NAUFRAGIO
Me acumulo sobre el inestable entorno, entra la disolución y el suspenso.
El perfil de verano se disipa sin que me haya consolidado.
Por el contrario, la pendiente de este ciclo me transporta hacia la fosa
del desprendimiento: la arena del tiempo es la arena de esta playa;
hoy es diferente a la de ayer, diferente a la de mañana.
Sé que el mar habrá de llevarse lo superfluo y el horizonte se poblará
con el registro de una voz que guardo celosamente en mi pensamiento.
Sé que el instante será tan letal como perfecto,
como una ola que liberada de su mismidad -sin duración ni consecuencias-
deviene en maremoto.
Sucumbe esta parte del océano ante la natural curvatura cósmica;
frente a los grises tonos de un azul que te ama para recordarte;
frente a las gaviotas y los cuervos que planean a través de la brisa
como tú y yo planeamos a través del distanciamiento;
frente a los ojos indiscretos que aprovechan las arremetidas del viento
para dejarse encontrar por detalles morbosos;
frente al sedimento de las sombras donde golpea con violencia
el deseo vivo de tenerte conmigo, de habitarte con mi piel precipitada;
frente a la música pasada de moda y la mirada de las mujeres maduras
que se entregan a presencias y casi nunca a ideales o promesas;
frente a la decadencia de lo moderno y la agitación olvidada de lo anacrónico;
frente al decir abierto de la belleza que anda sobre el agua con pies descalzos.
La morena anchura del firmamento dentro de mí es interminable.
Tu imagen es marea desbordándose
en cada latido,
en cada latencia,
en cada fugacidad perfecta.
11. ANTONIO MEJÍA ORTIZ
YuF 196
10
______________________________________________________________________________________________________________
______________________________________________________________________________________________________________
P O E S Í A
6
BATALLAS PERDIDAS
Hay seres, situaciones o cosas, que debemos superar y seguir adelante.
Hay seres, situaciones o cosas, a las que debemos aferrarnos.
Pero tenemos que aceptarlo, también hay batallas perdidas:
los animales son asesinados caprichosamente,
los gatos mueren sin explicación en sucias calles,
los perros andan famélicos en avenidas y parques,
y los canarios son mínimos suspiros que desaparecen
apenas presiente la tierra su llegada.
La felicidad en este mundo es un pretexto, un dolor, una tristeza.
Las mujeres se van sin regresar nunca la mirada,
se pierden en mezquinas camas encima de hombres sin dimensiones
o convierten en sal todo aquello que está detrás suyo
cuando han decidido marcharse.
Los cigarrillos matan, pero nada es tan letal como el cariño oculto
que ha nacido sin posibilidades.
Y puedes pensar que me encapricho, que soy adicto a las pasiones imposibles,
que no he podido comprender el mecanismo acartonado
que muchas veces conduce al amor.
Que a pesar del fracaso cotidiano ni siquiera intento eso
de imponerme en la derrota, de vencerte para que me quieras.
Pero te equivocas, porque sí que lo comprendo,
sólo que no me hago a la idea.
Mis padres se conocieron desde niños, desde siempre se supieron
y su amor fue natural como la lluvia,
en tanto mi corazón se desgasta en la espera y siento que debo
romperle el cuello a la vida, someter al destino para tener una historia,
y con todo, aceptar que hay batallas perdidas,
porque ya no alcanzo a ver tu rostro. Perece todo impulso en la distancia.
12. ANTONIO MEJÍA ORTIZ
YuF 196
11
______________________________________________________________________________________________________________
______________________________________________________________________________________________________________
P O E S Í A
7
YUF 1916
Desde estos ojos miro anochecer Ciudad Universitaria,
la realidad se extiende a través de las ventanas
más allá de las posibilidades de la perspectiva.
Son las diez de la noche, viernes en la Torre de Humanidades,
aunque tuvimos viento en este piso el día se quedó nublado.
Sé que allí te encontrabas, intangible caminando
-segura de que así es la vida en el teatro-,
con esa actitud de estudiante reflexiva, de artista probada
y amante comprometida;
que aún te encierras entre tus amigas para hablar en secreto
de algún muchacho que les ha sonreído en el patio de la cafetería.
Y sé que debajo de esta celda de aislamiento
-construida por el hombre para acercarse a sus deseos-,
con él compartes cigarros y conversaciones espontáneas.
Y quisiera ser más joven, haberte conocido muchos años antes,
para evitar los años yermos de someter y ser sometido,
para amarte sin ti hasta que vengas y te quiera
siendo desconocida e irremediable como hasta ahora.
Sin embargo, no me derrumbo aun cuando presiento
que tu futuro ramifica lejos de estas horas encerradas.
Aunque mi corazón sea como una tumba y me halle consciente
de que no hay palabras que contengan la dimensión de un desprecio,
y todo esto hiera de cualquier forma,
tengo la voluntad suficiente para escribirlo,
para aplastar la desconfianza con las muelas
y comprimir la imaginación con los parpados.
Para andar a tientas -perdido de mí mismo-,
convencido de que este mundo angustiante
es menos duro girando bajo tus pasos.
13. ANTONIO MEJÍA ORTIZ
YuF 196
12
______________________________________________________________________________________________________________
______________________________________________________________________________________________________________
P O E S Í A
8
RECONSTRUCCIÓN
Voy a comenzar un viaje a través de las inmortales extensiones del universo,
que tendría sentido y únicamente sería auténtico si tú vienes conmigo.
Pero pasa el tiempo y se nos acaba y no habrá manera de volver
cuando te vayas; aunque siempre guardo un cigarro al final del día
y un gramo de alegría para hallar un final o un comienzo,
sin importar que esto sea como un mensajero del ánima
que, en las noches asfixiadas, me recuerda que te pierdo
al dejarme seducir por la desesperanza.
Porque debo mantenerme a flote por muy hombre solo que me sienta
y también porque soy hombre, así me duelo: a solas y en silencio;
sin ningún derecho a derrumbarme.
Por el contrario, estoy obligado a continuar,
a pensar que habrá un mañana después del día siguiente
en que pueda encontrarte, para que sucedan las risas, la mujer y la magia;
para que suceda y dure la pasión en tu nombre cada mañana,
como voluntad agónica, necesaria, inmarcesible;
porque aun cuando hiere no estoy realmente solo todavía,
te me revelas en el principio y el desenlace, en el amor y la despedida.
Y me pregunto si te conozco, si ya te conocía, si la realidad se abrirá
para incrustar un espacio en el que podamos seguirnos descifrando
en esta reconstrucción del proceso y la búsqueda,
del mito sublime del eros entre dos desconocidos que se aluden sin realizarse.
Y aunque me quede completamente abandonado, indefenso, desarmado,
cuando se vayan las risas, cuando desaparezca la magia;
cuando no sea más que referencia precaria
y con toda razón me arranques el nombre de la cara
-porque la vida siempre habrá de llamarte como a lo que está lleno de gracia-,
serás detonación en la liturgia de las horas y sabré entonces
que estoy en gracia, que persisto en paz con el mundo.
14. ANTONIO MEJÍA ORTIZ
YuF 196
13
______________________________________________________________________________________________________________
______________________________________________________________________________________________________________
P O E S Í A
9
PORQUE TE HAS IDO AHORA MISMO RÁPIDAMENTE
Porque te has ido ahora mismo rápidamente
sin una mirada lacerante al menos
y porque yo nunca creí que la total indiferencia
resultara más triste que el desamor mismo
y porque en este mundo no tengo turno ni para el desprecio
y todo se me pierde: las palabras las hojas las edades;
y cualquier intención no me conduce ni siquiera al vicio
porque a pesar de que mi espíritu anda golpeado y vagabundo
no puedo ser un indolente convenenciero
ni un siervo mezquino
y mucho menos conseguir lo que deseo realmente
incluso a cambio de mí mismo.
Y porque mientras espero el autobús
furioso de ser tan desafortunado como mi destino
tan sórdido como mi gracia
me pregunto si en realidad soy un bruto repulsivo
o qué derecho tengo para apropiarme de tu cariño
o por qué si te has dado cuenta que te quiero
que no te resulto extraño
persistes y me atormentas no dándome motivos.
Y quiero acabarme todos los cigarros del planeta
para asfixiarme con esta rabia jodida y desesperante
porque me avergüenza tener envidia al pensar que eres
feliz en ese carnaval de apariencias que en tu vida es repertorio
pensar que mientras escribo esto en una calle abandona
compartes las tonterías cotidianas con mercenarios de las emociones
que no corresponderían jamás a la conciencia misma de la vida.
Y porque frente a la inminencia de la derrota
no puedo detenerme a llorar o lamentarme como quisiera
y tengo por fuerza que seguir andante cuando ya
nada más quisiera rajármele a esta perra vida
que me despoja hasta del dolor mal sano del cariño desmedido
sin cuerpo ni circunstancia
porque ahora mi deseo es no haberte conocido nunca
y más lejos todavía no haberme sabido de ninguna forma.
Y porque mientras estoy hambriento sediento y disminuido
15. ANTONIO MEJÍA ORTIZ
YuF 196
14
______________________________________________________________________________________________________________
______________________________________________________________________________________________________________
P O E S Í A
y voy aplastado entre respiraciones muertas y ropas macilentas
acepto aunque me pueda que no estoy ni me aprehende
esa mirada tuya
que eres como la eternidad prometida: absoluta hermosa pero sin forma.
Y porque no soporto el silencio voluminoso de mi casa
y quisiera ladrillo a ladrillo derribarla
como si se tratara de esta urgencia de sentir que tus ojos
terminan con la necesidad de cualquier palabra.
Y admito que me agravia mi pobreza
no ser más que estos treinta años.
Y porque me pongo como un niño despreciado y hago berrinches
cuando comprendo que tu alegría para conmigo
es la misma que le tienes a las cosas del mundo
y porque sé amar quisiera que fueras únicamente mía
y con todo no sé cómo hacer que el amor suceda
y porque me alegran tus manías tus caprichos de mujer
tus reglas inviolables que le vienen bien a los
hábitos irreductibles de mi carácter.
Y porque no llego a ningún lado mientras tú
llegas a bocas jactanciosas y te das completa a manos
sin líneas ni dimensión histórica
y tengo que aguantar
y resignarme a esta identidad maldita que será sólo mía
a través de estos siglos intrascendentes
en donde no puedo hacerme a la idea de que te sean innecesarios
mis pensamientos mi sentimiento mis corazonadas.
16. ANTONIO MEJÍA ORTIZ
YuF 196
15
______________________________________________________________________________________________________________
______________________________________________________________________________________________________________
P O E S Í A
10
MIRADAS EN LA OSCURIDAD
Descubro de un vistazo tus piernas encuentro un tenue moretón púrpura
y un largo rasguño que me enardece como un falso pecador en la hoguera
me dan ganas de arrodillarme frente a ti frente a todos frente a la evidente
santidad de tu sexualidad pagana de tu feminidad más verdadera
y con ese acto rebelármele a la vida.
Se agita mi pecho de donde brotan como estallidos de látigo
imágenes de mi rostro hundido entre tus piernas
de mi boca chupando el jugo de tus muslos aletargados y sin consciencia.
Puedo verme siguiendo el hilo de tu falda a través del laberinto de tus
pretensiones haciendo a un lado todos tus prejuicios
porque estoy seguro que nadie ha llenado bien de labios saliva y dientes
esa piel que me provoca de no estar en la mía sobre mí
jadeante expandiéndose como en mí se expande el género
esta proporción de macho intransigente
y mientras me sumerjo más en la idea
más voy internándome en la adivinanza de tu sexo
y mientras más lo hago me transformo sólo en aroma.
Así arrastro ligeramente y sin misericordia esta densa lengua robustecida
con el placer de los años que nos separan
aquí en esta orgía de tus humores y mis órganos. Ya nada tiene significado.
Únicamente somos forma tuya contención mía;
y ahora no espero verte impostada sino complacida prendida quizá apenas arqueada.
Obligaré tus pechos con mis manos tus pezones hechos de nostalgia
con toda inocente narrativa que fuera soñada por mi sangre
pero no es lo que busco exactamente me dirijo hacia tus brazos
a la desnudez de tus axilas hacia la piel de tus costados
y esto es más excitante que cualquier obscena fantasía
más sagrado que cualquier ideal romántico.
Abro de nuevo con el palpitar intenso de mis labios la herida de tu pierna
sólo para cerrarla con el fluir de esta imaginación
entregada a la pasión que me provee tu descuadratura
porque allí en ese impulsivo y desconcertante núcleo coronado por la creación
somos dos almas que han abandonado la ignorancia y van desprendidas
de un mundo hostil e incomprensible donde a escondidas me aferro
a la esperanza de alcanzar contigo la unidad múltiple
el ideal de fundirnos en el principio etéreo del amor al sino.
17. ANTONIO MEJÍA ORTIZ
YuF 196
16
______________________________________________________________________________________________________________
______________________________________________________________________________________________________________
P O E S Í A
Dame los medios para erguirme sobre este impedimento de ser quienes
podamos apropiarnos del mundo.
Dame la pregunta para elevarme sobre la extenuante jornada del hombre
para abrirme paso hacia la verdad nueva y absoluta
la única verdad hecha de frialdad y lujuria de crueldad y ternura
donde la paradoja de un milagro se encuentra en la armonía y la tensión
de tu ser más blando que no expreso ni describo pero aprendo;
en la duración que alcanzaría a través de la fe en el sacrificio
y muerte de mi razonamiento
donde sucumbo frente al ateísmo heroico de tu escisión divina.
18. ANTONIO MEJÍA ORTIZ
YuF 196
17
______________________________________________________________________________________________________________
______________________________________________________________________________________________________________
P O E S Í A
11
ENUNCIACIONES
¿Cuánto dura la distancia?
¿Cuántos espacios, cuántas dimensiones
hay entre dos personas?
¿Cuántos millones de años luz se pueden medir
en apenas algunos metros que nos separan?
¿Cómo se encuentra el mérito y la circunstancia?
¿Cuántas deliciosas fantasías se perderán sin ti
en esta cotidianidad insípida?
¿Cuántas noches más habré de esperar que suceda
el milagro mínimo y discreto de verter aparecer
de improviso -ligera y sin peso-, en las historias que
me habitan cuando sueño?
¿Cuándo abriré los ojos para encontrarte
como a un día de julio?: discreto, luminoso, nítido.
¿Cuándo probaremos el fruto de la reconciliación
con el paraíso que guardas en tu pecho alborotado?
Nómbrame definitivamente, dame por favor una identidad
igual a la mía, pero renovada y distinta.
Encárname, germíname, embarázame de resucitaciones,
define con tu palabra todas las presencias
carnales y metafísicas originarias,
que mi naturaleza huérfana experimenta hondamente
sin referencias.
Permite que la vida sea y persista bajo tu intuición,
a través de tus incontables virtudes y también
a la sombra de tus defectos,
porque sólo así podrá renacer la voluntad de la belleza.
19. ANTONIO MEJÍA ORTIZ
YuF 196
18
______________________________________________________________________________________________________________
______________________________________________________________________________________________________________
P O E S Í A
12
ANDANZAS COTIDIANAS
Enciendo la computadora y busco tu rostro. Lo dejo allí presente.
No me importan los mensajes ni las actualizaciones.
Me levanto del sillón y hago otras cosas: barrer la sala,
ordenar en la mesa, el montón de libros y los recibos por pagar:
luz, gas, teléfono, esas cosas…; doblar los pantalones que tengo
sobre la cama y colgar las camisas (una en cada gancho);
prepararme un café, aunque sea una tarde calurosa;
limpiar el cenicero, contar los billetes en mi cartera y hacer los cálculos
necesarios para saber si llegaré tranquilo a la siguiente quincena.
Imaginar qué haría si mis evocaciones le pertenecieran a tu universo,
con qué seguridad te llamaría para invitarte a declararnos por lo inesperado;
o simplemente, imaginar qué haría si te hallará como creo que debe ser
un encuentro: por casualidad y en el instante vivo del acontecimiento,
esperando sin saber la llegada de la paradoja y el milagro.
Luego regreso, alejo el protector de pantalla y vuelvo a verte,
me digo que a pesar de todo sólo eres una chica más
con expectativas hechas a la medida de aquello que intentas
desesperadamente demostrar; que por eso tienes el auto que tienes,
que por eso te conservas en amantes afónicos y yo
me encuentro en el ojo secreto de tu atención.
Imagino qué haría con tu sudor, con la presión de tus costillas,
con esos muslos fascinantes en el acontecimiento de la sensualidad y el arrebato.
Qué haría con tus pies, con la delicada erótica desnudez de tus pies;
qué haría con tus lágrimas y tus carcajadas, qué haría cuando conocieras
todas mis feas manías.
Cierro cada una de mis pestañas para cerrar todos tus rostros y entiendo
que no moriré si tú no me quieres, que podré reponerme a fuerza de tiempo
y que también a fuerza de tiempo, vendrán otras mujeres por voluntad o fortuna;
que en algún momento volveré a enamorarme -con o sin razón-, justo como ahora;
que mujeres especiales habrá siempre porque como dicen los sabios:
la vida no es perfecta y el amor no es absoluto.
Aun así, me voy a dormir conjeturando cómo sucederían en esta ciudad
nuestros secretos, preguntándome por qué eres disyuntiva diaria,
dilema de lo que no veo. Qué tienes tú como para esperar
con inútil nerviosismo el abatimiento de las posibilidades vespertinas
cuando en tu privacidad te desentiendes de esa tramposa distancia;
20. ANTONIO MEJÍA ORTIZ
YuF 196
19
______________________________________________________________________________________________________________
______________________________________________________________________________________________________________
P O E S Í A
por qué sigo buscando evasiones en las miradas cuando tropiezo contigo
en algún corredor o en el estacionamiento.
Y antes de apagar este silencio y borrar tu sombra y tus ojos,
me pregunto a qué se debe esta emoción inexplicable
y cada día que despierto me echo al mundo sin respuestas.
A estas horas aturdidas la única idea que tengo es esta:
que tú eres como la existencia, que así lastimas y así llenas,
que así eres de impostergable: fatal y misteriosa;
que así me das tiempo de vida en este mundo de muerte,
que eres buena fortuna y mal agüero; que así me atraes y
me convences de sudar sangre para salvarme en la promesa de tu cuerpo.
Que de lograr aprehenderte acabarías con los días y los sueños,
con la virtualidad e inconsciencia en que se han convertido
mis andanzas cotidianas,
a cambio del fenómeno vital de la verdad perfecta.
21. ANTONIO MEJÍA ORTIZ
YuF 196
20
______________________________________________________________________________________________________________
______________________________________________________________________________________________________________
P O E S Í A
13
PROXIMIDAD
Tú detonas mi naturaleza de amante desposeído,
entonces me desprendo ante la sensación
de que la carne ha perdido cualquier tránsito luminoso,
de que nada puede moverse en dirección tuya.
Se diluye en la imaginación el encuentro fortuito,
apenas queda el espejismo de mis manos alcanzando
algún anhelo sobre la superficie.
Sabes que no te engaño
que no tengo la suficiente esperanza para hacerlo,
que tu voz me devuelve al destino sedentario.
Con mi respiración hago arder un milagro en el aire
cuando el aura de tu pensamiento se recupera de la lejanía;
ya no existen los años venideros ni los recuerdos,
sólo aquellas veces que te he querido sin ti, a pesar tuyo.
Aún avanzo por mi sangre con este vital reclamo:
¿Qué maleficio te desentiende de mis labios?
¿Por qué tan sólo nombrarte parece travesía fracasada?
El impulso del mundo ruge en mi alma cuando
tu descarada simpatía aplasta mis lamentos,
y qué son si no desgarrado signo de resistencia, sin embargo,
tengo suficiente coraje como para abrirme el cuerpo
o quedarme desierto de las causas y, aun así,
permanecer inamovible frente a la proximidad del desconsuelo.
22. ANTONIO MEJÍA ORTIZ
YuF 196
21
______________________________________________________________________________________________________________
______________________________________________________________________________________________________________
P O E S Í A
14
PARA ALCANZARTE
Sueltas las neuronas de mi ser interno
y juegas a esconderte en los libros
entre los discos o las películas.
Te pierdes más allá de la grieta que tiene
el vidrio de la ventana
y tengo que sacarme la ficción de las entrañas
para encontrarte para alcanzarte.
Bien dicen que el mejor momento de la vida
lo trae uno metido en la cabeza todo el tiempo.
Llega la mañana y me doy cuenta que nada
cambia aunque este ciclo se ha convulsionado;
que pasan los días y te veo menos
y esta ilusión comienza a desmoronarse;
que te desprendes ya no por juego
sino de cualquier forma y entonces
comprendo que es mejor estar dormido
que vivo o muerto
tomar esa parte de la muerte para no despertar
y esa parte de la vida que sustenta la pasión
para estar a tu lado y hacerme a ti
aunque dicen que no puedes tocar
tus sueños.
23. ANTONIO MEJÍA ORTIZ
YuF 196
22
______________________________________________________________________________________________________________
______________________________________________________________________________________________________________
P O E S Í A
15
LA LLUVIA APARECIÓ COMO UN MILAGRO
La lluvia apareció como un milagro que presentía,
aunque no lo reclamara.
Salí a la calle y no importó la oscuridad de la noche,
las estructuras brillaban,
tu imagen se había precipitado sobre la materia y
los átomos, haciéndolos estremecerse,
reconstruirse en algo nuevo y fantástico
que al impregnarlo todo hacía reconfortante
cada acontecimiento.
Tu figura encorvada iba y venía a paso lento,
del sueño a la realidad, fracturando el tiempo.
Al final pude comprender, empapado en ese fluir
de encuentros destinados,
que nada pertenecía a este ahora,
que esto era consecuencia de tu alumbramiento,
que, a partir de entonces, cada palabra, cada lenguaje,
cada signo que intentará definir a Dios mismo
y al hombre,
le pertenecerían a tu voz por siempre,
una voz
que nunca más resultaría triste ante la promesa
de volver a vernos en un mañana indefinido
como lo acordamos.
Tu alegría, tu locura, tu carácter a veces desquiciado,
será el advenimiento del secreto originario: el verbo
perenne de la esperanza.
La lluvia apareció en tu nombre como un milagro,
como una caricia en este laborioso páramo de voluntades;
y quise hacerlo,
salí a la calle para sumergirme en ti,
en la asimétrica belleza de ese misterio tuyo.
24. ANTONIO MEJÍA ORTIZ
YuF 196
23
______________________________________________________________________________________________________________
______________________________________________________________________________________________________________
P O E S Í A
16
LAS OFICINAS MATAN A LAS PERSONAS (O PRELUDIO A DOS VOCES)
Las oficinas matan a las personas. Afuera el mundo
que no le sirve a la hegemonía económica hierve en vida:
los chicos se reúnen en pequeñas islas alrededor de una mar
gastado y verde, por el que puede caminar cualquiera,
aún desarraigado de las potencias divinas.
Las chicas luminosas que amamos están ocupadas y
sus pensamientos no tienen tiempo para reflexionar
sobre la verdad del amor; naufragan en cuestionamientos más importantes.
El sol brilla, pero no fatiga. Es un día para extrañar a los amigos,
para sentirse triste de que no haya aliento sobre la piel que nos espere,
tristes de que la creencia no haya sido suficiente para darle volumen a la fe,
de que las pequeñas e íntimas victorias pronto se transformen
en rotundas derrotas, de que no hayamos nacido preparados
para una realidad desposeída,
de que Dios no se presente más que como un padre rencoroso
que ignora a sus hijos más necesitados. Y con todo,
¿cómo decir que este día no es hermoso,
como las pequeñas flores amarillas que se pegan a la ropa?
La vida no tiene secretos y sus medidas son estrechas,
por eso es importante que lo inmaterial exista,
que ella exista en mí como un corazón que ignoro que poseo,
como una idea silenciosa que pasa frente a mis ojos,
como una ternura en los días más desdichados,
como un agudo padecimiento que ella intuye, pero no sabe que tengo.
Como un día manso que brilla en los gestos cómicos de su rostro,
que se revela como un preludio bien temperado:
en su juventud buena y sencilla,
en su vanidad femenina, en su figura esmeralda,
en su presencia insoportablemente sustanciosa y atractiva,
en esos lindos ojos memoriosos que hacen vivir a la vida.
25. ANTONIO MEJÍA ORTIZ
YuF 196
24
______________________________________________________________________________________________________________
______________________________________________________________________________________________________________
P O E S Í A
17
ENCARNACIÓN
Mujer nuestra de la humanidad resentida a la que pertenezco
mujer que eres únicamente tuya como eres mía
de la misma forma que el tiempo le corresponde al verbo
en el mismo sentido me consumo en el humor de la espera
ayúdame
porque no soporto este mundo furibundo y enmarañado
que me aparta de tu voz alegre de tu furia
de tu respiración excitada o puramente contemplativa y en silencio
de tu castidad sagrada de nínfula perversa que hizo del ayer
una repercusión misericordiosa.
Amiga negada a la que entrego mis vuelcos
amante inaprensible
mujer omnipresente
revélame la cosmografía del espacio que habitas
la métrica de tu carácter
violéntame con tu atmósfera a veces liviana a veces densa
acaríciame con esa extrañeza de tu inocente ira.
Mujer que te has santificado en la oquedad del placer con limitados
y ciegos y aun así tu sangre es advenimiento y existencia
y tu nombre es carne transubstancial de mis remordimientos
despedaza con tu reino estos ataderos que recluyen
mi corazón y mi sexo
desgarra este desierto que cercena mi humildad y mi confianza
con el ciclo egoísta de un sofocante aliento que intenta seducirme
haz de mi vocación un motor voluntarioso que pueda llevarte conmigo
a todos los vértices de la ternura y sea mi fe vagabunda
como una raíz piadosa que nutra a todos los hijos planetarios
y antes de agotar los siglos de las horas avívame el espíritu
anda no me impacientes dame ahora mismo el pan de tu vientre
la leche de tu regazo compasivo la transparencia acuosa de tus pechos
mentirosamente avergonzados sáciame de caridad de ambos
porque soy como un orgulloso hambriento que busca un soplo
de sabiduría y templanza antes de convertir en alimento las rocas
protégeme contra la culpa de sólo ser esta hombría justa
y no la dimensión absoluta noble e ignominiosa del hombre
toma esta masculinidad en sacrificio para satisfacer
tu naturaleza de hembra lunar que agita las mareas
26. ANTONIO MEJÍA ORTIZ
YuF 196
25
______________________________________________________________________________________________________________
______________________________________________________________________________________________________________
P O E S Í A
el deseo inminente de fluir a través tuyo
todo cuanto significas para la plenitud máxima
de la virtud y el pecado
apasióname
redime cada una de mis carencias
quiero recobrar el entusiasmo perdido
libérame del mal de tu ausencia pero libérame primero
de la fatal herida de tu desprecio
del terrible sufrimiento de no ser indiferencia
no me abandones a la frivolidad de una tentación sanguinaria
antes bien condúceme a la desnudez regenerativa del fruto
únicamente si allí te encuentras
o arráncala de mi temperamento con un gesto que me apacigüe
y dure hasta que se extinga la luz de nuestros pensamientos
dame con la generosidad de tus labios
la palpitante fascinación que se anida en tu sustancia
y reafirmarnos en la encarnación verdadera del amor
así sea.
27. ANTONIO MEJÍA ORTIZ
YuF 196
26
______________________________________________________________________________________________________________
______________________________________________________________________________________________________________
P O E S Í A
18
MOTIVOS
No voy a cuestionar tus motivos,
no diré que justifican la paz que desearon
tus padres
que esa forma anacrónica de la armonía
resulta un cementerio
que la existencia es y tiene que ser mucho
más que eso
que no llegan las revelaciones en un
recorrido turístico por la vida
que eso únicamente sirve para evadir el tiempo
que la satisfacción del amor no cambia
la mecánica del sexo
que entiendo por qué la soledad te compromete
por qué a pesar de la compañía benevolente
hecha de complacencias sigues yerma
y necesitas resguardarte de ti misma
impedir que la pasión te desgarre el sentimiento.
La soledad se trata del instinto de esas ganas
que hemos sentido en el pulso de un pensamiento
de esa desnudez esmerada
que en una reacción
intenta suprimir la partida hasta el vértigo.
Y pasados los años este amor fracasado
se convertirá en impertinencia
tú serás la misma pero tu rostro se habrá
desgastado
y yo seré el mismo pero la ruta de mi memoria
no volverá a ser un terreno lúcido
y este secreto que vamos construyendo
algún día el peor guardado
aunque conocido lo adivinaremos
y entonces la soledad será perfecta
será absoluta y verdadera
sin voluntades maliciosas
sin remordimientos ni apariencias
y por fin los motivos se reunirán con los aconteceres.
28. ANTONIO MEJÍA ORTIZ
YuF 196
27
______________________________________________________________________________________________________________
______________________________________________________________________________________________________________
P O E S Í A
19
DE CERO - SIETE
Te escribo, te voy relatando en mi pensamiento, cada palabra
es un rasgo tuyo que has transformado en emanación virtuosa.
Te hago verbo a verbo como te necesito, no como quiero;
como te es necesario para ser tú misma y, sin embargo,
esto aún no podemos percibirlo.
Voy creándote auténtica e inaudita y quisiera decir:
esto lo hizo mi mano; pero no es cierto.
La belleza que te encarna la voy apenas atrapando
de las evocaciones de mi memoria y es sólo tuya, a nadie pertenece.
Tu felicidad y tu amargura no me corresponden, son inventadas,
adivinadas, presentidas, por una imaginación curiosa que
de no habitarlas se entristece.
A pesar de todo, te vas formando frágil y delicada en tu fortaleza,
como una tormenta estelar que nació de una respiración en calma.
Te proyectas en la retina de mis intuiciones,
tu imagen se alimenta de mi quieta necedad de contemplarte como ausencia.
Así cada letra tiene una repercusión en tu cuerpo, cada línea
en la tinta de mi mente es un trazo que esboza el ángulo de
tus piernas al sentarte, la extensión de tus dedos cuando estás conversando,
la fisonomía de tus párpados al internarte en el camino de una idea;
la aguda comisura de tus labios, sumergidos en la historia de tus siglos femeninos.
Y cada detalle es interminable, cada proporción es infinita,
cualquier doloroso aspecto, cualquier imperfecto semblante de la carne
y el espíritu son trascendentes como lo que retorna luminoso del fuego.
Toda tú eres un milagro que ha llevado mis azares y mis consecuencias hacia tus años,
para amarte sin conocerte, para sabernos en la pasión reconocida.
Y en este enloquecedor enamoramiento solitario,
que es al mismo tiempo salvación y condena, te pienso mansamente,
me hago pleno en tu existencia para describir este latir de púrpuras claridades;
y estiro el universo para alcanzar tus más hondas emociones.
Somos un beso roto en el denso suspirar de la Ciudad de México,
la voluntad del amor oculta en una oscura melodía que le canta a la vida
con un poco de muerte, un instante propicio que hace durar esta narración
en el asombro y la esperanza.
29. ANTONIO MEJÍA ORTIZ
YuF 196
28
______________________________________________________________________________________________________________
______________________________________________________________________________________________________________
P O E S Í A
20
DESPERTAR
La he visto en mis sueños más dolorosos,
aquellos que te dejan lamentándote de haber despertado.
La he visto embriagada apareciendo para abrasarme por la espalda;
recuesta su cabello en mi hombro y mi oído en palabras dulces
que no descifro, incluso ahora en esta perturbadora
madrugada de obstinadas revelaciones.
La he visto extendida sobre sus labios, acercando una sonrisa cazadora
porque sabe que no tengo armas para resistírmele,
que mi contención no es más que infantil apariencia
de palomas negras en un mundo raro. Y luego abro los ojos,
me encuentro en el centro de la vía láctea
que es el fragmento de un beso. No he despertado.
La he visto venir a mí como una conversación introspectiva,
como una voz inseparable grabada en mi nombre,
como una escena de enamorados que he estudiado
hasta en los detalles aleatorios;
y me doy cuenta de que me piensa, aunque sea por un acto involuntario,
que estoy en ella como un adverbio espinoso,
como una imagen oculta a la que vuelve sin permiso.
Y me doy cuenta que necesito ser algo suyo para ser yo mismo:
su inquietud, el límite de su orgullo, no sé, su bienestar y su complacencia.
Y me doy cuenta que estoy lúcido, que me abro para seguir dispuesto
a verla venir, aunque no sea yo suficiente sino sólo una aspiración
que sucumbe ante el presentimiento del amor desposeído.
En los retazos de un sueño, ella es la sustancia viva que mantiene
la realidad unida para que por fin se ilumine la existencia.
30. ANTONIO MEJÍA ORTIZ
YuF 196
29
______________________________________________________________________________________________________________
______________________________________________________________________________________________________________
P O E S Í A
21
AYÚDAME A ENCONTRARTE
Ayúdame a encontrarte. Mis sentimientos susceptibles
a las influencias terrenales han perdido el rumbo,
ya no sé cuánto de lo que digo es enteramente cierto;
me pierdo entre los géneros que el teatro ha rescatado de la vida,
trato de escuchar lo verdadero, pero todavía me es confuso
el ejercicio de la casualidad, el sentido de la conciencia
irrumpiendo en las circunstancias.
Sé que puedes sustraerme de esta dinámica
donde las voces me reclaman una complicidad tergiversada.
Sé que reúnes lo relativo y lo absoluto en esa contienda de contrarios
que son parte de la misma fealdad y hermosura.
Ayúdame a encontrarte para que la soledad ilumine el hemisferio
sensible de la noche y encuentre tus labios en una ciudad sin rostro,
para verte conmigo cada día hallarme en la alegría de tus ojos tristes
que son como una vanidad entrañada en la nostalgia.
Para enojarme contigo, fastidiarme de ti por algún tiempo,
despreciarte, odiarte intensamente hasta agotar mi malicia,
y volver transparente y acariciarte con mi vocación nocturna,
con el alumbramiento de mis amaneceres cuando aparezcas prodigiosa,
para hacer hervir mi fe acerca del amor, mi certeza del amar.
Ayúdame para que tu sudor y cada proporción de tu cuerpo
se impliquen por completo en mi memoria, para que tu nombre sea
la tierra donde ocurra mi vida y mi muerte;
quiero redefinir mi conocimiento del mundo a través de tu identidad
que es verbo, acción pura; verte llena de ti y entregada,
enfurecida y recelosa, cariñosa y tierna, infantil y caprichosa;
aspirar el color de tus córneas, la extensión de tu cabello,
y que haya una historia nuestra en el atemporal acontecimiento de tus besos;
compartir así la ilusión de una escala infinita y llena de misericordia,
porque aun siendo líquida la sustancia, para siempre seremos
los que estuvieron, los que tuvieron, los que una vez fueron;
y porque a pesar de ser endeble el consuelo,
puedo creerlo, contigo, a tu lado.
31. ANTONIO MEJÍA ORTIZ
YuF 196
30
______________________________________________________________________________________________________________
______________________________________________________________________________________________________________
P O E S Í A
22
A LA ESPERA
No habrá otro día de ensueños que te busquen
y tampoco horas que plenamente se te entreguen
en el espacio inquietante que hace relativo al tiempo.
Serás como lo fuiste: interminable y sin cuerpo.
Seguiré esperando como el viejo frente al mar
con otra insoportable forma del rostro oscurecido
con este enamoramiento clandestino que es paciente
en medio de un tormentoso desaliento. Allí
en esa quietud decisiva se lleva a cabo la contienda
entre el artificio y lo arbitrario. Allí
en ese silencio enérgico y dinámico
habrás de encontrarme en tus manos y sin saberlo
me echarás al aire donde no tardaré en desintegrarme.
32. ANTONIO MEJÍA ORTIZ
YuF 196
31
______________________________________________________________________________________________________________
______________________________________________________________________________________________________________
P O E S Í A
23
RGB
Veo tu cuerpo iluminado por un viento púrpura
que aparece doblegando la saña y el cansancio
de esta realidad vieja y encorvada.
La desesperación sin sentido
ahora es cuenta de verbos en tiempo futuro
hasta el día en que vuelvo a verte.
Ya no hay sombras en mis manos
toda maldad ha desaparecido
virgen pitonisa diosa pagana del oráculo
del sueño primero
que con una mirada me has reconstituido.
Veo tu cintura hecha de inmortalidad y
cómo tu boca es origen de todos los espacios
que esta masculinidad escindida ha recorrido.
Me niego a la condena de no ser más que anécdota
en el devenir de tu noviazgo
con las esencias sagradas de la vida
que son tú misma.
No quiero renacer en la gloria sino despertar en ti
con el alma avivada realizada levantada
por sobre el punto más alto en la nota del firmamento.
Quiero que hagas voluntariosa esta mortalidad
de animal en cautiverio
que conduzcas este primer instinto bruto de mi sangre
a la transgresión y la trascendencia.
Arrójame sumérgeme a la insondable herida
que es la existencia y no sólo al dolor escondido
que se aferra a tu voluntad erótica
y me desgasta en esta inmovilidad del corazón
que únicamente es carne y tejido y virtualidad del lenguaje
pero no acontecimiento amoroso:
tu aparición y la potencia de tu humor cósmico de hembra
sobre las cenizas de mi cuerpo y junto con tu sangre
serán principio y causa de todas las partículas materiales
y místicas que totalizan este sentimiento
que tiene eco y resuena en el primer nervio de mis
33. ANTONIO MEJÍA ORTIZ
YuF 196
32
______________________________________________________________________________________________________________
______________________________________________________________________________________________________________
P O E S Í A
generaciones y en el último latido de mis hijos.
Dime qué debería hacer para arrancarte de las fatales
determinaciones de una historia sin mitos personales
qué hago con esta desgracia del desterrado que se encuentra
de pronto excluido de su destino
como yo estoy marginado de tus intimidades.
Y en esta agonía de conocer la dimensión inmanente
del éxtasis del tiempo
cuando me halle en los límites de tu memoria
y no tenga ni siquiera la esperanza de verte pasar a la distancia
volverá el sin sentido volverá la muerte
y no habrá infierno suficiente y tampoco Dios absoluto
que pueda liberarme de la conciencia de aquello que no he sido.
34. ANTONIO MEJÍA ORTIZ
YuF 196
33
______________________________________________________________________________________________________________
______________________________________________________________________________________________________________
P O E S Í A
México 2016
35. ANTONIO MEJÍA ORTIZ
YuF 196
34
______________________________________________________________________________________________________________
______________________________________________________________________________________________________________
P O E S Í A
Una creación de
Antonio Mejía Ortiz