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(1ª PARTE: HISTORIA, ORIGEN Y EVOLUCIÓN)
EL MUNDO DE LOS CELTAS EN HISPANIA - DOCUMENTACIÓN 1 DE 6
1. LOS PUEBLOS CELTAS EN EUROPA
1.1 LOS GRUPOS INDOEUROPEOS
Es en el segundo milenio a.C., en el que las migraciones indoeuropeas procedentes de Asia, empujan a diferentes pueblos a tomar contacto con Europa. Estos
desplazamientos provocaron una mezcla cultural que dio origen a los antecesores de los celtas. En un segundo momento, los ilirios, que ocupaban el Danubio
central, fueron desplazados hacia el oeste, mezclando sus rasgos culturales con estos grupos indoeuropeos y con otros de tradición neolítica establecidos en el valle
del Rin. La nueva mezcla originada, creo a su vez, una cultura mucho más grande y abierta que las que la formaron y dio lugar a un fenómeno expansivo que
podríamos considerar como protocelta si no ya propiamente celta.
Celtas (del griego keltoi) es el término utilizado por lingüistas e historiadores para describir, en un sentido amplio, al pueblo o conjunto de pueblos de la Edad de
Hierro que hablaban lenguas celtas, una de las ramas de las lenguas indoeuropeas.
Existe sin embargo un concepto más restringido del término, referido en este caso a los llamados celtas históricos, entendidos estos tradicionalmente como el grupo
de sociedades tribales de Europa, que compartieron una cultura material iniciada en la primera Edad de Hierro (1200-400 a. C.) en torno a los Alpes (periodo
Hallstatt) y más tarde en el hierro tardío (periodo La Tène), y que fueron así llamados por los geógrafos griegos y latinos. En este grupo se adscriben los celtas
continentales de la Galia, norte de Italia, Alemania y Bohemia, los celtíberos de Iberia, los gálatas de Anatolia, este y centro de Rumanía.
1.2 ETAPAS CRONOLÓGICAS DEL MUNDO CELTA
La primera etapa de formación de este pueblo indoeuropeo podrían haber sido los portadores de la cultura de los campos de urnas que se propagaron rápida y
extensamente por Europa hacia el siglo XIII a. C.
La siguiente etapa de formación de este pueblo la encontramos en los comienzos de la Edad del Hierro en la Europa central, hacia el 1.200 a.C., cuando se pasa de
una economía pastoril a un periodo de predominio agrícola, al que le siguen dos siglos de expansión en el resto del continente de los rasgos culturales celtas de la
mano de la metalurgia del hierro.
También fue clave entre el 900 y 800 a.C. una decisiva crisis climática que supuso un retroceso de las tierras frente al mar. Muchos pueblos y particularmente los
celtas, se trasladaron buscando nuevas tierras.
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LOS PUEBLOS CELTAS EN EUROPA. ETAPAS CRONOLÓGICAS DEL MUNDO CELTA - CONTINUACIÓN
EL MUNDO DE LOS CELTAS EN HISPANIA - DOCUMENTACIÓN
Los tres periodos más significativos de lo que podríamos llamar cultura celta plena, son:
1. La cultura de los campos de urnas. En Europa Central los campos de urnas comenzaron a aparecer a partir del 1250 a. C. (Bronce D), extendiéndose hasta el
700-600 a. C. (Hallstatt C), ya en la I Edad del Hierro. Para otras regiones la cronología difiere, apareciendo las primeras evidencias en el nordeste de la
península ibérica hacia 1150-950 a. C. con una única necrópolis en estos momentos iniciales peninsulares, la de Can Missert (Tarrasa, Barcelona).
2. La cultura de Hallstatt, en la alta Austria, que se desarrolló y extendió en Europa entre el año 750 y 500 a.C.
3. La Téne, en Suiza, que definirá los rasgos de la segunda fase de expansión celta y su decadencia (450 a.C. al siglo I d.C.). Es el momento en que se les conoce
fuera de los límites de Europa, ya con el nombre bien de celtas o de gálatas y que se extendieron por todo el norte y occidente de Europa, Italia, Asia, Próximo
oriente y por Egipto.
LA CULTURA DE LOS CAMPOS DE URNAS
La cultura de los campos de urnas es un extenso horizonte arqueológico que se difundió durante el final de la Edad del Bronce y el principio de la Edad del Hierro
por buena parte de Europa, llegando en su momento de apogeo a abarcar desde el Danubio y el Báltico hasta el mar del Norte y el nordeste de la península ibérica.
Se caracterizó por un nuevo rito funerario: la incineración del cadáver y la deposición de sus cenizas en urnas de cerámica, las cuales se enterraban en un hoyo
practicado en la tierra, formando extensas necrópolis. Al principio se levantaban pequeños túmulos sobre las fosas, luego quizás alguna estela o nada que las
indicara. La expansión de este modelo se produjo entre los siglos XIII y VIII a. C.
Actualmente casi nadie sostiene que los grupos de los campos de urnas fueran un ente cultural homogéneo; la opinión generalizada es que se trató simplemente de
una moda que se expandió por Europa debido a préstamos culturales o, en ciertos casos, a movimientos de pueblos diferenciados entre sí. De hecho, en algunas
regiones el cambio en el comportamiento funerario fue el único cambio que se produjo, apareciendo una clara continuidad con las estrategias económicas y
sociales anteriores.
En las áreas en que se fue imponiendo la incineración se desarrollaron diferentes modelos de asentamientos, tradiciones funerarias distintas y se fabricaron
artefactos con tipologías propias; la única estandarización clara detectada fue la de los objetos de prestigio realizados en bronce. Esto fue debido a un incremento
de los intercambios comerciales, que no sólo se produjeron desde Centroeuropa hacia su periferia, como tradicionalmente se ha defendido, sino también desde las
áreas atlántica y oriental hacia el centro. Por otro lado y en contradicción con las antiguas tesis migratorias, se ha comprobado que la costumbre de incinerar los
cadáveres ya se practicaba en Europa con anterioridad, siendo durante el Bronce final cuando empezó a generalizarse en aquellas zonas donde se había
desarrollado la precedente cultura de los túmulos, con la cual no se produjo una ruptura, ya que se mantuvieron ritos y, en muchos casos, incluso los
asentamientos.
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Los colores naranja y rojo corresponden respectivamente al área norte y central
de los campos de urnas; otras regiones fuertemente influenciadas fueron la de
Lausacia (púrpura), Knoviz (Azul central) y el Danubio (marrón).
La incineración aparece documentada en el grupo húngaro de Baden y el rumano de Cotofeni en el III milenio a. C. Posteriormente, se convirtió en el ritual
predominante o alternaba con las inhumaciones entre grupos establecidos en la cuenca danubiana, en Hungría, Rumanía o Eslovaquia desde el 1950 a. C. También
en Centroeuropa, Italia y el área atlántica aparecen incineraciones registradas junto a inhumaciones antes del 1200 a. C.
LOS PUEBLOS CELTAS EN EUROPA. ETAPAS CRONOLÓGICAS DEL MUNDO CELTA - CONTINUACIÓN
EL MUNDO DE LOS CELTAS EN HISPANIA - DOCUMENTACIÓN
En Europa Central los campos de urnas comenzaron a aparecer a partir del 1250 a. C. (Bronce D), extendiéndose hasta el 700-600 a. C. (Hallstatt C), ya en la I Edad
del Hierro. Para otras regiones la cronología difiere, apareciendo las primeras evidencias en el nordeste de la península ibérica hacia 1150-950 a. C. con una única
necrópolis en estos momentos iniciales peninsulares, la de Can Missert (Tarrasa, Barcelona).
El cambio en el modelo funerario no se produjo de repente ni fue uniforme ni siquiera en Europa
Central, sino que fue algo paulatino. Los primeros indicios de una transición entre inhumación e
incineración se produjeron entre 1250-1200 a. C. en Alta Baviera (Alemania), donde los grandes
túmulos comenzaron a cobijar incineraciones, cambiando también las tipologías de algunos
elementos del ajuar, tales como las espadas. Durante un tiempo hubo necrópolis de incineración
junto a otras de inhumación, e incluso, necrópolis con ambos rituales coexistiendo juntos. Entre
1200-1100 a. C. se produjo la generalización del ritual de incineración y su expansión, con un claro
empobrecimiento de los ajuares funerarios en comparación con épocas anteriores, aunque con
marcadas divergencias regionales.
A partir del 750 a. C. (Hallstatt C), el ritual funerario
volvió a incluir abundantes inhumaciones junto a las
cremaciones y los ajuares se enriquecieron
espectacularmente. Se volvieron a levantar túmulos y se
abandonaron muchos de los asentamientos anteriores,
sobre todo los fortificados, aunque posteriormente se
volvieron a reocupar muchos, evidenciando una
jerarquización del territorio y de la sociedad que fue
acusándose cada vez más a lo largo de la II Edad del
Hierro.
Forma de enterramiento típico de la Cultura de
Campos de Urnas
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LOS PUEBLOS CELTAS EN EUROPA. ETAPAS CRONOLÓGICAS DEL MUNDO CELTA - CONTINUACIÓN
EL MUNDO DE LOS CELTAS EN HISPANIA - DOCUMENTACIÓN
LA CULTURA HALLSTATT
La cultura de Hallstatt es una cultura arqueológica perteneciente al Bronce final y la I Edad del Hierro.
Hallstatt formó parte de los campos de urnas y, a su vez, fue heredera de estos, manteniendo una clara continuidad, sin rupturas. Sin embargo, también recibió
influencias diferenciadoras gracias a sus contactos con el norte de Italia (Golasecca), con colonos mediterráneos a través del Adriático y también de los pueblos de
las estepas de la Europa Oriental.
Fue una cultura de transición entre la Edad del Bronce y la del Hierro, extendiéndose principalmente por la Europa Central, Francia y los Balcanes. Se suelen
distinguir dos grandes etapas (de un total de cuatro):
• Hallstatt A y B (1200-750 a. C.), correspondiente al Bronce Final de los campos de urnas.
• Hallstatt C y D (750-450 a. C.), consolidada como la Primera Edad del Hierro, aunque la C sigue perteneciendo a los campos de urnas.
Esta última fase (Fase D) enlaza con el periodo de La Tène (480-50 a. C.) o Segunda Edad del
Hierro.
Localización geográfica aproximada.
El nombre de esta cultura es debido a la Necrópolis de Hallstatt, situada en la localidad de
Hallstatt, en Austria, cerca de Salzburgo, donde se han encontrado cerca de 2.000 tumbas y
más de 6.000 objetos.
El uso del hierro al principio es minoritario. Sin embargo, a partir del VII a. C. se generaliza su
uso poco a poco, al igual que su comercialización.
Muchos de sus asentamientos estaban fortificados y dominados por una clase social de
guerreros que formaban una especie de aristocracia. Gracias al uso del hierro en vez del
bronce obtenían un armamento superior.
Hay cerámicas excisas, pintadas y grafitadas, a veces con incrustaciones, mientras que, en las
espadas, hay pomos incrustados en hueso, marfil o ámbar.
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LOS PUEBLOS CELTAS EN EUROPA. ETAPAS CRONOLÓGICAS DEL MUNDO CELTA - CONTINUACIÓN
EL MUNDO DE LOS CELTAS EN HISPANIA - DOCUMENTACIÓN
Esta cultura mantiene contactos con el Mediterráneo y con las estepas del este europeo. Persiste el comercio del ámbar y del estaño en los intercambios con el
mundo mediterráneo.
Con respecto al rito funerario, en los períodos iniciales se impuso la incineración y deposición en una urna, pero a partir de Hallstatt C se produjo un aumento de las
inhumaciones, que ya en Hallstatt D fueron predominantes. Hay claras diferencias en las tumbas, por su ajuar y por sus estructuras. Los ricos preferían ser
depositados en cámaras de madera, bajo túmulo.
LA CULTURA DE LA TÉNE
La cultura de La Tène es una cultura perteneciente a la Edad del Hierro, también conocida como Edad del Hierro II.
Es una cultura mayoritariamente celta, cuyo núcleo está en los Alpes, aunque en su apogeo terminará por extenderse por el centro de Europa, Francia, oeste de la
península ibérica, islas británicas y parte del este de Europa.
Zona nuclear de la cultura La Téne y máxima extensión
Los orígenes de la Cultura Lateniense se pueden rastrear en la primera mitad del siglo V a. C. en dos zonas
muy concretas: la región francesa de la Champaña, situada a la cuenca del Sena, a la altura del Marne-
Mosela y las regiones hermanas del Hunsruck-Eifel, situada en pleno cinturón de la cuenca media del Rhin.
En los tiempos de la Primera Edad del Hierro esos territorios habían mantenido una órbita secundaria a
modo de hinterland económico de los principados hallstáticos. El antiguo núcleo estaba poblado por
gentes autóctonas regidas por jefaturas de poca importancia y una economía autárquica, que mantenía
relaciones con los principados hallstáticos, que abastecían de materias primas y esclavos. Los pueblos de
Champagne y Hünsruck-Eifel parecen responder a una sociedad igualitaria con poco interés en objetos de
lujo en sus necrópolis.
La Téne A: (475 a.C. – 400 a.C.)
La Téne B: (400 a.C. – 150 a.C.). La época de las invasiones
Los relatos de Plinio retratan los años 400-300 a. C. como un periodo turbulento en el continente europeo,
afectado por migraciones masivas de los pueblos celtas y una serie de conquistas militares. Estas crónicas
no poseen un valor histórico pero coinciden al mostrar una época con un panorama de constante
desorden: numerosas tribus celtas se pusieron en movimiento en dirección al oriente invadiendo Panonia,
Hungría, Eslovaquia y Transilvania.
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Las descripciones enumeraban las tribus que penetraron en la península italiana, ocupando la zona al pie de los Alpes, invadiendo el valle del Po. La presión celta
resultó tan abrumadora que en el 386 a. C. plantaron a sus huestes a las puertas de Roma y la redujeron a escombros.
El ímpetu celta no se paralizó en el siglo III, avanzaron hacia el sur para saquear el santuario de Apolo en 261 a. C. Estas ofensivas se quedaron en simples correrías
de tribus celtas como los boios, escordiscos y tauriscos.
Plinio intentó explicar la historia al relacionar las migraciones con un aumento excesivo de la población, no ahorró en palabras para explicar las sesiones políticas
entre las tribus, los conflictos internos y las duras condiciones de vida. De este modo se sucedieron las migraciones: cada migración o conquista desplazaba a los
antiguos invasores que buscaba nuevos territorios cada vez más lejos de sus tierras de origen.
Los historiadores rechazan el plano de la hipótesis invasionista, las operaciones de conquista manu militari y las migraciones masivas pacíficas. Los datos
arqueológicos de este periodo revelan un mundo rural inimaginable para la vida militar. No existen ni grandes poblados ni fortificaciones. Este patrón de
poblamiento cuadra con un modo de vida pacífico, de reducida competitividad social y sin conflictividad política. Esta circunstancia manifestó una nueva
confrontación entre los partidarios del celtismo y sus opositores.
LOS PUEBLOS CELTAS EN EUROPA. ETAPAS CRONOLÓGICAS DEL MUNDO CELTA - CONTINUACIÓN
EL MUNDO DE LOS CELTAS EN HISPANIA - DOCUMENTACIÓN
La Téne C: (150 a.C. – 50 a.C.).
Durante los siglos II-I a. C. se produjeron importantes cambios en muchas raíces de la Cultura Lateniense, en su marco político, organización social y estructura
económica. Se produce una concentración de población en núcleos fortificados u Oppidas; evolución hacia formas de gobierno más complejas y el desarrollo de una
inestabilidad política.
Muchos cambios vinieron motivados por el impacto de potencias mediterráneas, sobre todo por la agresiva Roma que en esta época ya dominaba el sur de Francia.
Poco tenían que ver este mundo con la tradición de los siglos anteriores, la presencia romana resultó decisiva en las tribus galas
Los datos históricos de los siglos II-I a. C. lo recuerdan como una etapa muy complicada para los celtas. En el sur se toparon con Roma; en el oriente tenía la
confederación de tribus germánicas, oriundas de Jutlandia al frente y al litoral del mar del Norte, liderada por cimbrios y teutones, que tras un largo periplo militar
acabaron arrastrando parte de Alemania, Chequia, Hungría, Países Bajos y de la Galia en 120 a. C.. La inestabilidad creada por los cimbrios y teutones se acabó
gracias a la intervención de la República romana en el 101 a. C. Esa intervención fue un preludio de las campañas de Julio César en el 50 a. C. que acabaron con la
conquista de los pueblos celtas.
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2. LOS CELTAS EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
EL MUNDO DE LOS CELTAS EN HISPANIA - DOCUMENTACIÓN
El estudio de los celtas constituye uno de los temas más atrayentes de la Protohistoria de la península Ibérica, esencial para comprender su formación étnica y
cultural. Al mismo tiempo es uno de los campos peor conocidos del mundo céltico.
Sin embargo, este reciente interés por los celtas de la Península Ibérica tanto en España como en el extranjero, presenta una dificultad cada día más evidente:
explicar su origen y características más peculiares.
No se conoce su origen ni su evolución antes de la Edad de Hierro y, aun menos, cómo y cuando llegaron a las regiones atlánticas y, concretamente, a la Península
Ibérica, donde ofrecen un especial interés por ser el extremo más occidental de la keltiké (situación territorial de los celtas dada por los griegos clásicos) y por
aparecer en ella las primeras referencias históricas griegas a los Celtas, como la Ora Marítima y Herodoto.
Son varios los problemas a los que se enfrentan los investigadores al intentar explicar cómo llegaron los celtas, cuando lo hicieron y qué semejanzas y diferencias
muestran con respecto a las culturas centroeuropeas.
La primera dificultad es hacer que coincidan los datos aportados por la lingüística y el testimonio de la arqueología, pues unas pistas conducen a un camino mientras
otras llevan a conclusiones muy distintas.
Por otra parte, la arqueología no ha podido aportar pruebas suficientes de la presencia de gentes indoeuropeas en el ángulo noroeste de la Península y sin embargo
Galicia es la zona celta por excelencia.
Segundo problema: ¿Hubo realmente celtas en el conjunto de pueblos indoeuropeos que habitaron en la Península Ibérica? ¿Cuándo y cómo llegaron estos? ¿Se
puede distinguir lo precelta de lo celta?. Este es un proceso lleno de dudas y de lagunas sobre el que los historiadores no han dicho aun la última palabra.
Según las fuentes clásicas, parece ser que llegó a haber un centenar de tribus distintas en la Península Ibérica. No sabemos si aquellos pueblos tenían un nombre
para este extenso territorio, aunque dada la poca propensión que tenían a uniones más allá de las meramente tribales, es fácil suponer que no.
Los romanos dejaron escrito que había 1.000 ciudades en Hispania, aunque no se sabe qué criterio seguían para denominarlas así.
Lo que sí es seguro es que los pueblos denominados celtas estaban formados por un conglomerado de tribus que muy poco tenían en común, tanto en su cultura
como en su religión.
El conocimiento del interior peninsular por griegos y romanos es tardío y sesgado. Las primeras noticias propiamente históricas son de finales del siglo III a.C. y se
relacionan con las incursiones de Aníbal en la Meseta y el reclutamiento de celtíberos, carpetanos y lusitanos en el ejército cartaginés durante la Segunda Guerra
Púnica.
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LOS CELTAS EN LA PENÍNSULA IBÉRICA - CONTINUACIÓN
EL MUNDO DE LOS CELTAS EN HISPANIA - DOCUMENTACIÓN
A partir del siglo II a.C. el avance de las legiones romanas será el hilo conductor en el desvelamiento de las comunidades indígenas de la Terra incógnita.
Para comprender el estado actual de la cuestión sobre los Celtas Hispanos es necesario hacer referencia a la investigación, aunque sea sin entrar en una visión
historiográfica detenida de este problema.
• Bosch Gimpera fue el primero en plantear el tema de los celtas en la arqueología española. Buscó elementos comparables a los del Rhin y Suiza y los halló en
primer lugar en Cataluña con extensión por Aragón e incluso hasta el Sudeste de España y atribuyó los topónimos en -dunum de la zona subpirenaica a los
componentes de la primera oleada de indoeuropeos. Hoy sabemos que son testimonios de influencia gálica muy posterior. Bosch Gimpera, en definitiva, lo que
hizo fue construir una teoría de invasiones mediante conexiones de nombres de grupos de población en Hispania y en otras zonas, teoría que debe ser
comprendida dentro del momento en que vive, época de sobrevaloración del "panceltismo". Desde la objetividad de la distancia y en el estado actual de
conocimientos se descubren una serie de puntos débiles, apareciendo como una síntesis prematura con bases arqueológicas insuficientes.
• Schulen con su obra sobre la Meseta (valles del Duero y Tajo) (1969) aparece como el más claro representante de una nueva época en el estudio del tema,
combinando en su análisis los datos de la arqueología, la lingüística y la tradición histórica más remota. Desecha en principio que la aparición de una serie de
rasgos culturales suponga necesariamente una invasión. Cree que el cambio en ciertos territorios de los rasgos culturales de los campos de urnas y la aparición
de los caracteres de la cultura de Hallstatt puede ser simplemente la aceptación de las novedades hallstáticas por la población anterior.
• Lingüistas y arqueólogos han trabajado casi todo el siglo XX sin lograr una visión de síntesis necesaria para llegar a explicar el origen de los celtas en la Península
Ibérica, problema esencial desde todos los puntos de vista para superar la contradicción aparente entre datos lingüísticos, arqueológicos e históricos.
• Actualmente se cree que el proceso parece haber sido más complejo y es difícil poder reducirlo a un esquema seguro y simple en el que se concede demasiada
importancia en el desarrollo prerromano de esta zona a cuestiones de índole transpirenaica. Es preciso afirmar, una vez más, que, junto a factores que
podríamos considerar externos, no debe dejarse de lado los propios elementos indígenas en su evolución durante las etapas anteriores.
El proceso de celtización de la Península Ibérica, y con todos los reparos y falta de conocimientos existentes en la actualidad, pudo ser el siguiente:
• La llegada de pueblos indoeuropeos se puede definir como “infiltraciones”, que se van produciendo durante todo el primer milenio a.C. Las infiltraciones y
movimientos de poblaciones indoeuropeas a que nos hemos referido no fueron sincrónicas, sino que se realizaron en épocas distintas, estando atestiguados los
últimos movimientos en el siglo III a. C.
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LOS CELTAS EN LA PENÍNSULA IBÉRICA - CONTINUACIÓN
EL MUNDO DE LOS CELTAS EN HISPANIA - DOCUMENTACIÓN
• Durante la 1ª Edad del Hierro (1.000 a 500 a. C. aproximadamente) se produce a través de los Pirineos la llegada de pueblos indoeuropeos a la Península Ibérica,
aunque desconocemos con exactitud el mecanismo preciso de llegada. Las consecuencias de estos aportes externos son especialmente desde el punto de vista
lingüístico, además de la innovación en el proceso de enterramientos, pasando de la inhumación a la cremación definida por la cultura de Campos de Urnas,
incluyendo en este concepto a la cultura Hallstattica. El rito de la incineración pudo llegar también a la Península Ibérica a través de las relaciones
mediterráneas, pues la incineración existe en Tartessos. Tartessos y los campos de urnas son dos momentos culturales que se desarrollaron paralelamente.
• Los grupos que penetran fueron más bien escasos y no tuvieron un efecto rupturista o violento en el poblamiento local, que es sustancialmente continuista. Y
por otra parte, las novedades tecnológicas y culturales detectadas no obedecen a una implantación sino a procesos de adaptación progresiva.
• Con relación a los campos de urnas, hoy se habla de infiltraciones paulatinas de gentes que interactúan y se mezclan con grupos autóctonos desde al menos el
Bronce Final. Esta aculturación de larga duración dará como resultado la trasformación de elementos indoeuropeos en realidades locales, las culturas del Bronce
Final (1.100-800 a.C.) y Primera Edad del Hierro (800-500 a.C.) en diversos marcos regionales, desde Cataluña y el Valle de Ebro en momentos más tempranos
hasta la Meseta y las tierras del norte y occidente tiempo después.
• Entendido por tanto como un proceso cultural, los principales indicadores del fenómeno Campos de Urnas en la Península Ibérica, serían los siguientes:
a) Rito funerario de la incineración del cadáver y su depósito en una urna dentro de un hoyo o bajo una estructura tumular. En paralelo este rito pudo llegar a
través del Mediterráneo (tartessos).
b) Los poblados con viviendas de planta dispuestas en torno a un eje o calle central.
c) Nuevas formas de organización social y explotación del territorio.
d) El aporte lingüístico indoeuropeo, y éste es un elemento tan capital como controvertido. Parece que las gentes de Campos de Urnas hablarían lenguas
indoeuropeas y que, en efecto, debieron ser las introductoras de este tronco lingüístico en la Península Ibérica, del que derivarían diversas hablas.
• Alrededor del 500 a.C., los pueblos íberos se asientan en el norte de la Península, desplazando a los pueblos de Campos de Urnas hacia el interior. Además los
pueblos íberos ejercen de frontera a la entrada de nuevas filtraciones de celtas, independizando la cultura celta de Hispania y la cultura celta al norte de los
Pirineos. La cultura de La Téne no deja prácticamente rastro en la Península.
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3. EVOLUCIÓN DE LA CULTURA CELTA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
EL MUNDO DE LOS CELTAS EN HISPANIA - DOCUMENTACIÓN
La primera diferenciación de las dos grandes culturas prerromanas en la Península Ibérica, proviene de las culturas originarias y de la lengua.
En la zona Íbera de la Península, tanto las lenguas que se hablaban como el sustrato cultural eran plenamente Mediterráneos, donde la intervención de pueblos
como el fenicio y el griego en mezcla con los indígenas producen una cultura, por aquel entonces, de las más avanzadas.
En la zona Celta peninsular el sustrato cultural es indoeuropeo, lo que provoca una cultura y una lengua muy diferenciada de la zona Íbera y más atrasada
culturalmente.
En la zona Celta de Hispania tiene lugar además una serie de confluencias culturales que ayudan a comprender la personalidad cultural de los celtas de la Península
Ibérica. Las características principales de la evolución cultural celta en la Península Ibérica, son las siguientes:
• La presencia de Íberos en los pirineos, haciendo de filtro al paso de indoeuropeos a la Península, individualiza la cultura celta de Hispania con el resto de celtas al
norte de los Pirineos.
• La gente de cultura celta que llega a la Península no lo hace en grandes oleadas. Esto hace que dependiendo de donde se asienten y de la cultura indígena
existente, predomine más el cambio cultural hacia la cultura celta o se mantenga casi sin cambios la cultura indígena.
• El contacto con el mundo ibérico facilitó una creciente asimilación de elementos mediterráneos a lo largo de la segunda mitad del primer milenio a.C., proceso
esencial para comprender la personalidad cultural de los celtas de la Península Ibérica, pues se fueron aproximando a la cultura ibérica, diferenciándose
progresivamente de la cultura de la Téne generalizada por las zonas centroeuropeas del mundo céltico.
• Otro factor externo que interviene decisivamente en la formación histórica de algunos de los pueblos del área indoeuropea es el denominado Bronce Atlántico.
En las zonas occidentales de la Península, tanto en el Noroeste, como en toda su extensión hasta el Estrecho, encontramos culturas que participan del desarrollo
llamado por los arqueólogos Bronce Atlántico. Supone comunicaciones marítimas importantes con Bretaña, Inglaterra, Cornualles e Irlanda. Estas
comunicaciones se realizaron porque el estaño de las costas e islas occidentales de Europa (Galicia y Tras-os-Montes en la zona norte de Portugal, Bretaña, Devon
y Cornualles) se hizo indispensable para los pueblos civilizados del Mediterráneo. Algunos historiadores piensan que el idioma hablado en Lusitania tiene
sustrato celta pero que está muy influenciado por culturas atlánticas y mediterráneas.
• Desde el comienzo de la Segunda Guerra Púnica hay presencia romana en Hispania. Desde el inicio de la presencia romana hasta la conquista final de Hispania,
hay dos siglos de interrelación entre la Hispania celta y la cultura romana, que por supuesto, va modificando ritos, costumbres y usos de la Hispania celta.
2 DE 2EL MUNDO DE LOS CELTAS EN HISPANIA - DOCUMENTACIÓN
EVOLUCIÓN CULTURAL CELTA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA - CONTINUACIÓN
• El núcleo original de la cultura celta en Hispania se situaba entre el sistema Ibérico y la Meseta, pues así los identifican los escritores clásicos asimilándolos a los
celtas de más allá de los Pirineos. Pero también pueden denominarse “celtíberos” porque su lengua corresponde al “Celtibérico” de los lingüistas y su territorio
inicial y posterior expansión sobre el sustrato precedente permite identificarlos con los “Celtiberi” de los escritores romanos.
• A partir del siglo VI a.C. se produce un proceso de celtización desde el núcleo central de la cultura celtibérica hacia las zonas occidentales: por el territorio de
Extremadura, alto valle del Ebro y el Noroeste (Gallaecia). A su vez, estas gentes recibirán una fuerte influencia religiosa, económica y social por parte de los
antiguos pobladores de aquellas zonas. Luego, no encontramos más datos arqueológicos que nos indiquen la llegada de otros pueblos indoeuropeos a la
Península.
• Se trata de un proceso bastante complejo que no se puede definir con precisión. No se produjo en un solo momento de nuestra historia, sino de una forma
intermitente y escalonada a lo largo del tiempo. Tampoco influyo en todas las zonas por igual; y no sólo se debió a movimientos de población o migraciones,
sino también a otros fenómenos como la propia evolución interna, el contacto entre distintas culturas, los intercambios de todo tipo, la labor de artesanos
itinerantes y de comerciantes que introdujeron determinados elementos de la vida material, etc. El que esta celtización tuviera lugar según áreas y momentos
nos permite comprender mejor su falta de uniformidad.
• Estos complejos mecanismos explican cómo, a la llegada de Roma, el proceso de celtización fuera profundo en las zonas pastoriles occidentales ocupadas por
los Vettones y algo menos entre los Lusitanos. Por el contrario, aún era incipiente en la mayor parte del noroeste, la Gallaecia, lo que da idea de la diacronicidad
del complejo proceso de celtización de Hispania.
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4. LOS PUEBLOS CELTAS EN HISPANIA
EL MUNDO DE LOS CELTAS EN HISPANIA - DOCUMENTACIÓN
Definir y caracterizar los distintos pueblos celtas que habitaban la Península Ibérica por sus características culturales, sociales, lingüísticas o económicas, es una tarea
realmente complicada debido a la diversidad de características existentes entre las distintas tribus que podrían llegar a configurar una sociedad jerárquica superior.
Se cuenta con dos líneas de información para delimitar y caracterizar los distintos pueblos celtas asentados en Hispania.
La primera de estas líneas corresponde a la investigación epigráfica de las inscripciones que forman parte del nombre de los individuos.
A partir de estos estudios, se ha calificado a la sociedad indígena de la zona como una sociedad de carácter gentilicio o tribal. Bajo este apelativo se trataba de
remarcar la inexistencia o precariedad de formas estatales y el predominio de las relaciones de parentesco como elemento de articulación social. Pero el área
indoeuropea no es homogénea y, aunque hay zonas en las que percibir la existencia de una organización "estatal" es muy difícil, en otras no lo es tanto, y las
relaciones de parentesco debieron jugar un papel importante, de forma que en la epigrafía se mencionan unidades organizativas cuya denominación alude al
vocabulario del parentesco.
La segunda de estas líneas corresponde a la información que nos ha llegado de las fuentes clásicas.
A nivel general estas fuentes ya indican el conglomerado de pueblos existentes. Parece ser que llegó a haber un centenar de tribus distintas en la Península Ibérica.
No sabemos si aquellos pueblos tenían un nombre para este extenso territorio, aunque dada la poca propensión que tenían a uniones más allá de las meramente
tribales, es fácil suponer que no.
Por otra parte, Los romanos dejaron escrito que había 1.000 ciudades en Hispania, aunque no se sabe qué criterio seguían para denominarlas así.
El conocimiento del interior peninsular por griegos y romanos es tardío y sesgado. Las primeras noticias propiamente históricas son de finales del siglo III a.C. y se
relacionan con las incursiones de Aníbal en la Meseta y el reclutamiento de celtíberos, carpetanos y lusitanos en el ejército cartaginés durante la Segunda Guerra
Púnica.
A partir del siglo II a.C. el avance de las legiones romanas será el hilo conductor en el develamiento de las comunidades indígenas de la Terra incógnita.
Por su carácter aguerrido y férrea oposición a Roma, celtíberos y lusitanos son los pueblos más nombrados en las crónicas de la conquista, con episodios tan célebres
como la resistencia de Viriato o el asedio final a Numancia.
A través de estas dos líneas de investigación, además de documentos latinos aparecidos en Botorrita (Tabula Contrebiensis), se pueden trazar unos límites más o
menos precisos de los distintos pueblos que configuraban el territorio celta a la llegada de los romanos a Hispania.
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LOS PUEBLOS CELTAS EN HISPANIA - CONTINUACIÓN
EL MUNDO DE LOS CELTAS EN HISPANIA - DOCUMENTACIÓN
Habida cuenta de la amplitud espacial de la Hispania céltica y de los distintos marcos ambientales y culturales que la integran, se hará una presentación del
poblamiento prerromano en cinco grandes regiones.
• Sistema Ibérico y Meseta Oriental (Cultura Celtibérica)
• Meseta Occidental y Central
• Franja Atlántica y Extremadura
• Cornisa Cantábrica
• Cultura Castreña.
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EL MUNDO DE LOS CELTAS EN HISPANIA - DOCUMENTACIÓN
• SISTEMA IBÉRICO Y MESETA ORIENTAL (CULTURA CELTIBÉRICA)
 Pelendones (C10)
 Belos (C11)
 Lusones (C12)
 Titos (C13)
 Olcades (C14)
 Arévacos (C15)
Dentro de cada una de estas regiones, se destacan los siguientes pueblos:
• MESETA OCCIDENTAL Y CENTRAL
 Vacceos (C5)
 Carpetanos (C16)
 Vetones (C17)
• FRANJA ATLÁNTICA Y EXTREMADURA
 Lusitanos (L1)
 Célticos (C18)
• CORNISA CANTÁBRICA
 Cántabros (C3)
 Astures (C4)
 Turmogos (C6)
 Autrigones-Caristios (C7)
 Várdulos (C8)
 Berones (C9)
 Vascones (A1)
• CULTURA CASTREÑA.
 Galaicos (C1)
 Brácaros (C2)
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4.1 SISTEMA IBÉRICO Y MESETA ORIENTAL (CULTURA CELTIBÉRICA)
La definición de Celtiberia y de los pueblos que la componían difiere de unos autores a otros e incluso en un mismo autor, en pasajes diferentes, ofrece
concepciones distintas a ella. Este hecho ya lo señalaba Estrabón, quien decía que unos dividían a los celtíberos en cuatro partes, mientras que otros lo hacían en
cinco. Ninguna fuente sin embargo, proporciona una enumeración completa de estos pueblos.
El nombre de celtíberos ha sido explicado de muy diversas formas también. Ya en la antigüedad Diodoro de Sicilia dice que celtas e Íberos lucharon mucho tiempo
por dominar el territorio pero que, al no conseguirlo, al final se unieron entre sí con matrimonios mixtos, y de esa unión vendría el nombre de celtíberos. Esta
explicación que no corresponde a ninguna realidad científica naturalmente, es muy del gusto de los intelectuales griegos, quienes solían explicar mediante
genealogías, las relaciones entre unos pueblos y otros.
Ya en nuestro tiempo, el historiador alemán Adolf Schulten, defendió con tanta tozudez como falta de razones el carácter ibérico de la cultura celtibérica, e
interpreto el nombre de celtíbero como “íberos en tierras de celtas”.
Las sucesivas excavaciones realizadas en Numancia y otras zonas celtibéricas, demostraron sin lugar a dudas el carácter celta de la cultura celtibérica. El nombre de
celtíberos, querría decir “celtas de Iberia” y, en todo caso, hará alusión a rasgos específicos de su cultura, que muestra una iberización innegable, sobre todo en la
zona del valle del Ebro.
Álvaro Capalvo ha señalado que ninguna fuente anterior al siglo III a.C. habla de los celtíberos en Hispania, mencionándose celtas únicamente. Según este autor, el
nombre de celtíberos sería una creación romana. Lo que hay que observar es que, no solamente el nombre de celtíberos, sino la misma conciencia de unidad de
este pueblo, o dicho de otro modo, los celtíberos como pueblo, serían algo que aparecería como consecuencia de la conquista romana.
Cuando Roma irrumpe en la Península o mejor dicho, cuando Roma se asienta en la Península, el territorio de la Celtiberia nuclear comprendía el sector oriental de
las actuales provincias de Zaragoza, Teruel, Soria, sur de la Rioja, sureste de Burgos, extremo nororiental de Segovia, buena parte de Guadalajara y La Alcarria
conquense.
Tras la conquista, las fuentes romanas dividen la Celtiberia en dos circunscripciones:
• La Citerior, la zonamás oriental en torno al valle del Ebro, de carácter agrícola y urbano. En el espacio de la citerior se sitúan los belos, los titos y los lusones.
• La Ulterior, de más difícil sometimiento, que abarca las tierras interiores del Alto Duero, de relieve accidentado y de ecosistema pastoril. En la ulterior se sitúan
los arévacos y los pelendones.
4. LOS PUEBLOS CELTAS EN HISPANIA
5 DE 19EL MUNDO DE LOS CELTAS EN HISPANIA - DOCUMENTACIÓN
LOS PUEBLOS CELTAS EN HISPANIA. CULTURA CELTIBÉRICA - CONTINUACIÓN
LOS BELOS
Posibles límites de los distintos pueblos celtíberos
Ocupan el valle medio del Jalón con prolongación hasta las cuencas de los ríos Huerva y Aguas Vivas y el Campo de Cariñena.
Apenas tenemos noticias de ellos por su temprana conquista. Sekaisa (Segeda), en las cercanías de Belmonte, era el principal centro urbano de los belos, así como
Arcobriga (Arcos de Jalón). Se conoce también una ciudad de nombre Contrebia Belaisca, que sería la actual Botorrita.
LOS TITOS
Inmediatos a los Belos hacia el sudoeste hasta alcanzar las fuentes del Jalón por su margen izquierda, se sitúan los titos, aliados tradicionales de aquellos durante la
conquista.
Titos y Belos recibieron las influencias ibéricas que, procedentes de Levante, remontaron el valle del Ebro, al estar situados en los pasos estratégicos del valle del
Ebro a la Meseta.
Este pueblo que aparece citado en las fuentes clásicas contribuye a las guerras de
resistencia contra Roma, firmaron, en el 179 a. C., los pactos de Graco y entraron
en guerra con Roma, junto con los belos y los arévacos, en la segunda guerra
celtíbera, que terminaría con la destrucción de Numancia en el 133 a. C. A partir
de entonces desaparece, como pueblo, de las fuentes.
En la literatura clásica, Titos y Belos son citados siempre conjuntamente y por Apiano sabemos que existía cierta dependencia de los Titos con respecto a los Belos
LOS LUSONES
Articulan su territorio en torno al tramo medio y final del río Jiloca y alcanzan el
nacimiento del Tajo en la comarca de Albarracín. Aunque algunas fuentes los
sitúan más al norte, a los pies del Moncayo, poblando la margen derecha del
Ebro.
Destacan entre sus centros Contrebia, en las proximidades de Daroca, y
Bilbilis, la actual Calatayud.
Los límites entre Lusones, Belos y Titos, son muy difíciles de establecer. Puede ser
que el poblamiento fueses un mosaico con localidades pertenecientes a unos
pueblos dentro del territorio de otros.
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LOS PUEBLOS CELTAS EN HISPANIA. CULTURA CELTIBÉRICA - CONTINUACIÓN
Posibles límites de los distintos pueblos celtíberos
LOS ARÉVACOS
Es el pueblo más importante de la Celtiberia Ulterior. Estos ocupaban la actual provincia de Soria desde las estribaciones serranas hasta las cabeceras del Henares y
Tajuña en el norte de Guadalajara; un amplio territorio vertebrado por el curso alto del Duero. A los arévacos pertenecen las ciudades tan conocidas en época
histórica como Numancia, Uxama, Argaela o Clunia.
Los Arévacos, a decir de Estrabón, eran el más fuerte de los pueblos celtibéricos, y ello se comprueba por el papel destacado que asumieron en la resistencia contra
Roma. La segunda guerra celtibérica fue fundamentalmente una guerra contra los Arévacos.
El nombre Arévaco es céltico y fue interpretado por Bosch Gimpera como are-vaccei o vacceos del este. Plinio decía que este pueblo tomaba su nombre del río
Areva, que se ha identificado por razón fonética con el Araviana.
LOS PELENDONES
Más complejo resulta establecer el marco espacial y la identidad de los pelendones, citados sólo por Plinio y Tolomeo en vecindad con los arévacos, que debieron
ocupar la parte norte y montañosa de la provincia de Soria. A los pelendones se les relaciona con la cultura arqueológica de los castros sorianos, que se
desarrollaron entre los siglos VI-IV a.C., en momentos del celtibérico antiguo.
Del análisis de las fuentes puede deducirse que los pelendones fueron un pueblo
sometido por los arévacos, posiblemente en el momento inmediatamente anterior
a la conquista romana. La política seguida por Roma devolvió a los antiguos
habitantes, pelendones, el territorio del que habían sido desalojados. De ahí que
Numancia aparezca en unos autores como arévaca y en otros como pelendona.
LOS OLCADES
Se ubicaban en la provincia de Cuenca aunque existe gran controversia sobre la
situación concreta y procedencia. Unos autores sitúan a los olcades como pueblo
celtíbero y otros como pueblo íbero dentro del territorio edetano.
Hecateo de Mileto los situaba entre el alto Tajo y el Júcar medio. Posteriormente,
solo se citan en época de Aníbal, desapareciendo posteriormente absorbidos
entre celtíberos y edetanos, y siendo mal conocidos. Más tarde Tito Livio los
consideró un apéndice de los carpetanos. Por otra parte el historiador Manuel
Gómez-Moreno los situaba en La Alcarria.
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4.2 MESETA OCCIDENTAL Y CENTRAL
EL MUNDO DE LOS CELTAS EN HISPANIA - DOCUMENTACIÓN
LOS VACCEOS
Extendidos por las actuales provincias de Valladolid, Palencia, oriente de Zamora, sur de Burgos y occidente de Segovia, los vacceos son un pueblo de notable
personalidad. Su proceso formativo parece retrotraerse a la cultura de Cogotas I del Bronce Medio-Final. A partir del siglo V a.C. esta región sufre un fuerte impacto
del núcleo celtibérico del Alto Duero, con el desarrollo de la metalurgia del hierro, configurándose los vacceos históricos.
El paisaje urbano, la facilidad de comunicaciones de su territorio y una economía cerealista, textil y alfarera, convierte a los vacceos en uno de los pueblos más
desarrollados de la Meseta.
Las ciudades más importantes fueron, Roa de Duero-Rauda
(Burgos), Pallantia (Palencia), Terradillos-Viminatium (León),
Oceloduri (Zamora), Portillo-Porta Augusta y Simancas-
Septimanca (Valladolid) y Coca-Cauca (Segovia).
Los Vacceos aparecen mencionados muy tempranamente
en la fuentes literarias, al ser uno de los pueblos contra los
que se dirigió Aníbal en el año 220 a.C. Posteriormente
aparecen citados (193 – 190 a.C.) con motivo de las
campañas de Marco Fluvio contra Toletum. Su mayor
protagonismo se va a dar sin embargo, durante la guerra de
Numancia, con motivo de las campañas de Licinio Lúculo.
Después de la caída de Numancia, durante las guerras
civiles de final del siglo I a.C., algunas ciudades vacceas que
habían tomado partido por Sertorio, siguieron resistiendo a
pesar de la muerte de éste. Después ya no hay signos de
resistencia por parte de los Vacceos y, en el año 29 a.C.,
Augusto declarará la guerra a los cántabros y a los astures
pretextando defender a los Vacceos.
LOS PUEBLOS CELTAS EN HISPANIA - CONTINUACIÓN
Posibles límites geográficos de los Vacceos
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LOS PUEBLOS CELTAS EN HISPANIA. MESETA OCCIDENTAL Y CENTRAL - CONTINUACIÓN
LOS VETTONES
Ocupaban las actuales provincias de Salamanca y Ávila en su totalidad, la penillanura cacereña, el occidente de Toledo hasta rozar con el sur por el valle del
Guadiana. Las manifestaciones más representativas de los vetones son las esculturas zoomorfas de toros y cerdos, los llamados “verracos”. El semblante de los
vetones en la historiografía antigua es de un pueblo de pastores y guerreros que secundan a los lusitanos en su lucha contra Roma.
Destaca entre sus emplazamientos Salmantica (Salamanca), Bletisa (Ledesma), Mirobriga (Ciudad Rodrigo), Lama (Baños de Montemayor), Capara (Ventas de
Cáparra), Obila ? (Ávila) y Turgallium (Trujillo).
Parece ser que también en este caso el pueblo más fuerte, los vacceos, arrinconó al más débil en las zonas montañosas y menos productivas y, por ello, también
Helmantica-Salmantica aparece en unos autores antiguos como vaccea y en otros como vetona.
Sobre este territorio se desarrolla en la segunda del Hierro, una de las
culturas prerromanas con mayor personalidad propia, denominada
“cultura de los verracos”, que son imágenes de toros, cerdos o jabalíes,
realizados en piedra. Sobre su significado se ha discutido mucho sin que
en la actualidad haya unanimidad entre los historiadores.
Otro rasgo fundamental de los Vettones, es el poblamiento en castros,
algunos de los cuales presenta unas defensas impresionantes.
El poblamiento castreño puede ser de origen indoeuropeo, pero las
esculturas de verracos parecen tener su origen en la estatuaria ibérica
del mediodía y levante peninsular. Esta posible dualidad de culturas, es
lo que les da a los Vettones una fisonomía propia que los distingue de
los restantes pueblos de la Meseta Central. Posibles límites geográficos de los Vetones
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LOS PUEBLOS CELTAS EN HISPANIA. MESETA OCCIDENTAL Y CENTRAL - CONTINUACIÓN
LOS CARPETANOS
Su territorio está comprendido entre la Sierra de Guadarrama, los Montes de Toledo y la serranía conquense: el ámbito de las actuales provincias de Madrid, Toledo
y rebordes de Guadalajara, Cuenca y Ciudad Real. Están definidos por asentamientos agrícolas de pequeño y mediano tamaño en terrazas y por poblados
fortificados en los escarpes de montaña. Concluida la conquista de su territorio, los carpetanos, de identidad é tnica poco precisa, apenas vuelven a ser citados en
las fuentes, englobándose en las referencias genéricas a celtíberos. Centros importantes son Toletum (Toledo), Complutum (Alcalá de Henares) y Consabura
(Consuegra).
Los Carpetanos entran en la historia con motivo de la expedición
de Aníbal contra los pueblos de la Meseta en los años previos al
ataque a Sagunto (221 a.C.). Al regreso de Aníbal después de la
expedición contra Vacceos y Olcades, es atacado por los
Carpetanos. Aníbal los combatió a orillas del Tajo, donde obtuvo
una aplastante victoria que le dio el dominio sobre los pueblos
del interior de la Península y permitió atacar Sagunto.
Cuando comienza la conquista de la Meseta Central por los
romanos, las fuentes literarias no mencionan a los carpetanos
como pueblo, pero sí a diferentes ciudades suyas que jugaron un
papel importante en las luchas de comienzo de II a.C.
Desde un punto de vista étnico y lingüístico, los carpetanos
parecen un pueblo indoeuropeo pero con numerosos elemento
íberos. Por una parte presentan vínculos lingüísticos y culturales
con los ibéricos Oretanos del sudeste, pero por otra parte
también con el mundo occidental de los vettones,
probablemente emparentados con los lusitanos de algún modo.
Los carpetanos comparten con los vettones uno de los rasgos
más característicos, que son las esculturas zoomorfas de verracos
Posibles límites geográficos de los Carpetanos
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4.3 FRANJA ATLANTICA Y EXTREMADURA
EL MUNDO DE LOS CELTAS EN HISPANIA - DOCUMENTACIÓN
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LOS LUSITANOS
Los lusitanos ocupan un espacio mal definido en el interfluvio inferior Tajo-Duero. Se incluyen en él, el occidente de Extremadura y la parte de las regiones
portuguesas de Tras-Os-Montes, las Beiras y el norte de Alentejo. Su proceso formativo no está aún del todo claro pero como en otras regiones interiores, tiene su
base en un sustrato castreño de tipo atlántico con añejos elementos indoeuropeos de la Edad de Bronce. Empieza a definirse más claramente a inicios de la Edad de
Hierro, con poblados fortificados tanto en altura como en el llano, controlando cursos fluviales, recursos naturales y vías de comunicación con vistas de intercambio
regional. Sobre este sustrato actúan más adelante poblaciones venidas de la Meseta y de tradición de Campos de Urnas, migraciones procedentes del Sudoeste y
otras ligadas al comercio púnico, y finalmente la presencia romana.
Lo que sabemos de los castros y la cultura material de los lusitanos no difiere en demasía de lo atribuible a galicos, astures o vettones. Cabría pensar en un fondo
cultural compartido que incluiría una lengua dominante de raíz indoeuropea, que denominamos lusitano, de la que se conservan testimonio algunas inscripciones
latinas altoimperiales.
Centros importantes son Aeminium (Coimbra), Caurium (Coria), Ebura (Evora) y Norba Caesarina (Cáceres).
Los lusitanos aparecen mencionados por primera vez en su territorio por Polibio hacia el año 210 a.C., cuando cita que, de las tropas cartaginesas, las de Asdrubal
Giscón estaban “en las proximidades de la desembocadura del Tajo, Lusitania abajo”.
Estrabón proporciona una completa descripción de Lusitania. Sitúa a los lusitanos
al norte del Tajo y dice que son la tribu más grande de los Íberos, contra la que los
romanos tuvieron que combatir largo tiempo.
Posibles límites geográficos de los Lusitanos
Ya antes de la conquista romana, los lusitanos se habían extendido al sur de la
línea del Tajo. En el año 155 a.C. los lusitanos emprendieron una gran expedición
contra los territorios de los aliados de Roma al mando de un tal Púnico,
derrotando a dos ejércitos romanos y saqueando el litoral de Andalucía. Al año
siguiente, según Apiano, los lusitanos del otro lado del Tajo, se levantaron bajo las
órdenes de un tal Cauceno y saquearon la cudad de Conistorgis, que era
probablemente la capital de los conios, en el Algarve.
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Por la forma que Aoiano cuenta los hechos, se ve que éstos últimos lusitanos ya estaban previamente establecidos al sur del tajo, y como los romanos no
conquistaron el territorio sino hasta después de la muerte de Viriato, no puede atribuirse esta posición al sur del río a una migración forzosa impuesta por los
romanos. De hecho, ya al comienzo del siglo II a.C., las fuentes literarias registran la presencia de los lusitanos en el sudoeste peninsular, en la Baja Andalucía, y por
consiguiente muy lejos de su territorio original.
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LOS PUEBLOS CELTAS EN HISPANIA. FRANJA ATLÁNTICA Y EXTREMADURA - CONTINUACIÓN
LOS CÉLTICOS
Al sur de los lusitanos se extienden los célticos, sobre un dominio de dehesas compartido hoy por las provincias de Badajoz, el norte de Huelva y el bajo Alentejo.
Centros importantes son Salacia (Alcacer do Sal), Caetobriga (Setúbal) y Pax Iulia (Beja).
Los célticos aparecen mencionados en fuentes de época tardorrepublicana e imperial. Plinio dice que los célticos procedían de una migración de los celtíberos y que
venían de Lusitania, lo cual podía observarse por sus ritos, su lengua y los nombres de las poblaciones. Esta relación entre célticos y celtíberos, se comprueba
también por la estrecha semejanza entre las monedas de Secaisa (Segeda) en Celtiberia, y las de la ceca de Tamusía, en la provincia de Cáceres.
Es difícil situar la fecha de la emigración de estas gentes
desde Celtiberia al sudoeste de la Península, pero
seguramente fue ya en una fecha reciente y bajo control
romano. Ello no quiere decir que este establecimiento
definitivo, no fuese la culminación de un proceso o flujo de
migración más antiguo. Posiblemente los célticos fuesen
atraídos hasta esa región por la riqueza minera y la
ganadería de la misma, que Estrabón y otras fuentes ponen
en relieve. Los célticos parecen haber sido buenos mineros
y ganaderos y estas mismas actividades eran
fundamentales en la economía de Celtiberia.
Posibles límites geográficos de los Célticos
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4.4 LA CORNISA CANTÁBRICA
LOS PUEBLOS CELTAS EN HISPANIA - CONTINUACIÓN
LOS ASTURES
Los astures componen un conglomerado de tribus extendidas por la actual Asturias, la provincia de León, el norte de Zamora, los rebordes nororientales de Tras-Os-
Montes y el occidente orensano.
Plinio dice que los 22 populi de los Astures están divididos en augustanos y transmontanos. Esta división no impide que constituyan un único convento jurídico cuya
capital era Astúrica Augusta (Astorga).
Entre los astures transmontanos (del otro lado de la cordillera) se encuentran los luggones en la zona centro-oriental de Asturias y los pésicos en la parte occidental
hasta el Navia.
Entre los astures augustanos, que ocupaban casi toda la provincia de León, parte de la de Zamora al oeste del Esla y hasta el Duero y zona nordeste de Portugal
hasta el Sabor, así como la parte nordoriental de la provincia de Orense, destacan los zoelas, situados en la parte más meridional, al sur de la Sierra de la Culebra, los
brigaecinos, en la zona alrededor de Benavente, los lancienses, en la zona de Villasabariego y León, los amacos, en la zona de Astorga, y los gigurros en la zona de
Petín, Puebla de Trives y Viana del Bollo.
Con respecto a la formación del mundo Astur, el punto de partida es
un sustrato cultural relacionado con un grupo duriense de Soto de
Medinilla, al que corresponden los primeros castros de los siglos VIII-
IV a.C. Con el tiempo y acaso por razones demográficas y sociales, se
produce una eclosión de hábitat. Los patrones constructivos son muy
similares al noroeste en las zonas occidentales y más vinculadas a la
cultura vaccea y celtibérica del valle del Duero, los situados en los
páramos meridionales de León y Zamora. Entre los astures, como en
otros ámbitos de la Hispania indoeuropea, los castros representan la
expresión material de la comunidad en el territorio, al destacarse
topográficamente sobre el entorno y contar con recios sistemas de
defensa que incorporan rampas de piedras hincadas.
Posibles límites geográficos de los
Astures y principales grupos
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LOS PUEBLOS CELTAS EN HISPANIA. LA CORNISA CANTÁBRICA - CONTINUACIÓN
En contraste con lo tradicionalmente asumido, la acción de Roma no supuso la descomposición de la cultura castreña astur; más bien su consolidación, con lógicas
transformaciones y con vistas sobre todo a la explotación de los recursos auríferos. De hecho, los castros astur-romanos alcanzan su cenit en los siglos I-II d.C.
LOS CÁNTABROS
Componen un conjunto de pequeñas tribus territoriales que sobrepasan los límites de la actual Cantabria para abarcar el norte de las provincias de Palencia y
Burgos.
En las fuentes aparecen divididos en varios grupos: vadinienses, orgenomescos, salaenos, plentauros, coniscos, avariginos, etc., siendo sus principales núcleos
Velilla de Guardo, Palencia-Tamarica, Vadinia (civitas Vadiniensis), en la zona occidental y aún sin localizar, quizá porque no tuviera centro urbano, y Vellica, no lejos
de Monte Cildá.
Las primeras referencias históricas a los cántabros parecen remontarse a la época de Catón, que con motivo de sus campañas alude a una costumbre suya aunque
sin mencionarlos. A lo largo del siglo II a.C., se les menciona en varias ocasiones, sobre todo en relación con los Vacceos, durante la lucha contra los romanos. Pero
sobre todo es en el siglo I a.C., especialmente a partir de la época sertoriana, cuando las noticias sobre ellos comienzan a ser más frecuentes.
Posibles límites geográficos de los cántabros
y principales grupos
Ya antes del 29 a.C. existían hostilidades entre los romanos y los cántabros y Augusto les declaró la guerra pretextando que saqueaban el territorio de pueblos
aliados e incluidos en la provincia, como los vacceos.
El medioambiente montañoso perfila un patrón económico de base ganadera que se complementa con una agricultura limitada a los fondos de valle y tierras bajas y
la explotación de recursos forestales y mineros, sobre todo de hierro y plomo.
Los castros de la región cántabra muestran, alguno de ellos, una primera
ocupación en el Hierro Antiguo, en paralelo y con influencias de las culturas del
Soto de Medinilla del valle medio del Duero y de Campos de Urnas del Alto Ebro.
Este horizonte marcaría el punto de partida en la formación histórica del grupo
cántabro. En los momentos centrales de la Edad del Hierro, se desarrolla en el
sector meridional una facies cultural relacionada con el valle del Duero. El castro
de Monte Bernorio (Palencia), en la frontera con los turmogos, es el mejor
exponente de la misma, hasta el punto de dar nombre a esta fase de transición de
los siglos IV-II a.C.
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Igualmente importante es la necrópolis homónima, que ha deparado destacados ajuares guerreros y una variante de puñal muy elaborada y representativa de la
Meseta Norte.
LOS PUEBLOS CELTAS EN HISPANIA. LA CORNISA CANTÁBRICA - CONTINUACIÓN
Los hallazgos de esta y otras necrópolis burgalesas en la transición de los territorios turmogo y cántabro, confirman la existencia de élites aristocráticas reforzadas
por el prestigio de las armas, algo común en la Hispania Indoeuropea. A partir del siglo III a.C., el poblamiento cántabro manifiesta una homogenización cultural muy
vinculada con el mundo celtíbero; así lo indica la aparición de cerámicas a torno pintadas, armamento y utillaje de sabor meseteño.
La costosa conquista romana de estas tierras, ocasiona una alteración en el poblamiento cántabro. Los más claros indicadores son:
a) Instalación de importantes dispositivos militares y viarios.
b) El abandono de buena parte de los castros de montaña.
c) Potenciación de enclaves y/o nuevas fundaciones sobre las principales rutas de comunicación terrestre y litoral.
GRUPOS VASCONES
Entre los cántabros y el Pirineo, las fuentes antiguas mencionan distintos pueblos sobre los cuales la información es escasísima y es muy difícil trazar tanto los
territorios respectivos como sus características étnicas.
Esta complejidad se debe sin duda a la posición geográfica de estos pueblos, situados en el cruce de auténticos corredores geográficos; por una parte, la vía de
penetración desde Europa continental hacia la Península Ibérica por Irún y los pasos occidentales pirenaicos; por otra parte, el alto valle del Ebro que pone en
comunicación la cordillera Cantábrica con la Meseta, a través de Pancorbo, y Aragón; en fin, los corredores secundarios que ofrece la llanada alavesa.
Es natural por consiguiente, que en estos territorios se hayan producido amalgamas, de composición variable, del sustrato preindoeuropeo de la Edad del Bronce
con los distintos elementos indoeuropeos, célticos o no, que fueron llegando a la Península durante el primer milenio antes de Cristo, resultando con ello un
poblamiento complejo tanto desde el punto de vista cultural, como étnico, como lingüístico.
Esto pueblos son los Autrigones, Caristos, Várdulos, Turmogos, Berones y Vascones. Deberían existir otros muchos pueblos. Plinio cita a los Carietes y Vennenses,
desconocidos por otros textos. Estrabón por su parte, afirma explícitamente que rehusaba mencionar los nombres de muchos pueblos que le resultaban
desagradables y fastidiosos.
Sobre este conjunto de pueblos celtas situados al norte de la Península Ibérica, existen varias teorías entre los historiadores:
• Los estudios históricos sobre los caristios y sus vecinos autrigones, várdulos y vascones, arrancan en el siglo XVIII con los trabajos de Manuel de Larramendi, que
englobaba a todos esos pueblos como cántabros, con una concepción muy amplia de estos.
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LOS PUEBLOS CELTAS EN HISPANIA. LA CORNISA CANTÁBRICA - CONTINUACIÓN
• Una segunda corriente historiográfica, representada por Bosch Gimpera ya en el siglo XX, reúne a caristios, autrigones y várdulos junto con los vascones
propiamente considerados en el grupo de los vascones.
• Finalmente, una tercera y más reciente corriente historiográfica, formulada por Martín Almagro Gorbea y otros, basándose en fuentes arqueológicas y
lingüísticas, sitúa a caristios, várdulos y autrigones en la órbita de lo indoeuropeo y las lenguas célticas, localizando el territorio originario del protoeuskera en
los Pirineos occidentales, con especial presencia al norte, en la Aquitania.
Los Autrigones
Posibles límites geográficos de los
Autrigones, Caristios y Várdulos
El territorio de los autrigones estaría incluido entre el Mar Cantábrico, con el Asón como punto de referencia, y la Sierra de la Demanda, y desde los ríos Nervión y
Tirón a la región de Villarcayo, La Bureba y el Puerto de la Brújula; entre sus núcleos más importantes destacan Castro Urdiales (Flaviobriga), Osma de Valdegobía
(Vxama Barca) con un importante núcleo de castros de la Edad del Hierro, Briviesca (Virovesca) y Cerezo del Río Tirón (Segisamunclum), ya lindando casi con los
berones.
La primera mención de los autrigones corresponde a Tito Livio, en el año 76 a. C., en la acción de Sertorio en Hispania. Estrabón hace mención de ellos en su libro
Geographika, con el nombre de allótrigones, quizá adaptando su nombre a una palabra griega más familiar para él que quiere decir 'extraños'.
Los Caristos
Están situados a modo de cuña entre los várdulos y los autrigones,
ocupando por la costa el territorio entre el río Deva al este y el Nervión
al oeste, constituyendo la vega del Bayas y los Montes de Vitoria en
Treviño la parte más meridional de la divisoria. Entre sus centros
principales destacan Suessatio, posiblemente Kutzemendi en Olarizu en
época prerromana y Arcaya en época romana, y Veleia, poblado de Arkiz
en época prerromana e Iruña en época romana.
El primero en mencionar a los caristios fue Plinio el Viejo, que los llamó
carietes y los vinculaba a los veneses. Más completas son las noticias
proporcionadas por Claudio Ptolomeo en el siglo II d. C., que no
mencionaba ya a los veneses y localizaba a los caristios al oriente de los
autrigones y al occidente de los várdulos, en el río Deva, llegando hasta
la costa, además de citar algunas de las civitates que les pertenecían.
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LOS PUEBLOS CELTAS EN HISPANIA. LA CORNISA CANTÁBRICA - CONTINUACIÓN
A estos escasos y tardíos testimonios literarios cabe agregar, para el conocimiento de estos pueblos protohistóricos, la información que proporcionan algunos
documentos arqueológicos, aunque desigualmente repartidos por el territorio ocupado por los caristios, con mayor densidad en Álava. Su historia, al parecer, había
concluido ya en el siglo V, cuando el cronista Hydacio, informando de los saqueos llevados a cabo en aquellas tierras por los hérulos, hablaba de los crueles daños
causados en los parajes marítimos de la Cantabria y de la Vardulía, sin mencionar ya a los caristios.
Los Várdulos
Con un límite común en Treviño (Trifinium) y llegando su territorio hasta la costa encontramos, al norte de los berones y de este a oeste, a los várdulos, que, según
las fuentes antiguas, ocuparían parte de la provincia de Guipúzcoa, entre los valles del Oyarzun y Urumea como punto de referencia más oriental y el del Deva como
punto más occidental, y de la de Álava (la parte oriental de La Llanada, incluyendo Alegría de Álava) como centro más occidental y el Condado de Treviño como
punto más meridional, y parte del territorio colindante de la provincia de Navarra.
Mencionados por Estrabón, que los llama Barduitai, aunque más adelante matiza que también se les llama Barduloi y los sitúa en la costa, entre cántabros y
vascones. Son también mencionados por Pomponio Mela y Plinio como Vardulli y Varduli respectivamente, y también los sitúan en la costa entre cántabros y
vascones. Pomponio Mela dice que habitaban las estribaciones costeras de los Pirineos y especifica que formaban una sola nación, es decir, que no se dividían en
tribus, aunque Plinio le contradice cuando afirma que los Várdulos estaban constituidos por 14 pueblos.
Posibles límites geográficos de los
Autrigones, Caristios y Várdulos
El dato más antiguo conocido de los Várdulos posiblemente sea el aportado por
Plutarco cuando afirma que hacia el 114 a. C. el general romano Cayo Mario (156 a.
C.- 86 a. C.) tuvo una guardia personal de esclavos escogidos llamados Bardiaios
con los que fue a Roma. La última referencia a los várdulos es en la crónica de
Hidacio, cuando narra que sufrió las devastaciones de los hérulos al atacar con
siete naves la costa cántabra y de Vardulia en el año 456.
Los Turmogos
Habitan las tierras de Burgos y parte de Palencia. Antes de la romanización, la
cultura material de los turmogos, muestra evidentes conexiones con los ámbitos
vacceo, celtíbero y cántabro.
Sus núcleos más importantes son Segsamone (Sasamon), y la parte colindante de
la provincia de Palencia, donde destaca Pisoraca (Herrera del Pisuerga). Los
turmogos fueron un pueblo con escasas referencias en las fuentes clásicas,
posiblemente por su poca significación en el proceso de conquista romana.
17 DE 19EL MUNDO DE LOS CELTAS EN HISPANIA - DOCUMENTACIÓN
LOS PUEBLOS CELTAS EN HISPANIA. LA CORNISA CANTÁBRICA - CONTINUACIÓN
Los Verones
Ocupando la mayor parte del territorio de la actual Comunidad Autónoma de la Rioja y algún espacio cercano (Rioja Alavesa y zona suroccidental de Navarra) se
encontraban los berones. Es discutida la ubicación del límite entre berones y várdulos, que estaban al norte de ellos, situándolo unos autores en la Sierra de
Cantabria y otros en el lecho del río Ebro, con lo que la Rioja Alavesa quedaría en un caso dentro y en otro fuera de su territorio. Las últimas investigaciones, sobre
todo lingüísticas de M.L. Albertos, y hallazgos arqueológicos recientes apuntan a la Sierra de Cantabria como límite. Por el oeste el límite con los autrigones es
probable que fuera todo el curso del río Tirón, mientras que por el este el límite varía según nos refiramos a la etapa anterior o posterior a la expansión vascona por
el valle medio del Ebro, aceptándose actualmente que antes de la conquista las ciudades del valle medio del Ebro (Cascantum-Cascante, Graccurris-Alfaro y
Calagurris-Calahorra) eran beronas y, a partir de la expansión vascona, desde el final de las Guerras Celtibéricas, pertenecerían a los vascones. Por el sur limitan con
arévacos y pelendones, perteneciendo los altos valles del Nájera y Alhama al territorio de estos pueblos. Sus principales núcleos son Varia-Varea, Tricio-Tritium
Magallum y Libia, cerca de Herramelluri.
Fueron descritos por historiadores como Ptolomeo, Estrabón, Aulo Hircio o Tito Livio entre otros. Tito
Livio los menciona en el relato de las Guerras Sertorianas del año 76 a. C. como enemigos de Sertorio y
su ejército. Estrabón alude a su identidad explícitamente celtíbera, destacando especialmente su
carácter céltico y Aulo Hircio, en su libro Bellum Alexandrinum pone de manifiesto la bravura y
posterior fidelidad a Roma de los guerreros berones.
Desaparecen como pueblo en las fuentes clásicas el año 72 a. C. tras el fin de las guerras sertorianas,
aunque algunas poblaciones mantienen durante cierto tiempo su cultura debido a una romanización
tardía.
Posibles límites geográficos de los Berones
Los Vascones
Al norte de los berones y celtíberos citeriores (indoeuropeos), al oeste de los iacetanos y de los
salluienses del valle del Ebro (iberos) y al este de los várdulos se encuentran los vascones históricos de
los textos greco-latinos de la época de la conquista. Este pueblo tiene dos zonas claramente definidas
en la historiografía greco-latina clásica, el saltus (zona montañosa sobre todo) y el ager (la zona más
bien llana al sur de Pamplona, que se vio ampliada con toda probabilidad en los siglos II y I a.C. a costa
de berones y celtíberos).
18 DE 19EL MUNDO DE LOS CELTAS EN HISPANIA - DOCUMENTACIÓN
Los grupos de población más importantes de este pueblo que aparecen en las fuentes romanas son los andelonenses, de la zona de Andión; los carenses, de la zona
de Santa Cara; los iliberritani, posiblemente de la zona de Liédena o de Lumbiers; los pompaelonenses, de Pompaelo (Pamplona), fundación de Pompeyo sobre un
antiguo poblado indígena; Ilurcis, probablemente poblada por vascones antes de las guerras de los romanos contra los celtíberos, como piensa R. López Melero, y
sobre cuyas ruinas T. Sempronio Graco fundó Gracchuris (Alfaro) con población vascona, si tenemos en cuenta que en la guerra de Sertorio contra Pompeyo,
mientras Calagurris defiende a ultranza a Sertorio, Gracchuris está de parte de Pompeyo. También parece que en época clásica Segia, Egea de los Caballeros,
pertenece a los vascones.
LOS PUEBLOS CELTAS EN HISPANIA. LA CORNISA CANTÁBRICA - CONTINUACIÓN
El principal hito en la romanización del territorio vascón, es la fundación de Pompaelo (Pamplona) por Pompeyo en el 75 a.C.
La reseña historiográfica más antigua corresponde a Livio (59 a. C. - 17) quien, en un breve pasaje de su obra sobre la campaña del año 76 a. C. de la guerra
sertoriana, relata cómo tras remontar el río Ebro y la civitas de Calagurris Nasica, se atraviesa el territorio llano de los vascones o Vasconum agrum hasta los lindes
de sus vecinos inmediatos, los berones. De un estudio comparado de otras partes del mismo fragmento, se deduce que ese linde se encontraba al oeste, mientras
que hacia el sur los vascones eran vecinos de la ciudad celtíbera de Contrebia Leucade.
Plinio, por su parte, en su Naturalis Historia reprodujo un texto
anterior del año 50 a. C. en el que se emplazaba a los vascones
en el extremo occidental de los Pirineos, vecinos de los
Várdulos, y extendidos hacia los montes de Oiarso y el
Cantábrico en un área que denominó Vasconum saltus. El
geógrafo griego Estrabón, en la época de Augusto (63 a. C. -
14), al referirse a los vascones sitúa su principal Pólis en la
ciudad de Pompælo junto también la ciudad de Callagurris.
Datos epigráficos, de poblamiento y cultura material, señala el
sur del territorio vascón como una importante área de
transición y contactos entre tres principales focos: el vascón o
paleovasco, el celtibérico y el ibérico.
Posibles límites geográficos de los Vascones
19 DE 19EL MUNDO DE LOS CELTAS EN HISPANIA - DOCUMENTACIÓN
4.5 EL NOROESTE. LA CULTURA CASTREÑA
El cuadrante noroccidental de la Península Ibérica es el marco ambiental de la cultura castreña, que se desarrolla durante la Edad del Hierro. Sus límites
aproximados abarcan Galicia, el norte de Portugal desde el valle del Duero hasta el Miño, las estribaciones montañosas de León y el poniente de Asturias hasta el río
Navia.
Desde el punto de vista político estamos ante un complejo mapa étnico con un sinfín de tribus y unidades organizativas menores, cuya mejor expresión son los
castros o castella. Sin negar la existencia de un grupo étnico galaico, la Gallaecia como espacio histórico, es un concepto artificial creado en tiempos de Augusto,
para dar unidad administrativa y espacial a los territorios del Noroeste conquistados por Roma. Sirva como ejemplo la referencia de Plinio el Viejo al número de
tribus integradas hacia el siglo I d.C. en los conventos jurídios galaicos: 18 en el lucense y 24 en el bracaraugustano. Resulta muy difícil identificar geográficamente y
culturalmente a estos pueblos, dada su fragmentación y compleja etnogénesis, de la que forman parte indoeuropeos celtas y no celtas, perceptibles
lingüísticamente a través de la onomástica.
Aunque atestiguadas también epigráficamente, estas poblaciones célticas no representan un sustrato étnicamente afianzado en Gallaecia. Su traslado desde la zona
meridional parece darse en fecha tardía, hacia el siglo I a.C., en relación quizá de la organización administrativa por parte de Roma. A partir de estos etnónimos no
puede sostenerse, por tanto, la pregonada celticidad de Galicia, que tiene más de construcción historiográfica heredada, de mito, que de realidad histórica, de
veracidad. Por sorprendente que resulte a un público general, entre los territorios de la Hispania indoeuropea, y salvo algunos indicadores lingüísticos, Gallaecia no
ofrece huella alguna de pasado celta.
Arqueológicamente, la cultura castreña, característica de Galicia, presenta pervivencias muy fuertes
del sustrato de la Edad del Bronce; la más característica de ellas quizá sea la vivienda de planta
circular, que perpetúa la tradición constructiva de dichas épocas y que no se ve reemplazada por las
viviendas rectangulares o cuadradas de los individuos de origen centroeuropeo.
En el noroeste, el castro es la unidad de poblamiento, la base de la organización socioeconómica y
el elemento definidor de la cultura castreña. Entendemos por tal, un poblado en altura fortificado
que se erige como la cabeza de un pequeño territorio, cuyos rasgos más reconocibles son la
vivienda de planta circular y las estructuras defensivas construidas en piedra. Sólo en Galicia se
reconocen cerca de 1.500 hábitats de este tipo, muchos de los cuales datan de época romana. La
cultura castreña es un proceso de larga duración que ocupa buena parte del I milenio a.C. y se nutre
de influencias atlánticas, meseteñas y romanas.
Posibles límites geográficos de la
Cultura Castreña y principales grupos
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5. LENGUAS PRERROMANAS EN HISPANIA
5.1 LENGUAS NO INDOEUROPEAS
La diferenciación en la Península Ibérica de un área indoeuropea y otra ibérica obedece en buena parte a un criterio lingüístico. En los territorios del centro, norte y
occidente peninsulares se hablaron en la protohistoria distintas lenguas que tenían en común el pertenecer todas ellas al tronco indoeuropeo. Territorialmente el
área lingüística indoeuropea coincide con la amplia zona de dispersión de los topónimos en – briga (Segobriga, Mirobriga, Nertobriga, .. entre otros)
Otras lenguas genéticamente distintas a las indoeuropeas, son las empleadas por las gentes del sur y Levante, englobadas en la cultura Ibérica, donde abundan
entre otros topónimos ibéricos los definidos por la raíz Il- (Ilipa, Iliberri, Ilorcis, ..).
EL MUNDO DE LOS CELTAS EN HISPANIA - DOCUMENTACIÓN
Posible división lingüista de los pueblos prerromanos
Las lenguas no indoeuropeas son aquellas que se hablaron en el sur y levante de
la Península durante la época prerromana.
Las características principales de cada una de estas lenguas no indoeuropeas son
las siguientes:
LENGUAS DEL SUROESTE
Los documentos más antiguos de la lengua del Suroeste son grafitos sobre
cerámica (siglo VII-VI a. C.) hallados en Andalucía (Huelva) y Extremadura
(Medellín) y las lápidas sepulcrales sobre todo del Algarve en Portugal. De la
epigrafía del Suroeste se conoce en la actualidad más de 70 estelas, algunas sólo
fragmentos; salvo cinco todas han sido halladas en territorio portugués, en el
Algarve, al sur de Aljustrel y al oeste del Guadiana. Los arqueólogos portugueses
piensan que pertenecen a la primera Edad del Hierro (siglo VII a V-IV a. C.). Son
más abundantes los textos escritos de derecha a izquierda que los escritos de
izquierda a derecha.
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Ejemplos de posible escritura tartessica: Estela de Fonte Velha y estela de Herdade Abobada (Portugal)
EL MUNDO DE LOS CELTAS EN HISPANIA - DOCUMENTACIÓN
LENGUAS PRERROMANAS EN HISPANIA. LENGUAS NO INDOEUROPEAS - CONTINUACIÓN
Según Correa, lo que podemos leer de los textos suena distinto del ibero, afirmando este autor que la ausencia que más caracteriza, de momento, a esta
desconocida lengua frente al ibérico es la de -il, que tan documentada está en textos, topónimos y antropónimos ibéricos, tanto del Sudeste como levantinos. Este
mismo autor se inclina por pensar, que se trata de la escritura tartesia propiamente dicha y que debe ser denominada como tal, referido a un sistema gráfico y
también lingüístico y no prejuzgando sobre la extensión territorial del dominio tartesio.
LENGUAS IBÉRICAS
Los iberos, al igual que hemos visto para otros aspectos de su sociedad, aprenden a escribir como consecuencia de dos influencias diversas, la griega y la meridional
desde el alto Guadalquivir, quizá sumada a influencias fenicias.
La distribución geográfica de los documentos en lengua ibera se extiende desde Almería y Murcia (zona denominada del Sudeste de España) hasta el río Herault en
el sur de Francia.
Su penetración hacia el interior es difícil de fijar, pues lo único que se sabe con seguridad es que en época romana alcanza la región de Jaén y en el valle del Ebro
llega hasta Zaragoza.
Los soportes de estas inscripciones son variados, destacando las
cerámicas pintadas, sobre todo de la zona Liria-Azaila, los denominados
plomos ibéricos, que son piezas exclusivamente epigráficas, sin otro
objeto que el de ser soporte de la escritura, entre los que se encuentran
el de El Cigarralejo en Mula (Murcia) y el de la Serreta de Alcoy, escritos
ambos en alfabeto griego, por lo que tenemos alguna información
adicional al ser más rico y diverso el alfabeto griego que el ibérico (por
ejemplo el ibérico no distingue entre sordas y sonoras o fuertes-suaves en
las oclusivas, mientras esta distinción se hace regularmente en escritura
griega y latina), y muchos que han aparecido y siguen apareciendo en la
zona de Cataluña (Ullastret y alrededores), algunos muy largos y escritos
todos ellos en alfabeto ibérico, las lápidas sepulcrales, que carecen de un
formulario como las de El Algarve y reflejan una tradición diferente, y, por
supuesto, las leyendas monetales, muy abundantes en la zona.
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LENGUAS PRERROMANAS EN HISPANIA. LENGUAS NO INDOEUROPEAS - CONTINUACIÓN
EL MUNDO DE LOS CELTAS EN HISPANIA - DOCUMENTACIÓN
Plomo de La Serreta (Alcoy), escrita en alfabeto greco ibérico
Actualmente se puede descubrir con relativa seguridad los nombres propios debido a la feliz
coincidencia de que se haya conservado el denominado Bronce de Ascoli, donde se recoge la concesión
en el año 89 a.C. de la ciudadanía a los componentes de la Turma Salluitana, procedentes del valle del
Ebro, por el padre de Pompeyo el Grande a causa de los servicios prestados y en el que aparecen
indígenas con nombre ibérico y otros con nombre latino pero con el del padre todavía indígena. El
elevado número de nombres propios de este documento está permitiendo que sea utilizado como
patrón para la identificación de los nombres de personas que aparecen en los demás documentos. A
partir de este texto se descubre que la estructura canónica de los nombres propios es de compuestos
bimembres y cada miembro consta normalmente de un elemento bisilábico. Por ejemplo, Illur-tibas
Bilus-tibas f., aunque también los hay monosilábicos (sufijos), Enne-ges, Biur-no, etc.
Dentro del área de la escritura ibérica quiere verse una distinción entre dos zonas, cuya diferencia
más clara estaría dada por los signos utilizados, la zona del Este y Cataluña y la zona del Sudeste
(Murcia y Almería).
5.2 LENGUAS INDOEUROPEAS
El panorama lingüístico de la Hispania indoeuropea es ciertamente complicado. En primer lugar
por la práctica imposibilidad de poder relacionar registros lingüísticos con tiempos y espacios
determinados, es decir, con poblaciones históricas de forma precisa.
Entre las novedades introducidas por las poblaciones que atraviesan tempranamente los Pirineos,
estaría una o varias lenguas indoeuropeas que, al mezclarse sus portadores con poblaciones
autóctonas, evolucionarían pronto en variantes dialectales resultantes de la fusión con hablas
vernáculas. Los procesos de etnogénesis y las varias dinámicas actuales (aculturación, mestizaje,
préstamo, migración, comercio, aislamiento, ..) en estos territorios en la Edad del Hierro, acaban
definiendo diversos focos lingüísticos indoeuropeos en el interior de la península de distinta
filiación y componentes.
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LENGUAS PRERROMANAS EN HISPANIA. LENGUAS INDOEUROPEAS - CONTINUACIÓN
EL MUNDO DE LOS CELTAS EN HISPANIA - DOCUMENTACIÓN
¿Qué lengua hablaban los carpetanos en el siglo III a.C.? ¿Qué corrientes lingüísticas existen en Gallaecia en el cenit de la cultura castreña? ¿En qué idioma se dirige
Viriato al general Serviliano?. Sobre ninguna de estas preguntas hay respuestas.
También hay que recordar que la gran limitación en el estudio paleolingüístico viene dada por la propia naturaleza de la evidencia: Los textos.
Con la excepción del celtibérico, registrado por escrito gracias a la adaptación del signario ibérico por los celtíberos, no conservamos testimonio directo de lenguas
indoeuropeas habladas en la Península Ibérica antes de Roma.
La razón no es otra que el carácter ágrafo de la inmensa mayoría de los pueblos hispanos. Será bajo dominio romano y gracias al proceso de latinización, cuando
términos y nombres de estas lenguas locales se consignen epigráficamente en latín o se trascriba con alguna alteración en la obra de los escritores grecorromanos,
perdurando en algunos casos hasta nosotros en topónimos fosilizados. Es a través de la romanización como muchas sociedades indígenas acceden al conocimiento y
uso de la escritura, abandonando el anonimato y analfabetismo.
En la Hispania céltica se distinguen al menos cinco registros indoeuropeos diferentes:
a) El llamado “antiguo europeo”. Se trataría de un sustrato lingüístico indoeuropeo precéltico, anterior a Campos de Urnas y a la iberización de la península,
extendido ampliamente incluso por áreas posteriormente iberizadas como Cataluña, Aragón y Andalucía.
b) Una lengua indoeuropea precéltica más particularizada, que por registrarse en el occidente de la Península se denominó lusitano. Recientemente se identifica
el lusitano como una lengua indoeuropea no céltica, pero no tan arcaica e independiente como siempre se ha asumido, al vincularla con el grupo de lenguas
itálicas. Sea cual fuere el origen del lusitano, cabe suponer que ésta o alguna lengua emparentada serían las habladas por las gentes lusitanas y vetonas a
finales de la Edad del Hierro, cuya extensión alcanzaría la periferia de los territorios galaico, astur y vacceo. Pero de momento no pasa de ser una hipótesis.
c) El celtíbero, que es probablemente la lengua celta más importante de la Hispania antigua, y sin duda, la mejor documentada. El celtibérico deriva de una
lengua indoeuropea anterior introducida con los Campos de Urnas y desarrollada localmente en el valle del Ebro y la Meseta Oriental entre los siglos VII-IV a.C,.
El conocimiento del celtibérico viene facilitado por su constatación en documentos epigráficos que se fechan desde inicio del siglo II a.C. hasta el siglo I d.C.
d) Otras lenguas de la familia celta emparentadas con el celtíbero pero diferentes de él, por bautizarlas de algún modo, denominados hispano-celtas.
Prácticamente nada conocemos de estas hablas empleadas en territorios al oeste de la Celtiberia. Un cuadro lingüístico particularmente abigarrado es el de la
antigua Gallaecia, donde se entremezclan al menos dos estratos indoeuropeos: una lengua celta diferenciada del celtibérico, por lo tanto hispano-celta, y otra
no celta próxima al lusitano meridional; sin descartarse otros dialectos preindoeuropeos de raíz atlántica.
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LENGUAS PRERROMANAS EN HISPANIA. LENGUAS INDOEUROPEAS - CONTINUACIÓN
EL MUNDO DE LOS CELTAS EN HISPANIA - DOCUMENTACIÓN
d) Por último, con respecto al vascuence y como planteamiento metodológico inicial, es necesario distinguir entre esta lengua, que se ha denominado por algunos
autores "pirenaico antiguo" y que actualmente se nombra como euskera, lengua no sólo prerromana, sino, según todos los investigadores, preindoeuropea, y el
pueblo de los vascones históricos, situados por los textos greco-latinos de época romana en el territorio de Navarra y algunas zonas aledañas (Noroeste de
Guipúzcoa alrededor de Irún, zona de la margen derecha del Ebro en la actual Comunidad Autónoma de La Rioja después de la expansión de los siglos II-I a. C., la
zona de las Cinco Villas en Aragón, y la zona Noroccidental de Huesca hasta el territorio de los iacetanos con su centro en Jaca). Porque, además, está
suficientemente demostrado en distintas etapas y lugares que no es posible hacer una identificación mecánica entre pueblo y lengua
Bronce de Luzaga
LUSITANO
La escasez de documentos no ha sido óbice para que ante esta posible lengua se hayan perfilado dos posturas, la de quienes piensan que hay indicios claros y
suficientes de naturaleza fonológica y morfológica para pensar en una lengua indoeuropea occidental distinta del grupo céltico y, por ende, del celtibérico, y los que,
basándose en la homogeneidad en el empleo de la onomástica personal y en la existencia de topónimos en -briga en todo el área indoeuropea, así como en la falta
de datos, piensan que se trata de una lengua de tipo céltico.
En nuestro caso nos inclinamos porque el lusitano tiene un carácter independiente no céltico, a partir del refuerzo
que para la tesis de Tovar han supuesto los trabajos de Schmidt y Gorrochategui, que dan poco valor a los criterios
onomásticos y se basan en argumentos de tipo fonológico (mantenimiento de la *p indoeuropea, tratamiento de las
aspiradas indoeuropeas y el léxico gramatical). Estamos de acuerdo con Tovar, cuando afirma que "las invasiones
indoeuropeas no fueron en realidad siempre de grandes naciones organizadas, sino de grupos mayores o menores,
que generalmente no llegaban por de pronto a organizarse en grandes territorios lingüísticos. Las lenguas de gran
extensión sólo la lograron por asimilación de grupos menores y por influencias políticas, religiosas, económicas, etc.
El lusitano como lengua es el único ejemplo en la península que podemos contraponer al celtibérico como otro
dialecto indoeuropeo que ha llegado a nosotros".
CELTÍBERO
Por lo que respecta al celtibérico, decir que en el área indoeuropea de la Península es probable que a mediados del
primer milenio a. C. existiesen distintos dialectos procedentes del mismo tronco común indoeuropeo y que
únicamente, cuando varios de ellos hayan llegado a alcanzar una cierta homogeneidad entre sus características, se
convirtieran en lenguas, favorecido, además, este proceso, como piensa De Hoz, por estímulos políticos o culturales
fuertes, como debió ocurrir en el caso de los celtíberos y en el de los lusitanos.
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LENGUAS PRERROMANAS EN HISPANIA. LENGUAS INDOEUROPEAS - CONTINUACIÓN
EL MUNDO DE LOS CELTAS EN HISPANIA - DOCUMENTACIÓN
La onomástica indígena de la zona tiene elementos comunes precisamente por este origen común, pero no quiere esto decir que todos hablaran la misma lengua.
Esta diferencia de lenguas dentro de lo que genéricamente podríamos denominar área indoeuropea se ve muy claramente entre el celtibérico y el lusitano. El
celtibérico es una lengua céltica de rasgos muy arcaicos, que está documentado en inscripciones realizadas en escritura ibérica, lo cual es una dificultad adicional
por las carencias de la escritura ibérica para reproducir una lengua distinta a la ibera.
Bronce de Botorrita
Entre los documentos celtibéricos más importantes destacan el Bronce de Luzaga y el de Botorrita en escritura indígena. En la gran inscripción de Botorrita tenemos
123 palabras en las 11 líneas del anverso y 14 nombres personales con los cuatro elementos característicos nombre personal + unidad suprafamiliar + genitivo del
nombre del padre que expresa la filiación + una palabra que debe indicar magistratura, aparte de 4 posibles indicaciones de localidades de origen. La tésera de
hospitalidad de Luzaga (Guadalajara) en letras celtibéricas tiene 26 palabras y la más extensa de Villastar.
Hoy sabemos que el celtibérico es una lengua céltica, pero las
inscripciones celtibéricas son muy difíciles de traducir, pues los celtas
que aparecen como celtíberos estaban en la Península desde antes del
siglo VII a. C., tuvieron un desarrollo independiente prolongado y no
tenemos ninguna lengua del grupo que haya sobrevivido.
El estrecho contacto cultural con los íberos y su dinamismo urbano
explica la adaptación de la escritura ibérica por parte de los celtíberos del
valle del Ebro, probablemente a inicios del siglo II a.C.
En efecto, los celtíberos emplean el signario ibérico levantino,
oportunamente modificado, como vehículo de expresión de su lengua
celta; e igualmente el latín a partir del siglo I a.C. Al tratarse ibérico y
celtibérico de lenguas genéticamente distintas y por lo tanto con
notables diferencias fonéticas, los celtíberos introducen algunos cambios
sobre las grafías ibéricas para poder reproducir ciertos sonidos.
En la actualidad hay catalogadas cerca de 200 inscripciones en lengua
celtibérica, en su mayor parte de signario ibérico y sólo algunas en latín,
datadas en los siglos II-I a.C.
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LENGUAS PRERROMANAS EN HISPANIA. LENGUAS INDOEUROPEAS - CONTINUACIÓN
EL MUNDO DE LOS CELTAS EN HISPANIA - DOCUMENTACIÓN
VASCUENCE
Según Gorrochategui, en la actualidad parece evidente que en una zona determinada del litoral del Golfo de Vizcaya, entre Bilbao y Biarritz, siguiendo hacia el
interior por la zona al norte de la Cordillera Cantábrica y a ambos lados de los Pirineos occidentales hasta la provincia vascofrancesa de Soule se atestigua
directamente desde el siglo XVI d.C. e indirectamente desde el siglo XI-XII una lengua no indoeuropea que ha sufrido un retroceso desde sus más avanzadas
posiciones medievales.
Pero, ¿cuál era la situación a la llegada de los romanos? Se piensa que en la zona vasco-aquitana el aquitano representa un estadio antiguo del vasco o de una
lengua íntimamente relacionada con él. El vasco histórico del norte de los Pirineos sería continuación del hablado allí en época romana.
Por lo que se refiere al vasco peninsular, aunque se carece de datos para establecer la división entre vasco e ibérico en la zona central de los Pirineos, Gorrochategui
piensa que no hay argumentos suficientes para probar la afirmación que hacen algunos autores de la presencia del vascuence en la zona al este del valle de Arán.
Para la zona de vascones, várdulos y caristos hay una serie de datos que, aunque no muy abundantes, permiten suponer a Gorrochategui que el vasco era una
lengua de uso y que razones sociolingüísticas o de la naturaleza de la misma hicieron que sus hablantes "no consignaran por escrito sus nombres o bien que
hubieran aceptado la antroponimia de las personas que se expresaban en una lengua más prestigiosa que la suya". Sería el caso de algún dialecto indoeuropeo y,
más tarde, del latín.
Lo que sí parece claro, es que el vasco (o una forma antigua del mismo) ya existía del lado de acá de los Pirineos en época prerromana.
En contra está la opinión del prestigioso lingüista J. Untermann, y que afirmó que "posiblemente hay que aceptar que el vasco no perteneció a las lenguas antiguas
hispanas: quizá fue introducido por primera vez en la Península con los desplazamientos de población de época romana o altomedieval".
Pero, como afirma el propio Gorrochategui, "intentar establecer los límites precisos del antiguo vasco en la Península es empresa hoy por hoy, a falta de materiales,
imposible, y el intentar establecerlos con exclusividad en oposición a las otras lenguas de la zona, un error".
1 DE 11EL MUNDO DE LOS CELTAS EN HISPANIA - DOCUMENTACIÓN
6. ESTRUCTURAS SOCIALES, POLÍTICAS Y GUERRERAS
La casi totalidad de datos utilizados para el análisis de la organización socio-política indígena prerromana no son de esta época, sino que han sido extraídos de
las fuentes romanas, sobre todo de las epigráficas. Hoy todos los estudiosos están de acuerdo en que lo que ha llegado hasta nosotros reflejado en estas fuentes
no es la realidad indígena prerromana, sino la realidad indígena-romana (galaico-romana, astur-romana, vetona-romana, etc.); de ahí la dificultad de analizar por
separado estos dos mundos, pues conocemos el indígena gracias a las formas de expresión del romano.
Hoy nadie duda que las gentes, gentilitates y demás formas organizativas indígenas del área indoeuropea peninsular sean de época anterior a la conquista romana;
el problema es interpretar el significado de la referencia a estos elementos en época romana.
6.1 ETAPAS EN LA JERARQUIZACIÓN DE LA SOCIEDAD
La sociedad celtibérica ha tenido distintas estructuras sociales durante su historia. Inicialmente se caracterizó por comunidades relacionadas por estrechos lazos de
parentesco. A partir del siglo V a.C. se observa una marcada tendencia a una mayor complejidad social. Este proceso de jerarquización conllevará el abandono de
las estructuras parentales anteriores, estableciéndose nuevas relaciones de dependencia personal. Será con la llegada de los romano cuando se desarrolle el
concepto de ciudad.
A nivel muy genérico y considerando el conjunto de pueblos hispano celtas, las características principales de las tres grandes etapas en el desarrollo social son las
siguientes:
• Inicialmente la organización social se apoyaba en la “gentes” y “gentilitates”, es decir, en tribus y clanes. La unidad básica social eran las gentilitates, que se
basaban en la propiedad colectiva de la tierra o territorio donde se asentaban, y el conjunto de sus miembros estaban unidos por lazos de sangre. Se regían por
un conjunto de deberes, derechos y prácticas religiosas que obligaban a todos. Las tribus podían confederarse o agruparse constituyendo los “populi”
(pueblos).
La cúspide de esta sociedad se encontraba en una élite guerrera que centralizaba el poder político, proporcionando al resto de la población protección frente a
posibles ataques exteriores.
• A partir del siglo III a.C., el proceso de celtiberización parece intensificarse. Basada en una estructura clientelar, los territorios cada vez son más amplios. La
organización parental e igualitaria había comenzado a resquebrajarse y a modificar sus bases, mostrando diferencias sociales y perdiendo su condición de
igualitaria, extendiéndose la propiedad privada e iniciándose el desarrollo urbano, estableciéndose nuevas relaciones de dependencia. En esta época surge la
aristocracia y se desarrollan trabajos especializados.
2 DE 11EL MUNDO DE LOS CELTAS EN HISPANIA - DOCUMENTACIÓN
ESTRUCTURAS SOCIALES, POLÍTICAS Y GUERRERAS. ETAPAS EN LA JERARQUIZACIÓN DE LA SOCIEDAD - CONTINUACIÓN
El núcleo donde comienza a asentarse una nueva jerarquización social, corresponde a los pueblos de la Meseta norte peninsular, los celtíberos. A partir de este
núcleo, los nuevos conceptos de sociedad se van ampliando al resto de zonas hispano celtas, sin llegarse a conseguir la finalización del proceso en la totalidad
del territorio on anterioridad al comienzo de la invasión romana. Este hecho puede explicar las distintas organizaciones sociales que encontraron los romanos
dependiendo de las diferentes regiones hispano celtas.
• Será con la conquista romana cuando los textos clásicos comiencen a dar información (aunque muy sesgada en ocasiones), de la estructura social de los pueblos
celtas con los que tienen mayor “comunicación” a causa de las guerras. Así, se puede tener información más o menos fiable de los pueblos celtas que los
romanos denominaron Celtiberia, así como de los lusitanos. En menor medida existe un conocimiento basado en textos clásicos, de vettones, vacceos o
carpetanos y prácticamente no existe información alguna sobre la estructura social, en los pueblos del noroeste y del norte de la Península (galaicos, astures,
cántabros, etc.,).
Es durante la época de invasión romana cuando la jerarquización social está basada en ciudades, apareciendo nuevas instituciones como magistrados, jueces,
asambleas, órganos colectivos, etc.
6.2 ORGANIZACIÓN SOCIAL EN LOS PUEBLOS DEL NORTE
Uno de los problemas fundamentales que nos encontramos a la hora de investigar las estructuras sociales hispano celtas es la falta de documentación clásica de la
zona norte de la Península. A los historiadores clásicos que describen las guerras cántabro-astures, no les interesa ni su organización interna ni sus jefes.
Estrabón diferenció las poblaciones célticas de la Meseta con aquellas que consideró como las más primitivas de Hispania, como los Lusitanos, Galaicos, Astures,
Cántabros, Vascones y de los Pirineos.
A nivel estudios actuales, la organización social de los pueblos del norte de la Península Ibérica, ha sido objeto de una amplísima biografía desde la primera mitad
del siglo XX. En ella se ha creído observar una serie de rasgos propios que la diferencian de la organización social del resto de los pueblos peninsulares,
configurando una organización gentilicia o tribal. A partir de la década de los ochenta, se pasó por parte de algunos autores, a negar rotundamente la existencia de
cualquier tipo de organización de este tipo, que antes había parecido clara y evidente para la comunidad científica.
A falta de fuentes clásicas, los historiadores pretenden deducir la organización social de los pueblos del norte basándose en estudios epigráficos. Estos estudios
epigráficos demuestran que solamente en la zona de Gallaecia (en el resto de territorio hispano celta no se ha encontrado ningún ejemplo parecido) aparece un
importante número de inscripciones en las que aparecen nombres personales acompañados del signo epigráfico “C invertida” seguido de un término. Este signo
aparece normalmente como expresión del lugar de origen de las personas o divinidades.
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El mundo de los celtas i parte ppt

  • 1. (1ª PARTE: HISTORIA, ORIGEN Y EVOLUCIÓN)
  • 2.
  • 3. EL MUNDO DE LOS CELTAS EN HISPANIA - DOCUMENTACIÓN 1 DE 6 1. LOS PUEBLOS CELTAS EN EUROPA 1.1 LOS GRUPOS INDOEUROPEOS Es en el segundo milenio a.C., en el que las migraciones indoeuropeas procedentes de Asia, empujan a diferentes pueblos a tomar contacto con Europa. Estos desplazamientos provocaron una mezcla cultural que dio origen a los antecesores de los celtas. En un segundo momento, los ilirios, que ocupaban el Danubio central, fueron desplazados hacia el oeste, mezclando sus rasgos culturales con estos grupos indoeuropeos y con otros de tradición neolítica establecidos en el valle del Rin. La nueva mezcla originada, creo a su vez, una cultura mucho más grande y abierta que las que la formaron y dio lugar a un fenómeno expansivo que podríamos considerar como protocelta si no ya propiamente celta. Celtas (del griego keltoi) es el término utilizado por lingüistas e historiadores para describir, en un sentido amplio, al pueblo o conjunto de pueblos de la Edad de Hierro que hablaban lenguas celtas, una de las ramas de las lenguas indoeuropeas. Existe sin embargo un concepto más restringido del término, referido en este caso a los llamados celtas históricos, entendidos estos tradicionalmente como el grupo de sociedades tribales de Europa, que compartieron una cultura material iniciada en la primera Edad de Hierro (1200-400 a. C.) en torno a los Alpes (periodo Hallstatt) y más tarde en el hierro tardío (periodo La Tène), y que fueron así llamados por los geógrafos griegos y latinos. En este grupo se adscriben los celtas continentales de la Galia, norte de Italia, Alemania y Bohemia, los celtíberos de Iberia, los gálatas de Anatolia, este y centro de Rumanía. 1.2 ETAPAS CRONOLÓGICAS DEL MUNDO CELTA La primera etapa de formación de este pueblo indoeuropeo podrían haber sido los portadores de la cultura de los campos de urnas que se propagaron rápida y extensamente por Europa hacia el siglo XIII a. C. La siguiente etapa de formación de este pueblo la encontramos en los comienzos de la Edad del Hierro en la Europa central, hacia el 1.200 a.C., cuando se pasa de una economía pastoril a un periodo de predominio agrícola, al que le siguen dos siglos de expansión en el resto del continente de los rasgos culturales celtas de la mano de la metalurgia del hierro. También fue clave entre el 900 y 800 a.C. una decisiva crisis climática que supuso un retroceso de las tierras frente al mar. Muchos pueblos y particularmente los celtas, se trasladaron buscando nuevas tierras.
  • 4. 2 DE 6 LOS PUEBLOS CELTAS EN EUROPA. ETAPAS CRONOLÓGICAS DEL MUNDO CELTA - CONTINUACIÓN EL MUNDO DE LOS CELTAS EN HISPANIA - DOCUMENTACIÓN Los tres periodos más significativos de lo que podríamos llamar cultura celta plena, son: 1. La cultura de los campos de urnas. En Europa Central los campos de urnas comenzaron a aparecer a partir del 1250 a. C. (Bronce D), extendiéndose hasta el 700-600 a. C. (Hallstatt C), ya en la I Edad del Hierro. Para otras regiones la cronología difiere, apareciendo las primeras evidencias en el nordeste de la península ibérica hacia 1150-950 a. C. con una única necrópolis en estos momentos iniciales peninsulares, la de Can Missert (Tarrasa, Barcelona). 2. La cultura de Hallstatt, en la alta Austria, que se desarrolló y extendió en Europa entre el año 750 y 500 a.C. 3. La Téne, en Suiza, que definirá los rasgos de la segunda fase de expansión celta y su decadencia (450 a.C. al siglo I d.C.). Es el momento en que se les conoce fuera de los límites de Europa, ya con el nombre bien de celtas o de gálatas y que se extendieron por todo el norte y occidente de Europa, Italia, Asia, Próximo oriente y por Egipto. LA CULTURA DE LOS CAMPOS DE URNAS La cultura de los campos de urnas es un extenso horizonte arqueológico que se difundió durante el final de la Edad del Bronce y el principio de la Edad del Hierro por buena parte de Europa, llegando en su momento de apogeo a abarcar desde el Danubio y el Báltico hasta el mar del Norte y el nordeste de la península ibérica. Se caracterizó por un nuevo rito funerario: la incineración del cadáver y la deposición de sus cenizas en urnas de cerámica, las cuales se enterraban en un hoyo practicado en la tierra, formando extensas necrópolis. Al principio se levantaban pequeños túmulos sobre las fosas, luego quizás alguna estela o nada que las indicara. La expansión de este modelo se produjo entre los siglos XIII y VIII a. C. Actualmente casi nadie sostiene que los grupos de los campos de urnas fueran un ente cultural homogéneo; la opinión generalizada es que se trató simplemente de una moda que se expandió por Europa debido a préstamos culturales o, en ciertos casos, a movimientos de pueblos diferenciados entre sí. De hecho, en algunas regiones el cambio en el comportamiento funerario fue el único cambio que se produjo, apareciendo una clara continuidad con las estrategias económicas y sociales anteriores. En las áreas en que se fue imponiendo la incineración se desarrollaron diferentes modelos de asentamientos, tradiciones funerarias distintas y se fabricaron artefactos con tipologías propias; la única estandarización clara detectada fue la de los objetos de prestigio realizados en bronce. Esto fue debido a un incremento de los intercambios comerciales, que no sólo se produjeron desde Centroeuropa hacia su periferia, como tradicionalmente se ha defendido, sino también desde las áreas atlántica y oriental hacia el centro. Por otro lado y en contradicción con las antiguas tesis migratorias, se ha comprobado que la costumbre de incinerar los cadáveres ya se practicaba en Europa con anterioridad, siendo durante el Bronce final cuando empezó a generalizarse en aquellas zonas donde se había desarrollado la precedente cultura de los túmulos, con la cual no se produjo una ruptura, ya que se mantuvieron ritos y, en muchos casos, incluso los asentamientos.
  • 5. 3 DE 6 Los colores naranja y rojo corresponden respectivamente al área norte y central de los campos de urnas; otras regiones fuertemente influenciadas fueron la de Lausacia (púrpura), Knoviz (Azul central) y el Danubio (marrón). La incineración aparece documentada en el grupo húngaro de Baden y el rumano de Cotofeni en el III milenio a. C. Posteriormente, se convirtió en el ritual predominante o alternaba con las inhumaciones entre grupos establecidos en la cuenca danubiana, en Hungría, Rumanía o Eslovaquia desde el 1950 a. C. También en Centroeuropa, Italia y el área atlántica aparecen incineraciones registradas junto a inhumaciones antes del 1200 a. C. LOS PUEBLOS CELTAS EN EUROPA. ETAPAS CRONOLÓGICAS DEL MUNDO CELTA - CONTINUACIÓN EL MUNDO DE LOS CELTAS EN HISPANIA - DOCUMENTACIÓN En Europa Central los campos de urnas comenzaron a aparecer a partir del 1250 a. C. (Bronce D), extendiéndose hasta el 700-600 a. C. (Hallstatt C), ya en la I Edad del Hierro. Para otras regiones la cronología difiere, apareciendo las primeras evidencias en el nordeste de la península ibérica hacia 1150-950 a. C. con una única necrópolis en estos momentos iniciales peninsulares, la de Can Missert (Tarrasa, Barcelona). El cambio en el modelo funerario no se produjo de repente ni fue uniforme ni siquiera en Europa Central, sino que fue algo paulatino. Los primeros indicios de una transición entre inhumación e incineración se produjeron entre 1250-1200 a. C. en Alta Baviera (Alemania), donde los grandes túmulos comenzaron a cobijar incineraciones, cambiando también las tipologías de algunos elementos del ajuar, tales como las espadas. Durante un tiempo hubo necrópolis de incineración junto a otras de inhumación, e incluso, necrópolis con ambos rituales coexistiendo juntos. Entre 1200-1100 a. C. se produjo la generalización del ritual de incineración y su expansión, con un claro empobrecimiento de los ajuares funerarios en comparación con épocas anteriores, aunque con marcadas divergencias regionales. A partir del 750 a. C. (Hallstatt C), el ritual funerario volvió a incluir abundantes inhumaciones junto a las cremaciones y los ajuares se enriquecieron espectacularmente. Se volvieron a levantar túmulos y se abandonaron muchos de los asentamientos anteriores, sobre todo los fortificados, aunque posteriormente se volvieron a reocupar muchos, evidenciando una jerarquización del territorio y de la sociedad que fue acusándose cada vez más a lo largo de la II Edad del Hierro. Forma de enterramiento típico de la Cultura de Campos de Urnas
  • 6. 4 DE 6 LOS PUEBLOS CELTAS EN EUROPA. ETAPAS CRONOLÓGICAS DEL MUNDO CELTA - CONTINUACIÓN EL MUNDO DE LOS CELTAS EN HISPANIA - DOCUMENTACIÓN LA CULTURA HALLSTATT La cultura de Hallstatt es una cultura arqueológica perteneciente al Bronce final y la I Edad del Hierro. Hallstatt formó parte de los campos de urnas y, a su vez, fue heredera de estos, manteniendo una clara continuidad, sin rupturas. Sin embargo, también recibió influencias diferenciadoras gracias a sus contactos con el norte de Italia (Golasecca), con colonos mediterráneos a través del Adriático y también de los pueblos de las estepas de la Europa Oriental. Fue una cultura de transición entre la Edad del Bronce y la del Hierro, extendiéndose principalmente por la Europa Central, Francia y los Balcanes. Se suelen distinguir dos grandes etapas (de un total de cuatro): • Hallstatt A y B (1200-750 a. C.), correspondiente al Bronce Final de los campos de urnas. • Hallstatt C y D (750-450 a. C.), consolidada como la Primera Edad del Hierro, aunque la C sigue perteneciendo a los campos de urnas. Esta última fase (Fase D) enlaza con el periodo de La Tène (480-50 a. C.) o Segunda Edad del Hierro. Localización geográfica aproximada. El nombre de esta cultura es debido a la Necrópolis de Hallstatt, situada en la localidad de Hallstatt, en Austria, cerca de Salzburgo, donde se han encontrado cerca de 2.000 tumbas y más de 6.000 objetos. El uso del hierro al principio es minoritario. Sin embargo, a partir del VII a. C. se generaliza su uso poco a poco, al igual que su comercialización. Muchos de sus asentamientos estaban fortificados y dominados por una clase social de guerreros que formaban una especie de aristocracia. Gracias al uso del hierro en vez del bronce obtenían un armamento superior. Hay cerámicas excisas, pintadas y grafitadas, a veces con incrustaciones, mientras que, en las espadas, hay pomos incrustados en hueso, marfil o ámbar.
  • 7. 5 DE 6 LOS PUEBLOS CELTAS EN EUROPA. ETAPAS CRONOLÓGICAS DEL MUNDO CELTA - CONTINUACIÓN EL MUNDO DE LOS CELTAS EN HISPANIA - DOCUMENTACIÓN Esta cultura mantiene contactos con el Mediterráneo y con las estepas del este europeo. Persiste el comercio del ámbar y del estaño en los intercambios con el mundo mediterráneo. Con respecto al rito funerario, en los períodos iniciales se impuso la incineración y deposición en una urna, pero a partir de Hallstatt C se produjo un aumento de las inhumaciones, que ya en Hallstatt D fueron predominantes. Hay claras diferencias en las tumbas, por su ajuar y por sus estructuras. Los ricos preferían ser depositados en cámaras de madera, bajo túmulo. LA CULTURA DE LA TÉNE La cultura de La Tène es una cultura perteneciente a la Edad del Hierro, también conocida como Edad del Hierro II. Es una cultura mayoritariamente celta, cuyo núcleo está en los Alpes, aunque en su apogeo terminará por extenderse por el centro de Europa, Francia, oeste de la península ibérica, islas británicas y parte del este de Europa. Zona nuclear de la cultura La Téne y máxima extensión Los orígenes de la Cultura Lateniense se pueden rastrear en la primera mitad del siglo V a. C. en dos zonas muy concretas: la región francesa de la Champaña, situada a la cuenca del Sena, a la altura del Marne- Mosela y las regiones hermanas del Hunsruck-Eifel, situada en pleno cinturón de la cuenca media del Rhin. En los tiempos de la Primera Edad del Hierro esos territorios habían mantenido una órbita secundaria a modo de hinterland económico de los principados hallstáticos. El antiguo núcleo estaba poblado por gentes autóctonas regidas por jefaturas de poca importancia y una economía autárquica, que mantenía relaciones con los principados hallstáticos, que abastecían de materias primas y esclavos. Los pueblos de Champagne y Hünsruck-Eifel parecen responder a una sociedad igualitaria con poco interés en objetos de lujo en sus necrópolis. La Téne A: (475 a.C. – 400 a.C.) La Téne B: (400 a.C. – 150 a.C.). La época de las invasiones Los relatos de Plinio retratan los años 400-300 a. C. como un periodo turbulento en el continente europeo, afectado por migraciones masivas de los pueblos celtas y una serie de conquistas militares. Estas crónicas no poseen un valor histórico pero coinciden al mostrar una época con un panorama de constante desorden: numerosas tribus celtas se pusieron en movimiento en dirección al oriente invadiendo Panonia, Hungría, Eslovaquia y Transilvania.
  • 8. 6 DE 6 Las descripciones enumeraban las tribus que penetraron en la península italiana, ocupando la zona al pie de los Alpes, invadiendo el valle del Po. La presión celta resultó tan abrumadora que en el 386 a. C. plantaron a sus huestes a las puertas de Roma y la redujeron a escombros. El ímpetu celta no se paralizó en el siglo III, avanzaron hacia el sur para saquear el santuario de Apolo en 261 a. C. Estas ofensivas se quedaron en simples correrías de tribus celtas como los boios, escordiscos y tauriscos. Plinio intentó explicar la historia al relacionar las migraciones con un aumento excesivo de la población, no ahorró en palabras para explicar las sesiones políticas entre las tribus, los conflictos internos y las duras condiciones de vida. De este modo se sucedieron las migraciones: cada migración o conquista desplazaba a los antiguos invasores que buscaba nuevos territorios cada vez más lejos de sus tierras de origen. Los historiadores rechazan el plano de la hipótesis invasionista, las operaciones de conquista manu militari y las migraciones masivas pacíficas. Los datos arqueológicos de este periodo revelan un mundo rural inimaginable para la vida militar. No existen ni grandes poblados ni fortificaciones. Este patrón de poblamiento cuadra con un modo de vida pacífico, de reducida competitividad social y sin conflictividad política. Esta circunstancia manifestó una nueva confrontación entre los partidarios del celtismo y sus opositores. LOS PUEBLOS CELTAS EN EUROPA. ETAPAS CRONOLÓGICAS DEL MUNDO CELTA - CONTINUACIÓN EL MUNDO DE LOS CELTAS EN HISPANIA - DOCUMENTACIÓN La Téne C: (150 a.C. – 50 a.C.). Durante los siglos II-I a. C. se produjeron importantes cambios en muchas raíces de la Cultura Lateniense, en su marco político, organización social y estructura económica. Se produce una concentración de población en núcleos fortificados u Oppidas; evolución hacia formas de gobierno más complejas y el desarrollo de una inestabilidad política. Muchos cambios vinieron motivados por el impacto de potencias mediterráneas, sobre todo por la agresiva Roma que en esta época ya dominaba el sur de Francia. Poco tenían que ver este mundo con la tradición de los siglos anteriores, la presencia romana resultó decisiva en las tribus galas Los datos históricos de los siglos II-I a. C. lo recuerdan como una etapa muy complicada para los celtas. En el sur se toparon con Roma; en el oriente tenía la confederación de tribus germánicas, oriundas de Jutlandia al frente y al litoral del mar del Norte, liderada por cimbrios y teutones, que tras un largo periplo militar acabaron arrastrando parte de Alemania, Chequia, Hungría, Países Bajos y de la Galia en 120 a. C.. La inestabilidad creada por los cimbrios y teutones se acabó gracias a la intervención de la República romana en el 101 a. C. Esa intervención fue un preludio de las campañas de Julio César en el 50 a. C. que acabaron con la conquista de los pueblos celtas.
  • 9. 1 DE 3 2. LOS CELTAS EN LA PENÍNSULA IBÉRICA EL MUNDO DE LOS CELTAS EN HISPANIA - DOCUMENTACIÓN El estudio de los celtas constituye uno de los temas más atrayentes de la Protohistoria de la península Ibérica, esencial para comprender su formación étnica y cultural. Al mismo tiempo es uno de los campos peor conocidos del mundo céltico. Sin embargo, este reciente interés por los celtas de la Península Ibérica tanto en España como en el extranjero, presenta una dificultad cada día más evidente: explicar su origen y características más peculiares. No se conoce su origen ni su evolución antes de la Edad de Hierro y, aun menos, cómo y cuando llegaron a las regiones atlánticas y, concretamente, a la Península Ibérica, donde ofrecen un especial interés por ser el extremo más occidental de la keltiké (situación territorial de los celtas dada por los griegos clásicos) y por aparecer en ella las primeras referencias históricas griegas a los Celtas, como la Ora Marítima y Herodoto. Son varios los problemas a los que se enfrentan los investigadores al intentar explicar cómo llegaron los celtas, cuando lo hicieron y qué semejanzas y diferencias muestran con respecto a las culturas centroeuropeas. La primera dificultad es hacer que coincidan los datos aportados por la lingüística y el testimonio de la arqueología, pues unas pistas conducen a un camino mientras otras llevan a conclusiones muy distintas. Por otra parte, la arqueología no ha podido aportar pruebas suficientes de la presencia de gentes indoeuropeas en el ángulo noroeste de la Península y sin embargo Galicia es la zona celta por excelencia. Segundo problema: ¿Hubo realmente celtas en el conjunto de pueblos indoeuropeos que habitaron en la Península Ibérica? ¿Cuándo y cómo llegaron estos? ¿Se puede distinguir lo precelta de lo celta?. Este es un proceso lleno de dudas y de lagunas sobre el que los historiadores no han dicho aun la última palabra. Según las fuentes clásicas, parece ser que llegó a haber un centenar de tribus distintas en la Península Ibérica. No sabemos si aquellos pueblos tenían un nombre para este extenso territorio, aunque dada la poca propensión que tenían a uniones más allá de las meramente tribales, es fácil suponer que no. Los romanos dejaron escrito que había 1.000 ciudades en Hispania, aunque no se sabe qué criterio seguían para denominarlas así. Lo que sí es seguro es que los pueblos denominados celtas estaban formados por un conglomerado de tribus que muy poco tenían en común, tanto en su cultura como en su religión. El conocimiento del interior peninsular por griegos y romanos es tardío y sesgado. Las primeras noticias propiamente históricas son de finales del siglo III a.C. y se relacionan con las incursiones de Aníbal en la Meseta y el reclutamiento de celtíberos, carpetanos y lusitanos en el ejército cartaginés durante la Segunda Guerra Púnica.
  • 10. 2 DE 3 LOS CELTAS EN LA PENÍNSULA IBÉRICA - CONTINUACIÓN EL MUNDO DE LOS CELTAS EN HISPANIA - DOCUMENTACIÓN A partir del siglo II a.C. el avance de las legiones romanas será el hilo conductor en el desvelamiento de las comunidades indígenas de la Terra incógnita. Para comprender el estado actual de la cuestión sobre los Celtas Hispanos es necesario hacer referencia a la investigación, aunque sea sin entrar en una visión historiográfica detenida de este problema. • Bosch Gimpera fue el primero en plantear el tema de los celtas en la arqueología española. Buscó elementos comparables a los del Rhin y Suiza y los halló en primer lugar en Cataluña con extensión por Aragón e incluso hasta el Sudeste de España y atribuyó los topónimos en -dunum de la zona subpirenaica a los componentes de la primera oleada de indoeuropeos. Hoy sabemos que son testimonios de influencia gálica muy posterior. Bosch Gimpera, en definitiva, lo que hizo fue construir una teoría de invasiones mediante conexiones de nombres de grupos de población en Hispania y en otras zonas, teoría que debe ser comprendida dentro del momento en que vive, época de sobrevaloración del "panceltismo". Desde la objetividad de la distancia y en el estado actual de conocimientos se descubren una serie de puntos débiles, apareciendo como una síntesis prematura con bases arqueológicas insuficientes. • Schulen con su obra sobre la Meseta (valles del Duero y Tajo) (1969) aparece como el más claro representante de una nueva época en el estudio del tema, combinando en su análisis los datos de la arqueología, la lingüística y la tradición histórica más remota. Desecha en principio que la aparición de una serie de rasgos culturales suponga necesariamente una invasión. Cree que el cambio en ciertos territorios de los rasgos culturales de los campos de urnas y la aparición de los caracteres de la cultura de Hallstatt puede ser simplemente la aceptación de las novedades hallstáticas por la población anterior. • Lingüistas y arqueólogos han trabajado casi todo el siglo XX sin lograr una visión de síntesis necesaria para llegar a explicar el origen de los celtas en la Península Ibérica, problema esencial desde todos los puntos de vista para superar la contradicción aparente entre datos lingüísticos, arqueológicos e históricos. • Actualmente se cree que el proceso parece haber sido más complejo y es difícil poder reducirlo a un esquema seguro y simple en el que se concede demasiada importancia en el desarrollo prerromano de esta zona a cuestiones de índole transpirenaica. Es preciso afirmar, una vez más, que, junto a factores que podríamos considerar externos, no debe dejarse de lado los propios elementos indígenas en su evolución durante las etapas anteriores. El proceso de celtización de la Península Ibérica, y con todos los reparos y falta de conocimientos existentes en la actualidad, pudo ser el siguiente: • La llegada de pueblos indoeuropeos se puede definir como “infiltraciones”, que se van produciendo durante todo el primer milenio a.C. Las infiltraciones y movimientos de poblaciones indoeuropeas a que nos hemos referido no fueron sincrónicas, sino que se realizaron en épocas distintas, estando atestiguados los últimos movimientos en el siglo III a. C.
  • 11. 3 DE 3 LOS CELTAS EN LA PENÍNSULA IBÉRICA - CONTINUACIÓN EL MUNDO DE LOS CELTAS EN HISPANIA - DOCUMENTACIÓN • Durante la 1ª Edad del Hierro (1.000 a 500 a. C. aproximadamente) se produce a través de los Pirineos la llegada de pueblos indoeuropeos a la Península Ibérica, aunque desconocemos con exactitud el mecanismo preciso de llegada. Las consecuencias de estos aportes externos son especialmente desde el punto de vista lingüístico, además de la innovación en el proceso de enterramientos, pasando de la inhumación a la cremación definida por la cultura de Campos de Urnas, incluyendo en este concepto a la cultura Hallstattica. El rito de la incineración pudo llegar también a la Península Ibérica a través de las relaciones mediterráneas, pues la incineración existe en Tartessos. Tartessos y los campos de urnas son dos momentos culturales que se desarrollaron paralelamente. • Los grupos que penetran fueron más bien escasos y no tuvieron un efecto rupturista o violento en el poblamiento local, que es sustancialmente continuista. Y por otra parte, las novedades tecnológicas y culturales detectadas no obedecen a una implantación sino a procesos de adaptación progresiva. • Con relación a los campos de urnas, hoy se habla de infiltraciones paulatinas de gentes que interactúan y se mezclan con grupos autóctonos desde al menos el Bronce Final. Esta aculturación de larga duración dará como resultado la trasformación de elementos indoeuropeos en realidades locales, las culturas del Bronce Final (1.100-800 a.C.) y Primera Edad del Hierro (800-500 a.C.) en diversos marcos regionales, desde Cataluña y el Valle de Ebro en momentos más tempranos hasta la Meseta y las tierras del norte y occidente tiempo después. • Entendido por tanto como un proceso cultural, los principales indicadores del fenómeno Campos de Urnas en la Península Ibérica, serían los siguientes: a) Rito funerario de la incineración del cadáver y su depósito en una urna dentro de un hoyo o bajo una estructura tumular. En paralelo este rito pudo llegar a través del Mediterráneo (tartessos). b) Los poblados con viviendas de planta dispuestas en torno a un eje o calle central. c) Nuevas formas de organización social y explotación del territorio. d) El aporte lingüístico indoeuropeo, y éste es un elemento tan capital como controvertido. Parece que las gentes de Campos de Urnas hablarían lenguas indoeuropeas y que, en efecto, debieron ser las introductoras de este tronco lingüístico en la Península Ibérica, del que derivarían diversas hablas. • Alrededor del 500 a.C., los pueblos íberos se asientan en el norte de la Península, desplazando a los pueblos de Campos de Urnas hacia el interior. Además los pueblos íberos ejercen de frontera a la entrada de nuevas filtraciones de celtas, independizando la cultura celta de Hispania y la cultura celta al norte de los Pirineos. La cultura de La Téne no deja prácticamente rastro en la Península.
  • 12. 1 DE 2 3. EVOLUCIÓN DE LA CULTURA CELTA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA EL MUNDO DE LOS CELTAS EN HISPANIA - DOCUMENTACIÓN La primera diferenciación de las dos grandes culturas prerromanas en la Península Ibérica, proviene de las culturas originarias y de la lengua. En la zona Íbera de la Península, tanto las lenguas que se hablaban como el sustrato cultural eran plenamente Mediterráneos, donde la intervención de pueblos como el fenicio y el griego en mezcla con los indígenas producen una cultura, por aquel entonces, de las más avanzadas. En la zona Celta peninsular el sustrato cultural es indoeuropeo, lo que provoca una cultura y una lengua muy diferenciada de la zona Íbera y más atrasada culturalmente. En la zona Celta de Hispania tiene lugar además una serie de confluencias culturales que ayudan a comprender la personalidad cultural de los celtas de la Península Ibérica. Las características principales de la evolución cultural celta en la Península Ibérica, son las siguientes: • La presencia de Íberos en los pirineos, haciendo de filtro al paso de indoeuropeos a la Península, individualiza la cultura celta de Hispania con el resto de celtas al norte de los Pirineos. • La gente de cultura celta que llega a la Península no lo hace en grandes oleadas. Esto hace que dependiendo de donde se asienten y de la cultura indígena existente, predomine más el cambio cultural hacia la cultura celta o se mantenga casi sin cambios la cultura indígena. • El contacto con el mundo ibérico facilitó una creciente asimilación de elementos mediterráneos a lo largo de la segunda mitad del primer milenio a.C., proceso esencial para comprender la personalidad cultural de los celtas de la Península Ibérica, pues se fueron aproximando a la cultura ibérica, diferenciándose progresivamente de la cultura de la Téne generalizada por las zonas centroeuropeas del mundo céltico. • Otro factor externo que interviene decisivamente en la formación histórica de algunos de los pueblos del área indoeuropea es el denominado Bronce Atlántico. En las zonas occidentales de la Península, tanto en el Noroeste, como en toda su extensión hasta el Estrecho, encontramos culturas que participan del desarrollo llamado por los arqueólogos Bronce Atlántico. Supone comunicaciones marítimas importantes con Bretaña, Inglaterra, Cornualles e Irlanda. Estas comunicaciones se realizaron porque el estaño de las costas e islas occidentales de Europa (Galicia y Tras-os-Montes en la zona norte de Portugal, Bretaña, Devon y Cornualles) se hizo indispensable para los pueblos civilizados del Mediterráneo. Algunos historiadores piensan que el idioma hablado en Lusitania tiene sustrato celta pero que está muy influenciado por culturas atlánticas y mediterráneas. • Desde el comienzo de la Segunda Guerra Púnica hay presencia romana en Hispania. Desde el inicio de la presencia romana hasta la conquista final de Hispania, hay dos siglos de interrelación entre la Hispania celta y la cultura romana, que por supuesto, va modificando ritos, costumbres y usos de la Hispania celta.
  • 13. 2 DE 2EL MUNDO DE LOS CELTAS EN HISPANIA - DOCUMENTACIÓN EVOLUCIÓN CULTURAL CELTA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA - CONTINUACIÓN • El núcleo original de la cultura celta en Hispania se situaba entre el sistema Ibérico y la Meseta, pues así los identifican los escritores clásicos asimilándolos a los celtas de más allá de los Pirineos. Pero también pueden denominarse “celtíberos” porque su lengua corresponde al “Celtibérico” de los lingüistas y su territorio inicial y posterior expansión sobre el sustrato precedente permite identificarlos con los “Celtiberi” de los escritores romanos. • A partir del siglo VI a.C. se produce un proceso de celtización desde el núcleo central de la cultura celtibérica hacia las zonas occidentales: por el territorio de Extremadura, alto valle del Ebro y el Noroeste (Gallaecia). A su vez, estas gentes recibirán una fuerte influencia religiosa, económica y social por parte de los antiguos pobladores de aquellas zonas. Luego, no encontramos más datos arqueológicos que nos indiquen la llegada de otros pueblos indoeuropeos a la Península. • Se trata de un proceso bastante complejo que no se puede definir con precisión. No se produjo en un solo momento de nuestra historia, sino de una forma intermitente y escalonada a lo largo del tiempo. Tampoco influyo en todas las zonas por igual; y no sólo se debió a movimientos de población o migraciones, sino también a otros fenómenos como la propia evolución interna, el contacto entre distintas culturas, los intercambios de todo tipo, la labor de artesanos itinerantes y de comerciantes que introdujeron determinados elementos de la vida material, etc. El que esta celtización tuviera lugar según áreas y momentos nos permite comprender mejor su falta de uniformidad. • Estos complejos mecanismos explican cómo, a la llegada de Roma, el proceso de celtización fuera profundo en las zonas pastoriles occidentales ocupadas por los Vettones y algo menos entre los Lusitanos. Por el contrario, aún era incipiente en la mayor parte del noroeste, la Gallaecia, lo que da idea de la diacronicidad del complejo proceso de celtización de Hispania.
  • 14. 1 DE 19 4. LOS PUEBLOS CELTAS EN HISPANIA EL MUNDO DE LOS CELTAS EN HISPANIA - DOCUMENTACIÓN Definir y caracterizar los distintos pueblos celtas que habitaban la Península Ibérica por sus características culturales, sociales, lingüísticas o económicas, es una tarea realmente complicada debido a la diversidad de características existentes entre las distintas tribus que podrían llegar a configurar una sociedad jerárquica superior. Se cuenta con dos líneas de información para delimitar y caracterizar los distintos pueblos celtas asentados en Hispania. La primera de estas líneas corresponde a la investigación epigráfica de las inscripciones que forman parte del nombre de los individuos. A partir de estos estudios, se ha calificado a la sociedad indígena de la zona como una sociedad de carácter gentilicio o tribal. Bajo este apelativo se trataba de remarcar la inexistencia o precariedad de formas estatales y el predominio de las relaciones de parentesco como elemento de articulación social. Pero el área indoeuropea no es homogénea y, aunque hay zonas en las que percibir la existencia de una organización "estatal" es muy difícil, en otras no lo es tanto, y las relaciones de parentesco debieron jugar un papel importante, de forma que en la epigrafía se mencionan unidades organizativas cuya denominación alude al vocabulario del parentesco. La segunda de estas líneas corresponde a la información que nos ha llegado de las fuentes clásicas. A nivel general estas fuentes ya indican el conglomerado de pueblos existentes. Parece ser que llegó a haber un centenar de tribus distintas en la Península Ibérica. No sabemos si aquellos pueblos tenían un nombre para este extenso territorio, aunque dada la poca propensión que tenían a uniones más allá de las meramente tribales, es fácil suponer que no. Por otra parte, Los romanos dejaron escrito que había 1.000 ciudades en Hispania, aunque no se sabe qué criterio seguían para denominarlas así. El conocimiento del interior peninsular por griegos y romanos es tardío y sesgado. Las primeras noticias propiamente históricas son de finales del siglo III a.C. y se relacionan con las incursiones de Aníbal en la Meseta y el reclutamiento de celtíberos, carpetanos y lusitanos en el ejército cartaginés durante la Segunda Guerra Púnica. A partir del siglo II a.C. el avance de las legiones romanas será el hilo conductor en el develamiento de las comunidades indígenas de la Terra incógnita. Por su carácter aguerrido y férrea oposición a Roma, celtíberos y lusitanos son los pueblos más nombrados en las crónicas de la conquista, con episodios tan célebres como la resistencia de Viriato o el asedio final a Numancia. A través de estas dos líneas de investigación, además de documentos latinos aparecidos en Botorrita (Tabula Contrebiensis), se pueden trazar unos límites más o menos precisos de los distintos pueblos que configuraban el territorio celta a la llegada de los romanos a Hispania.
  • 15. 2 DE 19 LOS PUEBLOS CELTAS EN HISPANIA - CONTINUACIÓN EL MUNDO DE LOS CELTAS EN HISPANIA - DOCUMENTACIÓN Habida cuenta de la amplitud espacial de la Hispania céltica y de los distintos marcos ambientales y culturales que la integran, se hará una presentación del poblamiento prerromano en cinco grandes regiones. • Sistema Ibérico y Meseta Oriental (Cultura Celtibérica) • Meseta Occidental y Central • Franja Atlántica y Extremadura • Cornisa Cantábrica • Cultura Castreña.
  • 16. 3 DE 19 LOS PUEBLOS CELTAS EN HISPANIA - CONTINUACIÓN EL MUNDO DE LOS CELTAS EN HISPANIA - DOCUMENTACIÓN • SISTEMA IBÉRICO Y MESETA ORIENTAL (CULTURA CELTIBÉRICA)  Pelendones (C10)  Belos (C11)  Lusones (C12)  Titos (C13)  Olcades (C14)  Arévacos (C15) Dentro de cada una de estas regiones, se destacan los siguientes pueblos: • MESETA OCCIDENTAL Y CENTRAL  Vacceos (C5)  Carpetanos (C16)  Vetones (C17) • FRANJA ATLÁNTICA Y EXTREMADURA  Lusitanos (L1)  Célticos (C18) • CORNISA CANTÁBRICA  Cántabros (C3)  Astures (C4)  Turmogos (C6)  Autrigones-Caristios (C7)  Várdulos (C8)  Berones (C9)  Vascones (A1) • CULTURA CASTREÑA.  Galaicos (C1)  Brácaros (C2)
  • 17. 4 DE 19EL MUNDO DE LOS CELTAS EN HISPANIA - DOCUMENTACIÓN 4.1 SISTEMA IBÉRICO Y MESETA ORIENTAL (CULTURA CELTIBÉRICA) La definición de Celtiberia y de los pueblos que la componían difiere de unos autores a otros e incluso en un mismo autor, en pasajes diferentes, ofrece concepciones distintas a ella. Este hecho ya lo señalaba Estrabón, quien decía que unos dividían a los celtíberos en cuatro partes, mientras que otros lo hacían en cinco. Ninguna fuente sin embargo, proporciona una enumeración completa de estos pueblos. El nombre de celtíberos ha sido explicado de muy diversas formas también. Ya en la antigüedad Diodoro de Sicilia dice que celtas e Íberos lucharon mucho tiempo por dominar el territorio pero que, al no conseguirlo, al final se unieron entre sí con matrimonios mixtos, y de esa unión vendría el nombre de celtíberos. Esta explicación que no corresponde a ninguna realidad científica naturalmente, es muy del gusto de los intelectuales griegos, quienes solían explicar mediante genealogías, las relaciones entre unos pueblos y otros. Ya en nuestro tiempo, el historiador alemán Adolf Schulten, defendió con tanta tozudez como falta de razones el carácter ibérico de la cultura celtibérica, e interpreto el nombre de celtíbero como “íberos en tierras de celtas”. Las sucesivas excavaciones realizadas en Numancia y otras zonas celtibéricas, demostraron sin lugar a dudas el carácter celta de la cultura celtibérica. El nombre de celtíberos, querría decir “celtas de Iberia” y, en todo caso, hará alusión a rasgos específicos de su cultura, que muestra una iberización innegable, sobre todo en la zona del valle del Ebro. Álvaro Capalvo ha señalado que ninguna fuente anterior al siglo III a.C. habla de los celtíberos en Hispania, mencionándose celtas únicamente. Según este autor, el nombre de celtíberos sería una creación romana. Lo que hay que observar es que, no solamente el nombre de celtíberos, sino la misma conciencia de unidad de este pueblo, o dicho de otro modo, los celtíberos como pueblo, serían algo que aparecería como consecuencia de la conquista romana. Cuando Roma irrumpe en la Península o mejor dicho, cuando Roma se asienta en la Península, el territorio de la Celtiberia nuclear comprendía el sector oriental de las actuales provincias de Zaragoza, Teruel, Soria, sur de la Rioja, sureste de Burgos, extremo nororiental de Segovia, buena parte de Guadalajara y La Alcarria conquense. Tras la conquista, las fuentes romanas dividen la Celtiberia en dos circunscripciones: • La Citerior, la zonamás oriental en torno al valle del Ebro, de carácter agrícola y urbano. En el espacio de la citerior se sitúan los belos, los titos y los lusones. • La Ulterior, de más difícil sometimiento, que abarca las tierras interiores del Alto Duero, de relieve accidentado y de ecosistema pastoril. En la ulterior se sitúan los arévacos y los pelendones. 4. LOS PUEBLOS CELTAS EN HISPANIA
  • 18. 5 DE 19EL MUNDO DE LOS CELTAS EN HISPANIA - DOCUMENTACIÓN LOS PUEBLOS CELTAS EN HISPANIA. CULTURA CELTIBÉRICA - CONTINUACIÓN LOS BELOS Posibles límites de los distintos pueblos celtíberos Ocupan el valle medio del Jalón con prolongación hasta las cuencas de los ríos Huerva y Aguas Vivas y el Campo de Cariñena. Apenas tenemos noticias de ellos por su temprana conquista. Sekaisa (Segeda), en las cercanías de Belmonte, era el principal centro urbano de los belos, así como Arcobriga (Arcos de Jalón). Se conoce también una ciudad de nombre Contrebia Belaisca, que sería la actual Botorrita. LOS TITOS Inmediatos a los Belos hacia el sudoeste hasta alcanzar las fuentes del Jalón por su margen izquierda, se sitúan los titos, aliados tradicionales de aquellos durante la conquista. Titos y Belos recibieron las influencias ibéricas que, procedentes de Levante, remontaron el valle del Ebro, al estar situados en los pasos estratégicos del valle del Ebro a la Meseta. Este pueblo que aparece citado en las fuentes clásicas contribuye a las guerras de resistencia contra Roma, firmaron, en el 179 a. C., los pactos de Graco y entraron en guerra con Roma, junto con los belos y los arévacos, en la segunda guerra celtíbera, que terminaría con la destrucción de Numancia en el 133 a. C. A partir de entonces desaparece, como pueblo, de las fuentes. En la literatura clásica, Titos y Belos son citados siempre conjuntamente y por Apiano sabemos que existía cierta dependencia de los Titos con respecto a los Belos LOS LUSONES Articulan su territorio en torno al tramo medio y final del río Jiloca y alcanzan el nacimiento del Tajo en la comarca de Albarracín. Aunque algunas fuentes los sitúan más al norte, a los pies del Moncayo, poblando la margen derecha del Ebro. Destacan entre sus centros Contrebia, en las proximidades de Daroca, y Bilbilis, la actual Calatayud. Los límites entre Lusones, Belos y Titos, son muy difíciles de establecer. Puede ser que el poblamiento fueses un mosaico con localidades pertenecientes a unos pueblos dentro del territorio de otros.
  • 19. 6 DE 19EL MUNDO DE LOS CELTAS EN HISPANIA - DOCUMENTACIÓN LOS PUEBLOS CELTAS EN HISPANIA. CULTURA CELTIBÉRICA - CONTINUACIÓN Posibles límites de los distintos pueblos celtíberos LOS ARÉVACOS Es el pueblo más importante de la Celtiberia Ulterior. Estos ocupaban la actual provincia de Soria desde las estribaciones serranas hasta las cabeceras del Henares y Tajuña en el norte de Guadalajara; un amplio territorio vertebrado por el curso alto del Duero. A los arévacos pertenecen las ciudades tan conocidas en época histórica como Numancia, Uxama, Argaela o Clunia. Los Arévacos, a decir de Estrabón, eran el más fuerte de los pueblos celtibéricos, y ello se comprueba por el papel destacado que asumieron en la resistencia contra Roma. La segunda guerra celtibérica fue fundamentalmente una guerra contra los Arévacos. El nombre Arévaco es céltico y fue interpretado por Bosch Gimpera como are-vaccei o vacceos del este. Plinio decía que este pueblo tomaba su nombre del río Areva, que se ha identificado por razón fonética con el Araviana. LOS PELENDONES Más complejo resulta establecer el marco espacial y la identidad de los pelendones, citados sólo por Plinio y Tolomeo en vecindad con los arévacos, que debieron ocupar la parte norte y montañosa de la provincia de Soria. A los pelendones se les relaciona con la cultura arqueológica de los castros sorianos, que se desarrollaron entre los siglos VI-IV a.C., en momentos del celtibérico antiguo. Del análisis de las fuentes puede deducirse que los pelendones fueron un pueblo sometido por los arévacos, posiblemente en el momento inmediatamente anterior a la conquista romana. La política seguida por Roma devolvió a los antiguos habitantes, pelendones, el territorio del que habían sido desalojados. De ahí que Numancia aparezca en unos autores como arévaca y en otros como pelendona. LOS OLCADES Se ubicaban en la provincia de Cuenca aunque existe gran controversia sobre la situación concreta y procedencia. Unos autores sitúan a los olcades como pueblo celtíbero y otros como pueblo íbero dentro del territorio edetano. Hecateo de Mileto los situaba entre el alto Tajo y el Júcar medio. Posteriormente, solo se citan en época de Aníbal, desapareciendo posteriormente absorbidos entre celtíberos y edetanos, y siendo mal conocidos. Más tarde Tito Livio los consideró un apéndice de los carpetanos. Por otra parte el historiador Manuel Gómez-Moreno los situaba en La Alcarria.
  • 20. 7 DE 19 4.2 MESETA OCCIDENTAL Y CENTRAL EL MUNDO DE LOS CELTAS EN HISPANIA - DOCUMENTACIÓN LOS VACCEOS Extendidos por las actuales provincias de Valladolid, Palencia, oriente de Zamora, sur de Burgos y occidente de Segovia, los vacceos son un pueblo de notable personalidad. Su proceso formativo parece retrotraerse a la cultura de Cogotas I del Bronce Medio-Final. A partir del siglo V a.C. esta región sufre un fuerte impacto del núcleo celtibérico del Alto Duero, con el desarrollo de la metalurgia del hierro, configurándose los vacceos históricos. El paisaje urbano, la facilidad de comunicaciones de su territorio y una economía cerealista, textil y alfarera, convierte a los vacceos en uno de los pueblos más desarrollados de la Meseta. Las ciudades más importantes fueron, Roa de Duero-Rauda (Burgos), Pallantia (Palencia), Terradillos-Viminatium (León), Oceloduri (Zamora), Portillo-Porta Augusta y Simancas- Septimanca (Valladolid) y Coca-Cauca (Segovia). Los Vacceos aparecen mencionados muy tempranamente en la fuentes literarias, al ser uno de los pueblos contra los que se dirigió Aníbal en el año 220 a.C. Posteriormente aparecen citados (193 – 190 a.C.) con motivo de las campañas de Marco Fluvio contra Toletum. Su mayor protagonismo se va a dar sin embargo, durante la guerra de Numancia, con motivo de las campañas de Licinio Lúculo. Después de la caída de Numancia, durante las guerras civiles de final del siglo I a.C., algunas ciudades vacceas que habían tomado partido por Sertorio, siguieron resistiendo a pesar de la muerte de éste. Después ya no hay signos de resistencia por parte de los Vacceos y, en el año 29 a.C., Augusto declarará la guerra a los cántabros y a los astures pretextando defender a los Vacceos. LOS PUEBLOS CELTAS EN HISPANIA - CONTINUACIÓN Posibles límites geográficos de los Vacceos
  • 21. 8 DE 19EL MUNDO DE LOS CELTAS EN HISPANIA - DOCUMENTACIÓN LOS PUEBLOS CELTAS EN HISPANIA. MESETA OCCIDENTAL Y CENTRAL - CONTINUACIÓN LOS VETTONES Ocupaban las actuales provincias de Salamanca y Ávila en su totalidad, la penillanura cacereña, el occidente de Toledo hasta rozar con el sur por el valle del Guadiana. Las manifestaciones más representativas de los vetones son las esculturas zoomorfas de toros y cerdos, los llamados “verracos”. El semblante de los vetones en la historiografía antigua es de un pueblo de pastores y guerreros que secundan a los lusitanos en su lucha contra Roma. Destaca entre sus emplazamientos Salmantica (Salamanca), Bletisa (Ledesma), Mirobriga (Ciudad Rodrigo), Lama (Baños de Montemayor), Capara (Ventas de Cáparra), Obila ? (Ávila) y Turgallium (Trujillo). Parece ser que también en este caso el pueblo más fuerte, los vacceos, arrinconó al más débil en las zonas montañosas y menos productivas y, por ello, también Helmantica-Salmantica aparece en unos autores antiguos como vaccea y en otros como vetona. Sobre este territorio se desarrolla en la segunda del Hierro, una de las culturas prerromanas con mayor personalidad propia, denominada “cultura de los verracos”, que son imágenes de toros, cerdos o jabalíes, realizados en piedra. Sobre su significado se ha discutido mucho sin que en la actualidad haya unanimidad entre los historiadores. Otro rasgo fundamental de los Vettones, es el poblamiento en castros, algunos de los cuales presenta unas defensas impresionantes. El poblamiento castreño puede ser de origen indoeuropeo, pero las esculturas de verracos parecen tener su origen en la estatuaria ibérica del mediodía y levante peninsular. Esta posible dualidad de culturas, es lo que les da a los Vettones una fisonomía propia que los distingue de los restantes pueblos de la Meseta Central. Posibles límites geográficos de los Vetones
  • 22. 9 DE 19EL MUNDO DE LOS CELTAS EN HISPANIA - DOCUMENTACIÓN LOS PUEBLOS CELTAS EN HISPANIA. MESETA OCCIDENTAL Y CENTRAL - CONTINUACIÓN LOS CARPETANOS Su territorio está comprendido entre la Sierra de Guadarrama, los Montes de Toledo y la serranía conquense: el ámbito de las actuales provincias de Madrid, Toledo y rebordes de Guadalajara, Cuenca y Ciudad Real. Están definidos por asentamientos agrícolas de pequeño y mediano tamaño en terrazas y por poblados fortificados en los escarpes de montaña. Concluida la conquista de su territorio, los carpetanos, de identidad é tnica poco precisa, apenas vuelven a ser citados en las fuentes, englobándose en las referencias genéricas a celtíberos. Centros importantes son Toletum (Toledo), Complutum (Alcalá de Henares) y Consabura (Consuegra). Los Carpetanos entran en la historia con motivo de la expedición de Aníbal contra los pueblos de la Meseta en los años previos al ataque a Sagunto (221 a.C.). Al regreso de Aníbal después de la expedición contra Vacceos y Olcades, es atacado por los Carpetanos. Aníbal los combatió a orillas del Tajo, donde obtuvo una aplastante victoria que le dio el dominio sobre los pueblos del interior de la Península y permitió atacar Sagunto. Cuando comienza la conquista de la Meseta Central por los romanos, las fuentes literarias no mencionan a los carpetanos como pueblo, pero sí a diferentes ciudades suyas que jugaron un papel importante en las luchas de comienzo de II a.C. Desde un punto de vista étnico y lingüístico, los carpetanos parecen un pueblo indoeuropeo pero con numerosos elemento íberos. Por una parte presentan vínculos lingüísticos y culturales con los ibéricos Oretanos del sudeste, pero por otra parte también con el mundo occidental de los vettones, probablemente emparentados con los lusitanos de algún modo. Los carpetanos comparten con los vettones uno de los rasgos más característicos, que son las esculturas zoomorfas de verracos Posibles límites geográficos de los Carpetanos
  • 23. 10 DE 19 4.3 FRANJA ATLANTICA Y EXTREMADURA EL MUNDO DE LOS CELTAS EN HISPANIA - DOCUMENTACIÓN LOS PUEBLOS CELTAS EN HISPANIA - CONTINUACIÓN LOS LUSITANOS Los lusitanos ocupan un espacio mal definido en el interfluvio inferior Tajo-Duero. Se incluyen en él, el occidente de Extremadura y la parte de las regiones portuguesas de Tras-Os-Montes, las Beiras y el norte de Alentejo. Su proceso formativo no está aún del todo claro pero como en otras regiones interiores, tiene su base en un sustrato castreño de tipo atlántico con añejos elementos indoeuropeos de la Edad de Bronce. Empieza a definirse más claramente a inicios de la Edad de Hierro, con poblados fortificados tanto en altura como en el llano, controlando cursos fluviales, recursos naturales y vías de comunicación con vistas de intercambio regional. Sobre este sustrato actúan más adelante poblaciones venidas de la Meseta y de tradición de Campos de Urnas, migraciones procedentes del Sudoeste y otras ligadas al comercio púnico, y finalmente la presencia romana. Lo que sabemos de los castros y la cultura material de los lusitanos no difiere en demasía de lo atribuible a galicos, astures o vettones. Cabría pensar en un fondo cultural compartido que incluiría una lengua dominante de raíz indoeuropea, que denominamos lusitano, de la que se conservan testimonio algunas inscripciones latinas altoimperiales. Centros importantes son Aeminium (Coimbra), Caurium (Coria), Ebura (Evora) y Norba Caesarina (Cáceres). Los lusitanos aparecen mencionados por primera vez en su territorio por Polibio hacia el año 210 a.C., cuando cita que, de las tropas cartaginesas, las de Asdrubal Giscón estaban “en las proximidades de la desembocadura del Tajo, Lusitania abajo”. Estrabón proporciona una completa descripción de Lusitania. Sitúa a los lusitanos al norte del Tajo y dice que son la tribu más grande de los Íberos, contra la que los romanos tuvieron que combatir largo tiempo. Posibles límites geográficos de los Lusitanos Ya antes de la conquista romana, los lusitanos se habían extendido al sur de la línea del Tajo. En el año 155 a.C. los lusitanos emprendieron una gran expedición contra los territorios de los aliados de Roma al mando de un tal Púnico, derrotando a dos ejércitos romanos y saqueando el litoral de Andalucía. Al año siguiente, según Apiano, los lusitanos del otro lado del Tajo, se levantaron bajo las órdenes de un tal Cauceno y saquearon la cudad de Conistorgis, que era probablemente la capital de los conios, en el Algarve.
  • 24. 11 DE 19 Por la forma que Aoiano cuenta los hechos, se ve que éstos últimos lusitanos ya estaban previamente establecidos al sur del tajo, y como los romanos no conquistaron el territorio sino hasta después de la muerte de Viriato, no puede atribuirse esta posición al sur del río a una migración forzosa impuesta por los romanos. De hecho, ya al comienzo del siglo II a.C., las fuentes literarias registran la presencia de los lusitanos en el sudoeste peninsular, en la Baja Andalucía, y por consiguiente muy lejos de su territorio original. EL MUNDO DE LOS CELTAS EN HISPANIA - DOCUMENTACIÓN LOS PUEBLOS CELTAS EN HISPANIA. FRANJA ATLÁNTICA Y EXTREMADURA - CONTINUACIÓN LOS CÉLTICOS Al sur de los lusitanos se extienden los célticos, sobre un dominio de dehesas compartido hoy por las provincias de Badajoz, el norte de Huelva y el bajo Alentejo. Centros importantes son Salacia (Alcacer do Sal), Caetobriga (Setúbal) y Pax Iulia (Beja). Los célticos aparecen mencionados en fuentes de época tardorrepublicana e imperial. Plinio dice que los célticos procedían de una migración de los celtíberos y que venían de Lusitania, lo cual podía observarse por sus ritos, su lengua y los nombres de las poblaciones. Esta relación entre célticos y celtíberos, se comprueba también por la estrecha semejanza entre las monedas de Secaisa (Segeda) en Celtiberia, y las de la ceca de Tamusía, en la provincia de Cáceres. Es difícil situar la fecha de la emigración de estas gentes desde Celtiberia al sudoeste de la Península, pero seguramente fue ya en una fecha reciente y bajo control romano. Ello no quiere decir que este establecimiento definitivo, no fuese la culminación de un proceso o flujo de migración más antiguo. Posiblemente los célticos fuesen atraídos hasta esa región por la riqueza minera y la ganadería de la misma, que Estrabón y otras fuentes ponen en relieve. Los célticos parecen haber sido buenos mineros y ganaderos y estas mismas actividades eran fundamentales en la economía de Celtiberia. Posibles límites geográficos de los Célticos
  • 25. 12 DE 19EL MUNDO DE LOS CELTAS EN HISPANIA - DOCUMENTACIÓN 4.4 LA CORNISA CANTÁBRICA LOS PUEBLOS CELTAS EN HISPANIA - CONTINUACIÓN LOS ASTURES Los astures componen un conglomerado de tribus extendidas por la actual Asturias, la provincia de León, el norte de Zamora, los rebordes nororientales de Tras-Os- Montes y el occidente orensano. Plinio dice que los 22 populi de los Astures están divididos en augustanos y transmontanos. Esta división no impide que constituyan un único convento jurídico cuya capital era Astúrica Augusta (Astorga). Entre los astures transmontanos (del otro lado de la cordillera) se encuentran los luggones en la zona centro-oriental de Asturias y los pésicos en la parte occidental hasta el Navia. Entre los astures augustanos, que ocupaban casi toda la provincia de León, parte de la de Zamora al oeste del Esla y hasta el Duero y zona nordeste de Portugal hasta el Sabor, así como la parte nordoriental de la provincia de Orense, destacan los zoelas, situados en la parte más meridional, al sur de la Sierra de la Culebra, los brigaecinos, en la zona alrededor de Benavente, los lancienses, en la zona de Villasabariego y León, los amacos, en la zona de Astorga, y los gigurros en la zona de Petín, Puebla de Trives y Viana del Bollo. Con respecto a la formación del mundo Astur, el punto de partida es un sustrato cultural relacionado con un grupo duriense de Soto de Medinilla, al que corresponden los primeros castros de los siglos VIII- IV a.C. Con el tiempo y acaso por razones demográficas y sociales, se produce una eclosión de hábitat. Los patrones constructivos son muy similares al noroeste en las zonas occidentales y más vinculadas a la cultura vaccea y celtibérica del valle del Duero, los situados en los páramos meridionales de León y Zamora. Entre los astures, como en otros ámbitos de la Hispania indoeuropea, los castros representan la expresión material de la comunidad en el territorio, al destacarse topográficamente sobre el entorno y contar con recios sistemas de defensa que incorporan rampas de piedras hincadas. Posibles límites geográficos de los Astures y principales grupos
  • 26. 13 DE 19EL MUNDO DE LOS CELTAS EN HISPANIA - DOCUMENTACIÓN LOS PUEBLOS CELTAS EN HISPANIA. LA CORNISA CANTÁBRICA - CONTINUACIÓN En contraste con lo tradicionalmente asumido, la acción de Roma no supuso la descomposición de la cultura castreña astur; más bien su consolidación, con lógicas transformaciones y con vistas sobre todo a la explotación de los recursos auríferos. De hecho, los castros astur-romanos alcanzan su cenit en los siglos I-II d.C. LOS CÁNTABROS Componen un conjunto de pequeñas tribus territoriales que sobrepasan los límites de la actual Cantabria para abarcar el norte de las provincias de Palencia y Burgos. En las fuentes aparecen divididos en varios grupos: vadinienses, orgenomescos, salaenos, plentauros, coniscos, avariginos, etc., siendo sus principales núcleos Velilla de Guardo, Palencia-Tamarica, Vadinia (civitas Vadiniensis), en la zona occidental y aún sin localizar, quizá porque no tuviera centro urbano, y Vellica, no lejos de Monte Cildá. Las primeras referencias históricas a los cántabros parecen remontarse a la época de Catón, que con motivo de sus campañas alude a una costumbre suya aunque sin mencionarlos. A lo largo del siglo II a.C., se les menciona en varias ocasiones, sobre todo en relación con los Vacceos, durante la lucha contra los romanos. Pero sobre todo es en el siglo I a.C., especialmente a partir de la época sertoriana, cuando las noticias sobre ellos comienzan a ser más frecuentes. Posibles límites geográficos de los cántabros y principales grupos Ya antes del 29 a.C. existían hostilidades entre los romanos y los cántabros y Augusto les declaró la guerra pretextando que saqueaban el territorio de pueblos aliados e incluidos en la provincia, como los vacceos. El medioambiente montañoso perfila un patrón económico de base ganadera que se complementa con una agricultura limitada a los fondos de valle y tierras bajas y la explotación de recursos forestales y mineros, sobre todo de hierro y plomo. Los castros de la región cántabra muestran, alguno de ellos, una primera ocupación en el Hierro Antiguo, en paralelo y con influencias de las culturas del Soto de Medinilla del valle medio del Duero y de Campos de Urnas del Alto Ebro. Este horizonte marcaría el punto de partida en la formación histórica del grupo cántabro. En los momentos centrales de la Edad del Hierro, se desarrolla en el sector meridional una facies cultural relacionada con el valle del Duero. El castro de Monte Bernorio (Palencia), en la frontera con los turmogos, es el mejor exponente de la misma, hasta el punto de dar nombre a esta fase de transición de los siglos IV-II a.C.
  • 27. 14 DE 19EL MUNDO DE LOS CELTAS EN HISPANIA - DOCUMENTACIÓN Igualmente importante es la necrópolis homónima, que ha deparado destacados ajuares guerreros y una variante de puñal muy elaborada y representativa de la Meseta Norte. LOS PUEBLOS CELTAS EN HISPANIA. LA CORNISA CANTÁBRICA - CONTINUACIÓN Los hallazgos de esta y otras necrópolis burgalesas en la transición de los territorios turmogo y cántabro, confirman la existencia de élites aristocráticas reforzadas por el prestigio de las armas, algo común en la Hispania Indoeuropea. A partir del siglo III a.C., el poblamiento cántabro manifiesta una homogenización cultural muy vinculada con el mundo celtíbero; así lo indica la aparición de cerámicas a torno pintadas, armamento y utillaje de sabor meseteño. La costosa conquista romana de estas tierras, ocasiona una alteración en el poblamiento cántabro. Los más claros indicadores son: a) Instalación de importantes dispositivos militares y viarios. b) El abandono de buena parte de los castros de montaña. c) Potenciación de enclaves y/o nuevas fundaciones sobre las principales rutas de comunicación terrestre y litoral. GRUPOS VASCONES Entre los cántabros y el Pirineo, las fuentes antiguas mencionan distintos pueblos sobre los cuales la información es escasísima y es muy difícil trazar tanto los territorios respectivos como sus características étnicas. Esta complejidad se debe sin duda a la posición geográfica de estos pueblos, situados en el cruce de auténticos corredores geográficos; por una parte, la vía de penetración desde Europa continental hacia la Península Ibérica por Irún y los pasos occidentales pirenaicos; por otra parte, el alto valle del Ebro que pone en comunicación la cordillera Cantábrica con la Meseta, a través de Pancorbo, y Aragón; en fin, los corredores secundarios que ofrece la llanada alavesa. Es natural por consiguiente, que en estos territorios se hayan producido amalgamas, de composición variable, del sustrato preindoeuropeo de la Edad del Bronce con los distintos elementos indoeuropeos, célticos o no, que fueron llegando a la Península durante el primer milenio antes de Cristo, resultando con ello un poblamiento complejo tanto desde el punto de vista cultural, como étnico, como lingüístico. Esto pueblos son los Autrigones, Caristos, Várdulos, Turmogos, Berones y Vascones. Deberían existir otros muchos pueblos. Plinio cita a los Carietes y Vennenses, desconocidos por otros textos. Estrabón por su parte, afirma explícitamente que rehusaba mencionar los nombres de muchos pueblos que le resultaban desagradables y fastidiosos. Sobre este conjunto de pueblos celtas situados al norte de la Península Ibérica, existen varias teorías entre los historiadores: • Los estudios históricos sobre los caristios y sus vecinos autrigones, várdulos y vascones, arrancan en el siglo XVIII con los trabajos de Manuel de Larramendi, que englobaba a todos esos pueblos como cántabros, con una concepción muy amplia de estos.
  • 28. 15 DE 19EL MUNDO DE LOS CELTAS EN HISPANIA - DOCUMENTACIÓN LOS PUEBLOS CELTAS EN HISPANIA. LA CORNISA CANTÁBRICA - CONTINUACIÓN • Una segunda corriente historiográfica, representada por Bosch Gimpera ya en el siglo XX, reúne a caristios, autrigones y várdulos junto con los vascones propiamente considerados en el grupo de los vascones. • Finalmente, una tercera y más reciente corriente historiográfica, formulada por Martín Almagro Gorbea y otros, basándose en fuentes arqueológicas y lingüísticas, sitúa a caristios, várdulos y autrigones en la órbita de lo indoeuropeo y las lenguas célticas, localizando el territorio originario del protoeuskera en los Pirineos occidentales, con especial presencia al norte, en la Aquitania. Los Autrigones Posibles límites geográficos de los Autrigones, Caristios y Várdulos El territorio de los autrigones estaría incluido entre el Mar Cantábrico, con el Asón como punto de referencia, y la Sierra de la Demanda, y desde los ríos Nervión y Tirón a la región de Villarcayo, La Bureba y el Puerto de la Brújula; entre sus núcleos más importantes destacan Castro Urdiales (Flaviobriga), Osma de Valdegobía (Vxama Barca) con un importante núcleo de castros de la Edad del Hierro, Briviesca (Virovesca) y Cerezo del Río Tirón (Segisamunclum), ya lindando casi con los berones. La primera mención de los autrigones corresponde a Tito Livio, en el año 76 a. C., en la acción de Sertorio en Hispania. Estrabón hace mención de ellos en su libro Geographika, con el nombre de allótrigones, quizá adaptando su nombre a una palabra griega más familiar para él que quiere decir 'extraños'. Los Caristos Están situados a modo de cuña entre los várdulos y los autrigones, ocupando por la costa el territorio entre el río Deva al este y el Nervión al oeste, constituyendo la vega del Bayas y los Montes de Vitoria en Treviño la parte más meridional de la divisoria. Entre sus centros principales destacan Suessatio, posiblemente Kutzemendi en Olarizu en época prerromana y Arcaya en época romana, y Veleia, poblado de Arkiz en época prerromana e Iruña en época romana. El primero en mencionar a los caristios fue Plinio el Viejo, que los llamó carietes y los vinculaba a los veneses. Más completas son las noticias proporcionadas por Claudio Ptolomeo en el siglo II d. C., que no mencionaba ya a los veneses y localizaba a los caristios al oriente de los autrigones y al occidente de los várdulos, en el río Deva, llegando hasta la costa, además de citar algunas de las civitates que les pertenecían.
  • 29. 16 DE 19EL MUNDO DE LOS CELTAS EN HISPANIA - DOCUMENTACIÓN LOS PUEBLOS CELTAS EN HISPANIA. LA CORNISA CANTÁBRICA - CONTINUACIÓN A estos escasos y tardíos testimonios literarios cabe agregar, para el conocimiento de estos pueblos protohistóricos, la información que proporcionan algunos documentos arqueológicos, aunque desigualmente repartidos por el territorio ocupado por los caristios, con mayor densidad en Álava. Su historia, al parecer, había concluido ya en el siglo V, cuando el cronista Hydacio, informando de los saqueos llevados a cabo en aquellas tierras por los hérulos, hablaba de los crueles daños causados en los parajes marítimos de la Cantabria y de la Vardulía, sin mencionar ya a los caristios. Los Várdulos Con un límite común en Treviño (Trifinium) y llegando su territorio hasta la costa encontramos, al norte de los berones y de este a oeste, a los várdulos, que, según las fuentes antiguas, ocuparían parte de la provincia de Guipúzcoa, entre los valles del Oyarzun y Urumea como punto de referencia más oriental y el del Deva como punto más occidental, y de la de Álava (la parte oriental de La Llanada, incluyendo Alegría de Álava) como centro más occidental y el Condado de Treviño como punto más meridional, y parte del territorio colindante de la provincia de Navarra. Mencionados por Estrabón, que los llama Barduitai, aunque más adelante matiza que también se les llama Barduloi y los sitúa en la costa, entre cántabros y vascones. Son también mencionados por Pomponio Mela y Plinio como Vardulli y Varduli respectivamente, y también los sitúan en la costa entre cántabros y vascones. Pomponio Mela dice que habitaban las estribaciones costeras de los Pirineos y especifica que formaban una sola nación, es decir, que no se dividían en tribus, aunque Plinio le contradice cuando afirma que los Várdulos estaban constituidos por 14 pueblos. Posibles límites geográficos de los Autrigones, Caristios y Várdulos El dato más antiguo conocido de los Várdulos posiblemente sea el aportado por Plutarco cuando afirma que hacia el 114 a. C. el general romano Cayo Mario (156 a. C.- 86 a. C.) tuvo una guardia personal de esclavos escogidos llamados Bardiaios con los que fue a Roma. La última referencia a los várdulos es en la crónica de Hidacio, cuando narra que sufrió las devastaciones de los hérulos al atacar con siete naves la costa cántabra y de Vardulia en el año 456. Los Turmogos Habitan las tierras de Burgos y parte de Palencia. Antes de la romanización, la cultura material de los turmogos, muestra evidentes conexiones con los ámbitos vacceo, celtíbero y cántabro. Sus núcleos más importantes son Segsamone (Sasamon), y la parte colindante de la provincia de Palencia, donde destaca Pisoraca (Herrera del Pisuerga). Los turmogos fueron un pueblo con escasas referencias en las fuentes clásicas, posiblemente por su poca significación en el proceso de conquista romana.
  • 30. 17 DE 19EL MUNDO DE LOS CELTAS EN HISPANIA - DOCUMENTACIÓN LOS PUEBLOS CELTAS EN HISPANIA. LA CORNISA CANTÁBRICA - CONTINUACIÓN Los Verones Ocupando la mayor parte del territorio de la actual Comunidad Autónoma de la Rioja y algún espacio cercano (Rioja Alavesa y zona suroccidental de Navarra) se encontraban los berones. Es discutida la ubicación del límite entre berones y várdulos, que estaban al norte de ellos, situándolo unos autores en la Sierra de Cantabria y otros en el lecho del río Ebro, con lo que la Rioja Alavesa quedaría en un caso dentro y en otro fuera de su territorio. Las últimas investigaciones, sobre todo lingüísticas de M.L. Albertos, y hallazgos arqueológicos recientes apuntan a la Sierra de Cantabria como límite. Por el oeste el límite con los autrigones es probable que fuera todo el curso del río Tirón, mientras que por el este el límite varía según nos refiramos a la etapa anterior o posterior a la expansión vascona por el valle medio del Ebro, aceptándose actualmente que antes de la conquista las ciudades del valle medio del Ebro (Cascantum-Cascante, Graccurris-Alfaro y Calagurris-Calahorra) eran beronas y, a partir de la expansión vascona, desde el final de las Guerras Celtibéricas, pertenecerían a los vascones. Por el sur limitan con arévacos y pelendones, perteneciendo los altos valles del Nájera y Alhama al territorio de estos pueblos. Sus principales núcleos son Varia-Varea, Tricio-Tritium Magallum y Libia, cerca de Herramelluri. Fueron descritos por historiadores como Ptolomeo, Estrabón, Aulo Hircio o Tito Livio entre otros. Tito Livio los menciona en el relato de las Guerras Sertorianas del año 76 a. C. como enemigos de Sertorio y su ejército. Estrabón alude a su identidad explícitamente celtíbera, destacando especialmente su carácter céltico y Aulo Hircio, en su libro Bellum Alexandrinum pone de manifiesto la bravura y posterior fidelidad a Roma de los guerreros berones. Desaparecen como pueblo en las fuentes clásicas el año 72 a. C. tras el fin de las guerras sertorianas, aunque algunas poblaciones mantienen durante cierto tiempo su cultura debido a una romanización tardía. Posibles límites geográficos de los Berones Los Vascones Al norte de los berones y celtíberos citeriores (indoeuropeos), al oeste de los iacetanos y de los salluienses del valle del Ebro (iberos) y al este de los várdulos se encuentran los vascones históricos de los textos greco-latinos de la época de la conquista. Este pueblo tiene dos zonas claramente definidas en la historiografía greco-latina clásica, el saltus (zona montañosa sobre todo) y el ager (la zona más bien llana al sur de Pamplona, que se vio ampliada con toda probabilidad en los siglos II y I a.C. a costa de berones y celtíberos).
  • 31. 18 DE 19EL MUNDO DE LOS CELTAS EN HISPANIA - DOCUMENTACIÓN Los grupos de población más importantes de este pueblo que aparecen en las fuentes romanas son los andelonenses, de la zona de Andión; los carenses, de la zona de Santa Cara; los iliberritani, posiblemente de la zona de Liédena o de Lumbiers; los pompaelonenses, de Pompaelo (Pamplona), fundación de Pompeyo sobre un antiguo poblado indígena; Ilurcis, probablemente poblada por vascones antes de las guerras de los romanos contra los celtíberos, como piensa R. López Melero, y sobre cuyas ruinas T. Sempronio Graco fundó Gracchuris (Alfaro) con población vascona, si tenemos en cuenta que en la guerra de Sertorio contra Pompeyo, mientras Calagurris defiende a ultranza a Sertorio, Gracchuris está de parte de Pompeyo. También parece que en época clásica Segia, Egea de los Caballeros, pertenece a los vascones. LOS PUEBLOS CELTAS EN HISPANIA. LA CORNISA CANTÁBRICA - CONTINUACIÓN El principal hito en la romanización del territorio vascón, es la fundación de Pompaelo (Pamplona) por Pompeyo en el 75 a.C. La reseña historiográfica más antigua corresponde a Livio (59 a. C. - 17) quien, en un breve pasaje de su obra sobre la campaña del año 76 a. C. de la guerra sertoriana, relata cómo tras remontar el río Ebro y la civitas de Calagurris Nasica, se atraviesa el territorio llano de los vascones o Vasconum agrum hasta los lindes de sus vecinos inmediatos, los berones. De un estudio comparado de otras partes del mismo fragmento, se deduce que ese linde se encontraba al oeste, mientras que hacia el sur los vascones eran vecinos de la ciudad celtíbera de Contrebia Leucade. Plinio, por su parte, en su Naturalis Historia reprodujo un texto anterior del año 50 a. C. en el que se emplazaba a los vascones en el extremo occidental de los Pirineos, vecinos de los Várdulos, y extendidos hacia los montes de Oiarso y el Cantábrico en un área que denominó Vasconum saltus. El geógrafo griego Estrabón, en la época de Augusto (63 a. C. - 14), al referirse a los vascones sitúa su principal Pólis en la ciudad de Pompælo junto también la ciudad de Callagurris. Datos epigráficos, de poblamiento y cultura material, señala el sur del territorio vascón como una importante área de transición y contactos entre tres principales focos: el vascón o paleovasco, el celtibérico y el ibérico. Posibles límites geográficos de los Vascones
  • 32. 19 DE 19EL MUNDO DE LOS CELTAS EN HISPANIA - DOCUMENTACIÓN 4.5 EL NOROESTE. LA CULTURA CASTREÑA El cuadrante noroccidental de la Península Ibérica es el marco ambiental de la cultura castreña, que se desarrolla durante la Edad del Hierro. Sus límites aproximados abarcan Galicia, el norte de Portugal desde el valle del Duero hasta el Miño, las estribaciones montañosas de León y el poniente de Asturias hasta el río Navia. Desde el punto de vista político estamos ante un complejo mapa étnico con un sinfín de tribus y unidades organizativas menores, cuya mejor expresión son los castros o castella. Sin negar la existencia de un grupo étnico galaico, la Gallaecia como espacio histórico, es un concepto artificial creado en tiempos de Augusto, para dar unidad administrativa y espacial a los territorios del Noroeste conquistados por Roma. Sirva como ejemplo la referencia de Plinio el Viejo al número de tribus integradas hacia el siglo I d.C. en los conventos jurídios galaicos: 18 en el lucense y 24 en el bracaraugustano. Resulta muy difícil identificar geográficamente y culturalmente a estos pueblos, dada su fragmentación y compleja etnogénesis, de la que forman parte indoeuropeos celtas y no celtas, perceptibles lingüísticamente a través de la onomástica. Aunque atestiguadas también epigráficamente, estas poblaciones célticas no representan un sustrato étnicamente afianzado en Gallaecia. Su traslado desde la zona meridional parece darse en fecha tardía, hacia el siglo I a.C., en relación quizá de la organización administrativa por parte de Roma. A partir de estos etnónimos no puede sostenerse, por tanto, la pregonada celticidad de Galicia, que tiene más de construcción historiográfica heredada, de mito, que de realidad histórica, de veracidad. Por sorprendente que resulte a un público general, entre los territorios de la Hispania indoeuropea, y salvo algunos indicadores lingüísticos, Gallaecia no ofrece huella alguna de pasado celta. Arqueológicamente, la cultura castreña, característica de Galicia, presenta pervivencias muy fuertes del sustrato de la Edad del Bronce; la más característica de ellas quizá sea la vivienda de planta circular, que perpetúa la tradición constructiva de dichas épocas y que no se ve reemplazada por las viviendas rectangulares o cuadradas de los individuos de origen centroeuropeo. En el noroeste, el castro es la unidad de poblamiento, la base de la organización socioeconómica y el elemento definidor de la cultura castreña. Entendemos por tal, un poblado en altura fortificado que se erige como la cabeza de un pequeño territorio, cuyos rasgos más reconocibles son la vivienda de planta circular y las estructuras defensivas construidas en piedra. Sólo en Galicia se reconocen cerca de 1.500 hábitats de este tipo, muchos de los cuales datan de época romana. La cultura castreña es un proceso de larga duración que ocupa buena parte del I milenio a.C. y se nutre de influencias atlánticas, meseteñas y romanas. Posibles límites geográficos de la Cultura Castreña y principales grupos
  • 33. 1 DE 7 5. LENGUAS PRERROMANAS EN HISPANIA 5.1 LENGUAS NO INDOEUROPEAS La diferenciación en la Península Ibérica de un área indoeuropea y otra ibérica obedece en buena parte a un criterio lingüístico. En los territorios del centro, norte y occidente peninsulares se hablaron en la protohistoria distintas lenguas que tenían en común el pertenecer todas ellas al tronco indoeuropeo. Territorialmente el área lingüística indoeuropea coincide con la amplia zona de dispersión de los topónimos en – briga (Segobriga, Mirobriga, Nertobriga, .. entre otros) Otras lenguas genéticamente distintas a las indoeuropeas, son las empleadas por las gentes del sur y Levante, englobadas en la cultura Ibérica, donde abundan entre otros topónimos ibéricos los definidos por la raíz Il- (Ilipa, Iliberri, Ilorcis, ..). EL MUNDO DE LOS CELTAS EN HISPANIA - DOCUMENTACIÓN Posible división lingüista de los pueblos prerromanos Las lenguas no indoeuropeas son aquellas que se hablaron en el sur y levante de la Península durante la época prerromana. Las características principales de cada una de estas lenguas no indoeuropeas son las siguientes: LENGUAS DEL SUROESTE Los documentos más antiguos de la lengua del Suroeste son grafitos sobre cerámica (siglo VII-VI a. C.) hallados en Andalucía (Huelva) y Extremadura (Medellín) y las lápidas sepulcrales sobre todo del Algarve en Portugal. De la epigrafía del Suroeste se conoce en la actualidad más de 70 estelas, algunas sólo fragmentos; salvo cinco todas han sido halladas en territorio portugués, en el Algarve, al sur de Aljustrel y al oeste del Guadiana. Los arqueólogos portugueses piensan que pertenecen a la primera Edad del Hierro (siglo VII a V-IV a. C.). Son más abundantes los textos escritos de derecha a izquierda que los escritos de izquierda a derecha.
  • 34. 2 DE 7 Ejemplos de posible escritura tartessica: Estela de Fonte Velha y estela de Herdade Abobada (Portugal) EL MUNDO DE LOS CELTAS EN HISPANIA - DOCUMENTACIÓN LENGUAS PRERROMANAS EN HISPANIA. LENGUAS NO INDOEUROPEAS - CONTINUACIÓN Según Correa, lo que podemos leer de los textos suena distinto del ibero, afirmando este autor que la ausencia que más caracteriza, de momento, a esta desconocida lengua frente al ibérico es la de -il, que tan documentada está en textos, topónimos y antropónimos ibéricos, tanto del Sudeste como levantinos. Este mismo autor se inclina por pensar, que se trata de la escritura tartesia propiamente dicha y que debe ser denominada como tal, referido a un sistema gráfico y también lingüístico y no prejuzgando sobre la extensión territorial del dominio tartesio. LENGUAS IBÉRICAS Los iberos, al igual que hemos visto para otros aspectos de su sociedad, aprenden a escribir como consecuencia de dos influencias diversas, la griega y la meridional desde el alto Guadalquivir, quizá sumada a influencias fenicias. La distribución geográfica de los documentos en lengua ibera se extiende desde Almería y Murcia (zona denominada del Sudeste de España) hasta el río Herault en el sur de Francia. Su penetración hacia el interior es difícil de fijar, pues lo único que se sabe con seguridad es que en época romana alcanza la región de Jaén y en el valle del Ebro llega hasta Zaragoza. Los soportes de estas inscripciones son variados, destacando las cerámicas pintadas, sobre todo de la zona Liria-Azaila, los denominados plomos ibéricos, que son piezas exclusivamente epigráficas, sin otro objeto que el de ser soporte de la escritura, entre los que se encuentran el de El Cigarralejo en Mula (Murcia) y el de la Serreta de Alcoy, escritos ambos en alfabeto griego, por lo que tenemos alguna información adicional al ser más rico y diverso el alfabeto griego que el ibérico (por ejemplo el ibérico no distingue entre sordas y sonoras o fuertes-suaves en las oclusivas, mientras esta distinción se hace regularmente en escritura griega y latina), y muchos que han aparecido y siguen apareciendo en la zona de Cataluña (Ullastret y alrededores), algunos muy largos y escritos todos ellos en alfabeto ibérico, las lápidas sepulcrales, que carecen de un formulario como las de El Algarve y reflejan una tradición diferente, y, por supuesto, las leyendas monetales, muy abundantes en la zona.
  • 35. 3 DE 7 LENGUAS PRERROMANAS EN HISPANIA. LENGUAS NO INDOEUROPEAS - CONTINUACIÓN EL MUNDO DE LOS CELTAS EN HISPANIA - DOCUMENTACIÓN Plomo de La Serreta (Alcoy), escrita en alfabeto greco ibérico Actualmente se puede descubrir con relativa seguridad los nombres propios debido a la feliz coincidencia de que se haya conservado el denominado Bronce de Ascoli, donde se recoge la concesión en el año 89 a.C. de la ciudadanía a los componentes de la Turma Salluitana, procedentes del valle del Ebro, por el padre de Pompeyo el Grande a causa de los servicios prestados y en el que aparecen indígenas con nombre ibérico y otros con nombre latino pero con el del padre todavía indígena. El elevado número de nombres propios de este documento está permitiendo que sea utilizado como patrón para la identificación de los nombres de personas que aparecen en los demás documentos. A partir de este texto se descubre que la estructura canónica de los nombres propios es de compuestos bimembres y cada miembro consta normalmente de un elemento bisilábico. Por ejemplo, Illur-tibas Bilus-tibas f., aunque también los hay monosilábicos (sufijos), Enne-ges, Biur-no, etc. Dentro del área de la escritura ibérica quiere verse una distinción entre dos zonas, cuya diferencia más clara estaría dada por los signos utilizados, la zona del Este y Cataluña y la zona del Sudeste (Murcia y Almería). 5.2 LENGUAS INDOEUROPEAS El panorama lingüístico de la Hispania indoeuropea es ciertamente complicado. En primer lugar por la práctica imposibilidad de poder relacionar registros lingüísticos con tiempos y espacios determinados, es decir, con poblaciones históricas de forma precisa. Entre las novedades introducidas por las poblaciones que atraviesan tempranamente los Pirineos, estaría una o varias lenguas indoeuropeas que, al mezclarse sus portadores con poblaciones autóctonas, evolucionarían pronto en variantes dialectales resultantes de la fusión con hablas vernáculas. Los procesos de etnogénesis y las varias dinámicas actuales (aculturación, mestizaje, préstamo, migración, comercio, aislamiento, ..) en estos territorios en la Edad del Hierro, acaban definiendo diversos focos lingüísticos indoeuropeos en el interior de la península de distinta filiación y componentes.
  • 36. 4 DE 7 LENGUAS PRERROMANAS EN HISPANIA. LENGUAS INDOEUROPEAS - CONTINUACIÓN EL MUNDO DE LOS CELTAS EN HISPANIA - DOCUMENTACIÓN ¿Qué lengua hablaban los carpetanos en el siglo III a.C.? ¿Qué corrientes lingüísticas existen en Gallaecia en el cenit de la cultura castreña? ¿En qué idioma se dirige Viriato al general Serviliano?. Sobre ninguna de estas preguntas hay respuestas. También hay que recordar que la gran limitación en el estudio paleolingüístico viene dada por la propia naturaleza de la evidencia: Los textos. Con la excepción del celtibérico, registrado por escrito gracias a la adaptación del signario ibérico por los celtíberos, no conservamos testimonio directo de lenguas indoeuropeas habladas en la Península Ibérica antes de Roma. La razón no es otra que el carácter ágrafo de la inmensa mayoría de los pueblos hispanos. Será bajo dominio romano y gracias al proceso de latinización, cuando términos y nombres de estas lenguas locales se consignen epigráficamente en latín o se trascriba con alguna alteración en la obra de los escritores grecorromanos, perdurando en algunos casos hasta nosotros en topónimos fosilizados. Es a través de la romanización como muchas sociedades indígenas acceden al conocimiento y uso de la escritura, abandonando el anonimato y analfabetismo. En la Hispania céltica se distinguen al menos cinco registros indoeuropeos diferentes: a) El llamado “antiguo europeo”. Se trataría de un sustrato lingüístico indoeuropeo precéltico, anterior a Campos de Urnas y a la iberización de la península, extendido ampliamente incluso por áreas posteriormente iberizadas como Cataluña, Aragón y Andalucía. b) Una lengua indoeuropea precéltica más particularizada, que por registrarse en el occidente de la Península se denominó lusitano. Recientemente se identifica el lusitano como una lengua indoeuropea no céltica, pero no tan arcaica e independiente como siempre se ha asumido, al vincularla con el grupo de lenguas itálicas. Sea cual fuere el origen del lusitano, cabe suponer que ésta o alguna lengua emparentada serían las habladas por las gentes lusitanas y vetonas a finales de la Edad del Hierro, cuya extensión alcanzaría la periferia de los territorios galaico, astur y vacceo. Pero de momento no pasa de ser una hipótesis. c) El celtíbero, que es probablemente la lengua celta más importante de la Hispania antigua, y sin duda, la mejor documentada. El celtibérico deriva de una lengua indoeuropea anterior introducida con los Campos de Urnas y desarrollada localmente en el valle del Ebro y la Meseta Oriental entre los siglos VII-IV a.C,. El conocimiento del celtibérico viene facilitado por su constatación en documentos epigráficos que se fechan desde inicio del siglo II a.C. hasta el siglo I d.C. d) Otras lenguas de la familia celta emparentadas con el celtíbero pero diferentes de él, por bautizarlas de algún modo, denominados hispano-celtas. Prácticamente nada conocemos de estas hablas empleadas en territorios al oeste de la Celtiberia. Un cuadro lingüístico particularmente abigarrado es el de la antigua Gallaecia, donde se entremezclan al menos dos estratos indoeuropeos: una lengua celta diferenciada del celtibérico, por lo tanto hispano-celta, y otra no celta próxima al lusitano meridional; sin descartarse otros dialectos preindoeuropeos de raíz atlántica.
  • 37. 5 DE 7 LENGUAS PRERROMANAS EN HISPANIA. LENGUAS INDOEUROPEAS - CONTINUACIÓN EL MUNDO DE LOS CELTAS EN HISPANIA - DOCUMENTACIÓN d) Por último, con respecto al vascuence y como planteamiento metodológico inicial, es necesario distinguir entre esta lengua, que se ha denominado por algunos autores "pirenaico antiguo" y que actualmente se nombra como euskera, lengua no sólo prerromana, sino, según todos los investigadores, preindoeuropea, y el pueblo de los vascones históricos, situados por los textos greco-latinos de época romana en el territorio de Navarra y algunas zonas aledañas (Noroeste de Guipúzcoa alrededor de Irún, zona de la margen derecha del Ebro en la actual Comunidad Autónoma de La Rioja después de la expansión de los siglos II-I a. C., la zona de las Cinco Villas en Aragón, y la zona Noroccidental de Huesca hasta el territorio de los iacetanos con su centro en Jaca). Porque, además, está suficientemente demostrado en distintas etapas y lugares que no es posible hacer una identificación mecánica entre pueblo y lengua Bronce de Luzaga LUSITANO La escasez de documentos no ha sido óbice para que ante esta posible lengua se hayan perfilado dos posturas, la de quienes piensan que hay indicios claros y suficientes de naturaleza fonológica y morfológica para pensar en una lengua indoeuropea occidental distinta del grupo céltico y, por ende, del celtibérico, y los que, basándose en la homogeneidad en el empleo de la onomástica personal y en la existencia de topónimos en -briga en todo el área indoeuropea, así como en la falta de datos, piensan que se trata de una lengua de tipo céltico. En nuestro caso nos inclinamos porque el lusitano tiene un carácter independiente no céltico, a partir del refuerzo que para la tesis de Tovar han supuesto los trabajos de Schmidt y Gorrochategui, que dan poco valor a los criterios onomásticos y se basan en argumentos de tipo fonológico (mantenimiento de la *p indoeuropea, tratamiento de las aspiradas indoeuropeas y el léxico gramatical). Estamos de acuerdo con Tovar, cuando afirma que "las invasiones indoeuropeas no fueron en realidad siempre de grandes naciones organizadas, sino de grupos mayores o menores, que generalmente no llegaban por de pronto a organizarse en grandes territorios lingüísticos. Las lenguas de gran extensión sólo la lograron por asimilación de grupos menores y por influencias políticas, religiosas, económicas, etc. El lusitano como lengua es el único ejemplo en la península que podemos contraponer al celtibérico como otro dialecto indoeuropeo que ha llegado a nosotros". CELTÍBERO Por lo que respecta al celtibérico, decir que en el área indoeuropea de la Península es probable que a mediados del primer milenio a. C. existiesen distintos dialectos procedentes del mismo tronco común indoeuropeo y que únicamente, cuando varios de ellos hayan llegado a alcanzar una cierta homogeneidad entre sus características, se convirtieran en lenguas, favorecido, además, este proceso, como piensa De Hoz, por estímulos políticos o culturales fuertes, como debió ocurrir en el caso de los celtíberos y en el de los lusitanos.
  • 38. 6 DE 7 LENGUAS PRERROMANAS EN HISPANIA. LENGUAS INDOEUROPEAS - CONTINUACIÓN EL MUNDO DE LOS CELTAS EN HISPANIA - DOCUMENTACIÓN La onomástica indígena de la zona tiene elementos comunes precisamente por este origen común, pero no quiere esto decir que todos hablaran la misma lengua. Esta diferencia de lenguas dentro de lo que genéricamente podríamos denominar área indoeuropea se ve muy claramente entre el celtibérico y el lusitano. El celtibérico es una lengua céltica de rasgos muy arcaicos, que está documentado en inscripciones realizadas en escritura ibérica, lo cual es una dificultad adicional por las carencias de la escritura ibérica para reproducir una lengua distinta a la ibera. Bronce de Botorrita Entre los documentos celtibéricos más importantes destacan el Bronce de Luzaga y el de Botorrita en escritura indígena. En la gran inscripción de Botorrita tenemos 123 palabras en las 11 líneas del anverso y 14 nombres personales con los cuatro elementos característicos nombre personal + unidad suprafamiliar + genitivo del nombre del padre que expresa la filiación + una palabra que debe indicar magistratura, aparte de 4 posibles indicaciones de localidades de origen. La tésera de hospitalidad de Luzaga (Guadalajara) en letras celtibéricas tiene 26 palabras y la más extensa de Villastar. Hoy sabemos que el celtibérico es una lengua céltica, pero las inscripciones celtibéricas son muy difíciles de traducir, pues los celtas que aparecen como celtíberos estaban en la Península desde antes del siglo VII a. C., tuvieron un desarrollo independiente prolongado y no tenemos ninguna lengua del grupo que haya sobrevivido. El estrecho contacto cultural con los íberos y su dinamismo urbano explica la adaptación de la escritura ibérica por parte de los celtíberos del valle del Ebro, probablemente a inicios del siglo II a.C. En efecto, los celtíberos emplean el signario ibérico levantino, oportunamente modificado, como vehículo de expresión de su lengua celta; e igualmente el latín a partir del siglo I a.C. Al tratarse ibérico y celtibérico de lenguas genéticamente distintas y por lo tanto con notables diferencias fonéticas, los celtíberos introducen algunos cambios sobre las grafías ibéricas para poder reproducir ciertos sonidos. En la actualidad hay catalogadas cerca de 200 inscripciones en lengua celtibérica, en su mayor parte de signario ibérico y sólo algunas en latín, datadas en los siglos II-I a.C.
  • 39. 7 DE 7 LENGUAS PRERROMANAS EN HISPANIA. LENGUAS INDOEUROPEAS - CONTINUACIÓN EL MUNDO DE LOS CELTAS EN HISPANIA - DOCUMENTACIÓN VASCUENCE Según Gorrochategui, en la actualidad parece evidente que en una zona determinada del litoral del Golfo de Vizcaya, entre Bilbao y Biarritz, siguiendo hacia el interior por la zona al norte de la Cordillera Cantábrica y a ambos lados de los Pirineos occidentales hasta la provincia vascofrancesa de Soule se atestigua directamente desde el siglo XVI d.C. e indirectamente desde el siglo XI-XII una lengua no indoeuropea que ha sufrido un retroceso desde sus más avanzadas posiciones medievales. Pero, ¿cuál era la situación a la llegada de los romanos? Se piensa que en la zona vasco-aquitana el aquitano representa un estadio antiguo del vasco o de una lengua íntimamente relacionada con él. El vasco histórico del norte de los Pirineos sería continuación del hablado allí en época romana. Por lo que se refiere al vasco peninsular, aunque se carece de datos para establecer la división entre vasco e ibérico en la zona central de los Pirineos, Gorrochategui piensa que no hay argumentos suficientes para probar la afirmación que hacen algunos autores de la presencia del vascuence en la zona al este del valle de Arán. Para la zona de vascones, várdulos y caristos hay una serie de datos que, aunque no muy abundantes, permiten suponer a Gorrochategui que el vasco era una lengua de uso y que razones sociolingüísticas o de la naturaleza de la misma hicieron que sus hablantes "no consignaran por escrito sus nombres o bien que hubieran aceptado la antroponimia de las personas que se expresaban en una lengua más prestigiosa que la suya". Sería el caso de algún dialecto indoeuropeo y, más tarde, del latín. Lo que sí parece claro, es que el vasco (o una forma antigua del mismo) ya existía del lado de acá de los Pirineos en época prerromana. En contra está la opinión del prestigioso lingüista J. Untermann, y que afirmó que "posiblemente hay que aceptar que el vasco no perteneció a las lenguas antiguas hispanas: quizá fue introducido por primera vez en la Península con los desplazamientos de población de época romana o altomedieval". Pero, como afirma el propio Gorrochategui, "intentar establecer los límites precisos del antiguo vasco en la Península es empresa hoy por hoy, a falta de materiales, imposible, y el intentar establecerlos con exclusividad en oposición a las otras lenguas de la zona, un error".
  • 40. 1 DE 11EL MUNDO DE LOS CELTAS EN HISPANIA - DOCUMENTACIÓN 6. ESTRUCTURAS SOCIALES, POLÍTICAS Y GUERRERAS La casi totalidad de datos utilizados para el análisis de la organización socio-política indígena prerromana no son de esta época, sino que han sido extraídos de las fuentes romanas, sobre todo de las epigráficas. Hoy todos los estudiosos están de acuerdo en que lo que ha llegado hasta nosotros reflejado en estas fuentes no es la realidad indígena prerromana, sino la realidad indígena-romana (galaico-romana, astur-romana, vetona-romana, etc.); de ahí la dificultad de analizar por separado estos dos mundos, pues conocemos el indígena gracias a las formas de expresión del romano. Hoy nadie duda que las gentes, gentilitates y demás formas organizativas indígenas del área indoeuropea peninsular sean de época anterior a la conquista romana; el problema es interpretar el significado de la referencia a estos elementos en época romana. 6.1 ETAPAS EN LA JERARQUIZACIÓN DE LA SOCIEDAD La sociedad celtibérica ha tenido distintas estructuras sociales durante su historia. Inicialmente se caracterizó por comunidades relacionadas por estrechos lazos de parentesco. A partir del siglo V a.C. se observa una marcada tendencia a una mayor complejidad social. Este proceso de jerarquización conllevará el abandono de las estructuras parentales anteriores, estableciéndose nuevas relaciones de dependencia personal. Será con la llegada de los romano cuando se desarrolle el concepto de ciudad. A nivel muy genérico y considerando el conjunto de pueblos hispano celtas, las características principales de las tres grandes etapas en el desarrollo social son las siguientes: • Inicialmente la organización social se apoyaba en la “gentes” y “gentilitates”, es decir, en tribus y clanes. La unidad básica social eran las gentilitates, que se basaban en la propiedad colectiva de la tierra o territorio donde se asentaban, y el conjunto de sus miembros estaban unidos por lazos de sangre. Se regían por un conjunto de deberes, derechos y prácticas religiosas que obligaban a todos. Las tribus podían confederarse o agruparse constituyendo los “populi” (pueblos). La cúspide de esta sociedad se encontraba en una élite guerrera que centralizaba el poder político, proporcionando al resto de la población protección frente a posibles ataques exteriores. • A partir del siglo III a.C., el proceso de celtiberización parece intensificarse. Basada en una estructura clientelar, los territorios cada vez son más amplios. La organización parental e igualitaria había comenzado a resquebrajarse y a modificar sus bases, mostrando diferencias sociales y perdiendo su condición de igualitaria, extendiéndose la propiedad privada e iniciándose el desarrollo urbano, estableciéndose nuevas relaciones de dependencia. En esta época surge la aristocracia y se desarrollan trabajos especializados.
  • 41. 2 DE 11EL MUNDO DE LOS CELTAS EN HISPANIA - DOCUMENTACIÓN ESTRUCTURAS SOCIALES, POLÍTICAS Y GUERRERAS. ETAPAS EN LA JERARQUIZACIÓN DE LA SOCIEDAD - CONTINUACIÓN El núcleo donde comienza a asentarse una nueva jerarquización social, corresponde a los pueblos de la Meseta norte peninsular, los celtíberos. A partir de este núcleo, los nuevos conceptos de sociedad se van ampliando al resto de zonas hispano celtas, sin llegarse a conseguir la finalización del proceso en la totalidad del territorio on anterioridad al comienzo de la invasión romana. Este hecho puede explicar las distintas organizaciones sociales que encontraron los romanos dependiendo de las diferentes regiones hispano celtas. • Será con la conquista romana cuando los textos clásicos comiencen a dar información (aunque muy sesgada en ocasiones), de la estructura social de los pueblos celtas con los que tienen mayor “comunicación” a causa de las guerras. Así, se puede tener información más o menos fiable de los pueblos celtas que los romanos denominaron Celtiberia, así como de los lusitanos. En menor medida existe un conocimiento basado en textos clásicos, de vettones, vacceos o carpetanos y prácticamente no existe información alguna sobre la estructura social, en los pueblos del noroeste y del norte de la Península (galaicos, astures, cántabros, etc.,). Es durante la época de invasión romana cuando la jerarquización social está basada en ciudades, apareciendo nuevas instituciones como magistrados, jueces, asambleas, órganos colectivos, etc. 6.2 ORGANIZACIÓN SOCIAL EN LOS PUEBLOS DEL NORTE Uno de los problemas fundamentales que nos encontramos a la hora de investigar las estructuras sociales hispano celtas es la falta de documentación clásica de la zona norte de la Península. A los historiadores clásicos que describen las guerras cántabro-astures, no les interesa ni su organización interna ni sus jefes. Estrabón diferenció las poblaciones célticas de la Meseta con aquellas que consideró como las más primitivas de Hispania, como los Lusitanos, Galaicos, Astures, Cántabros, Vascones y de los Pirineos. A nivel estudios actuales, la organización social de los pueblos del norte de la Península Ibérica, ha sido objeto de una amplísima biografía desde la primera mitad del siglo XX. En ella se ha creído observar una serie de rasgos propios que la diferencian de la organización social del resto de los pueblos peninsulares, configurando una organización gentilicia o tribal. A partir de la década de los ochenta, se pasó por parte de algunos autores, a negar rotundamente la existencia de cualquier tipo de organización de este tipo, que antes había parecido clara y evidente para la comunidad científica. A falta de fuentes clásicas, los historiadores pretenden deducir la organización social de los pueblos del norte basándose en estudios epigráficos. Estos estudios epigráficos demuestran que solamente en la zona de Gallaecia (en el resto de territorio hispano celta no se ha encontrado ningún ejemplo parecido) aparece un importante número de inscripciones en las que aparecen nombres personales acompañados del signo epigráfico “C invertida” seguido de un término. Este signo aparece normalmente como expresión del lugar de origen de las personas o divinidades.