2. El tratamiento es la herramienta principal para iniciar un proceso de
cambio para aquellas personas con problemas asociados a las
drogodependencias.
Para ello, hay que partir de que la persona perciba que tiene un
problema asociado al consumo de drogas y quiera comenzar a cambiar
esta situación. La percepción acerca del problema puede partir de la
propia persona o, en ocasiones, de personas del entorno cercano que
hayan podido hacerle ver esta problemática. La resistencia al cambio
por parte de la persona con problemas de drogodependencias hace que
la percepción de su situación pueda estar tan deteriorada que no llegue
a tener consciencia de la misma.
3. En España, las competencias ofrecidas por parte de la Administración
Pública para el tratamiento de las drogodependencias están traspasadas a las
Comunidades Autónomas. Cada una de éstas, gestionará sus propios
recursos bajo el consenso común establecido en el Plan Nacional sobre
Drogas.
La primera estrategia de intervención con personas que tienen una
problemática asociada a la drogodependencia consiste en:
INFORMAR
Una adecuada gestión del conocimiento será fundamental para facilitar
el acceso de estas personas a los diferentes recursos.
4. Ministerio de Sanidad: A través del Plan Nacional sobre Drogas, realizando
campañas informativas en medios como prensa, televisión, internet, etc.
Departamentos de Sanidad de las Comunidades Autónomas: pueden
informar sobre los lugares donde se recibirá atención en este sentido.
Centros de Salud: no hay protocolos específicos, pero los profesionales de estos
centros podrán derivar a centros específicos a personas con esta problemática.
Entidades no gubernamentales: determinadas entidades sociales que
desarrollan programas de prevención o de atención a población
drogodependiente o en riesgo de exclusión social, podrán aportar información y
orientación sobre estos recursos.
Centros de atención social: albergues, centros de emergencia, centros de
servicios sociales, etc. podrán ofrecer información de estas características.
Centros específicos de atención a población drogodependiente: informarán
y motivarán al cambio para iniciar el proceso de tratamiento.
5. Los objetivos finales de la intervención con población con problemas
asociados a las drogodependencias, se han visto modificados desde el
comienzo de los primeros tratamientos hasta la actualidad. Uno de los
principales cambios se produjo en la filosofía de intervención, pasando
desde un modelo basado, principalmente, en la abstinencia hasta la
aparición de diferentes programas enfocados a reducir el riesgo del
consumo o los PSO (Programas con sustitutivos opiáceos).
6. Algunos factores que influyeron en el cambio del modelo
terapéutico fueron los siguientes:
• Algunas personas usuarias de drogas no van a dejar de consumir
en un futuro próximo.
• Los Programas libres de drogas (la persona no toma ninguna
sustancia sustitutiva), por los que se apostaba en las
intervenciones iniciales, dejaban fuera del sistema asistencial a
un alto índice de personas.
• Aumento de problemas de salud (VIH, hepatitis, etc.).
• Diversidad de patrones de consumo, de condiciones sociales y
de estructuras psicológicas y psicopatológicas.
• Constatación de experiencias exitosas en este sentido en otros
países.
7. Prevención:
En este sentido, se proponen diferentes estrategias, ubicadas en
los ámbitos escolar, laboral, familiar, comunitario, así como
dirigidos específicamente a colectivos con mayor riesgo de
vulnerabilidad social.
Disminución del riesgo:
Son estrategias próximas a la prevención y entre sus objetivos se
encuentran evitar que el consumo experimental y el uso
esporádico se conviertan en uso continuado. Son programas y
campañas dirigidos a colectivos que frecuentan entornos y
participan en situaciones donde existe una especial facilidad para
el consumo (por ejemplo determinados entornos lúdicos y
laborales).
8. Reducción del daño:
Las intervenciones en este ámbito deben dirigirse a reducir o limitar
los daños ocasionados a la salud de las personas que consumen
drogas y, en general, los efectos sociosanitarios indeseables
relacionados con su uso.
Asistencia e integración social:
Actuaciones dirigidas a personas con problemas de adicción que se
encuentran en tratamiento en los diversos recursos de la red
específica de atención, personas que acuden a la red sanitaria general
por problemas relacionados con su consumo, personas con
problemas de adicción que se encuentran en vías de inserción social,
familias y entorno de personas con esta problemática, así como
personas afectadas por patología dual.
9. Objetivos: Minimizar los daños para la salud asociados al consumo
de drogas, cobertura de necesidades básicas (higiene y
alimentación) así como facilitar el acceso a la red asistencial de las
personas usuarias.
Se dirigen a : personas con consumo activo que se encuentran en
situación de exclusión social, alejada de los recursos normalizados.
Personas que, por su momento actual, no son susceptibles de iniciar
programas encaminados a la abstención en el consumo. Entornos
de población en situación de exclusión social (por ejemplo personas
que viven en barrios marginales, grupos vinculados a los “mercados
de la droga”, etc.).
10. Centros de emergencia socio sanitaria: están dirigidos a población
en consumo activo, grave y de larga evolución que se encuentran en
situación de calle y sin redes socio familiares de apoyo. Ofrecen
servicios tales como: información y orientación, atención sanitaria,
cuidados básicos de higiene (incluyen programas de intercambio de
jeringuillas), alimentación y descanso.
Unidades móviles: pueden ser autobuses, furgonetas o coches.
Intervienen con población con problemas de drogodependencias que
no acude a los centros de tratamiento y que, generalmente, tienen
condiciones de alta exclusión social. Ofrecen servicios como:
asesoramiento y ayuda médica, psicológica y social; intercambio de
jeringuillas; dispensación de metadona en algunos casos; etc.
11. Oficinas de farmacia: son recursos fácilmente accesibles y con una
gran cobertura territorial. Se sitúan en un lugar privilegiado para acceder
a los consumidores por vía parenteral (intravenosa) y participar
activamente en la prevención de enfermedades y promoción de la salud.
Llevan a cabo distribución de jeringuillas.
Programas de intercambio de jeringuillas (PIJS): son programas de
especial importancia dentro de las estrategias encaminadas a la
reducción del daño. Ocasionan efectos positivos en la prevención de
consecuencias importantes para la salud (VIH, Hepatitis B, Hepatitis C,
etc.). Dirigidos a consumidores de drogas por vía intravenosa.
12. Salas de inyección segura o venopunción: también conocidas como
“narcosalas”. Son dispositivos asistenciales en los que los usuarios/as
pueden consumir drogas bajo supervisión médica y utilizando
materiales estériles proporcionados por el centro. Su propósito es
mantener las condiciones higiénicas y de control sanitario del consumo.
Ofrecen: asistencia médica, servicios de intercambio de jeringuillas,
asesoramiento y orientación educativa sobre diferentes recursos de la
red, cobertura en cuanto a higiene, alimentación, etc.
13. El análisis y la revisión de políticas en materia de drogodependencias en
los últimos años permiten observar el cambio producido en la percepción
social acerca de este fenómeno. Quizás, el más significativo resida en el
reconocimiento de que las personas afectadas por el consumo de drogas
tienen derecho a recibir atención sanitaria y social.
Las características de la red de drogodependencias en este ámbito deben
contemplar: individualización del tratamiento, atención normalizada
desde los recursos sanitarios de la red asistencial pública, la integralidad y
la coordinación de recursos implicados, así como la existencia de recursos
adaptados a la realidad de la persona usuaria a la hora de establecer un
plan terapeútico.
14. Que la recaía en el consumo de drogas, una vez iniciado el
proceso de tratamiento forma parte del mismo y, como tal, ha
de abordarse por profesionales, personas beneficiarias y el
entorno de la misma.
Que para muchas personas el problema no es únicamente
abandonar el consumo de una sustancia, sino cuestiones
como: policonsumos, enfermedad mental, precariedad
económica, exclusión social y laboral, red familiar y/o social
deteriorada, etc.
Es necesaria una atención integral y coordinada dirigida a la
incorporación social de la persona, así como el acceso de
ésta a derechos sociales básicos (vivienda, salud, empleo etc.).
Diversidad e individualización en el proceso de atención,
teniendo en cuenta los diferentes perfiles de las personas en el
proceso de acompañamiento y tratamiento.
15. Centros específicos de atención a drogodependientes: son centros
donde se desarrollan programas terapéuticos de forma ambulatoria. En
ellos, se realiza un tratamiento integral que, además de abordar el
propio consumo, contempla aspectos sanitarios, psicológicos, sociales y
ocupacionales, facilitando de esta forma la incorporación social de la
persona. Desde estos centros, se llevan a cabo derivaciones a recursos
externos de apoyo al tratamiento y a la reinserción social. En ocasiones,
cuentan con equipos especializados para la atención de menores.
Unidades de desintoxicación: su objetivo es apoyar en la
desintoxicación física a pacientes con problemas de consumo de
drogas. La duración de la desintoxicación varia en función de las
características que presente el paciente, normalmente es entorno a 15
días.
16. Hospitalarias (UDH): son departamentos específicos que hay
en algunos hospitales. Realizan tratamientos de
desintoxicación en régimen de internamiento cuando las
características biopsicosociales y familiares del paciente lo
requieran.
Pisos de apoyo a la desintoxicación: son recursos residenciales
de corta estancia dedicados a apoyar en este momento del
proceso de tratamiento. En estos pisos, además de la
intervención a nivel médico, se cuenta con una intervención
educativa continuada (educadores 24 horas en el recurso).
Ambulatorias: la desintoxicación se realiza desde el domicilio
habitual. Está dirigido a personas con un fuerte apoyo familiar.
17. Comunidades terapéuticas: es un recurso residencial que suele ser la
primera referencia una vez pasada la desintoxicación (o bien en una
fase inicial del tratamiento). Son centros semiabiertos, normalmente
alejados de las ciudades, donde se desarrolla un programa terapéutico
con los residentes. Los objetivos terapéuticos son más básicos que en
otros recursos residenciales, trabajando aspectos que faciliten una
integración social posterior. Se trabaja desde una perspectiva bio-psico-
social, contando con un equipo de profesionales que abordan, durante la
estancia, las diferentes áreas de intervención (sanitaria, psicológica y
social).
18. A estos recursos se les suele llamar “Pisos”. Suelen estar integrados en
núcleos urbanos. La exigencia es mayor que en una Comunidad
Terapeútica. Otra diferencia con respecto a las CT es el carácter
abierto de estos recursos. Los residentes cuentan con un mayor grado
de autonomía y se pretende el desarrollo de una vida normalizada bajo
la orientación educativa de un equipo de profesionales. Los residentes
acuden de manera continuada a los centros de tratamiento
ambulatorios de referencia, completando así, entre ambos recursos, el
proceso terapeútico.
19. Piso de Apoyo a la Estabilización: estos pisos surgen como un paso
intermedio entre la CT (Comunidad Terapeútica) y los Pisos de Apoyo al
Tratamiento. Están destinados a personas que, tras haber realizado la
fase inicial del tratamiento (desintoxicación y/o Comunidad
Terapeútica) requieren de una estabilización previa para las siguientes
fases. Suelen acceder también personas que están en situación de calle.
20. Centro Residencial para drogodependientes: estos centros tienen
características similares a los pisos de apoyo a la estabilización.
Destinado a personas que se encuentran en fases iniciales del proceso de
tratamiento y necesitan trabajar la adherencia al mismo. Cuentan con
atención continuada en diferentes áreas, en conjunto con el centro de
tratamiento de referencia. El número de residentes es más elevado que
en otros recursos residenciales.
Recurso Residencial de acogida y apoyo al tratamiento para
población drogodependiente en cumplimiento de pena
alternativa a prisión: como su nombre indica, son recursos
residenciales encaminados a buscar la estabilización y adherencia al
tratamiento con población que se encuentra en esta situación.
21. Piso de apoyo al tratamiento: Son recursos residenciales donde se
desarrolla el programa terapeútico, cuyo objetivo principal es fomentar
la autonomía de las personas y apoyarles en el tratamiento que realizan
desde sus centros de atención ambulatoria. Se dirige a personas que
tienen mayor dificultad para desarrollar un tratamiento ambulatorio de
manera adecuada. Cuentan con acompañamiento educativo
continuado.
Pisos de Autogestión: A éstos se accede en una fase final del
tratamiento. Son un puente entre los recursos residenciales y la
autonomía total de la persona. Los educadores no conviven con los
residentes, si no que a través de encuentros supervisan el proceso. Se
dirige a personas que requieren de una previa estabilidad e
independencia económica para vivir de forma autónoma. Las personas
beneficiarias suelen encontrarse en búsqueda de empleo o en el
comienzo de su relación laboral.
22. Piso de apoyo al tratamiento para personas con Patología Dual:
denominamos patología dual a la coexistencia de una enfermedad
mental y un problema de adicción a sustancias. Estos recursos se
incorporan a la red con posterioridad que los anteriores. Funcionan de
forma similar a un piso de apoyo al tratamiento, pero están enfocados
a este colectivo determinado. Además de educadores cuentan con la
figura de un psicólogo de referencia.
Recurso residencial de Apoyo al Tratamiento para
Drogodependientes Cocainómanos: este recurso que funciona en
la Comunidad de Madrid es un centro específico para consumidores
de cocaína. Funciona como un híbrido entre una Comunidad
Terapeútica y un “Piso”. Es un recurso de régimen semiabierto, donde
las visitas de los familiares están más controladas. Se busca la
estabilización de los residentes.
23. Además de los dispositivos de tratamiento específicos descritos,
encontraremos diferentes recursos (puestos en marcha desde la
Administración o desde entidades sociales) que trabajan de manera
muy estrecha con éstos, complementando el proceso terapeútico y de
integración social de las personas atendidas.
Estos son: centros de día, centros de orientación sociolaboral,
talleres de capacitación laboral y empleo, programas de ocio,
servicios de asesoría jurídica específicos, etc.
24. Es importante recordar el papel fundamental que juegan las entidades
sociales en el desarrollo de los programas puestos en marcha desde la
red de atención a las drogodependencias, ya que muchos de los
dispositivos son subvencionados desde la Administración Pública pero
gestionados por estas entidades.
Además, las entidades del Tercer Sector están en contacto continuado
con la población, lo que facilita que puedan anticiparse en la detección
de nuevas necesidades y elaboración de nuevos diagnósticos que
permitan reformular las estrategias de intervención en este sentido.
25. Es fundamental que la red de drogodependencias sea una red
integradora, que mantenga una estrecha coordinación con la red de
salud pública, la red de servicios sociales y la entidades del Tercer Sector,
logrando una mejor normalización e integración social de las personas
beneficiarias.
Por último, es importante recordar que tanto los tratamientos como los
recursos utilizados, deben estar en un constante análisis y evaluación,
siendo capaces de adaptarse a las nuevas situaciones o
problemáticas detectadas en la población y poniendo en marcha
estrategias que puedan abordar las mismas.