Planificacion Anual 2do Grado Educacion Primaria 2024 Ccesa007.pdf
5.TEXTOS+COMPLEMENTARIOS+TEMAS+10+&+11.pdf
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De la colección de textos del equipo docente cursos (cursos 2011-12 a
2014-15)
Texto complementarios Temas 10 & 11
1: Memorias de Abd Allah, último rey Zirí de Granada.
Mi situación continuó siendo todo lo satisfactoria que cabía y había llegado al
límite de mis esperanzas, hasta el momento de la primera intervención de los
almorávides –¡que Alá los ilustre!–. Alfonso se había arrojado sobre la
Península y había tomado Toledo. No se mostraba en modo alguno conciliador.
Después de haberse saciado con los tributos que le pagábamos, sintió deseos
de apoderarse de nuestras capitales. Habiendo tomado Toledo gracias a la
debilidad de tal ciudad, que había ido acentuándose de año en año, se
proponía emplear el mismo procedimiento para conquistar el resto del país.
Tenía por principio no cercar plaza fuerte alguna y no agotar sus tropas contra
ninguna ciudad que, así como los enemigos de su nación que en ella
habitaban, pudiera oponerle resistencia.
Se contentaba con exigir de ella cada año un tributo y con tratarla con dureza,
usando a su capricho de todos los procedimientos de violencia (imaginables)
hasta que se debilitaba y caía en su poder, como ocurrió con Toledo. La noticia
de la caída de esta ciudad tuvo en Al-Andalus una enorme resonancia, llenó de
espanto a sus habitantes y les privó de la esperanza de poder continuar
viviendo en el país. Se produjeron diversas causas de desacuerdo entre Al-
Mutamid y Alfonso y éste le exigió que le cediera plazas fuertes, a cuyo
abandono era preferible la muerte. Presa del mayor temor, Al- Mutamid sintió
entonces deseos de vencerlo, llamando a las bandas de los almorávides. Tales
fueron en su principio las condiciones fijadas por la providencia para la pérdida
de nuestros Estados respectivos, porque cuando el hombre carece de la
asistencia divina, de lo que más puede acusársele, después, es de los
esfuerzos que ha realizado.
Ya antes, mi hermano, el príncipe de Málaga, en los períodos en que
estábamos en guerra, había dirigido un requerimiento a los almorávides en
demanda de socorros, con la esperanza de tomar venganza de mí, gracias a
ellos, y de obtener una parte del reino de su abuelo, que no le había
correspondido. Pensaba partir conmigo el tesoro (de nuestro abuelo) una vez
victorioso. Todas estas disputas creaban una situación muy favorable para el
Emir de los Musulmanes, que ante nuestras disensiones, se daba cuenta de
que no tendría ninguna dificultad en reducirnos los unos por los otros, cuando
lo quisiera. El emir, juzgando que no había llegado aún su tiempo, no respondió
a mi hermano, mientras que éste, en su inexperiencia, no dejó de insistir en su
ruego cerca de él.
Un poco antes de la época a que he llegado, Al-Mutamid había enviado
embajadores al emir almorávide para informarle de que debía prepararse a
hacer la guerra santa. Le prometió el abandono de Algeciras a su favor y le
aconsejó que se apoderase de paso de la ciudad de Ceuta.
SÁNCHEZ-ALBORNOZ, C. España musulmana, op. cit., t. II, pp. 121-122.
2: Fuero de Toledo, dado por Alfonso VII.
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Este pacto renovado y alianza firmísima mandó renovar y confirmar el
venerable rey Alfonso, hijo de Raimundo, a todos los ciudadanos de Toledo, a
saber, a los castellanos, mozárabes y francos, por su fidelidad e igualdad, y los
privilegios que les diera su abuelo, el rey Alfonso (Dios le dé eterno descanso),
los mejoró y confirmó por amor de Dios y el perdón de todos sus pecados.
1.- Y así, todos sus juicios sean juzgados según el Libro de los Jueces ante
diez de los nobilísimos y sabios de ellos, que se sienten siempre con el juez de
la ciudad para examinar los juicios de los pueblos, excepto los de los
castellanos.
2.- Pero todo castellano que quisiere ir a su fuero vaya, y que precedan a todos
en el testimonio en todo su reino.
3.- Así para honor de los cristianos confirmo que los moros y judíos, si tuvieran
juicio con un cristiano, que vengan a juicio al juez cristiano.
GARCÍA GALLO, A. Manual de Historia del Derecho Español, Op. cit., pp.
187- 188.
3: Coronación imperial de Alfonso VII.
Después de esto, en el año 1135 el rey fijó como fecha de celebración de un
concilio en la ciudad regia de León el 2 de junio, festividad del Espíritu Santo,
con los arzobispos, obispos, abades, condes, nobles, duques y jueces que
había en su Reino. En el día fijado llegó el rey, con él su esposa la reina doña
Berenguela y su hermana la infanta doña Sancha, y con ellos el rey García de
Pamplona; y, como el rey ordenó, todos se reunieron en León. Llegó también
una gran cantidad de monjes y de clérigos y una muchedumbre innumerable
para conocer, oír y pronunciar la palabra divina.
En el primer día del concilio todos los nobles y plebeyos se reunieron con el rey
en la iglesia de Santa María y discutieron allí sobre lo que les sugirió la
clemencia de nuestro Señor Jesucristo y sobre lo que es conveniente para la
salvación de las almas de todos los fieles. El segundo día, en el que se celebra
la venida del Espíritu Santo a los apóstoles, los arzobispos, los obispos,
abades, todos los nobles y plebeyos y todo el pueblo se reunieron de nuevo en
la iglesia de Santa María junto con el rey García y la hermana del rey, tras
recibir el consejo divino, para proclamar emperador al rey, puesto que el rey
García, el rey de los musulmanes Zafadola, el conde Raimundo de Barcelona,
el conde Alfonso de Tolosa y muchos condes y duques de Gascuña y Francia
le obedecían en todo. Vestido el rey con una excelente capa tejida con
admirable artesanía, pusieron sobre su cabeza una corona de oro puro y
piedras preciosas y, tras poner el cetro en sus manos, sujetándole el rey García
por el brazo derecho y el obispo de León Arriano por el izquierdo, junto con los
obispos y abades condujeron ante el altar de Santa María cantando el tedeum
laudamus hasta el final y diciendo: "¡Viva el emperador Alfonso!". Y tras darle la
bendición, celebraron la misa siguiendo la liturgia de los días festivos. Después
cada uno regresó a su tienda. Por otra parte, mandó celebrar un gran convite
en los palacios reales, y los condes, nobles y duques servían las mesas reales.
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Y el emperador mandó también dar cuantiosos donativos a los obispos y
abades y a todos y distribuir entre los pobres numerosas limosnas de vestidos
y alimentos.
Crónica del emperador Alfonso VII, ed. y trad. PÉREZ GONZÁLEZ, M.
León: Universidad de León, Secretariado de Publicaciones, 1997, pp. 84-
85.
4: Revuelta campesina contra el abad del monasterio de Sahagún (1111).
En este tiempo todos los rrusticos e labradores e menuda gente se ayuntaron,
faciendo conjuración contra sus sennores que ninguno de ellos diese a sus
sennores suruiçio deuido, a esta conjuraçión llamaban hermandad, e por los
mercados e villas andauan los pergoneros pergonando a grandes voces: sepan
todos que en tal y en tal lugar, tal dia señalado se ayuntara la hermandad, e
quien falleciere que non bieniere, sepa que su casa se derrocara. Leuantaronse
entonçes a manera de bestias fieras, façiendo grandes asonadas contra sus
señores e mayores, e contra sus bicarios mayordomos e façedores, por los
valles e collados perseyendolos e afoyentandolos, rrompiendo e quebrantando
los palacios de los rreyes, las casas de los nobles, las iglesias de los obispos e
las granxas e obediençias de los abbades, e otrosi gastando el pan e vino e
todas las cosas necesarias al mentenimiento, matando los judios que fallauan;
e negauan los portalgos e tributos e labranzas a sus sennores.
Crónica anónima de Sahagún, GARCÍA DE CORTÁZAR, J. A. Nueva
Historia de España en sus textos, Edad Media, Op. cit., pp. 460-461.
5: Contrato de esponsales de Ramón Berenguer IV y Petronila (1137).
En nombre de Dios. Yo Ramiro, por la gracia de Dios rey de Aragón, te doy a ti
Ramón, conde de Barcelona y marqués, mi hija por mujer junto con todo el
reino de Aragón, íntegramente, tal como mi padre, Sancho, rey, y mis
hermanos, Pedro y Alfonso, lo tuvieron y retuvieron, (...) respetando los
derechos y costumbres que mi padre Sancho y mi hermano Pedro tuvieron en
su reino. Y te encomiendo a ti todos los hombres del mencionado reino con
homenaje y juramento a fin de que te sean fieles (...) sin ningún fraude ni
deslealtad, y a fin de que te sean fieles en todo el mencionado reino y en todos
los lugares pertenecientes al mismo, salvada la fidelidad debida a mí y a mi
hija.
También, todas estas cosas antedichas yo, el mencionado rey Ramiro, te las
hago de tal manera a ti, Ramón, conde de Barcelona y marqués, que, si mi hija
falleciera prematuramente, y tú aún vivieras, tengas la donación del
mencionado reino de manera libre o inmutable sin ningún impedimento
después de mi muerte (...) y yo el antes mencionado rey Ramiro seré rey, señor
y padre en el mencionado reino y en todos tus condados hasta que a mí me
plazca.
Liber Feudorum Maior, en Historia de España; dirigida por Manuel TUÑÓN
DE LARA. Textos y documentos de Historia Antigua, Media y Moderna
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hasta el siglo XVII seleccionados por Julio Mangas Manjarrés et alii;
introd. por M. Tuñón de Lara, pp. 358-359.