2. En el camino de vuelta de la escuela, Sofía y Ricky se fijaron en la cantidad de basura que se veía en las calles del barrio. Sofía arrugó la nariz. Uff, cuánta basura hay en la calle. Seguro no pasó el camión de la basura –respondió Ricky, su vecino, que vive a dos casa de la suya.
3. Me recuerda el programa que vi el otro día en la tele. ¿Vos lo viste? ¿Yo? -le contestó Ricky, abriendo mucho los ojos- Esos programas son un aburrimiento. A mí lo que me gusta ver en la tele son los partidos de futbol. Pues, Ricky, te estás perdiendo cosas importantes –le dijo Sofía a su amigo, mirándole muy seria a los ojos. Al pasar al frente de la casa de Sofía, vieron en la entrada a su papá que andaba regando y arreglando unas matas. Ricky lo saludó animado, pero Sofía estaba sumida en sus pensamientos y apenas levantó la mirada para decir hola.
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5. Bueno, hija, la situación no es tan grave. Cada cierto tiempo la comunidad tiene problemas con la basura, que duran unas semanas hasta que las protestas de los vecinos hacen que las autoridades se decidan a solucionarlo. Pero el programa decía... ¡Ya sé! ¿Y si escribo una carta a las autoridades para que hagan algo y se lleven toda esa basura? –propuso Sofía, ahora sonriente, segura de que esa era la solución. El asombro de su papá aumentaba. Cariño, ese es un problema de la comunidad que deben solucionar los mayores.
9. No sé, Ricky. ¿Creés que sería buena idea? Quizás podríamos mandarla a la municipalidad –sugirió Sofía-. Allí alguien tendrá que leerla, ¿no? Yo te podría ayudar a escribirla –dijo Ricky. ¡Aquí tenés al alumno con mejor letra de la clase!