La identidad es tanto un producto interno como externo. Se forma a través de cómo nos vemos a nosotros mismos y cómo nos ven los demás. La identidad social se basa en categorías como la lengua, la ocupación y el vocabulario especializado que usamos, y está legitimada por los conocimientos y prácticas comunicativas que tenemos y que son reconocidos por los demás. En resumen, nuestra identidad social depende de lo que sabemos y cómo interactuamos con los demás.