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Director
Edgardo José Maya Villazón
Contralor General de la República
Subdirectora
Gloria Patricia Rincón Mazo
Contralora Delegada Economía y Finanzas
Consejo Editorial
Antonio Hernández Gamarra
Margarita Henao Cabrera
Jorge Humberto Botero Angulo
Santiago Montenegro Trujillo
Cesar González Muñoz
Beethoven Herrera Valencia
Asesora editorial
Luz María Sierra
Editor General
Oscar Alarcón Núñez
Preparación editorial
Oficina de Comunicaciones y Publicaciones
	 Directora oficina
	 Rossana Payares Altamiranda
	 Diseño de portada
	 Néstor Patiño Forero
	 Diseño y diagramación
	 Andrea Artunduaga Acosta
	 Colaboración fotográfica
	 Revista Semana, EL Espectador, Google.
	 Suscripciones y distribución
	 Sede Av. Jimenéz
	 Cra. 9 No. 12C-10
	 PBX 6477000
	 e-mail: revista_economia@contraloriagen.gov.co
Impresión
Imprenta Nacional de Colombia
	 © Contraloría General de la República - 2015
Las consecuencias de la
informalidad son preocupantes.
Primero, es una de las causas del
conflicto y continuará siéndolo
en tanto no se actualicen y
modernicen los sistemas de
catastro en el campo. Segundo,
es un freno al desarrollo
económico, pues activos que
pueden alcanzar un porcentaje
muy elevado del PIB están fuera de
la circulación del mercado
de capitales y no están sirviendo
para apalancar inversiones y
oportunidades. Tercero, en esta
enorme informalidad se encuentra
una de las causas de la crisis fiscal
del país, pues muy pocas
empresas y personas jurídicas
formales se han visto obligadas a
sostener las cargas de todo un país
que reclama un Estado
de bienestar que, en estas
condiciones, es imposible sostener.
“
”Santiago Montenegro (página 14)
ECONOMÍA COLOMBIANA2
CONTENIDO
EDITORIAL
TEMA CENTRAL
Una nueva era
Lecciones de un terremoto
Efectos perniciosos
de la informalidad
Diagnóstico de la evolución
reciente de la informalidad
laboral en Colombia
Informalidad laboral:
cómo se aplica el debate 		
del mundo en Colombia
Formalización como factor
de competitividad
La informalidad minera
versus la minería ilegal
La administración de tierras:
El reto del posconflicto
La propiedad rural en el
contexto de los acuerdos
de La Habana
Banco que se duerme,
se lo lleva la corriente
4
8
14
20
25
31 50
38
44
54
El contralor general, Edgardo Maya Villazón, presen-
ta el contenido de la revista Economía Colombiana en
esta nueva época.
El terremoto de Modena (Italia) sirve de ejemplo a
Juan Ricardo Ortega, exdirector de la Dian, para
explicar por qué la informalidad tiene mucho que ver
con la cultura y la forma cómo se ejerce el poder en
un país.
El presidente de Asofondos, Santiago Montenegro,
explica cómo la informalidad tiene un efecto desas-
troso en el sistema pensional: hace que Colombia, un
país de gente joven, esté perdiendo una ventaja muy
importante conocida como ‘bono demográfico’.
El director del Observatorio de la Seguridad Social,
de la Universidad Externado, Stefano Farné, mues-
tra qué si bien las estadísticas de la informalidad han
caído en Colombia, no necesariamente es a causa de
que haya más empleo formal.
Mauricio Perfetti, director del DANE, explica cómo
entre 2001 y 2014, la informalidad en Colombia se
redujo en cerca de 15 puntos.
La ruta para la formalización de las empresas la pre-
senta el presidente de la Confederación de Cámaras
de Comercio, Julián Domínguez.
El manejo de la informalidad minera, ya de por sí
complejo, se complicó aún más en 2001 cuando se
modificó el Código de Minas, según lo explica Édgar
Roa, funcionario de la Contraloría.
Un viaje al universo de la adjudicación de los baldíos
en Colombia, y a los problemas de la falta de titula-
ción y registro de las tierras por el superintendente
de Notariado, Jorge Enrique Vélez.
En un detallado análisis, el exministro Juan Camilo
Restrepo, plantea que, en lo referente al agro, el
Gobierno no ha pactado con las FARC nada que
no se pueda cumplir sin cambiarle una coma a la
Constitución.
María Mercedes Cuéllar, quien por muchos años
fue presidenta de Asobancaria, analiza por qué la
informalidad financiera en Colombia también es
motivo de preocupación.
Contenido
ECONOMÍA COLOMBIANA 3
CONTENIDO
COYUNTURA
ANÁLISIS
HISTÓRICO
Variables macro destacadas
en 2014 y avance de 2015
Primera gran encuesta
nacional de víctimas
Radiografía del desarme,
la desmovilización y la
reintegración en Colombia
2010-2014
¿Porqué fracasan los proyectos?
La convención de las Naciones
Unidas contra la corrupción
y su implementación
en Colombia
Recuerdos de un Ministro
de Hacienda
88
57
69
79
83
94
Una lectura sobre lo que pasó en el primer trimestre
de 2015 con la inflación, la tasa de cambio y el
precio del petróleo.
La Contraloría General de la República, por primera
vez en su historia, llevó a cabo una Encuesta Nacional
de Víctimas. Las revelaciones más importantes de este
estudio los encuentra en esta edición de la revista.
La Contraloría General hizo una tarea importante
de recolección de datos de todas las entidades
involucradas en la desmovilización de paramilitares
y guerrilleros: el cruce de estos datos presenta
resultados interesantes.
Este análisis de la Contraloría Delegada para Minas
y Energía demuestra cómo los grandes proyectos
energéticos del país tienden siempre a demorarse
en su implementación.
La explicación de por qué Colombia está rezagado
en el uso de dos herramientas que le da Naciones
Unidas para combatir la corrupción: la recuperación
de activos y las declaraciones de bienes y rentas.
En un relato tejido con interesantes anécdotas, el ex-
ministro Abdón Espinosa Valderrama cuenta cómo
se enfrentó de manera diplomática e inteligente al
Fondo Monetario Internacional a mediados de los
años sesenta.
69 // Radiografía del desarme, la desmovilización y la reintegración 		
en Colombia 2010-2014
Estudios de la Contraloría General
de la República
ECONOMÍA COLOMBIANA4
EDITORIAL
Editorial
La Revista Economía Colombiana es una publicación de
la Contraloría General de la República que ostenta el
honroso título de ser la más antigua en su género de las
que circulan en nuestro país. La edición que usted tiene
en sus manos es la primera bajo el liderazgo de la nueva
administración.
Por lo que la revista ha significado como medio de di-
fusión de ideas e iniciativas sobre nuestro transcurrir
económico; por lo que representa para la sana contro-
versia de ideas en un clima de respeto intelectual; y, por
ser un vehículo apropiado para difundir el trabajo que
realizan los funcionarios de la Contraloría, la Revista
contará con el apoyo irrestricto de la alta dirección de
la entidad.
Propósito para el cual hemos decidido estar acompaña-
dos por un selecto grupo de colombianos como miem-
bros del Consejo Editorial de la publicación. Por su for-
mación, por su experiencia y por el servicio que le han
prestado a nuestra institucionalidad, su guía y consejo
son prenda de garantía de que la publicación analizará
desde una perspectiva amplia y pluralista las distintas
temáticas que en ella se aborden.
Con la asesoría de ellos acordamos que cada número
de la Revista contendrá tres secciones. En la primera se
abordará, bajo distintas perspectivas temáticas y enfo-
ques metodológicos, un tema central sobre el cual la
Contraloría General de la República esté interesada en
llamar la atención de las ramas del poder público y de la
ciudadanía, a fin de que sobre el mismo se repiensen ac-
ciones de política pública que contribuyan a solucionar
la problemática que se presenta o a fortalecer aquellas
líneas de acción en las que ya se venga trabajando. En
la segunda gran sección se dará a conocer el trabajo
que en distintas áreas adelantan los funcionarios de la
Contraloría quienes bajo su responsabilidad expondrán
las fortalezas y debilidades de las políticas públicas que
analicen. Finalmente, en la tercera
sección se insertará un texto que
recoja, con vocación histórica, el
recuento de un episodio que por su
significación constituya un hecho
digno de conservarse con especial
ahínco en la memoria de los colom-
bianos.
Bajo esos principios este número
contiene, como tema central, una
visión multifacética de la informa-
lidad como hecho político institu-
cional que debilita las que deberían
ser relaciones entre iguales, y por lo
tanto deteriora la confianza entre
los ciudadanos. Y como fenómeno
económico-jurídico que afecta la
cantidad y calidad de los bienes y
servicios que se producen en nues-
tra sociedad, en cuanto supone la
inobservancia de normas de distinta
naturaleza.
De esta manera, el lector encontra-
rá en los textos que siguen distintas
visiones sobre el impacto de la infor-
malidad en el mercado laboral, en la
tenencia y disfrute de la propiedad
territorial, en especial en la fase del
posconflicto; en el ejercicio de la ac-
tividad empresarial en general, y en
particular en su significación para el
sector financiero y para la minería.
Como se advierte al examinar en
detalle las propuestas que aquí se
presentan, como es el caso de avan-
zar en la formalización del mercado
Una nueva era
ECONOMÍA COLOMBIANA 5
EDITORIAL
	
Por lo que la revista Economía Colombiana
ha significado como medio de difusión de
ideas e iniciativas sobre nuestro transcurrir
económico; por lo que representa para la sana
controversia de ideas en un clima de respeto
intelectual; y por ser un vehículo apropiado
para difundir el trabajo que realizan los
funcionarios de la Contraloría, la Revista
contará con el apoyo irrestricto de la alta
dirección de la entidad.
laboral, éstas lejos de ser unánimes
en algunos puntos discrepan abier-
tamente. Un hecho que no es casual
pues responde al propósito explícito
de dar a conocer enfoques distintos
sobre un mismo tema a fin de enri-
quecer su comprensión y análisis.
En lo que respecta a la difusión del
trabajo que realiza la Contraloría
para valorar la implementación de
las políticas públicas, las temáticas
abordadas incluyen reflexiones so-
bre la lucha contra la corrupción, la
caracterización de las víctimas del
conflicto armado, las implicaciones
del desarme, la desmovilización y
la reintegración, la brecha de la im-
plementación de los proyectos del
sector energético y un análisis de
la situación coyuntural por la cual
ha venido atravesando la economía
colombiana en los últimos meses.
Temas que demuestran el perma-
nente interés del trabajo de nuestra
institución por contribuir a mejores
decisiones de la política pública en
múltiples áreas.
En la sección final se incluye un texto
del señor ex Ministro Abdón Espino-
sa Valderrama que recoge su visión
sobre lo que fue la negociación con
el Fondo Monetario Internacional a
mediados de los años sesenta. Un
episodio que determinó no sólo la
instauración del régimen cambiario
que estuvo vigente en nuestro país
por más de veinticinco años, si no
que significó el ejercicio del poder
autónomo de las autoridades nacio-
nales frente al querer disímil de esa
entidad multinacional.
Visiones múltiples, rigor e informa-
ción es lo que nos trae, entonces, el
presente número de la Revista Eco-
nomía Colombiana.
Edgardo José Maya Villazón
Contralor General de la República
ECONOMÍA COLOMBIANA6
País
Tema central
ECONOMÍA COLOMBIANA 7
informal
Cortesía:LeónDarioPeláez,RevistaSemana.
ECONOMÍA COLOMBIANA8
Lecciones de un
Para el exdirector de la Dian, la informalidad no es una categoría
económica, sino el reflejo de cómo se ejerce el poder en la sociedad.
En el caso de Colombia, dice, se trata de una sociedad brutalmente
estratificada y la redacción de las leyes laborales y tributarias,
que contribuyen a la formalización, será fácil de tramitar solo
el día que queramos vivir todos como iguales.
Juan Ricardo Ortega*
Terremoto
La informalidad no es un fenómeno económico; su naturaleza es política.
Es un reflejo de las relaciones de poder en la sociedad. Un ejemplo puede
ayudar a ilustrar lo que quiero decir.
En mayo del 2012, una bella ciudad italiana, Módena, sufrió un fuerte te-
rremoto. La ciudad natal del tortellini y del parmigiano-reggiano vio cómo
las inmensas torres de queso añejo se derrumbaban, destruyendo el capital
de sus agricultores. Miles de quesos aplastados, sin la textura y sabor que
logran luego de una lenta maduración, representaban la potencial quiebra
de toda una industria, tal vez incluso el fin de una tradición milenaria. Pero,
a pesar de que Modena-Ferrara es la casa de uno de los más emblemáticos
símbolos de riqueza, clase y éxito del mundo, la Ferrari, sus ciudadanos
tienen un profundo sentido de comunidad y sus relaciones se sustentan
en la confianza. La academia describiría todo esto como capital social. Y
fue precisamente ese sentido de comunidad, de pertenencia, el que llevó
al famosísimo chef Massimo Butturas, uno de los tres más importantes del
mundo y un genio de la cocina, a inventar un risotto parmigiano reggiano
para ayudar a sus conciudadanos. Su nombre y la masiva difusión de su
receta en redes sociales permitieron vender todos esos quesos destruidos.
Su plan fue un éxito total; el nuevo risotto llegó a hogares en todos los rin-
cones del planeta, y más de 40 mil familias compraron volúmenes sin pre-
cedente del delicioso, aunque magullado y prematuro queso. Todos estos
consumidores, sin saberlo, colaboraron para salvar una tradición milenaria
y a cientos de familias dedicadas a este hermoso oficio. http://www.saveur.
com/article/food/massimo-botturas-revolutionary-risotto.
Los queseros italianos nunca se considerarían a sí mismos trabajadores
informales, como tampoco lo harían los meseros de sus restaurantes, ni
la cocinera, que allá es una reconocida artista de la buena mesa, ni los
proveedores. El sentido de respeto, amistad y confianza prevalece en esa
sociedad; es el mediador por excelencia de las relaciones humanas y econó-
micas. El famoso chef Butturas admira, estima y quiere a su cocinera, por
ser quien es, por su calidad huma-
na y por su conocimiento ancestral.
En estas sociedades la autoestima
y el sentirse valorado no se derivan
de los familiares, de los amigos o de
los cargos y títulos que se ostentan;
lo que importa es la pasión y dedi-
cación al propio trabajo. En el caso
de nuestra chef de Modena, su au-
toestima deriva de su experiencia y
conocimiento de la tradición, cua-
lidades que sólo se transmiten ha-
ciendo, con práctica. No hay texto o
narración que logren describir tan-
tos detalles sutiles: olores, texturas,
temperatura, etc.
En el restaurante de Massimo nadie
piensa en calcular la productividad
marginal de su trabajo. El salario no
es una fórmula. La gente importa, y
su remuneración y sus aportes a la
seguridad social son parte del bien-
estar que todos deseamos para quie-
nes son parte de nuestros afectos.
Por supuesto, esta descripción
puntual no pretende dar cuenta
de todas las relaciones laborales
posibles. Como es obvio, la gran
mayoría de ellas no están mediadas
por afecto o emoción alguna. Pero
lo que esto ilustra es que existen
dimensiones determinantes en la
evolución de una sociedad que son
emotivas, emocionales, y no res-
TEMA CENTRAL
* Exdirector de la Dian, exviceministro de Hacienda; y exsecretario de Hacienda de Bogotá. Hoy trabaja
en el BID. Economista, Máster en Finanzas, Economía y Matemáticas y candidato a Doctor en Desarrollo
Económico de la Universidad de Yale.
ECONOMÍA COLOMBIANA 9
TEMA CENTRAL
ponden a fríos cálculos científicos;
dimensiones que teorías como la
gerencia científica de F. W. Taylor
ignoran, en favor de un frío mode-
lo matemático que deshumaniza
al trabajador. Para Taylor los em-
pleados no son seres humanos; son
máquinas que, a fuerza de repetir la
misma serie de acciones, logran un
mayor rendimiento y minimizan los
errores. Y son muchos los lenguajes
que, como este, a lo largo de la his-
toria han deshumanizado al débil y
facilitado su brutal explotación.
El lenguaje moldea la comprensión
del mundo que nos rodea y determi-
na nuestro espacio de la acción. Un
ejemplo conocido en nuestras socie-
dades es la imagen mental del “in-
dio”, término usado para denigrar
e incluso insultar al otro que arras-
tra siglos de penosa explotación de
nuestras poblaciones ancestrales. El
lenguaje y la tradición han legitima-
do en nuestras mentes la asociación
del “indio” a un ser que se puede ex-
plotar, abusar, humillar y desechar:
unabestia.Obviamente,susvincula-
ciones laborales las clasificamos es-
tadísticamente como informalidad,
pero este no es el problema. Estas
poblaciones no son informales por
una característica inherente; lo son
porque a nadie se le da la gana ha-
cer cumplir la ley, y porque no hay
entidad pública o juez que esté dis-
puesto a defenderlos. Porque hay
una generalizada tolerancia a estas
realidades. http://losinformantes.
noticiascaracol.com/reviva-la-emi-
si%C3%B3n-74-de-los-informan-
tes-1583-capitulo?historia=1580
Como director de la DIAN, busqué
que la institución empleara todos
los medios a su alcance en lograr
que a los indígenas wayúu se los
empleara en condiciones dignas. La
directora de aduanas, Claudia Gavi-
ria, se esforzó porque la concesión
portuaria, Penseport, cumpliera sus
obligaciones de ley. Pero lograrlo ha
sido imposible. Hasta el momento
no ha habido poder humano que lo-
gre transformar la situación de los
wayúu. Los representantes, sena-
dores y gobernadores de la región,
que dicen querer a su gente, han
ejercido todas las presiones imagi-
nables para continuar esta infame
explotación del débil. A nadie le
duele la dramática penuria de este
pueblo; la masacre de 2004 de las
líderes wayúu ni siquiera es parte de
nuestra historia. Los narcos y con-
trabandistas que usan este puerto
son los que tienen voz y voto. La
realidad, aunque incómoda, es que
en Colombia no importan estos “in-
dios”; no se los considera humanos.
Son una tuerca más en un engrana-
je tayloriano diseñado para traficar
drogas, lavar con contrabando, pro-
ducir elecciones y los millones que
las acompañan.
Pero esta situación social, que per-
petúa la “informalidad” de la activi-
dad económica de los débiles, no se
limita al caso de los wayúu. En Co-
lombia la mayoría de las relaciones
no son colaboraciones entre igua-
les; son ejercicios de poder. No es
casual que la frase “usted no sabe
quién soy yo” se repita una y otra
vez a lo largo y ancho del país.
Es por eso que la lucha contra la
informalidad no es una lucha téc-
nica, ni depende simplemente del
diseño de mejores políticas o herra-
mientas. El país no va a avanzar en
este asunto si sigue centrado en las
definiciones de informalidad de los
economistas. Como en el caso de
la gerencia tayloriana, estos con-
En mayo de 2012, una bella ciudad italiana, Módena, sufrió un fuerte terremoto que podía significar la quiebra de la industria de los quesos.
ECONOMÍA COLOMBIANA10
TEMA CENTRAL
ceptos son asépticos. Describen
un fenómeno político, social, como
una fría y lejana característica de un
sistema, una imperfección de una
compleja máquina de engranajes
abstractos. Y por eso el debate se
da como si aquello que ocurre fuese
producto de fuerzas naturales.
Al hablar de “informalidad” usamos
un lenguaje que oculta la realidad
de los hechos. Hay informalidad
porque hay poder y voluntad para
imponer condiciones laborales, a ve-
ces infrahumanas, sobre millones de
nuestros congéneres. Sin embargo,
hablamos y estudiamos el proble-
ma como si no estuviese mediado
por decisiones y voluntades huma-
nas; como si fuese algo así como
un cataclismo o plaga que afectara
a nuestro pueblo. Las definiciones
que usamos de “informalidad” se
circunscriben a la carencia de un
registro mercantil, o a contar con
empleados sin el cumplimiento de
las obligaciones de ley, o a describir
a quien no lleva su información con-
table y cumple correctamente sus
obligaciones tributarias, o a quien
opera un establecimiento o vehícu-
lo que no cumple los estándares en
seguridad industrial o sanitarios.
Los recicladores son otro ejemplo.
Ellos proveen entre el 20 y el 30
por ciento de los materiales para
empaques de nuestra industria. En
todo el mundo la cadena del reci-
claje está regulada y es parte de
los servicios públicos domiciliarios,
pero en Colombia la legislación de
2001 se quedó sin regular. Los co-
lombianos no sólo pagan uno de los
costos más elevados por la recolec-
ción de sus desechos, sino que en
nuestro país el reciclaje sigue sin
regulación, en manos de intereses
privados que se lucran a costa de
los empresarios independientes del
reciclaje: Botella papel Inc.
El sector del transporte pesado en
Colombia, otro más que está plaga-
do de “informales”, es otro ejemplo.
Como director de la DIAN tuve el
honor y privilegio de contar con la
amistad, confianza y paciencia de
este gremio. Claramente, las rela-
ciones de poder entre los llamados
“empresarios del transporte” y los
camioneros y dueños de camiones
están desequilibradas. A estos úl-
timos, debido a su “informalidad”,
se les descuentan todo tipo de di-
neros de lo que debería ser su fac-
tura, aprovechando que necesitan
el efectivo y que no declaran im-
puestos. Sin duda, las normas co-
lombianas no están diseñadas para
beneficiar al camionero; los costos
de cumplimiento son absurdos, y la
complejidad de las regulaciones es
abrumadora. Pero esta no es la raíz
del problema. El hecho de que el
transporte no tenga IVA no es azar
ni un asunto económico, como tam-
poco lo es que muchos de los cos-
tos ficticios que se reportan tengan
que ver con transporte. Mientras
el sistema siga requiriendo generar
gastos falsos para sacarles dinero
a las empresas para financiar otros
emprendimientos, la realidad de
los camioneros seguirá siendo la
misma: indefensión. El poder lo se-
guirán teniendo quienes logren las
autorizaciones del ministerio, y a
los camioneros les tocará seguir co-
rriendo los riesgos de su durísima la-
bor y agradecer cuando les acepten
la factura, para después proceder
a transformarla en efectivo con un
10% de descuento, si no quieren es-
perar dos o tres meses por su pago.
Por esto repito: la informalidad no
es una categoría económica, sino el
reflejo de cómo se ejerce el poder
en una sociedad. Es un problema
político y social. No es un problema
científico. El día que en Colombia
queramos vivir todos como iguales,
la redacción de las leyes laborales y
tributarias correspondientes será fá-
cil de tramitar. Pero en Colombia no
se ha hecho esa labor porque es una
sociedad brutalmente estratificada,
y en el subconsciente no nos vemos
como iguales, no nos sentimos par-
te de una misma comunidad. Inclu-
sive algunos ven bestias, semovien-
tes, en sus pobres compatriotas.
En Colombia nuestra cocinera no
es una amiga entrañable con quien
disfrutamos juntos. El lenguaje que
usamos habla por sí solo: sirvien-
ta, muchacha, doméstica, criada.
Además, todos sabemos que entre
menos se le pague a “esa gente”,
nosotros, los afortunados, nos hare-
mos más ricos.
La lucha contra la informalidad no es una lucha
técnica, ni depende simplemente del diseño
de mejores políticas o herramientas. El país no
va a avanzar en este asunto si sigue centrado
en las definiciones de informalidad de los
economistas. Como en el caso de la gerencia
tayloriana, estos conceptos son asépticos.
Describen un fenómeno político, social, como
una fría y lejana característica de un sistema,
una imperfección de una compleja máquina
de engranajes abstractos. Y por eso el debate
se da como si aquello que ocurre fuese
producto de fuerzas naturales.
ECONOMÍA COLOMBIANA 11
TEMA CENTRAL
Pero como el asunto es complejo, vale la pena aclarar
que en ningún momento estoy hablando de una sim-
ple conspiración de clases, o de una maquiavélica ex-
plotación del pobre por parte del rico. Todas las socie-
dades atraviesan períodos en los cuales unas minorías
cercanas al poder acumulan enormes fortunas a costa
dela mayoría. El problema es cuando esas minorías se
dedican a las PPPs (parranda, putas y plata) en vez de
a construir instituciones, universidades, empresas y Es-
tado. El punto es de fondo. A muchos colombianos no
les importa lo que les pase a los demás. No les importa
contaminar los ríos de Caucasia con toneladas de mer-
curio, envenenando a millares de pobladores. No les
importa la vejez de los indígenas wuayúu explotados
como coteros en una flamante concesión portuaria po-
líticamente intocable en la bella y trágica Bahía Portete.
No les importan los hijos y las familias de las empleadas
de empresas textiles en Cali, donde los negocios se es-
tructuran sin capital con la colaboración de los bancos,
que aceptan como colateral fiducias en garantía para
subvertir toda la legislación sobre la prevalencia de las
obligaciones en una liquidación; es decir, se les paga a
los bancos primero y se joden las trabajadoras.
Y la explicación es sencilla: esto ocurre porque se pue-
de. Porque se tiene el poder para hacer fortuna a costa
de otros con total impunidad. Porque “¡usted no sabe
quién soy yo!”
Los wayúu saben que los dueños de la concesión son
también dueños de sus vidas, ya que controlan la úni-
ca fuente de ingreso en la región. Están desamparados;
el Estado no ha llegado por allá. De la misma manera,
nuestras mujeres cabeza de familia saben que tienen
que trabajar calladas o se quedan en la inopia, y nuestro
“empresario” textil sabe que puede quebrar la empre-
sa cuando se le dé la gana, sin importar qué les pase a
las empleadas, porque no tiene nada que perder. Sus
activos, su riqueza, están protegidos por patrimonios
autónomos, y lo único que él debe registrar en su pau-
pérrima empresa son costos en la forma de leasing ope-
rativos. La forma prevalece sobre la sustancia, sobre el
fondo, y esto queda impune por la pobreza de nuestras
instituciones judiciales.
La muy inteligente observación de Adam Smith sobre
la importancia de la libre interacción de los ciudadanos,
como mecanismo virtuoso para la toma de decisiones
y asignación de recursos, es verdad y funciona porque
opera en sociedades con muy desarrollado capital so-
cial y sistemas judiciales milenarios. La justicia es una
institución admirada y reconocida por todas las partes
de estas sociedades. No hay la menor duda de que, in-
distintamente de la mezquindad de muchos, el merca-
do es un óptimo vehículo para generar prosperidad para
todos. Sin embargo, esto ni legitima ni valida el abuso
del otro. Los abusos de la posición dominante, los car-
teles y los monopolios se castigan
duramente, y los ricos tramposos se
van a la cárcel en las mismas con-
diciones que el ladrón de la calle;
ambos se van a prisión, y no se les
da casa por cárcel en su cómodo
apartamento de El Poblado (véase
las circunstancias de la prisión de
Madoff). El sistema judicial castiga
de forma efectiva a quienes abusan
del otro, así como a quienes disfra-
zan en elegantes formas jurídicas y
societarias la verdadera naturaleza
de sus intenciones.
Mis premios Nobel favoritos han
creado modelos matemáticos que
de forma impecable ilustran cómo
el oportunismo, el actuar a escon-
didas, es la verdadera plaga de la
convivencia en comunidad. Si el
empleador puede incumplir sus
obligaciones de ley con el emplea-
do, lo va a hacer si sabe que se pue-
de salir con la suya. Igualmente, la
cantidad y la calidad de los produc-
tos se van a adulterar si se anticipa
impunidad. Lo que ilustran estos
modelos es que la existencia de la
propiedad privada y de un sistema
A muchos colombianos no les importa
lo que les pase a los demás. No les
importa contaminar los ríos de Caucasia
con toneladas de mercurio, envenenando
a millares de pobladores. No les importa
la vejez de los indígenas wuayúu
explotados como coteros en una flamante
concesión portuaria políticamente
intocable en la bella y trágica Bahía
Portete. No les importan los hijos y las
familias de las empleadas de empresas
textiles en Cali, donde los negocios
se estructuran sin capital con la
colaboración de los bancos, que aceptan
fiducias en garantía para subvertir
la legislación sobre la prevalencia de las
obligaciones en una liquidación; es decir,
se les paga a los bancos primero
que a las trabajadoras.
ECONOMÍA COLOMBIANA12
efectivo y eficiente de resolución
de controversias son condiciones
necesarias para vivir en un exitoso
sistema capitalista.
Si la mayoría de los agentes no tie-
nen propiedad y/o el sistema judicial
no opera adecuadamente, el capi-
talismo se desfigura en una franca
explotación del débil por parte del
fuerte. Las sociedades esclavistas y
feudales indiscutiblemente fueron
modelos exitosos para las minorías
que acumularon enormes fortunas
y disfrutaron lujos sin límite. La de-
bilidad de los regímenes de propie-
dad en Córdoba, Urabá, Putumayo,
Cauca, Meta, Vichada, etc., y el
deprimente estado de nuestras ins-
tituciones judiciales, son un claro
reflejo de la verdadera problemática
de nuestra sociedad.
Si nuestros propios magistrados
se pueden dar el lujo de evadir im-
puestos en montos millonarios, y
los patrimonios se pueden construir
con base en tierras probablemente
expropiadas a los débiles, ¿qué men-
saje se le da a la sociedad? ¿Qué po-
demos esperar del comportamiento
de nuestros conciudadanos?
Con esto lo único que busco es
ilustrar que el problema no es téc-
nico, sino político. Y que un nú-
mero importante de nuestros po-
derosos son beneficiarios de este
desequilibrado sistema. Ellos y sus
familiares pueden infundir pánico
en jueces, empleados, funcionarios
públicos y hasta policías si pronun-
cian la mágica frase: “¿usted no
sabe quién soy yo?”
Por supuesto, uno sí sabe quiénes
son, y hasta cómo han acumulado
sus fortunas, y esto no es distinto
de lo que ha sucedido en muchas
sociedades a lo largo y ancho del
planeta. Los seres humanos esta-
mos programados para interesarnos
en nuestros familiares y quienes nos
son muy cercanos, y los otros nos
pueden ser indiferentes. Sin embar-
go, quienes logran reflexionar a fon-
do sobre el devenir de esa sociedad
en la que habitan, han encontrado
que si no se resuelven estas siste-
máticas injusticias, las mayorías se
hartan y, si se coordinan, pueden
destruirlo todo. Experiencias de ese
tipo abundan: la revolución fran-
cesa, la mexicana, la bolchevique,
la nicaragüense, la salvadoreña.
Venezuela es otro caso a estudiar.
Los egos de sus líderes, casados en
peleas intestinas, desacreditaron a
los partidos políticos, generaron la
percepción de una sociedad caduca
y corrupta y destruyeron las estruc-
turas organizadas de coordinación
política. La revancha del chavismo
no es sólo la genialidad de Chávez,
o de Fidel a su sombra; fue la torpe-
za de una clase política y empresa-
rial que, enceguecida por el poder,
literalmente mató a la gallinita de
los huevos de oro. O como dicen al-
gunos chavistas, no la mataron del
todo; repartieron los huevitos entre
muchos más.
Es por esto que una ciencia, la eco-
nómica, que al inicio del gobierno
del presidente Santos sólo podía
describir a 5 millones de colombia-
nos como “empleados cuasi formal-
mente”, 5 millones de los 23 mi-
llones que de forma activa desean
participar en la fuerza de trabajo, es
una ciencia incompleta, por decir lo
menos. Colombianos que en Cauca,
Cesar, Putumayo, Guajira, Buena-
ventura, Tumaco, entre otros, reci-
ben remuneraciones muy por deba-
jo del salario mínimo, sin ninguna
acción efectiva por parte del minis-
terio del trabajo o juzgado alguno.
Colombianos que son víctimas de
la debilidad institucional del siste-
ma, de la carencia de un verdadero
Servicio Civil y de la inexistencia de
una digna carrera de servidor públi-
co nacional.
Las formas de vinculación al merca-
do laboral de indígenas y afros, por
otra parte, ameritarían un estudio
por sí mismas. Sabemos que sus
hijos aguantan hambre de forma
sistemática, que muchos de ellos
crecerán desnutridos con enormes
limitaciones. También sabemos que
en el sur del país sus jóvenes ruedan
entre Putumayo, Tumaco, Cauca,
Quindío y Caquetá, laborando como
raspachines, con las manos destrui-
das y sin opciones para partir. Las
deudas de juego, trago y putas los
amarran, y lo que parecía ser una lu-
crativa labor se ha convertido en un
par de grilletes.
Hoy en día sólo 7.5 millones de co-
lombianos disfrutan de un vínculo
laboral más o menos razonable y
equilibrado, y de esos un millón son
empleados independientes que se
cotizan a sí mismos un salario míni-
mo. Y he aquí otro uso esquizofré-
nico del lenguaje: “empresarios del
rebusque” son aquellos a quienes
queremos vincular a la sociedad con
un salario mínimo, obligándolos a
que ellos mismos cubran su seguri-
dad social y sin proveerlos de esta-
bilidad laboral alguna. Tal cual como
los 15 días que millones de emplea-
dos de las empresas de seguridad
disfrutan año a año sin contrato
para poder romper la continuidad la-
boral. ¿Quién en su sano juicio pue-
TEMA CENTRAL
Los estudios de evasión y elusión realizados
por la Unidad de Gestión Pensional y Parafiscales,
desconocida institución de enorme trascendencia
y altísimos estándares gerenciales, evidencian que
en Colombia el 68% de los hogares evaden impuestos,
y el sistema pierde 15 billones de pesos al año.
ECONOMÍA COLOMBIANA 13
de creer que 15 días sin sueldo todos los años rompen
una relación laboral de 10 a 15 años?
La realidad de los 15 millones que constituyen la pobla-
ción económicamente activa que falta por comprender
en este modelo es muy heterogénea. Lo que es innega-
ble es que en la mayor parte del territorio colombiano
hay abusos innegables y la impunidad es total. Y algo
sobre lo cual no deberíamos tener duda alguna es que
hablar de formalidad no equivale a hablar del registro
empresarial.
Creo que es razonable acotar el problema al mercado
laboral; es un inicio. Para el colombiano promedio la di-
mensión humana debería ser la prioritaria. La seguridad
social, la pensión y la salud son indiscutiblemente fac-
tores que evocan formalidad, y por ende ameritan que
se les dé prioridad. Los estudios de evasión y elusión
realizados por la Unidad “UGPP”, desconocida institu-
ción de enorme trascendencia y altísimos estándares
gerenciales, evidencian que en Colombia el 68% de los
hogares evaden impuestos, y el sistema pierde 15 billo-
nes de pesos al año. El informal, el débil en la relación
de poder, parecería abusar o beneficiarse del sistema al
no cumplir con sus obligaciones tributarias ni regulato-
rias, pero esto no es correcto. En un país donde la su-
pervisión y la institucionalidad para combatir prácticas
anticompetitivas no opera, muchos de los pequeños en-
frentan condiciones de competencia tan adversas que
se quedan sin opción. Un último ejemplo: los perfume-
ros, que satisfacen los legítimos deseos de millones de
colombianas, venden contrabando comprado en Pana-
má al mismo distribuidor que importa legalmente. Esto
es producto de un monopolio regulatorio generado por
la supervisión sanitaria, que exige ridículos certificados
para demostrar inocuidad de productos con más de 50
anios en el mercado. La informalidad de los perfumeros
no es más que la exitosa segmentación de mercado de
un monopolio, extrayendo rentas de forma óptima.
La solución no es sancionar al “contrabandista de perfu-
mes”. La sanción es aguas arriba, requiere llegar al po-
deroso. Luchar contra la informalidad es luchar contra
el poder. ¿Tendremos la voluntad?
TEMA CENTRAL
Juan Ricardo Ortega asegura que como director de la DIAN buscó por todos los medios a su alcance que una concesión portuaria (foto) en Bahía Portete,
Guajira, cumpliera sus obligaciones de ley y empleara a los indígenas wayúu en condiciones dignas, “pero lograrlo ha sido imposible”.
Cortesía:LeónDarioPeláez,RevistaSemana.
ECONOMÍA COLOMBIANA14
de la informalidad
A pesar de que Colombia hoy, en teoría, es un país de gente joven
y por eso en ahorro pensional debería tener una ventaja conocida como
‘bono demográfico’; en la práctica, la informalidad laboral es tan alta que
nos hace ver hoy como Japón, un país con muchos adultos mayores, y
estamos perdiendo ese cuarto de hora demográfico.
Santiago Montenegro*
Efectos perniciosos
Los efectos perniciosos de la infor-
malidad en Colombia se notan en
prácticamente todos los sectores
de la sociedad y la economía. En
la informalidad de la propiedad en
el campo y en la precariedad de los
catastros rurales está una de las
fuentes del conflicto y de la violen-
cia de nuestro país. Según Thomas
Piketty, en Francia el proceso de for-
malización de las tierras rurales es-
taba prácticamente completo hace
dos siglos y, más cerca de nosotros,
un país como Perú lo comenzó a
hacer 30 años atrás, liderado por
Hernando de Soto. Entre nosotros,
apenas ahora se están dando los pri-
meros pasos serios para realizarlo. A
la informalidad de la propiedad del
campo hay que agregar la informali-
dad de las viviendas y edificaciones
de nuestras ciudades. Nadie tiene
el dato exacto, pero muchos esti-
man que dos terceras partes de las
edificaciones de las ciudades son
informales. En una cifra semejante
se estima la informalidad empresa-
rial, compuesta especialmente por
micro, pequeñas y medianas empre-
* Presidente de la Asociación Colombiana de Ad-
ministradoras de Fondos de Pensiones y Cesan-
tías, Asofondos. Magíster en Economía de la Uni-
versidad de los Andes, Master of Science (MSc)
en Economía de la London School of Economics,
y PhD de la Universidad de Oxford.
TEMA CENTRAL
sas. Y, para completar este cuadro, la informalidad laboral alcanza el 65%
de la población ocupada y, si se suma la población desempleada, entre la
informalidad y el desempleo se alcanza el 70% de la población económi-
camente activa. En números redondos, de los 21 millones de trabajadores
que hay en el país, un poco más de 7 millones cotizan a la seguridad social
contributiva, excluyendo los jubilados que cotizan a salud. Para dar una
cifra comparativa, en España, que tiene unas cifras laborales casi idénticas
a las nuestras, cotizan unos 9 millones de trabajadores más que nosotros.
En la siguiente tabla se observan los valores relacionados a la población
colombiana comparada con los datos de España y Chile.
Comparación datos España, Chile y Colombia (2014)
PET: Población en Edad de Trabajar.
PEA: Población Económicamente Activa.
PO: Población Ocupada.
Cuadro 1
Cifras en miles Colombia % Chile % España %
Población Total 46.231 100 17.557 100 46.507 100
PET 36.762 79,5 12.065 68,7 38.483 82,7
PEA 23.534 50,9 8.379 47,7 22.883 49,2
PO 21.419 46,3 7.904 45 16.950 36,4
Cotizan 7.507 16,2 5.339 30,4 16.269 34,9
Informales 13.912 2.565 681
Las consecuencias de las diferentes formas de informalidad son preocupan-
tes. Primero, es una de las causas del conflicto y continuará siéndolo en
tanto no se actualicen y modernicen los sistemas de catastro en el campo.
Segundo, es un freno al desarrollo económico, pues activos que pueden
alcanzar un porcentaje muy elevado del Producto Interno Bruto están fue-
ECONOMÍA COLOMBIANA 15
TEMA CENTRAL
ra de la circulación del mercado de
capitales y no están sirviendo para
apalancar inversiones y oportuni-
dades. Además, la falta de títulos
y su falta de claridad aumentan los
riesgos de las inversiones formales,
como se ha demostrado en las gran-
des obras de infraestructura y en la
inversión empresarial en el campo.
Tercero, en esta enorme informali-
dad se encuentra una de las causas
de la crisis fiscal del país, pues muy
pocas empresas y personas jurídicas
formales se han visto obligadas a
sostener las cargas de todo un país
que reclama un Estado del bienestar
que, en estas condiciones, es impo-
sible sostener. La última reforma tri-
butaria elevó la tasa del impuesto de
renta a las empresas a niveles de 42-
45%, lo que convierte a Colombia en
un país poco atractivo para la inver-
sión de nacionales y extranjeros.
Causas de la informalidad
La informalidad tiene múltiples cau-
sas y ella misma es generadora de
efectos perniciosos, los cuales, a su
vez, agravan las condiciones de la
informalidad. Muchas de las causas
de la informalidad tienen que ver
con la regulación y las normas que
rigen una sociedad, como el costo
de ser formal (impuestos, trámites
etc.), entre otras muchas. Pero la
informalidad laboral también está
atada, por ejemplo, a la evolución
de la productividad. Una economía
puede ser altamente informal por-
que tiene una baja productividad y,
en forma contraria, la informalidad
misma puede ser una de las causas
principales del estancamiento de la
productividad. Es decir, la causali-
dad opera en ambas direcciones y
eso hace aún más difícil implemen-
tar medidas de política para corregir
estos fenómenos.
Para visualizar solo una causa de la
informalidad laboral en Colombia,
en la siguiente gráfica, según datos
de la OCDE para 2013, se constata
el papel que puede jugar el salario
mínimo como una de sus causas, en varias regiones del país. Según esta
gráfica, el salario mínimo no cumple su función esperada de ser un piso
para el mercado laboral, pues al observar la relación entre el salario míni-
mo como proporción de ingreso medio y mediano, en todas las regiones,
con excepción de Bogotá, se evidencia que no cumple con dicha condición
esencial. En algunas regiones el salario mínimo es incluso mayor al salario
mediano, por lo cual no debe extrañar que la tasa de informalidad sea in-
creíblemente alta.
Gráfica 1 Salario mínimo, tasa de informalidad e ingresos
medios por regiones.
Fuente: OCDE, “Reducing income, inequality and informality” (2013).
Ingreso medio Ingreso mediano Tasa de informalidad (eje derecho)Salario mínimo
1.200
1.000
800
600
400
200
0
Milesdepesos
Porcentajedeinformalidad
80
70
60
50
40
30
20
10
0
Bogotá Oriental Central Atlántica PacíficaAntioquia Valle del
Cauca
Mientras no se tomen medidas para atacar de raíz las causas de la infor-
malidad, se continuará padeciendo los efectos de la misma. En este senti-
do, es importante resaltar que medidas como la reforma de 2012, la cual
eliminó parte de los costos no salariales fue un gran paso en la dirección
correcta, pues la información disponible permite afirmar que un porcentaje
creciente del empleo generado desde entonces ha tendido a ser formal.
Si queremos tener un mercado laboral formal, tenemos que crear los in-
centivos correctos para que las empresas efectivamente puedan contratar
muchos más empleados bien remunerados y logremos de una vez romper
con esa sociedad dual que se ha ido formando a lo largo de los años, con
un grupo de personas con empleos formales y altamente remunerados y
otro grupo con empleos informales, de bajos ingresos y sin acceso a la
seguridad social.
La informalidad y la demografía
Un aspecto poco tratado pero con grandes consecuencias es la relación
entre la informalidad laboral y la transición demográfica. Esta relación es
esencial para entender las dinámicas económicas, sociales e incluso po-
líticas de los países. Y, en este sentido, por supuesto, Colombia no es la
excepción.
Tenemos razones para celebrar que aún somos un país joven, en donde han
caído las tasas de mortalidad y de fertilidad y que ha visto crecer mucho la
ECONOMÍA COLOMBIANA16
TEMA CENTRAL
esperanza de vida al nacer. Como consecuencia, Colombia está gozando
del llamado bono demográfico, el cual hace referencia a una proporción
relativamente alta de población en edad de trabajar, con respecto a los
menores de 15 años y a los mayores de 65. Este es un bono o un beneficio
porque una parte importante de la población total está trabajando, gene-
rando ingresos, ahorrando, pagando impuestos y contribuciones a la segu-
ridad social, y, además, porque esta es la fracción de la población que más
interés y conocimiento tiene para aumentar la innovación de una sociedad
promoviendo un mayor crecimiento económico. Esta es una oportunidad
única que, bajo unas reglas claras y coherentes, pueden configurar un pe-
riodo de transición que marque la diferencia entre un país pobre y atrasado
y uno desarrollado. No sobra enfatizar que, gracias a haber aprovechado
plenamente las oportunidades que brinda esta transición demográfica, paí-
ses desarrollados, como Japón y la mayoría de los europeos, lograron obte-
ner las altísimas rentas per cápita que tienen hoy en día.
En las siguientes gráficas, se presenta la evolución de la estructura pobla-
cional de Colombia según edad para un período extenso de tiempo y las
proyecciones hacia finales del siglo XXI. Hacia mediados del siglo XX, había
muchos niños, relativamente pocos trabajadores y muy pocos adultos ma-
yores. Esta situación era consecuencia de una gran natalidad, una caída en
la tasa de mortalidad infantil y una esperanza de vida al nacer de apenas
unos 48 años. Con el paso del tiempo, la proporción de la población en
edad de trabajar aumenta e, igualmente, se incrementa la población de
adultos mayores. Visualmente eso se expresa en la conversión de las pirá-
mides de edades en formas de barriles hacia finales del presente siglo.
Gráfica 2 Estructura poblacional Colombiana
Fuente: DANE, GEIH, cálculos del autor.
0-4
5-9
10-14
15-19
20-24
25-29
30-34
35-39
40-44
45-49
50-54
55-59
60-64
65-69
70-74
75-79
80+
Pirámide poblacional
Colombia 1950
Mujeres
Hombres
-20% -15% -10% -5% 5% 10% 15% 20%0 -20% -15% -10% -5% 5% 10% 15% 20%0
0-4
10-14
20-24
30-34
40-44
50-54
60-64
70-74
80-84
90-94
100+
Mujeres
Hombres
Pirámide poblacional
Colombia 2010
-20% -15% -10% -5% 5% 10% 15% 20%0
0-4
10-14
20-24
30-34
40-44
50-54
60-64
70-74
80-84
90-94
100+
Mujeres
Hombres
Pirámide poblacional
Colombia 2050
-20% -15% -10% -5% 5% 10% 15% 20%0
0-4
10-14
20-24
30-34
40-44
50-54
60-64
70-74
80-84
90-94
100+
Mujeres
Hombres
Pirámide poblacional
Colombia 2100
ECONOMÍA COLOMBIANA 17
TEMA CENTRAL
Colombia está gozando del
llamado bono demográfico,
ésta es una oportunidad
única que, bajo unas
reglas claras y coherentes,
puede configurar un
periodo de transición que
marque la diferencia entre
un país pobre y atrasado
y uno desarrollado.
Bajo la estructura poblacional actual, se tiene que la tasa de dependencia
total (es decir población menor a 15 años y mayor a 65) sobre la población
en edad de trabajar es de 51.9% mientras que la tasa de dependencia de
los adultos mayores es de 10%.
Pero lo más crítico de la demografía para una sociedad es que estas pro-
porciones entre grupos poblacionales no son estáticas, sino que cambian
drásticamente a lo largo del tiempo. Consistente con las pirámides pobla-
cionales, en la gráfica siguiente, se ha graficado solo la relación entre los
adultos mayores y la población en edad de trabajar para Colombia, Chile,
España y Japón. Según estas cifras, Colombia tiene aún casi 10 personas
en edad de trabajar por cada adulto mayor, otra expresión del bono demo-
gráfico, que supuestamente estamos gozando. Chile tiene una relación
menor y, en el otro extremo, tenemos a Japón, un país donde hay ya mu-
chos adultos mayores y en donde dicha relación es de dos a uno. Quizá el
punto más importante a resultar es que, si bien en Colombia dicha relación
es de 10 a 1, en un par de décadas estará en 4 a 1, y hacia finales de siglo
será semejante a la que hoy en día tiene Japón.
Gráfica 3 Salario mínimo, tasa de informalidad e ingresos
medios por regiones.
Fuente: Naciones Unidas, cálculos del autor.
12
14
16
18
10
8
6
4
2,3
3,6
6,5
10
2
0
1950
1955
1960
1965
1970
1975
1980
1985
1990
1995
2000
2005
2010
2015
2020
2025
2030
2035
2040
2045
2050
2055
2060
2065
2070
2075
2080
2085
2090
2095
2100
Númerodepersonasenedaddetrabajar
porcadaadultomayor
ColombiaChileJapón España
Como consecuencia, un país como Colombia debe planear y diseñar sus
políticas en todos los órdenes, pero, especialmente, en su seguridad social,
teniendo en cuenta estos cambios demográficos tan drásticos. Colombia
deberá prever, invertir y ahorrar los recursos necesarios para cuando la pobla-
ción adulta sea mucho mayor, tanto en términos absolutos como relativos.
Informalidad y bono demográfico
Estos cambios demográficos presentan, en sí mismos, un desafío muy
grande, pero, infortunadamente, los retos y desafíos son aún mayores y
más costosos, precisamente, por cuenta de la informalidad laboral. Esta
situación, se ilustra en la gráfica 4 que muestra cómo se transforma la pi-
rámide de población, cuando se la estima sólo con los trabajadores que
cotizan a la seguridad social: se observa claramente la fuerte reducción de
la proporción de población en edad de trabajar que efectivamente cotizan
con respecto al total de la población.
ECONOMÍA COLOMBIANA18
TEMA CENTRAL
Como se mencionó anteriormente el bono demográfico es un beneficio
siempre y cuando la población trabajadora efectivamente genere ingresos
al fisco, ahorro e inversión formal. Cuando solo el 34% de los trabajadores
realmente son formales las ganancias del bono demográfico en materia
de seguridad social se pierden casi que completamente. Esta situación se
ilustra en la siguiente gráfica que muestra la relación entre la población de
adultos mayores y la población en edad de trabajar, anteriormente presen-
tada, pero señalando los efectos de la informalidad. La informalidad hace
que, en lugar de estar situados en un punto como A, en donde la relación es
de la 10 a 1, estemos realmente en un punto como B, en donde la relación
entre adultos mayores y la población en edad de trabajar es de 2. Es decir,
es como si la informalidad nos envejeciera prematuramente y nos forzara
a alcanzar la relación que, en un proceso natural, hubiésemos alcanzado
hacia finales del siglo XXI. En forma semejante, la informalidad nos hace
ver como un país como Japón, pero no con los altísimos ingresos de ese
país, sino con una renta per cápita significativamente inferior. Claramente,
la informalidad nos está haciendo perder el llamado bono demográfico.
Gráfica 4
(600.000) (400.000) (200.000) 200.000 400.000 600.0000
17
22
27
32
37
42
47
52
57
62
67
72
77
82
87
92
97
Mujeres Hombres
Estructura poblacional
(600.000) (400.000) (200.000) 200.000 400.000 600.0000
17
22
27
32
37
42
47
52
57
62
67
72
77
82
87
92
97
Mujeres Hombres
Cotizantes y pensionados
Fuente: DANE, GEIH.
Gráfica 5 Personas en edad de trabajar por cada adulto mayor
Fuente: Naciones Unidas, cálculos del autor.
ColombiaJapón
12
14
16
18
10
8
6
4
2,1
A
B C
2
0
1950
1955
1960
1965
1970
1975
1980
1985
1990
1995
2000
2005
2010
2015
2020
2025
2030
2035
2040
2045
2050
2055
2060
2065
2070
2075
2080
2085
2090
2095
2100
Personasenedaddetrabajarporcadaadultomayor
ECONOMÍA COLOMBIANA 19
TEMA CENTRAL
Consecuencias de la 	
informalidad para la 	
seguridad social
Las implicaciones de la alta infor-
malidad laboral son ampliamente
conocidas, pero si las analizamos a
la luz de la transición demográfica
sus efectos son aún más desalenta-
dores. Por ejemplo, en términos de
seguridad social el hecho de tener
una baja tasa de cotización de una
proporción muy grande de la pobla-
ción, implica que cuando esta pobla-
ción llegue a la edad de jubilación
sus aportes y/o semanas requeridas
para tener pensión serán insuficien-
tes, derivando en grandes presiones
fiscales para lograr otorgarles un in-
greso permanente en la vejez. Pero
estas presiones fiscales no se evi-
denciarán solamente cuando la po-
blación envejezca. Ya hoy en día, el
recaudo es muy inferior al que se po-
dría estar obteniendo por el efecto
de la informalidad sobre los impues-
tos generales y las cotizaciones a la
seguridad social. Entre otras, esta es
una de las razones por la cual es tan
alto el déficit fiscal que se presen-
ta año tras año, cuando, gracias al
bono demográfico, se debería estar
en una etapa de acumulación, tanto
de ahorro público como privado.
Para poner un caso concreto, en Co-
lombia esto se evidencia con el Régi-
men de Prima Media (RPM), que ac-
tualmente presenta un déficit anual
cercano a los 12 billones de pesos
(contando únicamente a Colpen-
siones), déficit que se cubre con el
Presupuesto General de la Nación.
Si estuviéramos aprovechando ple-
namente el bono demográfico dicho
déficit no sería tan alto e incluso po-
dríamos tener todavía reservas en el
fondo público, el cual se agotó hacia
el año 2002. Sin embargo, tenemos
que desembolsar una gran cantidad
de dinero proveniente de los colom-
bianos (los que sí pagan impuestos
y aportan a la seguridad social), solo
por el hecho de no aprovechar el
bono con mayor formalidad laboral
y empresarial.
En términos sociales, la informalidad
tiene grandes costos para el país.
Tener una gran parte de la población
ocupada, pero informal, o sin em-
pleo, asegura que la tasa de cober-
tura pensional sea dramáticamente
baja. De acuerdo a tres estudios
recientes, la cobertura del RPM con-
vergerá solo hacía un 11%, en el año
2030, es decir, cerca de un 90% de
los afiliados que llegarán a la edad
de retiro no obtendrán una pensión
en el régimen de prima media. Por
su parte, la cobertura actual del RAIS
es baja, debido a la juventud de este
régimen. En la actualidad hay unos
78 mil jubilados, la mayoría por in-
validez y sobrevivencia. Pero, dado
que sólo se requieren 1.150 sema-
nas para acceder al Fondo de Garan-
tía de Pensión Mínima, su cobertura
esperada es de un 25%. Esta cober-
tura, aunque se proyecta mayor que
la del régimen de prima media, es
también muy baja como consecuen-
cia de la informalidad que tenemos
en el mercado laboral.
Ahora bien, si la informalidad laboral
tiene efectos similares al envejeci-
miento de la población, debemos
ser conscientes de la necesidad de
eliminar las causas de dicha informa-
lidad. La falta de una buena regula-
ción laboral, de reglas claras en dere-
chos de autor, patentes y derechos
de la propiedad, entre otros, va a ha-
cer imposible una transición hacia el
desarrollo. Mientras tengamos una
población en edad productiva con
pocos incentivos a la innovación,
al apalancamiento, a la generación
de riqueza, vamos a perder el bono
demográfico y las posibilidades para
lograr el desarrollo van a ser muy re-
ducidas, por no decir nulas.
Necesitamos instituciones fuertes
y reglas de juego claras que incen-
tiven un crecimiento económico
alto y sostenido. De otra forma,
habremos dilapidado el único bono
demográfico que nos habrá dado la
naturaleza y jamás lograremos unos
niveles altos de bienestar.
	
Pero estas presiones fiscales no se
evidenciarán solamente cuando la población
envejezca. Ya hoy en día, el recaudo es muy
inferior al que se podría estar obteniendo
por el efecto de la informalidad sobre los
impuestos generales y las cotizaciones a la
seguridad social. Entre otras, esta es una de
las razones por la cual es tan alto el déficit
fiscal que se presenta año tras año, cuando,
gracias al bono demográfico, se debería
estar en una etapa de acumulación, tanto
de ahorro público como privado.
ECONOMÍA COLOMBIANA20
TEMA CENTRAL
Diagnóstico de la
de la informalidad laboral
En los últimos cuatro años bajó la tasa de informalidad en cerca de tres
puntos (de 63,5 a 60,3). Sin embargo, esa disminución presenta una
interesante peculiaridad: se debe a la caída de las pequeñas actividades
productivas informales, más que al incremento del empleo formal.
Stefano Farné*
evolución reciente
El notable crecimiento económico experimentado por Colombia durante los
últimos 15 años ha dirigido paulatinamente la atención de los investigado-
res y hacedores de la política laboral de aspectos puramente cuantitativos a
temas de orden cualitativo. Así, mientras el PIB y la ocupación aumentaban
y la tasa de desempleo disminuía, la informalidad se volvió el gran nudo a
resolver del mercado de trabajo y la seguridad social en Colombia.
Y no faltan argumentos para preocuparse. Según la Organización Interna-
cional del Trabajo (OIT), “La mayor atención al tema de la informalidad en
la región (latinoamericana) parte de la constatación de que la magnitud del
problema representa una amenaza para el desarrollo económico, compe-
tencia desleal para las empresas y un espacio donde se producen frecuen-
tes violaciones a los principios y derechos fundamentales en el trabajo”.
En efecto, “muchas de las personas en la economía informal están expues-
tas a condiciones de trabajo inseguras, tienen déficit de calificación y sus
oportunidades de formación son casi inexistentes. Sus ingresos suelen ser
irregulares, variables y bajos … Estos trabajadores y trabajadoras no están
normalmente representados ni pueden ejercer el derecho a la negociación
colectiva. Se trata, en definitiva, de una situación altamente vulnerable por-
que el trabajo en la economía informal está efectivamente fuera del alcance
de los regímenes de seguridad social y de la legislación” (OIT, 2014: 7 y 13).
El presente documento tiene como principal objetivo analizar la evolución
de la informalidad laboral en Colombia en los últimos años y comentar las
* M.Sc. in Economics, Universidad de Londres, Reino Unido. Director del Observatorio del Mercado de Tra-
bajo y laSeguridadSocial, Universidad Externado de Colombia. E-mail: dirobservatorio@uexternado.edu.co.
1 Las cifras de informalidad presentadas en este documento se construyeron con base en la definición
oficial de informalidad del DANE, la cual hace referencia a los criterios de tamaño de los establecimientos,
nivel educativo y categoría ocupacional (ver DANE, 2009). La tasa de informalidad se calcula como la pro-
porción de ocupados clasificados como informales según los mencionados criterios y los ocupados totales.
en Colombia
principales políticas implementadas
por el gobierno nacional para com-
batirla. Se inicia con una sucinta y
breve descripción de la informalidad
en el país. Luego presenta la lógica
de las principales políticas de forma-
lización, muestra su aplicación al
caso colombiano, y por último co-
menta sus resultados.
Evolución reciente
La informalidad en Colombia –pro-
medio anual 2014- es predominan-
te en el mercado laboral y reúne al
60,3% de los ocupados totales del
país1
. Se compone en su gran ma-
yoría de autoempleo y cuentapro-
pismo: el 61,1% de los informales es
trabajador por cuenta propia, el 5,8%
un pequeño empleador y el 7,7% un
trabajador familiar sin remuneración.
Los empleados domésticos repre-
sentan el 5,5% de los informales to-
tales y los asalariados en pequeños
establecimientos el 16,3%.
En el país es opinión generalizada
que la incidencia de la informalidad
no solo es elevada, sino que el fac-
tor de mayor preocupación es que
ECONOMÍA COLOMBIANA 21
TEMA CENTRAL
es persistente. De hecho, la tasa de informalidad ha bajado de 63,5% en
2010 a 60,3% en 2014 pero todavía se encuentra por encima de los niveles
registrados a mediados de los años noventa. Lo anterior a pesar del soste-
nido crecimiento experimentado por la economía colombiana durante es-
tos años -4,8% promedio anual- y la aprobación de las leyes 1429 de 2010,
de Formalización y Generación de Empleo, y 1607 de 2012, de Reforma
Tributaria, con las cuales sus promotores sostenían poder generar 500 mil
nuevos empleos formales y entre 400 mil y un millón de puestos formales
adicionales, respectivamente.
Además, la disminución de la tasa de informalidad experimentada en los úl-
timos años presenta una interesante peculiaridad: así como lo documenta
el Gráfico 1, encuentra su origen en la caída de las pequeñas actividades
productivas informales, más que en incrementos del empleo formal por en-
cima de su tendencia reciente. Como veremos, este hecho lleva a intere-
santes interpretaciones de política.
Gráfico 1 Tasas de crecimiento interanual del empleo formal e
informal y sus tendencias. Años 2009-2014. Total nacional
Fuente: Elaboraciones del autor con base en datos DANE, encuestas de hogares.
2010-1
2011-1
2011-2
2011-3
2011-4
2012-1
2012-2
2012-3
2012-4
2013-1
2013-2
2013-3
2013-4
2014-1
2014-2
2014-3
2014-4
2010-2
2010-3
2010-4
8,0
Empleos formales
Empleos informales
7,0
6,0
5,0
4,0
3,0
2,0
1,0
0,0
-1,0
-2,0
Estrategias de formalización
Una vez que el estado fija los estándares formales a cumplir -en términos
registrales, tributarios, laborales, etc.- estos en la práctica pueden resultar
superiores a la capacidad de cumplimiento de algunas (pequeñas) empre-
sas, lo cual genera informalidad. A su turno, estos estándares pueden ser
cumplidos por otras (grandes) empresas, pero la capacidad fiscalizadora
del Estado puede ser muy baja o muy laxa, lo cual también termina favore-
ciendo la informalidad.
Se supone que la capacidad de las empresas de cumplir los estándares para
el acceso a la formalidad aumenta al aumentar su productividad y su tama-
ño. Por otro lado, la capacidad del Estado de hacer cumplir los estándares
formales se relaciona directamente con la aplicación de las normas san-
cionatorias existentes y el tamaño (la visibilidad) de los establecimientos
productivos.
De esta forma el eje vertical del Grá-
fico 2 mide la eficiencia normativa
del Estado y productiva de las em-
presas. Por otro lado, sobre el eje
horizontal se distribuyen en orden
creciente de su tamaño las empre-
sas que optan por operar, total o
parcialmente, en la informalidad.
Las firmas cuya productividad no
les permite alcanzar los estándares
impuestos por la formalización no
tienen alternativas y si quieren ope-
rar deben mantenerse en la infor-
malidad. Este tipo de informalidad
es representado por el área A del
Gráfico 2. Trasladada al mercado la-
boral constituye lo que la OIT define
como empleo informal en el sector
informal. Asimismo, hay empresas
cuya productividad es suficiente-
mente alta para cumplir con las obli-
gaciones impuestas por la forma-
lidad, pero que se enfrentan a una
débil actividad de control y vigilan-
cia y pueden decidir, confrontando
costos y beneficios, formalizar solo
parte de sus trabajadores. El área B
del Gráfico 2 da origen al empleo in-
formal en el sector formal.
Según cálculos del Observatorio del
Mercado de Trabajo y la Seguridad
Social que adaptó a Colombia una
metodología de cálculo de la OIT, el
empleo informal en el sector infor-
mal representaba en 2014 aproxi-
madamente el 46% de la ocupación
total no agrícola del país, y el empleo
informal en el sector formal el 9%.
En un contexto como el representa-
do en el Gráfico 2 una estrategia de
reducción de la informalidad se fun-
damenta en tres principales ejes de
política que deberían implementar-
se de forma integrada y articulada:
1.	Reducción de los estándares
formales (desplazamiento hacia
abajo de la línea 1). Estos depen-
den de la legislación y regulación
vigente y fundamentalmente son
de carácter registral, tributario y
laboral. La reducción de los cos-
tos de registro mercantil, y en ge-
neral de las licencias y permisos,
ECONOMÍA COLOMBIANA22
TEMA CENTRAL
de los impuestos y de los recargos extrasalariales, al igual que los alivios
en materia de la carga regulatoria conexa, ayudarían sobre todo a las
pequeñas empresas a formalizarse;
2.	 Aumento de la productividad de las micro y pequeñas empresas (des-
plazamiento hacia arriba de la línea 2). En este caso se tratarían de
adoptar políticas a favor de las pequeñas empresas en materia de cré-
dito y garantía del mismo, asistencia técnica, capacitación, innovación
tecnológica, desarrollo empresarial, certificación de calidad, etc.;
3.	 Mejora de la actividad fiscalizadora y sancionatoria del estado, a través
del perfeccionamiento de las gestiones de inspección, vigilancia y control
y del fomento de la cultura de cumplimiento (desplazamiento hacia arriba
de la línea 3). Las medidas disuasivas deberían ser complementadas con
campañas de capacitación y sensibilización a empresas y trabajadores
acerca de las implicaciones negativas de la informalidad, de los beneficios
de la formalización y de las obligaciones legales y laborales que ambos
deben respetar. Simultáneamente deberían incorporarse herramientas
agiles y efectivas de consulta, denuncia y atención al ciudadano.
Varias de estas iniciativas han sido emprendidas por el gobierno colombia-
no en los últimos años. A continuación se discuten las principales.
Gráfico 2 Principales políticas de formalización
Normas
Productividad
1. Estandares formales
2. Capacidad de cumplir
3. Capacidad de hacer cumplir
Micro y pequeñas empresas Grandes empresas
Tamaño de la
empresa
A
B
Principales políticas de formalización en Colombia
En Colombia la estrategia más utilizada y publicitada de lucha a la infor-
malidad ha sido la reducción de estándares y en particular de los costos
laborales extrasalariales.
A este respecto, la Ley 1429 de 2010 estableció una reducción de la parafis-
calidad a cargo de las pequeñas empresas formales (para un total de 10,5%
sobre la nómina salarial básica, escalonado en el tiempo hasta extinguirse
al sexto año de operación) que inicien actividades a partir de la vigencia de
la ley y hasta el 31 de diciembre de 2014. También dispuso que todas las
empresas -de cualquier tamaño- que incrementen su nómina de personal
con relación a la vigente en diciembre del año anterior, contratando algunos
colectivos de trabajadores vulnerables, podrán tomar el valor pagado de una
parte de las contribuciones sociales (para un total de 12% sobre la nómi-
na salarial básica) como descuento tributario para efectos de la determi-
nación del impuesto de renta. Para
las empresas, el derecho al beneficio
tributario no tiene límite de vigencia,
pero para cada individuo contratado
pueden verse favorecidas por un
máximo de dos años.
Por su lado, con la Ley 1607 de
2012, las empresas siguen siendo
responsables de la financiación del
Instituto Colombiano de Bienestar
Familiar (ICBF, antes de la reforma
destinaban el 3% del valor de los
salarios pagados mensualmente),
del Servicio Nacional de Aprendizaje
(SENA, 2%, antes de la reforma) y de
la salud de sus trabajadores (8.5%,
antes de la reforma), pero ahora los
recursos necesarios para tal fin no se
originan más en su nómina salarial.
En alternativa, se crea un nuevo im-
puesto sobre la renta denominado
“para la equidad”, CREE, de 8% de
destinación específica. Sin embar-
go, la tarifa del impuesto general a la
renta para las personas jurídicas bajó
en 8 puntos, de 33 a 25%. En fin de
cuentas, entonces, las empresas de-
jarían de pagar 13,5 puntos porcen-
tuales de aportes parafiscales2
.
Argumentos teóricos y unos prime-
ros informes oficiales sobre los resul-
tados de la Ley 14293
conducen a
inferir que los efectos ocupacionales
de las dos leyes estuvieron sustan-
cialmente por debajo de los espera-
dos. En efecto, el Gráfico 1 muestra
como la tasa de crecimiento anual
2 Lo anterior no aplica a empresas no contri-
buyentes del impuesto a la renta –del sector
público, fundaciones, ONG, por ejemplo- y para
los asalariados de empresas contribuyentes con
ingresos mensuales superiores a diez salarios
mínimos; en estos casos las empresas siguen pa-
gando los 13,5 puntos porcentuales de aportes
parafiscales sobre la correspondiente nómina
salarial. No hace falta resaltar que la mayor
parte de la reducción en los costos no salariales
permitida por la Ley 1429 de 2010 fue deroga-
da y sustituida por la establecida en la Ley 1607
de 2012. A su turno, la Ley 1607 sufrió modi-
ficaciones como consecuencia de la aprobación
de la Ley 1739 de 2014 que, entre otras, creó
una sobretasa al CREE y a la posesión de riqueza
de las personas naturales y jurídicas.
3 Ver Farné (2014) y UGPP (2012) y DIAN
(2013).
ECONOMÍA COLOMBIANA 23
del empleo formal no sufrió cambios
en su tendencia después de 2010.
¿Por qué la disminución de los im-
puestos al trabajo no ha logrado
acelerar el crecimiento del empleo
formal? Podría pensarse en dos ra-
zones principales.
En primera instancia, porque las re-
ducciones en los costos extrasala-
riales no fueron lo suficientemente
sustanciosas para inducir las empre-
sas a formalizarse. A este respecto,
Farné (2014) calcula que las rebajas
en el pago de las contribuciones
parafiscales establecidas por la Ley
1429 de 2010 apenas representan
entre un 6,1% (en el primer año) y
un 1,5% (en el quinto) del costo la-
boral total; en el caso de la ley 1607
de 2012, la reducción de 13,5% en
los aportes del empleador sobre el
salario básico representa una caída
de 8% en sus costos laborales tota-
les, incluidas primas, cesantía, con-
tribuciones sociales, etc.
Podría también pensarse que em-
presarios y trabajadores percibieron
la disminución de los gravámenes a
la nómina como una “ganancia caí-
da del cielo” y se la repartieron sin
grandes conflictos. Es decir, que la
disminución en los costos extrasala-
riales se haya transformado en par-
te en un aumento de las remunera-
ciones. El alza en el salario mínimo
decretada por el Gobierno colom-
biano a los pocos días de aprobarse
la Ley 1607 de 2012 -en 1,6 puntos
porcentuales por encima de la in-
flación realizada en el año anterior-
contrarrestó en parte la reducción
en la parafiscalidad que él mismo
propició con la reforma tributaria.
Asimismo, para el año 2014 –año
a partir del cual se eliminó la con-
tribución patronal del 8,5% sobre la
nómina- el aumento del salario mí-
nimo fue en 2,6 puntos porcentua-
les superior a la inflación observada
en 2013, siendo el más alto de los
últimos veinte años. Entre 2010 y
2014 el salario mínimo real se incre-
mentó en 6,3%.
Es interesante constatar que me-
didas similares de rebajas en los
impuestos al trabajo han tenido re-
sultados análogos en otros países
de la región. Por ejemplo, en Perú
la Ley MYPE de 2008 recortó los so-
brecostos laborales a cargo de las
pequeñas empresas en 33 puntos
porcentuales y en 54 puntos por-
centuales en el caso de las microem-
presas, sin que esto “haya logrado
conseguir los resultados deseables
en la disminución de los niveles de
informalidad” (MTPE, 2014: 56)4
.
Los datos del Gráfico 1 –y en par-
ticular la rápida caída de la tasa de
crecimiento del empleo informal- su-
gieren que otros factores diferentes
a los menores costos laborales han
contribuido al descenso de la tasa
de informalidad. Entre ellos se des-
taca la mayor capacidad de hacer
cumplir los estándares formales por
parte del estado.
Así, por ejemplo, las actividades de
inspeccion, control y vigilancia del
Ministerio de Trabajo se incremen-
taron al pasar la planta de sus ins-
pectores de 424 a 940 funcionarios
entre 2010 y 2014. Desde mayo de
2013 viene funcionando el progra-
ma COLabora. Este es un programa
del Ministerio del Trabajo de aten-
ción al público que aprovecha los ca-
nales telefónicos, presencial, escrito
y virtual con el propósito de mejo-
rar el acceso de los colombianos a
información relacionada con los de-
rechos y deberes laborales de todos
los ciudadanos. Hoy en día atiende
a casi 140.000 consultas por mes,
lo cual confirma que en el país se ha
venido afianzando el conocimiento
y el respeto de los derechos de los
trabajadores, incluido su derecho a
ser contratados de manera formal.
Aún más decisivo fue el aporte de
la Unidad de Gestión de Pensiones
y Parafiscales (UGPP). Esta es una
unidad adscrita al Ministerio de
Hacienda que tiene entre sus prin-
cipales funciones la de velar por la
formalización laboral del país, es de-
cir, el seguimiento y determinación
de la adecuada, oportuna y correcta
liquidación y pago de los aportes al
SENA, ICBF, cajas de compensación
familiar, riesgos laborales, salud y
pensión. Fue creada en 2007 pero
su entrada en funcionamiento se
dio de forma paulatina. En agosto
de 2010 empezó la constitución
de la planta de personal y la vin-
culación de funcionarios. Desde
entonces, gracias a convenios con
diferentes entidades tanto privadas
como públicas, entre ellas la DIAN,
al fortalecimiento institucional y de
su recurso humano y a las nuevas
y adicionales competencias que se
le han atribuido, la UGPP ha venido
incrementando su capacidad fiscali-
zadora y sancionatoria la cual se ha
intensificado notablemente a partir
de la aprobación de la Reforma Tri-
butaria en diciembre de 2012 y de
su reglamentación (Decreto 3033
de diciembre 2013). Por ejemplo,
en 2014 la UGPP tenía unas 8,000
empresas bajo investigación mien-
tras en 2013 fueron apenas 900.
Asimismo, en 2014 se emprendie-
ron 100,000 acciones preventivas
para trabajadores independientes
bajo sospecha de evasión. Estas
acciones disuasivas fueron acompa-
ñadas por capacitaciones a emplea-
dores y trabajadores en el tema del
cumplimiento de la normativa labo-
4 Actualmente en Perú los sobrecostos laborales son de 60% para las grandes empresas, de 27% para
las pequeñas y de 6% para las microempresas.
Entre 2009 y 2014
los colombianos que
recibieron ayudas en
dinero de instituciones
–en su gran mayoría
públicas– pasaron de 907
mil a 3 millones 384 mil,
según las estadísticas
de las encuestas de
hogares del DANE.
ECONOMÍA COLOMBIANA24
TEMA CENTRAL
ral y previsional. En 2014 se capa-
citaron 2,716 empresas con aproxi-
madamente 7,000 trabajadores.
Así que los datos del Gráfico 1 pue-
den tener la siguiente interpreta-
cion: la politica de formalización del
gobierno nacional resultó ser más
efectiva en su componente repre-
sivo en contra de la informalidad
que en su componente propiamen-
te de estimulo a la formalidad vía
reducción de los costos laborales,
así como preven las leyes 1429 de
2010 y 1607 de 2012. Y al mismo
tiempo ganó terreno entre la ciuda-
dania la cultura del cumplimiento.
Finalmente, vale la pena examinar
algunos escollos que todavía afec-
tan la formalizacion laboral en Co-
lombia y que en algun momento
deberan encontrar solución.
Entre 2009 y 2014 los colombianos
que recibieron ayudas en dinero de
instituciones –en su gran mayoría
públicas– que pasaron de 907 mil
a 3 millones 384 mil, según las es-
tadísticas de las encuestas de hoga-
res del DANE. Así que, en Colombia
existe un numeroso sector de la
población beneficiario de auxilios
públicos que pueden consistir en
transferencias condicionadas, pero
que no están supeditados a la “ac-
tivación” de sus beneficiarios en el
mercado laboral y que, más bien,
se perderían al aceptar un empleo
formal. En estos casos la informa-
lidad dificultaría el monitoreo de los
ingresos de las familias beneficiarias
y por ende garantizaría la continui-
dad de la prestación. Es decir, como
efecto indeseado de las políticas so-
ciales asistenciales aumenta el cos-
to oportunidad de ser formal –sobre
todo para los trabajadores de bajos
ingresos- y se producen incentivos
para que unos potenciales oferen-
tes de trabajo entren o permanez-
can en el sector informal. Así, entre
2009 y 2010, mientras la tasa de informalidad de los ocupados con in-
gresos laborales inferiores al salario mínimo permaneció constante (87,5%
frente a 87,9%), la de los ocupados con sueldos entre uno y menos de
cuatro salarios mínimos disminuyó seis puntos porcentuales (de 38,7% a
32,7%) y la de los ocupados que ganan cuatro o más salarios mínimos cayó
aún más, en nueve puntos porcentuales (de 23% a 13,7%)5
.
El salario mínimo es otro fuerte indiciado con ser una causa importante de
informalidad en el país. De hecho, representa un porcentaje superior al 60%
del salario promedio, lo cual ubicaría a Colombia entre los países con un
maxisalario mínimo, es decir con un salario mínimo que “parece muy eleva-
do respecto al valor añadido por trabajador” y que “no es realmente tal, sino
(que es) el salario efectivo pagado a la mayoría de los trabajadores no califi-
cados o semicalificados” (Saget, 2008: 40). Un salario mínimo muy elevado
llevaría a pérdidas de plazas de trabajo en el sector formal que provocarían
desempleo y traslados de empleos del sector formal hacia el informal.
A pesar de estas consideraciones, la problemática del salario mínimo está
lejos de ser resuelta. La Corte Constitucional estableció que “en todo caso
el reajuste salarial que decrete (el Gobierno) nunca podrá ser inferior al por-
centaje del IPC del año que expira” (Sentencia C-815 de 1999: 17). Esto
fija un piso mínimo igual a la inflación realizada en el año inmediatamente
anterior, con base en el cual debe guiarse la negociación. Y esta, a su tur-
no, según la misma sentencia, deberá tener en cuenta unos parámetros
adicionales: la meta de inflación esperada, la productividad señalada por
la Comisión Tripartita de Concertación de Políticas Laborales y Sociales,
la contribución del salario al ingreso nacional, el crecimiento del PIB, la ne-
cesidad de mantener una remuneración mínima vital y móvil, la función
social de la empresa y los objetivos de la dirección general de la economía
a cargo del Estado. En la práctica, lo anterior implica que el salario mínimo
continuará a crecer todos los años en términos reales.
5 En el mismo sentido, Camacho, Conover y
Hoyos (2009) demostraron que el régimen sub-
sidiado de salud en Colombia está asociado con
una mayor informalidad.
Bibliografía
DANE (2009), “Metodología Informalidad Gran Encuesta Integrada de Hogares –
GEIH”.
Camacho A., Conover E. y Hoyos A. (2009), “Effects of Colombia’s Social Protection
System on Workers’ Choice Between Formal and Informal Employment”, Documento
CEDE No 2009-18, Universidad de los Andes, Bogotá, agosto
Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales - DIAN (2013), “Primer informe sobre la
aplicación de la Ley 1429 de 2010, Cifras y estimación del Costo fiscal año gravable
2011”, Coordinación de Estudios Económicos, Cuaderno de Trabajo No 49, mayo
Farné S. (2014), “Do Payroll Tax Reductions Enhance Employment? Policy Lessons from
Colombia”, Cadernos Prolam/USP – Brazilian Journal of Latin America Studies, Vol. 13,
No 24, Universidad de Sao Paulo, primer semestre
Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo – MTPE (2014), “Estrategia Sectorial
para la Formalización Laboral, 2014-2016”, Lima
OIT (2014), “Panorama Temático Laboral. Transición a la Formalidad en América Lati-
na y el Caribe”.
Saget C. (2008), “Fijación del Salario Mínimo en los Países en Desarrollo. Deficiencias
y Soluciones”, Revista Internacional del Trabajo, Vol. 127, No 1
Unidad de Gestión Pensional y Parafiscales - UGPP (2012), “Comunicado de Prensa”,
marzo 30.
ECONOMÍA COLOMBIANA 25
TEMA CENTRAL
cómo se aplica el debate
Los cambios en las directrices de la Organización Internacional del
Trabajo sobre lo que es el empleo informal han tenido gran impacto
en los indicadores sobre el mismo en Colombia. Gracias a ellos, entre 2001
y 2014, la informalidad se ha reducido en cerca de 15 puntos.
Mauricio Perfetti del Corral *
y Paola Montenegro
Giovanni Portilla y Otto Gutiérrez**
Informalidad laboral:
Desde los años sesenta la informa-
lidad ha tomado importancia en
todas las economías del mundo,
las desarrolladas y en desarrollo.
Durante mucho tiempo se pensaba
que el fenómeno de la informalidad
disminuiría con las políticas adecua-
das; sin embargo por más esfuerzos
realizados el sector informal en el
ámbito global no ha tenido el com-
portamiento esperado.
El sector informal es en muchas
ocasiones la respuesta a las nece-
sidades de la población de salir de
la pobreza y poder tener un ingre-
so laboral necesario para cubrir sus
gastos, así sea fuera de las reglas y
la normatividad vigente, en especial,
en países donde los mecanismos de
aseguramiento a la población cesan-
te, protección legal y otros benefi-
cios sociales asociados al mercado
laboral, son limitados o inexistentes.
Alrededor del término de informali-
dad laboral se evocan percepciones
y definiciones ambiguas, siendo este
un fenómeno amplio de no fácil en-
tendimiento y medición, que se ma-
nifiesta en situaciones y realidades
muy diversas. Las causas se enca-
* Director del DANE. Doctor en Economía.
** Colaboraron en el procesamiento de la información y en la elaboración de este artículo.
1 Resolución sobre las estadísticas del empleo en el sector informal, adoptada por la decimoquinta Con-
ferencia Internacional de Estadísticos del Trabajo (enero de 1993). Pg2. http://www.ilo.org/wcmsp5/
groups/public/---dgreports/---stat/documents/normativeinstrument/wcms_087486.pdf
del mundo en Colombia
minan a diferentes tópicos desde el
punto de vista económico, cultural,
institucional, entre otros. No obs-
tante, a lo largo de la historia, orga-
nismos internacionales y estudiosos
del tema han avanzado en las defini-
ciones y metodologías de medición
de la informalidad, así como el país
ha realizado un esfuerzo permanen-
te para acoger las recomendaciones
internacionales en cuanto a la defini-
ción y medición de este fenómeno.
El presente artículo tiene como ob-
jetivo dar una visión global y explicar
el marco conceptual alrededor del
fenómeno de informalidad, como
se obtiene la medición de este he-
cho, sus principales resultados y
hechos destacables. Para lo cual se
mostrará la historia y evolución de
las definiciones y mediciones de in-
formalidad en Colombia, así como
la situación de la población actual
ocupada en el sector informal.
El Sector Informal 			
y el Empleo Informal
La definición de informalidad se re-
monta a las normas internacionales
establecidas por la Organización In-
ternacionaldelTrabajo (OIT).Ladeci-
moquinta Conferencia Internacional
de Estadísticas del Trabajo (CIET) de
1993, señala que “El sector informal
puede describirse en términos gene-
rales como un conjunto de unidades
dedicadas a la producción de bienes
o la prestación de servicios con la fi-
nalidad primordial de crear empleos
y generar ingresos para las personas
que participan en esa actividad. Es-
tas unidades funcionan típicamente
en pequeña escala, con una organi-
zación rudimentaria, en la que hay
muy poca o ninguna distinción entre
el trabajo y el capital como facto-
res de producción”1
. Este enfoque
centra el análisis del sector informal
en unidades económicas de escala
ECONOMÍA COLOMBIANA26
TEMA CENTRAL
pequeña no agropecuarias que no
cumplen con el sistema de legaliza-
ción empresarial y presentando ras-
gos característicos de las empresas
de los hogares.
Sin embargo, la Comisión Estadísti-
ca de Naciones Unidas creó en 1996
un Grupo de Ciudades –Grupo de
Delhi–, para discutir dentro de otros
los problemas y cabos sueltos de
la definición de sector informal. En
2001 este grupo recomendó, entre
otras, la inclusión de una definición
de informalidad ampliada, la cual
fue incluida dentro de la decimosép-
tima Conferencia Internacional de
Estadísticas del Trabajo (CIET) de
2003 de la OIT: “El empleo informal
comprende el número total de em-
pleos informales (…), ya se ocupen
éstos en empresas del sector for-
mal, empresas del sector informal,
o en hogares, durante un período
de referencia determinado (…) Se
considera que los asalariados tienen
un empleo informal si su relación de
trabajo, de derecho o de hecho, no
está sujeta a la legislación laboral
nacional”2
. Esta última definición
tiene un enfoque que complementa
el criterio de unidades económicas
asociadas a los hogares incluyendo
a las personas ocupadas en otras
empresas con condiciones laborales
que se determinan fuera de la lega-
lidad del sector, considerando las
nuevas perspectivas de vulnerabili-
dades laborales.
Estas dos perspectivas se combinan
para complementar las mediciones
de sector y empleo informal, dando
espacio a un amplio análisis del fe-
nómeno que aqueja a las economías
como la nuestra.
La medición es un componente fun-
damental a la hora de generar políti-
cas que puedan impactar una de las
poblaciones vulnerables como son los trabajadores informales. Actualmente
nos enfrentamos a una informalidad dinámica y cambiante.
La Informalidad en Colombia a través del tiempo
Colombia ha estado a la vanguardia de las recomendaciones de la OIT,
implementando los mecanismos necesarios para tener una medición del
fenómeno de la informalidad desde la década de los 80´s; en ese entonces
el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) diseñó el
primer módulo de informalidad en la Encuesta Nacional de Hogares en ju-
nio de 1986 para las 10 principales ciudades, incluidas sus áreas metropo-
litanas (Bogotá, Cali, Medellín –Valle de Aburrá–, Barranquilla, Manizales,
Pasto, Bucaramanga, Villavicencio, Cúcuta y Pereira A.M.).
Desde 1986 hasta la fecha, Colombia ha puesto en práctica las recomen-
daciones de la OIT tomando como oficial la definición de informalidad a
los ocupados que trabajan en unidades económicas de pequeña escala,
excluyendo los independientes que trabajan en su oficio- PREALC 78. Hasta
antes del 2000, se toma como unidad económica de pequeña escala las
empresas que tienen hasta diez trabajadores.
El gráfico 1 presenta la serie de tasas de informalidad desde 1986 hasta
el 2000. Se debe tener en cuenta que la medición se realizaba de formal
bianual. Los resultados para este periodo muestran una tendencia crecien-
te y que la población ocupada informal a finales de los años 90 alcanzaba
tasas de casi 64%.
2 Directrices sobre una definición estadística de
empleo informal, adoptadas por la Decimosép-
tima Conferencia Internacional de Estadísticos
del Trabajo (noviembre –diciembre de 2003).
Pg2. http://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/-
--dgreports/---tat/documents/normativeinstru-
ment/wcms_087625.pdf
Gráfico 1 Tasa de informalidad
Total 10 ciudades- Junio 1986 - 2000
Fuente: DANE – ENH. Módulo de Informalidad junio.
66,0
55,5
57,0
54,7
53,5 53,7
55,9
63,5
64,0
62,0
60,0
58,0
56,0
54,0
52,0
50,0
48,0
1986 1988 1992 1994 1996 1998 2000
En el 2001, la Encuesta Nacional de Hogares (ENH) fue sustituida por la
Encuesta Continua de Hogares (ECH), con la que se inicia la aplicación del
módulo de informalidad en los segundos trimestres de cada año (abril – ju-
nio), para las 13 principales ciudades con sus áreas metropolitanas hasta el
2006. En 2007, la ECH fue sucedida por la Gran Encuesta Integrada de Ho-
gares – GEIH, en esta la muestra maestra se amplió a un total de 62.000 ho-
gares y a 24 ciudades (11 ciudades más que en la ECH). Para este momento,
se evaluó la importancia de dejar el módulo de medición de la informalidad
de forma continua y no únicamente los segundos trimestres del año.
ECONOMÍA COLOMBIANA 27
TEMA CENTRAL
Gráfico 2
Gráfico 3
Tasas de Informalidad*
Total 13 ciudades- Segundos trimestres 2001-2006
Tasas de informalidad*. Tasas de ocupados
que no cotizan a pensiones (empleo informal)
Total 13 ciudades- Anual
Fuente: DANE- ECH
*Proporción de ocupados que trabajan en empresas de hasta cinco trabajadores.
Fuente: DANE- ECH
*Proporción de ocupados que trabajan en empresas de hasta cinco trabajadores.
55,0
58,0
56,0
54,0
52,0
50,0
48,0
46,0
44,0
54,5
55,5
54,9
55,6 55,6 55,7
54,8
52,2
50,4
54,7
54,2
52,3
51,4
52,3
54,5
54,0
53,5
53,0
52,5
52,0
51,5
51,0
50,5
50,0
2001
2007
Empleo informal Sector informal
2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014
2002 2003 2004 2005 2006
A partir de diciembre de 2009, la definición oficial de sector informal cam-
bia el límite de escala de personal ocupado en las empresas, pasando de 10
a 5 trabajadores. Esto con el fin de acotar el criterio de unidades económi-
cas asociadas a los hogares, según recomendaciones de la 15ª CIET (OIT).
Como se puede ver en el gráfico 2, la proporción de informales disminuyó
desde 2001 y en 2004 se presenta un descenso marcado pasando de 54,2%
en 2003 a 52,3% en 2004.
A partir de diciembre
de 2009, la definición
oficial de sector informal
cambió el límite de escala
de personal ocupado en las
empresas, pasando de 10
a 5 trabajadores. Esto con
el fin de acotar el criterio
de unidades económicas
asociadas a los hogares,
según recomendaciones
de la OIT. Como se puede
ver en el gráfico 2, la
proporción de informales
disminuyó desde 2001,
y en 2004 se presenta un
descenso marcado pasando
de 54,2% en 2003 a
52,3% en 2004.
Con la implementación de la Gran Encuesta Integrada de Hogares, desde
2007 en el sector informal se puede observar que la proporción de las per-
sonas ocupadas no sobrepasa el límite del 50%, incluso la economía ha des-
cendido llegando a mediciones del 48% para el último año. El descenso se
intensifica desde el año 2010 hasta la fecha (Ver gráfico 3).
50,4
50,8
52,1
51,6
51,1 51,1
49,4
48,4
ECONOMÍA COLOMBIANA28
TEMA CENTRAL
Se hace la distinción de los resultados para los tres periodos, el primero
1986 – 2000 (ENH), el segundo de 2001 – 2006 (ECH) y el tercero de 2007
en adelante (GEIH), dado que los instrumentos de medición tenían diferen-
tes coberturas y periodos de recolección lo que hace que las series no sean
comparables entre ellas. Sin embargo, si quisiéramos ver un panorama a
más largo plazo de lo que ha pasado con el fenómeno de la informalidad en
el país, se vería que en los últimos años 2013 y 2014, se han alcanzado las
tasas de informalidad más bajas desde el 1986. (Ver gráfico 4).
Gráfico 3 Serie histórica de tasas de informalidad
1986 - 2014
Fuente: DANE- ENH –ECH-GEIH
1986-2000: Tamaño de empresa hasta diez trabajadores.
*Proporción de ocupados que trabajan en empresas de hasta cinco trabajadores
65,0
63,0
61,0
59,0
55,5
57,0
54,7
53,5 53,7
55,9
63,5
54,5 54,7
54,2
52,3 52,3
51,4
50,4
50,8
52,1 51,6
51,1 51,1
49,4
48,4
57,0
55,0
53,0
51,0
49,0
47,0
45,0
1986
1988
1992
1994
1996
1998
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
2010
2011
2012
2013
2014
No obstante, el país ha querido tener una medición más exigente a la hora
de calcular las condiciones laborales de los ocupados, para lo cual el DANE,
siguiendo la recomendación de la 17ª CIET, ha venido produciendo un indi-
cador secundario que complementa la tasa de informalidad por tamaño de
empresa y es la proporción de ocupados que no cotizan a pensiones, siendo
este una aproximación del empleo informal, ya que el cotizar a pensiones
cuando se tiene un trabajo es una condición para estar dentro de la legali-
dad Colombiana.
Con la entrada de la Gran Encuesta Integrada de Hogares en 2006, se em-
pieza a calcular el indicador de los ocupados que no cotizan a pensiones
desde el año 2007. En el gráfico 3 se observa que el indicador de empleo
informal presenta una tendencia a la baja desde los años 2010-2011 de más
de cinco puntos porcentuales, el cual como se ve en el gráfico, presentan la
misma tendencia con el indicador de informalidad por tamaño de empresa
(sector informal).
ECONOMÍA COLOMBIANA 29
TEMA CENTRAL
Situación actual del sector informal 		
y el empleo informal en Colombia
Para empezar a determinar la naturaleza del fenómeno,
el primer tema en orden de importancia es la educación.
La pregunta que surge es ¿Cómo el nivel educativo de
la población es determinante a la hora de conseguir y
mantener un empleo con ciertas condiciones laborales?
Para ello los datos estadísticos arrojan que del total de
la población ocupada que no tenía ningún nivel educa-
tivo, el 87,5% se encuentran ubicados dentro del sector
informal; el 77,5% de la población ocupada con algún
nivel de educación primaria tienen empleos dentro del
sector informal. Mientras que las personas que tienen
algún nivel de educación superior se encuentran en me-
nor proporción ocupadas en el sector informal.
Este mismo resultado se obtiene tomando el análisis de
los ocupados que no cotizan a pensiones, El indicador
denota que de los ocupados que no tienen ningún nivel
educativo, el 87,9% no cotiza a pensiones, mostrando
una escala descendiente de empleos informales a medi-
da que aumenta en la población el nivel educativo. Es así
como el total de ocupados con nivel educativo superior
solo el 27,5% de las personas no cotizan a pensiones.
Los resultados anteriores permiten llegar a decir que a
mayor nivel educativo de la población menor es la pro-
babilidad de hacer parte del sector y el empleo informal.
Otro factor que permite comprender el fenómeno de la
informalidad es según la posición que ocupan las per-
sonas en el empleo. De acuerdo con la medición de pe-
queñas unidades productivas (tamaño de empresa) el
sector informal centra su mayor población en los traba-
jadores familiares sin remuneración con 93,5%, los cuen-
ta propia con el 80% y los patrones o empleadores con
78,1%. Todas estas posiciones son asociadas a unidades
productivas de los hogares con precarias condiciones
laborales para el trabajador mientras que las personas
empleadas particulares tienen una baja participación en
el sector informal llegando casi al 20%.
Resulta interesante analizar que el empleo informal (co-
tización a pensiones) comprende todas las situaciones
del empleo, en unas posiciones ocupacionales más que
en otros, como es el caso de los jornaleros o peones de
los cuales el 90% de las personas no cotizan a pensio-
nes; en menor proporción la cuenta propia con 81,6% y
empleados domésticos 73,2%.
Si consideramos, según el lugar de trabajo, se observa
que el fenómeno del sector informal se asocia princi-
palmente a personas que trabajan en su vivienda; en
otras viviendas, kiosco-caseta o en un sitio al descu-
bierto en la calle, con niveles superiores al 80%. Mien-
tras que de las personas que trabajan en un local fijo,
solo el 28% de la población está ocupada en el sector
informal, el 26,1% trabaja en una
obra en construcción y el 24,3% en
una mina o cantera.
Para la medición del empleo infor-
mal, según el lugar de trabajo, al
igual que la medición del sector
informal se asocia el fenómeno de
la informalidad a trabajos en los
hogares y sitios descubiertos en la
calle siendo estos lugares donde se
ubican los empleados informales en
mayor proporción.
Así mismo, se puede analizar el fe-
nómeno según la rama de actividad
a la cual está asociada la empresa o
unidad productiva donde la pobla-
ción presta sus servicios. Se obser-
va que hay sectores de la economía
que son intensivos en ocupados
informales y presentan actividades
predominantes dentro de las uni-
dades productivas de los hogares,
como el comercio, hoteles y restau-
rantes; transporte, almacenamiento
y comunicaciones; construcción y
agricultura. Mientras que hay otras
ramas de actividad que por su na-
turaleza son sectores intensivos en
mano de obra calificada como lo
son suministro de electricidad, gas y
agua, minas y canteras e intermedia-
ción financiera.
	
El indicador denota que de los
ocupados que no tienen ningún
nivel educativo, el 87,9% no
cotiza a pensiones, mostrando
una escala descendiente de
empleos informales a medida que
aumenta en la población el nivel
educativo. Es así como el total
de ocupados con nivel educativo
superior, solo el 27,5% de las
personas no cotizan a pensiones.
ECONOMÍA COLOMBIANA30
Existen otras ramas de actividad que
tienen una mediana proporción de
población informal como la indus-
tria manufacturera, las actividades
inmobiliarias, empresariales y de al-
quiler y los servicios comunales, so-
ciales y personales.
Para la medición de empleo informal
según la rama de actividad económi-
ca, se observa al igual que el sector
informal que el comercio, la cons-
trucción y el transporte son activida-
des en las que predomina el fenóme-
no. Las actividades asociadas tanto
al sector como al empleo informal se
mantienen en las ramas de actividad
que son intensivas en mano de obra
no calificada.
Estos resultados revelan la natura-
leza del empleo y el sector informal
como resultado de estar por fuera
de las estructuras institucionales del
sector moderno (formal).
Conclusiones
Dado que la informalidad laboral es
un hecho que aqueja los mercados
de trabajo alrededor del mundo,
surgen las preguntas ¿Qué es la in-
formalidad laboral?, ¿Quiénes hacen
parte de esta informalidad? ¿Cuáles
son las diferencias entre sector infor-
mal y empleo informal? Para resolver
estas dudas comunes la Organiza-
ción Internacional del Trabajo (OIT)
y los países que reconocen la impor-
tancia de realizar una medición rigu-
rosa y dinámica del fenómeno han
presentado avances representativos
a lo largo de la historia tratando de
definir conceptos y metodologías
para la medición de los mismos.
A través de las resoluciones de la
OIT (Resolución sobre las estadísti-
cas del empleo en el sector informal,
adoptada en la15ª Conferencia In-
ternacional de Estadísticos del Tra-
bajo –CIET- 1993 y en las Directrices
sobre una definición estadística del
empleo informal adoptada por la 17ª
CIET en 2003) se ha llegado a tener
unas definiciones internacionalmen-
te aceptadas de sector y trabajo in-
formal, estos dos enfoques se combi-
nan para complementar la medición
de informalidad. Desde hace varias
décadas, estas definiciones han sido
adoptadas por Colombia con miras
a tener mediciones estadísticas con
calidad y oportunidad de la informa-
lidad laboral del país.
El sector y el empleo informal son
definiciones que se complementan
y cobran importancia dado que los
empleos generados son una fuente
principal y única de ingresos para
muchos fragmentos de la población
y los bienes y servicios producidos
por el sector informal son consu-
midos por la sociedad. Siendo así,
que el sector y empleo informal se
convierten en determinantes de la
reducción de la pobreza y los bie-
nes y servicios producidos por los
mismos, contribuyen de manera
importante, al valor agregado bruto
de la economía.
Para Colombia, los indicadores del
sector y empleo informal arrojan re-
sultados consistentes, una continua
y marcada disminución en la infor-
malidad desde el año 2010. Con las
mediciones del sector y el empleo
informal se logra caracterizar a la
población, de tal manera que los
informales, desde el punto de vista
del sector y del empleo informal, son
principalmente trabajadores con nin-
gún o bajo nivel educativo. Así mis-
mo, tanto el empleo como el sector
informal se concentran en los traba-
jadores familiares sin remuneración,
empleados domésticos y los cuenta
propia; incluso los jornaleros tienen
mayor probabilidad de ser informa-
les comparados con los empleados
privados o empleados del gobierno.
Pertenecer a los sectores de la eco-
nomía de suministro de electrici-
dad, gas y agua, minas y canteras
e intermediación financiera, reduce
la probabilidad de tener un empleo
informal. Sin embargo, las ramas de
actividad como comercio, restauran-
te y hoteles, transporte y construc-
ción aumentan la probabilidad de
tener un empleo con condiciones
laborales inestables.
La importancia de generar las dos
mediciones radica en tener una
visión global del fenómeno de in-
formalidad con el fin de que sean
tomadas en cuenta para recomen-
daciones de política diferenciadas
con tópicos tan importantes como
el impulso de la micro -empresa, la
reducción de la pobreza y la legisla-
ción laboral, entre otras.
Desde los dos puntos de vista y/o
mediciones tanto de sector informal
como empleo informal, el país va por
buen camino; se ha avanzado a pa-
sos agigantados en la reducción de
la informalidad en los últimos años,
a pesar de ser un fenómeno tan
complejo. Es necesario, eso sí, con-
tinuar con la generación de empleos
de calidad como los de estos últimos
cuatro años, así como la formación
de capital humano y generación de
ingresos estables.
Desde los dos puntos de vista y/o mediciones
tanto de sector informal como empleo informal,
el país va por buen camino;
se ha avanzado a pasos agigantados
en la reducción de la informalidad
en los últimos años, a pesar de ser
un fenómeno tan complejo.
TEMA CENTRAL
La informalidad y sus efectos perniciosos
La informalidad y sus efectos perniciosos
La informalidad y sus efectos perniciosos
La informalidad y sus efectos perniciosos
La informalidad y sus efectos perniciosos
La informalidad y sus efectos perniciosos
La informalidad y sus efectos perniciosos
La informalidad y sus efectos perniciosos
La informalidad y sus efectos perniciosos
La informalidad y sus efectos perniciosos
La informalidad y sus efectos perniciosos
La informalidad y sus efectos perniciosos
La informalidad y sus efectos perniciosos
La informalidad y sus efectos perniciosos
La informalidad y sus efectos perniciosos
La informalidad y sus efectos perniciosos
La informalidad y sus efectos perniciosos
La informalidad y sus efectos perniciosos
La informalidad y sus efectos perniciosos
La informalidad y sus efectos perniciosos
La informalidad y sus efectos perniciosos
La informalidad y sus efectos perniciosos
La informalidad y sus efectos perniciosos
La informalidad y sus efectos perniciosos
La informalidad y sus efectos perniciosos
La informalidad y sus efectos perniciosos
La informalidad y sus efectos perniciosos
La informalidad y sus efectos perniciosos
La informalidad y sus efectos perniciosos
La informalidad y sus efectos perniciosos
La informalidad y sus efectos perniciosos
La informalidad y sus efectos perniciosos
La informalidad y sus efectos perniciosos
La informalidad y sus efectos perniciosos
La informalidad y sus efectos perniciosos
La informalidad y sus efectos perniciosos
La informalidad y sus efectos perniciosos
La informalidad y sus efectos perniciosos
La informalidad y sus efectos perniciosos
La informalidad y sus efectos perniciosos
La informalidad y sus efectos perniciosos
La informalidad y sus efectos perniciosos
La informalidad y sus efectos perniciosos
La informalidad y sus efectos perniciosos
La informalidad y sus efectos perniciosos
La informalidad y sus efectos perniciosos
La informalidad y sus efectos perniciosos
La informalidad y sus efectos perniciosos
La informalidad y sus efectos perniciosos
La informalidad y sus efectos perniciosos
La informalidad y sus efectos perniciosos
La informalidad y sus efectos perniciosos
La informalidad y sus efectos perniciosos
La informalidad y sus efectos perniciosos
La informalidad y sus efectos perniciosos
La informalidad y sus efectos perniciosos
La informalidad y sus efectos perniciosos
La informalidad y sus efectos perniciosos
La informalidad y sus efectos perniciosos
La informalidad y sus efectos perniciosos
La informalidad y sus efectos perniciosos
La informalidad y sus efectos perniciosos
La informalidad y sus efectos perniciosos
La informalidad y sus efectos perniciosos
La informalidad y sus efectos perniciosos
La informalidad y sus efectos perniciosos
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La informalidad y sus efectos perniciosos

  • 1.
  • 2. Director Edgardo José Maya Villazón Contralor General de la República Subdirectora Gloria Patricia Rincón Mazo Contralora Delegada Economía y Finanzas Consejo Editorial Antonio Hernández Gamarra Margarita Henao Cabrera Jorge Humberto Botero Angulo Santiago Montenegro Trujillo Cesar González Muñoz Beethoven Herrera Valencia Asesora editorial Luz María Sierra Editor General Oscar Alarcón Núñez Preparación editorial Oficina de Comunicaciones y Publicaciones Directora oficina Rossana Payares Altamiranda Diseño de portada Néstor Patiño Forero Diseño y diagramación Andrea Artunduaga Acosta Colaboración fotográfica Revista Semana, EL Espectador, Google. Suscripciones y distribución Sede Av. Jimenéz Cra. 9 No. 12C-10 PBX 6477000 e-mail: revista_economia@contraloriagen.gov.co Impresión Imprenta Nacional de Colombia © Contraloría General de la República - 2015 Las consecuencias de la informalidad son preocupantes. Primero, es una de las causas del conflicto y continuará siéndolo en tanto no se actualicen y modernicen los sistemas de catastro en el campo. Segundo, es un freno al desarrollo económico, pues activos que pueden alcanzar un porcentaje muy elevado del PIB están fuera de la circulación del mercado de capitales y no están sirviendo para apalancar inversiones y oportunidades. Tercero, en esta enorme informalidad se encuentra una de las causas de la crisis fiscal del país, pues muy pocas empresas y personas jurídicas formales se han visto obligadas a sostener las cargas de todo un país que reclama un Estado de bienestar que, en estas condiciones, es imposible sostener. “ ”Santiago Montenegro (página 14)
  • 3. ECONOMÍA COLOMBIANA2 CONTENIDO EDITORIAL TEMA CENTRAL Una nueva era Lecciones de un terremoto Efectos perniciosos de la informalidad Diagnóstico de la evolución reciente de la informalidad laboral en Colombia Informalidad laboral: cómo se aplica el debate del mundo en Colombia Formalización como factor de competitividad La informalidad minera versus la minería ilegal La administración de tierras: El reto del posconflicto La propiedad rural en el contexto de los acuerdos de La Habana Banco que se duerme, se lo lleva la corriente 4 8 14 20 25 31 50 38 44 54 El contralor general, Edgardo Maya Villazón, presen- ta el contenido de la revista Economía Colombiana en esta nueva época. El terremoto de Modena (Italia) sirve de ejemplo a Juan Ricardo Ortega, exdirector de la Dian, para explicar por qué la informalidad tiene mucho que ver con la cultura y la forma cómo se ejerce el poder en un país. El presidente de Asofondos, Santiago Montenegro, explica cómo la informalidad tiene un efecto desas- troso en el sistema pensional: hace que Colombia, un país de gente joven, esté perdiendo una ventaja muy importante conocida como ‘bono demográfico’. El director del Observatorio de la Seguridad Social, de la Universidad Externado, Stefano Farné, mues- tra qué si bien las estadísticas de la informalidad han caído en Colombia, no necesariamente es a causa de que haya más empleo formal. Mauricio Perfetti, director del DANE, explica cómo entre 2001 y 2014, la informalidad en Colombia se redujo en cerca de 15 puntos. La ruta para la formalización de las empresas la pre- senta el presidente de la Confederación de Cámaras de Comercio, Julián Domínguez. El manejo de la informalidad minera, ya de por sí complejo, se complicó aún más en 2001 cuando se modificó el Código de Minas, según lo explica Édgar Roa, funcionario de la Contraloría. Un viaje al universo de la adjudicación de los baldíos en Colombia, y a los problemas de la falta de titula- ción y registro de las tierras por el superintendente de Notariado, Jorge Enrique Vélez. En un detallado análisis, el exministro Juan Camilo Restrepo, plantea que, en lo referente al agro, el Gobierno no ha pactado con las FARC nada que no se pueda cumplir sin cambiarle una coma a la Constitución. María Mercedes Cuéllar, quien por muchos años fue presidenta de Asobancaria, analiza por qué la informalidad financiera en Colombia también es motivo de preocupación. Contenido
  • 4. ECONOMÍA COLOMBIANA 3 CONTENIDO COYUNTURA ANÁLISIS HISTÓRICO Variables macro destacadas en 2014 y avance de 2015 Primera gran encuesta nacional de víctimas Radiografía del desarme, la desmovilización y la reintegración en Colombia 2010-2014 ¿Porqué fracasan los proyectos? La convención de las Naciones Unidas contra la corrupción y su implementación en Colombia Recuerdos de un Ministro de Hacienda 88 57 69 79 83 94 Una lectura sobre lo que pasó en el primer trimestre de 2015 con la inflación, la tasa de cambio y el precio del petróleo. La Contraloría General de la República, por primera vez en su historia, llevó a cabo una Encuesta Nacional de Víctimas. Las revelaciones más importantes de este estudio los encuentra en esta edición de la revista. La Contraloría General hizo una tarea importante de recolección de datos de todas las entidades involucradas en la desmovilización de paramilitares y guerrilleros: el cruce de estos datos presenta resultados interesantes. Este análisis de la Contraloría Delegada para Minas y Energía demuestra cómo los grandes proyectos energéticos del país tienden siempre a demorarse en su implementación. La explicación de por qué Colombia está rezagado en el uso de dos herramientas que le da Naciones Unidas para combatir la corrupción: la recuperación de activos y las declaraciones de bienes y rentas. En un relato tejido con interesantes anécdotas, el ex- ministro Abdón Espinosa Valderrama cuenta cómo se enfrentó de manera diplomática e inteligente al Fondo Monetario Internacional a mediados de los años sesenta. 69 // Radiografía del desarme, la desmovilización y la reintegración en Colombia 2010-2014 Estudios de la Contraloría General de la República
  • 5. ECONOMÍA COLOMBIANA4 EDITORIAL Editorial La Revista Economía Colombiana es una publicación de la Contraloría General de la República que ostenta el honroso título de ser la más antigua en su género de las que circulan en nuestro país. La edición que usted tiene en sus manos es la primera bajo el liderazgo de la nueva administración. Por lo que la revista ha significado como medio de di- fusión de ideas e iniciativas sobre nuestro transcurrir económico; por lo que representa para la sana contro- versia de ideas en un clima de respeto intelectual; y, por ser un vehículo apropiado para difundir el trabajo que realizan los funcionarios de la Contraloría, la Revista contará con el apoyo irrestricto de la alta dirección de la entidad. Propósito para el cual hemos decidido estar acompaña- dos por un selecto grupo de colombianos como miem- bros del Consejo Editorial de la publicación. Por su for- mación, por su experiencia y por el servicio que le han prestado a nuestra institucionalidad, su guía y consejo son prenda de garantía de que la publicación analizará desde una perspectiva amplia y pluralista las distintas temáticas que en ella se aborden. Con la asesoría de ellos acordamos que cada número de la Revista contendrá tres secciones. En la primera se abordará, bajo distintas perspectivas temáticas y enfo- ques metodológicos, un tema central sobre el cual la Contraloría General de la República esté interesada en llamar la atención de las ramas del poder público y de la ciudadanía, a fin de que sobre el mismo se repiensen ac- ciones de política pública que contribuyan a solucionar la problemática que se presenta o a fortalecer aquellas líneas de acción en las que ya se venga trabajando. En la segunda gran sección se dará a conocer el trabajo que en distintas áreas adelantan los funcionarios de la Contraloría quienes bajo su responsabilidad expondrán las fortalezas y debilidades de las políticas públicas que analicen. Finalmente, en la tercera sección se insertará un texto que recoja, con vocación histórica, el recuento de un episodio que por su significación constituya un hecho digno de conservarse con especial ahínco en la memoria de los colom- bianos. Bajo esos principios este número contiene, como tema central, una visión multifacética de la informa- lidad como hecho político institu- cional que debilita las que deberían ser relaciones entre iguales, y por lo tanto deteriora la confianza entre los ciudadanos. Y como fenómeno económico-jurídico que afecta la cantidad y calidad de los bienes y servicios que se producen en nues- tra sociedad, en cuanto supone la inobservancia de normas de distinta naturaleza. De esta manera, el lector encontra- rá en los textos que siguen distintas visiones sobre el impacto de la infor- malidad en el mercado laboral, en la tenencia y disfrute de la propiedad territorial, en especial en la fase del posconflicto; en el ejercicio de la ac- tividad empresarial en general, y en particular en su significación para el sector financiero y para la minería. Como se advierte al examinar en detalle las propuestas que aquí se presentan, como es el caso de avan- zar en la formalización del mercado Una nueva era
  • 6. ECONOMÍA COLOMBIANA 5 EDITORIAL Por lo que la revista Economía Colombiana ha significado como medio de difusión de ideas e iniciativas sobre nuestro transcurrir económico; por lo que representa para la sana controversia de ideas en un clima de respeto intelectual; y por ser un vehículo apropiado para difundir el trabajo que realizan los funcionarios de la Contraloría, la Revista contará con el apoyo irrestricto de la alta dirección de la entidad. laboral, éstas lejos de ser unánimes en algunos puntos discrepan abier- tamente. Un hecho que no es casual pues responde al propósito explícito de dar a conocer enfoques distintos sobre un mismo tema a fin de enri- quecer su comprensión y análisis. En lo que respecta a la difusión del trabajo que realiza la Contraloría para valorar la implementación de las políticas públicas, las temáticas abordadas incluyen reflexiones so- bre la lucha contra la corrupción, la caracterización de las víctimas del conflicto armado, las implicaciones del desarme, la desmovilización y la reintegración, la brecha de la im- plementación de los proyectos del sector energético y un análisis de la situación coyuntural por la cual ha venido atravesando la economía colombiana en los últimos meses. Temas que demuestran el perma- nente interés del trabajo de nuestra institución por contribuir a mejores decisiones de la política pública en múltiples áreas. En la sección final se incluye un texto del señor ex Ministro Abdón Espino- sa Valderrama que recoge su visión sobre lo que fue la negociación con el Fondo Monetario Internacional a mediados de los años sesenta. Un episodio que determinó no sólo la instauración del régimen cambiario que estuvo vigente en nuestro país por más de veinticinco años, si no que significó el ejercicio del poder autónomo de las autoridades nacio- nales frente al querer disímil de esa entidad multinacional. Visiones múltiples, rigor e informa- ción es lo que nos trae, entonces, el presente número de la Revista Eco- nomía Colombiana. Edgardo José Maya Villazón Contralor General de la República
  • 9. ECONOMÍA COLOMBIANA8 Lecciones de un Para el exdirector de la Dian, la informalidad no es una categoría económica, sino el reflejo de cómo se ejerce el poder en la sociedad. En el caso de Colombia, dice, se trata de una sociedad brutalmente estratificada y la redacción de las leyes laborales y tributarias, que contribuyen a la formalización, será fácil de tramitar solo el día que queramos vivir todos como iguales. Juan Ricardo Ortega* Terremoto La informalidad no es un fenómeno económico; su naturaleza es política. Es un reflejo de las relaciones de poder en la sociedad. Un ejemplo puede ayudar a ilustrar lo que quiero decir. En mayo del 2012, una bella ciudad italiana, Módena, sufrió un fuerte te- rremoto. La ciudad natal del tortellini y del parmigiano-reggiano vio cómo las inmensas torres de queso añejo se derrumbaban, destruyendo el capital de sus agricultores. Miles de quesos aplastados, sin la textura y sabor que logran luego de una lenta maduración, representaban la potencial quiebra de toda una industria, tal vez incluso el fin de una tradición milenaria. Pero, a pesar de que Modena-Ferrara es la casa de uno de los más emblemáticos símbolos de riqueza, clase y éxito del mundo, la Ferrari, sus ciudadanos tienen un profundo sentido de comunidad y sus relaciones se sustentan en la confianza. La academia describiría todo esto como capital social. Y fue precisamente ese sentido de comunidad, de pertenencia, el que llevó al famosísimo chef Massimo Butturas, uno de los tres más importantes del mundo y un genio de la cocina, a inventar un risotto parmigiano reggiano para ayudar a sus conciudadanos. Su nombre y la masiva difusión de su receta en redes sociales permitieron vender todos esos quesos destruidos. Su plan fue un éxito total; el nuevo risotto llegó a hogares en todos los rin- cones del planeta, y más de 40 mil familias compraron volúmenes sin pre- cedente del delicioso, aunque magullado y prematuro queso. Todos estos consumidores, sin saberlo, colaboraron para salvar una tradición milenaria y a cientos de familias dedicadas a este hermoso oficio. http://www.saveur. com/article/food/massimo-botturas-revolutionary-risotto. Los queseros italianos nunca se considerarían a sí mismos trabajadores informales, como tampoco lo harían los meseros de sus restaurantes, ni la cocinera, que allá es una reconocida artista de la buena mesa, ni los proveedores. El sentido de respeto, amistad y confianza prevalece en esa sociedad; es el mediador por excelencia de las relaciones humanas y econó- micas. El famoso chef Butturas admira, estima y quiere a su cocinera, por ser quien es, por su calidad huma- na y por su conocimiento ancestral. En estas sociedades la autoestima y el sentirse valorado no se derivan de los familiares, de los amigos o de los cargos y títulos que se ostentan; lo que importa es la pasión y dedi- cación al propio trabajo. En el caso de nuestra chef de Modena, su au- toestima deriva de su experiencia y conocimiento de la tradición, cua- lidades que sólo se transmiten ha- ciendo, con práctica. No hay texto o narración que logren describir tan- tos detalles sutiles: olores, texturas, temperatura, etc. En el restaurante de Massimo nadie piensa en calcular la productividad marginal de su trabajo. El salario no es una fórmula. La gente importa, y su remuneración y sus aportes a la seguridad social son parte del bien- estar que todos deseamos para quie- nes son parte de nuestros afectos. Por supuesto, esta descripción puntual no pretende dar cuenta de todas las relaciones laborales posibles. Como es obvio, la gran mayoría de ellas no están mediadas por afecto o emoción alguna. Pero lo que esto ilustra es que existen dimensiones determinantes en la evolución de una sociedad que son emotivas, emocionales, y no res- TEMA CENTRAL * Exdirector de la Dian, exviceministro de Hacienda; y exsecretario de Hacienda de Bogotá. Hoy trabaja en el BID. Economista, Máster en Finanzas, Economía y Matemáticas y candidato a Doctor en Desarrollo Económico de la Universidad de Yale.
  • 10. ECONOMÍA COLOMBIANA 9 TEMA CENTRAL ponden a fríos cálculos científicos; dimensiones que teorías como la gerencia científica de F. W. Taylor ignoran, en favor de un frío mode- lo matemático que deshumaniza al trabajador. Para Taylor los em- pleados no son seres humanos; son máquinas que, a fuerza de repetir la misma serie de acciones, logran un mayor rendimiento y minimizan los errores. Y son muchos los lenguajes que, como este, a lo largo de la his- toria han deshumanizado al débil y facilitado su brutal explotación. El lenguaje moldea la comprensión del mundo que nos rodea y determi- na nuestro espacio de la acción. Un ejemplo conocido en nuestras socie- dades es la imagen mental del “in- dio”, término usado para denigrar e incluso insultar al otro que arras- tra siglos de penosa explotación de nuestras poblaciones ancestrales. El lenguaje y la tradición han legitima- do en nuestras mentes la asociación del “indio” a un ser que se puede ex- plotar, abusar, humillar y desechar: unabestia.Obviamente,susvincula- ciones laborales las clasificamos es- tadísticamente como informalidad, pero este no es el problema. Estas poblaciones no son informales por una característica inherente; lo son porque a nadie se le da la gana ha- cer cumplir la ley, y porque no hay entidad pública o juez que esté dis- puesto a defenderlos. Porque hay una generalizada tolerancia a estas realidades. http://losinformantes. noticiascaracol.com/reviva-la-emi- si%C3%B3n-74-de-los-informan- tes-1583-capitulo?historia=1580 Como director de la DIAN, busqué que la institución empleara todos los medios a su alcance en lograr que a los indígenas wayúu se los empleara en condiciones dignas. La directora de aduanas, Claudia Gavi- ria, se esforzó porque la concesión portuaria, Penseport, cumpliera sus obligaciones de ley. Pero lograrlo ha sido imposible. Hasta el momento no ha habido poder humano que lo- gre transformar la situación de los wayúu. Los representantes, sena- dores y gobernadores de la región, que dicen querer a su gente, han ejercido todas las presiones imagi- nables para continuar esta infame explotación del débil. A nadie le duele la dramática penuria de este pueblo; la masacre de 2004 de las líderes wayúu ni siquiera es parte de nuestra historia. Los narcos y con- trabandistas que usan este puerto son los que tienen voz y voto. La realidad, aunque incómoda, es que en Colombia no importan estos “in- dios”; no se los considera humanos. Son una tuerca más en un engrana- je tayloriano diseñado para traficar drogas, lavar con contrabando, pro- ducir elecciones y los millones que las acompañan. Pero esta situación social, que per- petúa la “informalidad” de la activi- dad económica de los débiles, no se limita al caso de los wayúu. En Co- lombia la mayoría de las relaciones no son colaboraciones entre igua- les; son ejercicios de poder. No es casual que la frase “usted no sabe quién soy yo” se repita una y otra vez a lo largo y ancho del país. Es por eso que la lucha contra la informalidad no es una lucha téc- nica, ni depende simplemente del diseño de mejores políticas o herra- mientas. El país no va a avanzar en este asunto si sigue centrado en las definiciones de informalidad de los economistas. Como en el caso de la gerencia tayloriana, estos con- En mayo de 2012, una bella ciudad italiana, Módena, sufrió un fuerte terremoto que podía significar la quiebra de la industria de los quesos.
  • 11. ECONOMÍA COLOMBIANA10 TEMA CENTRAL ceptos son asépticos. Describen un fenómeno político, social, como una fría y lejana característica de un sistema, una imperfección de una compleja máquina de engranajes abstractos. Y por eso el debate se da como si aquello que ocurre fuese producto de fuerzas naturales. Al hablar de “informalidad” usamos un lenguaje que oculta la realidad de los hechos. Hay informalidad porque hay poder y voluntad para imponer condiciones laborales, a ve- ces infrahumanas, sobre millones de nuestros congéneres. Sin embargo, hablamos y estudiamos el proble- ma como si no estuviese mediado por decisiones y voluntades huma- nas; como si fuese algo así como un cataclismo o plaga que afectara a nuestro pueblo. Las definiciones que usamos de “informalidad” se circunscriben a la carencia de un registro mercantil, o a contar con empleados sin el cumplimiento de las obligaciones de ley, o a describir a quien no lleva su información con- table y cumple correctamente sus obligaciones tributarias, o a quien opera un establecimiento o vehícu- lo que no cumple los estándares en seguridad industrial o sanitarios. Los recicladores son otro ejemplo. Ellos proveen entre el 20 y el 30 por ciento de los materiales para empaques de nuestra industria. En todo el mundo la cadena del reci- claje está regulada y es parte de los servicios públicos domiciliarios, pero en Colombia la legislación de 2001 se quedó sin regular. Los co- lombianos no sólo pagan uno de los costos más elevados por la recolec- ción de sus desechos, sino que en nuestro país el reciclaje sigue sin regulación, en manos de intereses privados que se lucran a costa de los empresarios independientes del reciclaje: Botella papel Inc. El sector del transporte pesado en Colombia, otro más que está plaga- do de “informales”, es otro ejemplo. Como director de la DIAN tuve el honor y privilegio de contar con la amistad, confianza y paciencia de este gremio. Claramente, las rela- ciones de poder entre los llamados “empresarios del transporte” y los camioneros y dueños de camiones están desequilibradas. A estos úl- timos, debido a su “informalidad”, se les descuentan todo tipo de di- neros de lo que debería ser su fac- tura, aprovechando que necesitan el efectivo y que no declaran im- puestos. Sin duda, las normas co- lombianas no están diseñadas para beneficiar al camionero; los costos de cumplimiento son absurdos, y la complejidad de las regulaciones es abrumadora. Pero esta no es la raíz del problema. El hecho de que el transporte no tenga IVA no es azar ni un asunto económico, como tam- poco lo es que muchos de los cos- tos ficticios que se reportan tengan que ver con transporte. Mientras el sistema siga requiriendo generar gastos falsos para sacarles dinero a las empresas para financiar otros emprendimientos, la realidad de los camioneros seguirá siendo la misma: indefensión. El poder lo se- guirán teniendo quienes logren las autorizaciones del ministerio, y a los camioneros les tocará seguir co- rriendo los riesgos de su durísima la- bor y agradecer cuando les acepten la factura, para después proceder a transformarla en efectivo con un 10% de descuento, si no quieren es- perar dos o tres meses por su pago. Por esto repito: la informalidad no es una categoría económica, sino el reflejo de cómo se ejerce el poder en una sociedad. Es un problema político y social. No es un problema científico. El día que en Colombia queramos vivir todos como iguales, la redacción de las leyes laborales y tributarias correspondientes será fá- cil de tramitar. Pero en Colombia no se ha hecho esa labor porque es una sociedad brutalmente estratificada, y en el subconsciente no nos vemos como iguales, no nos sentimos par- te de una misma comunidad. Inclu- sive algunos ven bestias, semovien- tes, en sus pobres compatriotas. En Colombia nuestra cocinera no es una amiga entrañable con quien disfrutamos juntos. El lenguaje que usamos habla por sí solo: sirvien- ta, muchacha, doméstica, criada. Además, todos sabemos que entre menos se le pague a “esa gente”, nosotros, los afortunados, nos hare- mos más ricos. La lucha contra la informalidad no es una lucha técnica, ni depende simplemente del diseño de mejores políticas o herramientas. El país no va a avanzar en este asunto si sigue centrado en las definiciones de informalidad de los economistas. Como en el caso de la gerencia tayloriana, estos conceptos son asépticos. Describen un fenómeno político, social, como una fría y lejana característica de un sistema, una imperfección de una compleja máquina de engranajes abstractos. Y por eso el debate se da como si aquello que ocurre fuese producto de fuerzas naturales.
  • 12. ECONOMÍA COLOMBIANA 11 TEMA CENTRAL Pero como el asunto es complejo, vale la pena aclarar que en ningún momento estoy hablando de una sim- ple conspiración de clases, o de una maquiavélica ex- plotación del pobre por parte del rico. Todas las socie- dades atraviesan períodos en los cuales unas minorías cercanas al poder acumulan enormes fortunas a costa dela mayoría. El problema es cuando esas minorías se dedican a las PPPs (parranda, putas y plata) en vez de a construir instituciones, universidades, empresas y Es- tado. El punto es de fondo. A muchos colombianos no les importa lo que les pase a los demás. No les importa contaminar los ríos de Caucasia con toneladas de mer- curio, envenenando a millares de pobladores. No les importa la vejez de los indígenas wuayúu explotados como coteros en una flamante concesión portuaria po- líticamente intocable en la bella y trágica Bahía Portete. No les importan los hijos y las familias de las empleadas de empresas textiles en Cali, donde los negocios se es- tructuran sin capital con la colaboración de los bancos, que aceptan como colateral fiducias en garantía para subvertir toda la legislación sobre la prevalencia de las obligaciones en una liquidación; es decir, se les paga a los bancos primero y se joden las trabajadoras. Y la explicación es sencilla: esto ocurre porque se pue- de. Porque se tiene el poder para hacer fortuna a costa de otros con total impunidad. Porque “¡usted no sabe quién soy yo!” Los wayúu saben que los dueños de la concesión son también dueños de sus vidas, ya que controlan la úni- ca fuente de ingreso en la región. Están desamparados; el Estado no ha llegado por allá. De la misma manera, nuestras mujeres cabeza de familia saben que tienen que trabajar calladas o se quedan en la inopia, y nuestro “empresario” textil sabe que puede quebrar la empre- sa cuando se le dé la gana, sin importar qué les pase a las empleadas, porque no tiene nada que perder. Sus activos, su riqueza, están protegidos por patrimonios autónomos, y lo único que él debe registrar en su pau- pérrima empresa son costos en la forma de leasing ope- rativos. La forma prevalece sobre la sustancia, sobre el fondo, y esto queda impune por la pobreza de nuestras instituciones judiciales. La muy inteligente observación de Adam Smith sobre la importancia de la libre interacción de los ciudadanos, como mecanismo virtuoso para la toma de decisiones y asignación de recursos, es verdad y funciona porque opera en sociedades con muy desarrollado capital so- cial y sistemas judiciales milenarios. La justicia es una institución admirada y reconocida por todas las partes de estas sociedades. No hay la menor duda de que, in- distintamente de la mezquindad de muchos, el merca- do es un óptimo vehículo para generar prosperidad para todos. Sin embargo, esto ni legitima ni valida el abuso del otro. Los abusos de la posición dominante, los car- teles y los monopolios se castigan duramente, y los ricos tramposos se van a la cárcel en las mismas con- diciones que el ladrón de la calle; ambos se van a prisión, y no se les da casa por cárcel en su cómodo apartamento de El Poblado (véase las circunstancias de la prisión de Madoff). El sistema judicial castiga de forma efectiva a quienes abusan del otro, así como a quienes disfra- zan en elegantes formas jurídicas y societarias la verdadera naturaleza de sus intenciones. Mis premios Nobel favoritos han creado modelos matemáticos que de forma impecable ilustran cómo el oportunismo, el actuar a escon- didas, es la verdadera plaga de la convivencia en comunidad. Si el empleador puede incumplir sus obligaciones de ley con el emplea- do, lo va a hacer si sabe que se pue- de salir con la suya. Igualmente, la cantidad y la calidad de los produc- tos se van a adulterar si se anticipa impunidad. Lo que ilustran estos modelos es que la existencia de la propiedad privada y de un sistema A muchos colombianos no les importa lo que les pase a los demás. No les importa contaminar los ríos de Caucasia con toneladas de mercurio, envenenando a millares de pobladores. No les importa la vejez de los indígenas wuayúu explotados como coteros en una flamante concesión portuaria políticamente intocable en la bella y trágica Bahía Portete. No les importan los hijos y las familias de las empleadas de empresas textiles en Cali, donde los negocios se estructuran sin capital con la colaboración de los bancos, que aceptan fiducias en garantía para subvertir la legislación sobre la prevalencia de las obligaciones en una liquidación; es decir, se les paga a los bancos primero que a las trabajadoras.
  • 13. ECONOMÍA COLOMBIANA12 efectivo y eficiente de resolución de controversias son condiciones necesarias para vivir en un exitoso sistema capitalista. Si la mayoría de los agentes no tie- nen propiedad y/o el sistema judicial no opera adecuadamente, el capi- talismo se desfigura en una franca explotación del débil por parte del fuerte. Las sociedades esclavistas y feudales indiscutiblemente fueron modelos exitosos para las minorías que acumularon enormes fortunas y disfrutaron lujos sin límite. La de- bilidad de los regímenes de propie- dad en Córdoba, Urabá, Putumayo, Cauca, Meta, Vichada, etc., y el deprimente estado de nuestras ins- tituciones judiciales, son un claro reflejo de la verdadera problemática de nuestra sociedad. Si nuestros propios magistrados se pueden dar el lujo de evadir im- puestos en montos millonarios, y los patrimonios se pueden construir con base en tierras probablemente expropiadas a los débiles, ¿qué men- saje se le da a la sociedad? ¿Qué po- demos esperar del comportamiento de nuestros conciudadanos? Con esto lo único que busco es ilustrar que el problema no es téc- nico, sino político. Y que un nú- mero importante de nuestros po- derosos son beneficiarios de este desequilibrado sistema. Ellos y sus familiares pueden infundir pánico en jueces, empleados, funcionarios públicos y hasta policías si pronun- cian la mágica frase: “¿usted no sabe quién soy yo?” Por supuesto, uno sí sabe quiénes son, y hasta cómo han acumulado sus fortunas, y esto no es distinto de lo que ha sucedido en muchas sociedades a lo largo y ancho del planeta. Los seres humanos esta- mos programados para interesarnos en nuestros familiares y quienes nos son muy cercanos, y los otros nos pueden ser indiferentes. Sin embar- go, quienes logran reflexionar a fon- do sobre el devenir de esa sociedad en la que habitan, han encontrado que si no se resuelven estas siste- máticas injusticias, las mayorías se hartan y, si se coordinan, pueden destruirlo todo. Experiencias de ese tipo abundan: la revolución fran- cesa, la mexicana, la bolchevique, la nicaragüense, la salvadoreña. Venezuela es otro caso a estudiar. Los egos de sus líderes, casados en peleas intestinas, desacreditaron a los partidos políticos, generaron la percepción de una sociedad caduca y corrupta y destruyeron las estruc- turas organizadas de coordinación política. La revancha del chavismo no es sólo la genialidad de Chávez, o de Fidel a su sombra; fue la torpe- za de una clase política y empresa- rial que, enceguecida por el poder, literalmente mató a la gallinita de los huevos de oro. O como dicen al- gunos chavistas, no la mataron del todo; repartieron los huevitos entre muchos más. Es por esto que una ciencia, la eco- nómica, que al inicio del gobierno del presidente Santos sólo podía describir a 5 millones de colombia- nos como “empleados cuasi formal- mente”, 5 millones de los 23 mi- llones que de forma activa desean participar en la fuerza de trabajo, es una ciencia incompleta, por decir lo menos. Colombianos que en Cauca, Cesar, Putumayo, Guajira, Buena- ventura, Tumaco, entre otros, reci- ben remuneraciones muy por deba- jo del salario mínimo, sin ninguna acción efectiva por parte del minis- terio del trabajo o juzgado alguno. Colombianos que son víctimas de la debilidad institucional del siste- ma, de la carencia de un verdadero Servicio Civil y de la inexistencia de una digna carrera de servidor públi- co nacional. Las formas de vinculación al merca- do laboral de indígenas y afros, por otra parte, ameritarían un estudio por sí mismas. Sabemos que sus hijos aguantan hambre de forma sistemática, que muchos de ellos crecerán desnutridos con enormes limitaciones. También sabemos que en el sur del país sus jóvenes ruedan entre Putumayo, Tumaco, Cauca, Quindío y Caquetá, laborando como raspachines, con las manos destrui- das y sin opciones para partir. Las deudas de juego, trago y putas los amarran, y lo que parecía ser una lu- crativa labor se ha convertido en un par de grilletes. Hoy en día sólo 7.5 millones de co- lombianos disfrutan de un vínculo laboral más o menos razonable y equilibrado, y de esos un millón son empleados independientes que se cotizan a sí mismos un salario míni- mo. Y he aquí otro uso esquizofré- nico del lenguaje: “empresarios del rebusque” son aquellos a quienes queremos vincular a la sociedad con un salario mínimo, obligándolos a que ellos mismos cubran su seguri- dad social y sin proveerlos de esta- bilidad laboral alguna. Tal cual como los 15 días que millones de emplea- dos de las empresas de seguridad disfrutan año a año sin contrato para poder romper la continuidad la- boral. ¿Quién en su sano juicio pue- TEMA CENTRAL Los estudios de evasión y elusión realizados por la Unidad de Gestión Pensional y Parafiscales, desconocida institución de enorme trascendencia y altísimos estándares gerenciales, evidencian que en Colombia el 68% de los hogares evaden impuestos, y el sistema pierde 15 billones de pesos al año.
  • 14. ECONOMÍA COLOMBIANA 13 de creer que 15 días sin sueldo todos los años rompen una relación laboral de 10 a 15 años? La realidad de los 15 millones que constituyen la pobla- ción económicamente activa que falta por comprender en este modelo es muy heterogénea. Lo que es innega- ble es que en la mayor parte del territorio colombiano hay abusos innegables y la impunidad es total. Y algo sobre lo cual no deberíamos tener duda alguna es que hablar de formalidad no equivale a hablar del registro empresarial. Creo que es razonable acotar el problema al mercado laboral; es un inicio. Para el colombiano promedio la di- mensión humana debería ser la prioritaria. La seguridad social, la pensión y la salud son indiscutiblemente fac- tores que evocan formalidad, y por ende ameritan que se les dé prioridad. Los estudios de evasión y elusión realizados por la Unidad “UGPP”, desconocida institu- ción de enorme trascendencia y altísimos estándares gerenciales, evidencian que en Colombia el 68% de los hogares evaden impuestos, y el sistema pierde 15 billo- nes de pesos al año. El informal, el débil en la relación de poder, parecería abusar o beneficiarse del sistema al no cumplir con sus obligaciones tributarias ni regulato- rias, pero esto no es correcto. En un país donde la su- pervisión y la institucionalidad para combatir prácticas anticompetitivas no opera, muchos de los pequeños en- frentan condiciones de competencia tan adversas que se quedan sin opción. Un último ejemplo: los perfume- ros, que satisfacen los legítimos deseos de millones de colombianas, venden contrabando comprado en Pana- má al mismo distribuidor que importa legalmente. Esto es producto de un monopolio regulatorio generado por la supervisión sanitaria, que exige ridículos certificados para demostrar inocuidad de productos con más de 50 anios en el mercado. La informalidad de los perfumeros no es más que la exitosa segmentación de mercado de un monopolio, extrayendo rentas de forma óptima. La solución no es sancionar al “contrabandista de perfu- mes”. La sanción es aguas arriba, requiere llegar al po- deroso. Luchar contra la informalidad es luchar contra el poder. ¿Tendremos la voluntad? TEMA CENTRAL Juan Ricardo Ortega asegura que como director de la DIAN buscó por todos los medios a su alcance que una concesión portuaria (foto) en Bahía Portete, Guajira, cumpliera sus obligaciones de ley y empleara a los indígenas wayúu en condiciones dignas, “pero lograrlo ha sido imposible”. Cortesía:LeónDarioPeláez,RevistaSemana.
  • 15. ECONOMÍA COLOMBIANA14 de la informalidad A pesar de que Colombia hoy, en teoría, es un país de gente joven y por eso en ahorro pensional debería tener una ventaja conocida como ‘bono demográfico’; en la práctica, la informalidad laboral es tan alta que nos hace ver hoy como Japón, un país con muchos adultos mayores, y estamos perdiendo ese cuarto de hora demográfico. Santiago Montenegro* Efectos perniciosos Los efectos perniciosos de la infor- malidad en Colombia se notan en prácticamente todos los sectores de la sociedad y la economía. En la informalidad de la propiedad en el campo y en la precariedad de los catastros rurales está una de las fuentes del conflicto y de la violen- cia de nuestro país. Según Thomas Piketty, en Francia el proceso de for- malización de las tierras rurales es- taba prácticamente completo hace dos siglos y, más cerca de nosotros, un país como Perú lo comenzó a hacer 30 años atrás, liderado por Hernando de Soto. Entre nosotros, apenas ahora se están dando los pri- meros pasos serios para realizarlo. A la informalidad de la propiedad del campo hay que agregar la informali- dad de las viviendas y edificaciones de nuestras ciudades. Nadie tiene el dato exacto, pero muchos esti- man que dos terceras partes de las edificaciones de las ciudades son informales. En una cifra semejante se estima la informalidad empresa- rial, compuesta especialmente por micro, pequeñas y medianas empre- * Presidente de la Asociación Colombiana de Ad- ministradoras de Fondos de Pensiones y Cesan- tías, Asofondos. Magíster en Economía de la Uni- versidad de los Andes, Master of Science (MSc) en Economía de la London School of Economics, y PhD de la Universidad de Oxford. TEMA CENTRAL sas. Y, para completar este cuadro, la informalidad laboral alcanza el 65% de la población ocupada y, si se suma la población desempleada, entre la informalidad y el desempleo se alcanza el 70% de la población económi- camente activa. En números redondos, de los 21 millones de trabajadores que hay en el país, un poco más de 7 millones cotizan a la seguridad social contributiva, excluyendo los jubilados que cotizan a salud. Para dar una cifra comparativa, en España, que tiene unas cifras laborales casi idénticas a las nuestras, cotizan unos 9 millones de trabajadores más que nosotros. En la siguiente tabla se observan los valores relacionados a la población colombiana comparada con los datos de España y Chile. Comparación datos España, Chile y Colombia (2014) PET: Población en Edad de Trabajar. PEA: Población Económicamente Activa. PO: Población Ocupada. Cuadro 1 Cifras en miles Colombia % Chile % España % Población Total 46.231 100 17.557 100 46.507 100 PET 36.762 79,5 12.065 68,7 38.483 82,7 PEA 23.534 50,9 8.379 47,7 22.883 49,2 PO 21.419 46,3 7.904 45 16.950 36,4 Cotizan 7.507 16,2 5.339 30,4 16.269 34,9 Informales 13.912 2.565 681 Las consecuencias de las diferentes formas de informalidad son preocupan- tes. Primero, es una de las causas del conflicto y continuará siéndolo en tanto no se actualicen y modernicen los sistemas de catastro en el campo. Segundo, es un freno al desarrollo económico, pues activos que pueden alcanzar un porcentaje muy elevado del Producto Interno Bruto están fue-
  • 16. ECONOMÍA COLOMBIANA 15 TEMA CENTRAL ra de la circulación del mercado de capitales y no están sirviendo para apalancar inversiones y oportuni- dades. Además, la falta de títulos y su falta de claridad aumentan los riesgos de las inversiones formales, como se ha demostrado en las gran- des obras de infraestructura y en la inversión empresarial en el campo. Tercero, en esta enorme informali- dad se encuentra una de las causas de la crisis fiscal del país, pues muy pocas empresas y personas jurídicas formales se han visto obligadas a sostener las cargas de todo un país que reclama un Estado del bienestar que, en estas condiciones, es impo- sible sostener. La última reforma tri- butaria elevó la tasa del impuesto de renta a las empresas a niveles de 42- 45%, lo que convierte a Colombia en un país poco atractivo para la inver- sión de nacionales y extranjeros. Causas de la informalidad La informalidad tiene múltiples cau- sas y ella misma es generadora de efectos perniciosos, los cuales, a su vez, agravan las condiciones de la informalidad. Muchas de las causas de la informalidad tienen que ver con la regulación y las normas que rigen una sociedad, como el costo de ser formal (impuestos, trámites etc.), entre otras muchas. Pero la informalidad laboral también está atada, por ejemplo, a la evolución de la productividad. Una economía puede ser altamente informal por- que tiene una baja productividad y, en forma contraria, la informalidad misma puede ser una de las causas principales del estancamiento de la productividad. Es decir, la causali- dad opera en ambas direcciones y eso hace aún más difícil implemen- tar medidas de política para corregir estos fenómenos. Para visualizar solo una causa de la informalidad laboral en Colombia, en la siguiente gráfica, según datos de la OCDE para 2013, se constata el papel que puede jugar el salario mínimo como una de sus causas, en varias regiones del país. Según esta gráfica, el salario mínimo no cumple su función esperada de ser un piso para el mercado laboral, pues al observar la relación entre el salario míni- mo como proporción de ingreso medio y mediano, en todas las regiones, con excepción de Bogotá, se evidencia que no cumple con dicha condición esencial. En algunas regiones el salario mínimo es incluso mayor al salario mediano, por lo cual no debe extrañar que la tasa de informalidad sea in- creíblemente alta. Gráfica 1 Salario mínimo, tasa de informalidad e ingresos medios por regiones. Fuente: OCDE, “Reducing income, inequality and informality” (2013). Ingreso medio Ingreso mediano Tasa de informalidad (eje derecho)Salario mínimo 1.200 1.000 800 600 400 200 0 Milesdepesos Porcentajedeinformalidad 80 70 60 50 40 30 20 10 0 Bogotá Oriental Central Atlántica PacíficaAntioquia Valle del Cauca Mientras no se tomen medidas para atacar de raíz las causas de la infor- malidad, se continuará padeciendo los efectos de la misma. En este senti- do, es importante resaltar que medidas como la reforma de 2012, la cual eliminó parte de los costos no salariales fue un gran paso en la dirección correcta, pues la información disponible permite afirmar que un porcentaje creciente del empleo generado desde entonces ha tendido a ser formal. Si queremos tener un mercado laboral formal, tenemos que crear los in- centivos correctos para que las empresas efectivamente puedan contratar muchos más empleados bien remunerados y logremos de una vez romper con esa sociedad dual que se ha ido formando a lo largo de los años, con un grupo de personas con empleos formales y altamente remunerados y otro grupo con empleos informales, de bajos ingresos y sin acceso a la seguridad social. La informalidad y la demografía Un aspecto poco tratado pero con grandes consecuencias es la relación entre la informalidad laboral y la transición demográfica. Esta relación es esencial para entender las dinámicas económicas, sociales e incluso po- líticas de los países. Y, en este sentido, por supuesto, Colombia no es la excepción. Tenemos razones para celebrar que aún somos un país joven, en donde han caído las tasas de mortalidad y de fertilidad y que ha visto crecer mucho la
  • 17. ECONOMÍA COLOMBIANA16 TEMA CENTRAL esperanza de vida al nacer. Como consecuencia, Colombia está gozando del llamado bono demográfico, el cual hace referencia a una proporción relativamente alta de población en edad de trabajar, con respecto a los menores de 15 años y a los mayores de 65. Este es un bono o un beneficio porque una parte importante de la población total está trabajando, gene- rando ingresos, ahorrando, pagando impuestos y contribuciones a la segu- ridad social, y, además, porque esta es la fracción de la población que más interés y conocimiento tiene para aumentar la innovación de una sociedad promoviendo un mayor crecimiento económico. Esta es una oportunidad única que, bajo unas reglas claras y coherentes, pueden configurar un pe- riodo de transición que marque la diferencia entre un país pobre y atrasado y uno desarrollado. No sobra enfatizar que, gracias a haber aprovechado plenamente las oportunidades que brinda esta transición demográfica, paí- ses desarrollados, como Japón y la mayoría de los europeos, lograron obte- ner las altísimas rentas per cápita que tienen hoy en día. En las siguientes gráficas, se presenta la evolución de la estructura pobla- cional de Colombia según edad para un período extenso de tiempo y las proyecciones hacia finales del siglo XXI. Hacia mediados del siglo XX, había muchos niños, relativamente pocos trabajadores y muy pocos adultos ma- yores. Esta situación era consecuencia de una gran natalidad, una caída en la tasa de mortalidad infantil y una esperanza de vida al nacer de apenas unos 48 años. Con el paso del tiempo, la proporción de la población en edad de trabajar aumenta e, igualmente, se incrementa la población de adultos mayores. Visualmente eso se expresa en la conversión de las pirá- mides de edades en formas de barriles hacia finales del presente siglo. Gráfica 2 Estructura poblacional Colombiana Fuente: DANE, GEIH, cálculos del autor. 0-4 5-9 10-14 15-19 20-24 25-29 30-34 35-39 40-44 45-49 50-54 55-59 60-64 65-69 70-74 75-79 80+ Pirámide poblacional Colombia 1950 Mujeres Hombres -20% -15% -10% -5% 5% 10% 15% 20%0 -20% -15% -10% -5% 5% 10% 15% 20%0 0-4 10-14 20-24 30-34 40-44 50-54 60-64 70-74 80-84 90-94 100+ Mujeres Hombres Pirámide poblacional Colombia 2010 -20% -15% -10% -5% 5% 10% 15% 20%0 0-4 10-14 20-24 30-34 40-44 50-54 60-64 70-74 80-84 90-94 100+ Mujeres Hombres Pirámide poblacional Colombia 2050 -20% -15% -10% -5% 5% 10% 15% 20%0 0-4 10-14 20-24 30-34 40-44 50-54 60-64 70-74 80-84 90-94 100+ Mujeres Hombres Pirámide poblacional Colombia 2100
  • 18. ECONOMÍA COLOMBIANA 17 TEMA CENTRAL Colombia está gozando del llamado bono demográfico, ésta es una oportunidad única que, bajo unas reglas claras y coherentes, puede configurar un periodo de transición que marque la diferencia entre un país pobre y atrasado y uno desarrollado. Bajo la estructura poblacional actual, se tiene que la tasa de dependencia total (es decir población menor a 15 años y mayor a 65) sobre la población en edad de trabajar es de 51.9% mientras que la tasa de dependencia de los adultos mayores es de 10%. Pero lo más crítico de la demografía para una sociedad es que estas pro- porciones entre grupos poblacionales no son estáticas, sino que cambian drásticamente a lo largo del tiempo. Consistente con las pirámides pobla- cionales, en la gráfica siguiente, se ha graficado solo la relación entre los adultos mayores y la población en edad de trabajar para Colombia, Chile, España y Japón. Según estas cifras, Colombia tiene aún casi 10 personas en edad de trabajar por cada adulto mayor, otra expresión del bono demo- gráfico, que supuestamente estamos gozando. Chile tiene una relación menor y, en el otro extremo, tenemos a Japón, un país donde hay ya mu- chos adultos mayores y en donde dicha relación es de dos a uno. Quizá el punto más importante a resultar es que, si bien en Colombia dicha relación es de 10 a 1, en un par de décadas estará en 4 a 1, y hacia finales de siglo será semejante a la que hoy en día tiene Japón. Gráfica 3 Salario mínimo, tasa de informalidad e ingresos medios por regiones. Fuente: Naciones Unidas, cálculos del autor. 12 14 16 18 10 8 6 4 2,3 3,6 6,5 10 2 0 1950 1955 1960 1965 1970 1975 1980 1985 1990 1995 2000 2005 2010 2015 2020 2025 2030 2035 2040 2045 2050 2055 2060 2065 2070 2075 2080 2085 2090 2095 2100 Númerodepersonasenedaddetrabajar porcadaadultomayor ColombiaChileJapón España Como consecuencia, un país como Colombia debe planear y diseñar sus políticas en todos los órdenes, pero, especialmente, en su seguridad social, teniendo en cuenta estos cambios demográficos tan drásticos. Colombia deberá prever, invertir y ahorrar los recursos necesarios para cuando la pobla- ción adulta sea mucho mayor, tanto en términos absolutos como relativos. Informalidad y bono demográfico Estos cambios demográficos presentan, en sí mismos, un desafío muy grande, pero, infortunadamente, los retos y desafíos son aún mayores y más costosos, precisamente, por cuenta de la informalidad laboral. Esta situación, se ilustra en la gráfica 4 que muestra cómo se transforma la pi- rámide de población, cuando se la estima sólo con los trabajadores que cotizan a la seguridad social: se observa claramente la fuerte reducción de la proporción de población en edad de trabajar que efectivamente cotizan con respecto al total de la población.
  • 19. ECONOMÍA COLOMBIANA18 TEMA CENTRAL Como se mencionó anteriormente el bono demográfico es un beneficio siempre y cuando la población trabajadora efectivamente genere ingresos al fisco, ahorro e inversión formal. Cuando solo el 34% de los trabajadores realmente son formales las ganancias del bono demográfico en materia de seguridad social se pierden casi que completamente. Esta situación se ilustra en la siguiente gráfica que muestra la relación entre la población de adultos mayores y la población en edad de trabajar, anteriormente presen- tada, pero señalando los efectos de la informalidad. La informalidad hace que, en lugar de estar situados en un punto como A, en donde la relación es de la 10 a 1, estemos realmente en un punto como B, en donde la relación entre adultos mayores y la población en edad de trabajar es de 2. Es decir, es como si la informalidad nos envejeciera prematuramente y nos forzara a alcanzar la relación que, en un proceso natural, hubiésemos alcanzado hacia finales del siglo XXI. En forma semejante, la informalidad nos hace ver como un país como Japón, pero no con los altísimos ingresos de ese país, sino con una renta per cápita significativamente inferior. Claramente, la informalidad nos está haciendo perder el llamado bono demográfico. Gráfica 4 (600.000) (400.000) (200.000) 200.000 400.000 600.0000 17 22 27 32 37 42 47 52 57 62 67 72 77 82 87 92 97 Mujeres Hombres Estructura poblacional (600.000) (400.000) (200.000) 200.000 400.000 600.0000 17 22 27 32 37 42 47 52 57 62 67 72 77 82 87 92 97 Mujeres Hombres Cotizantes y pensionados Fuente: DANE, GEIH. Gráfica 5 Personas en edad de trabajar por cada adulto mayor Fuente: Naciones Unidas, cálculos del autor. ColombiaJapón 12 14 16 18 10 8 6 4 2,1 A B C 2 0 1950 1955 1960 1965 1970 1975 1980 1985 1990 1995 2000 2005 2010 2015 2020 2025 2030 2035 2040 2045 2050 2055 2060 2065 2070 2075 2080 2085 2090 2095 2100 Personasenedaddetrabajarporcadaadultomayor
  • 20. ECONOMÍA COLOMBIANA 19 TEMA CENTRAL Consecuencias de la informalidad para la seguridad social Las implicaciones de la alta infor- malidad laboral son ampliamente conocidas, pero si las analizamos a la luz de la transición demográfica sus efectos son aún más desalenta- dores. Por ejemplo, en términos de seguridad social el hecho de tener una baja tasa de cotización de una proporción muy grande de la pobla- ción, implica que cuando esta pobla- ción llegue a la edad de jubilación sus aportes y/o semanas requeridas para tener pensión serán insuficien- tes, derivando en grandes presiones fiscales para lograr otorgarles un in- greso permanente en la vejez. Pero estas presiones fiscales no se evi- denciarán solamente cuando la po- blación envejezca. Ya hoy en día, el recaudo es muy inferior al que se po- dría estar obteniendo por el efecto de la informalidad sobre los impues- tos generales y las cotizaciones a la seguridad social. Entre otras, esta es una de las razones por la cual es tan alto el déficit fiscal que se presen- ta año tras año, cuando, gracias al bono demográfico, se debería estar en una etapa de acumulación, tanto de ahorro público como privado. Para poner un caso concreto, en Co- lombia esto se evidencia con el Régi- men de Prima Media (RPM), que ac- tualmente presenta un déficit anual cercano a los 12 billones de pesos (contando únicamente a Colpen- siones), déficit que se cubre con el Presupuesto General de la Nación. Si estuviéramos aprovechando ple- namente el bono demográfico dicho déficit no sería tan alto e incluso po- dríamos tener todavía reservas en el fondo público, el cual se agotó hacia el año 2002. Sin embargo, tenemos que desembolsar una gran cantidad de dinero proveniente de los colom- bianos (los que sí pagan impuestos y aportan a la seguridad social), solo por el hecho de no aprovechar el bono con mayor formalidad laboral y empresarial. En términos sociales, la informalidad tiene grandes costos para el país. Tener una gran parte de la población ocupada, pero informal, o sin em- pleo, asegura que la tasa de cober- tura pensional sea dramáticamente baja. De acuerdo a tres estudios recientes, la cobertura del RPM con- vergerá solo hacía un 11%, en el año 2030, es decir, cerca de un 90% de los afiliados que llegarán a la edad de retiro no obtendrán una pensión en el régimen de prima media. Por su parte, la cobertura actual del RAIS es baja, debido a la juventud de este régimen. En la actualidad hay unos 78 mil jubilados, la mayoría por in- validez y sobrevivencia. Pero, dado que sólo se requieren 1.150 sema- nas para acceder al Fondo de Garan- tía de Pensión Mínima, su cobertura esperada es de un 25%. Esta cober- tura, aunque se proyecta mayor que la del régimen de prima media, es también muy baja como consecuen- cia de la informalidad que tenemos en el mercado laboral. Ahora bien, si la informalidad laboral tiene efectos similares al envejeci- miento de la población, debemos ser conscientes de la necesidad de eliminar las causas de dicha informa- lidad. La falta de una buena regula- ción laboral, de reglas claras en dere- chos de autor, patentes y derechos de la propiedad, entre otros, va a ha- cer imposible una transición hacia el desarrollo. Mientras tengamos una población en edad productiva con pocos incentivos a la innovación, al apalancamiento, a la generación de riqueza, vamos a perder el bono demográfico y las posibilidades para lograr el desarrollo van a ser muy re- ducidas, por no decir nulas. Necesitamos instituciones fuertes y reglas de juego claras que incen- tiven un crecimiento económico alto y sostenido. De otra forma, habremos dilapidado el único bono demográfico que nos habrá dado la naturaleza y jamás lograremos unos niveles altos de bienestar. Pero estas presiones fiscales no se evidenciarán solamente cuando la población envejezca. Ya hoy en día, el recaudo es muy inferior al que se podría estar obteniendo por el efecto de la informalidad sobre los impuestos generales y las cotizaciones a la seguridad social. Entre otras, esta es una de las razones por la cual es tan alto el déficit fiscal que se presenta año tras año, cuando, gracias al bono demográfico, se debería estar en una etapa de acumulación, tanto de ahorro público como privado.
  • 21. ECONOMÍA COLOMBIANA20 TEMA CENTRAL Diagnóstico de la de la informalidad laboral En los últimos cuatro años bajó la tasa de informalidad en cerca de tres puntos (de 63,5 a 60,3). Sin embargo, esa disminución presenta una interesante peculiaridad: se debe a la caída de las pequeñas actividades productivas informales, más que al incremento del empleo formal. Stefano Farné* evolución reciente El notable crecimiento económico experimentado por Colombia durante los últimos 15 años ha dirigido paulatinamente la atención de los investigado- res y hacedores de la política laboral de aspectos puramente cuantitativos a temas de orden cualitativo. Así, mientras el PIB y la ocupación aumentaban y la tasa de desempleo disminuía, la informalidad se volvió el gran nudo a resolver del mercado de trabajo y la seguridad social en Colombia. Y no faltan argumentos para preocuparse. Según la Organización Interna- cional del Trabajo (OIT), “La mayor atención al tema de la informalidad en la región (latinoamericana) parte de la constatación de que la magnitud del problema representa una amenaza para el desarrollo económico, compe- tencia desleal para las empresas y un espacio donde se producen frecuen- tes violaciones a los principios y derechos fundamentales en el trabajo”. En efecto, “muchas de las personas en la economía informal están expues- tas a condiciones de trabajo inseguras, tienen déficit de calificación y sus oportunidades de formación son casi inexistentes. Sus ingresos suelen ser irregulares, variables y bajos … Estos trabajadores y trabajadoras no están normalmente representados ni pueden ejercer el derecho a la negociación colectiva. Se trata, en definitiva, de una situación altamente vulnerable por- que el trabajo en la economía informal está efectivamente fuera del alcance de los regímenes de seguridad social y de la legislación” (OIT, 2014: 7 y 13). El presente documento tiene como principal objetivo analizar la evolución de la informalidad laboral en Colombia en los últimos años y comentar las * M.Sc. in Economics, Universidad de Londres, Reino Unido. Director del Observatorio del Mercado de Tra- bajo y laSeguridadSocial, Universidad Externado de Colombia. E-mail: dirobservatorio@uexternado.edu.co. 1 Las cifras de informalidad presentadas en este documento se construyeron con base en la definición oficial de informalidad del DANE, la cual hace referencia a los criterios de tamaño de los establecimientos, nivel educativo y categoría ocupacional (ver DANE, 2009). La tasa de informalidad se calcula como la pro- porción de ocupados clasificados como informales según los mencionados criterios y los ocupados totales. en Colombia principales políticas implementadas por el gobierno nacional para com- batirla. Se inicia con una sucinta y breve descripción de la informalidad en el país. Luego presenta la lógica de las principales políticas de forma- lización, muestra su aplicación al caso colombiano, y por último co- menta sus resultados. Evolución reciente La informalidad en Colombia –pro- medio anual 2014- es predominan- te en el mercado laboral y reúne al 60,3% de los ocupados totales del país1 . Se compone en su gran ma- yoría de autoempleo y cuentapro- pismo: el 61,1% de los informales es trabajador por cuenta propia, el 5,8% un pequeño empleador y el 7,7% un trabajador familiar sin remuneración. Los empleados domésticos repre- sentan el 5,5% de los informales to- tales y los asalariados en pequeños establecimientos el 16,3%. En el país es opinión generalizada que la incidencia de la informalidad no solo es elevada, sino que el fac- tor de mayor preocupación es que
  • 22. ECONOMÍA COLOMBIANA 21 TEMA CENTRAL es persistente. De hecho, la tasa de informalidad ha bajado de 63,5% en 2010 a 60,3% en 2014 pero todavía se encuentra por encima de los niveles registrados a mediados de los años noventa. Lo anterior a pesar del soste- nido crecimiento experimentado por la economía colombiana durante es- tos años -4,8% promedio anual- y la aprobación de las leyes 1429 de 2010, de Formalización y Generación de Empleo, y 1607 de 2012, de Reforma Tributaria, con las cuales sus promotores sostenían poder generar 500 mil nuevos empleos formales y entre 400 mil y un millón de puestos formales adicionales, respectivamente. Además, la disminución de la tasa de informalidad experimentada en los úl- timos años presenta una interesante peculiaridad: así como lo documenta el Gráfico 1, encuentra su origen en la caída de las pequeñas actividades productivas informales, más que en incrementos del empleo formal por en- cima de su tendencia reciente. Como veremos, este hecho lleva a intere- santes interpretaciones de política. Gráfico 1 Tasas de crecimiento interanual del empleo formal e informal y sus tendencias. Años 2009-2014. Total nacional Fuente: Elaboraciones del autor con base en datos DANE, encuestas de hogares. 2010-1 2011-1 2011-2 2011-3 2011-4 2012-1 2012-2 2012-3 2012-4 2013-1 2013-2 2013-3 2013-4 2014-1 2014-2 2014-3 2014-4 2010-2 2010-3 2010-4 8,0 Empleos formales Empleos informales 7,0 6,0 5,0 4,0 3,0 2,0 1,0 0,0 -1,0 -2,0 Estrategias de formalización Una vez que el estado fija los estándares formales a cumplir -en términos registrales, tributarios, laborales, etc.- estos en la práctica pueden resultar superiores a la capacidad de cumplimiento de algunas (pequeñas) empre- sas, lo cual genera informalidad. A su turno, estos estándares pueden ser cumplidos por otras (grandes) empresas, pero la capacidad fiscalizadora del Estado puede ser muy baja o muy laxa, lo cual también termina favore- ciendo la informalidad. Se supone que la capacidad de las empresas de cumplir los estándares para el acceso a la formalidad aumenta al aumentar su productividad y su tama- ño. Por otro lado, la capacidad del Estado de hacer cumplir los estándares formales se relaciona directamente con la aplicación de las normas san- cionatorias existentes y el tamaño (la visibilidad) de los establecimientos productivos. De esta forma el eje vertical del Grá- fico 2 mide la eficiencia normativa del Estado y productiva de las em- presas. Por otro lado, sobre el eje horizontal se distribuyen en orden creciente de su tamaño las empre- sas que optan por operar, total o parcialmente, en la informalidad. Las firmas cuya productividad no les permite alcanzar los estándares impuestos por la formalización no tienen alternativas y si quieren ope- rar deben mantenerse en la infor- malidad. Este tipo de informalidad es representado por el área A del Gráfico 2. Trasladada al mercado la- boral constituye lo que la OIT define como empleo informal en el sector informal. Asimismo, hay empresas cuya productividad es suficiente- mente alta para cumplir con las obli- gaciones impuestas por la forma- lidad, pero que se enfrentan a una débil actividad de control y vigilan- cia y pueden decidir, confrontando costos y beneficios, formalizar solo parte de sus trabajadores. El área B del Gráfico 2 da origen al empleo in- formal en el sector formal. Según cálculos del Observatorio del Mercado de Trabajo y la Seguridad Social que adaptó a Colombia una metodología de cálculo de la OIT, el empleo informal en el sector infor- mal representaba en 2014 aproxi- madamente el 46% de la ocupación total no agrícola del país, y el empleo informal en el sector formal el 9%. En un contexto como el representa- do en el Gráfico 2 una estrategia de reducción de la informalidad se fun- damenta en tres principales ejes de política que deberían implementar- se de forma integrada y articulada: 1. Reducción de los estándares formales (desplazamiento hacia abajo de la línea 1). Estos depen- den de la legislación y regulación vigente y fundamentalmente son de carácter registral, tributario y laboral. La reducción de los cos- tos de registro mercantil, y en ge- neral de las licencias y permisos,
  • 23. ECONOMÍA COLOMBIANA22 TEMA CENTRAL de los impuestos y de los recargos extrasalariales, al igual que los alivios en materia de la carga regulatoria conexa, ayudarían sobre todo a las pequeñas empresas a formalizarse; 2. Aumento de la productividad de las micro y pequeñas empresas (des- plazamiento hacia arriba de la línea 2). En este caso se tratarían de adoptar políticas a favor de las pequeñas empresas en materia de cré- dito y garantía del mismo, asistencia técnica, capacitación, innovación tecnológica, desarrollo empresarial, certificación de calidad, etc.; 3. Mejora de la actividad fiscalizadora y sancionatoria del estado, a través del perfeccionamiento de las gestiones de inspección, vigilancia y control y del fomento de la cultura de cumplimiento (desplazamiento hacia arriba de la línea 3). Las medidas disuasivas deberían ser complementadas con campañas de capacitación y sensibilización a empresas y trabajadores acerca de las implicaciones negativas de la informalidad, de los beneficios de la formalización y de las obligaciones legales y laborales que ambos deben respetar. Simultáneamente deberían incorporarse herramientas agiles y efectivas de consulta, denuncia y atención al ciudadano. Varias de estas iniciativas han sido emprendidas por el gobierno colombia- no en los últimos años. A continuación se discuten las principales. Gráfico 2 Principales políticas de formalización Normas Productividad 1. Estandares formales 2. Capacidad de cumplir 3. Capacidad de hacer cumplir Micro y pequeñas empresas Grandes empresas Tamaño de la empresa A B Principales políticas de formalización en Colombia En Colombia la estrategia más utilizada y publicitada de lucha a la infor- malidad ha sido la reducción de estándares y en particular de los costos laborales extrasalariales. A este respecto, la Ley 1429 de 2010 estableció una reducción de la parafis- calidad a cargo de las pequeñas empresas formales (para un total de 10,5% sobre la nómina salarial básica, escalonado en el tiempo hasta extinguirse al sexto año de operación) que inicien actividades a partir de la vigencia de la ley y hasta el 31 de diciembre de 2014. También dispuso que todas las empresas -de cualquier tamaño- que incrementen su nómina de personal con relación a la vigente en diciembre del año anterior, contratando algunos colectivos de trabajadores vulnerables, podrán tomar el valor pagado de una parte de las contribuciones sociales (para un total de 12% sobre la nómi- na salarial básica) como descuento tributario para efectos de la determi- nación del impuesto de renta. Para las empresas, el derecho al beneficio tributario no tiene límite de vigencia, pero para cada individuo contratado pueden verse favorecidas por un máximo de dos años. Por su lado, con la Ley 1607 de 2012, las empresas siguen siendo responsables de la financiación del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF, antes de la reforma destinaban el 3% del valor de los salarios pagados mensualmente), del Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA, 2%, antes de la reforma) y de la salud de sus trabajadores (8.5%, antes de la reforma), pero ahora los recursos necesarios para tal fin no se originan más en su nómina salarial. En alternativa, se crea un nuevo im- puesto sobre la renta denominado “para la equidad”, CREE, de 8% de destinación específica. Sin embar- go, la tarifa del impuesto general a la renta para las personas jurídicas bajó en 8 puntos, de 33 a 25%. En fin de cuentas, entonces, las empresas de- jarían de pagar 13,5 puntos porcen- tuales de aportes parafiscales2 . Argumentos teóricos y unos prime- ros informes oficiales sobre los resul- tados de la Ley 14293 conducen a inferir que los efectos ocupacionales de las dos leyes estuvieron sustan- cialmente por debajo de los espera- dos. En efecto, el Gráfico 1 muestra como la tasa de crecimiento anual 2 Lo anterior no aplica a empresas no contri- buyentes del impuesto a la renta –del sector público, fundaciones, ONG, por ejemplo- y para los asalariados de empresas contribuyentes con ingresos mensuales superiores a diez salarios mínimos; en estos casos las empresas siguen pa- gando los 13,5 puntos porcentuales de aportes parafiscales sobre la correspondiente nómina salarial. No hace falta resaltar que la mayor parte de la reducción en los costos no salariales permitida por la Ley 1429 de 2010 fue deroga- da y sustituida por la establecida en la Ley 1607 de 2012. A su turno, la Ley 1607 sufrió modi- ficaciones como consecuencia de la aprobación de la Ley 1739 de 2014 que, entre otras, creó una sobretasa al CREE y a la posesión de riqueza de las personas naturales y jurídicas. 3 Ver Farné (2014) y UGPP (2012) y DIAN (2013).
  • 24. ECONOMÍA COLOMBIANA 23 del empleo formal no sufrió cambios en su tendencia después de 2010. ¿Por qué la disminución de los im- puestos al trabajo no ha logrado acelerar el crecimiento del empleo formal? Podría pensarse en dos ra- zones principales. En primera instancia, porque las re- ducciones en los costos extrasala- riales no fueron lo suficientemente sustanciosas para inducir las empre- sas a formalizarse. A este respecto, Farné (2014) calcula que las rebajas en el pago de las contribuciones parafiscales establecidas por la Ley 1429 de 2010 apenas representan entre un 6,1% (en el primer año) y un 1,5% (en el quinto) del costo la- boral total; en el caso de la ley 1607 de 2012, la reducción de 13,5% en los aportes del empleador sobre el salario básico representa una caída de 8% en sus costos laborales tota- les, incluidas primas, cesantía, con- tribuciones sociales, etc. Podría también pensarse que em- presarios y trabajadores percibieron la disminución de los gravámenes a la nómina como una “ganancia caí- da del cielo” y se la repartieron sin grandes conflictos. Es decir, que la disminución en los costos extrasala- riales se haya transformado en par- te en un aumento de las remunera- ciones. El alza en el salario mínimo decretada por el Gobierno colom- biano a los pocos días de aprobarse la Ley 1607 de 2012 -en 1,6 puntos porcentuales por encima de la in- flación realizada en el año anterior- contrarrestó en parte la reducción en la parafiscalidad que él mismo propició con la reforma tributaria. Asimismo, para el año 2014 –año a partir del cual se eliminó la con- tribución patronal del 8,5% sobre la nómina- el aumento del salario mí- nimo fue en 2,6 puntos porcentua- les superior a la inflación observada en 2013, siendo el más alto de los últimos veinte años. Entre 2010 y 2014 el salario mínimo real se incre- mentó en 6,3%. Es interesante constatar que me- didas similares de rebajas en los impuestos al trabajo han tenido re- sultados análogos en otros países de la región. Por ejemplo, en Perú la Ley MYPE de 2008 recortó los so- brecostos laborales a cargo de las pequeñas empresas en 33 puntos porcentuales y en 54 puntos por- centuales en el caso de las microem- presas, sin que esto “haya logrado conseguir los resultados deseables en la disminución de los niveles de informalidad” (MTPE, 2014: 56)4 . Los datos del Gráfico 1 –y en par- ticular la rápida caída de la tasa de crecimiento del empleo informal- su- gieren que otros factores diferentes a los menores costos laborales han contribuido al descenso de la tasa de informalidad. Entre ellos se des- taca la mayor capacidad de hacer cumplir los estándares formales por parte del estado. Así, por ejemplo, las actividades de inspeccion, control y vigilancia del Ministerio de Trabajo se incremen- taron al pasar la planta de sus ins- pectores de 424 a 940 funcionarios entre 2010 y 2014. Desde mayo de 2013 viene funcionando el progra- ma COLabora. Este es un programa del Ministerio del Trabajo de aten- ción al público que aprovecha los ca- nales telefónicos, presencial, escrito y virtual con el propósito de mejo- rar el acceso de los colombianos a información relacionada con los de- rechos y deberes laborales de todos los ciudadanos. Hoy en día atiende a casi 140.000 consultas por mes, lo cual confirma que en el país se ha venido afianzando el conocimiento y el respeto de los derechos de los trabajadores, incluido su derecho a ser contratados de manera formal. Aún más decisivo fue el aporte de la Unidad de Gestión de Pensiones y Parafiscales (UGPP). Esta es una unidad adscrita al Ministerio de Hacienda que tiene entre sus prin- cipales funciones la de velar por la formalización laboral del país, es de- cir, el seguimiento y determinación de la adecuada, oportuna y correcta liquidación y pago de los aportes al SENA, ICBF, cajas de compensación familiar, riesgos laborales, salud y pensión. Fue creada en 2007 pero su entrada en funcionamiento se dio de forma paulatina. En agosto de 2010 empezó la constitución de la planta de personal y la vin- culación de funcionarios. Desde entonces, gracias a convenios con diferentes entidades tanto privadas como públicas, entre ellas la DIAN, al fortalecimiento institucional y de su recurso humano y a las nuevas y adicionales competencias que se le han atribuido, la UGPP ha venido incrementando su capacidad fiscali- zadora y sancionatoria la cual se ha intensificado notablemente a partir de la aprobación de la Reforma Tri- butaria en diciembre de 2012 y de su reglamentación (Decreto 3033 de diciembre 2013). Por ejemplo, en 2014 la UGPP tenía unas 8,000 empresas bajo investigación mien- tras en 2013 fueron apenas 900. Asimismo, en 2014 se emprendie- ron 100,000 acciones preventivas para trabajadores independientes bajo sospecha de evasión. Estas acciones disuasivas fueron acompa- ñadas por capacitaciones a emplea- dores y trabajadores en el tema del cumplimiento de la normativa labo- 4 Actualmente en Perú los sobrecostos laborales son de 60% para las grandes empresas, de 27% para las pequeñas y de 6% para las microempresas. Entre 2009 y 2014 los colombianos que recibieron ayudas en dinero de instituciones –en su gran mayoría públicas– pasaron de 907 mil a 3 millones 384 mil, según las estadísticas de las encuestas de hogares del DANE.
  • 25. ECONOMÍA COLOMBIANA24 TEMA CENTRAL ral y previsional. En 2014 se capa- citaron 2,716 empresas con aproxi- madamente 7,000 trabajadores. Así que los datos del Gráfico 1 pue- den tener la siguiente interpreta- cion: la politica de formalización del gobierno nacional resultó ser más efectiva en su componente repre- sivo en contra de la informalidad que en su componente propiamen- te de estimulo a la formalidad vía reducción de los costos laborales, así como preven las leyes 1429 de 2010 y 1607 de 2012. Y al mismo tiempo ganó terreno entre la ciuda- dania la cultura del cumplimiento. Finalmente, vale la pena examinar algunos escollos que todavía afec- tan la formalizacion laboral en Co- lombia y que en algun momento deberan encontrar solución. Entre 2009 y 2014 los colombianos que recibieron ayudas en dinero de instituciones –en su gran mayoría públicas– que pasaron de 907 mil a 3 millones 384 mil, según las es- tadísticas de las encuestas de hoga- res del DANE. Así que, en Colombia existe un numeroso sector de la población beneficiario de auxilios públicos que pueden consistir en transferencias condicionadas, pero que no están supeditados a la “ac- tivación” de sus beneficiarios en el mercado laboral y que, más bien, se perderían al aceptar un empleo formal. En estos casos la informa- lidad dificultaría el monitoreo de los ingresos de las familias beneficiarias y por ende garantizaría la continui- dad de la prestación. Es decir, como efecto indeseado de las políticas so- ciales asistenciales aumenta el cos- to oportunidad de ser formal –sobre todo para los trabajadores de bajos ingresos- y se producen incentivos para que unos potenciales oferen- tes de trabajo entren o permanez- can en el sector informal. Así, entre 2009 y 2010, mientras la tasa de informalidad de los ocupados con in- gresos laborales inferiores al salario mínimo permaneció constante (87,5% frente a 87,9%), la de los ocupados con sueldos entre uno y menos de cuatro salarios mínimos disminuyó seis puntos porcentuales (de 38,7% a 32,7%) y la de los ocupados que ganan cuatro o más salarios mínimos cayó aún más, en nueve puntos porcentuales (de 23% a 13,7%)5 . El salario mínimo es otro fuerte indiciado con ser una causa importante de informalidad en el país. De hecho, representa un porcentaje superior al 60% del salario promedio, lo cual ubicaría a Colombia entre los países con un maxisalario mínimo, es decir con un salario mínimo que “parece muy eleva- do respecto al valor añadido por trabajador” y que “no es realmente tal, sino (que es) el salario efectivo pagado a la mayoría de los trabajadores no califi- cados o semicalificados” (Saget, 2008: 40). Un salario mínimo muy elevado llevaría a pérdidas de plazas de trabajo en el sector formal que provocarían desempleo y traslados de empleos del sector formal hacia el informal. A pesar de estas consideraciones, la problemática del salario mínimo está lejos de ser resuelta. La Corte Constitucional estableció que “en todo caso el reajuste salarial que decrete (el Gobierno) nunca podrá ser inferior al por- centaje del IPC del año que expira” (Sentencia C-815 de 1999: 17). Esto fija un piso mínimo igual a la inflación realizada en el año inmediatamente anterior, con base en el cual debe guiarse la negociación. Y esta, a su tur- no, según la misma sentencia, deberá tener en cuenta unos parámetros adicionales: la meta de inflación esperada, la productividad señalada por la Comisión Tripartita de Concertación de Políticas Laborales y Sociales, la contribución del salario al ingreso nacional, el crecimiento del PIB, la ne- cesidad de mantener una remuneración mínima vital y móvil, la función social de la empresa y los objetivos de la dirección general de la economía a cargo del Estado. En la práctica, lo anterior implica que el salario mínimo continuará a crecer todos los años en términos reales. 5 En el mismo sentido, Camacho, Conover y Hoyos (2009) demostraron que el régimen sub- sidiado de salud en Colombia está asociado con una mayor informalidad. Bibliografía DANE (2009), “Metodología Informalidad Gran Encuesta Integrada de Hogares – GEIH”. Camacho A., Conover E. y Hoyos A. (2009), “Effects of Colombia’s Social Protection System on Workers’ Choice Between Formal and Informal Employment”, Documento CEDE No 2009-18, Universidad de los Andes, Bogotá, agosto Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales - DIAN (2013), “Primer informe sobre la aplicación de la Ley 1429 de 2010, Cifras y estimación del Costo fiscal año gravable 2011”, Coordinación de Estudios Económicos, Cuaderno de Trabajo No 49, mayo Farné S. (2014), “Do Payroll Tax Reductions Enhance Employment? Policy Lessons from Colombia”, Cadernos Prolam/USP – Brazilian Journal of Latin America Studies, Vol. 13, No 24, Universidad de Sao Paulo, primer semestre Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo – MTPE (2014), “Estrategia Sectorial para la Formalización Laboral, 2014-2016”, Lima OIT (2014), “Panorama Temático Laboral. Transición a la Formalidad en América Lati- na y el Caribe”. Saget C. (2008), “Fijación del Salario Mínimo en los Países en Desarrollo. Deficiencias y Soluciones”, Revista Internacional del Trabajo, Vol. 127, No 1 Unidad de Gestión Pensional y Parafiscales - UGPP (2012), “Comunicado de Prensa”, marzo 30.
  • 26. ECONOMÍA COLOMBIANA 25 TEMA CENTRAL cómo se aplica el debate Los cambios en las directrices de la Organización Internacional del Trabajo sobre lo que es el empleo informal han tenido gran impacto en los indicadores sobre el mismo en Colombia. Gracias a ellos, entre 2001 y 2014, la informalidad se ha reducido en cerca de 15 puntos. Mauricio Perfetti del Corral * y Paola Montenegro Giovanni Portilla y Otto Gutiérrez** Informalidad laboral: Desde los años sesenta la informa- lidad ha tomado importancia en todas las economías del mundo, las desarrolladas y en desarrollo. Durante mucho tiempo se pensaba que el fenómeno de la informalidad disminuiría con las políticas adecua- das; sin embargo por más esfuerzos realizados el sector informal en el ámbito global no ha tenido el com- portamiento esperado. El sector informal es en muchas ocasiones la respuesta a las nece- sidades de la población de salir de la pobreza y poder tener un ingre- so laboral necesario para cubrir sus gastos, así sea fuera de las reglas y la normatividad vigente, en especial, en países donde los mecanismos de aseguramiento a la población cesan- te, protección legal y otros benefi- cios sociales asociados al mercado laboral, son limitados o inexistentes. Alrededor del término de informali- dad laboral se evocan percepciones y definiciones ambiguas, siendo este un fenómeno amplio de no fácil en- tendimiento y medición, que se ma- nifiesta en situaciones y realidades muy diversas. Las causas se enca- * Director del DANE. Doctor en Economía. ** Colaboraron en el procesamiento de la información y en la elaboración de este artículo. 1 Resolución sobre las estadísticas del empleo en el sector informal, adoptada por la decimoquinta Con- ferencia Internacional de Estadísticos del Trabajo (enero de 1993). Pg2. http://www.ilo.org/wcmsp5/ groups/public/---dgreports/---stat/documents/normativeinstrument/wcms_087486.pdf del mundo en Colombia minan a diferentes tópicos desde el punto de vista económico, cultural, institucional, entre otros. No obs- tante, a lo largo de la historia, orga- nismos internacionales y estudiosos del tema han avanzado en las defini- ciones y metodologías de medición de la informalidad, así como el país ha realizado un esfuerzo permanen- te para acoger las recomendaciones internacionales en cuanto a la defini- ción y medición de este fenómeno. El presente artículo tiene como ob- jetivo dar una visión global y explicar el marco conceptual alrededor del fenómeno de informalidad, como se obtiene la medición de este he- cho, sus principales resultados y hechos destacables. Para lo cual se mostrará la historia y evolución de las definiciones y mediciones de in- formalidad en Colombia, así como la situación de la población actual ocupada en el sector informal. El Sector Informal y el Empleo Informal La definición de informalidad se re- monta a las normas internacionales establecidas por la Organización In- ternacionaldelTrabajo (OIT).Ladeci- moquinta Conferencia Internacional de Estadísticas del Trabajo (CIET) de 1993, señala que “El sector informal puede describirse en términos gene- rales como un conjunto de unidades dedicadas a la producción de bienes o la prestación de servicios con la fi- nalidad primordial de crear empleos y generar ingresos para las personas que participan en esa actividad. Es- tas unidades funcionan típicamente en pequeña escala, con una organi- zación rudimentaria, en la que hay muy poca o ninguna distinción entre el trabajo y el capital como facto- res de producción”1 . Este enfoque centra el análisis del sector informal en unidades económicas de escala
  • 27. ECONOMÍA COLOMBIANA26 TEMA CENTRAL pequeña no agropecuarias que no cumplen con el sistema de legaliza- ción empresarial y presentando ras- gos característicos de las empresas de los hogares. Sin embargo, la Comisión Estadísti- ca de Naciones Unidas creó en 1996 un Grupo de Ciudades –Grupo de Delhi–, para discutir dentro de otros los problemas y cabos sueltos de la definición de sector informal. En 2001 este grupo recomendó, entre otras, la inclusión de una definición de informalidad ampliada, la cual fue incluida dentro de la decimosép- tima Conferencia Internacional de Estadísticas del Trabajo (CIET) de 2003 de la OIT: “El empleo informal comprende el número total de em- pleos informales (…), ya se ocupen éstos en empresas del sector for- mal, empresas del sector informal, o en hogares, durante un período de referencia determinado (…) Se considera que los asalariados tienen un empleo informal si su relación de trabajo, de derecho o de hecho, no está sujeta a la legislación laboral nacional”2 . Esta última definición tiene un enfoque que complementa el criterio de unidades económicas asociadas a los hogares incluyendo a las personas ocupadas en otras empresas con condiciones laborales que se determinan fuera de la lega- lidad del sector, considerando las nuevas perspectivas de vulnerabili- dades laborales. Estas dos perspectivas se combinan para complementar las mediciones de sector y empleo informal, dando espacio a un amplio análisis del fe- nómeno que aqueja a las economías como la nuestra. La medición es un componente fun- damental a la hora de generar políti- cas que puedan impactar una de las poblaciones vulnerables como son los trabajadores informales. Actualmente nos enfrentamos a una informalidad dinámica y cambiante. La Informalidad en Colombia a través del tiempo Colombia ha estado a la vanguardia de las recomendaciones de la OIT, implementando los mecanismos necesarios para tener una medición del fenómeno de la informalidad desde la década de los 80´s; en ese entonces el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) diseñó el primer módulo de informalidad en la Encuesta Nacional de Hogares en ju- nio de 1986 para las 10 principales ciudades, incluidas sus áreas metropo- litanas (Bogotá, Cali, Medellín –Valle de Aburrá–, Barranquilla, Manizales, Pasto, Bucaramanga, Villavicencio, Cúcuta y Pereira A.M.). Desde 1986 hasta la fecha, Colombia ha puesto en práctica las recomen- daciones de la OIT tomando como oficial la definición de informalidad a los ocupados que trabajan en unidades económicas de pequeña escala, excluyendo los independientes que trabajan en su oficio- PREALC 78. Hasta antes del 2000, se toma como unidad económica de pequeña escala las empresas que tienen hasta diez trabajadores. El gráfico 1 presenta la serie de tasas de informalidad desde 1986 hasta el 2000. Se debe tener en cuenta que la medición se realizaba de formal bianual. Los resultados para este periodo muestran una tendencia crecien- te y que la población ocupada informal a finales de los años 90 alcanzaba tasas de casi 64%. 2 Directrices sobre una definición estadística de empleo informal, adoptadas por la Decimosép- tima Conferencia Internacional de Estadísticos del Trabajo (noviembre –diciembre de 2003). Pg2. http://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/- --dgreports/---tat/documents/normativeinstru- ment/wcms_087625.pdf Gráfico 1 Tasa de informalidad Total 10 ciudades- Junio 1986 - 2000 Fuente: DANE – ENH. Módulo de Informalidad junio. 66,0 55,5 57,0 54,7 53,5 53,7 55,9 63,5 64,0 62,0 60,0 58,0 56,0 54,0 52,0 50,0 48,0 1986 1988 1992 1994 1996 1998 2000 En el 2001, la Encuesta Nacional de Hogares (ENH) fue sustituida por la Encuesta Continua de Hogares (ECH), con la que se inicia la aplicación del módulo de informalidad en los segundos trimestres de cada año (abril – ju- nio), para las 13 principales ciudades con sus áreas metropolitanas hasta el 2006. En 2007, la ECH fue sucedida por la Gran Encuesta Integrada de Ho- gares – GEIH, en esta la muestra maestra se amplió a un total de 62.000 ho- gares y a 24 ciudades (11 ciudades más que en la ECH). Para este momento, se evaluó la importancia de dejar el módulo de medición de la informalidad de forma continua y no únicamente los segundos trimestres del año.
  • 28. ECONOMÍA COLOMBIANA 27 TEMA CENTRAL Gráfico 2 Gráfico 3 Tasas de Informalidad* Total 13 ciudades- Segundos trimestres 2001-2006 Tasas de informalidad*. Tasas de ocupados que no cotizan a pensiones (empleo informal) Total 13 ciudades- Anual Fuente: DANE- ECH *Proporción de ocupados que trabajan en empresas de hasta cinco trabajadores. Fuente: DANE- ECH *Proporción de ocupados que trabajan en empresas de hasta cinco trabajadores. 55,0 58,0 56,0 54,0 52,0 50,0 48,0 46,0 44,0 54,5 55,5 54,9 55,6 55,6 55,7 54,8 52,2 50,4 54,7 54,2 52,3 51,4 52,3 54,5 54,0 53,5 53,0 52,5 52,0 51,5 51,0 50,5 50,0 2001 2007 Empleo informal Sector informal 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2002 2003 2004 2005 2006 A partir de diciembre de 2009, la definición oficial de sector informal cam- bia el límite de escala de personal ocupado en las empresas, pasando de 10 a 5 trabajadores. Esto con el fin de acotar el criterio de unidades económi- cas asociadas a los hogares, según recomendaciones de la 15ª CIET (OIT). Como se puede ver en el gráfico 2, la proporción de informales disminuyó desde 2001 y en 2004 se presenta un descenso marcado pasando de 54,2% en 2003 a 52,3% en 2004. A partir de diciembre de 2009, la definición oficial de sector informal cambió el límite de escala de personal ocupado en las empresas, pasando de 10 a 5 trabajadores. Esto con el fin de acotar el criterio de unidades económicas asociadas a los hogares, según recomendaciones de la OIT. Como se puede ver en el gráfico 2, la proporción de informales disminuyó desde 2001, y en 2004 se presenta un descenso marcado pasando de 54,2% en 2003 a 52,3% en 2004. Con la implementación de la Gran Encuesta Integrada de Hogares, desde 2007 en el sector informal se puede observar que la proporción de las per- sonas ocupadas no sobrepasa el límite del 50%, incluso la economía ha des- cendido llegando a mediciones del 48% para el último año. El descenso se intensifica desde el año 2010 hasta la fecha (Ver gráfico 3). 50,4 50,8 52,1 51,6 51,1 51,1 49,4 48,4
  • 29. ECONOMÍA COLOMBIANA28 TEMA CENTRAL Se hace la distinción de los resultados para los tres periodos, el primero 1986 – 2000 (ENH), el segundo de 2001 – 2006 (ECH) y el tercero de 2007 en adelante (GEIH), dado que los instrumentos de medición tenían diferen- tes coberturas y periodos de recolección lo que hace que las series no sean comparables entre ellas. Sin embargo, si quisiéramos ver un panorama a más largo plazo de lo que ha pasado con el fenómeno de la informalidad en el país, se vería que en los últimos años 2013 y 2014, se han alcanzado las tasas de informalidad más bajas desde el 1986. (Ver gráfico 4). Gráfico 3 Serie histórica de tasas de informalidad 1986 - 2014 Fuente: DANE- ENH –ECH-GEIH 1986-2000: Tamaño de empresa hasta diez trabajadores. *Proporción de ocupados que trabajan en empresas de hasta cinco trabajadores 65,0 63,0 61,0 59,0 55,5 57,0 54,7 53,5 53,7 55,9 63,5 54,5 54,7 54,2 52,3 52,3 51,4 50,4 50,8 52,1 51,6 51,1 51,1 49,4 48,4 57,0 55,0 53,0 51,0 49,0 47,0 45,0 1986 1988 1992 1994 1996 1998 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 No obstante, el país ha querido tener una medición más exigente a la hora de calcular las condiciones laborales de los ocupados, para lo cual el DANE, siguiendo la recomendación de la 17ª CIET, ha venido produciendo un indi- cador secundario que complementa la tasa de informalidad por tamaño de empresa y es la proporción de ocupados que no cotizan a pensiones, siendo este una aproximación del empleo informal, ya que el cotizar a pensiones cuando se tiene un trabajo es una condición para estar dentro de la legali- dad Colombiana. Con la entrada de la Gran Encuesta Integrada de Hogares en 2006, se em- pieza a calcular el indicador de los ocupados que no cotizan a pensiones desde el año 2007. En el gráfico 3 se observa que el indicador de empleo informal presenta una tendencia a la baja desde los años 2010-2011 de más de cinco puntos porcentuales, el cual como se ve en el gráfico, presentan la misma tendencia con el indicador de informalidad por tamaño de empresa (sector informal).
  • 30. ECONOMÍA COLOMBIANA 29 TEMA CENTRAL Situación actual del sector informal y el empleo informal en Colombia Para empezar a determinar la naturaleza del fenómeno, el primer tema en orden de importancia es la educación. La pregunta que surge es ¿Cómo el nivel educativo de la población es determinante a la hora de conseguir y mantener un empleo con ciertas condiciones laborales? Para ello los datos estadísticos arrojan que del total de la población ocupada que no tenía ningún nivel educa- tivo, el 87,5% se encuentran ubicados dentro del sector informal; el 77,5% de la población ocupada con algún nivel de educación primaria tienen empleos dentro del sector informal. Mientras que las personas que tienen algún nivel de educación superior se encuentran en me- nor proporción ocupadas en el sector informal. Este mismo resultado se obtiene tomando el análisis de los ocupados que no cotizan a pensiones, El indicador denota que de los ocupados que no tienen ningún nivel educativo, el 87,9% no cotiza a pensiones, mostrando una escala descendiente de empleos informales a medi- da que aumenta en la población el nivel educativo. Es así como el total de ocupados con nivel educativo superior solo el 27,5% de las personas no cotizan a pensiones. Los resultados anteriores permiten llegar a decir que a mayor nivel educativo de la población menor es la pro- babilidad de hacer parte del sector y el empleo informal. Otro factor que permite comprender el fenómeno de la informalidad es según la posición que ocupan las per- sonas en el empleo. De acuerdo con la medición de pe- queñas unidades productivas (tamaño de empresa) el sector informal centra su mayor población en los traba- jadores familiares sin remuneración con 93,5%, los cuen- ta propia con el 80% y los patrones o empleadores con 78,1%. Todas estas posiciones son asociadas a unidades productivas de los hogares con precarias condiciones laborales para el trabajador mientras que las personas empleadas particulares tienen una baja participación en el sector informal llegando casi al 20%. Resulta interesante analizar que el empleo informal (co- tización a pensiones) comprende todas las situaciones del empleo, en unas posiciones ocupacionales más que en otros, como es el caso de los jornaleros o peones de los cuales el 90% de las personas no cotizan a pensio- nes; en menor proporción la cuenta propia con 81,6% y empleados domésticos 73,2%. Si consideramos, según el lugar de trabajo, se observa que el fenómeno del sector informal se asocia princi- palmente a personas que trabajan en su vivienda; en otras viviendas, kiosco-caseta o en un sitio al descu- bierto en la calle, con niveles superiores al 80%. Mien- tras que de las personas que trabajan en un local fijo, solo el 28% de la población está ocupada en el sector informal, el 26,1% trabaja en una obra en construcción y el 24,3% en una mina o cantera. Para la medición del empleo infor- mal, según el lugar de trabajo, al igual que la medición del sector informal se asocia el fenómeno de la informalidad a trabajos en los hogares y sitios descubiertos en la calle siendo estos lugares donde se ubican los empleados informales en mayor proporción. Así mismo, se puede analizar el fe- nómeno según la rama de actividad a la cual está asociada la empresa o unidad productiva donde la pobla- ción presta sus servicios. Se obser- va que hay sectores de la economía que son intensivos en ocupados informales y presentan actividades predominantes dentro de las uni- dades productivas de los hogares, como el comercio, hoteles y restau- rantes; transporte, almacenamiento y comunicaciones; construcción y agricultura. Mientras que hay otras ramas de actividad que por su na- turaleza son sectores intensivos en mano de obra calificada como lo son suministro de electricidad, gas y agua, minas y canteras e intermedia- ción financiera. El indicador denota que de los ocupados que no tienen ningún nivel educativo, el 87,9% no cotiza a pensiones, mostrando una escala descendiente de empleos informales a medida que aumenta en la población el nivel educativo. Es así como el total de ocupados con nivel educativo superior, solo el 27,5% de las personas no cotizan a pensiones.
  • 31. ECONOMÍA COLOMBIANA30 Existen otras ramas de actividad que tienen una mediana proporción de población informal como la indus- tria manufacturera, las actividades inmobiliarias, empresariales y de al- quiler y los servicios comunales, so- ciales y personales. Para la medición de empleo informal según la rama de actividad económi- ca, se observa al igual que el sector informal que el comercio, la cons- trucción y el transporte son activida- des en las que predomina el fenóme- no. Las actividades asociadas tanto al sector como al empleo informal se mantienen en las ramas de actividad que son intensivas en mano de obra no calificada. Estos resultados revelan la natura- leza del empleo y el sector informal como resultado de estar por fuera de las estructuras institucionales del sector moderno (formal). Conclusiones Dado que la informalidad laboral es un hecho que aqueja los mercados de trabajo alrededor del mundo, surgen las preguntas ¿Qué es la in- formalidad laboral?, ¿Quiénes hacen parte de esta informalidad? ¿Cuáles son las diferencias entre sector infor- mal y empleo informal? Para resolver estas dudas comunes la Organiza- ción Internacional del Trabajo (OIT) y los países que reconocen la impor- tancia de realizar una medición rigu- rosa y dinámica del fenómeno han presentado avances representativos a lo largo de la historia tratando de definir conceptos y metodologías para la medición de los mismos. A través de las resoluciones de la OIT (Resolución sobre las estadísti- cas del empleo en el sector informal, adoptada en la15ª Conferencia In- ternacional de Estadísticos del Tra- bajo –CIET- 1993 y en las Directrices sobre una definición estadística del empleo informal adoptada por la 17ª CIET en 2003) se ha llegado a tener unas definiciones internacionalmen- te aceptadas de sector y trabajo in- formal, estos dos enfoques se combi- nan para complementar la medición de informalidad. Desde hace varias décadas, estas definiciones han sido adoptadas por Colombia con miras a tener mediciones estadísticas con calidad y oportunidad de la informa- lidad laboral del país. El sector y el empleo informal son definiciones que se complementan y cobran importancia dado que los empleos generados son una fuente principal y única de ingresos para muchos fragmentos de la población y los bienes y servicios producidos por el sector informal son consu- midos por la sociedad. Siendo así, que el sector y empleo informal se convierten en determinantes de la reducción de la pobreza y los bie- nes y servicios producidos por los mismos, contribuyen de manera importante, al valor agregado bruto de la economía. Para Colombia, los indicadores del sector y empleo informal arrojan re- sultados consistentes, una continua y marcada disminución en la infor- malidad desde el año 2010. Con las mediciones del sector y el empleo informal se logra caracterizar a la población, de tal manera que los informales, desde el punto de vista del sector y del empleo informal, son principalmente trabajadores con nin- gún o bajo nivel educativo. Así mis- mo, tanto el empleo como el sector informal se concentran en los traba- jadores familiares sin remuneración, empleados domésticos y los cuenta propia; incluso los jornaleros tienen mayor probabilidad de ser informa- les comparados con los empleados privados o empleados del gobierno. Pertenecer a los sectores de la eco- nomía de suministro de electrici- dad, gas y agua, minas y canteras e intermediación financiera, reduce la probabilidad de tener un empleo informal. Sin embargo, las ramas de actividad como comercio, restauran- te y hoteles, transporte y construc- ción aumentan la probabilidad de tener un empleo con condiciones laborales inestables. La importancia de generar las dos mediciones radica en tener una visión global del fenómeno de in- formalidad con el fin de que sean tomadas en cuenta para recomen- daciones de política diferenciadas con tópicos tan importantes como el impulso de la micro -empresa, la reducción de la pobreza y la legisla- ción laboral, entre otras. Desde los dos puntos de vista y/o mediciones tanto de sector informal como empleo informal, el país va por buen camino; se ha avanzado a pa- sos agigantados en la reducción de la informalidad en los últimos años, a pesar de ser un fenómeno tan complejo. Es necesario, eso sí, con- tinuar con la generación de empleos de calidad como los de estos últimos cuatro años, así como la formación de capital humano y generación de ingresos estables. Desde los dos puntos de vista y/o mediciones tanto de sector informal como empleo informal, el país va por buen camino; se ha avanzado a pasos agigantados en la reducción de la informalidad en los últimos años, a pesar de ser un fenómeno tan complejo. TEMA CENTRAL