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LURRALDEA
libro 1
LURRALDEA
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Daniel Fernández Ahumada
Imagen de tapa: “Naturaleza muerta resucitando”, Remedios Varo
Buenos Aires, agosto de 2015.-
A la larga historia de quienes promueven el sufrimiento humano por su absurdo y eficaz modo
de inspirarnos.
A Marija Gimbutas y Casilda Rodrigañez Bustos, tarde o temprano ‘Benefactoras de la
humanidad’.
ÍNDICE
Capítulo I, La ráfaga jerárquica
Capítulo II, Camino del agua regia
Capítulo III, Convulsiones del Este
Capítulo IV, Casa de plumas
Apéndice I
Apéndice II
Capítulo I
-La ráfaga jerárquica-
Día 1
Murió Carlomagno. De inmediato las redes informativas se dispusieron a trabajar sin descanso
hacia todo confín. No se trataba de un día cualquiera, aunque se lo esperaba. La naturaleza
hace e impone sus propias notorias cuentas. Soy el paleobiólogo James Mollars, así es. El vuelo
de British llegó tarde como es ya costumbre aunque para viajar no teníamos alternativa. Le
presento a mi hijo John Best, es muy perspicaz, un calco de la madre, claro. Sí, me acompañará
en el campamento y como ya tiene cierta experiencia aprovecha sus vacaciones escolares y
ayuda a su padre, ya era hora, voluntariamente, ¿no le parece que así sea? Al menos el
ordenador tendrá un aspecto más vital con tierra en sus rincones y bacterias que lo corroan
algo más rápidamente que en su cuarto de niño soltero, lo cual habla muy bien de las bacterias
de estos sitios. Sí, estamos estudiando trasvasamiento y operatoria mecánica de los
organismos vivos de nivel bacterial y no queda más opción que hacerlo por fuera de las
ciudades que ya semejan organismos muertos extremadamente confusos. En efecto, así es,
estoy locuaz porque es momento de estarlo ya que con mis objetos de trabajo transcurren
largos períodos de absoluto silencio comunicativo aunque vivaz como el saltar de las abejas al
sol ante las paredes de sus cárceles de melaza. Sí, John Best habla lo preciso, no molestará, por
el contrario sabe ocupar su puesto en cierta soledad creativa.
Por mi parte uno o dos gigantes placeres en conocerlo doctor Mollars, dicen que soy el
arqueólogo Roberto Ortiz, ah, John Best muy bien, muy bello nombre, no se me hubiese
ocurrido, su hijo seguramente, son muy similares, lo será a su vez en la tarea sin dudas,
conociéndole por las corrillerías que lo anticipan todo aunque las más digan infundamentos.
Aquí está mi hija Amparo, saluda hijita que nada te ocurrirá nada por fuera de lo habitual, son
personas muy educadas aplicadas y estaremos trabajando intensamente juntos durante estos
tres meses con lo cual es conveniente no perder de vista que tendremos tiempo para
estrujones de mano aunque ahora nos espera un traquetraca con la Merceditas modelo 58
aquélla que ven de color perlado que es lo único bueno que he conseguido en estos páramos
en los que un árbol cotiza en Wall Street, válganos. Niños, a partir de este instante nuestro
mejor amigo es un árbol, o su retoño, son tan escasos que ya nos saludamos cada vez que nos
cruzamos tropezando piedras con las que con algunas de ellas hasta nos reverenciamos al
menos por las mañanas sí claro por cortesía, lo que se ha perdido, sí pero lo que se ha perdido
inexorablemente no se gasten en ocultamientos se encontrará decimos nosotros escarbando
como en sueños de diván. Y pensar que hay registros de árboles en el norte de mi país que en
algunos reza 7.71cm de diámetro, pero si me trajéseis uno haríamos la oficina del
campamento allí en él hombre a cuya sombra beberíamos vosotros ya que cuando trabajo no
acostumbro casi ni hablo será tal vez por ello que estoy despilfarrándome en palabras no todas
huecas. Estáis algo más circunspecta de lo habitual Ampariñilla, no te preocupes, John Best
tiene tu edad se llevarán de perlas espero, es muy alegre, vital, trabajadora, ordenada,
cooperadora como ninguno de nosotros será una buena madre sale a la abuela a la bisabuela,
materna señores obvio, es decir, justicia es lo que hago en este acto me vanaglorio de mi
memoria, llegamos al campamento, vosotros diréis, qué es esto, y yo les diré que es todo, que
es todo lo que tenemos a cien kilómetros a cada lado de estos caminos que sólo sus más
pequeños pozuelos semejan cráteras vulcánidas con baño en suite. Mañana será otro día que
llega el grueso del contingente así que acomodaos elegid donde os plazca que a mayor
minimalidad del objeto de estudio mayor es el privilegio. Me alegro que lo celebren con risas
plenas o casi plenas de las plenitudes que se han perdido nos van quedando hasta las risas se
han escondido en los matorrales de cemento, palabra sabia que proviene de cementerio, que
obtengáis muy buenas noches de estrellas azules tachueladas al firmamento aquél que tan
lejano se nos ha vuelto como si ni fuese de nuestro cuño natural como una nube que nació en
el suelo que estoy pisando con mis dos ojos y mis dos franciscanas. Descansemos. Gracias
Robert. Denme otras gracias y os daré otro Mañana.
Y las luces penúmbricas acompañaron la partida del yo y el cuerpo astral Hacia los astros que
están por dentro de las cavernas Mientras los cuerpos sumisos pesados establecidos Se
adormilaban cada cual con su manto en las profundidades de la madrugada. Tengo que rezar
entre el mar de luces que me despiertan con su revuelo Mantengo el ritmo de la oración con
dios y a dios Por dios descubro la verdad efímera y etérica Pura como la sombra de un
mediodía Despierto en clave de Si me descubren Sirio y Las Pléyades Apuntan hacia el suelo
fulgente de mi lecho En el campamento despega el lucernario su sonrisa Y me reciben en sus
regazos maternales abrazos millones de luciérnagas.
Día 2
Y bien, cómo los ha tratado la noche lo bueno de los desiertos es la noche noche sin ráfagas sin
viento, luzco, desayuno, higiene y partida de reconocimiento, sí podéis higienizaros
previamente a la injerencia alimentaria aunque no os apliquéis con esmero en tal menester
porque el agua viene si la buscamos de allá bien abajo en las hondonadas hay que golpear
unas piedras con una vara y ya, volvemos al manantial la ciencia gira en círculo y dónde habéis
visto un círculo que se ocupe de la justicia. Robert, cómo es eso de que las figuras geométricas
tienen reservadas funciones axiológicas. Sencillamente y de paseo el caso de la justicia parece
venir de un cuadrado. Celebrad pero no tanta efusividad que estamos en el desierto mis lores.
Sí, Amparo quedó a cargo de la base es muy eficaz nosotros deberíamos diseñar camellos con
jorobas de agua mineral no sé qué estamos haciendo que no lo proponemos si hay como es
sabido palomas mensajeras. Robert olvidamos las vasijas o tienes bolsas encubiertas en tus
vestidos. Ambas ambas querido James por fortuna ambas. Qué confusión, a la memoria le
llama fortuna. Qué dices pequeño Best nada nada Mr Robert me distraje con poemas antiguos
que me recitó mi madre porque ella es la poesía sabrá usted y mi padre es la narración y me
cuenta y me cuenta detalles situaciones empresas batallas de los que aprendo a. Mi mamá es
como una ensoñación la reconozco a ciegas por el aroma entre miles de mujeres y ella a mí ya
hicimos las confirmaciones correspondientes con lo cual no es necesario que usted dude Mr
Robert. Y con tu padre qué te orienta. Con mi padre me orienta su voz inconfundible salvo
cierta velada en que me vi obligado a decidir mediante una pregunta histórica que él mismo
me había contado. Interesante niño Mr James vuestro hijo me ha dejado perplejo con roca
puntiaguda por sillón y es algo incómodo pero debo admitir que tengo una nueva idea en el
coxis. Tal vez no se trate de una nueva idea Robert en pleno siglo xx sino de una muy antigua
algo ancestral ultraconocido pero perdido que ya descifraremos como la escritura de la
biblioteca de oro robada de la cueva de Los Tayos. Muy interesante este descanso en las rocas
mis amigos volvamos tengo sed y Amparo espera en la base.
Al atardecer llegó al campamento una bióloga argentina hermosa y alta serán todas así las
isabelas modias en este caso me dije y quedé embelesado esperando que se acercara con sus
tres hijas gemelas qué sensación tan extraña no poder distinguir en un principio el quién es
quién en estas tres niñas Nieves, Nadia y Norma. Anocheciendo el gallego se la pasó
parloteando en casi unidireccional y excluyente conversación con Isabela de sus orígenes
comunes de lugares remotos y héroes y fundaciones y asesinatos y nos dormimos ya tarde
mientras el excitado seguía hasta que uno de nosotros dijo algo así como si la visita se quiere ir
yo me voy a dormir y los dejamos solos y a solas como a las cadenas de un campanario
mientras la temperatura bajaba por nuestros cuerpos.
Camino de mares del gigante Hércules amplias avenidas Nos traen dos trabajos que se harán
con huellas profundas huellas de deberes cumplidos Fortuitas legendarias las naves nos
situaron en Gades y se fueron del puerto hacia el corazón triunfante de la tierra que exaltada y
bruñida con el esmero propio de aquéllos habitantes legaron una península para la europa y
una razón mayor para la nueva vida.
A Gerión en Tartessos le dimos hierbas de beber nos llevamos a la boca los bueyes de alta
estima a punta de la espada lo griego cerró las puertas mediterráneas plantando dos columnas
y manzanas áureas recogimos del premio de jardines espléndidos como edenes labrados. De
todo lo demás degüello y carne para los perros que ni ladraron sangre festín de sangre polvo y
racimos de necedades mujeres niños nada que llame a partir de aquí será dispuesta por la ley
de los fuertes sabios al mundo una señal, Hispania.
Día 3
El sol aun no se animaba y ya nos levantábamos, qué pericia qué leve es el alma de los seres
vivos, todo se aplica el trabajo no es un juego ni el placer debe entrar en la tarea mientras se
realiza porque es un elemento perturbador. Me encuentro animado porque estamos logrando
una especie de armonía de las buenas lo cual es muy difícil de alcanzar en los grupos humanos
porque la armonía no está en la naturaleza de los seres humanos, eso creo James, no está de
acuerdo. Disculpe estaba concentrado en mi taza de café en realidad en el café al girarlo en sus
remolinos y pensar que aquí se concentra todo el universo.
Durante la jornada de trabajo larga y durísima Roberto seguiría buscando interlocución
durante horas dirigiéndose a Isabel como si nadie estuviese entre ellos, eran las cinco de la
mañana y el movimiento calaba los senderos en silencio cada cual con su jarro su pincel sus
cepillos sus toallas sus buenos días sus sonrisas sus zapatos.
Los niños tenemos que trabajar nos fue asignada la cuadrícula 12 con el objeto de no
entorpecer las investigaciones ‘serias’ de los mayores preocupados por una muestra mal
tomada por un golpe torpe o alguna distracción o broma o intención. Así comenzaba nuestro
primer encuentro de cinco miembros juveniles troglodíticos la unión de juventudes
arqueológicas capitaneadas por todos porque nadie quiso tomar el mando sin el conjunto,
estaban frescos los años en que jugábamos a correr y a esperar al que se retrasaba para llegar
triunfalmente juntos a la meta. Nos encantaba provocar la ira de los profesores que insistían
en que corramos nuevamente y hacerlos discutir la competencia es sana la competencia es
antinatural y nosotros muertos de risa repetíamos el ritual igualitario perdido.
Llegaron otras personas al campamento…dos arqueólogos británicos George Benton y Adrian
Thomas jóvenes varones para el equipo de Robert. Después del almuerzo hubo que ir a buscar
a una pareja de lituanos ingenieros Brenda Lide y Ian Nanderen, quienes llegarían con sus dos
hijos Ivan y Victoria, nombres que surgían de los datos de la pizarra 1 la que se encuentra en la
sala principal un carpón de lona casi de circo con un mástil central en la que se escriben todas
las novedades importantes tales como tengo hambre. El arribo de la Merceditas se cumplió
con horario de Zurich o de Dornach.
Al caer la noche reunidos por el fuego comenzaba un oráculo jugado propuesto por Robert que
sin dudas se ganaba el lugar de organizador porque además de estar en cada detalle buscaba
la perfección y la eficacia y según dicen lo conseguía…todos los niños tienen entre once y doce
años edad especialísima porque, por qué: ………..y poco a poco comenzaron a soltarse los datos
escondidos en la experiencia y los saberes de los integrantes del grupo, éramos por entonces
catorce nosotros: la edad de uno de los niños Jesús el que murió, la edad del niño de Las
Navas, más o menos la edad del bautismo de fuego de José el de San Martín, la edad de la niña
de Covadonga, de Lucin en Armenia en la aldea perdida, de Tío Tañí en Acosta Ñu en la guerra
de la Triple Alianza, de Roberto en Boyacá, de Tatiana en Leningrado, de Juana, de Marguerite,
de Petra en, de Nancy, de Carlota, de Marija, de no sé durante la inquisición, de Clalilen en el
chile araucano, de Amelí en el Cuzco, de no sé…y terminaba el juego que excluía a quienes no
tuviesen a quien nombrar, a quienes Robert oficiando de pitoniso auguraba un futuro atroz y
plagado de horribles desgracias con la risa de todos, me impresionó que fuesen casi todas
nenas las recordadas y el frío indiferente clásico del dato intelectualizado Robert le comentó al
oído mi padre Robert estamos en peligro…aunque Robert aparentemente sólo veía y atendía
los movimientos de Isabel diciéndole cosas tales como la vida no se regula de este modo algo
está desproporcionado y distorsionado y no encuadra en los esquemas vitales adecuados
aunque confío en que la vida sabrá qué hacer con esta fuente.
Cuando ya todos dormían aun podían escucharse decires de Isabel y Roberto que permanecían
como si el mundo fuese de ellos y existiese por ellos: Estuve pensando y si hacemos el amor.
Qué, cómo se te ocurre, qué es eso, cómo hacer el amor, no está hecho. Lograste asustarme,
bueno sí está hecho hace tiempo forjado idílicamente en la mitología pero. Eso quiere decir
que tuvieron que hacerlo como se realizan los objetos de arte. Claro que sí pues que se trata
casi de un objeto de arte, esto, depende nada has visto que los objetos de arte son muy
dispares conceptualmente y los puede haber sublimes así como farragosos símil psiquiátricos y
toda la gama entre ellos. Y qué me propones que hagamos uno de qué orden. Ya, vale, del que
nos salga de acuerdo con nuestras capacidades. Esto quiere decir que nos podría salir mal
A la larga historia de quienes promueven el sufrimiento humano por su absurdo y eficaz modo
de inspirarnos.
A Marija Gimbutas y Casilda Rodrigañez Bustos, tarde o temprano ‘Benefactoras de la
humanidad’.
hace eternidad con una espera, surgen los que tejen trenzas de culebras hasta con crucifijos
aquí a salvo de la intriga preparamos las oraciones como armas y los asnos que somos tozudos
de salvaje montaña saltamos de vigía en vigía tormento para Al Andalus gritan nuestros coros
de guerra nuestro vigor corroe sus fortalezas sus corros femeninos sus danzas uterinas sus
vagidos sus imposturas sus aliados silvestres y sus torrentes de hielo pastores nómades
supersticio animales terrores les hicieron creer en tales dioses el nuestro es el de todos ya
llegará el día en que la guerra dará el paso santo a las comunidades, hoy la nuestra es elegida
divina protección se eleva en Covadonga una niña observa desde una tribuna en una peña es el
Cristo quien muestra letras grabadas en la piedra decisiva y una lucha que parece absoluta les
cae a esos ejércitos como desfiladeros desde la cima de nuestra visión y les aplasta el auge se
retiran perseguidos de toda persecución hasta que firmen su error divino ante la frente de la
tierra santa y se retiren a sus destinos como harán los perros que ladren cuando el trueno
estalle.
Día 4
El sol saldrá sin dudas piensan los niños cuando está amaneciendo y sin embargo algo nos dicta
en sueños y el día lo dictaminamos nosotros, no es así queridos amigos? buenos días, qué
beldades silenciosas, más vale así, hoy será el primer día después del tercero, nada nada no os
preocupéis, lo digo para probar que estáis aun dormidos. Ah Robert, qué sería de este sitio sin
ti, sería un sitio sin mí, lo cual representaría tal vez una ventaja. Seguramente. La risa matutina
es la mejor aliada de la voluntad y la inteligencia. Claro que sí Robert, claro que sí. A propósito,
tu rostro declama cierto placer, felicidad amigos felicidad que no es lo mismo. Y al trabajo en
grupos orden cerrado le llaman por el celo profesional de estos esfuerzos los cobertizos
corroídos casi convierten en héroes a los científicos y en víctimas a los niños pero tiene razón
Robert felicidad no hace doler al cuerpo. Las becas vienen demacradas y los aportes
institucionales menguantes indican que estamos en la buena senda siempre le encuentra este
gallego de Santiago una salida progresiva y no es liberal no es así Robert, bien James tú sabes
que los liberales puros no existen y en Iberia ni en museo. Aunque debo decir que los
liberalismos han sido sepultados por la corpocracia y se trataría de un caso ideológico del
pasado que perdura sólo en nomenclador como en los cuadernos de las viejas farmacias.
Cada uno llevará en su pecho una tarjeta con el nombre grupo sanguíneo documento
nacionalidad estado civil sponsor etc., este Robert siempre tan expresivo pero cumplamos él
sabrá por qué. Este almuerzo se emparenta cada vez más con el trabajo y es así que no veo
cómo puede ser entendido esto como descanso si casi me llevo a la boca la tarjeta con mis
datos. Robert es la confusión pero en el mismo grado la precisión y la bonhomía algo perdido o
en su vía. Comentarios de todos satisfechos con la salsa de tarjetas de identidad en los
fettuchini del almuerzo de hoy. Es saludable saber de antemano qué cenaremos. Hoy
Galápagos a la asturiana, agridulce como habrán percibido. Y el clima ayudaba a mantener los
cuerpos ocupados los niños en su mundo ni asomados en asuntos adultos como debe ser, otra
vez como debe ser, alguna vez te cansarás de repetir esas fórmulas de vacío legales? Los
lituanos son mudos o sordos o inteligentes no sé hasta el momento ni mu ni lemuria ni madre
patria ni nada sólo del trabajo a la mesa y de la mesa a la cama, cama, si se les puede llamar
cama a esos engendros pirenaicos, basta quejicas qué ganáis con tales prácticas de barricada
que oculta la búsqueda de privilegios no olvidéis que os conozco vuestro orillo.
Llegó material e instrucciones a juzgar por los movimientos celéricos la firma de papeles
sobres cajas cigarrillos cigarros pipas aceite para antorchas qué bueno al fin qué se traen,
vayamos, alto torpezas torpeza nao tein fin deteneos media vuelta march, un-dos dre-dre-
derecha derecha derecha derecha-izquierda, a jugar lejos chavalines ya les informaremos de la
merienda atención al silbato nada de sin sombreros más tarde revisaré vuestros logros qué
padre os habéis ganado, joder.
Fuimos a las rocas del otro extremo del sitio todos en corro aleteando las chicas en la
vanguardia si nos viese Robert, pasamos en medio de un grupo de cabras inmóviles casi
esculpidas que ni se dignaron a ver nuestros maravillosos movimientos, seguimos hacia la
hondonada de la cueva profunda más de cuarenta metros y una abertura oval de nuestra
altura o poco más, de pronto se abre el cielo a las rocas dentro de la caverna o bien sí las rocas
se abren como en un sin techumbre y vemos que el sol proyecta una sombra puntiaguda
perfecta que se apoya en la pared final del estrecho nos quedamos quietísimos como las
cabras hasta que el fenómeno se fue disolviendo en formas informes contradicción consenso
contradicción nos miramos interrogantes y nada se nos ocurrió más que salir con un aire de
cierta devoción no sabemos cómo expresarlo pero como de un santuario naturalista nos
llevamos las manos al pecho nosotros y las chicas al abdomen según conversamos a la vuelta
sin proponernos nada ni que nadie ordenara fue como un bálsamo un abrazo. Claro que
volveremos, las chicas no queremos aun no es tiempo les dijimos sin haber hablado entre
nosotras ni una palabra previa de consenso consenso ni. Qué contiene eso, con qué se nos ha
envuelto, lo contamos, debatamos mejor tal vez, de acuerdo, mañana esperaremos el sueño
de la noche y su consejo en calma de sabias almohadas.
Volvíamos silenciados tanto que Ampariña hijita ven, qué ocurre que estáis pálidos como si
hubiesen visto fenómeno o un animal salvaje, nada nada papai caminamos demasiado fue
durísimo volver a tiempo para atardecer aquí entre todos disculpen descansaré un ratín
piquiños vuelvo, preciosa me dije, y la miré desplazarse por vez primera como a una mujer
todos creo que observaron lo mismo, poco después la ceremonia luego de los baños aseos
bebidas agua agua la pedíamos como si fuese morir soñando y reímos tanto por la ocurrencia
que percibimos en qué consiste la felicidad por fuera de los intelectos estrujantes.
Brenda y Ian como por contagio tomaron la palabra y sus hijos Victoria e Iván de observatorio
maya cabildeaban el andar de sus padres por las palabras, el camino de Santiago no el
comercial el que puede surcarse en automóvil sino el de montaña varias paradas las señales
derruidas o ausentes recreábamos todo a brújula los niños entre nosotros con cuidado un
pueblo luces alivio pensar que caminábamos sobre autopistas de huesos de los que morían
intentando llegar al mar tenebroso para alcanzar el sepulcro de Santiago el mayor el que por
allí había llegado quién sabe por qué prodigioso encuentro sobrenatural, Cangas de Onís
Covadonga nos hablaban los parajes asturianos del viento quedábamos pasmados escuchando
atentos no es cierto Vic? Y seguíamos por el sendero más seguro de la reconquista de uno de
los caminos estelares, dicen que en todo su recorrido por el norte de Hispania brilla como en
un camarín de diosas laicas y refulge la vegetación es diferente gracias a un orden fotosintético
notable, la vida se abre camino no intentéis detenerla, miles de grutas cavernas hondas
profundas enjutas algunas amplias las otras como en úteros de la tierra viajamos varios días y
de noche extasiaban las estrellas los motores inmóviles del meteco, Aristóteles niños, junto al
multijuego sonoro de los insectos y lo vivo esplendente refulgía en la oscuridad los ojos
nuestros se veían en los nuestros y dormíamos en guardias rotativas por si a algún oso se le
ocurriese emular al antiguo Vitiza. Santiago de Compostela válganos señor y pensar que no soy
creyente Fih Terrae. Había por entonces un verbo irregular que la escritura alejándose de sus
orígenes naturales fue imponiendo: yo emigré, tu emigraste, el invadió, nosotros emigramos,
vosotros ocupasteis, ellos intrusaron. Gracias demos al hidalgo caballero hercúleo quien
cumplió al imponer el nuevo e imprescindible orden mundial de entonces matando a la
serpiente con una manzana de oro robada del bello jardín y así fue que más tarde Santiago el
mayor fue registrado en oriente como el primer apóstol muerto pero se animó hasta aquí tal
vez para sumar su cuerpo a la barrera de cuerpos destrozados por la invasión moruna que los
detuviese de este lado pirenaico Pelayo por la cristiandad válganos y los vascones hicieron lo
suyo en las guerrillas no olvidar señores de los nuevos reinos sus guerrillas sus ideales antiguos
y fraternos de armonía latente acompasada con la naturaleza hasta su idioma, hasta su idioma
de palabras naturales. Nadie se olvida Robert tal vez seas tú quien producto del cansancio de
este tan largo sí sí tan largo como bello día a dormir niños que mañana llega y nos pillará en
vela. Los primeros abrazos se entrecruzaban entre la mayoría de nosotros tejiendo un manto
ante el menguar de las llamas de los troncos encendidos y fieles de fuego amigo. Primera
guardia Brenda y Ian por hablar sin parar y afirmar sin saber. Dormir en risas compartidas es
incomparable nadie nació para reír en soledad. La risa es una prueba del vestigio del otro
Robert. Buenas noches.
Santiago cabalga resuelto con su ataúd por escudo degollando infieles paganos que le salen al
paso, vuelve sobre el guerrero de la paz jus belli grita arenga y en todo el cántabro del camino
francés resuenan los arteriales duelos de sangre impura contra las paredes inmaculadas de la
razón divina, la cruz alerta en su cruzada que por tierra darán los invasores y aliados de esta
tierra bendita un vergel un fragor una derrota una salida espantados por el poder bravío de los
justos. Pelayo rey navega en los alcázares montañosos de Asturias indómita gimientes los
latidos truncos las partes se desgranan y ruedan al vacío de sus necedades sus corceles
aconsejan retirada a los grandes ejércitos de nadie para nos los asnos sapientes les crepitan los
cráneos insolentes de toda ignorancia hundimos en sus ojos figuras de los nuestros y el terror
se desvela y no sueñan sus cuerpos mutilados fluyen leprosarias hendiduras grietas fantasmas
de peñascos lanzados con las manos de la ira divina dónde allí cierra el paso acomete destroza
troza quema los corceles semejan sepulturas añejas encendemos la hoguera de esta tierra con
los puros presagios. Ni una sola palabra dicen jamás de sus derrotas guerreras los derrotados.
Nos revolcábamos en los catres ante cada cambio de guardia nocturna cada tres horas es inútil
algo nos alertó quién atacaría y un felino avisó sólo le vi los ojos y se marchó con la magna
investidura de su característica sorpresa. Hay una palabra para el sin palabras cómo se dice, y
para sin aliento, ah, inútiles las guardias parecen no ser cuestionen ahora que el peligro se
acercó demasiado buena señal dijo Ian menos mal que el fuego siempre vivo ahuyenta a los
fuertes y arracima a los débiles y transforma la carne de los cuerpos vencidos en.
Día 5
En estas situaciones la noche no es tan larga como el cansancio. Y, entramos en una primera
etapa de acumulación capitalista dijo Robert de cansancio y las risas coronaron el alba con
flores humanas de las que allí estaban despertándose. Los chavales zambullidos corriendo a
buscar aventuras sin planes previos lo que no es bueno aunque había llovido y del lago interior
de una fantástica caverna surgían luces de colores y los cables cercanos del tendido eléctrico
atencionaban nuestros sentidos y fundían la vista y el oído con el tacto un salto hacia arriba
otro hacia atrás y así logramos entrar por la principal abertura la inteligente dijimos los
varones la experiencia intuitiva de las chicas indicaba un sendero al final del que surgió algo
como el Maracaná a cielo abierto con doscientas mil gotas aplaudiéndonos corrimos a los
gritos que resonaban allá del otro lado frente a nosotros en la pared de enfrente y nos
metimos todos en el pie del arcoíris que subía curvo serenamente hacia el confín plenamente
insolado de los tiempos remotos. Cuándo se disipó, qué sé yo qué, nadie supo del tiempo
transcurrido, las chicas nuevamente pálidas aunque animadas nosotros algo eufóricos
danzábamos desordenadamente en silencio mientras las chicas comenzaron un movimiento
conjunto con cruces lemniscatas pasajes de manos y hombros con desplazamientos delicados y
sensuales como no conocíamos se abrazaban seguían y volvían al centro se tomaban de la
cintura del abdomen y estrechándose terminaron la danza soldadas una detrás de otra.
Cuando nos dimos cuenta que estuvieron desnudas ya se habían vestido, nos preguntamos
ilusión, no, silencio, nos abrazamos entre todos y volvimos atardecidos caminando al paso
tarareando una melodía trunca repetitiva y trunca notablemente rítmica que nadie logró
recordar minutos después de la cena que casi por obligación comimos sin prestarle la menor
atención, debe ser horrible ser cena y que nadie te mire. Y bien, niños, les gustó el trabajo de
Brenda y James, por supuesto, riquísimo dijimos y se estaban refiriendo a la nueva mesa de la
que nos ni noticias como en aldea española abandonada en plena crisis pueblo blanco o
revolución traicionada. Qué papelón, Robert y madres y padres se reunieron luego de que nos
despacharan a los sueños nocturnos y nada bueno surgiría, nos miramos entre todos con
esmero y como si pero el aire se cortaba con miradas, viste alguna vez un mirar cortando el
aire como si fuese de agua? si en esos momentos nocturnos las miradas hubiesen sido
luminosas el campamento se habría transformado en un fenómeno fosforescente como campo
de luciérnagas en año nuevo.
Llegábamos por mar a nuevas tierras desde el poniente para ellas, las naves agotadas por el
cansancio de los velámenes a pesar de lo que puede llamarse corta travesía, nuestro mundo se
estaba hundiendo sin piedad sobre nuestros sueños de eternidad como ya varias veces había
ocurrido desde remotísimo tiempo tanto al poniente como en el naciente, según las herramientas
simples empotradas en rocas y obras de arte añejadas en marfiles diversos y extraños y perdidos
huesos humanos gigantescos. Salvamos a los niños nuestro gran tesoro y los hombres hicieron
de la mar un jolgorio para nuestro placer cotidiano entristecido. Nos queríamos los unos a los
otros tanto como a aquellos que quedaron para cedernos el pasaje hacia la vida como ellos a
nosotros porque sí, siempre había sido así ante cada adversidad, los niños y los jóvenes debían
proseguir de la mano de la vida, la luna pobrecita del cielo miraba nuestras lágrimas y crecía de
pena, las estrellas nos habían comunicado junto con los grabados en los sembradíos el peligro
cerniente, pero fuimos torpes nos negamos a la experiencia no pudimos descifrar tales ayudas,
nuestros pares en estos menesteres se esforzaron a sabiendas de que algo se cerraba, por entonces
los pueblos fueron nobles fueron dijeron que dijeron más tarde nuestras madres y abuelas, las
naves hacían agua los niños todos en el centro pero menores males la comida abundaba una papa
de ahuacate con ínfulas de sales, maíz pisado en morir soñando y variedades frutales de largo
plazo aquietaban las angustias de quienes no sabíamos si podríamos alimentar por largo tiempo
ÍNDICE
Capítulo I, La ráfaga jerárquica
Capítulo II, Camino del agua regia
Capítulo III, Convulsiones del Este
Capítulo IV, Casa de plumas
Apéndice I
Apéndice II
Enfrente habían divisado un día detrás tierra firme pero desistieron por el momento ya que se
distanciarían del conjunto. Hicieron tierra felices con cuidados extremos tierras duras difíciles
con miles de cuevas y algunos valles de fertilidad, grabaron las señales correspondientes y
dispusieron las tareas en la celeridad de la espera del nuevo que llegaría en dos lunas. Hallaron
la sorpresa de que los albergaba un clima benigno en el ángulo interno de esa encrucijada
montañosa, dedujeron que siguiendo las montañas llegarían al punto de reencuentro, pensaron
que sería simple ya que los ángulos aunque fuesen distintos tenían que darse claro presuponían
que esos montes comunicarían en algún momento con mar interno y ansiaban dar la buena
nueva para el conjunto.
El grupo que decidió volver por la derecha del lazo comenzó a contar tal como habían acordado
los tres días cuando ingresó al mar interno luego de cruzar sus puertas tan abiertas como
estrechas y con el cuidado de evitar las tierras firmes que aparecían a la derecha siguieron hacia
el naciente bordeando las ondulantes orillas de su propia izquierda. Descartaron tierras fértiles
visibles e islas con el propósito de reunir al conjunto. Se ilusionaban con que las sinuosidades no
los alejaban del otro grupo hasta que en estos placeres cantando divisaron una cadena
montañosa que nacía hacia el norte aproximado en dirección al cierre del lazo y celebraron con
danzas y música acompañada por las aves que por allí eran similares a las que habían perdido.
Sería cuestión de bordear las montañas para reencontrarse en algunos de sus espacios. Cavernas
los albergaron y lograron alimentos sin obstáculos construyeron pacientes asentamientos
demarcaron cuidadosos todos los lugares elegidos para orientar a los nuevos a quienes
destinaban terrenos más cercanos a la costa para evitarles esfuerzos adicionales clasificaron
animales sus utilidades tratando de armonizar con los frutos de la tierra en prioridad los niños
en el centro de los especiales sitios dedicados a la confianza del conjunto ante el peligro posible
en. Cierto día tuvieron certeza de que grupos distintos los observaban sin acercarse a tiro de
flechas ni de arcos ni ballestas, eran bajos anchos veloces esquivos y desaparecían en plena luz
con gran habilidad. Decidieron esperar a grupos nuevos dos lunas no es mucho para decidir
mientras fortalecían el conjunto, decidieron mudar todo a las cavernas y encontraron cómo
agruparse en algunas de ellas por sus pasadizos sin mayores problemas con animales o peligros
tormentas lluvias torrentes lagos internos. En estos desplegaron las mujeres todos sus saberes
medicinales poco a poco y fijaron algunos especialmente para generar homenajes a la fertilidad a
las fuentes de vida. En el lado izquierdo del lazo se ocuparían en idéntica tarea, sí aunque con
mayores seguridades pero aquí no lo sabíamos porque el terreno imposibilitaba un ataque
externo de cualquier algo sin que ese algo pudiese escapar hacia la vida. La clave cuando
llegaron decenas de nuevos contingentes fue cercar la región en un gran óvalo, el óvalo
habíamos aprendido de los antiguos comunicaba una señal de lograda armonía al Todo, el resto
fue demorarse en afianzar la existencia mientras se atrasaba la partida de la expedición hacia el
encuentro del otro grupo primigenio. Mientras tanto en el sur, es decir en el comienzo de la
espalda del lazo aquél antiguo grupo ya se había atrevido a cruzar del otro lado, proseguir
avanzando después de la montaña amiga, se instalaron a ambos márgenes y siguieron ocupando
terrenos fértiles y decenas de cuevas de menor complejidad que en el lado interno de la espalda
del lazo. Con los milenios desarrollaron finas destrezas artísticas que en el llamado siglo xx
varios grandes artistas evocaron en silencio tal vez al haber extraviado el sendero de los
encuentros comunales.
En un momento creativo de la fertilidad el grupo sureño destacó grandes contingentes con el
objeto de reunificar la primigenia división mediante el sueño adicional de alcanzar unificando la
región una visión estratégica a ambos laterales de la cadena de sueños. Las asambleas enviaron
emisarias y emisarios para el contacto y para en el caso de que fallara pudiesen constituir un
nuevo aunque pequeño grupo. Algunos inviernos se fueron sin novedades pero en cada
primavera de los años se insistía con el plan trazado. Todo tipo de festividades se realizaron a
ambos lados de la espalda del lazo y a la altura de su moño cuando los dos grupos una vez
recuperado el número total de misiones emisarias previas se abrazaron, una larga alegría tiñó
los confines con la noticia, la que llegó en escasos soles menores despiertos. Aquí y así
comenzaba se expandiría rápidamente y se ejercería en aquéllas hospitalarias tierras durante
cuarenta mil años una nueva y portentosa idea de lo que es el vivir humano.
Día 6
Nuevamente sol desde el amanecer piensen que no es eterno disfrútenlo charloteaba Robert
desde las cinco hasta las cinco del día entrante, fue a tiempo completo y lo tomaba en serio, y?
chavalines, pensáis alguna charada para hoy, preguntaba a los ojos cerrados de quienes
caminábamos porque teníamos piernas y nada, todo el mundo en silencio, fue como un
juramento sin que mediase sangre por fuera ya que por dentro corría a las claras del alba que
estábamos dispuestos a defender nuestro secretísimo que ya eran dos. Las madres observaban
los madres las miraban tenían confianza en las intuiciones de las mujeres que algo queda en
pie. Un duraznillo aquí otro más allí y se me vino la noche me propuso que lo ayudase en la
despensa, y así a cada uno de los siete nos redujeron a cenizas laboriosas sin juego lo peor del
trabajo es que no sea jugado y ya, aquí estamos confinados hasta que la ley nos haga
comprender que no es tiempo de secretos, es que tenemos miedo a que les ocurra algo feo,
Brenda actuaba bien, Isabel más sobria hacía como que estaba sucediendo una serie barata
televisiva que ni atrae la atención de los más ingenuos o aislados solitarios de esas que se
seleccionan para concentrarse en tareas de mayor importancia en compañía de una nada. Los
dos aquéllos siempre juntos en otro agujero negro, los hombres trabajaban mecánicamente
como siempre sin distraerse por nada ni por un tábano en la nariz se mosqueaban, pero
porque nos tenían en el redil. Y el sitio iba tomando forma de ciudad emergida del fondo de
esta tierra con calles plazas hileras de casas dispuestas ordenadas amplias avenidas pulcras ni
signos violentos ni incendios ni ajuares ni joyas individuales ni templos ni sepulcros especiales
qué es esto se preguntó Adrian y todos se arremolinaron en su torno de él, no vimos nada
cada esclavo en su puesto de esclavitud y ya espartaqueaban nuestros sentires aunque dos
horas sólo dos horas hacía que nos habían confinado bajo pena sin pena ni amenazas, los
adultos democráticos no existen existen los niños incomprendidos no sabíamos mentir y se
nos estaba obligando o bien dejar de preservar nuestro bello secreto. Adrian había limpiado
una obra de arte chiquita de siete cm con una imagen de mujer en roca con su cuerpo al aire y
sus partes más lo que después nos enteramos representaba su útero exagerado dijimos
hiperrealismo ya por entonces y reímos hasta el cansancio de la tarde, vinieron unos tipos de
verde se llevaron el cofrecito de Robert y dos días más tarde se dijo en la asamblea nocturna
cuarenta mil años. Una obra de ese nivel con semejante tremenda antigüedad qué locura, qué
locura seguir escribiendo libros de ceguera inducida para esa maravilla esculpida en marfil.
Al anochecer anochecido nos reunimos habituados en ronda junto al fuego en una noche
especialísima por los resplandores lejanos de secas tormentas eléctricas del desierto, extraño
saber que no siempre lo fue, habrá sido ideal vivir por allí como en Suiza Austria o Alemania en
sus bosques y lagos mágicos de toda magia en algunos nadie se recrea por tradición, qué habrá
sucedido allí, qué no habrá mejor decir pensó con su megáfono natural Robert que escuchaba
el canto croático de una rana antes de que cantase, tenía un oído conocido como anticipatorio
fenómeno heredado de su madre parapsicóloga que en otras épocas se llamaba shamana o
algo similar, sabia, y claro que sabia sabia más que los médicos dijo Robert y otra vez
distendidos ni lo esperábamos y el contraataque nos golpeó. Bien niños vosotros sabéis que
estamos en un lugar de trabajo en el que los cuidados nunca son suficientes y los peligros
mayores que las alegrías así que debo deciros que tratéis de recordar lo ocurrido en detalle
por el día de ayer, dónde cuándo para qué ahorrémoslo porque es tiempo que se pierde para
el descanso, tenéis la palabra. Amparo blanca hasta el cabello Nieves habló resuelta y contó
todo todo salvo los desnudos inconcientes el éxtasis el arrebato de sensualidad natural e
inventó un sentido para la tarea de confección de nuevos vestidos y ya, solucionado por la
capacidad hipócrita por el momento la situación a la que no le hallábamos la menor
explicación y asentimos de poca gana, convencimos pero provisional estábamos en la mira
sentimos fue como que supieran lo que nos sucedía en esa caverna.
Dicen que mañana no saldrá el sol por el naciente como ocurrió a los hiperbóreos en la
Antártida Robert con sus ocurrencias nos mandaba a dormir y nuestro agotamiento feliz de
que nuestros cuerpos se dejasen llevar por una orden sugerida.
Cro-Magnon en la gran región en Vasconia en Asturias Galicia en lo que fue Navarra Cataluña
en París La Sorbonne en Marseille despliegan mére villeuse, y más tarde fue mutando a
Bolonia tras el asnito de Aquino con su vozarrón cruzando los Alpes pobre burro un esclavo
perfecto pero feliz de cargar al maestro de la cintura planetaria, hubiese sido un muy buen
alumno sin dudas nuestro ancestro cro cro, que desnivel tan terco ni podemos siquiera
asemejarnos a tamaña criatura qué retroceso quién es el responsable la madre que lo crió y si
no quién, la nodriza, imaginas un cro-magnon con nodriza papaclaras de huevo de codorniz en
vuelo dónde se ha visto pero Robert alguien nos ha criado y no somos tan despreciables
córrete hacia el nivel más alto del coeficiente y sienta en la balanza tu cerebrín tres gramíneas
una por cada idea adónde llevará esta caída si nos viese Agustín con estas madres qué nos diría
qué error agustino seguir el filo de la daga con la lengua al medio nos ha quedado como
cortada y una serpiente amiga ve los brazos de mis anhelos y se me abraza como lo hacen las
velas con el palo mayor de mis deseos miro al paciente que espera por un abrazo y queda en
su rincón de nada con sus nadie, cada con con lo suyo y cuando no existían ni lo mío ni lo tuyo
cómo sería el mundo.
En las construcciones bajo los bosques en plena ladera escarpo rebanan y hacemos mesas con las
maderas de grandes trocos reúnen las gentes de toda aldea celebra el año primaveral con las
raíces envuelta en danzas mujeres jóvenes oscilan van van por el suelo vuelcan revuelcan sus
cuerpos bellos fuentes vitales saltan y vuelven de pie girantes menean cual hojas con sus pétalos
o sembradío de lino al caprichado viento, manos en alto juntas por los dorsos los pies se juntan y
siguen de cerca alternan se unen de las rodillas un golpecito una onda entera recorre el cuerpo
un paso y va y otro paso y va los círculos se ciñen y se alejan oscilan serpentean diseñan el
placer y vuelcan tinajillas con aguas que traen en cintas seguras en las cinturas en espiral por
sobre sus cabezas que caen por las espaldas en un fluir ceñido por torrentes internos, y van y
vienen encerrando y abriendo los lazos simétricos a cada lado de un óvalo que se han dejado
abierto. Las flores con sus hojas se mueven en un mar de pétalos que en el suelo han caído
tendidos por las manos expertas de las madres grandes de toda abuelitud lo mayores que son. Y
por allí se cuelan los niños que ya corren y van y recorren y vuelven a sentar sus desórdenes tan
bellos como el agua que cae por sus sudores y van y van y golpecitos de rodillas mujeres que van
y manos juntas que reciben las ondas de los frutos que vienen como pulpos sedientos y van y
van y van. Y las viejas sollozan alegrías uterinas nostalgias de regazos con niños que se mecen
en las ramas estremecidas tanto que tanta vida ha nacido que tanto de tanto agradecen la vida de
las fuentes de todos sus rincones. Las voces acompañan el ritmo de los cuerpos y los
desplazamientos y tambores de tíos hermanos de las madres y hermanas de todos los tamaños
envuelven con sus sones de cueros estirados templados en armonía placente los sonidos vitales
los latidos troncales que muestran lo que son.
La tierra acostumbrada al trato acariciante lo pide en las canciones para niñez gestando que
somos naturales para recién nacidos bañados en la pureza crema de todos los naceres las cuerdas
se serenan torcer éste a quién se le ha ocurrido.
Día 7
Este sol no despierta Robert cómo ha atravesado la noche como tayo de algún grupo musical
andino que celebra con huaynos la llegada del día. Ya empezamos ni abrimos los ojos y ya
Robert acumulando datos en nuestras pobres cabezas y lo peor es que no olvida preguntar si
averiguamos el significado de las palabras que usó para nosotros cada mañana.
Adrian tuvo la precaución de extraer moldes de semejante hallazgo tallado en marfil no se me
ocurre decir por qué sólo para que no se le ocurra perderse a esa cosita bella, la intuimos
antigua por su evoque asombraban sus trazos perfectos y dóciles en tan rudo material el
chaval era un picasso claro porque seguro que era un hombre le preguntó Adrián, y el pobre
Robert quiso retrotraer la cinta de la vida treinta segundos y casi lo consigue de cabezón
porfiado como pórfido de la Patagonia sí sí como granito rojo, adulad nomás sinsentidos,
recordaré las risitillas adulad a un león y veréis el resultado por la mañana, uh venganza nos
miramos y consenso de miradas sí venganza. Y justo ahora que venimos mal pisados tiene que
llover torrentes. Ante lo superior es conveniente el silencio no confundir con sumisión, no no,
claro que no, es sólo táctico, ya nos corresponderá imponer sumisión, silencio corrigió Robert
desde cincuenta metros con lo que pretendía generar el mito de infalibilidad del servicio
secreto musical perfecto al que él quiso pertenecer, la Musicat, fue un grupo musical al que
algo así como un dios premió con oído absoluto hacia afuera que imaginaba que todos lo
escuchábamos y hablábamos de él porque no nos gustaba y despreciaba a quienes tenían oído
común y no cantaban sus canciones.
En la región pirenaica nos cansamos de encontrar estatuillas como aquella decía Robert y ya
todos comenzábamos a distender la atención y en las miles de cuevas de la zona se
escondieron los pueblos que llegaron a semejante altura artística durante la glaciación. Miles
de años atrás se expandieron por toda Europa y Asia y volvieron una y otra vez por diferentes
problemas y fueron recibidos por la tierra como si nunca se hubiesen ido, se quedó hablando
Capítulo I
-La ráfaga jerárquica-
Día 1
Murió Carlomagno. De inmediato las redes informativas se dispusieron a trabajar sin descanso
hacia todo confín. No se trataba de un día cualquiera, aunque se lo esperaba. La naturaleza
hace e impone sus propias notorias cuentas. Soy el paleobiólogo James Mollars, así es. El vuelo
de British llegó tarde como es ya costumbre aunque para viajar no teníamos alternativa. Le
presento a mi hijo John Best, es muy perspicaz, un calco de la madre, claro. Sí, me acompañará
en el campamento y como ya tiene cierta experiencia aprovecha sus vacaciones escolares y
ayuda a su padre, ya era hora, voluntariamente, ¿no le parece que así sea? Al menos el
ordenador tendrá un aspecto más vital con tierra en sus rincones y bacterias que lo corroan
algo más rápidamente que en su cuarto de niño soltero, lo cual habla muy bien de las bacterias
de estos sitios. Sí, estamos estudiando trasvasamiento y operatoria mecánica de los
organismos vivos de nivel bacterial y no queda más opción que hacerlo por fuera de las
ciudades que ya semejan organismos muertos extremadamente confusos. En efecto, así es,
estoy locuaz porque es momento de estarlo ya que con mis objetos de trabajo transcurren
largos períodos de absoluto silencio comunicativo aunque vivaz como el saltar de las abejas al
sol ante las paredes de sus cárceles de melaza. Sí, John Best habla lo preciso, no molestará, por
el contrario sabe ocupar su puesto en cierta soledad creativa.
Por mi parte uno o dos gigantes placeres en conocerlo doctor Mollars, dicen que soy el
arqueólogo Roberto Ortiz, ah, John Best muy bien, muy bello nombre, no se me hubiese
ocurrido, su hijo seguramente, son muy similares, lo será a su vez en la tarea sin dudas,
conociéndole por las corrillerías que lo anticipan todo aunque las más digan infundamentos.
Aquí está mi hija Amparo, saluda hijita que nada te ocurrirá nada por fuera de lo habitual, son
personas muy educadas aplicadas y estaremos trabajando intensamente juntos durante estos
tres meses con lo cual es conveniente no perder de vista que tendremos tiempo para
estrujones de mano aunque ahora nos espera un traquetraca con la Merceditas modelo 58
aquélla que ven de color perlado que es lo único bueno que he conseguido en estos páramos
en los que un árbol cotiza en Wall Street, válganos. Niños, a partir de este instante nuestro
mejor amigo es un árbol, o su retoño, son tan escasos que ya nos saludamos cada vez que nos
cruzamos tropezando piedras con las que con algunas de ellas hasta nos reverenciamos al
menos por las mañanas sí claro por cortesía, lo que se ha perdido, sí pero lo que se ha perdido
inexorablemente no se gasten en ocultamientos se encontrará decimos nosotros escarbando
como en sueños de diván. Y pensar que hay registros de árboles en el norte de mi país que en
algunos reza 7.71cm de diámetro, pero si me trajéseis uno haríamos la oficina del
campamento allí en él hombre a cuya sombra beberíamos vosotros ya que cuando trabajo no
serpiente, seguiremos el culto, son siervas peligrosas como un agua servida en cálices de oro. Que
eduquen a los niños mientras rezan.
Salven al imperio de la garra bestial, augusto es el destino troyano de la eterna nada la esparcirá ni
removerá sus colinas, prometan sobornen, conviertan, casen, intriguen, los godos nos apoyan a cambio
de la Romania, ambicionan la sed no el agua, que ocupen Toulousse desplacen a occidente Hispania es
preferible o romana. Si entran en Hispania maten en Barcelona, maten en Sevilla, ah Vouillé, cuidemos el
oro, sáquenlo de los pozos apresten los carros para este largo viaje que nos dará una patria amplia de
varones fuertes y valerosos. Toledo, Toledo, la mayor de todas las hermanas càsate con las huestes y
espera la traducción de tu portal en suerte. Ataquen en el norte a tanta discrepancia, que no es hambre
os digo, practican un latín extraño en gaélica y Lusitania, nos vemos desbordados por sus osadías no
temen la muerte es una más de sus amigas quién les enfrentará cazadles como a liebres salvajes no
ahorréis de su sangre aunque tiña la tierra de colores y no nos proporcionen olor de santidad, atacan en
Asturias señor, se adueñan de todo lo que es nuestro incendian violan y calumnian y por suerte divina se
alejan a las cuevas que serán sus destinos infernales quémenlos en su adentro persigan sus deseos
degüéllenles los hijos que no quede ni olores ni gesto ni vestido ni locura les salve ni vagar por las
piedras ni escapar en las noches invernales sin carnes sin abrigos, persigan sus instintos sus acuerdos
sus lugares de encuentro sus costumbres mátenles pisoteando el cuello de sus víboras asesten golpes
certeros en la cabeza de los niños y a las niñas ya sabéis pero nada es escrito y de inmediato muerte
morirá el que incumpla el rigor del mandato presente y rescate una dama bagauda para su cena.
Hispania será roja roja roja, es la ley de la sangre. Viene bajando roja desde más allá de los mares
internos hermanados de oriente, desde la gran cadena de montañas de cielo, viene bajando lenta
inexorable santa hacia el mar incógnito de esta ribera ténebre.
Un día siguiente
Enfermó, nadie nos despertó, calenturas terciana vuela dice delira cada tres horas está muy
mal y se lo llevan a la ciudad más cercana, cuándo volverá Robert, en breve en breve, lo llevan
para su mejor atención, pero si no hay nadie más atento qué dicen confunden fiebres con
temperamentos, no no, no os preocupéis que vuelve en dos días ya lo veréis como que me
llamo como me llamo. De pronto el campamento se inundó de señores extraños con ropas
extrañas con cuerpos extraños con sonrisas extrañas con funciones extrañas, se ocupaban toda
una jornada en las computadoras si los viese Robert a estos aniñados, recorrían el sitio
fotografiaban todo filmaban con unas cámaras negras hermosas que parecían budines qué
rico, qué aburrimiento ni hablan estas cosas ni participan de los fogones no son humanos y se
nos ocurre probar esta percepción. Al atardecer de uno de esos interminables días de tedio
urbano durante la merienda uno de los raros gritó una sola y ronca vez saltó de la silla
amenazante en un gesto automático se llevó una mano a la espalda mientras con la que le
quedaba se tapaba la boca insultaba mascullaba en sangre notas no musicales que
comenzaron a surgirle en gotas como las de cualquier humano, y nos miramos consenso
humano consenso raro. Uno de los niños introdujo un trocito de vidrio dentro de un pan y
sanseacabó. Allí aparecieron sus verdaderas esfinges en los rostros expulsaron a Adrian por no
sabemos ni supimos, amenazaron con cerrar el sitio con aquella excusa vidriada y se disponían
a viajar para no sabemos qué harían con Adrian y lo rodeamos y sin palabra alguna caminando
tan ceñidos que no podía mover los brazos lo devolvimos al campamento de todos consenso
todos, y sorprendidos por esta acción tipo comando eficaz los raros se rascaron las cabezas
como lo hacen en las cintas malas de holivudises se metieron en sus autos y se fueron hacia
allá, hacia el poniente.
Nadie indagó un quién fue. Nos vieron tan firmes y decididos que parecíamos adultos dijeron
los adultos y Adrian sonriente sonreía tanto que las llamas fulgían en reflejos de la visitante de
estrellas en sus dientes en silencio como nosotros pero por dentro consenso interno. Habló
durante un tiempo suponemos las estrellas se movieron treinta grados las fugaces se contaron
por millares tuvimos a modo de cielo raso y contó y animado contaba y soñamos historias los
demás en un grave silente de orígenes de corrientes líquidas terrestres de tiempos en los que
los hombres comenzaron a comportarse con crueldad y luego con maldad. Y recuerdo que
directo comenzó con una:
Acérquense, reunámonos sentados en torno a la luz del fuego ardiente cual piezas de un cosmos que
aún no haya sido dividido, como partes que se resisten a la fuerza que insiste en hacernos nacer como de
madre cual si fuésemos así de ínfimos los seres vivos. Pensemos que la vida nos permite nacer por obra
nuestra y estaremos navegando en un error como el de estas altas sillas si creyesen que valen por sí
mismas. Hagamos lo mejor que sabemos y con facilidad rechazaremos cualquier intento de parentesco
con la fuerza originaria del resto de los seres terrenos. Al sol se lo conquista cada día, cada día refulgirá
si lo pulimos con las piedras maestras, si no nos dejará a nuestra pobre merced para que nos volvamos
hacia el triste reflejo de la madre perdida. Lo mejor de nosotros está en el cosmos en forma de espíritu y
con paciencia espera que lo advirtamos y nos acerquemos a participar de su aspecto divino mediante lo
divino que hay en nosotros. Del pensar esencial surgen los pensamientos y con ellos clavamos el
obelisco en tierra señalando nuestra raíz en obra espiritual, nuestra matriz cósmica, nuestra inequívoca
raíz, la que nos guía por las sendas oscuras plagadas de maldad instintual y nos libera de las fuerzas
naturales tan pasajeras y tan volátiles tan corporales como un mal sueño de corruptelas. Lo espiritual del
universo desplegado en nosotros, la nueva ley que nos limpia las manchas de nacimiento, que posterga
los roces naturales al lugar que merecen, que sitúa los lugares terrenos en nuestras posesiones, de
aquéllo somos, nosotros somos el eslabón que unifica la vida gracias a que nos ha mirado la potencia
creativa que no nos pertenece. Sacrifiquemos en ritual sagrado los ídolos paganos de todos los que
insistan en pudrirse los ojos las manos y la sombra adorando los frutos de la tierra. Lo mojado en la
sierpe de laxo movimiento será pisado a fuego y se grabará su sed confusa sin descanso en las estelas
funerarias testigos de su amenazante soberbia decrepitud. El espíritu en lo alto y la naturaleza en los
confines conquistados, y en el fin de los tiempos misión del hombre excelsa unificará infinitamente en uno
lo que hoy se halla quebrado. Lo bajo será profano profanado lo sucio impuro será violado por el mal que
lleva en su vientre que insiste en agrietar las potencias divinas de lo sacro. Lo que llega de las alturas no
merece ni puede morir, lo que es alado debe matar aquello que se arrastra, reconocerás la pureza de los
seres de toda pureza en los misterios virginales. Serán inundados una y otra vez los valles de lágrimas
insulsas. Acometerás sin piedad y en muerte justa convertirás la muerte de lo fútil. Las creencias lábiles
se arrodillarán en castigo supremo ante sus propias herejías. Lo que no comprenda la inmortalidad
inmaterial de dios no será considerado más que una abyección errónea. Dios es inmortal por su propio
derecho así como la unión en matrimonio es una obligación de honor de derecho legítimo que sitúa a la
mujer ante Él. Lo que renace después de morir en el ciclo eterno de la vida será más joven y fuerte que
su predecesor, será el hijo quien retendrá la semilla del antiguo lugar ahora proscrito en este acto.
Y respiró Adrián desde lo más oscuro del fondo de la tierra expulsó ese aire viciado que no fue
ni llegó desde su responsabilidad y prosiguió:
El núcleo de la tierra tiene un alto componente químico sanguíneo, así como se lo ve en la lava hirviente
que una vez fría produce vida en todas sus manifestaciones. La sangre de los crímenes sociales se filtra
directamente hacia el núcleo a través de las cavernas, alcantarillados, fisuras, grietas en el terreno y viaja
desde el lugar del hecho pura y vertida así como salió de cada cuerpo. Los ríos subterráneos están
compuestos hoy por sangre con alguna excepción. La corteza es un vestido que filtra las impurezas que
fluyeran con los torrentes y las convierte en sanas. Por su parte, las erupciones volcánicas –imagino que
han visitado ojos vulcánidos de sesenta o más kilómetros de diámetro -se les puede ver en la región
antina- verdaderos ojos de fuego impactan y se transforman en el vehículo de una saturación que debe
ser expelida para equilibrar el peso en el centro enviándola a la periferia. Los cambios obedecen también
a convulsiones esporádicas provocadas por el asco que a la tierra le produce tanta inmundicia acumulada
que la corteza no ha logrado filtrar con eficacia. La tierra es un gran órgano que produce vida somos parte
de ella y reconstituye la reproducción mediante una miríada de combinaciones químicas que buscan su
consenso. Nos miramos consenso vida. En todos los planetas habita esta posibilidad que está en los
ingredientes cósmicos, en la gran espacialidad aparentemente inmaterial. La tierra sufre males y los
manifiesta orgánicamente así como podrían hacerlo mamíferos vegetarianos alimentados con sangre de
este infierno.
Al finalizar sus palabras Adrian el incrédulo como le llamaba Robert se levantó del piso, se
irguió en un único movimiento atlético, se erguía con el pecho y con la frente, como si tuviese
al hades en gran desprecio, nos abrazó a cada uno de nosotros con especial afecto y se fue
hacia el poniente en busca de la mar preocupado y sereno. De pronto Amparo se levantó de
un salto y junto al resto de las chicas dijeron en susurros algo que luego no recordarían haber
dicho: Nosotros hijas e hijos de la Luna aprendimos a quererte Adrian Endimión, te
buscaremos cerca de tu madre y haremos que se cumpla tu eterno sueño. Una vez que partió,
mucho más tarde, los adultos lo recordarían como ‘el epicúreo’.
Nadie sabrá mi lágrima es de todos nadie sabrá llorarla como tú la has llorado sin gemido sin
huesos sin proclamas ni vino de jamases tenemos las antorchas yertas y de cuentos inútiles
salvémosla, salvemos a la filosofía de los inútiles, nativo extermino lo que sobra me alejo de los
incandescentes cerebros los quemará su áurea naturaleza criminal las dagas los menhires les
caerán en un esfuerzo común ancestros de cada piedra de cada filo el agua serpentea morir
soñando la vida la vida misma la vida misma corre la vida misma corre peligro la vida misma
corre peligro mortal.
Día siguiente
Un gran silencio relevaba cualquier sonido como si hasta los objetos se hubiesen quedado
inexpresivos mediante su queja, de nosotros nada hacía conjeturar que ya habíamos
desayunado y la mayoría ocupada en las tareas cotidianas con un algo excedente, como un
doble afán, no supimos qué nos acicateaba el trabajo jugado se había perdido y este nuevo
distinto se paseaba por el campamento con un semblante de impunidad. Brenda experta en
hielo gritó murió Carlomagno, y siguió hablando y trabajando descontando que no estaba sola
entre nuestras sonrisas. Habíamos vuelto a vivir.
Capítulo II
Camino del agua regia
Mr. Mollars, podría hacernos el bien de acompañarnos please, yes sí, of por supuesto, en un
instante, breve por favor. Estas personas formaban parte del consorcio que financiaba las
obras en el sitio y vinieron a comunicar Mr, dr, debemos comunicarle y por su intermedio al
resto de los profesionales en ausencia del dr Ortiz, que en un mes el dinero destinado al sitio
se acabará y no hay interesados en proveerlo, ni privado ni gobiernos ni entidad alguna, es
más, no se tiene previsto una partida como para preservar el sitio en adelante. Un abandono
de este sitio, es inconcebible, de todos modos gracias por el preaviso, pondremos todo en el
orden necesario como para el cierre. Contamos con su eficacia, muy buenos días, le
llamaremos en cuarenta y ocho horas por novedades.
Reunidos en el cuartel general resolución quién sigue, yo yo yo, tres, muy bien, corre por
vuestra cuenta el conseguir los permisos ni hablar, firmemos el nuevo acta de
responsabilidades, ante escribano qué ocurrencia los únicos escribanos de este sitio dejaron
sus oficinas hace cuarenta mil años. Vayamos por los niños que lo tomarán pésimo, cuidemos
los modos. Brenda se ofreció pero quisieron todos se encolumnaron hacia y así fue que a una
hora del almuerzo le demostraron al sol que podían caminar esos senderos sin las sombrillas
victorianas. Los niños en su mundo bañándose en el lago interior que solo ellos conocían no
por secreto sino por falta de interés o bien profundidad en las indagaciones de los adultos
demasiado pendientes del pasado. La hora se acercaba al cenit del reloj de pared que pendía
del cuarto de mi abuela en su pared del reloj claro, decía Brenda, quien mostraba signos de
insolación o tristeza no se supo. Dónde estarán estos hijos de la luna se limitaban a canturrear
a coro para llamarnos la atención mientras la sombra de la roca puntiaguda se acercaba al
espacio de su destino mientras no se nuble sin llanto adultos por favor y consenso sin llanto.
Ian decidió volver a su país para atender unos asuntos con la promesa de regresar en cuanto
pueda vuelvo, Brenda permanecía con las niñas bajo sus brazos, George se despidió como
agotado o agobiado por tal vez tan joven demostrársele brutalmente que la investigación
científica importante también corre por los carriles de la propiedad, y el resto de este nuevo
nosotros ya preguntando insistente por Roberto, que lo vamos a ver a la ciudad y lo
enviaremos a todo vapor hacia este río. Isabel se queda menos mal si no qué haríamos, qué
cosa esto de quererse, hijas e hijos se habría disuelto en una semana qué dependencia.
acostumbro casi ni hablo será tal vez por ello que estoy despilfarrándome en palabras no todas
huecas. Estáis algo más circunspecta de lo habitual Ampariñilla, no te preocupes, John Best
tiene tu edad se llevarán de perlas espero, es muy alegre, vital, trabajadora, ordenada,
cooperadora como ninguno de nosotros será una buena madre sale a la abuela a la bisabuela,
materna señores obvio, es decir, justicia es lo que hago en este acto me vanaglorio de mi
memoria, llegamos al campamento, vosotros diréis, qué es esto, y yo les diré que es todo, que
es todo lo que tenemos a cien kilómetros a cada lado de estos caminos que sólo sus más
pequeños pozuelos semejan cráteras vulcánidas con baño en suite. Mañana será otro día que
llega el grueso del contingente así que acomodaos elegid donde os plazca que a mayor
minimalidad del objeto de estudio mayor es el privilegio. Me alegro que lo celebren con risas
plenas o casi plenas de las plenitudes que se han perdido nos van quedando hasta las risas se
han escondido en los matorrales de cemento, palabra sabia que proviene de cementerio, que
obtengáis muy buenas noches de estrellas azules tachueladas al firmamento aquél que tan
lejano se nos ha vuelto como si ni fuese de nuestro cuño natural como una nube que nació en
el suelo que estoy pisando con mis dos ojos y mis dos franciscanas. Descansemos. Gracias
Robert. Denme otras gracias y os daré otro Mañana.
Y las luces penúmbricas acompañaron la partida del yo y el cuerpo astral Hacia los astros que
están por dentro de las cavernas Mientras los cuerpos sumisos pesados establecidos Se
adormilaban cada cual con su manto en las profundidades de la madrugada. Tengo que rezar
entre el mar de luces que me despiertan con su revuelo Mantengo el ritmo de la oración con
dios y a dios Por dios descubro la verdad efímera y etérica Pura como la sombra de un
mediodía Despierto en clave de Si me descubren Sirio y Las Pléyades Apuntan hacia el suelo
fulgente de mi lecho En el campamento despega el lucernario su sonrisa Y me reciben en sus
regazos maternales abrazos millones de luciérnagas.
Día 2
Y bien, cómo los ha tratado la noche lo bueno de los desiertos es la noche noche sin ráfagas sin
viento, luzco, desayuno, higiene y partida de reconocimiento, sí podéis higienizaros
previamente a la injerencia alimentaria aunque no os apliquéis con esmero en tal menester
porque el agua viene si la buscamos de allá bien abajo en las hondonadas hay que golpear
unas piedras con una vara y ya, volvemos al manantial la ciencia gira en círculo y dónde habéis
visto un círculo que se ocupe de la justicia. Robert, cómo es eso de que las figuras geométricas
tienen reservadas funciones axiológicas. Sencillamente y de paseo el caso de la justicia parece
venir de un cuadrado. Celebrad pero no tanta efusividad que estamos en el desierto mis lores.
Sí, Amparo quedó a cargo de la base es muy eficaz nosotros deberíamos diseñar camellos con
jorobas de agua mineral no sé qué estamos haciendo que no lo proponemos si hay como es
sabido palomas mensajeras. Robert olvidamos las vasijas o tienes bolsas encubiertas en tus
vestidos. Ambas ambas querido James por fortuna ambas. Qué confusión, a la memoria le
llama fortuna. Qué dices pequeño Best nada nada Mr Robert me distraje con poemas antiguos
que me recitó mi madre porque ella es la poesía sabrá usted y mi padre es la narración y me
cuenta y me cuenta detalles situaciones empresas batallas de los que aprendo a. Mi mamá es
como una ensoñación la reconozco a ciegas por el aroma entre miles de mujeres y ella a mí ya
hicimos las confirmaciones correspondientes con lo cual no es necesario que usted dude Mr
Robert. Y con tu padre qué te orienta. Con mi padre me orienta su voz inconfundible salvo
que me alquilo en mí. Las bacterias eran mi fuerte desde la niñez gracias a mis hábitos de
estudio por los objetos invisibles, gérmenes de todo tipo, ángeles, arcángeles, dioses,
querubines, vírgenes, a los que debería encomendar mi alma si no lograba desmontar la
metodología bacteriana de trasvasamiento y mutación, una tontera. Tuve como plazo máximo
en la función diez años renovables contractualmente ridículos ya que lo que se pide es como
hallar un colibrí en un bosque pirenaico. Prosiguió Robert mientras tiritaba olvidado de su
pasado de infante invencible: Trabajamos en un equipo de notables salvo yo de quien sólo
puede notarse mi distrofia gestual y mis emociones cuadriparésicas. La inteligencia nos
igualaba por la base y la moral por la sima, nadie de aquellos nosotros tendría la suerte de
Macaldus ni la astucia de Patricio. Fuimos profesionales que dejarían un legado a sus
predecesores, una exposición condenada hasta hoy al fracaso.
Durante aquellos duros años de silencio debíamos aprender y practicar con gran rigor el
modus operandi de los doble agentes de algún servicio secreto, so pena, cuidar la selección de
las amistades, de los colegios para los niños, de los comentarios de los hijos, en todo había que
configurar un enigma sin que se lo note, aprender los apellidos para olvidarlos, preguntar cero,
invitar a nadie invitable, fue por esto digo duro, ya que los seres de natural sociabilidad
tienden a quebrar esa normativa necesaria en el complejo. Subsiguientemente en el complejo
investigativo la desesperación rondaba, las opciones amenazaban tirar por el borde de algún
cercano precipicio a las imaginaciones y la velocidad de recuperación del organismo se mostró
tan eficaz que no logramos frenar la hipótesis gaiática con ningún atajo. Nos quedaba la
ventaja de la distorsión, ganar tiempo desconsiderando los aspectos que con la H.G. afectaron
lo sistémico mientras intentamos reproducir las claves de los comportamientos con el objeto
de manejar la vida sea cual fuere el modelo. Mientras un arsenal de profesionales bajo silencio
cero vagabundeaba los pasillos en busca de una lucecilla que se ajustara al lucernario, los
controles se hacían cada vez más ostensibles casi amenazantes ante la paranoia producida por
la caída del mundo bolche y la consiguiente liberalización de los mercados que ofertaban
conocimientos al mejor y más ignorante bolsillo. Los cardos estratégicos sugerían incomodar a
todo aquél que informase y debatiese el punto, hasta que lograron imponer una autocensura y
que un tema especialmente fructífero hiciese agua leteara en el metafísico río del olvido. Así,
tu leteas el letea yo leteo ellos también. Llovían las ejecuciones sumarias de supuestos
traficantes que dos minutos atrás investigaban fieles a pesar del traje especial agujereado. Se
dice que estos lemures con daga andan sueltos a la caza de cualquier somatización del modelo
que les señale la apropiación de los mecanismos reproductivos íntimos de la vida.
Robert sabía que se estaba asemejando demasiado al ‘loco’ Carreiras, un arqueólogo que
había extraviado sus saberes en tertulias literarias arrasando el sentido con historias
descolocantes de coherencia suya propia. Muy poco tiempo había transcurrido desde que la
reunificada Alemania ganara el mundial del 90 obviamente cómo de qué mundial porque el
año anterior habían hecho rodar por el suelo tal vez los mismos el paredón en Berlín la mal
amada, a veces los partidos se disputan poder por fuera de los campos de acción específica. Sí,
es como decir que Argentina casualmente lo ganó inmediatamente después de perder su
guerra en Malvinas, que USA organizó el torneo inmediatamente después de la disolución de
la URSS, en metáforas contiguas de un continuum político interpretado in excelsis con los feet.
En los noventa’s desde otro muro se abrió un gran dilema que no pudo soportar seguir siendo
tapado a raíz de algunos sepultureros que estaban profanando verdades históricamente
asentadas con palas arqueológicas. Nuestro destino estaba marcado desde la ‘crisis de los
misiles’ en Anatolia, conflicto en el que los lituanos venían imponiéndose a base de tozudez
como la del joyero imperial ante murallas de diamante superduro siberiano. Dependiese en
cada caso de la profesión profesada decidimos ajustar la cincha o las clavijas o los genitales
cuando las hojas que debían sobrevolar flotando eternamente sobre nuestras pequeñas
cabezas comenzaron a caerse por su propio peso sobre nuestro propio edificio. Inmanencia
afirmamos por no llorar. De inmediato el cónclave anual del club Bagaudasberg sesionó con un
centenar de sus primeros violines en Covadonga haciendo ruiditos con los dedos mientras
mordían el labio inferior con los dientes alargados hasta que decidieron para este crucial área
de combate disponer fondos privados permanentes cortando alguna que otra cuerda con el
propósito de interpretar correctamente lo que estaba desenterrándose en diferentes sitios de
Europa e incluso en Asia o en Génesis como conocen a Medio Oriente los inversores. La
fraternidad, una vez más la novia incómoda, se proponía alcanzar realidades construidas
mediante influencia, un no tan ancestral como patriarcal pastoril modo de establecer que el
ostracismo y la distorsión serán a partir de hoy las columnas de este hercúleo esfuerzo.
Cierto día no muy lejano de aquél comienzo tan agitado en las oficinas del Laboratorio, como
él solía denominar desde la adopción de una pose mítica, se le solicitó a Robert basándose en
sus experiencias con roces ancestrales que diseñara y presentara por escrito un experimento
crucial de aplicación real con el objeto de producir crueldad en personas comunes no crueles
nacidas en partos no traumáticos sin falta básica y esto que sigue es su relato de lo que
proyectó en dos días de trabajo sin dormir, tomando el relato en primera por responsabilidad
directa y presencia real fidelísimo a su estilo:
“Reunidos en torno a las siete piedras incandescentes que oficiaban de centro del
círculo perfecto que formaban sus cuerpos sentados para la ceremonia, Pelagius elevó
su mano derecha, obtuvo la prioridad por asentimiento tácito del resto del cónclave, y
comenzó a decirles, con pausa errática y sin levantar la cabeza ni un solo instante: -
Nos habituaban a determinados comportamientos mediante métodos sencillos y
directos, como algunos de los que se aplican a los animales, por ejemplo, en la doma
de potros. Les contaré uno de ellos, que sufrimos poco después de la batalla de las
Guavinias, del que como pueden apreciar, logré escapar. -Sin más, habló así a sus
congéneres: -Nos encerraron a siete de nosotros, elegían a cada integrante del grupo
por su distinto origen, uno de aquí, otro de allí, y así. Una vez dentro del recinto, una
carpa alta y amplia, circular, cónica, como la que utilizarían más tarde los
aborígenes americanos del norte, dentro de la que teníamos libertad de movimientos,
a pesar de saber que no podíamos salir sin el concurso de algún hierro, nos
concentrábamos en buscar un hueco, una salida. Luego del exhaustivo reconocimiento
del espacio al que nos habían confinado, y una vez que nos dispusimos a sentarnos,
vencidos por el cansancio del alerta, por imitación, por propia iniciativa o
simplemente por tedio, notamos que descolgaron por la parte superior de la carpa,
una pata de ciervo asada que quedó pendiendo a cinco metros por sobre nuestras
cabezas. Nosotros, al ver semejante manjar, comenzamos a mirarnos
inquisitivamente buscando una respuesta, inspeccionamos en derredor nuestro, de
cada uno y del conjunto, y nos quedábamos inmóviles, diría sin respirar largas horas,
pero al par, evitando que suban las hormigas por las columnas, hasta que uno de
nosotros se incorporó y trepando por el mástil central al principio del intento, y por
uno de los laterales con total precaución después, se fue acercando a la pata con
muslo, con el afán supusimos de arrancarle un trozo o bien, aplicarle un golpe de
potente mandíbula con idéntico propósito, o bajarla sin más, para compartir su
esfuerzo. En el instante en que se aprestaba al triunfo y mientras todos observábamos
en absoluta tensión porque temíamos el desenlace de lo que a pocas luces significaba
una trampa, si es que recordamos que éramos sus prisioneros, vencidos, esclavizados,
torturados, mientras duró aquel largo instante, un dardo se clavó en la mano derecha
y aullando de dolor y estupefacción, se precipitó al suelo sin sufrir consecuencias
graves, al menos en su cuerpo, tal vez porque era un atleta o bien por la eficacia de
sus ángeles o de su dios. Grande fue la sorpresa y el remolino de cuerpos general,
cuando por debajo de las fuertes pieles que constituían las paredes, y pegadas al piso,
comenzaron a entrar algunas tarántulas, animal de trato difícil, poco amigable,
silencioso, a las que matamos con lo que pudimos, y hasta que no tuvimos la certeza
de que ninguna había sobrevivido escondiéndose, no logramos reponernos, o al
menos, a comenzar a pensar en algo que no fuera esa fatal amenaza. -Se agotó
Pelagius, tomó largos segundos, grandes y convulsivos sorbos de aire que exhalaba a
pequeños golpecitos de pecho duraban otros tantos, y por fin, mediante un nuevo
sorber de tamaño profundo, prosiguió: -Poco después, mientras algunos dormíamos
y otros montaban guardia, entraron cinco hombres armados y entre tres se llevaron
a la rastra al de Córdoba, al trepador, y nunca más lo vimos, debo decirlo, nunca
jamás. Con la misma premura aquellos hombres tiraron a su reemplazante adentro
de la tienda y la cerraron casi sin promover un miserable ruido. El nuevo, se dispuso
a inspeccionar todo lo que pudo, nada original, y por largas horas se mantuvo en pie
o en cuclillas, giraba sorpresivamente hacia uno y otro lado en tiempo irregular, en
verdad describía un medio giro, lo cual le permitía controlar a sus espaldas vigilando
nuestros posibles movimientos. Sin siquiera haber cruzado una palabra con ningún
integrante del grupo, comenzó a cambiar de plano, se sentó acorralándose contra una
columna sostenedora y miembro de la estructura de la tienda, se reclinó en ella y
alternó miradas atentas, de vigía, lo había sido sin dudas, a cada uno de los restantes
integrantes del grupo y al muslo cocido, que permanecía pendiendo de aquella soga
de cáñamo. Nada se movía, salvo quienes hacían sus necesidades en el rincón
decidido a tal fin, en el que habíamos cavado un discreto pozo, sitial que en verdad no
era un rincón, razón por la cual todos podíamos seguir ejerciendo observación e
interpretar los desplazamientos de todos los demás. El ambiente se volvía
crecientemente irrespirable, por el hambre y la sed, por la indefinición y por el riesgo
inminente de desquicio que la mente inmuta en casos extremos. El tiempo se
transformó en un inexistente, si no fuese porque al nórdico se le ocurrió contar con
ayuda de los dedos de su mano izquierda los segundos, con un palito dibujar los
minutos, cada uno mediante una rayita vertical, cada hora con una horizontal, y cada
día con una crucecita. Llevábamos, según la cuenta del nórdico que se sentaba por
suerte a mi lado a tres prudentes metros, treinta y dos horas y un poco, cuando
entraron nuevamente los cinco hombres acorazados, dos de los cuales portaban una
gran tinaja con una hendidura hasta el centro en cuyo interior se albergaba una
considerable cantidad de agua, a juzgar por la que se derramaba mientras
caminaron hasta arrojarla con destreza encastrándola en el vertical, en un claro
gesto de fastidio en el exacto punto central de nuestra para entonces ya prisión, por
debajo, como es deducible además de la pata de ciervo de su nudo pendiente. Ni bien
nuestros carceleros cerraron las compuertas de pieles, nos zambullimos en la tinaja
con la desesperación imaginable, hundimos las cabezas, improvisamos cucharones
con ambas manos, bebimos, saltamos, gritamos, nos mojamos bromeando hasta que
en un desgraciado movimiento que ejerció una presión desigual en uno de los
laterales del círculo, del borde superior del recipiente, como si un círculo pudiera
tener aquéllos, la tinaja se inclinó, y -a pesar de nuestras más enconadas negativas
instantáneas estentóreas que destrozaban nuestras gargantas, porque como ustedes
saben podemos anticipar lo inevitable sin poder evitarlo por sus características
propias de él-, volcó su contenido precioso, diamantino, y la tierra, siempre tan
dispuesta ella en los veranos tórridos, lo bebió de uno o dos sorbos, lo absorbió para
siempre, y nos dejó con la vista clavada y jadeante en el suelo a unos, y en el
responsable de tamaña torpeza, a los demás. Trató el torpe de justificar su eficiencia,
pero de improviso cuatro de nosotros saltaron hasta donde se hallaba y lo sepultaron
a golpes de variado tenor y lo mataron. Creo que lo mataron porque no se movió más,
hasta que al instante, lo sacaron tres guardianes armados que entraron con tal
propósito con la mudez parquísima de siempre mientras otros cuatro traían al
reemplazante, que caminaba cabizbajo ante tamaña escena atrincherado en su tal vez
imitativa parquedad. El agua, por su parte, si bien fue absorbida casi de inmediato,
había corrido por un desnivel y logró salir sin que supiésemos adónde, algo que
lamentablemente se aclaró tiempo después. Siguió la espera de la nada, tal fue para
los cinco que quedábamos del grupo original la situación. Hasta cuándo, gritábamos
hacia nuestro interior de cada uno. Comenzamos a jugar, para matar el tedio, a
pasarnos sin que se nombrara una palabra, un botón de la chaquetilla que había
caído del torpe difunto, a pasarlo casi de mano en mano como si fuese un trofeo, pero
con la vigencia aceptada de la regla siguiente: paga prenda quien cuando se
interrumpe la cuenta mantiene el botón en su mano. Está bien, aceptación general
repito, lograda a golpes de puro gesto, ni un fragmento, sema ni semema se filtró, ni
una vocal, y mucho menos de las abiertas. Tal nuestro terror. Jugábamos, jugamos, y
mientras alguien dormía, el primer reemplazante, el que sustituyó al escalador
fallido, dio un salto como el del tigre en la casa del venado, y comenzó a subir hacia el
manjar que de ningún modo habíamos olvidado. Respuesta instintiva al acto
sorpresivo, los cinco que quedábamos del grupo original volamos, sin tocar tierra en
ningún caso, lo alcanzamos a tomar de los tobillos, momento en el que otro de los
nuestros que iba subiendo por el mástil le saltó encima desde allí y lo sumergió
cayendo en la tinaja que aún se enjugaba las penas nuestras.. La golpiza fue de
índole, que mientras pudo imploró, rogó, blasfemó, maldijo, hasta que logró, tal vez
porque cargábamos con un muerto, logró que nos detuviésemos, y volviésemos en
cada sí, cada uno a su lugar. Demás está decirles, que el que sustituyó al muerto, se
quedó varias horas con la boca entreabierta, y con los ojos midriatizados, abiertos
como de pez, y focalizados. No sé si por el esfuerzo o por qué, pero comenzamos a
sentir que la boca se nos resecaba, recomenzamos a mirarnos, los labios comenzaban
a arder y a resquebrajarse, la garganta quemaba, como si hubiésemos bebido agua
marina, uno dormía. Podrán imaginar el desánimo que se esparció cuando
comprendimos que habíamos bebido agua salada, preparada como condimento,
detalle creativo del torturador. No habíamos disipado el ánimo aquél, cuando
volvieron a entrar cortando los gruesos tientos de cuero que unían las pieles de la
portada a golpes de puñal y espadas cortas y corvas para llevarse a uno y reduciendo
el primitivo grupo a cuatro miembros. No tardó en aparecer de la tiniebla
resplandeciente el tercer sustituyente, cuya mirada soberbia, torva, taimada y con
una carga leve de criminal lascivia, se filtraba hacia nosotros, producto de mueca
símil sonrisita lateral y ojillos de codorniz. Se sentó directamente el superior, miró
hacia arriba y sin aviso alguno, comenzó a subir por la viga central, tan
parsimonioso que al paso recibió un mordisco en uno de los desnudos talones, el
izquierdo, que se lo redujo a la mitad. El alarido interminable del superado nos
superó aturdiendo los pocos espacios despiertos de nuestra condición. Entre la sangre
derramándose y el trozo que quedó allí, tirado en el suelo que se resistía a secarse del
todo, surgió un paisaje diferente para nuestra ignominia. Contraatacó el infeliz,
creyendo tal vez que se trataba de una reacción aislada, y recibió una o dos golpizas
por parte del conjunto, lo que terminó por disuadirlo de su incredulidad, aunque con
las piernas quebradas y un semblante sanguinolento que le bajaba por el cabello
semejando una medusa bermellonada, contusa y yerta, que le ocultaba parcialmente
el amoratado y aterrorizado rostro. Y entraron nuevamente, como si nos estuviesen
observando, los cancerberos, de a cinco y se lo llevaron arrastrándolo de las piernas
quebradas al infeliz y a otro de los nuestros, tirando hacia adentro a cambio sin más
palabras que sus bruscos y precisos movimientos, a dos reemplazos de cuerpo bueno.
Tres, sólo tres quedábamos de aquél comienzo hacía ya dos días con sus completas
noches. Nadie pronunciaba nada, ni una lágrima. De pronto, sentimos un golpe sobre
nuestras cabezas atormentadas, que produjo un hasta entonces no identificado
sonido. El fragmento cocido de ciervo, nuestro desvelo hasta no tanto, había caído un
metro y ahora se hallaba moviéndose invitándonos a saltar desde menor distancia.
Siguió columpiándose en un pendular imperfecto durante largo rato, y debo
confesarlo, no con escasa vergüenza, me dormí. Tanto es así, que no supe en absoluto
lo que ocurrió en los momentos previos, cuando un atroz alboroto ausente de palabras
me despertó y vi lo que vi. Forcejeaban cuatro en las alturas, caía uno, volvía a subir,
mi voluntad había desertado, los dos más nuevos pugnaban por arrebatar el ciervo, y
los dos más antiguos, exceptuándome claro, desesperaban en el intento por impedirlo,
pero cayeron enrollados con uno de ellos. Ya en el suelo, el que había recobrado su
solidez, quedó tendido malherido uno de los ignorantes, mientras el otro estiró su
mano hacia el tesoro, cuando una espada la cortó con tal destreza, que lo único que
logramos visualizar fue al pobre reciente manco cuando caía de espaldas, y a su noble
mano caerle encima, aunque tres segundos después. Un desgarrante quejido envolvió
la tienda, y al cabo de unos momentos, los tres más antiguos, a pesar de mi ánimo,
matamos al audaz irresponsable, en el mismo instante en que a la carpa volvían a
entrar varias tarántulas, esta vez de mayor tamaño. Quienes pudimos reaccionar,
luchamos contra la invasión visible, eran decenas, no se las veía claramente porque
anochecía y los rayos filtrados retrocedían con el día, pero logramos matar algunas ,
aunque ellas mataron a dos de los nuestros, al malherido y al manco, a los dos más
nuevos, se los comían mientras se lo permitíamos en un desesperado intento
distractivo, que al parecer, rindió su efecto favorable a los cinco que quedamos
exhaustos pero intactos, chapoteando barro sanguinolento, bello como tintes de M eli
bea, aunque confuso como nuestra moral, mezclada de muerte y asco. Cuando nos
disponíamos a matar a las que seguían sobre los dos cuerpos en visceral festín
abierto, o lo que de ellos quedaba, se levantó de improviso una parte de la tienda.
Nada entró esta vez, ante nuestra inmóvil expectación dispuesta a todo.
Seguramente, el agua que se perdió con la inversión de la tinaja, mojó el viento de
yute de la estaca que retenía el parante correspondiente a esa parte del suelo, del lado
externo de la tienda por supuesto, el sol lo resecó, y al encogerse la cuerda levantó la
pared de la carpa alrededor de setenta centímetros.
Esto que les digo a modo de explicación, lo deduje algún tiempo posterior a estos
desdichados sucesos. En aquél momento preciso, lo que se me ocurrió –y por fortuna
en coincidencia instintiva con otros dos miembros del grupo-, fue traccionar y
empujar los cuerpos de los muertos con sus respectivas comensales, arrojarlos hacia
fuera por el hueco, lo cual hicimos con éxito y premura, y obturar la abertura, lo que
logramos, no sin antes cerciorarnos de que no quedase ninguna amiga de carne ajena
del lado interno de, al fin y al cabo, de nuestro ámbito, que para el caso, ya se había
convertido paradojalmente, en nuestro refugio y hogar.
De inmediato -sólo habían transcurrido momentos desde que nuestra febril actividad
había trasladado tierra de un lugar de la tienda hacia el agujero logrando cerrarlo-,
entraron siete hombres armados y a golpes y empellones, sacaron a cuatro de los
cinco que quedábamos, salvo a mí, no sé por qué, aunque me lo pregunté miles de
veces, pero quedé, y también a los golpes y empellones ingresaron, con total pulcritud
matemática, las cuatro sustituciones, a las que se sumaron las dos correspondientes a
la cena de las tarántulas. Y así quedamos, es decir, quedé, estático, parecía un clavo
de cruel madero, casi clavado por esclavo digo al piso de mi rincón que nunca llegó a
rincón efectivo, pero lo fue, mientras se reiniciaba el ritual de miradas vigilantes, ya
paranoides y extremadamente hostiles en absoluta reciprocidad. De este modo, pasé
pasamos las siguientes horas. Creo que estaba en un ensueño, pero dio igual, mis ojos
se desorbitaron y mi pecho entró en implosión y fuga, en el instante en que la pata de
ciervo, nuestra divinidad inalcanzada, comenzó a descender. Bajaba lentamente
desde su sitial precioso, hasta depositarse en el centro del suelo, que por entonces ya
no era suelo. Y allí quedó, observada con curiosidad esquiva y extrema de quienes
reconocen que en un único error va la vida. Cada uno de los siete en su respectivo
espacio a simétrica y recíproca distancia, uno de los otros. Y así como así, sin que
mediase anuncio, uno de los infelices que estábamos adentro, el que estaba sentado
frente a mí, se semiincorporó y se lanzó volando prácticamente hacia el muslo de
ciervo, el que por otra parte y sin exagerar, despedía un aroma celestial. Fue
comprensible su movimiento, y de mayor comprensibilidad su consecuencia. Todos, y
yo primero, demás está decirlo, todos nos abalanzamos sobre el infausto y lo
matamos. Sí, lo digo y me desgarro, como si una daga de bajo filo se me ensañara
extirpando de mi espalda una lonja de diez centímetros de ancho, desde la sentadera
hasta el cuello, y me obsequiaran mi propia lonja para manea de animal, colmando
las partes carneadas con varios puñados de gruesa sal.
Sí, lo matamos, y al instante, como es de esperar a estas alturas, entraron
sonrientes los hombres armados, y nos retiraron no sin reemplazo, a mí y al muerto.
Fue suficiente. Se descorrieron unas pieles, hizo su entrada el sol, se abrió el portal de
la tienda. Una voz que surgió de todos los ámbitos de los alrededores de mis sentidos,
nos dijo: fue suficiente. El grupo humano había aprendido a defenderse.”
Pero excelent mr dr, excellent, y bien, usted dirá, cómo es que logró diseñar esta delicadeza,
de los muertos ni se preocupe está todo bajo control son las pérdidas estimadas para estos
fines que qué fines ni fines estos son en verdad comienzos you es un verdadero artist
diseñador científic mr dr, es un verdadero honor que nuestra casa lo cuente entre sus sillas.
cierta velada en que me vi obligado a decidir mediante una pregunta histórica que él mismo
me había contado. Interesante niño Mr James vuestro hijo me ha dejado perplejo con roca
puntiaguda por sillón y es algo incómodo pero debo admitir que tengo una nueva idea en el
coxis. Tal vez no se trate de una nueva idea Robert en pleno siglo xx sino de una muy antigua
algo ancestral ultraconocido pero perdido que ya descifraremos como la escritura de la
biblioteca de oro robada de la cueva de Los Tayos. Muy interesante este descanso en las rocas
mis amigos volvamos tengo sed y Amparo espera en la base.
Al atardecer llegó al campamento una bióloga argentina hermosa y alta serán todas así las
isabelas modias en este caso me dije y quedé embelesado esperando que se acercara con sus
tres hijas gemelas qué sensación tan extraña no poder distinguir en un principio el quién es
quién en estas tres niñas Nieves, Nadia y Norma. Anocheciendo el gallego se la pasó
parloteando en casi unidireccional y excluyente conversación con Isabela de sus orígenes
comunes de lugares remotos y héroes y fundaciones y asesinatos y nos dormimos ya tarde
mientras el excitado seguía hasta que uno de nosotros dijo algo así como si la visita se quiere ir
yo me voy a dormir y los dejamos solos y a solas como a las cadenas de un campanario
mientras la temperatura bajaba por nuestros cuerpos.
Camino de mares del gigante Hércules amplias avenidas Nos traen dos trabajos que se harán
con huellas profundas huellas de deberes cumplidos Fortuitas legendarias las naves nos
situaron en Gades y se fueron del puerto hacia el corazón triunfante de la tierra que exaltada y
bruñida con el esmero propio de aquéllos habitantes legaron una península para la europa y
una razón mayor para la nueva vida.
A Gerión en Tartessos le dimos hierbas de beber nos llevamos a la boca los bueyes de alta
estima a punta de la espada lo griego cerró las puertas mediterráneas plantando dos columnas
y manzanas áureas recogimos del premio de jardines espléndidos como edenes labrados. De
todo lo demás degüello y carne para los perros que ni ladraron sangre festín de sangre polvo y
racimos de necedades mujeres niños nada que llame a partir de aquí será dispuesta por la ley
de los fuertes sabios al mundo una señal, Hispania.
Día 3
El sol aun no se animaba y ya nos levantábamos, qué pericia qué leve es el alma de los seres
vivos, todo se aplica el trabajo no es un juego ni el placer debe entrar en la tarea mientras se
realiza porque es un elemento perturbador. Me encuentro animado porque estamos logrando
una especie de armonía de las buenas lo cual es muy difícil de alcanzar en los grupos humanos
porque la armonía no está en la naturaleza de los seres humanos, eso creo James, no está de
acuerdo. Disculpe estaba concentrado en mi taza de café en realidad en el café al girarlo en sus
remolinos y pensar que aquí se concentra todo el universo.
Durante la jornada de trabajo larga y durísima Roberto seguiría buscando interlocución
durante horas dirigiéndose a Isabel como si nadie estuviese entre ellos, eran las cinco de la
mañana y el movimiento calaba los senderos en silencio cada cual con su jarro su pincel sus
cepillos sus toallas sus buenos días sus sonrisas sus zapatos.
que para entonces configuraba el manto perlado del valle, muy inquietas como si algo las
persiguiese, pudimos notar desde los riscos cercanos que empollaban a gran velocidad mientras
otras custodiaban el espacio con nervio y atención, armaban sus nidos incluso superpuestos las
más fuertes en pie otras ya habían caído, el campo fue testigo de una vasta tragedia algo las
aterraba, la noche llegó y les tendió su encanto pero nada podía con sus semblantes
desorientados, los sonidos se mantuvieron firmes poco a poco cediendo nos dijimos han logrado
la calma para el descanso luego de prolongarse tanto el esfuerzo tal vez quiénes sabrían su desde
cuándo.
Al amanecer nos acercamos para encontrarnos una gran mortandad y al lado de sus madres
yacentes los polluelos y pegados a ellos con esmero los machos sentados como en duelo con los
picos hundidos en la tierra como pensando, no supimos qué hacer en ese instante salvo
retirarnos respetuosamente retrocediendo hacia la ciudad el valle seguía siéndolo. Los picos de
los adultos cargaban alimento que conseguían cazando en los ríos de los alrededores y así en dos
semanas comenzaron a levantar sus vuelos nuevamente al poniente. El terror había dibujado sus
rasgos comprometiendo incluso las miradas. Una vez que se fueron trabajamos dos días
limpiando y limpiando, nadie reía entre nosotros presagiamos que se estaba forjando un algo
nada vital peligro activo para la vida. Nuestras edades nos preguntan las aves, setecientas
vueltas de sol completas dijimos varios de nosotres, cuatrocientos cincuenta mediante señales les
informaron los agricultores cotidianos que se trataba de los jóvenes.
La noche posterior al trabajo impuesto por el dolor nuestra asamblea reunió las delegaciones de
las ciudades de la región ‘Cisne’, la nuestra casualmente, y la sorpresa nos preocupó cuando
contamos varios de nosotres lo coincidente que habíamos soñado. Resolvimos alertar la videncia
en la tarea meditativa, convocar a les ancianes de gran edad, y enviar mensajes al naciente
lejano con el objeto de lograr comprender lo que allí perturbara la vida de las aves. Los días se
hicieron lentos, desapacibles, consideramos una trágica señal contra la vida misma el suceso
sufrido por las aves. Nos alarmaba sobremanera la mortandad prematura de las madres,
conocíamos estos sucesos en pulpos hembra cuando sienten acoso y las historias comenzaron a
multiplicar experiencias menores similares en medusas y peces que habíamos notado sin valorar
adecuadamente. Medio año mayor había transcurrido desde que en nosotres se había dibujado
aquél semblante que vimos en las aves, y con razones suficientes como para recordar nuestro
antiguo dolor que decidió aquélla partida hacia este suelo. Ahora ellas corrían hacia los confines
desde donde vinimos, y la zozobra nos crecía silenciosa y corroyente con la eficacia devastadora
del sufrir que producen incertidumbre, miedo y desamparo. A cada paso comentábamos la
notoria disminución del tamaño de las aves nacentes aquélla mañana, sabíamos que era otro, las
conocíamos desde que nos acompañaban en nuestras desventuras, éramos amiges desde tiempos
distantes y hasta podíamos comprendernos recíprocamente, formaban parte cierta de nuestra
bella cotidianeidad. Sus terrores fueron nuestros y para nosotres una clara señal de advertencia.
Y así lo actuamos sin pérdida de una mínima medida de tiempo. Comenzamos el despliegue de
habilidades para medir cambios drásticos en el clima, leímos las visiones cósmicas nocturnas y
en vigilia observamos medimos al de grandes anillos y al mayor con sus lunas, dispusimos que
viajen delegaciones al poniente con el objeto de medir todas las variables de los acontecimientos
que hubiesen podido provocar tal comportamiento y tal desenlace en la vida de las aves.
Nuestra vida cambió desde ese instante, los niñes ya no reían tanto desde adentro sin que medie
el pensar, reían y observaban a sus alrededores como buscando apoyos o negativas en los adultos
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Lurraldea libro I

  • 2. Daniel Fernández Ahumada Imagen de tapa: “Naturaleza muerta resucitando”, Remedios Varo Buenos Aires, agosto de 2015.-
  • 3. A la larga historia de quienes promueven el sufrimiento humano por su absurdo y eficaz modo de inspirarnos. A Marija Gimbutas y Casilda Rodrigañez Bustos, tarde o temprano ‘Benefactoras de la humanidad’.
  • 4. ÍNDICE Capítulo I, La ráfaga jerárquica Capítulo II, Camino del agua regia Capítulo III, Convulsiones del Este Capítulo IV, Casa de plumas Apéndice I Apéndice II
  • 5. Capítulo I -La ráfaga jerárquica- Día 1 Murió Carlomagno. De inmediato las redes informativas se dispusieron a trabajar sin descanso hacia todo confín. No se trataba de un día cualquiera, aunque se lo esperaba. La naturaleza hace e impone sus propias notorias cuentas. Soy el paleobiólogo James Mollars, así es. El vuelo de British llegó tarde como es ya costumbre aunque para viajar no teníamos alternativa. Le presento a mi hijo John Best, es muy perspicaz, un calco de la madre, claro. Sí, me acompañará en el campamento y como ya tiene cierta experiencia aprovecha sus vacaciones escolares y ayuda a su padre, ya era hora, voluntariamente, ¿no le parece que así sea? Al menos el ordenador tendrá un aspecto más vital con tierra en sus rincones y bacterias que lo corroan algo más rápidamente que en su cuarto de niño soltero, lo cual habla muy bien de las bacterias de estos sitios. Sí, estamos estudiando trasvasamiento y operatoria mecánica de los organismos vivos de nivel bacterial y no queda más opción que hacerlo por fuera de las ciudades que ya semejan organismos muertos extremadamente confusos. En efecto, así es, estoy locuaz porque es momento de estarlo ya que con mis objetos de trabajo transcurren largos períodos de absoluto silencio comunicativo aunque vivaz como el saltar de las abejas al sol ante las paredes de sus cárceles de melaza. Sí, John Best habla lo preciso, no molestará, por el contrario sabe ocupar su puesto en cierta soledad creativa. Por mi parte uno o dos gigantes placeres en conocerlo doctor Mollars, dicen que soy el arqueólogo Roberto Ortiz, ah, John Best muy bien, muy bello nombre, no se me hubiese ocurrido, su hijo seguramente, son muy similares, lo será a su vez en la tarea sin dudas, conociéndole por las corrillerías que lo anticipan todo aunque las más digan infundamentos. Aquí está mi hija Amparo, saluda hijita que nada te ocurrirá nada por fuera de lo habitual, son personas muy educadas aplicadas y estaremos trabajando intensamente juntos durante estos tres meses con lo cual es conveniente no perder de vista que tendremos tiempo para estrujones de mano aunque ahora nos espera un traquetraca con la Merceditas modelo 58 aquélla que ven de color perlado que es lo único bueno que he conseguido en estos páramos en los que un árbol cotiza en Wall Street, válganos. Niños, a partir de este instante nuestro mejor amigo es un árbol, o su retoño, son tan escasos que ya nos saludamos cada vez que nos cruzamos tropezando piedras con las que con algunas de ellas hasta nos reverenciamos al menos por las mañanas sí claro por cortesía, lo que se ha perdido, sí pero lo que se ha perdido inexorablemente no se gasten en ocultamientos se encontrará decimos nosotros escarbando como en sueños de diván. Y pensar que hay registros de árboles en el norte de mi país que en algunos reza 7.71cm de diámetro, pero si me trajéseis uno haríamos la oficina del campamento allí en él hombre a cuya sombra beberíamos vosotros ya que cuando trabajo no
  • 6. acostumbro casi ni hablo será tal vez por ello que estoy despilfarrándome en palabras no todas huecas. Estáis algo más circunspecta de lo habitual Ampariñilla, no te preocupes, John Best tiene tu edad se llevarán de perlas espero, es muy alegre, vital, trabajadora, ordenada, cooperadora como ninguno de nosotros será una buena madre sale a la abuela a la bisabuela, materna señores obvio, es decir, justicia es lo que hago en este acto me vanaglorio de mi memoria, llegamos al campamento, vosotros diréis, qué es esto, y yo les diré que es todo, que es todo lo que tenemos a cien kilómetros a cada lado de estos caminos que sólo sus más pequeños pozuelos semejan cráteras vulcánidas con baño en suite. Mañana será otro día que llega el grueso del contingente así que acomodaos elegid donde os plazca que a mayor minimalidad del objeto de estudio mayor es el privilegio. Me alegro que lo celebren con risas plenas o casi plenas de las plenitudes que se han perdido nos van quedando hasta las risas se han escondido en los matorrales de cemento, palabra sabia que proviene de cementerio, que obtengáis muy buenas noches de estrellas azules tachueladas al firmamento aquél que tan lejano se nos ha vuelto como si ni fuese de nuestro cuño natural como una nube que nació en el suelo que estoy pisando con mis dos ojos y mis dos franciscanas. Descansemos. Gracias Robert. Denme otras gracias y os daré otro Mañana. Y las luces penúmbricas acompañaron la partida del yo y el cuerpo astral Hacia los astros que están por dentro de las cavernas Mientras los cuerpos sumisos pesados establecidos Se adormilaban cada cual con su manto en las profundidades de la madrugada. Tengo que rezar entre el mar de luces que me despiertan con su revuelo Mantengo el ritmo de la oración con dios y a dios Por dios descubro la verdad efímera y etérica Pura como la sombra de un mediodía Despierto en clave de Si me descubren Sirio y Las Pléyades Apuntan hacia el suelo fulgente de mi lecho En el campamento despega el lucernario su sonrisa Y me reciben en sus regazos maternales abrazos millones de luciérnagas. Día 2 Y bien, cómo los ha tratado la noche lo bueno de los desiertos es la noche noche sin ráfagas sin viento, luzco, desayuno, higiene y partida de reconocimiento, sí podéis higienizaros previamente a la injerencia alimentaria aunque no os apliquéis con esmero en tal menester porque el agua viene si la buscamos de allá bien abajo en las hondonadas hay que golpear unas piedras con una vara y ya, volvemos al manantial la ciencia gira en círculo y dónde habéis visto un círculo que se ocupe de la justicia. Robert, cómo es eso de que las figuras geométricas tienen reservadas funciones axiológicas. Sencillamente y de paseo el caso de la justicia parece venir de un cuadrado. Celebrad pero no tanta efusividad que estamos en el desierto mis lores. Sí, Amparo quedó a cargo de la base es muy eficaz nosotros deberíamos diseñar camellos con jorobas de agua mineral no sé qué estamos haciendo que no lo proponemos si hay como es sabido palomas mensajeras. Robert olvidamos las vasijas o tienes bolsas encubiertas en tus vestidos. Ambas ambas querido James por fortuna ambas. Qué confusión, a la memoria le llama fortuna. Qué dices pequeño Best nada nada Mr Robert me distraje con poemas antiguos que me recitó mi madre porque ella es la poesía sabrá usted y mi padre es la narración y me cuenta y me cuenta detalles situaciones empresas batallas de los que aprendo a. Mi mamá es como una ensoñación la reconozco a ciegas por el aroma entre miles de mujeres y ella a mí ya hicimos las confirmaciones correspondientes con lo cual no es necesario que usted dude Mr Robert. Y con tu padre qué te orienta. Con mi padre me orienta su voz inconfundible salvo
  • 7. cierta velada en que me vi obligado a decidir mediante una pregunta histórica que él mismo me había contado. Interesante niño Mr James vuestro hijo me ha dejado perplejo con roca puntiaguda por sillón y es algo incómodo pero debo admitir que tengo una nueva idea en el coxis. Tal vez no se trate de una nueva idea Robert en pleno siglo xx sino de una muy antigua algo ancestral ultraconocido pero perdido que ya descifraremos como la escritura de la biblioteca de oro robada de la cueva de Los Tayos. Muy interesante este descanso en las rocas mis amigos volvamos tengo sed y Amparo espera en la base. Al atardecer llegó al campamento una bióloga argentina hermosa y alta serán todas así las isabelas modias en este caso me dije y quedé embelesado esperando que se acercara con sus tres hijas gemelas qué sensación tan extraña no poder distinguir en un principio el quién es quién en estas tres niñas Nieves, Nadia y Norma. Anocheciendo el gallego se la pasó parloteando en casi unidireccional y excluyente conversación con Isabela de sus orígenes comunes de lugares remotos y héroes y fundaciones y asesinatos y nos dormimos ya tarde mientras el excitado seguía hasta que uno de nosotros dijo algo así como si la visita se quiere ir yo me voy a dormir y los dejamos solos y a solas como a las cadenas de un campanario mientras la temperatura bajaba por nuestros cuerpos. Camino de mares del gigante Hércules amplias avenidas Nos traen dos trabajos que se harán con huellas profundas huellas de deberes cumplidos Fortuitas legendarias las naves nos situaron en Gades y se fueron del puerto hacia el corazón triunfante de la tierra que exaltada y bruñida con el esmero propio de aquéllos habitantes legaron una península para la europa y una razón mayor para la nueva vida. A Gerión en Tartessos le dimos hierbas de beber nos llevamos a la boca los bueyes de alta estima a punta de la espada lo griego cerró las puertas mediterráneas plantando dos columnas y manzanas áureas recogimos del premio de jardines espléndidos como edenes labrados. De todo lo demás degüello y carne para los perros que ni ladraron sangre festín de sangre polvo y racimos de necedades mujeres niños nada que llame a partir de aquí será dispuesta por la ley de los fuertes sabios al mundo una señal, Hispania. Día 3 El sol aun no se animaba y ya nos levantábamos, qué pericia qué leve es el alma de los seres vivos, todo se aplica el trabajo no es un juego ni el placer debe entrar en la tarea mientras se realiza porque es un elemento perturbador. Me encuentro animado porque estamos logrando una especie de armonía de las buenas lo cual es muy difícil de alcanzar en los grupos humanos porque la armonía no está en la naturaleza de los seres humanos, eso creo James, no está de acuerdo. Disculpe estaba concentrado en mi taza de café en realidad en el café al girarlo en sus remolinos y pensar que aquí se concentra todo el universo. Durante la jornada de trabajo larga y durísima Roberto seguiría buscando interlocución durante horas dirigiéndose a Isabel como si nadie estuviese entre ellos, eran las cinco de la mañana y el movimiento calaba los senderos en silencio cada cual con su jarro su pincel sus cepillos sus toallas sus buenos días sus sonrisas sus zapatos.
  • 8. Los niños tenemos que trabajar nos fue asignada la cuadrícula 12 con el objeto de no entorpecer las investigaciones ‘serias’ de los mayores preocupados por una muestra mal tomada por un golpe torpe o alguna distracción o broma o intención. Así comenzaba nuestro primer encuentro de cinco miembros juveniles troglodíticos la unión de juventudes arqueológicas capitaneadas por todos porque nadie quiso tomar el mando sin el conjunto, estaban frescos los años en que jugábamos a correr y a esperar al que se retrasaba para llegar triunfalmente juntos a la meta. Nos encantaba provocar la ira de los profesores que insistían en que corramos nuevamente y hacerlos discutir la competencia es sana la competencia es antinatural y nosotros muertos de risa repetíamos el ritual igualitario perdido. Llegaron otras personas al campamento…dos arqueólogos británicos George Benton y Adrian Thomas jóvenes varones para el equipo de Robert. Después del almuerzo hubo que ir a buscar a una pareja de lituanos ingenieros Brenda Lide y Ian Nanderen, quienes llegarían con sus dos hijos Ivan y Victoria, nombres que surgían de los datos de la pizarra 1 la que se encuentra en la sala principal un carpón de lona casi de circo con un mástil central en la que se escriben todas las novedades importantes tales como tengo hambre. El arribo de la Merceditas se cumplió con horario de Zurich o de Dornach. Al caer la noche reunidos por el fuego comenzaba un oráculo jugado propuesto por Robert que sin dudas se ganaba el lugar de organizador porque además de estar en cada detalle buscaba la perfección y la eficacia y según dicen lo conseguía…todos los niños tienen entre once y doce años edad especialísima porque, por qué: ………..y poco a poco comenzaron a soltarse los datos escondidos en la experiencia y los saberes de los integrantes del grupo, éramos por entonces catorce nosotros: la edad de uno de los niños Jesús el que murió, la edad del niño de Las Navas, más o menos la edad del bautismo de fuego de José el de San Martín, la edad de la niña de Covadonga, de Lucin en Armenia en la aldea perdida, de Tío Tañí en Acosta Ñu en la guerra de la Triple Alianza, de Roberto en Boyacá, de Tatiana en Leningrado, de Juana, de Marguerite, de Petra en, de Nancy, de Carlota, de Marija, de no sé durante la inquisición, de Clalilen en el chile araucano, de Amelí en el Cuzco, de no sé…y terminaba el juego que excluía a quienes no tuviesen a quien nombrar, a quienes Robert oficiando de pitoniso auguraba un futuro atroz y plagado de horribles desgracias con la risa de todos, me impresionó que fuesen casi todas nenas las recordadas y el frío indiferente clásico del dato intelectualizado Robert le comentó al oído mi padre Robert estamos en peligro…aunque Robert aparentemente sólo veía y atendía los movimientos de Isabel diciéndole cosas tales como la vida no se regula de este modo algo está desproporcionado y distorsionado y no encuadra en los esquemas vitales adecuados aunque confío en que la vida sabrá qué hacer con esta fuente. Cuando ya todos dormían aun podían escucharse decires de Isabel y Roberto que permanecían como si el mundo fuese de ellos y existiese por ellos: Estuve pensando y si hacemos el amor. Qué, cómo se te ocurre, qué es eso, cómo hacer el amor, no está hecho. Lograste asustarme, bueno sí está hecho hace tiempo forjado idílicamente en la mitología pero. Eso quiere decir que tuvieron que hacerlo como se realizan los objetos de arte. Claro que sí pues que se trata casi de un objeto de arte, esto, depende nada has visto que los objetos de arte son muy dispares conceptualmente y los puede haber sublimes así como farragosos símil psiquiátricos y toda la gama entre ellos. Y qué me propones que hagamos uno de qué orden. Ya, vale, del que nos salga de acuerdo con nuestras capacidades. Esto quiere decir que nos podría salir mal
  • 9. A la larga historia de quienes promueven el sufrimiento humano por su absurdo y eficaz modo de inspirarnos. A Marija Gimbutas y Casilda Rodrigañez Bustos, tarde o temprano ‘Benefactoras de la humanidad’.
  • 10. hace eternidad con una espera, surgen los que tejen trenzas de culebras hasta con crucifijos aquí a salvo de la intriga preparamos las oraciones como armas y los asnos que somos tozudos de salvaje montaña saltamos de vigía en vigía tormento para Al Andalus gritan nuestros coros de guerra nuestro vigor corroe sus fortalezas sus corros femeninos sus danzas uterinas sus vagidos sus imposturas sus aliados silvestres y sus torrentes de hielo pastores nómades supersticio animales terrores les hicieron creer en tales dioses el nuestro es el de todos ya llegará el día en que la guerra dará el paso santo a las comunidades, hoy la nuestra es elegida divina protección se eleva en Covadonga una niña observa desde una tribuna en una peña es el Cristo quien muestra letras grabadas en la piedra decisiva y una lucha que parece absoluta les cae a esos ejércitos como desfiladeros desde la cima de nuestra visión y les aplasta el auge se retiran perseguidos de toda persecución hasta que firmen su error divino ante la frente de la tierra santa y se retiren a sus destinos como harán los perros que ladren cuando el trueno estalle. Día 4 El sol saldrá sin dudas piensan los niños cuando está amaneciendo y sin embargo algo nos dicta en sueños y el día lo dictaminamos nosotros, no es así queridos amigos? buenos días, qué beldades silenciosas, más vale así, hoy será el primer día después del tercero, nada nada no os preocupéis, lo digo para probar que estáis aun dormidos. Ah Robert, qué sería de este sitio sin ti, sería un sitio sin mí, lo cual representaría tal vez una ventaja. Seguramente. La risa matutina es la mejor aliada de la voluntad y la inteligencia. Claro que sí Robert, claro que sí. A propósito, tu rostro declama cierto placer, felicidad amigos felicidad que no es lo mismo. Y al trabajo en grupos orden cerrado le llaman por el celo profesional de estos esfuerzos los cobertizos corroídos casi convierten en héroes a los científicos y en víctimas a los niños pero tiene razón Robert felicidad no hace doler al cuerpo. Las becas vienen demacradas y los aportes institucionales menguantes indican que estamos en la buena senda siempre le encuentra este gallego de Santiago una salida progresiva y no es liberal no es así Robert, bien James tú sabes que los liberales puros no existen y en Iberia ni en museo. Aunque debo decir que los liberalismos han sido sepultados por la corpocracia y se trataría de un caso ideológico del pasado que perdura sólo en nomenclador como en los cuadernos de las viejas farmacias. Cada uno llevará en su pecho una tarjeta con el nombre grupo sanguíneo documento nacionalidad estado civil sponsor etc., este Robert siempre tan expresivo pero cumplamos él sabrá por qué. Este almuerzo se emparenta cada vez más con el trabajo y es así que no veo cómo puede ser entendido esto como descanso si casi me llevo a la boca la tarjeta con mis datos. Robert es la confusión pero en el mismo grado la precisión y la bonhomía algo perdido o en su vía. Comentarios de todos satisfechos con la salsa de tarjetas de identidad en los fettuchini del almuerzo de hoy. Es saludable saber de antemano qué cenaremos. Hoy Galápagos a la asturiana, agridulce como habrán percibido. Y el clima ayudaba a mantener los cuerpos ocupados los niños en su mundo ni asomados en asuntos adultos como debe ser, otra vez como debe ser, alguna vez te cansarás de repetir esas fórmulas de vacío legales? Los lituanos son mudos o sordos o inteligentes no sé hasta el momento ni mu ni lemuria ni madre patria ni nada sólo del trabajo a la mesa y de la mesa a la cama, cama, si se les puede llamar cama a esos engendros pirenaicos, basta quejicas qué ganáis con tales prácticas de barricada que oculta la búsqueda de privilegios no olvidéis que os conozco vuestro orillo.
  • 11. Llegó material e instrucciones a juzgar por los movimientos celéricos la firma de papeles sobres cajas cigarrillos cigarros pipas aceite para antorchas qué bueno al fin qué se traen, vayamos, alto torpezas torpeza nao tein fin deteneos media vuelta march, un-dos dre-dre- derecha derecha derecha derecha-izquierda, a jugar lejos chavalines ya les informaremos de la merienda atención al silbato nada de sin sombreros más tarde revisaré vuestros logros qué padre os habéis ganado, joder. Fuimos a las rocas del otro extremo del sitio todos en corro aleteando las chicas en la vanguardia si nos viese Robert, pasamos en medio de un grupo de cabras inmóviles casi esculpidas que ni se dignaron a ver nuestros maravillosos movimientos, seguimos hacia la hondonada de la cueva profunda más de cuarenta metros y una abertura oval de nuestra altura o poco más, de pronto se abre el cielo a las rocas dentro de la caverna o bien sí las rocas se abren como en un sin techumbre y vemos que el sol proyecta una sombra puntiaguda perfecta que se apoya en la pared final del estrecho nos quedamos quietísimos como las cabras hasta que el fenómeno se fue disolviendo en formas informes contradicción consenso contradicción nos miramos interrogantes y nada se nos ocurrió más que salir con un aire de cierta devoción no sabemos cómo expresarlo pero como de un santuario naturalista nos llevamos las manos al pecho nosotros y las chicas al abdomen según conversamos a la vuelta sin proponernos nada ni que nadie ordenara fue como un bálsamo un abrazo. Claro que volveremos, las chicas no queremos aun no es tiempo les dijimos sin haber hablado entre nosotras ni una palabra previa de consenso consenso ni. Qué contiene eso, con qué se nos ha envuelto, lo contamos, debatamos mejor tal vez, de acuerdo, mañana esperaremos el sueño de la noche y su consejo en calma de sabias almohadas. Volvíamos silenciados tanto que Ampariña hijita ven, qué ocurre que estáis pálidos como si hubiesen visto fenómeno o un animal salvaje, nada nada papai caminamos demasiado fue durísimo volver a tiempo para atardecer aquí entre todos disculpen descansaré un ratín piquiños vuelvo, preciosa me dije, y la miré desplazarse por vez primera como a una mujer todos creo que observaron lo mismo, poco después la ceremonia luego de los baños aseos bebidas agua agua la pedíamos como si fuese morir soñando y reímos tanto por la ocurrencia que percibimos en qué consiste la felicidad por fuera de los intelectos estrujantes. Brenda y Ian como por contagio tomaron la palabra y sus hijos Victoria e Iván de observatorio maya cabildeaban el andar de sus padres por las palabras, el camino de Santiago no el comercial el que puede surcarse en automóvil sino el de montaña varias paradas las señales derruidas o ausentes recreábamos todo a brújula los niños entre nosotros con cuidado un pueblo luces alivio pensar que caminábamos sobre autopistas de huesos de los que morían intentando llegar al mar tenebroso para alcanzar el sepulcro de Santiago el mayor el que por allí había llegado quién sabe por qué prodigioso encuentro sobrenatural, Cangas de Onís Covadonga nos hablaban los parajes asturianos del viento quedábamos pasmados escuchando atentos no es cierto Vic? Y seguíamos por el sendero más seguro de la reconquista de uno de los caminos estelares, dicen que en todo su recorrido por el norte de Hispania brilla como en un camarín de diosas laicas y refulge la vegetación es diferente gracias a un orden fotosintético notable, la vida se abre camino no intentéis detenerla, miles de grutas cavernas hondas profundas enjutas algunas amplias las otras como en úteros de la tierra viajamos varios días y de noche extasiaban las estrellas los motores inmóviles del meteco, Aristóteles niños, junto al
  • 12. multijuego sonoro de los insectos y lo vivo esplendente refulgía en la oscuridad los ojos nuestros se veían en los nuestros y dormíamos en guardias rotativas por si a algún oso se le ocurriese emular al antiguo Vitiza. Santiago de Compostela válganos señor y pensar que no soy creyente Fih Terrae. Había por entonces un verbo irregular que la escritura alejándose de sus orígenes naturales fue imponiendo: yo emigré, tu emigraste, el invadió, nosotros emigramos, vosotros ocupasteis, ellos intrusaron. Gracias demos al hidalgo caballero hercúleo quien cumplió al imponer el nuevo e imprescindible orden mundial de entonces matando a la serpiente con una manzana de oro robada del bello jardín y así fue que más tarde Santiago el mayor fue registrado en oriente como el primer apóstol muerto pero se animó hasta aquí tal vez para sumar su cuerpo a la barrera de cuerpos destrozados por la invasión moruna que los detuviese de este lado pirenaico Pelayo por la cristiandad válganos y los vascones hicieron lo suyo en las guerrillas no olvidar señores de los nuevos reinos sus guerrillas sus ideales antiguos y fraternos de armonía latente acompasada con la naturaleza hasta su idioma, hasta su idioma de palabras naturales. Nadie se olvida Robert tal vez seas tú quien producto del cansancio de este tan largo sí sí tan largo como bello día a dormir niños que mañana llega y nos pillará en vela. Los primeros abrazos se entrecruzaban entre la mayoría de nosotros tejiendo un manto ante el menguar de las llamas de los troncos encendidos y fieles de fuego amigo. Primera guardia Brenda y Ian por hablar sin parar y afirmar sin saber. Dormir en risas compartidas es incomparable nadie nació para reír en soledad. La risa es una prueba del vestigio del otro Robert. Buenas noches. Santiago cabalga resuelto con su ataúd por escudo degollando infieles paganos que le salen al paso, vuelve sobre el guerrero de la paz jus belli grita arenga y en todo el cántabro del camino francés resuenan los arteriales duelos de sangre impura contra las paredes inmaculadas de la razón divina, la cruz alerta en su cruzada que por tierra darán los invasores y aliados de esta tierra bendita un vergel un fragor una derrota una salida espantados por el poder bravío de los justos. Pelayo rey navega en los alcázares montañosos de Asturias indómita gimientes los latidos truncos las partes se desgranan y ruedan al vacío de sus necedades sus corceles aconsejan retirada a los grandes ejércitos de nadie para nos los asnos sapientes les crepitan los cráneos insolentes de toda ignorancia hundimos en sus ojos figuras de los nuestros y el terror se desvela y no sueñan sus cuerpos mutilados fluyen leprosarias hendiduras grietas fantasmas de peñascos lanzados con las manos de la ira divina dónde allí cierra el paso acomete destroza troza quema los corceles semejan sepulturas añejas encendemos la hoguera de esta tierra con los puros presagios. Ni una sola palabra dicen jamás de sus derrotas guerreras los derrotados. Nos revolcábamos en los catres ante cada cambio de guardia nocturna cada tres horas es inútil algo nos alertó quién atacaría y un felino avisó sólo le vi los ojos y se marchó con la magna investidura de su característica sorpresa. Hay una palabra para el sin palabras cómo se dice, y para sin aliento, ah, inútiles las guardias parecen no ser cuestionen ahora que el peligro se acercó demasiado buena señal dijo Ian menos mal que el fuego siempre vivo ahuyenta a los fuertes y arracima a los débiles y transforma la carne de los cuerpos vencidos en. Día 5 En estas situaciones la noche no es tan larga como el cansancio. Y, entramos en una primera etapa de acumulación capitalista dijo Robert de cansancio y las risas coronaron el alba con
  • 13. flores humanas de las que allí estaban despertándose. Los chavales zambullidos corriendo a buscar aventuras sin planes previos lo que no es bueno aunque había llovido y del lago interior de una fantástica caverna surgían luces de colores y los cables cercanos del tendido eléctrico atencionaban nuestros sentidos y fundían la vista y el oído con el tacto un salto hacia arriba otro hacia atrás y así logramos entrar por la principal abertura la inteligente dijimos los varones la experiencia intuitiva de las chicas indicaba un sendero al final del que surgió algo como el Maracaná a cielo abierto con doscientas mil gotas aplaudiéndonos corrimos a los gritos que resonaban allá del otro lado frente a nosotros en la pared de enfrente y nos metimos todos en el pie del arcoíris que subía curvo serenamente hacia el confín plenamente insolado de los tiempos remotos. Cuándo se disipó, qué sé yo qué, nadie supo del tiempo transcurrido, las chicas nuevamente pálidas aunque animadas nosotros algo eufóricos danzábamos desordenadamente en silencio mientras las chicas comenzaron un movimiento conjunto con cruces lemniscatas pasajes de manos y hombros con desplazamientos delicados y sensuales como no conocíamos se abrazaban seguían y volvían al centro se tomaban de la cintura del abdomen y estrechándose terminaron la danza soldadas una detrás de otra. Cuando nos dimos cuenta que estuvieron desnudas ya se habían vestido, nos preguntamos ilusión, no, silencio, nos abrazamos entre todos y volvimos atardecidos caminando al paso tarareando una melodía trunca repetitiva y trunca notablemente rítmica que nadie logró recordar minutos después de la cena que casi por obligación comimos sin prestarle la menor atención, debe ser horrible ser cena y que nadie te mire. Y bien, niños, les gustó el trabajo de Brenda y James, por supuesto, riquísimo dijimos y se estaban refiriendo a la nueva mesa de la que nos ni noticias como en aldea española abandonada en plena crisis pueblo blanco o revolución traicionada. Qué papelón, Robert y madres y padres se reunieron luego de que nos despacharan a los sueños nocturnos y nada bueno surgiría, nos miramos entre todos con esmero y como si pero el aire se cortaba con miradas, viste alguna vez un mirar cortando el aire como si fuese de agua? si en esos momentos nocturnos las miradas hubiesen sido luminosas el campamento se habría transformado en un fenómeno fosforescente como campo de luciérnagas en año nuevo. Llegábamos por mar a nuevas tierras desde el poniente para ellas, las naves agotadas por el cansancio de los velámenes a pesar de lo que puede llamarse corta travesía, nuestro mundo se estaba hundiendo sin piedad sobre nuestros sueños de eternidad como ya varias veces había ocurrido desde remotísimo tiempo tanto al poniente como en el naciente, según las herramientas simples empotradas en rocas y obras de arte añejadas en marfiles diversos y extraños y perdidos huesos humanos gigantescos. Salvamos a los niños nuestro gran tesoro y los hombres hicieron de la mar un jolgorio para nuestro placer cotidiano entristecido. Nos queríamos los unos a los otros tanto como a aquellos que quedaron para cedernos el pasaje hacia la vida como ellos a nosotros porque sí, siempre había sido así ante cada adversidad, los niños y los jóvenes debían proseguir de la mano de la vida, la luna pobrecita del cielo miraba nuestras lágrimas y crecía de pena, las estrellas nos habían comunicado junto con los grabados en los sembradíos el peligro cerniente, pero fuimos torpes nos negamos a la experiencia no pudimos descifrar tales ayudas, nuestros pares en estos menesteres se esforzaron a sabiendas de que algo se cerraba, por entonces los pueblos fueron nobles fueron dijeron que dijeron más tarde nuestras madres y abuelas, las naves hacían agua los niños todos en el centro pero menores males la comida abundaba una papa de ahuacate con ínfulas de sales, maíz pisado en morir soñando y variedades frutales de largo plazo aquietaban las angustias de quienes no sabíamos si podríamos alimentar por largo tiempo
  • 14. ÍNDICE Capítulo I, La ráfaga jerárquica Capítulo II, Camino del agua regia Capítulo III, Convulsiones del Este Capítulo IV, Casa de plumas Apéndice I Apéndice II
  • 15. Enfrente habían divisado un día detrás tierra firme pero desistieron por el momento ya que se distanciarían del conjunto. Hicieron tierra felices con cuidados extremos tierras duras difíciles con miles de cuevas y algunos valles de fertilidad, grabaron las señales correspondientes y dispusieron las tareas en la celeridad de la espera del nuevo que llegaría en dos lunas. Hallaron la sorpresa de que los albergaba un clima benigno en el ángulo interno de esa encrucijada montañosa, dedujeron que siguiendo las montañas llegarían al punto de reencuentro, pensaron que sería simple ya que los ángulos aunque fuesen distintos tenían que darse claro presuponían que esos montes comunicarían en algún momento con mar interno y ansiaban dar la buena nueva para el conjunto. El grupo que decidió volver por la derecha del lazo comenzó a contar tal como habían acordado los tres días cuando ingresó al mar interno luego de cruzar sus puertas tan abiertas como estrechas y con el cuidado de evitar las tierras firmes que aparecían a la derecha siguieron hacia el naciente bordeando las ondulantes orillas de su propia izquierda. Descartaron tierras fértiles visibles e islas con el propósito de reunir al conjunto. Se ilusionaban con que las sinuosidades no los alejaban del otro grupo hasta que en estos placeres cantando divisaron una cadena montañosa que nacía hacia el norte aproximado en dirección al cierre del lazo y celebraron con danzas y música acompañada por las aves que por allí eran similares a las que habían perdido. Sería cuestión de bordear las montañas para reencontrarse en algunos de sus espacios. Cavernas los albergaron y lograron alimentos sin obstáculos construyeron pacientes asentamientos demarcaron cuidadosos todos los lugares elegidos para orientar a los nuevos a quienes destinaban terrenos más cercanos a la costa para evitarles esfuerzos adicionales clasificaron animales sus utilidades tratando de armonizar con los frutos de la tierra en prioridad los niños en el centro de los especiales sitios dedicados a la confianza del conjunto ante el peligro posible en. Cierto día tuvieron certeza de que grupos distintos los observaban sin acercarse a tiro de flechas ni de arcos ni ballestas, eran bajos anchos veloces esquivos y desaparecían en plena luz con gran habilidad. Decidieron esperar a grupos nuevos dos lunas no es mucho para decidir mientras fortalecían el conjunto, decidieron mudar todo a las cavernas y encontraron cómo agruparse en algunas de ellas por sus pasadizos sin mayores problemas con animales o peligros tormentas lluvias torrentes lagos internos. En estos desplegaron las mujeres todos sus saberes medicinales poco a poco y fijaron algunos especialmente para generar homenajes a la fertilidad a las fuentes de vida. En el lado izquierdo del lazo se ocuparían en idéntica tarea, sí aunque con mayores seguridades pero aquí no lo sabíamos porque el terreno imposibilitaba un ataque externo de cualquier algo sin que ese algo pudiese escapar hacia la vida. La clave cuando llegaron decenas de nuevos contingentes fue cercar la región en un gran óvalo, el óvalo habíamos aprendido de los antiguos comunicaba una señal de lograda armonía al Todo, el resto fue demorarse en afianzar la existencia mientras se atrasaba la partida de la expedición hacia el encuentro del otro grupo primigenio. Mientras tanto en el sur, es decir en el comienzo de la espalda del lazo aquél antiguo grupo ya se había atrevido a cruzar del otro lado, proseguir avanzando después de la montaña amiga, se instalaron a ambos márgenes y siguieron ocupando terrenos fértiles y decenas de cuevas de menor complejidad que en el lado interno de la espalda del lazo. Con los milenios desarrollaron finas destrezas artísticas que en el llamado siglo xx varios grandes artistas evocaron en silencio tal vez al haber extraviado el sendero de los encuentros comunales.
  • 16. En un momento creativo de la fertilidad el grupo sureño destacó grandes contingentes con el objeto de reunificar la primigenia división mediante el sueño adicional de alcanzar unificando la región una visión estratégica a ambos laterales de la cadena de sueños. Las asambleas enviaron emisarias y emisarios para el contacto y para en el caso de que fallara pudiesen constituir un nuevo aunque pequeño grupo. Algunos inviernos se fueron sin novedades pero en cada primavera de los años se insistía con el plan trazado. Todo tipo de festividades se realizaron a ambos lados de la espalda del lazo y a la altura de su moño cuando los dos grupos una vez recuperado el número total de misiones emisarias previas se abrazaron, una larga alegría tiñó los confines con la noticia, la que llegó en escasos soles menores despiertos. Aquí y así comenzaba se expandiría rápidamente y se ejercería en aquéllas hospitalarias tierras durante cuarenta mil años una nueva y portentosa idea de lo que es el vivir humano. Día 6 Nuevamente sol desde el amanecer piensen que no es eterno disfrútenlo charloteaba Robert desde las cinco hasta las cinco del día entrante, fue a tiempo completo y lo tomaba en serio, y? chavalines, pensáis alguna charada para hoy, preguntaba a los ojos cerrados de quienes caminábamos porque teníamos piernas y nada, todo el mundo en silencio, fue como un juramento sin que mediase sangre por fuera ya que por dentro corría a las claras del alba que estábamos dispuestos a defender nuestro secretísimo que ya eran dos. Las madres observaban los madres las miraban tenían confianza en las intuiciones de las mujeres que algo queda en pie. Un duraznillo aquí otro más allí y se me vino la noche me propuso que lo ayudase en la despensa, y así a cada uno de los siete nos redujeron a cenizas laboriosas sin juego lo peor del trabajo es que no sea jugado y ya, aquí estamos confinados hasta que la ley nos haga comprender que no es tiempo de secretos, es que tenemos miedo a que les ocurra algo feo, Brenda actuaba bien, Isabel más sobria hacía como que estaba sucediendo una serie barata televisiva que ni atrae la atención de los más ingenuos o aislados solitarios de esas que se seleccionan para concentrarse en tareas de mayor importancia en compañía de una nada. Los dos aquéllos siempre juntos en otro agujero negro, los hombres trabajaban mecánicamente como siempre sin distraerse por nada ni por un tábano en la nariz se mosqueaban, pero porque nos tenían en el redil. Y el sitio iba tomando forma de ciudad emergida del fondo de esta tierra con calles plazas hileras de casas dispuestas ordenadas amplias avenidas pulcras ni signos violentos ni incendios ni ajuares ni joyas individuales ni templos ni sepulcros especiales qué es esto se preguntó Adrian y todos se arremolinaron en su torno de él, no vimos nada cada esclavo en su puesto de esclavitud y ya espartaqueaban nuestros sentires aunque dos horas sólo dos horas hacía que nos habían confinado bajo pena sin pena ni amenazas, los adultos democráticos no existen existen los niños incomprendidos no sabíamos mentir y se nos estaba obligando o bien dejar de preservar nuestro bello secreto. Adrian había limpiado una obra de arte chiquita de siete cm con una imagen de mujer en roca con su cuerpo al aire y sus partes más lo que después nos enteramos representaba su útero exagerado dijimos hiperrealismo ya por entonces y reímos hasta el cansancio de la tarde, vinieron unos tipos de verde se llevaron el cofrecito de Robert y dos días más tarde se dijo en la asamblea nocturna cuarenta mil años. Una obra de ese nivel con semejante tremenda antigüedad qué locura, qué locura seguir escribiendo libros de ceguera inducida para esa maravilla esculpida en marfil.
  • 17. Al anochecer anochecido nos reunimos habituados en ronda junto al fuego en una noche especialísima por los resplandores lejanos de secas tormentas eléctricas del desierto, extraño saber que no siempre lo fue, habrá sido ideal vivir por allí como en Suiza Austria o Alemania en sus bosques y lagos mágicos de toda magia en algunos nadie se recrea por tradición, qué habrá sucedido allí, qué no habrá mejor decir pensó con su megáfono natural Robert que escuchaba el canto croático de una rana antes de que cantase, tenía un oído conocido como anticipatorio fenómeno heredado de su madre parapsicóloga que en otras épocas se llamaba shamana o algo similar, sabia, y claro que sabia sabia más que los médicos dijo Robert y otra vez distendidos ni lo esperábamos y el contraataque nos golpeó. Bien niños vosotros sabéis que estamos en un lugar de trabajo en el que los cuidados nunca son suficientes y los peligros mayores que las alegrías así que debo deciros que tratéis de recordar lo ocurrido en detalle por el día de ayer, dónde cuándo para qué ahorrémoslo porque es tiempo que se pierde para el descanso, tenéis la palabra. Amparo blanca hasta el cabello Nieves habló resuelta y contó todo todo salvo los desnudos inconcientes el éxtasis el arrebato de sensualidad natural e inventó un sentido para la tarea de confección de nuevos vestidos y ya, solucionado por la capacidad hipócrita por el momento la situación a la que no le hallábamos la menor explicación y asentimos de poca gana, convencimos pero provisional estábamos en la mira sentimos fue como que supieran lo que nos sucedía en esa caverna. Dicen que mañana no saldrá el sol por el naciente como ocurrió a los hiperbóreos en la Antártida Robert con sus ocurrencias nos mandaba a dormir y nuestro agotamiento feliz de que nuestros cuerpos se dejasen llevar por una orden sugerida. Cro-Magnon en la gran región en Vasconia en Asturias Galicia en lo que fue Navarra Cataluña en París La Sorbonne en Marseille despliegan mére villeuse, y más tarde fue mutando a Bolonia tras el asnito de Aquino con su vozarrón cruzando los Alpes pobre burro un esclavo perfecto pero feliz de cargar al maestro de la cintura planetaria, hubiese sido un muy buen alumno sin dudas nuestro ancestro cro cro, que desnivel tan terco ni podemos siquiera asemejarnos a tamaña criatura qué retroceso quién es el responsable la madre que lo crió y si no quién, la nodriza, imaginas un cro-magnon con nodriza papaclaras de huevo de codorniz en vuelo dónde se ha visto pero Robert alguien nos ha criado y no somos tan despreciables córrete hacia el nivel más alto del coeficiente y sienta en la balanza tu cerebrín tres gramíneas una por cada idea adónde llevará esta caída si nos viese Agustín con estas madres qué nos diría qué error agustino seguir el filo de la daga con la lengua al medio nos ha quedado como cortada y una serpiente amiga ve los brazos de mis anhelos y se me abraza como lo hacen las velas con el palo mayor de mis deseos miro al paciente que espera por un abrazo y queda en su rincón de nada con sus nadie, cada con con lo suyo y cuando no existían ni lo mío ni lo tuyo cómo sería el mundo. En las construcciones bajo los bosques en plena ladera escarpo rebanan y hacemos mesas con las maderas de grandes trocos reúnen las gentes de toda aldea celebra el año primaveral con las raíces envuelta en danzas mujeres jóvenes oscilan van van por el suelo vuelcan revuelcan sus cuerpos bellos fuentes vitales saltan y vuelven de pie girantes menean cual hojas con sus pétalos o sembradío de lino al caprichado viento, manos en alto juntas por los dorsos los pies se juntan y siguen de cerca alternan se unen de las rodillas un golpecito una onda entera recorre el cuerpo un paso y va y otro paso y va los círculos se ciñen y se alejan oscilan serpentean diseñan el
  • 18. placer y vuelcan tinajillas con aguas que traen en cintas seguras en las cinturas en espiral por sobre sus cabezas que caen por las espaldas en un fluir ceñido por torrentes internos, y van y vienen encerrando y abriendo los lazos simétricos a cada lado de un óvalo que se han dejado abierto. Las flores con sus hojas se mueven en un mar de pétalos que en el suelo han caído tendidos por las manos expertas de las madres grandes de toda abuelitud lo mayores que son. Y por allí se cuelan los niños que ya corren y van y recorren y vuelven a sentar sus desórdenes tan bellos como el agua que cae por sus sudores y van y van y golpecitos de rodillas mujeres que van y manos juntas que reciben las ondas de los frutos que vienen como pulpos sedientos y van y van y van. Y las viejas sollozan alegrías uterinas nostalgias de regazos con niños que se mecen en las ramas estremecidas tanto que tanta vida ha nacido que tanto de tanto agradecen la vida de las fuentes de todos sus rincones. Las voces acompañan el ritmo de los cuerpos y los desplazamientos y tambores de tíos hermanos de las madres y hermanas de todos los tamaños envuelven con sus sones de cueros estirados templados en armonía placente los sonidos vitales los latidos troncales que muestran lo que son. La tierra acostumbrada al trato acariciante lo pide en las canciones para niñez gestando que somos naturales para recién nacidos bañados en la pureza crema de todos los naceres las cuerdas se serenan torcer éste a quién se le ha ocurrido. Día 7 Este sol no despierta Robert cómo ha atravesado la noche como tayo de algún grupo musical andino que celebra con huaynos la llegada del día. Ya empezamos ni abrimos los ojos y ya Robert acumulando datos en nuestras pobres cabezas y lo peor es que no olvida preguntar si averiguamos el significado de las palabras que usó para nosotros cada mañana. Adrian tuvo la precaución de extraer moldes de semejante hallazgo tallado en marfil no se me ocurre decir por qué sólo para que no se le ocurra perderse a esa cosita bella, la intuimos antigua por su evoque asombraban sus trazos perfectos y dóciles en tan rudo material el chaval era un picasso claro porque seguro que era un hombre le preguntó Adrián, y el pobre Robert quiso retrotraer la cinta de la vida treinta segundos y casi lo consigue de cabezón porfiado como pórfido de la Patagonia sí sí como granito rojo, adulad nomás sinsentidos, recordaré las risitillas adulad a un león y veréis el resultado por la mañana, uh venganza nos miramos y consenso de miradas sí venganza. Y justo ahora que venimos mal pisados tiene que llover torrentes. Ante lo superior es conveniente el silencio no confundir con sumisión, no no, claro que no, es sólo táctico, ya nos corresponderá imponer sumisión, silencio corrigió Robert desde cincuenta metros con lo que pretendía generar el mito de infalibilidad del servicio secreto musical perfecto al que él quiso pertenecer, la Musicat, fue un grupo musical al que algo así como un dios premió con oído absoluto hacia afuera que imaginaba que todos lo escuchábamos y hablábamos de él porque no nos gustaba y despreciaba a quienes tenían oído común y no cantaban sus canciones. En la región pirenaica nos cansamos de encontrar estatuillas como aquella decía Robert y ya todos comenzábamos a distender la atención y en las miles de cuevas de la zona se escondieron los pueblos que llegaron a semejante altura artística durante la glaciación. Miles de años atrás se expandieron por toda Europa y Asia y volvieron una y otra vez por diferentes problemas y fueron recibidos por la tierra como si nunca se hubiesen ido, se quedó hablando
  • 19. Capítulo I -La ráfaga jerárquica- Día 1 Murió Carlomagno. De inmediato las redes informativas se dispusieron a trabajar sin descanso hacia todo confín. No se trataba de un día cualquiera, aunque se lo esperaba. La naturaleza hace e impone sus propias notorias cuentas. Soy el paleobiólogo James Mollars, así es. El vuelo de British llegó tarde como es ya costumbre aunque para viajar no teníamos alternativa. Le presento a mi hijo John Best, es muy perspicaz, un calco de la madre, claro. Sí, me acompañará en el campamento y como ya tiene cierta experiencia aprovecha sus vacaciones escolares y ayuda a su padre, ya era hora, voluntariamente, ¿no le parece que así sea? Al menos el ordenador tendrá un aspecto más vital con tierra en sus rincones y bacterias que lo corroan algo más rápidamente que en su cuarto de niño soltero, lo cual habla muy bien de las bacterias de estos sitios. Sí, estamos estudiando trasvasamiento y operatoria mecánica de los organismos vivos de nivel bacterial y no queda más opción que hacerlo por fuera de las ciudades que ya semejan organismos muertos extremadamente confusos. En efecto, así es, estoy locuaz porque es momento de estarlo ya que con mis objetos de trabajo transcurren largos períodos de absoluto silencio comunicativo aunque vivaz como el saltar de las abejas al sol ante las paredes de sus cárceles de melaza. Sí, John Best habla lo preciso, no molestará, por el contrario sabe ocupar su puesto en cierta soledad creativa. Por mi parte uno o dos gigantes placeres en conocerlo doctor Mollars, dicen que soy el arqueólogo Roberto Ortiz, ah, John Best muy bien, muy bello nombre, no se me hubiese ocurrido, su hijo seguramente, son muy similares, lo será a su vez en la tarea sin dudas, conociéndole por las corrillerías que lo anticipan todo aunque las más digan infundamentos. Aquí está mi hija Amparo, saluda hijita que nada te ocurrirá nada por fuera de lo habitual, son personas muy educadas aplicadas y estaremos trabajando intensamente juntos durante estos tres meses con lo cual es conveniente no perder de vista que tendremos tiempo para estrujones de mano aunque ahora nos espera un traquetraca con la Merceditas modelo 58 aquélla que ven de color perlado que es lo único bueno que he conseguido en estos páramos en los que un árbol cotiza en Wall Street, válganos. Niños, a partir de este instante nuestro mejor amigo es un árbol, o su retoño, son tan escasos que ya nos saludamos cada vez que nos cruzamos tropezando piedras con las que con algunas de ellas hasta nos reverenciamos al menos por las mañanas sí claro por cortesía, lo que se ha perdido, sí pero lo que se ha perdido inexorablemente no se gasten en ocultamientos se encontrará decimos nosotros escarbando como en sueños de diván. Y pensar que hay registros de árboles en el norte de mi país que en algunos reza 7.71cm de diámetro, pero si me trajéseis uno haríamos la oficina del campamento allí en él hombre a cuya sombra beberíamos vosotros ya que cuando trabajo no
  • 20. serpiente, seguiremos el culto, son siervas peligrosas como un agua servida en cálices de oro. Que eduquen a los niños mientras rezan. Salven al imperio de la garra bestial, augusto es el destino troyano de la eterna nada la esparcirá ni removerá sus colinas, prometan sobornen, conviertan, casen, intriguen, los godos nos apoyan a cambio de la Romania, ambicionan la sed no el agua, que ocupen Toulousse desplacen a occidente Hispania es preferible o romana. Si entran en Hispania maten en Barcelona, maten en Sevilla, ah Vouillé, cuidemos el oro, sáquenlo de los pozos apresten los carros para este largo viaje que nos dará una patria amplia de varones fuertes y valerosos. Toledo, Toledo, la mayor de todas las hermanas càsate con las huestes y espera la traducción de tu portal en suerte. Ataquen en el norte a tanta discrepancia, que no es hambre os digo, practican un latín extraño en gaélica y Lusitania, nos vemos desbordados por sus osadías no temen la muerte es una más de sus amigas quién les enfrentará cazadles como a liebres salvajes no ahorréis de su sangre aunque tiña la tierra de colores y no nos proporcionen olor de santidad, atacan en Asturias señor, se adueñan de todo lo que es nuestro incendian violan y calumnian y por suerte divina se alejan a las cuevas que serán sus destinos infernales quémenlos en su adentro persigan sus deseos degüéllenles los hijos que no quede ni olores ni gesto ni vestido ni locura les salve ni vagar por las piedras ni escapar en las noches invernales sin carnes sin abrigos, persigan sus instintos sus acuerdos sus lugares de encuentro sus costumbres mátenles pisoteando el cuello de sus víboras asesten golpes certeros en la cabeza de los niños y a las niñas ya sabéis pero nada es escrito y de inmediato muerte morirá el que incumpla el rigor del mandato presente y rescate una dama bagauda para su cena. Hispania será roja roja roja, es la ley de la sangre. Viene bajando roja desde más allá de los mares internos hermanados de oriente, desde la gran cadena de montañas de cielo, viene bajando lenta inexorable santa hacia el mar incógnito de esta ribera ténebre. Un día siguiente Enfermó, nadie nos despertó, calenturas terciana vuela dice delira cada tres horas está muy mal y se lo llevan a la ciudad más cercana, cuándo volverá Robert, en breve en breve, lo llevan para su mejor atención, pero si no hay nadie más atento qué dicen confunden fiebres con temperamentos, no no, no os preocupéis que vuelve en dos días ya lo veréis como que me llamo como me llamo. De pronto el campamento se inundó de señores extraños con ropas extrañas con cuerpos extraños con sonrisas extrañas con funciones extrañas, se ocupaban toda una jornada en las computadoras si los viese Robert a estos aniñados, recorrían el sitio fotografiaban todo filmaban con unas cámaras negras hermosas que parecían budines qué rico, qué aburrimiento ni hablan estas cosas ni participan de los fogones no son humanos y se nos ocurre probar esta percepción. Al atardecer de uno de esos interminables días de tedio urbano durante la merienda uno de los raros gritó una sola y ronca vez saltó de la silla amenazante en un gesto automático se llevó una mano a la espalda mientras con la que le quedaba se tapaba la boca insultaba mascullaba en sangre notas no musicales que comenzaron a surgirle en gotas como las de cualquier humano, y nos miramos consenso humano consenso raro. Uno de los niños introdujo un trocito de vidrio dentro de un pan y sanseacabó. Allí aparecieron sus verdaderas esfinges en los rostros expulsaron a Adrian por no sabemos ni supimos, amenazaron con cerrar el sitio con aquella excusa vidriada y se disponían a viajar para no sabemos qué harían con Adrian y lo rodeamos y sin palabra alguna caminando tan ceñidos que no podía mover los brazos lo devolvimos al campamento de todos consenso todos, y sorprendidos por esta acción tipo comando eficaz los raros se rascaron las cabezas
  • 21. como lo hacen en las cintas malas de holivudises se metieron en sus autos y se fueron hacia allá, hacia el poniente. Nadie indagó un quién fue. Nos vieron tan firmes y decididos que parecíamos adultos dijeron los adultos y Adrian sonriente sonreía tanto que las llamas fulgían en reflejos de la visitante de estrellas en sus dientes en silencio como nosotros pero por dentro consenso interno. Habló durante un tiempo suponemos las estrellas se movieron treinta grados las fugaces se contaron por millares tuvimos a modo de cielo raso y contó y animado contaba y soñamos historias los demás en un grave silente de orígenes de corrientes líquidas terrestres de tiempos en los que los hombres comenzaron a comportarse con crueldad y luego con maldad. Y recuerdo que directo comenzó con una: Acérquense, reunámonos sentados en torno a la luz del fuego ardiente cual piezas de un cosmos que aún no haya sido dividido, como partes que se resisten a la fuerza que insiste en hacernos nacer como de madre cual si fuésemos así de ínfimos los seres vivos. Pensemos que la vida nos permite nacer por obra nuestra y estaremos navegando en un error como el de estas altas sillas si creyesen que valen por sí mismas. Hagamos lo mejor que sabemos y con facilidad rechazaremos cualquier intento de parentesco con la fuerza originaria del resto de los seres terrenos. Al sol se lo conquista cada día, cada día refulgirá si lo pulimos con las piedras maestras, si no nos dejará a nuestra pobre merced para que nos volvamos hacia el triste reflejo de la madre perdida. Lo mejor de nosotros está en el cosmos en forma de espíritu y con paciencia espera que lo advirtamos y nos acerquemos a participar de su aspecto divino mediante lo divino que hay en nosotros. Del pensar esencial surgen los pensamientos y con ellos clavamos el obelisco en tierra señalando nuestra raíz en obra espiritual, nuestra matriz cósmica, nuestra inequívoca raíz, la que nos guía por las sendas oscuras plagadas de maldad instintual y nos libera de las fuerzas naturales tan pasajeras y tan volátiles tan corporales como un mal sueño de corruptelas. Lo espiritual del universo desplegado en nosotros, la nueva ley que nos limpia las manchas de nacimiento, que posterga los roces naturales al lugar que merecen, que sitúa los lugares terrenos en nuestras posesiones, de aquéllo somos, nosotros somos el eslabón que unifica la vida gracias a que nos ha mirado la potencia creativa que no nos pertenece. Sacrifiquemos en ritual sagrado los ídolos paganos de todos los que insistan en pudrirse los ojos las manos y la sombra adorando los frutos de la tierra. Lo mojado en la sierpe de laxo movimiento será pisado a fuego y se grabará su sed confusa sin descanso en las estelas funerarias testigos de su amenazante soberbia decrepitud. El espíritu en lo alto y la naturaleza en los confines conquistados, y en el fin de los tiempos misión del hombre excelsa unificará infinitamente en uno lo que hoy se halla quebrado. Lo bajo será profano profanado lo sucio impuro será violado por el mal que lleva en su vientre que insiste en agrietar las potencias divinas de lo sacro. Lo que llega de las alturas no merece ni puede morir, lo que es alado debe matar aquello que se arrastra, reconocerás la pureza de los seres de toda pureza en los misterios virginales. Serán inundados una y otra vez los valles de lágrimas insulsas. Acometerás sin piedad y en muerte justa convertirás la muerte de lo fútil. Las creencias lábiles se arrodillarán en castigo supremo ante sus propias herejías. Lo que no comprenda la inmortalidad inmaterial de dios no será considerado más que una abyección errónea. Dios es inmortal por su propio derecho así como la unión en matrimonio es una obligación de honor de derecho legítimo que sitúa a la mujer ante Él. Lo que renace después de morir en el ciclo eterno de la vida será más joven y fuerte que su predecesor, será el hijo quien retendrá la semilla del antiguo lugar ahora proscrito en este acto. Y respiró Adrián desde lo más oscuro del fondo de la tierra expulsó ese aire viciado que no fue ni llegó desde su responsabilidad y prosiguió:
  • 22. El núcleo de la tierra tiene un alto componente químico sanguíneo, así como se lo ve en la lava hirviente que una vez fría produce vida en todas sus manifestaciones. La sangre de los crímenes sociales se filtra directamente hacia el núcleo a través de las cavernas, alcantarillados, fisuras, grietas en el terreno y viaja desde el lugar del hecho pura y vertida así como salió de cada cuerpo. Los ríos subterráneos están compuestos hoy por sangre con alguna excepción. La corteza es un vestido que filtra las impurezas que fluyeran con los torrentes y las convierte en sanas. Por su parte, las erupciones volcánicas –imagino que han visitado ojos vulcánidos de sesenta o más kilómetros de diámetro -se les puede ver en la región antina- verdaderos ojos de fuego impactan y se transforman en el vehículo de una saturación que debe ser expelida para equilibrar el peso en el centro enviándola a la periferia. Los cambios obedecen también a convulsiones esporádicas provocadas por el asco que a la tierra le produce tanta inmundicia acumulada que la corteza no ha logrado filtrar con eficacia. La tierra es un gran órgano que produce vida somos parte de ella y reconstituye la reproducción mediante una miríada de combinaciones químicas que buscan su consenso. Nos miramos consenso vida. En todos los planetas habita esta posibilidad que está en los ingredientes cósmicos, en la gran espacialidad aparentemente inmaterial. La tierra sufre males y los manifiesta orgánicamente así como podrían hacerlo mamíferos vegetarianos alimentados con sangre de este infierno. Al finalizar sus palabras Adrian el incrédulo como le llamaba Robert se levantó del piso, se irguió en un único movimiento atlético, se erguía con el pecho y con la frente, como si tuviese al hades en gran desprecio, nos abrazó a cada uno de nosotros con especial afecto y se fue hacia el poniente en busca de la mar preocupado y sereno. De pronto Amparo se levantó de un salto y junto al resto de las chicas dijeron en susurros algo que luego no recordarían haber dicho: Nosotros hijas e hijos de la Luna aprendimos a quererte Adrian Endimión, te buscaremos cerca de tu madre y haremos que se cumpla tu eterno sueño. Una vez que partió, mucho más tarde, los adultos lo recordarían como ‘el epicúreo’. Nadie sabrá mi lágrima es de todos nadie sabrá llorarla como tú la has llorado sin gemido sin huesos sin proclamas ni vino de jamases tenemos las antorchas yertas y de cuentos inútiles salvémosla, salvemos a la filosofía de los inútiles, nativo extermino lo que sobra me alejo de los incandescentes cerebros los quemará su áurea naturaleza criminal las dagas los menhires les caerán en un esfuerzo común ancestros de cada piedra de cada filo el agua serpentea morir soñando la vida la vida misma la vida misma corre la vida misma corre peligro la vida misma corre peligro mortal. Día siguiente Un gran silencio relevaba cualquier sonido como si hasta los objetos se hubiesen quedado inexpresivos mediante su queja, de nosotros nada hacía conjeturar que ya habíamos desayunado y la mayoría ocupada en las tareas cotidianas con un algo excedente, como un doble afán, no supimos qué nos acicateaba el trabajo jugado se había perdido y este nuevo distinto se paseaba por el campamento con un semblante de impunidad. Brenda experta en hielo gritó murió Carlomagno, y siguió hablando y trabajando descontando que no estaba sola entre nuestras sonrisas. Habíamos vuelto a vivir.
  • 23. Capítulo II Camino del agua regia Mr. Mollars, podría hacernos el bien de acompañarnos please, yes sí, of por supuesto, en un instante, breve por favor. Estas personas formaban parte del consorcio que financiaba las obras en el sitio y vinieron a comunicar Mr, dr, debemos comunicarle y por su intermedio al resto de los profesionales en ausencia del dr Ortiz, que en un mes el dinero destinado al sitio se acabará y no hay interesados en proveerlo, ni privado ni gobiernos ni entidad alguna, es más, no se tiene previsto una partida como para preservar el sitio en adelante. Un abandono de este sitio, es inconcebible, de todos modos gracias por el preaviso, pondremos todo en el orden necesario como para el cierre. Contamos con su eficacia, muy buenos días, le llamaremos en cuarenta y ocho horas por novedades. Reunidos en el cuartel general resolución quién sigue, yo yo yo, tres, muy bien, corre por vuestra cuenta el conseguir los permisos ni hablar, firmemos el nuevo acta de responsabilidades, ante escribano qué ocurrencia los únicos escribanos de este sitio dejaron sus oficinas hace cuarenta mil años. Vayamos por los niños que lo tomarán pésimo, cuidemos los modos. Brenda se ofreció pero quisieron todos se encolumnaron hacia y así fue que a una hora del almuerzo le demostraron al sol que podían caminar esos senderos sin las sombrillas victorianas. Los niños en su mundo bañándose en el lago interior que solo ellos conocían no por secreto sino por falta de interés o bien profundidad en las indagaciones de los adultos demasiado pendientes del pasado. La hora se acercaba al cenit del reloj de pared que pendía del cuarto de mi abuela en su pared del reloj claro, decía Brenda, quien mostraba signos de insolación o tristeza no se supo. Dónde estarán estos hijos de la luna se limitaban a canturrear a coro para llamarnos la atención mientras la sombra de la roca puntiaguda se acercaba al espacio de su destino mientras no se nuble sin llanto adultos por favor y consenso sin llanto. Ian decidió volver a su país para atender unos asuntos con la promesa de regresar en cuanto pueda vuelvo, Brenda permanecía con las niñas bajo sus brazos, George se despidió como agotado o agobiado por tal vez tan joven demostrársele brutalmente que la investigación científica importante también corre por los carriles de la propiedad, y el resto de este nuevo nosotros ya preguntando insistente por Roberto, que lo vamos a ver a la ciudad y lo enviaremos a todo vapor hacia este río. Isabel se queda menos mal si no qué haríamos, qué cosa esto de quererse, hijas e hijos se habría disuelto en una semana qué dependencia.
  • 24. acostumbro casi ni hablo será tal vez por ello que estoy despilfarrándome en palabras no todas huecas. Estáis algo más circunspecta de lo habitual Ampariñilla, no te preocupes, John Best tiene tu edad se llevarán de perlas espero, es muy alegre, vital, trabajadora, ordenada, cooperadora como ninguno de nosotros será una buena madre sale a la abuela a la bisabuela, materna señores obvio, es decir, justicia es lo que hago en este acto me vanaglorio de mi memoria, llegamos al campamento, vosotros diréis, qué es esto, y yo les diré que es todo, que es todo lo que tenemos a cien kilómetros a cada lado de estos caminos que sólo sus más pequeños pozuelos semejan cráteras vulcánidas con baño en suite. Mañana será otro día que llega el grueso del contingente así que acomodaos elegid donde os plazca que a mayor minimalidad del objeto de estudio mayor es el privilegio. Me alegro que lo celebren con risas plenas o casi plenas de las plenitudes que se han perdido nos van quedando hasta las risas se han escondido en los matorrales de cemento, palabra sabia que proviene de cementerio, que obtengáis muy buenas noches de estrellas azules tachueladas al firmamento aquél que tan lejano se nos ha vuelto como si ni fuese de nuestro cuño natural como una nube que nació en el suelo que estoy pisando con mis dos ojos y mis dos franciscanas. Descansemos. Gracias Robert. Denme otras gracias y os daré otro Mañana. Y las luces penúmbricas acompañaron la partida del yo y el cuerpo astral Hacia los astros que están por dentro de las cavernas Mientras los cuerpos sumisos pesados establecidos Se adormilaban cada cual con su manto en las profundidades de la madrugada. Tengo que rezar entre el mar de luces que me despiertan con su revuelo Mantengo el ritmo de la oración con dios y a dios Por dios descubro la verdad efímera y etérica Pura como la sombra de un mediodía Despierto en clave de Si me descubren Sirio y Las Pléyades Apuntan hacia el suelo fulgente de mi lecho En el campamento despega el lucernario su sonrisa Y me reciben en sus regazos maternales abrazos millones de luciérnagas. Día 2 Y bien, cómo los ha tratado la noche lo bueno de los desiertos es la noche noche sin ráfagas sin viento, luzco, desayuno, higiene y partida de reconocimiento, sí podéis higienizaros previamente a la injerencia alimentaria aunque no os apliquéis con esmero en tal menester porque el agua viene si la buscamos de allá bien abajo en las hondonadas hay que golpear unas piedras con una vara y ya, volvemos al manantial la ciencia gira en círculo y dónde habéis visto un círculo que se ocupe de la justicia. Robert, cómo es eso de que las figuras geométricas tienen reservadas funciones axiológicas. Sencillamente y de paseo el caso de la justicia parece venir de un cuadrado. Celebrad pero no tanta efusividad que estamos en el desierto mis lores. Sí, Amparo quedó a cargo de la base es muy eficaz nosotros deberíamos diseñar camellos con jorobas de agua mineral no sé qué estamos haciendo que no lo proponemos si hay como es sabido palomas mensajeras. Robert olvidamos las vasijas o tienes bolsas encubiertas en tus vestidos. Ambas ambas querido James por fortuna ambas. Qué confusión, a la memoria le llama fortuna. Qué dices pequeño Best nada nada Mr Robert me distraje con poemas antiguos que me recitó mi madre porque ella es la poesía sabrá usted y mi padre es la narración y me cuenta y me cuenta detalles situaciones empresas batallas de los que aprendo a. Mi mamá es como una ensoñación la reconozco a ciegas por el aroma entre miles de mujeres y ella a mí ya hicimos las confirmaciones correspondientes con lo cual no es necesario que usted dude Mr Robert. Y con tu padre qué te orienta. Con mi padre me orienta su voz inconfundible salvo
  • 25. que me alquilo en mí. Las bacterias eran mi fuerte desde la niñez gracias a mis hábitos de estudio por los objetos invisibles, gérmenes de todo tipo, ángeles, arcángeles, dioses, querubines, vírgenes, a los que debería encomendar mi alma si no lograba desmontar la metodología bacteriana de trasvasamiento y mutación, una tontera. Tuve como plazo máximo en la función diez años renovables contractualmente ridículos ya que lo que se pide es como hallar un colibrí en un bosque pirenaico. Prosiguió Robert mientras tiritaba olvidado de su pasado de infante invencible: Trabajamos en un equipo de notables salvo yo de quien sólo puede notarse mi distrofia gestual y mis emociones cuadriparésicas. La inteligencia nos igualaba por la base y la moral por la sima, nadie de aquellos nosotros tendría la suerte de Macaldus ni la astucia de Patricio. Fuimos profesionales que dejarían un legado a sus predecesores, una exposición condenada hasta hoy al fracaso. Durante aquellos duros años de silencio debíamos aprender y practicar con gran rigor el modus operandi de los doble agentes de algún servicio secreto, so pena, cuidar la selección de las amistades, de los colegios para los niños, de los comentarios de los hijos, en todo había que configurar un enigma sin que se lo note, aprender los apellidos para olvidarlos, preguntar cero, invitar a nadie invitable, fue por esto digo duro, ya que los seres de natural sociabilidad tienden a quebrar esa normativa necesaria en el complejo. Subsiguientemente en el complejo investigativo la desesperación rondaba, las opciones amenazaban tirar por el borde de algún cercano precipicio a las imaginaciones y la velocidad de recuperación del organismo se mostró tan eficaz que no logramos frenar la hipótesis gaiática con ningún atajo. Nos quedaba la ventaja de la distorsión, ganar tiempo desconsiderando los aspectos que con la H.G. afectaron lo sistémico mientras intentamos reproducir las claves de los comportamientos con el objeto de manejar la vida sea cual fuere el modelo. Mientras un arsenal de profesionales bajo silencio cero vagabundeaba los pasillos en busca de una lucecilla que se ajustara al lucernario, los controles se hacían cada vez más ostensibles casi amenazantes ante la paranoia producida por la caída del mundo bolche y la consiguiente liberalización de los mercados que ofertaban conocimientos al mejor y más ignorante bolsillo. Los cardos estratégicos sugerían incomodar a todo aquél que informase y debatiese el punto, hasta que lograron imponer una autocensura y que un tema especialmente fructífero hiciese agua leteara en el metafísico río del olvido. Así, tu leteas el letea yo leteo ellos también. Llovían las ejecuciones sumarias de supuestos traficantes que dos minutos atrás investigaban fieles a pesar del traje especial agujereado. Se dice que estos lemures con daga andan sueltos a la caza de cualquier somatización del modelo que les señale la apropiación de los mecanismos reproductivos íntimos de la vida. Robert sabía que se estaba asemejando demasiado al ‘loco’ Carreiras, un arqueólogo que había extraviado sus saberes en tertulias literarias arrasando el sentido con historias descolocantes de coherencia suya propia. Muy poco tiempo había transcurrido desde que la reunificada Alemania ganara el mundial del 90 obviamente cómo de qué mundial porque el año anterior habían hecho rodar por el suelo tal vez los mismos el paredón en Berlín la mal amada, a veces los partidos se disputan poder por fuera de los campos de acción específica. Sí, es como decir que Argentina casualmente lo ganó inmediatamente después de perder su guerra en Malvinas, que USA organizó el torneo inmediatamente después de la disolución de la URSS, en metáforas contiguas de un continuum político interpretado in excelsis con los feet. En los noventa’s desde otro muro se abrió un gran dilema que no pudo soportar seguir siendo tapado a raíz de algunos sepultureros que estaban profanando verdades históricamente
  • 26. asentadas con palas arqueológicas. Nuestro destino estaba marcado desde la ‘crisis de los misiles’ en Anatolia, conflicto en el que los lituanos venían imponiéndose a base de tozudez como la del joyero imperial ante murallas de diamante superduro siberiano. Dependiese en cada caso de la profesión profesada decidimos ajustar la cincha o las clavijas o los genitales cuando las hojas que debían sobrevolar flotando eternamente sobre nuestras pequeñas cabezas comenzaron a caerse por su propio peso sobre nuestro propio edificio. Inmanencia afirmamos por no llorar. De inmediato el cónclave anual del club Bagaudasberg sesionó con un centenar de sus primeros violines en Covadonga haciendo ruiditos con los dedos mientras mordían el labio inferior con los dientes alargados hasta que decidieron para este crucial área de combate disponer fondos privados permanentes cortando alguna que otra cuerda con el propósito de interpretar correctamente lo que estaba desenterrándose en diferentes sitios de Europa e incluso en Asia o en Génesis como conocen a Medio Oriente los inversores. La fraternidad, una vez más la novia incómoda, se proponía alcanzar realidades construidas mediante influencia, un no tan ancestral como patriarcal pastoril modo de establecer que el ostracismo y la distorsión serán a partir de hoy las columnas de este hercúleo esfuerzo. Cierto día no muy lejano de aquél comienzo tan agitado en las oficinas del Laboratorio, como él solía denominar desde la adopción de una pose mítica, se le solicitó a Robert basándose en sus experiencias con roces ancestrales que diseñara y presentara por escrito un experimento crucial de aplicación real con el objeto de producir crueldad en personas comunes no crueles nacidas en partos no traumáticos sin falta básica y esto que sigue es su relato de lo que proyectó en dos días de trabajo sin dormir, tomando el relato en primera por responsabilidad directa y presencia real fidelísimo a su estilo: “Reunidos en torno a las siete piedras incandescentes que oficiaban de centro del círculo perfecto que formaban sus cuerpos sentados para la ceremonia, Pelagius elevó su mano derecha, obtuvo la prioridad por asentimiento tácito del resto del cónclave, y comenzó a decirles, con pausa errática y sin levantar la cabeza ni un solo instante: - Nos habituaban a determinados comportamientos mediante métodos sencillos y directos, como algunos de los que se aplican a los animales, por ejemplo, en la doma de potros. Les contaré uno de ellos, que sufrimos poco después de la batalla de las Guavinias, del que como pueden apreciar, logré escapar. -Sin más, habló así a sus congéneres: -Nos encerraron a siete de nosotros, elegían a cada integrante del grupo por su distinto origen, uno de aquí, otro de allí, y así. Una vez dentro del recinto, una carpa alta y amplia, circular, cónica, como la que utilizarían más tarde los aborígenes americanos del norte, dentro de la que teníamos libertad de movimientos, a pesar de saber que no podíamos salir sin el concurso de algún hierro, nos concentrábamos en buscar un hueco, una salida. Luego del exhaustivo reconocimiento del espacio al que nos habían confinado, y una vez que nos dispusimos a sentarnos, vencidos por el cansancio del alerta, por imitación, por propia iniciativa o simplemente por tedio, notamos que descolgaron por la parte superior de la carpa, una pata de ciervo asada que quedó pendiendo a cinco metros por sobre nuestras cabezas. Nosotros, al ver semejante manjar, comenzamos a mirarnos inquisitivamente buscando una respuesta, inspeccionamos en derredor nuestro, de cada uno y del conjunto, y nos quedábamos inmóviles, diría sin respirar largas horas, pero al par, evitando que suban las hormigas por las columnas, hasta que uno de nosotros se incorporó y trepando por el mástil central al principio del intento, y por
  • 27. uno de los laterales con total precaución después, se fue acercando a la pata con muslo, con el afán supusimos de arrancarle un trozo o bien, aplicarle un golpe de potente mandíbula con idéntico propósito, o bajarla sin más, para compartir su esfuerzo. En el instante en que se aprestaba al triunfo y mientras todos observábamos en absoluta tensión porque temíamos el desenlace de lo que a pocas luces significaba una trampa, si es que recordamos que éramos sus prisioneros, vencidos, esclavizados, torturados, mientras duró aquel largo instante, un dardo se clavó en la mano derecha y aullando de dolor y estupefacción, se precipitó al suelo sin sufrir consecuencias graves, al menos en su cuerpo, tal vez porque era un atleta o bien por la eficacia de sus ángeles o de su dios. Grande fue la sorpresa y el remolino de cuerpos general, cuando por debajo de las fuertes pieles que constituían las paredes, y pegadas al piso, comenzaron a entrar algunas tarántulas, animal de trato difícil, poco amigable, silencioso, a las que matamos con lo que pudimos, y hasta que no tuvimos la certeza de que ninguna había sobrevivido escondiéndose, no logramos reponernos, o al menos, a comenzar a pensar en algo que no fuera esa fatal amenaza. -Se agotó Pelagius, tomó largos segundos, grandes y convulsivos sorbos de aire que exhalaba a pequeños golpecitos de pecho duraban otros tantos, y por fin, mediante un nuevo sorber de tamaño profundo, prosiguió: -Poco después, mientras algunos dormíamos y otros montaban guardia, entraron cinco hombres armados y entre tres se llevaron a la rastra al de Córdoba, al trepador, y nunca más lo vimos, debo decirlo, nunca jamás. Con la misma premura aquellos hombres tiraron a su reemplazante adentro de la tienda y la cerraron casi sin promover un miserable ruido. El nuevo, se dispuso a inspeccionar todo lo que pudo, nada original, y por largas horas se mantuvo en pie o en cuclillas, giraba sorpresivamente hacia uno y otro lado en tiempo irregular, en verdad describía un medio giro, lo cual le permitía controlar a sus espaldas vigilando nuestros posibles movimientos. Sin siquiera haber cruzado una palabra con ningún integrante del grupo, comenzó a cambiar de plano, se sentó acorralándose contra una columna sostenedora y miembro de la estructura de la tienda, se reclinó en ella y alternó miradas atentas, de vigía, lo había sido sin dudas, a cada uno de los restantes integrantes del grupo y al muslo cocido, que permanecía pendiendo de aquella soga de cáñamo. Nada se movía, salvo quienes hacían sus necesidades en el rincón decidido a tal fin, en el que habíamos cavado un discreto pozo, sitial que en verdad no era un rincón, razón por la cual todos podíamos seguir ejerciendo observación e interpretar los desplazamientos de todos los demás. El ambiente se volvía crecientemente irrespirable, por el hambre y la sed, por la indefinición y por el riesgo inminente de desquicio que la mente inmuta en casos extremos. El tiempo se transformó en un inexistente, si no fuese porque al nórdico se le ocurrió contar con ayuda de los dedos de su mano izquierda los segundos, con un palito dibujar los minutos, cada uno mediante una rayita vertical, cada hora con una horizontal, y cada día con una crucecita. Llevábamos, según la cuenta del nórdico que se sentaba por suerte a mi lado a tres prudentes metros, treinta y dos horas y un poco, cuando entraron nuevamente los cinco hombres acorazados, dos de los cuales portaban una gran tinaja con una hendidura hasta el centro en cuyo interior se albergaba una considerable cantidad de agua, a juzgar por la que se derramaba mientras caminaron hasta arrojarla con destreza encastrándola en el vertical, en un claro gesto de fastidio en el exacto punto central de nuestra para entonces ya prisión, por debajo, como es deducible además de la pata de ciervo de su nudo pendiente. Ni bien nuestros carceleros cerraron las compuertas de pieles, nos zambullimos en la tinaja
  • 28. con la desesperación imaginable, hundimos las cabezas, improvisamos cucharones con ambas manos, bebimos, saltamos, gritamos, nos mojamos bromeando hasta que en un desgraciado movimiento que ejerció una presión desigual en uno de los laterales del círculo, del borde superior del recipiente, como si un círculo pudiera tener aquéllos, la tinaja se inclinó, y -a pesar de nuestras más enconadas negativas instantáneas estentóreas que destrozaban nuestras gargantas, porque como ustedes saben podemos anticipar lo inevitable sin poder evitarlo por sus características propias de él-, volcó su contenido precioso, diamantino, y la tierra, siempre tan dispuesta ella en los veranos tórridos, lo bebió de uno o dos sorbos, lo absorbió para siempre, y nos dejó con la vista clavada y jadeante en el suelo a unos, y en el responsable de tamaña torpeza, a los demás. Trató el torpe de justificar su eficiencia, pero de improviso cuatro de nosotros saltaron hasta donde se hallaba y lo sepultaron a golpes de variado tenor y lo mataron. Creo que lo mataron porque no se movió más, hasta que al instante, lo sacaron tres guardianes armados que entraron con tal propósito con la mudez parquísima de siempre mientras otros cuatro traían al reemplazante, que caminaba cabizbajo ante tamaña escena atrincherado en su tal vez imitativa parquedad. El agua, por su parte, si bien fue absorbida casi de inmediato, había corrido por un desnivel y logró salir sin que supiésemos adónde, algo que lamentablemente se aclaró tiempo después. Siguió la espera de la nada, tal fue para los cinco que quedábamos del grupo original la situación. Hasta cuándo, gritábamos hacia nuestro interior de cada uno. Comenzamos a jugar, para matar el tedio, a pasarnos sin que se nombrara una palabra, un botón de la chaquetilla que había caído del torpe difunto, a pasarlo casi de mano en mano como si fuese un trofeo, pero con la vigencia aceptada de la regla siguiente: paga prenda quien cuando se interrumpe la cuenta mantiene el botón en su mano. Está bien, aceptación general repito, lograda a golpes de puro gesto, ni un fragmento, sema ni semema se filtró, ni una vocal, y mucho menos de las abiertas. Tal nuestro terror. Jugábamos, jugamos, y mientras alguien dormía, el primer reemplazante, el que sustituyó al escalador fallido, dio un salto como el del tigre en la casa del venado, y comenzó a subir hacia el manjar que de ningún modo habíamos olvidado. Respuesta instintiva al acto sorpresivo, los cinco que quedábamos del grupo original volamos, sin tocar tierra en ningún caso, lo alcanzamos a tomar de los tobillos, momento en el que otro de los nuestros que iba subiendo por el mástil le saltó encima desde allí y lo sumergió cayendo en la tinaja que aún se enjugaba las penas nuestras.. La golpiza fue de índole, que mientras pudo imploró, rogó, blasfemó, maldijo, hasta que logró, tal vez porque cargábamos con un muerto, logró que nos detuviésemos, y volviésemos en cada sí, cada uno a su lugar. Demás está decirles, que el que sustituyó al muerto, se quedó varias horas con la boca entreabierta, y con los ojos midriatizados, abiertos como de pez, y focalizados. No sé si por el esfuerzo o por qué, pero comenzamos a sentir que la boca se nos resecaba, recomenzamos a mirarnos, los labios comenzaban a arder y a resquebrajarse, la garganta quemaba, como si hubiésemos bebido agua marina, uno dormía. Podrán imaginar el desánimo que se esparció cuando comprendimos que habíamos bebido agua salada, preparada como condimento, detalle creativo del torturador. No habíamos disipado el ánimo aquél, cuando volvieron a entrar cortando los gruesos tientos de cuero que unían las pieles de la portada a golpes de puñal y espadas cortas y corvas para llevarse a uno y reduciendo el primitivo grupo a cuatro miembros. No tardó en aparecer de la tiniebla resplandeciente el tercer sustituyente, cuya mirada soberbia, torva, taimada y con
  • 29. una carga leve de criminal lascivia, se filtraba hacia nosotros, producto de mueca símil sonrisita lateral y ojillos de codorniz. Se sentó directamente el superior, miró hacia arriba y sin aviso alguno, comenzó a subir por la viga central, tan parsimonioso que al paso recibió un mordisco en uno de los desnudos talones, el izquierdo, que se lo redujo a la mitad. El alarido interminable del superado nos superó aturdiendo los pocos espacios despiertos de nuestra condición. Entre la sangre derramándose y el trozo que quedó allí, tirado en el suelo que se resistía a secarse del todo, surgió un paisaje diferente para nuestra ignominia. Contraatacó el infeliz, creyendo tal vez que se trataba de una reacción aislada, y recibió una o dos golpizas por parte del conjunto, lo que terminó por disuadirlo de su incredulidad, aunque con las piernas quebradas y un semblante sanguinolento que le bajaba por el cabello semejando una medusa bermellonada, contusa y yerta, que le ocultaba parcialmente el amoratado y aterrorizado rostro. Y entraron nuevamente, como si nos estuviesen observando, los cancerberos, de a cinco y se lo llevaron arrastrándolo de las piernas quebradas al infeliz y a otro de los nuestros, tirando hacia adentro a cambio sin más palabras que sus bruscos y precisos movimientos, a dos reemplazos de cuerpo bueno. Tres, sólo tres quedábamos de aquél comienzo hacía ya dos días con sus completas noches. Nadie pronunciaba nada, ni una lágrima. De pronto, sentimos un golpe sobre nuestras cabezas atormentadas, que produjo un hasta entonces no identificado sonido. El fragmento cocido de ciervo, nuestro desvelo hasta no tanto, había caído un metro y ahora se hallaba moviéndose invitándonos a saltar desde menor distancia. Siguió columpiándose en un pendular imperfecto durante largo rato, y debo confesarlo, no con escasa vergüenza, me dormí. Tanto es así, que no supe en absoluto lo que ocurrió en los momentos previos, cuando un atroz alboroto ausente de palabras me despertó y vi lo que vi. Forcejeaban cuatro en las alturas, caía uno, volvía a subir, mi voluntad había desertado, los dos más nuevos pugnaban por arrebatar el ciervo, y los dos más antiguos, exceptuándome claro, desesperaban en el intento por impedirlo, pero cayeron enrollados con uno de ellos. Ya en el suelo, el que había recobrado su solidez, quedó tendido malherido uno de los ignorantes, mientras el otro estiró su mano hacia el tesoro, cuando una espada la cortó con tal destreza, que lo único que logramos visualizar fue al pobre reciente manco cuando caía de espaldas, y a su noble mano caerle encima, aunque tres segundos después. Un desgarrante quejido envolvió la tienda, y al cabo de unos momentos, los tres más antiguos, a pesar de mi ánimo, matamos al audaz irresponsable, en el mismo instante en que a la carpa volvían a entrar varias tarántulas, esta vez de mayor tamaño. Quienes pudimos reaccionar, luchamos contra la invasión visible, eran decenas, no se las veía claramente porque anochecía y los rayos filtrados retrocedían con el día, pero logramos matar algunas , aunque ellas mataron a dos de los nuestros, al malherido y al manco, a los dos más nuevos, se los comían mientras se lo permitíamos en un desesperado intento distractivo, que al parecer, rindió su efecto favorable a los cinco que quedamos exhaustos pero intactos, chapoteando barro sanguinolento, bello como tintes de M eli bea, aunque confuso como nuestra moral, mezclada de muerte y asco. Cuando nos disponíamos a matar a las que seguían sobre los dos cuerpos en visceral festín abierto, o lo que de ellos quedaba, se levantó de improviso una parte de la tienda. Nada entró esta vez, ante nuestra inmóvil expectación dispuesta a todo. Seguramente, el agua que se perdió con la inversión de la tinaja, mojó el viento de yute de la estaca que retenía el parante correspondiente a esa parte del suelo, del lado
  • 30. externo de la tienda por supuesto, el sol lo resecó, y al encogerse la cuerda levantó la pared de la carpa alrededor de setenta centímetros. Esto que les digo a modo de explicación, lo deduje algún tiempo posterior a estos desdichados sucesos. En aquél momento preciso, lo que se me ocurrió –y por fortuna en coincidencia instintiva con otros dos miembros del grupo-, fue traccionar y empujar los cuerpos de los muertos con sus respectivas comensales, arrojarlos hacia fuera por el hueco, lo cual hicimos con éxito y premura, y obturar la abertura, lo que logramos, no sin antes cerciorarnos de que no quedase ninguna amiga de carne ajena del lado interno de, al fin y al cabo, de nuestro ámbito, que para el caso, ya se había convertido paradojalmente, en nuestro refugio y hogar. De inmediato -sólo habían transcurrido momentos desde que nuestra febril actividad había trasladado tierra de un lugar de la tienda hacia el agujero logrando cerrarlo-, entraron siete hombres armados y a golpes y empellones, sacaron a cuatro de los cinco que quedábamos, salvo a mí, no sé por qué, aunque me lo pregunté miles de veces, pero quedé, y también a los golpes y empellones ingresaron, con total pulcritud matemática, las cuatro sustituciones, a las que se sumaron las dos correspondientes a la cena de las tarántulas. Y así quedamos, es decir, quedé, estático, parecía un clavo de cruel madero, casi clavado por esclavo digo al piso de mi rincón que nunca llegó a rincón efectivo, pero lo fue, mientras se reiniciaba el ritual de miradas vigilantes, ya paranoides y extremadamente hostiles en absoluta reciprocidad. De este modo, pasé pasamos las siguientes horas. Creo que estaba en un ensueño, pero dio igual, mis ojos se desorbitaron y mi pecho entró en implosión y fuga, en el instante en que la pata de ciervo, nuestra divinidad inalcanzada, comenzó a descender. Bajaba lentamente desde su sitial precioso, hasta depositarse en el centro del suelo, que por entonces ya no era suelo. Y allí quedó, observada con curiosidad esquiva y extrema de quienes reconocen que en un único error va la vida. Cada uno de los siete en su respectivo espacio a simétrica y recíproca distancia, uno de los otros. Y así como así, sin que mediase anuncio, uno de los infelices que estábamos adentro, el que estaba sentado frente a mí, se semiincorporó y se lanzó volando prácticamente hacia el muslo de ciervo, el que por otra parte y sin exagerar, despedía un aroma celestial. Fue comprensible su movimiento, y de mayor comprensibilidad su consecuencia. Todos, y yo primero, demás está decirlo, todos nos abalanzamos sobre el infausto y lo matamos. Sí, lo digo y me desgarro, como si una daga de bajo filo se me ensañara extirpando de mi espalda una lonja de diez centímetros de ancho, desde la sentadera hasta el cuello, y me obsequiaran mi propia lonja para manea de animal, colmando las partes carneadas con varios puñados de gruesa sal. Sí, lo matamos, y al instante, como es de esperar a estas alturas, entraron sonrientes los hombres armados, y nos retiraron no sin reemplazo, a mí y al muerto. Fue suficiente. Se descorrieron unas pieles, hizo su entrada el sol, se abrió el portal de la tienda. Una voz que surgió de todos los ámbitos de los alrededores de mis sentidos, nos dijo: fue suficiente. El grupo humano había aprendido a defenderse.” Pero excelent mr dr, excellent, y bien, usted dirá, cómo es que logró diseñar esta delicadeza, de los muertos ni se preocupe está todo bajo control son las pérdidas estimadas para estos fines que qué fines ni fines estos son en verdad comienzos you es un verdadero artist diseñador científic mr dr, es un verdadero honor que nuestra casa lo cuente entre sus sillas.
  • 31. cierta velada en que me vi obligado a decidir mediante una pregunta histórica que él mismo me había contado. Interesante niño Mr James vuestro hijo me ha dejado perplejo con roca puntiaguda por sillón y es algo incómodo pero debo admitir que tengo una nueva idea en el coxis. Tal vez no se trate de una nueva idea Robert en pleno siglo xx sino de una muy antigua algo ancestral ultraconocido pero perdido que ya descifraremos como la escritura de la biblioteca de oro robada de la cueva de Los Tayos. Muy interesante este descanso en las rocas mis amigos volvamos tengo sed y Amparo espera en la base. Al atardecer llegó al campamento una bióloga argentina hermosa y alta serán todas así las isabelas modias en este caso me dije y quedé embelesado esperando que se acercara con sus tres hijas gemelas qué sensación tan extraña no poder distinguir en un principio el quién es quién en estas tres niñas Nieves, Nadia y Norma. Anocheciendo el gallego se la pasó parloteando en casi unidireccional y excluyente conversación con Isabela de sus orígenes comunes de lugares remotos y héroes y fundaciones y asesinatos y nos dormimos ya tarde mientras el excitado seguía hasta que uno de nosotros dijo algo así como si la visita se quiere ir yo me voy a dormir y los dejamos solos y a solas como a las cadenas de un campanario mientras la temperatura bajaba por nuestros cuerpos. Camino de mares del gigante Hércules amplias avenidas Nos traen dos trabajos que se harán con huellas profundas huellas de deberes cumplidos Fortuitas legendarias las naves nos situaron en Gades y se fueron del puerto hacia el corazón triunfante de la tierra que exaltada y bruñida con el esmero propio de aquéllos habitantes legaron una península para la europa y una razón mayor para la nueva vida. A Gerión en Tartessos le dimos hierbas de beber nos llevamos a la boca los bueyes de alta estima a punta de la espada lo griego cerró las puertas mediterráneas plantando dos columnas y manzanas áureas recogimos del premio de jardines espléndidos como edenes labrados. De todo lo demás degüello y carne para los perros que ni ladraron sangre festín de sangre polvo y racimos de necedades mujeres niños nada que llame a partir de aquí será dispuesta por la ley de los fuertes sabios al mundo una señal, Hispania. Día 3 El sol aun no se animaba y ya nos levantábamos, qué pericia qué leve es el alma de los seres vivos, todo se aplica el trabajo no es un juego ni el placer debe entrar en la tarea mientras se realiza porque es un elemento perturbador. Me encuentro animado porque estamos logrando una especie de armonía de las buenas lo cual es muy difícil de alcanzar en los grupos humanos porque la armonía no está en la naturaleza de los seres humanos, eso creo James, no está de acuerdo. Disculpe estaba concentrado en mi taza de café en realidad en el café al girarlo en sus remolinos y pensar que aquí se concentra todo el universo. Durante la jornada de trabajo larga y durísima Roberto seguiría buscando interlocución durante horas dirigiéndose a Isabel como si nadie estuviese entre ellos, eran las cinco de la mañana y el movimiento calaba los senderos en silencio cada cual con su jarro su pincel sus cepillos sus toallas sus buenos días sus sonrisas sus zapatos.
  • 32. que para entonces configuraba el manto perlado del valle, muy inquietas como si algo las persiguiese, pudimos notar desde los riscos cercanos que empollaban a gran velocidad mientras otras custodiaban el espacio con nervio y atención, armaban sus nidos incluso superpuestos las más fuertes en pie otras ya habían caído, el campo fue testigo de una vasta tragedia algo las aterraba, la noche llegó y les tendió su encanto pero nada podía con sus semblantes desorientados, los sonidos se mantuvieron firmes poco a poco cediendo nos dijimos han logrado la calma para el descanso luego de prolongarse tanto el esfuerzo tal vez quiénes sabrían su desde cuándo. Al amanecer nos acercamos para encontrarnos una gran mortandad y al lado de sus madres yacentes los polluelos y pegados a ellos con esmero los machos sentados como en duelo con los picos hundidos en la tierra como pensando, no supimos qué hacer en ese instante salvo retirarnos respetuosamente retrocediendo hacia la ciudad el valle seguía siéndolo. Los picos de los adultos cargaban alimento que conseguían cazando en los ríos de los alrededores y así en dos semanas comenzaron a levantar sus vuelos nuevamente al poniente. El terror había dibujado sus rasgos comprometiendo incluso las miradas. Una vez que se fueron trabajamos dos días limpiando y limpiando, nadie reía entre nosotros presagiamos que se estaba forjando un algo nada vital peligro activo para la vida. Nuestras edades nos preguntan las aves, setecientas vueltas de sol completas dijimos varios de nosotres, cuatrocientos cincuenta mediante señales les informaron los agricultores cotidianos que se trataba de los jóvenes. La noche posterior al trabajo impuesto por el dolor nuestra asamblea reunió las delegaciones de las ciudades de la región ‘Cisne’, la nuestra casualmente, y la sorpresa nos preocupó cuando contamos varios de nosotres lo coincidente que habíamos soñado. Resolvimos alertar la videncia en la tarea meditativa, convocar a les ancianes de gran edad, y enviar mensajes al naciente lejano con el objeto de lograr comprender lo que allí perturbara la vida de las aves. Los días se hicieron lentos, desapacibles, consideramos una trágica señal contra la vida misma el suceso sufrido por las aves. Nos alarmaba sobremanera la mortandad prematura de las madres, conocíamos estos sucesos en pulpos hembra cuando sienten acoso y las historias comenzaron a multiplicar experiencias menores similares en medusas y peces que habíamos notado sin valorar adecuadamente. Medio año mayor había transcurrido desde que en nosotres se había dibujado aquél semblante que vimos en las aves, y con razones suficientes como para recordar nuestro antiguo dolor que decidió aquélla partida hacia este suelo. Ahora ellas corrían hacia los confines desde donde vinimos, y la zozobra nos crecía silenciosa y corroyente con la eficacia devastadora del sufrir que producen incertidumbre, miedo y desamparo. A cada paso comentábamos la notoria disminución del tamaño de las aves nacentes aquélla mañana, sabíamos que era otro, las conocíamos desde que nos acompañaban en nuestras desventuras, éramos amiges desde tiempos distantes y hasta podíamos comprendernos recíprocamente, formaban parte cierta de nuestra bella cotidianeidad. Sus terrores fueron nuestros y para nosotres una clara señal de advertencia. Y así lo actuamos sin pérdida de una mínima medida de tiempo. Comenzamos el despliegue de habilidades para medir cambios drásticos en el clima, leímos las visiones cósmicas nocturnas y en vigilia observamos medimos al de grandes anillos y al mayor con sus lunas, dispusimos que viajen delegaciones al poniente con el objeto de medir todas las variables de los acontecimientos que hubiesen podido provocar tal comportamiento y tal desenlace en la vida de las aves. Nuestra vida cambió desde ese instante, los niñes ya no reían tanto desde adentro sin que medie el pensar, reían y observaban a sus alrededores como buscando apoyos o negativas en los adultos