1. La Historia de la Hija del
Tejedor*
Venerable U Silananda
Hoy día les contaré la historia de la Hija del Tejedor. Esta
historia aconteció durante el tiempo del Buddha. De esta
historia nosotros podemos aprender algunas lecciones.
Aprendemos que es bueno mantener la continuidad de la
práctica de meditación y también aprendemos los beneficios
de la meditación de la muerte.
En una ocasión el Buddha fue a una ciudad llamada Alavi. La
gente de esa ciudad invitó al Buddha a comer. Después de la
comida el Buddha impartió una plática del Dhamma. El
Buddha les enseñó la meditación de la muerte (recolección de
la muerte). La recolección de la muerte no es meditación
vipassana. Es uno de los cuarenta tipos de meditación de
tranquilidad (samatha), pero es benéfico practicar esta
meditación. El Buddha exhortó a esa gente a practicar esta
meditación diciendo: "Ustedes deberían reflexionar así, 'mi
vida es incierta; mi muerte es cierta; estoy seguro que moriré;
la muerte será el fin de esta vida; la vida es inestable pero la
muerte es segura'". De esta manera nosotros deberíamos
practicar la recolección de la muerte.
2. El Comentario dice que cuando se practica la meditación de la
muerte, es posible obtener beneficios. Aquellos que no han
practicado la meditación de la muerte, temblarán y tendrán
miedo cuando llegue la última hora y morirán atemorizados.
De la misma forma que un hombre sin una vara se siente
atemorizado al ver una serpiente. Pero aquellos que han
practicado la meditación de la muerte no tendrán miedo
cuando llegue su última hora como un hombre resuelto que al
ver una serpiente a la distancia la puede quitar y echar a un
lado con su vara. Es por esto que el Buddha aconsejó
practicar la meditación de la muerte.
Podría parecer extraño que cuando practicamos este tipo de
meditación nosotros perdemos el miedo a la muerte; no
totalmente pero parcialmente perdemos el miedo a la muerte.
Esto es así porque cuando reflexionamos muchas veces en la
muerte, nosotros nos familiarizamos con esta experiencia. Y
cuando realmente la muerte viene, podemos hacerle frente sin
mucho miedo. El método del Buddha es encontrar la muerte
cara a cara en vez de escapar. El consejo del Buddha podría
ser el opuesto de lo que la gente hace hoy en día. Hoy en día la
gente no quiere escuchar acerca de la muerte; la gente no
quiere pensar en la muerte. A pesar de que la gente no quiere
pensar en la muerte, la muerte seguramente vendrá un día y
no es posible escapar. Por lo tanto, es mejor estar preparados
y no asustados cuando llega el último momento de la vida.
El Buddha le enseñó a esa gente a practicar la meditación de
la muerte. Pero el Comentario explica que con excepción de
una muchacha de dieciséis años, que era la hija de un tejedor,
nadie tomó en serio este consejo de Buddha. Con excepción de
esta muchacha todos siguieron sus caminos y se olvidaron del
3. consejo del Buddha. Después que el Buddha regresó a la
ciudad de Sāvatthi la muchacha practicó la meditación de la
muerte todos los días por tres años.
Un cierto día, tres años después, mientras el Buddha
examinaba el universo en búsqueda de seres con suficiente
madurez para alcanzar la iluminación, esta muchacha entró
en la mente del Buddha. El Buddha comprendió que esta
muchacha tenía la potencialidad para alcanzar la iluminación.
Y el Buddha supo que le haría cuatro preguntas a la muchacha
y que ella las respondería correctamente. Entonces, el Buddha
fue nuevamente a Alavī. Cuando llegó allí, la gente lo invitó a
comer. Después de la comida, el Buddha estuvo esperando
que la muchacha llegara. No obstante que había una multitud
de gente esperando que el Buddha diera una exposición del
Dhamma, la muchacha no estaba allí. El Buddha pensó, "para
beneficio de esta persona he venido y ella no está aquí".
Entonces, el Buddha esperó en silencio. Y cuando el Buddha
mantiene silencio, se dice que nadie se atreve a pronunciar
una palabra.
Ahora cuando este muchacha escuchó que el Buddha había
llegado a la ciudad, ella se regocijó. Ella tenía mucha devoción
por el Buddha. Estaba muy contenta y decidió ir a ver al
Buddha a escuchar su enseñanza. Pero ese mismo día, su
padre le dijo: "Hay una prenda en el telar que falta
completar". El padre le dijo: "Debo terminarla hoy mismo.
Rápido llena la lanzadera de hilo y tráela". Ella pensó: "¿Qué
debo hacer? ¿Voy a ver al Buddha y escucho su enseñanza o
hago lo que mi padre me ha solicitado?" Después ella
comprendió: "Si no le traigo la lanzadera a mi padre, él me va
4. a golpear. Entonces, primero llenaré y le daré la lanzadera y
esperaré para escuchar el Dhamma". Esto significa que ella
llenaría y le entregaría la lanzadera a su padre y después iría a
ver al Buddha. Entonces, ella llenó la lanzadera, la puso en
una canasta y se fue a donde su padre estaba trabajando en el
taller del tejedor.
Pero cuando estaba en camino ella se acercó a la multitud que
estaba esperando que Buddha impartiera una enseñanza del
Dhamma. Ella se paró en extremo externo de esa multitud
mirando al Buddha. El Buddha la vio desde la distancia.
Cuando el Buddha la miró, ella comprendió que el Buddha
quería que se acercara. Quizá fue el gesto en los ojos del
Buddha. Entonces, ella dejó la canasta en el suelo y se acercó
al Buddha. Cuando estuvo cerca, el Buddha le hizo cuatro
preguntas.
La primera pregunta que el Buddha hizo fue: "¿De dónde
viene?"
Y ella respondió: "No sé".
Luego el Buddha hizo la segunda pregunta: "¿A dónde va?"
Y ella dijo: "No sé".
Y el Buddha hizo la tercera pregunta: "¿No sabe?"
Y ella dijo: "Yo sé".
La última pregunta fue: "¿Sabe?
5. Y ella respondió: "No sé".
Y cuando escuchó sus respuestas, la multitud se sintió
ofendida. Ellos dijeron: "Esta muchacha le está diciendo
cualquier cosa al Buddha. Ella está bromeando". La gente la
censuró pero el Buddha les pidió que permanecieran en
silencio.
"¿Por qué dijo 'no sé' cuando le pregunté de dónde viene?" El
Buddha le preguntó. Y ella dijo: "Venerable Señor, usted sabe
todo. Esto significa que usted sabe de dónde vengo. Vengo de
mi casa, de la casa de mi padre el tejedor. Usted ya sabe esto.
Entonces, cuando me he hizo esta pregunta, yo pensé que
usted no me estaba preguntado de que lugar vengo, sino de
que existencia vengo cuando renací aquí. Dado que no
conozco de donde vengo cuando renací en esta existencia, mi
respuesta fue negativa". Cuando ella dio esa respuesta, el
Buddha se sintió muy complacido y dijo: "Muy bien, muy
bien. Ha respondido a mi pregunta correctamente". El
Buddha la elogió por haber podido responder la pregunta.
Después el Buddha continuó: "Cuando le pregunté 'a dónde
va', ¿por qué dijo 'no sé'?" Y ella respondió: "Venerable Señor,
usted sabe que yo voy al taller de mi padre. Yo no pensé que
usted me preguntó eso. Lo que usted me estaba preguntando
era si yo sé donde renaceré después de esta vida. Y como eso
no lo sé, por esta razón yo dije que no sé". Nuevamente el
Buddha dijo: "Muy bien, muy bien. Ha respondido la pregunta
correctamente". Y ella recibió un segundo elogio.
Ahora el Buddha le dijo: "Cuando le pregunté si no sabía, ¿por
qué dijo 'yo sé'?" Ella respondió: "Venerable Señor, yo pensé
6. que cuando me preguntó si no sabía, usted me estaba
preguntado si yo no sabía que mi muerte es segura. Yo sé que
mi muerte es segura y por esta razón respondí
afirmativamente". Y el Buddha dijo: "Muy bien, muy bien".
La última pregunta del Buddha fue: "¿Por qué dijo 'no sé
cuando le pregunté si sabía?" Ella respondió: "No obstante
que yo sé que mi muerte es segura, no sé cuando moriré, ya
sea en la mañana o a la tarde, si será este mes u otro mes. Yo
no sé cuando vendrá la muerte. Por eso dije esto". Y el Buddha
dijo: "Muy bien, muy bien. Ha respondido a mi pregunta
correctamente". Ella había respondido las cuatros preguntas y
después de cada respuesta el Buddha tuvo palabras de elogio
hacia ella. Al final el Buddha le dijo a la multitud: "Ustedes no
sabían el significado de mis preguntas y por eso criticaron a
esta muchacha. Pero ella comprendió y respondió
correctamente. Aquellos que no poseen el ojo de la sabiduría
son ciegos, mientras quienes poseen el ojo de la sabiduría son
los que ven". Y después el Buddha pronunció un verso:
Este mundo es ciego. Pocos aquí ven claramente. Como un
pájaro liberado de la red, pocos van al cielo.[1]
Aquí el Buddha dice que este mundo es ciego. Esto significa
que la mayoría de la gente no es inteligente; la mayoría de la
gente no posee sabiduría. Por lo tanto el mundo es ciego. Los
que ven las cosas claramente son pocos. Esto significa que
ellos han practicado meditación vipassana y ven la verdadera
naturaleza de las cosas. Estas personas son pocas. Y aquellos
que renacen en lo planos celestiales y que alcanzan el Nibbāna
son muy pocos como son pocos los pájaros que escapan
después de haber sido atrapados en la red de un cazador. El
7. Buddha pronunció este verso y al final del mismo la muchacha
alcanzó el primer estado de iluminación (Sotāpanna).
En esta historia, la muchacha pudo responder las preguntas
del Buddha correctamente porque ella había practicado
constantemente durante tres años la meditación de la muerte.
Es por esto que cuando el Buddha le preguntó si ella sabía o
no sabía, ella puedo entender el significado de las preguntas.
Si no hubiera practicado meditación constantemente, ella no
hubiera podido responder las preguntas correctamente. O
incluso ella no hubiera ido a ver al Buddha. Pero debido a que
estuvo practicando meditación durante tres años, ella sentía
devoción por el Buddha. Es por esto que cuando escuchó que
el Buddha había venido a su ciudad, ella decidió ir a verlo.
Esto muestra que es importante que practiquemos meditación
regularmente. Si uno practica por un día, luego abandona y
practica nuevamente después de un mes o dos o tres meses,
esta práctica no sería benéfica y no sería posible progresar.
Esta historia muestra que debemos practicar constantemente;
esto significa que debemos practicar diariamente. Cualquier
meditación que nosotros escojamos, deberíamos practicarla
diariamente y de esta manera estar listos cuando venga la
oportunidad.
Entonces, es importante que mantengamos nuestra práctica
activa y regular. Si tenemos el deseo y la determinación de
mantener la práctica, pienso que es posible meditar incluso
cuando uno está muy ocupado. En este país la gente dice que
está ocupada y que es difícil tener tiempo para practicar
meditación. Pero si uno decide meditar, pienso que uno
encontrará el tiempo para hacerlo. La otra cosa es la
8. meditación de la muerte. No obstante que es una meditación
de tranquilidad (samatha), es bueno practicar esta meditación
y como se explica en el Comentario nosotros podemos
beneficiarnos de este tipo de meditación.
Cada vez que leemos historias como ésta, vemos que al final
del verso la persona en cuestión alcanza la iluminación.
Parece fácil alcanzar la iluminación con simplemente escuchar
un verso. Un verso tiene treinta y dos sílabas. ¿Cuántos
segundos se requieren para decir treinta y dos sílabas? Quizá
diez o veinte segundos. Después de diez o veinte segundos, la
persona alcanza la iluminación. Ésta es la impresión que
obtenemos al leer estas historias. Nos quedamos con la
impresión que esta gente alcanzó la iluminación sin practicar
meditación vipassana. Pero estos detalles no se mencionan en
las historias. El Comentario dice que no puede haber
desarrollo mental y el logro de la iluminación sin practicar
meditación vipassana. Entonces, cuando leemos que una
persona alcanzó la iluminación después de escuchar un verso,
debemos comprender que él o ella pasaron por las diferentes
etapas de la meditación vipassana. No obstante que se alcanza
la iluminación tan rápido como en un chasquido de dedos,
esta persona debe haber tenido que practicar meditación
vipassana. A pesar que solamente tenemos registrado el verso,
pienso, que el Buddha debe haber enseñando algo más que
este verso.
Se dice que el Buddha hablaba muy rápido. Cuando nosotros
decimos una palabra, el Buddha puede decir ciento veintiocho
palabras. Esto significa que el Buddha puede hablar ciento
veintiocho veces más rápido que nosotros. Por lo tanto, si el
Buddha hablaba cinco minutos, ¿cuántas enseñanzas podía
9. impartir? Es por esto que solamente la enseñanza impartida
por el Buddha en un periodo de sentado puede incluir una
colección (Nikāya), es decir, quizá mil páginas. Entonces, el
Buddha debe haber enseñado más que este verso; el Buddha
debe haberle explicado el verso y también enseñado como
practicar meditación. Mientras escuchaba la enseñanza del
Buddha, la muchacha debe haber meditado y pasado por las
diferentes etapas de la meditación vipassana. Gente como ella
ha adquirido y acumulado perfecciones (pāramī) en el pasado;
han practicado en sus vidas pasadas; es por esto que están
maduros para alcanzar la iluminación. Son como la flor del
loto lista para abrirse cuando aparecen los primeros rayos del
sol. Por esta razón el Buddha da una instrucción o enseñanza
y ellos pueden alcanzar la iluminación. Por lo tanto, cada vez
que leemos estas historias, debemos entender que hay que
pasar por las etapas de la meditación vipassana para poder
alcanzar la iluminación. Sin pasar por las etapas de la
meditación vipassana, no es posible alcanzar la iluminación.
En esta historia la muchacha alcanzó el primer estado de
iluminación (Sotāpanna). Después de esto, ella tomó su
canasta con la lanzadera y fue al taller donde estaba su padre.
Cuando llegó al taller, su padre estaba dormido en el telar.
Ella no se percató que su padre estaba dormido. Por accidente
dejó caer la canasta. Su padre se despertó abruptamente por
este ruido y accidentalmente movió una parte del telar. Esta
parte del telar golpeó a la muchacha en el pecho y como
resultado de este golpe ella murió y renació en el plano de los
devas.
El padre de la muchacha sintió intenso pesar y decidió ir a
reportarle esto al Buddha. El Buddha le expuso el Dhamma y