La insulina existe como una molécula monomérica compuesta de dos cadenas de aminoácidos unidas por puentes de disulfuro. Cuando se secreta, la insulina se ensambla en dímeros bajo la luz y luego en hexámeros en presencia de cinc. Tanto los dímeros como los hexámeros adoptan una estructura tridimensional conservada gracias a puentes de disulfuro y hélices que contribuyen a la estabilidad de la proteína.