2. El general Porfirio Díaz, precisamente por su vocación militar y patriotismo, conocía a
fondo la estructura del Ejército, dando “inicio a la tradición mexicana de otorgar cargos
político-administrativos a cambio de guardar lealtad al presidente.
3. “MILITARISMO” SIN MILITARES
Más que un afán por democratizar al país, Ávila Camacho maniató a los generales después de
haber sobrevivido a su contienda política en la que todos sus adversarios políticos eran
precisamente militares.
Lázaro Cárdenas se pronunciaría por que en los procesos políticos pudiera y debiera intervenir
el Ejército, “no como masa deliberante [sino] como corporación clasista que recordara a una
disciplina colectiva y alto pensamiento de patriotismo y dignidad,
4. Ya designado Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas, para diversos sectores militares
nada de esto fue suficiente para garantizar, por una parte, que el Presidente de la República no
abusara de la fuerza del Ejército con la intención de perpetuarse en el poder
Durante el gobierno de Vicente Fox, convenció al alto mando militar de que en las escuelas
militares “la semilla debe producir frutos de respeto a los derechos humanos, amor al prójimo,
deseo de libertad y de paz, aceptación de las diferencias y otros semejantes.
5. EJÉRCITO “POPULAR”
Contrario a sus pasadas etapas elitistas, las fuerzas armadas se han venido integrando con gente del pueblo, en su mayoría jóvenes que
ven en el Sistema Educativo Militar una oportunidad única para asegurarse una profesión que no siempre es, en su estricto sentido, la de
las armas.
De todos sus planteles egresan jóvenes soldados convencidos de que el país necesita de todo su potencial, su iniciativa y su entusiasmo.
USOS Y COSTUMBRES:
Cada gobierno, esgrimiendo la “razón de Estado”, replantea el tema de la seguridad en relación directa con el sistema democrático que
pretende impulsar.
Una de las más graves amenazas, el narcotráfico, considerado desde hace mucho tiempo un asunto de seguridad nacional, el Estado
mexicano ordenó reforzar militarmente su combate, dejando en segundo término el seguimiento puntual de la presencia y acciones de
grupos subversivos que actúan en buena parte del territorio nacional.
6. DE CARA A LA NACIÓN
Para algunos sectores políticos, aunque más partidistas que políticos, el discurso militar
representa una amenaza, más que un posicionamiento nacionalista.
Acostumbrados a ver al Ejército como un artículo de uso a conveniencia y a los soldados como
elementos “desechables”, los líderes civiles, sobre todo dentro del Poder Legislativo, se sintieron
llamados a poner doble cerrojo a la puerta por donde, según ellos, los militares pensaban colarse
a la política, especulando sobre arribazones anticonstitucionales.
7. POLÍTICA MILITAR
Política interior
Constituida por el conjunto de actividades tendentes a realizar la lucha por el poder, el
sostenimiento en éste cuando se ha logrado, el mantenimiento del pueblo y del gobierno y la
realización de los ideales y objetivos nacionales, todo ello dentro del pueblo y territorio del
Estado.
Política exterior
En países desarrollados, que han alcanzado un alto grado de madurez política, los gobiernos le
conceden a la política exterior la máxima importancia sin descuidar, desde luego, el
cumplimiento de sus obligaciones en cuanto a sus objetivos a lograr en el interior.
8. Política militar
Ésta es la parte de la política general que se encarga de crear y preparar las EL EJÉRCITO,
AGLUTINANTE Y SOPORTE DE UNA NACIÓN EN CRISIS 199 fuerzas armadas que la política
general necesita, para garantizar la seguridad nacional y para apoyar su acción en el exterior.
La política militar tiene por objeto poner en forma militarmente al Estado; crear el útil armado
que éste necesita para realizar su tarea, a pesar de las oposiciones internas o externas que
requieran la aplicación de la fuerza.
9. SANA DISTANCIA
Los altos mandos de las tres armas, Ejército, Marina y Fuerza Aérea, se mantienen
absolutamente ajenos a los vaivenes de la precaria y errática política nacional, porque cualquier
paso en falso simplemente colocaría a las fuerzas armadas en el mismo nivel de vulgaridad en
unos casos y de perversidad en otros.
Las fuerzas armadas dejaron hace tiempo de ser una comparsa dentro del sistema político
nacional, para convertirse en un factor no sólo de poder, sino ejemplo de planeación de largo
plazo que permite disponer a la nación de tropas mejor adiestradas, moralmente fortalecidas y
con un alto sentido del nacionalismo.
10. AL EJÉRCITO LO QUE ES DEL EJÉRCITO
Tras la caída política del PRI y la llegada al poder del panista Vicente Fox, el Ejército reclamó para sí su lugar,
no sólo dentro del sistema político nacional, sino, de alguna manera, en el concierto mundial.
Dentro del Ejército no caben las revanchas ni las purgas que imaginan algunos o que dejan filtrar otros que
se sienten desdeñados o menospreciados por sus superiores.
Cada año, los cuerpos de mando en todo nivel se someten a exámenes rigurosos para alcanzar el grado
inmediato superior.
Los militares merecen ser ejemplo, avanzar junto con la nación y man tener la confianza de la seguridad. La
confianza es una actitud que se forta- lece con los años. No se conquista de un momento a otro.
11. TAMBIÉN SE CANSAN
Los mexicanos confían en sus soldados, pero los políticos ni siquiera los conocen y en muchas
ocasiones ha quedado demostrada su falta de interés por conocerlos.
Mientras la sociedad los ve como el apoyo más efectivo para sus penurias, llámense desastres
naturales o violencia delincuencial, aquéllos los consideran como mexicanos de segunda,
artículos “desechables” y gente a la que hay que tener metida en sus cuarteles.
12. REALIDAD SOCIAL
El sector militar está conformado por solamente 0.22% de la población total del país, es decir, menos
de 1% de los ciudadanos mexicanos.
Con esta cantidad realiza sus labores en tierra, mar y aire y establece su presencia a todas horas del
día y por todo el año en los sucesos infortunados o no, de todas las regiones del país, sin importar las
condiciones climáticas imperantes.
El Ejército conforma una institución que da confianza y responde con hechos tangibles y mesurables,
por lo que la sociedad mexicana lo valora y lleva no sólo en la memoria, sino también en la conciencia,
que ante cualquier tipo de crisis que recurrentemente enfrenta la nación, ahí estará el Ejército para
aglutinar fuerzas y apoyar a quien lo necesita.