El documento analiza las perspectivas comerciales mundiales, regionales y nacionales para 2016. A nivel mundial, se pronostica un leve incremento del comercio por encima del producto mundial. Para América Latina, el producto y las exportaciones se mantendrían estancados. En Argentina será difícil volver a crecer, pero la corrección de los desequilibrios macro permitirá una progresiva reactivación del sector externo y una normalización de las exportaciones agroindustriales.
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Perspectivas comerciales 2016: El mundo, la región, el país
1. Indicadores de Coyuntura Nº 571, diciembre de 201520
Perspectivas comerciales 2016:
El mundo, la región, el país
Para 2016 se pronostica un leve incremento del comercio mundial por encima del producto
mundial. Para América Latina, en cambio, el producto y las exportaciones se mantendrían
estancados. En ese contexto será difícil para la Argentina volver a crecer; sin embargo,
la corrección de los desequilibrios macro permite anticipar una normalización de las
exportaciones agroindustriales y una progresiva reactivación del sector externo.
*Economistas de FIEL. ** Asistente de FIEL
Indicadores de Coyuntura Nº 571, diciembre de 201520
Por Marcela Cristini*, Guillermo Bermúdez* y Andrés Sicouri**
Sector externo
2. 21Indicadores de Coyuntura Nº 571, diciembre de 2015 21
Sector externo
E
l comercio internacional
forma parte de los meca-
nismos económicos que
alientan el crecimiento y la mo-
dernización de los países, pero
sobre todo, asegura que los
habitantes de cada país saquen
partido de las oportunidades in-
ternacionales para aumentar su
calidad de vida.
En la Argentina de la última dé-
cada, los lazos que aseguran la
transmisión de los beneficios del
comercio para los países, fueron
alterados, ignorados y, en varios
casos, cortados. Así, la Argenti-
na se fue alejando del mundo
comercial y perdió preeminen-
cia aún en los mercados que li-
deraba como el del trigo, la soja
y las carnes vacunas. En la nueva
etapa que se abre a partir de di-
ciembre, la Argentina volverá al
mundo. Cabe preguntarse: ¿qué
encontrará? y ¿cómo deberá prepararse?
Analizando primero las perspectivas del entorno comer-
cial mundial, las tendencias son de un crecimiento muy
moderado. Las últimas estimaciones de la Organización
Mundial del Comercio pronostican un aumento del vo-
lumen del comercio mundial del 3,9% para 2016, lo que
estaría levemente por arriba del crecimiento del produc-
to mundial, pronosticado por el Fondo Monetario Inter-
nacional en 3,6%. Si estos datos se confirman, el mundo
volvería, tibiamente, al “sendero de globalización” que
abandonó en 2012.
En efecto, entre 1990 y
2012, el mundo creció al
ritmo del 3-3,5% anual en
promedio y el comercio
lo hizo al 5%. Esta globa-
lización comercial fue el
resultado del cambio tec-
nológico que favoreció la
formación de cadenas de
valor. Éstas combinaron
varios aspectos: las venta-
jas comparativas de cada
uno de los países en la fa-
bricación de productos finales a costos accesibles, apro-
vecharon el cambio de orientación de China hacia una
economía de mercado, recibieron una mayor demanda
por la reducción de la pobreza y la ampliación de la cla-
se media en los países en desarrollo y se beneficiaron de
un clima político internacional sin grandes turbulencias.
En este último caso, lamentablemente, sin que pudiera
superarse el surgimiento de conflictos localizados que
siguieron exhibiendo la presencia de fricciones interna-
cionales entre las principales potencias.
La conflictividad mundial actual, aunque generando ma-
yor preocupación que en el pasado, sigue estando acota-
da a problemas identificados (conflicto de Medio-Orien-
te) y su desarrollo político sugiere una confluencia de
intereses para generar soluciones más que una divergen-
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Gráfico 1. Comercio Exterior de Argentina
Exportaciones, Importaciones y Balance Comercial
Millones de USD - Acumulado 12 meses
1991-Oct 2015
“En la punta del Cono Sur,
la Argentina es el país que
muestra el comportamiento más
alarmante de la dupla actividad-
comercio externo.”
Fuente: elaboración propia en base a INDEC
cia que pudiera acarrear problemas mayores. Además,
esta situación parece impulsar mayores esfuerzos para
despejar al sistema económico internacional de obstá-
culos para el crecimiento. Allí, delicados equilibrios de
competencia y cooperación subyacen en las relaciones
de Estados Unidos y China y en los nuevos acuerdos de
comercio e inversiones regionales.
En la región latinomericana, el clima económico del
mundo previo a la crisis financiera internacional (2008-
09) y a sus secuelas (crisis europea de 2012) benefició a
los países por el aumento
de los precios de las ma-
terias primas (el petróleo
y la minería primero, y
los alimentos, luego). Los
analistas hablan de un
“súper-ciclo de las com-
modities”. Este súperciclo
habría llegado a su fin.
Entre los organismos re-
gionales que siguen el des-
empeño latinoamericano,
el Banco Interamericano
de Desarrollo ha sugerido
que durante ese súper-ciclo varios países de la región
aprovecharon la situación favorable para consolidar sus
posiciones macroeconómicas y generar reglas que mo-
deraran los ciclos económicos muy marcados que habían
caracterizado a la región desde los años 70. Según el
análisis del Banco Mundial, la tasa de pobreza descendió
del 42% al 25% entre 2002 y 2012 y por primera vez en
su historia, el número de personas de clase media su-
peró al número de pobres en la región. Los analistas de
los dos organismos multilaterales sostienen que a pesar
del avance, América Latina enfrenta el nuevo panorama
de menor crecimiento mundial sin haber superado su si-
tuación crónica de baja productividad (a excepción de
la producción de commodities), altos costos logísticos,
baja eficacia educativa y funcionamiento deficiente de
la gestión del Estado. Coincidiendo con este diagnóstico,
3. Indicadores de Coyuntura Nº 571, diciembre de 201522
la CEPAL señala que en 2014, América Latina sólo creció
un 1,5%. Ese promedio es el primero en una década en
estar por debajo del promedio de los países más avanza-
dos pertenecientes a la OCDE.
El pronóstico de CEPAL para el crecimiento regional en
2015 es aún más bajo, del 0,5%, aunque con grandes dis-
paridades a nivel regional. Según este organismo, Amé-
rica del Sur mostraría una contracción de 0,4%, Centro-
américa y México un crecimiento de 2,8%, y el Caribe,
de 1,7%. Las diferencias responderían a los estímulos
externos diferenciales. En el norte, los países latinoa-
mericanos están asociados al ciclo de los Estados Unidos
que muestra cierta recuperación. En el sur, los países
se vinculan con el mundo a través del mercado de com-
modities, cuyos precios han bajado y donde los deman-
dantes más dinámicos (China) enfrentan bajas tasas de
crecimiento. Para el Fondo Monetario Internacional, las
tasas de crecimiento son muy semejantes a las ya ex-
puestas y su pronóstico para 2016 anticipa un magro
crecimiento del 0,8% para la región, con una tasa del -1%
para Brasil y del -0,7% para la Argentina.
Junto con el estancamiento de la actividad económica,
desde 2012 y hasta 2014 las exportaciones de la región
latinoamericana se encuentran estancadas en valor. Sus
precios promedio se han reducido, pero los países han
hecho un esfuerzo para compensar la situación por vía
del aumento de las cantidades vendidas al exterior. En
2015, las exportaciones e importaciones totales en valor
volvieron a contraerse, en promedio, en torno de un 4%.
Pero como también ocurría con el caso de la actividad
económica, el comportamiento del comercio externo va-
ría por países. En los países asociados al ciclo de los Es-
tados Unidos, se registraron aumentos de exportaciones
e importaciones (también ocurrió lo mismo en Bolivia) y
en los países de América del Sur se registraron reduccio-
nes. La Argentina figura al tope de esas contracciones,
siguiendo a Venezuela. Estos dos países se destacan por-
que la contracción exportadora iguala a la importadora.
En el resto de los países de América del Sur, que tienen
acceso a los mercados financieros internacionales, fue
posible financiar la brecha comercial y evitar una con-
tracción significativa de importaciones, dada la necesi-
dad de mantener el abastecimiento de insumos y bienes
de capital para sus economías.
Como se ha visto hasta aquí, el mundo se encuentra en
una situación de estancamiento de actividad y comercio,
en la que los países principales buscan poner en mar-
cha los factores de la reactivación. La región repite el
escenario pero agravado en el caso de América del Sur,
debido a la evolución desfavorable de los mercados de
commodities. En la punta del Cono Sur, la Argentina es el
país que muestra el comportamiento más alarmante de
la dupla actividad-comercio externo. En nuestra región,
sólo Venezuela con su economía anárquica presenta peo-
res resultados en estos indicadores.
En 2016, la Argentina deberá empezar a trabajar en re-
vertir su escenario insatisfactorio. Es difícil que la eco-
nomía pueda reactivarse inmediatamente, pero la situa-
ción del sector externo comercial puede ser diferente.
sector externo
En el Gráfico 1 se ve la evolución de largo plazo de nues-
tra balanza comercial.
Durante los 90, con exportaciones e importaciones cre-
cientes, el saldo comercial fue negativo en promedio,
acompañado de inversiones y modernización económica
que usaban insumos importados, pero también reflejan-
do un creciente atraso cambiario que no se corrigió de-
bidamente y que, con el tiempo, engendró la megadeva-
luación de 2001. Con esa corrección, las exportaciones
tuvieron una rápida respuesta, a la vez que la contrac-
ción del nivel de actividad fue acompañada por una con-
tracción marcada de importaciones. Desde entonces y
hasta 2007, los muy favorables términos del intercambio
y el impulso del dólar alto generaron una expansión del
comercio con saldos de balance comercial positivos que
financiaron a la economía. No fue ajena a ese resultado,
la evolución favorable del Brasil junto con su apreciación
cambiaria. Desde 2007, los impulsos iniciales se fueron
apagando sin que los reemplazara una estrategia expor-
tadora de largo plazo. Por el contrario, las autoridades
declaraban que su estrategia se basaba en la sustitución
de importaciones.
Entre 2012 y la actualidad, las exportaciones han mos-
trado una tendencia negativa acompañadas por las im-
portaciones, que fueron “acomodadas” a esa situación a
través de rígidas normas de comercio administrado. Para
el gobierno era necesario mantener un saldo comercial
que financiara a un país que no podía endeudarse en los
mercados internacionales. Pero como también ocurrió en
otros capítulos económicos, el fracaso exportador trató
de ser disimulado con “maquillaje” estadístico. Si bien
aún hoy el INDEC exhibe un saldo comercial positivo has-
ta octubre de este año, es probable que ya haga algunos
meses que estemos en terreno negativo.
Las primeras medidas del próximo gobierno, cualesquie-
ra que sean, tenderán a recuperar los equilibrios macro-
económicos y ello, por sí mismo, resultará en un aliento
a las exportaciones. En el corto plazo, la normalización
de las exportaciones agroindustriales podría sumar entre
USD 4000 y USD 5000 millones (para el primer trimestre),
por encima del ciclo normal de ventas. Más allá de este
efecto, la recuperación de los incentivos de precios y
tipo de cambio y la recobrada libertad de comercio po-
drá mostrar una respuesta rápida para expandir las ven-
tas en la medida en que se vaya también recobrando la
capacidad de importar insumos. Lamentablemente, en
esta ocasión, la debilidad de la demanda y la moneda
brasileña, en contraste con el pasado, jugará en contra
del repunte exportador. En el mediano plazo, a diferen-
cia del ciclo anterior de 2001, la economía no cuenta
con un exceso de capacidad instalada ya que hace tiem-
po que las inversiones productivas son muy bajas en el
país. Por lo tanto, el despegue será más lento y se hará
sin viento de cola de los precios internacionales. Habrá
necesidad de más políticas que promuevan la recupera-
ción de la competitividad de largo plazo (menores cos-
tos de logística, modernización de productos, capacidad
gerencial para el comercio exterior). El avance será más
parsimonioso que en los 2000, pero es de esperar que
esto ocurra acompañado de un horizonte con mayor pro-
yección y sobre bases más sólidas.